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HÁBITATS DEL GRUPO 8 (HÁBITATS ROCOSOS Y CUEVAS), EN ANDALUCÍA El grupo 8 (HÁBITATS ROCOSOS Y CUEVAS) incluye hábitats rocosos de diferentes tipos y las cuevas. Están muy relacionados, por tanto, con la composición y estructura de las rocas que los conforman (formaciones rocosas) o en las que se integran (cuevas) y con los procesos que los han originado. Son hábitats fisiográficos, determinados por el medio físico, y en algunos casos la aparición de las comunidades vegetales características se considera un indicador del buen estado del hábitat, pero su presencia no es determinante más que en los hábitats mixtos (fisiográficos y fitocenológicos). Hay que resaltar que no suelen albergar gran variedad de especies, pero, cuando las hay, incluyen abundantes endemismos. Los cuatro primeros tipos de hábitats encuadrados en este grupo conforman las diferentes formaciones rocosas mencionadas (farallones, cantiles, paredones, escarpes, cortados, riscos, peñas, canchales, etc.). El tamaño de las rocas, su composición química y pH, la forma en que se acumulan, la pendiente que presentan y su movilidad condicionan las comunidades vegetales, que, cuando aparecen, se establecen en oquedades y fisuras o en suelos esqueléticos (muy finos, sobre roca), ocupando escasa superficie dentro del hábitat y con poca cobertura. Los Roquedos silíceos con vegetación pionera del SedoScleranthion o del Sedo albi-Veronicion dillenii (8230) están constituidos por repisas, rellanos y roquedos más o menos horizontales, con suelo incipiente y comunidades vegetales colonizadoras, de pequeño porte y resistentes a la sequía y se consideran hábitats mixtos. En las pendientes rocosas, según el pH (básico o ácido) se identifican Pendientes rocosas calcícolas con vegetación casmofítica (8210) o Pendientes rocosas silíceas con vegetación casmofítica (8220). En ambos casos las comunidades vegetales presentes son de pequeño porte, resistentes y ocupan aquel espacio donde se posibilita la presencia de materia orgánica, suelo y agua (grietas, fisuras, pequeñas repisas). Suele ser vegetación muy específica y endémica, con diferente abundancia en cantidad y especies en función del grado de pendiente, insolación, orientación, etc., si bien, las pendientes calcícolas presentan más variedad que las silíceas. También son hábitats fisiográficos y fitocenológicos. Cuando al píe de una pendiente, ladera, barranco o localizaciones similares se acumulan bloques de piedra con diferentes tamaños, debido a la erosión o desprendimientos, aparecen Desprendimientos mediterráneos occidentales y termófilos (8130) en los que crecen comunidades perennes, generalmente dispersas, que en este caso son un indicador del buen estado del hábitat, ya que se considera fisiográfico. El quinto tipo de este grupo son Cuevas no explotadas por el turismo (8310). Se subraya así una condición exigida y necesaria para considerar el hábitat como HIC, incluyéndose en este tipo, además de las partes no visitables de estas grutas, otras cavidades naturales como simas y torcas, sumideros, surgencias, etc. Estos hábitats fisiográficos se caracterizan por albergar especies cavernícolas especializadas o endémicas, generalmente animales (murciélagos, anfibios, invertebrados terrestres y acuáticos) y aunque su presencia se considere indicador del buen estado del hábitat, su peculiaridad les confiere cierto carácter zoocenológico (hábitat caracterizado por la presencia de la especie animal que lo habita). Las comunidades vegetales asociadas no se consideran determinantes puesto que solo crecen en las bocas o entradas, hasta donde la luz alcanza.