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Los sistemas de telecomunicaciones ópticas Gilberto Basilio Sánchez Los sistemas de telecomunicaciones ópticas pueden ser continuos, discretos o mixtos. Cuando son continuos, el mensaje y el flujo energético se transmiten de forma continua en el tiempo; el sistema se llama analógico (pensemos en la voz continua cuando decimos de un solo jalón una o varias palabras). Cuando es discreto, el mensaje y el flujo energético se transmiten en pequeños intervalos o secuencias separadas y bien definidas; este sistema se llama digital (imaginemos el mensaje en código Morse). Un sistema es mixto cuando el flujo energético no es totalmente continuo ni discreto. De hecho, puede suceder que el mensaje sea continuo o analógico mientras que el flujo energético trasmitido sea discreto. Pongamos un caso que ejemplifique un sistema de telecomunicaciones óptico: Supongamos que queremos enviar información, digamos la variación de temperatura que mide un termómetro en el exterior a un laboratorio a varios kilómetros de distancia. Para ello necesitaríamos un láser que pueda variar de intensidad y una fibra óptica que lleve la luz al detector; entonces, si la temperatura varía, la intensidad del láser varía de manera acorde. Éste es un sistema analógico, el detector sólo registra la variación en intensidad y cambia la señal óptica a eléctrica diciendo: a mayor luz, mayor temperatura y a menor luz, menor temperatura. Pero un sistema así es muy sencillo y desperdicia muchos recursos, así que podríamos poner un láser que envía luz por la fibra y apagarlo y prenderlo, de esta forma enviaríamos pulsos. Un ejemplo: digamos que de repente enviamos un pulso, luego nada, pues apagamos el láser y luego otro pulso. Esto es un formato digital, de hecho es como enviar 101, y esto en el sistema binario equivale a 5, lo cual indicaría que hay 5 grados o 5 décimas de grado o 5 milésimas de grado. Así, el sistema sería más exacto pues tendría la posibilidad de enviar datos más exactos y sería un sistema discreto. Pero todos estos casos se han establecido con la hipótesis de contar con una sola señal de luz. Esto quiere decir que se utiliza una sola frecuencia o longitud de onda, digamos, la correspondiente al rojo (/griego{L} ~ 633 nanómetros). Como en las fibras ópticas se puede transmitir un gran intervalo de longitudes de onda, se pueden transmitir varias señales, podríamos entonces enviar la frecuencia en el rojo y otra(s) señal(es), digamos en el verde (ν ~ 554 nanómetros) y que ésta sea la señal de otro termómetro digital o analógica. Así podríamos enviar muchas señales no sólo de termómetros, sino de voz y hasta video (con mucho mayor número de bits, claro) y a esto se le llama multicanalización, pues una fibra se utiliza como guía de muchos canales. La cuestión ahora es separarlas a la salida o en los detectores. Para ello, podríamos utilizar detectores que sólo capten el verde y otros que sólo sean sensibles a la luz en el rojo o en el rango pertinente. Pero podríamos meter más canales si leemos en intervalos pequeños de longitud de onda o frecuencia. Digamos, por poner un caso, que cada 10 nanómetros metemos una señal y el pulso que enviamos es de 100 nanómetros de ancho. Así se pueden enviar muchos mensajes repletos de información; a este método se le llama WDM (Wavelength Division Multiplexing o Multicanalización Dividida por Longitud de Onda). También podríamos leer en Frecuencia (FDM) o en su inverso el tiempo (TDM). Pero entonces la pregunta es, si hay tantas opciones, si se puede enviar tanta información por la luz, ¿por qué no todo es fibra óptica? La respuesta es sencilla: con el tiempo, las técnicas de enviar información en cobre se han mejorado también y la infraestructura actual de cableado es muy grande por lo que hay que sacarle el mejor provecho. Además, aún hay mucho que hacer en las comunicaciones ópticas. Cuando la luz se propaga se dispersa, este fenómeno se puede entender como algo análogo a lo que sucede con las luces de un estadio que en el campo se ven como una sola mancha luminosa esparcida sin distinguir las fuentes, los focos; a veces ni siquiera notamos que uno o dos están fundidos. Lo mismo pasa con los pulsos de luz que viajan por la fibra; su intensidad disminuye y se ensancha, por lo que si se manda una secuencia 101, del otro lado se puede leer 111 y esto es un error que hay que corregir. Para corregir estos errores se pueden utilizar técnicas muy complicadas, pero una idea genial al respecto es la propuesta por el doctor Serguei Khontiaintsev, del Departamento de Telecomunicaciones de la Facultad de Ingeniería en la UNAM [1]. Su grupo de trabajo propone colocar filtros acoplados a las fibras ópticas en todo el recorrido de la luz, y posibilitar así que sólo pase la frecuencia o longitud de onda que se envía de la fuente. Así la señal se autorrepite y evita la dispersión. La desventaja de esta técnica es que la señal se disminuye. En lo que respecta a las fuentes de luz y a los detectores también hay mucho que hacer. La industria de los semiconductores ahora trabaja en nuevos detectores más selectivos y estables cuyos precios sean competitivos en el mercado de las telecomunicaciones. Los sistemas láser también pueden perfeccionarse y actualmente se trabaja tanto en los elementos que componen a los arreglos como en los materiales activos. En la UNAM, especialmente en el CCADET [2] el doctor Roberto Ortega investiga nuevas fuentes de bombeo que hagan láseres más potentes y trabaja con tintes orgánicos para explorar emisiones a diferentes longitudes de onda. [1] http://telecom.fi-b.unam.mx [2] http://www.cinstrum.unam.mx/