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La venganza de Anastasia
Tres años llevaban ya / enamorados los dos
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pero un día Federico
/ logró de negar su amor.
Cuando se marchó al servicio / su novia en cinta quedó
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y le dijo “no me olvides / porque has manchado mi honor”.
Por fin dio a luz un hijo / le criaba con esmero
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sin embargo Federico
/ de él hacía desprecio.
Un domingo por la tarde / Anastasia se acercó
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a la casa de su novio / y en el portal le encontró.
Y le dijo, “Federico, / mira quien tienes aquí
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no le debes despreciar / que bien se parece a ti”.
Se metió en su habitación / sin mediar una palabra
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entonces aquella joven / se fue muy desconsolada.
Las amigas de Anastasia / le habían asegurado
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que habían visto a su novio / con otra joven hablando.
Anastasia se enteró / y vio que era verdad
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y entonces dijo la joven / en mis manos morirás.
Se ha ido en busca de un puñal / que conservaban sus padres
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y a las once de la noche / a su casa fue a matarle.
Fue a entregarle los regalos / con mucha serenidad
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y al punto de recibirlos / allí le clavó el puñal.
Le ha dado tres puñaladas / al lado del corazón
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sólo pudo defender / a toda prisa la unción.
Y los padres de aquel joven / al oír un fuerte grito
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corrieron muy presurosos / a defender a su hijo.
Pero ya no hubo remedio / que le dio en el corazón
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sólo pudo defender / a toda prisa la unción.
A la mañana siguiente / fue a entregarse al señor juez
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declarando muy tranquilo / el motivo por el que fue.
Y delante del juez dijo: / Escúcheme buena Usía,
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yo he matado a Federico / y me he quedado tranquila.
El me hizo desgraciada / después que me deshonró
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pues es justo que pague / aquella tan mala acción”.
Entonces el juez la dijo / al oír su explicación
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“no será tanto el castigo / que en algo lleva razón”.
“El castigo que merezca / estoy a sufrir con gusto
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porque ya soy deshonrada / para siempre en este mundo.
No me queda más dolor / que dejar un pobre hijo
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que mis padres ya son viejos / y se quedarán solitos.
No tengo más que un hermano / que se encuentra en Buenos Aires
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y si mis padres se mueren / mi hijo no tiene a nadie.
A la justicia suplico / que no me lo desamparen
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que lo lleven a un hospicio / cuando se mueran mis padres”.
Todos los que me escuchéis / enteraos de la copla
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sobre todo los mocitos / también todas las mozas.