Download El tiempo furtivo de Rocío Obregón
Document related concepts
no text concepts found
Transcript
El tiempo furtivo de Rocío Obregón Escrito por María Cristina Vergara Esta entrevista es con motivo del lanzamiento de su último libro de poemas “Largo viaje en la noche” y como excusa para tratar de definir la fuerza que, visible o invisible, gravita alrededor de su poesía. María Cristina Vergara: Cuéntenos un poco de su trayectoria ¿quién es Rocío Obregón? Rocío Obregón: Mi contacto con el arte, específicamente con la literatura y el teatro, comienza en el colegio Refous, donde se nos impulsa a desarrollar los talentos que apenas afloraban a principios de los años 60. Desde entonces comienzo a escribir mis primeros textos infantiles y a redactar algunos de los esbozos de los poemas que hoy podemos leer en mi libro. Al mismo tiempo actúo en las obras escolares lo cual me lleva a desarrollar una gran pasión por el teatro y posteriormente por el cine. En 1969 entro a trabajar como actriz en el teatro El Local, bajo la dirección de Enrique Pulecio, Miguel Torres y Kepa Amuchastegui. Y al cabo de varios años viajo a San Francisco donde realizo mis estudios de Lengua y Civilización Francesa. Literatura Latinoamericana, teatro, sicología y fotografía. Es en ese contexto en el que doy rienda suelta a la fantasía y escribo mis primeros cuentos cortos, algunas fábulas que luego publicaría en el Tiempo, y pequeños textos saturados de sensaciones y momentos a los que Enrique Pulecio, reconocido director de teatro y critico literario llamó gotas de prosa lírica, en los que al igual que en fotografía, intentaba captar la esencia de un momento en particular. No tenían un comienzo, una mitad ni un fin. Eran sólo… momentos. De regreso a Colombia me reencuentro con mis viejos compañeros de teatro y muchos de ellos estaban haciendo cine, por lo que decido incursionar en este campo. La incursión duró 20 años, tiempo durante el cual trabajé como productora en los filmes de importantes directores como Pacho Norden, Camila Loboguerrero, Luis Ospina, Leopoldo Pinzón por mencionar algunos y en varias series de televisión con Jorge Ali Triana. El deseo de mostrar la belleza de Colombia, sus paisajes y su gente me impulsó a montar una compañía productora Condor Productions para captar extranjeros y traerlos a filmar aquí. Entre mis clientes estaba la BBC, el Video Publishing Group con quienes compartí el Telly Award, Transtel, Melody Movies, una importante productora de comerciales francesa que obtuvo el Clio en Cannes a mejor comercial del año filmado en su totalidad en Colombia, y aquí en nuestro país obtuve la Catalina de Oro junto con Carl West por el cortometraje La mejor de mis navajas y el premio a mejor producción de comerciales, con la Agencia M…, en el festival de Cine de Bogotá. Durante este tiempo escribí un libro para niños Pedrito y el globo mágico, el cual adapté para cine, y otros guiones junto a Enrique Pulecio. Hace 10 años trabajo como traductora de películas con varias empresas de doblaje, lo que me da tiempo para sumergirme en mi otra pasión, la música… concretamente: el rock. MCV: Usted transitaba por el mundo del rock cuando estaba estudiando literatura. Pasa por el mundo del cine, las traducciones y vuelve al mundo de la música; comienza a tocar los bongos y surge la poeta ¿será que ahora sí encontró el sonido de su alma? RO: La música ha sido siempre mi gran aliada. Creo que todo en este universo es música, vibraciones que se transforman en sonidos diferentes. Tuve la gran suerte de vivir en el seno del hippismo, y este me llevaría desde muy temprana edad al mundo del rock. Mientras estudiaba literatura en San Francisco y me sumergía en el maravilloso siglo XVII, en la Francia de ese momento, estudiando a Molière, Voltaire, Rousseau, la Fontaine, conocí a muchos de los roqueros famosos de ese entonces. Mi esposo era muy amigo de Ron Wood el guitarrista de los Stones, de Ringo Star y de viejas leyendas del Rock como Art Garfunkel, Nick St. Nichols, el guitarrista de Steppenwolf, y mucho otros, por lo tanto viví en primera fila lo que era el vertiginoso mundo del rock con sus subidas y bajadas. Por cosas del destino conocí en una de mis clases de teatro a Mimi Carabello, la esposa del legendario percusionista de Santana, y comencé a dar rienda suelta a mi pasión por los bongós y las congas. Pero definitivamente fue Jim Morrison y los Doors quienes marcarían mi camino poético-musical. En la oscuridad de su música y sus letras encontré las alas para dar rienda suelta a mi imaginación y permitir que mi alma ahondara en las profundidades del inconsciente. Mi poesía descansa sobre el ritmo que le imponen las frases. Está llena de cadencias, de silencios, de acordes imaginarios. En ocasiones estos poemas son una melodía y de hecho, algunos han sido transformados en canciones. MCV: ¿Al penetrar en su inconsciente, qué tipo de poesía surgió? RO: Surgió una poesía que evoca un tiempo furtivo, un estado del alma que se fue y que no regresará. La infancia que dejamos atrás y que poco recordamos (Castillos de arena) la nación dominada y vencida (Indian Whisper) el amor de una madre (Claro de luna) la muerte de un amante (Largo viaje en la noche). El mito fundador de mi poesía es la Muerte. Una y otra vez regreso a ella. La muerte, o terminación de un estado. La noche sin fin que tememos enfrentar. Cada poema es la interpretación de un viaje astral, un sueño, o un trance que experimenté a lo largo de los años. Muchos de mis poemas son premonitorios (Mundo de Sombras, Frase Inconclusa). Inicialmente había escrito estos poemas para convertirlos después en canciones de rock, tres de ellos Iluminación, Shanghai y Castillos de Arena se convirtieron en partituras. Los otros harían parte de esa noche eterna y profunda que cubre mi existencia. Noche cósmica, noche del alma. Aunque algunos poemas parecen iluminar este Largo viaje en la noche, y salpicarlos de una leve esperanza, sólo están allí para recordarnos lo efímera que esta puede ser, y lo cerca que estamos de entrar al silencio. Mi obra es el cúmulo de experiencias vividas que esculpieron mi psiquis, mi forma de pensar y de vivir y ver el mundo. Sin lugar a dudas es el conjunto de estas vivencias lo que le da forma a la obra. MCV: Como conclusión de esta entrevista se hace evidente en usted una frase de Alejandro Obregón: ¡Hay que sacrificar la armonía para lograr la intensidad! Y, esa intensidad es la que encontramos en su poesía y en su vida. Gracias Rocío.