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Sevilla, Sagrado Corazón Un niño muy pequeño con unas gafas enormes, que los estaba observando. Torito le pregunto ¿quién eres?, el niño le dijo me llamo Daniel y llevo muchos días mirándote a ti y tus amigos; Me siento sólo y me gustaría jugar con ustedes. ¿Solo?, le pregunto de nuevo Torito, ¡y tu familia? yo no tengo familia, mis padres me abandonaron, me cuida mi abuela, pero ella es mayor y trabaja todo el día. Tengo una idea Daniel, propuso Torito, ¡porque no te unes a mi equipo de futbol? Allí somos como una gran familia, fomentamos el deporte como habito saludable no sólo físico, sino mental. En nuestro equipo no hay rivales, ante todo somos amigos, ¡nos divertimos haciendo deporte¡ ¡y que tengo que hacer? pregunto Daniel, ¡eh chicos¡ ¡tenemos un nuevo fichaje¡ Mañana jugamos un partido familiar, es decir, jugamos niños con adultos de nuestra familia, a las 6 en el entrenamiento, allí hacemos sudar a los mayores, nos sirve de calentamiento y nos divertimos mucho, conocerás a todos los componentes del equipo y te sentirás uno de nosotros, porque detrás de esas grandes gafas veo un gran corazón, y eso es fundamental para pertenecer a nuestro equipo ¡Bienvenido a los cowkids! Esa noche Daniel no podía dormir, en su humilde casa, bombardeaba la cansada cabeza de su abuela. ¡Soy un cowkids! ¡Soy un cowkids! La abuela preocupada por su nieto, no quería que le hicieran daño otra vez, a sus ocho años ya había sufrido demasiado para un niño. Abandonado por sus padres a los dos años, ella era todo lo que tenía, pero sabía que necesitaba relacionarse con el mundo, tener amigos. En el colegio todo el mundo se reía de él, era gordito, bajito, eran pobres y sus ropas y gafas eran las que le daban en la parroquia, de la que dejaban los niños de otras familias que tenían todo aquello de lo que ellos carecían. La abuela pensó en que iría a hablar con aquel equipo, no tenían dinero para entrar en ningún club y no quería que se rieran de su nieto, su pequeño tesoro, por sus pocas habilidades deportivas. Cuando esa tarde la abuela fue al sitio dónde su nieto había quedado con los niños para jugar, se encontró una gran sorpresa, estaban esperando a Daniel con ¡una equitación nueva para él! Daniel no lo podía creer, por primera vez en su vida estrenaba algo de ropa y encima ¡de futbol! Antes de que María, que así se llamaba la abuela de Daniel, pudiera hablar (se había quedado muda) le habló la responsable del equipo: ¡Bienvenidos a cowkids!, somos un equipo humilde y familiar, sabemos de vuestra situación y a partir de ahora ya no estaréis sólo, uno de los valores básico de nuestro equipo es la solidaridad, aquí juegan todos los niños, independientemente de su calidad deportiva. Todos son válidos, todos tienen que aportar y enseñar a sus compañeros. Así que a partir de ahora María, nos veremos todas las semanas y formaremos parte de vuestras vidas.