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Enero 24, 2016 www.elolivo.org.mx “El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo”. (Mateo 13 44) Cuando Jesús habla del Reino de Dios o del Reino de los Cielos, que es como lo expresa el evangelio de Mateo, Jesús está hablando de una realidad que Él añora, una realidad que Él desea en lo más profundo de su corazón y de la cual se siente parte integrante. Jesús vino a instaurar de manera definitiva, con sus obras y con sus palabras, ese Reino de Dios entre nosotros. Recordemos lo que dijo en la sinagoga de Nazaret, cuando hizo la lectura del texto del profeta Isaías: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva; me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos; para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor” (Lucas 4: 18-19). Algunos creyeron en Él y lo siguieron, y otros no; y en nuestro tiempo sucede lo mismo: algunos queremos que Dios sea y actúe como el único dueño y soberano de nuestro ser, de nuestro mundo y de nuestra historia, aunque muchas veces hacemos cosas que van en contra de este deseo, y muchos otros ni siquiera saben de qué se trata este asunto; unos buscan a Dios pero sólo esperan de él la solución a sus problemas y necesidades, y otros, en cambio, piensan que Dios es para ellos un estorbo que tienen que eliminar de su pensamiento y de su vida, y también del pensamiento y de la vida de los demás. Jesús nos enseña en esta parábola, que la verdad de Dios, su señorío, su amor y su bondad, son tan deseables para todos los hombres y todas las mujeres, de todos los tiempos y de todos los lugares. Que bien vale la pena sacrificar lo que somos, lo que tenemos y aun lo que hemos conseguido con esfuerzo y tesón a lo largo de nuestra vida, para que Dios sea de verdad, parte integrante de nuestra historia humana, para que llene nuestra mente y nuestro corazón con Su presencia y Su amor inigualables. Vale la pena entonces, con motivo de esta parábola de Jesús, preguntarnos: ¿Qué significan Dios y las cosas de Dios para mí? ¿Qué lugar tiene Dios en mi corazón y en mi vida? ¿Cómo me relaciono con Él? ¿Qué estoy dispuesto a hacer para que su amor y su bondad sean conocidos en el mundo entero? La respuesta es muy personal y exige una reflexión profunda. Sean todos bienvenidos “Que la palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros, con toda sabiduría enseñándoos y amonestándoos unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando a Dios con acción de gracias en vuestros corazones”. Colosenses 3:16 El Olivo nos enseña al menos tres grandes verdades en la vida cristiana: Su Aceite nos recuerda la búsqueda de la Unción de su Espíritu. Su Madera nos recuerda su fortaleza y servicio en el Reino de Dios. Sus Raíces nos recuerdan la importancia de estar arraigados y cimentados en su preciosa Palabra. EL OLIVO, A. C. Pastor General Javier Escamilla R. Pastor Asociado Pablo S. Torres Secretaria Rosy Escamilla Tesorero Alejandro Sanmiguel Boletín Bertha Laura Sepúlveda de Garza Página Web Delia E. Mtz. de Dobbs Contacto Oficina: (81) 2089-9500 jescamillar@elolivo.org.mx pablotorres@elolivo.org.mx Qué dice la Biblia acerca de... El Reino de los Cielos... Mateo 6:33 "Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. " Juan 3:3 Dios NO es lineal, no es monótono, no es cuadrado, Él simplemente es maravilloso!! tanto, que ahora podemos llamarle Padre, mi amigo, mi Señor, mi salvador, mi sustentador, mi refugio, mi fortaleza, mi escudo, mi proveedor, mi consuelo… Jesús quiere que todo en nuestra vida, amigos, familia, trabajo, sueños, pensamientos se relacionen con Él y que comprobemos cómo la vida se vuelve diferente. Entonces, cómo no vamos a gozar de este gran privilegio? Nuestra mente humana, debemos de reconocerlo, es demasiado estrecha y cuadrada, entendamos que lo que Jesús nos pide no es un momento de oración, no es tener un tiempo devocional, ni acudir el domingo a la iglesia, ni hacer obras de caridad, sino TODO!! "Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor..." Colosenses 3:23 El girar alrededor de Él, empieza por un cambio de actitud, por una entrega completa de nuestro corazón. Si Cristo es el centro de todas nuestras cosas, absolutamente todas serán bendecidas por Él. Dios jamás nos dará cosas malas, permitirá que pasemos por pruebas pero Él siempre nos sostendrá con su mano. Si Él es el centro de nuestra vida, nada de lo que haya en ella será sin razón, todo tendrá sentido y Él cumplirá su propósito usando todo para Su Reino. " —De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios —dijo Jesús. "