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Eucaristía 14 de Noviembre de 2016 ¡¡Celebramos la vida de nuestro carisma!! Monición de entrada Celebrar el día del carisma, es celebrar el amor misericordioso de Dios que no tiene límites, y que en Cristo nos revela que es Consolación para cada uno de nosotros. Bendito sea Dios, Padre de las Misericordias y Dios de toda Consolación, que nos reconforta en todas nuestras luchas, para que podamos compartir con los demás, el mismo consuelo que recibimos de Él. Esto es lo que vivió la Madre y el regalo que nos hizo, a todos los que estamos aquí, portadores del Carisma. Estamos llamados a ser Consolación en el aquí y en el ahora de nuestra vida y de nuestro mundo. Con profunda alegría y gratitud, casi culminando este año jubilar; año de la Misericordia, comenzamos esta celebración, cantando con todo el corazón… Canto sugerido: “Consolad” (Nati Escudero) Presentación de signos o En primer lugar queremos presentar ante el altar, la reliquia de la Madre María Rosa, la piedra de la que fuimos tallados, para que ella interceda por nosotros y vivamos en fidelidad dinámica el don recibido. o Presentamos también las Constituciones de las Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación y los Estatutos del Movimiento Consolación para el Mundo recientemente aprobados; ellos son signo de nuestra identidad y del reconocimiento de toda la Iglesia al don recibido que hoy celebramos. o Finalmente presentamos semillas, reconociendo que el carisma tiene toda la potencia de vida y que es Dios quien le da crecimiento, en lo profundo de nuestro corazón y en el de nuestros hermanos; sabiéndonos simples instrumentos que al soplo del Espíritu van prodigando el don como lo hizo la Madre, desde aquel 14 de noviembre de 1858. Monición a las lecturas María Rosa, es la mujer atravesada por la Palabra. La Madre, como mujer de fe y de oración, vivió cada día conducida por la Palabra. Abrámonos a su acción en nuestras vidas, para ser también portadores de consolación, a la luz de la Palabra que el Señor nos regala. Evangelio Jesús fue siempre para María Rosa: manantial y modelo de toda caridad. La fuente donde saciaba su sed, la esperanza que le alentaba, la caridad que hacia arder su corazón. Nos ponemos de pie para la proclamación del Santo Evangelio. Oración de los fieles A cada intención, respondemos: Escúchanos, Señor. Por la Iglesia, para que sea portadora de la alegría del Evangelio, llevando a Jesús, única y auténtica Consolación, al corazón de todos los pueblos y culturas. Oremos. Por el Papa Francisco, para que siga fiel a su misión y sea instrumento de paz entre las naciones. Oremos. Por nuestros hermanos que sufren cualquier situación de pobreza, vulnerabilidad, marginación; para que en nosotros encuentren gestos y palabras de consuelo, que les transparenten la cercanía y ternura de Dios. Oremos. Por la Congregación de Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación, los miembros del Movimiento Consolación para el Mundo y por tantas personas que viven y comunican el carisma siguiendo las huellas de María Rosa Molas, para que haciendo cada día experiencia del Dios de todo consuelo, sean signo y profecía del amor misericordioso que sustenta sus vidas. Oremos. Por los frutos de este año de la misericordia, para que el Señor recree nuevos espacios en nuestras vidas para vivir y compartir todo lo que recibimos de su generosidad y mueva nuestros corazones al servicio de nuestros hermanos en cada realidad donde nos encontremos. Oremos. Presentación de los dones Junto al pan y al vino, hacemos ofrenda de lo que llevamos en nuestro corazón: la invitación a ser portadores de misericordia, en comunión con nuestros hermanos de la gran Familia Consolación. Cantamos… Comunión Jesús es nuestra única y auténtica Consolación. Alimentándonos de su propia vida, podemos entregar el carisma que ha sembrado en nuestras vidas para gloria de Dios y bien de nuestros hermanos. Nos acercamos a recibirlo con profunda alegría y gratitud. Despedida Damos gracias a Dios por el regalo del carisma y pedimos la intercesión de la Madre, para que nos ayude a reavivar el don que hay en nosotros y desde él ser regalo para nuestros hermanos. Nos acompaña nuestra Madre de Consolación, a quien María Rosa, confió su obra al servicio de la Iglesia. Nos despedimos cantando… Elaborado por el Equipo de espiritualidad de la Provincia de Los Antes