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Secuestro de carbono atmosférico: ¿un nuevo ingreso para los agricultores del Cono Sur? por Daniel L. Martino* La masiva adopción de la siembra directa en los países del Cono Sur, impulsada por las indiscutibles ventajas económicas de este sistema, puede resultar además en diversos beneficios ambientales (Martino, 1994). Los desarrollos en materia de valoración económica de esos beneficios y la creación de los necesarios mecanismos de mercado podrán permitir generar nuevos ingresos a los agricultores a través de la venta de servicios ambientales. La forma más inmediata de esta novedosa fuente de ingresos parecería ser la venta del servicio de secuestro de carbono. La concreción de esta posibilidad dependerá de decisiones políticas tanto de los gobiernos como de la comunidad de naciones. Este artículo aporta un análisis de los fundamentos científicos de la creación de los “certificados de carbono” como nueva commodity, y del complejo camino de las negociaciones internacionales, el cual podrá conducir hacia la consolidación de un mercado con participación de los productores agrícolas. El cambio climático La acumulación de ciertos gases (dióxido de carbono, metano, óxido nitroso, CFCs) en la atmósfera como consecuencia de las actividades del hombre (quema de combustibles fósiles, desforestación, agricultura) es la causa del llamado “efecto invernadero”. Se espera que el “efecto invernadero” se espera cause un incremento en la temperatura del aire. La temperatura media de la atmósfera aumentó en 0,5 oC en el siglo XX. Stott et al. (2000) demostraron que dicho calentamiento ha sido causado por las actividades humanas, principalmente quema de combustibles fósiles y desforestación. Los modelos de simulación pronostican que, de no tomarse medidas para el combate del cambio climático, la temperatura media de la atmósfera será de 1,5 a 5 oC superior a la actual. Las consecuencias de este calentamiento podrían ser múltiples e insospechadas: invasión de zonas costeras por los océanos (hay países que pueden desaparecer bajo las aguas), diseminación de enfermedades infecciosas, mayor incidencia de sequías en los trópicos, disminución de la productividad agrícola, y mayor frecuencia de desastres naturales, entre otras. * Ing. Agr., Ph.D., Grupo de Riego, Agroclima, Ambiente y Agricultura Satelital (GRAS) del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria de Uruguay. E-mail: martino@inia.org.uy 55 SECUESTRO DE CARBONO ATMOSFÉRICO: ¿UN NUEVO INGRESO PARA LOS AGRICULTORES DEL CONO SUR? Los acuerdos internacionales El cambio climático es un fenómeno global, tanto en sus orígenes como en sus consecuencias. La emisión de un gas en cualquier punto de la Tierra aumenta la concentración de ese gas en toda la atmósfera igualmente. Por consiguiente, es un problema que requiere soluciones globales. La Cumbre Ambiental de Río de Janeiro de 1992 declaró al cambio climático como uno de los tres grandes problemas ambientales de naturaleza global, junto a la pérdida de biodiversidad y al adelgazamiento de la capa de ozono estratosférico. Ello derivó en la conformación del Convenio Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC). Los países de la región adoptaron este convenio en 1994. El Convenio Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático El CMNUCC es el único instrumento legal vigente a nivel internacional 1 . Los siguientes son sus aspectos más relevantes: 1. Su objetivo central es “lograr la estabilización de la concentración de gases con efecto invernadero en la atmósfera en un nivel que evite peligrosas interferencias de las actividades humanas con el sistema climático”. 2. “Principio precautorio”: determina que la falta de certeza científica no puede utilizarse como excusa para posponer las acciones cuando hay amenaza de un daño serio e irreversible. 3. “Principio de las responsabilidades comunes pero diferenciadas”: asigna a los países más desarrollados el rol central en el combate del cambio climático. 4. Otros principios: establecen las necesidades especiales de los países en vías de desarrollo, y la importancia de promover el desarrollo sostenible. 5. Todos los países aceptan una serie de obligaciones generales: desarrollar y remitir “comunicaciones nacionales” conteniendo los inventarios de emisiones de gases con efecto invernadero; adoptar programas nacionales para mitigar el cambio climático y adaptarse a sus impactos; promover la transferencia de tecnología entre países y el “manejo sostenible, la conservación y la mejora de los sumideros y reservas de carbono (bosques, suelos)”; considerar al cambio climático en sus políticas ambientales, sociales y económicas; cooperar en asuntos técnicos, científicos y educacionales. 6. Los países más desarrollados (incluidos en el Anexo I) asumen obligaciones específicas: adoptar políticas y medidas dirigidas a retornar en el año 2000 al nivel de emisiones que tenían en 1990; remitir comunicaciones nacionales detallando sus estrategias para combatir el cambio climático. (NOTA: sólo dos países cumplieron con este cometido de tener en el 2000 las mismas emisiones que en 1990). 7. Los países desarrollados más ricos (incluidos en el Anexo II) suministrarán recursos “nuevos y adicionales” y facilitarán la transferencia de tecnología. 1 El texto completo del Convenio se encuentra en http://www.unfccc.de 56 MARTINO, D. L. Estos países (miembros de la OCDE) financiarán todos los costos de las comunicaciones nacionales de los países en desarrollo con fondos nuevos y adicionales; también financiarán otros proyectos relacionados con la Convención, incluyendo la transferencia de tecnologías ambientalmente amigables. El Convenio reconoce que el cumplimiento de las obligaciones de los países en desarrollo depende de la asistencia financiera y tecnológica de los países desarrollados. 8. El cuerpo supremo del Convenio es la Conferencia de las Partes (COP), integrada por los más de 170 países que ratificaron el Convenio. La COP en su tercer encuentro anual (COP-3) adoptó en Kyoto, Japón, el Protocolo de Kyoto. 9. El Convenio tiene dos órganos subsidiarios: el Organo Subsidiario de Asesoramiento Científico y Tecnológico (SBSTA) y el Organo Subsidiario de Implementación (SBI). 10. Establece un mecanismo financiero en base a donaciones. La operación de este mecanismo fue confiada al GEF (Global Environmental Facility) hasta noviembre 2000. 11. La COP y los órganos subsidiarios son servidos por una Secretaría, con sede en Bonn, Alemania. El Protocolo de Kyoto El Protocolo de Kyoto, adoptado por consenso en la COP-3 en diciembre de 1997, reglamenta la acción de los países frente al cambio climático. Sus principales aspectos son: 1. Los países desarrollados (Anexo I del Convenio) se obligan a reducir sus emisiones colectivas de seis gases en al menos 5 por ciento con respecto a 1990. Los seis gases pueden ser combinados en una canasta, mediante la conversión de cada uno de ellos en “equivalentes a dióxido de carbono”, de manera de expresar la reducción en un sólo número que combine a los seis gases. Cada país del Anexo I acordó diferentes niveles de reducción, e inclusive hay países (Australia, Islandia) que podrán aumentar su emisión en hasta 10 por ciento 2. 2. Los objetivos de emisiones deberán ser cumplidos en el quinquenio 20082012, estimado como el promedio de esos cinco años. Además, deberán demostrar progresos en el año 2005. 3. Para facilitar a los países del Anexo I el logro de sus objetivos (reducción de 29 por ciento con respecto a la emisión proyectada), el Protocolo crea tres mecanismos de flexibilización, cuya reglamentación operativa aún no ha sido definida: - Comercio internacional de emisiones (entre países del Anexo I) - Actividades de implementación conjunta (entre países del Anexo I) - Mecanismo para el Desarrollo Limpio (países del Anexo I podrán financiar proyectos que impliquen una reducción de emisiones en países No-Anexo I, y beneficiarse con “créditos de reducción de emisiones” que podrán ser utilizados como permisos de emisión 3 . 2 Dado que todos estos países tenían proyecciones de aumento en sus emisiones, la reducción real será de aproximadamente 29 % con relación a la proyectada 3 De los tres mecanismos, los países No-Anexo I como los del Cono Sur, sólo podrán utilizar el MDL 57 SECUESTRO DE CARBONO ATMOSFÉRICO: ¿UN NUEVO INGRESO PARA LOS AGRICULTORES DEL CONO SUR? 4. Los países promoverán el recorte de emisiones en un amplio rango de sectores económicos. La medición de cambios en emisiones netas (emisiones menos remociones de C) desde los bosques es metodológicamente compleja y requiere clarificación futura. 5. El Protocolo asegurará la implementación de las obligaciones asumidas por los países bajo el CMNUCC. 6. El nuevo acuerdo será periódicamente revisado sobre la base de la mejor información científica, técnica y socioeconómica disponible. La primera revisión ocurrirá en la segunda COP luego de ratificado el Protocolo. Las obligaciones posteriores a 2012 comenzarán a negociarse en 2005. 7. La COP del CMNUCC servirá como Encuentro de las Partes (MOP) del Protocolo. Las partes del CMNUCC que no son partes del Protocolo podrán participar como observadores. 8. El Protocolo fue abierto para su firma durante un año (marzo 1998-marzo 1999). Entrará en vigor 90 días luego de haber sido ratificado por al menos 55 países, incluyendo países desarrollados que representen al menos 55 por ciento de las emisiones de ese grupo en 1990. Mientras tanto, las partes continuarán con sus obligaciones bajo el CMNUCC 4 . Los sumideros de carbono Los ecosistemas que retiran dióxido de carbono de la atmósfera son conocidos bajo el nombre de sumideros. Los sumideros almacenan carbono en compuestos orgánicos que conforman la biomasa y la materia orgánica de los suelos, y constituyen una de las formas de mitigación del efecto invernadero. Uno de los aspectos más debatidos en el seno del CMNUCC es el de la inclusión de los sumideros en el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL, art. 12 del Protocolo de Kyoto). Este mecanismo es el único, de los cuatro que establece el protocolo, que involucra a los países no incluidos en el Anexo B, entre los que se encuentran los del Cono Sur de América. Algunas Cifras La atmósfera tiene un intenso intercambio de carbono con los ecosistemas terrestres y los océanos. El intercambio anual de carbono de la atmósfera es del orden de miles de millones de toneladas o petagramos (1 Pg es igual a mil millones de toneladas). Un rápido análisis de la magnitud de esos intercambios permite tener una primera visualización del potencial de los sumideros para el combate del cambio climático (Figura 1). Como consecuencia de las actividades humanas, la atmósfera acumula anualmente entre 2 y 3 Pg de carbono. Esta cifra es relativamente menor si se la compara con la cantidad de carbono que circula anualmente a través del ciclo respiración-fotosíntesis de los organismos terrestres, que es del orden de 60 Pg anuales. Esto significa que un incremento relativamente pequeño en la fotosíntesis (que absorbe carbono) con relación 4 el PK ha sido firmado por un total de 84 países, incluyendo a Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay. Hasta julio de 2000 sólo 22 países -responsables en su conjunto por menos de 1 % de las emisiones de gases globales, y ninguno de ellos perteneciente al Anexo I- habían ratificado el Protocolo. 58 MARTINO, D. L. ATM Ó SFERA 61 750 Pg C SUELO S Y VEGETACIÓN 60 92 +2.8 Pg C/año Los cuatro pools de carbono (atmósfera, ecosistemas terrestres, océanos y combustibles fósiles) se representan en rectángulos proporcionales a su tamaño. El stock en cada pool, expresado en Pg, se indica en números negros. El cambio anual en el stock se indica en números blancos. Las flechas indican el flujo anual, expresado en Pg de carbono, entre pools. 90 2.000 Pg C +1.4 Pg C/año 6 OC ÉAN OS CO MBUSTIBLES FÓ SILES 40.000 Pg C +2.0 Pg c/año Figura 1. Representación esquemática del ciclo global del carbono. Adaptado de Battle et al. (2000). a la respiración (que libera carbono) podría contribuir significativamente a la compensación de la acumulación anual de carbono en la atmósfera, que es de solamente de 2 a 3 Pg. De hecho, este desbalance entre fotosíntesis y respiración ya ha comenzado a ocurrir naturalmente como consecuencia de la elevada concentración de dióxido de carbono en la atmósfera. Desde el inicio de la Revolución Industrial hasta el presente, las emisiones acumuladas de dióxido de carbono resultantes de las actividades del hombre -esto es, adicionales a las que ocurrieron por los procesos de la naturaleza- han sido del orden de 400 Pg de carbono. Como resultado, la atmósfera contiene hoy 170 Pg de C como dióxido de carbono adicionales a los que había hace 200 años. De las emisiones acumuladas de 400 Pg, 270 Pg correspondieron a la quema de combustibles fósiles, mientras que 136 Pg de C fueron liberados como consecuencia de cambios en el uso de la tierra. La emisión histórica por cambios en el uso de la tierra (136 Pg) nos da una indicación del potencial ecológico para iniciar el proceso inverso, es decir, la devolución del carbono a su lugar de origen. La comparación de esta cifra con la del excedente de carbono en la atmósfera (170 Pg) sugiere que la creación de sumideros sería potencialmente un instrumento fundamental para el combate del cambio climático. El Panel Intergubernamental de Cambio Climático (Intergovernmental Panel on Climate Change, 2001) -un cuerpo integrado por más de 2.000 científicos de todo el mundo oficialmente reconocido por el CMNUCC- ha estimado que en los próximos 50 años se podría secuestrar o conservar entre 60 y 87 Pg C en bosques, y entre 23 y 44 Pg C en suelos. 59 SECUESTRO DE CARBONO ATMOSFÉRICO: ¿UN NUEVO INGRESO PARA LOS AGRICULTORES DEL CONO SUR? El objetivo central del CMNUCC es “estabilizar la concentración atmosférica de los gases con efecto invernadero en niveles que no interfieran peligrosamente con el sistema climático”. Considerando que el contenido de carbono de la atmósfera aumenta exponencialmente, y que la capacidad de los sumideros es limitada, es claro que será necesario focalizar los mayores esfuerzos en el desarrollo de fuentes de energía limpias y en la mejora en la eficiencia de uso de la energía para cumplir con ese objetivo. Pero cualquier estrategia de combate del cambio climático que se adopte debería aprovechar las ventajas que ofrecen los sumideros. Los sumideros en las negociaciones internacionales El Protocolo de Kyoto acepta el uso de ciertos sumideros para el cumplimiento de los compromisos obligatorios asumidos por los países del Anexo B. El art. 3.3 establece que sólo aquellos sumideros relacionados con actividades de “aforestación, reforestación y desforestación” y que hayan sido inducidos directamente por actividades humanas posteriores a 1990, son elegibles. El art. 3.4 permite que se agreguen otras actividades adicionales en el futuro. Varios países ya han solicitado la inclusión de sumideros resultantes de cambios en el uso de la tierra y manejo de bosques no contemplados en el art. 3.3 del Protocolo de Kyoto. Los mecanismos de flexibilidad del Protocolo de Kyoto que son aplicables exclusivamente a los países del Anexo B (Mecanismo de Implementación Conjunta, descripto en el art. 6, y Mecanismo de Comercio de Emisiones, descripto en el art. 17) admiten expresamente el uso de sumideros. Sin embargo, el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL, art. 12) ni los incluye ni los excluye. Esta aparente imprevisión ha dado lugar a interpretaciones encontradas sobre la posibilidad de aceptar actividades de sumideros desarrolladas en países no-Anexo B como válidas para que los países del Anexo B puedan cumplir con sus compromisos bajo el Protocolo de Kyoto. La aceptación de los sumideros para el MDL es motivo de debate político. Las diversas posiciones en torno a este tema están claramente teñidas de intereses políticos y económicos, y parecen tener una muy débil relación con el objetivo ambiental de combatir el cambio climático. Asuntos tales como la permanencia en el tiempo del carbono secuestrado, las incertidumbres de las metodologías de medición, los impactos ambientales y sociales de la implementación de sumideros de carbono, y el fenómeno de leakage (aumento indeseado de la emisión de gases causado por un proyecto de secuestro de carbono) han estado en el centro de las discusiones. El reporte del IPCC sobre uso de la tierra y forestación (Intergovernmental Panel on Climate Change, 2000) ha aportado suficientes elementos científicos para dilucidar estas cuestiones. Más allá de las decisiones políticas, es claro que los sumideros de carbono pueden contribuir significativamente al combate del cambio climático. En la siguiente sección se analizan los fundamentos de los suelos agrícolas como sumideros de carbono. Generación de créditos de carbono por cambios en el uso de la tierra El contenido de carbono orgánico de los suelos es afectado por el uso del suelo, y es la resultante del balance entre el aporte de residuos vegetales y su tasa de descomposición en el tiempo. La adopción de prácticas como la siembra directa y la siembra de pasturas artificiales, son cambios en el uso de la tierra que permitirían, según cuál sea la situación de partida, generar “créditos de carbono” a través de secuestro de C atmosférico y/o reducción de emisiones de gases con efecto invernadero (GEI). A continuación se analizan los efectos de algunas de dichas prácticas. 60 MARTINO, D. L. Eliminación del laboreo de suelos El laboreo promueve la descomposición de la materia orgánica del suelo al aumentar el grado de aireación y la exposición de la materia orgánica a los microorganismos. Cuando un suelo se deja de laborear, manteniéndose el mismo nivel de aporte anual de residuos vegetales, comienza un proceso de acumulación de carbono en el suelo como resultado de la menor tasa de mineralización. Esto sucede durante un período de tiempo, hasta que se alcanza un nuevo equilibrio correspondiente al sistema de producción utilizado. El nuevo equilibrio puede alcanzarse en un plazo del orden de 50 ó más años (Bartholomew y Kirkham, 1960). El aumento en el contenido de carbono es muy rápido en los primeros años, y cada vez más lento hasta hacerse casi imperceptible. No existen experimentos con agricultura bajo siembra directa que registren efectos acumulados durante 50 años. Sin embargo, considerando que buena parte de los cambios ocurre dentro de los primeros años, es posible visualizar tendencias en base a la información experimental ya disponible. Sin dejar de reconocer la existencia en la región de ensayos de largo plazo con casi tres décadas de efectos acumulados –como es el caso del de INTA Marcos Juárez- los ejemplos utilizados más abajo se basan en información obtenida en Uruguay. La razón de ello es que las condiciones agroecológicas de Uruguay serían las más representativas de la totalidad de la principal región agrícola de América del Sur. Datos obtenidos en La Estanzuela, Uruguay (Sawchik, com. pers.) muestran que en un plazo de 10 años (1984-1994), partiendo de un suelo con 3 por ciento de materia orgánica en los 15 cm superiores, el contenido de materia orgánica subió a 4 por ciento en 10 años (Figura 2). Ello implica una acumulación de aproximadamente 1 t C/ha/año durante ese período. Mat. orgánica en suelo (%) 5 4 3 2 1 0 1234 1234 1234 1234 1234 1234 1234 1234 1234 1234 1234 1234 Laboreo 1234 1234 1234 1234 1234 1234 1234 1234 1234 1234 1234 1234 1234 1234 1234 1234 12 Profundidad 12 0 - 15 cm 15 - 30 cm Siembra directa Nota: El suelo había estado bajo agricultura con laboreo durante varias décadas previo al inicio del experimento. . Figura 2. Contenido de materia orgánica del suelo en INIA La Estanzuela. Sawchik, información no publicada 61 SECUESTRO DE CARBONO ATMOSFÉRICO: ¿UN NUEVO INGRESO PARA LOS AGRICULTORES DEL CONO SUR? No siempre que se establezca un sistema de siembra directa de cultivos ocurrirá una acumulación de carbono orgánico. El contenido de materia orgánica de equilibrio de un suelo varía según las propiedades del suelo y las prácticas de manejo (Rasmussen et al., 1980). Si el punto de partida es un sistema de manejo con devolución al suelo de altas cantidades de residuos vegetales (por ejemplo, un campo natural o un suelo que ha estado durante muchos años bajo pradera o con vegetación de gramíneas perennes) es de esperar que al establecer un sistema de agricultura con siembra directa ocurra un descenso en el contenido de materia orgánica. Reducción de la erosión de suelo El control de la erosión de los suelos es otra forma de reducir emisiones de dióxido de carbono desde los suelos. Es un hecho conocido que la erosión actúa arrastrando selectivamente las fracciones más finas (arcilla) del suelo, y también es sabido que la materia orgánica está fuertemente asociada a estas partículas más finas. Los sedimentos enriquecidos en carbono son redistribuidos dentro de la toposecuencia o terminan en corrientes de agua superficiales, en donde la materia orgánica es atacada por microorganismos resultando en liberación de CO2. Gregorich et al. (1998) concluyeron que la adopción de prácticas que prevengan la erosión puede ser la mejor estrategia, a nivel global, para mantener y aún incrementar las cantidades de carbono almacenadas en los suelos. Tomando nuevamente como ejemplo un estudio realizado en base a parcelas de escurrimiento en La Estanzuela, García Préchac (1992) encontró que la erosión de suelos en sistemas agrícola-ganaderos con labranza convencional fue de 4 a 7 veces la observada en sistemas similares con siembra directa. No se dispone de información sobre la concentración de C en los sedimentos erosionados. Es posible estimar que la diferencia en erosión entre sistemas habría significado entre 0,05 y 0,5 t C/ha/año (Figura 3). 12 Rotaciones de cultivos 12 Granos Granos-Pasturas Erosión de suelo (t / año) 8 6 4 2 0 1234 1234 1234 1234 1234 1234 1234 1234 1234 1234 1234 1234 1234 1234 1234 1234 Laboreo 0,05 - 0,5 + C/ha/año 1234 1234 1234 1234 1234 Siembra directa Figura 3. Erosión de suelo entre sistemas de labranzas y dos rotaciones de cultivos. Adaptado de García Préchac (1992). 62 MARTINO, D. L. Reducción del uso de combustibles fósiles La quema de combustibles fósiles en agricultura es una fuente de emisión de gases con efecto invernadero. El consumo de combustible es usualmente menor en sistemas de siembra directa que con laboreo convencional. Frye y Phillips (1980) estimaron que un cultivo realizado con siembra directa consume hasta 40 por ciento menos que el mismo cultivo realizado con laboreo convencional (Figura 4). Ese menor consumo de combustible representa una modesta contribución a la mitigación del cambio climático (0,03 t C /ha/año). 0,03 + c/ha/año Consumo (L gasoil/ha) 80 60 40 20 0 Arado rejas Cincel Discos Siembra directa Figura 4. Consumo de combustible por un cultivo de maíz realizado con diferentes técnicas de labranza. Adaptado de Frye y Phillips (1980). Esa pequeña contribución aún puede verse disminuida si se considera el balance energético total, lo cual implica tener en cuenta el uso de petróleo para la construcción de las maquinarias, y para la elaboración y transporte de los insumos, en particular los fertilizantes nitrogenados. Schlesinger (1999) estimó que la emisión de dióxido de carbono por uso de energía en el proceso de fabricación, transporte y aplicación de fertilizantes nitrogenados es de 1,2 kg C/kg N. Ello implica que si la fertilización nitrogenada fuese mayor con siembra directa que con laboreo, basta una diferencia de 25 kg N/ha para suprimir la ventaja de 0,03 t C /ha/año mencionada arriba. Siembra de pasturas Las forrajeras perennes (gramíneas, alfalfa) producen importantes cantidades de biomasa subterránea, que tiene una tasa de descomposición relativamente baja si se la compara con la biomasa aérea. La siembra de pasturas, en especial si se hace con siembra directa, puede contribuir al secuestro de importantes cantidades de carbono. En el ensayo clásico de rotaciones de La Estanzuela (Baethgen et al., 1994), luego de 30 años de aplicación de los tratamientos, el suelo bajo una rotación de cultivos y pasturas tenía entre 15 y 20 t C/ha más que bajo agricultura continua. Ello implica una diferencia de 0,5 t C/ha/año. La utilización de pasturas artificiales tendría un beneficio adicional desde el punto de vista de la generación de créditos de carbono, que sería cuantitativamente muy 63 SECUESTRO DE CARBONO ATMOSFÉRICO: ¿UN NUEVO INGRESO PARA LOS AGRICULTORES DEL CONO SUR? importante, especialmente si se trata de pasturas establecidas sobre campo natural en esquemas de producción ganadera extensiva. Los gases metano y óxido nitroso resultantes de la producción animal (fermentación ruminal y denitrificación de nitratos resultantes de las heces y orina, respectivamente) tienen un alto potencial de calentamiento de la atmósfera (21 y 310 veces superiores a los del CO 2 , respectivamente). Su nivel de emisión es tanto más alto cuanto peor sea la calidad de la dieta animal y menores sean los niveles de productividad. Una intensificación de la producción como la que determinaría la siembra de pasturas puede resultar en reducciones importantes de las emisiones de estos gases. Emisiones de óxido nitroso El óxido nitroso (N2O) es uno de los productos de la denitrificación, proceso de respiración microbiana del suelo que ocurre en condiciones de anaerobiosis. Este gas de efecto invernadero, se origina principalmente en suelos agrícolas. Dado su elevado potencial de calentamiento global, un modesto descenso en su emisión podría tener impactos relativamente importantes en la mitigación del cambio climático. Las condiciones agroecológicas de Uruguay (suelos pesados poco permeables, abundancia de nitratos y carbono soluble, excesos de lluvia frecuentes, e inviernos con temperaturas suaves) determinan un alto potencial de ocurrencia de este proceso, el cual podría ser responsable de importantes pérdidas de nitrógeno en los sistemas agrícola-ganaderos. La denitrificación también podría tener una magnitud significativa en zonas agrícolas del sur de Brasil y la Pampa Húmeda argentina. La adopción de la siembra directa podría conducir a mayor frecuencia de anaerobiosis (los suelos tienen menor porosidad y se saturarían más fácilmente), aunque también es de esperar menor disponibilidad de carbono soluble y nitrato, por lo que el resultado en cuanto a la tasa de denitrificación es incierto. Los resultados obtenidos en La Estanzuela hasta el presente (Celano y Martino, 2000) muestran que la pérdida total de N sería de similar magnitud en ambos sistemas de laboreo, pero la emisión de N2O podría ser mayor bajo laboreo convencional (la denitrificación tiene como productos principales a dos gases: N2 -ambientalmente inocuo- y N2O). Ello implicaría que la siembra directa también podría generar créditos de carbono equivalentes a la reducción en la emisión de óxido nitroso, aunque es necesario realizar estudios más profundos al respecto. El potencial de la siembra directa como generadora de certificados de carbono Según lo discutido en la sección anterior, la mayor contribución de los sistemas de siembra directa al combate del cambio climático radicaría en la disminución de la mineralización de la materia orgánica del suelo y, en segundo término, de la supresión de la erosión de los suelos. Estos dos factores combinados podrían generar, en un plazo de diez años y en las condiciones de Uruguay, sumideros de hasta 15 t C/ha. Asumiendo que en la región se ha adoptado la siembra directa en más de cinco millones de hectáreas desde 1990 (año base del Protocolo de Kyoto), es de esperar que para el año 2010 el secuestro de carbono haya superado los 50 millones de toneladas. Esta cifra representa 1 por ciento del total de reducciones de emisiones de gases acordadas por los países desarrollados. La venta de este servicio de secuestro de carbono podría generar ingresos de magnitud a los agricultores. Las incertidumbres acerca del desarrollo del mercado aún no permiten hacer predicciones más o menos precisas del precio de los certificados de carbono. Asumiendo que el mismo podría ubicarse en un rango entre US$ 5 y 15 por tonelada, el 64 MARTINO, D. L. valor de mercado del sumidero de carbono de la región estaría entre US$ 250 y 750 millones. Dichas cifras pueden ser afectadas por el balance de emisión y absorción de otros gases con efecto invernadero además del dióxido de carbono. Por ejemplo, la inclusión de leguminosas en las pasturas puede potenciar el proceso de secuestro de carbono, al suministrar el nitrógeno necesario, aunque también puede resultar en una indeseada emisión de óxido nitroso (Celano y Martino, 2000). Algo similar puede ocurrir si la adopción de la siembra directa conlleva un incremento en el uso de fertilizantes nitrogenados. Robertson et al. (2000) estimaron el potencial de calentamiento global neto de diferentes ecosistemas. Este indicador comprende la emisión y absorción de todos los gases con efecto invernadero, y sería más adecuado que el simple cambio en el contenido de carbono de los suelos para estimar la producción de certificados de carbono. C Orgánico en suelo (%) 3,5 Agricultura c/laboreo 3,0 2,5 2,0 1,5 Ganadería 1,0 Siembra directa 0,5 0,0 1600 1700 1800 1900 2000 2100 Figura 5. Modelo conceptual de la evolución del contenido de carbono de los suelos del suroeste de Uruguay desde la colonización española. El Cono Sur de América, en función de sus características geográficas, climáticas, económicas y culturales tiene el potencial para ser uno de los mayores sumideros de carbono. En primer término, sus suelos ya han perdido considerables cantidades de carbono por su uso anterior (Figura 5), lo cual implica que existe un potencial ecológico para volver a almacenar una considerable cantidad de carbono. En segundo lugar, es una región con relativamente baja densidad de población y unidades productivas relativamente grandes, lo cual implica una baja presión de los sistemas agrícolas sobre los recursos naturales. Finalmente, es la región del mundo en la cual la siembra directa ha tenido la mayor tasa de adopción, por lo que ya hay un camino andado. El desarrollo del mercado de carbono con participación de los agricultores podría suministrar el estímulo económico para terminar de consolidar el camino hacia una agricultura más sostenible. 65 SECUESTRO DE CARBONO ATMOSFÉRICO: ¿UN NUEVO INGRESO PARA LOS AGRICULTORES DEL CONO SUR? Literatura citada BAETHGEN, W.E.; MORÓN, A. y DÍAZ ROSSELLO, R. 1994. Modelización de la evolución del contenido de materia orgánica del suelo en seis sistemas de rotaciones en el SW de Uruguay. In: INIA Serie Técnica 41, “Materia orgánica en la rotación cultivo-pastura”, pp. 13-15. BARTHOLOMEW, W.W. y KIRKHAM, D. 1960. 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