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Posición común de Francia y Brasil sobre el cambio climático Palacio del Elíseo – Sábado 14 de noviembre de 2009 Francia y Brasil reiteran su convicción de que el cambio climático es uno de los retos más urgentes al que debemos hacer frente actualmente y que requiere una respuesta global inmediata fundada en los principios de justicia y equidad. Los dos países subrayan que la lucha contra el cambio climático es un imperativo que debe ser totalmente compatible con un crecimiento económico sostenible y la erradicación de la pobreza. Ambos se declaran de acuerdo con las conclusiones científicas del 4º informe de evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) y apoyan el objetivo de limitación del aumento de la temperatura mundial media a 2°C respecto a los niveles preindustriales. Para cumplir con este objetivo es preciso que las emisiones mundiales alcancen su máximo nivel lo más rápidamente posible y reducir las emisiones mundiales en un 50% como mínimo respecto al nivel de 1990, de aquí a 2050. Francia y Brasil han decidido trabajar juntos antes de la 15ª Conferencia de las Partes de la Convención marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático que se celebrará en Copenhague en diciembre de 2009. Los dos países hacen hincapié en la importancia de tender puentes entre los países y se comprometen a favorecer el desarrollo de una visión común entre el G77/China y los países más industrializados. Asimismo, subrayan la importancia de que dos países con situaciones nacionales y regionales diferentes puedan formular posiciones comunes sobre los principales temas de las negociaciones relacionadas con el cambio climático. Por tanto, están determinados a acelerar el ritmo de las negociaciones con el fin de lograr un acuerdo ambicioso basado en la hoja de ruta de Bali, en Copenhague, a finales de este año. Francia y Brasil se comprometen a cooperar para reforzar el régimen internacional contra el cambio climático elevando el nivel de ambición de la implementación de la Convención marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático y de su Protocolo de Kioto. A este respecto, recuerdan que todas las partes deben formular, aplicar, publicar y actualizar sus programas nacionales incluyendo medidas destinadas a atenuar el cambio climático y a facilitar la adaptación. Los planes nacionales deben ser los vectores de un crecimiento con bajos niveles de emisiones de carbono. Por otra parte, subrayan que todos los países del Anexo I de la Convención de las Naciones Unidas deben marcarse nuevos objetivos ambiciosos de reducción de las emisiones a medio plazo, en conformidad con sus responsabilidades y sus capacidades, históricas y actuales, y coherentes con la limitación del aumento de la temperatura a 2°C y las recomendaciones del IPCC. Los países del Anexo I deben adoptar trayectorias de reducción coherentes con su objetivo de reducir sus emisiones en un 80% como mínimo respecto al nivel de 1990, de aquí a 2050. En este contexto, convienen de la importancia crucial de una comparabilidad de las reducciones aplicadas a toda la economía entre todos los países del Anexo I. Por su parte, los países que no forman parte del Anexo I deben marcarse como objetivo un crecimiento con bajos niveles de emisiones de carbono implementando acciones nacionales apropiadas de mitigación (NAMA por sus siglas en inglés) en el marco del desarrollo sostenible, facilitadas y apoyadas por los países desarrollados con financiaciones nuevas y adicionales, y a través de la cooperación tecnológica y el refuerzo de las capacidades nacionales. Los países en desarrollo también deberán participar activamente en el esfuerzo mundial mediante una desviación substancial del aumento de sus emisiones respecto al escenario “business as usual”, de acuerdo con las recomendaciones del IPCC, marcándose el objetivo de reducir la intensidad de carbono de sus economías y alcanzar su máximo nivel de emisiones lo más rápidamente posible, teniendo siempre presente que el desarrollo económico y social y la erradicación de la pobreza son las principales prioridades de los países en desarrollo. Nuestros dos países apoyarán la creación de un registro en el marco de la instauración de un sistema de medición, comunicación y verificación de las acciones nacionales de mitigación de los países en desarrollo y del apoyo financiero concedido por los países desarrollados. Este registro serviría para realizar un inventario de los medios de apoyo que requieren los países en desarrollo para implementar las acciones de mitigación y, por tanto, contribuiría al esfuerzo de mitigación a nivel mundial. Francia y Brasil subrayan asimismo la importancia de la adaptación a los efectos nefastos del cambio climático y convienen que la Convención debería otorgar la misma importancia a la mitigación y a la adaptación. Pese a su responsabilidad limitada en el cambio climático, los países en desarrollo ya están haciendo frente actualmente a sus consecuencias nefastas. Francia y Brasil subrayan la necesidad de elaborar un marco justo, global y sólido para la adaptación. Este marco debe incluir un apoyo financiero nuevo y sustancial para los países en desarrollo, en particular los países pobres y vulnerables de África, los países menos avanzados y los pequeños Estados insulares, para que puedan hacer frente al peso que el cambio climático añade al reto del desarrollo económico y social, y a la erradicación de la pobreza. Asimismo, recuerdan que la puesta a disposición de recursos financieros constituye uno de los elementos claves de la aplicación íntegra, eficaz y sostenida de la Convención. En este contexto, subrayan que para que la COP-15 concluya positivamente será preciso aumentar gradualmente la financiación pública internacional. Por otra parte, subrayan el papel de los instrumentos financieros, de los mecanismos innovadores y del sector privado para apoyar las acciones de mitigación y de adaptación, al igual que el desarrollo y la transferencia de tecnologías. Las inversiones deben promover un crecimiento con bajos niveles de emisiones de carbono y métodos de producción y consumo sostenibles. Francia y Brasil hacen hincapié en la necesidad de una mayor cooperación entre los países desarrollados y en desarrollo para la investigación, el desarrollo, el despliegue, la difusión y la transferencia de tecnologías “verdes”. La cooperación tecnológica puede profundizarse mediante la creación de centros internacionales de intercambio de conocimientos e información, el refuerzo de las capacidades nacionales y la creación de centros nacionales y regionales de tecnologías respetuosas del medio ambiente. Asimismo, se requerirán soluciones innovadoras para mejorar de manera significativa el acceso a las tecnologías. Los dos países subrayan la importancia de promover las acciones destinadas a reducir las emisiones resultantes de la deforestación y la degradación de los bosques en los países en desarrollo (REDD). Reconocen que este objetivo constituye un elemento importante de los esfuerzos de mitigación realizados por algunos países en desarrollo y que puede desempeñar un papel importante en la acción mundial de lucha contra el cambio climático. La reducción de las emisiones resultantes de la deforestación y la degradación de los bosques, gracias a la preservación de los bosques, la gestión sostenible y el aumento de las existencias de carbono en los bosques, podrá y deberá tener simultáneamente un beneficio social y medio ambiental. Con este objetivo, Francia y Brasil convienen que debería acordarse un apoyo financiero y tecnológico adecuado a estas actividades, en el marco de las acciones nacionales apropiadas de mitigación que los países en desarrollo deberán implementar. Asimismo, insisten en la necesidad de reforzar la cooperación –Norte-Sur y Sur-Sur– en materia de refuerzo de las capacidades y de tecnología en el sector forestal, en particular la utilización de instrumentos de teledetección. Los dos países se comprometen a velar porque la reducción de las emisiones resultantes de la deforestación forme parte de las conclusiones de Copenhague y apoyan la inclusión de este objetivo en el marco de la Convención. Francia y Brasil subrayan la necesidad de fijar resultados ambiciosos en materia de reducción de las emisiones de gases con efecto invernadero a escala mundial. Con este fin, ponen de relieve el papel de la eficacia energética y de las fuentes de energía renovables, incluyendo las fuentes bioenergéticas social y medioambientalmente sostenibles. 2 Francia y Brasil están de acuerdo en que es necesario crear una organización internacional consagrada al medio ambiente y al desarrollo sostenible, para dar mayor coherencia a los esfuerzos de la comunidad internacional en estos campos. Los dos países están convencidos de que debería darse un impulso decisivo en Copenhague en diciembre, con el fin de que se cree la organización internacional durante la Conferencia Río+20 que se celebrará en Río de Janeiro en 2012. 3