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1982 FUNDACION Dr. J.R. Villavicencio La vacuna contra el SIDA, ¿es una prioridad? Prof. Dr. Oscar Fay Director del Centro de Tecnología en Salud Pública Universidad Nacional de Rosario Rosario. Argentina fayosc@elsitio.net Resumen La visión molecular de las enfermedades, la identificación de genes bacterianos o virales, la construcción y manipuleo de los mismos a través de la ingeniería genética, el conocimiento de complejos y desconocidos mecanismos de la repuesta inmune, el almacenaje de información por parte de las células intervinientes y la posibilidad de descifrar el lenguaje químico comunicacional entre ellas, son sólo una parte de los hallazgos biológicos más recientes, que han permitido que la vacunología vaya adquiriendo ribetes propios como para configurarse en una de las especialidades de las ciencias médicas. Ello ha significado que dentro de las líneas de posibilidades de desarrollar vacunas contra el SIDA, tanto preventivas como terapéuticas, todos éstos hallazgos hayan tenido cabida dentro de los desarrollos científicos en conseguirla en la última década. No obstante, no se modificaron los pasos clásicos de obtención de una vacuna utilizable en humano, pero desarrolló la idea generalizada de que habría una “demora científica” en conseguirla. En realidad eso es debido a la extraordinaria capacidad de mutar que tiene el virus VIH, su gran capacidad para “camuflarse”, la inaccesibilidad a lugares elegidos como “santuarios virales”, donde puede permanecer en forma inactiva, la facilidad de infectar utilizando células transportadoras, la capacidad de recombinarse entre distintos genotipos para generar un “virus diferente”, la capacidad de hacerse resistente a agentes antivirales, la variabilidad genética del virus en el mundo, para mencionar sólo las más importantes, de las razones que han impedido obtener una partícula inmunogénica efectiva. Tampoco es un problema de presupuesto, se discutió en Tailandia en julio de éste año, la posibilidad de elevar el presupuesto internacional para éstos fines a 1.300 millones de dólares anuales. Las dificultades técnicas en conseguir una vacuna contra el SIDA, algún día pondrán ser superadas, ojalá sea lo antes posible. Lo que es difícil recuperar es el tiempo perdido. Debe incrementarse permanentemente el gasto en prevención y especialmente en educación a todo nivel, única forma de evitar que nuevas personas se contagien. Realizar ambas cosas en forma permanente, salvará muchas más vidas que emplear una vacuna. La verdadera prioridad es no esperar el día en que la vacuna efectiva aparezca, sino las acciones de prevención aplicables en el mientras tanto. Se debe tener una política de prevención y desarrollo de infraestructura y recursos humanos para desarrollar vacunas en forma permanente. Con ello se podrá seguramente disminuir el número de infectados, y disminuir la inversión en tratamientos para con el remanente incrementar la inversión en prevención e investigación. El círculo virtuoso de conocimiento y aplicación se habrá cumplido, para generar más conocimiento y por ende más beneficios a la sociedad. Palabras clave: SIDA - vacuna Abstract The development of a considerable number of scientific achievements, such as the molecular biology mechanism of different diseases, the genetic engineering technology, the molecular information between cells, and the human genetic, among others, have contributed to configure the Vaccinology field, as a new vision of preventive medicine. In the last decade, most of them have been very useful for the HIV infection machinery knowledge and for the development of different models for vaccine candidates, in preventive and therapeutic Vaccines as well. The typical pathways towards the reliable vaccine include different steps in order to guarantee not only his safety, immunogenic and reactogenic characteristic, but also the acceptable level of social knowledge of the vaccine use. In this sense, the necessary implementation of the ICE (information, Communication and Education) Programs is mandatory before the massive vaccination is implemented. The scientific and political open discussion around the vaccine impact in social behavior is emphasized in this article. The apparently “scientific delay” in producing an effective vaccine against HIV, is the consequence of the broad viral capacity of mutation, the ability to hide, the easy way to produce infection in carriers cells, the feasibility for generating recombination among different viral subtypes, and the fast capacity for developing viral resistance to antiviral drugs, just to mention the most important reasons, in spite of many other obstacles. It is also discussed the real priority in obtaining the ideal vaccine, if the preventive action is not previously and continuously included in the massive program of vaccination. The mentioned actions must be started immediately, in order to decrease dramatically the infection rate all over the world, whether the vaccine is available or not. Key Words: AIDS - vaccine ANUARIO FUNDACIÓN Dr. J. R. VILLAVICENCIO | 2004 | Nº XII | 035 - 039 035 La vacuna contra el SIDA, ¿es una prioridad? Es posible que uno de los capítulos de la Salud Pública que haya recibido mayor impacto tecnológico para su progreso en el último cuarto de siglo sea la vacunología. La visión molecular de las enfermedades, la identificación de genes bacterianos o virales, la construcción y manipuleo de los mismos a través de la ingeniería genética, el conocimiento de complejos y desconocidos mecanismos de la repuesta inmune, el almacenaje de información por parte de las células intervinientes y la posibilidad de descifrar el lenguaje químico comunicacional entre ellas, son sólo una parte de los hallazgos biológicos más recientes. Todo esto fue acompañado por desarrollos industriales, comunicacionales y de conocimiento social, que han dado un perfil de identidad y desarrollo científico a la vacunología de tal magnitud, que se ha tornado difícil hoy manejar ningún tipo de enfermedad transmisible emergente, sin que de inmediato no se inicie la tarea de desarrollar una vacuna a fin de prevenirla. Vaya como ejemplo en éste sentido la inmediata repuesta científica que generara la aparición del SARS en tan sólo dos años. Para el desarrollo de una vacuna contra el SIDA, las grandes líneas de investigación pueden enrolarse en generar vacunas preventivas, que impidan la infección, o en vacunas llamadas terapéuticas, para ser utilizadas en convivientes con VIH, en los que su efecto genere una mejora de la repuesta inmune o eventualmente les permita pasar a un estado de portador crónico sin enfermedad clínica. Se incluyen en ésta dos grandes posibilidades un sinnúmero de estrategias, las que en su conjunto constituyen los casi 80 proyectos que están siendo estudiados en distintas fases de experimentación, en distintos proyectos en el mundo. Para el desarrollo de la vacuna los pasos son clásicos. En principio, conseguir una partícula que genere anticuerpos neutralizantes, usando virus inactivado, o un trozo suficientemente antigénico del mismo, solo o transportado en otro agente vector (por lo general inocuo pero que contribuye o acelera la repuesta inmune), o una molécula generada total o parcialmente por manipuleo artificial, que mimifique el mecanismo del virus VIH, pero que no sea infectiva, o un trozo de ADN viral, o un agente transgénico animal o vegetal que induzca una repuesta inmune sostenida. Todas estas partículas o virus utilizados, deben generar una repuesta inmune suficientemente generosa como para neutralizar un virus que intente infectar al susceptible (no infectado), ser sostenida durante un tiempo suficientemente prolongado, aunque lo ideal sería en forma permanente y ser totalmente inocuas, es decir no producir ningún efecto colateral indeseable. Por lo general esa fase no requiere de otra cosa que de recursos humanos suficientemente entrenados y capacitados, con un bajo nivel de inversión tecnológica. Es decir, “cualquier país que se haya preocupado en generar y mantener” éstos recursos está potencialmente preparado como para competir con éxito en ésta etapa. 036 Posteriormente las pruebas en animales, y en humanos completaran las clásicas fases I a III, que ya han sido internacionalmente establecidas y que son absolutamente realizables en la medida de que cada una se planifique, ajuste y cumpla con los requisitos establecidos. De ellas han surgido las 25 a 28 vacunas exitosas que están disponibles comercialmente contra agentes infecciosos diversos, y otras 7 u 8 aparecerán en la próxima década. Vista así las cosas, pareciera que hay una “demora científica” en conseguir una vacuna efectiva contra el SIDA. En esto lo que podríamos decir, quizá como justificación, que sólo lo demora las características del virus VIH, por su extraordinaria capacidad de mutar, su gran capacidad para “camuflarse “, la inaccesibilidad a lugares elegidos como “santuarios virales”, donde puede permanecer en forma inactiva, la facilidad de infectar utilizando células transportadoras, la capacidad de recombinarse entre distintos genotipos para generar un “virus diferente”, la capacidad de hacerse resistente a agentes antivirales, la variabilidad genética del virus en el mundo, para mencionar sólo las más importantes, han impedido obtener una partícula inmunogénica efectiva. No sería necesaria una “supermolécula” que genere una inmunidad efectiva en la gran mayoría de los vacunados, si sólo fuera efectiva en un 50% de los vacunados, se evitaría el 60% de los 14.000 nuevas infecciones diarias, que hoy ocurren. Tampoco es un problema de presupuesto, se discutió en Tailandia en julio de éste año, la posibilidad de elevar el presupuesto internacional para éstos fines a 1.300 millones de dólares anuales. En 1996 se constituyó un fondo internacional a diez años de 10.000 millones, y es común escuchar en los grupos líderes mundiales en éstos desarrollos científicos: “ todo lo que necesitamos es tiempo”. Podríamos arriesgar incluso, y se lo hace permanentemente, hasta un plazo de tiempo, en los próximos tres, en los próximos cinco, antes de diez años, etc., tendremos la vacuna. Entendemos que de ninguna manera esto es serio, pero que a su vez es sumamente perjudicial para un verdadero y efectivo control de la pandemia, tanto en el presente como en el futuro. El verdadero éxito de una vacuna está dado por “la aceptabilidad del colectivo social de la vacuna, tanto en las etapas preparatorias de su uso (las más cruciales) como en la campaña misma. Más allá de los recursos financieros necesarios. Cuando en los comienzos de la década del 80, se conocen los primeros casos de SIDA, nos encontrábamos planificando la vacunación masiva en los tres reservorios de virus de hepatitis B más importantes del mundo: Africa, China continental y el Amazona. La hepatitis viral B, es una enfermedad hepática que había infectado a la tercera parte de la humanidad y continuaba su presencia activa en el mundo a partir de algo más de 400 millones de personas infectadas crónicamente que replicaban en su hígado al virus causante de la enfermedad. Esta actividad era posible ANUARIO FUNDACIÓN Dr. J. R. VILLAVICENCIO | 2004 | Nº XII | 035 - 039 1982 FUNDACION Dr. J.R. Villavicencio porque disponíamos de una vacuna segura, efectiva y relativamente barata, obtenida de la inactivación de Virus de Hepatitis B, proveniente de la sangre de infectados crónicos. La “materia prima” utilizada era de voluntarios portadores de virus que donaban sangre. Como la mayoría de los infectados en los países industrializados que fabricaban vacuna, eran “reclutados” entre trabajadores sexuales y adictos a drogas por vía endovenosa, rápidamente se asoció la vacuna con el SIDA y se la estigmatizó públicamente, pensando que transmitía el virus de SIDA. Aunque esto es técnicamente imposible, por el proceso químico de su preparación, tuvo un doble efecto, por un lado debimos suspender, por el fracaso, todos los programas de vacunación masiva con vacuna “plasma humanoderivada”, pero generó rápidamente que se desarrollara una vacuna por ingeniería genética, que no tenía en ningún momento de su preparación la presencia de VHB (virus de Hepatitis B), en alguna de sus formas infectivas. Así fue la primera vez que se incorporaron expertos en comunicación científica y social, para diseñar programas de capacitación y formación de recursos humanos, que permitieran difundir un concepto de credibilidad y aceptabilidad social de una vacuna, que es considerada hoy día la primer vacuna contra el cáncer (específicamente el hepatocarcinoma, que la replicación sostenida del VHB produce en infectados crónicos, no tratados). Un programa de una magnitud y necesidad como la descripta, se calcula que fue demorado en su efecto, por ésta razón, entre cinco y diez años, con su consiguiente costo en vidas y nuevos infectados. Recibimos una verdadera enseñanza desde la opinión pública, único e inapelable juez en éstas acciones: “La mejor vacuna puede fracasar si el sustrato social no la reconoce como útil”. En éstas algo más de dos décadas de “conocernos” (el SIDA y los seres humanos), mucho se ha progresado en éste conocimiento, pero en función de tan sólo una sola vida que haya costados ésta enfermedad, de los millones ya sumados, es realmente poco o nulo el éxito de éste conocimiento. Hay una tendencia a otorgarle poderes mágicos en el imaginario colectivo actual, al uso de vacunas para combatir enfermedades que realmente están fuera de control sanitario como el SIDA: “cuando tengamos una vacuna efectiva contra el SIDA, la enfermedad desaparecerá”. Nada más fuera de la realidad que esa afirmación. En primer lugar, aunque existiera hoy el inmunógeno realmente efectivo para fabricarla industrialmente, deberá superar las fases de aprobación y control, que en términos generales llevan al menos entre 3 y 5 años. Ello incluye probar su efectividad en personas (fase III, en pruebas de eficacia a gran escala): se deberá elegir una población determinada de voluntarios, donde se demuestre que las personas vacunadas no se infectaron o lo hicieron en una proporción significativamente menor, que aquellas en iguales condiciones de riesgo no vacunadas, que contrajeron la infección. Esto solo, y en términos de conductas comparables de riesgo, merece toda una educación y preparación previa de los voluntarios que requiere una severísima selección y mucho tiempo de preparación. Pero por otra parte, el país que acepte la realización de éstas pruebas, decisión que debe ser avaladas por opiniones científicas y políticas, deberá garantizar que cubre todos los eventos de riesgo, no sólo desde el punto de vista legal, sino también del sanitario, que no posee ningún sesgo de discriminación y cumple abiertamente con todos los requisitos legales internacionales de ética. Para esto se requieren largo tiempo de selección, preparación y garantías, que deben discutirse abierta y largamente y no ser copiadas de lo que otros países determinan o adopten, debe ser un fiel reflejo de las reales características sociales y de la propia enfermedad en el país en cuestión. Finalmente, para proteger al país de la presión de comprar a cualquier precio cualquier vacuna que salga al comercio, aunque no sea útil para las características virales de la región donde se emplee, deben fortalecerse los centros de investigación especializados en el tema, entrenar personal capacitado para todas las etapas, generar una red de continencia psico-física de las demandas que el protocolo o eventualmente la campaña de vacunación genera con su dinámica de implementación. El país candidato deberá tener experiencia, acumulada en varios años, al menos desde cuando se inicio la terapia antiviral, con investigación de campo preparatoria que comprende: aislamiento y caracterización del VIH prevalente en el país, epidemiología molecular, con establecimiento de cohortes y estudios de incidencia de VIH, estudios sociales de comportamiento, información pública regular y continuada a cargo de un departamento especializado y centralizado en ciencias de la comunicación en Salud y finalmente una creciente campaña de prevención y educación, que lejos de disminuir cuando se implemente la vacunación, deberá multiplicarse exponencialmente tanto en recursos económicos como en humanos. Las dificultades técnicas en conseguir una vacuna contra el SIDA, algún día pondrán ser superadas, ojalá sea lo antes posible. Lo que es difícil recuperar es el tiempo perdido, sin inversión en los puntos señalados, si se quiere tomar una decisión acertada como país candidato al uso de vacuna. Debe incrementarse permanentemente el gasto en prevención, especialmente en educación a todo nivel, única forma de evitar que nuevas personas se contagien y además invertir en los items señalados en el párrafo anterior. Realizar ambas cosas en forma permanente, salvará muchas más vidas que emplear una vacuna, para la ANUARIO FUNDACIÓN Dr. J. R. VILLAVICENCIO | 2004 | Nº XII | 035 - 039 037 La vacuna contra el SIDA, ¿es una prioridad? cual no se preparó ni a la sociedad, ni los recursos humanos especializados en su implementación, que es como no garantizar su empleo racional y la utilidad para el país. La verdadera prioridad es no esperar el día en que la vacuna efectiva aparezca, porque habrá pasado todo el tiempo que se describió y una gran cantidad de nuevos infectados habrán aparecido, lo que puede evitarse, en gran parte, con acciones de prevención aplicables en el mientras tanto. Se debe tener una política de prevención activa en forma permanente que, se insiste, lejos de descender cuando la vacuna sea viable, se incremente invirtiendo en educación y formación de recursos humanos. Con ello se podrá seguramente disminuir el número de infectados, y disminuir la inversión en tratamientos para con el remanente incrementar la inversión en prevención e investigación; esto permitirá, además, que cuando haya vacunas accesibles, se compre la vacuna que verdaderamente sea efectiva para la situación epidemiológica real, y pueda incluso adquirirse la que actúe contra el genotipo prevalente en el país, si así fuera planteada su eficiencia. Bibliografía (1) Amara, R. R., J. M. Smith, S. I. 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