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CULTURA y POLÍTICA / Publicación del Instituto PRISMA y PLURAL editores / Nº 106 / 1era. quincena de junio 2012 / Bs 5 Retroceso en la OEA y obstáculos a la inversión extranjera Deterioro en las relaciones internacionales Bolivia no logró la adhesión de los países de la OEA a su demanda marítima y sorprendió con un nuevo golpe de timón: ya no la denuncia ante tribunales internacionales sino la “revisión” del Tratado de 1904. Simultáneamente, los conflictos sociales y las deficiencias en la gestión pública ahuyentan a las empresas extranjeras –particularmente a las mineras– que tienen inversiones en Bolivia. Finalmente, el asilo del senador Pinto amenaza con deterior las ya tensas relaciones con Brasil. Un panorama poco alentador en nuestro frente externo comparado con las expectativas generadas durante el primer gobierno de Evo Morales. Artista invitada: Roxana Crespo. Narcos somos todos El gobierno aportó las pruebas del involucramiento de Bertha Bejarano, dirigente de la ix Marcha Indígena, en actividades de tráfico de cocaína. La dirigente reconoció su error y pidió disculpas. Dijo que lo hizo por necesidades económicas. Por las mismas razones, la mayoría de los cultivadores de coca también quedan involucrados en el floreciente negocio de las drogas, aunque no reconozcan su error ni pidan disculpas. Pero no sólo los más pobres terminan colaborando con los narcos: según el Gral. Sanabria y el senador Pinto, también lo hacen altos dirigentes del partido de gobierno. Sea como fuere, la denuncia contra Bejarano tuvo un efecto demoledor en las filas de los pueblos indígenas que se oponen a la construcción de una carretera que favorecería al cultivo ilegal de coca en su territorio. La coca y la cocaína están en el centro de las disputas. No se ve ninguna opción a esta condición que penetra el tejido social y político y convierte a todos en sospechosos o cómplices. Contrapuntos Alejandra Ramírez S.: El legado rebelde de las guerreras de la Coronilla, 4-5 Simón Pachano: Punto de quiebre, 5 Cristina Hurtado de Mendoza Carranza: Los ciclos recientes en la economía boliviana, 6 Juan Carlos Salazar: El mar, la OEA y las profecías mayas, 7 Manuel Hidalgo: Luces y sombras del crecimiento extractivista sudamericano, 8-9 Antonio Mayorga Ugarte: Barrientos revisitado, 9 Debate / Aldea Global Oscar Olmedo Llanos: El progreso Occidentalandino, 10-11 Gabriel Loza: La salida griega, 11 Franco Gamboa y Pamela Alcocer: Cambio climático como emergencia global inmediata, 12-13 H. C. F. Mansilla: La calamidad recurrente de la nación boliviana: los tres movimientos populistas, 14-15 Luis Antezana Ergueta: Comentario a los comentarios sobre el 9 de abril, 16-17 Libros / Cine Alcides Parejas Moreno: Tan lejos del mar, 17 Mauricio Souza Crespo: Un cine de historietas, 18 Guillermo Delgado P.: Sobre Recuerdos de ayer (1916-1929) de Trifonio Delgado, 19 Theodor Adorno: Dialéctica desde abajo, 20 Novedades / ensayo 25 años 1987-2012 editores / impresores / distribuidores Librería La Paz: Rosendo Gutiérrez 595 esq. Ecuador Tel. 2411018 / Casilla 5097 / email:plural@plural.bo Librería Cochabamba: Nataniel Aguirre Nº 354 / Tel. 4511547 / Santa Cruz: Tel. 72168839 /3 editorial 1era. quincena de junio 2012 Anomia estatal ahuyenta la inversión extranjera B Consejo editorial: Joan Prats (†) Fernando Mayorga U. Horst Grebe López Juan Carlos Salazar Director: José Antonio Quiroga T. Instituto PRISMA Calle 21 Torre Lydia Piso 2 Of. 201, Calacoto Tel: 2799673 inprisma@entelnet.bo www.institutoprisma.org Plural editores c. Rosendo Gutiérrez 595 esq. Ecuador Tel: 2411018 plural@plural.bo www.plural.bo ISSN: 1996-4420 www.cesu.umss.edu.bo olivia nunca fue muy atractiva para la inversión externa, ni en el monto ni en el número de emprendimientos, pero en los últimos meses ha optado por convertirse en un país que hace todo lo posible por ahuyentar cualquier presencia de empresas transnacionales. Se podría juzgar que esa opción está relacionada con la implantación gradual de un modelo socialista-comunitario que le asigna al Estado la propiedad y el control de todos los sectores estratégicos de la economía, pero en realidad lo que parece estar ocurriendo es que la ineficiencia y arbitrariedad en la gestión pública, sumada al incremento de la conflictividad social, están obligando al gobierno a cancelar los pocos proyectos con inversión externa que existían, salvo los de aquellas empresas del sector de los hidrocarburos que, por el contrario, han recibido generosos incentivos para incrementar sus inversiones en Bolivia. Un rápido repaso a los casos más recientes, puede ilustrar las razones de este giro, que tendrá consecuencias de larga duración para el país. Primero fue el caso de la empresa brasileña oas, encargada de la carretera del tipnis cuya construcción fue prohibida tras la viii marcha indígena y la promulgación de la Ley 180. El gobierno contrató a oas sin contar con los estudios de factibilidad, ni de impacto ambiental, y no cumplió con el requisito constitucional de la consulta previa a los pueblos indígenas. El bndes de Brasil declaró que no podía financiar una obra ilegal, y el gobierno boliviano terminó por “expulsar” a la empresa, acusándola de incumplimiento del contrato. Luego le tocó el turno a la española tde, nacionalizada el 1 de mayo siguiendo el ritual de expropiaciones instituido para celebrar el día de los trabajadores. La decisión fue inconstitucional por cuanto no hubo “ley de necesidad ni indemnización previa”. El gobierno se apresuró a declarar que indemnizaría a la transnacional española con un monto similar al que invirtió originalmente, sin saber que el valor de la empresa era muy in- ferior en el momento de ejecutarse la expropiación, como reveló la prensa española. En el curso de las últimas semanas, otras tres empresas del sector minero han sido afectadas por este tipo de decisiones gubernamentales. La transnacional india Jindal terminó por fastidiarse con la ejecución de la segunda boleta de garantía por el supuesto incumplimiento de las inversiones comprometidas. Con ello el proyecto Mutún iniciado durante este gobierno quedó seriamente malogrado, aunque el ministro de Minería considera que tras la salida de Jindal vendrán muchas empresas “más serias” a explotar nuestras riquezas. Según Jindal, el gobierno boliviano incumplió en la provisión de gas y de un terreno saneado para instalar la fundición. La suiza Glencore, que tenía a su cargo la explotación de la mina Colquiri bajo un contrato de riesgo compartido, podría ser nacionalizada a raíz de la invasión a unos parajes de la mina, realizada por cooperativistas mineros. El Presidente Morales dejó la decisión final en manos del sindicato de trabajadores, que terminarán imponiendo políticas públicas en ausencia de Estado. Algo similar podría ocurrir en Mallku Kota, concedida a la empresa canadiense South American Silver, con el ingrediente adicional de una disputa por derechos territoriales de pueblos indígenas, que enfrenta a comunarios con cooperativistas y con el Estado. Como puede apreciarse, en la mayoría de los casos descritos, se trata del incumplimiento gubernamental a los compromisos contraídos con las empresas o con las comunidades, o el retroceso frente a conflictos sociales ocasionados por la confrontación de intereses que alegan estar defendidos por derechos contrapuestos reconocidos por la nueva Constitución. La querella por los excedentes se está resolviendo en las calles, cediendo a la presión de corporaciones privadas –como la de los cooperativistas mineros– con poder de veto sobre decisiones gubernamentales. Y allí donde no hay Estado es difícil que haya inversión extranjera. Algo más que un tropiezo La versión digital de los números pasados de la revista pueden ser obtenidos en la siguiente dirección: www.institutoprisma.org Los lectores de Nueva Crónica pueden escribir al correo electrónico plural@plural.bo Las colaboraciones no solicitadas serán sometidas a la consideración del Consejo Editorial Contactos: cochabamba@plural.bo Tel. 4511547 santacruz@plural.bo Tel. 72168839 S i nos atenemos a las interpretaciones oficiales de las partes interesadas, resulta imposible establecer a qué país favorecieron en mayor medida los resultados de la reciente Asamblea General de la oea respecto del tema de la reivindicación boliviana de un acceso soberano y útil al Pacífico. Los editoriales de los principales medios en Santiago de Chile coinciden en que la diplomacia de ese país alcanzó un éxito relevante al haber impedido que en dicho evento se adoptara una resolución de apoyo a Bolivia. En los medios de Lima el tema tuvo escasas repercusiones, como si se tratara de un asunto que no les atañe mayormente. En el caso de nuestro país se repite lo que ya es una constante en prácticamente todos los temas: las interpretaciones son absolutamente divergentes y polarizadas según se trate de los medios que controla el aparato comunicacional del gobierno, por un lado, o de los que se reputan independientes, por otro. Algo que no se ha cotejado con atención son las expectativas que despertaron las autoridades antes del evento; la forma en que se abordó el tema por parte del Presidente, el Canciller y el Vicecanciller durante el evento, y las explicaciones que se dieron en los días posteriores. Y así tampoco se destaca suficientemente que la exhortación unánime al diálogo bilateral entre Bolivia y Chile, parece ser la única fórmula que ha quedado claramente descartada por de pronto. Y si esto es así en cuanto al tema marítimo, con las diferencias del caso, tampoco queda claro cuáles han sido los logros en el tema de la seguridad alimentaria. Todo indica que, después de una tediosa negociación, el texto finalmente aprobado fue purgado de una buena cantidad de fórmulas debido a su carácter meramente retórico. Habría que reconocer, por otra parte, que la bullanguera “diplomacia de los pueblos” ha demostrado ser particularmente inapropiada como sustituto de una metódica labor diplomática de persuasión de la posición del país a cada una de las delegaciones. Por último, como proyección hacia el futuro la reunión de la oea en Cochabamba tendrá mucho menos relevancia que la creación de la alianza del Pacífico precisamente en Antofagasta y con la presencia de los presidentes de México, Colombia, Perú y Chile y el acompañamiento del rey de España. Vale la pena reflexionar a fondo sobre todo esto. 4/ contrapuntos 1era. quincena de junio 2012 El legado rebelde de las guerreras de la Coronilla Alejandra Ramírez S.* Una ocasión para re-pensar la identidad regional cochabambina y generar una reflexión sobre el papel de las mujeres en la conquista de sus propios espacios tanto a nivel local, regional y nacional. E l último mes de mayo ha sido importante en tanto ha visibilizado las pugnas por las narrativas y por los pasados, a partir de recopilaciones documentarias e interpretaciones históricas que recuperan episodios u ocultan otros y que, mediante desplazamientos discursivos, logran construir –reconstruir y/o destruir– distintas lecturas de la historia. En efecto, el episodio de las Heroínas de la Coronilla (mayo de 1812) ha vuelto a ser centro del debate y de atención a partir de múltiples miradas que enaltecen a algunos grupos y desvalorizan a otros, intentando (re)escribir el proceso independista que dio lugar a la creación de la República de Bolivia (1825), hoy llamado Estado plurinacional. Más allá del debate acerca del rol protagónico de indígenas, mestizas o criollas, recuperar el episodio no sólo permite re-pensar la identidad regional Cochabambina, sino y sobre todo, generar una reflexión sobre el papel de las mujeres en la conquista de sus propios espacios tanto a nivel local, regional y nacional. Y es que, uno de los principales legados del combate del 27 de mayo de 1812, es el de la participación activa de las mujeres en la defensa –y por lo tanto en la construcción– de un proyecto de una patria independiente y soberana. Esa tendencia de constructoras y defensoras de la calidad de vida de los suyos, es una herencia que permite a las mujeres ir forjando sus derechos ciudadanos en la historia, como se argumenta a continuación. De la acción heroica de las mujeres a la revolución de las mujeres en la primera mitad del siglo xx El imaginario respecto a la valentía y capacidad de lucha de las mujeres cochabambinas encuentra sus raíces en el episodio histórico anteriormente señalado. Según el relato de un soldado (Turpín) presente en la batalla de la Coronilla, frente a la arremetida del ejército realista comandado por Goyeneche a la ciudad de Cochabamba se re-arma un ejército cochabambino que es integra* Responsable del Área de Estudios del Desarrollo del cesu-umss. Ph.D. en Desarrollo Humano y Sustentable. comerciantes; o, para otros grupos sociales, la Liga de Mujeres Católica (aparecida a principios del siglo xx), desde dónde muchas mujeres de clases medias y alta inciden, a partir de cofradías religiosas, en la vida pública de la ciudad (2) La actividad productiva y profesional desde la cual, maestras e incluso emergentes empresarias se involucran en la vida pública y en la dinámica económica de la ciudad (3) La arena política, a partir de su incorporación como cuadros políticos y, en general, como dirigentes en la vida política nacional (tal el caso de Lidia Gueiler Tejada). do también por mujeres acompañadas por sus hijos. Convocada la población a un Cabildo Abierto, el gobernador Antezana preguntó: “‘¿Cumpliréis lo que habéis dicho de defender la patria y la excelentísima Junta de Buenos Aires?’ Algunos respondieron que sí, pues ya no había más de mil hombres escasos y solamente las mujeres dijeron: ‘Si no hay hombres, nosotras defenderemos’”. Uno de los frentes de batalla se dio en la colina de La Coronilla, lugar donde perderían la vida una parte de estas mujeres-soldados siendo, posteriormente, la ciudad avasallada y saqueada. Conseguida la independencia (1825), esta presencia activa cayó en el olvido y las mujeres fueron relegadas en su participación pública. Ello impulsa a principios del siglo xx, a que muchas mujeres comiencen a movilizarse en torno a ideas liberales; es el caso de Adela Zamudio y otras educadoras, que reclaman la igualdad, la educación laica así como mayores derechos para las mujeres. Es Sara Ugarte, esposa del presidente Salamanca junto a mujeres del pueblo, las que desde la acción pú- blica van a pelear, en los años 1920, por el reconocimiento del aporte histórico de la mujer en la construcción de una idea femenina de la nación boliviana hecho que será impulsado con la construcción de un monumento en honor a las heroínas de la Coronilla y posteriormente fortalecido en 1927 con la declaración del día 27 de mayo como el día de la madre boliviana. Además de estos impulsos particulares, a principios del siglo xx se dan ciertos acontecimientos importantes, tales como la guerra del chaco (19321935) o la revolución de 1952, que se convierten a su vez en revoluciones de mujeres y de pueblos indígenas –donde también es importante la presencia de las mujeres– que pelean por ampliar la igualdad de derechos para todos, como el voto universal conseguido en 1961. Tres ámbitos se presentan como espacios privilegiados de esas revoluciones: (1) Gremios donde la participación ciudadana de las mujeres asume estrategias colectivas, tales como la Asociación Hijas del Pueblo (que nace en la década de 1949) que reúne a las mujeres La idea política de la ciudadanía de las mujeres en la lucha por una democracia más inclusiva La idea de ciudadanía empieza a tomar mayor presencia a partir de los años 60, cuando frente a los gobiernos dictatoriales las mujeres empiezan a organizarse en torno a la defensa de sus derechos sobre todo políticos y civiles en espacios vinculados a: la actividad universitaria, los partidos políticos y, por último, al ámbito sindical –tanto urbano como campesino– y las organizaciones adyacentes al mismo como los comités de Amas de Casa en las minas. Desde esos ámbitos las mujeres van a incidir de manera destacada en la lucha por la democracia. No es casual que la recuperación de la democracia haya estado impulsada por una huelga de hambre (1977) de un puñado de mujeres acompañadas de todo un movimiento de base que reunía a mujeres y hombres defensores de los derechos humanos ya que, como bien decía Domitila Chungara: “[U]na persona, un pequeño grupo en un país nunca puede hacer nada sólo, siempre hay mucha gente involucrada” (Entrevista personal, 4 de marzo del 2010). Este involucramiento de las mujeres en la lucha política será, desde entonces, una constante. La segunda huelga de hambre que debilita a otro dictador como fue García Meza (1982) fue iniciada por otro grupo de amas de casa, aunque todavía sometidas: “Había siempre Comité de Amas de Casa, pero siempre muy sometidas, muy subordinadas a los dirigentes. Nuestra huelga ha hecho que la mentalidad de los trabajadores cambie, vieron que las mujeres servimos. Ya no nos decían las ‘Amas de Casa’, ‘nues- tras armas de casa’ decían” (Entrevista personal a Doña Zenobia Machicado, 27 de julio 2011). Esta constante es la que impulsa entre otros, el retorno a la democracia, momento en el cual, los espacios de participación ciudadana para las mujeres se multiplican. En el cambio de siglo: Hacia una igualdad ciudadana desde la mirada de las mujeres Desde la década de 1990 las mujeres profundizan una mayor participación: por un lado, en el parlamento donde se reúnen mujeres representantes políticas y de la sociedad civil –“El parlamento era un lugar que físicamente había sido tomado por los movimientos de mujeres” (Entrevista personal a Lourdes Zabala, 17 de mayo 2010)– y por otro, en las ong y los clubs de madres donde trabajan con otras mujeres. Desde estos espacios, van ampliando su agenda hacia la los derechos políticos, sociales y étnicos. Dos derechos adquiridos son importantes: el de la mujer soldado a partir de ingreso al ejército y la reivindicación del derecho al propio cuerpo. Estos espacios ganados por las mismas mujeres, se van multiplicando a partir del nuevo milenio y la consolidación del proceso de la Participación Popular. En este período se fortalece su participación en organizaciones territoriales – Juntas Vecinales y otb− y en las de producción, formales e informales. Todos estos ámbitos constituyen conquistas desde donde las mujeres influyen en la construcción de calidad de vida. “Las mujeres no le debemos nada a nadie” Los avances conseguidos para un mayor e igualitario ejercicio ciudadano, se amplifican con la presencia de mujeres en la redacción de la nueva cpe. Las mismas leyes promulgadas para su implementación impulsan nuevas propuestas, por el momento en términos discursivos, para un ejercicio pleno de la ciudadanía incluso en los ámbitos de la cotidianidad. ¿Qué debemos agradecer las mujeres a las elites de poder? Este breve recorrido histórico desde la participación de las mujeres en la Coronilla hasta la actualidad, muestra que son las luchas de las propias mujeres en su pluralidad, las que han permitido formalizar el papel que ahora desempeñan en todos los ámbitos de la vida pública y privada. Esta revolución no ha terminado. Se necesita una agenda nueva, inclusiva y distinta basada en la diversidad pero en mira de un proyecto común no sólo para conseguir más derechos ciudadanos, sino para ampliar libertades individuales y colectivas. El legado rebelde de las guerreras de la Coronilla −que toma renovada actualidad ahora en nosotras y hacia nuestros hijo/as y nieto/as− es esta larga lucha por la ciudadanía plena y efectiva: “Si nuevamente no hay hombres, aquí seguimos las mujeres”. /5 contrapuntos 1era. quincena de junio 2012 Punto de quiebre Simón Pachano* Cochabamba marcó un punto de quiebre dentro del camino democrático latinoamericano. Lo que ocurrió constituye el retroceso más grave de los treinta años que lleva este proceso. E l hambre pasó a segundo plano en la Asamblea de la oea en Cochabamba. No es que los cancilleres y los dos presidentes se olvidaran de su necesidad biológica, sino que como tema de debate no ocupó el lugar que preveía la convocatoria del encuentro. Reunidos en el país más pobre de América del Sur, prefirieron llenar sus discursos con ataques a los organismos de protección de los derechos humanos y dejar para el documento final una declaración de apuro acerca de los problemas sociales. Seguramente habrán considerado que si la pobreza ha estado ahí tanto tiempo bien puede seguir esperando unos cuantos años más, mientras que la intromisión de los organismos supranacionales debe ser combatida de inmediato. Es una línea de acción que va tomando cuerpo. Por primera vez en la historia reciente de América Latina hay un grupo de países que no tienen vergüenza en sostener públicamente una posición de esa naturaleza. Hasta hace poco, nadie se atrevía a hacerlo tan frontalmente y en un foro de alcance continental. El ataque a los organismos creados para proteger y garantizar los derechos de las personas era patrimonio de las dictaduras. Todas ellas argumentaban que se trataba de instancias externas que amenazaban la preciada soberanía de sus países y que constituían imposiciones de otras visiones culturales. La diferencia con lo que ocurre ahora no está en el fondo sino en la forma. Las dictaduras no se atrevían a expresarlo en reuniones como la que se realizó en Cochabamba la semana pasada. Lo hacían con métodos ocultos, con declaraciones casi subterráneas y sobre todo con acciones violentas que formaban parte del arsenal propio de la guerra sucia en que eran expertas. Las dictaduras no podían presentarse abiertamente porque no tenían la legitimidad que se origina en el voto popular. Por el contrario, ahora lo hacen gobiernos que gozan de la legitimidad obtenida en las urnas. Su fortaleza radica precisamente en esa condición, ya que nadie puede negar su origen electoral y el apoyo con el que cuentan muchos de ellos. Sin embargo, frente a situaciones como esta es necesario recordar que la democracia no se agota en la elección de los mandatarios, sino que requiere también que ellos se sujeten irrestrictamente a los límites que están determinados y que respeten la opinión ajena, especialmente la que va en sentido contrario a la suya. Su origen democrático es insuficiente si no está acompañado de estos otros elementos. Cochabamba marcó un punto de quiebre dentro del camino democrático latinoamericano. Lo que ocurrió en la ciudad boliviana constituye posiblemente el retroceso más grave de los treinta años que lleva este proceso. Es tan grave como los dos golpes de Estado que fueron condenados inmediatamente por todos los países del continente (Perú en 1992 y Honduras en el 2009). La ruptura frontal del orden democrático en esos casos hacía fácil la reprobación por parte del resto. La forma artera e hipócrita de los actuales propicia el engaño, en el que puede caer incluso el secretario del organismo internacional. * Sociólogo ecuatoriano. 6/ contrapuntos 1era. quincena de junio 2012 Los ciclos recientes en la economía boliviana Cristina Hurtado de Mendoza Carranza* Existen restricciones estructurales internas que no se superan con cambios en el estilo de gestión económica ni con la disponibilidad circunstancial de considerables excedentes fiscales. L a evidencia estadística indica que el crecimiento de la economía boliviana en las últimas dos décadas ha estado por debajo de las economías vecinas y se ha traducido además en una ampliación de las desigualdades distributivas. En vista de que en ese lapso se instrumentaron dos modelos de política económica, surge la pregunta por las causas y condiciones que explican tal insuficiencia dinámica. Desde el Instituto prisma se ha formulado un conjunto de ideas que busca responder a esta inquietud analítica, arribando a la conclusión que el patrón primario-exportador de inserción internacional; la heterogeneidad de los agentes económicos, y el alto grado de informalidad se identifican como obstáculos no superados por las políticas de diverso signo que se han aplicado en los pasados 20 años. Por otra parte, eventos recientes ponen de manifiesto nuevas circunstancias económicas en el orden internacional que se caracterizan por: una transición hegemónica de la economía mundial provocada por el dinamismo de las economías asiáticas, en particular de China; el crecimiento de las economías suramericanas por encima de los países industrializados, y la diferenciación de los países de la región según su dimensión económica, nivel de desarrollo y logros en materia de reducción de la pobreza. Y para contribuir a una visión estratégica, las propuestas correspondientes se refieren a la adopción de políticas macroeconómicas para el crecimiento sostenido de la productividad, la elevación de la tasa de inversión mediante un esquema de concertación económico y social entre los actores y el fortalecimiento de las relaciones de cooperación en el ámbito suramericano Dichas propuestas están incorporadas en el análisis alentado por el pieb y que se ha traducido en la publicación de seis libros referidos a la pregunta sobre los factores económicos e institucionales que han determinado el desempeño económico a nivel nacional y regional en el periodo 1989-2009. Tales características nacionales e internacionales mencionadas, determinaron la adopción de una estrategia analítica compuesta de tres aproximaciones. En primer lugar, un enfoque teóricometodológico que articule un conjunto de instrumentos analíticos referidos a la naturaleza dependiente del patrón primario-exportador de generación y circulación del excedente. En segundo lugar, una comparación del sistema de incentivos derivados de los diferentes marcos institucionales. Y, por último, una interpretación empírica del comportamiento de los sectores primordiales en función de los dos aspectos anteriores. El rasgo cíclico de la economía boliviana ha estado determinado por la existencia de dos periodos diferentes de arreglos institucionales internos, por un lado, y una secuencia de fases de auge y recesión en el relacionamiento con el exterior, por otro. La investigación identifica sin embargo que a pesar de los grandes cambios introducidos en las últimas dos décadas respecto al enfoque de las políticas económicas, el desempeño económico general no se ha modificado sustancialmente, lo que permite concluir que existen restricciones estructurales internas que no se superan con cambios en el estilo de gestión económica ni con la disponibilidad circunstancial de considerables excedentes fiscales. Entre los falsos dilemas que se han debatido en el país, la primacía del mercado o del Estado ha ocupado un lugar central. Al respecto la reflexión de prismapropone que no debe resolverse la cuestión desde sus dimensiones doctrinales. Ocurre en cambio que la necesidad de un mayor protagonismo estatal deriva de la heterogeneidad de la economía, así como de los vacíos resultantes de la estrechez relativa del mercado interno. Ocurre lo mismo con otro falso dilema referido a la prioridad del mercado interno o del sector exportador. Una vez más es la realidad la que muestra la necesidad de construir un aparato productivo capaz de incorporar crecientes grados de competitividad por su articulación con los mercados externos, algo que sería imposible de lograr si el horizonte de actividades quedara confinado en las fronteras nacionales. La cultura política prevaleciente y los hábitos sociales suelen tener más importancia que los diseños formales de las instituciones. Las instituciones formales pueden cambiar fácilmente, pero las instituciones informales que reflejan actitudes, comportamientos, creencias y valores socialmente construidos, son difíciles de transformar, porque se trata de todo el bagaje cultural, político y social de un país. De aquí que el análisis deba distinguir entre el país legal y el país real. Por lo tanto, para alcanzar eficacia, las políticas públicas deben acomodarse a las realidades efectivas y no a las deducciones teóricas. El comportamiento cíclico de la economía boliviana señala que los periodos de auge se caracterizan por estar impulsados por incrementos en las exportaciones además de elevados flujos positivos de inversión, contrariamente a los periodos de contracción. El análisis afirma que por encima de las modificaciones institucionales, las cuatro variables que explican el desempeño de la economía boliviana en términos de crecimiento, generación de empleo, distribución de ingreso y solvencia fiscal son: los términos de intercambio, la dimensión de la inversión extranjera directa, las remesas y la informalidad. Los escenarios explorados en el análisis contrafactual de la investigación alegan que los sectores que están en capacidad de impulsar crecimiento sostenido, principalmente los sectores extractivos, no necesariamente generan mayores fuentes de empleo o mejoras en la distribución de empleo. En efecto, el país no ha superado su arquitectura económica heredada desde la época colonial, debido a que en ningún momento la industria ha sido candidato prioritario en materia de política pública o inversión. Las conclusiones del estudio ponen de relieve la importancia de generar estrategias sistemáticas para el aumento de la productividad. A fin de lograr dicho objetivo la investigación propone un proceso de reconversión productiva que utilice los precios relativos como señalización para resaltar las prioridades de la política económica a largo plazo y los sectores que deben ser protegidos frente a las oscilaciones del mercado. Para construir un Estado con capacidad institucional en base a un modelo mixto, se requiere una alianza entre el sector público y privado, que es de vital importancia para establecer las condiciones de desarrollo y el patrón de crecimiento que se quiere. La investigación sugiere crear un espacio de concertación donde se encuentren incorporados: el sector empresarial formal, los productores campesinos, el gobierno y las representaciones de los trabajadores organizados. De esta manera, los miembros del Consejo Económico Social concertarán mandatos claros, concretos, realistas y un financiamiento estable para perdurar en el largo plazo. Por último, para que la implementación de un pacto fiscal sea exitosa, la investigación exige que exista un incremento en la transparencia de los recursos y su asignación, así como en la carga tributaria. Los resultados de este trabajo, junto con las otras cinco investigaciones promovidas por el pieb, constituyen el primer paso para abrir un debate fundado en análisis robusto y sólidos datos empíricos. Los ciclos recientes en la economía boliviana: Una aproximación económica e institucional. Horst Grebe (coord.), Mauricio Medinaceli, Rodrigo Fernández, Cristina Hurtado de Mendoza y Herbert Müller (prólogo). pieb. Mayo, 2012. * Economista. /7 contrapuntos 1era. quincena de junio 2012 El mar, la OEA y las profecías mayas Juan Carlos Salazar* Aislado de Tiquipaya y de la propia ciudad de Cochabamba, cercado por miles de efectivos del Ejército y la Policía, el Hotel Regina de Tiquipaya, sede del evento, fue la metáfora perfecta del aislamiento diplomático de Bolivia. T iquipaya, según David Choquehuanca, es un lugar de “magia” y “encanto”. Capital de las flores del valle cochabambino, es además, en palabras del canciller boliviano, el corazón de Cochabamba y Bolivia, pero también de América del Sur, un corazón que “ha comenzado a latir” para marcar un nuevo tiempo, el “final del no tiempo” y el comienzo del “tiempo del equilibrio”. Poco después de que el presidente Evo Morales anunciara su propósito de promover la “refundación” de la Organización de Estados Americanos (oea) y en vísperas de la inauguración de la Asamblea General del organismo panamericano, el jefe de la diplomacia boliviana –clic a Google mediante– apeló a una de las “siete profecías mayas” para anunciar el advenimiento de una “nueva época” a partir del “evento histórico” que congregó en Tiquipaya a los cancilleres y delegados del continente. “El año 2012 viene cargado de energías, energías que nos convocan a los seres humanos para que volvamos al camino del equilibrio”, dijo ante un poco convencido José Miguel Insulza, al evocar una de las “profecías” supuestamente contenidas en el milenario calendario maya, según la cual la humanidad está viviendo estos días el “tiempo del no tiempo”. “El calendario maya –explicó– nos señala que después de este año vamos a entrar al tiempo, al equilibrio. Estamos viviendo el fin del no tiempo”. Choquehuanca pasó por alto que las famosas “profecías mayas” –una de las cuales “pronostica” el fin del mundo para el 21 de diciembre próximo– han sido desmentidas por la ciencia –no existe ninguna evidencia de ellas en el calendario de la civilización precolombina que floreció en el sudeste mexicano– y las conectó con la leyenda andina del Pachakuti. “Vivimos el macha, el no tiempo”, dijo. “Pacha” equivale a “equilibrio” y “kuti” a “retorno”, recordó. Es decir, estamos en vísperas del “retorno al equilibrio”. No en vano la cancillería introdujo el símbolo del Pachakuti en el logo de la Asamblea. El encuentro de Tiquipaya estaba llamado a convertirse en un evento fundacional, una plataforma desde la cual América Latina debía proyectarse al futuro, con la Seguridad Alimentaria como bandera, para estar “a la altura de los nuevos desafíos”. Y no por una simple casualidad. Choquehuanca citó como antecedente la cumbre de movimientos sociales que se realizó hace dos años en la misma localidad, que ganó fama no tanto por la defensa de la Madre Tierra, tema de la cita, como por la desafortunada afirmación del presidente Evo Morales cuando vinculó la homosexualidad con el consumo de carne de pollo. Sin embargo, a la luz de los resultados, la frustración de la Cancillería tuvo que haber sido mayúscula al cabo de tres días de deliberaciones. Nadie, fuera del gobierno, piensa que Tiquipaya pasará a la historia como la cuna de una nueva oea ni como la plataforma del relanzamiento de la política marítima boliviana. No es que no haya sido un parteaguas. Lo grave es que tampoco fue una conferencia más. El ex canciller Armando Loayza habló de un “duro revés” para la diplomacia boliviana, en tanto que el internacionalista Fernando Salazar Paredes describió la gestión de la Cancillería como “la crónica de un fiasco anunciado”. Analistas menos diplomáticos concluyeron que la 42 Asamblea General del organismo fue un “fracaso estrepitoso” para Bolivia. Conocido por su pragmatismo –y conocedor de la historia–, José Miguel Insulza ni se inmutó ante el pronóstico del canciller boliviano acerca del advenimiento del “nuevo tiempo”, pero, eso sí, anticipándose a la andanada “bolivariana”, afirmó que “la oea está en permanente cambio”. Vino a decir, en buen romance, la organización no precisa de “refundación” alguna porque lleva “refundándose” desde hace más de medio siglo. Ni Evo Morales ni Rafael Correa fueron los primeros en hacer eco a la ya famosa definición cubana de la oea como el “Ministerio de Colonias de Estados Unidos”. Tampoco en apelar a la disyuntiva de “refundación o muerte”. Tal vez por ello, sus incendiarios discursos no causaron mayor sorpresa en el Hotel Regina de Tiquipaya. “Eran críticas esperadas”, dijo un veterano funcionario, que lleva años escuchando diatribas de todo signo desde la tribuna interamericana. Lo que sí causó sorpresa fue el resultado del debate sobre la reivindicación marítima, no tanto por las expectativas sobredimensionadas como por la soledad del anfitrión en su reclamo de revisión del Tratado de 1904, soledad que a su vez adornó la victoria diplomática chilena. La ausencia de más de la mitad de los 34 cancilleres invitados fue una señal de la pésima gestión o ausencia de cabildeo de la Cancillería. Nadie esperaba que la Asamblea ratificara la resolución de 1979, ni siquiera la de 1983, consideradas los mayores logros de la diplomacia boliviana, pero el caso es que ninguno de los 19 delegados que participaron en el debate mencionó las palabras claves de ambos documentos: el “interés hemisférico” en el tema y la necesidad de encontrar una solución al problema marítimo que incluya una salida “útil y soberana” al Pacífico. Por el contrario, los oradores respaldaron la tesis chilena de que la reivindicación boliviana es un tema bilateral que responde al derecho internacional. En otras palabras, no es multilateral ni procede la revisión del Tratado. Ni siquiera los países de la alba, aliados ideológicos de Morales, con los que Bolivia hizo causa común en la arremetida contra la oea y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (cidh), respaldaron al canciller Choquehuanca. Amigos y aliados tradicionales de la causa boliviana, como Perú, Colombia, Argentina y México, también le dieron la espalda. ¿Qué se podía esperar de los que no lo son? Horas antes del debate, el canciller chileno, Alfredo Moreno, había declarado en tono poco comedido que Bolivia “todavía no puede precisar” la amenaza que formuló hace más de un año de llevar la reivindicación marítima a los tribunales internacionales. Y el presidente Evo Morales, en su respuesta, le dio la razón: “No había sido tan sencillo”, admitió, con no poca ingenuidad, en una declaración que puso de manifiesto la falta de oficio y la improvisación de la Cancillería boliviana, pero sobre todo la incoherencia de la política marítima, que en menos de dos años pasó del diálogo bilateral a la amenaza de demanda ante el Tribunal de La Haya, para terminar en la demanda de revisión del Tratado de 1904. Cara y cruz de la misma medalla: el presidente Sebastián Piñeira proclamó la victoria diplomática para su delegación, mientras el gobierno boliviano intentaba convencer de que no hubo triunfo ni derrota para nadie. “Es posible que Bolivia haya perdido muchos apoyos debido a la radicalización de su discurso y a la política de confrontación que mantiene en el plano internacional”, declaró un diplomático latinoamericano. ¿Se puede pedir el apoyo de una institución o de países a los que vapuleas y conviertes en blanco de tus críticas? La “pasarela” que organizó la Cancillería en el acto inaugural causó malestar en muchas delegaciones fue algo más que una torpeza diplomática. “Es la primera vez que veo algo así en una asamblea”, dijo un veterano funcionario de la organización. No se refería únicamente al “desfile de cancilleres” camino al escenario del auditorio a la llamada del maestro de ceremonias, sino también a la presencia de “barras bravas” de los movimientos sociales que premiaban con sus ovaciones a los delegados de los países “amigos” y reprobaban con silbidos y gritos a quienes se supone que no lo son. Aislado de Tiquipaya y de la propia ciudad de Cochabamba, cercado por miles de efectivos del Ejército y la Policía, el Hotel Regina de Tiquipaya, sede del evento, fue la metáfora perfecta del aislamiento diplomático de Bolivia. Las propuestas de reforma, incluida la de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (cidh), han sido derivadas a nuevas comisiones. ¿Y la demanda marítima boliviana? Queda, como la “refundación” de la oea, para las calendas mayas. * Periodista. 8/ contrapuntos 1era. quincena de junio 2012 Luces y sombras del crecimiento extractivista sudamericano Manuel Hidalgo* Un particular conjunto de contradicciones que presenta el esquema de crecimiento prevaleciente en América del Sur está relacionado con el rol que en su patrón de acumulación y en la inserción económica internacional está jugando la explotación y exportación de materias primas. A mérica del Sur en los próximos años no puede dejar de pensar en su crecimiento económico, sustentado en la exportación de sus materias primas y alimentos. El tema está en quién lidera ese crecimiento, bajo qué intereses y con qué perspectiva. Cuando el crecimiento está liderado por la inversión privada, nacional y extranjera, en un esquema de garantías y prebendas extraordinarias –como la baja tributación, la depreciación acelerada, las débiles regulaciones laborales y ambientales, etc.–, como ocurre en varios países que no aún no abandonan el fracasado modelo neoliberal, ese crecimiento además de no garantizar el avance hacia un mayor bienestar de nuestros pueblos, termina en el camino del proceso de saqueo de nuestro continente, iniciado ya hace más de 500 años. Crecimiento económico El singular crecimiento de las economías sudamericanas en la última década ha tenido en el aumento de sus exportaciones un motor fundamental. Así ha ocurrido también en los últimos dos años y resulta claramente previsible que así lo será hacia adelante. Cuando a partir del segundo trimestre de 2003, la fuerte emergencia de China y de otros países del Asia en el comercio mundial empezó a elevar los precios de las materias primas, el ciclo económico de América del Sur empezó una trayectoria expansiva que permitió cambiar sustantivamente la realidad macroeconómica de la sub-región en los siguientes cinco años. En efecto, no sólo la evolución muy favorable de la relación de precios de nuestras exportaciones versus nuestras importaciones permitió que a lo largo de todo ese lapso la balanza comercial fuese ampliamente positiva, sino que, además, los ingresos de divisas fueron tales que permitieron atender y reducir drásticamente la deuda pública externa al mismo tiempo que más que duplicar el nivel de las reservas internacionales. Para valorar estos logros es necesario tener presente que los elevados pagos de la deuda externa han sido históricamente la mayor restricción de los estados sudamericanos para expandir el gasto público social en las urgentes necesidades de la población; y que la crónica escasez de divisas (reservas en monedas internacionales) ha sido una sustantiva amarra que ha condicionado * Economista. Artículo de la Revista Escenarios. la dependencia externa de nuestro crecimiento. Además los mayores ingresos públicos derivados de los mayores niveles de actividad económica, de la mejora de los precios de las materias primas y de algunas reformas tributarias, permitieron –en algunos países más que en otros–, ahorros y superávits públicos que fortalecieron la posición fiscal, e incluso, constituir “fondos soberanos” (de ahorro e inversión de los estados). Esa fortaleza macroeconómica fue decisiva en 2009, para habilitar a los gobiernos a desplegar políticas contracíclicas (subsidios al empleo, provisión de fondos, etc.) en presencia de la crisis mundial, de modo de limitar los peores efectos de la misma en el empleo y en el gasto público social. Y se notó. La crisis no generó mayor inestabilidad política y social en Sudamérica; por el contrario, muchos de sus gobiernos acrecentaron su popularidad merced a su manejo en la coyuntura. En los últimos dos años, al reanudarse el dinamismo del comercio mundial, las exportaciones de la sub-región se recuperaron, pero el perfil de la canasta exportadora se vio empujada a una mayor concentración aún en los productos básicos –hidrocarburos, minerales y alimentos– porque al efecto de los altos precios de los mismos se sumó una tendencia más marcada que en años precedentes a la devaluación del dólar y a la consecuente apreciación de las monedas locales. Como por otra parte, en 2010 hubo fuerte aumento de las importaciones y de remesas de utilidades de las tras nacionales que operan en Suramérica, se registró por segundo año un déficit en cuenta corriente; que se cubrió ampliamente con el ingreso de capitales externos, lo que permitió a la mayoría de países volver a incrementar sus reservas internacionales a niveles superiores aún a las de 2008. En presencia de la recaída recesiva del capitalismo central que se está viviendo, algunas de estas tendencias podrían revertirse parcialmente. Pero al presente, está claro que en lo fundamental, persistirán. Los países sudamericanos se han ido especializando crecientemente en la exportación de productos primarios y sus procesados, patrón que se ha visto reforzado por la elevada demanda asiática, en especial de China. Y aunque la importancia de China como mercado de exportación ha crecido notablemente en la última década, mientras que la de eeuu ha caído y se ha estancado la de la Unión Europea, todavía no recepciona más que el 9% de las exportaciones suramericanas. En todo caso, ya es un mercado de exportación clave para Chile, Brasil, Perú, Argentina y Venezuela. Y es claro que las tendencias de cambio en esa dirección se acentuarán hacia la próxima década. A inicios de 2012, los pronósticos recesivos sobre el capitalismo central se han acentuado y su impacto moderador del crecimiento para todo el resto del mundo se da por descontado. cepal ha rebajado su pronóstico para América del Sur a un crecimiento de 3,9% –desde el 4,7% previo–, mientras el Banco Mundial estima en 2,5% el crecimiento del PIB mundial. En tales circunstancias, los gobiernos de los países sudamericanos, además de echar mano a los ahorros públicos y a las reservas internacionales con que cuentan para concretar programas de contingencia, reforzarán sus incentivos para mantener el dinamismo de sus mercados internos por encima de todo y, complementariamente, por aprovechar la continuidad de los altos precios de las materias primas exportables. Estas perspectivas son las que permiten comprender los cuantiosos presupuestos de inversión que existen en América del Sur respecto de la exploración y explotación tanto de hidrocarburos como de minerales hacia los próximos 5 a 10 años. Presupuestos que involucran tanto a empresas estatales, como privadas, nacionales y extranjeras. Así mientras Petrobrás (48% estatal; con 57% del capital con derecho a voto) anuncia un monto de us$ 224.700 millones en su plan 2011-2015, para el mismo plazo, la venezolana pdvsa contempla us$ 143 mil millones. En la minería, en Chile los catastros de inversiones proyectadas llegan a los us$ 60 mil millones hasta 2020, en tanto que en Perú, los mismos suman otros us$ 48 mil millones y Argentina para el mismo plazo prevé unos us$ 30 mil millones. Ecuador con inversiones para los próximos 5 años por us$ 5.150 millones también entrará en ese trance; como Colombia y Bolivia, que también esperan concretar otras decenas de miles de millones de dólares en esas actividades, lo mismo que en hidrocarburos. Sin lugar a dudas que esas proyecciones también incorporan una importante afluencia de inversión extranjera directa, y dentro de ella, por ejemplo, se espera que China, que ya concretó inversiones justamente en esos rubros en 2010, por un monto de us$ 15 mil millones, expanda su presencia en la sub-región. A ello se agrega que empresas estatales de China han comenzado a invertir en grandes extensiones de tierra en Brasil y Argentina para asegurarse la provisión de alimentos y soja. Las contradicciones del modelo extractivista Un particular conjunto de contradicciones que presenta el esquema de crecimiento prevaleciente en América del Sur con las posibilidades de un desarrollo no sólo inclusivo sino ambientalmente sostenible dice relación con el rol que en su patrón de acumulación y en la inserción económica internacional de cada país y de la sub-región está jugando la explotación y exportación de materias primas, agrícolas, mineras e hidrocarburíferas. En primer lugar, resulta muy distinto si ese rol queda supeditado al interés de grandes empresas privadas en función de sus propios proyectos de 1era. quincena de junio 2012 acumulación a nivel planetario, a si queda definido al interior de un proyecto de desarrollo nacional liderado desde el estado, que apunte no sólo a preservar para el propio país el total o la mayor parte de los excedentes de estas actividades, sino que a invertirlos en aquellas transformaciones necesarias para ir abriendo paso a un desarrollo distinto. Es decir, aprovechar los recursos para la formación de las personas, en infraestructura y servicios básicos, en salud, en soberanía alimentaria, en ciencia y tecnología, en energías y tecnologías no contaminantes, en fomento de “clusters” o encadenamientos productivos vinculados a los insumos y mayor valor agregado a partir de las materias primas, en una diversificación productiva, etc. Al menos Brasil, Venezuela, Ecuador, cuentan con proyectos de esta naturaleza. En ausencia de proyectos de desarrollo nacional con esta perspectiva, la sola propiedad estatal de las empresas no garantiza el proceso de transformación necesaria para romper con la funcionalidad al sistema capitalista internacional y a las dinámicas que él impone en esta etapa de su crisis y ajuste. En muchos países sudamericanos, como Venezuela, Bolivia, Brasil, Argentina y Ecuador, a lo largo de la última década el estado ha ido recuperado grados mayores de control sobre estas actividades. Pero casi en todos ellos mantienen un nivel de convivencia con el gran capital nacional o transnacional; y en tales casos, la existencia o no de un proyecto de desarrollo nacional y de marcos jurídicos y tributarios que enmarquen la inversión privada y extranjera de modo de hacerla funcional a él, determina quién está sirviéndose de quién. Se trata de convivencias que, por otra parte, pueden resultar ineludibles en las circunstancias históricas actuales, pero que no habilitan para la mera complicidad. Además, la ubicación de los yacimientos mineros y de hidrocarburos en territorios vecinos o habitados por comunidades campesinas y de pueblos originarios, está significando un persistente y creciente conflicto en todos los países sudamericanos. Pasando por alto convenios internacionales que exigen la consulta y autorización previa de los pueblos, en muchos países los gobiernos han procedido violentamente a desplazarlos y despojarlos de sus territorios. Estos conflictos tienen una repercusión política mayor en Ecuador, Bolivia y Perú, dado el mayor peso relativo de sus pueblos indígenas respecto de la población total y de sus niveles de constitución como fuerza política y social. Las organizaciones bases de la caoi –Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas– como de la coica –Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica– en estos países encabezan hoy la resistencia de sus pueblos. Y están poniendo límites concretos a las actividades extractivas de gran escala. /9 contrapuntos Las empresas privadas que operan en estas actividades contemplan ya lo que llaman el pago de una “licencia social” y se generalizan las llamadas “mesas de diálogo social” para establecer las condiciones para hacer posible la continuidad de la minería. En tercer lugar, como denuncian los movimientos ecologistas en la sub-región, las obras de infraestructura invasivas de territorios de delicado equilibrio ambiental, las condiciones tecnológicas y económicas de la operación de la mega-minería hoy, sus enormes necesidades de energía y agua (en presencia de una realidad en la que sólo el 31,2% de la oferta energética de los países de la unasur está compuesta por fuente de energía renovable), los pasivos ambientales que deja, hacen cuestionable su aceptación por una ciudadanía cada vez más conciente de la crisis ecológica mundial y más resuelta a exigir, al menos, un desarrollo sostenible. Lo previsible hacia el futuro es que a raíz de esta creciente presión ciudadana, en la mayoría de los países suramericanos se profundicen la legislación y la fiscalización medioambiental y se vaya incorporando cambios tecnológicos y en el patrón energético; más allá del conflicto más profundo entre este “neo desarrollismo” y las propuestas de un patrón civilizatorio distinto, inspirado en el “Buen Vivir/Bien Vivir” o “Sumak kawsay”, que tiene aún tiempo por delante para hacerse mayoritario en las conciencias y prácticas de los pueblos. Entre tanto, resulta improbable que las economías de estos países dejen de contar con los ingresos que les generan la abundante dotación de materias primas y alimentos que ha sido, desde siempre, parte de las mayores riquezas con que cuenta América Latina. “En rubros como la soja, –su producción ronda la mitad del total mundial–, la carne –genera casi un tercio de la producción mundial– y la leche –produce casi un cuarto del total–. Algo similar ocurre con la producción de minerales; la producción de cobre de la región representa más del 45% del total mundial, en tanto que la de molibdeno, zinc y estaño alcanza el 20% de la producción mundial. En materia energética, la región produce un 30% del total mundial de biocombustibles. América Latina y el Caribe tienen las mayores reservas de agua dulce del mundo, equivalentes a un tercio del total. En cuanto al territorio, la región dispone de un tercio de la superficie mundial que podría incorporarse a la producción de cultivos a futuro”. Con todo, frenar la pérdida de biodiversidad, de superficie boscosa, la degradación de los suelos, el agotamiento de las pesquerías, la contaminación del agua y del aire, de los ecosistemas costeros, son desafíos actuales en Suramérica que hacen necesario cambios en los patrones productivos y de consumo y definen límites a su verdadero desarrollo. Demandas que resonarán con fuerza en ocasión de la Cumbre de Río+20, en junio de 2012. Barrientos revisitado Antonio Mayorga Ugarte* La política nacional actual se asemeja al estricto quehacer policíaco y para-policíaco en el que naufraga todo ejercicio del poder. a Etienne de La Boétie U n fantasma recorre el país: el fantasma de René Barrientos Ortuño. El momento exacto en el que creíamos ahogados los restos del Estado-nación en un mar de retórica post/pluri-nacional, Evo Morales –cachiporra, hacha o tinterillos en mano– regresa para recordarnos cuán incólume está nuestra tradición política más compacta y nefasta: la del nacionalismo revolucionario en su versión conservadora. Como es sabido, una vez que las masas en movimiento dejan la rebelión y retornan a su recortado destino cotidiano, unos pocos sino Uno –el líder, el jefe, el caudillo– toma(n) el mando y, en nombre de ellas y su épica de arrabal, se abraza(n) a la mentada tríada beneficiosa: poder, prestigio y dinero. Penoso devenir histórico universal, y en nuestra historia la que deviene en el termidor barrientista a pocos años del triunfo de la revolución del 52, o lo que hoy aparece como esperpento de la reforma estatal recién estrenada. Recreemos las fases de este tipo de procesos políticos: 1) las masas se organizan y contestan el dominio generalizado, 2) un grupo político se hace portavoz de la sublevación y victoria plebeyas, 3) rápidamente expulsa a los sublevados de las decisiones, y con un saber técnico auto-referido configura, diseña y gestiona las tácticas y estrategias del (nuevo) Estado, 4) jacobinamente, concentra, centraliza y expande su poder, y gobierna con el auxilio casi exclusivo de la policía y el ejército, 5) elabora ideas-fuerza que inflaman las emociones/pasiones de sus seguidores, cuyas lealtades son, además, cohesionadas con incentivos materiales, 6) exalta la figura del jefe, a manera de patética unificación de sus iracundos acólitos, 7) concibe la política como control y disciplinamiento del territorio y de la población para fines de desarrollo económico, según reza –¡oh paradoja!– el desportillado predicamento liberal, 8) mientras las masas obedecen voluntariamente, la revolución es finalmente derrotada por el jefe y su minúsculo séquito que a contramano de la salvación de los irredentos –blandiendo las espadas de la igualdad–, acaban en el fango de la real-politik, de un maquiavelismo elemental y prosaico. Raudamente anclada en la fase final, la política nacional actual se asemeja –en rigor, como cualquiera en cualquier parte del mundo– al estricto quehacer policíaco y para-policíaco en el que naufraga todo ejercicio del poder. Lo que queda como actividad pública, amén de las dádivas a una sedienta clientela de pobres (incluidos los pobres de espíritu), es la permanente exhibición de fuerza, la afanosa recreación de potestad. Aún sabiendo que fuerza y potestad son meras ilusiones o leve hojarasca que el viejo topo está presto a deshacer una vez más, pues, como suele suceder, los sin parte del festín acabarán en un tris con tan colorido aquelarre de capitalistas andinos, orates new age y viejos bolcheviques de papel maché. * Director de la revista AtaralaratA y docente de la umss. 10 / debate 1era. quincena de junio 2012 El progreso Occidental-andino Oscar Olmedo Llanos* La idea del progreso se objetiva igual en lo Occidental o la Andino. Lo que hastía son las imposturas, como sostener que el pacha-mamismo es diferente a Occidente. L a economía en sus diversas concepciones, siempre enfrenta dos grandes conceptos-problema: recursos y necesidades. Es desde estos conceptos que se piensa una economía eficientemente administradora de la creciente e imparable vorágine de las necesidades humanas, frente a los limitados y finitos recursos naturales. El discurso económico se divide en este punto en dos posturas; muchos economistas más que interesarse por el stock del capital natural, lo hacen por su flujo, su productividad dinámica, el crecimiento, el progreso, etc. Otros, se inclinan por un ecologismo que busca preservar la riqueza del capital natural para las futuras generaciones. Recursos y progreso De la trilogía dios-hombre-naturaleza había sido filtrado dios, una vez que se traspasó la escolástica, sólo quedaba la dualidad hombre-naturaleza, pero como humanismo y ciencia, de forma que la naturaleza era plausible de ser enajenada. Descartes inauguraría un yo que fundaba el ser de las cosas. Se creaba un hombre por encima de la naturaleza, cuya mirada era inquisitiva sobre y hacia la naturaleza. Los años de la ciencia y la industrialización harían el resto, y la naturaleza * Estudios en Economía y Filosofía se divisaría ya no como entorno en el que el hombre es una cosa más, sino como depósito, como materia prima, como insumo. Esta lógica ha continuado sin modificación. Sólo que, extrañamente, cosmovisiones apegadas a la tierra, (de)muestran una (im)postura cómplice cuando se implementa por encima de su cosmovisión, un modelo económico extractivoprimario-exportador, que debería ser la antinomia de sus creencias. La economía occidental –tautología deliberada– está intrínsecamente insertada en la idea de recursoprogreso. Es que, “el ideal de la ciencia moderna de dominar a las fuerzas de la naturaleza y la idea de progreso no nacieron en el mundo clásico ni en el Oriente, sino en el Occidente” (Karl Löwith). El término “recurso”, tiene un origen peculiar: fuentevida, emanación continua, luego, la industrialización lo convertiría en materia prima o, como diría Martin Heidegger en un constante: entendido como objetos de encargo, existencias, stocks, reservas, fondos, depósito. Sólo hay reserva/stock –diría Heidegger– cuando: el ente está listo para el consumo o está disponible. Si al hablar de progreso hay que referirse al capital natural, (tierras agrícolas, bosques, pastizales, agua, petróleo, gas, minerales, más la otra “invisible”: la atmósfera), se hace ineluctable otra referencia: el agotamiento. La econo- mía habla de agotamiento como amenaza. Porque en general, el optimismo de la economía sobrepasa cualquier límite, Robert Solow (Premio Nobel de Economía 1987), se atrevió a afirmar por ejemplo, que: “El mundo puede en efecto, manejarse sin recursos naturales, de manera que el agotamiento es simplemente una eventualidad, no una catástrofe”, quizá era una referencia al informe sobre los Límites del Crecimiento del Club de Roma (1972), pero, la expresión de Solow, reafirmaba indudablemente, la fe en la tecnología y en su capacidad por sustituir capital natural, fe catequizada por parte de muchos economistas y otros científicos. Otros sin embargo, empezaron a estructurar un discurso de duda y temor sobre el agotamiento de los recursos no-renovables y la probable in-capacidad de regeneración de los recursos renovables, temores expresados en diversos eufemismos: como el de “satisfacción de necesidades básicas” o, la de “crecimiento/ desarrollo sostenible”. Aquí, más cerca, la idea de “madre tierra” o pacha-mamismo, venía sufriendo serias transformaciones, pasando a ser un concepto simbólico/pretérito, usado como elemental comodín cosmovisionario, de foros y seminarios “verdes”, ya que en los hechos, había sucumbido ante el llamado “progreso occidental”, donde la “madre tierra” sería también una reserva a ser usada y abusada. Un respetado amawt’a-aymara, Policarpio Flores (El hombre que volvió a nacer. Plural, 1999), ya afirmaba que: “Nuestros abuelos tenían un gran corazón y andaban con paso seguro porque hablaban con la Pacha Mama, con las estrellas, con las flores; es por eso que no se equivocaban (…) Pero ahora, la Pacha Mama está llorando. Los autos, los aviones están contaminando la tierra y el aire, están destruyendo la tierra, y si no escuchamos a las estrellas, al río, a las montañas y a todos esos mensajes de la Pacha Mama, no vamos a tener nada que comer”. Para que ocurriese esto, para hacer de ella una simple mimesis, había que filtrarla y extirparle ese halo de “diosa” para luego dis-ponerla como tierra. Así, el ensamble recurso-progreso-pacha-mamismo se hizo innegable, difuminando sus diferencias. De nada sirve hoy, su in-vocación y evo-cación por la madre tierra, cuando inversamente, se la traiciona, se la somete. La catástasis del pacha-mamismo se produce cuando su idea de progreso se la hace símil a una carretera (tipnis), ocultando –como toda idea de progreso–, las externalidades negativas; que el desastre no proviene exclusivamente del rompimiento abrupto de todo el eco-sistema, sino de un encadenamiento paulatino que va rompiendo el equilibrio ecológico, donde una tala de árboles ocasiona desajustes en los cauces de los ríos/agua, y la escasez del agua hace del resto imposible e, ignorando a la vez, que los desastres naturales no son obra de la naturaleza, sino del hombre. Las necesidades y el progreso Los sistemas económicos son diversos, sea en una economía de recolección, de intercambio, de mercado, o planificada-colectivista. Porque cada sistema-cultura expresa en sus necesidades la diferencia. La homogeneidad universal de unos recursos dispuestos, se enfrenta a necesidades más heterogéneas. En Bolivia no hay un sistema económico, sino sistemas económicos en tensión, por lo que habrán también estructuras y relaciones disímiles, y distintas formas de dependencia y necesidades. Las necesidades construyen la idea del fin económico: la evolución, el progreso, el crecimiento, el desarrollo. ¿Qué idea de progreso tiene un habitante urbano de La Paz, un colonizador cocalero, y otro del tipnis? Habrá que descubrir la respuesta al develar sus necesidades. Por tanto, hay que invalidar cualquier homogenización forzada de necesidades compartidas, p. e., entre un neo-colonizador cocalero y un recolector del tipnis. Hay que comprender que en el horizonte de esos recolectores originarios, su riqueza/capital natural, está en su entorno (natural), como economía de recolección, como don, o donación, y, contrariamente, su pobreza emergerá de la penetración forzada de una idea de progreso occidental/ andino, ajena. El pacha-mamismo interviene como fuerza de sus propias necesidades e intenta extenderlas a través del poder. Ministros de la economía plural no disimulan su fe en el progreso (Occidental). Los españoles trajeron a América espejitos, arcabuces, caballos y curas. Hoy, a las tierras del tipnis, transportan no sólo celulares, motores, y otros utensilios diversos del mercado occidental, sino también la idea del progreso que es deseo: carretera “ecológica”, fotografías, planos, maquetas que ilustran puentes y autopistas que se elevan entre la selva y las nubes. Su fe se hace poder sin disimulo en la búsqueda de nuevas tierras, nuevos recursos (sean hidrocarburíferos, forestales, o cocales), haciendo de la carretera ya no un deseo sino una necesidad del progreso. En todo caso, “los nexos tribales y tradicionales no son más que caprichosos obstáculos a la redención universal” (J.M. Sbert). En este sentido, son “salvajes” (palabras de un dirigente masista a los habitantes del tipnis). Por eso, trituran su pasado, su historia, su “animalidad primitiva” porque, “el progreso ridiculiza sus creencias, sus temores y supersticiones, sus reverencias por la naturaleza, el pasado y sus antepasados” (Sbert). La antigua fe movía montañas, hoy el nuevo evangelista del progreso quiere disolver las montañas con su tecnología occidental. De ser así, la conquista de este territorio significaría con-formar un hombre necesitado de las necesidades de otros hombres ajenos a él o, la adopción de otras necesidades occidentales/andinas. Por eso, su lucha existencial se hace más cruel porque, por un lado, requieren que sus necesidades comunales se objetiven favorablemente y, por otra, luchan por mantener impolutas dichas necesidades, frente al avasallamiento del otro. El equilibrio La idea de progreso se objetiva igual en lo Occidental o lo Andino. Lo que hastía son las imposturas, como sostener que el pacha-mamismo al respecto es diferente a Occidente. No por eso, habrá que ir en “búsqueda del paraíso perdido”, pensando que la ciencia, la técnica, las máquinas son obra demoníaca. Sería un error mayúsculo. Sólo que habrá que encontrar un equilibrio entre unas necesidades más moderadas, (asc)éticas, y unos recursos más protegidos y menos explotados. Hay que impedir que el hombre penetre por el laberinto de la alienación (no del desarrollo). Advertía Heidegger que un equilibrio pasa por un saber decir Sí y un saber decir No al desarrollo, a la ciencia, a la técnica, por eso indicaba que el peligro no reside en la técnica (ni en el progreso) sino, en el “ser humano que no esta preparado para esta transformación universal; porque aún no logramos enfrentar meditativamente lo que propiamente se avecina en ésta época”. El hombre, en síntesis, es un ente más de la naturaleza. No es el mundo –nos alertaba–, tampoco el ser, porque el ser, en todo caso, viene a ser lo más cercano, (como naturaleza/recurso). El hombre concluyentemente dirá, tiene que ser un pastor del ser. / 11 debate 1era. quincena de junio 2012 La salida griega Gabriel Loza* Una mirada a la crisis griega a partir de las lecciones latinoamericanas. E l tema del momento ya no se refiere a la elevadísima deuda griega, sino a la permanencia de Grecia en el área del Euro, lo que se denomina en inglés a la salida griega: “Grexit”. Para los latinos, el tema de la deuda ya no es tan familiar puesto que se remonta a los años 80 durante la crisis de la deuda en la región. En 2001, Argentina enfrentó una crisis de deuda junto a un proceso inflacionario, donde tuvo que abandonar la paridad del peso argentino con el dólar y luchar contra los “salvatajes” del fmi basados en un diagnóstico equivocado y con peores recomendaciones de política. Después de caer en “default”, en incumplimiento de pagos por una deuda de 102 mil millones de dólares, tuvo que renegociar con sus acreedores su deuda externa consistente en bonos internacionales con una reducción significativa, cerca de dos tercios de su valor inicial, y sin garantía. Treinta años después todavía se insiste para enfrentar el problema de Grecia, y posiblemente de España y Chipre, en aplicar las mismas medidas, con solo renegociaciones parciales de deuda, basadas en ajuste fiscal, préstamos del fmi, y fuertes recortes del gasto fiscal que provocaron una mayor recesión. Los indicadores según Eurostat nos muestran que el nivel de la deuda pública de Grecia supera en 165% su pib, mientras que el de España es solamente un 68,5%. En cambio, el déficit fiscal de Grecia es de 9,21% del pib un poco mayor al déficit de España de 8,5% (Cuadro) Cuadro Indicadores Fiscales Deuda Pública / PIB Déficit Fiscal /PIB Grecia 165,3 -9,1 Irlanda 108,2 -13,1 España 68,5 -8,5 fiscal primarios y así pagar los intereses. Esto se denominaría un euro default. Si bien el Tratado de Maastricht no preveía una salida de un país miembro, esta opción fue incluida en el Articulo 50 del Tratado de Lisboa en 2007, antes de la gran crisis. Por lo cual, debe notificar Grecia al Consejo Europeo y acordar los términos de su salida. Islandia, que no pagó su deuda a los bancos, no es parte de la Eurozona pero si es parte contratante del Área Económica Europea que le permite acceder al mercado comunitario. Bolivia, en los primeros años de estabilización, no pagó su deuda externa aunque renegoció posteriormente. El segundo paso, que en realidad debería ser el primero, es la introducción de su nueva moneda; el nuevo dracma, una de las monedas más antiguas del mundo. La impresión de billetes y acuñación de monedas le llevaría técnicamente unos cuatro meses. Lo más probable es que su relación con el euro no sea 1 a 1 sino directamente el nivel de devaluación suficiente para licuar su deuda interna, aunque no su deuda externa que estaría en default. La paridad incluso podría hacerla directamente con el dólar pero por razones comerciales y financieras no sería apropiado ¿Quién compraría el nuevo dracma? Tendría que hacer, como en el caso de Bolivia, un Bolsín o una subasta de divisas para ir determinando el tipo de cambio, en un régimen cambiario administrado. El tercer paso sería una deseurorización de la economía y el sistema financiero, salvo para operaciones con el exterior. Tendría que ser obligatoria por lo que se confiscarían los depósitos en euros y se reconvertirían los pasivos en la nueva moneda. El cuarto paso sería la aplicación de un control de capitales para evitar la fuga de divisas. Todas estas medidas deberían ser parte de una Política de Estabilización y Crecimiento para que sean creíbles y no irrumpa un proceso inflacionario. Fuente: Eurostat. La diferencia con América Latina es que Grecia tiene compromisos comunitarios como el euro y no puede hacer fuertes devaluaciones. Tampoco podría hacer un desconocimiento unilateral de la deuda, ya que gran parte de los acreedores son los bancos de la propia eurozona, cerca de $us 60.000 millones. Si la banca europea tiene que descontar una reestructuración en sus libros se abre la brecha de otra crisis bancaria, como ha recordado el bce, donde lo de menos sería la quiebra griega. Así, pareciera que lo que está buscando es que salga Grecia de la Zona del Euro y aplique una política a la latina, a la Argentina. Se habla de un 60% de probabilidades de que emigre. ¿Cómo sería su posible salida? El primer paso sería el anuncio de que deja pagar el servicio de su deuda, no sólo de amortizaciones sino intereses. No hay que olvidar que las políticas del fmi del ajuste fiscal eran para generar superávit ¿Y que pasaría con la Eurozona? En mi opinión, el euro se fortalecería en lugar de debilitarse puesto que la única opción para ser sostenible es que converja hacia una Unión Bancaria y una Unión Fiscal. Los bancos crean dinero y multiplican pasivos y los gobiernos vía gasto fiscal afectan el equilibrio del mercado monetario y cambiario. La Unión Monetaria requiere de tres patas y no de una sola, por que se cae. Es así entendible la posición de Alemania que antes de emitir eurobonos es necesaria una unión fiscal, puesto que con déficit fiscales ¿quién compraría los Eurobonos? Los países que no están dispuestos a asumir mayores compromisos para ser realmente viable una Unión Monetaria deberían emigrar. Si el Área del Euro persiste en su política actual de no enfrentar los problemas de fondo es probable que se cumpla la profecía de Soros, tal vez no dentro de tres meses. * Economista, ex presidente del BCB. 12 / aldea global 1era. quincena de junio 2012 Cambio climático como emergencia global inmediata Franco Gamboa y Pamela Alcocer* El cambio climático es un problema multidimensional pero, sobre todo, se trata de un factor que lentamente destruirá las estructuras de gobernabilidad política y estabilidad económica en toda América Latina. E n la vida cotidiana de millones de personas, el cambio climático ha generado una serie de supuestos y desconfianzas sobre sus impactos a largo plazo. Al mismo tiempo, este fenómeno está asociado a dos causas antropogénicas estructurales, es decir, al conjunto de procesos y efectos que son el resultado de las actividades humanas: a) Una primera, relacionada con el consumo excesivo de petróleo, gas, gasolina, combustóleo, carbón mineral, etc., utilizados en cantidades gigantescas por los sectores industriales y por el transporte de bienes, movilidad de personas, producción de energía, contratación de servicios y el funcionamiento de los hogares, gobiernos y ciudades superpobladas. b) Otra, ligada con la deforestación de los bosques, selvas, matorrales y manglares, ya sea para emplear técnicas de tala y quema con el fin de reemplazarlos por cultivos, áreas de ganadería, o para promover asentamientos humanos, la urbanización de éstos y el desarrollo turístico. Cada año, en los países menos desarrollados se pierden millones de hectáreas de masas boscosas. Detrás de esto se oculta el sueño de ser un país industrializado a costa de provocar una crisis ecológica, resultante de la ambición del hombre que fomenta serios desequilibrios dentro de la naturaleza e incide en la misma reproducción del género humano. El cambio climático es uno de los problemas más acuciantes y amenazantes de carácter social, político, ético y económico de mayor importancia en el siglo xxi porque de éste depende la calidad de vida de generaciones futuras, en un planeta aparentemente enfermo e incapaz de regresar a un punto cero para reconstruir los ecosistemas. En América Latina se están incrementando los desastres naturales: inundaciones, sequías y tormentas; estos fenómenos se incorporarán, además, al surgimiento de pandemias y problemas dramáticos de desnutrición infantil, lo cual va a necesitar políticas públicas mucho más complejas en su diseño porque su implementación exigirá demasiado a los Estados. ¿Todos están preparados por igual para controlar debidamente los efectos del cambio climático en la región? El bienestar de la población se ve intimidado por los fenómenos climáticos que están por venir, especialmente cuando se habla de la escasez de agua, disponibilidad de alimentos y la desaparición de los nevados. Diferentes encuestas han mostrado que en las percepciones de la sociedad existe un desconocimiento sobre el cambio climático, pues éste tiende a ser entendido únicamente como la contaminación medioambiental debido al estilo de vida moderno en las grandes metrópolis; sin embargo, eso no es todo. En la actualidad, el cambio climático comienza a ser visto como un tema de seguridad global porque constituye uno de los enormes desafíos para el mantenimiento de la paz y la seguridad en el ámbito internacional, por lo tanto, emerge la necesidad de una mayor cooperación a nivel multilateral, regional y mundial que haga frente a las imprevisibles consecuencias de éste. * Especialistas en gestión pública y política internacional (franco.gamboa@aya.yale.edu) Este artículo se concentra en el análisis del cambio climático como un factor que detona una serie de emergencias en todo el continente, además de las contradicciones que afectan a todo el mundo como efecto de las migraciones internacionales, la superpoblación, la urbanización contaminante, el aumento de los conflictos sociales y la ingobernabilidad de aquellos sistemas políticos débiles que no poseen una institucionalidad con la capacidad de fomentar políticas públicas que, de alguna manera, ofrezcan soluciones para los terribles daños en el futuro próximo. ¿Cómo entender el cambio climático? La definición establecida en la Convención Marco de las Naciones Unidas, explica que el cambio climático se refiere a un conjunto de transformaciones del clima, atribuido, principalmente, a las actividades humanas que alteran la composición de la atmósfera mundial, sumándose a la variabilidad climática natural observada entre los años noventa y comienzos del siglo xxi. Son las acciones del hombre que directamente están destruyendo el medio ambiente y generando las peores condiciones para que cambie el clima, sobre todo porque el aparato industrial a escala universal y la dinámica del desarrollo económico colisionan, indefectiblemente, con la protección de los recursos naturales y la preservación de los ecosistemas alrededor del mundo. En la actualidad, el cambio climático comienza a ser analizado como si fuera un problema de seguridad y emergencias globales que nos afectará en cualquier momento, pues la crisis climática pone de relieve tres tipos de conflicto: a) Primero, el incremento de las temperaturas por encima de dos grados en todo el planeta está conduciendo a una modificación del clima cuyos efectos son, potencialmente, irreversibles. Esto alterará los ciclos agrícolas y destruirá los medios de subsistencia de millones de campesinos y comunidades indígenas pobres, ingresando a una crisis alimentaria permanente que representa un alto costo humano y económico para cualquier país de América Latina. b) Segundo, en el periodo 2008-2012, los costos de los alimentos básicos aumentaron a más del doble en todo el continente y la combinación entre cambio climático, escasez, precios altos y crisis económica genera una situación sumamente volátil. Esto significa que la desaceleración en la producción de cereales en países pobres y con déficit de alimentos, unido al incremento de precios de exportación debido a los combustibles caros, hará que América Latina enfrente una crisis alimentaria con impactos negativos en la estabilidad política y económica de todos los regímenes democráticos. Según las Naciones Unidas, ya en el año 2007 la producción de alimentos en el mundo se hallaba por debajo del crecimiento demográfico. c) Tercero, las alteraciones climáticas provocarán una fuerte desestabilización social y ambiental en amplias regiones del mundo, que incidirá en los difíciles equilibrios de la paz y seguridad internacionales. Las sequías e intensas lluvias también impactan en el problema. Países como Guatemala, Bolivia, México, Ecuador, Argentina, Colombia, Brasil y Perú, han sido azotados por sequías e inundaciones extremas que reportaron grandes daños en la economía desde el año 2007. El clima juega un papel determinante en la producción de alimentos y con platos vacíos, cualquier Estado ingresa en un proceso de vulnerabilidad creciente. Además, América Latina tiene un registro de conflictos políticos que fueron deteriorando la confianza de los ciudadanos en la democracia; si a esto agregamos los graves problemas del cambio climático como emergencia global, entonces la inestabilidad socio-ambiental se transforma en la causa de futuras rupturas violentas por razones de sobrevivencia, especialmente cuando hablamos de la escasez de agua. La amenaza es de tal magnitud que todos estos problemas llegan a los más altos niveles en el sistema de las Naciones Unidas y de cualquier organismo multilateral de cooperación para el desarrollo. A finales de noviembre de 2011, el secretario General, Ban Ki-moon, dirigiéndose al Consejo de Seguridad de la onu en un debate sobre la paz y la seguridad internacionales, tomó en cuenta los efectos del cambio climático como uno de 1era. quincena de junio 2012 los enormes retos para resguardar los equilibrios de la seguridad, en similar preocupación que los conflictos causados por el crimen organizado y las pandemias. Ban Ki-moon subrayó la necesidad de tener compromisos interregionales para mitigar los efectos perversos del cambio climático, así como imaginar previsiones de largo aliento con la finalidad de cambiar las actitudes hacia la madre naturaleza de millones de personas, un reto sin lugar a dudas demasiado grande. Si fracasan los esquemas de cooperación internacional, no se sabría cómo abordar el desplazamiento masivo de personas, el crecimiento demográfico y los procesos de urbanización con creciente inseguridad hídrica y energética. El cambio climático es un problema multidimensional pero, sobre todo, se trata de un factor que lentamente destruirá las estructuras de gobernabilidad política y estabilidad económica en toda América Latina. En la Decimoséptima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático realizada en Durban a finales de 2011, cerca de doscientos delegados del mundo se reunieron para avanzar en una respuesta mundial a este fenómeno. Y aunque es indudable que una de las cuestiones a resolver continúa siendo el debilitamiento del Protocolo de Kioto, los gobiernos signatarios de los países industrializados, paulatinamente están ejecutando medidas para reducir las emisiones contaminantes de los Gases de Efecto Invernadero (gei) en un 5% entre 2008 y 2012. De cualquier manera, tanto el Protocolo de Kioto como otro tipo de precauciones para paliar las consecuencias negativas del cambio climático, no pueden imponer mandatos, ni a los países ricos, ni a los países en desarrollo, incluidas las potencias emergentes como Brasil, China, India y Sudáfrica. Se presenta como algo imposible el hecho de hacer un alto en el camino, con el objetivo de reducir los efectos destructivos de la máquina industrial y la racionalidad instrumental del capitalismo global. ¿Cómo se podría generar un pacto sostenible entre los intereses económicos de las grandes potencias del mundo, la supervivencia de las futuras generaciones y la preservación de los equilibrios medioambientales en el mundo? ¿Se puede pactar con la madre naturaleza para evitar desastres ecológicos masivos? Estas preguntas no tienen respuestas inmediatas en los debates sobre el cambio climático como emergencia universal. El poder de la economía siempre se impone por encima del medio ambiente y los desastres naturales causados por el cambio climático. Asimismo, la política tampoco es capaz de regular por completo las alteraciones y posibles efectos devastadores provenientes de la explotación irracional de los recursos naturales, donde el consumo de fuentes de energía limpias y contaminantes, por igual, responden a los intereses económicos y a la industrialización constante, antes que a la protección de los ecosistemas. Hoy en día, el optimismo está a punto de terminar mal porque las economías de las potencias industrializadas y de los países en vías de desarrollo, no pueden comprometerse a trabajar en un tratado único y global con el propósito de establecer nuevos fondos para afrontar el cambio climático y estimular transformaciones en los patrones de conducta de millones de ciudadanos, acostumbrados a no prever posibles catástrofes medioambientales. De acuerdo con la Decimoséptima Conferencia de Durban, el nuevo acuerdo climático mundial con fuerza legal, apunta a la necesidad de asegurar los mayores esfuerzos posibles de mitigación para que los países reduzcan drásticamente sus emisiones de Gases de Efecto Invernadero o, por lo menos, bajar las tasas de crecimiento de sus emisiones, evitando que el ascenso de la temperatura global llegue a más de 2 grados centígrados, junto con la creación de un Fondo Verde para que los países más pobres sobrelleven las agresiones del cambio climático. aldea global Este acuerdo deberá entrar en vigencia a partir del año 2020; sin embargo, fue duramente criticado por organizaciones como Greenpeace que sembró la desconfianza porque, supuestamente, los acuerdos de Durban fueron intentos tímidos, únicamente para satisfacer las prioridades de las grandes potencias industriales. Para Greenpeace, los contaminadores ganaron la ronda de las negociaciones e hicieron ver al mundo que pueden apropiarse de una discusión global, sin tomar en cuenta un conjunto de medidas más honestas. Uno de los informes más discutidos en Durban, fue el trabajo del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (ipcc), auspiciado por la Organización Meteorológica Mundial (omm) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (pnuma), cuyas conclusiones son reveladoras: a) La atmósfera terrestre se ha ido calentando significativamente desde el comienzo de la era industrial; en consecuencia, el modelo de desarrollo industrializado es una de las raíces profundas para el cambio climático y las alteraciones en el medio ambiente. b) Los glaciares se están derritiendo aceleradamente y este fenómeno acompaña directamente el calentamiento global. c) Como resultado universal se tiene una mayor frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos que se distinguen por intolerables lluvias o sequías, las cuales deterioran la calidad de vida de millones de personas. d) Finalmente, los Gases de Efecto Invernadero representan una tendencia del desarrollo que irá en permanente aumento a lo largo del Siglo xxi, si no se toman las previsiones para reducirlos. América Latina y el Caribe se enfrentan al cambio climático porque poseen características ambientales peculiares, pues en nuestra región se localizan algunos de los países con mayor disponibilidad de agua dulce y más biodiversidad del planeta. Muchas naciones como Bolivia, Ecuador, Colombia, Brasil, Honduras, Nicaragua, El Salvador, Cuba y México presentan altos niveles de vulnerabilidad cuando surgen fenómenos climáticos extremos, pues así se desencadenan desastres que comprometen sus procesos de desarrollo; por ejemplo, es importante observar el caso de los pequeños Estados insulares del Caribe, cuyas características les confieren una gran vulnerabilidad. Estas condiciones particulares contribuyen / 13 a explicar por qué América Latina ha desempeñado –y seguirá desempeñando– un papel destacado en las negociaciones multilaterales sobre el cambio climático. ¿Qué rumbo están tomando las políticas públicas? América Latina comenzó a analizar seriamente el problema, enmarcándose dentro de las preocupaciones mundiales; sin embargo, el obstáculo principal descansa en la existencia de una brecha muy grande entre las buenas intenciones y las acciones concretas para lograr resultados satisfactorios que reduzcan las amenazas del cambio climático. Las políticas públicas que abordan este flagelo se concentran, especialmente, en la recuperación después de los azotes de cualquier desastre natural o contingencia climática. Todas las acciones gubernamentales responden –antes que a previsiones de largo plazo–, al concepto de resiliencia, utilizado para referirse a los procesos naturales de restitución ecológica o de auto-regeneración ecosistémica, es decir, intentar reconstruir algunos atributos y funciones dañadas, alteradas o perdidas por diversas causas (sobre todo las antropogénicas). La resi liencia también alude a las capacidades sociales e institucionales que recuperen los niveles de vida de supervivencia, empleo y patrimonio, después de experimentar graves perjuicios fruto de las inundaciones, sequías, huracanes, etc. La resiliencia es fundamental para entender las vulnerabilidades urbanas y regionales ante las consecuencias del cambio climático. Un diseño de las políticas públicas con resiliencia tendrá que mostrar la habilidad de América Latina para adaptarse al riesgo, mediante la construcción de cimientos institucionales que le permitan anticiparse y resistir los impactos de eventos extremos, así como reconstruirse como continente cuando padezca desastres durante largos periodos de tiempo. Las políticas de cambio climático en América Latina deberán proponerse como meta esencial la posibilidad de auto-organizarse y reajustar sus rutinas para afrontar los imprevistos y recuperar la normalidad. El cambio climático no es algo pasajero ni una eventualidad fácil de controlar; todo lo contrario, exige que las sociedades latinoamericanas incrementen sus capacidades para aprender y adecuarse continuamente a una nueva forma de vida que reoriente los efectos perversos del actual patrón de desarrollo. 14 / debate 1era. quincena de junio 2012 La calamidad recurrente de la nación boliviana: los tres movimientos populistas H. C. F. Mansilla* Los tres movimientos aquí examinados (mnr, mir, mas) han sido y son organizaciones políticas de corte premoderno, sin estructuras democráticas, sin debate programático interno y sin renovación libre de las cúpulas dirigentes. U no de los obstáculos principales al desarrollo efectivo del país en los últimos setenta años ha sido el surgimiento de partidos políticos con fuertes rasgos populistas, que bajo consignas radicales y altisonantes (empezando por los nombres de los partidos) han tratado de inducir procesos de cambio global e inclusión social. El Movimiento Nacionalista Revolucionario (mnr), el Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (mir) y el Movimiento al Socialismo (mas) han pretendido encarnar una nueva forma de hacer política, más acorde con las realidades nacionales, pero el resultado real puede ser calificado como muy modesto, en todo caso bastante alejado de las intenciones ideológicas de los mismos. En este breve texto me concentraré en las similitudes entre los tres movimientos, admitiendo por anticipado sus considerables diferencias. El mnr tuvo en sus comienzos propensiones totalitarias muy nítidas, que no han sido compartidas en el mismo grado por los otros partidos. Lo mismo vale, por ejemplo, para la frivolidad y el oportunismo del mir, aunque a veces pienso que estas distinciones son, en el fondo, cosa de poca monta. Lo que es común a los tres movimientos debe verse en su contribución al renacimiento de tradiciones socio-culturales, que no son favorables a la democracia pluralista moderna. El paradigma nacionalista de desarrollo –recubierto a menudo con un barniz de socialismo radical– ha gozado de una popularidad masiva y de una notable reputación intelectual durante una buena parte del siglo xx. Dos factores relacionados entre sí divulgaron esta concepción en extensas porciones de América Latina: la idea de que el orden tradicional, rural y pre-industrial constituiría un sistema político injusto, carente de dinamismo e históricamente superado, y la ilusión de que el progreso técnico-económico traería consigo simultáneamente la justicia social. Para comprender hoy en día la energía que emanaba de la llamada Revolución Nacional de abril de 1952 en Bolivia, su capacidad de movilización popular y su lugar eminentemente positivo en las ciencias sociales e históricas, hay que imaginarse la fascinación que irradiaba esta ideología en los más variados estratos sociales y grupos intelectuales, todos ellos profundamente indignados por la injusticia histórica que aparentemente significaba el orden prerrevolucionario. Digo a propósito fascinación porque numerosos factores irracionales se encontraban en los cimientos de aquel impulso cultural y político. Hay que reconstruir esa especie de consenso general para entender la fuerza avasalladora que tuvo la Revolución Nacional en la escena política boliviana, ese sentido común elaborado exitosamente por sus ideólogos, que perdura hasta nuestros días contaminando el imaginario colectivo del país mediante un ímpetu prelógico. Pero como se sabe entre tanto, una vasta popularidad no garantiza la veracidad de las creencias más frecuentes y de los mitos intelectuales, y mucho menos la calidad y durabilidad de un experimento socio-político. Usando una perspectiva comparada de lo ocurrido en casi todos los países latinoamericanos en las dos últi* Escritor, Doctor en Filosofía. mas generaciones, se puede afirmar que la Revolución Nacional de abril de 1952 en Bolivia fue, en el fondo, innecesaria y superflua. Los efectos modernizadores generados por este proceso hubiesen tenido lugar, más tarde o más temprano, bajo un régimen dominado por las élites tradicionales, como ocurrió en la mayoría de las naciones latinoamericanas. En el área rural la derogación de relaciones personales y laborales de tipo servil, la apertura de los mercados agrícolas, la generalización de mecanismos contemporáneos de intercambio y la mejor utilización de la red de transportes y comunicaciones se hubieran hecho realidad en años posteriores sin la violencia y las arbitrariedades que acompañaron a la reforma agraria de agosto de 1953. El incremento de la movilidad social y la expansión de oportunidades de educación básica se hubieran dado igualmente bajo gobiernos de diverso signo. Y lo mismo puede aseverarse del voto universal y del desarrollo acelerado de las regiones orientales. Sesenta años después de los sucesos de abril de 1952 Bolivia sigue sien- do uno de los países más pobres y menos desarrollados del continente. Los diferentes gobiernos del mnr, los esfuerzos de sus presuntos estadistas y sus mutaciones ideológicas y programáticas no han podido o no han sabido sacar a Bolivia del atraso y la pobreza, lo que nos muestra en el fondo la poca originalidad teórica y la mediocridad fáctica del experimento iniciado en Bolivia en abril de 1952. Más o menos lo mismo puede decirse de la praxis concreta del mir y el mas en funciones gubernamentales. El mnr, el mir y el mas han contribuido poderosamente a consolidar prácticas y valores convencionales, propios del mundo premoderno, rejuveneciendo así los elementos y las rutinas menos rescatables del orden tradicional. Menciono aquí tres puntos esenciales: (1) La consolidación de la cultura política del autoritarismo, (2) la formación de élites muy privilegiadas que pasan a constituir las nuevas clases altas y (3) la desinstitucionalización de la vida público-política, con su secuela inevitable, la corrupción en gran escala. 1era. quincena de junio 2012 (1) La principal herencia a largo plazo de la Revolución Nacional ha sido la preservación y exacerbación de normativas premodernas, convencionales y retrógradas en el campo socio-cultural bajo el manto de reformas modernizadoras en el terreno técnicoeconómico. Este legado histórico ha permanecido, por ejemplo, muy activo en la configuración actual de la vida política y en la realidad interna de todos los partidos. Imitando al mnr, el mir y el mas han sido organizaciones donde predominan prácticas muy arraigadas y difíciles de modificar, cuyo carácter es básicamente conservador-tradicional, como el caudillismo y el prebendalismo, la propensión a la maniobra oscura y a la intriga permanente. Estas rutinas y convenciones no están codificadas por escrito, pero muy probablemente reglamentan la vida interna y cotidiana de los partidos, establecen las diferencias reales entre dirigencia y masa, determinan los canales fácticos de comunicación entre los diversos grupos, atribuyen autoridad decisiva a los jefes con virtudes carismáticas y delimitan la verdadera significación de programas e ideales. Estos hábitos perviven pese a todos los contactos con el mundo exterior y al uso cotidiano de los últimos inventos de la tecnología. Los tres movimientos aquí examinados han sido y son organizaciones políticas de corte premoderno, sin estructuras democráticas, sin debate programático interno y sin renovación libre de las cúpulas dirigentes. De modo claro y recurrente la popularidad de los tres movimientos está vinculada con un renacimiento de la cultura política tradicional a través de su accionar cotidiano. Las corrientes liberal-democráticas intentaron a su modo modernizar la mentalidad política y la esfera institucional durante los periodos 1940-1943, 1946-1952 y 1985-2005, iniciando tímidos pasos para afianzar el Estado de derecho, fomentando una educación ciudadana moderna, promoviendo la inserción del país en una estructura globalizada cosmopolita, ensayando formas de autonomía municipal y dando más peso al poder Legislativo mediante la estrategia de pactos interpartidarios (como es lo usual en los Estados democráticos del presente). Estos esfuerzos no tuvieron éxito porque precisamente una genuina cultura liberaldemocrática nunca había echado raíces duraderas en la sociedad boliviana y era considerada como extraña por la mayoría de la población. Por otra parte esta cultura liberal-democrática ha sido combatida ferozmente por las “nuevas” fuerzas nacionalistas y revolucionarias, que pretendían y pretenden cambiar las estructuras profundas del país. En el caso de la Revolución Nacional de 1952 se puede decir que la lucha contra la “oligarquía minero-feudal” encubrió eficazmente el hecho de que el mnr de entonces detestaba la democracia en todas sus formas y, en el fondo, representaba y prorrogaba la tradición autoritaria, centralista y colectivista de la Bolivia profunda, tradición muy arraigada en las clases medias e inferiores, en el ámbito rural, en la población indígena y en todos los grupos sociales que habían permanecido secularmente aislados del mundo exterior. Todo esto fue percibido por una parte considerable de la opinión pública como un sano retorno a la propia herencia nacional, a los saberes populares de cómo hacer política y a los modelos ancestrales de reclutamiento de personal y también como un necesario rechazo a los sistemas “foráneos” y “cosmopolitas” del imperialismo capitalista. Hoy en día la constelación política y cultural es muy similar. (2) El mnr combatió sañudamente a la antigua “rosca minero-feudal” (grupos sociales y empresariales muy reducidos, privilegiados y excluyentes), pero a partir de 1952 sobresalió por la creación de roscas de iguales o peores características. La praxis efectiva –no la teoría o la propaganda– del mnr generó el establecimiento de nuevos grupos elitarios, que en el curso de los años se transformaron en la nueva clase alta de la nación. A escala menor pasó lo mismo con el mir y el mas. Las nuevas debate élites reproducen las características negativas de los antiguos grupos privilegiados: la arrogancia infundada, el desprecio por la cultura y la ciencia, la incapacidad de generar visiones de largo plazo y la explotación sin escrúpulos de los estratos subalternos del país. Y los tres movimientos han tenido relaciones cordiales y fructíferas con el sector bancario. Las élites dirigentes de los tres movimientos, y justamente los militantes más exitosos, son probablemente aquellos que tienen como metas normativas la consecución de dinero y poder, y para quienes los objetivos ideológicos tienen un valor meramente instrumental. El saber manipular símbolos es algo muy útil para consolidar y mejorar la propia posición dentro del partido y el gobierno, pero el cumplimiento real de metas programáticas no ocasiona preocupación alguna dentro de estas agrupaciones y menos dentro de la nueva clase privilegiada. Desde un comienzo las posiciones dirigentes fueron ocupadas mayoritariamente por personas hábiles en cuestiones de corto plazo y sin muchas consideraciones éticas. Estos operadores, por definición, son expertos en relaciones públicas, técnicos sin adscripciones ideológicas profundas; trabajan en realidad al servicio del mejor postor. Las destrezas específicas de los operadores residen en campos delimitados: los juegos estratégicos, las negociaciones, la obtención y consolidación de espacios de poder, las maniobras y las intrigas (que pueden ser de una gran complejidad), la elaboración de algunas ideas a la moda –muy simples, por supuesto– para las campañas electorales, el ganar colaboradores eficientes y baratos, conseguir fondos discrecionales y tejer una red de contactos con las organizaciones internacionales, los empresarios y los medios masivos de comunicación. Dos campos de la actividad humana son básicamente ajenos a los operadores: el ámbito de la moral y el mundo de la ciencia y la cultura. Los expertos de los juegos estratégicos y de la astucia irrestricta olvidan empero una dimensión fundamental de la política. Francis Bacon, el gran pensador y estadista inglés, anotó hace cuatrocientos años que hay una diferencia importante entre el saber intelectual y las picardías de la política cotidiana: el operador puede moverse muy bien en los entresijos del poder mediante una estrategia instrumental, pero no comprende el conjunto social ni puede percibir los fenómenos que van allende lo muy conocido, que son en general los procesos evolutivos de largo aliento. Los operadores no pueden brindar lo que esperan dilatados sectores sociales: el componente ético, la vocación de servicio a la comunidad, las visiones de futuro, la constelación sostenida por la confianza y la dignidad y la modestia que acompaña a la verdadera grandeza. (3) En función gubernamental los tres movimientos han dedicado una parte de sus energías a debilitar el Estado de derecho, a fomentar la existencia de códigos paralelos en la esfera pública, a tolerar formas creativas y dilatadas de corrupción y, sobre todo, a desmantelar las instituciones estatales de índole moderna. A partir de 1952, 1982 y 2006 se puede percibir la instrumentalización del aparato judicial en favor de planes y decisiones políticas del poder Ejecutivo. Los agentes del orden público –los tribunales, las fuerzas armadas, el amplio estamento de jueces, fiscales y abogados– experimentan un menoscabo de su autonomía y una declinación de su formación profesional, lo que concuerda con la situación correspondiente en sociedades poco evolucionadas. En los tres periodos hubo un significativo aumento de la inseguridad jurídica (basta recordar, / 15 por ejemplo, la desdolarización inducida por el mir), lo que a menudo coincide con la creación de nuevos trámites burocráticos, generalmente superfluos y mal diseñados. El aspecto irracional y premoderno de todo esto se advierte en el renacimiento de los códigos paralelos de conducta, que nunca han sido codificados como normas oficiales, pero que en la cruda realidad poseen la calidad de pautas indubitables de comportamiento colectivo, lo que quiere decir que no hubo necesidad de definir y aceptar estas rutinas de modo expreso, patente y notorio porque siempre han disfrutado de una validez prerreflexiva muy amplia y sólida. La manipulación de los códigos paralelos constituye una de las claves explicativas de la fortaleza de los movimientos populistas. Para concluir paso a unas reflexiones de largo aliento. Desde el primer momento los dirigentes del mnr, mir y mas no aprendieron a dudar acerca de su propia praxis gubernamental. Siempre tenían y tienen razón en el momento de emitir un juicio o realizar una actuación. Los políticos no cambiarán sus hábitos porque desconocen el moderno principio de la crítica y el auto-análisis. El mnr, por ejemplo, jamás se distanció de sus acciones “heroicas”: los asesinatos de Chuspipata (1944) y los campos de concentración de Curahuara de Carangas y Coro-Coro (1953-1956). Sus dirigentes nunca se disculparon ante la opinión pública por estos crímenes. Estos espíritus acomodaticios pensaron que las grandes reformas de 1952/1953 fueron tan indispensables en su momento como necesaria fue su abolición a partir de 1985. Esta inclinación pragmática y oportunista reemplaza rápidamente la ideología revolucionaria, la cual, en el fondo, siempre ha tenido una función instrumental y propagandística. La situación en el mir y el mas ha sido similar. Como corolario se puede aseverar lo siguiente. La modernización social y política, propugnada por los tres movimientos, se ha restringido a lo llamativo y superficial. La utilización de computadoras y teléfonos celulares no significa que los usuarios hayan dejado de lado sus antiguos hábitos y designios, sus viejas mañas y triquiñuelas que han variado poco en el curso de los siglos. Los rasgos más visibles de la modernización política son la invasión de las técnicas de mercadeo y relaciones públicas, el surgimiento de los mencionados operadores y la ideología del pragmatismo. Ello concuerda lamentablemente con los anhelos profundos de los adherentes “normales” de los tres movimientos: el ascenso social y la consecución de una rápida fortuna. 16 / debate 1era. quincena de junio 2012 Comentario a los comentarios sobre el 9 de abril Luis Antezana Ergueta* La Revolución Nacional terminó hace cincuenta años y desde entonces el país vive la contrarrevolución y si hay algunas manifestaciones que dicen que “el mas está haciendo lo que quería hacer el mnr”, se trata de raptos de oportunismo de los saldos gonistas. C on motivo de cumplirse sesenta años de la revolución de abril de 1952, la prensa nacional publicó diversos comentarios acerca de ese suceso. Sin embargo, alguno que otro diario –en particular el oficialista– no hizo la menor referencia acerca de ese episodio, revelando que para él no existió ese acontecimiento. Entre otras observaciones que puede hacerse a la serie de artículos sobre el 9 de abril, publicados en esa oportunidad, se puede indicar las siguientes: Primero se advierte que casi todos los comentarios adoptaron posiciones positivistas de acuerdo a la tradición arguediana, dedicando sus páginas a datos concretos, versiones de oída y opiniones personales. En realidad, se observa que nuestros comentaristas carecen de las condiciones indispensables de generalización y abstracción, factores básicos para referirse a un suceso tan trascendental. De otro lado, se puede notar que nuestros escritores no tomaron en cuenta el hecho histórico en sí y más bien lo pasaron por alto, para dedicarse a aspectos secundarios y consideraciones subjetivas. En esa forma se limitaron a repetir –en la mayoría de los casos– las frases hechas y lugares comunes que se escuchan desde hace sesenta años, tanto de parte de sus protagonistas como de sus opositores. Esos aspectos tienen explicación. a) No existe literatura sobre el 9 de abril y la que circula es incompleta o ha desaparecido; por tanto, nuestros comentaristas no disponen de fuentes primarias para desarrollar su pensamiento y, así, se refieren al tema en base a prejuicios. En muchos casos han adoptados a ciegas los prejuicios de la extrema oposición. b) Casi todas las opiniones sobre esa revolución tratan de desprestigiar ese suceso y repiten los argumentos de los contrarios al cambio producido en esa oportunidad. No se encuentra en esos artículos nuevos conceptos, conclusiones lógicas ni investigación y así todos coinciden en apreciaciones secundarias. La observación general de los escritos de referencia, que debían girar en torno al hecho histórico, fueron relegados o ignorados. En cambio, casi todos los comentarios se concentraron en los personajes y los partidos que actuaron en ese episodio, en especial el mnr. En ese sentido, el heroico pueblo paceño –protagonista de ese hecho– no fue tomado en cuenta. Así, se puede ver que los intentos para recordar el 9 de abril estuvieron dirigidos, más bien, a desconocer el hecho histórico, de tal forma que esa experiencia política se la cubra con un manto de olvido, como ocurrió con otros acontecimientos que protagonizó el pueblo paceño, como el derrocamiento de Melgarejo (15 enero, 1871), la insurrección popular liberal (12 diciembre, 1898) y otros que corrigieron y pusieron en * Abogado e historiador. su verdadero camino el proceso histórico del pueblo boliviano y hacia los cuales nuestros “intelectuales” pareciera que guardan horror serval. En síntesis, lo que casi todos los comentaristas (inclusive algunos de sus protagonistas) hicieron en sus notas, fue desprestigiar ese hecho histórico. Se observa que los comentaristas y hasta algunos protagonistas del 9 de abril no saben lo que pasó. No saben lo que hicieron ni lo que deshicieron. Quizás sepan lo que ocurrió en la superficie, pero no pasaron de eso. Carentes de las ventajas de la abstracción y la generalización, no obtienen nuevos aspectos históricos. Andan en tinieblas y se reducen a recordar a la violencia, los presos políticos, etc. pero no utilizan referencias más profundas. No consideran que el 9 de abril constituyó un salto histórico y que Bolivia de la condición de colonia dependiente pasó a la condición de nación independiente. Tampoco hacen la menor alusión a que esa fecha significó el salto del estado esclavista y feudal (los dos a la vez) a un sistema capitalista nacional, popular y campesino. Tampoco se muestra la cuestión del Estado y no se menciona que debido a ese acontecimiento, el Estado feudal-colonial hasta entonces existente, pasó a convertirse en Estado nacional y democrático (capitalista), todos ellos grandes acontecimientos históricos. Para nuestros comentaristas todo sigue igual o cambió algo, pero no encuentran ese algo. Esos articulistas, en vez de dedicarse a críticas superficiales, pudieron haber gastado menos lamentos y derramamiento de lágrimas, para tocar aspectos esenciales de esa revolución y así ver hasta qué profundidad llegaron esos hechos y en qué nivel están ahora. También podían observar que esa revolución sólo duró doce años y fue aniquilada por una contrarrevolución (4 noviembre, 1964) que tiró todo por la borda y dio comienzo a la restauración de lo que fue destruido el 52. La revolución del 52 no se desarrolló en línea recta. Se produjo en línea quebrada. Avanzó en zigzag y en momentos retrocedió y sigue retrocediendo. Sólo duró doce años, mientras la contrarrevolución dura ¡60 años! Al respecto, se ve que hay quienes se quejan de los beneficios de doce años, pero se alegran de los padecimientos del pueblo durante los últimos sesenta años. En ese sentido, el grupo ahora gobernante no es prolongación del mnr y la revolución. Es todo lo contrario. Es más, el régimen actual es prolongación de la contrarrevolución. La política revolucionaria del mnr –cuando era todavía un partido revolucionario– era de izquierda (porque eliminó un viejo régimen de derecha), mientras el régimen actual lo sustituyó por un proceso de derecha. Algunos articulistas se han empeñado en encontrar similitudes entre la política del grupo gobernante (que no es un partido). En efecto, en esos artículos se hizo comparaciones, pero las que se citó a lo más fueron aspectos de forma, pero no de fondo. Y si bien es cierto que en el desarrollo histórico de 1952 al presente se producen repeticiones de forma, en cuanto a aspectos de fondo no hay le menor analogía. Veamos: En realidad sí existen parecidos entre el mnr y el mas, pero ellos son similitudes con el mnr gonista pero no con el mnr del 52. Primero, el mnr de 1952 no era populista. Si bien el mnr del 52 era popular, el actual mas es a lo más populachero y si tiene orientación populista es de un populismo de derecha que dice que quiere construir el socialismo sin pasar por la etapa socialista y en base al ayllu preincaico, etc. lo cual es hacer retroceder la historia. Eso no tiene pizca de izquierda. Hacer recular la historia es hacer la contrarrevolución, es ser de derecha, por más careta izquierdista con que se le disfrace. Entrando al fondo histórico, se debe señalar que el mnr era anticolonial y antifeudal, mientras el mas es colonialista y feudalista, como dejó establecido al dictar la nueva Constitución que es de derecha con maquillaje de izquierda, apariencia con que se engañan nuestros comentaristas. Si el mas es continuación del mnr, lo sería como continuación del mnr gonista. Es su prolongación lógica, colonial y feudal. El mas es el gonismo resurrecto pues es mero administrador de lo que dejó la política movi-gonista. El mas no cambió nada de lo que hizo el gonismo. Sólo se dedica a darle una cosmética de “izquierda” para tapar su derecha. Utiliza algunas abstracciones de izquierda como hoja de parra para cubrir sus vergüenzas. Comparar así al mnr con el mas es confundir gelinita con gelatina. En forma específica, la diferencia entre el mnr del 52 y el mas está dada en el tratamiento a la población indígena. En efecto, el mnr consideró a la población rural con el concepto de clase de campesinos dando así un salto en la lucha contra la discriminación y, en cambio, el mas le ha vuelto a dar el tratamiento racista de indígena, en la misma forma que hizo el feudalismo desde Melgarejo. Para muestra, basta un botón. Pero no es suficiente. Efectivamente, el mnr dio a los campesinos tanto propiedad como derecho de propiedad sobre la tierra, mientras el mas quitó a los indígenas (vía constitucional y leyes agrarias) la propiedad de la tierra y también el derecho de propiedad. Eso por un lado. Por otro, anula el trabajo pagado en dinero y retorna al sistema de trabajo pagado en especie o sea al sistema feudal y aplica ese sistema entre los mismos indígenas. El retroceso al feudalismo indígena es mil veces peor que el hispano. Esos sistemas han conducido a la desaparición de la agricultura tradicional y a la aparición masiva de la producción de coca y algunos productos de exportación (soya, maderas, etc.) No existe parecido alguno entre la política agraria de 1952 y la actual. Son más bien antitéticas. De ahí que decir que el mas es continuidad del mnr y que está haciendo lo que quiso hacer el mnr, es una falacia. Se puede ver que los comentarios sobre el 9 de abril sugieren que la Revolución Nacional del 52 sigue sin modificaciones hasta el presente. Otro error porque esa revolución duró sólo hasta 1964 y desde entonces se produce la contrarrevolución que continúa sin variantes hasta el presente y se profundiza más y más, aunque cubriendo sus llagas con engañosa cosmética de izquierda. La Revolución Nacional terminó hace cincuenta años y desde entonces el país vive la contrarrevolución y si hay algunas manifestaciones que dicen que “el mas está haciendo lo que quería hacer el mnr”, se trata de raptos de oportunismo de los saldos gonistas. Citemos algunos hechos. Por ejemplo, el mnr creó la Nación soberana e independiente pero el mas niega esa conquista. Odia el concepto de nacionalismo. Sólo cree que existe el Estado y que no existe la Nación, idea que es como creer que la idea hace la realidad y que el Estado es una planta que no tiene raíces y flota en el aire como esos vegetales que viven en los alambres de algunas calles. El mnr cambió el contenido del Estado y de colonial y feudal lo volvió nacional y democrático, mientras el mas hace lo contrario y lo ha vuelto colonial y neofeudal. Por otro lado, el Estado del tiempo del mnr era de los sindicatos de obreros asalariados, mientras el actual es de corporaciones de pequeños burgueses, gremiales, cocaleros, dueños de tierras, narcotraficantes, etc. a los que se llama equivocadamente sindicatos y que no tienen nada de tales y por lo cual el Estado actual adquirió carácter de Estado corporativo. Si el mnr nacionalizó la gran minería (que devolvió a Bolivia la propiedad de las minas y el poder del Estado a la Nación), algunas “nacionalizaciones” del mas son a lo más estatizaciones que cuestan millones de dólares al pueblo boliviano y funcionan sobre modos feudales. El mas no nacionalizó nada, más bien sigue desnacionalizando al país y, por otro lado, lo está colonizando aún más no sólo con relación a los imperios tradicionales, sino también con relación a colonias como Chile, Venezuela, Cuba etc. En esa forma, Bolivia se ha convertido en sub colonia de colonias. Esos aspectos esenciales, entre otros, no consideraron los comentaristas quienes hicieron lujo de especulaciones sobre aspectos secundarios y desconociendo, a la par, más consciente que inconscientemente, la extraordinaria importancia del 9 de abril de 1952 a la que es de esperar tomen en cuenta en alguna oportunidad. / 17 libros 1era. quincena de junio 2012 Tan lejos del mar Alcides Parejas Moreno* Apreciación del historiador en el acto de presentación del libro de Robert Brockmann en Santa Cruz. E l hallazgo de lo que se ha dado en llamar el dossier Fricke, que recoge los recortes de prensa europeos que provocó el incidente de fortín Vanguardia, ha llevado a Robert Brockmann a investigar sobre una década de nuestra historia –la década extraviada la llama el autor–, en la que Bolivia queda definitivamente lejos del mar. Para poder entender el mencionado dossier, Brockmann se tuvo que zambullir en lo que en la historia universal de occidente se conoce con el nombre de período de entreguerras, los 21 años que corren entre 1918 y 1939. Se trata de un período que está marcado por varios procesos históricos originales de gran importancia. Se nos presenta esta etapa de la historia de la humanidad como uno de los más originales con respecto a las décadas anteriores. El juego político internacional en este período pasa por tres épocas claramente diferenciadas: en un primer momento se desarrolla el espíritu de Versalles, es decir, el sistema de alianzas establecido como consecuencia de las Paces de París que pusieron fin a la I Guerra Mundial y el funcionamiento normal de la recién creada Sociedad o Liga de Naciones. En esta primera etapa se insertan también las modificaciones que el sistema de tratados de París introducen al Tratado de Lausanne (1923) y el sistema de alianzas que en Europa central y oriental se establece con ocasión de la Pequeña Entente. La segunda etapa es de distensión internacional. De la mano de la recuperación económica y de la relativa seguridad derivada del espíritu de Locarno, el mundo vive los despreocupados y felices años 20, si bien esta distensión es más ficticia que real. Con la gran depresión del 29 y el triunfo de los totalitarismos se inicia la tercera etapa, de clara tendencia belicista, en la que los revisionismos nazis y las aventuras expansionistas italianas y japonesas van enturbiando paulatinamente las relaciones internacionales hasta desembocar por fin en la nueva conflagración mundial. El tratado de Versalles comprendía entre sus artículos cláusulas muy variadas. Una parte se refería a la constitución de la Sociedad de Naciones, residente en Ginebra, considerada como un organismo internacional destinado a mantener la paz y garantizar la independencia de las pequeñas naciones. La Sociedad nació como una gran tribuna de debate internacional, como un experimento de colaboración general; pero no como un instrumento político que garantizase la inviolabilidad de los tratados. Al no haber acogido a varios países y ante el abandono de Estados Unidos, la Sociedad de Naciones se constituyó en un coto exclusivo de las tres potencias europeas, Francia, Inglaterra e Italia, y al servicio de sus intereses. Bolivia estuvo en el nacimiento de la Liga de Naciones –el parto de los montes, como lo llama Brockmann– y así es como comienza este libro, que termina con el análisis minucioso de los incidentes del fortín Vanguardia. El historiador que lleva dentro Robert Brockmann –como lo ha mostrado magistralmente en su libro El general y sus presidentes– le ha llevado a hacer la investigación histórica de una década de nuestra historia, en la que los políticos del momento seguían empeñados en una Bolivia andina encerrada en sus montañas que sólo mira hacia el Pacífico. El inicio del siglo xx es funesto para nuestra historia. El 17 de diciembre de 1903 se firmó el Tra- tado de Petrópolis por el que Bolivia perdió 190.000 kilómetros cuadrados. La crónica de la guerra del Acre –como dice Ruber Carvalho– es la crónica de la abulia del Estado andino, minero y feudal, que nunca sopesó ni se interesó por las regiones que heredó. Sin embargo, la clase política era incapaz de mirar hacia el Atlántico y este hecho prácticamente cayó en el olvido, a pesar de que en 1904 la dirigencia cruceña hubiera lanzado un documento –el Memorándum de 1904– en el que se plantea una visión de país incluyente. Por el Tratado de 1904 el gobierno boliviano cedió a Chile definitivamente el litoral. Por su parte, Chile al firmar el Protocolo de Lima, emergente del Tratado de 1929 (que actualiza el Tratado de Ancón de 1883), pone el candado a las aspiraciones bolivianas al determinar que cualquier arreglo o negociación a la que quiera llegar Chile con un “tercero” (ese tercero sólo es Bolivia) sobre territorios que pertenecieron al Perú, tendrían que tener el consentimiento peruano. Esta Bolivia vapuleada y cercenada que en la década estudiada se endeudó hasta límites insospechados tuvo un golpe de suerte excepcional que la convirtió en una potencia petrolera, lo que va a avivar nuestra relación con el Paraguay. Estos tres países –Chile, Perú y Paraguay– son los que más gravitan sobre nuestra política internacional en la década estudiada por Brockmann. Cuando Robert me llamó para pedirme que hiciera la presentación de su libro, acababa de escribir un artículo en el que hacía un elogio al libro, en el día de su festejo mundial. Citando a Humberto Eco decía que “el libro ha superado sus pruebas y no se ve cómo podríamos hacer nada mejor para desempeñar esa misma función. Quizá evolucionen sus componentes, quizá sus páginas dejen de ser de papel. Pero seguirá siendo lo que es”. Cuando recibí el ejemplar que Robert me mandó desde La Paz dí, una vez más, la razón a Eco. Tenía en mis manos un bello libro; bello en su forma y contenido. Cuidadosamente editado e impreso. Con un título –Tan lejos del mar– que te incita a la lectura y una portada que te interpreta el título. Con gran rigurosidad académica y con un estilo periodístico impecable, que muestran al historiador y al periodista, Robert Brockmann nos presenta un libro acabado, al que puede tener acceso cualquier persona, desde el estudioso y el político hasta el ciudadano que quiera ampliar su horizonte de conocimientos. El libro está dividido en cinco partes. En la primera se trata el tema de Bolivia y su reclamo ante la Liga de Naciones, donde hábilmente se muestran los lamentables desencuentros de nuestra política exterior y de algunos de sus protagonistas. El segundo trata sobre las deudas que Bolivia contrae en este período, que la convierte en un país endeudado. Bolivia convertido en una potencia petrolera es el tema del tercero. En el cuarto, que es el más breve; el autor trata hábilmente el espejismo de la proscripción de la guerra en el mundo (el Pacto Kellogg-Briand). Finalmente, Brockmann nos entrega, a la manera de despachos de guerra desde el frente el proceso del incidente del fortín Vanguardia. Brockmann ha tenido el buen criterio de incluir la nómina completa (nombres, apellidos y ocupación) de los caídos en este luctuoso acontecimiento. Tan lejos del mar es un libro que deja poso. Es un libro que hay que leer. * Historiador. 18 / ocho y medio 1era. quincena de junio 2012 Un cine de historietas Mauricio Souza Crespo* Si Mallarme creía que el mundo existía para llegar a un libro, se diría que la historieta ha existido por décadas para llegar ahora a una película de computadora. U no: Un rumor fatiga hoy los pasillos corporativos del parnaso del comic: dicen que Batman, finalmente, confirmará que es gay. Acaso incluso oficialice su relación con Robin, pues al parecer lo suyo con el joven maravilla no era mero cariño filial o paternalismo o tutoría sino más bien un romance que se negó, por décadas, a pronunciar su nombre. Dos: Este anuncio tendrá, si se produce, el mismo valor informativo que el que tuvo, hace un tiempo, el de Ricky Martin o el que podría tener uno de Tom Cruise: es decir, ninguno. Aunque hay que reconocer que la comparación es injusta: a diferencia de los señores Martin y Cruise, Batman no tiene ni voz ni voto en el asunto. Porque será un comité de expertos en mercadeo el que, llegado el caso, se encargue de exigirle al Caballero de la Noche que salga, a empujones, del closet y nos cuente un poco de su vida secreta (¿alguna de esas noches con otros caballeros?). Es, en otras palabras, el relanzamiento de una marca venida a menos (en la historieta): en un mercado saturado de heterosexualidad, esos expertos confían en que un poco de “diferenciación” ayude a vender revistas. Tres: Hay dos grandes expendios de superhéroes: dc y Marvel Comics. Son compañías que empezaron en los años 30 y, desde entonces, han enfrentado, periódicamente, crisis de lectores. Se rindieron, finalmente, luego de la última debacle: fueron tragadas por conglomerados monopólicos de la industria cultural (dc fue comprada por Time Warner y Marvel por Disney Co.). En esa su larga historia, intentaron de todo para sobrevivir, además del sensacionalismo populista de “revelar” intimidades y meterse en el dormitorio de sus personajes. Por ejemplo: copiando el éxito de la Biblia, mataron a sus superhéroes para luego resucitarlos. O, en honor a la rentabilidad de los megaconciertos, organizaron juntuchas y comparsas (tipo Los vengadores o La Liga de la Justicia). Fomentaron también una explosión demográfica que pondría pálido de envidia a Balzac: entre dc y Marvel hay como 20.000 personajes patentados, incluyendo a la Pacha Mama (que es de Marvel). Pero en el mercado nada funciona por mucho tiempo: así como nos acostumbraremos rápido a un Batman que viole su parquedad con un “queer, queer, I’m here”, la novedad de muertes, resurrecciones y cambios de look nunca salvaron por mucho tiempo a ningún superhéroe. Cuatro: Hoy vivimos una excepción pasajera: el cine. Si Mallarme creía que el mundo existía para llegar a un libro, se diría que la historieta ha existido por décadas para llegar ahora a una película de computadora. Sólo en el último lustro, diez películas de superhéroes de dc y Marvel han superado una marca de taquilla: más de 250 millones de dólares. Un puñado de enmascarados salva así a Hollywood y Hollywood, a su vez, les da un respiro a estos superhombres. Batman, El Hombre Araña y Iron Man produjeron más de 3.000 millones sólo en taquilla (lista encabezada por Los Vengadores, que lleva recaudados cerca de 600). Cinco: La lista de espera es larga y deprimente: en los próximos tres años, nuestras pantallas serán ocupadas por La Liga de la Justicia (el megaconcierto de dc Comics, que reúne a Superman, Batman, La Mujer Maravilla, Aquaman, etc.), un nuevo relanzamiento de El Hombre de Acero (dirigida por Zack Snyder), la primera Mujer Maravilla digital, Christopher No- lan terminará su trilogía de Batman, habrá un renovado Hombre Araña, un segundo Capitán América, otro Thor y un tercer Iron Man. Se preparan además versiones de The Flash, Aquaman, Flecha Verde, Escuadrón Suicida y Capitán Maravilla. Seis: Con tanto bling bling, es fácil olvidarse de que esta edad de oro de los superhéroes es un regresivo gesto de nostalgia. Algo así como si un grupo de adolescentes entraditos ya en años recibiera cientos de millones para representar con muñequitos una vieja farsa (i.e.: el síndrome de La Guerra de las Galaxias). Porque ninguna película de superhéroes reciente, pese a la fanfarria, excede los esquemas ideológicos y narrativos que han caracterizado a la historieta más deleznable. ¿Ha intentado leer uno de estos comics en los últimos años? Le ahorro el esfuerzo: yo lo he hecho y son ilegibles. Son productos que tienen el mismo problema que las películas: el encanto a veces hipnótico de sus imágenes se alimenta de una montaña de lugares comunes, repeticiones y fórmulas ya vencidas. Dedicarle una eternidad a la lectura de esos textos (y películas) podría muy bien ser un mejorado círculo del infierno. Como pasarse la vida escuchando, en una isla desierta, regetón, cumbia villera, Kiss, David Guetta y los Kjarkas. O deambular por esa misma isla convencidos de nuestra sofisticación porque creemos que Lady Gaga es algo más que música disco del siglo xxi, pero con mejor ropita. Siete: Lo que celebran y ofrecen las recientes películas de superhéroes es la tecnología misma: vamos al cine a ver una demostración de lo que puede hacer una supercomputadora. Los únicos superpoderes a la vista son esos (los guiones, por su lado, parecen pensados por una Apple MacIntosh 512). Y como eso es lo que hay y vivimos tiempos regresivos y amnésicos, nos resignamos a la idea de ser tratados como idiotas. Este discreto horizonte de expectativa provoca, a su vez, anomalías tales como el entusiasmo que despiertan películas de superhéroes sólo un poquitito más inteligentes. Así, empezamos a imaginar que El Caballero de la Noche de Nolan es fascinante (porque no reproduce las tonterías de Tim Burton) o que Watchmen es revolucionaria (porque no repite, en otra cinta sinfín, slogans publicitarios del ejército gringo). Ocho: Son tiempos, por ello, en los que un multisala es también un expendio de paradojas. Mencionemos algunas, entre muchas: a) si queremos ver un relato decente, tenemos que buscarlo en películas de dibujos animados (como Toy Story); b) si queremos ver gente actuando, tenemos que resignarnos a que las veremos disfrazadas de superhéroes, repitiendo estupideces; c) la estética dominante es el kitsch, pero es un kitsch que –a diferencia de otros anteriores– tiene a su disposición carretillas de dinero y que, acaso por eso, quiere que se lo tome en serio; d) las “narrativas” del siglo xxi son en realidad narrativas que ya eran ridículas en los años cuarenta del siglo xx (y que, a su vez, reproducían fórmulas del folletín de fines del siglo xix); e) la complejidad más o menos adulta la tenemos que ir a buscar en la televisión (en series como Mad Men); f) vivimos el presente y futuro del cine como repetición: el eterno retorno del pastiche. Y medio: A veces se defiende la historieta recordando que puede ser parte de una educación lectora: empezamos con Pato Donald, continuamos con Batman y Kalimán, nos desviamos en Tin Tin y Asterix, llegamos a El Eternauta o a El Corto Maltés. Y de ahí, acaso nos graduemos leyendo las historietas de Chris Ware y Marjane Satrapi o, si se quiere, las novelas de Marcel Proust o Vladimir Nabokov. Pero lo que nos exige hoy la industria cultural es otra cosa: que empecemos en Batman y acabemos en él. Amén. * Periodista y catedrático. / 19 libros 1era. quincena de junio 2012 Sobre Recuerdos de ayer (1916-1929) de Trifonio Delgado Suma chuymampi sarnaqaña (Caminar con buen corazón) Elizabeth Andia Fagalde Plural editores-ISEAT-Librería Armonía / Colección Sociedad La suprema disputa: Olañeta vs. Torrico Augusto Jordán Q. Plural editores / Colección Historia Cuadernos de la sequía [la casa del bosque de pelos] Rodolfo Ortiz O. Plural editores-La Mariposa Mundial / Colección Poesía Este libro sobre los amawt’as celebrantes del Año Nuevo Aymara en Tiwanaku concentra su mirada en la construcción de la identidad de los protagonistas del acto desde 1991: el Consejo de Amawt’as de Tiwanaku. A través de su práctica y de su discurso, la autora devela un complejo nudo de problemas teóricos y políticos relacionados con la reproducción del colonialismo interno y la persistencia de valores occidentales y prácticas individualistas en el seno de esta organización, supuestamente dedicada a reestablecer los valores éticos y las significaciones cósmicas de los rituales ancestrales. Hay un daño hecho: el quiebre de la ética y la confusión doctrinaria aparecen reiteradamente en el análisis de la relación del Consejo de Amawt’as con las bases comunarias. Ahí destaca la lucidez crítica de los ancianos, en cuyos comentarios destacan las advertencias que hicieron desde su ethos comunal. (Silvia Rivera Cusicanqui). “Augusto Jordán Quiroga, reconocido romanista e historiador del Derecho, nos ofrece esta impecable reconstrucción crítica de la codificación penal y procesal en la Bolivia decimonónica. Subraya Jordán la naturaleza exótica de ese proceso, ya sea en el contenido de las instituciones como en el mismo procedimiento legislativo. Esta vocación extranjerizante no ha declinado incluso con desmedro de la soberanía del Estado. Los códigos y las constituciones en Bolivia han sido y son, en muchos casos, obra de un gabinete de iluminados a quienes el Estado confía irresponsablemente el destino de millones de personas”. (Carlos Ramos Núñez). “Un trabajo rico en información, con una precisión ajustada a la época y en escenario delimitado por la secuencia de acontecimientos de nuestra historia patria”. (Alberto Quiroga García). Rodolfo Ortiz coge aguja e hilo para hilvanar ese hueco o misterio que hay entre una palabra y otra palabra y para hilar el único traje posible: la imagen. Infinidad de lecturas y poetas son convocados, como Alejandra Pizarnik o como Jaime Saenz o como José Lezama Lima o como Humberto Quino, no para la comparación necesaria entre Ortiz y las poéticas de estos ilustres nombres poéticos, sino para marcar distancias o respuestas a búsquedas similares en la escritura. Un ejemplo admirable de esta constancia o enfrentamiento crítico se halla desarrollada plenamente en sus poemas. Su poesía es una prédica contra la poética de la noche que fue y es defendida a rajatabla por Jaime Saenz y sus seguidores. Entonces, la poética de Ortiz es una defensa de su propia fábula, de su propio mito y de su propia tragedia: la rima del viejo sastre o del joven convicto. (Juan Carlos Ramiro Quiroga). La choledad antiestatal. El anarcosindicalismo en el movimiento obrero boliviano (1912-1965) Huáscar Rodríguez García La Muela del Diablo / A la venta en Librerías Plural Qué es el sumakawsay. Tercera vía: vitalismo, alternativa al capitalismo y al socialismo Atawalpa Oviedo Freire Garza Azul / A la venta en Librerías Plural Ciencia de las mujeres Revueltas, crisis, huelgas, masacres, conspiraciones, una guerra y una revolución: este libro es un viaje que recorre buena parte del siglo xx boliviano a través del olvidado movimiento anarquista. Se trata, ante todo, de una evocación, en el doble sentido de la palabra: el acto de traer o hacer regresar algo a la memoria o imaginación y a la vez el acto de llamar a los espíritus de los muertos. La reconstrucción, en suma, de una epopeya plebeya protagonizada por un puñado de hombres y mujeres que forjaron lo que se puede denominar ‘anarquismo cholo’: la versión vernácula de los viejos sentimientos antiestatistas de la humanidad interactuando con la potencia creadora del trabajo y con las ambigüedades del mestizaje. Huascar Rodríguez García es investigador independiente. Ha sido docente de sociología en la umss. A pesar de la novedad y frescura de este discurso, reina una confusión casi babilónica acerca de lo que es el “Vivir Bien”. ¿Paradigma, modelo, alternativa, cultura o más bien nueva teoría económica? Atawalpa Oviedo tiene el mérito de haber asumido el reto de desenredar este discurso inflacionario y de diferenciar entre diversos modelos y teorías que no siempre concuerdan con las mismas bases filosóficas de las culturas andinas. Lo que se predica bajo el nombre de “lo andino” –inclusive en las nuevas constituciones políticas– no siempre lo es y, muchas veces, resulta ser una tergiversación posmoderna o bucólica de lo andino. (Josef Estermann). Este ensayo resume bien, aunque sin citar sus fuentes, el esfuerzo de traducir a términos occidentales lo que este concepto, Suma Kawsay, trae de nuevo como posibilidad. (Javier Medina). El subtítulo de este libro, de formato mayor (21x30 cm.) y profusamente ilustrado (6 mapas, 136 fotos y 9 cuadros), es “Experiencias en la cadena textil de los ayllus de Challapata”. Es pues a la reconstrucción o narración de esas experiencias, comunitarias y textiles, que Arnold y Espejo dedican sus esfuerzos. Arnold resume el alcance de lo que se llamó “Infotambo”, un proyecto que suponía trabajar, dice, toda la cadena de la producción textil en la región de Challapata (Oruro), “desde la sanidad de los animales y el mejoramiento de su fibra hasta la terminación de los productos, y su promoción y comercialización en el mercado”. El libro tiene cuatro partes: (a) una descripción de Challapata, (b) un retrato de la situación “antes” del proyecto Infotambo, (c) la narración de los pasos que siguió el proyecto y (d) una discusión de la comercialización y venta en el mercado textil. Denise Y. Arnold y Elvira Espejo ILCA-Fundación X. Albó / A la venta en Librerías Plural Guillermo Delgado P. E ste libro fue escrito por un autodidacta. El género es la autobiografía, que es a la vez una memoria social del pasado. Se registra así un espacio temporal reconsiderado a través de la experiencia de un niño que recoge y reconstruye el mundo adulto que lo rodea. Es un bildungsroman. Es la realización de una tarea que, indirectamente, se le asigna al autor y que cumple al fijar su versión en el papel, muchos años después. Ya ha dicho Jaime Saenz que “El hombre que quiere ser lo que es, tiene que recordar que ha sido, y lo que ha sido; y tiene que recordar que es, y lo que es”. Al entrar al texto los lectores percibimos que el mundo narrado es un mundo en puja, quizá representación fidedigna de la economía de enclave o la economía de la monoproducción minera que registra, como motor de la historia boliviana, las vicisitudes familiares, comunales y del campamento minero como unidad de la industrialización temprana. Lugar de contradicciones visibles, de estructura social definida donde claramente la mujer juega un rol importante como reproductora de la fuerza de trabajo, cuando no es la misma palliri que recolecta minerales desechados. A través de la reconstrucción autobiográfica se puede apreciar la existencia tesonera de todo un mundo que se adapta a una forma radical de transformación cultural del sentido del tiempo. La mecanización y la industrialización son fenómenos tangibles en el recuento de este texto, pero también lo es el repentino arribar de otra forma de ser, de una experiencia francamente transculturizante. En el fondo, todo esto es un proceso de paulatina pérdida de la habilidad de ser el dueño del tiempo, en un tiempo interrumpido o atrapado entre lo rural y lo urbano. Ya sabemos que el trabajo minero tiene raíces precolombinas; sin embargo, lo que el testigo ocular describe es, precisamente, la forma acomodaticia de ese sentido de tiempo, ahora articulado al ciclo industrial, irremediablemente mundial. En el fondo de este texto se registran los detalles de la penetración de un capitalismo moderno a través de la imposición primaria del salario y de un proceso evidente de descampesinización. Retrata la historia del trabajo en el momento de la incursión de una economía cuyas leyes no fueron completamente evidentes: el aprendizaje violento de la teoría del valor, de la emergencia de la mercancía, de la adquisición del salario, de la alienación y la corrosión humana pero también de la capacidad de resistencia, de lucha contra el sistema, de la autovalorización, de un sentido propio mezcla de convicciones étnicas y adquisición de una cultura clasista. Recuerdos de ayer (1916-1929) Trifonio Delgado Gonzales Plural editores 20 / 1era. quincena de junio 2012 La otra orilla Roxana Crespo, artista invitada Dialéctica desde abajo Evocación perceptiva Theodor Adorno (1903-1969) [ Ni] la más miserable erudición podría […] cegarse al hecho de que la Revolución francesa, por abruptos que no pocos de sus actos resultaran, se insertaba en la tendencia global de la emancipación de la burguesía. Ésta ni habría sido posible ni se habría logrado si en 1789 no hubiese ocupado ya las posiciones clave de la producción económica y desbordado al feudalismo y su cúspide absolutista, que a veces se había coaligado con el interés burgués. El brutal imperativo de Nietzsche, “Lo que cae hay que empujarlo”, codifica […] una máxima protoburguesa. Probablemente todas las revoluciones burguesas fueron decididas de antemano por el ascenso histórico de la clase y tuvieron un ingrediente de ostentación que en arte se manifestó como decoración clasicista. No obstante, esa tendencia a la ruptura histórica difícilmente se habría realizado sin el agudo desastre económico del absolutismo y la crisis financiera en la que fracasaron los reformistas fisiócratas bajo Luis xvi. La miseria específica al menos de las masas parisinas pudo desencadenar el movimiento, mientras que en otros países en los que no era tan aguda, el proceso burgués de emancipación triunfó sin revolución y en principio no tocó la más o menos absolutista forma de gobierno. La infantil diferenciación entre causa profunda y ocasión externa tiene a favor que por lo menos designa crudamente el dualismo de inmediatez y mediación: las ocasiones son lo inmediato, las llamadas causas más profundas lo que media, lo que se propaga, lo que incorpora los detalles. Incluso en el pasado más reciente se ha podido leer en los hechos mismos la hegemonía de la tendencia. Actos específicamente militares como los bombardeos sobre Alemania funcionaron como slum clearing [depuración], retroactivamente integrados en aquella transformación de las ciudades que hace tiempo se puede observar no ya sólo en Norteamérica, sino en toda la tierra. Así como el reforzamiento de la familia en las situaciones de emergencia de los refugiados contuvo ciertamente por un tiempo la tendencia al desarrollo antifamiliar, pero difícilmente el trend [tendencia]. Incluso las incursiones de los conquistadores en los antiguos México y Perú, que allí debieron de experimentarse como invasiones de otro planeta, contribuyeron sangrientamente, de manera irracional para los aztecas e incas, a la expansión de la sociedad burguesamente racional hasta la concepción de one world que es teleológicamente inherente al principio de esa sociedad. Tal preponderancia del trend en los hechos […] acaba por condenar al ridículo la ancestral distinción entre causa y ocasión; toda la distinción, no sólo la ocasión, es exterior, porque la causa está concretamente en la ocasión. Si el desastre económico de la corte fue una palanca para las sublevaciones parisinas, este desastre económico seguía estando en función de una totalidad, el retraso de la economía absolutista de “dispendio” con respecto a la capitalista de rendimiento. Sólo en el todo histórico alcanzan su relevancia incluso momentos que son contrarios a él y por supuesto, como en la Revolución francesa, no hacen sino favorecerlo. Hasta el retraso de las fuerzas productivas de una clase no es absoluto, sino únicamente relativo al avance de las otras. […] No es esta la menor de las razones por las que, como ya en Hegel y Marx, la filosofía de la historia se aproxima tanto a la historiografía como ésta, en cuanto comprensión de la esencia velada por la facticidad, pero condicionante de esta, meramente sigue siendo posible como filosofía. Tampoco bajo este aspecto es la dialéctica una manera de jugar con las concepciones del mundo, una postura filosófica elegible entre otras en un muestrario. Lo mismo que la crítica de los conceptos filosóficos presuntamente primero empuja a ella, la dialéctica es exigida desde abajo. Cf. Theodor Adorno (1970). Negative Dialektik. Jargon der Eigentlichkeit, Frankfurt, Suhrkamp Verlag. (Trad. cast. de Alfredo Brotons: Dialéctica negativa-La jerga de la autenticidad, Madrid, Akal, 2005, pp. 278-280). T ranscurrió algo más de una década desde la primera muestra pública de las obras plásticas de Roxana Crespo, referencia de una pintura aún joven en medio de continuos cambios que son propios de la búsqueda artística. En su arte prima lo figurativo, pues en las telas pintadas al óleo, las figuras son el centro de su creación a través de la gama de colores, hoy acentuadas en el rojo que, de hecho, muestra la pasión anterior de un ser de sutiles creaciones. En virtud de su profesionalismo y de la meta trazada hacia un fin cada vez más cercano, la artista se apoya en la autenticidas de las imágenes y no cae en afectaciones propias de quienes no definen su arte. El camino ya vencido le lleva a nuevas experiencias tendientes a renovar los trazos de identidad en una clara tendencia a la abstracción, signos que ya aparecieron en la representación singularizada de imágenes visuales, donde la figura ya no muestra las líneas marcadas de lo figurativo, sino que estas se diluyen en una suerte de “evocación perceptiva” propia de la sensibilidad que la transforma en un lenguaje plástico merecedor de los mayores elogios, en una muestra de sinceridad no comprometida, sino surgida de la realidad al encontrar nuevas facetas en el arte de quien no detie- nen instrumentos de trabajo, para llegar al fin que se propone cuando comenzó la bella labor de crear su propio arte plástico. Bastaría con un solo cuadro para penetrar en el mundo de Crespo, porque lo individual marca, muchas veces, la verdadera esencia artística, pues resulta cercana la impresión, casi física, en quien admira la pintura y siente, en la pasiva armonía cromática de la plástica, la emoción hecha inspiración en el momento de haber sido creada una obra. Mario D. Ríos Gastelú