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¿Dónde están los elefantes? Las personas y el clima son responsables de que su número descienda By Patrick Barkham, The Guardian, adaptado por la redacción de Newsela on 08.22.16 Word Count 1,037 Este 15 de septiembre de 2015, foto de archivo, un elefante salvaje desde una colina cercana del estado de Meghalaya, al noreste de la India, se rocía agua sobre sí mismo y otros se alimentan de hierba en los humedales de Telalia, a las afueras de Gauhati, India. Photo: AP Photo/Anupam Nath, File Si hace apenas 800 generaciones hubiésemos tomado unas vacaciones de verano a Creta, Chipre o Malta, habríamos encontrado islas de aspecto familiar, llenas de las flores y de los pájaros que podemos disfrutar hoy en día. Pero irrumpiendo de la maleza habríamos encontrado una sorpresa: un elefante pigmeo de un metro de altura, una de las tantas diferentes especies de elefantes que hace tiempo caminaron sobre todos los continentes, excepto Australia y la Antártida. Los elefantes pigmeos, de 20.000 años de edad, adquieren una nueva importancia en la actualidad porque vivieron poco tiempo y compartieron el planeta con los seres humanos modernos. El destino de estos elefantes perdidos es similar al futuro turbulento al que se enfrentan sus parientes cercanos, los elefantes africanos y asiáticos, advierte el profesor de ciencia Adrian Lister. "Los humanos son más propensos a llevar a las especies a la extinción en las islas que en el continente", afirma Lister. "Uno de los problemas con los elefantes vivos no es solo que sus números descienden cada día más, sino que sus poblaciones están muy fragmentadas". El último de un largo linaje Cuando los seres humanos se extendieron más allá de África, compartían el planeta con 42 especies de mamíferos terrestres que pesaban más de una tonelada, pero hoy solo sobreviven los elefantes, los hipopótamos y los rinocerontes. Las dos especies de elefantes contemporáneas son los últimos representantes de los megaherbívoros, animales que han jugado un gran papel en la formación de la vida en la Tierra. Los elefantes de hoy pertenecen a un linaje que se remonta a más de 60 millones de años y son miembros del orden de los proboscídeos —espectaculares mamíferos con trompa. El Profesor Ross MacPhee estudia la extinción de los elefantes. "La mayoría de las personas en mi línea de trabajo está de acuerdo en que casi todas estas pérdidas se debieron a acciones humanas, a que los humanos cazaron intensivamente estos animales", dice. Pero no fue solo el Homo sapiens. El mamut lanudo desapareció de las zonas nórdicas de Norteamérica antes de que llegaran los hombres. Este mes, una nueva investigación establece con precisión la desaparición del mamut lanudo de la isla de San Pablo, Alaska, hace 5.600 años. Según el estudio, es probable que murieran de sed porque la elevación del nivel del mar redujo la isla y se redujeron los suministros de agua dulce. Los seres humanos no llegaron a San Pablo hasta 1787. "A quienes no les gusta la idea de que los humanos fueron los únicos culpables, quieren creer que fue el cambio climático", dice MacPhee. "No fue tanto que el cambio climático causara la extinción sino que causó colapsos de la población. El cambio climático les dio una paliza a estos elefantes. Después aparecieron los humanos y acabaron con lo que quedaba. Yo personalmente no creo que los seres humanos puedan haber sido los únicos responsables, ni tampoco lo puede haber sido solo el clima". Criaturas inteligentes y símbolos culturales El actual elefante asiático puede ser considerado como el más antiguo de los proboscídeos en sobrevivir. Originario de África antes que el elefante africano, "se podría definir como el elefante africano original", dice sonriendo Vivek Menon, presidente del Grupo de Especialistas del Elefante Asiático. En todo el mundo, y no solo en Asia y África, los elefantes se celebran en la cultura, son un elemento básico de cuentos para niños y un símbolo rico y poderoso. "El elefante es casi una persona", dice Menon. "Se trata de un animal muy inteligente. Como científico, sé que los elefantes se acercan mucho a nosotros". Los elefantes modernos tienen un talento para la ingeniería y remodelación de paisajes. Los ecologistas definen a los elefantes como una "especie clave" sin la cual los ecosistemas serían radicalmente diferentes. Al igual que sus antepasados, los elefantes africanos dispersan grandes cantidades de semillas a través de largas distancias. En el Congo, los científicos encontraron que los elefantes del bosque dispersan 345 semillas de 96 especies al día, por lo general a más de un kilómetro de sus árboles originarios. Convierten los bosques en matorrales, dañando árboles y abriéndoles camino a los herbívoros más pequeños o a lagartos amantes del sol, lo que también se ha demostrado que ayuda a los leones a atrapar a sus presas. Verse obligados a ocupar "islas" más pequeñas de tierra protegida ha causado que los elefantes hayan dañado algunos bosques africanos. El zoólogo Christopher O'Kane, profesor de Worcester College, en Inglaterra, dice que "en un mundo perfecto, el elefante africano necesita mucho más espacio del que tiene". Hay grandes diferencias entre las especies de elefantes y también hay grandes diferencias culturales en cómo son vistos. En Asia hay una larga tradición de tener a los elefantes asiáticos en cautiverio y entrenarlos. El dios hindú Ganesh con cabeza de elefante es, muy acertadamente, un removedor de obstáculos. Se reza a los elefantes todos los días. "Es extraordinariamente útil que nuestras abuelas nos enseñaran a venerar al elefante", dice Menon. ¿El mayor reto en la conservación de los elefantes asiáticos? "La tierra, nada más", responde Menon. "Hay 1,26 millones de personas en la India y un animal enorme que necesita moverse". Una terrible sinergia Científicos del ámbito de la conservación han identificado 101 "corredores biológicos" en la India a lo largo de los cuales se mueven los elefantes entre su hábitat principal, donde pueden alimentarse y reproducirse. Los elefantes han caminado pesadamente por estas rutas por generaciones, pero a medida que son bloqueadas —por casas, carreteras, vías férreas y otros desarrollos lineales— surge un conflicto entre humanos y elefantes. Básicamente, científicos como MacPhee y O'Kane dicen que el futuro del elefante se reducirá a los números, tanto de las personas como de los elefantes. El registro fósil proporciona una imagen dramática de cómo otros megaherbívoros desaparecieron del hemisferio norte cuando terminó el último período glacial. Ahora los patrones son parecidos, dice Adrian Lister. "Lo que realmente está castigando a estos animales —el calentamiento global, la contaminación, la destrucción de su hábitat— es una terrible sinergia de diferentes factores que están amenazando la biodiversidad en la actualidad". ¿Lograrán sobrevivir los últimos miembros de la gran familia del elefante? Si no lo hacen, los únicos culpables seremos nosotros.