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temporalidad interna que produzca activamente formas nuevas en sucesión progresiva, sino una temporalidad exterior que representa un telón de fondo en el que se proyecta la sucesión completa de formas. Y la idea de <diversidad> funcionaría en forma ascendente a partir del nivel del individuo, en vez de descender desde el nivel de un tipo preestablecido. Darwin justifica su teoría de “Descendencia con Modificación” recurriendo al concepto de “Variabilidad”, reconociendo que el “tiempo” no producía modificaciones, puesto que su paso sólo es significativo en la medida en que, mientras mayor sea el lapso, más oportunidades habrá para que ocurran y se acumulen “variaciones”. En la evolución de las especies, Darwin expone que cada mutación espontánea aparece por primera vez en un individuo específico, en el cual -bajo circunstancias favorables- se incorpora y desde allí se extendería a toda la población. Como todos los individuos sobrevivientes son los que dan lugar a la próxima generación, igualmente son las “variaciones útiles” las que se han transmitido de generación en generación; cada generación receptiva de estas condiciones especiales se iría adaptando mejor a su medio y, en la medida en que el medio varíe, se irían dando nuevas modificaciones, lo que explicaría que descendientes posteriores resulten bien distintos de sus antecesores, gracias a la manera peculiar como cada individuo se adaptaría a los cambios del medio. La teoría de Darwin sobre la “Adaptación por selección natural”, o de los rasgos genéticos, se pudo explicar sin muchas dificultades en cuanto se consideró su primera etapa de “variación”, pero se complicaría al considerar su segunda etapa de “selección”, sobre todo poder explicar si la selección de los rasgos culturales ocurría sólo de manera natural, descartando cualquier posibilidad de una intervención artificial. Las “variaciones”, cambios mitocondriales que desatan cambios en todo ramificando la aparición de nuevos y más rasgos, podrían ser producto de cambios accidentales en unos pocos genes que terminan incidiendo en casi todos los demás. Esto es lo que Darwin denomina como “Selección Natural”, que es un proceso donde la naturaleza se comporta de manera análoga a la selección practicada por los criadores de caballos y perros; donde las variaciones que aparecen en cada población y se heredan entre los individuos son cuestión del “azar”. La Soportable Pesantez de la Filogénesis Así, las “variaciones” entre los individuos, y no las simples perturbaciones del diseño general, serían la trama real del proceso evolutivo. La Selección Natural se refiere a la interacción de organismos individuales en un determinado ambiente y durante una serie de generaciones; es reproducción diferencial de fenotipos resultante de interacciones entre organismos individuales y de su ambiente. La Selección Natural es “estabilizadora”, cuando se “eliminan” los fenotipos extremos de la población; “desorganizadora”, en la cual se “seleccionan” los fenotipos a expensas de las formas intermedias; “direccional”, cuando uno de los extremos es favorecido empujando a su población a lo largo de una vida evolutiva particular; “dependiente”, cuando la aptitud de un fenotipo disminuye a medida que se hace más común en la población, y se incrementa a medida que se hace menos común. La “biología molecular” hace más comprensible este principio, estudiando los genes morfológicos, losgenesfisiológicosylosgenescomportamentales, que son genes levemente “variantes”, aplicando también dicho principio en el desarrollo de las autoorganizaciones de alta complejidad tecnológica. Medio y Evolución, o la Epigénesis Mientras que la Biogénesis da cuenta de los contenidos estructurales, la Epigénesis lo hace con la forma. Los cambios mitocondriales o “variaciones” afectarían el genotipo, mientras que el ambiente influye sobre el fenotipo. Si la Vida fue hija del Medio, con mayor razón lo sería la “evolución biológica”. ¿Es la Evolución biológica hija del clima y del medio ambiente? Las inclemencias climáticas han presionado los desplazamientos poblacionales de animales y hombres, en busca de su sobrevivencia, pero las variaciones que aparecen en cada población natural y se heredan entre los individuos son cuestiones más accidentales, producto del “azar”, y no-producto de fuerzas o voluntades creadoras; tampoco son características adquiridas a heredar. Si estrictamente hablando no pudiese afirmarse que la evolución es hija del ambiente, lo cierto es que ella se ha ido dando mediante la interacción entre los vivientes con su respectivo entorno. A mediados del siglo XVI ya se consideraba cómo los seres vivos no existen por sus propias fuerzas, necesitando ser afectados por fuerzas externas, tal como en el protoplasma que al entrar en actividad reacciona de una cierta manera bajo el influjo de excitantes exteriores. Sin la excitabilidad 173