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10. CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN Y PRIMEROS INTENTOS DE REVOLUCIÓN LIBERAL El reinado de Carlos IV El 14 de diciembre de 1788 murió Carlos III, dejándole el trono a su hijo Carlos IV, con quien se estableció el despotismo ministerial (el verdadero poder lo ejercía el primer ministro y no el rey). El reinado de Carlos IV está condicionado por el estallido en 1789 de la Revolución francesa y su evolución posterior. El temor a que las propuestas revolucionarias se extendieran fue mucho mayor en España que en el resto de Europa por la cercanía geográfica y las relaciones de parentesco entre los monarcas. Impacto de la revolución francesa La política de expansión española siempre había estado marcada por las alianzas con Francia, pero la nueva situación revolucionaria hizo que las relaciones con el país vecino atravesaran tres fases: neutralidad, guerra y alianza. Prevención y neutralidad (1789 – 1792) Carlos IV mantuvo en su cargo a Floridablanca, primer ministro de su padre. Su política se caracterizó por medidas como la inspección del correo proveniente de Francia para confiscar la propaganda revolucionaria, la prohibición de noticias referentes a Francia en la prensa, la prohibición de estudiar en el extranjero sin autorización real, medidas de control para los extranjeros en España y la revitalización de la Inquisición. Ascenso de Godoy y guerra contra Francia (1793 – 1795) Manuel Godoy era un guardia de corps muy cercano a la reina María Luisa de Parma, que llegó a primer ministro a la vez que los ministros ilustrados fueron destituidos. Firmó con Gran Bretaña su adhesión a la Primera Coalición contra Francia, y el 7 de marzo Francia declaró la guerra. La inferioridad militar española obligó a finalizar la guerra. En la paz de Basilea de 1795, España recuperó los territorios conquistados por Francia, España cedió la parte española de Santo Domingo y Godoy recibió el título de Príncipe de la Paz. Alianza con la Francia revolucionaria (1796 – 1808) En 1796 se firmó un pacto de familia: el Tratado de San Ildefonso, que supuso una nueva amistad entre ambos países. España quedó vinculada a Francia en una política de colaboración y defensa mutua, asumiendo el enfrentamiento contra Inglaterra. De aquí derivó la batalla de Trafalgar, que hundió a España como potencia marítima. El motín de Aranjuez En 1807, Godoy firmó con Napoleón el Tratado de Fontainebleau. Era un pacto secreto que permitía a las tropas francesas atravesar España para invadir Portugal (Inglaterra estaba sometida a un bloqueo continental fomentado por Francia, aunque su alianza con Portugal le restó efectividad). Las tropas francesas acamparon rodeando Madrid y comenzaron una ocupación efectiva, aunque no declarada. Godoy comprendió el peligro al que se enfrentaban, e intentó trasladar a la familia real a Andalucía, donde podrían comenzar la resistencia al avance napoleónico. Fernando VII, hijo heredero de Carlos IV, era contrario a la política de Godoy por su excesivo poder y protagonismo. El partido que se formó en torno a él, el partido fernandino, fomentó el descontento entre grupos populares y planeó el motín de Aranjuez que asaltó el palacio de Godoy. Fue llevado a cabo el 18 de marzo de 1808, cuando este, junto al rey, planeaba la huida. Godoy fue destituido, y Carlos IV fue obligado a abdicar en favor de su hijo. Carlos IV acudió a Napoleón para que mediara entre ellos. PRISCILA MÉNDEZ 1 2 10. CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN Y PRIMEROS INTENTOS DE REVOLUCIÓN LIBERAL La Guerra de la Independencia Napoleón citó a Carlos IV y a Fernando VII a la ciudad francesa de Bayona para “mediar” entre ellos. Allí, obligó a Fernando VII a devolverle el trono a su padre, quien renunciaba a él en favor de Napoleón, quien a su vez lo cedió a su propio hermano, José Bonaparte. Antecedentes Cuando la familia real marchó a Bayona, se produjo un vacío de poder que fue aprovechado por las tropas francesas para invadir España. El 2 de mayo de 1808, el pueblo madrileño se amotinó. La represión francesa se resumió en los fusilamientos del 3 de mayo. Según fueron llegando las noticias de la insurrección de Madrid y las abdicaciones de Bayona, las demás provincias españolas se levantaron en armas. Bandos en conflicto La guerra no fue solo de liberación contra el invasor extranjero, sino también civil. Se produjo el enfrentamiento entre los españoles nacionalistas (absolutistas y liberales contrarios a los franceses, unidos solamente por el enemigo común) y los franceses y afrancesados (respetaban la legitimidad de José I, resultaban beneficiados por la invasión, o bien apoyaban las ideas liberales). Desarrollo de la guerra Reorganización política La resistencia comenzó en Madrid y fue secundado por el resto de poblaciones. El vacío de poder impidió una organización efectiva de la resistencia. Surgieron juntas locales en los ayuntamientos, agrupadas en juntas provinciales, subordinadas a una Junta Suprema Central presidida por Floridablanca, que coordinó los ataques contra los franceses y asumió el gobierno de las zonas no ocupadas. En 1810, la Junta Suprema Central traspasó sus poderes a un Consejo de Regencia, que actuó en nombre de Fernando VII, estableciéndose en Cádiz. Hasta noviembre de 1808 En esta etapa la resistencia española consiguió algunas victorias. La inesperada derrota en Bailén el 19 de julio impidió la ocupación francesa de Andalucía y propició la huida de José I a Vitoria. Hasta enero de 1812 Napoleón decidió dirigir en persona las campañas militares. La resistencia contaba con el apoyo del ejército inglés, y con la guerrilla popular. Los guerrilleros conocían mejor el terreno en el que se movían, y podían esconderse con la complicidad de la población civil. Así, se pudo contrarrestar la superioridad militar francesa. Hasta 1814 El Imperio napoleónico comenzó a tener problemas en Europa, y gracias a la presión ejercida por Inglaterra y Portugal, la resistencia española logró forzar la retirada de los franceses. En 1813, Napoleón firmó el Tratado de Valençay, por el cual le devolvía a Fernando VII los derechos monásticos. Con ello, la guerra concluyó de forma oficial, aunque cuando Fernando VII regresó en marzo de 1814, aún quedaban tropas francesas en determinadas zonas de Cataluña. PRISCILA MÉNDEZ 10. CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN Y PRIMEROS INTENTOS DE REVOLUCIÓN LIBERAL Las Cortes de Cádiz Un activo sector social de la resistencia española pretendió sentar las bases jurídicas necesarias para la modernización del país, de forma que, al regresar el rey, solo tuviese que aplicar las nuevas leyes. El Consejo de Regencia convocó las Cortes en Cádiz en 1810, ya que era una ciudad fácilmente de fácil defensa: meridional y solo accesible por un estrecho ismo. Los liberales consiguieron que la convocatoria se realizara como asamblea única, y no por estamentos: cada diputado tendría un voto de igual valor. Los diputados, representantes de todas las provincias (incluidas las invadidas por los franceses y las colonias americanas) fueron elegidos por sufragio universal masculino. En su Decreto de Constitución, las Cortes establecieron los siguientes principios: En las Cortes reside la soberanía nacional. División de poderes del Estado o A las Cortes les corresponde el poder legislativo El objetivo principal es la elaboración de una Constitución. Al estar dominadas por el sector liberal burgués, su objetivo final era un nuevo modelo de sociedad, levantado sobre las bases de: Libertad económica: abolición del régimen señorial feudal y liberalización de propiedad y trabajo. Igualdad jurídica: abolición de los privilegios feudales y consideración de igualdad ante la ley. Sistema político parlamentario y constitucional: abolición del poder absoluto del rey y elaboración de una Constitución que defina el nuevo modelo de Estado y funcionamiento de las instituciones. El resultado de la labor legislativa de las Cortes de Cádiz fue la promulgación de un conjunto de leyes y decretos que favorecían la liberalización frente a las trabas del Antiguo Régimen, así como la libertad de imprenta o la supresión de la Inquisición, además de la promulgación de la primera Constitución auténticamente española. Constitución de 1812 Fue el resultado del compromiso entre liberales y absolutistas, más favorable a los primeros, aunque a los segundos se les concedió el total reconocimiento de los derechos de la religión católica. En cuanto a su contenido, se puede destacar: Principio de soberanía nacional: la autoridad suprema reside en el conjunto de la nación, representada en las Cortes. Monarquía limitada, con división de poderes: el legislativo corresponde al rey junto con las Cortes; el ejecutivo, al rey, que preside el Gobierno; y el judicial, a los tribunales de justicia. Amplio poder de las Cortes: elaboran leyes, deciden sobre la sucesión de la Corona, aprueban tratados internacionales, etc. Fuero único: todos los ciudadanos responden ante las mismas leyes y tribunales, salvo eclesiásticos y militares. Derechos fundamentales del individuo: igualdad ante la ley, inviolabilidad del domicilio, libertad de imprenta, sufragio, educación elemental, garantías penales y procesales, etc. Catolicismo como religión oficial y única. En conclusión, la Constitución de 1812 representó el primer intento serio de racionalizar el Estado y el ejercicio del poder sobre la base de los principios del liberalismo, por lo que se convierte en la referencia obligada y permanente de todo el liberalismo posterior. PRISCILA MÉNDEZ 3 4 10. CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN Y PRIMEROS INTENTOS DE REVOLUCIÓN LIBERAL El reinado de Fernando VII Fernando VII recibió el sobrenombre de El Deseado por el ansia de la población de que retornara, tanto absolutistas, que querían volver a tener un rey, como liberales, que creían que reinaría contrariamente a su padre. Restauración del absolutismo (sexenio absolutista) Desde su entrada en España, los partidarios del absolutismo incitaron a Fernando VII a restaurar el viejo orden. En abril de 1814, recibió el Manifiesto de los persas, un escrito redactado por sesenta y nueve diputados serviles (absolutistas) en el que se le animaba a ignorar las propuestas liberales y a restaurar la monarquía absoluta, considerada resultado de la razón y de la inteligencia, y no de la arbitrariedad y el abuso como la presentaban los liberales. Fernando VII anuló la constitución de Cádiz de 1812, derogó toda la obra legisladora de las Cortes (menos la abolición de los derechos jurisdiccionales de los señoríos) y reinstauró el absolutismo y las anteriores instituciones, incluida la Inquisición. Además, los liberales fueron perseguidos, viéndose obligados a pasar a la clandestinidad, formando sociedades secretas, y al exilio. Los pronunciamientos liberales Entre 1815 y 1820 se produjeron toda una serie de conspiraciones y levantamientos militares protagonizadas por los liberales. Entre 1814 y 1820, los nueve pronunciamientos contabilizados tenían objetivos parecidos: derrocar a Fernando VII e instaurar el liberalismo. El primero fue el protagonizado por Espoz y Mina en Pamplona (1814), aunque fue por ambiciones personales. El siguiente fue el primer pronunciamiento liberal, del ex guerrillero Díaz Porlier en La Coruña (1815) quien fue detenido y fusilado por la falta de apoyos. Similar desenlace tuvo el del general Lacy en Cataluña (abril de 1817). Pero el de mayor importancia fue el pronunciamiento del comandante Riego en 1820. Trienio liberal Pronunciamiento liberal de Riego El 1 de enero de 1820, el comandante Rafael Riego se pronunció en Cabezas de San Juan (Sevilla), con parte de las tropas que iban a embarcar para sofocar a los sublevados americanos, y proclamó la Constitución de 1812, siendo secundado por muchas otras ciudades. El 10 de marzo el rey se vio obligado a firmar la Constitución. Ese mismo día publica el Manifiesto del rey a la Nación española en el que muestra su apoyo a dicha constitución: «Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional». Comienza así el Trienio liberal. Segundo intento de revolución liberal burguesa Pronto el monarca demostró no marchar francamente por la senda constitucional, y utilizaba todos los resortes que la Constitución de 1812 le proporcionaba para obstaculizar las reformas legislativas de las nuevas Cortes (veto suspensivo de leyes durante 2 años). A esto se le sumó una escisión dentro de las filas liberales: Moderados o doceañistas: inspirados en los grandes personajes de las Cortes de Cádiz que habían suavizado con el tiempo sus planteamientos políticos. Exaltados o veinteañistas: protagonistas del golpe de 1820, más radicales. PRISCILA MÉNDEZ 10. CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN Y PRIMEROS INTENTOS DE REVOLUCIÓN LIBERAL Entre las medidas de las nuevas Cortes para acelerar el desmantelamiento del Antiguo Régimen destacan: Supresión de los mayorazgos, que se convierten en propiedades libres de sus titulares. Prohibición a la Iglesia de la adquisición de bienes inmuebles. Definición de bases para la desamortización de tierras eclesiásticas Abolición del régimen señorial, declarando a los señoríos territoriales o solariegos propiedad de los antiguos señores, previa justificación de sus derechos. Organización de la Milicia Nacional, fuerza cívico-militar para conservar el orden público y defender la Constitución. Ataque a la Iglesia: supresión de órdenes monacales y desamortización de tierras de los monasterios con el fin de disminuir la deuda pública. A partir de 1822, se fue fraguando un grupo absolutista conocido como los realistas, cuya intervención en complicidad con el rey fue apreciable en sucesos como la sublevación de la Guardia Real (julio 1822 sofocada por la Milicia Nacional) la organización de fuerzas guerrilleras o la creación de la Regencia de Urgell (pretendían actuar como Gobierno legítimo mientras durara la “cautividad” del rey por parte de los liberales). En 1822 en el Congreso de Verona, las potencias de la Santa Alianza se reunieron para discutir la situación española. En 1823 enviaron a España a los Cien Mil Hijos de San Luis, capitaneados por el duque de Angulema, y apoyado por los realistas españoles. El duque de Angulema, horrorizado por las atrocidades cometidas contra los liberales promulga las Capitulaciones de Andújar, el compromiso de acabar con la barbarie. Una vez libre, y apoyándose en la fuerza militar francesa, Fernando VII restauró por segunda vez el absolutismo. Década absolutista (ominosa) Fernando VII declaró nulos todos los actos del Gobierno durante el Trienio Liberal y restauró de nuevo el absolutismo y la represión contra los liberales que huyeron en masa hacía París y Londres. El gobierno del rey ya no satisface a nadie, ni a liberales ni a los apostólicos (absolutistas exaltados) ya que se desarrolló con un carácter más moderado que la primera restauración. Problema sucesorio y origen del carlismo Al anunciarse el embarazo de la cuarta mujer de Fernando VII, se publica la Pragmática Sanción por la que se abolía la Ley Sálica (introducida por Felipe V, que prohíbe el acceso de la línea femenina al trono). Esto provocó el descontento de los partidarios de Carlos Mª Isidro (hermano del rey y heredero al trono en caso de quedar Fernando sin descendencia), que consideraban la medida ilegal. Nació así el problema del carlismo, que agrupaba a las fuerzas absolutistas, y que desencadenó una guerra civil a la muerte de Fernando VII. En consecuencia, el acceso y la permanencia en el trono de Isabel II dependían del apoyo de los liberales. PRISCILA MÉNDEZ 5 6 10. CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN Y PRIMEROS INTENTOS DE REVOLUCIÓN LIBERAL La emancipación de la América española El motor de la emancipación de las colonias fueron los criollos, descendientes de españoles nacidos en América, quienes -pese a su riqueza y cultura- tenían vetado el acceso a los grandes cargos políticos en las colonias, reservados para los peninsulares. Las limitaciones al libre comercio y al desarrollo económico de las colonias impuestas por el régimen colonial que perjudicaban económicamente a la burguesía criolla. La influencia de las ideas ilustradas, el ejemplo de la independencia de Estados Unidos y la crisis política producida por la invasión napoleónica provocaron la lucha por la emancipación en la cúspide entre criollos (partidarios de la independencia) y peninsulares (fieles a la metrópoli). Las capas inferiores (mestizos, indios y negros) no se interesaron por la independencia. Únicamente en México, con el cura Hidalgo y posteriormente José Mª Morelos, consiguieron atraer a los indios hacia la lucha independentista. En un principio, América reaccionó ante la invasión francesa de España proclamando su lealtad a Fernando VII y creando juntas como las peninsulares. Sin embargo, en el seno de estas juntas se gestó un movimiento insurreccional desde 1810, tras la disolución de la Junta Central y la creación del Consejo de Regencia. A partir de entonces se proclamó la inexistencia de Gobierno en España y se inició el proceso emancipador. Primera fase Entre 1808 y 1810. Surgieron movimientos revolucionarios que crearon nuevos Gobiernos americanos con un proceso similar en todas las regiones. Se convocaba un cabildo abierto en la capital (gobierno municipal que convocaba a todos los vecinos) que sustituía a las viejas autoridades por una Junta de Gobierno. La junta organizaba un ejército y establecía relaciones con Estados Unidos e Inglaterra, quien mantuvo un doble juego ayudando a los españoles contra las tropas napoleónicas y a los criollos para la apertura de su comercio con América. Se convocaba un Congreso, según el modelo francés o estadounidense, con el fin de elaborar una constitución liberal, que proclamara la independencia en un régimen republicano. Destaca el levantamiento independentista de origen campesino, revolucionario y social de Hidalgo y Morelos en México, que fue derrotado por los mismos criollos mexicanos. Segunda fase Entre 1815 y 1825. Con el fin de la guerra en el territorio español, acabaron también las primeras independencias americanas. Fernando VII envió 10.000 hombres en 1815 para pacificar los territorios. Todas las colonias se adhirieron de nuevo a la corona, menos Argentina, que mantuvo su independencia desde 1816 teniendo en el General San Martín su principal valedor. El bando español tenía escasos recursos y las tropas concentradas para sofocar estas revueltas fueron las protagonistas del pronunciamiento de Riego, que no llegaron a salir hacia América. El bando americano, con la ayuda británica y estadounidense, desarrolló las campañas de Bolívar y San Martín, que culminaron en la batalla final de Ayacucho en julio de 1824, extendiendo la independencia al Perú, último reducto español. Las campañas más importantes fueron las de los generales San Martín, que proclama la independencia de Chile en 1817, y Simón Bolívar, que conquista Venezuela y Colombia y funda la Gran Colombia. En México será Agustín de Iturbide quien en 1821 proclamó el Plan de Iguala, que daría el paso para su independencia. PRISCILA MÉNDEZ