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PSIQUIATRÍA DE LA INFANCIA Y DE LA ADOLESCENCIA 1. Bases históricas de la psiquiatría de niños y adolescentes. Coordinador: F. Cabaleiro Fabeiro, Madrid Factores etiológicos. Manifestaciones psicopatológicas según el período del desarrollo. Clasificación. Prevalencia Bases históricas de la psiqiatría de niños y adolescentes Factores etiológicos Manifestaciones psicopatológicas según el periodo del desarrollo Clasificación Lista de las categorías Prevalencia 2. Valoración clínica en psiquiatría del niño y del adolescente. Coordinadores: J.R. Gutiérrez Casares y F.J. Bustos, Badajoz Objetivos de la conslta. Contenidos básicos Objetivos de la conslta y principios generales Contenidos básicos de la valoración 诲眜맟眠 眢 眢 3. Examen psicomotor. Examen del lenguaje. Examen mediante técnicas psicométricas. Formulación diagnóstica Coordinador: L. Goenechea Alclá-Zamora, Toledo Examen psicomotor Interrogatorio Exploración Examen del lengaje Interrogatorio Exploración Exploración mediante técnicas psicométricas Escalas de nivel Test de personalidad Escalas sindrómicas Escalas globales Formlación diagnóstica 4. Trastornos de la conducta alimentaria. Trastornos del sueño. Coordinador: J. Toro Trallero, Barcelona Trastornos del control de esfínteres y de la eliminación. Trastornos de la identidad sexal Trastornos de la condcta alimentaria Obesidad Retraso ntricional benigno del crecimiento Retraso psicosocial del crecimiento Qiebra del desarrollo Rmiación (mericismo, vómitos psicógenos) Pica Trastornos del control de los esfínteres y de la eliminación Desarrollo del control de esfínteres Enresis (enresis fncional, micción involntaria noctrna infantil) Encopresis (incontinencia fecal, megacolon psicógeno) Trastornos del seño Fisiología del seño en niños y adolescentes Evolción a lo largo de la infancia y adolescencia Epidemiología Esqema general de evalación Dificltades para iniciar y mantener el seño Somnolencia excesiva dirna Cantidad inadecada de seño Seño noctrno alterado Trastornos asociados con n amento de las necesidades de seño Trastornos del ritmo circadiano seño-vigilia Síndrome de fase de seño retrasada Parasomnias: scesos inhabitales drante el seño Pesadillas Trastornos por movimientos rítmicos Brxismo Convlsiones drante el seño Cambios en el seño asociados con trastornos psiqiátricos Depresión en la infancia y adolescencia Trastorno por déficit de atención Síndrome de Torette Atismo, retraso mental y disfnción cerebral Trastornos de la identidad sexal (TIS) Desarrollo psico-socio-sexal hmano Alteraciones de la identidad sexal hmana Explicaciones etiopatogénicas Diagnóstico diferencial Transvestismo Transexalismo Sitaciones ddosas Estados intersexales Tratamiento 5. Trastornos del desarrollo motor. Trastornos del lenguaje. Coordinador: J. Sola Muñoz, Granada Trastornos del aprendizaje Trastornos del desarrollo motor Hiperqinesia y trastorno de la atención Historia y definición Epidemiología Clínica Perspectiva evoltiva. Pronóstico Etiopatogenia Diagnóstico diferencial Tratamiento Inhibición psicomotriz Torpeza psicomotora Trastornos de la lateralización Debilidad motriz Dispraxias infantiles Los tics Concepto Epidemiología Clínica Etiopatogenia Diagnóstico Diagnóstico diferencial Tratamiento Pronóstico Enfermedad de los tics", "síndrome de los tics", "síndrome de Gilles de la Torette" o "trastorno de la Torette" Trastornos del lengaje Disartrias Disartrias fncionales Disfemias Tartamdez o Espasmofemia Tartajofemia Disfasia y afasia del desarrollo Trastornos del aprendizaje Dislexia Disgrafia Disortografía Discalclia Retraso escolar. Fracaso escolar Fobia escolar Trastornos del comportamiento en la escela 6. Trastornos de conducta en la infancia y la adolescencia. Coordinadores: A. Agüeró y M.A. Catalá, Valencia Condcta normal y patológica. Etiología y epidemiología. Valoración clínica y sintomatología. Diagnóstico diferencial. Crso y pronóstico. Tratamiento Condcta normal y anormal Prevalencia Etiología y patogenia Factores individales Factores familiares Factores sociales Clínica Diagnóstico diferencial Enfermedades psiqiátricas Enfermedades de tipo nerológico Transtornos del aprendizaje y retraso mental Crso y pronóstico Tratamiento Terapia comnitaria Entrenamiento de los padres Terapia de familia Entrenamiento en habilidades sociales y resolción de problemas Tratamiento farmacológico Conclsión 7. Uso y abuso de alcohol y sustancias psicotropas. Circunstancias clínicas especiales: urgencias, suicidio, el niño maltratado, divorcio, embarazo Coordinador: I. Avellanosa Caro, Madrid Uso y abso de alcohol y sstancias psicotropas Circnstancias clínicas especiales 8. Psicosis infantil. Autismo infantil precoz. Trastorno autista. Esquizofrenia. Trastornos del humor. Trastornos de ansiedad por separación. Fobias. Trastorno obsesivo-compulsivo. Trastorno de conversión. Hipocondria. Síndrome postraumático Coordinador: C. Ballesteros Alcalde, Valladolid Evolción histórica del concepto de esqizofrenia y psicosis infantil Características clínicas Atismo y trastornos generalizados del desarrollo Síndrome de Rett Síndrome de Asperger Trastorno desintegrativo Trastorno del hmor Trastorno por ansiedad de separación Fobias Trastorno obsesivo-complsivo Trastorno de conversión Síntomas nerológicos Características asociadas Hipocondria Trastorno por estrés postramático 9. Deficiencia mental Coordinador: J. Rodríguez Sacristán, Sevilla Definición Evolción histórica del concepto de deficiencia mental Prevalencia Etiología Factores prenatales Alteraciones cromosómicas Errores congénitos del metabolismo Alteraciones congénitas del SNC Factores ambientales Factores perinatales Factores postnatales Factores socio-cltrales Clasificación Deficiencia mental ligera Deficiencia mental moderada Deficiencia mental grave Deficiencia mental profnda Clínica Trastornos psiqiátricos y de condcta Evalación y diagnóstico Exploración física Evalación psicológica Diagnóstico precoz Tratamiento de los trastornos psiqiátricos y de condcta Tratamiento psicológico Tratamiento psicofarmacológico Abordaje social de la deficiencia mental Labor asistencial Labor edcativa Labor profesional Labor social 10. Pronóstico y prevención. Estrategias preventivas con los niños y la familia. La relación terapéutica. Terapia por el juego. Terapia conductual. Psicoterapia individual. Terapia familiar. Terapia de grupo. Psicofármacos. Institucionalización. Modelosde servicios asistenciales Coordinadores: J.R. Gutiérrez Casares y F.J. Bustos, Badajoz Estrategias preventivas con los niños y la familia La relación terapética Tipos de tratamiento Institcionalización 1. BASES HISTÓRICAS DE LA PSIQUIATRÍA DE NIÑOS Y ADOLESCENTES. FACTORES ETIOLÓGICOS. MANIFESTACIONES PSICOPATOLÓGICAS SEGÚN EL PERIODO DEL DESARROLLO. CLASIFICACIÓN. PREVALENCIA Coordinador: F.Cabaleiro Fabeiro, Madrid. BASES HISTÓRICAS DE LA PSIQUIATRÍA DE NIÑOS Y ADOLESCENTES La historia de la Psiqiatría en niños y adolescentes pede ser tan antiga como la famosa pintra rpestre del spesto hechicero (Francia), o tan reciente como expresa qizás demasiado rotndamente Leo Kanner (l), cando dice qe al iniciarse el siglo XX no había nada qe pdiera ser considerado como Psiqiatría infantil. Cando se investiga el srgimiento de la qintaesencia de n saber o de na ciencia, con frecencia se pede retroceder hasta n pasado lejanísimo, pero a medida qe retrocedemos en el tiempo lo habital es qe se pierda especificidad y qe esta qintaesencia se encentre mezclada o confndida con otros elementos distintos. En la antiga Medicina, en las prácticas mágicoreligiosas ancestrales, sin dda se abordarían algnos problemas de niños y adolescentes de la misma natraleza de los qe hoy nos encontramos en la clínica cotidiana. Pero serían los saberes y los procedimientos de la magia, la religión, la hechicería o la medicina primitiva, los qe se aplicarían, my lejos todo ello de na delimitación del campo y de los contenidos de la moderna Psiqiatría de niños y adolescentes, y, por spesto, my lejos también de la identidad del psiqiatra infantil. Por ello y teniendo en centa el contexto de este capítlo vamos a procrar no adentrarnos apenas en los tiempos brmosos, en los qe la inespecificidad de la Psiqiatría de niños y adolescentes, es casi completa y en los qe el destilar s qintaesencia sería n proceso largo y complejo. Pero sí es importante reseñar qe la Psiqiatría de niños y adolescentes es no de los resltados actales de la historia de la comprensión del mndo psíqico de los niños y adolescentes. Esta historia forma n todo con la evolción de la comprensión de las dimensiones biológica y social de la infancia y adolescencia. La historia de la Psiqiatría infantil va de la mano de la historia de la atención y consideración qe a lo largo de los siglos se ha venido dando a los niños. En la hmanidad en general, casi todo ha girado, y gira, en torno al adlto: el niño y el anciano son a mendo dos grandes marginados. La historia de la infancia está aún por hacer y no parece tarea sencilla. Existen enormes lagnas docmentales de datos, hellas o indicios y, por otro lado, no ha sido n tema de gran interés para los historiadores, qe ya hace sin embargo mcho tiempo, hbieran podido darnos para ello había datos sficientes na versión de la historia de la infancia desgraciadamente bastante llena de crdeza. Creo qe a los historiadores, lo mismo qe a n profesional de la infancia hoy ante na sitación de maltrato infantil, les reslta difícil ser ecánimes y es qe con frecencia se tiende a negar como algo inconcebible la creldad de los padres, ya qe maternidad y paternidad son fnciones my idealizadas socialmente (2). Nadie dda qe siempre ha habido padres qe qerían, cidaban, protegían y comprendían a ss hijos y qe ha habido cltras y momentos históricos más favorables para ello. Pero ahí están el monte Taigeto en Esparta y la roca Tarpeya en Roma, como lgares siniestros en qe griegos y romanos hacían na crel prevención despeñando a los bebés qe tenían algún defecto físico o algún otro problema de sald. El infanticidio, el abandono y la explotación laboral los niños en la Edad Antiga y Media, según nmerosos historiadores (3,4), no han sido fenómenos excepcionales (ni tampoco lo son actalmente en algnos países). Con la revolción indstrial se prodjeron importantes cambios en las relaciones padres-hijos y la concepción de la familia. En la sociedad medieval occidental, por ejemplo, la "escela" para la mayor parte de la infancia tenía lgar a través de n contacto extrafamiliar y social con los adltos, lo qe tenía n valor afectivo considerable (5). La escela, en sentido propio, como forma de aprendizaje generalizado, y posteriormente obligatorio, es n fenómeno mcho más tardío qe se prodce al mismo tiempo qe la sociedad indstrial se afirma y qe los vínclos familiares y parentofiliales adqieren n valor cada vez mayor en significaciones afectivas. El siglo XVIII con la Ilstración y la difsión de las concepciones edcativas de Rossea sponen n giro copernicano en la consideración del niño (del niño, lgar de las ferzas del mal, a la inociencia infantil y preparan el siglo XIX en el qe srge na mayor sensibilidad social ya no sólo familiar con respecto a la infancia, ampliándose considerablemente la responsabilidad pública con respecto a los hijos ajenos (6). A partir de la Revolción francesa empezó a considerarse responsable de todos los cidadanos como el Gran Padre o la Gran Madre ("Allons enfants de la patrie"). Se crearon así gran número de orfelinatos en toda Eropa, qe acogían ya no solo a hérfanos de gerra sino a hijos ilegítimos y abandonados (qe sólo en Francia en 1825 parece ser qe ascendían a 117.000). En 1881 el Ministro de Instrcción Pública francesa proclama la gratidad y el carácter laico y obligatorio de la enseñanza primaria para todos los ninos, a lo qe hasta entonces sólo tenían acceso na minoría social (4). El siglo XX spone n enorme progreso en la consideración y el respeto al niño. Así vemos aparecer: · en 1923, la "Magna Charta pro Jventte Mndi", propesta por la Unión Internacional de Socorro a los Niños y adoptada en 1924 por la Sociedad de Naciones (Declaracion de Ginebra de los derechos del niño). · en 1959, la Declaración Universal de los derechos del niño, proclamada por la ONU. En ella se reconoce la enseñanza obligatoria entre otros mchos derechos. Hoy las Constitciones de nmerosas naciones del mndo inclyen y desarrollan estos principios. Sin embargo, estamos aún my lejos de qe estos derechos del niño, pese a ser reconocidos, dejen de hecho de ser conclcados. Podemos decir qe el campo empieza a abonarse para el srgimiento de la Psiqiatría infantil, cando la locra empieza a ser considerada como n fenómeno hmano, y no ya como algo demoniaco. También cando los pedagogos empiezan a confrontarse con la edcación de niños deficientes creando sistemas edcativos qe ahondan en la comprensión infantil (sordomdez, deficiencia mental). Y también cando el joven delincente empieza a ser comprendido y no solo castigado. En 1409, Jan Gilaberto Jofré (más conocido por el padre Jofré), perteneciente a la orden de los Hermanos de la Merced, tras haber presenciado el linchamiento de n enfermo mental en na calle de Valencia, crea con el apoyo del rey Martin I de Aragón, llamado el Hmano, el primer establecimiento dedicado exclsivamente a los enfermos mentales (7). Los monjes de la Merced tenían por misión principal el rescate de cristianos cativos de los mslmanes, lo qe les daba probablemente la ocasión de ver cómo se trataba a los alienados en el mndo islámico (8). En la Granada mslmana había ya n hospital, casi de atención exclsiva a los dementes. La creación del manicomio de Valencia inició n importante movimiento de proliferación de establecimientos asistenciales para enfermos mentales drante los siglos XV y XVI. Todo esto significaba na ferte apesta por na neva comprensión de la locra, cando en Centroeropa, y también en España, todavía se qemaban y qemarían posesos y brjos (9), gran número de ellos enfermos mentales persegidos con el manal de Hexenhammer (Martillo de hechiceros), o por la Inqisición. Es my posible qe algnos niños y sobre todo adolescentes, cyos problemas psíqicos feron asimilados a los del adlto, se beneficiasen desde comienzos del siglo XV de esta neva comprensión de la locra, iniciada por el padre Jofré y los siete médicos qe con él desarrollaban esta labor pionera en el Hospital de los Santos Mártires Inocentes de Valencia. En los comienzos de la enseñanza especializada destacó otro español, el monje benedictino Pedro Ponce de León (1520-1584), qe creó n método de lengaje gestal para sordomdos, del qe sabemos a través de otro pedagogo español, Jan Pablo Bonet, qe pblica n importante tratado sobre este método en 1620 (4). Ya en el siglo XVIII, nos encontramos a J.J. Rossea (1712-1778), qe con s obra "Emile o de l'Edcation" va a inflenciar poderosamente la pedagogía y las costmbres de s siglo y de los venideros. El niño es n ser beno por natraleza y hay qe protegerlo de la civilización contaminante. Centa D.-J. Dché cómo estas ideas llegarán hasta la experiencia de A. Neill, dos siglos despés, en Smmerhill y cómo Rossea inflyó en los hábitos de crianza de s época, promocionando la lactancia materna y preconizando el "régimen libre"de amamantamiento del bebé. En estas ideas le precedió s coetáneo Bffon (1707-1788), qien habla de ellas en el capítlo sobre la infancia de s "Histoire Natrelle", pero no logró difndirlas del mismo modo qe Rossea. Parece ser qe en esta época de la Ilstración empieza a verse damas dando de mamar en los palcos de la ópera o en los salones de la corte. Un contemporáneo, valorado tanto por Rossea como por Bffon, fe Pereire, qe en realidad era Jacob Rodrígez Pereira (1715-1780), jdío de origen portgés, nacido en la Extremadra española, qe se refgió en Francia por las persecciones de la Inqisición realizando allí ss estdios de Medicina. Es considerado el primer edcador de sordomdos en Francia y s metodología anaba diferentes sistemas: lectra de labios, dactilología, contacto vibratorio táctil, etc. El Abad Ch. M. L'Epée (1712-1789), coetáneo de Pereire, tilizaba n sistema gestal "metódico" qe los sordomdos aprendían rápidamente para comnicarse entre sí, pero les aislaba del resto del mndo. La dispta entre ambas escelas draría dos siglos (4), con mayor éxito del método del abad, qe condjo al encapslamiento institcional de los sordomdos. Llegamos ahora a la interesante época de la Revolción Francesa y primeros tiempos del siglo XIX. En ella nos encontramos al sizo Pestalozzi (1746-1827) qe había hecho estdios de teología, qe era n apasionado apologista de las teorías de Rossea y qe realizó na labor edcativa con niños hérfanos y abandonados, mchos con problemas de comportamiento. De ellos se ocpaba con gran dedicación a través de n método edcativo en el qe la "continidad de cidados" era fndamental (4). En Yverdon fnda n Institto al qe, entre otras personas relevantes, acde Froebel (1782-1852) permaneciendo dos años y realizando lego na labor similar en Alemania. Allí creará también na escela para niños de 3 a 9 años a la qe dará el nombre de "Kindergarten" (jardín de niños). Finales del XVIII y primeros tiempos del XIX es también la época de Ph. Pinel (1745-1826), el considerado fndador de la Psiqiatría, en Francia, qien a parte de qitar las cadenas a los alienados, de establecer na clasificación de las enfermedades mentales y de poner de relieve la importancia del medio en la génesis y en la terapia del enfermo mental, establece "el tratamiento moral" como importante recrso terapético. Es en 1800 cando la sociedad francesa se hace cargo, tras varias idas y venidas de los bosqes a los peblos limítrofes, de Victor, el niño salvaje de Aveyron, qe entonces tiene nos 12 años. Va a ser J.M. Itard, pedagogo y médico, el encargado de s edcación en la Institción Nacional de Sordomdos donde ejerce como médico. Itard va a tilizar ss técnicas reedcativas para sordomdos, y aplicar el "tratamiento moral" (10) de s admirado maestro Pinel, qien sin embargo le disadía de intentarlo por considerar qe Victor era únicamente n retrasado mental, n idiota. Pero Itard drante años intenta qe este niño, qe no habla y qe parece inicialmente qe no oye, hable y se socialice. No es na casalidad qe todo n rico debate en torno al tema haya tenido lgar en la Francia de entonces en torno a Victor y qe el debate se prolongase hasta nestros días. Los misterios de la interacción entre lo constitcional y hereditario, y el entorno hmano, sigen siendo aún hoy de difícil acceso. Victor podía ser "la natraleza hmana sin entorno hmano" y en el intento de socialización podrían desvelarse grandes secretos. Victor apenas progresó. J.E. Esqirol (1772-1840), condiscíplo y amigo de Itard, apoyó las tesis de s maestro Pinel. Itard interrmpe s intento terapético conclyéndose qe Victor es n idiota abandonado. Hoy son nmerosas las opiniones de psicoanalistas (10) qe consideran qe fe n niño atista librado a s propia serte a la edad de 5 años aproximadamente. Los dos informes minciosos de Itard sobre ss intentos terapéticos de este grave trastorno psíqico infantil a lo largo de catro años, son considerados como docmentos históricos de na tarea ya propiamente psiqiátrica infantil. Con Itard y Esqirol e inspirado en las concepciones de Rossea y Pereire, comenzó s formación O. Ségin (1812-1880). Edcador y médico, es considerado el primer terapeta de niños retrasados mentales (11): Trabajó en hospicios y creó n centro de enseñanza para niños idiotas en París. Tras haber participado en la Revolción de 1848 con repblicanos y socialistas, emigró a EE.UU. donde aydó a la organización de escelas especiales en mchos estados. S obra "Traitement moral, hygiène et édcation des idiots et atres enfants arriérés", pblicada en 1846 en París, se distancia de las concepciones sensalistas de Itard y del tratamiento moral de Pinel (4), adqiriendo s propia originalidad. Sin embargo s optimismo era excesivo al pensar qe el retrasado mental podía crarse completamente al no tratarse más qe de na infancia prolongada (12). No fe profeta en s tierra y ss métodos feron mejor conocidos en otros países y retilizados, ya en nestro siglo, por la médico y pedagoga italiana María Montessori (1870-1952). Dice J. Martín (11): "No dejó de sostener qe la idiocia, calqiera qe hayan sido ss casas o sean ss complicaciones orgánicas, era ante todo na sitación de aislamiento moral y qiso aydar al idiota a salir de esta relegación tanto de sí mismo como de los demás". J.E. Esqirol (1772-1840) había realizado na clasificación más sintética qe la de s maestro Pinel de las enfermedades mentales y, en ss dos volúmenes sobre el tema, había establecido diferencias entre psicosis y demencia en el niño. Sin embargo, son algo despés Griesinger (1817-1868) en Alemania y Madsley (1835-1918) en Inglaterra, qienes dedican na mayor atención en ss respectivos tratados de psiqiatría a la patología mental infantil. Pese a todo, al ocparse de la patología infantil y establecer clasificaciones, lo hacen con los mismos criterios y denominaciones qe tilizan para las enfermedades psiqiátricas del adlto. Parece estar fera de toda dda qe es H. Emminghas (1845-1904) qien pblica en 1887 en Tbinga (Alemania) el primer libro sobre los Trastornos psíqicos del niño (4) (12), qe da na visión de conjnto de la Psiqiatría Infantil y qe rompe con la tradicional concepción adltocéntrica. Es E. Harms, en s artíclo pblicado en 1960 en el "American Jornal of Orthopsychiatry", titlado "En la cna de la Psiqiatría del niño", qien se extraña y deplora qe no se concozca a este valioso pionero (4). Dice Harms qe Emminghas sgiere establecer na clara separación a los campos de la edad adlta o de la infancia (12). Emminghas distinge dos categorías de enfermedades mentales infantiles: las de casa orgánica cerebral y aqellas ocasionadas por factores psicológicos como la angstia o el miedo excesivos. Al delincente jvenil lo inclía dentro de la patología psíqica reclamando para él comprensión y ayda. Lamentablemente las concepciones de Emminghas cayeron en el olvido y más tarde, Kraepelin y Bleler dicen Alexander y Selecnick (12) omitieron toda referencia a las enfermedades mentales infantiles como entidades separadas. Sin embargo, en los años qe sigen a la pblicación de la obra de Emminghas, se pblican otros tres tratados de Psiqiatría infantil importantes: En 1888, "La locra en los niños" pblicado en Francia por Pal Morea de Tors, (1844-1908) qe completa algnas lagnas de s obra con trabajos posteriores y qe rompe con la concepción rossoniana del niño beno por natraleza. En 1898, "Las afecciones mentales en los niños" pblicado en Filadelfia por W.W. Ireland, qe dedica na bena parte de la obra a las deficiencias mentales. En 1899, "Los trastornos mentales de la infancia" pblicado en París por N. Manheimer. L. Kanner (1), pese a la especificidad de estas obras sobre la edad infantil, considera qe lo qe de la infancia no cabe en las clasificaciones de los adltos, no es en general abordado en estos tratados de Psiqiatría de niños y adolescentes. A fines del siglo XIX nmerosos psicólogos se interesan por el fncionamiento psíqico del niño. El propio Ch. Darwin con ss teorías evolcionistas y ss reflexiones sobre el embrión, promeve la idea de qe el niño a lo largo de s desarrollo podría recorrer n camino similar al de la hmanidad a través de ss etapas de civilización. El estdio del niño pasa de este modo a tener n interés splementario. La obra de Darwin "A Biographical sketeh of an infant" (1876) y la de Millicent-Shinn "Notes on the development of a child" (1893), qe describe la evolción de n recién nacido día a día, se inscriben en esta neva perspectiva del niño (4). De esta época es también el libro de James Sclly "The Stdies in Childhodd" en el qe destaca el jego como revelador de los procesos mentales del niño. Acercándonos al siglo XX nos encontramos con tres grandes psiqiatras, my contemporáneos y además bastante longevos, qe cabalgan sobre los dos siglos: E. Kraepelin (1856-1926) en Mnich, E. Bleler (1857-1940) en Zrich y S. Fred (1856-1939) en Viena. Kraepelin recoge el saber psiqiátrico del siglo XIX, desarrolla con mcho rigor na importante nosografía, crea el concepto nitario de "demencia precoz" y, dentro de él, na forma delirante qe llamó "paranoide". Las otras dos formas qe inclyo en la "demencia precoz" feron la catatonía y la hebefrenia. Esta última es la qe tiene mayor interés para la Psiqiatría de Niños y Adolescentes, pesto qe s comienzo tiene lgar en la pbertad. En realidad feron K. Khalbam (1828-1899) y s discíplo y colaborador E. Hecker, qienes aislaron y describieron esta importante descompensación psicótica del adolescente. E. Bleler, crea el concepto de "esqizofrenia" (no nitario, sino como conjnto de afecciones) e, inflido por S. Fred de qien fe amigo, da n caracter dinámico a s concepción de las psicosis (8). Pero las obras de Kraepelin y Bleler, de inflencia tan grande, no se hicieron eco de las ideas de Emminghas, no refiriéndose en absolto a las enfermedades mentales infantiles como entidades espec ficas (12). Así de nevo se da paso al adltomorfismo y Sante de Sanctis (1862-1935), como remedo del concepto Kraepeliniano, describirá la "demencia precocísima" y Heller la "dementia infantilis" (1908) qe hoy es descartada como explica S. Lebovici (13), por tratarse de casos de encefalitis con oligofrenia o de psicosis asociadas a deficiencia mental. Es Fred qien va a concebir con s teoría psicoanalítica na neva manera de entender los trastornos psíqicos del niño. A través de los tratamientos psicoanalíticos spo encontrar al niño qe cada adlto había sido y poner de manifiesto los antigos problemas qe se actalizaban en s patología adlta. Para ser más exactos y circnscritos, describió la reconstrcción de la nerosis infantil en la nerosis de transferencia. Pero además obtvo importantes conclsiones a partir de la observación de niños y de algún tratamiento psicoanalítico infantil, como el conocido caso de Janito. Fred también abrió las perspectivas familiares a la hora de valorar los trastornos psíqicos del niño, al hacer depender como señala Lebovici (13) al menos en parte, las imagos qe los niños elaboran de ss padres de la dinámica y conflictalidad familiar. Aparte de la elaboración de n sistema coherente de comprensión del fncionamiento psíqico hmano y de n abordaje terapético de la patología en consonancia con dicha comprensión, la trascendencia de las teorías de Fred para la Psiqiatría infantil hay qe verla en la importancia qe dió al niño para comprender al adlto. Era necesario desarrollar la comprensión del mndo psíqico infantil y ss problemas, y esto fe decisivo para qe, desde entonces, mchos psicoanalistas se dedicasen a trabajar con niños y adolescentes en my diversas circnstancias y aportasen así a la Psiqiatría infantil y a mendo desde la propia Psiqiatría infantil n instrmento de comprensión y terapético de valor incalclable en la actalidad. H. Von Hg-Hellmth (1871-1924), filógoga vienesa, parece haber sido a todas lces la primera psicoanalista de niños (S. Fred había realizado sólo observaciones infantiles y tratado a Janito a través del padre del niño). Desde 1912 expso y pblicó importantes trabajos qe ya planteaban cestiones importantes del fncionamiento psíqico del niño y de la técnica del psicoanálisis infantil. El encadre, el proceso, la transferencia negativa y la positiva, la interpretación, las resistencias, el problema de los padres, feron cestiones abordadas como señalan (14) en s exposición "Sobre la técnica del análisis de niños", a la qe asistieron tanto Ana Fred como M. Klein en el Congreso Internacional de la Haya en 1920. En ella abordaba la importancia del jego del niño y s interpretación drante la qe dará el valor de na "explicación". Hg Hellmth distinge entre la aplicación del psicoanálisis a la edcación infantil, y el componente pedagógico, qe ella apreciaba mcho, en el psicoanálisis de niños. Fe pionera en el trabajo con los qe hoy llamaríamos "agentes de sald" (padres, profesores, edcadores, médicos escolares, cidadores de garderías y asistentes sociales), realizando con ellos na tarea preventiva primaria. En estos años en qe el psicoanálisis infantil se está forjando en Viena, hay qe recordar a Agst Aichorn (1878-1949), pedagogo y lego psicoanalista, vienés qe dirigió institciones para chicos agresivos o delincentes. Se le considera fndador de la terapia institcional de orientación psicoanalítica (12). Se dio centa de cómo estos mchachos tenían importantes dificltades con la imagen del padre y de ahí qe tratase de consegir, a través de na relación de confianza, qe se identificasen al edcador. Era my consciente de qe se trataba de chicos no ssceptibles inicialmente de n trabajo psicoanalítico individal, pero, precisamente, consideraba qe el trabajo institcional podía en ocasiones hacérselo accesible. En la Viena de estos años, srgen las dos psicoanalistas de niños en canto a la comprensión del mndo psíqico del niño y s desarrollo, así como al abordaje terapético de ss problemas. Se trata de Melanie Klein (1882-1960) y de Ana Fred (1895-1982), qe en los años 30 pasarán a vivir en Londres y cyas concepciones, a mendo encontradas, generarán na interesante anqe no siempre polémica, qe adqiere s acmé a mediados de siglo. Ana Fred sitaba la edad del complejo de Edipo a partir de los tres años (allí donde la había sitado S. Fred), mientras qe M. Klein concibe n complejo de Edipo mcho más precoz. Esta confía plenamente en las posibilidades transferenciales del niño hacia el psicoanalista y considera qe es fndamentalmente a partir de esta sitación cómo se peden generar los cambios terapéticos. M. Klein trabajó mcho con niños de corta edad y aportó valiosas nociones para la comprensión de las psicosis. Ana Fred sin embargo, ve al niño como n ser my dependiente de la relación con ss padres y ello le hace pensar qe ss posibilidades de transferencia no peden ser las del adlto. El trabajo con los padres tiene n mayor valor para ella y considera qe el tratamiento psicoanalítico con el niño no pede ignorar na natral actitd pedagógica. Ana Fred bsca la alianza terapética con el niño, mientras qe M. Klein está especialmente atenta a la transferencia negativa y a s interpretación. Ana Fred desarrolló mcho el trabajo preventivo e institcional y describió las llamadas "líneas de desarrollo". A A. Fred y M. Klein sigieron otros psicoanalistas de gran interés qe han ido añadiendo nevos elementos de comprensión del niño, s psicopatología y s tratamiento. Desarrollar ss aportaciones escapa a las pretensiones del capítlo. Mencionaremos simplemente al citarlos algo representativo de ellos: R. Spitz (1887-1974), médico vienés qe se instaló en EE.UU, describe los tres "organizadores" del desarrollo (la aparición de la sonrisa, la angstia del octavo mes y la aparición del "no") y describe la depresión anaclítica y el hospitalismo. D.W. Winnicott (1896-1971), pediatra británico, estdia y describe los diferentes grados de dependencia del bebé y niño de corta edad. Valora como algo esencial la fnción materna (el "holding" y el "handling") y los objetos y fenómenos transicionales qe el niño necesita para apoyarse en s camino hacia na mayor atonomía. Son de interés ss nociones de verdadero "self" y falso "self" en relación con las capacidades de la madre para permitir al bebé la expresión de s plsionalidad o con qe el bebé tenga qe adaptarse inadecadamente a la madre. John Bowlby (1907), psiqiatra británico, centra s interés en el estdio de las separaciones precoces madre-bebé y de la constitción y natraleza del vínclo afectivo qe ne a ambos. Se basa en la teoría psicoanalítica de Fred de qien disiente en canto a la teoría del apoyo libidinal y en las concepciones etológicas de Lorenz. Jacqes Lacan (1901-1963) y el estadio del espejo, Margaret Mahler (1900- ), ss fases de desarrollo y el concepto de psicosis simbiótica, Frances Tstin, W. Bion, D. Meltzer, B. Bettelheim, S. Lebovici, R. Diatkine, hacen parte de na ntrida lista de atores psicoanalíticos qe han hecho importantes aportaciones a la Psiqiatría del niño y del adolescente en este siglo XX. Hasta aqí hemos llegado partiendo de finales del siglo XIX con S. Fred y sigiendo el hilo condctor de las aportaciones de psicoanalistas a la Psiqiatría infantil. Retrocedemos ahora para recordar algnas otras importantes aportaciones, progresos o acontecimientos de la Psiqiatría de niños y adolescentes a lo largo del siglo XX. Empecemos por citar a A. Binet (1857-1911), psicólogo, y T. Simon (18731961), médico, qe tienen el mérito de haber estado en los orígenes de las prebas psicométricas infantiles, creando "na escala métrica de la inteligencia". Las inflencias del positivismo de A. Comte en el siglo XIX y la reciente experiencia de na enseñanza gratita y obligatoria en Francia, llevan a A. Binet, a instancias economicistas del Ministerio de Instrcción Pública, a poner en marcha esta metodología en los primerísimos años del siglo XX. Ello les permitió clasificar a los niños "débiles mentales" en aqellos qe eran considerados ssceptibles de n tratamiento médicopedagógico en "clases de perfeccionamiento" y aqellos otros, más graves, qe se destinaban a internados más medicalizados bscando na cierta capacitación laboral. Esta corriente psicométrica desbanca a experiencias algo anteriores, o contemporáneas, más abiertas en el abordaje de los problemas de la deficiencia mental, como la de D. Borneville (1840-1909) en Francia, qe fe my criticado por Binet. Las prebas psicométricas adqieren age y se desarrollan en nestro continente y en EE.UU. (Stern y s medición de la edad mental, Zazzo, Goddard y Terman, qe adaptan, desarrollan o hacen innovaciones a la escala de Binet). Drante na bena parte del siglo XX la medida del cociente intelectal constitirá el no va más de la psiqiatría del niño y decidirá la serte de éste. (4) Afortnadamente esta corriente redccionista y en la qe los dispositivo con niños, ssceptibles de ayda psiqiátrica, fera del ámbito sanitario propiamente psiqiátrico, fe también criticada. Entre los detractores del age psicométrico figran: W. Kohler, no de los fndadores de la psicología de la forma; el pedagogo y filósofo americano, J. Dewey; María Montessori, de formación médica pero centrada en la pedagogía; etc. Experiencias como la de Claparede y el doctor Bovet en Ginebra, qe crean el Institto Jean-Jacqes Rossea, modelo de los ftros Centros médico-pedagógicos, se alejan de las concepciones de Binet y, por spesto como hemos visto, la comprensión psicoanalítica desborda el encasillamiento al qe estaba condciendo y a veces aún condce el excesivo valor adjdicado a las escalas de inteligencia frente a la compleja problemática, psicopedagógica y psicopatológica, de los llamados fracasos escolares. Mencionaremos ahora a Leo Kanner qe, anqe nació en Astria, es reconocido generalmente como el fndador de la Psiqiatría infantil en los países de lenga inglesa (4), desarrollando s labor en EE.UU. Es casi de obligada tradición citar s síntesis de las catro primeras décadas del siglo XX, en las qe sitúa los comienzos de la psiqiatría infantil hasta adqirir s madrez (1): Primera década: se piensa en los niños. Aparecen tendencias cltrales qe propician la consideración psiqiátrica de los niños (psicometría, psiqiatría dinámica, jzgados de menores, movimiento de higiene mental). Segnda década: se hace algo en favor de los niños. La comnidad atiende mejor a los niños-problema (clases especiales, alternativa jdicial de la ttela, hogares sstittos). Tercera década: se hace algo por los niños. Las clínicas de orientación infantil se interesan más por el trabajo con padres y maestros. Carta década: se trabaja con los niños. La atención se centra más sobre el niño mismo. Los psiqiatras de niños tilizan el jego orientados por Ana Fred para qe el niño peda revelar y elaborar s insegridad, ansiedad hostilidad. Esta panorámica de las primeras décadas del siglo XX tiene el interés de conceptalizar etapas, qizás obligadas, del desarrollo de la Psiqiatría de niños y adolescentes, pero parece evidente qe Kanner se está refiriendo a EE.UU., Inglaterra, Francia y a algnos pocos países más. No se pede hablar de Kanner sin mencionar el síndrome del atismo infantil precoz, qe describió con toda precisión en s trabajo de 1943 sobre 11 niños qe lo presentaban. George Heyer (1884-1977) es considerado el pionero de la psiqiatría infantil en Francia. Tres fechas clave señala D. J. Dché (4) para indicar la importancia y significación de s labor: En 1925 se hace cargo de la Clínica aneja de Neropsiqiatría, lo qe Dché considera firmar oficialmente el acta de nacimiento de la Psiqiatría infantil en Francia. En 1937 organiza en París la "Conference internationale de Psychiatrie de l'Enfant", qe Ajriagerra considera el primer congreso internacional de Psiqiatría infantil (15). En 1948 pasa a ser titlar de la primera cátedra de Psiqiatría infantil de Francia. G. Heyer se mantvo bajo el signo del eclecticismo, caracterizándose por s gran apertra de espírit y siendo maestro de los maestros de la Psiqiatría infantil francesa de nestros tiempos. Mencionaremos también aqí las teorías del comportamiento desarrolladas a partir de los planteamientos de Palov (1849-1936) sobre los reflejos condicionados. Son Skinner y Lindsley qienes introdcen en 1954 el término de "behavior therapy". Se trata de tratamientos qe, como resme Lebovici (4) "apoyándose sobre las leyes y los principios bien conocidos del condicionamiento y del aprendizaje, tienen por objeto modificar los comportamientos inadaptados del individo: los hábitos inadaptados se amortigan y eliminan, mientras qe los hábitos adaptados son establecidos y reforzados". No es este el momento de hacer na valoración crítica, qe desde nestras perspectivas psicoanalíticas procede. Nos limitaremos a señalar qe es na extendida orientación terapética qe parece no considerar la existencia de n mndo psíqico interno con ss dinámicas y reglaciones complejas. Una simplificación del fncionamiento mental hmano nos parece evidente, anqe es comprensible qe, ante la simplicidad de ss propestas, se bsqen estas alternativas terapéticas qe, en algnos casos, peden resltar de tilidad e inclso estar indicadas desde perspectivas de comprensión psicológica my diferentes. Otra enriqecedora aportación a la Psiqiatría del niño es la realizada por el sizo Jean Piaget (1896-1980), qe estdió Ciencias de la Natraleza inicialmente, pero qe fe profesor de Psicología, de Sociología, de Filosofía de las Ciencias y de Historia del Pensamiento Científico en las niversidades de Nechatel y Ginebra, y enseñó Psicología genética en la Sorbona. Piaget estdió el desarrollo cognitivo del niño y del adolescente. Para él, la inteligencia no es más qe na forma concreta de adaptación biológica. De la misma manera qe el organismo asimila el medio y se transforma bajo la presión de éste, la inteligencia por n proceso de "asimilación", incorpora los datos de la experiencia a ss propios esqemas y, a través de n proceso de "acomodación", modifica esos esqemas ante los nevos datos de la experiencia. Así la adaptación intelectal se lleva a cabo a través de n progresivo eqilibrio entre asimilación y acomodación. Piaget ha descrito el desarrollo intelectal desde el nacimiento hasta finalizar la adolescencia, estableciendo diferentes estadios qe se caracterizan por na estrctra de conjnto bien determinada. Define tres grandes períodos: el período sensoriomotor (0-2 años), el período del pensamiento preoperatorio (2-7 años) y el período operatorio (operaciones concretas de 7-12 años y operaciones formales a partir de los 12 años). Siendo de n valor inestimable para la Psiqiatría infantil ss rigrosos estdios sobre el desarrollo cognitivo, no deja de sorprender el poco interés qe dedicó a la vida afectiva del niño. Para Piaget la afectividad es simplemente el motor y la energía necesaria para el desarrollo. Otro gran investigador del desarrollo psíqico del niño más integrador qe Piaget y qe ha hecho incrsiones en el campo de la psicopatología ha sido el francés H. Wallon (1879-1962). Por último, mencionaremos n psiqiatra infantil vasco-español de talla internacional, fallecido en 1993, Jlián de Ajriagerra, qe ha trabajado en París y en Ginebra, y realizado también valiosas aportaciones a s país de origen. Entre las contribciones al campo de la Psiqiatría infantil están ss investigaciones sobre la escritra y otros aspectos del lengaje, s Manal de Psiqiatría infantil inestimable obra de síntesis y de expresión de ss propios enfoqes y ss estdios en el terreno de la Neropsicología del desarrollo (16). No se pede dejar de señalar el interés del abordaje terapético familiar, basado en la idea de la familia como nidad social y emocional, qe es pesto de relieve en 1937 por n psiqiatra infantil, N. Ackerman en EE.UU. Tanto desde la orientación psicoanalítica, qe estvo en ss orígenes, como desde otras perspectivas de conflencia (Teoría de la comnicación, Cibernética, Teoría general de sistemas, etc.), el trabajo y la pecliaridad del abordaje familiar adqieren na importancia mcho mayor en estos últimos 25 años. Pes bien, hoy son innmerables los libros, revistas, asociaciones científicas de ámbito nacional e internacional qe se ocpan del campo de la psiqiatría infantil y del adolescente. Ya sea en Eropa o en América, la Psiqiatría de niños y adolescentes adqiere cada vez más relevancia, tanto en canto a la envergadra de la red asistencial específica como a las exigencias formativas del especialista. En la casi totalidad de los países de la Unión Eropea y de la E.F.T.A. la especialidad está reconocida con carácter oficial y atónomo. En España, lamentablemente, todavía en 1997 no existe na formación con carácter de especialidad. La Unión Eropea de Médicos Especialistas ha reconocido la especialidad como atónoma, creando el 22 de agosto de 1993, en Copenhage, la Sección Monoespecializada de Psiqiatría y Psicoterapia del Niño y del Adolescente, lo qe nos hace agrar progresos formativos y asistenciales qe se extiendan a nestro país. FACTORES ETIOLÓGICOS En los tratados de Psiqiatría de niños y adolescentes (Ajriagerra, Lebovici y otros, Mazet y Hozel o L. Kanner) no se aborda de manera monográfica o explícita el tema de los factores etiológicos o de la etiología de la psicopatología de niños y adolescentes en s conjnto. Sin embargo, todos alden a lo largo y a lo ancho, a dichos factores y de manera más precisa los indican al tratar de los posibles orígenes de cada trastorno psíqico infantil. Sí selen abordarse nociones como madración, desarrollo, "neotenia", filogénesis, ontogénesis o epigénesis, pero todo ello en tanto qe factores fndamentales del desarrollo psíqico del ser hmano. Y es qe tratar de la psicopatología de los niños prespone hablar del origen y desarrollo del mndo psíqico y de los factores de los qe depende, factores qe en la medida en qe son o se hacen problemáticos, van a propiciar los fncionamientos patológicos y los trastornos psíqicos. J. Bergeret (17), qe ha estdiado y definido my a fondo las nociones de estrctra y organizaciones psicopatológicas, dice, sin embargo, cando se refiere a la infancia: "Una estrctra no aparece nnca en el niño como n "cristal", sino como n "plasma falsamente isotrópico", o n líqido con consistencia de gel (al qe n cristal exterior calqiera pede hacer tomar forma) o n sincitio (es decir, n tejido poco diferenciado donde aparecen sólamente "núcleos", pero no membranas)". De esta manera Bergeret pone de manifiesto la enorme plasticidad y facilidad con la qe el niño es inflenciado por el entorno y, al mismo tiempo, al decir qe es n plasma "falsamente" isotrópico o qe tiene "núcleos", está señalando qe tampoco se trata de n ser indiferenciado, sino qe ya desde el comienzo existen en él proyectos en germen, esbozos de diseños ftros y na cierta organización. S alsión al cristal exterior se refiere al medio, a n entorno, mejor o peor, pero con forma o con estrctra y capacidad de modelar. Si pensamos en el bebé o niño de corta edad y s madre el símil se clarifica permitiéndonos comprender mejor los factores etiológicos en s conjnto. A ello nos limitaremos necesariamente. El bebé pertenece a la especie hmana y por tanto trae n programa, nas perspectivas madrativas y nas expectativas hacia el entorno qe peden compararse o aproximarse a las de otras especies, pero qe le diferencian de ellas. Y en este sentido, todo lo qe conozcamos, comparemos y distingamos de esas características, es decir, canto más sepamos del bebé etológico, mejor sabremos cidarlo, hacer prevención, y comprender el impacto probablemente patógeno de algnos factores. Por ejemplo, cando evitamos largas separaciones del bebé con s madre entre los 4-6 meses y los 9-12 meses estamos haciendo prevención, eliminando n factor de riesgo (18) para ese bebé etológico. Y cando lo vemos con n cadro depresivo anaclítico, o simplemente con trastornos fncionales de la alimentación o del seño, y estamos al corriente de qe ha sido separado de s madre, sabremos qe esa separación, al no estar prevista para nestra especie, pede constitirse en n factor patógeno. También sabemos qe cando el bebé extraña en esta época, está respondiendo a ss condicionamientos filogenéticos y qe si no extraña, algo está pertrbando ss reacciones normales filogenéticas. Pes bien, a parte del bebé etológico o filogénico, existe el bebé ontogénico. Hay recién nacidos inconsolables en s llanto, otros fácilmente consolables y otros qe casi no lloran. Los tres tipos de bebés tienen n fncionamiento normal, pero apntan potencialidades de base diferentes en ss formas de ser iniciales ("consolabilidad", "eqipamiento de base", "vlnerabilidad" y "competencia" son nociones a aplicar aqí) (19). Pero, además el bebé ontogénico pede tener alteraciones genéticas de my diverso tipo, como los bebés con n Síndrome de Down o con ciertas metabolopatías, qe comprometen seriamente s fncionamiento psíqico. Son factores etiológicos genéticos con frecencia claros, demostrables, y ssceptibles en mchos casos de prevención y, cando no, reqiriendo cidados especiales. Este bebé con ss características filogenéticas y ontogénicas se va a confrontar con otro bebé, el bebé fantasmático, qe nace ya, antes de nacer, en las fantasías, anhelos y expectativas de los ftros padres. El bebé del mndo interno psíqico de la madre nos referimos aqí sólo a ella para simplificar la exposición se confronta e interactúa con el bebé real. ¿Pero qién es el bebé fantasmático de la madre?. ¿Cómo se gesta y desde cando?. Sin dda, desde hace más tiempo qe el bebé qe acaba de nacer. El bebé fantasmático srge cando la madre siendo niña se siente cidada por s madre, se identifica con ella y jega a ser como s madre. Esa madre-niña tenía entonces n pensamiento mágico infantil, en el qe las cosas imposibles podían dejar de serlo (ser ella la madre y s madre ella, por ejemplo), y entre deseos realizados en ss jegos, seños, y fantasías y, por otro lado, ss clpas, envidias y conflictos, na larga historia ha ido entretejiéndose hasta el momento de ser madre de verdad. Para entonces ya se había forjado en s mndo interno na profnda escenificación relacional madre-bebé, pdiendo ser apenas conflictiva o ciertamente problemática. Es esta escenificación o escena interna la qe se reaviva con el embarazo miedos del embarazo (20) y despés del parto inqietdes y estados depresivos (21) y la qe engloba al bebé fantasmático. Esa madre con ese bebé de ss profndas fantasías es la qe ha de responder a las expectativas del bebé real (el bebé filo y ontogénico), con mayor o menor éxito tras múltiples negociaciones relacionales. Con esto qeremos recordar cál es el entorno habital del bebé: na madre con n mndo psíqico interno qe remite a ss propios padres, es decir, a los abelos del niño y a la historia relacional sya con ellos. Los terapetas de familia sistémicos conocen bien el importante papel de las generaciones. Nosotros desde na óptica psicoanalítica consideramos sobre todo cando trabajamos en Psiqiatría infantil, qe los personajes en jego pertenecen, al menos, a tres generaciones implicadas en el mndo interno del niño o de la madre. El bebé, o niño peqeño, qe nos ha sido a mendo englobado o atrapado por la dinámica reprodctora de aqellas escenas fantasmáticas infantiles, más o menos remodeladas, de la madre, es decir, por los conflictos de ella. El bebé, como diría B. Cramer, está con frecencia "parasitado" por las proyecciones patógenas de la madre. Y así, por ejemplo, vemos a mendo cómo na determinada madre qe está dando de mamar a s bebé cada tres horas, qe ha de interrmpir s seño noctrno, qe es reclamada na y otra vez por el llanto infantil, proyecta sobre s bebé na imagen exigente y conflictiva de s madre. La reprodcción del antigo conflicto es la qe late, por ejemplo, detrás de nos intensos cólicos del primer trimestre o de problemas de alimentación o insomnio del bebé. En fin, la patología del fncionamiento mental de la madre constitye n importante factor de riesgo y todavía mayor si existe na descompensación. Hasta aqí, de forma artificiosa, hemos qerido referirnos sólo a la madre, pero ella no está habitalmente sola. Está el padre, con s propio mndo psíqico y s propia historia, más o menos conflictiva como la madre, y está también la relación entre ambos, trianglarizada además con el bebé. El padre pede ver reactalizados ss celos infantiles hacia n hermano en s propio hijo y pede reaccionar de my diversas formas, generando preocpación en s mjer y reperctiendo esto en el niño qe nos traen a conslta. Pede también no existir, por diferentes motivos, na figra paterna, lo qe constitye n factor de riesgo. Pero además el bebé pede nacer en na familia my nmerosa, o ser el gemelo de otro, o estar inclido en na compleja y conflictiva dinámica familiar. En fin, en algnos casos pede tratarse de factores de riesgo menores y, en otros, de factores patógenos claros. Aparte del entorno familiar, pede haber personajes cidadores sstittivos maternos mientras la madre trabaja, o, más adelante, edcadores, médicos, amigitos, qe completan con ss propias dinámicas relacionales con el niño y con los padres, el entorno hmano infantil capaz de generar desarrollo y organización psíqica en el niño o riesgo y patología. Pero a todos estos factores de riesgo más relacionados con las características y fncionamientos psíqicos de los personajes del entorno hmano infantil, se añaden los "factores de riesgo accidentales" generadores de las llamadas "crisis accidentales por Erikson y Caplan (22), como peden ser: la merte de no de los padres o de n hermano, los cambios brscos de ambiente, n abso sexal, na enfermedad o n accidente graves, etc. El impacto de estos factores depende mcho, además de los recrsos y deficiencias psíqicas o psicobiológicas ("competencia" y "vlnerabilidad" del bebé, "ferza o debilidad del yo" en el niño), de la edad, del período evoltivo del desarrollo y de ss vicisitdes individales. Una experiencia de pérdida significativa, por ejemplo, el niño la tolera peor en los tres primeros años de vida. Finalmente, el nivel socioeconómico y cltral, cando es bajo, inflye como veremos más adelante constityendo n importante factor de riesgo psíqico. Por tanto, la conflencia de factores de riesgo, la falta de "competencia" del niño o del entorno, la mayor "vlnerabilidad" psíqica infantil y las coyntras evoltivas desfavorables son los elementos qe de forma conjnta e interactiva se encentran en los orígenes de la psicopatología del niño y del adolescente. El aislar cada no de estos elementos, ni en la teoría ni en los cadros clínicos, es del todo posible. Consideramos de gran valor e interés la noción de "series complementarias" con la qe Fred en s 22ª Conferencia de Introdcción al Psicoanálisis (23) explicaba la etiología de las nerosis, anqe s aplicación pede abarcar la psicopatología en s conjnto. Factores exógenos y endógenos fncionan de forma complementaria y en proporción inversa, generando patología del fncionamiento mental. En la etiología de los problemas psíqicos infantiles, lo exógeno adqiere n valor my relevante, como apntaba en e1 símil qe hemos tilizado, J. Bergeret. MANIFESTACIONES PSICOPATOLOGICAS SEGUN EL PERIODO DEL DESARROLLO La edad qe tiene n niño o n chico qe viene a conslta entre cero y dieciocho años es n dato de smo interés para el psiqiatra de niños y adolescentes. Lo qe a na edad se considera n fncionamiento adecado, a otra no lo es. Con el niño presente, en general nos orientamos bien, pero no siempre es así y entonces es cando la confrontación con la edad real convierte nestra primera impresión en significativa. Un niño adltomorfo o parentificado pede darnos na impresión de mayor edad, y n niño con actitdes regresivas nos pede parecer más peqeño. Ya no digamos si el chico no está presente y son los padres qienes, por ejemplo, toman contacto con nosotros por teléfono. Recordamos na ocasión en qe nos llamó na madre diciendo, inqieta y atropelladamente, qe s hijo tenía n comportamiento desafiante, qe no podía hacer nada beno de él, qe hacía lo qe le venía en gana y qe ella estaba asstada pensando qe podría acabar en la cárcel o siendo n delincente. Creímos qe nos estaba hablando de n chico de 14 a 18 años y, en realidad, se estaba refiriendo a n niño de dos añitos. La experiencia nos mestra qe algnas madres qe acden a conslta con niños entre año y medio y tres años tienen a veces na impresión similar de ss hijos, lo qe no es demasiado extraño cando sabemos qe la adolescencia y estas edades tienen elementos en común. Otra cestión a considerar es qe el trastorno o la alteración psicopatológica, pede prodcirse en n período, manifestarse en otro y ser detectado todavía más adelante en s plena dimensión. Es decir, la patología por la qe viene a conslta n niño en n período concreto de s desarrollo, es a mendo generada en n período anterior y el actal no aporta más qe las condiciones para s descompensación. Otras veces las alteraciones no sólo se habían prodcido ya, sino manifestado, pero el entorno no las había percibido como anómalas o no podía admitir qe lo feran, o no había consltado por actitdes híbridas de banalización, negligencia o falta de información. En otras ocasiones nos consltan por aparentes trastornos de n determinado período de desarrollo, cando en realidad son el signo de qe, al fin, el niño o el chico empieza a ir mejor y siempre había ido mal, pero de forma sintónica con el entorno. Son sitaciones hiperadaptativas o de psedo-self (24), qe, ridosamente (poblemas escolares, rebeldía) empiezan a dejar de serlo. Debemos mencionar también aqí los "síntomas evoltivos" tan frecentes en los qe reslta clave no iniciar n tratamiento al confndirlos con verdadera patología y, clave también, no tomar n verdadero trastorno por n síntoma evoltivo. Finalmente, es importante recordar qe na dificltad significativa srgida en n determinado período del desarrollo pede provocar na reactivación hegemónica de sistemas organizativos y fncionales de períodos anteriores, prodciéndose así na regresión patológica, qe se tradcirá en manifestaciones problemáticas y anacrónicas. Qeda así en evidencia la complejidad del tema de las manifestaciones patológicas según el período de desarrollo y, por tanto, lo qe significaría n abordaje en condiciones del tema. Sintetizaremos, omitiremos mchas cestiones y matices, y ello en favor de na rápida visión de conjnto. El lactante, o bebé de 0 a 4-6 meses vive la época más plástica de s vida en canto a ss capacidades adaptativas siempre qe se le permita segir ejerciendo de bebé. Corresponde este período a las nociones de "atismo normal" (primeras semanas) y de "simbiosis" (1-5 meses) establecidas por M. Mhaler (25). Corresponde también a la "posición esqizo-paranoide" de M. Klein (26) y al momento bisagra con la llamada también por ella "posición depresiva". Es el período de "dependencia absolta" para Winnicott (24) y de transición al "período de dependencia relativa". Y corresponde también a los períodos "no objetal" y "precrsor de objeto" de Spitz (27). Pongamos todo esto en otras palabras: las primeras semanas anqe el bebé está abierto, por momentos, al entorno materno, se encentra la mayor parte del tiempo smido en las procelosas agas de ss sensaciones propioceptivas y cenestésicas, al parecer bastante a gsto. Gracias a la invitación qe s madre le hace con ss cidados y a ss propias necesidades, abandona esa ferza centrípeta y se abre, se entrega, se confnde con s mamá. La madre allá fera, se ha preparado para este momento a lo largo de neve meses de embarazo y, drante varias semanas atrás, se ha esforzado llena de emociones e incertidmbres en "cogerle el aire" a s bebé. Madre y bebé han consegido na sincronización extraordinaria. La madre adivina todo y eso es lo qe le hace perder al bebé ss recelos y abandonar s escondite propioceptivo y cenestésico. El bebé se siente omnipotente y las velas de ss "competencias" se inflan con la ferza del viento materno para poder realizar na larga travesía en el período sigiente. Pes bien, la patología en este período srge cando algo no scede de esta forma. Entre las manifestaciones psicopatológicas o signos más precoces qe alertan en canto a posibles fncionamientos o evolciones psicóticas entre las qe se encentra el atismo precoz de Kanner, nos encontramos con el rechazo absolto del pecho o los graves insomnios persistentes, las inadecaciones tonicas del bebé a los brazos de s madre, la desviación activa de la mirada, la no aparición de la sonrisa ni de los fenómenos de extrañeza de Spitz, entre otros signos qe han sido investigados y valorados por A. Lasa Zleta (28). Algo impide qe el niño salga de esa sensorialidad inicial o de esa fase esqizo-paranoide, o algo hace qe velva a ella tras na experiencia relacional insatisfactoria (fracaso de la simbiosis). Factores orgánicos con afectación nerológica peden estar algnas veces en s origen, los factores relacionales se mestran frecentemente de forma clara (problemas de fncionamiento mental materno de origen diverso qe afectan seriamente los investimientos sobre el hijo) y la predisposición biológica, no pede demostrarse, ni negarse. Sin embargo los trastornos fncionales de la esfera oral-digestiva y del seño son los más frecentes en esta época, así como los estrictamente psicosomáticos. Todo pasa por el cerpo, y es qe en el bebé el fncionamiento mental está constityéndose y, por tanto no tiene ese grado de atonomía qe le concedemos al fncionamiento mental del niño mayor o del adlto. No debe extrañarnos pes qe ss frstraciones se tradzcan ensegida en alteraciones fncionales o en trastornos psicosomáticos. Son típicos de este período la anorexia primaria del recién nacido (rara pero sele ser grave), los cólicos del primer trimestre, los trastornos del seño del primer semestre (el insomnio) y las afecciones dermatológicas. Es la época por excelencia de la díada madre-bebé y no hay nada qe le sceda a no de ss miembros qe no repercta en el otro. No hay qe olvidar qe este período es el momento de la confrontación de algnas madres con s bebé con malformaciones, con problemas genéticos, con discapacidades en general, con problemas qe comprometen la ftra sald del niño y, por tanto, es para ellas n período difícil y crcial de elaboración del delo de n bebé sano, qe les permita aceptar a ellas y por spesto también a los padres adecadamente las limitaciones de s hijo. El niño en constrcción es n término qe tilizamos aqí para referirnos al niño de la fase del proceso de separación-individación de M. Mhaler (29), es decir, desde qe la simbiosis ha alcanzado s acmé, en torno al 5.º mes, hasta los 3 años. Con el término de "niño en constrcción" qeremos mostrar como n todo esas dos líneas de desarrollo: la separación y la individación avanzando a la par (constrcción de límites configración de na atonomía con respecto a la madre y constrcción de estrctras y capacidades internas, es decir, percepción, memoria, cognición, lengaje y demás capacidades yoicas). Y todo ello, entre otras razones, porqe la madre, tras la llamada por Winnicott "preocpación maternal primaria" (30), ha empezado a tranqilizarse despés de haber constatado qe podía confiar en ss capacidades, en las del bebé y en las de ambos para entenderse. Esto genera na no tan inmediata disponibilidad de la madre, lo qe el bebé va advirtiendo. Va desilsionándose de la fantasía simbiótica de na madre prolongación de sí mismo y enteramente a s servicio y dándose centa qe no le pertenece, qe ella tiene intereses y vida propia (interés por el padre por ejemplo). Empieza, eso sí, a ilsionarse con s atonomía motora, (gatear, andar) o con s control y posesión de todo (por spesto el control de ss esfínteres sobre los qe es él, y no s madre, qien ejerce dominio) y avanza en la constrcción progresiva de s mndo interno, mágico y simbólico, qe distinge cada vez mejor del externo (y qe controla también mejor y le protege ante las frstraciones externas). Se diría qe es entonces cando la filogenia, anqe no expone oportnamente algo al servicio del bebé, tiene n valor discriminativo y genera "la angstia del 8.º mes" (2.º organizaro de Spitz, qe en realidad con frecencia se ve aparecer ya en el 5.º mes). El niño se assta ante el rostro de personas qe no pertenecen a s entorno habital, cando algún tiempo antes les hbiera sonreído ("sonrisa social") confndiéndolas con los seres familiares. Ahora se assta ante la asencia de esa familiaridad. Poco a poco va discriminando y observando con perspectiva a s madre, fera de él entre los otros qe no son s madre. Inicia entonces la larga tarea de constrir na imagen interna estable de s madre. Tarea arda y penosa pesto qe la estabilidad es difícil de consegir cando ha de anar y compatibilizar en los afectos amorosos y agresivos hacia s madre (posición depresiva de M. Klein). Ha de echar mano, para sobrellevar y avanzar en s tarea, de esos objetos como el osito de pelche considerado en parte él y en parte s madre (objetos transicionales de Winnicott (30), y así poder ir empezando a tolerar el triste reconocimiento de s madre externa, total y atónoma. La conqista de estos escenarios internos, ya con carácter estable y cada vez más simbólico, y en los qe el lengaje ocpa n decisivo lgar, significan el final de este proceso de separación-individación. El niño se ha constrido para él n mndo psíqico interno del qe hace parte simbólicamente s madre, y eso le permite bastante tranqilamente admitir qe ella y él son seres diferentes. A lo largo de este proceso es sin dda algna la angstia de separación la qe está en el centro de la escena, organizando o desorganizando el fncionamiento mental y el desarrollo. La psicopatología infantil qe se organiza en este período tiene qe ver con importantes movilizaciones de este tipo de angstia, qe es la depresiva y frente a la qe srge, diferentes mecanismos defensivos qe configran distintos cadros psicopatológicos. Las personalidades límite son a mendo "niños a medio constrir" qe se originan en este período. Pero cando nosotros vemos a n niño qe está en apros en esta época, aparte de tratar de serle útiles ya, lo qe inqieta es s pronóstico. ¿Es n niño qe no va a acabar de constrirse? ¿Es n niño qe ha detenido s constrcción? ¿O es n niño qe está en derribo?. Esta es la cestión en la qe el psiqiatra infantil debe aplicarse. Las formas de expresión psicopatológica peden ser my diferentes según el proceso descrito se pertrbe en no otro momento y la importancia, intensidad, constancia y, sobre todo, la significación qe adqiera el factor pertrbante. Algnas de las manifestaciones psicopatológicas de este período son: La depresión anaclítica, la anorexia del 2.º semestre, el mericismo o rmiación (de aparición habital a los 6-8 meses), los espasmos del sollozo (qe habitalmente aparecen a los 6 meses y es poco frecente qe continúen pasados los 3 años), los problemas de retraso en la aparición del lengaje y la sintomatología expresiva, frecentemente, de psicosis como es la asencia de angstia del 8.º mes (el niño qe se va con calqiera drante estos años). El niño peqeño (de 3-7 años). El niño en esta época, si todo ha ido bien, ha zanjado na etapa qe le permite sentirse na peqeña personita con atosficiencia motriz, lingüística y sobre todo con n mndo interno con escenarios, representaciones y símbolos qe van adqiriendo mayor consistencia en la medida en qe jega y seña, despierto o dormido. Está eqipado mcho mejor frente a las adversidades. Ha adqirido na especie de giñol interno y haciendo representaciones desdramatiza la realidad. Por eso ahora se siente en bena forma para afrontar cestiones ya esbozadas en s mente, pero qe venía eldiendo. Prefería pensar hasta entonces qe el mndo se componía de grandes y peqeños, pero ahora se decide a tomar en serio qe a parte de esta clasificación, existe la de los sexos. "¿Por qé a mamá le llamo mamá y a papá, papá?" "¿Por qé yo soy n niño y ese otro niño es na niña?" "¿Por qé hay niños con colita y otros no?" "¿Por qé dice la niña mamá tiene pechos y yo no?" "¿Qién da, qita, pone, los pechos, atribtos específicos?". El niño piensa mágicamente como en los centos de hadas por eso le interesan, en los qe todo es posible. Hay na cestión qe le inqieta y le fascina: la relación entre ss padres. Cando ss padres se miran, se acercan, se hacen n arrmaco, él corre a meterse por medio o, cando menos, a controlar la sitación. Se le enciende la lz roja de alarma, porqe no qiere sentirse exclido. Los dos jntos son n peligro. ¿Qé es lo qe pasa entre ellos?, ¿Por qé se hacen caso el no al otro de esa forma? (el niño intye la natraleza erótico-afectiva). Por qé él no consige qe s madre o s padre le hagan el mismo caso a él, qe se hacen entre sí? ¿Qé tienen ellos qe no tenga él?, ¿qién da o qita lo qe hay qe tener (problemática de sedcción y castración)?. Todas estas pregntas, y mchas más qe le hacen estar pregntando constantemente "por qé", ocpan estos interesantes años de s vida qe giran en torno a la pareja de ss padres con qienes rivaliza alternándolos (complejo de Edipo positivo y negativo), pero habitalmente a la niña le tirará más el padre y al niño la madre y qerrán ser como el padre del mismo sexo. Es así como van adqiriendo ss identidades secndarias, las sexales. El proceso es diferente en varios aspectos para el niño y la niña. En todo caso ésta tendrá qe cambiar de objeto de amor (de s madre a s padre y al hombre), mientras qe el niño segirá con s inicial interés por s madre y lego, por la mjer. Las angstias en este período giran en torno a tener o no tener los atribtos de natraleza sexal (angstia de castración) qe le permitiría el trinfo. El castigo de los padres, si no se aceptan ss normas, en el fondo es referido por el niño a este tipo de angstias, detrás de las qe sbyace la angstia de separación del período anterior. Así va introyectando esas normas como na especie de código moral, interno (Speryó) y configrando exigencias ideales de fncionamiento basados en s admiración a los padres y a antigas imágenes satisfactorias de sí mismo (Ideal del yo). El niño en este período despliega, como vemos, toda na neva y compleja escenografía interna, ensayando mecanismos de defensa como la proyección, el desplazamiento, somatización con tintes conversivos, represión, etc., y organizando algnos síntomas evoltivos, para, de esta forma, hacer frente dignamente a esta apasionante lcha desigal en la qe ha de encontrar alternativas satisfactorias a ss desventras. Este tipo de fncionamiento nerótico evoltivo es el qe logra el niño normal en este período. Por tanto, presentará manifestaciones sintomatológicas qe hemos de sitar en la norma. Será la pecliaridad, la intensidad y la persistencia del síntoma,y sobre todo la valoración del fncionamiento mental global del niño, lo qe nos va a alertar sobre la significación patológica. Algnos comportamientos obsesivos y sobre todo las fobias son frecentes y peden tener n simple valor evoltivo, o problemáticamente nerótico, o inclso psicótico. Hay qe tener también presente qe en el 4.º y 5.º años, y a veces más tarde, se diagnostican atismos y otras formas de psicosis como las simbióticas descritas por M. Mahler (29). Atendemos además mchos problemas qe se han organizado en el período anterior my vinclados por tanto a la angstia de separación, como son na gran parte de los problemas de lengaje, de psicomotricidad, y en general instrmentales, qe son qizás los más nmerosos al ser detectados a partir de los 3 años con el comienzo de la vida escolar. Las inadaptaciones escolares, con diferentes comportamientos y actitdes, son también manifestaciones psicopatológicas de este período. A medida qe vamos avanzando en el desarrollo de la edad evoltiva las manifestaciones psicopatológicas tienen cada vez más qe ver con las dificltades qe se arrastran de antes y la mayor complejidad de las nevas etapas evoltivas. El niño latente (de 7 a 12 años). La edad de la latencia es sin dda na sabia alternativa infantil a las conclsiones del período precedente. Es decir, qe el niño se da centa de qe s intromisión en la pareja de los padres es inviable. No le es posible desentrañar ss misterios, ni controlar la relación entre ellos, ni el desalojo de s pesto del padre del mismo sexo. Sólo le cabe conclir, tras varios años de fallidos intentos, qe na retirada a tiempo es na victoria, qe además de peligroso es fatigante el empeño de sbvertir el orden, y qe aceptar la sitación, bscando na rendición honrosa, o cando menos na trega, es empezar a entrar en razón. De esta rendición, o trega "sine die", va a depender la definición de los vectores qe organizan y dan entidad a la edad de la latencia: Los misterios de la pareja sólo podrá desentrañarlos cando sea mayor, ahora no está en condiciones (interés por crecer). Qizás entonces peda, como s madre o como s padre, tener como pareja a algien como el padre del otro sexo. Ha de dedicarse por tanto a ser como el padre de s mismo sexo (reafirmación de la identidad sexal psicológica). Ha de dejar, pes, de estar obsesionado con la pareja de ss padres y la relación entre ellos. Es necesario olvidar y, efectivamente, apenas qedarán recerdos de los años precedentes (intensos fenómenos de represión, los cimientos de la simbolización). Pero no le es posible vivir la realidad sin algún apasionamiento... el profesor(a), compañero(a), cantante de T.V., etc. (desplazamientos, desarrollo de la simbolización). Al menos na parte de s enorme criosidad por los misterios de la vida íntima de los padres va a ser desviada hacia n deseo de n saber más general y socializado (deseos de conocer la realidad y las normas qe la rigen, época dorada de la escolaridad). Paso del pensamiento mágico al pensamiento realista (deseos de aprender, socialización, sblimación, estadio de las operaciones concretas de Piaget). En fin, como vemos, entrar en la latencia spone n delo particlar, n desinvestimiento de la relación apasionada e impregnada de erotismo hacia los padres. Esta desexalización trae como contrapartida la emergencia de actitdes afectosas y tiernas hacia ellos. Pese a estos cambios en relación con los padres, la sexalidad infantil sige estando bien presente en el niño latente anqe no con la efervescencia del período precedente ni la del qe le va a sceder. Es na época de consolidación de identidades y de instancias psíqicas en la qe tiene lgar n gran desarrollo yoico (qe D. Brgin sitúa en na 2.ª fase entre los 8-12 años) (31), y la pesta a pnto de todos los mecanismos de defensa. El trinfo del principio de realidad sobre el principio de placer y del pensamiento realista y racional sobre el pensamiento mágico confirma a esta época el merecido títlo de "la edad del so de razón". La represión como defensa y la sblimación como alternativa proporcionan al niño n excelente eqilibrio. Mecanismos y rasgos de tipo obsesivo, como la racionalización, las necesidades de control, ciertos ritales, la repetición más o menos complsiva, están presentes en mchos de ss jegos convencionales, en s escolaridad y en ss comportamientos (coleccionismo, jego de la cerda o de la goma en las niñas, caminar sin pisar la raya, perfeccionismo en tareas escolares, etc.). Todos estos fenómenos de latencialización qe sponen n importante avance en el desarrollo psíqico del niño, tienen lgar cando todo marcha bien. Pero con no poca frecencia existe n fracaso, mayor o menor, de la latencialización y es entonces cando asistimos a las manifestaciones psicopatológicas de esta edad. Son los niños qe sigen sin poder desinvestir la problemática edípica o los qe a mendo presentan fobias escolares o dificltades de socialización. Con frecencia los padres tienen qe ver en estas fobias y en estas dificltades de latencialización. (18) Pero las fobias escolares peden ser en algnas otras ocasiones, el exponente de fracasos del desarrollo anteriores a la época edípica (qe tampoco se la han podido plantear en ss propios términos). Fobias escolares graves, prepsicosis o las impropiamente llamadas "psicosis de la latencia" selen tener raices en la época del niño lactante o en el proceso de separación-individación. Los llamados "fracasos escolares" o los problemas escolares de extrema frecencia, en los qe el entorno familiar y escolar jegan n papel importante, son a mendo disarmonías evoltivas (32) con n trasfondo nerótico o prepsicótico y manifestaciones disléxicas, discalcúlicas, o con calqier otro tipo de trastorno instrmental. Las psicosis qe se detectan en esta edad se mestran con frecencia a través de n repliege, na inhibición, n mtismo qe esconde ideas sobrevaloradas o claramente delirantes sin qe, en general, se llege a desarrollar n delirio estrctrado o sistematizado como en el adlto. Las alcinaciones, sin ser frecentes, no están exclidas. Y, en fin, las actaciones a través de comportamientos psicopáticos, o de las predisposiciones psicosomáticas, no son infrecentes. El adolescente (12 a 18-20 años). La última etapa de la edad evoltiva es la llamada crisis de la adolescencia, qe se inicia con la pbertad y qe va a promover cambios importantes qe dejarán prácticamente conformada de manera definitiva la personalidad del adlto. De nevo na gran plasticidad. Evolciones problemáticas previas peden solventar ss conflictos y otras evolciones satisfactorias peden, en cambio, verse comprometidas. Sin embargo, esto no es lo habital y los fncionamientos mentales qe arrastran serias dificltades, selen conflictalizarse o desorganizarse todavía más en este período, mientras qe nos benos antecedentes de fncionamiento mental son n inestimable bagaje para encarar la adolescencia. Nos contentaremos con dar aqí sólo, algnas pinceladas sobre lo qe vive el o la adolescente. La historia sele iniciarse (antes en la chica qe en el chico) con cambios hormonales qe van a generar, por n lado, el crecimiento corporal con gran incremento de la talla y, por otro lado, n desarrollo corporal sexal (crecimiento de genitales, desarrollo mamario en las niñas y aparición de caracteres sexales secndarios correspondientes a cada sexo). El desarrollo sexal conlleva la menarqia en las chicas y las eyaclaciones en los chicos y, en ambos, n intenso incremento de la plsionalidad sexal. Todo ello, lleno de profndas significaciones y siendo objeto de reacciones del entorno familiar y social. El o la adolescente han de despedirse, de hacer el delo, de s cerpo infantil, a partir del cal habían constitido s identidad y al qe ya estaban acostmbrados. (33) El cambiante y novedoso cerpo, y la aparición de ss caracteres sexales confrontan al adolescente con na ferza qe srge de lo más profndo de s ser y qe tiene la impresión de no controlar. Ss nevas características corporales con frecencia el crecimiento corporal es disarmónico inicialmente le sorprenden, le disgstan, o le agradan, en el fondo, pero le cesta asmirlas cara al exterior. Por ello, el o la adolescente, no dejan de mirarse en el espejo. Necesitan segirse la pista a sí mismos día a día y no les reslta fácil hacerse con na representación estable de sí mismos cando s cerpo está cambiando. El ser ya mayor, el tener los atribtos sexales como el padre, o como la madre, y la ferte plsionalidad sexal, reabren la problemática edípica a la qe el niño, para poder latenciarse, había dado na trega, entre otras razones como hemos visto, por encontrarse en inferioridad de condiciones. La sitación ha cambiado y el adolescente, tras a mendo merodear en ss fantasías eróticas con los personajes de s entorno familiar próximo, siente miedo, clpa, vergüenza y corre en bsca de la pandilla ("el mercadillo del amor") donde, de forma más o menos progresiva, irá dando salida a s plsionalidad sexal, a ss afectos y a ss confidencias. Esto no tiene siempre lgar de forma sencilla y, con algna frecencia, tratando de apntalar s narcisismo y paradójicamente s identidad sexal, tiene lgar algna experiencia de tipo homosexal qe no tendrá relevancia en s estable orientación heterosexal ftra. Todo implsa al adolescente hacia na ineldible atonomía y atoconstrcción definitivas, y, por tanto, se remeve el antigo proceso de separaciónindividación. Por otro lado, con la reactivación de la problemática edípica, esta vez ha de encontrar s alternativa, ya no en na especie de trega de los investimientos parentales como el niño latente, sino en n adiós a las fijaciones eróticas hacia los padres. El adolescente ha de despedirse de las imagos arcaicas (33) de nos padres protectores, idealizados, eróticos, adivinadores de deseos, grandiosos o todavía con tintes simbióticos, al modo qe el niño latente se despide de los Reyes Magos. Tanto canto más apego exista hacia estas imagos de los padres, tanto más trabajo va a costarle al adolescente sperar esta crisis, elaborar el delo de esta separación. Al adolescente es esto lo qe le escece en s mndo interno. En na imagen gráfica podríamos imaginárnoslo sentado en la plaza pública con na pancarta en cada mano. Una diría: "Bsco a mis padres-Reyes Magos" y otra: "Los padres-Reyes Magos no existen". Pero esta escena no podría tener lgar más qe en na plaza pública interna, porqe el adolescente no pede reconocer s dependencia cando se está jgando s narcisismo en sperarla. El entorno no deja de percibir esta ambivalencia inconfesable del adolescente y lo encentra contradictorio entre ss actitdes dependientes y ss proclamas de independencia. Otro aspecto desconcertante para los padres, también con algo inconfesable en relación con la reactivación edípica, es la actitd rechazante qe sobre todo el adolescente púber mestra hacia el padre del sexo opesto, qeriendo dejar bien sentado, ante sí mismo y los demás qe nada erótico existe en esta relación. Pero además el adolescente provoca de forma habital, en mayor o menor grado, a ss padres, con objeto de encontrar en la reacción de ellos n cierto apoyo para el distanciamiento qe ha de prodcirse. S toma de conciencia de qe ss padres no están a la altra de ss idealizaciones infantiles sele serle útil para increparlos y generar cierta trblencia qe le facilite na atonomización, externa e interna, menos dolorosa al soslayar así la clpa y propiciar las racionalizaciones. Los padres representan na fnción importante en la adolescencia de ss hijos. Mchos de ellos, acostmbrados a ser idealizados por ss hijos, toleran mal la desidealización irreverente del adolescente y s atonomización. Han de elaborar n delo en paralelo a ss hijos. Ambas elaboraciones interactúan positiva o negativamente entre sí. El o la adolescente, tras haber recrrido en estos años, en mayor o menor medida, a la mastrbación, haber tenido progresivas y diferentes experiencias erótico-afectivas y haber realizado elecciones e identificaciones diversas, pede volver con el ánimo más sereno hacia ss padres. Podrá reconocer ss defectos y virtdes y relacionarse de manera más libre, menos conflictiva, y adlta con ellos en n clima de afecto y mta comprensión. Es prácticamente imposible, ser adlto si, tras los avatares de la adolescencia, no se prodce na especie de reencentro conciliatorio con los padres. Resmiendo, crecimiento y sexalización del cerpo, amento de la plsionalidad, oscilación entre tendencias regresivas a estadios edípicos y preedípicos, y tendencias progresivas hacia la asnción del cerpo sexado y la atonomía, delo del cerpo infantil y de las imagos protectoras y erotizadas de los padres, cestionamiento de identidades con inqietdes narcisistas, nevas identificaciones y elecciones de pareja, y despliege de mecanismos de defensa para sobrellevar toda esta tarea (represión, regresión, identificación, etc.), son las líneas de ferza esenciales de la adolescencia, en las qe el entorno familiar y social tienen inddable importancia. Es fácil imaginar qe, ante tal conmoción psicológica, qe remeve los cimientos mismos de la personalidad, pedan prodcirse descompensaciones psíqicas de estrctras o de organizaciones frágiles o na mayor conflictalización de problemáticas no reseltas. La aparición de episodios psicóticos agdos, o el inicio de psicosis de tipo esqizofrénico, son fácilmente comprensibles tras haber señalado el cestionamiento, al qe el adolescente ha de hacer frente, de ss identificaciones primarias y secndarias, y la ferza de s movimiento plsional. El proceso primario, descrito por Fred, irrmpe con violencia en las zonas más conscientes del Yo desorganizándolo pasajera o definitivamente. Pensemos en las personalidades "psedo-self" de Winnicott o en los prepsicóticos latenciales, qe peden tomar estos derroteros. Las psicosis depresivas peden adqirir en la adolescencia formas similares a las del adlto. La anorexia mental y la blimia son manifestaciones psicopatológicas my vincladas a la adolescencia y ponen de relieve cómo la antiga problemática, no reselta, del proceso de separación-individación pede llegar a extremos graves cando es reactivada en la adolescencia. La anorética y la blímica lchan denodadamente por no depender y se refgian en n cerpo infantil qe denncia s angstia ante el cerpo sexado. La patología del "acting" ocpa también n lgar importante en la psicopatología adolescente, tanto en s vertiente psicosomática como comportamental. Sin embargo conviene precisar qe n cierto nivel de actación no como signo de na incapacidad de mentalización es considerado necesario en na adecada evolción de la adolescencia. Finalmente, hay qe mencionar la frecencia de las dismorfofobias en esta época en qe el cerpo cambia tanto y constitye fácilmente el lgar de proyección de inqietdes, qe peden tener n valor nerótico poco importante o constitir el comienzo de n episodio psicótico. CLASIFICACION Al abordar las bases históricas de la Psiqiatría infantil hemos visto como ya Emminghas en 1887 daba na visión de conjnto de las diferentes enfermedades mentales qe eran objeto específico de la Psiqiatría infantil y, desde entonces hasta hoy han sido nmerosos los esferzos y propestas nosográficas. Antes de Emminghas y my a mendo todavía despés las nosografías psiqiátricas infantiles hacían parte de los adltos y no sólo constitían n mero apéndice sino qe eran nosografías enanas (en el sentido adlto mórfico del niño), más qe infantiles. ¿Merece la pena tener n instrmento clasificador de los problemas, trastornos, enfermedades psíqicas de los niños y adolescentes?. A lo largo del tiempo se han esgrimido argmentos a favor y en contra. Los argmentos en contra peden resmirse así: No hay enfermedades, sino enfermos. Un excesivo interés nosográfico pede ir en detrimento del interés clínicoterapético. El establecimiento de n diagnóstico pede fijar y encerrar demasiado las impresiones clínicas del psiqiatra, menos receptivo así a cambios y evolciones del paciente. Riesgo de redccionismo de problemáticas más complejas y abiertas. Qe la dimensión pronóstica del diagnóstico se indzca o qe se establezca n diagnóstico definitivo. Los psiqiatras de niños sabemos efectivamente qé es lo qe scede cando el entorno familiar o social considera a n niño "débil", "rebelde", "mentiroso", "tonto", "genial", etc. Un diagnóstico trasmitido de na determinada manera, en n momento crítico y por n personaje valorado, tiene ss tradcciones en el mndo de las fantasías de los niños y de ss padres. La imagen qe n niño recibe de s entorno sociofamiliar, sobre todo canto más peqeño y dependiente es, va a marcar posiblemente s forma de ser. Dar n diagnóstico, trasmitir a n colega "n niño diagnosticado", no es siempre inoco y por ello el diagnóstico ha de merecer la pena por ciertas razones y ha de ser manejado siempre de forma cidadosa. Sin embargo, na actitd antinosográfica a ltranza no es razonable. Todo es distinto y todo se parece, y en base a esos parecidos reagrpamos los conceptos, las cosas, los seres vivos en general y también las personas: ss calidades y ss problemas. La capacidad de conceptalización y de clasificación es inherente al ser hmano. Difícilmente se podrían intercambiar ideas, opiniones, experiencias clínicas entre profesionales y del interés de ello nadie dda si no pdiésemos referirnos a problemáticas psíqicas comnes a mchos niños sficientemente bien identificadas. Y por spesto, mchas posibilidades de progreso hmano y de investigación qedarían coartadas. Los riesgos comienzan cando n niño o n adolescente no es más qe n diagnóstico, o el diagnóstico es n fin en sí mismo, o no se perciben sficientemente ss flagrantes limitaciones. L. Kanner recerda en s tratado el mito de Procsto qe estiraba a ss héspedes o les cortaba las extremidades para qe se ajstasen exactamente a la cama qe les ofrecía y lo traía a colación para mostrar cómo se venía haciendo con los problemas del niño y del adolescente al acostarlos en la "cama nosológica" del adlto. Lo mismo se pede decir al pretender qe los problemas complejos y reales de n niño se ajsten, o se redzcan, a n diagnóstico por my adecado qe éste sea. Cita S. Lebovici (37) las sencillas medidas propestas por Shepherd y colaboradores a tener en centa para establecer na clasificación: · Evitar sbcategorías excesivamente nmerosas, contentándose con las grandes sbclases generalmente admitidas. · Tratar de introdcir pero esto es especialmente difícil en psiqiatría la referencia a factores etiopatogénicos reconocidos. · Establecer cidadosamente las instrcciones y glosarios necesarios para tilizar la clasificación propesta. Es decir, adoptar categorías diagnósticas amplias y poco nmerosas, establecer factores etiopatogénicos y facilitar la comprensión y manejo de la clasificación. Pero todavía se plantean otras exigencias como la de no controvertir de manera importante los criterios de las diferentes orientaciones teóricas para qe se peda generalizar y obtener, por ejemplo, datos de mayor valor epidemiológico. También es cierto qe peden establecerse, además, clasificaciones de mayor coherencia con na cierta orientación, y de hecho existen y se tilizan. Tal es el caso de las concepciones clasificatorias operativas de las psicosis de J. Manzano y F. Palacio, qe desde prespestos psicoanalíticos enriqecen abordajes clínicos más amplios con perpectivas comprensivas y pronósticas (35). O también los recientes planteamientos de diagnósticos dinámico-estrctrales discriminando estrctras intermedias entre las neróticas y los estados límites (36). Finalmente, otra cestión de orden general planteada es la de precisar mcho los criterios para obtener na selección diagnóstica qe evitaría los llamados "falsos positivos", o bien establecer criterios más amplios qe evitarían los "falsos negativos". En el primer caso la investigación adqiriría mayores cotas de rigor y en el segndo sería la clínica misma y el desarrollo de las capacidades y de las adqisiciones formativas del clínico qienes saldrían beneficiadas. Si ya es difícil na clasificación en Medicina, en Psiqiatría lo es todavía más y más aún en Psiqiatría de niños y adolescentes. Nos encontramos en primer lgar, con seres en constante evolción, qe están madrando, desarrollándose y constryendo s mndo interno, s estrctra psíqica, s fncionamiento mental. ¿Qé significa en ellos n síntoma, n cadro sindrómico, n diagnóstico de estrctra?. ¿Una visicitd del desarrollo, n estancamiento, na configración definitiva para s estrctra psíqica de adlto?. Con los niños, como señala Lebovici (37) no basta con diferenciar los débiles de los caracteriales, es necesario preveer. El diagnóstico en niños y adolescentes ha de tener n sentido pronóstico desde esta perspectiva de edad evoltiva, y eso es na dificltad específica para establecer na clasificación. Pero además el adolescente anqe a mendo no lo parezca y el niño son my dependientes de s entorno, y ya no digamos el bebé lactante. ¿El diagnóstico, por tanto, ha de hacerse del entorno, del niño, de la relación entre ambos, o inclso definiendo n conflicto entre diferentes elementos del entorno (por ej.: conflicto edcadores-padres)?. Dificltades diagnósticas similares se plantean también en adltos gravemente dependientes. Pero con los niños esta dificltad es casi constante y na valoración de conjnto del fncionamiento mental del niño es esencial para hacer na estimación pronóstica y terapética. No sirve de nada na clasificación sintomática. "El niño se ha velto agresivo", pede ser n ejemplo de motivo de conslta de mchos padres. ¿Es n niño normal de 2 años qe arranca con ferza en s fase de oposición? ¿Es el primer síntoma de na psicosis simbiótica? ¿Se trata de n niño de 11 años en el qe afloran tendencias caracteriales? ¿Es n niño de 5 años qe acaba de tener n hermanito y pega a los otros niños en la gardería?. Variación de la norma, psicosis, tendencias caracteriales o psicopáticas, crisis reactiva sin patología mental o en n niño boderline abando nico... "comportamiento agresivo" no sirve de gran cosa si no va acompañado de n diagnóstico global del tipo de fncionamiento men tal. Los pronósticos y las medidas terapéticas, sólo en base al síntoma, no son posibles y el interés de disctir entre profesionales o de investigar sobre tal concepto sintomático a secas, pierde casi todo interés para la clínica. El anar en el diagnóstico n elemento discriminativo del fncionamiento mental y otro ambiental y/o etiológico, pede, entonces sí, añadir, en cierta medida, la necesaria connotación pronóstica qe el diagnóstico psiqiátrico de niños y adolescentes debe tener. No describiremos aqí las diferentes clasificaciones de los trastornos mentales del niño y del adolescente y, mcho menos haremos historia de ellas. El capítlo V (F) de la CIE-10 y la DSM-IV, debido a s amplia difsión selen ser clasificaciones bien conocidas por estdiantes y profesionales de la psiqiatría. Vamos por ello, y por otras mchas razones, a transcribir aqí la "Lista de categorías diagnósticas de la Clasificación Francesa de los Trastornos Mentales del Niño y del Adolescente" (38) (C.F.T.M.E.A., en siglas francesas y C.F.T.M.N.A. en siglas castellanas). Esta clasificación tiene las sigientes características: Es específica de la Psiqiatría de niños y adolescentes. Por ello, además, no es necesario localizar items compartidos con categorias de adltos en apartados clasificatorios distintos. Está concebida para ser tilizada por el especialista. Trata de "asegrar", como indican R. Mises y Ph. Jeammet (39), los disgnósticos esenciales en n campo en el cal peda realizarse n acerdo mínimo entre psiqiatras de orientaciones diferentes". Estos atores dejan, sin embargo, bien claro, qe no existe ningna clasificación netral (38). Una colaboración entre el grpo francés y responsables de la O.M.S. permitió establecer eqivalencias entre la C.F.T.M.E.A. y la CIE-10, de forma qe la clasificación francesa no sea n obstáclo para la comnicación a escala internacional. Utiliza n sistema biaxial, distingiendo así entre dos momentos: no prioritario, en bsca de na categoría clínica de base (eje I), y otro consagrado a elcidar los factores anteriores o asociados, eventalmente etiológicos (eje II). El segndo eje está sbdividido en dos ejes: no para los factores orgánicos y otro para los factores y condiciones del medio. Inclye n glosario (qe aqí no reprodcimos), proponiendo las definiciones de las diferentes categorías y sbcategorías con criterios de inclsión y exclsión. Además se precisan en la clasificación motivos y opciones tenidas en centa para s elaboración y las diferencias con otras clasificaciones existentes. Tiene en centa pecliaridades diagnósticas tales como las de la díada madrebebé items del eje II como: disfncionamiento de las interacciones precoces o depresión materna drante el período post-natal) o las pecliaridades de la patología tan plástica como la del adolescente, en el qe las apreciaciones pronósticas son clave (Items 2.00 a 2.04). Una encesta realizada en 1988 en la totalidad de los Servicios públicos de Psiqiatría de niños y adolescentes en Francia conclye qe la clasificación francesa ha podido ser tilizada sin mayores dificltades en 55.054 niños y adolescentes (40) (39). Transcribimos pes aqí la Lista de Categorías Diagnósticas de la Clasificación Francesa (C.F.T.M.N.A.) recogida y tradcida al castellano en el artíclo de R. Mises y A. Rojas de la Revista Colombiana de Psiqiatría (39). Remitimos también al lector al artíclo del Profesor Misés del número 10 de la Revista de la Sociedad Española de Psiqiatría y Psicoterapia del Niño y del Adolescente (40) qe inclye, además de la lista y el modo de tilización, el Glosario y la Tabla de eqivalencias con la CIE-10. Señalaremos na precisión qe, entre otras qe hacen los atores de la Clasificación, nos parece imprescindible señalar aqí: las categorías 1, 2, 3 y 4 responden a organizaciones exclyentes la na de la otra y deben ser precisadas prioritariamente. Se acde a las categorías 5, 6, 7 y 8 como categorías principales únicamente cando los trastornos no peden se inscritos en las categorías 1, 2, 3 y 4. LISTA DE LAS CATEGORIAS Eje I: Categorías clínicas de base 1. Psicosis 1.00 Atismo infantil precoz tipo Kanner 1.01 Otras formas de atismo infantil 1.02 Psicosis precoces deficitarias 1.03 Disarmonías psicóticas 1.04 Psicosis de tipo esqizofrénico qe se manifiestan en la infancia 1.05 Psicosis esqizofrénica qe se manifiestan drante la adolescencia 1.06 1.07 1.08 1.09 Psicosis distímicas Picosis agdas Otras No precisada 2. Trastornos neuróticos (Es posible asociar dos síndromes individalizados en las sb-categorías 2.00 a 2.03; en tal caso, se debe seleccionar solamente la 2.ª cifra de la nmeración de cada sb-categoría. Por ejemplo: los trastornos neróticos de dominancia fóbico-obsesiva serán codificados 2.23). 2.00 Trastornos neróticos evoltivos de dominancia ansiosa 2.01 Trastornos neróticos evoltivos de dominancia histérica 2.02 Trastornos neróticos evoltivos de dominancia fóbica 2.03 Trastornos neróticos evoltivos de dominancia obsesiva 2.04 Trastornos neróticos evoltivos con predominancia de las inhibiciones 2.05 Depresión nerótica 2.06 Caracteres neróticos, patología neróticas de la personalidad 2.07 Trastornos neróticos con pertrbaciones predominantes de las fncionanes instrmentales 2.08 Otros 2.09 No precisados 3. Patologías de la personalidad (exceptuadas las neurosis y las psicosis) 3.00 Trastornos de la personalidad y/o del comportamiento inscritos en na disarmonía evoltiva 3.01 Patología narcisística y/o anaclítica, depresiones crónicas, abandonismo 3.02 Organizaciones de tipo psicopático 3.03 Organizaciones de tipo perverso 3.04 Trastornos de la identidad sexal 3.08 Otras 3.09 No precisadas 4. Trastornos reactivos Se clasifican en esta categoría los trastornos definidos por la aparición reciente, el vínclo con na casa precisa, la integridad de la personalidad, el efecto rápido de la terapia. 4.00 Depresión reactiva 4.01 Manifestaciones reactivas diversas (sea cal fere el modo de expresión: mental, compartamental, escolar, social) 4.02 No precisados 5. Deficiencias mentales (retardos, debilidades mentales, demencias) Se clasifican aqí como categoría principal solamente las formas en la cales el déficit mental constitye el elemento central. Las otras formas deben ser clasificadas prioritariamente en 1, 2 ó 3 en fnción de la patología dominante, caso en el cal la deficiencia mental es considerada como categoría complementaria. Se deben indicar a la vez la categoría de la deficiencia y el nivel mental (según los tipos de C.I. tilizados por la O.M.S.). Una deficiencia armónica con n coeficiente intelectal de 40 será codificada 5.15. Coeficiente intelectual 5.0x 5.1x 5.2x 5.3x 5.4x 50 69 35 49 20 34 Inf. a 20 No precisado Categoría 5.x5 5.x6 5.x7 5.x8 5.x9 Deficiencia armónica Deficiencia disarmónica Deficiencia con polihandicap sensorial y/o motor Demencia No precisada 6. Trastornos de las funciones instrumentales Se clasifican aqí, como categorías principal, solamente los trastornos de las fnciones instrmentales qe no se inscriben en na patología qe deba ser clasificada prioritariamente en los rbros 1 a 5. En los otros casos, los trastornos instrmentales deben figrar solamente como categoría complementaria. 6.00 6.01 6.02 6.03 6.04 6.05 6.06 6.07 6.08 6.09 6.10 6.11 6.12 Retardo simple del lengaje Trastornos aislados de la articlación Trastornos complejos del lengaje oral Trastornos lexicográficos Discalclia Trastornos del razonamiento Tartamdeo Mtismo electivo Hiperqinesia, inestabilidades psicomotoras Hiperqinesia asociada a movimientos estereotipados Retardo psicomotor Otros trastornos psicomotores Tics aislados 6.13 6.14 6.15 6.19 Enfermedad de Gilles de la Torette Intrincación de trastornos psicomotores y del lengaje Otros No precisados 7. Trastornos relacionados con el uso de drogas y de alcohol Se clasifican aqí, como categoría principal, solamente las formas en las cales la condcta de adición se sitúa en el primer plano, sea cal fere la patología sbyacente. Las otras formas deben ser clasificadas prioritariamente en 1, 2, 3 ó 4, según el tipo de patología dominante, caso en el cal la condcta adictiva figrará solamente como categoríaa complementaria. Se debe identificar a la vez el so y el prodcto tilizado. El so ocasional de cocaína será codificado 7.16. Uso 7.0x 7.1x 7.2x 7.3x 7.9x Contino Ocasional En remisión En crso de deshabitación No precisado Prodcto tilizado 7.x0 Alcohol 7.x1 Tabaco 7.x2 Hipnóticos y tranqilizantes 7.x3 Morfínicos 7.x4 Marihana 7.x5 Alcinógenos 7.x6 Psicoestimlantes tales como anfetaminas, cocaína, cafeína 7.x7 Solventes 7.x8 Utilización de varios prodctos 7.x9 Otros prodctos y no precisados 8. Trastornos de expresión somática y/o comportamental Se clasifican aqí, como categoría principal, solamente los trastornos de expresión somática y/o comportamental qe no se inscriben en na patología qe deba ser clasificada prioritariamente en los rbros 1 a 5. En los otros casos, los trastornos de expresión somática y/o comportamental deben figrar como categoría complementaria. 8.00 Enfermedades psicosomáticas 8.01 Trastornos psicofncionales 8.02 Anorexia mental 8.03 8.04 8.05 8.06 8.07 8.08 8.09 8.10 8.11 8.12 8.19 Blimia sin obesidad Blimia con obesidad Otros trastornos de las condctas alimentarias Enresis Encopresis Trastornos del seño Intento de sicicio Trastornos aislados del comportamiento Retardo psicógeno del crecimiento Otros No precisados 9. Variaciones de la normalidad 9.00 9.01 9.02 9.03 9.04 9.05 9.06 9.08 9.09 Angstias, ritales, miedos Momentos depresivos Condctas de oposición Condctas de aislamiento Dificltades escolares no clasificables en las categorías anteriores Retardos o regresiones transitorias Aspectos originales de la personalidad Otras No precisadas Eje II: Factores asociados o anteriores eventualmente etiológicos 1. Factores orgánicos (En caso de necesidad, se deben seleccionar varios números de códigos) 10 Asencia de factores orgánicos reconocidos 11 Factores ante-natales de origen materno 11.0 Daño infeccioso o parasitario (rbeola, herpes, toxoplasmosis, listeriosis, sífilis, etc.) 11.1 Daño tóxico (medicamentos, alcohol, drogas, irradiación) 11.2 Daño relacionado con na enfermedad materna (diabetes, nefropatía, malformación cardíaca, malntrición severa, etc.) 11.3 Otros 12 Factores perinatales 12.0 Prematridad, inmadrez 12.1 Sfrimiento cerebral perinatal 12.2 Incompatibilidad sangínea feto-materna 12.3 Otros 13 Daños cerebrales post-natales 13.0 Daño cerebral post-natal de origen infeccioso o parasitario 13.1 Daño cerebral post-natal de origen tóxico 13.2 Daño relacionado con n trama cerebral 13.3 Tmores cerebrales 13.4 Otros 14 Enfermedades de origen genético y congénitas 14.0 Trisomía 21 (Síndrome de Down) 14.1 Otra enfermedad relacionada con n anomalía cromosómica atosómica 14.2 Enfermedad relacionada con na anomalía cromosómicas gonosómica (síndrome del cromosoma X frágil, disgenesias gonodales, etc.) 14.3 Fenilcetonria 14.4 Otras enfermedades metabólicas 14.6 Nero-eotodermosis congénitas (esclerosis tbrosa de Borneville, etc.) 14.7 Malformaciones cerebrales congénitas (micro o macrocefalia, enfalocele, hidrocefalia) 14.8 Otras 15 Enfermedades somáticas invalidantes 15.0 Déficit sensoriales 15.1 Daño motor de origen cerebral (parálisis cerebral) 15.2 Daño nerológico de origen no cerebral 15.3 Enfermedades msclares (miopatía, etc.) 15.4 Malformaciones congénitas no cerebrales (espina bífida, psedohermafroditismo) 15.5 Secelas de accidente físico sin daño cerebral 15.6 Déficit inmnitario congénito o adqirido (SIDA, por ejemplo) 15.7 Hemofilia 15.8 Enfermedad somática crónica (hemopatía crónica diferente de la hemofilia, cáncer, diabetes, mcoviscidosis, enfermedad renal, metabólica o endocrina) 15.9 Otras 16 Convlsiones y epilepsias 16.0 Epilepsia idiopática 16.1 Encefalopatía epiléptica evoltiva y epilepsias severas (Síndrome de West, Síndrome de Lennox-Gastat) 16.2 Otras epilepsias sintomáticas 16.3 Manifestaciones convlsivas no epilépticas 16.4 Otras 18 Otros 19 Respesta imposible por falta de información 2. Factores y condiciones del medio (En caso de necesidad, se deben seleccionar varios números de código) 20 No hay factores del medio considerados como determinantes 21 Trastornos mentales o pertrbaciones psicológicas en la familia 21.0 Psicosis perperal 21.1 Depresión materna drante el período post-natal 21.2 Disfncionamiento de las interacciones precoces 21.3 Discontinidad de los procesos de cidados maternos drante el primer año 21.4 Otro trastorno de las relaciones precoces 21.5 Patología mental de no o de ambos padres (diferentes de las clasificables en 21.0 o 21.1 21.6 Patología mental de otro miembro de la familia 21.7 Alcoholismo o drogadicción de los padres 21.8 Pertrbaciones psicológicas severas y actalmente presentes en el grpo familiar 21.9 Otros 22 Carencias afectivas, edcativas, sociales, cltrales 22.0 Carencias afectivas precoces 22.1 Carencias afectivas lteriores 22.2 Carencias socio-edcativas 22.3 Otras 23 Maltrato y negligencias graves 23.0 Violencias físicas otras 21.1 Negligencias graves 23.2 Abso sexal 23.3 Otros 24 Eventos qe acarrean la rptra de lazos afectivos 24.0 Hospitalización o estadía institcional prolongada o repetida del niño 24.1 Rptra iterativa de las formas de cidado 24.2 Hospitalización o estadía institcional prolongada o repetida de no o ambos padres 24.3 Deceso de no o de ambos padres 24.4 Deceso de no o de varios abelos 24.5 Deceso de no o de varios hermanos 24.6 Abandono por no o ambos padres 24.7 Otros 25 Contexto socio-familiar particlar 25.0 Gemelos 25.1 Niño actalmente internado en na institción (o en cstodia) 25.2 Niño adoptado 25.3 Niño de padres divorciados 25.4 25.5 25.6 25.7 25.8 15.9 Niño edcado por los abelos Familia mono-parental Familia de migrantes Enfermedad orgánica grave de no de los padres Medio socio-familiar my desfavorecido Otro 26 Niño nacido por procreación artificial 28 Otros 29 Respesta imposible por falta de información (De la tradcción al castellano de la C.F.T.M.E.A., realizada por A. Rojas) PREVALENCIA R. Sadon citado por Chevallier (41) define la prevalencia como "el número de casos de na enfermedad existentes en n momento dado, o a lo largo de n periodo dado, en na población determinada". La prevalencia y otros conceptos estadístico-epidemiológicos, tienen na importancia cada vez mayor en Psiqiatría de niños y adolescentes. No está my lejos el momento en qe la investigación epidemiológica en este campo, se planifiqe a nivel internacional, anando esferzos hmanos, económicos y científicos para salir del desorden en el qe tan a mendo se encentra. La investigación debiera estar promovida desde la clínica y regresar a ella, porqe en definitiva de lo qe se de prevenir ss trastornos mentales, o cando ya están ahí, proporcionarle alternativas terapéticas satisfactorias. Cando no es así, con cierta frecencia el clínico se mestra desinteresado por la investigación epidemiológica o, al contrario, en na actitd excesivamente dependiente. El porvenir de la epidemiología psiqiátrica está en los trabajos comparativos realizados con la misma población en la infancia, en la adolescencia y en la edad adlta (estdios de prevalencia y de población qe conslta). Estos trabajos son escasos y todavía my difíciles de realizar. Y por spesto, será de n enorme interés la investigación epidemiológica realizada desde los primeros tiempos del embarazo hasta los 3 años. Pero lo qe realmente da interés a los datos epidemiológicos, es la posibilidad de articlarlos con las investigaciones clínico-terapéticas en profndidad, y esta articlación se hace casi inviable cando los estdios epidemiológicos no están basados en clasificaciones nosográficas con referencia a estrctras psíqicas o a fncionamientos mentales, sino en clasificaciones qe desarrollen n coleccionismo sintomatológico sin mayor sentido. Acaso, tras manejar infinitas variables en el ordenador por no hacer na hipótesis, se llege al descbrimiento de qe existe algo así como n programa, na estrctra, na organización mental. Se habrá entonces perdido ya mcho tiempo. Las dificltades para investigar en epidemiología psiqiátrica con niños y adolescentes, además de las de carácter general (como la nosográfica mencionada), son esenciamente las sigientes: El encontrarnos con sjetos en permanente evolción cyas manifestaciones psicopatológicas cambian constantemente. Esto desconcierta más aún cando se trabaja nosográficamente sin nociones de estrctra, o de organización psíqica. La importancia tan grande de los fenómenos reactivos debidos a la enorme dependencia infantil y adolescente del entorno sociofamiliar, teniendo qe contar con la opinión de padres y edcadores y debiendo valorar también la interacción de ellos con el niño. La dificltad para captar con criterios precisos determinadas configraciones del fncionamiento de los niños menores de 3 años. En ellos además se agrandan las dos dificltades anteriores. Daremos ahora datos de prevalencia, y en general epidemiológicos, referidos a la Psiqiatría de niños y adolescentes con objeto de poderse hacer na peqeña composición de lgar sobre el estado del tema. Mazet y Hozel (42) entresacan los sigientes datos de la pblicación de la O.M.S. de 1977, "Sald mental y desarrollo psicosocial del niño". · Del 5% al 15% de los niños de 3 a 15 años padecen trastornos psíqicos qe jstifican na acción especializada. · Los trastornos de la palabra y del lengaje se observan en el 1 a 5% de los niños. · La enresis, en el 3% de niños de menos de 10 años. · La dislexia en el 3 a 10% de niños de inteligencia normal. · La debilidad mental profnda, en el 0,4% de los niños. · La debilidad mental ligera, en el 3% de los niños. · El atismo infantil, en el 0,03 a 0,04% de los niños. · Antes de los 4 años n 1 por mil de los niños son maltratados. En n interesante capítlo M. Solé y F. Sirol (43) mencionan: · Tres estdios epidemiológicos (pblicados entre 1973 y 1981) realizados en París en el distrito XIII (C. Chiland) y XIV (F. Sirol) (43) y en la Gironde (A. Serise). Los tres coinciden en señalar la inflencia del nivel social, económico y cltral de la familia sobre los diagnósticos. El estdio de Sirol sobre población consltante, mestra qe el 73% de los diagnósticos de trastornos graves de la personalidad se establecen despés de los 15 años y antes de los 3 años (el 24% antes de los 3 años) y mestra también na relación importante entre profesión del padre (nivel social) y diagnósticos. · Tres estdios pblicados entre l976 y 1978 en Francia por Casadebaig y Chevalier, Albernhe y Trnin, y Tiret, qe tienen en común la búsqeda de las características sociodemográficas de la población consltante, qe es comparada con la población del censo, y qe aportan los sigientes datos: · El señalamiento escolar por razones de inadaptación del niño es el qe condce a la demanda de conslta. · Los niños consltados selen pertenecer a n nivel social medio o desfavorecido y s entorno familiar presenta ciertas particlaridades (padres separados o divorciados, viviendo en concbinato, madre soltera). · Los niños están sobrerrepresentados (60%) con respecto a las niñas. · El nivel socioeconómico de la familia está determinado por la profesión del padre. La repercsión de la calificación profesional de la madre es menor y refleja la del padre. · Las familias son más nmerosas canto más bajo es el nivel social y en ellas amenta el número de madres qe trabajan. Ph. Chevalier en n extenso y laborioso artíclo (41), bsca comparar los datos sociodemográficos de la población consltante con los datos sociodemográficos de la población señalada por los estdios de prevalencia. Para ello toma 25 estdios epidemiológicos de prevalencia en s mayoría anglosajones y escandinavos y los pone en relación con 18 estdios franceses sobre población consltante. Mencionaremos algún dato de interés qe tiliza y algna conclsión: · La conclsión general más importante es la qe confirma el conocido dicho "no son todos los qe son". No es coincidente el perfil sociodemográfico de la población qe conslta con el perfil sociodemográfico de la población designada por los estdios de prevalencia. Si bien se conclye qe la mayor parte de las variables sociodemográficas son discriminantes en psiqiatría infantil, no lo son de na manera constante para la prevalencia y para la conslta. El ator con ben sentido precisa además, qe la coincidencia significativa entre n factor sociodemográfico y n determinado estado de sald, no permite conclir de manera atomática qe se ha hecho el hallazgo de n factor de riesgo. Sí nos permite, en cambio, hacernos la pregnta sigiente: ¿La mala percepción de los problemas psíqicos de niños y adolescestes tiene qe ver con las características sociodemográficas de ellos?. · Una cestión metodológica qe sale a colación es qe de forma my frecente se tilizan en los trabajos epidemiológicos de niños y adolescentes, las encestas a padres y a profesores y, tras haber hecho na selección de este modo de sitaciones spestamente problemáticas, se pasa a la entrevista o, preferiblemente, al examen clínico del niño. Estos diferentes procedimientos tienen distintas posibilidades y todo ello según cada patología. Así Chevallier dice qe la valoración clínica del niño es más acorde con los cestionarios de los padres qe con los de los profesores. Un estdio reciente mencionado por I. Jalenqes y otros (44), y realizado recientemente por Stavrakaki y cols., mestra qe los niños deprimidos sbestiman ss síntomas mientras qe los niños ansiosos los sobrevaloran. · En canto a la variable "edad", n dato significativo es qe los 25 estdios citados de prevalencia, dirigidos a na población total de 25.032 niños, abarcan edades comprendidas entre 3 y 18 años. Es decir, qe las dificltades para abordar las edades más importantes de 0 a 3 años parecen evidentes. · Las mestras francesas de consltantes indican qe las demandas tienen lgar esencialmente drante las edades medias de la infancia. De 0 a 4 años costityen el 12,9% de las nevas consltas y sólo n escaso 6% a partir de los 15 años. · En canto al sexo, en los 18 estdios franceses y en otros realizados en Gran Bretaña, Canadá, Bélgica, Siza, Estados Unidos existe na evidente sobrerrepresentación masclina en la población consltada, qe se sitúa en na media de 64,1%, o sea na proporción niños/niñas de 1,78. Sobrerrepresentación qe reslta más o menos similar como media de los 25 estdios de prevalencia. · En fin, qe la mayor parte de las características sociodemográficas (sexo, tipo de familia, edad, nacionalidad, categoría social, número de hermanos) tanto en estdios de prevalencia, como de población consltante, constityen variables discriminantes anqe no constantes en los dos campos. Sólo la nacionalidad parece no inflir ni en la demanda, ni en la frecencia de los trastornos. Señalaremos ahora algnas tasas de prevalencia indicadas en la DSM-III-R (45): · Retraso mental, 1% (proporción niño/niña = 1.5:1). · Trastornos generalizados del desarrollo, 10-15 niños cada 10.000 habitantes (proporción niño/niña = 2:1 a 5:1) · Trastorno a la de DSM-III-R), 4-5 niños cada 10.000 habitantes (proporción niño/niña = 3:1 a 4:1). · Trastorno del desarrollo en la articlación de la palabra, 10% de los niños menores de 8 años y 5% de los niños mayores de 8 años. · Trastorno del desarrollo en el lengaje, 3% el de tipo expresivo y 3% también el de tipo receptivo, ambos porcentajes en niños de edad escolar. · Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, 3% de los niños (entre 6 y 9 veces más frecentes en niños en niñas). · Trastorno de condcta, 9% de los varones y 2% de las jóvenes menores de 18 años. · Anorexia nerviosa, oscila entre l cada 800 y l cada 100 jóvenes entre 12 y 18 años (este trastorno predomina en las jóvenes, 95%). · Blimia nerviosa, 4,5% de las jóvenes y 0,4% de los varones, en estdiantes de bachillerato. · Trastorno de la Torette, 0,5 por 1.000. Finalmente, n mincioso y completo estdio epidemiológico realizado en España a partir de na mestra aleatoria de 6.432 niños de 4.º de EGB (crso 1985-86) dirigido por E. Doménech y A. Polaino-Lorente (46) para conocer la prevalencia de la depresión en los niños de nestro país, conclye entre my nmerosos resltados qe la tasa de prevalencia de la depresión mayor es del 1,8% de la población estdiada, mientras qe la tasa de prevalencia para el trastorno distímico es del 6,4% de esta misma población. Otros datos de prevalencia y, en general, epidemiológicos, como peden ser los referentes al sicidio e intentos de sicidio, podrán verse cando se aborden en otros capítlos las problemáticas y patologías. BIBLIOGRAFIA 1. Kanner L. Tratado de Psiqiatría Infantil. Santiago de Chile, ed. cat. ZigZag, S.A., 1951. 2. Kreisler L: Les enfants victimes de sévices. En Lebovici, S., Diatkine, R. y Slé, M. Traité de Psychiatric de l'enfant et de l'adolescent. París, P.U.F., 1985. pp 53-70 (T.3). 3. 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La Clasificación Francesa de los Trastornos Mentales del Niño y del Adolescente. En: Revista Colombiana de Psiqiatría. Colombia, vol. XX, n.º 1, 1991. 40. Misès R. Clasificación Francesa de los problemas mentales del niño y adolescente (CEFTMEA). En: Cadernos de Psiqiatría y Psicoterapia Infantil (Revista de SEPYPNA), n.º 10, Madrid, 1990. 41. Chevalier Ph. Prevalence et facters sociodémographiqes. En: "La psychiatrie de l'enfant". París, vol. XXXII-2/1989. 42. Mazet Ph. y Hozel D. Psiqiatría del Niño y del Adolescente. Barcelona. ed. cast. Editorial Médica y Técnica, S.A., 1981, pp. 365-373 (vol. II). 43. Solé M. y Sirol F. Aproximación estadística a la Psiqiatría infantil. En: Lebovici S, Diatkine R. y Solé M. Traité de Psychiatrie de l'enfant et de l'adolescente. Paríes, P.U.F., 1985, pp 451-468 (T. 1). 44. Jalenqes I, Lachal C. y Codert A. Les états anxiex de l'enfant. Paríes, Masson, 1992, pp. 97. 45. DSM-III-R: Manal diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Barcelona, Masson, S.A., 1990, pp. 31-118. 46. Doménech Llabería E, Polaino-Lorente A. y otros. Epidemiología de la Depresión Infantil. Barcelona, Expaxs, S.A., 1990. BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA LIBROS 1. Alexander F. y Selesnick S. Historia de la Psiqiatría. Barcelona, ed. esp. Editorial Espaxs, 1970. (Excelente historia de la Psiqiatría qe dedica n capítlo extenso, interesante y bien docmentado a la Psiqiatría Infantil). 2. Mahler M. y otros. El nacimiento psicológico del infante hmano. Benos Aires. Marymar Ediciones, 1975. (Estdio de la vida psíqica de los primeros años del niño. De gran importancia para la comprensión psicopatológica derivada del fncionamiento de estos períodos). 3. Ajriagerra y Ochandiano J. de. Manal de Psiqiatría Infantil. Barcelona, ed. esp. Toray-Masson S.A., 1976. (Manal enciclopédico de concepción integradora, my tilizado y reconocido, sobre todo en Eropa). 4. Mazet PH. y Hozel D. Psiqiatría del Niño y del Adolescente. Barcelona. Edit. Médica y Técnica S.A.. 2 volúmenes. 1981. (Tratado francés eminentemente clínico y didáctico de orientación psicodinámica). 5. Lebovici S, Diatkiner R. y Solé. Tratado de Psiqiatría del Niño y del Adolescente. 7 Tomos. Edit. Biblioteca Neva. Madrid, 1988. (El tratado más completo y actal de Psiqiatría de Niños y Adolescentes. Compendio del pensamiento francés sobre esta materia). ARTICULOS 1. Bürgin D. Latencia: ¿Consolidación o desarrollo?. Cadernos de Psiqiatría y Psicoterapia Infantil (Revista de SEPYPNA), n.º 9, Madrid, 1990. (Además de compendiar el fncionamiento mental del niño de esta edad, plantea cestiones de interés psicopatológico y evoltivo con ilstración clínica). 2. Diatkine R. Preadolescencia, adolescencia y pbertad. Cadernos de Psiqiatría y Psicoterapia Infantil (Revista de SEPYPNA), n.º 3, Madrid, 1987. (Reflexiones de interés sobre el tema de no de los maestros de la psiqiatría infantil y del psicoanalisis francés). 3. Misès R. Clasificación Francesa de los problemas mentales del niño y adolescente (CFTMEA). En: Cadernos de Psiqiatría y Psicoterapia Infantil (Revista de SEPYPNA) n.º 10. Madrid, 1990. (Presentación y comentarios con tradcción al castellano de la Lista de Categorías, Glosario yTabla de Eqivalencias con la CIE-10). 4. Misès R. Jeammet Ph. y otros. Classification franc,aise des trobles mentax de l'enfant et de l'adolescent. En "La Psychiatrie de l'enfant". París, vol. XXXI1/1988. (Presentación, versión y comentarios de la versión original francesa). 5. Chevalier Ph. Prevalence et facters sociodémographiqes. En: "La psychiatrie de l'enfant". París, vol XXXII-2/1989. (Extenso y valioso artíclo, comentado ya en el texto (epidemiología psiqiátrica de niños y adolescentes). 2. VALORACION CLINICA EN PSIQUIATRIA DEL NIÑO Y DEL ADOLESCENTE. OBJETIVOS DE LA CONSULTA. CONTENIDOS BÁSICOS Autores: A.P.González González, P. Calderón López, T.Martínez Rey y M. Bolívar Perálvarez Coordinador: J.R. Gutiérrez Casares y F.J. Bustos, Badajoz Todo esferzo realizado en la valoración psiqiátrica de n niño o n adolescente y encaminado a lograr n tratamiento psiqiátrico adecado debe tener en centa la gran dificltad qe esta tarea conlleva y el gran volmen de datos involcrados en ella. No abndan los estdios qe definan la indicaciones específicas de cada na de las modalidades terapéticas en psiqiatría infantil, por lo qe se acepta qe, con algnas excepciones, todos los tratamientos sados en adltos peden ser tilizados en niños y adolescentes. Un diagnóstico basado en el DSM-IV o en la CIE-10 no es sficiente para la estrctración de n tratamiento en la mayoría de las sitaciones clínicas. Los psiqiatras infantiles necesitamos más datos con los cales planificar las intervenciones clínicas. Estos datos se obtienen mediante na variedad de procedimientos clínicos qe, colectivamente, se llaman evalación psiqiátrica (5). En la sitación clínica cotidiana, el psiqiatra de niños y adolescentes realiza na historia clínica, qe es el docmento qe recoge todos los datos médicos referentes a n niño o adolescente enfermo. Habitalmente contiene la anamnesis (interrogatorio), exploración física, examen nerológico, examen mental, estdios psicológicos, exploraciones complementarias, elaboraciones y discsiones del psiqiatra o del eqipo terapético, así como el diagnóstico y la prescripción de n determinado tratamiento (4). Si bien la fente esencial de la historia clínica es el diálogo entre el médico y el enfermo (diálogo en el qe Von Weizsaecker destacaba como nota esencial el contacto personal entre ellos), es el médico qien imprime a este diálogo la orientación más conveniente para conocer (entender y comprender) al enfermo (1). En el caso de la psiqiatría infantil el diálogo entre el médico y el niño está condicionado, además, por la presencia de padres, ttores o institciones públicas. Toda historia clínica es na estrctra intrínsecamente nitaria y longitdinal, en la qe se articlan tres momentos temporales: anamnesis, exploración y catamnesis (1). La anamnesis es el recerdo sbjetivo, narrado por el niño (o, en la mayoría de los casos, comnicado por familiares) de sitaciones patológicas previas a la enfermedad actal, completado con datos acerca de la familia (Tabla 1). Es la parte de la evalación psiqiátrica qe reúne todos los datos personales y familiares del enfermo anteriores a la enfermedad actal (1). La exploración hace referencia al momento actal de la enfermedad y la catamnesis es la descripción crítica de n caso clínico, realizada tras la evolción de la enfermedad actal, así como la valoración del posible pronóstico (4). Tabla 1. CONTENIDOS DE ANAMNESIS Datos personales Historia del cerpo como organismo (Biológica) Historia vital interna (Psicológica) Historia vital externa (Social) Datos familiares Antecedentes de enfermedades físicas (Biológica) Historia vital interna la familia (Psicológica) Historia vital externa (Social) Además de la anamnesis, el psiqiatra lleva a cabo n examen mental, basado en la sitación psicopatológica actal, así como na exploración física y, si es necesario, nerológica. Algnas veces peden solicitarse estdios especiales (análisis de laboratorio o exploraciones complementarias: psicometrías, estdios electroencefalográficos, etc.). El conjnto de todos los datos representa el Bloqe 1 o bloqe de recogida de datos qe, como ya hemos visto, se denomina evalación psiqiátrica (Figra 1). La evalación psiqiátrica pede estar inflenciada por factores tales como las fentes de referencia, las qejas de los padres, la incertidmbre del evalador y s estilo evalativo y el conocimiento de las posibilidades terapéticas. La fente de referencia pede inflir en la valoración psiqiátrica a través de la "etiqeta" de la derivación. Así, por ejemplo, los niños enviados desde las escelas selen llegarnos bajo la etiqeta de "trastornos del aprendizaje" y los niños qe se hallan bajo la protección de la administración con la de "mal comportamiento", "alteraciones de condcta" o "delincencia". 1EVALUACION PSIQUIATRICA Anamnesis Estdios fisiológicos Examen físico - Examen nerológico - Examen Estdios mental Complementarios 2FORMULACION CLINICA Formlación Diagnóstica Formlación Etiopatogénica Formlación Personal- compensiva 4FORMULACION Y PLANIFICACIÓN TERAPEUTICA Hallazgos de efectividad para cada grpo o para cada diagnóstico específico Hallazgos efectividad para etiopatogenia Hallazgos de efectividad para de cada característica personal cada Biológica Aprendizaje General Cognitiva DSM-IV Psicodinámica CIE-10 Familiar Otras clasificaciones Socio-Ambientales Estado físico Fncionamiento general Relaciones familiares Relaciones con pares Sitación escolar Nivel cltral Nivel socio-económico Otras Planificación del tratamiento adecado 2APLICACION TERAPEUTICA Tratamientos disponibles Tratamiento aplicado Las qejas de los padres peden reflejar ss preocpaciones, así como las propias filias y fobias en relación con la familia. Toda sitación exploratoria conlleva determinada incertidmbre para el evalador. El conocimiento, control y manejo de esta variable por parte del psiqiatra infantil condiciona la estrctra, dración e intensidad de las actividades dirigidas a la recogida de datos, y marca el "límite de interminabilidad" propio de cada historia clínica. Los clínicos tienden a desarrollar estilos característicos de evalación (estilos evalativos) los cales vienen a reflejar dos dimensiones básicas: na de ellas se relaciona con el grado de estrctración dado a la entrevista, la otra con el tipo de pensamiento sado por el clínico, qe oscila desde la casi completa dependencia de la lógica a na mayor dependencia del pensamiento intitivo. El conocimiento por parte del psiqiatra de las posibilidades terapéticas condiciona la evalación, pes inflyen en los datos qe emergen de la sitación clínica, ya qe no se selen hacer esferzos para bscar datos qe no van a poder ser tilizados en el tratamiento. Dado qe la condcta del niño depende en gran medida del contexto, se deben tilizar métodos específicos para evalar el comportamiento del niño en el hogar (por los padres), en la escela (por los maestros) y en la sitación clínica (mediante la comnicación con el niño y/o mediante la tilización de escalas clínicas específicas) (8). En la actalidad disponemos de métodos normalizados para valorar la inflencia de factores tales como la discrepancia conygal, la atoestima o la sensibilidad de n progenitor hacia los hijos. Fnciones tales como el progreso escolar, el número y el tipo de amigos qe hace y la atonomía general del niño o adolescente peden ser evalados de manera adecada por los maestros, los compañeros o las personas qe cidan del niño o adolescente (8). OBJETIVOS DE CONSULTA Y PRINCIPIOS GENERALES Una vez recogidos todos los datos y realizada la evalación psiqiátrica, el psiqiatra debe realizar na formlación clínica (bloqe 2 de la Figra 1). Dentro de ella, en psiqiatría del niño y del adolescente, conviene distingir tres tipos de formlación: la diagnóstica (principalmente psicopatológica), la etiopatogénica y la personal-comprensiva. La formlación diagnóstica (a la qe solemos referirnos sando el término general de diagnóstico) está centrada en la valoración de los síntomas y signos qe el paciente compartiría con otros niños/adolescentes a los qe también se les diagnosticara con la misma etiqeta. La formlación diagnóstica se realiza en base a clasificaciones psicopatológicas generales (Tabla 2) o a clasificaciones con criterios estrctrados y qe son internacionalmente aceptadas: DSM-IV (Tabla 3) o CIE-10 (Tabla 4). Tabla 2. Categorías sintomatológicas generales en niños y adolescentes [Lewis M, Volkmar FR 1990: Clinical aspects of child and adolescent development. Lea & Febiger, Philadelphia 1990] 1.Trastornos del desarrollo 2.Trastornos mentales orgánicos 3.Trastornos del pensamiento 4.Trastornos afectivos, ansiedad y conflictos o síntomas neróticos. 5.Trastornos psicofisiológicos 6.Reacciones a n ambiente no favorable Tabla 3. DSM-IV. Categorías mayores [American Psychiatric Association (1994): Diagnostic criteria from DSM-IVTM. APA, Washington] Trastornos qe salmente tienen s primer diagnóstico en la infancia niñez o adolescencia Retraso mental Trastornos del aprendizaje Trastornos de las habilidades motoras Trastornos de la comnicación Trastornos profndos del desarrollo Trastornos de déficit de atención y condctas alteradas Trastornos de la alimentación y de la condcta alimentaria de la infancia o niñez precoz Trastornos de tics Trastornos de la eliminación Otros trastornos de la infancia, niñez o adolescencia Delirim, demencia, amnesia y otros trastornos cognitivos Trastonos mentales debidos a condición médica general no clasificados en otro lgar Trastornos relacionados con el abso de sbstancias Esqizofrenia y otros trastornos psicóticos Trastornos del hmor Trastornos de ansiedad Trastornos somatoformes Trastornos ficticios Trastornos disociativos Trastornos de la identidad sexal y del género Trastornos de la condcta alimentaria Trastornos del seño Trastornos del control de los implsos no clasificados en otro lgar Trastornos del ajste Trastornos de la personalidad Otras condiciones qe peden ser foco de atención clínica Códigos adicionales Una vez evalado el cadro clínico y diagnosticado el paciente, debemos realizar na formlación personal-comprensiva, la cal pede ser entendida como aqella actividad clínica dirigida a comprender y definir las condctas particlares de n niño o adolescente y a diferenciar las características específicamente personales qe no comparte con otros niños, ni siqiera con aqellos qe tienen s mismo diagnóstico. Tabla 4. CIE-10. Categorías mayores [OMS (1992): The ICD-10 Classification of mental and behavioral disorders: Clinical desscriptions and diagnostic gidelines. OMS, Ginebra 1992. (Adaptación española: Meditor, Madrid, 1992)] F00-F09 Trastornos mentales orgánicos, inclidos los sintomáticos F20-F29 Esqizofrenia, trastorno esqizotípico y trastornos de ideas delirantes F30-F39 Trastornos del hmor (afectivos) F40-F49 Trastornos neróticos, secndarios a sitaciones estresantes y somatomorfos F50-F59 Trastornos del comportamiento asociados a disfnciones fisiológicas y factores somáticos F70-F79 Retraso mental F80-F89 Trastornos del desarrollo psicológico Trastornos específicos del desarrollo del habla y del lenguaje Trastornos específicos del desarrollo del aprendizaje escolar Trastornos específicos del desarrollo psicomotor Trastorno específico del desarrollo mixto Trastorno generalizado del desarrollo Otras trastornos del desarrollo psicológico Trastorno del desarrollo psicológico sin especificación F90-F98 Trastornos del comportamiento y de las emociones de comienzo habitual en la infancia y adolescencia Trastorno hipercinético Trastornos disociales Trastornos disociales y de las emociones mixtos Trastornos de las emociones de comienzo habitual en la infancia Trastornos del comportamiento social de comienzo habitual en la infancia y adolescencia Trastornos de tics Otros trastornos de las emociones y del comportamiento de comienzo habitual en la infancia y adolescencia F99 Trastorno mental sin especificación El tercer jicio clínico, la formlación etiopatogénica, es la valoración de las posibles etiopatogenias implicadas en n caso particlar, qe eqivale a relacionar la posibles casas y motivos generales pero adaptados a n niño particlar, y elaborar las cadenas etiopatogénicas más adecadas para explicar las relaciones entre la formlación diagnóstica y la personal-comprensiva (7). A modo de resmen, podemos decir qe la evalación psiqiátrica es el primer bloqe (Figra 1) de la valoración clínica de n niño o adolescente, donde se realiza la recogida (en forma libre o estrctrada) de todos los datos necesarios para poder elaborar, con n mínimo grado de incertidmbre, el papel de los múltiples factores etiológicos en la prodcción del síndrome psiqiátrico específico de n niño o adolescente, y qe obtiene como resltado la constrcción, por parte del psiqiatra, de n modelo clínico del paciente llamado formlación clínica. Este modelo no es sino na representación, desde el pnto de vista del psiqiatra, de la complejidad del niño o del adolescente con patología psiqiátrica y, por ello, debe estar abierto a continas revisiones, realizadas a partir de los datos aportados en el crso de la actividad clínica y terapética. La formlación clínica es na estrctra teórica y sbjetiva, pero totalmente necesaria para la elaboración posterior de la formlación y planificación terapética (bloqe 3 de la Figra 1), qe tiene como finalidad la formlación, otra vez teórica, de las necesidades terapéticas qe mejor reselvan los síntomas, los conflictos y los problemas asociados a la formlación clínica previa. Una vez formlada la estrctra terapética ideal, se realiza la planificación o elección, entre n amplio abanico de posibilidades, de los tratamientos adecados. La formlación y planificación terapética pede definirse como el proceso qe ocrre entre la formlación clínica y la aplicación terapética final (5). La formlación y planificación terapética es n modelo teórico realizado por el psiqiatra qe posteriormente se concretiza cando se aplica a na sitación socio-familiar determinada. Definimos la aplicación terapética (bloqe 4 de la Figra 1) como aqella parte de la formlación terapética qe pede ser aplicada a n paciente determinado, con n medio familiar determinado y en na realidad asistencial determinada. La formlación clínico-terapética (FCT) (bloqes 2 y 3 de la Figra 1) se caracteriza por s capacidad de integración de los datos disponibles. Todos los datos extraídos desde distintas y variadas fentes clínicas (niño, padres, hermanos, administración, tribnales de jsticie, etc...) y por métodos diferenciados (entrevistas estrctradas, tests, electroencefalogramas, etc...) deben agrparse en na estrctra nitaria qe nos permita tener n modelo teórico, tanto del paciente como de las actaciones implicadas en el tratamiento de s trastorno psiqiátrico. La FCT debe adaptarse, en primer lgar, a la sitación clínica actal y a los diferentes diagnósticos (no olvidemos qe en los niños es my frecente la comorbilidad diagnóstica). Los componentes esenciales de na FCT se basan en los datos derivados del diagnóstico, de la comorbilidad y de la evolción y estabilidad. El diagnóstico es la descripción nosológico-sistemática de n cadro clínico, qe en la práctica es la sma de conocimientos sobre los qe se basa n tratamiento. (4) Es probable qe pacientes con diferentes diagnósticos respondan a diferentes tratamientos. Para ello, el psiqiatra infantil bscará tanto en s propia experiencia clínica como en las pblicaciones científicas toda aqella información qe correlacione n diagnóstico determinado con na bena respesta a n tratamiento específico. Algnos tratamientos peden ser más efectivos qe otros para el mismo diagnóstico, según el momento en qe lo apliqemos. Una vez realizada la formlación diagnóstica, el sigiente paso debe ser la búsqeda de informaciones qe relacionen dicho diagnóstico con algún conocimiento científico qe haya sido efectivo en el tratamiento de otros pacientes con ese mismo diagnóstico. Se sabe qe algnas intervenciones terapéticas tienen na clara eficacia en el tratamiento de algnos diagnósticos específicos (p.e. el so de metilfenidato en los trastornos por déficit de atención o de imipramina en la enresis noctrna), anqe en otras ocasiones pede sceder qe no esté tan claro el tratamiento de elección. En estos casos el clínico debe bscar similitdes entre el paciente actal y algún otro paciente tratado anteriormente y tilizar aqellas intervenciones qe tvieron éxito en circnstancias similares. En segndo lgar, la FCT debe adaptarse a la búsqeda de métodos terapéticos qe se hayan demostrado útiles en el tratamiento de conflictos o problemas asociados con las mismas características personales del paciente. En tercer lgar se debe tener en centa la tilización de técnicas terapéticas dirigidas a la rptra de la cadena etiopatogénica qe predispone, desencadena o mantiene el trastorno psiqiátrico. Según las etiopatogenias de los distintos trastornos vayan siendo descbiertas, las posibilidades terapéticas serán más específicas y definidas. Cando n clínico realiza hipótesis sobre las distintas variables etiopatogénicas es necesario qe investige la actación y la importancia de estas variables, como factores predisponentes, desencadenantes o mantenedores de la psicopatología actal. Un estdio etiopatogénico adecado debe considerar cinco tipos de hipótesis (Tabla 5). Tabla 5. Hipótesis etiopatogEnicas 1.2.3.4.5.- Hipótesis Hipótesis Hipótesis Hipótesis Hipótesis biológicas de aprendizaje cognitivas o apercitivas psicodinámicas ambientales Las circnstancias individales más importantes se corresponden con los ejes III (enfermedad física concomitante o complicaciones), IV (grado de estrés qe se prodce al comienzo de la sintomatología) y V (Nivel adaptativo máximo previo) de la DSM-IV, y podrían ser los sigientes: estado físico, fncionamiento individal general, relaciones familiares, relaciones con otros niños, escela y actividades extraescolares jnto con datos socio-económicos y cltrales. Cando los tratamientos óptimos, por el motivo qe sea, no están disponibles, el psiqiatra infantil debe contemplar la adecación de la FCT a los recrsos terapéticos disponibles y a otras variables qe peden inflir en el tratamiento (Tabla 6). El terapeta debe ser consciente de las intervenciones disponibles. Esto implica el conocimiento de las evidencias empíricas de la tilidad de los distintos recrsos terapéticos, de la manera en qe los tratamientos actúan y la posesión de n grado aceptable de experiencia en s so. Además el terapeta debe tener n conocimiento claro de los posibles efectos secndarios de cada na de la modalidades terapéticas. Una vez qe el clínico ha determinado si existen problemas en algna de las categorías psicopatológicas mayores, debe decidir si los problemas encontrados reqieren algún tipo de intervención: "El paciente debe recibir tantos tipos diferentes de intervenciones como sean necesarias, pero no más de las necesarias" (3). Tabla 6. Otras variables que intervienen en la formulación clínicoterapEutica 1. Capacidad para comnicarse verbalmente 2. Aceptación o rechazo del tratamiento 3. Edad y fase del desarrollo del niño 4. Previsible cmplimiento del tratamiento 5. Factores cltrales 6. Estats familiar actal: Rol del niño en la familia Estrctra familiar, cercana y familiares más lejanos Estats marital 7. Peligro para él mismo y para otros 8. Grado y calidad de la motivación 9. Historia del desarrollo precoz 10. Edcación 11. Sitación económica 12. Historia familiar/genética 13. Factores geográficos 14. Historia de tendencias antisociales 14. Segros médicos (Segridad Social, Compañías privadas...) 15. Inteligencia 16. Actividades e interés por las mismas 17. Sitación legal 18. Ocpación o estats escolar 19. Episodios previos de la enfermedad 20. Experiencias de tratamientos pasados 21. Presencia y natraleza de algún trastorno del aprendizaje 22. Fortaleza o debilidad psicológica (capacidad de llevar a cabo determinado tipo de tratamiento) 23. Calidad de las relaciones objetales 24. Raza y etnia 25. Factores religiosos 26. Severidad de estrés previo a la presentación de los síntomas 27. Desarrollo sexal. Rol e identidad sexal 28. Estado de la enfermedad En algna ocasión los problemas encontrados van a necesitar n tratamiento estrctrado. Afortnadamente en Psiqiatría infanto-jvenil es posible realizar na intervención terapética en n área determinada y, si la intervención es adecada, lograr na mejoría importante en otras áreas o en el fncionamiento general del niño o del adolescente. Si despés de na adecada valoración aparecieran varias áreas deficitarias, se debe valorar el orden en qe van a ser abordadas o la necesidad de abordar varias de ellas simltáneamente. Si existiera n problema amenazante para la vida o la sald física del paciente, este debe ser tratado en primer lgar. Una regla general es la actación sobre los pntos de máxima inflencia, qe son los pntos en los qe es mayor la capacidad de alianza de las personas implicadas y aqellos cya resolción conlleva mayor beneficio para todos los afectados. Otra circnstancia a tener en centa cando se planifican prioridades en el tratamiento de niños o adolescentes con problemas múltiples es la presencia de resistencias qe interrmpan o dificlten el tratamiento. También deben observarse los rasgos indicadores de na mayor motivación para el cambio y las actaciones qe han sido tilizadas por la familia para consegir progresar adecadamente. La planificación terapética diferencial consiste en la selección, en orden de prioridad, de na actación crativa, correctora o paliativa en el niño o adolescente, s familia y, si fera necesario, s medio ambiente (5). A la hora de aplicar los principios generales de la PCT a la psiqiatría del niño y del adolescente hay qe tener en centa el rápido crecimiento y los grandes cambios qe sceden drante los años de la infancia y la adolescencia. Estos cambios se prodcen tanto en los aspectos físicos como en los mentales, sociales y relacionales. Estos cambios madrativos no se prodcen de na manera niforme ni con n ritmo constante, sino qe se peden apreciar aceleraciones y regresiones brscas, en las qe todos ellos están íntimamente relacionados. CONTENIDOS BASICOS DE VALORACION La entrevista clínica destinada a la valoración psicopatológica de n niño tiene algnas características qe la diferencian de las qe se realizan con n paciente adlto. En el niño existe mcha variedad en las sitaciones clínicas, en las personas cercanas, en las relaciones familiares y académicas y en la presentación de circnstancias imprevistas, lo qe dan a estas entrevistas na dificltad añadida. Como ya hemos dicho, el trabajo es complejo y mltidimensional. Se deben analizar las condctas problema y ver el significado de las mismas en la historia del niño y s familia, la organización psicopatológica del niño, el sistema de interacción familiar y valorar el desarrollo evoltivo. Uno de los aspectos más complicados es el establecimiento de na comnicación con el niño qe sea eficaz, afectiva y qe no se limite a n diálogo (¡y mcho menos a n monólogo!) imbido en na actitd defensiva o excesivamente medicalizada. Para ello debemos conocer las diversas formas de comnicación del niño con los adltos. Diálogo cara a cara. Similar al tilizado con el paciente adlto. Básicamente es la forma qe se tiliza en niños mayores de 11 años, anqe se pede sar en niños más peqeños jnto con algno de los otros medios de comnicación. El lengaje del psiqiatra debe ser accesible al niño, teniendo en centa s edad y nivel intelectivo. Además se debe prestar atención a otras formas de lengaje no verbal, a las qe los niños son especialmente sensibles (tono de voz, gestos...). Dibujos. Una forma eficaz de comnicarnos con el niño, principalmente en menores de 11 años, pede ser el dibjo libre, consistente simplemente en presentarle al niño n folio en blanco y nos lápices e invitarle a qe dibje lo qe qiera. Si el primer dibjo es demasiado convencional (na casa...) pede ser útil proponer n tema para n segndo dibjo (p.e. na familia). Si el niño se inhibe ante na hoja en blanco se pede proponer n tema inicial o tilizar la técnica del garabato de Winnicott, esbozando na forma a partir de la cal se va imaginando na figra. Juegos. Jegos con coches, mñecas otros drante los cales el niño va escenificando ss imaginaciones, dominando s angstia e identificándose con las personas de s entorno. Diálogo imaginario. Jnto con el jego es na técnica my útil en los niños más peqeños (sobre todo en edad preescolar). Algnas formas pede ser na historia inventada o el jego con marionetas. La tilización de no otro modo de comnicación depende de las circnstancias personales del niño (psicopatología, edad, nivel de desarrollo) y del dominio por parte del psiqiatra de na otra técnica. Al igal qe en psiqiatría de adltos, a la hora de registrar la información en la historia clínica de n niño o de n adolescente es conveniente tilizar n formato específico en el qe consten, de forma clara, todos los datos qe obtenemos, tanto del paciente como de familiares, edcadores o de otras personas cercanas. Un ejemplo de formato de historia clínica pede ser el sigiente (Apéndice 1): Apéndice 1. Modelo de historia clínica en psiquiatría del niño y del adolescente 1. DATOS DE FILIACION Hª Nº: Apellidos: Nombre: Sexo: Nombre y Dirección de los Padres: Residencia del Niño: Fecha de Nacimiento: ______/______/_______ Edad: ___ años y ____ meses Lgar de Nacimiento: Tiempo de residencia en la población actal: Profesión de los Padres: Varios (religión, raza, lgar de procedencia en caso de transeúnte o emigrante): 2. INGRESO EN LA RED ASISTENCIAL 2.1. Consulta actual Fecha: _____/_____/_____ Edad del niño: ____ años y ____ meses Responsable del Envío Motivo adcido Tipo de derivación e intervalo entre la decisión de consltar y la conslta Aceptación del niño Aceptación del padre Aceptación de la madre Familiares o acompañantes (Qienes vienen?, Por qé vienen?, Por qé no vienen otros?) 2.2. Primera consulta Fecha:____/____/_____ con ___ años y ___ meses Motivos para iniciar la conslta con n médico (persona qe decidió consltar, motivo por el qe lo decidió, reacciones de otros miembros de la familia, mecanismos por los qe encontraron la solción final) 3. ANALISIS BIOGRAFICO 3.1. Historia connatal Número gestaciones previas Abortos previos o posteriores Planificación del embarazo ¿Cómo fe s embarazo? Edad de la madre en el parto: ______ años Edad del padre:______ años ¿Ingirió medicamentos o sstancias tóxicas drante el embarazo? ¿Ingirió algún medicamento? Drante el embarazo No Sí presentó ....?: Ns/Nc Vómitos Accidentes/tramatismos Bocio Diabetes Infecciones Hipertensión Radiografías Enfermedades médicas ¿Tvo toxemia o eclampsia? ¿Tvo incompatibilidad Rh? Dración del embarazo: _____ meses ¿Canto dró el parto?: ______ horas ¿Recibió algna medicación para facilitar el parto? ¿Existió sfrimiento fetal drante el parto? El parto fe Normal Difícil Problemático Patológico Ventosa Forceps Indción Farmacológica Cesárea Cianosis Sí No NS/NC Ictericia: Sí No NS/NC ¿Cánto pesó al nacer?: ______ kilos y __________ gramos ¿Hbo complicaciones despés de nacer? Incbadora: NS/NC No Sí: _____ días Lámpara/fototerapia: No Sí NS/NC 3.2 Lactancia Materna: _______ meses. Especificar motivo de sspensión: Artificial drante: _________ meses Scción: Problemas al destete 3.3. Desarrollo psicomotor y de la condcta Valoración general Mantvo la cabeza a los: _____ meses Sonrió a los: ______meses Primeros pasos: ______ meses Se sentó solo a los: _____ meses Gateó a los: ______ meses Primeras palabras (papá/mamá) a los: ______ meses Dos o más palabras jntas a los: ______ meses Habló con soltra a los: ______ meses ¿Dejó de hacerse caca por el día?: ______ meses No dejó ¿Dejó de hacerse pipí por el día?: ______ meses No dejó ¿Dejó de hacerse pipí por la noche?: ______ meses No dejó ¿En canto tiempo controló totalmente el pis y la caca desde qe comenzó? ¿Tvo algún problema congénito? ¿Tvo algún problema de sald drante la infancia? ¿Tvo problemas de alimentación en la primera infancia? ¿Tvo dolores de barriga con frecencia? ¿Tvo dolores de cabeza con frecencia? ¿Tvo dificltades con el de seño? ¿Tvo problemas para despertarse? ¿Fe llorón de peqeño? ¿Sigió na evolción y n progreso adecados? ¿En general, fe n bebé..? Fácil Normal Difícil My difícil ¿Fe sociable con otras personas? ¿Cando qería algo, como era de insistente? Nivel del actividad en la primera infancia/primeros pasos 3.4. Historia médico-qirúrgica Vacnación: Adecada No adecada NS/NC Enfermedades qe ha padecido. Secelas prodcidas ¿Le han operado algna vez? No NS/NC Sí Total operaciones: ___________ ¿Draron?: ___________días . Describirlas: ¿Cómo describiría el estado general de sald de s hijo? ¿Cómo es s oído? ¿Cómo es s vista? ¿Coordinación motora grosera? ¿Coordinación motora fina? ¿Cómo es s pronnciación? ¿Tiene algún problema para dormir? ¿Se orina en la cama por la noche? No Sí ¿Se hace caca en la cama por la noche? No Sí:_____días/sem ¿Se hace caca en la ropa drante el día? No Sí:_____días/sem ¿Tiene problemas con el control del apetito? Pica Onicofagia Scción del plgar ¿Tiene algún problema crónico (>2 años) de sald? Especificar ¿Ha tenido algún accidente? Total de accidentes: _____ ¿Hay sospecha de consmo de tóxicos? ¿Antecedentes de malos tratos o de absos físicos?. Especificar: Historia de tratamientos ¿Ha recibido tratamientos con fármacos? Especificar: ¿Ha recibido tratamientos psicológico? Especificar: Desarrollo psicosexal Menarqia No Sí a los ______ años Menstración 3.5. Definición general del carácter del niño Referida por Principal preocpación o problemas ¿Qé estrategias han sido realizadas para corregir estos problemas? Indicar cales han tenido éxito En general ¿qe porcentaje de veces s hijo termina lo qe empieza? En general ¿qe porcentaje de veces s hijo cmple con lo qe se le manda? ¿Con qé frecencia coinciden los padres en la estrategia de disciplina? ¿En la vida del niño, hbo algún acontecimiento estresante? No Sí Divorcio/separación padres Accidentes/enfermedades familia Problemas conygales Pérdida de trabajo de los padres Cambio frecente de colegio Mdanzas frecentes Problemas económicos ¿Presenta el niño algna característica o síntomas qe merezca reseñarse? Describirla: 4. ESTRUCTURA FAMILIAR 4.1. Aspectos sincrónicos/actuales (Estructura familiar, árbol genealógico) ¿Estado civil de los padres? Casados UConsensada Separados Divorciados Vidos El EC actal es desde hace ______ años ¿Cómo de estable ha sido s matrimonio? Descripción general de la familia (edad, profesión y rasgos esenciales). Arbol genealógico Casa donde viven ¿Habitación individal para el niño/a? Descripción global de las características sociales de la familia (Cómo pasan n día de diario y n domingo, navidades, cmpleaños y vacaciones estivales) 4.2. Aspectos diacrónicos Viajes y mdanzas familiares (estancias con otros miembros de la familia; motivos y valoraciones) Reacción de los hermanos al nacimiento del paciente Relaciones familiares (con los padres, con los hermanos) Otras circnstancias reseñables (especificar para cada na la edad del niño en ese momento y como creen qe inflyeron en él, así como qién lo centa). Adopción (motivo, edad, conoció a ss padres, vivió en institciones o centros de ttela) 4.3. Antecedentes familiares Antecedentes familiares psiqiátricos. Describir: Problema/Trastorno médico 5. ESCUELA Y AMIGOS 5.1. Situación académico/escolar previa Gardería Básica Bachillerato Rendimientos generales Relación con amigos. Especificar: Relación con maestros. Especificar: ¿Ha recibido algún programa de edcación especial?. Especificar: Ha sspendido algna vez? Ha sido explsado colegio? Ha repetido crsos? ¿Ha recibido tratamiento adicional para corregir los problemas anteriores?. Especificar: 5.2. Situación académico/escolar actual Colegio actal Crso Repite crso: No Si Rendimientos actales Relación con maestros ¿Facilidad para hacer amigos (comparado con otros niño)? Relación con amigos ¿En término medio cánto le dran las amistades? Psicopatología relacionada con la escela Drante este crso, ... Ha sspendido algna asignatra No Sí nº:___ Ha sido explsado algna vez No Sí nº:___ ¿Tiene algna instrcción adicional para corregir los problemas actales? 6. ENFERMEDAD ACTUAL 6.1. Anamnesis Motivo de conslta (para la madre, para el niño) Inicio, evolción, estado clínico actal 6.2. Cambios vitales 6.3. Examen mental Conciencia Orientación Nivel de atención Memoria Capacidad Intelectiva (CIVerbal/CIManiplativo/CITotal) Afectividad Pensamiento y lengaje Sensopercepción Seño Ntrición y condcta alimentaria Sexalidad Agresividad Psicomotricidad: mímica y motórica Presentación Higiene Biotipo Reacción al examen Fiabilidad y sitaciones ligadas al entrvistador Resaltar y resmir los datos más importantes del EM 6.3. Condicionantes recientes de la enfermedad actual Psicológicos Familiares Ambientales Biológicos Médicos 7. EXPLORACIONES (físico-nerológica, psicológicas y complementarias) 8. FORMULACION DIAGNOSTICA DSM-IV: Eje I: Eje II: Eje III: Eje IV: Eje V: CIE-10-1: CIE-10-2: CIE-10-3: CIE-10-4: CIE-10-5: 9. FORMULACION CLINICO-TERAPEUTICA 10. EVOLUCION y PRONOSTICO (CATAMNESIS) Datos de filiación. Se inclirá el nombre completo, número de historia, edad, sexo, fecha de nacimiento, dirección, origen étnico y pecliaridades cltralesreligiosas. Ingreso en la red asisitencial y motivo de la consulta. Se debe hacer constar, lo más literalmente posible, el motivo por el qe bsca ayda. Si el niño es demasiado peqeño o no es capaz de verbalizarlo, indicaremos lo qe dice na tercera persona (padre, acompañante, edcador...). Además se debe anotar el nombre de s pediatra o médico general y el número de teléfono de los parientes más cercanos y de donde reside (caso de colegios o institciones) Análisis biográfico. Se registra información sobre la biografía, tanto normal como patológica del niño. Los datos se ordenarán cronológicamente. Con relación al desarrollo prenatal debemos registrar si el embarazo era deseado, la sitación familiar drante el embarazo y la sald de la madre, haciendo hincapié en el posible so de medicamentos o consmo de tóxicos y el padecimiento de enfermedades infecciosas. También es conveniente informar sobre el rol del padre drante el embarazo y las expectativas de la familia (si qerían qe fera niño o niña, nombres qe le bscaron) y si reemplazó a algún hermano por aborto o merte. Se indicará cómo fe el parto, si precisó cesárea o algún tipo de ayda y calqier complicación o defecto drante el nacimiento. Se especificarán los meses de lactancia materna y artificial y si hbo problemas con el destete. Respecto a las primeras etapas de la vida, indicaremos calqier problema qe srja en el seño o la alimentación, edad a la qe se prodce la primera sonrisa, sentarse, ponerse en pie, primeros pasos. Se describirá la relación temprana madre-niño, jnto con posibles enfermedades de los cidadores y cómo han podido afectar al bebé. También se describirá a cada hermano y las relaciones tempranas con ellos (aspectos de afecto y de rivalidad). Se especificarán, con el mayor detalle posibles, la presencia de condctas anormales (balanceo, gritar, golpearse, rabietas, chparse el dedo, mal control de esfínteres, morderse las ñas), retrasos en el desarrollo motor, del habla y de la socialización (actividades de jego, independencia, búsqeda de interacciones sociales). Estructura familiar. Sele sarse el diagrama, árbol genealógico, donde se hacen constar los nombres y edades de los parientes vivos y la edad y momento de la merte de los desaparecidos. Se hará constar los familiares qe sfrieron problemas psicológicos y, si es posible el diagnóstico de los mismos. Es conveniente señalar qiénes y cómo son las personas más cercanas al paciente y cómo inflyen en s edcación y modo de vida. Investigaremos las personas qe se relacionan con la disciplina del niño, qé personas se la imponen y qé tipo de castigos, con el efecto de los mismos en la condcta del niño. También se deben inclir otro tipo de acontecimientos (merte de algún familiar, separación de los padres, segndas npcias) y el impacto qe ha prodcido en el niño. Según la edad del niño, se bscarán detalles sobre la pbertad, cambios biológicos prodcidos y s cronología, jnto con la inflencia de los mismos en el desarrollo psicológico y social. Se examinarán los posibles desencadenantes de estrés psicológico: relación con las figras de atoridad, con los familiares y compañeros. También se detallará la vida en la escela, experiencias en la gardería y cómo se adaptaba a las sitaciones sociales. Reacciones del niño la primera vez qe salió de casa y fe a la escela. Además es importante el desarrollo intelectal. Asignatras favoritas, en cáles ha destacado y en cáles ha casado problemas, y si ha repetido algún crso indicar las razones. Se explorará también si el niño ha sido enfermizo en esta época o con propensión a los accidentes. Escuela y amigos. Descripción de la sitación escolar tanto la previa como la actal. También se detallará la vida en la escela, experiencias en la gardería y cómo se adaptaba a las sitaciones sociales. Reacciones del niño la primera vez qe salió de casa y fe a la escela. Además es importante la valoración del desarrollo académico y de las asignatras favoritas, en cáles ha destacado y en cáles ha casado problemas, y si ha repetido algún crso indicar las razones. Enfermedad actual. Se hará constar cronológicamente (inicio/ evolción/estado) el desarrollo de los hechos scedidos desde el inicio de los síntomas hasta el momento de la entrevista, inclyendo la alteración en el fncionamiento general del paciente, tanto en la esfera psicológica como biológica y social. Se deben hacer constar todos los síntomas relevantes, jnto con los estresores precipitantes y mantenedores. Se debe realizar na descripción de todas las áreas de fncionamiento del niño o adolescente. Anqe la exploración psicopatológica se pede realizar de diferentes formas, conviene segir n formato estrctrado para anotar lo qe hallemos (Tabla 7). Tabla 7. Formato para la realización de un examen mental I. Funciones neuropsicológicas Conciencia Orientación Atención Memoria II. Capacidad intelectiva III. Afectividad Tristeza/manía/ansiedad IV. Pensamiento y lenguaje Crso/Contenido V. Sensopercepción VI. Comportamiento instintivo Seño Condcta alimentaria Sexalidad Agresividad VII.Psicomotricidad Mímica/Motórica VIII.Descripción general y respuesta a la entrevista IX. Fiabilidad y Situaciones ligadas al entrevistador I. Funciones neuropsicológicas. Describiremos el nivel de conciencia, el nivel de orientación temporal (día, semana, mes, año) y espacial (dónde está, cidad, nombre del lgar) y personal (qién es él, las personas de s alrededor, ss familiares). También constará el nivel de atención y memoria, cómo se halla la capacidad de registro, retención y recperación de datos, jnto con la memoria inmediata, reciente y remota. II. Capacidad intelectiva. Se debe valorar el nivel de inteligencia según los logros consegidos por el niño respecto a s edad y ambiente. En caso de qe se peda presponer anormalidades en el nivel intelectivo peden tilizarse los tests específicos. III. Afectividad/estado de ánimo. En los niños tiene mcha importancia la inferencia qe hace el psiqiatra respecto del estado de ánimo del niño, tanto como lo qe él o los padres nos refieran. Observar si el niño se ve deprimido, exaltado, irritable, ansioso, con miedo, clpable, atodepreciativo. Oscilaciones en el estado de ánimo, profndidad de las flctaciones (labilidad afectiva). Se debe anotar la expresión predominante (afecto aplanado, expansivo, deprimido, lábil, ansioso, temeroso..) y si la expresión emocional es adecada o inadecada a la cltra, contenido ideativo y el contexto. IV. Pensamiento y lenguaje. Se valorará tanto el crso como el contenido del pensamiento. Dentro del crso, se evalará cómo formla, organiza y expresa los sentimientos. En la prodctividad (fljo del pensamiento) se evalúa la escasez/sobreabndancia de ideas, si hay fga de ideas, pensamiento rápido/lento, si habla de forma espontánea o sólo responde a pregntas. En la continidad del pensamiento valoramos si las respestas son relevantes/irrelevantes, las asociaciones libres, afirmaciones lógicas o tangenciales, circnstanciales, evasivas o perseverantes. Además valoraremos si se prodce bloqeo o distraibilidad. También se anotarán posibles alteraciones qe se manifiesten en el lengaje: habla incoherente, asociaciones por el sonido, neologismos, ecolalia. Con relación al contenido del pensamiento, valoraremos las alteraciones del mismo (sistema delirante, tema de los delirios, grado de organización y cómo afectan a la vida del niño). Se debe hacer referencia al tipo de delirio (somático, de referencia e inflencia, congrencia con el estado de ánimo, etc.). Se explorarán las preocpaciones del niño: pensamientos, obsesiones, complsiones, fobias, ideas hipocondríacas. Para valorar el pensamiento abstracto es fndamental la edad del niño o adolescente, ya qe éste se forma en las fases más avanzadas del desarrollo del pensamiento. La concretización (incapacidad de abstracción) es reflejo de etapas más precoces del desarrollo del pensamiento en la niñez, y se pede valorar pregntando por similitdes o diferencias, y especificando la idoneidad de las respestas. Hay qe valorar la capacidad el niño para centrarse en na tarea y mantener s atención así como la distraibilidad a estímlos externos. El niño con déficit de concentración no esccha lo qe se le dice y cambia de actividad sin centrarse en ningna. Se debe investigar si en el colegio termina las tareas. La falta de atención se manifiesta más en sitaciones de abrrimiento y fatigabilidad. V. Sensopercepción. En el niño son más frecentes las alcinaciones aditivas qe visales. Voces qe hablan sobre él, voces qe hablan entre sí, voces imperativas, ridos o sonidos. Las alcinaciones visales selen relacionarse con el cadro general. Conviene anotar con detalle las características de las alcinaciones. Las alcinaciones visales, olfativas o gstativas sgieren n posible trastorno mental orgánico, sobre todo si se presentan en asencia de alcinaciones aditivas. Peden aparecer sensaciones de cambio personal o percepción de qe se deforma, engorda o adelgaza algna parte de s cerpo. VI. Comportamiento instintivo. Registramos cómo el niño o adolescente es capaz de controlar ss implsos hostiles, agresivos, afectivos o sexales. VII. Psicomotricidad. Se anotará la condcta motora del niño (marcha, agilidad de movimientos, movimientos involntarios o anormales) y el ritmo de movimiento (tamborilear con los dedos, inqietd, hiperactividad, etc.). VIII. Descripción general y respuesta a la entrevista. Se valorará el aspecto general del niño (características faciales, higiene, altra, peso, edad aparente/cronológica, aspecto feminizado o masclinizado según s sexo, aspecto saldable o enfermizo) y la actitd hacia el psiqiatra: cooperativo, amigable, defensivo, hostil, evitativo. Oscilaciones a lo largo de la entrevista. Registraremos el grado de conciencia o comprensión qe tiene el niño/ adolescente de sfrir n problema o enfermedad, así como la capacidad de revisar las casas y llegar a na solción. IX. Fiabilidad. Registraremos la fiabilidad de la información obtenida, tanto del paciente como de las demás personas qe nos la han aportado. La fiabilidad depende tanto de la capacidad intelectal y patología psíqica de los informantes, como de la motivación de los mismos. Exploraciones. En toda historia clínica psiqiátrica, pero particlarmente en psiqiatría infantil, debe realizarse na exploración física general para descartar o confirmar posibles enfermedades físicas. Dentro de la exploración física se debe prestar especial atención a la realización de na detallada exploración nerológica y de los estdios complementarios necesarios. Hoy en día se tilizan diversos tipos de exploraciones médicas tales como estdios de marcadores biológicos (determinación de aminas, precrsores y metabolitos, estdios de actividad enzimática, estdios de receptores, prebas neroendocrinas y prebas farmacológicas), estdios nerofisiológicos, registro poligráfico del seño y exploraciones por neroimagen tales como la tomografía axial compterizada (TAC), resonancia magnética nclear (RMN) o, en el ftro, tomografía por emisión de positrones (TEP). Dentro de la evalación clínica, las exploraciones psicológicas son n método de ayda y de aporte de datos para qe podamos llegar a la comprensión integral del niño o adolescente. Los tests psicológicos son prebas estandarizadas y contrastadas qe permiten comparar los resltados obtenidos por n niño con n grpo control. De na forma general, se peden clasificar los tests en tests de nivel intelectivo y tests de personalidad, qe a s vez peden ser tests proyectivos o cestionarios de personalidad. Existe na gran cantidad de tests qe se tilizan según las características particlares de cada niño, fndamentalmente la edad. El hecho de qe hasta los 3-4 años no exista n lengaje sficientemente desarrollado marca el límite: antes de esta edad se tilizan los tests preverbales, despés ya se tilizan tests en los qe interviene el lengaje fndamentalmente. Los tests intelectivos se tilizan para medir la inteligencia del niño y valoran el éxito o el fracaso, frente a na serie de tareas, ya estandarizadas. Los resltados globales se expresan en cocientes de desarrollo o cocientes intelectales qe gardan mcha relación con la edad. Los tests preverbales se tilizan en niños menores de 5 años y, según las respestas obtenidas, valoran los resltados mediante n cociente de desarrollo (cociente de desarrollo = edad de desarrollo/edad cronológica) el cal sele tener algna relación con coeficiente de inteligencia (CI) qe ese niño tendrá en la adolescencia. Algnos de estos tests son el Test de Gessel, Test de Brnet-Lézine o el Test de Casati-Lézine. Test entre 4 y 10 años se tilizan tests como el de Binet-Simon y ss derivados, Test de Terman-Merrill y la Neva escala métrica de inteligencia (NEMI). Estos tests no tienen en centa las fnciones intelectales individales qe entran en jego en la valoración de la capacidad intelectiva. Los resltados se dan con referencia a la edad y expresan el grado de dispersión respecto a na media de edad. Determina el Cociente Intelectal (CI= Edad mental/edad cronológica) y s principal problema de estos tests es qe los resltados están my inflenciados por las adqisiciones. Weschler Intelligence Scale for Children (WISC, WISC-R) y WPPSI (en s versión preescolar). Estas prebas son derivadas del WAIS (Weschler-Belleve Adlt Intelligence Scale) el cal sólo pede ser tilizado a partir de los 12-15 años. El WISC se sa desde los 6 años y el WPPSI en niños de 4-6 años. El WISC comprende 6 sbtests verbales y 6 no verbales. Se obtiene na nota verbal y otra maniplativa, qe combinadas dan na nota global (CI) la cal es n resltado estadístico (n CI de 100 corresponde al percentil 50). Es n CI estándar, a diferencia del CI de edad del test de Binet-Simon. Tests intrmentales. Tienen como fin la exploración de aspectos determinados de las fnciones cognitivas (lengaje, organización espacial, esqema corporal...). Los más importantes son el Test de imitación de gestos de Berges-Lézine (explora el conocimiento del esqema corporal), Test de Bender (explora la organización grafoceptiva), Test de la figra de Rey (explora la organización espacial, la atención y la memoria inmediata), Test de Benton (evalúa la organización visomotriz y la memoria diferida). Tests para la exploración del lengaje son el Borel-Maisonn y Test de lexicometría (de l'Aloette) Los tests de personalidad no dan como resltado na pntación, sino na valoración calitativa de los componentes afectivos de la personalidad. Todas las respestas emitidas son válidas y significativas. Se peden dividir en dos grpos: cestionarios y tests proyectivos. Los cestionarios de personalidad son cestionarios atoaplicados, basados en el MMPI. (Minnesota Mltiphasic Personality Inventory). Este tipo de cestionarios no se peden aplicar antes de los 16-18 años. Otros cestionarios de este tipo son : 16PF (cestionario factorial de personalidad), EPI (cestionario factorial de personalidad), EPQ (cestionario de personalidad), CAQ (cestionario de análisis clínicos). Los tests proyectivos se basan en la aceptación de qe toda la proyección pede ser interpretada. Se expone al sjeto a n estímlo sficientemente ambigo para qe proyecte s problemática interna. Las condiciones en qe se realiza el examen deben ser favorables. Estos tests son my útiles en psiqiatría infantil. A continación vamos a referirnos a los de más frecente so en clínica diaria. El Test de Rorschach se compone de 10 láminas compestas por manchas con simetría axial. Se interpretan los datos obtenidos a distintos niveles. Se considera el modo formal de las respestas y ss contenidos. El TAT (Test de apercepción temática) está formado por 30 láminas qe representan escenas con personajes y sobre las qe se debe contar na historia inventada, acorde a lo qe sgiere el material. En el CAT los personajes hmanos han sido sstitidos por animales y está destinado a niños peqeños. El test Pata negra consiste en na serie de dibjos en los qe hay na familia de cerditos, en la qe no de ellos tiene na pata negra, qe se encentra en sitaciones qe exploran los diversos conflictos infantiles. Otros tests de este grpo peden ser el Test de Rosenweig (evalúa la tolerancia a la frstración), el Test de Bonnet Stein (frases qe hay qe completar) y el Test de las fáblas de Düss. Los tests de la familia, de la figra hmana y el del árbol son variantes del dibjo infantil qe sólo precisa n material simple (na hoja y n lápiz) y en ellos intervienen tanto las calidades prácticas y cognitivas del niño como las proyectivas. Formlación diagnóstica Formlación Clínico-terapética Evolción y pronóstico (catamnesis) Tabla 8. Clasificación de los tests según la edad de aplicación Menores de 5 años: Gessel Brnet-Lézine Casati-Lézine 2-6 años: Sceno-test de Von Staabs 3-11 años: Berges-Lézine CAT Pata Negra 4-7 años: Bender WPPSI 4-10 años: Binet -Simon Mayor de 4 años: Terman-Merrill 5-12 años: Zazzo 6-15 años: WISC 8-11 años: Mises Perron-Borelli Mayor de 8 años: Benton Mayor de 11 años: TAT Mayor de 15 años: WAIS Mayor de 17 años: MMPI A todas las edades: Rorschach BIBLIOGRAFIA 1. Alonso Fernández F. Fndamentos de la Psiqiatría actal. Madrid, Ed. Paz Montalvo, 4.ª edición, 2 tomos, 1979, pp:133. 2. American Psychiatric Association: Diagnostic criteria from DSM-IVTM. Washington, American Psychiatric Press, 1994. 3. APS-Comission on Psychiatric Therapies. Chairman: TB Karas (1984): The Psychiatric Therapies. Washington, American Psychiatric Press, 1984. 4. Diccionario médico Roche. Barcelona, Ediciones Doyma, 1993. 5. 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Los déficits, en particlar en las esferas sensorial, motórica o mental, peden empañar y alterar el desarrollo madrativo normal. Es en este sentido, qe el examen psicomotor adqiere importante relevancia en paidopsiqiatría. Las prebas qe se exponen en esta sección se refieren principalmente a la exploración del niño. En el adolescente, objeto de modificaciones corporales intensas, la imagen del cerpo y el esqema corporal son pntos capitales de exploración. INTERROGATORIO Segirá las patas de la historia clínica, núcleo fndamental de na orientación diagnóstica correcta. Habrá qe precisar con claridad el cadro clínico. Será preciso renir todos los datos personales y familiares del niño o adolescente. Nos centraremos ahora en algnos aspectos generales de la anamnesis y del desarrollo neropsicológico: Embarazo e incidencias. Motor y psicológico: reflejos arcaicos, postra, dominancia lateral, coordinación y eqilibrio, actividades perceptivas. Intelectivo: diferenciación específica a partir de los 6 años, prelógico, concreto; qehaceres habitales, jegos y relajación. Hábitos higiénicos: control de esfínteres. Lenguaje: expresión y comprensión. Historia médica. Desarrollo emocional. EXPLORACION Distingiremos dos niveles prácticos, la Motricidad gresa y la Motricidad fina: Motricidad gruesa Tono msclar. Desarrollo postral. Coordinación. Esqema corporal. Mociones perceptivas. Motricidad fina Prensión y maniplación. Coordinación visomotriz y visoespacial. Tono muscular Todo movimiento es el resltado de la actividad neral de mchas fentes qe actúan sobre neronas motoras primarias, las qe a s vez reciben aferencias del nervio periférico, de la nión neromsclar y fibras msclares. El tono es no de los resltados finales de este complejo sistema. Por otra parte, se ha enfatizado sobre el papel qe jega el tono msclar en lo qe se ha denominado el "diálogo corporal" o expresión corporal de afectos, emociones y experiencias o procesos cognitivos de natraleza compleja y difícil determinación en elementos aislados (Bcher, citado por Márqez Sánchez MO) (1). De esta acepción se ha derivado la de hábito tónico, na forma de habitar la propia corporeidad y de encontrarse en el mndo. Al evalar la tonicidad, hay qe recordar qe el recién nacido normal es hipertónico (predominio en el tono flexor de ss extremidades), debido al infljo de las estrctras sbcorticales, mientras el desarrollo cortical no inhiba este efecto, hecho qe acontecerá gradalmente drante el primer año. En la sistematización de Bcher para exploración de la tonicidad (1), se evalúan tres aspectos fndamentales: extensibilidad, pasividad y relajación. La extensibilidad se estima por: a) presión para flexionar brazo, antebrazo y mñeca; b) flexión de pierna sobre mslo y mslo sobre tronco. Las observaciones inclyen: hiperlaxia, variaciones brscas del tono, anclajes de la contracción y recperación correcta. La pasividad por movilización activa de miembros speriores e inferiores; las observaciones son: no resistencia, no contracción, balanceo y tensión correcta. La relajación se evalúa en decúbito spino; las observaciones: ansiedad, rigidez, reticencia y satisfacción. Desarrollo postural y locomoción Como ya expsimos, la hipertonía propia del recién nacido disminye a la vez qe se incrementa el tono axial, propiciándose la postra erecta, lo qe ocrrirá entre 6 meses y 1 año. Con carácter orientativo: Reptación entre 2 y 3 meses. Control de la cabeza sentado hacia los 3 meses. Posición erecta del cerpo con ayda alrededor de los 8 meses. Se sostiene y camina sjeto hacia los 9 meses. Camina sin ayda desde los 10 meses. Deamblación bien establecida entre 15 y 18 meses. Corre, sbe y baja escaleras a los 2 años. Coordinación Esta fnción, básicamente cerebelosa, se explora observando al niño en actividades como el vestirse, correr, sortear obstáclos... Prebas más específicas son: talon-rodilla, dedo-nariz, entre otras. Esquema corporal Es la representación qe cada no se hace de s propio cerpo. Actalmente se entiende qe s adqisición se realiza a los 12 años. Los estdios conclyen en qe es na fnción parietal. Entre las alteraciones del esqema corporal se describen las somatoagnosias. La atopognosia es la incapacidad para reconocer partes del propio cerpo, del cerpo de otros o de figras y también de señalarlas y denominarlas (no confndir con afasia). En la agnosia digital no se distingen entre si los propios dedos, en la agnosia derecha-izqierda, está afectada la diferenciación entre ambos lados. Existen varias maniobras para explorar el esqema corporal: Partes del cerpo. Pedir al niño qe identifiqe partes de s cerpo qe el examinador va señalando. A los dos años el niño tiliza el lengaje y sabe qe algnas partes de s cerpo tienen nombre. Diferenciación derecha-izqierda. Un niño de 6 años sabe cál es s derecha y s izqierda. Benton ha diseñado prebas de dificltad creciente para evalar esta fnción (2). Agnosia digital. Antes de los 2 años, los niños saben qe tienen dedos en manos y pies, anqe desconocen s número, el conocimiento de los números 1 al 5 y 5 al 10 evolciona con el conocimiento de los dedos. Despés de los 4 años, los dedos se tilizan para contar, smar y restar. Nociones perceptivas Existen mchas prebas para explorar la orientación espacial del niño. El tablero de Terman y Merril consta de tres figras: triánglo, círclo y cadrado, qe deben ser encajados en ss contornos respectivos, registrándose el tiempo empleado y la colocación correcta. Las figras de Gesell peden ser my útiles al respecto. Prensión y manipulación Como patas generales sobre la prensión: a los 4 meses es palmar, a los 10, digital con el índice extendido y hacia los 12 meses hay correcta aposición del plgar. a los 15, la liberación prensil es correcta, de los 15 a los 18 meses la prensión de lápiz y cchara es más bien palmar y a los 3 años se adqiere la correcta prensión (1). En lo referente a la maniplación; a los 4 meses es capaz de alcanzar objetos; a los 6 mestra movimientos bimanales y simétricos; a los 10 manifiesta ser nidiestro; a los 12 es capaz de pasar las hojas de n libro; a los 15, de pie o sentado, tira, arrastra y traslada objetos, come algnas cosas por sí solo, coopera al vestirlo y hace torres con 6 cbos; a los 3 años hace torres con 9 cbos e inicia actividades por si mismo como lavarse, secarse las manos, intenta ponerse los zapatos (1). Coordinación visoespacial y visomotriz La incapacidad para analizar complejas constelaciones de estímlos o para tradcir percepciones en acciones motoras adecadas, es propia de la enfermedad cerebral. La capacidad del nivel visoperceptivo se explora por medio de test qe exijan el reconocimiento de figras fragmentadas o escondidas. La capacidad visoconstrctiva por medio de la constrcción de figras tridimensionales. El Test gestáltico visomotor de Bender aporta valiosa información acerca del fncionamiento de dicho nivel (3). EXAMEN DEL LENGUAJE El lengaje ha sido definido como "el resltado de na actividad nerviosa compleja qe permite la comnicación interindividal de estados psíqicos a través de la materialización de signos mltimodales qe simbolizan estos estados de acerdo con na convención propia de na comnidad lingüística" (Lecors, citado por Peña Casanova J.) (4). Así como en el adlto el lengaje es na sitación claramente estrctrada, en el niño la sitación es bien distinta, toda exploración debe sitarse en el contexto del desarrollo evoltivo. Con Ajriagerra (5) señalaremos tres etapas en el desarrollo ontogénico del lengaje: prelengaje, peqeño lengaje y lengaje. Prelenguaje (hasta 12-13 meses). Partiendo de los gritos qe expresan malestar fisiológico, se constitirán las formas de comnicación entre el niño y el medio. Por medio de los primeros sonidos expresará toda na gama de sensaciones qe van desde cólera a placer. Hacia el primer mes aparecerá el balbceo, na serie de sonidos no especificados en respesta a nos estímlos también inespecíficos. Entre 6 y 8 meses, aparece el período de ecolalia, el bebé responde a la palabra del adlto mediante na especie de melopea homogénea y contína. Pequeño lenguaje (hasta los 3 años). Aparecerán (10-13 meses) las primeras secencias dotadas de sentido, generalmente en n contexto de ecolalia; serán sonidos de pobre rendimiento, pero de fácil comprensión ("mamá", "papá"...). A los 12 meses n niño pede haber adqirido n vocablario de 5-10 palabras, a los 2 años el vocablario pede ser de hasta 200 palabras. Con la adqisición de nevas palabras, el vocablario se modifica como sistema activo en elaboración; las adqisiciones en el campo del vocablario originan cambios en el campo de la frase. Hacia el año y medio, el niño tilizará las mismas palabras para diversas sitaciones y, a la inversa, mchas palabras de varios significados para la misma sitación. Por entonces el niño comenzará a realizar el empleo diferenciado de los elementos de la frase; tilizará palabras-frase antes de nir las palabras en la relación sjeto-predicado, practicando na rdimentaria sintaxis. Lenguaje (a partir de los 3 años). Se caracteriza por n enriqecimiento cantitativo (gran amento del vocablario) y calitativo (abandono de las estrctras del lengaje infantil sstityéndolo por constrcciones similares a las del lengaje del adlto). La introdcción del "yo", es na primera etapa en este contexto. A los 4 ó 5 años, con na organización semiótica my compleja, el niño podrá prescindir del soporte no verbal para comnicarse; pasa así del lengaje implícito (precisa información extralingüística) al lengaje explícito (se basta a sí mismo). A los 5-6 años se posee n bagaje verbal bastante amplio, para algnos atores sólo sería necesario incrementar el vocablario. De todos modos, aún falta n ben trecho hasta qe el lengaje se convierta en n aténtico instrmento del pensamiento, llegando a la plena conceptalización (6). INTERROGATORIO Sigiendo el método clínico se precisarà claramente la enfermedad actal y se realizará na ananmesis global, de la qe entresacamos algnos apartados por s relevancia: Antecedentes patológicos del lengaje familiar. Enfermedades específicas (trastornos aditivos...). Lenga o lengas diferentes entre padres-hijos. Escolaridad (adaptación, crso actal, lenga...). Medicaciones potencialmente tóxicas. Lengaje y comnicación: · expresión: grito, balbceo, imitaciones, onomatopeyas, primeras palabras, palabras-frase, frases simples y complejas. · comprensión: nla, reacciones a sonidos familiares, frases interrogativas, órdenes y abstracción. EXPLORACION La mestra del lengaje obtenida en la conversación con el niño, proporciona información my útil sobre las habilidades qe ha adqirido en el manejo del lengaje, s vocablario, s actitd para asmir las reglas de la sintaxis y sobre la flidez del habla. Los sigientes pntos merecen especial consideración (7): Número de palabras diferentes utilizadas. Observar la forma del vocablario: amplio, promedio, escaso. Tipo de respuestas. El so de frases my breves (de na sola palabra) en n niño de tres años o más, indica retraso en la adqisición de las estrctras del lengaje. Integridad y complejidad de las respuestas. Canto mayor sea el niño, más avanzada será s sintaxis. Hay qe estar alerta para reconocer: mal so de pronombres (no tilizar correctamente el "yo", "mi" y el "mio"), inadecación de los tiempos de los verbos, confsiones en el so de nombres en plral, secencias erróneas de palabras al formar frases y dificltades para formar frases negativas e interrogativas. Flidez del habla. Una peqeña falta de flidez qe acontece en escolares cando están insegros de lo qe van a decir, cando compiten o están algo ansiosos, es aceptable y se considera normal. Otro problema es la disfemia, en la qe se prodcen gran cantidad de repeticiones desordenadas, formladas con dificltad y atropelladamente. Entre las alteraciones del lengaje describiremos brevemente las sigientes: Disartria. Trastorno de la articlación del lengaje por alteración del control msclar de los mecanismos del habla. Es n trastorno motor del habla de origen nerológico, casado por lesión del sistema nervioso central o periférico. Disglosia. Trastorno de la expresión del lengaje por alteraciones anatómicas de los órganos fonatorios (4). Dislalia. Trastorno en la prodcción fonológica, generalmente por dificltad en el aprendizaje de los rasgos distintivos de los fonemas (4). Peden ser aisladas o asociadas a retrasos evoltivos del habla. Disfonía. Alteración de las características acústicas de la voz. S grado extremo es la afonía. Retraso del lengaje. Falta del desarrollo del lengaje a la edad qe normalmente se presenta. Estos trastornos abarcan n espectro qe va desde la dislalia hasta la afasia congénita. Dislexia. Dificltad en la adqisición de la lectra en la edad promedio habital, en asencia de déficit sensorial. Afasia. Trastorno adqirido del lengaje por lesión cerebral. Generalmente no ocasiona en el niño la devastadora clínica qe origina en el adlto, merced a las posibilidades brindadas por nmerosas vías spletorias. EXPLORACION MEDIANTE TECNICAS PSICOMETRICAS En los albores del pesamiento del presente siglo, Alfred Binet, psicólogo, y Theodor Simon, médico, elaboraron na escala de inteligencia standarizada para so en centros edcativos. Desde entonces, la noción de medida en psicopatología, así como la necesidad de someter la evalación clínica a las nevas exigencias metodológicas, han favorecido la creación de n gran número de prebas psicométricas. Las escalas de evalación en Psiqiatría infanto-jvenil, peden ser clasificadas según algnas características: Forma de la medida Atoevalación. Heteroevalación. La atoevalación reslta realista cando la formlación es adecada al nivel de desarrollo del niño y asiste n acompañante qe pede cerciorarse de la clara comprensión. La heteroevalación reúne información de diversas fentes (eqipo médico o entorno del niño), adapta la entrevista la nivel del niño y evita calqier referencia al nivel de lectra. Naturaleza de la medida Escalas de nivel. Escalas de personalidad. Escalas sindrómicas. Escalas globales. ESCALAS DE NIVEL Inclímos bajo este epígrafe, las escalas de madración psicopedagógica e inteligencia. "Baby test".-Test de Gesell, Brnet-Lézine. Evalúan na serie de comportamientos baremados para cada edad, estdiando parámetros relacionados con condcta verbal, motriz, personal-social y adaptativa. Se aplican al lactante y al niño peqeño. Obtienen na edad de desarrollo (ED) y n coeficiente de desarrollo (CD), qe relaciona la edad del desarrollo con la edad real (8). Binet-Simon, Terman Merrill, NEMI. Se aplican en la segnda infancia. Parten del original de Binet. Son escalas de edad qe tradcen para cada niño el adelanto o retraso de desarrollo intelectal, definiendo na edad mental (EM). Han sido criticados por conceder excesiva importancia a las adqisiciones escolares (8). Escalas de maduración neuropsicológica. Test de Bender (organización perceptiva), escalas de estdio de la lateralidad, de la coordinación y escalas madrativas (Otzeretzky, Picq-Vayer). Escalas de Inteligencia. El Wechler Preschool and Primary Scale of Intelligence, para niños entre 4 y 6 años y ss versiones para niños mayores, distingen las prebas del lengaje de las no-verbales. El WISC comprende 5 sbtests verbales (información, comprensión, semejanzas, vocablario, aritmética) más no splementario (dígitos) y cinco sbtests maniplativos (figras incompletas, historietas, cbos, claves, rompecabezas) más no splementario (laberintos); combinando el conjnto de los sbtests de cada na de las escalas se obtiene na pntación verbal y na maniplativa, cya combinación da na nota global (CI). Se trata de notas estadísticas baremadas sobre na media de 100 y na desviación estándar de 15; por lo cal la normalidad estará entre 85 y 100. El CI debe ser valorado, ante todo, en n contexto clínico, qe tenga en centa cales han sido las condiciones al realizar la preba. Por otra parte, la fiabilidad test-retest en niños es menor qe la qe se observa en adltos; variabilidad qe pede abarcar la desviación estándar y en algnos casos más pntos (8). Escalas de evaluación psicopedagógica. Entre ellas, mencionar: la Preba de Comprensión Lectora (CL) de A. Lázaro Martínez, Dos Prebas de Comprensión Lectora (CLT) de A. Sárez Yáñez y P. Moncra (9) y el Test de Análisis de la Lectoescritra (TALE) de J. Toro y M. Cervera (10). TEST DE PERSONALIDAD Estdian los componentes afectivos de la personalidad, realizando na evalación cantitativa de los procesos psíqicos qe participan en la organización de la personalidad. Dos tipos: cestionarios y tests proyectivos. Cuestionarios. C. de personalidad infantil de Cattell. Diseñado para ser respondido por niños de 6 a 12 años, pntúa refiriéndose a 12 rasgos de personalidad analítico-factoriales. No ha sido tilizado de modo generalizado (2). Tests Proyectivos. Basados en el concepto de proyección. La interpretación de n estímlo reside en la problemática interna del sjeto. Comentaremos tres: Test de Rorschach. Se pede aplicar al niño sin más limitación qe las posibilidades de expresión verbal. Consiste en 10 manchas de tinta: cinco en blanco y negro, las restantes policromadas, qe se presentan en cartlinas nmeradas (I a X). La técnica de interpretación se basa en prespestos psicodinámicos (procesos primario y secndario, nivel de organización libidinal, mecanismos de defensa del yo...). En n primer nivel se analiza: respestas globales en relación a los detalles, importancia de los detalles blancos, calidad de los determinantes formales, respestas cinestésicas y de color (definen la resonancia íntima: extrovertido, introvertido, ambigüo o coartado), respestas totales por lámina...En el segndo nivel: la natraleza de los procesos psíqicos qe articlan el nivel perceptivo con el imaginativo (11). Test de Apercepción Temática (TAT). Compesto por 30 láminas qe presentan escenas con personajes en sitación ambigüa, excepto la última qe es blanca. El paciente debe contar na historia inventada de acerdo con el material qe se le ha presentado. Pede aplicarse a partir de 11-12 años. "Lápiz y papel". Qe precisa n material my redcido y es na variante del dibjo infantil. La observación de cómo manipla el niño el lápiz y el papel, proporciona información valiosa. El dibjo de la figra hmana, del árbol, de la familia, son instrmentos axiliares en la exploración. ESCALAS SINDROMICAS Hiperactividad Escala de Conners (12). S objetivo es evalar la condcta en casos de T. hipercinético. La escala para padres consta de 93 items qe estiman la gravedad sintomática y las circnstancias de aparición de la sintomatología. El cestionario para maestros consta de 39 items, qe exploran la participación grpal, las relaciones con la atoridad y la condcta general. Existe na forma abreviada, con los 10 items más sobresalientes, y pede ser realizada por padres, maestros o calqier otro observador en los protocolos de tratamiento. Por análisis factorial se perfilan catro factores: trastornos de condcta, distraibilidad-pasividad, hiperactividad y tensión-ansiedad. Otras escalas: "Diagnostic Interview for Children and Adolescent (Loney, 1.987), " Hiperkinetic Rating Scale (Davis) y el Inventario para Maestros de Qay y Peterson. Depresión "Children Depressive Rating Scale-Revised", (CDRS-R) (Escala de pntación de la depresión en la infancia- revisada) (13). Inspirada en la escala de depresión del adlto de Hamilton. Consta de 17 items, 14 precisados sobre el discrso del niño, 3 referidos al plano no verbal. Cada item se pntúa de 1 a 7; significando 1 n comportamiento normal, 3 na patología leve y 5 o más na psicopatología severa. Algnos items como los referidos a seño, alimentación y los aspectos verbales pntúan de 1 a 5. Una pntación final de 40 a 60 caracteriza n estado depresivo moderado o ligero; sperior a 60 estima n estado depresivo severo. "Children Depression Inventory" (CDI) (Cestionario de depresión para niños) (14). Es na adaptación del cestionario de Beck de la depresión (BDI). Consta de 27 items, a cada no de los cales corresponden tres frases, nmeradas de 0 a 2. El niño debe escoger la qe mejor se adecúe a s estado afectivo en los últimos días. Se aplica a niños y adolescentes de 7 a 17 años. Otras escalas y cestionarios estrctrados son: "Schedle for Affective Disorders and Schizophrenia", (K-SADS) (Cestionario infantil para los trastornos afectivos y la esqizofrenia) (15), y el "Diagnostic Interview for Children and Adolescent", (DICA) (Entrevista diagnóstica para niños y adolescentes) (16). Trastorno obsesivo compulsivo "Leyton Obsessive-complsive Inventory-Children Version", (LOI-CV) (Inventario de obsesiones de Leyton) (17). Es na adaptación de la versión del adlto. Consta de 44 items, qe se responden entre sí o no, según estén presentes o asentes. Se valora también la interferencia qe en el fncionamiento del niño ocasionan las obsesiones y ritales y la capacidad del niño de resistir las complsiones. Se aplica a niños y adolescentes de 8 a 18 años. Es na escala de atoevalación. El LOI-CV diferencia significativamente a los niños obsesivos de los controles. "Yale-Brown Obsessive Complsive Scale for Children" (YBOCS-C) (Escala obsesivo complsiva Yale-Brown) (18). Adaptación de la escala de Goodman para los adltos. Valora: obsesiones y rasgos de personalidad obsesiva. Es na escala de heteroevalación. Ansiedad "Revised Children's Manifest Anxiety Scale", (CMAS-R) (Escala Revisada de ansiedad manifiesta para niños) (19). Evalúa el estado general de ansiedad en el niño. Compesta por 53 items, de los qe 42 corresponden a ansiedad, siendo el resto items "falsos". Es atoaplicada y de fácil respesta (sí o no). "State-Trait Anxiety Inventory for Children", (STAIC) (Cestionario de ansiedad rasgo-estado para niños) (20). Consta de dos sbescalas de 20 items cada na. Miden: ansiedad transitoria y generalizada. Autismo "Childhood atism Rating Scale", (CARS) (Escala de pntación del atismo en la infancia) (21). Se considera na escala con elevado poder discriminativo. Está formada por 15 items, qe pntúan de 1 a 4. Se clasifica a los niños según la intensidad de los síntomas: no atista (15-29,5), atismo moderado (30-36,5) y atismo severo (37-60). "Behavior Rating Instrment for Atistic and Atipical Children", (BRIAAC) (Instrmento de pntación de niños atistas y atípicos) (22). Explora algnas áreas de la condcta del niño: relación con los adltos, vocalización, lengaje, comnicación, respesta social...Los resltados reflejan desde la normalidad a la afectación más severa. Otros: "Behavior Observational Scale for Atism", (BOS) (Escala de observación de la condcta para el atismo) (23); ECA, (Escala de comportamientos atísticos) (24); ABC, (Listado de condctas para el atismo) (25). ESCALAS GLOBALES "Child Behavior Check-list", (CBCL) (Listado de comprobación de la condcta del niño) (26). Estdia el comportamiento de los niños de 4 a 16 años. Obtiene información acerca de trastornos emocionales, comportamentales y sociales. Evalúa: competencia del niño en las tareas habitales de la vida cotidiana, las relaciones sociales y los rendimientos escolares. La CBCL parece ser n instrmento fiable para distingir niños con psicopatología de población general. Posee na sensibilidad del 67% y na especificidad del 74% (27). "Child Psichiatric Rating Scale" (28). Evalúa el campo de la psicopatología infantil por medio de 63 items. Estdia los sigientes perfiles psicopatológicos: I síntomas psicóticos, II hostilidad, III hiperactividad, IV ansiedad, V trastornos del pensamiento, VI sintomatología nerótica, VII depresión, VIII excitabilidad afectiva, IX retraimiento, X antisocialidad, XI sintomatología orgánica, XII trastornos del lengaje, XIII trastornos del seño, XIV alimentación y XV enresis. "Children Global Assessment Scale", (C-GAS) (29). Evalúa globalmente los trastornos mentales del niño. Condce a na pntación entre 1 y 100. Se hace referencia al nivel de fncionamiento por tramos de 10 pntos (nivel 1 a 10, nivel 11 a 20...nivel 91 a 100). Las pntaciones speriores a 70 indican n ben nivel de fncionamiento; las inferiores a 50 señalan a niños con necesidad de intervención terapética. Esta escala deriva de otra anterior, la GAS. Los atores del DSM-III-R (APA, 1987) se inspiraron en la GAS y en la CGAS para desarrollar el eje V (Evalación Global del Fncionamiento). FORMULACION DIAGNOSTICA La elaboración diagnóstica en Psiqiatría infanto-jvenil es compleja. La psicopatología del niño y adolescente presenta na serie de mediadores, qe la hacen diferente a la psicopatología general (del adlto). Intentar na definición de la formlación diagnòstica en el total de los trastornos psicopatológicos es impensable en el contexto de esta peqeña sección. La evolción, el desarrollo, condiciona totalmente la psicopatología. Por na parte, hay síntomas qe peden considerarse normales o patológicos a tenor del desarrollo. La emisión espontánea de orina noctrna se considera anormal y se diagnostica como enresis en n niño de 6 años; pero no en no de 3. Los ritales obsesivos o complsivos, vivenciados lúdicamente, se peden considerar normales en n niño de 9 años, por ejemplo; pero no a otras edades. Por otra parte, existen trastornos específicos para algnas edades, pensemos en los trastornos generalizados del desarrollo; por contra, nadie pretendería diagnosticar n trastorno de personalidad en n niño de 2 años. El énfasis se debe poner en el niño o adolescente como n ser en desarrollo; el conocimiento de las etapas del desarrollo es fndamental en psicopatología infantil. El clínico debe observar el comportamiento habital del niño o adolescente y compararlo con el esperado para la etapa del desarrollo. La familia es esencial en el desarrollo emocional, cognitivo y social de niños y adolescentes. Constitye el primer y más importante agente de socialización. Desde esta perspectiva, calqier fenómeno qe altere de modo importante el fncionamiento familiar, tiende a alterar e interferir en el desarrollo y condcta del niño o adolescente. En algnas ocasiones es preciso n análisis formal de la dinámica familiar antes de elaborar conclsiones diagnósticas. Factores importantes a valorar son: el grado de tolerancia de los padres ante el comportamiento de los hijos, el qe frecentemente se impliqen en la psicopatología (colaboración en ritales del TOC, patas inadecadas en leves trastornos...) y la posible existencia de psicopatología en ellos mismos. Anqe los padres sean los principales sministradores de información, no deben ser los únicos; otras fentes deben ser consltadas. La información debe ser diversificada, han de esccharse las opiniones de otras personas del entorno (maestros, otros familiares...). Generalmente, los niños y adolescentes son traídos a conslta por ss padres; los niños desconociendo los motivos, los adolescentes en claro desacerdo. El papel del jego es esencial en la aproximación, exploración y obtención de na bena relación con el niño; las dificltades ante el adolescente son enormes, la imagen de adlto del terapeta ante aqél. Como vemos, la sitación es my diferente al caso del adlto qe acde a na entrevista relativamente consciente de s trastorno o sfrimientos. Los antigos temores exagerados a las contractitdes ocasionadas por los diagnósticos, deben ser, en cierto modo, abandonados. Si bien, es cierto qe no se debe "rotrar" a los niños o adolescentes con diagnósticos de trastornos qe se sperarán con el tiempo y qe pedan interferir con el desarrollo posterior. Tras na entrevista clínica, con s historia y s exploración psicopatológica, se impone n diagnóstico, base de la opción terapética. Es importante comentar las variaciones y diferencias en las clasificaciones nosológicas internacionales más actales. Ejemplificaremos este tema con la ansiedad infantil. En la DSM-III-R (30), los trastornos por ansiedad en la infancia y adolescencia son: Trastorno por angstia de separación, evitación y ansiedad excesiva; cando en la CIE-10 se contemplan en este contexto cinco categorías: trastorno por ansiedad de separación, ansiedad fóbica, hipersensibilidad social, rivalidad entre hermanos, otros trastornos y el trastorno sin especificación. Parece qe las concepciones acerca de la ansiedad infantil son my diferentes de na clasificación a otra. El solapamiento entre trastornos es frecente. Pensemos: trastorno hipercinético-trastorno de condcta, depresión-trastorno de condcta, ansiedad de separación-fobia escolar, sólo por citar algnos ejemplos. Respecto al último, actalmente se piensa qe son trastornos diferentes; así en la ansiedad de separación, la angstia del niño se manifiesta siempre qe se separa de la madre o persona significativa, mostrando el niño temores y miedos irracionales sobre posibles daños qe pedan acontecer a aqellas personas; mientras qe en la fobia escolar el miedo está centrado en el colegio. El rechazo escolar será en nos casos na fobia estricta, en otros na respesta fóbica en n trastorno por ansiedad de separación. El diagnóstico diferencial pede ser complicado. El trastorno de condcta o disocial, debe ser evalado en profndidad, descartando otros trastornos psicopatológicos (esqizofrenia,trastornos del estado de ánimo, trastorno hipercinético). En ocasiones será la evolción y el pronóstico, tan diferente en no otro caso, qienes contribirán a n diagnóstico definitivo. BIBLIOGRAFIA 1. Márqez Sánchez MO. Evalación del desarrollo psicomotriz. Ed. Pirámide. Fernández Ballesteros R. Segnda edición. 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Masson S.A. Ed. Segnda edición. Barcelona, 1994. 4.TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA.TRASTORNOS DEL SUEÑO. TRASTORNOS DEL CONTROL DE ESFINTERES Y DE LA ELIMINACION. TRASTORNOS DE LA IDENTIDAD SEXUAL Autor: T.J.Cantó Díez Coordinador: J.Toro Trallero,Barcelona TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA Drante el primer año de vida la dependencia del niño de s persona nodriza es completa. En este periodo los problemas alimentarios selen derivar de trastornos físicos qe interfieren con la amamantación, en ocasiones se relacionan con alteraciones maternas emocionales o sociales, y a veces simplemente con inexperiencia (1). Al conclir el primer año de vida el niño bien alimentado sele haber triplicado s peso e incrementado s talla n 50% respecto al nacimiento (2). Drante el segndo y tercer año de vida el apetito desciende en la medida en qe las velocidades de crecimiento y peso se desaceleran y estabilizan en nos 5-7,5 cm/año y 2-2,5 kg/año, qe se mantienen hasta alcanzar la pbertad (2). Los padres peden preocparse por la caprichosa alimentación de s hijo, sobre todo cando aparece el negativismo propio de estas edades con intensas preferencias y rechazos por determinados alimentos. Esta fase oposicionista sele ser transitoria y transcrrir sin problemas si se les permite segir ss apetitos. Drante los años preescolares y los primeros escolares la mayoría de los niños tienen n apetito saldable, y los trastornos de la condcta alimentaria son insales; es entonces, sin embargo, cando algnos niños aprenden a tilizar la alimentación como n arma con la qe manejar a ss padres (1). La adolescencia es el último periodo de gran crecimiento. En presencia de na alimentación adecada se alcanza la estatra adlta, la madración sexal y la fnción reprodctiva. El criterio más adecado para la valoración de la adolescencia no es la edad cronológica sino la biológica (edad ósea) y s estadio físico de madración sexal (2). Al llegar la adolescencia irrmpen los dos principales problemas alimentarios: la anorexia y blimia nerviosas, con ss múltiples repercsiones en el desarrollo físico, emocional, condctal y social. No existe ningna clasificación de los Trastornos de la Condcta Alimentaria de la Infancia y la Adolescencia (TCA-IA) globalmente aceptada. El acerdo general no se extiende más allá de la pica, la rmiación, la anorexia y la blimia. Las denominaciones tilizadas se centan por decenas, y mchas de ellas corresponden a los mismos trastornos. Ello ha dado lgar a qe cada escela orientación haya generado explicaciones etiopatogénicas particlares, generalmente redccionistas, nicasales y lineales. Los TCA-IA tienen n origen mlticasal e implican la interacción de my diversos fenómenos biológicos, psicológicos y sociales. Los TCA-IA son alteraciones sociopsicobiológicas en sentido estricto (3). Desde n pnto de vista clínico y asistencial reslta importante diferenciar los trastornos de inicio en la infancia de los de comienzo en la adolescencia. Los dos principales TCA de la Adolescencia (anorexia y blimia nerviosas) han adqirido tal entidad (incidencia cercana al 1% de la población) qe se han creado tres sociedades internacionales básicamente dedicadas a s estdio y se pblican, además de múltiples monografías (4-9), tres revistas científicas internacionales y nmerosos artíclos en revistas de psiqiatría general y de otras áreas de la medicina (10-15). Los rasgos básicos de estas entidades se describen profsamente en los apartados correspondientes de la Décima Edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades o CIE-10, y de la Carta Edición del Manal Diagnóstico y Estadístico de la Asociación Americana de Psiqiatría o DSM-IV, y peden ser consltados en otra parte de esta obra. Sólo recordaremos aqí qe, sin variar esencialmente en ss rasgos psicopatológicos, s edad de aparición está abandonando la adolescencia para entrar de lleno en la infancia (se encentran niñas anoréxicas de 8 años de edad o inclso menos), con la lógica magnificación de las repercsiones físicas. Un rasgo básico de los Trastornos de la Condcta Alimentaria de la Infancia (TCA-I) (inclyendo la anorexia nerviosa llamada "infantil") es el retraso en el crecimiento derivado de la ntrición inadecada. Este dato es tan constante qe en la inmensa mayoría de los casos no debiera hablarse de TCA-I propiamente dichos si no existe malntrición (3). Recérdese qe na baja estatra para la edad pede ser genética, endocrina o ntricional, pero qe n bajo peso para la altra siempre refleja malntrición primaria o secndaria (16). En las sigientes páginas trataremos de la obesidad, el retraso ntricional benigno del crecimiento, la qiebra del desarrollo, la rmiación y la pica. OBESIDAD Peso corporal sperior al 20% de lo normal. La obesidad no se considera n trastorno psicopatológico. Se inclye aqí por motivos históricos. Pede codificarse como E66 (CIE-10) o 278.0 (CIE-9). Epidemiología Está presente en el 15-25% de los niños USA dependiendo de los criterios tilizados (1). En mjeres es neve veces más frecente en clases trabajadoras qe en familias de clases media o alta (2). De forma clásica se afirma qe la mayoría de los niños obesos lo feron cando eran lactantes, y qe entre el 60-80% lo serán de adltos (1). Sin embargo, existen algnas ddas sobre este alto poder predictor (2). Factores relacionados Hasta la fecha los escasos estdios sobre obesidad de inicio en la infancia, no han encontrado n perfil psicológico definido, y de hecho la obesidad no está considerada n trastorno psicopatológico. La mayoría de los casos parecen relacionados tanto con patrones condctales interpersonales de alimentación (si n esposo es obeso s pareja también lo es en n 30% de los casos) como con na predisposición genética (concordancias speriores entre gemelos monocigotos qe dicigotos). En la práctica si n niño es obeso la posibilidad de qe n hermano también lo sea es del 40%; cando son dos los hermanos obesos la probabilidad del tercero amenta al 80% (2). Peden darse episodios de sobreingesta en respesta a sitaciones de estrés, de abrrimiento o de depresión leve (1). La obesidad, qe pede ser consecencia de na hiperfagia complsiva (3), también está considerada como n factor de riesgo para la anorexia y para la blimia nerviosas (1). La obesidad secndaria a otras enfermedades, obesidad endógena, es rara. Ocrre en síndromes genéticos, endocrinológicos o nerológicos como los de Prader-Willi, Klinefelter, Frölich, Lawrence Mood Biedl, Kleine-Levin o Mariac. En general, los niños con obesidad endógena tienen n peso por debajo del percentil 25 para s altra y na edad ósea retrasada; aqellos con obesidad exógena, por el contrario, tienen n peso por encima del percentil 50 y s edad ósea está adelantada (2). Tratamiento No ha habido estdios extensos de resltados a largo plazo comparando los efectos de las distintas orientaciones en el tratamiento de la obesidad infantil. Las revisiones de la amplia literatra sobre la cestión tienden a favorecer, por ss resltados alentadores, los enfoqes condctales (17). Además de la dieta, los seis elementos del tratamiento (17) qe parecen más importantes son: Implicación activa de los padres Cando los padres se hallan estrechamente implicados en el tratamiento, el apoyo qe prestan a ss hijos en ss esferzos para controlar el peso es mayor. La cooperación de padres e hijos pede rentabilizar los esferzos y disminir el cansancio qe se genera en todo tratamiento a largo plazo. Incremento del ejercicio Las evidencias mestran qe el incremento de ejercicio pede prevenir na adaptación metabólica a la dieta qe interfiera con na pérdida sostenida de peso. El ejercicio pede, inclso, disminir el apetito. Es importante recomendar el empleo de na planificación deportiva específica y relativamente distanciada (semanal y no diaria). Tratamiento intenso y prolongado Es deseable qe los encentros con los pacientes obesos sea al menos na vez por semana drante 8 a 12 meses, o por más tiempo si es necesario. Este abordaje probablemente ayda a los pacientes a mantener s atorregistro de consmo alimentario, la cantidad de ejercicio y s peso, y facilita el so continado de estrategias de atorreglación. Modificación del estilo de alimentación El elemento clave en la modificación de los estilos de alimentación es, probablemente, el atorregistro de la ingesta alimentaria. Uso de contratos conductuales Es más beneficioso qe los contratos incidan en objetivos de cambio de hábitos qe sobre objetivos de pérdida de peso. Es recomendable qe los pacientes redacten s propio contrato cada semana (consltando al terapeta) y qe inclyan objetivos estimlantes, y a la vez aseqibles, así como planes moderadamente especificados. Los contratos deben inclir las consecencias de la consección o no de los objetivos. En los niños obesos los referzos positivos podrían inclir peqeñas smas de dinero (las grandes smas no son más efectivas) o hechos y acontecimientos sociales. Características del terapeuta Qizá la característica más importante del terapeta sea s "talante democrático" (poco "atoritario"), de forma qe peda aydar a ss pacientes a comprender qe son ellos qienes contínamente deciden s comida y ejercicio. RETRASO NUTRICIONAL BENIGNO DEL CRECIMIENTO (2) En el retraso ntricional benigno del crecimiento existe na desaceleración (de casa desconocida) del amento de peso esperado para la edad, drante al menos n año, qe pede conllevar na desaceleración del crecimiento, y por tanto na relación peso/talla dentro de lo tolerable. Debe qedar claro qe no existe pérdida de peso o alteraciones de la imagen corporal (lo qe lo diferencia de la anorexia nerviosa), ni alteraciones psicopatológicas (lo qe lo diferencia de la qiebra del desarrollo y del retraso psicosocial del crecimiento). Se trata de na entidad típica de escolares y púberes qe sele resolverse mediante el simple incremento de la ingesta alimentaria. RETRASO PSICOSOCIAL DEL CRECIMIENTO (Enanismo por deprivación, privación emocional, privación materna, baja estatra psicosocial, enanismo psicosomático) (2). Tres características definen el retraso psicosocial del crecimiento. Primero na desaceleración del crecimiento lineal (sin desaceleración del amento del peso), segndo la presencia de trastornos del seño (insomnio de conciliación y despertares con correteo noctrno) y tercero la existencia de hábitos alimentarios extravagantes (polifagia, polidipsia qe inclye el aga de la taza del WC o de lavar los platos, vómitos, robos y almacenaje de alimentos, ingesta de basras y comida de animales, etc.). Es n trastorno raro qe sele iniciarse entre los 18 meses y los catro años. Con frecencia existe maltrato del niño y psicopatología de los padres (qe selen ser ocltadores y poco colaboradores). Desde el pnto de vista biológico se han hallado anomalías hormonales e hipotalámicas, qe se han atribído a na vlnerabilidad genética y/o la privación psicosocial. En general las alteraciones bioqímicas, condctales y de crecimiento selen revertir con el cambio de ambiente psicosocial. QUIEBRA DEL DESARROLLO (Hospitalismo, institcionalismo, depresión anaclítica, retrato ambiental, síndrome de privación materna, enanismo por privación social, qiebra ambiental del desarrollo, síndrome de qiebra no orgánica del desarrollo) (2). Concepto Se trata de n TCA-I de inicio antes de los tres años de vida, caracterizado por: 1) desaceleración marcada del amento de peso y 2) enlentecimiento o interrpción del proceso de desarrollo emocional, condctal y social. Adicionalmente pede aparecer n retraso lineal del crecimiento. Hoy en dia se considera qe, independientemente de s asociación o no a na enfermedad física, el primer rasgo es consecencia de na ingesta inadecada, mientras qe el segndo depende de n estado de privación emocional y socioeconómica. Se diferencia del retraso ntricional benigno por la afectación emocional y social, y del retraso psicosocial por la alteración del peso. Epidemiología Representa del no al cinco por ciento de los ingresos en hospitales pediátricos, y pede presentarse hasta en el 10-15% de la población amblatoria. Factores relacionados En el desarrollo de este trastorno interactúan na plétora de factores, mchos de ellos mal caracterizados: Factores genéticos: no han podido identificarse fidedignamente Factores orgánicos: nmerosas entidades coexisten con la qiebra del desarrollo, desde aqellas qe realmente casan malntrición (por ej. malabsorción) hasta aqellas qe son consecencia de ésta (como la imnnospresión) Los factores temperamentales y psicogénicos resltan difíciles de evalar, pesto qe la mayoría de las alteraciones emocionales qe exhiben los lactantes y niños peqeños pede depender de s estadio de desarrollo y qe éstas peden interferir en s ingesta calórica y por tanto en s desarrollo. Factores sociales y familiares: se sabe qe este trastorno es más frecente en hijos de madres drogodependientes o enfermas, y en ambientes con disfnción familiar o incompetencia edcativa paterna, en los cales sele darse el abso físico, el abandono edcativo, el aislamiento social y la inasistencia médica Embarazo: sele asociarse a prematridad o retraso del crecimiento intraterino (dos entidades qe también son más frecentes en ambientes familiares y sociales como los descritos). Tratamiento Debe abordarse desde na concepción mltidisciplinaria, en la qe además de los splementos ntricionales (para reemprender el crecimiento mchos niños reqieren 1,5 a 2 veces más calorías qe las recomendadas para s edad), debe existir na estimlación emocional. El grado y cronicidad tanto de la malntrición como del retraso del desarrollo, la gravedad y dración de la disfnción en la relación niño-cidador (madre) y, por spesto, la gravedad del trastorno médico principal modificarán el pronóstico. RUMIACION (MERICISMO, VOMITOS PSICOGENOS) Trastorno caracterizado por la regrgitación de alimentos previamente ingeridos, qe se velven a masticar y deglten de nevo parcialmente. Para criterios diagnósticos ver F98.2 [CIE-10] o 307.53 [DSM-IV]. La regrgitación pede ser espontánea o segir a la inserción de los dedos en la boca (1). Como ya hemos comentado, la pérdida sistemática de alimento implica frecentemente malntrición. En ocasiones se prodcen aspiraciones alimentarias, malntrición grave, detención del crecimiento, retraso del desarrollo e inclso la merte. Para algnos atores depende de na interacción madre-hijo alterada. Otros proponen la secencia: 1) alteración en la capacidad del niño para reglar s estado de satisfacción interno; 2) propensión física para regrgitar, y 3) asociación aprendida (en la qe la regrgitación y la atención social a ésta alivia el malestar interno). Generalmente se inicia entre los 3 y los 12 meses de vida, anqe pede ocrrir en adolescentes. Genera na mortalidad del 25% (1). Se ha asociado con retraso mental (generalmente los casos más graves) y con alteraciones esofágicas (hernia de hiato, refljo, disfnción de la motilidad). En adolescentes también se ha relacionado con anorexia y blimia nerviosas. Sele resolverse espontáneamente; en los casos en qe no es así se aconseja n tratamiento integral (orgánico, dinámico, condctal). PICA (2) Concepto Ingestión persistente de sstancias no ntritivas (yeso, tierra, grasa, excrementos, etc.). Para criterios ver F98.3 [CIE-10] o 307.52 [DSM-IV]. Se considera normal hasta los 18 meses de vida. Pese a qe se postla qe podría deberse a na deficiencia ntricional (hierro, zinc) y/o a na falta de spervisión y estimlación, no existe ningna explicación clara para este trastorno. Epidemiología Es n trastorno más frecente en 1) pacientes con trastornos psicóticos o retraso mental (son los casos más atípicos, inclyendo la ingesta de heces); 2) adolescentes y jóvenes embarazadas (la ingesta sele ser volntaria y es más prevalente en determinados grpos cltrales como na forma aceptada de condcta); 3) niños y adltos sin patología en momentos de ansiedad (lápices, goma de borrar, ñas) y 4) niños hasta los seis años de vida. Tratamiento La evalación y tratamiento de la pica depende de la población específica en la qe ocrre. Es necesario el establecimiento de n ambiente segro y la instaración de patas de condcta específicas. TRASTORNOS DEL CONTROL DE LOS ESFINTERES Y DE LA ELIMINACION Los trastornos de la eliminación han sido inclidos tradicionalmente dentro de los trastornos psiqiátricos de los niños, pero en realidad se encentran en n terreno fronterizo y limítrofe en el qe la psiqiatría y la pediatría se sperponen. La enresis y la encopresis peden darse como fenómenos aislados, conjntos o formando parte de otros trastornos psiqiátricos (12). La inmensa mayoría de los niños enréticos no presenta alteraciones emocionales o condctales significativas (18), y algo similar pede decirse respecto a los encopréticos. En calqier caso como paso previo al tratamiento, siempre debe descartarse y/o tratarse calqier alteración psicopatológica comórbida. Estas entidades inicialmente peden ser bien aceptadas por las familias, pero al persistir selen alterar las interrelaciones familiares, ocasionar sentimientos de clpa en padres y niños, y de generar n alto nivel de tensión ambiental. La ansiedad amenta la desesperación, qe a s vez amenta la ansiedad, generándose así n circlo vicioso en el qe "no se ve la salida". La resolción del trastorno cada vez se velve más dificil. Es razonable, por tanto, iniciar el abordaje "sosegando" a los padres, explicándoles la natraleza de los trastornos, y desclpabilizándoles. El niño, también desclpabilizado, debe estar motivado para el esferzo. Las técnicas pnitivas deben evitarse a toda costa. DESARROLLO DEL CONTROL DE ESFINTERES La secencia cronológica por la qe habitalmente se adqiere el control de las fnciones intestinales y vesicales es la sigiente: 1) continencia fecal notrna; 2) continencia fecal dirna; 3) control vesical dirno y 4) control vesical noctrno 19. El control esfinteriano sele ser plenamente fncional hacia los 3 años de edad (anqe pede retrasarse hasta los 4 ó 5 años), y depende tanto de la madración neromsclar y cognitiva, como de la motivación (19). En la actalidad mchos padres comienzan el entrenamiento entre los 20 y 24 meses de edad (20). ENURESIS (ENURESIS FUNCIONAL, MICCION INVOLUNTARIA NOCTURNA INFANTIL) Concepto Incapacidad para el control de la emisión de orina, anormal para la edad mental del paciente (a partir de los cinco años de edad) y sin casa orgánica qe la jstifiqe. Para criterios ver F98.0 [CIE-10] o 307.6 [DSM-IV]. Epidemiología La prevalencia de la enresis desciende con la edad. Está presente de forma no patológica en el 82% de los niños de 2 años, en el 49% de 3 años, en el 26% de 4 años y en alrededor del 7% de los de 5 años 19. A partir de esta edad se considera patológica y s prevalencia se indica en la Tabla 1. Tabla 1. INCIDENCIA DE ENURESIS EN NIÑOS Y NIÑAS SEGUN EDADES (DSM-IV) SEXO/EDAD 5 años 10 años 18 años VARONES 7% 3% 1% MUJERES 3% 2% <1% Subtipos La diferenciación clásica entre enresis primaria y secndaria ha sido eliminada recientemente del DSM-IV. Un niño padece enresis primaria (contína o persistente) si nnca ha sido capaz de adqirir el control rinario, y secndaria (regresiva, de inicio o adqirida) si tras haber sido continente drante n tiempo (tres meses a n año según atores) la enresis reaparece. El 80% de los niños enréticos padecen la forma primaria. La secndaria sele ocrrir tras na experiencia estresante o na infección rinaria (qizá por ello es más frecente en mjeres), pero responde al tratamiento de forma semejante a la primaria (17). Más interesante parece la división en noctrna, dirna o mixta. El 65% de los niños enréticos padecen la forma noctrna (exclsivamente drante las horas de seño), n 16% la forma mixta (de noche y de dia) y n 18% la dirna (sólo drante las horas de vigilia, no drante el seño). Las diferencias entre la forma noctrna y la dirna son tales qe algnos atores reservan el término enresis para la falta de control noctrno y denominan incontinencia dirna a la qe ocrre drante el dia. Esta es más frecente en mjeres, se asocia con más frecencia a encopresis, infecciones rinarias, tenesmo y disria, inestabilidad vesical, signos nerológicos ligeros (soft), y presenta menor respesta al tratamiento y mayor índice de recaídas. En las formas mixtas, obviamente, también se dan mchas de estas características (18). Factores implicados etiopatogénicos En la aparición de la enresis parecen intervenir nmerosos factores biológicos y psicológicos sobre n trasfondo genético individal. El riesgo de n niño de padecer enresis se mltiplica por 7.1 si s padre padeció también enresis o por 5.2 si fe la madre la afecta (12). La incidencia de enresis noctrna en monocigotos es doble qe en los dicigotos (concordancias del 68% y 36% respectivamente) (18). Sin embargo, el factor genético no es sficiente para explicar todos los casos de enresis (inclso en monocigotos aparece na discordancia del 32%); otros factores, qizá condicionados genéticamente, peden favorecer la aparición de la enresis. Hipótesis madrativa. Según algnos atores la enresis constitye na manifestación más de n retraso generalizado del desarrollo, qe podría inclir na "disfnción sensoperceptiva" en el reflejo inhibitorio de la micción, con fallos en la transmisión, recepción, integración o reglación de dicho reflejo. Diversos hechos apoyan esta hipótesis, y otros los rechazan (Tabla 2) (18). Tabla 2. HALLAZGOS A FAVOR Y EN CONTRA DE LA LA HIPOTESIS ETIOLOGICA DE LA INMADUREZ EN LA ENURESIS (18) A FAVOR EN CONTRA Enresis secndaria Remisión Intermitencia espontánea Sitacionalidad Asociación con: Bajo peso al nacer Enresis dirna Eficacia terapética Retraso motor Déficits del habla Retraso del desarrollo Talla inferior Retraso sexal Retraso de la lectra (niñas) Encopresis Comorbilidad psiqiátrica. La inmensa mayoría de niños enréticos no padecen otro trastorno psiqiátrico. Es cierto qe los trastornos psiqiátricos son más frecentes en enréticos qe en no enréticos (ver tabla anterior y apartado dedicado al seño) pero sólo na minoría (fndamentalmente mjeres y casos de enresis mixtas) manifiestan algún trastorno emocional. No hay prebas de asociaciones específicas entre enresis y n determinado tipo de trastorno o condctas anómalas, salvo en el caso del estreñimiento y la encopresis. Varios estdios han encontrado na incidencia de encopresis mayor de la esperada en niños enréticos (comorbilidad del 10-25%). La comorbilidad pede ascender al 50% cando el motivo de conslta inicial es el estreñimiento y se detectan alteraciones radiológicas del tracto genitorinario. El estreñimiento sele dar lgar a dilataciones del recto e irreglaridades del fncionalismo esfinteriano anal qe en niños peden condicionar enresis, infecciones del tracto rinario y refljo. Las infecciones rinarias y el refljo vesicoreteral son, a s vez, hechos patológicos qe selen crsar con enresis (18). Variables rológicas. Los niños con enresis noctrna parecen tener capacidades vesicales fncionales y máximas inferiores a los no enréticos. Sin embargo, esta menor capacidad no parece estrctral (responde al tratamiento farmacológico, las diferencias desaparecen bajo anestesia general y se eliminan tras tratamientos condctales efectivos), ni niversal (existen niños con capacidades redcidas qe no son enréticos, y enréticos con capacidades normales) (18). Reslta dificil, por otra parte, explicar la mayor incidencia de infecciones del tracto rinario en niños enréticos (sobre todo mjeres con enresis dirna o mixta) qe en controles; es posible qe las infecciones del tracto rinario indzcan enresis (qizá mejor incontinencias), pero también qe la enresis favorezca las infecciones. Parasomnias o alteraciones del despertar (arosal). En la actalidad se ha desechado la teoría qe relacionaba los episodios enréticos con las fases de seño profndo. Hoy se sabe qe ocrren en todas las fases, en n número qe depende de la cantidad de tiempo qe el niño pase en cada na de ellas (21). Toro (1992) describe el trabajo de Watanabe y Azma sobre 204 enréticos noctrnos a los qe se practicó EEG y cistometría drante el seño, en el qe se distingen tres tipos de enresis noctrna: · Tipo I. Tanto los hallazgos cistométricos como EEG son normales, sin embargo el sjeto se orina sin llegar a tener conciencia de ello, spestamente por n trastorno del despertar de grado leve. Representaría el 60% de los casos. · Tipo IIa. Los hallazgos cistométricos son normales pero no aparecen las variaciones EEG habitales. Esto parece significar qe la información de la distensión cortical no alcanza el cortex y qe por tanto no se activa el despertar. Representaría na forma más grave qe el tipo I, encontrada en n 10% de los sjetos. · Tipo IIb. Las determinaciones cistométricas son normales salvo en las fases de seño profndo, en las qe aparecen contracciones vesicales contínas no inhibidas sin tradcción en el EEG. En estos casos (30%) parece evidente qe el hecho primario es n trastorno de la vejiga, qe podría relacionarse con inmadrez fncional. Estos hallazgos son coherentes con la descripción de asociaciones entre enresis noctrna y otros trastornos de despertares parciales como el sonamblismo o los terrores noctrnos; de hecho en algnos casos los factores favorecedores son los mismos (falta de seño, apnea obstrctiva del seño, cansancio elevado) y deben tenerse en centa drante el tratamiento (22). Alteraciones psiconeroendocrinas. Diversos trabajos apntan la posibilidad de qe los niveles séricos de hormona antidirética drante el seño no se eleven como ocrre fisiológicamente, dando lgar a na sobreprodcción rinaria qe exceda la capacidad fncional de la vejiga (23). Reslta dificil de atribir este mecanismo, sin embargo, a los niños qe se orinan a las 1-2 horas de haberse dormido (22). Inflencia ambiental. Ya hemos citado qe algnos casos de enresis secndaria son más frecentes en sitaciones de estrés psicosocial y en circnstancias sociales desventajosas. Factores psicodinámicos. En n trabajo clásico acerca de la enresis y la encopresis tras estdiar (24) generalizaciones psicodinámicas sobre la enresis se conclyó qe sólo dos podían apoyarse con el nivel de significancia convencional (p = 0.05) (21). La explicación "psicodinámica" o relacional de la enresis fncional tiende a enfocarla como n signo inconsciente o preconsciente y, por tanto, como na comnicación del niño hacia los adltos (sobre todo los padres) y hacia sí mismo (24). Diagnóstico diferencial Siempre debe descartarse (19) la presencia de otras patologías qe jstifiqen el cadro, más frecentes en los casos de enresis mixta (sobre todo si existe tenesmo y polaqiria) y de tipo secndario. A continación se enmeran de forma resmida: Patología genitorinaria, estrctral, nerológica o infecciosa. Otros trastornos orgánicos qe generan poliria y enresis, como las diabetes mellits e insípida, la anemia de céllas falciformes y la insficiencia renal. Trastornos de la consciencia: epilepsia, intoxicaciones. Efectos secndarios farmacológicos (antipsicóticos, especialmente tioridacina). Tratamiento Según algnos atores la eficacia de la psicoterapia en la enresis primaria se aproxima al 20%, na cifra qe podría representar la remisión espontánea (21). En n estdio controlado clásico se encontró qe la "psicoterapia dinámica" era tan efectiva como el "no tratamiento" y significativamente menos efectiva qe el método de la alarma (25). La psicoterapia pede ser más útil en la enresis secndaria, especialmente si ha aparecido despés de algún sceso tramático ambiental. Es fndamental valorar y tratar las repercsiones emocionales de la enresis sobre el paciente y s familia como paso previo al inicio del tratamiento. La obtención de resltados positivos depende en gran medida de la disminción del estrés ambiental. El abordaje de la enresis noctrna comienza por la evalación del trastorno. Toro (1992) propone qe ésta debería inclir na historia clínica rológica y psicopatológica, rocltivo, y registro de las actividades vesicales e intestinales drante dos semanas. Los registros condctales son básicos como medio de valoración inicial y de evolción. Los vesicales deben inclir la rgencia dirna y la frecencia de episodios enréticos, de despertares por ganas de orinar y de micción dirna. Los intestinales cotejan la frecencia de defecación y de episodios enréticos. Una vez valorada la sitación inicial y descartados otros trastornos peden emplearse no o ambos de los dos principales abordajes terapéticos contrastados: técnicas de modificación de condcta y farmacología (21) (Tabla 3). El manejo condctal, el primero a tilizar por s inocidad, siempre debe comenzar por na evalación y registro basal de la condcta enrética, y por la edcación de los padres en el referzo de condctas apropiadas (21). Existen ddas sobre la tilidad de la restricción hídrica vespertina. El tratamiento generalmente más efectivo (eficacia sperior al 50% de los casos) se basa en la tilización de aparatos de alarma qe despiertan al niño tras cada episodio enrético; sele indicarse qe el niño cambie ss sábanas a continación. La eficacia mejora si se tilizan referzos contingentes y se combina con el entrenamiento dirno en retención rinaria (26). Respecto a los fármacos el más tilizado es la imipramina (dosis entre 1 y 3.5 mg/kg/día en dosis noctrna; máximo 5 mg/kg/día), con la qe se consigen mejorías hasta en el 85% de los casos (remisión completa en el 30%) (27). La opción farmacológica sele combinarse con el entrenamiento condctal y reservarse para casos intratables por ss potenciales efectos cardiotóxicos (debe practicarse control ECG), y sobre todo por s efecto impersistente (a mendo aparece tolerancia drante el tratamiento y son frecentes las recaídas al sspenderla). En la práctica se aconseja iniciar el tratamiento con nos 25 mg/día y amentar lentamente cada 4-7 dias para así detectar a los respondedores a dosis bajas. Dado qe existe na alta tasa de remisión espontánea se aconseja sspender el tratamiento, también palatinamente, a los tres meses de iniciado y comprobar si persiste la enresis. Si así fera debe iniciarse n nevo ciclo de tratamiento. Algnos estdios han encontrado na correlación significativa entre los niveles plasmáticos de imipramina y desipramina, y la disminción de los episodios enréticos (niveles entre 60 y 80 ng/ml). Debe tenerse cidado con el pensamiento mágico de los niños qe en ocasiones ha condcido a sobredosis ("si con na pastilla se reselve na noche, con na caja se debe crar para siempre"). Se debe advertir a los padres del riesgo de atomedicación excesiva, inclso por los hermanos del paciente. El tratamiento con desmopresina ofrece resltados alentadores, en general restringido a niños refractarios a otros abordajes (21). Dos o más fracasos terapéticos tras evalaciones y tratamientos rigrosos obligan a na exploración rológica completa, qe de ser negativa apoyarían la práctica de EEG y cistometría de seño (18). Tabla 3. EFICACIA DE LOS DIVERSOS TRATAMIENTOS DE LA ENURESIS 35 METODO EFICACIA RECAIDAS INICIAL Enresis noctrna: Alarma 70% 10% Imipramina 50% 90% 50% 90% Desmopresina(DDAVP) 30% ? Ejercicios vesicales 20% ? Motivación Enresis dirna: Ejercicios vesicales 75% ? Alarmas ? ? Oxibtinina ? ? ENCOPRESIS (INCONTINENCIA FECAL, MEGACOLON PSICOGENO) Concepto Emisión fecal volntaria o no, y de forma reglar, sobre sperficies no apropiadas (generalmente las ropas). Según s etiología se sbdivide en fncional y orgánica; según s patocronía en primaria o contína (asencia de control al menos drante 6 meses) y secndaria o discontína (hbo control pero se perdió) y en fnción de s fisiopatología en retentiva (historia de estreñimiento y rebosamiento) y no retentiva (asencia de control de la explsión). Para patas diagnósticas ver CIE-10 (F98.1) o DSM-IV (787.6 y 307.7, con estreñimiento-rebosamiento y sin ellos, respectivamente). Epidemiología El control esfinteriano rectal se adqiere progresivamente con la edad, de forma qe, en cltras occidentales, son encopréticos alrededor de n 5% de los niños de 4 años, de n 1% a los 5 años y prácticamente ningno a los 16 años. El riesgo relativo de los varones respecto a las niñas es de tres a seis veces sperior a partir de los 4 años de edad (19). La encopresis no se asocia con la clase social, el orden del nacimiento o el tamaño familiar (28). Se han propesto tres categorías de encopresis: a) niños con n adecado control intestinal y qe depositan volntariamente ss heces en lgares inapropiados; b) niños en los qe la emisión es consecencia de n exceso de flido, qe pede estar casado por diarrea, ansiedad o por retención y rebosamiento (esta categoría engloba alrededor del 75% de los casos), y c) niños qe no son conscientes de la emisión de heces o son incapaces de controlarla (21). Los niños encopréticos qe son claramente capaces de controlar s fnción rectal y qe depositan ss heces, de consistencia relativamente normal, en lgares inapropiados generalmente padecen n trastorno psiqiátrico. Ocasionalmente pede encontrarse na fobia al lavabo (19). La encopresis retentiva se caracteriza por n ciclo de varios dias de retención, na explsión dolorosa y otro periodo de retención (21). A largo plazo la retención rectal crónica ocasiona qe la pared rectal se distienda y se desensibilice frente a la presión, con pérdida de la sensación de necesidad de defecar y aparición de n megacolon psicógeno. Las heces se acmlan e impactan, y finalmente aparecen deposiciones por rebosamiento. Pede aparecer estreñimiento e incontinencia por rebosamiento en casos de pobre ntrición, enfermedades estrctrales del ano, el recto o el colon, como consecencia de diversos fármacos, y en enfermedades endocrinológicas y nerológicas, como la enfermedad de Hirschsprng o megacolon agangliónico. En esta última entidad la radiografía simple de abdomen, mestra n megacolon sin heces, a diferencia del megacolon psicógeno en el qe el recto aparece ocpado (19). En los casos en los qe no hay claras evidencias de disfnción anorrectal se spone qe existe n entrenamiento inadecado en el control de esfínteres, qe este último es inefectivo e ineficiente, o en mchos casos ambas circnstancias. Se sabe qe algnos niños con encopresis sin otra enfermedad gastrointestinal, especialmente aqellos con estreñimiento, tienen contracciones del esfinter anal anormalmente altas, así como dificltades para relajarlo cando tratan de defecar. Se cree qe estos factores actarían como predisponentes. Los trabajos de Loening-Backe (citado en Mikkelsen (21)) sobre niños con encopresis retentiva son esclarecedores. Este ator encontró qe, del 56% de niños incapaces de defecar n balón rectal, sólo n 14% respondían al tratamiento al cabo de n año; mientras qe en el grpo de los qe podían defecarlo la mejoría alcanzaba el 64%. De forma similar, sólo n 13% de pacientes incapaces de relajar el esfinter anal mejoraban al año de tramiento, frente al 70% de los qe sí podían relajarlo. Independientemente de estos factores ningún niño con na masa fecal abdominal mejoró al cabo del año. Por otra parte se comprobó qe, drante la maniobra de Valsalva asociada a la defecación, la actividad del esfinter anal descendía en el 100% de los niños control, en el 58% de los niños estreñidos qe eran capaces de defecar el balón rectal y en el 7% de los niños con estreñimiento incapaces de defecar. Este último grpo tenía na probabilidad significativamente inferior de responder a los laxantes. La separación de los padres, el nacimiento de n hermano, el cambio de domicilio o el inicio de la escela, peden actar como factores estresantes qe precipiten la aparición de episodios encopréticos en n niño previamente continente. Anqe se ha interpretado qe tales factores ofrecerían na oportnidad al niño para lchar con ss padres por s atonomía, de forma qe tales batallas agravarían el trastorno y generarían dificltades condctales secndarias, la mayoría de los niños encopréticos no mestran problemas condctales, y cando los hay selen ser consectivos a las repercsiones sociales de la defecación (19). La encopresis pede asociarse con otros problemas del nerodesarrollo como fácil distraibilidad, dificltades para mantener la atención, baja tolerancia a la frstración, hiperactividad, pobre coordinación, y como vimos anteriormente con enresis. Tratamiento La encopresis es n trastorno particlarmente repgnante para la mayoría de la gente, inclyendo los miembros de la familia, por lo qe la tensión familiar con frecencia es elevada. El niño encoprético a mendo es rechazado y evitado por ss amigos, y recriminado por los adltos, de forma qe pede tender a aislarse y a tener na baja atoestima. El primer paso, por tanto, debe dirigirse a redcir la tensión familiar y crear n ambiente no pnitivo tanto en la familia (qe también sele necesitar consejo) como en la escela (19). Esto significa informar a los padres y el niño de qe existen otros niños con el mismo problema, reconocer qe el niño también está preocpado por el problema, informarle qe no es clpa sya y desmistificar el trastorno con apropiadas explicaciones del proceso del desarrollo (28). Todo programa de entrenamiento estrctrado debe contar con registros descriptivos de las defecaciones, de forma semejante a lo qe ocrre en la enresis, con los qe identificar y posteriormente modificar las circnstancias qe contribyen al mantenimiento de la encopresis. Peden indicarse ejercicios como sentar al niño tras cada comida y cinco mintos antes de acostarse, recordándole qe se trata de n ejercicio activo para crear músclo. La colaboración de los padres y la tilización de reforzadores condctales (como por ejemplo pntos o estrellas tras cada defecación en lgar apropiado), es fndamental para la consección de patas reglares de defecación (28). En los casos retentivos es preciso vaciar el intestino y reglar los hábitos intestinales mediante laxantes o reblandecedores fecales (27). TRASTORNOS DEL SUEÑO La importancia de los trastornos del seño en la infancia y la adolescencia radica en qe, aparte de s elevada frecencia, peden ser confndidos con trastornos psiqiátricos, y qe mchos de éstos asocian alteraciones del seño. La conexión entre seño y reglación condctal y afectiva parece ser compleja y probablemente bidireccional (22). FISIOLOGIA DEL SUEÑO EN NIÑOS Y ADOLESCENTES Cando se despierta a n individo drante la fase REM, s retorno al estado de alerta se prodce con rapidez y es capaz de describir ss ensoñaciones. En contraste, cando se le despierta drante el seño delta, a mendo está desorientado y "espeso", y reqiere algnos mintos para alcanzar la vigilia. La cantidad e intensidad de seño delta se relaciona con la cantidad previa de tiempo despierto y con la madrez cerebral. Los niños pasan gran parte del tiempo en fase delta y reslta my dificil despertarles. En n experimento la tilización de tonos de 123 decibelios (inmediatamente por debajo del mbral doloroso) a través de ariclares bilaterales no consigió despertar condctal o electroencefalográficamente a niños en seño delta (22). Los adltos alcanzan s primera fase REM habitalmente tras nos 90 mintos de iniciado el seño. Los niños con frecencia "se saltan" este periodo y reinician na segnda fase delta, probablemente por la gran profndidad de s seño y por las elevadas necesidades de éste qe tienen. Los periodos REM ocrren cíclicamente, aproximadamente cada 60-90 mintos drante el resto de la noche; la dración de estas fases amenta progresivamente a medida qe se aproxima la mañana. Básicamente el seño de los niños tiene tres características principales: La mayoría del seño delta ocrre drante las tres primeras horas, de forma qe los problemas relacionados con esta fase selen aparecer en las primeras horas de la noche. La mayoría de las fases REM ocrren en la segnda mitad de la noche. Consecentemente los trastornos relacionados con el seño REM son más frecentes al amanecer. Drante la noche se dan de cinco a siete cortos periodos de vigilia. Las dificltades para volver a conciliar el seño tras estos despertares normales peden hacer pensar a los padres qe algo está despertando recrrentemente a s hijo (22). EVOLUCION A LO LARGO DE LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA La cantidad total de seño, el patrón de las fases, y la rapidez de los ciclos cambian significativamente a lo largo del desarrollo. Los recién nacidos habitalmente dermen nas 16 horas al dia e inician cada ciclo de seño con na fase REM, qe se denomina "seño activo del recién nacido". Los ciclos REM/NO-REM ocrren cada 50-60 mintos en los niños peqeños. Progresivamente los cortos ataqes de seño qe se venían dando con igal distribción entre la noche y el día, dan paso a mayores periodos de vigilia dirna. Anqe hay considerables variaciones individales, el niño típico de n año derme nas 11 horas drante la noche y n total de nas 2 horas y media de siestas varias. Hacia los 3 años el seño noctrno dra nas 10 horas y media o solo realiza na siesta de 60 a 90 mintos. En las cltras anglosajonas, y cada vez más en la nestra, las siestas dejan de efectarse alrededor de los 4-5 años de edad (22). A partir de entonces hay n descenso gradal de la cantidad total de seño qe pasa de 10 horas y media a los 5 años a nas 8 horas a los 18. Los cambios de la estrctra del seño drante la infancia y la adolescencia inclyen n descenso gradal de las fases REM y na disminción significativa de la cantidad y amplitd del seño delta (22). La eficiencia del seño también disminye drante el desarrollo. Los niños peqeños emplean casi todo s seño en las fases 2, 3, 4 o REM, con my poco seño ligero de fase 1, despertares o activaciones. Con la edad aparecen más despertares y fases 1 a lo largo del seño (22). Uno de los cambios madrativos más intrigantes es el amento de la somnolencia dirna qe ocrre drante la pbertad. Los niños prepberales se mantienen marcadamente alertas a lo largo del dia, pero los qe se encentran en la adolescencia media mestran na somnolencia dirna significativa. Anqe parte de esta somnolencia pede ser consecencia de n seño noctrno inadecado, existen evidencias crecientes de qe está relacionada con los cambios fisiológicos de la reglación de seño qe ocrren drante la pbertad (22). Pese a este aparente amento de los reqerimientos de seño drante la pbertad, mchos adolescentes de nestra cltra sigen las normas sociales de trasnochar y madrgar, por lo qe en este grpo de edad con frecencia se dan cortos periodos de seño. Anqe mchos estdiantes de bachillerato parecen fncionar con 6-7 horas de seño drante los dias de escela, ss condctas de seño drante los fines de semana o vacaciones indican qe ss verdaderas necesidades de seño son mcho mayores. Mchos de estos adolescentes presentan na somnolencia significativa drante las clases. Los efectos de esta relativa deprivación de seño tienen implicaciones en n amplio abanico de aspectos, inclyendo el rendimiento escolar, los cambios anímicos y el so de sstancias. Desde na perspectiva clínica mchos de estos adolescentes desarrollan patrones de seño-vigilia erráticos a casa de los progresivos retrasos en la hora de acostarse, la tilización de siestas intempestivas y cambios radicales en ss hábitos drante los fines de semana (22). EPIDEMIOLOGIA Son my escasos y parciales los estdios epidemiológicos de los trastornos del seño en niños. Los pediatras informan de prevalencias oscilantes entre el 0,2% y el 7,8%, mientras los psiqiatras infantiles las sitúan entre el 0,2 y el 19,4%. En poblaciones clínicas, pediátricas o psiqiátricas, de 2 a 15 años de edad se ha encontrado las sigientes prevalencias: somniloqia 32%, pesadillas 31%, despertar noctrno 28%, insomnio inicial 23%, enresis 17%, brxismo 10%, estereotipias 7% y terrores noctrnos 7% (29). A estos trastornos deben añadirse otros problemas relacionados con el seño (cansancio, hambre, erctos, cólicos, dentición, pañales húmedos, eccema, etc. (30), qe carecen de sficiente identidad como para emitir n diagnóstico, pero qe también generan n importante grado de repercsión familiar. ESQUEMA GENERAL DE EVALUACION Drante la entrevista clínica los datos aportados por los padres debieran contrastarse con los facilitados por el niño qe, si tiene edad sficiente, debe ser entrevistado por separado. Deben establecerse las características iniciales o basales del seño del niño mediante atoinformes, siempre qe el niño tenga capacidad sficiente. Estos deben ser cmplimentados por el niño (y por los padres en n registro paralelo) al despertarse drante al menos dos semanas. Un modelo de atorregistro pede encontrarse en Cashman MA y McCann BS (1991). Conviene realizar n análisis condctal de la interacción y hábitos del niño y ss padres, especialmente los manifestados en las sitaciones relacionadas con el seño y ss reales o spestos problemas. En algnos casos (somnolencia excesiva, apnea del seño, otros) deberán practicarse estdios objetivos del seño (29). DIFICULTADES PARA INICIAR Y MANTENER EL SUEÑO Entre los 1 y 5 años de edad alrededor de n 20-30% de los niños tienen dificltades para dormir. La mayoría de los casos derivan de factores aprendidos y condctales, anqe nmeros problemas médicos (dolor, prrito, disnea, etc.) peden contribir significativamente. En calqier caso el tema central del insomnio del niño y adolescente afecta al sentimiento sbjetivo de segridad. Dormir significa esencialmente abandonar el estado de vigilancia y por tanto la capacidad de responder a las amenazas del ambiente; de hecho la evolción biológica ha restringido el seño a lgares segros (22). En los niños pre-escolares los problemas selen derivar de asociaciones qe el niño realiza con el hecho de qedar dormido. Los "benos dormidores" han aprendido condctas ato-confortantes, tales como tocar s sábana favorita o chparse el dedo. Los niños "malos dormidores" con frecencia lo qe han aprendido son condctas confortantes qe precisan la presencia de los padres, por lo qe tras cada despertar noctrno los reqieren de nevo (22). En los niños en edad escolar y en los adolescentes, la ansiedad y las preocpaciones peden dificltar el inicio del seño de la misma forma qe en los adltos. En algnos niños, la ansiedad y tensión asociadas con el momento de irse a la cama (momento en el qe se pede reflexionar sobre los conflictos), peden condcir a n insomnio condicionado grave. En algnos niños el insomnio reslta evidente al reclamar la presencia de los progenitores o levantarse de la cama; otros sin embargo permanecen despiertos en la cama sin qe nadie lo sepa (22). Siempre debe descartarse la presencia de fobia escolar, ansiedad por separación y, especialmente en adolescentes, el consmo de tóxicos (29). El tratamiento efectivo del insomnio en los niños pasa, por tanto, por la identificación de las fentes de las amenazas percibidas. Un abordaje razonable (22) podría inclir: Identificación de las fentes de ansiedad y preocpación, y reelaboración cognitiva. Entrenamiento en la expresión de ss preocpaciones de forma adecada drante las horas de vigilia Entrenamiento adecado a s edad en técnicas de relajación. Focalización de s atención en imágenes positivas (qe le generen relajación) cando se aceste. Establecimiento de n patrón reglar de seño y vigilia. Creación de asociaciones positivas con la hora de acostarse (como n rital placentero previo). Respecto a los fármacos, al igal qe en los adltos, las benzodiacepinas constityen el tratamiento más sal. El triazolam sería el fármaco de elección para el insomnio de conciliación, por s menor riesgo de sedación dirna en comparación con otras benzodiacepinas. El diacepán (5 mg) ha sido recomendado explícitamente en el tratamiento de la ansiedad anticipatoria de los niños y adolescentes con fobia escolar (29). SOMNOLENCIA EXCESIVA DIURNA Cantidad inadecada de seño La casa más frecente de somnolencia moderada en adolescentes es la falta de seño, generalmente consecencia de n patrón de condcta qe inclye el trasnoche, madrgar y fines de semana con excesivas horas de seño (22). En la evalación del esqema de seño de n individo la información retrospectiva no sele ser útil y es preferible n atoregistro diario drante nas dos semanas qe inclya la hora en qe se acesta (cando se apagan las lces), na estimación del tiempo de latencia, los despertares noctrnos, la hora de levantarse, las dificltades para hacerlo y la frecencia, hora y dración de las siestas. Es my importante evalar separadamente los dias de escela de los fines de semana (22). Una vez qe se identifica la "falta de seño" el clínico debe aydar a la familia a reconocer las consecencias ésta ("se derme en clase, se le pegan las sábanas, está más irritable y cansado...") y debe establecerse n contrato condctal qe impliqe a toda la familia, en el qe se especifiqen las horas de seño diarias, con escasas variaciones drante el fin de semana, y la forma de corrección de las condctas anómalas detectadas (22). Sueño nocturno alterado Por so de sstancias: Alcohol, drogas de abso, Cafeína, fármacos (betaadrenérgicos, Metilfenidato). Por Síndrome de Apnea Obstrctiva del Seño (SAOS). Los adltos con SAOS son típicamente obesos, letárgicos y somnolientos. Los niños selen ser delgados, con amígdalas o adenoides hipertrofiadas y peden parecer más irritables qe hipersómnicos. En los casos graves las apneas y despertares son evidentes. En los SAOS leves ni el niño ni los padres selen ser conscientes de los cortos despertares y selen relatar seño inqieto, ronqidos crónicos intensos o respiración ridosa, dificltades para despertarle por la mañana, na historia de problemas amigdalares, adenoideos o de infecciones otológicas, así como signos de seño noctrno inadecado (irritabilidad, dificltades de concentración, descenso del rendimiento escolar y condcta oposicionista). Mchos de estos niños parecen, paradójicamente, hiperactivos. El diagnóstico y tratamiento pasa por na evalación otorrinolaringológica, y ocasionalmente polisomnográfica (22). Trastornos asociados con un aumento de las necesidades de sueño Narcolepsia Trastorno crónico genéticamente determinado (brazo corto del cromosoma 6; HLA DR2) caracterizado por la tétrada: ataqes de seño, cataplexia (pérdida repentina del tono msclar sin alteración del nivel de conciencia), parálisis del seño (incapacidad para moverse al despertarse) y alcinaciones hipnagógicas (al dormirse). Alrededor del 50% de los adltos narcolépsicos comienzan a presentar síntomas drante la infancia. No todos los síntomas deben estar presentes para el diagnóstico. La detección de casos de narcolepsia de inicio precoz pede ser my difícil: en los jóvenes la somnolencia pede ser el único síntoma inicial y mantenerse drante años como síntoma aislado; la cataplexia pede ser tan leve como na peqeña debilidad de las piernas al reirse y las alcinaciones hipnagógicas peden interpretarse como imaginaciones vívidas de los niños (22). Por otra parte s confsión con otros trastornos psiqiátricos es fácil (inclyendo la esqizofrenia). Hipersomnolencia idiopática Algnos pacientes mestran somnolencia dirna pese a n seño noctrno adecado, sin alteraciones en s estrctra REM o NO-REM. Un 40% de los casos tienen na historia familiar de hipersomnia. Alrededor de n 60% de los qe carecen de historia familiar son HLA-DR2 positivos, y se consideran narcolepsias monosintomáticas. Se tilizan estimlantes cando la hipersomnolencia interfiere en la vida diaria del individo (22). Síndrome de Kleine-Levine Se caracteriza por la triada somnolencia excesiva, hipersexalidad e hiperfagia complsiva, a la qe se asocian irritabilidad, confsión y ocasionalmente alcinaciones aditivas o visales. Es tres veces más frecente en varones, en la mitad de los casos se inicia tras n proceso gripal o na lesión con pérdida de conciencia. Con frecencia sige n crso cíclico con episodios de 1-30 dias de dración, y sele desaparecer espontáneamente al final de la adolescencia o inicios de la vida adlta. No existen prebas complementarias de diagnóstico específicas. Debe descartarse la presencia de tmores hipotalámicos, infecciones focales del SNC o accidentes vasclares. La presencia de signos nerológicos, de amento de la presión de LCR, de alteraciones en la reglación de la temperatra o la ingesta de aga, o de otras anormalidades endocrinas indican na base orgánica. En el diagnóstico diferencial debe inclirse el trastorno bipolar. No hay acerdo respecto al tratamiento (22). Otros Síndrome de Prader-Willi. Caracterizado por hipotonía, retraso mental, obesidad, hipogonadismo e hiperfagia, también inclye somnolencia dirna excesiva qe pede asociarse con apnea obstrctiva del seño. TRASTORNOS DEL RITMO CIRCADIANO SUEÑO-VIGILIA Síndrome de fase de sueño retrasada Es el problema circadiano más frecente entre los adolescentes. Generalmente comienza los fines de semana o drante las vacaciones, en los qe sigen n horario anárqico, acostándose a altas horas de la madrgada. La noche previa al retorno a la escela se van a la cama temprano pero no consigen dormir, de forma qe al día sigiente tienen seño y al volver a casa dermen na siesta, y por la noche velven a aparecer los problemas para conciliar el seño; finalmente llega el fin de semana y velven al horario anárqico. Mchos adolescentes sigen n horario similar al descrito sin graves problemas, sin embargo algnos son incapaces de levantarse a tiempo para ir a la escela pese a na alta motivación, tienen problemas de concentración y alteraciones del estado de ánimo (22). Algnos adolescentes no están motivados para la corrección del problema (de algna forma han elegido n horario trasnochador). El tratamiento, qe sólo resltará efectivo si existe na motivación por el cambio, pasa por dos fases: 1) alineación gradal del horario existente al deseado y 2) mantenimiento del nevo horario. El alineamiento debe ser gradal y consistente, en forma de peqeños adelantos de las horas de acostarse y levantarse (15-30 mintos por día), drante todos los dias de la semana (inclyendo fines de semana) y con prohibición expresa de las siestas. En casos graves se pede tilizar la "cronoterapia" de retraso de fase, en la qe se indica n retraso de las horas de inicio y fin del seño de 2-3 horas/dia hasta alcanzar el horario deseado; en esta modalidad el despertar debería asociarse con lz brillante y algún tipo de actividad, como por ejemplo dar n paseo. En la fase de mantenimiento se debe pactar n horario estable para los siete días de la semana, especialmente drante las 2-3 primeras semanas; más adelante se peden permitir trasnoches siempre y cando al dia sigiente no se levante 1-2 horas más tarde de s hora habital (22). PARASOMNIAS: SUCESOS INHABITUALES DURANTE EL SUEÑO Despertares parciales: sonamblismo, somniloqia, terrores noctrnos y despertares confsionales. Al acabar el primer tercio de la noche la mayoría de los niños pasan de n seño my profndo a otro más ligero. En este momento peden prodcirse condctas insales como mrmllos, mecas, movimientos desmañados, monólogos, sonamblismo tranqilo o agitado, y a veces condctas qe parecen de pánico. Generalmente dran de 2 a 10 mintos, anqe peden ser tan cortas como 30 segndos. Algnas formas de despertares parciales son bastante frecentes: alrededor de n 20% de los niños entre 3-12 años han tenido al menos n episodio de sonamblismo, y n 5% los tienen de forma reglar; los terrores noctrnos son menos frecentes (1-6% en este grpo de edades) (22). La casa de estos fenómenos no está clara, anqe parecen estar relacionados con la intensidad de seño delta, de forma qe son más frecentes entre niños de 3 a 8 años, o cando se derme tras n cansancio extremo o pérdida de seño. No existe sficiente evidencia empírica sobre la inflencia de las características psicológicas del niño, ss conflictos y ansiedades inexpresadas, en la aparición de despertares parciales (22). Se cree qe tras los trastornos por despertares parciales existe na predisposición genética común, modificada por factores ambientales. Hay familias en las qe se dan jntos sonamblismo y terrores noctrnos, inclso cando el probando solo padece no de ellos. Cando n padre padece sonamblismo el 45% de s descendencia también está afecto, y el porcentaje se eleva al 60% cando los dos padres lo padecen. Por otra parte, los familiares no afectos tienden a ser dormidores profndos, con mbrales para despertar speriores a lo normal (22). El primer paso en el abordaje de los despertares parciales es s identificación. Los terrores noctrnos, a diferencia de las pesadillas, ocrren drante el primer tercio de la noche, amentan de frecencia a medida qe hay mayor falta de seño (o cansancio físico), y se asocian con n despertar parcial confso, asencia de recerdo del sceso y rápida velta al seño. El segndo paso debe dirigirse a tranqilizar y explicar el fenómeno a los padres y el niño. Mchos padres ven los despertares parciales de ss hijos como la consecencia de na pesadilla, y se asstan cando al intentar tranqilizarlos están incoherentes o inclso agresivos, o no son reconocidos. En tercer lgar se debe valorar la idoneidad del horario de seño del niño, y a continación (carto paso) dotarlo de mayor consistencia (ver más arriba) y eliminar las casas de alteraciones del seño. En qinto lgar deben valorarse y tratarse las posibles preocpaciones y tensiones asociadas con el dormir. Cando estas medidas resltan insficientes peden tilizarse, para "romper el círclo", fármacos como el diacepán o la imipramina (25-75 mg/noche), qe disminyen significativamente el seño delta y, por tanto, los terrores noctrnos. Lamentablemente al sspender la medicación sele presentarse seño delta de rebote y con él despertares parciales. Siempre debe valorarse el riesgo físico existente (caída por escaleras, ventanas, etc.) y proponer cambios del entorno si son necesarios (22). Los despertares confsionales carecen de significación patológica y son prácticamente niversales en los niños menores de 5 años. El sonamblismo y la somniloqia (habla drante el seño) son las dos parasomnias más frecentes. Las padecen de n 1% a n 6% de los niños, siendo más prevalente entre los 4 y los 8 años de edad y tendiendo a desaparecer al llegar la adolescencia. Peden exacerbarse en casos de fiebre, privación de seño o ciertas medicaciones (desipramina p. ej.), y precipitarse por ridos o inclso por na distensión vesical. Conviene recomendar medidas de segridad y permitir el paso del tiempo. En ciertos casos deberá hacerse diagnóstico diferencial con na epilepsia temporal o psicomotora. Se han tilizado con éxito benzodiacepinas y antidepresivos, sobre todo Imipramina a dosis bajas (29). Pesadillas Las pesadillas son ensoñaciones de carácter amenazador qe generan n despertar completo, y qe ocrren drante la fase REM del seño (más frecentes por tanto en la segnda mitad de la noche). Las pesadillas frecentes y recrrentes son raras. Deben distingirse de los terrores noctrnos. En s forma esporádica peden estar relacionadas con programas de TV, pelíclas, o scesos amenazantes del día o días previos. De forma recrrente peden formar parte del Trastorno por estrés post-tramático (22). Se debe instrir a los padres a aceptar el miedo del niño (y no minsvalorarlo como solo n mal seño), a permanecer con s hijo hasta qe disminya la ansiedad, a empatizar con él y confirmarle qe ellos acdirán siempre qe tenga miedo, a asegrarle qe no va a sceder nada malo y a dialogar sobre las pesadillas y explicarle lo qe son drante el dia en n ambiente relajado (31). Trastornos por movimientos rítmicos Se denominan así a los movimientos rítmicos, estereotípicos, de la cabeza y parte sperior del cerpo qe ocrren dante el seño, el cansancio o el reposo. Alrededor de n 3-15% de niños sanos balancean la cabeza drante s primer año de vida. Sele desaparecer hacia los 4 años de vida. Es más frecente en casos de retraso mental. La mayoría de los cabeceos se dan drante el cansancio previo al inicio del seño y peden continar hasta la 2.ª fase del seño. En algnos casos reaparece en los despertares qe ocrren entre ciclos de seño. Se desconoce la casa de estos movimientos. Se spone qe pede ser na condcta aprendida, ato-reforzada por sensaciones placenteras mediadas por las vias vestiblares. Cando la condcta persiste más allá de los 3-6 años debe practicarse na evalación psiqiátrica y nerológica completa. Peden tratarse con éxito con técnicas de modificación de condcta. En ocasiones se han tilizado satisfactoriamente benzodiacepinas o antidepresivos tricíclicos (22). Bruxismo El rechinar de dientes drante el seño es n trastorno my frecente a partir de los 10 meses de vida (lo experimentan hasta el 50% de los niños). Pede prodcir trastornos dentales, cefaleas y dolor mandiblar. No garda relación algna con la psicopatología y se desconoce s etiopatogenia. (29) Convulsiones durante el sueño Alrededor de n 50-80% de los pacientes epilépticos presentan convlsiones drante el seño o al cambiar del seño a vigilia y viceversa. La relación entre el seño y las convlsiones no se entiende con claridad, pero parece qe la sincronización EEG qe ocrre drante las fases NO REM favorece la extensión de las descargas eléctricas anormales, las cales se generan más fácilmente al caer o salir del seño. En calqier caso es raro qe se presenten convlsiones drante el seño sin qe existan sospechas de epilepsia. Si ésta se sospecha debe contactarse con na Unidad del Seño y valorar la realización de registros EEG en privación de seño y drante éste (22). CAMBIOS EN EL SUEÑO ASOCIADOS CON TRASTORNOS PSIQUIATRICOS Depresión en la infancia y adolescencia A diferencia de los estdios de depresión en adltos, los resltados de los escasos trabajos en niños y adolescentes no son constantes. La mayoría no han encontrado evidencias de amento de actividad fásica drante el seño REM, sólo algnos describen redcción de la latencia de seño REM o de la eficiencia del seño, y en ningno se ha hallado disminción del seño delta. No se sabe por qé sólo n sbgrpo de niños presenta n patrón de seño similar al de los adltos, anqe se postlan diversas hipótesis (factores madrativos, genéticos). Esta escasez de hallazgos contrasta con la alta frecencia de qejas sbjetivas (presentes hasta en el 74% de los casos) (22). Trastorno por déficit de atención De forma semejante a lo qe ocrre en la depresión, en los casos de déficit de atención sele haber qejas de insomnio y de seño inqieto, qe contrastan con la asencia de hallazgos significativos en los estdios de seño. Una reflexión importante afecta al so de estimlantes. En general las dosis tardías o el so de formas de liberación retardada tienden a prolongar la latencia del seño, sin embargo y paradójicamente, hay casos descritos de mejoría con esta posología (22). Síndrome de Tourette Los pacientes con síndrome de Torette y ss familiares tienen alteraciones del seño con mayor frecencia qe la población sana. Los individos afectos presentan tics motores y vocales a lo largo de todas las fases del seño, así como n promedio de despertares parciales amentado, qe peden manifestarse como terrores noctrnos, sonamblismo, enresis o condctas Torette-like (coprolalia, trinos). El tratamiento del síndrome mejora tanto los tics como los despertares parciales. En ocasiones la mejoría de la calidad del seño repercte en disminción de la irritabilidad y cansancio dirno asociados (22). Autismo, retraso mental y disfunción cerebral Los niños con n trastorno generalizado del desarrollo o atismo tienden, por lo general, a segir presentando s inqietd o actividades estereotípicas drante las horas de seño, lo qe sele ocasionar dificltades para conciliarlo o despertar precoz. Al parecer las alteraciones de la estrctra del seño dependen de la gravedad del trastorno. En el Síndrome de Rett los patrones respiratorios alterados de la vigilia (respiración desorganizada con hiperpneas compensatorias) se normalizan drante el seño, el cal presenta n bajo porcentaje de fase REM. Los niños con retraso mental o daño cerebral también presentan con frecencia alteraciones del ritmo seño-vigilia (32). TRASTORNOS DE LA IDENTIDAD SEXUAL (TIS) DESARROLLO PSICO-SOCIO-SEXUAL HUMANO Con frecencia el sexo (anatomía) de na persona coincide con s identidad sexal (sentimiento sbjetivo de ser hombre o mjer), s rol o papel sexal (patrón de condcta cltralmente aceptado como masclino o femenino) y s orientación o preferencia sexal (respesta activa o imaginaria frente a estímlos eróticos), pero no siempre es así. Diversas categorías de la condcta hmana, conocidas como dimorfismos sexales, permiten diferenciar de forma fiable la condcta sexal hmana, bien entendido qe tales diferencias no son absoltas, sino tendencias, de forma qe estos comportamientos se dan en n porcentaje distinto en cada no de los sexos. Los principales dimorfismos sexales inclyen: 1) la identidad sexal 2) la orientación sexal; 3) los patrones de jego drante la infancia; 4) la propensión hacia la agresión física y 5) las características cognitivas relacionadas con el lengaje y las habilidades viso-espaciales (33). Estas diferencias aparecen ya a los 2 ó 3 años de vida y permanecen básicamente constantes. Los niños son menos tolerantes con otros niños qe manifiestan condctas del sexo opesto qe lo son las niñas a este respecto. Según Stoller (citado en Noshpitz y King (25)) la identidad sexal depende en primera instancia del sexo anatómico, en segndo lgar de las actitdes de padres y amigos, y finalmente de na intensa y oclta ferza biológica qe determinaría lo qe él llama la identidad sexal medlar. Para este ator cando tal ferza es my potente la inflencia social, o inclso la evidencia de la propia anatomía, no es capaz de sperarla; sin embargo, cando es débil los factores ambientales peden generar estados de ambigüedad sexal (25). Hacia los 2 años y medio nos dos tercios de los niños reconocen s propio sexo, y niños y niñas se identifican a sí mismos en casi el 100% de los casos (19). La condcta sexal implica la identificación con formas de comportamiento aceptadas cltralmente como masclinas o femeninas. En nestros dias, no obstante, las sociedades occidentales vivimos na época de cambio de expectativas qe peden favorecer la ambigüedad. Pese a qe la biología parece determinar qe los niños sean motóricamente más agresivos qe las niñas, los rasgos finales acaban siendo modlados por las expectativas de los progenitores, particlarmente por las de los padres (19). Tradicionalmente se ha animado a los niños a la independencia, el jego físico y la agresividad, mientras qe en las niñas se ha fomentado la dependencia, la verbalización de sentimientos y la intimidad física; en las actividades lúdicas los niños han jgado con pistolas y camiones y las niñas con mñecas y ropas. Los roles, no obstante, están cambiando. Ahora a los niños se les anima a expresar ss sentimientos y se persigen intereses tradicionalmente femeninos; mientras qe a las niñas se les estimla a segir carreras tradicionalmente dominadas por los hombres y a participar en deportes competitivos. A medida qe la sociedad se velve más tolerante en ss expectativas respecto a los sexos, los roles devienen menos rígidos y las oportnidades para niños y niñas amentan (19). Drante la adolescencia los cambios hormonales parecen jgar n papel importante en la esfera afectiva y en la condcta. En los varones adolescentes los niveles de testosterona correlacionan con la líbido, qe se manifiesta en forma de condcta sexal, mastrbación y búsqeda del coito; las adolescentes sin embargo, aún cando inflidas por los andrógenos, no presentan na evidencia clara de cambios condctales; el acto sexal en las chicas parece casi exclsivamente determinado por factores psicosociales (19). De hecho, dado qe la pbertad aparece en las chicas nos dos años antes qe en los chicos, podría sponerse qe el inicio de relaciones sexales es más precoz, sin embargo las adolescentes son menos activas sexalmente qe los varones de s misma edad. Los adolescentes se activan fácilmente por estímlos ambientales y las erecciones son frecentes, generando rgencias libidinales, qe habitalmente condcen a la mastrbación, na vía de satisfacer ss implsos sexales. El despertar del implso sexal en las chicas, por el contrario, está íntimamente relacionado con los sentimientos, y tienden, a diferencia de los varones, a contemplar sexo y amor como dos aspectos relacionados. La edad media del primer acto sexal completo (datos USA) es de 16 años; a los 19 años el 80% de los varones y el 70% de las mjeres han realizado algna vez el coito (19). Drante la adolescencia media es frecente la condcta sexal y la experimentación de variados roles sexales. La mastrbación ocrre en ambos sexos como na actividad habital; son frecentes los enamoramientos, a mendo respecto a personas inalcanzables de la misma o mayor edad; y ocrren también experiencias homosexales, generalmente transitorias. La mayoría de los adolescentes necesitan en esta época qe se les confirme qe es normal tener algna experiencia homosexal aislada y qe esto no significa na orientación homosexal permanente. Sin embargo, en n peqeño porcentaje de adolescentes (1-4% de los varones, y 0.5-2% de las chicas) aparece ya na orientación homosexal predeterminada, qe reqerirá consejo sobre cómo desenvolverse con s rol (19). El desarrollo de la identidad sexal y aspectos relacionados ha intentado explicarse a través de nmerosas teorías. En la actalidad las principales son: la teoría cognitiva del desarrollo, la teoría del aprendizaje social, los modelos de procesamiento de información, la aproximación mltidimensional matricial y la teoría evolcionista pra (25). En los últimos años el interés de los investigadores se ha volcado en determinar cómo y cando aparece el ato-etiqetado de n niño como varón o hembra; la estabilidad sexal (consciencia de qe n niño se convierte en n hombre y na niña en mjer); la constancia sexal (sentimiento de estabilidad e inmtabilidad del sexo) y el motivo sexal (reconocimiento de qe na persona no pede cambiar de sexo por desearlo). Y también a describir y analizar el afeminamiento de las niños, la masclinización de las niñas, el cambio de ropas entre niños y el grado qe ésto sgiere transvestismo, la homosexalidad (sexo y orientación sexal incongrentes) y la transexalidad (sexo e identidad sexal incongrentes) (25). ALTERACIONES DE LA IDENTIDAD SEXUAL HUMANA El diagnóstico de las alteraciones de la identidad sexal ha sfrido cambios drástico a lo largo de los últimos 30 años. Las primeras descripciones de lo qe se denominó na condcta sexal "incongrente" en niños sin otras anormalidades físicas o biológicas detectables datan de 1960 (Green y Money, citado en Zcker) (34), y las primeras listas diagnósticas de 1968 (Bakwin, citado en Noshpitz) (25). La homosexalidad fé considerada oficialmente n trastorno hasta 1973 en qe se eliminó de los códigos del DSM-II. El transexalismo ha sido eliminado como diagnóstico independiente en el DSMIV (APA 1994) pero permanece en la CIE-10 (OMS 1992). La bicación de estos trastornos dentro de las clasificaciones al so también ha cambiado: en el DSM-III se inclyeron dentro de los trastornos psicosexales; en s versión revisada (DSM-III-R) aparecieron en el epígrafe trastornos de inicio en la infancia, la niñez o la adolescencia; la CIE-10 los ha englobado dentro de los trastornos de la personalidad y comportamiento del adlto, y finalmente el DSM-IV los ha velto a definir en n apartado específico (trastornos de la condcta e identidad sexal). Todos estos cambios denotan n interés creciente y n desarrollo marcado del cerpo de conocimientos al respecto de la sexalidad hmana. En la actalidad las posibilidades diagnósticas son: Transexalismo (F64.0 [CIE-10]), Transvestismo no fetichista (F64.1 [CIE-10]), TIS en la infancia (F64.2 [CIE-10] ó 302.6 [DSM-IV]), TIS en adolescentes y adltos (302.85 [DSM-IV]), Otros TIS (F64.8) y TIS sin especificación (F64.9 [CIE-10] o 302.6 [DSM-IV]). De forma global (para patas ver CIE-10 o DSM-IV) los niños o niñas con n TIS manifiestan n sentimiento negativo persistente en relación con s sexo anatómico, verbalizan deseos de ser del sexo opesto (o qe de hecho lo son), presentan n trasvestismo de inicio precoz y consistente, prefieren jegos y compañeros de jego del sexo contrario, y adoptan papeles del sexo opesto en las actividades lúdicas (25). Los trastornos de la identidad sexal constityen n continm en el qe no pede establecerse na línea demarcadora clara qe diferencie qé niños debieran recibir el diagnóstico y cales no (19). EXPLICACIONES ETIOPATOGENICAS Hasta la actalidad no se ha podido identificar ningna anomalía biológica específica en niños y adolescentes con TIS. Existen evidencias de qe ciertos comportamientos qe caracterizan a algnos individos con TIS se asocian con variables biológicas, pero no existe acerdo sobre el grado en qe dichas variables inflyen en el desarrollo psicosexal. La inflencia hormonal del ambiente prenatal sobre la condcta sexal ha sido objeto de nmerosos estdios en animales y hmanos. Los estdios animales parecen indicar qe no existe n único periodo sensible a tal inflencia, sino qe las hormonas sexales tienen consecencias diferenciales dependiendo del momento en qe actúan. En hmanos la Hiperplasia Adrenal Congénita (HAC) constitye n modelo espontáneo de investigación. Algnos estdios sgieren qe en el grpo de mjeres con HAC existe n mayor porcentaje de bisexalidad homosexalidad, y n promedio de matrimonio y experiencias sociosexales inferior a los esperados. Sin embargo, no qeda claro si tales diferencias derivan directamente de los factores biológicos o bien de las secelas físicas (cirgía correctora y cosmética) o sociales de la enfermedad (34). Los estdios qe han investigado retrospectivamente la apariencia física de individos adltos con TIS parecen indicar qe cando eran niños ésta se asemejaba a la del sexo opesto (niños con "n aire femenino" y niñas con "n aire masclino"). La dificltad estriba en establecer si el atractivo (n rasgo no estrictamente físico y claramente inflenciable por factores psicosociales) y la apariencia física actúan como como factores predisponentes y/o perpetantes, o son simplemente na manifestación más del trastorno (34). Una explicación simple plantea qe los padres o edcadores socializan al niño en condctas sexales más frecentemente asociadas con el sexo opesto. La sitación real no parece ser tan simple, anqe sí se ha visto qe la reacción paterna más frecente ante la aparición inicial de condctas sexales incongrentes es de tolerancia o falta de respesta. Se spone qe tal tolerancia o referzo de condctas crzadas podría poseer importancia etiológica (34). Otro factor estdiado ha sido la calidad de las relaciones entre estos niños y ss padres. La mayoría se centran en varones. Stoller (citado por Zcker) (25) argyó qe "canta más madre y menos padre tiene el niño, más feminidad se genera", de forma qe en los varones aparecería na "detención del desarrollo en fases preedípicas". Algnos estdios comparativos parecen confirmar parcialmente esta ecación en niños entre 2 y 5 años de edad, de forma qe los padres de niños con TIS dedican menos tiempo a ss hijos del qe dedican los padres de los controles; las madres, contrariamente a lo previsto, también dedican menos tiempo qe en el grpo control. En calqier caso, los niños con TIS se sienten más cercanos a ss madres qe a ss padres. Respecto a las niñas los escasos estdios existentes sgieren na "desidentificación" con la madre, qe generaría na devalación de la feminidad y na sobrevaloración de la masclinidad (34). Se ha sgerido qe aqellas madres qe habían sfrido conflictos en s identidad sexal drante la niñez, de algna forma podrían transmitir s conflictividad y favorecer condctas excesivamente afeminadas en ss hijos. Algnos estdios confirman qe las madres de niños afeminados se describen a sí mismas con más frecencia como marimachos qe las madres de niños control, pero las diferencias no son sficientes como para identificarlas como TIS (34). No parecen confirmarse las sposiciones de qe los padres de niños con posibles alteraciones en s identidad sexal, presentan na mayor probabilidad de alteraciones psicopatológicas o problemas de pareja, qe los padres de niños con otros posibles trastornos (34). En relación con la comorbilidad psiqiátrica se ha descrito na incidencia de n 60% de Trastorno de ansiedad por separación (TAS) en 25 varones con TIS 34. La relación entre ambas entidades no está clara, pesto qe ni todos los varones con TAS desarrollan n TIS, ni todos los TIS abocan en n TAS. DIAGNOSTICO DIFERENCIAL Transvestismo Transvestismo en niños. En algnos niños varones parece darse n tipo de transvestismo diferente al de los TIS. En este transvestismo las ropas tilizadas son fndamentalmente íntimas y no se asocia con alteraciones en la identidad sexal (34). Transvestismo en adolescentes. En general no sele existir na historia previa de TIS, el grado de transvestismo es variable y en parte genera excitación sexal. (34) El DSM-IV sólo codifica el transvestismo si es transitorio y está relacionado con n estrés identificable; si no es así se diagnostica como na parafilia (transvestismo fetichista). La CIE-10 permite codificar ambos casos (fetichista y no fetichista). Transexualismo Tanto del DSM-III-R como la CIE-10 permiten el diagnóstico de Transexalismo (deseo de cambiar de sexo), pero no así el DSM-IV. Se trata de n trastorno o rasgo más frecente en varones (1 de cada 30.000 hombres) qe en mjeres (1 de cada 10.000). Mchos estdios retrospectivos han encontrado problemas de identidad sexal drante la infancia. Por el contrario los estdios prospectivos indican qe pocos niños con TIS, fndamentalmente varones, devienen transexales, anqe el porcentaje es significativamente mayor qe el esperado en la población general (19). La adolescencia parece ser n momento crcial: los niños con TIS qe no alteran s identificación sexal al llegar a la pbertad son los qe mayor riesgo tienen de transexalismo (34). El diagnóstico de transexalismo reqiere dos años de persistencia. Situaciones dudosas "Inmasclinidad jvenil". Término acñado por Friedman en 1988 para aqellos varones jóvenes cya condcta cae en la zona de transición entre los TIS y la simple desviación estadística de la norma. Se diferencian del TIS en qe no desean ser mjeres y qe no mestran na intensa preocpación con la feminidad. Peden ser diagnosticados de TIS no especificado (34). Niñas "poco feneninas" (marimachos). Al menos tres rasgos caracterizan al TIS y lo distingen de las niñas "poco femeninas": 1) Presencia de na intensa infelicidad con s rol sexal; 2) Intensa aversión a vestir como mjeres y 3) Expresión manifiesta de desagrado con s anatomía sexal. En general se desaconseja diagnosticarlas (34). Adolescentes qe tvieron na historia de TIS, y qe continúan mostrando signos de identificación sexal alterada, pero qe no presentan na orientación homosexal o n deseo de cambio de sexo. Con frecencia no cmplen criterios de TIS y llegan a la conslta por aislamiento social. Peden diagnosticarse de TIS no especificado (34). Estados intersexuales Síndrome de Trner (XO). Al nacimiento se les sele asignar sexo femenino, y como tales son criadas y se desarrollan; selen presentar na orientación heterosexal. Al llegar la pbertad no aparecen los caracteres sexales sexndarios por lo qe precisan asistencia médica y en ocasiones psiqiátrica (19). Síndrome de Klinefelter (XXY): Al nacimiento se les sele asignar sexo masclino, pero al llegar la pbertad algnos desarrollan ginecomastia y contornos femeninos, y el implso sexal con frecencia es débil. Pese a qe la edcación sele generar na identificación masclina, con frecencia se presentan alteraciones de la identidad sexal qe van desde el transexalismo hasta el transvestismo intermitente. Selen precisar atención psiqiátrica por éstos y otros hallazgos qe van desde inestabilidad emocional a retraso mental (19). Hiperplasia adrenal congénita virilizante. Anqe genéticamente son mjeres la identificación sexal final de estos pacientes parece depender, básicamente, de la asignación qe se hiciera al nacimiento en fnción de la apariencia de los genitales externos. Pese a todo, las niñas criadas como mjeres selen ser significativamente más "poco femeninas" qe las controles (19). Síndrome de insensibilidad a los andrógenos: De forma semejante a lo qe scede en la hiperplasia adrenal congénita, la identificación sexal final de estos varones (genéticamente) nacidos mjeres (fenotípicamente) depende de la crianza, qe se ve reforzada por n desarrollo sexal secndario femenino sin alteraciones (19). Psedohermafroditismo: Se trata de na rgencia obstétrica. En n plazo inferior a 24 horas debe haberse asignado el sexo al recién nacido, pes s identidad sexal parece depender de la convicción familiar del sexo del niño. Cando se precisa cirgía correctora sele practicarse antes de los 3 años de vida (19). TRATAMIENTO Hasta donde sabemos no se han practicado estdios comparativos controlados de la eficacia de los distintos tratamientos propestos. La experiencia clínica sgiere qe la intervención terapética pede redcir más fácilmente los conflictividad asociada a los TIS drante la infancia qe drante la adolescencia. Para ello reslta primordial na bena relación y colaboración entre los padres del niño y el terapeta, de forma qe no se prodzcan malentendidos y las patas sean segidas adecadamente (34). Es fndamental centrar los objetivos del tratamiento. Estos deben dividirse en dos grpos: 1) a corto plazo y 2) a largo plazo. Dentro del primer grpo tienen cabida la eliminación o redcción de los conflictos y aislamiento del niño o adolescente (algnos niños, por ejemplo, rechazan ir a la escela por la presión, a veces tortrante, de vestir con la ropa estereotípica de s sexo), así como el tratamiento de la psicopatología asociada o sbyacente. A largo plazo sele plantearse la prevención del transexalismo y de la homosexalidad. Debe recordarse a los padres qe, hasta donde se sabe, los tratamientos no modifican la orientación sexal posterior (34). BIBLIOGRAFIA 1. Lcas AR. Eating disorders. In: Lewis M. Child and adolescent psychiatry. A comprehensive textbook. 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Sola Muñoz, Granada Tanto el DSM-III-R como la CIE 10 consideran a los Trastornos de la Psicomotricidad, a los Trastornos del Lengaje y a los Trastornos del aprendizaje, como los trastornos específicos del desarrollo psicológico. Conviene pes, hacer n brevísimo repaso terminológico. Según Spitz: madración es el despliege de las fnciones de la especie, prodcto de la evolción filogenética y, por tanto, innatas, qe emergen en el transcrso del estadío embrionario o qe se transmiten, tras el nacimiento, como disposiciones, poniéndose de manifiesto en las etapas posteriores de la vida; desarrollo es la aparición de fnciones y de condctas qe son el resltado de intercambios entre el organismo, de na parte, y el medio interno y externo, de la otra (1). El mismo ator continúa diciendo qe se pede entender el desarrollo como el crecimiento, anqe aconseja qe este término no se se porqe da pie a mchas confsiones. Son características comnes a todos estos trastornos: s etiología desconocida hay grandes ddas para delimitarlos y sbdividirlos se deterioran o retrasan fnciones y/o condctas qe son el resltado de mal intercambio entre factores biológicos de madrez cerebral, con otros factores ambientales biológicos o no biológicos. el deterioro o retraso no es consecencia directa o única de la falta social de oportnidades, ni de tramatismos, déficits o enfermedades nerológicas, retraso mental, problemas visales o aditivos o trastornos de las emociones (afectivos) s crso es estable, sin remisiones ni recaídas - afectan más a niños qe a niñas aparecen en la primera o segnda infancia y es my importante tener en centa el momento evoltivo en el qe crsan, por dos motivos: no transversal, por lo qe el deterioro o retraso dificlta en ese estadío a la globalidad del niño; otro longitdinal, por la repercsión de s crso en posteriores estadíos, pes el trastorno es siempre el mismo, pero s forma de presentación se modifica con la edad. anqe algno de estos trastornos sea n vector prioritario, en la clínica es frecente qe se presente en conglomerado con los otros, (por ejemplo: déficit de atención con hiperqinesia, trastorno del habla y del aprendizaje). desencadenan grandes problemas de inadaptación del niño en el medio escolar y/o familiar. en mchos casos, peden ser paliados por n tratamiento rehabilitador de tipo psicopedagógico, con frecencia de rápidos efectos: somos de la opinión qe este tratamiento debe ser realizado por profesionales de la pedagogía correctiva (psicomotricistas, logopedas, etc.) en centros no sanitarios; s labor es fndamental para el niño con trastornos específicos de desarrollo y la colaboración con el eqipo en el qe trabaja el psiqiatra debe ser estrechísima, pero deben estar bicados en el medio escolar; el acceso del niño a ss servicios debe ser lo más próximo y flido posible, pes no somos en absolto partidarios del gran número de horas de colegio qe mchos escolares tienen qe perder, de las grandes distancias qe han de recorrer (con la consigiente fatiga y falta de tiempo libre) para acdir a tratamientos rehabilitadores medicalizados y faltos de sentido psicopedagógico, en centros sanitarios. TRASTORNOS DEL DESARROLLO MOTOR Hiperqinesia y Trastorno de la atención. Inhibición psicomotriz. Torpeza psicomotora. Tics. Síndrome de Gilles de la Torette. HIPERQUINESIA Y TRASTORNO DE LA ATENCION. "Los padres, a quienes por lo general hay que acreditar el mérito de los resultados obtenidos con la educación más temprana, tienen pleno derecho a sentirse orgullosos por haber logrado convertir al lactante ruidoso, molesto y sucio en un escolar obedientemente sentado ante su pupitre". A. Freud (2) Historia y definición La evolción del término "hiperqinesia" (saremos más bien s sinónimo "hiperactividad", abreviadamente HA) ha segido las patas del panorama psicológico general; así, partiendo de n enfoqe médico qe la consideraba como trastorno nerológico, pasó a ser estdiada, al no poder probarse s base orgánica, desde la óptica de ss aspectos psicológicos y comportamentales. Veamos más detenidamente esta evolción. Anqe disponemos de datos referentes a niños HA qe datan de 1860, se considera al médico inglés G.F. Still el ator de la primera descripción del cadro en 1902; él, además del síntoma principal o "fallo en el control moral", citó otros síntomas concomitantes, señaló qe la inteligencia de estos niños pede ser normal y qe no siempre es posible relacionarlo con na casa nerológica. No obstante, y a pesar de la agda observación de Still referente a la etiología de la hiperactividad, ésta, hasta la década de los años 40 va a ser considerada el resltado de na lesión cerebral. En esta línea podemos citar las descripciones de Ebagh (1923) del "trastorno de condcta postencefalítica", de Khan y Cohen (1934) del "síndrome orgánico cerebral" y de la del "síndrome de Strass" por Strass y Lethinen (1947); los dos últimos atores colocaron n énfasis especial en la inqietd y el nivel de actividad, énfasis qe no será sperado hasta veinticinco años despés para dar paso a n nevo enfoqe de la HA. La década de los 50, paralelamente al desarrollo en EE.UU. de los programas de reedcación para niños con daño cerebral, las investigaciones se orientan hacia na concepción más fncional, así, la definición de Clemens (1966) de la Disfnción Cerebral Mínima, anqe sponía el abandono de la búsqeda de na lesión cerebral, aún indcía a pensar en na alteración orgánica como base del trastorno. La imposibilidad de validar empíricamente la disfnción cerebral mínima con n síndrome médico, hizo qe los investigadores centraran s interés en caracterizar la HA como n síndrome condctal, del qe se destacó fndamentalmente la actividad motora excesiva hasta qe en 1972, Doglas sostiene qe el déficit principal de estos niños radicaría, más qe en el nivel de actividad, en s incapacidad para mantener la atención y en s implsividad; el trabajo de Doglas y ss colaboradores fe el principal determinante de la denominación del cadro en el DSM-111 (1980) como "Déficit de atención con hiperactividad". Recientemente, nmerosos atores han señalado la conveniencia de inclir en la definición déficits cognitivos, tales como la falta de control (Roth, citado por Barkley en 1983), lo cal nos develve al pnto de partida, a Still y s "insficiente control moral". A pesar del esferzo realizado en las dos últimas décadas para definir la HA respecto a nas patas de comportamiento concretas qe permitan orientar el tratamiento y las nevas investigaciones, sige siendo este n concepto ambigo. Safer y Allen (3) piensan qe gran parte de la confsión deriva directamente de los problemas relativos a la terminología, así "disfnción cerebral mínima" se ha sado como sinónimo de "hiperactividad" o "pata condctal hiperqinética" pese a qe no son categorías eqivalentes, pes las dos últimas se refieren a na "pata infantil persistente caracterizada por na inqietd y na falta de atención excesiva" y la primera "n defecto de percepción o de aprendizaje, habitalmente asociado con la HA y a la falta de atención" A la impresión conceptal contribye también la aplicabilidad restringida de ciertos términos comúnmente asociados al HA tales como "lesión o daño cerebral", cando en más del 95% de estos niños no se detecta preba algna de esta lesión, sino más bien de na disfnción mínima asociada a n retraso selectivo en la madración del SNC; el mismo término HA es ambigo, ya qe la cantidad de actividad corporal diaria de estos niños es semejante a la de los no hiperactivos, radicando la diferencia en s dificltad para modlar el nivel de actividad, particlarmente cando tienen qe realizar na tarea académica abstracta; y, por último, el término "síndrome" cya aplicación a la HA es limitada, pes los signos y síntomas clínicos de la HA evoltiva solo presentan n grado moderado de nidad intrínseca, insficiente para merecer técnicamente esta denominación. En lo qe sí parece existir acerdo es en considerar la actividad excesiva y la falta de atención como lo nclear del cadro. Algnos atores elevan al mismo rango de los dos anteriores a la implsividad, sin qe este consenso sea extensivo al resto de los síntomas asociados. Barkley (1983) (4) señala las sigientes características como las comnes a las nmerosas descripciones de la HA: Un énfasis en mostrar lo inapropiado de la implsividad, los periodos cortos de atención, la inqietd y la actividad excesiva de acerdo con la edad del sjeto. La escasa habilidad del niño para restringir o eliminar ss condctas tal y como la sitación lo reqiere. La aparición de tales problemas drante los primeros años de s vida. La persistencia de los síntomas drante varios meses como mínimo. La persistencia de los síntomas en sitaciones diversas (casa, colegio). La discrepancia entre la capacidad intelectal del niño y ss problemas de atocontrol. La dificltad para explicar los síntomas sobre la base de trastornos generalizados del desarrollo o de tipo nerológico tales como daño cerebral, sordera, cegera o trastornos emocionales severos. En conclsión, el término HA lo emplearemos para describir n conjnto de trastornos conceptales característicos, aún cando es frecentemente empleado con niños qe presentan alteraciones de aprendizaje y emocionales asociadas. (5) Epidemiología Prevalencia (3) La HA constitye n problema bastante común en niños en edad escolar. Estdios epidemiológicos recientes aportan porcentajes variables según los criterios diagnósticos y los observadores empleados: · Si se pregnta a los padres de niños de edades comprendidas entre 6 y 12 años si ss hijos son inqietos, la respesta será afirmativa para 35-50% de los niños y el 20-25% de las niñas. · Los profesores asegran qe el 40% de ss almnos son inqietos y qe el 30% presta poca atención en clase. · Si se pide al profesor qe se refiera exclsivamente al grpo de niños qe presenta na notable HA y falta de atención desde qe empezó a asistir al colegio, el porcentaje se redce al 5-10% de chicos de EGB. · Si a los criterios anteriores añadimos la dificltad de aprendizaje y n historial preescolar positivo, el total se redce al 5% de los escolares. Sexo La HA es más frecente en los varones en na proporción de 3-4 niños por cada niña en grpos de la misma edad. Factores socioeconómicos La tasa de HA no parece hallarse demasiado inflida por esta variable, aún cando se detecta n porcentaje mayor de niños HA en las clases inferiores. Curso escolar Lambert y col. (1987) (4), indican qe la prevalencia de la HA se mantiene relativamente constante a través de los crsos, salvo en tercero conde se incrementa significativamente, tal vez porqe las dificltades académicas se tornan manifiestas a ese nivel. Clínica Características definitorias de la pauta hiperactiva. Hiperactividad evolutiva. Consiste en na pata persistente de actividad excesiva, por lo general no dirigida a na actividad concreta, en aqellas sitaciones qe reqieren qe el sjeto mantenga la atención concentrada, así como na posición sedentaria. El niño es incapaz de permanecer sentado, levantándose y yendo de n sitio para otro continamente, se reterce, tropieza, salta o mestra s inqietd mediante movimientos nerviosos incesantes. Déficit de atención. El niño está my distraído, no pede concentrarse en las cosas drante n cierto tiempo, no atiende a las órdenes o instrcciones y tiene dificltad para completar tareas y proyectos, sobre todo si son complejos y reqieren concentración, en cambio cando se encentran motivados o atraidos por algo, s nivel de atención pede ser mayor. Comprenden reglas, instrcciones y normas y parecen estar motivados a cmplirlas, pero no las cmplen si no se les advierte y recerda. Estos déficits parecen relacionarse con s incapacidad para jerarqizar los estímlos qe perciben, a todos los cales conceden igal importancia. A pesar de lo dicho, estdios recientes (Ross en 1976, McIntyre en 1981, Sergeant y Scholten en 1985), no han confirmado la existencia de déficits de atención selectivos en estos chicos salvo en el sbgrpo qe presenta dificltades de aprendizaje. Conductas asociadas Impulsividad. El niño actúa llevado por el estímlo del momento y por la necesidad de satisfacción inmediata de los implsos, sin pensar en las consecencias de ss actos y aparentemente sin atocontrol o inhibición. Los varones selen ser más implsivos qe las mjeres y la implsividad no disminye con la edad, anqe decline el nivel de actividad (4). Retraso de coordinación (tropezones, (sincinesias,, madurez psicomotora. Se detecta na inmadrez y falta de tanto en la motilidad fina (torpeza manal) como en la gresa caídas). A veces aparecen además movimientos involntarios movimientos coreicos) y grafoestesia. Dificultades en el aprendizaje. Anqe s capacidad intelectal es normal, estos niños selen abocar a n fracaso académico ya qe presentan na serie de anomalías, qe interfieren en el proceso de enseñanza aprendizaje, tales como: · La dificltad para mantener la atención y controlar los implsos. · Las anomalías perceptivo-cognitivas, con dificltades para ver los elementos como parte de n todo, lo qe les incapacita para conceptalizar las partes separadas de na nidad significativa, srgiendo dificltades lectoras y de la escritra; ejecciones deficientes en las prebas qe exigen discriminación figra-fondo y, en general en todas las qe reqieren na correcta coordinación visomotora como dibjar o recortar. · La pobre capacidad de retención, qizá debida a las tensiones emocionales qe sfren casi constantemente, olvidará instrcciones, lecciones y encargos, siéndole difícil la retención de información aún con na ejercitación intensa. Tienen dificltades para incorporar y retener la información neva y para aplicarla al dominio de las ideas. Rtter en 1983 (4), conclye qe, a pesar de la estrecha relación qe existe entre HA y problemas de aprendizaje, estos parecen ser na consecencia de las características propias del niño hiperactivo y, de hecho, aparecen en similar proporción en otros trastornos de condcta. Alteraciones conceptuales. Se presentan en más del 80% de estos chicos, siendo la mala condcta más relevante en el colegio, los profesores informan qe molestan a los otros niños, hablan cando no deben, prodcen ridos desagradables y pertrbadores y se pelean frecentemente. Los padres refieren beligerancia, peleas y discrsiones con los hermanos y desobediencia. Valett (5) señala qe nmerosos estdios han pesto de manifiesto la alta correlación entre HA y agresividad, anqe también se ha demostrado qe qizás sean ss pecliaridades comportamentales las qe les predisponen a los conflictos, así como el hecho de qe no todos los HA sean agresivos. Los niños en los qe la HA se halla asociada a agresividad tienen peor pronóstico qe aqellos en qe este rasgo se halla asente. Falta de madurez. El HA opera a n nivel más simple qe ss compañeros de la misma edad, lo qe se refleja en ss deseos, en la elección de amigos más jóvenes, en ss intereses y en ss dificltades de adaptación a los cambios, en ss frecentes explosiones de mal genio con baja tolerancia a las frstraciones, fácil tendencia al llanto y otras manifestaciones de hipermotividad. Relaciones interpersonales conflictivas. La interacción con los compañeros es pobre, debido a ss rasgos condctales y emocionales qe tienden a provocar rechazo; en los jegos, s baja tolerancia a frstraciones, implsividad y escasa capacidad de atención inflyen adversamente; el hiperactivo aparece como poco sociable y como más distante e independiente qe otros niños. Debido a s condcta en clase, la relación con los profesores será peor qe la de otros almnos. Baja autoestima. Por ss reacciones emocionales excesivas (rabietas y llantos) ante los estímlos ambientales, por ss conflictos con peqeños y mayores y por s retraso en el aprendizaje, los hiperactivos selen tener na pobre imagen de sí mismos, se valoran negativamente pensando qe son "malos" y qe no caen bien a los otros niños. Vistas las características clínicas de la HA, es necesario detenerse brevemente a señalar la concrrencia de las mismas; según Safer y Allen (3) "la pata de condcta hiperactiva sele ser combinación de la HA evoltiva y de ss características asociadas principales: falta de atención, dificltades perceptivocognitivas o de aprendizaje, problemas de condcta y falta de madrez. Sin embargo, calqiera de las características principales de la HA pede presentarse en asencia de la misma y, de hecho, peden darse hiperactivos sin ningna de las características principales qe se le asocian". Nos proporcionan los sigientes datos: · Falta de atención. La presentan el 85% de los hiperactivos, el 13 % de los niños con falta de atención no son hiperactivos; la falta de atención está particlarmente asociada a déficits de aprendizaje: el 80% de los niños con problemas de aprendizaje tienen poca capacidad de atención; · Dificultades en el aprendizaje. Las sfren el 7-0-80% de los hiperactivos; entre el 30-45% de los niños con este problema son hiperactivos; · Mala conducta. El 75% de los hiperactivos, se comporta mal en clase y el 38% de los niños con mala condcta en clase son hiperactivos; el 40% de los explsados de la escela elemental son hiperactivos; · Falta de madurez. El 70% de los hiperactivos son inmadros. Perspectiva evolutiva. Pronóstico Desde peqeño, el niño hiperactivo es considerado como problemático y diferente de los demás. Drante ss primeros años, los padres dicen qe es excesivamente enérgico, activo, difícil de manejar, qe necesitan vigilarlo continamente porqe es n niño temerario, derme y come mal, es caprichoso y peleón con los hermanos y con otros niños, a veces moja la cama. Mientras es peqeño, los padres disclpan s condcta achacándola a la edad, hasta qe, con el tiempo, perciben qe s hijo, a diferencia de otros chicos de ss mismos años, continúa siendo problemático. A veces las condctas hiperactivas no se ponen de manifiesto hasta s ingreso formal en la escela, con la presión y demandas qe conlleva. En el transcrso del período escolar srgen los problemas en clase y el bajo rendimiento académico, continando los problemas en las relaciones interpersonales. Al final de esta etapa persisten las dificltades escolares así como los problemas de condcta en el colegio, la falta de amigos empieza a hacerse preocpante y se va afianzando la baja atoestima qe, en algnos casos, pede desembocar en n trastorno depresivo. Llegando a la adolescencia, no es raro qe abandone los estdios o sea explsado; anqe la HA ha disminido, persiste la implsividad e inqietd, son irresponsables, anqe la mala condcta va desapareciendo entre los diez y los veinte años, en el 50% srgen problemas como robos y consmo de alcohol y otras drogas. Anqe el déficit de atención y la hiperactividad también disminyen, continúa siendo na dificltad entre los trece y los diecineve años; también persisten los déficits perceptivo-cognitivos. Hasta los 20 años conservan cierto grado de inmadrez emocional. No está tan claro el riesgo de psicosis en estos niños, anqe se recogen algnos casos en la literatra. A pesar de qe, a largo plazo, las implicaciones de la HA referentes a deficiencias cognitivas y trastornos del comportamiento peden ser alarmantes, es preciso señalar qe existen variaciones individales en el pronóstico, siendo éste peor para los niños con bajo nivel de inteligencia, pertenecientes a familias problemáticas y qe han desarrollado simltáneamente problemas comportamentales; de estas variables, parece qe el apoyo familiar es la más significativa. Etiopatogenia Se han propesto nmerosas teorías casales acerca de la HA, implicando múltiples factores de índole tanto biológica como ambiental; no obstante, son pocas las conclsiones fiables al respecto, ya qe no existe sficiente respaldo empírico qe valide estos factores y, por otra parte, ningno parece ser específico del cadro. Factores neurológicos. Como vimos en la introdcción, las descripciones del trastorno atribían los síntomas a alteraciones del SNC, concretamente a lesiones corticales y sbcorticales, basándose para ello en la observación de trastornos de condcta en niños qe habían padecido encefalitis o retrasados mentales como consecencia de lesiones perinatales. En 1955, Strass y Kephart sgieren n daño cerebral de carácter más fncional y propone el término "Disfnción Cerebral Mínima", qe hacía referencia a na alteración sbclínica del SNC, no identificable en el examen nerológico. En los últimos años se ha llevado a cabo na serie de estdios encaminados a valorar de forma más rigrosa la interrelación de la HA con lesiones estrctrales o fncionales del SNC; los datos obtenidos mestran qe la mayoría de estos niños carecen de síntomas sgerentes de lesión cerebral y qe, de los chicos con n daño cerebral demostrable, solo n peqeño porcentaje peden ser considerados hiperactivos. Respecto a los trastornos fncionales, Gellner (1959) hablaba de na disfnción de las estrctras medias cerebrales qe dificltaría el procesamiento de ciertos tipo de estímlos, con el resltado de na hipoestimlación qe llevaría al niño, en n intento de compensanción, a n exceso de actividad. Este pnto de vista contrasta con la mayoría de las teorías relativas a la HA qe sostendrían qe ésta es n trastorno por hiperestimlación. Zentall (1980) apoya a Gelner y, según él, estos chicos tendrían n bajo nivel de "arosal" qe provocaría ss condctas repetitivas en ambientes de escasa estimlación. A favor de estas teorías del "nivel de activación óptimo", hay investigaciones qe mestran cómo los hiperactivos se diferencian de los otros niños, respecto a s nivel de actividad, sólo en condiciones estimlares repetitivas o abrridas. Acerca de la disfnción nerológica, Wendwe (1969, 1971) mantiene qe la HA se prodce como consecencia de la incapacidad del cerebro para nivelar las respestas excitatorias e inhibitorias por n déficit de nerotransmisores del sistema inhibitorio, concretamente de noradrenalina, con predominio del excitatorio; por el momento, y anqe se ha detectado n nivel de noradrenalina rinaria, más alto en hiperactivos qe en no hiperactivos, no se han podido aportar evidencias de la asociación entre la excreción de este nerotransmisor y el nivel de actividad; por otra parte, podrían ser los conflictos del hiperactivo la casa, qe no la consecencia, de la disfnción de noradrenalina. Conclyendo, las investigaciones indican qe, por lo general, en estos chicos no se pede detectar ningún daño cerebral de importancia, como mcho, n déficit moderado y qe, anqe las relaciones no sean falsas, otros factores jegan también papeles importantes en la interrelación fisiología-condcta. Retraso madurativo. Kinsborne (1973) relacionaba la HA con na evolción lentificada del control cerebral de las actividades relevantes. Disponemos de datos relativos a la concrrencia de n fncionamiento retrasado y deficiencias en el aprendizaje, así como de n retraso en la madración de las áreas cerebrales qe gobiernan la coordinación motora y el lengaje (5). Estas hipótesis llevan implícita la idea de qe cando el chico madre, el cadro remitirá, lo cal no concerda en absolto con lo qe observamos en la práctica diaria. Complicaciones perinatales. Existen mchos datos empíricos acerca de la mayor frecencia del antecedente de prematridad en hiperactivos qe en no hiperactivos, lo mismo ocrre con otros antecedentes como el bajo peso al nacer, trastornos respiratorios y enfermedad psiqiátrica o stress importante drante el embarazo. Este es n tema polémico, pes otros estdios señalan qe estos antecedentes no tienen por qé ocasionar consecencias posteriores y qe lo más probable es qe esas consecencias pedan resltar modladas por factores ambientales. Factores genéticos. Otras investigaciones hablan de importancia de lo genético en la etiología de la hiperactividad, así, las realizadas con gemelos monocigotos, mestran na gran concordancia en lo qe se refiere a actividad y atención. Anqe interesante, esta línea de trabajo es aún demasiado reciente para qe ss resltados pedan considerarse conclyentes, además, reslta difícil separar los factores genéticos de las inflencias ontogenéticas, como la historia de modelado y referzo. Alergenos y dieta. La inflencia de alergias alimentarias se maneja también a propósito de la etiología de la HA. Feingold (1975) propso la hipótesis de qe la HA constitía na manifestación condctal de na reacción alérgica a alimentos con aditivos, principalmente colorantes y condimentos, y aconsejaba na dieta qe exclía estos prodctos y los salicilatos; en 1979 el American Concil on Science and Health, manifestaba qe los síntomas de estos chicos no gardaban relación con el tipo de alimentación y qe la dieta propesta por Feingold no sponía más qe n cambio en el estilo de vida de la familia. Algnos atores sgieren na revisión más cidadosa de la interacción real entre la condcta del hiperactivo y la presencia de alergenos en la dieta. Se ha relacionado también la HA con la hipoglcemia, basándose en la observación de qe algnos hiperactivos consmen cantidades excesivas de azúcar y féclas, no obstante, na dieta baja en hidratos de carbono no ha demostrado ningún beneficio. Otros implican las deficiencias ntricionales crónicas qe, por la carencia de oligoelementos, podrían ocasionar deficiencias en la atención, percepción y aprendizaje. Clima familiar. Los partidarios de las teorías ambientalistas señalan qe las condctas del niño hiperactivo son consecencia de n ambiente familiar estresante y la reacción al mismo. Mazet y Hozel (6) hablan de la existencia en algnos de estos chicos de na relación precoz distorsionada qe ha dificltado la constitción de na relación de objeto madra. Es inddable qe problemas conygales continos, exigencias edcativas rígidas, así como el entorno físico del hogar (amplitd, ridos), peden prodcir efectos perjdiciales en los niños, pero no podemos olvidar qe los problemas qe presenta n niño hiperactivo inflyen en el estado objetivo de ss padres, en s relación de pareja y en las patas edcativas qe emplean con el niño. Alcoholismo materno. Ha sido también propesto como posible casa, pes existe n predominio de alcoholismo y desórdenes condctales en los parientes del hiperactivo. Estdios recientes confirman qe el consmo de alcohol de la embarazada pede ser responsable de déficits de atención, deficiencias en el aprendizaje, HA, problemas comportamentales y retrasos en el desarrollo psicomotor. Nivel socioeconómico familiar. Correlaciona con la severidad de la HA; en clases bajas se darían factores como n mayor estress general por las condiciones deficitarias de vida y n frecente empleo de prácticas disciplinarias más impositivas y menos razonadas. La HA como conducta aprendida. Dado qe el niño hiperactivo, por la dificltad de s manejo, ejerce n mayor control sobre ss padres y recibe más atención de éstos qe ss hermanos, la condcta problemática se ve fácilmente reforzada. La HA también pede ser aprendida por n proceso de modelado qe se da en niños qe imitan las condctas qe observan en personas hiperactivas. Otro tipo de condcta aprendida es la respesta al fracaso, la HA sería la respesta ante los repetidos fracasos escolares y el déficit de atención de s baja espectativa de recompensa. Factores pedagógicos. El aprendizaje reqiere n tiempo n lgar y nos docentes adecados. Mchas veces los niños se velven hiperactivos debido a lo inadecado de la tarea, de la sitación o de la manera de proceder de la persona encargada de ellos. Mazet y Hozel (6), piensan qe "la pedagogía tradicional, qe exige na actitd de atención receptiva y de contención motriz mchas horas por día, forja n gran número de inestables, y las condiciones de vida rbana, qe my a mendo restringen my severamente las posibilidades de expresión motriz, no hacen más qe agravar las cosas". El niño pede responder inadecadamente debido a qe carece de atocontrol e inhibición msclar, lo cal, anqe en parte se pede atribir a na disfnción nerológica o a distracciones del entorno, también pede estar anclado en el hecho de qe nnca se ha enseñado a actar de otra forma ni a controlarse por sí mismos. Valett (5) señala además el papel de los reqerimientos académicos excesivos, irreales, arbitrarios y sperimpestos. Esta gran cantidad de factores etiopatogenéticos, así como la dificltad para llegar a n consenso para los rangos clínicos del HA, nos hablan de qe lo más probable es qe estemos ante n grpo heterogéneo de niños. Historia clínica Historial evolutivo. Habrá qe pregntar a los padres acerca del embarazo, periodo neonatal, primeras patas evoltivas de la niñez e historial médico, bscando historia de hemorragias vaginales, antecedentes de bajo peso al nacer o prematridad, presencia de trastornos respiratorios en el posparto, trastornos congénitos, historia de n nivel de actividad excesivo drante el primer año de vida, estrabismo, dificltades en el habla y otros datos qe orienten acerca de n retraso del desarrollo, trastornos del seño, enresis y enfermedades nerológicas, tales como convlsiones (febriles o no) encefalitis, parálisis cerebral. Los padres informarán de qe drante la edad escolar, el niño era inqieto, entrometido, molesto y, con frecencia, de retraso en el aprendizaje. Hay qe señalar qe, a excepción de la agitación y el déficit de atención, el resto de datos están asentes en la historia de la mayoría de hiperactivos. Antecedentes familiares de dificltades de aprendizaje, problemas condctales o HA, presentes en el 20-30% de los casos. Historia actual obtenida tanto a partir de los padres como de la escela; los datos qe proceden de los primeros, son útiles, anqe menos qe los qe aporta el profesor ya qe, por na parte, será en el ala donde las condctas alcancen s máximo y, por otra, porqe los padres no siempre peden ser objetivos. Habrá qe obtener información de la condcta y el aprendizaje. Examen clínico Particlarmente útil es el descbrimiento de defectos de aprendizaje o perceptivos-cognitivos para apoyar el diagnóstico. Test de Bender (gestálico-visomotor). Los fallos en la reprodcción de dibjos geométricos no spone n diagnóstico de HA pero informa acerca de na incoordinación entre el ojo y la mano y de n trastorno perceptivo-cognitivo. EEG. Anomalías más frecentes son n exceso de ondas lentas y de picos epileptiformes en las regiones temporal y occipital en el 50% de los niños hiperactivos. Solo está indicado cando se sospecha qe el hiperactivo presenta además algún trastorno de tipo convlsivo. Exploración neurológica. El hallazgo de signos nerológicos contribye en alto grado a refrendar el diagnóstico de HA, ya qe entre el 30-50% de estos niños presentan algún signo nerológico generalmente leve, qe apnta hacia irreglaridades menores y retrasos madrativos y qe atañen fndamentalmente a la coordinación motora. Ajriagerra y Marcelli (7) citan la inestabilidad motriz y postral y las "reacciones de prestancia" (Wallon) qe son actitdes afectadas y adltomorfas. Test de inteligencia. Un C.I. bajo aporta el diagnóstico, ya qe este sele ser diez pntos más bajo qe el de los niños no hiperactivos; no obstante, el costo de s aplicación en relación al bajo valor diagnóstico hace qe no merezca la pena s empleo, salvo, qizá, para la apreciación de dificltades de aprendizaje. Determinación del nivel académico: obtenido de modo informal a través de las estimaciones del profesor o de prebas estandarizadas. Diagnóstico diferencial HA normal en cierto periodos del desarrollo. Ajriagerra y Mardelli (7) y Valett, (5) señalan la necesidad de tener en centa qe la HA del niño pede ser normal entre los dos y los tres años o inclso en edades speriores, se trata de estadios del desarrollo en los qe los procesos de movimiento activo del cerpo son esenciales para qe el peqeño aprenda y drante los cales s atención es lábil; estas trblencias se irán redciendo gradalmente con la edad, siendo necesarios qe ss cidadores las toleren como algo normal, anqe molesto, tanto más canta qe la intolerancia del medio pede desembocar en na aténtica HA reactiva. Inestabilidad reactiva. Lanay (8) nos habla de dos grpos de niños qe califica de "inestables": los verdaderos y los falsos. "Los primeros son personalidades de n tipo particlar, cyo comportamiento inestable es na característica esencial y permanente. Los segndos solo son inestables en ciertas circnstancias y de manera variable". Pone a los falsos en relación con las limitaciones qe spone para la motricidad la vida escolar, así como na escolaridad mal planteada o mal aceptada. Un amento de actividad motriz pede aparecer también como síntoma de defensa frente a sitaciones generadoras de angstia o insegridad para el niño, como las separaciones y tensiones o conflictos intrafamiliares. También se ha observado en chicos en los qe sbyace n trastorno depresivo, representando entonces la HA na especie de "hída permanente en na actividad febril". En ciertos niños, la HA reviste n significado psicopatológico evidente, pdiendo significar la búsqeda de atopnición, tal y como scede en niños afectos de sentimientos de clpabilidad nerótica; también pede ser el eqivalente de la defensa maniaca frente a angstias depresivas o de abandono. En ciertas organizaciones presicóticas o psicóticas la HA sería n síntoma qe expresa angstias profndas y arcaicas. La entrevista psicodinámica o los test de personalidad (Rorschach, TAT, Patte Noire) nos permiten establecer el nivel de organización de ésta. Tratamiento Tratamiento farmacológico. Medicación estimulante. Constitye el tratamiento más empleado y el más eficaz por sí solo para la condcta hiperactiva. Destacan dos estimlantes: el metil-fenidato sado desde 1956 y la dextroanfetamina empleada desde 1937; otros son la d1-anfetamina y el dianol qe se san menos, al igal qe la pemolina aparecida en EE.UU en 1975. Se ha sgerido qe el mecanismo de acción sería la inhibición de la transmisión sináptica en el sistema reticlar activador troncoencefálico, gracias a na elevación de la resistencia sináptica consegirían n mayor control cortical de los implsos. La principal indicación para s empleo es la HA. La respesta obtenida es mejor canto más hiperactivo es el niño; anqe benefician la atención, no mejoran la retención de información neva, por lo qe los niños sin HA pero con dificltades en el aprendizaje no presentan ningna mejoría con este tratamiento. La respesta clínica en chicos manifiestamente hiperactivos es la sigiente (3): 35-50%, mejoría espectaclar, con disminción de la inqietd, mejor capacidad de atención, rendimiento académico y comportamiento emocional y social tanto en la escela como en casa. 30-40% mejoría moderada. 15-20%, no mejoría; de éstos, n peqeño porcentaje inclso empeora, volviéndose más imprevisibles e irritables. Se trata de n sbgrpo de niños con asociaciones débiles en el lengaje hablado, casi psicóticos y psicóticos. Elección del estimlante. La mayoría de los niños responde favorablemente a calqier estimlante, no obstante, en aproximadamente n 20% de los casos, n estimlante prodcirá efecto y los otros no. Actalmente el más empleado es el metilfenidrato cyo efecto anoréxigeno es menor qe el de la dextroanfetamina la cal es más barata; la pemolina prodce na disminción aceptable del apetito y tiene na vida media más larga, s inconveniente es qe comienza a prodcir efecto tras na latencia de aproximadamente tres semanas. Dosis y administración · Metilfenidato. Se pede administrar en na única toma diaria de 20 mg. antes de ir a la escela, anqe también se pede fraccionar la dosis en dos tomas de 10 mg, na antes de ir a clase y otra al mediodía; en este último caso, tras algnos meses, para mantener la efectividad, sele ser necesario amentar la primera de las dosis a 20 mg. La dosis total promedio sele ser de 20-30 mg al día. Precisa para s absorción n pH ácido, por lo qe se sministrará antes de las comidas. El efecto de la dosis de 10 mg se prolonga drante 3-4 horas y el de la de 20 mg drante 4-5 horas. En preescolares es mejor comenzar con dosis única mattina de 10 mg, al cabo de nos días sele ser necesario amentar hasta 20 mg al día. · Dextroanfetamina. Se pede dar en dosis única mattina de 10 mg o bien en dos dosis de 5 mg, antes de ir al colegio y al mediodía; en este último spesto, para obtener resltados satisfactorios habremos de amentar a 10 mg la dosis de la mañana. No es aconsejable empezar directamente con 15 mg al día, pes esta dosis provoca na importante disminción del seño. · Pemolina. Se toma por la mañana empezando con na dosis de 37,5 mg qe se amenta a los pocos días hasta 75 mg diarios. Si empezamos directamente con la segnda dosis provocaremos n importante insomnio. Como consecencia de la preocpación por los efectos secndarios a largo plazo de estas drogas, algnos recomiendan s empleo solo drante el crso académico; en algnos casos peden ser necesarios también en vacaciones, época en qe se peden segir administrando preferiblemente a mitad de dosis habital. Generalmente, al cabo de dos o tres semanas, sabremos si el tratamiento es o no efectivo; si la mejoría ha sido débil se amenta la dosis en 1/3 de la inicial, si la mejoría fe nla y estamos segros de qe el niño ha tomado la medicación, dplicaremos la dosis. Interrmpiremos el ensayo del tratamiento cando no obtengamos resltados con 0 mg de metilfenidrato, 20 mg de dextroanfetamina o 112,5 mg de pemolina. Tendremos qe informar a los padres qe en estos niños los estimlantes no prodcen hábito, qe no actúan como sedantes ni dejan al niño "colocado"; también, para prevenir interrpciones prematras del tratamiento, qe el nivel óptimo de efectividad se alcanza a los 2-3 meses. En otros casos tendremos qe vigilar todo lo contrario, es decir, qe el niño esté recibiendo dosis más altas qe las prescritas por comodidad de los padres o por presión del colegio. La literatra recoge n mayor y mejor so de la medicación estimlante en niños pertenecientes a familias de nivel socioeconómico alto. · Efectos secundarios A corto plazo, primera, y ocasionalmente, segnda semana de tratamiento, cediendo despés. Se ha informado de cefaleas, tendencia al llanto, apigastralgias acompañadas de vómitos, verborrea y palidez; el 20-25% experimentan anorexia, más con la Dextroanfetamina, este efecto secndario dra más qe el efecto de la droga; pede aparecer insomnio, cando se da na dosis al mediodía y, sobre todo, con la Pemolina, hay qe señalar qe el niño derme mal, estará irritable al día sigiente, lo qe nos pede confndir con na mala respesta a la droga; raramente aparecen discinesias en cara y cello. Estos efectos secndarios casi nnca hacen necesaria la interrpción del tratamiento, bastando con na disminción temporal de la dosis. A largo plazo se ha observado na peqeña disminción del ritmo de crecimiento, más con la dextroanfetamina. Cando se sspende la droga amenta el ritmo de crecimiento, anqe no sabemos si de modo sficiente o no para contrarrestar la disminción global. Los efectos secndarios serios son raros, por lo qe podemos sponer qe son drogas segras en s administración a largo plazo. A veces, tras n periodo de eficacia, generalmente de meses, se hace necesario incrementar las dosis por haberse desarrollado cierto grado de tolerancia al estimlante. Dración del tratamiento. La necesidad de medicación pede determinarse mediante ensayos anales de sspensión de la misma drante na semana, si en estas circnstancias persiste la HA habrá qe reandar el tratamiento pdiendo ser necesario mantenerlo hasta los 14-15 años, momento en el qe la disminción espontánea del nivel de actividad permite la retirada gradal. En algnos casos será necesario mantenerlo drante más tiempo. Medicación no estimlante. Fenotiacinas (clorpromacina y tioridacina), el niño hiperactivo qe no sea psicótico o retrasado mental mejorará con los estimlantes y no recibirá n beneficio apreciable con este tipo de fármacos; Antidepresivos (imipramina), menos eficaz qe los estimlantes; Tranqilizantes menores y sedantes (antihistamínicos fndamentalmente): no parecen ser my eficaces; Litio. Resltados decepcionantes; Haloperidol. Se tiene poca experiencia; Difenilhidantoína. S efecto sobre la HA es nlo; Fenobarbital. Empeora la HA; Carbamacepina. Recomendada si coexiste na epilepsia psicomotora. La difenilhidantoína, el axacepán y el litio podrían contribir a controlar los brotes de cólera en estos jóvenes, no obstante, se necesitan más estdios al respecto. Medidas higiénicas escolares y familiares Valett (5) piensa "qe la mejor atención médica no pede compensar las tareas de aprendizaje inadecadas o n ambiente inapropiado de aprendizaje escolar-familiar". Los profesores deberán centrarse en n adecado programa psicopedagógico y en n trabajo conjnto con los padres, dirigido hacia la condcta del niño, al qe únicamente habría qe remitir al médico si se considera qe s cooperación es parte necesaria del tratamiento total. Medidas psicoterapéuticas Psicodinámicas, destinadas a la resolción de los conflictos afectivos. Condctales (9), peden disminir los síntomas pero exigen además de motivación n gran esferzo de atención y energía psicológica; mchos niños no mejoran con estos métodos. INHIBICION PSICOMOTRIZ Siendo la inhibición no de los síntomas más consltados en los dispositivos médico-psicológicos (7) es criosa la poca extensión qe se le dedica en los diferentes textos consltados. Pede afectar a todos los sectores de la vida infantil concerniendo tanto a los comportamiento socializados como a las condctas mentalizadas. Aqí nos interesa la inhibición qe se manifiesta en el plano motor. Es n trastorno my bien tolerado, pes son niños tranqilos, smisos, de los qe nnca hay nada qe comentar y a los qe se califica como "my benos"; en n grado mayor nos encontramos con el "niño tímido" qe presenta na limitación importante en s desenvolvimiento social, sobre todo fera de casa. Mazet y Hozel (6) dicen qe el cerpo reslta lento en ss movimientos y gestos, qe pede asociarse rigidez postral en actitdes y movimientos, torpeza y calambres fncionales y qe a veces la exploración revela n estado tensional con cierto grado de contractra msclar. En el plano psíqico se acsa na inhibición intelectal, con aire de pasividad, hipercontrol y la antes citada timidez (7); la inhibición para soñar, imaginar y fantasear es frecente aún cando no sea motivo de conslta; sele ir acompañada de leves rasgos obsesivos. Son niños qe jegan poco y, si lo hacen, es en jegos conformistas, prefieren también actividades maniplativas qe impliqen aspectos repetitivos. Si a esta imagen le smamos la inhibición del aprendizaje, el niño. a pesar de s nivel intelectal normal, parece "tonto", fracasa en clase y fera de ella se convierte en blanco de bromas y objeto de explotación. Psicopatológicamente se trata de niños qe viven las plsiones libidinales, sobre todo las agresivas, como angstiosas y clpabilizadoras, la única solción qe encentran para lchar contra ellas es s represión masiva, dada la fragilidad del Yo o las coacciones edcativas y paternas demasiado rígidas. Cando la inhibición domina en s vertiente socializada, los test proyectivos pede revelar directamente la riqeza e intensidad plsional sbyacente. En algnos casos la inhibición es tan masiva qe habrá qe pensar en na patología grave, generalmente de índole psicótica. El tratamiento de elección es la psicoterapia, sobre todo en s modalidad grpal. TORPEZA PSICOMOTORA La noción de torpeza en el lengaje corriente sele aplicarse a dificltades menores, molestias para el niño, irritantes o decepcionantes para qienes le rodean, con na dimensión relacional y afectiva evidentes, pestas de manifiesto en la flctación de la dificltad según las circnstancias. Habrá qe diferenciar los casos anteriores de aqellos otros en los qe la torpeza es constante, mayor, localizada o difsa y sbsidiaria de tratamiento específico; aqí, Mazet y Hozel (6) engloban: Los trastornos de la lateralización La debilidad psicomotriz y Las dispraxias infantiles. Trastornos de la lateralización La lateralización se encentra netamente establecida en la mayoría de los niños hacia los tres o catro años (6) (7), a esta edad encontramos: más de n 50% de esa población es diestra homogénea menos del 10% son zrdos homogéneos el 40% de los niños aún no están lateralizados, de ellos, aproximadamente la mitad presentarán a los seis-siete años n trastorno de lateralización Los padres selen preocparse y llevar a conslta a s hijo zrdo en el momento en qe éste se inicia en la lectra y la escritra. Antes de favorecer en el chico el empleo de na otra mano, habrá qe explorar las deficiencias existentes. El estdio de la lateralidad se efectúa a nivel de la mano, el pie y el ojo y nos ofrece las sigientes posibilidades: Lateralidad homogénea, dominante idéntica en los tres niveles: · el ojo dominante será el qe permanezca abierto cando pedimos al niño qe cierre n ojo. · la mano dominante qeda arriba si le decimos qe coloqe los pños cerrados no sobre otro. · el pie dominante es el qe escoge para saltar "a la pata coja". La lateralidad homogénea, derecha o izqierda, no plantea problemas, anqe el ser zrdo compliqe ciertas actividades; para Mazael y Hozel (6) los zrdos homogéneos son capaces, con s lado dominante, de ejecciones de igal calidad qe los diestros, lo cal no exclye, aún en asencia de presión escolar o familiar, qe el niño viva conflictalmente s trastorno, basta para comprenderlos con pensar qe, en el lengaje de la calle, zrdo es sinónimo de torpe. Si el niño desea escribir con la derecha, se le reedcará en tal sentido, de lo contrario se estimla el empleo de la izqierda siendo necesarios únicamente algnos consejos referentes a método y estilo. La lateralidad no homogénea, no coincide con la dominancia en los tres niveles explorados. Mazet y Hozel (6) piensan qe na lateralización tardía o insficiente, acompañada de na mala integración del esqema corporal y la organización especial no solo repercte sobre las actividades precisas y fijas como la escritra, sino también sobre la motricidad en general. Se dejará al niño tilizar la mano qe prefiera hasta qe empiece a escribir, entonces se estimlará el empleo de la derecha, salvo qe exista na patente diferencia en la habilidad a favor de la izqierda. Si el trastorno de lateralización se debe a na lesión orgánica, como es el caso de los niños hemipléjicos, habrá qe favorecer siempre la tilización del lado ileso. Si aparecen dificltades motrices (disgrafía) se hace necesaria la reedcación grafomotriz y psicomotriz centrada en le dominio y posesión de n ben tono msclar y qe inclya na acción a nivel del esqema corporal y de la integración espaciotemporal. Al lado de los casos anteriores nos podemos encontrar con los llamados "falsos zrdos", chicos lateralizados a la derecha pero qe se sirven fndamentalmente de la mano izqierda en base a na elección nerótica, bien por identificación con algún familiar zrdo, bien por oposición al medio. Son candidatos a psicoterapia, además de s reedcación psicomotriz, con el fin de qe tomen conciencia de s elección patológica y de s habilidad con la mano derecha. Debilidad motriz En 1911, Dpré aísla y da nombre a esta entidad qe para él consistía en na "insficiencia e imperfección de las fnciones motrices consideradas en s adaptación a los actos ordinarios de la vida" y en la cal inclyó: Torpeza de la motilidad volntaria. Gestos toscos, pesados, marcha poco grácil e incapacidad para colocarse correctamente ante la tarea. Sincinesias. Movimientos difsos qe implican grpos msclares qe, en condiciones normales, no participan en n gesto concreto, según Mazel y Hozel (6), na dificltad para individalizar el movimiento. Peden ser de dos tipos: Sincinesias de imitación, "qe selen difndirse horizontalmente (movimientos de pronospinación de la marioneta difndiéndose de na mano hacia otra), bastante frecentes, qe desaparecen lentamente en el crso de la evolción. Sincinesias tónicas, "qe se difnden a mendo a través del eje vertical (movimientos bcofaciales importantes cando se meven las manos y movimientos de los brazos cando se meven los miembros inferiores). Estas solo se dan en algnos niños y persisten con la edad. Perecen ser mcho más patológicas". Paratonía. Imposibilidad o gran dificltad para la relajación msclar activa qe obstacliza el abandono de na actitd impesta; es na especie de contracción cérea qe pede llegar hasta la catalepsia y qe dificlta notablemente la adqisición de na motilidad armoniosa. Estas manifestaciones peden ir acompañadas de discreta hiperreflexia y signos menores de irritación piramidal, así como de trastornos del esqema corporal y de la representación espacial. J. Berges (6) señalaba asimismo s dificltad para fantasear comparando la falta de libertad motriz y la alteración tónica con la dificltad qe tiene para "trasladar objetos en s cabeza". Para Dpré el cadro se debería a na detención en el desarrollo del sistema piramidal. Inicialmente, la debilidad motriz fe na especie de cajón de sastre en el qe se inclyeron los cadros más heterogéneos (corea, tartamdez, tics, psicopatía, inestabilidad, etc.); hoy se tiende a delimitar rigrosamente s ámbito exclyéndose los síntomas nerológicos lesionales y reservándolo para las deficiencias motrices del niño qe se tradcen tanto en "la torpeza para estar con s cerpo" como para "ocpar el espacio y moverse en él con na motilidad intencional y sombilizada sficientemente flida" La debilidad motriz se pede encontrar como síntoma en niños con labilidad afectiva qe presentan discretas pertrbaciones entre s Yo y el medio. En otros pede qedar redcida a na torpeza gestal qe por manifestarse ante determinadas personas y sitaciones nos permite entrever n significado erótico. A veces será necesaria además de na evental psicoterapia, la terapia motriz prolongada (6). Dispraxias infantiles Son pertrbaciones profndas del esqema corporal y la representación temporoespacial qe resltan difíciles de delimitar de los casos severamente de debilidad motriz. Se manifiestan como na incapacidad o extrema torpeza para realizar ciertas secencias gestales como vestirse, atarse los zapatos, abrochar botones o montar en bicicleta; dificltades aún más evidentes cando deben realizar secencias rítmicas o actividades gráficas. S fracaso es rotndo en las operaciones espaciales o logicomatemáticas. El lengaje anqe no es totalmente correcto se encentra menos pertrbado. Sele acompañarse de inestabilidad postral o motriz. Todo ello condce al fracaso escolar global. Prebas tales como el test de Bender o la Figra de Rey objetivan la incapacidad para la constrcción o reprodcción de n modelo qe impliqe relaciones espaciales, las prebas de imitación de gestos de designación de partes del cerpo también resltan alteradas evidenciando n conocimiento y na tilización my deficientes del esqema corporal; la exploración nerológica sele ser normal. Desde el pnto de vista afectivo podemos encontrar dos grpos: los qe carecen de psicopatología llamativa, salvo cierta inmadrez y pobreza de las relaciones interpersonales reactiva a las brlas de ss compañeros. los qe tienen pertrbaciones más serias en la organización de la personalidad caracterizádose por ser niños "extraños", con graves dificltades de contacto social y qe nos llevan a plantearnos si nos encontramos ante na estrctra prepsicótica o francamente psicótica. El tratamiento deberá combinar la terapia psicomotriz destinada a na mejor estrctración del esqema corporal y de la representación espacial, con la psicoterapia en aqellos casos qe sea necesaria. TICS Concepto Ejección frecente e imperiosa, involntaria y absrda de movimientos repetidos, súbitos y sin objeto; la necesidad imperiosa qe precede a s ejección va segida de alivio inmediato, cando se les reprime se experimenta malestar. La volntad o la distracción peden retenerlos temporalmente y desaparecen drante el seño. Son intermitentes y discontinos, variables en el tiempo, en s frecencia, amplitd y bicación. En el movimiento se peden diferenciar dos fases: na clónica, breve y no sostenida y otra tónica qe es sostenida. Epidemiología Rtter (10) y cols. dicen qe el trastorno afecta a menos del 1% de los niños. Domina en el sexo masclino en proporción 3:1. Clínica Los movimientos antes descritos peden afectar a diversas partes del cerpo con n gradiente de frecencia descendiente de la cara hacia los pies (10). Así los más frecentes son los tics faciales (parpadeo, frncimiento de cejas, ricts, protsión de la lenga, movimientos del a barbilla, etc.); a nivel del cello se peden presentar cabeceos y tics de saltación, negación o rotación; tampoco son raros los movimientos de encogimiento de hombros, de brazos, de manos y dedos; por último, citar los tics respiratorios (resoplido, ronqidos, toses) y los fonatorios (rídos, sonidos inarticlados, cloqeos, chillidos...). Sea cal sea s modalidad, estos movimientos afectan a músclos o grpos msclares implicados en la relación o comnicación social. Peden manifestarse solos o asociados, idénticos o variables en n mismo paciente, poco molestos o invalidantes. S inicio se sitúa en torno a los 6-7 años y se instaran lentamente. La vergüenza o el sentimiento de clpabilidad, más o menos reforzados por el entorno, selen acompañar los tics. En fnción de s evolción podemos establecer dos grpos(10): Tics transitorios. Son pasajeros, desapareciendo espontáneamente; son los más frecentes y peden relacionarse con ciertos hábitos nerviosos. Tics crónicos. Draderos, anqe peden desaparecer a los 12-13 años, selen acompañar a organizaciones neróticas Etiopatogenia La significación del tic no es nívoca, anqe en s inicio pdiésemos dotarle de n significado concreto, qe irá variando por la persistencia del trastorno y los conflictos qe origina. El tic transitorio sele ser reactivo a sitaciones de tensión pasajera (enfermedad, nacimiento de n hermano, velta a clase...) en niños con especial facilidad para tradcir lo afectivo al lengaje motriz. Esta tradcción qe comenzó siendo reactiva pede comenzar a interiorizarse, Mahler (6) señala qe tal atomatización del movimiento "pde ser motivo de na interiorización del conflicto nida a la consolidación del Speryo, qe en este caso pertrba la realización manifiesta del movimiento", el tic se hará entonces crónico. El cadro pede ser síntoma de n estado nerótico, es decir, de conflictos interiorizados y estrctrados. Ante la frecencia de presentación conjnta de tics y rasgos obsesivos, se ha pesto los primeros en relación con la "problemática anal". Son niños qe se controlan mediante na intensa vigilancia, reprimen activamente s agresividad qe es simbolizada toscamente en el trastorno; perfeccionistas, rigrosos, distantes, a veces negadores del síntoma, bajo s apariencia smisa y pasiva esconden n ferte oposicionismo. Pero la relación entre estas dos patologías pede verse desde otra perspectiva: el tic, en asencia de calqier otra organización nerótica previa, pede ser obsesionante para el chico, lo cal jnto a la actitd coercitiva del entorno, pede modlar s personalidad en el sentido de los anancásticos. En otros casos se observa na organización nerótica histérica, teniendo el tic el valor de n síntoma de conversión o expresión simbólica mediante el cerpo de n conflicto afectivo de natraleza sexal preferentemente. Se ve en niños mayores o adolescentes y, casi siempre. despés de accidentes o intervenciones qirúrgicas. Sea cal fere el significado dinámico del tic, la respesta inicial del medio es determinante para s evolción. Las brlas o la coerción excesiva amentan la ansiedad qe qeda, por otra parte, vinclada a las descargas motrices, las cales, asociadas a las imágenes parentales, conllevarán carga libidinal o agresiva a ellas nida. El tic sirve al mismo tiempo para reforzar el conflicto y para descargar la plsión. El tic pede también enmarcarse en na organización de tipo psicótico; entonces "s significación pede ser la de la descarga plsional directa en n cerpo cya percepción desmembrada reslta tan cercana qe debe estar siempre controlada y bajo tensión" (7). Son niños con dificltades notables de relación, condctas extravagantes y "fantasmas" arcaicos. En el apartado dedicado al Síndrome de Gilles de la Torette veremos otros factores de orden "más biológico" qe podrían estar implicados en la patogenia de estos trastornos. Diagnóstico Habrá qe observar cidadosamente el cadro clínico, estdiar la personalidad del niño, el entorno familiar explorando s tolerancia a los tics así como antecedentes de los mismos en los padres. Diagnóstico diferencial Hay qe diferenciar los tics de otros movimientos anormales qe no posean s brsqedad ni s carácter estereotipado. Movimientos coreiformes. Son actividades motoras casi proplsivas, convlsivas, irreglares y repetitivas; no peden sprimirse a volntad y no son esteroetipadas. La casa más frecente en la niñez es la corea de Sydenham; la historia de fiebre remática, la clínica y s evolción nos dan el diagnóstico diferencial. La corea de Hngtinton sele iniciarse en el adlto y la secndaria a lesión perinatal del sistema extrapiramidal se acompaña de antecedentes perinatales. Movimientos atetoides. Son lentos, contínos, no estereotipados y retorcidos de los segmentos distales de las extremidades. No se sprimen a volntad. Convulsiones mioclónicas. Son movimientos my rápidos, estereotipados y no rítmicos, aislados o en ráfagas, no controlables volntariamente. Movimientos distónicos. Estereotipados, atetoides, lentos y de retorcimiento pero mantienen la zona afecta en n estado fijo de tensión drante largos periodos de tiempo. Temblores. Rápidos, rítmicos y altamente estereotipados. Raros en niños. Crisis convulsivas focales. Peden asemejarse a n tic motor; selen ser rápidas, rítmicas y esteroetipadas pero se asocian a na alteración de conciencia, difsión de n grpo msclar a otro y cambios en el EEG. Manierismos. No son trastornos del movimiento; my estereotipados y repetitivos, selen asociarse a trastornos emocionales, cegera oligofrenia. Gestos conjradores de los obsesivos graves y estereotipados psicóticas, las últimas caracterizadas por lo extraño del gesto. Tratamiento Siempre se planificará en fnción del contexto psíqico y familiar: Con respecto a la familia, habrá qe procrar qe las ansiedades y reacciones frente al síntoma sean reconocidas, comprendidas y calmadas, para qe sea posible la aceptación de nestras orientaciones sobre cómo comportarse con el niño. Con respecto al niño: · Terapia psicomotriz o de relajación cando el tic es reactivo y lleva asociado n componente motor de inestabilidad o torpeza. · Psicoterapia en niños de organización nerótica o psicótica. · Terapia condctal, implosion o descondicionamiento operante. · Farmacoterapia: el único tratamiento eficaz de este tipo son las btirofenonas qe no deben prescribirse sistemáticamente ni por periodos largos y siempre teniendo en centa ss limitaciones y secndarismos. Resltan beneficiosas además de por s efecto sintomático sobre el tic, por ejercer na fnción tranqilizante en la familia. Pronóstico Anqe los tics selen remitir gradalmente, en mchos niños y a pesar de n adecado tratamiento, persisten en la edad adlta. "Enfermedad de los tics", "síndrome de los tics", "síndrome de Gilles de la Tourette" o "trastorno de la Tourette" Definición. Consiste en movimientos recrrentes, involntarios, rápidos y sin objeto (tics), inclídos los tics vocales múltiples. Peden sprimirse volntariamente drante mintos a horas y s intensidad no es constante en el tiempo. Los tics motores afectan típicamente a la cabeza, pero también a otras partes del cerpo. Los tics vocales aparecen en el 60% de los casos e inclyen sonidos y palabras complejas así como la coprolalia. Los sonidos peden ser grñidos, toses, sorbos nasales o palabras. Epidemiología. Es n trastorno sbdiagnosticado; s prevalencia es del % hasta los 8 años, del 18% hasta los 13 y de hasta el 28% en todos los grpos de edad. Predomina en el sexo masclino en proporción 3:1. Se ha observado en todas las clases sociales y grpos étnicos. La incidencia familiar es mayor de la esperada estadísticamente, n 40-60% de los familiares tiene tics, la concordancia observada en gemelos monocigotos es mayor qe la observada en dicigotos. Etiopatogenía. La literatra más antiga se centraba en na casa psicológica, como psicosis, trastorno obsesivo-complsivo o trastornos del carácter. La investigación actal avala la idea de qe es n trastorno neropsiqiátrico qe refleja la interacción de factores genéticos, nerofisiológicos, condctales y ambientales de expresión cambiante a lo largo del desarrollo. · Las evidencias acerca de na base orgánica parten de datos de observación tales como na alta incidencia en estos niños de disfnción cerebral mínima y de signos nerológicos leves, EEG anormal en el 50-60% de casos y TAC igalmente anómalo en el 25%. · El trastorno neroendocrino, parte de la base de qe estos niños mejoran con nerolépticos y empeoran con estimlantes; el error básico podría ser na disfnción neroendocrina qe, afectando a la dopamina, se expresa en na hipersensibilidad de los receptores postinápticos de la misma, implicados en la actividad motora. · Genética. El riesgo de los familiares de las mjeres de preba es mayor qe el riesgo de los familiares de los varones de preba; en 1980 Kidds y cols. propsieron n modelo de mbral en el qe los varones y las mjeres comparten na diálesis genética común, pero en el qe el sexo menos prevalente, el femenino, está representado en n mbral más alto en n contino riesgo genético-ambiental. · Psicodinámicamente, según Malher, el síndrome podría responder a dos eventalidades: Un primer grpo presenta na organización nerótica del carácter la cal, anqe no proporciona síntomas neróticos verdaderos, ocasiona rasgos implsivos y sintomatología motriz; sería na "nerosis motriz" a la qe sbyace na agresividad mal entendida. Un segndo grpo de personalidad inhibida, ansiosa, pasiva y deprimida, en el qe los síntomas motores serían el eqivalente al nivel msclar de na enfermedad psicosomática, en relación con n estado afectivo conflictal prolongado. Clínica. Además de los rasgos esenciales hay ecocinesia, palilalia, coprolalia mental, ddas obsesivas y complsiones. Los primeros síntomas aparecen entre los 2 y los 10 años, a los 11 años están presentes en el 96% de los pacientes. Una vez plenamente desarrollados, los tics motores se observan en el 95% de los casos, los vocales en el 66%, complsiones en n 63% y la coprolalia, qe pede ser el primer síntoma, en el 60% de los pacientes. Los síntomas iniciales peden o no persistir siendo sstitidos por otros nevos; hay exacerbaciones y remisiones. El control volntario es posible por n limitado periodo de tiempo, pero, finalmente, la tensión amenta exigiendo la descarga en el tic. Sin tratamientos los síntomas persisten y se desarrollan problemas psicológicos secndarios; la condcta psicótica o el deterioro intelectal no presentan mayor frecencia qe en otra población psíqica. Diagnóstico. Lo confirman la coprolalia, copropraxia, ecolalia, acopraxia y palilalia, lo cal no implica qe se presenten en todos los casos. Debe hacerse el diagnóstico diferencial con otros trastornos de SNC (ya visto anteriormente), con la esqizofrenia (estos pacientes no presentan n trastorno del pensamiento) y también con el trastorno obsesivo-complsivo. Pede asociarse n trastorno depresivo o de otra índole psicológica pero qe son consecencia del síndrome qe nos ocpa. Tratamiento. El de elección es el farmacológico, la psicoterapia ayda al paciente a afrontar la enfermedad pero es inefectiva como tratamiento primario, la terapia de condcta ha sido útil para minimizar algnos de los síntomas. El prodcto de primera elección es el haloperidol, cya dosificación deberá establecerse cidadosamente en cada caso para obtener la máxima efectividad con el mínimo de efectos secndarios: la dosificación media es de 5 mg, con nos márgenes entre los 2 y 10 Mg. También se ha sado el pimocide, cyos efectos adversos so semejantes a los prodcidos por el haloperidol pero responden a él n menor número de pacientes: 70% a pimocide frente a 85% a haloperidol, cando el haloperidol no es útil ocasiona mchos secndarismos, se ha empleado la clonidina a dosis de 0,5-0,60 mg/día, actúa a nivel de la transmisión noradrenérgica. TRASTORNOS DEL LENGUAJE Disartrias · Periférica (Dislalia) · Central Disfemia · Espasmofemia (Tartamdeo) · Tartajofemia (Farflleo) Disfasia/Afasia del desarrollo · Sensitiva · Motora DISARTRIAS Genéricamente, las distarsias son errores de la articlación de las palabras, qe no coinciden con las normas sociocltrales impestas por el ambiente, qe dificltan la inteligibilidad del discrso y qe se presentan a na edad en qe ya se debiera tener na articlación correcta. Si la casa qe prodce dichos errores se encentra a nivel del SNC, se denominan "disartrias" en sentido estricto, y si se encentra a nivel periferico, se denominan "dislasias". Siendo esta la única diferencia entre las disartrias y las dislasias, y pesto qe ss características clínicas son las mismas, las estdiaremos conjntamente, centrándonos en las de origen fncional, por ser las qe entran dentro de los Trastornos del Desarrollo Psicológico y, por tanto, de la competencia específica del psiqiatra. Disartrias funcionales Son disartrias prodcidas por na fnción anómala del SNC o de los órganos periféricos, sin qe existan trastornos, lesiones o modificaciones orgánicas. La denominación de los distintos errores qe se dan, se hace con la raíz griega del fonema afectado (rota=r, sigma=s, lambda=l, etc) y el sfijo "tismo" o "cismo" cando el fonema no se articla correctamente (sigmatismo o sigmacismo = dificltad para articlar la s) y con la misma raiz y el prefijo "para" cando el fonema es sstitido por otro (pararrotacismo o pararrotatismo = cando se sstitye el fonema r por otro, generalmente g, d ó l). Etiología Anqe vamos a enmerar las casas posibles de disartrias fncionales, en la mayoría de los casos no actúa na sola, sino qe son combinaciones de varias de ellas las qe actúan sobre el niño. Baja habilidad psicomotora. Entre lengaje y psicomotricidad, sobre todo a nivel del desarrollo de la psicomotriz fina, hay na estrechísima relación. La mayoría de los niños disártricos son torpes respecto a la coordinación psicomotora general y, en particlar, con respecto a la motilidad de los órganos fonatorios. Esto es tan importante qe s reedcación deberá pasar por na reorganización de s esqema corporal y na armonización de todos ss movimientos (anqe no inflyan en la articlación de las palabras), jnto con la enseñanza más específica de los movimientos articlares fonatorios. Desorientación temporo-espacial. El lengaje se aprende por imitación de gestos, movimientos y sonidos, y se va afectando si el niño no es capaz de percibirlos y organizarlos desde s integración en el espacio y en el tiempo. Así, el niño disártrico vería n movimiento pero no lo percibiría tal y como es y no lo diferenciaría de otro al no lograr captar matices de sitación y ritmo. Dificltad de comprensión o discriminación aditiva. El niño tendrá dificltad de repetir fonemas diferentes porqe no los distinge como tales. Oye bien, pero analiza mal los fonemas qe oye y al no distingir intensidades y/o draciones y/o ritmos y/o intervalos, confnde algnos fonemas. "La condición de na pronnciación correcta es la elaboración de na bena adición fonemática. Así en la corrección de la disartria es preciso, ante todo, ejercer na percepción aditiva correcta, por na edcación sistemática del oído" (11). Factores psicológicos. "El lengaje es na capacidad compleja en la qe intervienen múltiples factores, entre los cales lo de origen psicológico inflyen en s desarrollo y lterior desenvolvimiento" (12). Un niño my egocéntrico pede persitir en ss fallos de articlación como cando era peqeño, para lograr qe se le mime y proteja. Múltiples casas afectivas como, separaciones, inadaptaciones familiares, rivalidades, celos, fallecimientos, rechazos, sobreprotección, etc., peden ocasionar trastornos qe se reflejan en la expresión del lengaje qe se podrá ver retrasado y/o pertrbado. "Responden también a n mecanismo psicógeno y a motivaciones ambientales, aqellos casos en qe, lego de haberse alcanzado n nivel lingístico acorde con la edad, reaparecen en el lengaje formas y modalidades expresivas propias de edades anteriores. El niño de 5 y 6 años velve a hablar como lo hacia a los tres o como lo hace el hermanito menor, por qien se siente desplazado en el cariño y la atención se ss padres. Con la velta a n lengaje más infantil, pretende fortalecer ss vínclos afectivos y recperar s spremacía en el grpo familiar" (13). Factores ambientales. Carencias familiares, trato en determinadas institciones, niveles socioeconómicos my deteriorados, etc, inflyen my negativamente en el nivel de desarrollo y, en mchos casos, en la expresión del lengaje. Una sitación especial es el bilingüismo qe, en algnos casos, pede crear dificltades en la etapa de fijación del lengaje (14). Factores hereditarios: dada la evidencia de casos en na misma familia, en mchas ocasiones es prdente considerar la existencia de factores hereditarios, fndamentalmente de tipo predisponente. Sintomatología Los síntomas específicos son la sstitción, omisión, inserción y distorsión de los fonemas. Además, selen ser niños de aspecto distraído, desinteresados, tímidos, agresivos y con escaso rendimiento escolar qe, en mchas ocasiones, creen hablar bien, sin darse centa de ss errores, y en otras, anqe sean conscientes de ellos, son incapaces por sí solos de sperarlos. Sstitción: es el error de articlación por el cal n sonido es reemplazado por otro. El niño no pede realizar na articlación y la sple por otra más fácil o, de entrada, percibe mal el sonido y lo reprodce tal como el lo discrimina (como lo emite). Es el error más frecente dentro de las disartrias fncionales y el qe presenta más dificltades para s corrección. Las formas más frecentes son la sstitción de r por d o por g, de s por z y del sonido K pot t. Omisión: se omite el fonema (p. ej. "iño" por niño) o toda la sílaba en qe se encentra dicho fonema (p. ej. "loj" por reloj). Insercción: se intercala n sonido qe no corresponde a esa palabra para apoyar y resolver la articlación del dificltoso (por ej. "Eneriqe" por Enriqe). Distorsión: Se articla el sonido de forma incorrecta pero aproximada a la adecada y sin llegar a ser na sstitción. Formas y variedades Rotacismo, disartria del fonema r (vibrante múltiple). Lambdacismo, disartria del fonema l. Gammacismo, disartria del los fonemas gtrales g, x y k. Deltacismo, disartria de los fonemas t y d. Rinoartria, disartria de los fonemas nasales m, n y ñ. Pararrotacismo, sstitción del fonema r por otro como g, t, d, l, etc. Parasigmatismo, sstitción del fonema s por otro como t, z, etc. Paralambdacismo, sstitción del fonema l por otro. Paragammacismo, sstitción de los fonemas gtrales por otros. Paradeltacismo, sstitción de los fonemas dentales por otros (15). Diagnóstico diferencial Disartria evoltiva. Corresponde a la fase del desarrollo en la qe el niño no es capaz de reprodcir los fonemas correctamente. Dentro de na evolción normal desaparece y solo si persiste más allá de los 4 ó 5 años se pede pensar en n trastorno. Anqe no precisa tratamiento es preciso tener na adecada actitd con el niño y s familia para evitar angstias, fijaciones del defecto e inclso, inflencias yatrógenas. Es na forma a tener en centa, como recomendación a las familias qe no acepten las deformaciones articlares como gracias y se le hable a los niños de forma clara y "adlta", sin imitar ss deformaciones. Disartria adiógena. Al no oir con sficiente claridad, el niño comete errores de articlación. El niño qe no oye nada, no hablará nada y el niño qe oye poco hablará como oye hablar, es decir, con defectos. Generalmente, jnto a la disartria se presentarán también alteraciones de la voz y del ritmo qe modificarán la cadencia normal del habla. En la mayoría de los casos, estos síntomas son las señales de alerta para na sordera. Disartria por deficiencia mental. En el débil mental, s baja atención, la deficiencia de ss fnciones intelectivas y de s coordinación psicomotriz, jnto al hecho de qe ss sensopercepciones son lentas, incompletas, difíciles y mal diferenciadas, ocasionan qe, anqe s adición sea normal, s articlación sea normal, s articlación fonética sele ser marcadamente deficiente. La adecada valoración de la capacidad intelectal, a través de na exploración psicométrica, nos dará la posibilidad de detectar estos cadros. Disartria de origen orgánico. Peden ser casadas por procesos lesionales, infecciosos, tóxico, metabólicos, vasclares, endocrinos..., qe actúen sobre el Sistema Nervioso tanto a nivel central como periférico. Deben ser diagnosticadas y tratados por el nerólogo. "Las alteraciones nerológicas de la fonación, tienen interés logopédico cando constityen "sitaciones secela", es decir, na vez qe ha desaparecido la acción del morbo etiopatogénico qe casó la enfermedad nerológica. Son pes las sitaciones secela de la nerología las qe constityen el campo de la acción clínica y la terapética foniátrica" (16). Disglosias: Son los trastornos del lengaje prodcidos por la alteración específica de los órganos del habla. En s mayor parte son consecencia de malformaciones congénitas (labio leporino, fisra del paladar, paladar ojival, etc.), pero también peden ser secelas de parálisis periféricas, tramatismos, tmores, infecciones, etc., qe afecten a labios, dientes, lenga, paladar, fosas nasales... Son diagnosticados y tratados por el ORL. Tratamiento Debe ser precoz e integral. Precoz, sin confndir la disartria fncional con la evoltiva. Si pasados los 4 ó 5 años, el defecto no se atiende debidamente, "el defecto se afianza, los órganos fonatorios pierden plasticidad y s corrección se hará cada vez más costosa. Por otra parte, dejar qe persista la incorrecta pronnciación spone entorpecer el desarrollo psíqico del niño, con los consigientes problemas qe esto le pede traer y el retraso del proceso escolar" (14). Integral, en el sentido de qe trasciende la mera rehabilitación logopédica de la dificltad de expresión tratando de consegir n desarrollo nerológico y psíqicos completo. "El trastorno lingistíco, en especial si es severo, repercte en las características y reacciones psicológicas del niño, pdiendo llegar a motivar serios problemas de personalidad y adaptación, como a la inversa, estos problemas, en algnos casos, peden dar origen a trastornos del lengaje. Tanto en na como en otra sitación, es preciso, jnto al tratamiento general encaminado a la ordenación y reedcación del lengaje, llevar a cabo n tratamiento de psicoterapia, cando esto se vea necesario, para así, con na labor conjnta y plridimensional, lograr la integración total de la persona" (14). DISFEMIAS Según el criterio de la Sociedad Americana, las disfemias son alteraciones del lengaje caracterizadas por tropiezos, espasmos y repeticiones debido a na imperfecta coordinación de las fnciones ideomotrices cerebrales. Tartamudez o Espasmofemia Es na alteración de la comnicación (más qe del lengaje) consistente en na falta de coordinación motriz de los órganos fonadores qe se manifiesta en forma de espasmos qe alteran el ritmo normal de la palabra articlada (15). Etiología Herencia Hay n factor hereditario qe se trasmite con más frecencia por vía paterna, qe predispone a padecerla, anqe no el trastorno en sí (17). Casas somáticas. Segre (17) cita a atores para los qe la casa de este trastorno radica en defectos a nivel diencefálico y de vías extrapiramidalesa. Otros observan entre los tartamdos na especial constitción vagotónica y n deseqilibrio simpático-pasimpático. Travis (18) estima qe se trata de na falla en la dominancia interhemisférica cerebral. Karlin (citado por Travis), ve además, n defecto de mielinización en las áreas cerebrales del lengaje. Se ha demostrado qe la tartamdez es más frecente en paises pobres con niños deficientemente ntridos. También se observa asociada frecentemente a cadros de hipotiroidismo o de hipofnción de glándlas sexales, especialmente en el sexo masclino. Casas relacionales y afectivas, la mayoría de las veces es la consecencia de n conflicto emocional o na característica de ansiedad nerótica. La represión de deseos, inhibiciones, agresividad contenida, insegridad, apego ansioso, abandonismo, dificltades de independencia, etc. selen casar o agdizar la tartamdez. Es my frecente observar en la clínica como, en la mayoría de los casos, la tartamdez aparece solo en la relación con determinadas personas y/o ambientes y no en otros. El desarrollo sano de n niño comprende na fase de balbceo o repetición de ciertas sílabas mientras habla; esta etapa pede prolongarse e iniciarse la tartamdez en n ambiente predispesto o cando los padres adoptan na actitd demasiado rígida y exigente con ss hijos. Wendell Johnson, citado por Nieto Herrera (15), partió del hecho comprobado de qe, en determinadas cltras indias de EE.UU., no existe la tartamdez; llegó así a la conclsión de qe este trastorno depende de "cierto grado de exigencias impestas por la sociedad qe jzga la corrección o imperfección del habla"; investigó el ambiente familiar de los niños tartamdos y clasificó a los padres según la actitd qe asmen al jzgar la calidad del habla de ss hijos. Observó qe si "cando empieza a hablar el niño se le corrige demasiado, se le expone a la formación de n sentimiento de dda e insegridad en s habilidad lingüística y pede empezar a tartamdear". Sintomatología El síntoma más sobresaliente es el bloqeo espasmódico qe interrmpe o impide la emisión de la palabra. El espasmo pede ser tónico (lapso de tiempo antes de comenzar el discrso qe, na vez iniciado, ya flye bien) o clónico (repetición de letras o sílabas al principio, centro o final de las palabras) o mixto. Además el paciente se mestra ansioso, angstiado y, en s esferzo por vencer el espasmo, presa de na gran tensión msclar y emocional, con ricts faciales, rbor y transpiración excesiva (sobre todo en manos). Como reacción, pede aparecer miedo a hablar con evitación de sitaciones donde es preciso hacerlo, sobre todo, si son nevas o con personas especiales, mtismo defensivo, tendencia al aislamiento, acentación de la timidez y reacciones depresivas de distinto grado. Es frecente, además, encontrar en estos niños cadros agregados de enresis y trastornos del seño. Tratamiento Sobre todo lo dicho en el tratamiento de las disartrias, qe aqí es igal de válido, pede ser necesario n tratamiento farmacológico de fondo con ansiolíticos y relajantes msclares. Tartajofemia Consiste en n apresramiento tal al hablar, qe difícilmente se entiende lo qe dice la persona. Los sonidos chocan nos con otros y no se entienden o se sprimen las sílabas, dando la impresión de qe la persona piensa más rápido de lo qe pede hablar. Esto se debe a na falta de coordinación entre el infljo motor y la movilidad de los órganos de articlación fonatoria (15). Etiología Las casas son siempre relacionales y afectivas y, prácticamente siempre hay n fondo nerótico. Sintomatología El ritmo del habla es acelerado (taqilalia); aparecen disartrias (sstitciones y omisiones) según la velocidad del habla y clonos de sílabas o palabras. Al contrario qe en el tartamdeo, no aparece la evitación y el miedo ante lgares en qe se debe hablar (logofobia) y sele haber na mejor expresión ante extraños (por el esferzo en hacerse entender mejor) qe en ambientes familiares. Tratamiento Las patas son similares a las de la Espasmofemia. DISFASIA Y AFASIA DEL DESARROLLO Disfasia es la pérdida parcial y afasia es la pérdida total del habla debida a na lesión cortical en las áreas específicas del lengaje, sin embargo, en la entidad qe estdiamos, el concepto es insficiente, ya qe considera solo los casos en los qe el niño pierde lo qe tiene: el habla, pero no las sitaciones como la qe nos ocpa, en las qe el trastorno es congénito: no se pede perder lo qe nnca se ha tenido. Esta es la razón por la qe este cadro es my disctido. Sobre este problema de base, la tan variada nomenclatra para esta entidad es smamente elocente: disfasia o afasia del desarrollo, congénita del niño, retraso idiopático del lengaje, oligofasia, disacsia, sordera verbal, agnosia aditiva congénita... Etiología No es conocida. Agranowitz (19) encentra alteraciones difsas en el hemisferio cerebral izqierdo asociadas a cadros como prematridad, incompatibilidades de grpos sangíneos, complicaciones del parto, diversos desórdenes glandlares, epilepsia, etc. Sintomatología Aparecen alteraciones de condcta como hiper o hipoactividad, baja capacidad de atención, agresividad, pobreza de razonamiento, incontinencia afectiva e implsividad. También crsan con dificltades en el aprendizaje; no es raro encontrar confsión en el conocimiento del esqema corporal, en la distinción de la figra sobre el fondo y de las partes sobre el todo, na pobre coordinación visomotora, trastornos de la lateralidad, dificltades en las nociones de tiempo y espacio. Globalmente, hay dificltades para formar conceptos y en la adqisición de conceptos abstractos, llegada a la pbertad. Los trastornos del lengaje son del tipo de agnosia aditivo-verbal, síntomas apráxicos en relación con el habla, pobreza de asociaciones verbales, falta de habilidad para la adqisición del lengaje simbólico (lectra y escritra) y retraso en la adqisición de lengaje en las fases comprensiva y/o expresiva. El desarrollo psicomotor es disarmónico (lacnar) y de difícil valoración global. El C.I. pede ser bajo, anqe no es na característica determinativa, ya qe se encentran casos de niños con severos problemas afásicos con altos coeficientes intelectales. Tipos Forma motriz o expresiva. Se caracteriza por inteligencia, adición y comprensión del lengaje dentro de límites normales, incapacidad para imitar palabras, incapacidad o capacidad limitada para imitar de fonemas y por la existencia de lengaje espontáneo o ser este my pobre. Forma sensorial o receptiva. También conocida como "sordera verbal". Los pacientes tienen n C.I. normal o con ligero retraso, adición normal o ligeramente defectosa, incapacidad para nombrar objetos, pobreza en las asociaciones verbales, capacidad limitada de imitar la palabra, pobreza en la evocación de objetos e incapacidad para interpretar el lengaje ambiental.. Forma mixta: con síntomas motores y sensoriales. Diagnóstico diferencial Es determinativa la exploración Nerológica y Otológica. Con respecto a los Trastornos Generalizados del Desarrollo, faltarían las alteraciones calitativas de la interacción social y de la comnicación, centrales para el diagnóstico de dichos trastornos. Tratamiento Apoyo corrector de tipo pedagógico. TRASTORNOS DEL APRENDIZAJE Trastornos específicos del aprendizaje. · Dislexia. · Disgrafía · Disortografía. Trastornos de la adaptación escolar. · Retraso escolar. Fracaso escolar. · Fobia escolar. · Trastornos del comportamiento en la escela. DISLEXIA Concepto Por dislexia entendemos la falta de aptitd drable y rebelde para el aprendizaje de la lectra, asociada invariablemente a confsiones ortográficas, no dependiente de la carencia de aptitdes intelectales exigibles para este tipo de adqisiciones, ni de déficits sensoriales, problemas afectivos o escolarización inadecada. La primera descripción fe realizada en 1896 por J. Kerr y, más tarde, en 1917, J. Hinshel Wodd propone el término "dislexia". Generalmente, n niño a la edad de cinco años y medio a seis años, se sitúa en n nivel de desarrollo en el qe centa con las disposiciones mentales necesarias para la adqisición de la lectra; pero si algna de estas es deficitaria, el aprendizaje se verá obstaclizado. Epidemiología (20) En la población general se barajan cifras de n 5-10% de disléxicos, siendo más frecente en varones qe en mjeres. Según P. Debray y B. Melekian, si consideramos los niños del crso preparatorio, encontramos qe n 20-25% no saben leer al final de dicho crso; de estos, n 10-17% recperarán s retraso al año sigiente, mientras qe n 8-10% darán mestras de dificltades persistentes. Descripción clínica La mayoría de atores está de acerdo acerca de la mayor conveniencia de hacer na descripción de las dificltades encontradas en estos niños, en lgar de hacer de ellas n síndrome en sí mismo. Vamos a realizar n abordaje basado en describir los hechos observables dividiendo la edad escolar en tres periodos: el comienzo del aprendizaje niños de ocho a neva años y niños mayores, de neve a doce años. El comienzo del aprendizaje. Las dificltades en la lectra aparecen, más qe en el reconocimiento de las letras, en la imposibilidad de leer peqeños grpos de dos o tres letras yxtapestas, generalmente por permtaciones qe afectan más a los grpos de consonantes ("dra" en lgar de "dar"), anqe también peden invertir sílabas enteras o hasta palabras. Confnden más qe los niños normales las letras, sobre todo aqellas qe resltan semejantes, ya sea por s grafía (p y q, b y d, m y n, etc), ya por s pronnciación (sonidos sordos y sonoros: p y b, f y v, etc.). Para aydarse en la lectra, van sigiéndola con el dedo. Encentran casi imposible hallar na significación a lo qe leen, la lectra es para ellos n ejercicio laborioso y lento. Anqe consigan algnos progresos, estos se desvanecen al día sigiente. Las dificltades aparecen aún más claras en la escritra; se peden observar aqí también, inversiones qe afectan a letras de grafía semejante, son fndamentalmente inversiones en el sentido izqierda-derecha (b y d), o bien en sentido arriba-abajo (n y ), no son raras las permtaciones en el orden de las letras ("fla" por "fal"); mcho escriben como "ante el espejo", mientras qe otros, anqe emplean caracteres normales, lo hacen de derecha a izqierda; las letras están mal formadas, son desigales, las palabras sben y bajan por encima y por debajo de la línea y están incorrectamente separadas. A mendo, la lectra y escritra de las cifras es también errónea. Niños de ocho a neve años. Es a esa edad cando la familia empieza a dar mestras de preocpación ante la falta de progreso del niño y ante ss fallos estereotipados y elementales. La lectra es silábica y monótona, plagada de errores y lenta en extremo; con frecencia lee la primera letra o sílaba de la palabra y trata de inventar el resto. La escritra siempre qe sea espontánea o dictada, revela las mismas dificltades; la copia sin embargo, pede ser bena, lo qe testimonia na bena capacidad de atención y n deseo de hacer las cosas bien. Si hay problemas de coordinación, el grafismo pede estar alterado. Los avances en cálclo selen ser normales, anqe srgen dificltades en la resolción de los problemas por la incapacidad de leer adecadamente el ennciado; si el niño no centa con na ayda constante, fracasará también en esta materia. Cando el chico percibe qe, a pesar de s esferzo, s rendimiento es inferior al de los compañeros, no es raro qe dé mestras de oposición y rechazo escolar. Niños mayores, de neve a doce años: a pesar de lo dicho, la mayoría de los disléxicos aprende a leer, pero s lectra es lenta y está ligada a cada na de las palabras, sin qe el niño se percate del sentido general ; es por esto por lo qe, si carece de ayda, le será my difícil segir el ritmo de las clases qedando relegado a los últimos pestos jnto con los deficientes intelectales y los inadaptados caracteriales. Sele ser la madre la qe ayda al chico con los deberes, y este apoyo, conforme se avanza de crso, se velve cada vez más necesario, srgiendo, según Lanay (8) "n clima familiar my parecido al de la anorexia mental": el escolar obligado a pedir ayda a s madre, se siente my ligado a ella, pero a la vez enfrecido y agresivo por esa dependencia; la madre por s parte, se siente dividida entre el deseo de satisfacer la demanda del hijo y la molestia qe esto le acarrea; a la larga, la ambivalencia se tradce en cóleras, y el clima de la casa se resiente. Hacia los doce años, la sitación condce a n callejón sin salida, tanto en las escela como en la familia. Es el momento de la reactivación plsional de la adolescencia qe, mezclada a las dificltades disléxicas, transformará la falta de progreso en la lectra en conflicto de oposición. Factores etiológicos. Las correlaciones La primera interpretación acerca de la dixlesia la dió Pringle Morgan en 1896 qien la consideró ligada a la lesión de n centro cerebral, (centro de lectra, circnvolción anglar), relacionándola con la "alexia" del adlto, pes pensaba qe los mismos mecanismos qe en este disolvían los conocimientos adqiridos sobre la lectra impedían s aprendizaje en el niño (6). Esta opinión cayó en desso paralelamente a la teoría de las localizaciones cerebrales. Mientras qe los médicos orientaron ss primeras investigaciones en n sentido nerológico, los psicólogos lo hicieron bscando déficits instrmentales; el resltado de estos trabajos pone de manifiesto na serie de correlaciones: Trastornos de lateralización. Se han realizado nmerosos estdios comparando el porcentaje de disléxicos de la población general con el porcentaje en grpos de zrdos manales, de individos con lateralidad crzada de zrdos de la mirada, obteniéndose cifras más altas en esos grpos qe en la población general. Parecería como si en cierto número de diséxicos existiese n problema de lateralización: Retraso de maduración psicomotriz. Según Lnay (8): "sería falsear el problema de la dislexia tratar de redcirlo a datos. La experiencia demestra, efectivamente, qe entre los seis y los siete años, sobre todo, el disléxico se presenta como n portador de n conjnto de manifestaciones qe testimonian n retraso en la madrez de cierto número de fnciones", y cita a continación cales son estas manifestaciones, señalando s mayor frecencia canto más peqeño es el niño. Discriminación derecha-izquierda. Normalmente, esta capacidad se adqiere entre los seis y los siete años. En el caso de los disléxicos a los neve o diez años son aún incapaces de distingir la derecha de la izqierda, tanto en sí mismos como en los demás. Anomalías en la reproducción de las percepciones. Gran número de disléxicos sfren confsión en el recerdo de las percepciones, qe se objetiva en na notable incapacidad para reprodcir gráficamente las imágenes simples; este defecto de reprodcción también afecta a las percepciones aditivas, lo qe explicaría las frecentes confsiones entre consonantes qe se aprecian en la lectra y grafismo de estos chicos. Anomalías de la coordinación motora. Es frecente qe los disléxicos a los seis o siete años, conserven na coordinación incierta de los gestos, además de n retraso en el desenvolvimiento motor: inhabilidad, lentitd, sincinesias persistentes, etc., estos trastornos dificltan notablemente la escritra. Trastornos del lenguaje. Una alta proporción de estos niños ha sfrido n retraso en la adqisición del lengaje, no solo en s expresión, sino también en s formlación interior, con dificltades para tradcir s pensamiento en frases: ello explicaría qe, cando llegan a leer, les reslta extremadamente complejo comprender la significación de las palabras. Trastornos de la organización temporal. Según algnos atores, el disléxico fracasaría más qe el niño normal en la reprodcción de ritmos, otros atores no encentran diferencias significativas entre ambos grpos. Factores constitucionales. Los retrasos del desarrollo citados, tienen, con frecencia, carácter familiar, no siendo raro encontrar en familiares de chicos disléxicos casos tanto de dislexia como de dificltades del lengaje o la motricidad, casos de zrdería, de disortografía. Trastornos afectivos. Las dificltades de la lectra en niños de carácter difícil o con trastornos en s desarrollo afectivo son my frecentes; drante mcho tiempo se interpretó este hecho como qe el problema afectivo era secndario a la sitación de fracaso escolar; hoy se tiende a considerar la mayoría de trastornos afectivos del disléxico como expresión de na pertrbación fndamental de la personalidad, de la cal, la dislexia es solo no de los aspectos. Errores pedagógicos. En la historia del aprendizaje escolar de estos niños no es raro encontrar na serie de fallos pedagógicos tales como: n aprendizaje precoz en niños qe no alcanzaban la madrez propia de s edad, cortes continos por asencias del niño o por cambios de escela y consecentemente del método pedagógico, n edcador poco preparado y, sobre todo, n aprendizaje pertrbado por el excesivo número de niños qe hay en la clase. Patogenia Cada na de las correlaciones o factores etiológicos qe acabamos de describir, está considerado por algnos atores como factor patogénico. Veremos como esto es disctible para cada factor etiológico salvo, qizá, en el caso de algnas dislexias qe parecen segir a retrasos del lengaje. Si existen prebas a favor de na mala lateralización en los disléxicos, también las hay de lateralización homogénea: no parece qe los trastornos de lateralización sean la casa única y esencial de la dislexia; sí desempeñaría n papel en algnos casos en los qe podría acarrear na desorganización perceptivo-motora, alterar la capacidad de na adecada organización espacial y, secndariamente, las dificltades de la lectra. El hecho de qe la organización témporo-espacial esté frecentemente alterada en la dislexia, significa qe se pede tomar este déficit como índice de la misma, pero no como casa; no todos los disléxicos lo sfren y, además, se pede observar en la población normal. Desde el pnto de vista perceptivo, se ha comprobado qe gran parte de las pertrbaciones del disléxico se encentran también en sjetos sin trastorno de la lectra. Desde el pnto de vista perceptivo, se ha comprobado qe gran parte de las pertrbaciones del disléxico se encentran también en sjetos sin trastorno de la lectra. Los trastornos del lengaje oral son, sin dda algna, factor atiopatogénico importante, no obstante haber n cierto porcentaje de niños disléxicos cyo desarrollo del lengaje es normal. No parece tampoco claro en qé forma los trastornos del aprendizaje están ligados a n componente hereditario. Nos podemos pregntar si lo qe se transmite hereditariamente es na inaptitd particlar o más bien n retraso madrativo. Para Satz y col, (20) la dislexia no es n síndrome nitario, refleja n retraso en la madración del SNC qe repercte sobre la adqisición de las capacidades en crecimiento de las distintas etapas del desarrollo. Los trastornos afectivos son extremadamente frecentes, si no constantes en los disléxicos; a mendo secndarios, con frecencia, también primarios. Pero no se sitúan sobre el plano de la lectra propiamente dicha, sino qe es a nivel del aprendizaje donde participan, en el sentido de qe el aprendizaje de letras y sílabas no está sficientemente investido. Las formas de enseñanza de la lectra comportan na serie de reglas a asmir con la consecente disminción de la libertad y de la actividad lúdica qe pede ser vivida como represiva por el niño, sobre todo en los casos en qe s ansiedad le condce al fracaso. Mchos atores intentan resolver el problema de la patogenia de la dislexia escindiéndola en diversos grpos con patología diferente o considerándola como n trastorno plrifactorial, es decir, como resltante de na complejidad de factores, nnca presentes todos y ningno de los cales es, de por sí, casante del trastorno. De hecho, se enfrentan dos concepciones: la qe defiende únicamente la desorganización cerebral y la qe invoca los factores sociopedagógicos; según Lanay (8) "los niños disléxicos llevan en s pasado algo más qe n mal aprendizaje"; si se les examina a temprana edad, se descbren en ellos algnas anomalías en s nivel madrativo, desarrollo de la personalidad y afectividad, trastornos qe, evidentemente, se complicarán cando se les añaden errores pedagógicos. Diagnóstico (21) El establecimiento del diagnóstico significa la fijación del nivel basal de lectra y escritra de n niño deficitario, a partir del cal será posible elaborar n programa de rehabilitación personalizado (22). Para ello se emplean test estandarizados así como el estdio, por diversos procedimientos, de la forma en qe el escolar se enfrenta con la lectra. Una vez realizado, debe posibilitarnos determinar: 1. si nos encontramos, o no, ante na dificltad lectora, 2. la identificación del factor específico de la misma, 3. el lgar y tipo de tratamiento más idóneos y 4. la detección de condiciones personales y/o ambientales ssceptibles de modificación. Procedimientos estandarizados. Anglosajones: destacan los sigientes: · Análisis de las dificltades lectoras de Drrell · Diagnóstico de la lectra de Monroe, inclye: "Examen de lectra oral" de Gray "Iota Word Test" de Monroe. Test de discriminación de palabras" también de Monroe. · Test diagnóstico de lectra de Gates: es el método más completo y útil. · Test Diagnóstico de lectra silenciosa de Bond, Clymer y Hoyt. Franceses: destacan el "Test d'analyse de la lectre et de la dislexie" de L'Aloette. Españoles: elaborados a partir de la revisión de test latinos, anglosajones y latinoamericanos pero no como na simple adaptación de los mismos (22) al castellano; destacan: · T.A.L.E., Test de Análisis de Lecto-escritra: "preba destinada a determinar los niveles generales y las características específicas de la lectra y escritra de calqier niño en n momento dado del proceso de adqisición de tales condctas". Determinado el nivel, de los catro qe reconoce la preba, en qe se sitúa el niño, se le administrarán: El sbtest de lectra, qe consta de cinco apartados: lectra de letras, lectra de sílabas, lectra de palabras, lectra de textos y comprensión de lectra. El sbtest de escritra, formado por: copia, dictado y escritra espontánea. · E.D.I.L., Exploración de las Dificltades Individales de Lectra (23) Preba de administración individal qe evalúa tres aspectos de la lectra: Exactitd, Comprensión y Velocidad; a partir de la pntación obtenida en cada no, se posibilita también la evalación de n nivel global de lectra. Los sbtest son los sigientes: Exactitd lectora: discriminación de letras aisladas y discriminación de letras dentro de palabras Comprensión lectora: asociación imagen-palabra, comprensión de órdenes escritas, comprensión de frases, comprensión de n texto Velocidad lectora. Procedimientos menos rigrosos desde el pnto de vista científico: se trata de procedimientos prácticos, menos rigrosos, pero de gran eficacia para el diagnóstico; no son otra cosa qe la diaria observación del maestro ampliada y sistematizada. Se tiliza na serie gradada de libros de lectra; el examinador pide al escolar qe lea el texto correspondiente al nivel qe se le ha asignado provisionalmente; si reslta demasiado fácil, se le sstitye por el qe le sige en dificltad y si es demasiado complejo por el de grado inferior, así scesivamente hasta llegar al qe se adapte perfectamente a las aptitdes del niño. Sólo cando no cometa más de n 5% de errores, podremos considerar localizado el texto correspondiente a s nivel lector; en éste, deberá leer algnos pasajes silenciosamente para contestar a na serie de pregntas qe nos informarán de s comprensión; al mismo tiempo, se medirá la velocidad lectora en fnción del número de palabras leídas por minto; habrá qe hacer na lista de errores y palabras omitidas y proceder despés a s clasificación y análisis. A continación se precisará cómo reselve los problemas qe le plantea el reconocimiento de palabras, qé técnicas domina y en qé grado. La fidelidad de los test estandarizados es sperior a la qe nos ofrecen estas técnicas de evalación y ss resltados son más completos y significativos; pero métodos como este complementan a los más rigrosos y permiten la evalación de áreas no aseqibles a ellos. Es, por tanto, aconsejable combinar ambos instrmentos para el diagnóstico. Estdio adicional de otras características. Habrá qe explorar las capacidades visales, aditivas, las reacciones emocionales y los intereses lectores, con el fin de detectar aqellos sjetos qe reqieran n estdio por los especialistas correspondientes. Diagnóstico diferencial Habrá qe hacerlo con la alexia y la dislexia adqiridas, con las dificltades lectoras secndarias a trastornos emocionales, con trastornos de la ortografía no acompañados de dificltades para la lectra, así como con problemas pedagógicos y con niños con déficits sensoriales o intelectivos. Nos centraremos en los trastornos afectivos y del carácter y en la deficiencia intelectiva, el resto se pede descartar tras n estdio adecado del niño y los trastornos de la ortografía se estdian en n apartado específico. Dislexia y deficiencia intelectiva. El niño deficiente pede, a la vez, sfrir na dislexia y el disléxico pede parecer deficiente como consecencia de s fracaso en el aprendizaje. Es necesario pntalizar la necesidad de interpretar con ciertas reservas los test de inteligencia en disléxicos mayores de neve o diez años, dado s bajo rendimiento en las prebas verbales (por s deficiente vocablario, ignorancia en materias escolares, con frecencia, también por s mal comportamiento); reslta aconsejable tilizar con estos chicos test no verbales como el de Weschler-Belleve qe, con s doble escala, verbal y no verbal, reslta my valioso. Dislexia y carácter difícil. El problema de la dislexia afectiva. Este apartado pone de relieve la imprecisión de la frontera entre el rechazo y el desinterés por la lectra y la dislexia. Hay niños cya personalidad ha sido seriamente pertrbada en s desarrollo por dejadez, abandono o sitación familiar caótica; en ellos sele darse n fracaso global de la escolaridad, siendo my raro qe fracasen únicamente en la lectra. Pero en niños menos pertrbados sí pede observarse aisladamente la dificltad para leer, qe es consecencia del rechazo escolar mediante el cal el niño expresa s oposición a la madre, o bien, la ansiedad ante la separación de ésta; en estos casos lo primero en aparecer son las dificltades del carácter y del comportamiento y, como consecencia de ellas, la mala participación en clase qe llevará al fracaso escolar global o específico, y éste, a s vez, a n recrdecimiento del oposicionismo. En el disléxico, en los primeros momentos de contacto con la escela, es notable s interés por aprender, con evidentes esferzos, será cando estos se vean frstrados qe podrán srgir dificltades del comportamiento reactivas a ese fracaso. Tratamiento Rehabilitación y reorganización de las disposiciones mentales retrasadas y na completa integración de los elementos verbales, es la intervención psicopedagógica. Intervención psicoterapética, encaminada a netralizar plsiones negativas hacia la lectra y a eqilibrar la afectividad.. DISGRAFIA Concepto El trastorno consiste en na dificltad para la escritra qe es irreglar, lenta y torpe. Condiciones necesarias para la escritura Para qe n niño peda escribir, tiene qe ser capaz de apreciar y de reprodcir los tamaños, las formas y las direcciones; na adecada coordinación psicomotora es esencial para la atomatización de la ejección de la escritra. Clínica El escolar disgráfico escribe lentamente, con letras informes y desigales, le cesta segir las líneas y coge de manera torpe el lápiz contrayendo exageradamente los dedos, lo qe le fatiga en poco tiempo. Por lo general estas dificltades se hacen notar cando, en crsos más avanzados, se exige al niño qe escriba rápido; el chico qe escribe con la mano izqierda, experimenta los problemas antes, debido a las anomalías postrales qe le exige la escritra y qe son incompatibles con na ejección selta y rápida, la presión del entorno para corregirles pede no hacer más qe agravar el trastorno. Etiopatogenia Retraso de la madurez psicomotora. Una coordinación y precisión de los movimientos y de los gestos retardada con respecto a la edad está en la base de gran número de dificltades de la escritra, no obstante los test motores aplicados a los disgráficos no siempre son anormales; qizá fesen necesarias prebas más directamente relacionadas con la motilidad manal: Zurdería. Dificlta la escritra correcta, además, mchos de ellos sfren n retraso de madrez motora y siempre se añade la inhibición emocional ante la excesiva presión del entorno. Factores emocionales, inhibición. Al igal qe scede con el resto de aprendizajes escolares, los factores emocionales pden desencadenar y perpetar na incorrecta ejección de la escritra. Asociación a la dislexia. El retardo de madrez y la zrdería son también factores de dislexia, se comprende pes, qe mchos disléxicos tengan dificltades para escribir. Factores psicopedagógicos. Tales como la imposición de n rígido sistema de movimientos y postras gráficas qe impiden al niño adaptar s escritra natralmente a los reqerimientos de s edad, madrez y preparación. Diagnóstico El estdio diagnóstico de la natraleza y severidad de las dificltades gráficas pede hacerse, fndamentalmente por los sigientes métodos: Observación del niño mientras escribe, fijándonos en la postra, forma de las letras, letras qe le cestan más, cómo coge el lápiz, velocidad de escritra, posición del papel, limitaciones perceptivas, control motor, hábitos gráficos y actitd hacia la tarea. Plan sistematizado de ato-diagnóstico con procedimientos estadarizados. Destacan las "cartas atodiagnósticas de Minneapolis"; cada almno tiene s propia serie de cartas qe ejemplifiqen n determinado tipo de errores, con ellas compara s escritra atodiagnosticándose las faltas; contienen además ejercicios para la corrección de las anomalías. T.A.L.E. y E.D.I.L.E. test psicológicos y fisiológicos especiales, los aplica personal especializado, destacan las prebas de: control y coordinación motoras, percepción de formas y relaciones espaciales, discriminación visal y aditiva, agdeza visal y aditiva y lateralidad dominante. Tratamiento Igal al de la dislexia. DISORTOGRAFIA Concepto y datos epidemiológicos Entendemos por disortografía la falta de aptitd significativa para escribir correctamente las palabras de la lenga. Anqe es n trastorno estrechamente ligado al de la lectra, los elementos de oposición y de carácter desempeñan aqí n papel mcho más importante. Merlet encentra qe el 30% de los casos de fracaso qe obligan a repetir crso se deben a deficiencias ortográficas. La ortografía La adqisición de la capacidad de escribir correctamente las palabras, spone dos estadios: primero o "estadio de escritra fonética" se aprende a transcribir en signos gráficos los sonidos, en el segndo, al qe llamaremos "estadio de escritra ortográfica" habrá qe distingir las palabras y aplicar las reglas al so. El acceso al primer nivel reqiere la previa existencia de n lengaje correcto; la escritra del segndo spone infringir las normas del habla y aprender n lengaje escrito qe es distinto del hablado, tropezamos en esta tarea con obstáclos qe la convierten en la más marcada por el signo de la obligación, la más difícil e ingrata de cantas emprende el escolar. A diferencia de la lectra, la escritra o el cálclo, la ortografía no le despierta ningún interés, tampoco entiende las razones qe la jstifican, solo nota qe constitye na traba para la escritra espontánea y qe está obligado a aprender de memoria na serie de reglas; frente a tanto inconveniente, lo único qe pede estimlarle a someterse a semejante tortra, será el deseo de tener éxito y de complacer al maestro. No obstante estos elementos negativos, la ortografía siempre ha tenido ss defensores, Lanay (8) cita a Borel-Maisonny para qien: "escribir con ortografia, (...), spone mcho más qe conocer la la forma gráfica de las palabras; spone conocer lo qe se qiere decir con ellas (...), significa conocer las categorpias sbyacentes de género y número, de especie, de tiempo, de modo, qe sstentan a la frase y la hacen satisfactoria para el qe escribe en el momento de escribirla e inteligible para el qe la lee en canto qe está materializada en la forma escrita (...), es también pntear, es decir, introdcir en el texto los signos melódicos qe marcan las pasas, gracias a los cales se reprodce en el espírit del lector la melodía, el ritmo, la tonalidad afectiva del escritor en el momento de escribir"; la ortografía, por tanto, sobrepasa al lengaje, en el sentido de instarar en él n orden lógico y de ordenar el empleo preciso de ss elementos. Descripción clínica Sin tener en centa las llamadas "faltas de desatención" o errores habitales por falta de acerdo y so, podemos observar en el disortográfico: Confsión de sonidos, de orden aditivo o de orden visal (inversiones, trasposiciones de letras, etc.), confsiones qe peden persistir hasta los 10 11 años y qe están ligadas a las sigientes: Desconocimiento de las palabras como "nidades verbales", el niño qe empieza a escribir encontrará dificil el separar las palabras ya qe en él todavía las imágenes verbales se encentran ligadas a sitaciones vividas y esas imágenes no son palabras seltas sino conjntos de palabras; esto se spera rápidamente y sólo en el disortográfico persistirá de forma anormal. Desconocimiento de las categorías gramaticales (género, número, tiempo,...). El conocimiento del género y número se adqiere entre los 7 y los 8 años y el de las palabras homófonas entre los 8 y los 9; el disortográfico adqiere estas nociones con notable dificltad y cando las posee es incapaz de aplicarlas adecadamente pes no encentra la correspondencia ente palabras y reglas gramaticales. En el momento de escribir la palabra dificil, el niño vacila, bsca, necesita n elemento para decidirse, hallándolo no en el orden verbal qe no ha asimilado, sino en na aproximación fortita o en la evocación sgerida por la palabra. Rssell (21) ha demostrado qe "los niños con dificltades ortográficas no emplean procedimientos flexibles o analíticos al aprender nevas palabras; ss métodos se caracterizan por la incorrecta separación de las palabras en sílabas, por el deletreo, por la desintegración de la palabra en peqeñas nidades fonéticas y por la falta de análisis silábico". Factores etiopatogénicos Déficit intelectal. El aprendizaje de la gramática exige n coeficiente intelectal sficiente, anqe no es raro qe niños poco dotados logren adqirir na bena ortografía. Errores pedagógicos. Se han implicado el aprendizaje por el método global, las clases demasiado nmerosas, dificiles de vigilar y los edcadores con poca experiencia en los primeros crsos. Condiciones sociales. La lenga qe se habla alrededor del niño en medios poplares, y sobre el cal éste moldea s lengaje, es tan diferente de la lenga escrita, qe no sorprende qe el escolar fracase a la hora de aplicar las reglas ortográficas. Sin olvidar estos factores, debe qedar claro qe en la base de las disortografías severas solo hay dos casas posibles: dislexia y trastornos caracteriales. Dislexia. La lectra contribye a la atomatización de la ortografía al poner constantemente ante los ojos al lengaje escrito; reslta admisible qe los errores graves se observen en niños qe han sido o son dislexicos, chicos de 9 ó 10 años, inteligentes y de comportamiento adecado, en los qe el fracaso ortográfico reslta paradógico y en cyo pasado escolar se encentran dificltades en la lectra y escritra y, con frecencia, casos familiares. La disotografía pede aparecer también en escolares qe, sin ser disléxicos, presentaron n retraso del lengaje. Oposición, carácter difícil, según Lanay: "son refractarios al ingrato conocimiento de la ortografía". sjetos qe resltan La CIE 10, a diferencia de lo qe acabamos de ver, exige para el diagnóstico, qe el trastorno no sea explicable por n nivel intelectal bajo o por na escolarización inadecada, exclyendo también las dificltades ortográficas asociadas a n trastorno de la lectra. Diagnóstico Test estandarizados (21) Test de Gates-Rssel. Inclye neve sbtest: deletreo oral de palabras, deletreo oral de na sílaba, deletreo oral de dos sílabas, trasposición de las letras de na palabra para formar otra, hábitos de estdio, discriminación aditiva y tilización de métodos aditivos, visales, cinestésicos o mixtos en el estdio de palabras. Los resltados de los sbtest se expresan en pntaciones por grado, complementadas con na breve descripción de las reacciones del niño y con datos sobre ortografía en general, inteligencia, lectra oral y silenciosa, vocablario, memoria de números y palabras, escritra, visión, adición, lateralidad dominante y lengaje. La interpretación de los datos condcirá a la formlación del dignóstico sobre el carácter y probables casas de la discapacidad ortográfica y facilitará la planificación de n programa correctivo. Watson apnta n procedimiento de diagnóstico menos rigroso qe el de Gates-Rssell, pero my útil y de fácil aplicación consistente en seleccionar na lista de 30-50 palabras de dificltad media qe se le dictarán al niño; se corrige el ejercicio pidiéndole qe defina las qe ha escrito incorrectamente, se anota las qe no peda definir indicando qe desconoce s significado; despés tendrá qe deletrear el resto de las palabras, comparando el examinador las escritas con las deletreadas para ver si coinciden los errore; más tarde se le pide qe pronncie todas las palabras de la lista anotando las dificltades del lengaje. El examinador deberá analizar los errores ortográficos y clasificarlos según el criterio qe le sirvió en la selecció, estableciendo conclsiones sobre la natraleza de las dificltades. Lanay (8) hace referencia a n método práctico de evalación consistente en la confrontación de los resltados del dictado (qe permite examinar y clasificar los errores), de la copia (qe da la medida de la capacidad de atención y del grado de aceptación de las obligaciones) y de la redacción libre de n párrafo corto (qe nos dará referencias acerca de la formlación interior del lengaje y del pensamiento). Tratamiento Común a la dislexia. DISCALCULIA Concepto Designamos con este término los trastornos en el aprendizaje de la aritmética elemental en el crso de la escolaridad primaria, en niños de inteligencia normal. Descripción clínica Trastornos de la nmeración y de la adqisición del concepto de número: la noción matemática de número spone combinar las ideas de "inclsión" (correspondiente al aspecto cardinal de los números) y de "seriación" (aspecto ordinal) para abocar la idea de "iteración": n número va segido de otro más grande añadiendo simplemente na nidad. Si el niño no adqiere estas nociones, podrá aprender los números "de memoria" pero carecerán de significado para él. Tratornos en el manejo de las operaciones: respecto a la adición no selen aparecer dificltades hasta qe llega el momento de "llevarse cifras" operación qe reqiere el conocimiento de la significación de na cifra dependiente de s lgar en el número. El éxito de las otras operaciones aritméticas es más complejo, pes precisa mayor grado de abstracción. En algnos niños pede darse confsión de los signos de las distintas operaciones. Se ha señalado también qe la sstracción o la división ocasionarían inhibiciones ligadas a las angstias de fragmentación y castración. Trastornos de la resolción de problemas: observables aún cando el niño maneje correctamente las catro reglas y debidas a obstáclos en la lectra y comprensión de los ennciados por n retraso del lengaje. Patogenia (6) Trastornos de la personalidad: C. Darat-Hmeljak y cols. encentran na serie de estrctras psicopatológicas en niños discalcúlicos: Niños inhibidos, presentan na notable inmadrez afectiva responsable de s inhibición general en relación con la ansiedad y desde n comportamiento qe viene marcado por la lentitd, pasividad y falta de iniciativa; son niños de estrctra nerótica qe reaccionan bien a la reedcación gracias a ss capacidades potenciales y a la bena relación qe peden establecer con el edcador. Estados psicóticos, personalidad es mal estrctradas, son my dispersos, viven en s mndo fantástico del qe no peden despegarse, my arcaico, qe proyectan hacia la realidad qe es confsa; el trastorno del cálclo se basa en este desconocimiento del mndo exterior y de ss leyes; son poco sensibles a la reedcación. Niños inestables, presentan actitdes de bloqeo asociadas frecentemente a problemas de organización espacial; lo hacen todo con rapidez, se agitan de forma permanente y aparentan na actitd provocadora, vista a mendo como my desafiante por el edcador, por padres y maestros; pese a ss dificltades, la rehabilitación pede resltar útil. Débiles intelectales. Algnos atores explicaron el origen de la discalclia en base a mecanismos pramente nerológicos, sobre el modelo de la acalclia del adlto con síndrome de Gertsmann: nnca se encontró en estos niños na lesión cerebral específica. Otros insistieron sobre los trastornos instrmentales (de la espacialidad, de la temporalidad y del desarrollo del lengaje), qe no son raros en estos escolares debido a qe son todos ellos factores qe condicionan importantes dificltades en este aprendizaje. Han sido implicados asimismo los errores pedagógicos, fndamentalmente la inclpación precoz de nociones abstractas qe el niño no pede asimilar por no ir precedidas de na correcta preparación mediante el so de maniplaciones concretas. Diagnóstico Test estandarizados. En los casos severos se hace necesaria la aplicación de este tipo de prebas para determinar la natraleza y casas de la anomalía; destacan: Test diagnóstico de operaciones con números enteros de Breckner, Test diagnóstico de operaciones con qebrados de Breckner Test diagnóstico de operaciones con decimales de Breckner y Test diagnóstico de operaciones con números enteros de Breckner - John Todos constan de na serie gradada de elementos de complejidad creciente e inclyen hojas de registro con los errores más frecentes en cada operación. Métodos menos rigrosos y exigentes, al alcance de calqier maestro: análisis de los ejercicios aritméticos escritos para identificación de errores, análisis de las respestas orales referentes a los pensamientos del niño mientras realiza las operaciones y a la lectra del ennciado de los problemas, pregntas destinadas a conocer ss razonamientos al calclar, s capacidad de generalización y de establecimiento de relaciones, la capacidad de comprensión y el interés por la aritmética, cestionario acerca de la importancia qe el niño concede al cálclo y s interés por el mismo, análisis acerca de los registros de inteligencia, datos sociales y médicos, así como de la historia escolar, aplicación de prebas objetivas de tipo diagnóstico, aplicación de test estandarizados. Tratamiento Reslta válido lo dicho en relación a la dislexia. RETRASO ESCOLAR. FRACASO ESCOLAR Concepto Clásicamente (7) se tiende a diferenciar "fracaso" y "retraso escolar", reservándose el primer término para aqellos retrasos qe exceden los dos años. En realidad, el fracaso va precedido siempre por el retraso, qe termina frecentemente en él, si no se pone en marcha algna acción preventiva. El fracaso escolar también es distinto de la "inflexión escolar", en esta última, el fracaso viene precedido por na época de escolaridad y sele ser reactiva (enfermedad de la madre, separación de los padres, fallecimiento, etc.). Etiopatogenia El estdio del fracaso escolar (FE), en los últimos años, ha pasado desde ser considerado consecencia únicamente de la pereza del niño, a ser achacado a na deficiente dotación nerofisiológica para, por fin, llegar a n concepto sociológico qe tiene en centa la inadaptación de la estrctra escolar. Hoy se piensa qe en él siempre hay tres partes implicadas: el niño, s familia y la escela, todas ellas deberán ser adecadamente valoradas. Factores familiares. Lanay (8) piensa qe "todo canto en el orden de conflictos interfamiliares, y más aún en lo qe se refiere al abandono, dificlta la evolción de la personalidad, frena el interés del niño en lo qe atañe a las actividades escolares de s edad (...). Lo qe sscita el interés del término medio deja indiferente al retardado afectivo, pes s interés personal está contrariado, bien por s oposición al medio escolar, bien por s incapacidad para entrar en relación con los objetos de s ambiente". Ejercen na gran inflencia en la escolaridad del niño factores tales como la dinámica de intercambios familiares, el grado de motivación de los padres respecto a la escela, s nivel sociocltral, las exigencias respecto al niño, el nivel de participación de los padres en la vida escolar del hijo, etc. Factores de la escuela. Tanto en lo qe se refiere a los aspectos pramente formales (horario, ritmo, exceso de clases, número de niños en cada clase, progresión lineal en fnción de la edad...) como a los contenidos qe se enseñan (métodos pedagógicos y s adecación a la edad del niño, formación y motivación del profesorado), Lanay señala también los cambios de escela y el absentismo escolar. Factores del propio niño. Tales como s capacidad de aprendizaje, desarrollo nerofisiológico, motivación y estado somático; vamos a ver con más detenimiento algnos de estos factores: Debilidad mental. Una debilidad mental media obstacliza siempre el progreso escolar, sin embargo la debilidad ligera o límite no sele ser la casa principal del FE: "el nivel intelectal de los niños en sitación de fracaso es my variable anqe el centro de la crva se decante hacia na media ligeramente inferior"(7). Rechazo escolar. A veces pede proceder del niño qe se opone a toda adqisición escolar como consecencia de na organización caracterial o psicopática, otras veces como resltado de na inhibición frente a la problemática edipiana, principalmente en la rivalidad con el padre; pede ser también señal de hostilidad, más o menos manifiesta, de los padres respecto a la escela, fndamentalmente cando proyectan ss antigos problemas sobre la actal vivencia de s hijo; otras veces es consecencia de exigencias excesivas de los padres qe el niño no pede asmir. Desinterés escolar. No pede hablarse del mismo hasta bien avanzado el periodo de latencia, cando "el Speryo se separa de la figra misma de los progenitores, adqiere independencia y gobierna al niño desde dentro"; (24) mostrará aversión por todo lo qe atañe a la escela, se qejará de qe la ve inútil y de qe le reslta abrrida; hay qe tener presente, no obstante, qe este desinterés pede deberse a na depresión o a na reacción psicótica. Inhibición escolar. El niño aparece como incapaz de concentrarse en la tarea y sfre por ello; sele tradcir na organización nerótica conflictiva debida al fracaso de los mecanismos de defensa fisiológica qe operan en el niño en s paso evoltivo a la fase de latencia, fracaso qe no permitirá qe "s antigo interés por ver todo y espiar los secretos más íntimos de s ambiente" se convierta en "afán de saber y aprender" (2) sino qe, por el contrario, se verá notablemente obstaclizado. Clínica Lanay (8) señala na serie de momentos especialmente propicios para la aparición del FE: en la escela primaria El comienzo de la escolaridad, sele aparecer n fracaso global qe afecta a todas las materias; si fracasan en na sola, sele ser en la lectra, más raramente en la escritra y, de na manera excepcional, en cálclo; entre estos niños sele haber deficientes intelectales, retrasos madrativos y trastornos afectivos; pede ser temporal, generalmente en niños de inteligencia normal, anqe otras veces será el pnto de partida de na escolaridad pertrbada. Entre los ocho y los diez años, mestran n fracaso global, en estas edades es my raro el fracaso específico qe pede afectar al cálclo ortografía; el número de deficientes intelectivos es aún menor qe en el periodo anterior, anqe encontramos niños poco "dotados" qe fracasan a partir de los primeros problemas, hay niños víctima de errores pedagógicos; pero el grpo más nmeroso es el de aqellos a qienes la clase "no interesa". En algnos casos se dan problemas familiares, en otros no; algnos peden padecer trastornos somáticos o psíqicos. Un momento difícil son los once años, el cambio del 5.º crso de EGB (n solo profesor, tareas concretas, pocas iniciativas permitidas al escolar, ritmo de trabajo moderado) a 6.º de EGB (varios profesores, menor vigilancia, más libertad, ritmo de trabajo más rápido), es la casa de mchos fracasos. La mayoría de los niños qe fracasan caen en n círclo vicioso qe lleva consigo el desinterés, despés la desaprobación del maestro con las consigientes sanciones qe motivarán reacciones de oposición (inercia, fgas,...). Calqiera qe sea la casa del FE, habitalmente acarrea na serie de reacciones qe dependen del carácter del chico: apatía, trblencia, inestabilidad, oposición, etc.; reacciones qe mantienen o agravan el fracaso inicial y qe marcan la vida escolar. Las manifestaciones de estos niños abarcan casi toda la psicología infantil. Diagnóstico Se realiza teniendo en canta los resltados de los estdios psicométricos y, sobre todo, comprobando las diferencias qe selen existir entre los test de inteligencia qe exploran la dotación, actitdes o espectativas intelectales (escala de Raven, test del dominó, y sobre todo Rorschach) y los qe ofrecen niveles de desarrollo de la fnción intelectal (Gesell, Wisch,Terman, etc.), qe selen dar resltado snormales o speriores. No habrá qe descidar otros datos biográficos como la existencia de retrasos en adqisiciones psicomotoras, lengaje, control de esfínteres, falta de iniciativa en búsqeda de experiencias y discreto apego a los padres. Tratamiento Debe ser precoz para romper el círclo vicioso del FE y habrá qe combinar la reedcación con la psicoterapia del niño y la terapia de apoyo a los padres, en caso necesario. FOBIA ESCOLAR Concepto Descrita por A. Johnson en 1941, se observa "en niños qe, por motivos irracionales, rehsan ir al colegio y se resisten con reacciones my vivas de ansiedad o de pánico cando se intenta obligarles a ellos" (7). Epidemiología Más frecente en el varón, pede observarse ya en el ingreso eo en el parvlario pero, con frecencia, la verdadera fobia escolar, se manifiesta más tarde, drante el período de latencia y, especialmente entre los ocho y los diez años (6). El 80% de los niños afectados son bien hijos únicos, bien primogénitos o benjamines. Clínica Lanay (8) describe na "expresión mínima" de este cadro, en la cal el niño acepta ir a la escela pero no se adapta a ella, lo cal se evidencia, por ejemplo, al qedar apartado de los otros chicos drante el recreo o qizás porqe bsqe refgio cerca de la maestra o de calqier otro adlto. En los casos de "expresión más severa" (7), cando debe salir hacia la escela, el niño da señales de aténtica angstia, inqietd y pánico, llora, splica a los padres qe le dejen en casa ese día con la promesa de qe irá a clase al día sigiente, pede decir qe le dele la cabeza o la barriga. Si se le obliga, la crisis adqiere n tono más dramático: empja, se agita, vomita. Si los padres ceden y consige qedarse en casa, vemos qe se trata de niños cooperadores, qe formlan racionalizaciones conscientes de s fobia: temor al profesor, mala relación con los compañeros; más tarde la fobia se jstifica a sí misma pesto qe el niño teme estar retrasado respecto a los demás. No ofrecen obstáclos a la realización de los deberes en casa, dando mestras inclso de desmesrado interés por los mismos, no siendo raro qe s nivel de conocimientos sea excelente. En otros casos es la imposición de los padres la qe trinfa y, o bien, el niño va a la escela pero reaparecen n trastorno en el control de esfínteres o ciertos caprichos alimentarios y alteraciones del comportamiento con los qe el chico sanciona a s madre, o bien, anqe se deja condcir a la escela, pronto abandona la clase fngándose para volver a casa o vagar por la calle; en este pnto, se entra en n círclo vicioso, en casa no pede hablar del tema y tampoco pede volver a clase donde descbrirían la verdad; finalmente, la escela informa a la familia de ss faltas, en las cales el niño no encentra ningún placer. A veces se asocian a la fobia escolar otros síntomas neróticos, principalmente fóbicos obsesivos, condctas implsivas o agresivas e inclso relaciones de tipo sadomasoqista con algún mienbro de la familia; pede observarse también estados depresivos. Etiopatogenia Los estdios se han centrado tanto en la organización psicopatológica del niño como en la dinámica familiar. Así, M. Sperling (6) distinge desde el pnto de vista etiopatogénico, catro formas de fobia escolar: Fobia escolar aguda trivial. Se organiza a modo de na nerosis tramática, sin qe sea posible descbrir en s origen ningún acontecimiento representativo para el niño, de s pérdida de control sobre la realidad. Fobia escolar aguda inducida. Tampoco hay ningún acontecimiento tramático en s origen, pero sí n comportamiento fóbico en el pasado del chico qe es indcido por no de ss progenitores como si éste, incoscientemente, necesitase la fobia de s hijo, ya para mentenerlo dependiente, ya para evitar na sitación embarazosa. A este respecto, Winnicott (25), refiriéndose a las madres de estos niños, dice: En otra capa, (...) no verdaderamente consciente, no pede aceptar la idea de "soltar" a s hijo (...), no pede rennciar a eso tan preciado qe es s fnción materna; se siente más maternal mientras el bebé depende de ella qe cando, debido al crecimiento, el hijo llega a disfrtar del hecho de sentirse indepediente y desafiante. El niño percibe claramente todo esto. Anqe se siente feliz en la escela, regresa anhelante a s casa; prorrmpe en alaridos cada mañana cando debe atravesar las pertas de la escela. Siente pena por s madre porqe sabe qe ella no pede soportar la idea de perderlo y qe, por s misma natraleza, no está en ella dejarlo. Al niño todo le reslta más fácil si s madre pede experimentar alegría al verlo partir y al verlo regresar". Winnicott (26) alde también a la fnción de "tónico permanente del hijo para las madres depresivas y el sentimiento de vacío qe las embarga cando marcha a clase, vacío qe llenan con algún qehacer qe sirve de sstitto del niño, el cal deberá lchar para recperar s lgar, en ocasiones, esta lcha será para el chico más importante qe la escela. Fobia escolar crónica inducida. Se da en niños al final de latencia o en la pbertad, son personalidades profndamente pertrbadas en las qe selen asociarse desórdenes fncionales o psicosomáticos, así como na relación alterada con los padres, similar ala de las psicosis simbióticas. Fobia escolar crónica trivial. Observable en niños qe adqirieron precozmente na predisposición a reaccionar mediante respestas fóbicas y ante sitaciones tramáticas; los conflictos movilizados se centran sobre la problemática edipiana y el desarrollo del Yo es más satisfactorio qe en el grpo anterior. Mazet y Hozel (6) hallan dos tipos de niños qe desarrollan fobia escolar: niños my narcisistas, brillantes en clase, qe no soportan la idea del fracaso o de resltados peores por lo qe, tras na asencia, por ejemplo por enfermedad, el temor a perder s lgar preferente, les lleva a rehir s velta a clase. niños inmadros, con n Yo frágil y experiencias de rechazo en los qe la actividad escolar reaviva angstias de celos y de sentirse exclidos qe les resltan insperables. Todos los atores han concedido na gran importancia a la dinámica familiar y a la personalidad de los progenitores, además existe considerable acerdo con respecto a la idea de qe lo qe teme el niño no es ir a la escela, sino dejar la casa y, sobre todo, dejar a la madre (Vaghan, citado en Lanay). En esta línea, Bowlby (27) entiende la fobia escolar en fnción de la teoría del "apego ansioso" - relación particlar qe el niño establece con las figras de apego, en virtd de ss ddas sobre la disponibilidad de las mismas, e interpreta la mayoría de estos casos como "prodcto de na o más de las sigientes catro patas centrales de interacción familiar: Pata A: la madre, o más raramente el padre, sfre de ansiedad crónica con respecto a las figras de afecto y mantiene al niño en casa como s compañero. Pata B: el niño siente qe pede scederle algo terrible a la madre o qizás al padre, mientras él está en la escela, permaneciendo en casa para evitarlo. Pata C: el niño teme qe peda scederle algo terrible si se aleja del hogar, por lo cal permanece en casa para evitar este hecho. Pata D: la madre, o más raramente el padre, sienten qe pede scederle algo terrible al niño mientras está en la escela, por lo cal tratan de retenerlo en el hogar". El resltado (7) es qe el chico permanece my dependiente de s familia en ocasiones con n conflicto ambivalente entre agresividad y amor. La madre sele ser ansiosa, inclso fóbica, sobreprotectora, en constante identificación con el niño al qe mantiene en na relación de estrecha dependencia. El padre generalmente es na figra insegra, débil o asente, en el qe el niño no encentra posibilidad de identificación. Se crea n círclo vicioso en el qe el refgio en na oposición pasiva satisface a la madre y tranqiliza al niño. Diagnóstico. Sele resltar sencillo a través de la clínica. Habrá qe hacer el diagnóstico diferencial con: Angstia de separación del niño peqeño qe es llevado a la gardería éste presenta na reacción similar pero transitoria. Novillos del niño mayor o adolescente, según Bolwby (27), "no dan mestras de ansiedad acerca de s asencia a la escela, no velven a ss hogares drante las horas de clase y, por lo general, fingen ante ss padres haber asistido a la escela. A mendo roban y cometen actos delictivos. Por lo común provienen de hogares inestables o familias deshechas y han experimentado prolongados y/o frecentes separaciones o cambios de la figra materna. Las relaciones entre este tipo de niños y ss padres selen ser distantes o caracterizarse por las disptas frecentes". Evolución Dependerá de la estrctra psicopatológica sbyacente y de la dinámica familiar. Se acepta qe: 30-35% de los casos presentan na favorable evolción intra y extraescolar. aproximadamente n 30% de los casos sfren na persistencia de los problemas escolares con bena adaptación extraescolar y, 20-30% de estos niños, además de continar con problemas escolares se encentran my limitados en s adaptación social. Tratamiento (7) Psicoterapia a largo plazo destinada a la elaboración de la angstia y a disminir s nivel. Trabajo con la familia para restitir la fnción simbólica paterna. Hospitalización temporal como descondicionamiento con fobias escolares crónicas, a veces indispensable antes de sar otros métodos. Antidepresivos tricíclicos, útiles cando se asocia na reacción depresiva, sobre todo en el adolescente. TRASTORNOS DEL COMPORTAMIENTO EN LA ESCUELA Concepto Nos ocparemos aqí de cadros como el robo, las fgas ("rabona", "novillos", y la mentira, qe afectan a la relación del niño con el entorno escolar y repercten directamente en el aprendizaje, pes provocan diversas reacciones en el medio qe ponen a preba a padres y edcadores. No incliremos ciertos cadros, a mendo descritos como trastornos del comportamiento, pero qe parece mejor sitar en otros capítlos, así ocrre con la inestabilidad y la inhibición psicomotoras, qe se describen en los trastornos de la motricidad. Etiopatogenia (6) Antes se pensaba qe la natraleza de estos trastornos era constitcional (A. Delmas, Lombroso, Dpre); hoy, anqe sin olvidar la parte de la herencia en ss orígenes, se piensa más en "s natraleza simbólica y ss relaciones con las pertrbaciones afectivas de la niñez". En este contexto, K. Friedlander sitúa "experiencias precoces no satisfactorias marcadas por alternancias incoherentes de gratificaciones y de frstraciones, impidiendo al Yo reglarse en el principio de realidad"; M. Klein interpretó los comportamientos disociales como "la búsqeda incosciente de n Speryo externo, centrado en el castigo, más clemente qe el Speryo interno pregenital y terrorífico"; J. Bowlby (27) ha mostrado la inflencia de las separaciones precoces de la madre señalando qe el objetivo de los comportamientos alterados sería "facilitar el reencentro con la figra de afecto y evitar toda lterior separación"; para Winnicott (28), "cando en n niño se manifiesta la tendencia antisocial, sabemos qe el niño alberga cierta esperanza de hallar el modo de llenar el vacío. Este vacío se prodjo al trncarse la continidad de la provisión ambiental en na fase de dependencia relativa. En todos los casos antisociales ha existido esta interrpción cyo resltado ha sido la detención de los procesos de madración y la provocación en el niño de n doloroso estado clínico de confsión.(...). La perversidad desaparece cando el vacío qeda lleno", este mismo ator (25) dice "es como si el niño bscara algo digno de ser destrido (29) inconscientemente bsca algo beno qe ha perdido en na etapa previa y con el qe está enojado precisamente porqe lo perdió"; Aichkorn (citado por A. Fred (2)) piensa qe "el niño desamparado o abandonado se resiste a todo intento de incorporarlo al ambiente hmano qe lo rodea. No logra inhibir ss implsos a las satisfacciones instintivas, no atina a dedcir de ss plsiones sexales na cantidad sficiente de energía para aplicarla a otros fines más apreciados por la sociedad. Por eso se niega a tolerar las restricciones qe rigen en la comnidad contemporánea, sstrayéndose, en consecencia, a la participación en toda labor común en el seno de ella". Los trastornos del comportamiento no son patológicos en sí mismos, sino qe en s persistencia más allá de na edad, marcando na carencia de evolción o na regresión del Yo, lo qe los convierte en señales de patología. Principales manifestaciones La mentira En los niños menores de seis o siete año es más conveniente hablar de "psedomentira" qe de mentira, pes hasta esas edades no se ha adqirido la noción de lo verdadero y lo falso ni de lo imaginario y lo real. Esta adqisición es progresiva y dependiente tanto del medio familiar como del desarrollo psicoafectivo. Nos centraremos en las mentiras qe atañen a la vida escolar y en s significado psicopatológico (8). Mentiras individales. Son de carácter "defensivo" y consisten en la ocltación a los pades de los deberes y las notas, falsificación de éstas últimas o de firmas y mentiras al maestro para jstificar la no realización de las tareas; están motivadas por el miedo, por la necesidad de evitar n castigo. Cando el niño es descbierto, los padres se empeñan en qe diga la verdad, la reacción más frecente del chico será la de negación o el mtismo qe, más la expresión de perseveración, son las únicas respestas compatibles con la tensión ansiosa qe experimenta al ser cogido en falta; la angstia del niño y la agresividad del entorno peden avocar al primero en n círclo vicioso con el consigiente deterioro de la relación con los padres, no siendo la mentira repetida otra cosa, qe la preba de qe falla la adaptación a la escela; si no se realiza n esferzo por entender lo qe sbyace, la escisión sige agravándose. Habrá qe tratar de discernir si se trata de n niño hiperemotivo con grandes necesidades de segridad o bien n inestable qe rehye el esferzo, si son excesivas las expectativas de los padres con respecto a la escolaridad o si la escela es demasido competitiva. Si se actúa sin complicidad, pero sin dar na importancia exagerada a la mentira, el niño aceptará mejor decir la verdad o por lo menos no volverá a mentir. La mentira escolar es la qe plantea más espectaclarmente el problema de la adaptación del niño al colegio, pero en este medio pede manifestarse también la "mentira nerótica" cya fnción es compensar de manera imaginaria na inferioridad o na insiciencia. Mentiras colectivas, por ejemplo, cando todos los niños se hacen cómplices para negar na orden del maestro ocltar al ator de n desagisado. El niño se verá escindido entre las exigencias de la moral social, representada por el maestro y las de la moral del grpo qe conlleva la fidelidad absolta al mismo. La copia, por ejemplo, de otro compañero, de na "chleta" o del libro. Cando el maestro la advierte, el dennciado emite n torrente de mentiras en el qe está implicado el qe copia, aqel de qién se copió, los qe les rodeaban, etc. Si para el qe copia se trata solamente de na actitd de miedo enmascarado o de n fanfarronada, para aqel de qien se copió representa n conflicto entre la moral social y la moral del grpo qe exige delatar (26). Las fgas del escolar El niño qe "hace novillos" dedica las horas en qe debería estar en clase a recorrer lgares qe le son más interesantes qe las obligaciones escolares de las cales no espera nada beno; cmplido el horario de clases velve a casa; si la familia no lo advierte, la cosa se repite de cando en cando hasta qe el aviso del colegio le pone fin. Entonces, si la familia está normalmente constitida y eqilibrada y, si el niño también es normal y evolciona armoniosamente, se tratará solo de incidentes pasajeros, pero si es repetido y no lo sprime na bena actitd edcativa, la fga se convierte en patológica. Peden observarse en el escolar dos tipos de fgas: la del niño qe procede de n hogar disociado y qe se siente mal en calqier colectividad qe exija cierto grado de disciplina, no siendo raro qe pase de la inadaptación escolar a la fga habital, de ésta al vagabndeo y, más tarde, a la delincencia. la del niño qe procede de n hogar estable pero qe, por diversas razones, desde los primeros años se encentra en oposición a la escela de la qe hye; estos niños experimentan inqietd en relación al colegio qe se imbrica con reacciones de oposición, a la vez qe se siente deprimido por el fracaso y, en consecencia, agresivo; se encentra en n callejón sin salida y la única solción fácil qe se le ofrece es la fga. El robo Al igal qe para la mentira, no se pede hablar de robo hasta los seis o siete años; al niño más peqeño le pertenece todo lo qe necesita, lo qe desea y en el momento qe lo desea, coge todo lo qe le interesa y se lo apropia, interesándole más aqello qe pertenece a otro, pes s interés por las cosas pasa por el interés del otro. Lo más habital es qe el escolar robe, fera de s medio familiar, a las personas conocidas, s maestra o los compañeros; les robará dinero o diversos objetos generalmente cargados para él de n significado simbólico. A veces, la condcta se lleva a cabo sin angstia ni clpabilidad, pdiendo srgir la clpa tras el robo; es frecente qe sea el comportamiento del propio niño lo qe le delate (robos atopnitivos de Alexander y Stab). El destino de lo robado pede ser s tilización o bien el ser escondido sin servirse de ello, haciendo n tesoro de lo robado, no es raro qe el objeto pierda interés para él na vez consegido, también pede tratarse de n robo generoso destinado a comprar cosas a los amigos. Los factores afectivos (carencia o separación) están casi siempre presentes en la génesis de los robos repetitivos; se ha implicado también la mala integración en la sociedad del grpo de origen del chico. A veces, los robos se inscriben en n ftro psicopático, en estos casos sele asociarse a otros trastornos del comportamiento, sobre todo a las fgas (26). BIBLIOGRAFIA 1. Spitz R. El primer año de la vida del niño. Fondo de Cltra Económica. 1973. p. 18. 2. Fred A. El período de latencia. En: Introdcción al Psicoanálisis para edcadores. Barcelona. Paidós Ibérica. 1984. pp: 57-58. 3. Safer DJ, Allen RP. Niños hiperactivos. diagnóstico y tratamiento. Madrid. Santillana, Ala XXI, 1987. 4. Miranda A, Santamaría M. 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Texto qe, en el campo de la higiene mental y, por tanto centrado en niños considerados normales, aborda a los almnos de seis a diez años de edad centrándose en los "comienzos erróneos" de la evolción escolar y ss factores determinantes. Consta de cinco partes: 1. El niño de seis a diez años de edad y la escela. 2. Motivos de conslta médico-psicopedagógica. 3. Encestas médicas y psicopedagógicas. 4. Problemas específicos de las distintas materias básicas. 5. Condcta a segir. Nieto Herrera M. Anomalías del lengaje y s corrección. México. Editorial Francisco Méndez Oteo. 1983. Docmentación amplia en n solo volmen y en lenga española. Desarrolla para el especialista los conocimientos teóricos y todo el aspecto técnico de la ortolalia. Consta de catro partes: 1. Origen del lengaje desde n pnto de vista fisiológico y lingüístico. 2. Anomalías del lengaje: concepto, origen y clínica. 3. Diagnóstico diferencial. 4. Prevención y tratamiento. S enfoqe integra los aspectos sanitarios y los pedagógicos. Safer DJ, Allen RP. Niños hiperactivos. Diagnóstico y tratamiento. Madrid. Santillana, Ala XXI. 1987. Libro básico de dos reconocidos especialistas en el qe presentan magistralmente la historia, características, cassas, implicaciones, diagnóstico y tratamiento de la hiperactividad. Desarrolla además, tareas evoltivas y ejercicios edcativos tanto para la escela como para el hogar del niño hiperactivo. 6. TRASTORNOS DE CONDUCTA EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA. CONDUCTA NORMAL Y PATOLOGICA.ETIOLOGIA EPIDEMIOLOGIA. VALORACION CLINICA Y SINTOMATOLOGIA. DIAGNOSTICO DIFERENCIAL.CURSO Y PRONSTICO. TRATAMIENTO Autores: F. Ortuño Sánchez-Pedreño, P. Lorens Rodríguez, J.J. Plumed Domingo,G. Selva Vera y R.Tabares Seisdedos Coordinador:A. Agüero y M.A. Catalá, Valencia LA Y CONDUCTA NORMAL Y ANORMAL Al evalar la condcta en el niño, calqier jicio qe establezcamos dependerá de los criterios qe tilicemos para diferenciar la normalidad de la anormalidad. Así, tenemos: Normalidad como media. Esto spone el considerar como normales aqellas condctas qe se dan con mayor frecencia en la infancia. Es importante, además, valorar el momento evoltivo en qe se prodce el hecho. Así, no será lo mismo na condcta de excesiva dependencia hacia la madre en n niño de 1 año, qe en no de 5. En este último caso, se trataría de n retraso evoltivo. Como problemático, tenemos qe señalar el qe mchos rasgos, de carácter no peden considerarse desde ningún pnto de vista patológicos. Así, n niño extremadamente inteligente sería considerado, ciñéndonos a lo dicho, tan anormal como no con n retraso mental. Normalidad como ideal. Esta idea tiene s origen en las teorías psicodinámicas, de acerdo con las cales la normalidad completa se trataría de algo tópico. El desarrollo psíqico segiría na escala evoltiva, cyo escalón final sería n eqilibrio intrapsíqico completo. Evidentemente, la dificltad de este concepto reside en admitir la existencia de patología en prácticamente todas las personas. Normalidad como ajuste. Esto spone na aproximación más flexible al concepto de normalidad. Spondría la capacidad de adaptación del individo al medio, de forma qe todos aqellos síntomas qe prodjesen dificltades a nivel de las relaciones interpersonales, laborales, o en los rendimientos escolares, desde n pnto de vista sbjetivo o de acerdo con n jicio externo, spondrían na patología. Otra forma de evalar la condcta sería sigiendo n criterio cantitativo o calitativo. Cantitativo se refiere a qe las condctas normales o anormales se diferencian en el grado o intensidad en qe aparecen. Por ejemplo, na inqietd o actividad excesivas o, por contrario, na gran pasividad, son sgestivas de condcta anormal. Lo calitativo habla de na diferencia en la calidad y tipo de las condctas normales y patológicas. El caso más típico serían los síntomas psicóticos, qe presentan na diferencia calitativa clara con respecto a lo normal. A la hora de establecer los criterios diagnósticos para determinados cadros, se han descrito como entidades categoriales (aproximación calitativa), anqe no dejan de ser desviaciones estadísticas de la condcta normal. Entre estos dos conceptos hay na sperposición contina, y el decantarse hacia n extremo otro depende del pnto de vista con qe se jzge. Un ejemplo de esto sería el retraso mental, ya qe la diferencia entre dos niños qe presentan na gran variación de coeficiente intelectal pede valorarse ateniéndose a na diferencia nmérica de CI, o a las manifestaciones en el comportamiento, qe reflejan na forma radicalmente distinta de jzgar los hechos e interpretar el mndo en el qe viven. Otras patolologías sponen tan sólo na desviación cantitativa, como por ejemplo en la enresis, qe se valora en fnción de la intensidad, frecencia y momento evoltivo en qe se prodce la condcta. Lo contrario scede con enfermedades como el atismo, en qe los síntomas qe lo definen sponen siempre na desviación calitativa respecto al comportamiento del niño normal. Ya hemos comentado el valor clave qe tiene el momento de aparición de n síntoma en el desarrollo evoltivo del niño, pesto qe nos orientará sobre s condición de normal o anormal. Jnto a esto, debemos considerar las ftras implicaciones en la condcta de adlto. Así, algo menos de la mitad de los niños qe cmplen criterios para n trastorno de condcta presentarán n trastorno antisocial de personalidad de adltos. Sin embargo, los síntomas de ansiedad o depresivos leves tienden a ser poco estables. Esto es importante para jzgar la severidad de los síntomas. Vamos a revisar brevemente la evolción del comportamiento del niño. No comentaremos los dos primeros años de vida, dada la escasa relevancia de estos problemas en los primeros años de vida, y nos centraremos en tres etapas: Años preescolares (2-5 años). Años escolares (6-11 años). Adolescencia. Etapa preescolar. En esta etapa se mantiene n rápido incremento de la capacidad intelectal, especialmente en la adqisición del lengaje (al final de este periodo, el niño mantiene n ben nivel de comnicación verbal). Comienza a sentir la ansiedad ante la separación de los vínclos más significativos de la infancia, especialmente de la madre. En los primeros años presenta n hmor bastante variable, y peden estar presentes en s condcta actitdes de negativismo y pasividad. En los jegos infantiles, el comportamiento del niño oscila entre la ternra y la agresividad. Más adelante, amenta la tolerancia del niño a la frstración. Amenta la complejidad en las relaciones del niño, y establece relaciones trianglares (envidias y rivalidades). Se desarrolla la capacidad de relación con gente ajena al entorno familiar (compañeros de s misma edad, profesores). Tanto la condcta oposicionista como las rabietas van desapareciendo a lo largo de esta etapa. Etapa escolar (6-11 años). En este período, el niño toma conciencia de s identidad como persona, y las relaciones qe mantiene son mcho más ricas y variadas. Ha adqirido empatía, y tiende a limitar ss necesidades y deseos ante los de los otros. Existe n patrón más organizado en la relación con los demás y n mejor manejo de los afectos, qe sfren menores variaciones. Hacia los 7-8 años se desarrolla n sentimiento de clpa más madro, en relación con los esqemas de valores aprendidos previamente. Los trastornos de condcta qe presentan los niños en esta etapa aparecen indicados en los criterios diagnósticos de las clasificaciones internacionales. De forma genérica, podríamos hablar de dos grpos: Implsivos. Estos niños presentan defensas psicológicas más primitivas (negación, escisión, proyección). Carecen de empatía, y de capacidad para vivir la clpa. Selen presentar significativas dificltades de socialización. Neróticos. Presentan defensas más madras (desplazamiento, disociación, racionalización). Son capaces de mantener relaciones de afecto, y de sentir n remordimiento adecado. Adolescencia. Esta etapa evoltiva está marcada por los cambios biológicos, y por la aparición de la madrez sexal. Es na etapa en la qe se incrementa la conciencia de identidad personal, y de las características y objetivos individales. Se desarrolla la capacidad para el pensamiento abstracto y para hacer planes de ftro. Aparecen intereses heterosexales, y comienzan a mantenerse relaciones con personas de sexo contrario. El amento de tensión psíqica qe generan todos estos cambios adaptativos se ha pensado qe condcía a graves trastornos emocionales. Sin embargo, no son habitales en na adolescencia normal más qe síntomas ansiosos y depresivos leves. Los trastornos de condcta en esta etapa peden consistir en: explosiones agresivas severas, actividad vandálica, consmo de sstancias psicoactivas y actividad sexal promisca. PREVALENCIA Las tasas de prevalencia del trastorno de condcta varian en fnción de los criterios diagnósticos empleados, la fente de información (padres, profesores, psiqiátras, adolescentes, datos oficiales delictivos...) y la edad. Los patrones de condcta referidos, varian considerablemente entre niños, padres y profesores. Por ejemplo, los adolescentes refieren más síntomas qe ss padres, y esto es especialmente cierto en los qe implican n componente afectivo importante, como las emociones qe acompañan a las condctas violentas, temor a herir a algien y creldad con los animales. Teniendo en centa varios estdios realizados en los últimos años qe especifican la fente de información, el número de sjetos qe componen la mestra y la edad (Anderson et al, 1987, Bird et al, 1989, Vélez et al, 1989, Costello et al, 1989, Offord et al, 1987 y Kashani et al, 1987, entre los más importantes) (7), se observa na tasa de prevalencia del trastorno de condcta qe varía entre n 1.5% y 8.7%. Cando se analizan en estos estdios los factores de riesgo para padecer n trastorno de condcta, se da n acerdo general para los sigientes datos: el trastorno de condcta es más frecente en varones. para algnos atores las tasas de prevalencia son inversamente proporcionales al nivel socioeconómico, anqe en este pnto existe controversias, pes otros atores no encentran na relación tan estrecha. el trastorno de condcta amenta con la edad (Costello, 1990) (7). La conflictividad en el medio familiar y el bajo rendimiento escolar, son otros dos factores de riesgo (Anderson et al 1989, Moffitt, 1990) (7). En n estdio sobre la prevalencia de trastornos metales en niños realizado en la cidad de Valencia (Gómez-Beneyto et al, en 1994) (6), se empleó na mestra de niños de tres edades; 8,11 y 15 años. Las tasa de trastorno de condcta resltó ser de 1.7%, 4.1% y 6.9% respectivamente, observándose qe esta tasa tiende a amentar con la edad. Otro aspecto de gran importancia es el estdio de la relación entre condcta antisocial y psicopatología. La pregnta de qé factores convierten a n niño con trastorno de condcta en delicente está aún por contestar de forma definitiva. De hecho, menos del 50% de los niños con trastorno de condcta, son catalogados de sociópatas en la vida adlta (Rtter y Giller, 1983) (7). La presencia de factores de vlnerabilidad nerobiológica, la violencia y el maltrato en el medio familiar, se asocian a condctas violentas en la vida adlta (Lewis et al, 1989b) (7). Desde la perspectiva de la epidemiología del desarrollo, la personalidad delictiva responde a las sigientes características (Loeber 1988; Loeber y Dishion, 1983) (7): las condctas antisociales se manifiestan antes qe en otros niños, son más frecentes qe en los niños de la misma edad, se tornan más graves de forma precoz y adqieren n carácter permanente a lo largo del tiempo. Olwes (1980) (14) define las catro variables más importantes en determinar la condcta delictiva en adolescentes como: 1. Permisividad de la madre ante la agresividad, 2. Negativismo de la madre hacia el niño, 3. Temperamento del niño (irritable, genio corto, negativo) y 4. Uso por los padres de métodos de poder asertivos qe contribyen a la agresividad (amenazas, castigos físicos...). La relación entre datos de delicencia recogidos en cestionarios, delincencia oficial (datos oficiales) y n diagnóstico clínico de trastorno de condcta, no sige na secencia lineal, como ha mostrado el estdio de Cambridge (Farrington 1983, West, 1982) (14). Por último, referir qe los niños con trastorno de condcta sfren con frecencia otros trastornos psiqiátricos, como por ejemplo psicosis, qe en mchos casos no se diagnostican (Robins, 1966) (4). De forma complementaria se aprecia qe sjetos diagnosticados de adltos de esqizofrenia, tienen el antecedente de haber cometido n importante número de actos antisociales. De todos modos, este tema se comentará en apartados posteriores. ETIOLOGIA Y PATOGENIA En este apartado se proponen tres niveles de análisis: Factores individuales, en el qe se inclyen las inflencias genéticas, fisiológicas, neroqímicas, neroendocrinas y neroanatómicas así como otras condiciones individales de riesgo. Factores familiares. Factores sociales. FACTORES INDIVIDUALES Genéticos En el momento actal pede decirse qe la fnción de los factores genéticos en el trastorno de condcta en el niño y adolescente está por determinar, ya qe tanto los estdios en sjetos adoptados como en gemelos, no ofrecen resltados conclyentes. No obstante, existen hallazgos qe apoyan la existencia de na cierta vlnerabilidad genética. Es probable qe exista algún tipo de predisposición genética para las condctas violentas, pero se ignora qé es exactamente lo qe se hereda y qé factores son necesarios para qe se manifieste en la condcta del sjeto, es decir el fenotipo. Parece qe na determinada predisposición genética, o algún tipo de vlnerabilidad hederada, reqiere la participación de otros factores de tipo familiar y social, para tradcirse en n trastorno de condcta o en otro trastorno psiqiátrico, según los casos. Anomalias cromosómicas. Se han descrito algnos cambios en la condcta del niño con síndrome de Klinefelter (47/XXY) y en varones con cariotipo 47/XYY, pero hasta el momento han habido pocos trabajos realizados en niños con anomalias genéticas. Estudios fisiológicos Algnos atores han planteado la hipótesis de qe los sjetos con condctas antisociales tienen na innata reactividad disminida del sistema nervioso atónomo (SNA) a los estímlos aversivos (Mednick, 1981; Hare, 1970), siendo valorada principalmente por el ritmo cardiaco y la condctancia de la piel (7). Mednick and Volavka (1980) (14) discten esta lenta recperación en relación con na teoría del aprendizaje de socialización, y postlan qe na combinación de baja reactividad del SNA, respesta anticipatoria disminida y lenta recperación ante na sitación de temor, hará qe el niño esté menos capacitado qe otros a aprender de la experiencia, particlarmente en relación con condctas socialmente inaceptables, como la agresividad. Estudios neuroquímicos. La relación entre mecanismos de nerotrasmisión y condctas agresivas ha sscitado n enorme interés en los últimos años. La dopamina, la noradrenalina y la serotonina probablemente participan en la fisiopatologia de la condcta violenta; sin embargo los resltados qe se conocen hasta el momento son de carácter preliminar y no peden sacarse conclsiones definitivas. Pede decirse qe la investigación actal sobre los mecanismos de nerotrasmisión en el trastorno de condcta, indica la existencia de n descenso de la fnción noradrenérgica y de la fnción serotoninérgica, sin qe se haya demostrado na disminción de la fnción dopaminérgica. Estudios neuroendocrinos Se ha comprobado qe los niveles de andrógenos drante el desarrollo fetal y neonatal son determinantes para el desarrollo de ciertas estrctras cerebrales qe están implicadas en los comportamientos agresivos (Gay y McEwen, 1980; Floody y Pfaff, 1972) (7), de tal forma qe los andrógenos ejercen na fnción de sensibilización de aqellas áreas del cerebro fetal qe participan en las condctas agresivas. Los estdios en hmanos, qe pretenden relacionar los niveles plasmáticos de testosterona con las condctas agresivas, no son en absolto conclyentes. En n trabajo de Olwes et al (1980) (7), se observa na correlación positiva entre los niveles de testosterona y la tendencia de los jóvenes a responder con agresiones físicas y verbales frente a las amenazas y provocaciones. No obstante, se precisan estdios más amplios qe permitan sacar conclsiones definitivas. Estudios neuroanatómicos El hipotálamo, la amígdala y la corteza orbitaria prefrontal son tres estrctras cerebrales implicadas en las condctas agresivas (McLean, 1985; Weiger y Bear, 1988) (7). Es my difícil atribir na condcta concreta a na estrctra cerebral determinada, máxime cando el cerebro no fnciona en compartimentos estancos, sino en estrecha relación de nas estrctras con otras. De todas formas, desde los trabajos de Canon (1929) y Papez (1937), el hipotálamo, la hipófisis, el hipocampo, la amígdala y la corteza frontal aparecen como estrctras estrechamente vincladas al comportamiento agresivo (7). Factores neuropsicológicos Existe amplia evidencia de qe los niños y adolescentes con problemas de condcta tienden a obtener pntaciones más bajas en los tests de inteligencia qe ss respectivos controles (Hirische y Hindelang, 1977) (5). Sin embargo, calqiera qe sea la casa, la limitación de inteligencia por si sola no condce a problemas condctales. Más aún, la mayoría de niños limitados intelectalmente no son antisociales. Así pes, el grado de limitación intelectal en niños y adolescentes con trastorno de condcta es generalmente mínimo y con frecencia no de los diferentes tipos de vlnerabilidades qe hacen la adaptación social más difícil. Las dificltades en el aprendizaje, sin embargo, son my prevalentes en jóvenes con trastornos de condcta, y el grado de dificltad, particlarmente en habilidades verbales, a mendo corresponde con el grado de desadaptación de los chicos. Existe na tendencia entre los clínicos a minimizar la importancia de los déficits intelectales o dificltades de aprendizaje en na minoría de chicos condctalmente desajstados, o minimizar los pobres resltados en los tests qe evidencian n nivel cltral deficiente. Estas actitdes a mendo privan a tales jóvenes de los diferentes tipos de servicios especiales de edcación qe podrían mejorar s fncionamiento académico y social. FACTORES FAMILIARES La desorganización del medio familiar, las agresiones físicas entre los padres, la discordia, las agresiones y los déficits emocionales del niño son frecentes en la historia personal de jóvenes delincentes, y n aspecto de enorme interés es conocer qé factores asociados determinan qe n niño maltratado evolcione o no hacia condctas delictivas. Existen estdios qe han apoyado tipos específicos de condctas antisociales qe se sceden a través de las generaciones (Hesmann et al 1984) (5). Sin embargo, la evidencia hasta la fecha sgiere qe no se pede demostar n modelo genético qe expliqe el modo de trasmisión de la agresión. Se peden considerar otros factores: Es reconocido qe los niños imitan las condctas de las qe son testigos, es lo qe denominariamos modelaje. El abso físico a mendo condce a la lesión cerebral, la cal a s vez es a mendo asociada con implsividad y flctaciones en el afecto y temperamento. Finalmente, desde n pnto de vista psicodinámico, el abso físico de n niño fomenta rabia qe a mendo es desplazada hacia otros en el entorno del niño. Por otra parte, no se ha demostrado na relación casal directa entre psicopatologia de los padres (sociopatia, alcoholismo psicosis...) y maltrato de los hijos (Wolfe, 1985) (7), ni se ha demostrado qe el padre maltratador responde a n tipo concreto de personalidad. Conclyendo, las experiencias negativas qe el niño tiene drante la infancia, condicionan el momento de aparición de los comportamientos agresivos, las circnstancias en qe se dan y la frecencia con qe se presentan. Sin embargo, es bastante probable qe determinados factores individales del niño, cognitivos y emocionales, estén también implicados en el tipo de interacción qe se establece entre los padres y los hijos y, en último término, en la génesis de la violencia en el medio familiar. FACTORES SOCIALES Es verdad qe las tasas más altas de delincencia se dan en los extrarradios de las grandes cidades, en áreas con bajos recrsos económicos, desempleo, y donde la gente se siente desarraigada. Son zonas donde la mortalidad infantil es más alta y hay na mayor incidencia de trastornos psiqiátricos (Hirschi y Hidelang, 1977) (7), y por tanto, vivir en estos sitios es n factor de riesgo. Pero también es verdad qe mchos jóvenes en estas condiciones de vida no son ni acaban siendo delicentes. Es más, las condctas antisociales preceden mchas veces al hecho de pasar a formar parte de na banda de individos antisociales (Wilson y Herrnstein, 1985) (7). Existen sin embargo, ciertos correlatos de clase social qe son probablemente más importantes qe el estats socioeconómico per se en la etiología de la condcta antisocial. Por ejemplo, tamaño familar, pobre spervisión, y na elevada prevalencia de emfermedad mental y física, están asociadas a bajo nivel socioeconómico. Estos tipos de factores, más qe la pobreza por si sola, serian importantes. La asencia de acceso a servicios médicos, psiqiátricos y sociales debe ser también considerada. El rol de la TV en modelar la condcta agresiva ha sido revisado por Eysenk y Nivas (1978) (3), qienes encontraron qe n peqeño grpo de chicos socialmente aislados, menos inteligentes y habitales televidentes, estan más predispestos a la violencia y al incremento de s condcta agresiva como resltado de exponerse a programas de TV violentos. Las chicas son marcadamente menos proclives a imitar programas violentos, probablemente porqe los modelos de rol violento en pelíclas y TV son varones (Wolf, 1985) (3). Conclimos diciendo qe el rol qe la sociedad ejerce en la etiología de la condcta antisocial es complejo. Para el clínico, sin embargo, es esencial no conclir qe robos reincidentes, mentiras, llevar armas peligrosas o asaltos son condctas normales adaptativas en minorías de jóvenes qe permanecen en condiciones de pobreza. La mayoría de niños socioeconómicamente desaventajados no entran en conflicto con la ley, y no son necesariamente los más agresivos de forma reincidente. CLINICA La última clasificación de los trastornos mentales y del comportamiento de la O. M. S. (CIE-10) describe na categoría principal de trastornos del comportamiento de comienzo habital en la infancia y adolescencia en la qe destacan los trast. hipercinéticos y los trast. disociales (Tabla 1). Tabla1. CLASIFICACIÓN DE LOS TRASTORNOS CONDUCTUALES Y TRASTORNOS POR DEFICIT DE ATENCION CON HIPERACTIVIDAD (Según las clasificaciones operativas CIE-10,DSM-III-R y DSM-IV) CIE-10 (1993) DSM-III-R (1987) DSM-IV (1994) F90-F99: Trast. del comportamiento y de Trast. de inicio en la Trast. de inicio en la las emociones de comienzo en la infancia y infancia, la niñez o la infancia, la niñez o la adolescencia adolescencia adolescencia Trast. por déficit de Trast.por condctas atención y condctas pertrbadoras pertrbadoras F90Trast.hipercinético------------------------------314.XXTrast. por déficit de 314.01Trast. por déficit de atención con hiperactividad atención con---------hiperactividad 314.9 Combinado F90.1 Trast. hipercinético disocial Predominio déficit atención Predominio hiperactividad F91 Trast. disocial--------------------------------- 314.9 Trast de condcta De inicio en la infancia --F91.0 Trast. disocial limitado al ámbito familiar- 314.9 Trast. de condcta--- (<10 años) De inicio en la -----------------------F91.1Trast. disocial en n niño no socializado-- 312.90Trast. de condcta adolescencia tipo indiferenciado -Oposicionismo F91.2Trast. disocial en niños socializados------- 312.00Trast. de condcta 313.81 tipo solitario agresivo desafiante -312.20Trast. de condcta F91.3Tras. disocial desafiante y oposicionista--- tipo grpa -313.81 Negativismo desafiante------------------- Respecto a los trastornos disociales (o de la condcta) la mayoría de los atores coinciden en s natraleza heterogénea por lo qe es razonable plantear diferentes tipos en fnción de algna característica específica, por ejemplo, la sbdivisión en trast. socializados y no socializados cando se da en niños qe tienen o no tienen amistades estables y relaciones normales con compañeros. La CIE-10 también ha creado na categoría de trast. disocial para aqellos casos circnscritos al ambiente familiar (Tabla 2). El Manal Diagnóstico y Estadístico de los Trast. Mentales de la Asociación Americana de Psiqiatría engloba al trast. de condcta dentro de los llamados trast. por condctas pertrbadoras jnto con el trast. por déficit de atención con hiperactividad y el negativismo desafiante. Tabla2. CLINICA DEL TRASTORNO DE CONDUCTA (Según las clasificaciones operativas CIE-10, DSM-III-R y DSM-IV) TRASTORNO TRASTORNO DE CONDUCA DISOCIAL CIE-10 (1993) DSM-III-R (1987) DSM-IV (1984) menos durante 6 Tres o más de los Algunos de los siguientes Al síntomas durante 6 meses meses, tres de los siguientes síntomas o más, según la siguientes síntomas: durante 12 meses, con al subcategoría menos un síntoma presente durante 6 meses Rabietas constantes Robos sin enfrentamiento con Discsiones con adltos Agresión hacia las las víctimas Provocadores y desafiantes Fgas de casa drante la personas y animales Molestias deliberadas a noche Brlas, amenazas e personas intimidación a la gente Mentiras frecentes Clpa a otros de ss faltas Peleas físicas qe él inicia Incendios deliberados Qisqilloso e irritable Ha sado n arma qe pede "Novillos" en la escela Enfadado o resentido Violación de propiedad casar Carácter rencoroso y privada (casa, daños físicos graves vengativo Creldad física con la gente edificios, coche,...) Mentiroso e incmplidor física con los Destrcción de propiedad Creldad Peleas físicas qe él provoca ajena (por animales Algna vez ha sado n arma medios distintos al incendio) Delitos violentos con Sele asentarse de casa por Creldad enfrentamientos con física con los la noche ss víctimas animales Creldad física con otras Violación sexal Ferza a las personas a tener personas Uso de armas en más de na relaciones Creldad física con los ocasión sexales con él animales Peleas físicas qe él inicia Destrcción deliberada de la Robo con enfrentamiento a la Destrucción de la propiedad ajena víctima propiedad (por medios distintos al Creldad física con la gente Incendios deliberados incendio) Destrcción deliberada de la Incendios deliberados Estos síntomas están propiedad Robos de objetos valiosos sin ordenados de forma ajena sin incendios violencia hacia decreciente en relación a su las víctimas poder discriminativo Engaños o robos "Novillos" en el colegio Violación propiedad privada Abandono del hogar al menos (casa, en dos ocasiones o en na Trast de conducta tipo edificios, coches,...) indiferenciado ocasión más de na noche Mentiroso incmplidor Delitos violentos con (312.90) Robo de objetos valiosos sin enfrentamientos con ss Es más frecente qe los violencia otros dos tipos víctimas na mezcla de Ferza a la persona a tener Existe síntomas Violación de la normas actividad sexal con él Selen asentarse de casa por Intimida a la gente la noche Trast. de conducta tipo Violación de propiedad (<13 años) solitario (312.00) privada (casa, edificios, Predominio de condctas de Abandono del hogar por la coche...) noche en más violencia física estar aislados de dos ocasiones o na sóla F91.0 Trast. D. limitado al Selen vez si tarda socialmente ámbito familiar en volver Al menos 3 de los síntomas Frecentes "novillos" en el de 9 a 23 colegio Sólo en el ambiente familiar Trast. de conducta tipo (<13 años) grupal (312.20) F91.1 Trast. D. en niños no Pede haber o no agresiones físicas socializados Al menos 3 de los síntomas Existe vida de grpo con de 9 a 23 Afectación también ambiente extrafamiliar Sin amigos íntimos compañeros y del amigos F91.2 Trast. D. en niños socializados Al menos 3 de los síntomas de 9 a 23 Afectación del ámbito extrafamiliar Con amigos y relaciones normales con compañeros F91.9 Trast. especificado D. no El DSM-III-R especifica tres tipos de trast. de condcta: agresivo solitario, grpal e indiferenciado qe coincidirían parcialmente con la sbdivisión definida en el CIE-10. Sin embargo, la carta edición del DSM solamente clasifica los Trast. de condcta en fnción de la edad de comienzo del trastorno, al entender ss redactores qe el momento biográfico de aparición de los síntomas tiene n valor pronóstico, de manera qe los trast. de condcta de inicio más temprano (<10 años) presentan n peor pronóstico. Independientemente de la clasificación o de los síntomas específicos, la característica clínica fndamental de los trast. de condcta es la presencia en el niño de n patrón de condcta anormal, mantenido en el tiempo en el qe destaca la transgresión, na y otra vez, de los derechos básicos de las personas y/o de las reglas sociales más elementales para s edad. Este comportamiento anormal, qe pede manifestarse de manera my diversa ("desde las amenazas o riñas callejeras hasta la violencia sexal homicida") y en lgares diferentes (en la escela, la familia, en la calle,...), es capaz de originar más molestias a los familiares y a las personas próximas al niño qe al propio paciente, lo qe sele generar sitaciones my tensas y reclamaciones de ayda. Como pede apreciarse en la Tabla 3, la clínica del trast. de la condcta pede agrparse en catro áreas sintomáticas. En primer lgar, los síntomas relacionados con las actaciones violentas o agresivas hacia las personas y animales sin qe exista, al menos aparentemente, na afectación emocional. En segndo lgar, las acciones para la destrcción de propiedades, generalmente ajenas, como casas, coches, tiendas..., mediante incendios o no, pero siempre con la intención de casar importantes desperfectos o daños my cantiosos. Tabla3. CLINICA DEL OPOSICIONISMO DESAFIANTE clasificaciones operativas CIE-10, DSM-III-R y DSM-IV) (Según las TRASTORNO DISOCIAL DESAFIANTE Y TRASTORNO POR OPOSICIONISMO DESAFIANTE OPOSICIONISTA CIE-10 (1993) DSM-III-R (1987) DSM-IV (1994) Al menos cuatro de los Al menos cinco Al menos 4 síntomas síntomas del Trast. síntomas durante 6 durante 6 meses Dosicial, sin exceder dos meses síntomas de 9 a 23 Frecentemente: Frecentemente: Por tanto, especialmente: 1.Se encoleriza 1.Pierde la paciencia 2.Discte con adltos 2.Discte con los adltos 1.Rabietas constantes 2.Discsiones con adltos 3.Desafía o rechaza las 3.Desafía y rechaza reglas 4.Molesta a los demás 3.Provocadores y reglas de los adltos 4.Molesta a los demás 5.Acsa o reprocha a los desafiantes 4.Molestias deliberadas a 5.Acsa o reprocha a los demás ss propios errores personas demás ss propios errores 6.Se molesta fácilmente 5.Clpa a otros de ss 6.Se molesta fácilmente 7.Colérico y resentido faltas 7.Está colérico y resentido 8.Rencoroso o 6.Qisqilloso e irritable 8.Es rencoroso o reinvindicado 7.Enfadado o resentido reivindicativo 8.Carácter rencoroso y 9.Reniega o es obceno en vengativo el lengaje 9.Mentiroso e incmplidor --Estos síntomas están ordenados de forma decreciente en relación a su poder discriminativo En tercer lgar, los niños disociales peden ser mentirosos, irresponsables y tramposos con el único objetivo de consegir ss propósitos. También peden ser capaces de robar calqier objeto valioso sin recrrir a la violencia o de entrar sin atorización en na casa, sar n coche o na bicicleta de otro deño. Por último, destacar la violación de las normas mediante el incmplimiento reiterado de calqier regla familiar o escolar. Así, no respeta los horarios noctrnos de velta a casa, hace "novillos" en el colegio... El conjnto de síntomas descritos en el DSM-IV coinciden con los referidos en la CIE-10 y amplía la lista del DSM-III-R de 13 a 15 síntomas potenciales. Los dos nevos síntomas qe aparecen en el DSM-IV y en la CIE-10 son: "a mendo se brla, amenaza o intimida a otras personas" y "abandono del hogar por la noche al menos en dos ocasiones mientras vive con ss padres o na vez si tarda tiempo en volver" (DSM-IV). Los trast. de condcta presentan algnas diferencias en canto al sexo, de manera qe en los varones es más frecente encontrar condctas agresivas y violentas, mientras qe en las niñas son típicos los incmplimientos normativos, así como el inicio más tardío, en la adolescencia, de la clínica. El aspecto clínico más llamativo de estos niños, y qe sele ser el qe provoca la demanda de asistencia especializada, es la agresividad, la violencia qe pede manifestarse de diversas formas y dirigirse contra los familiares, conocidos, los animales o calqier objeto próximo. Es frecente qe ridiclicen y se brlen de los demás, inslten o amenacen inclso con armas o qe estén siempre forcejeando y peleándose con otros chicos. En los casos más graves predominan las mestras de creldad hacia la gente y los animales, las condctas destrctivas rompiendo o incendiando coches, viviendas o calqier otra propiedad ajena y, también, mantienen na actividad sexal promisca y cargada de violencia. Es habital qe estos niños prodzcan n gran sfrimiento a ss familiares y a las personas de s entorno qienes selen responder castigándoles severamente. Por desgracia, los castigos sólo consigen reforzar las condctas maladaptativas del niño al sentirse más abandonado o aislado socialmente. Anqe aparentemente se mestran con na actitd provocadora y n carácter arrogante o egocentrista, en ocasiones es fácil encontrar detrás de esta barrera na baja atoestima e intolerancia a la fstración. También, podemos observar síntomas de ansiedad, depresión y abso de alcohol o de otras drogas. Más raramente se asocian síntomas psicóticos o retraso mental. La relación entre el trast. de condcta y el trast. oposicionista-desafiante no está sficientemente clasificada. Clásicamente, se aceptaba qe el trast. Oposicionista predecía y desembocaba en n trast. de condcta, probando la íntima relación entre no y otro trastorno. En esta línea, la CIE-10 clasifica al trast. oposicionista como n sbtipo dentro del trast. disocial o de condcta. Sin embargo, algnas evidencias indicarían qe se trata de dos trastornos independientes de manera qe en el trast. oposicionista predominaría la actitd provocadora y hostíl sobre las condctas destrctivas o sobre la violación de los derechos fndamentales de los demás. Con esta segnda interpretación se alinean las últimas ediciones del DSM de los trast. mentales. Por último, ha sido ampliamente constatada la asociación del trast. de condcta y el trast. hipercinético. A este respecto, cando se prodce la comorbilidad, los síntomas hipercinéticos son anteriores en n número elevado de casos al diagnóstico del trast. de condcta. En resmen, la clínica del trast. de condcta anqe rica no es excesivamente compleja. Sin embargo, la poca o nla colaboración del paciente drante la conslta, las demandas poco realistas de cración por parte de los familiares y la comorbilidad habital con otros procesos psiqiátricos dificltan el diagnóstico de estos trastornos. DIAGNOSTICO DIFERENCIAL Teniendo en centa la especial dificltad en el tratamiento y el pronóstico canto menos incierto de este trastorno, se revela de especial importancia na valoración cidadosa y mltidisciplinar del niño y de ss allegados. No se descidará el recabar información de la familia, de los edcadores y profesores, tomando en consideración qe el pnto de vista de cada no de ellos no es raro qe difiera sobremanera. Siempre seremos conscientes, de qe na parte importante de estos niños o adolescentes, provienen de familias profndamente defectosas en lo concerniente a las relaciones entre los distintos miembros, no siendo infrecentes los absos, la excesiva rigidez y el atoritarismo. Una premisa importante a la hora de valorar estos pacientes es la de qe na gran diversidad, por no decir casi todas las patologías psiqiátricas del niño peden manifestarse como condctas antisociales: psicosis, depresión, trastornos del aprendizaje. Otro dato a señalar es el gran solapamiento de esta entidad con otras, especialmente el trastorno de hiperactividad con déficit de atención (T.D.A.H.). Esto ha llevado a qe diversos atores engloben a ambos dentro de na misma entidad nosológica. Desgraciadamente, en mchas ocasiones, otros trastornos concomitantes pasarán desapercibidos dado el rechazo qe con frecencia estos pacientes provocan en el personal sanitario; a mendo se les tilda de "niños malos" y se obvian na serie de exploraciones casi siempre necesarias. Es de destacar qe cando más graves sean los síntomas del trastorno de condcta, más probabilidad habrá de evidenciar factores orgánicos o psiqiátricos imbricados en la etiología del cadro. Tomando en centa estas premisas, nestros pasos se encaminarán a descartar otro tipo de procesos potencialmente tratables qe, o bien se encentran claramente en la base de todo el problema, o bien actúan como factores de vlnerabilidad. Enfermedades psiquiátricas Trastornos psiqiátricos como la esqizofrenia, trastornos afectivos, trastornos delirantes, trastorno límite de la personalidad, qedan a veces enmascarados por el carácter profndamente pertrbador de los síntomas del trastorno de condcta. En lo referente a los síntomas psicóticos, no es raro qe condctas agresivas escondan na sintomatología delirante o alcinatoria. Hay niños qe al sentirse amenazados o insltados por "voces", responden de forma agresiva pegando o insltando a otros niños qe se encentren en s proximidad. De hecho, no de las mayores problemas a la hora de valorar estos síntomas es la tendencia de estos niños a esconder spestas alteraciones sensoperceptivas. Estos pacientes, con frecencia, prefieren pasar por malos antes qe por locos, por lo qe al indagar estos aspectos lo haremos de na forma más o menos encbierta y teniendo en centa la edad del niño. Por ej.: pregntas como: ¿te ha ocrrido algo extraño en los oídos?, ¿te han jgado ts ojos algna broma pesada?, etc..., tendrán más probabilidades de ser respondidas afirmativamente. Trastornos afectivos son a mendo diagnosticados en niños con condctas antisociales o hiperactividad. Problemas emocionales coexisten con el transtorno de condcta en n limitado grpo de niños bastante alterados. Así, estdios como el de Kovacs et al. (1984) (18) en niños deprimidos ponen de manifiesto esta asociación tanto en el T.C. como en el T.D.A.H. Un estdio longitdinal de Anderson et al (1987) (18) sgiere qe los transtornos emocionales en este grpo serían secndarios al trastorno de condcta, en contraste con n estdio retrospectivo de Pig Antich (1982) (18), qien encontró qe la depresión precede temporalmente a los problemas condctales. Enfermedades de tipo neurológico Paralelamente a na exploración nerológica básica, pregntaremos al niño a ss familiares sobre la presencia en el pasado de tramatismos qe pdieran haber dejado algún tipo de secela, se le pregntará sobre eventales caídas en bicicleta, golpes en el transcrso de jegos otras actividades..., nos fijaremos en la presencia de cicatrices en cara y miembros, descartándose en la medida de lo posible los antecedentes de absos en la infancia. Cando n niño o joven haya cometido n acto aislado especialmente violento, se indagará acerca de la presencia de síntomas qe pedan apntar a la presencia de crisis psicomotoras, se le pregntará sobre si se ha sentido confso, atrdido o somnoliento tras el acto. Existe, sin embargo, bastante controversia en lo referente a la relación entre condcta antisocial y alteraciones nerológicas. De existir na vlnerabilidad de este tipo, normalmente no es detectada de forma inmediata, y, de hecho, es extraño encontrar n joven antisocial reincidente con na lesión cerebral evidente o con historia de frecentes episodios convlsivos no controlados. No obstante, en pacientes con condctas seriamente deterioradas, tras na cidadosa historia y examen, se evidenciarán signos no específicos y síntomas indicativos de disfnción cerebral de algún tipo. Relevantes al estdio de la relación de la lesión cerebral con los transtornos de condcta son los estdios de condcta efectados en niños qe se sabe qe sfren de lesión cerebral. No hay prebas claras de qe los epilépticos tengan na personalidad característica y anqe la frecencia de psicopatología pede ser mayor en ellos, especialmente en los qe sfren epilepsia del lóblo temporal, faltan datos definitivos de cambios específicos en la personalidad y la condcta. Trastornos del aprendizaje y retraso mental Son dos entidades a descartar especialmente, pero teniendo en centa qe la mayoría de niños y jóvenes con estos trastornos no mestran condctas de tipo antisocial. Dos entidades independientes al trastorno de condcta mestran con él n importante grado de solapamiento: Negativismo desafiante (N.D.) Anqe la mayoría de los niños diagnosticados de N.D. en la infancia no cmplirán en el ftro criterios de T.C., diversos atores consideran a esta entidad como predecesora. La diferencia más importante se basa en qe en el negativismo desafiante, estos niños respetan los derechos personales de los demás. Según el DSM-IV esta entidad pretende englobar a niños y jóvenes con comportamiento destrctivo, pero qe no cmplen criterios de T.C., psicosis o trastorno afectivo; de hecho calqiera de estos trastornos exclye al N.D. Así, anqe comparten ciertos síntomas como las peleas y la intimidación, parece ser qe difieren en canto al grado de afectación del niño, etiología y pronóstico. Anderson et al (1987) (18) encontraron qe el desbordamiento familiar era mayor en los pacientes diagnosticados de T.C. qe en los niños desafiantes, postlando qe el N.D. sería el extremo más leve del espectro del trastorno de condcta. Trast. por déficit de la atención-hiperactividad (T.D.A.H.) Si bien es cierto qe el T.C. conlleva las características necesarias para etiqetarlo como na entidad independiente, como es la claridad y fiabilidad de los síntomas, la asociación replicable de éstos, la distribción coherente de los casos, y la validez discriminatoria y predictiva, el concepto de T.C. posee cierta debilidad qe lo hace difícil de manejar (Rtter, 1987) (11). Es n grpo heterogéneo, no bien sbdividido, y de hecho varios atores desconfían de la separación entre T.D.A.H. y T.C. Esto podría explicar la diferencia diagnóstica de estos dos trastornos entre los E.E.U.U., donde el diagnóstico de hiperqinesis es formlado mcho más frecentemente qe el de trastorno de condcta, ocrriendo lo contrario en Gran Bretaña. En este último país a la hora de catalogar a n niño como hiperqinético hay na mayor tendencia a centrar el diagnóstico en la speractividad severa y las alteraciones de condcta, no exclyen a los pacientes con marcados deterioros nerológicos y aparece n alto porcentaje de los diagnósticos en retrasados mentales. En E.E.U.U. el síndrome hiperqinético es separado de los trastornos de condcta, se refiere a niños con inteligencia normal o ligeramente retrasados, y centran más el diagnóstico en el déficit de atención (Thorley, 1984) (19). En n trabajo de Sadberg, Wisselberg y Schaffer, 1980 (11), se valoró la existencia de hiperactividad y trastornos de condcta sobre na mestra de 385 niños con condctas alteradas, encontrando qe el 29.9% de los casos eran mixtos (hiperactivos más T.C.), 15.3% mostraban hiperactividad pra y n 6% n T.C. pro, siendo el resto de difícil clasificación. Thorley (1984) (19) en n intento de diferenciar n poco más claramente ambos trastornos, mostró qe los niños hiperqinéticos son distingibles de controles validados de T.C. Comparó a 73 niños diagnosticados de hiperqinéticos con otros tantos de trastorno de condcta en Inglaterra. Encontró diferencias entre ambos grpos, sobre todo en lo referente a los síntomas qe eran más frecentes entre los niños hiperqinéticos, como era na más pobre respesta emocional drante el examen, na mayor desinhibición social, jnto a alteraciones en la articlación y en algnos items qe describen la falta de atención y la hiperactividad. Entre el grpo de los diagnosticados de transtorno de condcta eran más frecentes las peleas, agresiones y robos con intimidación. Parece claro, por lo tanto, qe el solapamiento entre ambos trastornos es marcado; por encima del 60% de niños de na mestra clínica con no de los trastornos, tienen el otro (Stewart et al, 1984) (11). Taylor et al. (1986) (11) halló qe na mestra clínicamente referida como hiperactiva, podría ser distingida de niños agresivos-desafiantes porqe los niños hiperactivos son más peqeños, tienen n desarrollo cognitivo más pobre y mayores anomalías de desarrollo nerológico, mientras qe los niños desafiantes tienen mayor deterioro de las relaciones familiares y entornos sociales más adversos. En n estdio epidemiológico llevado a cabo por McGee et al. (1984) (11) se compararon niños hiperactivos con niños con T.C., con niños con ambos diagnósticos, no encontrándose diferencias en factores de base como el estats socioeconómico, historia perinatal y relaciones familiares. Algnos atores como Fergson y Rapoport (1987) han hecho n acercamiento a la validación biológica de ambas entidades. Algún posible marcador biológico tal como anomalías congénitas mínimas, signos nerológicos leves y riesgo pre y perinatal podrían estar asociados estrechamente tanto a al T.C. como a la hiperactividad. CURSO Y PRONOSTICO A la hora de establecer n pronóstico, no podremos olvidar qe cada niño o adolescente con trastorno de condcta es n mndo aparte, con n conjnto de vlnerabilidades qe moldearán el cadro sintomático. Parece claro, sin embargo, qe las familias de nivel socioeconómico más bajo y con relaciones en las qe predomina la discordia, se beneficiarán en menor medida de las estrategias de tratamiento qe otras familias más estables. Esta heterogeneidad hace difícil qe n sólo programa de tratamiento se mestre útil en todos los casos. Así, programas de modificación de condcta, psicofármacos, abordajes psicodinámicos, tienen a veces el inconveniente de asmir qe los niños con trastornos de condcta son n grpo homogéneo. No será el mismo el abordaje de n niño con trastornos del aprendizaje sobreañadidos, de otro con falsas percepciones de índole paranoide, o de n tercero con eventales déficits cognitivos o trastornos nerológicos. Uno de los aspectos qe frecentemente ensombrece el pronóstico es la limitación en el tiempo de los recrsos disponibles (residencias, planes para la edcación de los padres), mientras qe por lo general, los factores de mantenimiento actúan de forma crónica. A pesar de ello, es esperable n ben pronóstico en los trastornos de condcta leves, en los qe no hay psicopatología coexistente, y con n fncionamiento intelectal normal. Serán los niños con condctas antisociales de inicio temprano los qe selen mostrar n número mayor de síntomas y en los qe es predecible n peor pronóstico dada la mayor frecencia de aparición de otras alteraciones en el ftro. El trastorno de condcta recorrerá n crso prolongado a lo largo de la niñez. Ningún tratamiento en concreto se ha mostrado especialmente eficaz en lo referente a la mejora del pronóstico a largo plazo. No obstante, este pesimismo no deberá llevar a na disminción de la atención al paciente, y se intentará en lo posible mejorar los factores familiares y sociales adversos. Uno de los mayores riesgos qe peden ensombrecer el pronóstico es la aparición de n trastorno de personalidad en la edad adlta. Un porcentaje alto de estos niños desarrollarán en el ftro comportamientos antisociales, abso de alcohol y na elevada tasa de admisión en hospitales psiqiátricos. Robbins (1960) (21) demostró la alta incidencia de novillos, robos y fgas de casa en los hijos de estos pacientes, y sólo el apoyo familiar, periodos cortos en prisión y el matrimonio con n cónyge estable demostraron ser beneficiosos. Mchas son las complicaciones de este transtorno, na de las más frecentes es el abso de sstancias. Robins y Price (1991) (21) señalaron qe los pacientes con trastorno de condcta y qe sbsigientemente desarrollaron n trastorno por ansiedad eran más proclives al abso de sstancias. Otras complicaciones serían el fracaso escolar, prostitción e inclso sicidio y homicidio. El número y variedad de los síntomas, s persistencia en el tiempo y el tipo de sitaciones en las qe el individo se ve enfrentado con la ley, inflirán en la aparición en el adlto de n trastorno antisocial de la personalidad. En n estdio retrospectivo en 78 pacientes tras 20 años de haber sido diagnosticados, Storm Mathisen y Vaglm (1994) (21) encontraron qe el 47% no padecían ningún trastorno del eje I tras este tiempo, 25% padecían n trastorno por ansiedad y 25% abso de sstancias; 33% cmplían criterios de trastorno antisocial de la personalidad. De estos estdios pede dedcirse qe de n grpo de pacientes diagnosticados en la infancia de T.C., n sbgrpo de ellos continarán s actividad antisocial en la edad adlta, mientras qe otros padecerán trastornos psiqiátricos más o menos severos. No obstante, mchos de estos niños son capaces de consegir na bena adaptación en la vida adlta, no qedando clara a la postre la inflencia del tratamiento a largo plazo. TRATAMIENTO Debido al carácter heterogéneo de la etiología y la clínica del trastorno de condcta, no existe n tratamiento exclsivo del mismo. Para na elección terapética adecada es fndamental considerar el cadro como n proceso crónico en la infancia y tener en centa las características individales, familiares y sociales del paciente. El tratamiento pede estar orientado hacia el niño, los padres, la familia completa o ir encaminado a la inclsión del paciente en programas edcativos y recreativos comnitarios. La terapia individalizada del niño sele ser insficiente, ya qe deben considerarse otros factores como son la dinámica familiar, las relaciones con otros niños, el rendimiento escolar, la sitación socioeconómica familiar y el entorno social. Este complejo sistema exige la colaboración de profesores, psicólogos y trabajadores sociales con el clínico. Existen diferentes modelos de intervención terapética: tratamiento amblatorio, hospitalización o ingreso en residencias. Así pes, el tratamiento debe tener n carácter mltidisciplinario (Grizenko et al. 1993) (7) y encaminarse a disminir la implsividad e irritabilidad, reforzar los sentimientos de segridad y na imagen personal adecada del niño, favorecer la expresión verbal de los conflictos, mejorar los déficits específicos del aprendizaje y mostrar al adolescente el sfrimiento qe generan en los demás ss condctas desajstadas. Los tratamientos más frecentes son terapias comnitarias, entrenamiento de los padres, terapia familiar, entrenamiento en habilidades sociales y resolción de problemas y tratamiento farmacológico. TERAPIA COMUNITARIA El objetivo de este modelo terapético es evitar la estigmatización de los pacientes e integrarlos en los grpos de niños sanos (Fleischman and Szykla, 1981). Entre las actividades qe se promeven destacan los jegos, deportes, música y talleres ocpacionales. Estos programas benefician al niño proporcionando incentivos para la condcta social adecada y ofreciendo escapes apropiados para ss energías y ambiciones. Tienen la ventaja de qe permiten el tratamiento de n gran número de pacientes, anqe deben ser adaptados a las necesidades de cada niño en particlar, ya qe sólo resltan eficaces si el paciente se mestra interesado por la actividad. Existen varios estdios qe evalúan los resltados de esta intervención terapética como positivos, tanto tras la finalización de la terapia como en n segimiento de n año tras la misma (Feldman et al. 1983) o en n segimiento de tres años (Offord and Jones, 1983; Jones and Offord 1989) (4). El éxito del tratamiento está en fnción de dos factores claves: 1) la experiencia previa y capacidad del personal, qe debe ser seleccionado cidadosamente y, 2) la presencia de compañeros no patológicos en los grpos. ENTRENAMIENTO DE LOS PADRES Es no de los recrsos mas tilizados, apoyado por nmerosos estdios (Bam and Forehand, 1981; Patterson et al. 1982; Kazdin, 1985, 1987) (4). El terapeta comienza por obtener la confianza de los padres, informarles sobre la natraleza de la mala condcta de s hijo, disipar los sentimientos de clpabilidad y averigar las fentes de ansiedad paternas tratando de eliminarlas. Las actitdes edcativas de los padres y el tipo de interacción qe establecen con el hijo contribyen en mchos casos a la instaración y afianzamiento de los trastornos de condcta. Los padres tienden a absar del castigo y al mismo tiempo carecen de na actitd firme y coherente frente al comportamiento del hijo. Critican s condcta, formlan jicios negativos, caen en explosiones de violencia y ponen castigos desmesrados qe lego no cmplen. Es fndamental qe los padres entiendan qe la atoridad, la firmeza y la coherencia son actitdes edcativas imprescindibles para aydar al niño (Rtter, 1979) (7). Se entrena a los padres en el manejo de sitaciones graves, como condctas destrctivas o estallidos de cólera y sitaciones mas leves como la desobediencia, peleas y actitdes brlescas. El método instrye a los padres en el so del referzo positivo para condctas ajstadas y del castigo leve, no violento (pérdida de privilegios, disminción del tiempo de recreo...) en el caso de infracciones. Este método es eficaz, sobre todo, para padres de preadolescentes y cando el programa tiene na dración de cincenta horas como mínimo. Los dos factores claves para el éxito del tratamiento son: 1) la motivación paterna para la cmplimentación del tratamiento y para traspasar lo aprendido en las sesiones de terapia a las sitaciones en las qe ss hijos mestran condctas agresivas y desajstadas (Lochman et al. 1984), y 2) la adecación de las expectativas paternas a las posibilidades reales del hijo, con tolerancia a las sitaciones en las qe el grado de desafío del niño sea my elevado y la capacidad para percibir oportnidades qe sean ssceptibles de n referzo positivo. TERAPIA DE FAMILIA Anqe se han desarrollado na gran variedad de técnicas de intervención familiar no están avaladas por estdios rigrosos. En líneas generales, esta intervención tiene como objetivo la modificación de los patrones desadaptativos de interacción y comnicación entre los miembros de la familia. Entre estos patrones se inclyen la falta de apoyo, clpabilización y aislamiento de algún miembro concreto. La colaboración de la familia no es siempre na tarea fácil, ya qe en mchos casos se trata de padres con nivel económico, social y cltral deficientes, qe padecen a s vez trastornos psiqiátricos y en ocasiones ni siqiera existe familia. ENTRENAMIENTO EN HABILIDADES SOCIALES Y RESOLUCION DE PROBLEMAS Es n método en age drante la última década, fndamentado en la capacidad del niño para reconocer y resolver las sitaciones conflictivas (Kendall and Braswell, 1985) (18). Mediante esta intervencion se potencian las habilidades sociales y la sensibilidad interpersonal de los pacientes con trastornos condctales. Es n proceso activo en el qe el terapeta ayda al paciente a resolver conflictos reales o simlados, analizando los problemas con el objetivo de desarrollar na variedad de solciones alternativas. A través de técnicas de role-playing, lectra o reportajes reales, los niños progresivamente incrementan s repertorio de respestas socialmente adecadas. Obviamente para n resltado beneficioso es necesario na actitd colaboradora por parte del paciente. Esta modalidad esta especialmente indicada en adolescentes mayores con trastornos condctales severos (Gerra and Slaby, 1990) (4). Tanto el entrenamiento paterno como los grpos de habilidades sociales y de resolción de problemas son técnicas complementarias y la combinación de las mismas en el tratamiento de estos trastornos ha demostrado ser my eficaz (Olwes, 1991; Trembay et al. 1990; Robins and Earls, 1986) (18). TRATAMIENTO FARMACOLOGICO El so de medicación esta indicado cando en el contexto del trastorno de condcta existan síntomas ssceptibles de mejoría con fármacos psicoactivos. Neurolépticos Los antipsicóticos son eficaces en el control de algnos síntomas del trastorno de condcta, como la agresividad y violencia. Entre el gran número de nerolépticos qe peden ser tilizados, el haloperidol es el más estdiado en niños y adolescentes. La dosis aconsejada es de 4-16 mg/día. Presenta n número importante de efectos secndarios como sedación leve, afectación cognitiva, síntomas extrapiramidales y discinesias tardías. Debe prestarse atención a la posible aparición de acatisia, qe pede ser confndida con hiperactividad, ansiedad e irritabilidad y a los efectos acinéticos del neroléptico, qe peden ser considerados como na respesta clínica positiva. Debido a estos efectos adversos es aconsejable sarlos cando exista na indicación clara y hayan fracasado otros fármacos y se retirarán cando sea clínicamente posible. Litio Este tratamiento debe ser valorado en niños con alteraciones del comportamiento sobre n trastorno bipolar de base y en aqellos con trastornos condctales "per sé" qe presenten condctas destrctivas, estallidos de violencia, irritabilidad y agresividad marcada. El litio tiene na efectividad similar a la de los nerolépticos en la mejoría interfiere menos en el fncionamiento diario del paciente, en canto a la aparición de efectos extrapiramidales. No efectos secndarios a nivel endocrinológico, renal, hematológico. de la agresividad e siendo más segro obstante, presenta neromsclar y Otros fármacos Los anticonvlsivantes están claramente indicados en el tratamiento de los niños con problemas condctales en los qe se detecta disfnción del lóblo temporal otras formas de epilepsía. También han demostrado ser eficaces en algnos pacientes sin anomalías electroencefalográficas. El fármaco mas tilizado de este grpo es la carbamacepina. Los antidepresivos son beneficiosos en los casos en los qe existe sintomatología afectiva jnto a los trastornos condctales. Por último, el propanalol también ha sido tilizado con éxito en el control de la implsividad y condctas explosivas. CONCLUSION La tilización de n sólo enfoqe en el tratamiento de estos trastornos redce la posibilidad de resltados positivos, por lo qe es conveniente organizar na intervención reglada. La decisión de qe método es el idóneo depende del grado de severidad o peligrosidad de la sintomatología y del modo de fncionamiento y grado de apoyo de la familia y comnidad. Anqe la mayoría de los niños con trastornos de condcta peden ser tratados en régimen amblatorio, es no de los diagnósticos más frecentes en las nidades hospitalarias de psiqiatría infantil y en residencias (Kashani and Cantwell, 1983) (16). La admisión hospitalaria está indicada en los sigientes casos: para realizar n diagnóstico diferencial, establecer la presencia de otros trastornos psiqiátricos, controlar de modo inmediato las condctas agresivas y en caso de mala evolción amblatoria. El ingreso ofrece la posibilidad de na observación extensa del niño y permite iniciar na intervención mltidisciplinaria con mayor control qe en el paciente amblatorio. El tratamiento en residencias está reservado para niños y adolescentes con trastornos severos qe reqieran manejo intensivo y a largo plazo. BIBLIOGRAFIA 1. 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USO Y ABUSO DE ALCOHOL Y SUSTANCIAS PSICOTROPAS Algnos expertos opinan qe nos encontramos en la fase de declinación de na epidemia de consmo de drogas qe comenzó hace alrededor de treinta años (1). No obstante, el abso de sstancias en adolescentes continúa siendo n problema mayor de sald pública. Los adolescentes están más expestos al so de sstancias por motivos no médicos, teniendo en centa entre otros factores s característica negación de riesgos, la presión ejercida por individos de s misma edad y las circnstancias propias de na época de cambio, separación e individación en la familia. Esto tiene na importancia aún mayor si se tiene en centa qe el mejor predictor de abso de sstancias posterior es la precocidad de la edad de iniciación al consmo (2). Por otro lado, la adolescencia se está convirtiendo en na edad de especial riesgo para el contagio de la infección VIH (3). Anqe la definición del abso de tóxicos en adolescentes no es compartida por todos los atores, la más radical (tolerancia cero) considera qe calqier so de sstancias psicoactivas por adolescentes, exceptando el qe se haga bajo spervisión médica, constitye abso (2). En nestro país reviste na especial importancia el papel del difndido consmo de alcohol. En palabras de R. Cavero (4), "sobre n fondo de toxicomanías endémicas y tradicionales (en España sería el alcoholismo) ha aparecido n consmo de otros tóxicos con carácter epidémico e inicio en la adolescencia". Se ha difndido ampliamente el consmo de tóxicos entre los 15 y los 24 años, tal como se recoge en la Tabla 1. Tiene particlar interés la precocidad y la extensión del consmo de alcohol entre la población infantil y adolescente. En na encesta realizada entre estdiantes de séptimo de EGB, casi el 85% de la mestra había probado el alcohol en algna ocasión, na qinta parte refería haberse intoxicado al menos na vez y el 2,5% lo bebía diariamente (5). La preocpación qe estos datos podrían generar es menor si se tienen en centa resltados recientes qe informan de na evolción favorable de algnos parámetros relacionados con el consmo de alcohol y tabaco (6). Tabla 1 NIVELES DE EXPERIENCIA CON DROGAS 15 a 24 años 15 a 29 años Cannabis 28,8% 29,5% analgésicos 3,4% Anfetaminas 6,2% Alcinógenos 4,8% Cocaína 3,1% Barbitúricos 2,5% Opio 1,1% Heroína 1,8% 1,6% Inhalantes 1,4% 1,9% Ningna (R. Cavero,1992) (4) 69,6% 7,8% (INJUVE,1993)(6) No es específica del tema la amplia diversidad de opiniones qe los expertos albergan acerca de la génesis de la condcta adictiva. Frente a aqellos qe piensan qe se relaciona de forma directa con factores sociales y medioambientales, otros se han esforzado en detectar la psicopatología sbyacente. En este sentido, se ha señalado la comorbididad del abso de sstancias con trastornos afectivos, condcta antisocial, trastorno por déficit de atención con hiperactividad y trastornos de ansiedad (7). Los índices de psicopatología parecen ser altos entre los consmidores de tóxicos. Los síntomas afectivos parecen predominar en el sexo femenino, mientras los trastornos de condcta lo hacen en el masclino (3). Otros datos apoyan el papel etiológico de la transmisión familiar en el abso de sstancias, lo qe llevaría al señalamiento de familias de riesgo para la adopción de estrategias preventivas (8). Los niños qe tienen mejores niveles de comnicación con ss padres presentan n riesgo menor de inicio al consmo de alcohol y tabaco drante la adolescencia, de modo qe na adecada relación con los padres parece representar na protección contra el abso de sstancias (9). La frecencia de consmo entre amigos y compañeros se relaciona con la frecencia de so de drogas y alcohol (10). Mientras la inflencia parental decrece con la edad, la de los amigos parece mantenerse. Tiene especial importancia como predictor del so de alcohol entre los adolescentes la cantía del consmo de ss padres. Los hijos de alcohólicos parecen representar n grpo de riesgo especialmente elevado (11). Se está prodciendo n cambio en los patrones de abso de tóxicos entre adolescentes y jóvenes adltos. Los datos relativos a la extensión del problema son a mendo confsos y contradictorios; los datos americanos sobre el periodo 1980-1990 apntan hacia na disminción importante del so de alcohol, tabaco y cannabis (1). Se señala n importante y alarmante amento del so de drogas entre los my jóvenes y n descenso en la edad de inicio del consmo (12, 13). En canto a las creencias relativas al peligro qe conlleva el so de drogas, se observa en EEUU na disminción de la creencia en la peligrosidad de la cocaína, frente a n amento de la concepción de peligrosidad del cannabis. Los estdios españoles ofrecen como resltado n bajo nivel de creencia en la peligrosidad del cannabis frente a otras drogas (6). En estdios americanos realizados en escelas secndarias, los tóxicos más sados eran alcohol, tabaco y cannabis, segidos por cocaína y psicodélicos; la heroína sólo era sada por na peqeña minoría. El periodo de más alto riesgo para la iniciación en el consmo de tabaco y alcohol alcanzaba s máximo a los 18 años. Por el contrario, la iniciación a la cocaína es posterior. El so de cannabis y otras drogas ilícitas representa n estadío posterior en la evolción del paciente qe absa de tóxicos, qe sele comenzar con sstancias socialmente aceptables para los adltos. Existe así na progresión en el so de drogas desde la adolescencia hasta la edad adlta, desde el so de al menos na droga legal, alcohol o tabaco, hasta el cannabis, y desde éste a otras drogas ilícitas o a fármacos psicoactivos de prescripción. Una progresión directa desde el no so de ningna sstancia a las drogas ilícitas es my rara. No obstante, este modelo pede ser diferente en forma de iniciación a la cocaína y las drogas de diseño. En este sentido, jegan n papel importante los consmos de alcohol y tabaco, como agentes "disparadores"; al parecer, el tabaco tiene mayor capacidad de inflencia qe el alcohol (3). El amento del consmo de tabaco y alcohol amenta la posibilidad de consmo de sstancias ilícitas. El inicio del hábito tabáqico sele ser anterior a los 20 años; en na mestra española, la edad media de iniciación se sitaba en los 17, y era algo anterior en varones (14). Nmerosos estdios apoyan la afirmación de qe n comienzo precoz del consmo de tabaco es n factor predictor del abso de tóxicos drante la adolescencia (15). En encestas españolas, se observa n incremento palatino del número de cigarrillos fmados cada día al amentar la edad, y qe las mjeres fman más qe los varones hasta los 20 años, ocrriendo lo contrario en edades posteriores; parece haberse prodcido n cambio en la tendencia de la evolción del consmo, de forma qe el número de adolescentes qe se inician al tabaqismo ha disminido de forma importante (Tablas 2 y 3) (6). Tabla 2 RELACION CON EL TABACO POR Fumador Ex Esporádico fumador Total 41,5 8,7 11,3 15/16 17,8 3,9 15,1 años 17/19 34,1 6,1 16,5 años 20/24 46,2 8,0 9,8 AÑOS 25/29 51,7 13,0 8,0 AÑOS Fente INJUVE, 1993 (Comas). EDAD (%) No fumador 38,3 63,2 Tabla 3. EVOLUCION DEL TABAQUISMO 1980 1985 1988 15/17 51,5 48,6 28,1 años 18/20 66,0 67,5 54,2 años 21/24 67,0 66,4 años 25/29 61,3 años JUVENIL POR GRUPOS DE EDAD 1993 17,8 43,3 35,7 27,0 34,1 46,2 51,7 Las comparaciones entre los hábitos etílicos en los diferentes países eropeos mostraban tradicionalmente n mayor consmo de vino en las zonas meridionales. En las más recientes se detecta na tendencia al amento del consmo de cerveza entre los más jóvenes, mientras se mantiene el de vino entre los mayores. (16) Una encesta española mestra qe se ha prodcido n marcado amento del número de jóvenes qe se mantienen total o parcialmente abstemios (36,4%), anqe el 50% sige siendo bebedor habital (Tabla 4); estos datos implican na importante redcción del número de bebedores adolescentes en los últimos años. Es interesante señalar qe la disminción del número de bebedores no ha sido acompañada por na redcción de la cantidad de alcohol consmida, de forma qe ésta se ha incrementado por parte de los qe sigen bebiendo (n 18% de jóvenes son considerados grandes bebedores). El patrón habital de bebida sige correspondiendo al de fin de semana (6). Tabla3. EVOLUCION DEL TABAQUISMO JUVENIL POR GRUPOS DE EDAD 15/16 17/19 20/24 25/29 años Nnca ha probado 8,5 En la actalidad no bebe 37,2 Sí bebe, pero no en el último 9,3 mes Bebió en el último mes, pero no 14,7 en la última semana Bebió en la última semana 29,8 Fente :INJUVE,1993 (Comas) 3,4 25,7 5,3 2,0 20,2 6,5 2,9 22,4 5,1 18,4 15,9 14,3 46,9 55,4 55,3 Los consmos de cannabis, heroína e inhalantes parecen haberse estabilizado en los últimos años; estos últimos selen ser tilizados casi exclsivamente por los adolescentes. Un fenómeno qe debe ser señalado es la irrpción en el mercado de las llamadas drogas de diseño. Las Tablas 5 y 6 aportan más información sobre los niveles de consmo de estas sstancias entre adolescentes y jóvenes. Tabla 5. NIVELES DE EXPERIENCIA POR DROGAS, SEXO Y EDAD TOTAL Varones Mujeres 15/16 17/19 20/24 años años años Cannabis 29,5 37,0 21,9 13,6 21,5 32,9 Cocaína 7,8 11,6 3,9 1,9 3,4 8,7 Heroína 1,0 2,6 0,6 0,3 1,7 Crack 0,3 0,3 0,3 0,3 0,3 Drogas 4,3 6,3 2,4 1,6 2,5 5,7 diseño Speed 4,8 7,5 2,1 1,9 3,4 6,2 Inhalantes 1,9 3,2 0,7 1,9 1,1 2,7 Fente: INJUVE, (1993) (6) Tabla 6. USUARIO HABITUAL POR DROGA, SEXO Y EDAD TOTAL Varones Mujeres 15/16 17/19 años años Cannabis 7,2 10,8 3,5 5,0 6,4 Cocaína 2,0 3,3 0,7 0,4 1,7 Heroína 0,4 0,7 0,1 0,3 Crack 0,1 0,1 Drogas 1,1 1,6 0,6 0,8 1,1 diseño Speed 1,3 2,1 0,4 0,8 1,1 Inhalantes 0,3 0,5 0,1 0,8 0,6 Fente: INJUVE, (1993) (6) 25/29 años 38,1 12,3 3,1 0,5 5,3 5,6 1,7 20/24 años 9,3 2,5 0,3 1,8 25/29 años 6,3 2,4 0,7 0,3 1,0 1,5 0,3 0,9 - También se ha incrementado en España la incidencia de abso de cocaína, lo qe tiene na serie de graves consecencias sociales, académicas y económicas. Algnos datos apoyan na mayor difsión de s consmo respecto a la heroína, y n amento del so combinado de ambas sstancias. Todo n cortejo de problemas somáticos y psíqicos pede acompañar al consmo de cocaína en estas edades. Sin embargo, los problemas sanitarios relacionados con la cocaína (valorados según tratamientos solicitados, visitas a rgencias) sigen siendo my inferiores a los provocados por los opiáceos (17). El so disfncional de drogas asociado con problemas psicológicos sele caracterizarse por n incremento en las dosis y el so de más variedades de sstancias legales e ilegales, así como por na iniciación precoz y la asociación con otras condctas disfncionales. El so de tóxicos drante la adolescencia predice el so en la edad adlta (15). El tratamiento del abso de sstancias en adolescentes debe dirigirse tanto al propio abso como a los problemas sbyacentes, tales como trastornos psiqiátricos, dificltades de aprendizaje, dinámica familiar, conflictos psíqicos y circnstancias del desarrollo del adolescente (12). Un tratamiento adecado condcirá a n reajste del estilo de vida en general, y no se contentará con paliar los síntomas de abstinencia. En la actalidad no existen recrsos dedicados específicamente al tratamiento de estos problemas en adolescentes, anqe los expertos consideran qe no se deben aplicar los modelos habitales de tratamiento sin las modificaciones oportnas. En el caso de adolescentes, parece revestir na importancia especial la tilización de técnicas de terapia familiar, asociadas a sesiones individales y grpales. La patología familiar tiene na asociación mcho más estrecha con trastornos de comienzo precoz y qe persisten en la adolescencia; en calqier caso, la falta de consideración de dicha problemática pede hacer fracasar los intentos terapéticos. Anqe se ha afirmado qe la simple retirada del consmo spone en cierta medida n cambio en el estilo de vida, no conviene descidar la necesidad de enseñar estrategias de afrontamiento alternativas. Las diversas modalidades de tratamiento conclyen qe el so de la psicoterapia mientras el individo continúa absando de sstancias no sólo carece de tilidad, sino qe pede prolongar el proceso adictivo. Se recomienda qe los esferzos destinados a la prevención de las condctas adictivas se centren en los individos entre 12 y 13 años. La casa primaria de la iniciación a las drogas se relaciona con la inflencia social, por lo qe la necesidad de s modificación se hace patente si se pretende na prevención adecada. Las estrategias terapéticas diseñadas según el modelo de Alcohólicos Anónimos han mostrado los resltados más prometedores. Tiene importancia atender a la prevención de recaídas posteriores al programa terapético (cyo factor de riesgo más importante parece ser la presión social) y a la mejora de las redes sociales disponibles (3). El pronóstico del abso de sstancias en adolescentes se relaciona con la precocidad de inicio al consmo y de los trastornos de condcta coexistentes, mientras qe los trastornos emocionales parecen jgar n papel menos importante (18). CIRCUNSTANCIAS CLINICAS ESPECIALES Urgencias La rgencia psiqiátrica infantil es determinada por n deseqilibrio entre los trastornos del comportamiento del niño y la capacidad de los adltos cidadores para controlar la sitación. La crisis reslta así de n fallo en la interacción del niño con s medio (19). Las rgencias infantiles continúan siendo na minoría entre las rgencias psiqiátricas atendidas en el hospital general, pero no por ello resltan menos temidas por el profesional. La menor preparación del psiqiatra general para atenderlas y la mayor necesidad de considerar motivaciones familiares de la demanda y la fase del desarrollo psicológico en qe se prodcen, entre otros factores, las convierten en n capítlo my especial de la rgencia en Psiqiatría. No obstante, en el marco de n progresivo incremento de la demanda de atención psiqiátrica rgente, parece observarse n amento del número de niños qe visitan la rgencia psiqiátrica, qe se presentan con na psicopatología más severa (20). La sitación de rgencia pede sponer n riesgo para la vida del niño. Se inclyen aqí las condctas sicidas y atodestrctivas, la pérdida severa de peso en trastornos alimenticios, el maltrato infantil y determinados cadros confsionales y psicosis agdas. Una de las sitaciones rgentes más frecentes consiste en la condcta sicida, qe abordaremos en el sigiente apartado. Comprende alrededor de la tercera parte de las rgencias psiqiátricas en estas edades (19). En otras ocasiones el riesgo pede afectar a otras personas; es así en comportamientos violentos o agresivos. En este terreno se deben mencionar el comportamiento homicida en el adolescente y la piromanía. Por otro lado, la intervención del psiqiatra pede ser solicitada ante sitaciones de crisis familiar qe sponen n reto para la capacidad de adaptación del niño: enfermedades o fallecimiento de n progenitor, separación de los padres, graves problemas de relación entre ellos, etc. La fga del hogar también implica n riesgo para el niño, anqe no siempre responde a motivos patológicos. Peden comprenderse en el marco del proceso de individación y separación, y se han relacionado con determinadas constelaciones familiares. El abso de alcohol y drogas determinan con frecencia la presentación de pacientes en la rgencia psiqiátrica. En particlar, se ha señalado la frecencia de iniciación reciente al consmo de cocaína (21), lo qe es preciso considerar al atender rgencias psiqiátricas en adolescentes. Es my frecente la petición de ingreso para inicio de cra de desintoxicación, lo qe no constitye na rgencia psiqiátrica, por lo qe se recomienda no acceder a las demandas del paciente o s familia. Son rgencias asociadas al consmo de drogas, los cadros psicóticos tóxicos, las sobredosis y el síndrome de abstinencia de barbitúricos, pero no el de opiáceos. Sitaciones qe con frecencia reqieren intervención psiqiátrica de rgencia corresponden a la denominada crisis del adolescente, inclyendo ideas o intento de sicidio, consmo de drogas y alcohol, fracasos académicos, conflictos legales, embarazo, aborto, fgas del domicilio familiar, trastornos de la alimentación y psicosis (22). Las crisis adolescentes expresan con frecencia problemas familiares, por lo qe la evalación sintomatológica y diagnóstica, inclyendo el potencial sicida y abso de tóxicos, debe acompañarse de la exploración de la dinámica familiar. La hospitalización pede ser necesaria en sitaciones de riesgo sicida, pérdida severa de peso en la anorexia y cadros fronterizos y psicóticos; algnos atores la recomiendan en casos de abso de drogas intratables de forma amblatoria. En otros casos, la separación del ambiente familiar pede hacer aconsejable na estancia hospitalaria. Suicidio Las tentativas de sicidio del niño son raras comparadas con las del adolescente; Ajriagerra (23,24) informa qe sólo el 10% de las tentativas de niños y adolescentes acontecen antes de los 12 años, y n 4% antes de los 10 años. Las tentativas son relativamente frecentes entre los 10 y los 15 años (29%), y alcanzan s máxima frecencia entre los 15 y 18 (67%). De este modo, s frecencia parece amentar drante la pbertad, y se incrementa progresivamente en los años adolescentes hasta alcanzar s acmé a los 23. Recientemente, el índice de sicidios en EE.UU. se ha incrementado dramáticamente (25,26); en este país, el sicidio es la tercera casa de merte entre las edades de 15 y 24 años y se ha convertido en la rgencia más frecente tratada por psiqiatras infantojveniles. Anqe la incidencia global de sicidios se ha mantenido relativamente estable, el índice se ha triplicado entre los 15 y 24 años. Los datos americanos indican, no obstante, qe se ha alcanzado n nivel estable, qe se ha mantenido en los últimos años. En Gran Bretaña, el sicidio es la segnda casa de merte entre los 15 y los 24 años (27). En España, las cifras de sicidio infantojvenil se han dplicado en las dos últimas décadas. Recogemos datos epidemiológicos españoles en la Tabla 7 (28). Se ha relacionado este incremento de frecencia con el amento de otros factores de riesgo: depresión, trastornos de condcta y abso de sstancias; y también con el llamado "efecto cohorte", consistente en n amento de la proporción de jóvenes en la sociedad qe llevaría a na mayor competición por los recrsos disponibles de empleo o edcación y a n incremento sbsigiente de las vivencias de desesperanza y fracaso. También se ha mencionado la inflencia de cambios del medio social y en la actitd general hacia el sicidio, y na mayor disponibilidad de medios para llevarlo a cabo. Tabla 7. EPIDEMIOLOGIA Suicidio consumado/tentativa de sucidio Sicidios consmados en Madrid en 1984 15/19 años: 4,78/100.000 20/24 años: 8,63/100.000 15/24 años: 6,60/100.000 Razón de sexo Sicidio consmado -67% en varones y 33% en mjeres (de las Heras y col.1988) Tentativas de sicidio -82% en chicas y 18% en chicos (Morandé 1985) Modificado de De DIos (28) La mayor parte de los sicidios completados en adolescentes y jóvenes son cometidos por varones (alrededor de tres cartas partes); por el contrario, las chicas intentan sicidarse tres veces más frecentemente qe los varones, tilizando medios de menor potencialidad letal. Hay na serie de características diferenciales entre aqellos qe intentan sicidarse y los qe lo consigen: los primeros tienden a ser más jóvenes, mjeres, ss intentos son más implsivos y ambivalentes; los pacientes qe completan el sicidio son con más frecencia varones, de más edad, y san métodos de mayor potencialidad letal. Se ha señalado na proporción elevada entre intentos y sicidios consmados (entre 50:1 y 120:1) (29). Entre los adolescentes qe intentan sicidarse, se han distingido dos sbtipos. El primero se caracteriza por circnstancias problemáticas (abso de sstancias, bajo bienestar psicológico), lo qe parece tener interés clínico y preventivo dado s alto riesgo de repetición. El segndo grpo parece tener n nivel de fncionamiento satisfactorio (30). La mayor parte de los adolescentes qe se sicidan han manifestado ideas sicidas a amigos, familiares, profesores o médicos. Una historia de intento de sicidio previo es no de los predictores más potentes de sicidio. No obstante, no hay acerdo sobre predictores de reincidencia; sele darse en los qe viven solos, y es menos frecente en los estdiantes; la soledad y los antecedentes psiqiátricos deben ser tenidos en centa. Canto menor es el niño, más difícil reslta conocer la intencionalidad del intento; el concepto de la merte no se desarrolla claramente hasta qe el niño tiene alrededor de 12 años, lo qe contribye aún más a oscrecer el conocimiento de s motivacion. Al disminir la edad, la incidencia es mayor en varones (2-3V/1H); a partir de los 15 años es más frecente en las mjeres. En canto al método, parece haber na preferencia de los niños por estranglamiento, ahorcamiento y defenestración, y de las niñas por precipitación e intoxicación. La elección del método parece estar determinada por motivos sociocltrales, por lo qe los hallazgos difieren según el medio. Ajriagerra señalaba qe "los niños de 10 a 14 se celgan, los de 15 a 19 se sicidan con armas de fego, las mchachas de 10 a 19 se ahogan". En opinión de otros atores, el medio más frecente es la ingestión de medicamentos (Tabla 8); entre los más habitalmente sados, se apnta n cambio desde la tradicional sobredosis de tranqilizantes y sedantes a la tilización del paracetamol (31). Tabla 8. METODOS DE SUICIDIO Intentos de suicidio - Fármacos (95%) -Otros(5%) Suicidios consumados -Varones Precipitación 35% Intoxicación 24% Armas de fego 13% -Mjeres Precipitación 80% Intoxicación 20% Tipos de fármacos Ansiolíticos en s mayoría Mezclas de ansiolíticos y analgésicos Otras mezclas, en relación en cortocircito. Modificado de De DIos (28) Estos intentos tienen n significado variable: evitación o hida de na sitación desagradable, a veces poco valorada por el adlto (malas notas, reprimenda); demanda de atención o cariño (cambios familiares, abandono, rptras); deseo de castigo; deseo de nión con la persona perdida... Parece existir na relación con sitaciones de desarreglo familiar. Son antecedentes frecentes del sicidio infantil el fallecimiento de n padre o n familiar, na hospitalización o na separación. Se ha comprobado na asociación entre sicidio jvenil y el matrimonio temprano de adolescentes, los embarazos no deseados, condctas antisociales y sitaciones familiares caóticas. Ajriagerra opina qe la consideración de la condcta atolítica como na simple manifestación de depresión es absiva y falsa, y olvida el componente de agresividad hacia el otro qe dicha condcta spone. Anqe no parece existir n síndrome presicida del niño o del adolescente, en el periodo previo se detectan con frecencia síntomas de depresión, ansiedad, alteración del seño y síntomas psicosomáticos; son especialmente importantes los síntomas depresivos previos. Se ha señalado n paralelismo entre condctas sicidas y propensión a los accidentes, en n contino: accidente, sicidio-accidente, sicidio-jego y sicidio con deseo de merte. En este sentido, peden considerarse las llamadas "condctas de desafío". "Los sicidios jveniles selen dar la impresión de na apesta cya ambigüedad plantea el problema del 'ansia de morir" (23). Hay antecedentes de sicidio en la familia en el 19-27% de casos. Blmenthal ha propesto n modelo explicativo de las condcta atolítica infantojvenil, en el qe considera la existencia de cinco campos de factores de riesgo qe actarían como factores de vlnerabilidad, cya coexistencia incrementaría el riesgo de condctas sicidas (32). Dichos campos son los sigientes: Trastorno psiquiátrico. La mayor parte de los jóvenes qe se sicidan sfrían de n trastorno psiqiátrico. Los trastornos de condcta, la depresión y el abso de sstancias son los diagnósticos psiqiátricos qe se asocian con más frecencia con el sicidio jvenil. Sin embargo, existen marcadas discrepancias entre los resltados de diversos atores (27). Se han realizado diversos estdios qe confirman la elevada frecencia de consmo de sstancias entre los adolescentes sicidas (33, 34, 35). Dado qe todos los datos parecen apoyar la consideración del abso de sstancias como factor de riesgo para el sicidio infantojvenil, se hace preciso n segimiento del progresivo amento de consmo de tóxicos drante la adolescencia. Parece existir na asociación particlar entre la intoxicación alcohólica y el sicidio con armas de fego en adolescentes (34). Los datos procedentes de estdios de atopsia psicológica parecen confirmar qe la mayor parte de los sicidas sfrían de n trastorno psiqiátrico mayor, tanto en poblaciones adltas como adolescentes. En los adolescentes, entre el 63 y el 95% de las víctimas de sicidio sfrían n trastorno psiqiátrico. Marttnem et al (36) detectaron na elevada frecencia (43%) de condcta antisocial entre adolescentes qe habían completado el sicidio. La comorbididad es frecente en todas las modalidades de condcta sicida; la sperposición de síntomas depresivos y trastornos de condcta y abso de sstancias parece amentar el riesgo de actos atolesivos (37). La edad de comienzo de los cadros psiqiátricos parece decisiva: el sicidio sele ocrrir en la primera década de s crso (37). Las comparaciones de los cadros depresivos en adolescentes y adltos mestran na mayor frecencia relativa de condctas sicidas entre los primeros; (28) la carta parte de los adolescentes deprimidos de casísticas españolas había tenido algún intento sicida. Rasgos de personalidad, trastornos de personalidad. Rasgos como agresividad, implsividad, tendencia al aislamiento, baja atoestima, rigidez cognitiva, perfeccionismo excesivo y desesperanza constityen estilos de personalidad relacionados con el sicidio. Determinados trastornos de personalidad, como el límite y el antisocial, se asocian también con n mayor riesgo. Particlarmente importantes son las asociaciones de personalidad antisocial y síntomas depresivos, y de personalidad límite y abso de sstancias. Se está prestando n creciente interés al llamado locs de control externo como característica de personalidad asociada con riesgo atolítico; (29) se designa con este constrcto la extensión en qe los individos no perciben el referzo como contingente a ss propias acciones, sino más bien como resltado de n factor externo qe está fera de s control; de este modo, a mendo se sienten incapaces de inflir sobre s medio. Factores psicosociales y medioambientales. Pérdidas tempranas, separación, absos físicos, pobre soporte social, exposición al sicidio, etc. Con mcha frecencia se encentran acontecimientos vitales hmillantes como precipitantes de la condcta sicida: problemas interpersonales entre el adolescente y ss padres o compañeros, como rptra de na relación, discsión con los padres, divorcio y separación, etc. Parecen existir motivos para pensar qe haber conocido a algien qe se ha sicidado o la simple exposición al sicidio a través de los medios de comnicación (38) podrían amentar el riesgo de estas condctas en niños y adolescentes, anqe los datos no son conclyentes. Otro importante factor de riesgo es el padecimiento de enfermedades médicas, especialmente las de crso crónico; en adolescentes y jóvenes, la epilepsia y el SIDA se han relacionado con condctas sicidas. Marttnem et al (39) señalaron la existencia de estresantes precipitantes en el 70% de n grpo de adolescentes sicidas, casi siempre en las 24 horas anteriores; se trataba fndamentalmente de separaciones y conflictos interpersonales. Los conflictos y separaciones de la pareja jgaban n importante papel como precipitantes en adolescentes. Parece importante destacar la brevedad del intervalo entre precipitante y sicidio. Variables genéticas y familiares. Según algnos atores, la genética del sicidio pede ser independiente de la herencia de los distintos trastornos psiqiátricos con qe se asocia. Una historia familiar de sicidio es n factor de riesgo. Anqe los datos de estdios en gemelos y adoptados parecen apntar hacia n componente genético, esto no debería hacer olvidar el papel fndamental qe el ambiente familiar pede jgar en la gestación de la condcta atolítica. En este sentido, los estdios realizados señalan n incremento del riesgo en familias qe los pacientes perciben como problemáticas y con déficits comnicacionales (40), y la relación entre la debilidad del apoyo familiar y los precipitantes de la condcta sicida (39). Brent et al (41) han encontrado relación entre el sicidio adolescente y los sigientes factores familiares: falta de algno de los padres biológicos, problemas padres-hijo, enfermedad somática crónica parental, dificltades legales de los padres, abso físico, inestabilidad en el lgar de residencia, mayor carga familiar de depresión y abso de sstancias. Factores bioquímicos. En particlar, na deficiencia serotoninérgica ha sido señalada en adltos como factor biológico de vlnerabilidad para el sicidio. Faltan datos al respecto en la población infantojvenil. Con el fin de predecir el sicidio en adolescentes, diversos estdios han identificado los sigientes factores de riesgo: sexo masclino, trastorno mental de calqier tipo, historia familiar de trastorno mental, asencia parental o abso, nmerosos estresantes vitales, exposición al sicidio y trastornos somáticos como la epilepsia. En estdios de segimiento de pacientes adolescentes ingresados han sido señalados na serie de factores qe predicen n sicidio posterior: (42) más síntomas depresivos, más dificltades de aprendizaje, peor atoestima, más rechazo de la ayda y mecanismos de defensa más inmadros. En la evalación del joven paciente sicida no debe faltar na cidadosa valoración de los síntomas acompañantes. No hay qe olvidar qe los trastornos afectivos en la niñez se presentan frecentemente bajo la forma de qejas somáticas diversas. Los cambios repentinos de condcta y las frecentes condctas arriesgadas y accidentes, los trastornos del seño y del apetito, na experiencia hmillante previa, la expresión de sentimientos de clpa, desesperanza y atorreproche, el abso de tóxicos, son datos qe deben ser tenidos en centa a la hora de na correcta evalación del potencial sicida. Es my frecente qe el niño haya hablado previamente sobre el sicidio. Reslta conveniente explorar con el niño lo qe la merte significa para él. Pregntar directamente sobre los pensamientos y planes sicidas no sólo no indce a dichas condctas, sino qe en la mayoría de los casos proporciona n alivio para el paciente. Una evalación de la capacidad de control sobre la condcta e implsos es necesaria para decidir la actitd terapética. Parece inexcsable na valoración detallada de la sitación familiar, solicitando información y ayda a los distintos miembros. Las intervenciones deben dirigirse a todo el sistema en el qe tiene lgar la condcta sicida. El manejo del caso exigirá en primer lgar el tratamiento del trastorno psiqiátrico sbyacente, despés de obtener na adecada alianza terapética qe permita la expresión de los sentimientos dolorosos qe sbyacen a la condcta atolítica. Pero la primera decisión corresponderá al marco más adecado en qe dicho tratamiento peda ser proporcionado. Una recomendación lógica dada la potencialidad letal de estas condctas es adoptar na posición conservadora, y proceder a la hospitalización siempre qe el medio habital no peda proporcionar la contención sficiente; además, pede ser útil en mchos casos na separación temporal de la sitación y estresantes cotidianos. Si el tratamiento se realiza fera del hospital, se sele aconsejar separar al paciente de todos los objetos potencialmente letales, en la medida en qe ello sea posible. Una medida útil en nmerosas ocasiones el la de establecer con el paciente n contrato de "no sicidio", qe compromete al terapeta a permanecer disponible para el paciente drante na posible crisis sicida. Respecto al pronóstico, la condcta atolítica tiene n alto índice de repetición; n 9% de los adolescentes qe realizan n primer intento lo repiten en el crso de n año (27); los resltados de estdios de niños prepberales también informan de altos índices de repetición (43). La evolción depende de la existencia de factores de riesgo, como trastorno del hmor, abso de sstancias, y n pobre ajste social. El niño maltratado El concepto del maltrato infantil se ha ampliado para inclir tanto las diversas formas de abso físico, como el abso emocional, la falta de cidados y el abso sexal. El abandono o cidado defectoso parece ser la forma más común (44). Algnos atores han llamado abso fetal a diversas condctas qe peden ser perjdiciales para el feto, inclyendo el abso materno de sstancias (45). Los malos tratos en la infancia constityen n grave problema social, pesto de manifiesto con relativa frecencia por los medios de comnicación. Ss consecencias psicológicas y físicas inclyen algnas de marcada gravedad. Entre los factores qe inflyen en s aparición tiene na importancia destacada el abso de drogas y alcohol por parte de los padres de estos niños (46); también se han relacionado con determinados ambientes en los qe es frecente la violencia familiar, trastornos psiqiátricos parentales (fndamentalmente trastornos de personalidad) (45), sitaciones de rptra familiar y na condiciones de vida no satisfactorias. Mchos padres absadores refieren antecedentes de haber sido objeto de absos o abandono drante s niñez. Como factores predisponentes en el niño han sido mencionados el parto prematro, la necesidad de cidados especiales drante el periodo neonatal, el padecimiento de malformaciones congénitas y enfermedades crónicas y el temperamento "difícil" (45). El maltrato físico pede provocar todo tipo de lesiones no atribibles a casas accidentales, algnas de extrema gravedad: qemadras, maglladras múltiples, mordedras, fractras óseas, hemorragias sbdrales, lesiones oclares, etc. El maltrato debe ser descartado siempre qe n niño presente daños físicos, y especialmente si existen contradicciones en la historia, retrasos injstificados en la demanda de atención o hallazgos inexplicados. También se recomienda considerarlo si se advierten deterioro del fncionamiento académico e intelectal y cambios en el comportamiento. S inflencia en el desarrollo del niño es objeto de nmerosos estdios. La frecencia de repetición de este tipo de condctas es my alta, por lo qe existe n elevado riesgo de lesiones graves posteriores. El maltrato pede relacionarse con retrasos del desarrollo, dificltades de aprendizaje y características posteriores de la personalidad, como implsividad, peor atoestima y dificltad para las relaciones interpersonales. Así mismo, pede jgar n papel etiológico en el desarrollo de na serie de trastornos tanto drante la niñez como en la edad adlta. Los estdios de comparación de los diagnósticos psiqiátricos en niños maltratados y en controles mestran qe entre los primeros son más frecentes el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, el negativismo y el trastorno por estrés postramático (47, 48); en las entrevistas con los niños se ponían de manifiesto con frecencia síntomas psicóticos y trastornos adaptativos y de personalidad (47), así como síntomas depresivos (49). Parece qe el trastorno por estrés postramático mestra na asociación mayor con el abso sexal qe con el maltrato físico (47). Más de n 40% de los niños qe han sfrido n abso sexal desarrollan la sintomatología del estrés postramático; otros mchos refieren algnos de ss síntomas (48). Los pacientes con trastorno límite de personalidad y personalidad múltiple refieren frecentemente antecedentes de malos tratos y absos sexales drante s infancia. En na amplia mestra de pacientes psiqiátricos adltos casi na qinta parte refería haber sido víctima de absos drante s infancia, repartiéndose en proporciones prácticamente igales abso sexal y físico. Se observó na relación entre antecedentes de abso y sicidalidad (50). La relación entre síntomas disociativos y maltrato infantil tiene na larga historia, y no faltan los estdios qe parecen corroborarla. (51) Como extremo del continm de los trastornos disociativos asociados al maltrato se ha señalado la personalidad múltiple. El maltrato podría ser na forma más de experiencia precoz negativa en la teoría qe relaciona los síntomas disociativos posteriores con experiencias estresantes infantiles. El síndrome de Mnchasen "por poderes", como forma de indcción de la enfermedad en los hijos por diferentes métodos, está siendo observado con frecencia creciente (46). Habitalmente es la madre la responsable de este tipo de maltrato. Respecto a las actitdes terapéticas frente al maltrato infantil, se han propesto diversas estrategias para prevenir trastornos psíqicos posteriores y programas preventivos de base edcativa. En este sentido han sido tilizadas fndamentalmente técnicas de grpo. En el caso del abso sexal, no de los objetivos de dichas técnicas es redcir la tendencia al sentimiento de clpa y al atorreproche por parte de las víctimas (46, 52). Divorcio La impresión de los psiqiatras infantiles apnta hacia na creciente frecencia de familias descompestas entre los niños qe son motivo de atención. Se observa así, cada vez más a mendo, la asencia de algno de los progenitores, la convivencia con las nevas parejas de ss padres y con ss hijos, etc. Lógicamente reslta difícil la valoración de la inflencia qe esas sitaciones pedan sponer en el motivo de conslta. Sin embargo, parece innegable la dificltad inherente a la necesidad de adaptación a na realidad tan compleja como el divorcio o separación de los padres y a las circnstancias en qe se prodce. Es en esa complejidad donde a nestro jicio reside la dificltad de abordarlo en n capítlo como éste. La separación de los padres, qe es siempre na sitación tramática para los hijos, afectará a éstos de acerdo a: La personalidad y la edad de cada no de ellos. S estrctra mental, ss defensas, las relaciones y los investimentos previos. Las vivencias familiares previas a la separación: conflictos latentes o claramente manifiestos en forma de enfrentamientos, el papel jgado por los hijos en la separación, etc. El modo en qe la separación se decide y explica a los hijos (en referencia a los sentimientos qe ellos pedan tener sobre s clpabilidad en la decisión). La reorganización familiar posterior a la separación: decisiones sobre cómo, con qien, cando están los hijos con cada no de los padres. Posibilidad de ser tilizados en el enfrentamiento de los padres o perder la relación con algno de ellos. Un último apartado sería el referido a las posibles nevas parejas de los padres; aparición de "hermanos" y otros padres. Todas las variables apntadas explican por qé es diferente para cada niño o adolescente la separación de ss padres. En la nión entre la personalidad y el momento evoltivo por n lado y las condiciones de la separación por el otro se reselve la trama. Parece necesario recordar qe el divorcio spone n intento de resolver dificltades interpersonales; se ha dicho qe "el divorcio es la legalización del fracaso" (23). Por tanto, si pede ser difícil señalar las consecencias qe sobre el psiqismo del niño peda tener la separación conygal, no nos lo parece menos descartar las del ambiente conflictivo previo. Es frecente qe el divorcio sea recibido como n elemento "liberador". La noticia del divorcio de los padres provoca en ocasiones reacciones de los hijos qe inclyen sentimientos de abandono, hostilidad y clpabilidad, y síntomas depresivos como aislamiento, rechazo de los alimentos y trastornos del seño (23). Los problemas clínicos de niños y adolescentes relacionados con los divorcios parentales son, lógicamente, tan variados como los propios niños. A pesar de ello se peden encontrar algnos cadros más frecentes en cada na de las edades: En preescolares: cadros regresivos qe se manifiestan como trastornos psicosomáticos (desde lo más banal a enfermedades graves). Trastornos del seño, miedos, ansiedad de separación. Condctas agresivas hacia algno de los padres. En escolares: además de lo señalado anteriormente, fracasos en los estdios, sentimientos depresivos, tendencia al aislamiento. En adolescentes: también en estas edades peden aparecer los síntomas anteriores, como fracaso escolar, aislamiento y cadros depresivos. Se peden añadir intentos de sicidio, con manejos de las relaciones parentales (en ocasiones favorecidas por algno de los padres) y condctas sociopáticas (en ambos sexos). El psiqiatra infantil se ve envelto a mendo en sitaciones en las qe no de los padres demanda na valoración de la inflencia qe la rptra de la pareja pede haber tenido en el niño, o de la conveniencia de la convivencia con no otro progenitor; es frecente qe en estas consltas el hijo sea tilizado por padres qe bscan solciones para ss propios problemas. La demanda enmascara en ocasiones n deseo de encontrar n apoyo jdicial para na de las partes. Inddablemente la intervención más adecada por parte del profesional es aqella qe se prodce antes del divorcio. La solicitd de consejo por parte de la pareja frente al hecho de la separación es poco habital; cando ocrre se prodce precisamente en los casos en qe el divorcio es menos conflictivo. Lo normal es qe el paciente acda con no de los padres y el síntoma se ponga en relación con la actitd del otro. Una de las preocpaciones del terapeta es la de evitar qe esto ocrra, para lo qe intentará contactar con ambos padres y bscar s colaboración, sin convertirse en aliado de ningna de las partes y alejado en lo posible de la problemática legal qe peda existir. En todos los cadros psicopatológicos relacionados con los divorcios parentales conviene distingir lo propio del niño de aqello qe, consciente o inconscientemente, es favorecido por algno de los padres como agresión hacia el otro. La separación de ambos aspectos se hace imprescindible en el tratamiento. El objetivo del abordaje psicoterapético consiste en aydar a elaborar la separación parental, a través de na psicoterapia breve, individal, focalizada y adapatada a la edad del niño. En todos los casos serán necesarias también las entrevistas con los padres. Dependiendo del cadro clínico pede ser necesario el apoyo psicofarmacológico. Embarazo de la adolescente Entre el 25 y el 30% de los embarazos fera del matrimonio ocrren en madres adolescentes, lo qe spone na elevada proporción de niños de alto riesgo nacidos de madres menores de 19 años (53). No cabe dda acerca de las gravedad de las dificltades con las qe se deberá enfrentar la madre adolescente para la crianza y edcación de s hijo. Los estdios de comparación de adolescentes qe tienen n embarazo y las qe no lo tienen mestran como características diferenciales de las primeras antecedentes de infancias más tramáticas, peor fncionamiento escolar, relación previa con otra adolescente embarazada y más favorables expectativas respecto a la crianza del hijo (54). El abso sexal infantil es n antecedente frecente del embarazo adolescente; el grpo qe refiere antecedentes de este tipo se caracterizaría por presentar más estrés, abso de sstancias y depresión, y menor soporte social (55). Los hijos de madres adolescentes han sido considerados de alto riesgo para ser víctimas de abso, en particlar aqellos qe eran hijos de madres más jóvenes y qe disponían de n menor apoyo social. Parece qe la existencia de trastornos de condcta de comienzo precoz representa n factor de riesgo para el embarazo, entre aqellas adolescentes qe son referidas para tratamiento psiqiátrico (56). Se ha comprobado na mayor frecencia de cadros depresivos drante la adolescencia tardía en las chicas qe tenían antecedentes de estresantes vitales, y entre ellos de embarazo (57). Adopción El proceso de adopción, por el qe na pareja decide de forma volntaria asmir la paternidad de n hijo no biológico, es my diferente en cada no de los casos. Lo es en lo referente a la edad de los padres, al momento de la adopción, al tiempo transcrrido desde el deseo primero hasta el final administrativo, la edad del niño adoptado, etc. Cada na de las variables expresadas y algna más, condicionará la forma y los avatares de la adopción; pero todas ellas atravesarán por na dificltad insalvable: la de la identidad. Desde la sald mental es éste el tema clave, porqe es el qe directamente se relaciona con las dificltades qe posteriormente podrán ser motivos de conslta. El hijo adoptado conocerá, mejor antes qe despés, de s adopción, y se planteará s identidad. ¿Qiénes son ss padres biológicos? ¿Cáles feron las casas de s cesión? ¿Dónde se encentran ahora?... Si la consección de na identidad es ya n proceso conflictivo en todo ser hmano y especialmente en algno de ss momentos evoltivos, la adolescencia, lo es con mayor razón en el caso de los niños adoptados. Para los padres adoptantes también s identidad como tales está llena de interrogantes. En el jego dialéctico entre ambas identidades frágiles es donde aparece el conflicto tradcido en síntomas, qe configran la psicopatología de la adopción. Son éstos: Trastornos de conducta. Manifestados como condctas de oposición, a veces claramente provocadoras hacia los padres. Agresividad en casa y hacia ss igales fera de ella. Agresividad verbal con tilización de n vocablario con frecencia grosero. Trastornos del aprendizaje. Trastornos globales qe se presentan como falta de estímlos, indiferencia hacia los estdios, bajo rendimiento escolar, todo ello compatible con n nivel intelectal normal. Conductas hiperquinéticas y de falta de atención. Más significativas en la primera infancia, y qe peden convertirse en actaciones más psicopáticas en la adolescencia. Dificultades en la relación. Especialmente con ss igales, manifestadas con condctas agresivas, dificltad para compartir, baja tolerancia a la frstración y exigencias imperiosas, Estas catro manifestaciones, con mayor o menor intensidad, aparecen con gran frecencia en los niños adoptados. El hecho de qe sean menos significativas y no demanden atención en sald mental se correlaciona con las mejores circnstancias de las variables anteriormente señaladas. En términos generales se pede decir qe es mejor: Canto más temprana ha sido la adopción. Cando la información sobre la adopción qe ha tenido el hijo ha sido progresiva, adaptada y temprana. Cando los padres han tenido na asesoría especializada. Cando los padres adoptantes no entran en competencia, real o simbólica, con los padres biológicos. Los adoptados extrafamiliares sponen alrededor del 1-2% de la población de menos de 18 años. Aproximadamente el 50% de los adoptados son extrafamiliares. Ajriagerra opina qe anqe los niños adoptados peden tener problemas psicológicos, no está demostrada na mayor frecencia de trastornos mentales (23). Anqe los adoptados no están sobrerrepresentados entre la población atendida por los pediatras, parece qe constityen na población de riesgo para las dificltades emocionales. En particlar, se ha señalado na elevada proporción de adoptados entre pacientes diagnosticados de trastornos de la personalidad. También parece existir n exceso de adoptados qe sfren trastorno por déficit de atención con hiperactividad (53). En n estdio realizado sobre na mestra de niños adoptados o acogidos por familias qe acdían a n servicio de Psiqiatría Infantil, los resltados apoyaron la sposición previa de na mayor frecencia de trastornos de condcta en casos de defectos vinclares o en las relaciones objetales de la infancia, en forma de lo qe se llamó reacciones comportamentales de acción, trastornos depresivos, ansiosos, oroalimenticios, esfinterianos y del seño. También era frecente la asociación con maltrato físico y psíqico por parte de los padres adoptivos o acogedores; estos maltratos se relacionaban con reacciones de delo, antecedentes de hospitalización, angstia de merte y trastornos de la alimentación (58). La mayor parte de los atores coincide en qe la edad preferible para la adopción se sitúa entre los 3 y 6 meses, o en calqier caso antes del año (23). Se ha recomendado qe los adoptados sean informados lo antes posible de s condición para evitar problemas posteriores; la información debe ser dada según la edad y capacidad para comprenderla, por lo qe se considera preferible hacerlo entre los 7 y 10 años (53). Otros aconsejan na información más temprana, hacia los 3 ó 4 años, antes de acdir al colegio. En general, se reconoce la importancia de respetar el desarrollo individal de cada niño. La adolescencia parece n periodo de riesgo en la transmisión, en particlar por la posibilidad de fgas. En n estdio realizado en nestro medio, sólo poco más de n tercera parte de los adoptados habían recibido na información adecada sobre el proceso (58). Es habital entre los adoptados la criosidad acerca de la identidad de ss padres biológicos; dicho interés pede generar sentimientos de ansiedad y clpa respecto a la familia adoptiva. La investigación sele practicarse drante la adolescencia o posteriormente. Parece qe la búsqeda de los padres biológicos es más frecente entre las mjeres, lo qe pede tener relación con preocpaciones acerca de la herencia. Otro motivo qe implsa a la búsqeda radica en el interés por averigar los motivos de s abandono. En calqier caso, las dificltades de identificación con los padres adoptivos jegan n papel importante en la búsqeda de los padres biológicos, frecentemente idealizados. El proceso de separación característico de la adolescencia reslta especialmente complicado en el adoptado. Fred aldió a la frecencia de fantasías de haber sido adoptado entre los niños cando advierten qe ss padres no son como los habían imaginado; esta "novela familiar" parece adqirir na especial intensidad en el caso del niño adoptado. Respecto a los padres adoptivos, el conocimiento de la propia infertilidad implica n trama psíqico qe inclye ddas acerca de la responsabilidad personal frente al problema y sobre la propia identidad sexal. Desde el pnto de vista psicodinámico, el reconocimiento de la propia esterilidad conlleva na renncia a la realización del ideal del yo y na preba para la tolerancia a la frstración. Por otro lado, el mecanismo de la adopción no permite la preparación psicológica qe spone el periodo del embarazo. Además, deben demostrar s capacidad antes de la concesión de la adopción, lo qe de algún modo spone n cestionamiento personal. Estos problemas, entre otros, peden dificltar la labor parental. Algnos atores han hablado del niño "tapadera" o "salva-vejez", y se ha cestionado la posibilidad de qe el hijo sponga na ayda para la resolción de los problemas de la pareja adoptante. Para prevenir dificltades y trastornos comportamentales en el niño adoptado, se recomienda qe la adopción sea tan precoz como sea posible y, por spesto, na correcta selección de los padres adoptivos. En las demandas de atención referidas a casos de adopción hay qe considerar dos posibilidades: Si el cadro corresponde básicamente al conflicto de la adopción, el tratamiento debe centrarse con preferencia en los padres. Se trataría de aydarles a entender los síntomas como referidos a los problemas de identidad y darles instrmentos para manejarlos. Una excepción se da cando la adopción aparece detrás de n conflicto en la adolescencia. En este caso es el adolescente qien preferentemente será objeto de na psicoterapia. Obviamente, también los hijos adoptados son ssceptibles de sfrir calqier tipo de patología. En estos casos el abordaje será el qe corresponda al cadro clínico, pero siempre considerando qe la adopción es na variable significativa. BIBLIOGRAFIA 1. Kleber H. Or crrent approach to drg abse- Progress, problems, proposals. The New England Jornal of Medicine, 1994; 330 (5): 361-365. 2. Ungerleider J, Siegel N. The Drg Absing Adolescent: clinical isses. Psychiatric Clinics of North America, 1990; 13 (3), 435-442. 3. Swadi H. Adolescent sbstance misse. Crrent Opinion in Psychiatry, 1993; 6: 511-515. 4. Ramón-Cavero M. Drogas en la adolescencia. Monografías de Psiqiatría, 1992; 4 (2): 29-32. 5. Crzado J, Bravo F, Marín L, Gea M, Martínez F, Lázaro M. Consmo de alcohol entre escolares de séptimo de EGB. Atención Primaria, 1994; 13 (9): 495-497. 6. Comas D. Los jóvenes y el so de drogas en la España de los años 90. Madrid, Ministerio de Asntos Sociales, Institto de la Jventd, 1994, 272pp. 7. Bkstein O, Brent D, Kaminer Y. 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Son los llamados, por ello, a partir del DSM III, trastornos generalizados del desarrollo (TGD) y s prototipo es el atismo infantil precoz (AIP). En el segndo grpo los síntomas comienzan más tardíamente en la edad escolar o adolescencia y s prototipo sería la esqizofrenia infantil (EI), con síntomas similares a los del adlto, anqe manifestando ciertas pecliaridades en relación con la etapa del desarrollo en qe aparecen. Fe Kraepelin en el siglo XIX qién denominó dementia praecox a lo qe hoy se conoce como esqizofrenia y apntó qe algnos casos tenían n inicio infantil. De Santis (1906) propso el término dementia precocísima para aqellos niños qe desarrollaban el trastorno en la infancia. Potter, en 1933, definió por primera vez la esqizofrenia infantil en base a alteraciones del comportamiento, del lengaje, del pensamiento y los afectos, de inicio precoz. Las aportaciones iniciales de Kanner sobre atismo infantil precoz (1943), las descripciones de Heller de la dementia infantilis (1930), de Kramer de la psicosis de la motilidad (1932), posteriormente, de Asperger de la psicopatía atística (1944) y de Mahler de la psicosis simbiótica (1952), contribyeron a qe a partir de la década de los 40 el término EI se generalizase al de psicosis infantil (PI), inclyendo todos estos graves trastornos. Los trabajos de Kolvin (1971) y otros atores como Rtter (1972) demostraron, teniendo en centa la edad de inicio de la sintomatología, las características clínicas, los antecedentes familiares y la evidencia de alteraciones orgánicas, las diferencias existentes entre algnos sbgrpos de PI, como el atismo y la EI, y la similitd de ésta con la esqizofrenia del adlto. Todos estos cambios se han reflejado en las clasificaciones oficiales. Hasta el DSM III la única categoría diagnóstica para las PI era la de esqizofrenia de inicio infantil. En el DSM IV (1) se diferencia la EI, qe qeda definida por los mismos criterios diagnósticos qe la esqizofrenia del adlto, de los trastornos generalizados del desarrollo, qe inclyen el T. atista, el síndrome de Rett, el síndrome de Asperger, el t. Desintegrativo y otros TGD no especificados. CARACTERISTICAS CLINICAS Dentro de la EI se peden diferenciar la esqizofrenia de inicio precoz (EIP), de comienzo antes de los 18 años, y la de inicio my precoz (EIMP), antes de los 13 años (2). Los criterios diagnósticos del DSM IV y CIE 10 no son diferentes para niños y adolescentes qe para adltos, si bien deben tenerse en centa algnas pecliaridades. (Tabla 1). Tabla 1. Criterios DSM IV para el diagnóstico de esquizofrenia A. Presencia de los síntomas característicos de la fase agda: dos (o más) de los sigientes, drante n mes como mínimo (a menos qe los síntomas hayan sido tratados satisfactioramente): 1) Delirios. 2) Alcinaciones. 3) Lengaje desorganizado. 4) Condcta catatónica o gravemente desorganizada. 5) Síntomas negativos (afectividad aplanada, alogia o ablia). Nota: Sólo se reqiere no de los síntomas del criterio A si los delirios son extraños o las alcinaciones consisten en na voz qe comenta los pensamientos o la condcta del sjeto, o dos las voces conversando entre sí. B. Deterioro social/ocpacional: Drante el crso de la alteración, la vida laboral, las relaciones sociales y el cidado personal están notablemente por debajo del nivel previo al inicio de la alteración (o, cando el inicio se presenta en la infancia o en la adolescencia, el sjeto no ha alcanzado el nivel de desarrollo social qe cabía esperar). C. Dración: signos continos de la alteración drante seis meses como mínimo. El periodo de seis meses debe inclir na fase activa de n mes como mínimo (o menos si los síntomas han sido tratados satisfactoriamente), drante la cal se han presentado síntomas del criterio A y pede inclir síntomas prodrómicos y residales. Drante la fase prodrómica o residal peden manifestarse sólo síntomas negativos o dos o más síntomas del criterio A de forma atenada (percepciones insales, pensamientos extraños). D. Exclsión de trastorno esqizoafectivo y de trastorno del estado de ánimo: Se ha descartado el trastorno esqizoafectivo y el trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos; por ejemplo, comprobando si a lo largo de la fase activa de la alteración ha habido n síndrome depresivo, maniaco o mixto, o si la dración global de todos los episodios de síndrome del estado de ánimo ha sido breve en comparación con la dración total de la fase activa y de la fase residal de la alteración. E. Exclsión de casa orgánica/abso de sstancias: La alteración no pede atribirse a los efectos de drogas o medicamentos o a casas médicas. F. Si hay na historia de trastorno atista, el diagnóstico adicional de esqizofrenia sólo se aplica si hay ideas delirantes o alcinaciones. Clasificación del crso (sólo se aplica despés de trascrrido n año desde el inicio de la fase activa): Episódico con síntomas residuales entre los episodios. (en los episodios hay na exacerbación de los síntomas psicóticos) especificar si existe na predominancia de los síntomas negativos. Episódico sin síntomas residuales entre los episodios. Continuo (síntomas psicóticos predominantes drante el periodo de observción) especificar si a s vez existe na predominancia de síntomas negativos. Episodio único en remisión parcial. Especificar si existe na predominancia de los síntomas negativos. Episodio único en remisión total. Otros/no especificado. Los síntomas psicóticos propios de la fase agda se incrementan linealmente con la edad y CI del paciente, cambiando s contenido y haciéndose más complejos. En ocasiones es difícil establecer en niños la existencia de aténticos fenómenos psicóticos en especial si no han desarrollado el lengaje teniendo en centa las pecliares características cognoscitivas a estas edades, el hecho de qe el concepto de realidad se adqiere a lo largo del desarrollo y qe los niños peden presentar alteraciones perceptivas no psicóticas con relativa frecencia en casos de privación sensorial, retraso mental, trastorno por estrés postramático, etc. Las alcinaciones, trastornos del pensamiento y afectividad aplanada o inapropiada son los síntomas más frecentes, diagnosticándose mayoritariamente los sbtipos paranoide e indiferenciado (2). La catatonía y los delirios sistematizados son poco comnes. Las alcinaciones aditivas son habitales y en niños selen tener n caracter simple. Las alcinaciones visales son más comnes qe en los adltos y cando aparecen se acompañan casi siempre de alcinaciones aditivas. Las ideas delirantes en niños peqeños selen ser relativas a temas fantásticos y monstros (delirio fantástico de Heyer) y en adolescentes a contenidos religiosos, filosóficos, de grandeza o de contenido sexal. Para algnos atores existe n predominio de síntomas negativos en la EI tales como aislamiento, labilidad e inestabilidad del hmor o afectividad aplanada, trastornos del lengaje y condctas desorganizadas, con marcado deterioro de s nivel de fncionamiento previo (3). En la infancia el fracaso en alcanzar el nivel esperado de desarrollo social, académico y ocpacional pede sstitir al deterioro qe aparece en adltos (1). Con frecencia se asocian a la EI trastornos de condcta y en n alto porcentaje (50%) trastornos afectivos, cmpliendo el 37% criterios de depresión mayor. El retraso mental con CI inferior a 85 aparece en otro 50%. Otras patologías asociadas son enresis, encopresis, trastorno generalizado del desarrollo y abso de sstancias (2). Epidemiología La EI es rara antes de los 12 años. Anqe existen pocos datos epidemiológicos, la incidencia se estima en 0,1% al año, con na edad de inicio mas precoz y n predominio en varones 2:1, especialmente en la EIMP. En la adolescencia amenta la incidencia, aproximandose a la de los adltos, y desaparecen las diferencias por sexos. Afecta más a clases socioeconómicas desfavorecidas y selen existir antecedentes familiares de esqizofrenia y t. afectivos (2). Etiología Los factores etiopatogénicos implicados en la EI son los mismos qe los propestos para adltos. En la Tabla 2 se reflejan algnos modelos básicos de estdio de los factores etiopatogénicos e indicadores de vlnerabilidad para la EI. Tabla 2. Algunos modelos básicos de estudio de los Factores etiopatogEnicos e indicadores de vulnerabilidad para la EI, de interés clínico 1. Heredobiológicos y genéticos: 1.1. Familiares. 1.2. Gemelares. 1.3. Adoptados. 1.4. Otros. 2. Clínico-integrativos: 2.1. Embrionarios. 2.2. "Estigmas degenerativos". 2.3. "Defecto nerointegrativo y organísmico global". 3. Signos nerológicos menores: trastornos esqizofrénicos y trastornos mentales orgánicos. 4. Teorías de la información y comnicación: pertrbaciones sensoperceptivas de los sistemas complejos de análisis sensorial: 4.1. 4.2. 4.3. 4.4. 4.5. 4.6. Teorías Teorías Teorías Teorías Teorías Otros. de la predisposición orgánica, hipersensibilidad y barreras. nerobiológicas límbico-reticlares. sensoperceptivas periféricas y centrales. por trastornos de analizadores sensoriales. basadas en trastornos de atención, concentración, etc. 5. Nero y psicofisiológicos: 5.1. Electroencefalografía. 5.2. Poligrafia; por ej.: de seño. 5.3. Potenciales evocados. 5.4. Variación contingente negativa. 5.5. Otros trastornos nerofisiológicos. 5.6. Otros modelos psicofisiológicos. 6.- Neropsicológicos: 6.1. Sistemas terciarios analizadores y sintetizadores. 6.2. Dominancia cerebral, v.g.: disfnción cerebral izqierda. 6.3. Otros. 7. Bioqímicos: 7.1. Sistemas de nerotransmisión y neromodlación. 7.2. Sistemas psicoendocrinológicos. 7.3. Otros sistemas biológicos, v.g.: atoinmnes. 8.- Psicosociales, sociopsicológicos y psicobiológicos. Tomada de: Conde López V., Ballesteros MC., Rodrígez G y Pérez JI. Aspectos nerobiológicos de las psicosis infantiles: Indicadores de vlnerabilidad en las esqizofrenias. Rev Ner Psiq Inf, 1988, 11:71-116. Curso y pronóstico En la EIMP el inicio sele ser insidioso y el crso crónico, con n alto porcentaje (54-90%) de síntomas prodrómicos como hiperactividad y déficit de atención, alteraciones de condcta y síntomas relacionados con trastornos generalizados del desarrollo como ecolalias, ritales, estereotipias, retrasos del lengaje y del desarrollo psicomotor. En la EIP el comienzo pede segir tres patrones también descritos en la EIMP: en algnos casos aparece de forma agda, sin signos premórbidos aparentes, observándose en ocasiones n estrés físico o psicosocial previo. Más frecentemente comienzan los síntomas de manera insidiosa, afectando negativamente al fncionamiento familiar, escolar y social. Por último, este comienzo pede sfrir na exacerbación agda qe haga más manifiesta la sintomatología. Algnos niños qe posteriormente desarrollan n trastorno esqizofrénico son descritos como inhibidos, aislados y sensitivos, con antecedentes frecentes de rasgos de personalidad excéntrica o por evitación (2). El pronóstico es malo, sobre todo en EIMP, con n alto porcentaje de evolción a la cronicidad y hacia la esqizofrenia indiferenciada y residal del adlto (3). El riesgo de sicidio y de merte asociado a condctas inflenciadas por síntomas psicóticos especialmente alcinaciones visales es del 5-15% (2). Algnos datos de mejor pronóstico son el inicio tardío, el comienzo agdo, la mejor adaptación previa con asencia de retraso mental, trastornos de personalidad y síntomas premórbidos, y la presencia de sintomatología afectiva (3). Evaluación y diagnóstico diferencial En la evalación de los niños con EI es necesaria na exhastiva valoración nerológica y pediátrica, qe descarte patología somática ssceptible de simlar sintomatología psicótica, como tmores intracraneales, epilesia, malformaciones congénitas, enfermedades degenerativas, encefalopatías tóxicas e infecciosas e ingesta de medicamentos o sstancias adictivas, entre otras. Es conveniente realizar na evalación del CI mediante prebas instrmentales como el WISC-R, o el WAIS en adolescentes. Existen escalas elaboradas para aydar en la valoración específica de síntomas psicóticos como la Kiddie-SADS (Escala de trastornos afectivos y esqizofrenia para niños en edad escolar) y la K-FTDS (Escala para el trastorno del crso del pensamiento). Es necesario hacer el diagnóstico diferencial con n variado número de procesos. Las alcinaciones no son infrecentes en niños normales en condiciones de enfermedades infecciosas qe crsa con fiebre alta, alteraciones metabólicas, tratamientos médicos, etc. Hay qe distingir los aténticos delirios y alcinaciones del componente fantasioso qe acompaña a los jegos, de las ilsiones, alcinaciones hipnopómpicas e hipnagógicas y de los fenómenos propios de creencias religiosas o cltrales. La EI se diferencia de los TGD y T. atista en qe en éstos la edad de inicio es más precoz, predominan las desviaciones del lengaje y de la interacción social con asencia de síntomas psicóticos de la fase agda de la esqizofrenia. En los niños qe no han desarrollado el lengaje verbal no es posible hacer el diagnóstico de EI y selen ser considerados como atistas. Anqe raramente, estos trastornos peden coexistir (2). En algnos estdios se cifra la comorbilidad de abso de sstancias y trastorno afectivo y esqizofrenia en n 50%, pdiendo actar el tóxico como factor etiológico o desencadenante, por lo qe en estos casos es imprescindible valorar el crso de la sintomatología. En los trastornos de personalidad (borderline, esqizoide, esqizotípico) son más inconstantes las alcinaciones y delirios y más estables las características patológicas de la interacción interpersonal y social. En el TOC los pacientes reconocen ss pensamientos como irracionales y prodcto de s propio pensamiento, anqe las pecliares características cognoscitivas a estas edades y la frecencia con qe aparecen síntomas obsesivo-complsivos en la esqizofrenia en ocasiones dificltan s distinción. El trastorno esqizoafectivo y Bipolar a mendo se acompañan en la adolescencia de síntomas esqizofreniformes al inicio, por lo qe sólo la evolción podrá confirmar el diagnóstico (3). Otros diagnósticos diferenciales qe deben tenerse en centa son los estados disociativos, T. por déficit de atención, T. del desarrollo del lengaje, etc. Tratamiento El tratamiento de la EI reqiere programas mltimodales qe inclyan terapia psicofarmacológica e intervenciones qe apoyen las necesidades edcacionales, sociales y psicológicas del niño y la familia. Las psicoterapias individales en adolescentes y psicoterapia familiar peden ser útiles (2). Los nerolépticos (NL) son casi siempre necesarios pero no siempre eficaces. En general los NL son menos efectivos en la EI especialmente en la EIMP qe en adltos y prodcen mas efectos secndarios como sedación. El haloperidol y la loxapina se han demostrado eficaces. La clozapina es el tratamiento de elección en casos resistentes a NL convencionales o cando aparecen síntomas extrapiramidales. La medicación NL depot no está recomendada en la EIMP y tan solo en aqellos adolescentes con síntomas psicóticos crónicos y mala cmplimentación de la medicación via oral. En calqier caso, las dosis empleadas deben ser las más bajas efectivas. No hay sficiente información sobre TEC en niños y adolescentes. El litio peder ser efectivo en algnos casos asociado a los NL (2). Sobre otras medicaciones propestas como BDZ, anticonvlsivantes o b-Bloqeantes no existen datos conclyentes sobre s eficacia. AUTISMO Y TRASTORNOS GENERALIZADOS DEL DESARROLLO Los trastornos generalizados del desarrollo son n grpo de trastornos neropsiqiátricos caracterizados por alteraciones condctales específicas y n deterioro calitativo del desarrollo cognitivo, de las habilidades de comnicación y de interacción social, qe se desarrollan en los primeros años de la vida. Selen estar asociados a retraso mental, pero difieren de éste en qe ss condctas características no son n simple reflejo de n nivel de desarrollo. De los diversos trastornos generalizados del desarrollo (TGD), el atismo ha sido el más ampliamente estdiado y s validez como concepto diagnóstico parece estar bien establecida. No scede así con otras categorías diagnósticas, cya validación y definición es más controvertida. Tanto en el DSM IV como en la CIE 10.ª, los TGD engloban el atismo infantil, síndrome de Rett, trastorno desintegrativo y síndrome de Asperger (1)(4). El atismo fe identificado por vez primera como n síndrome específico por Leo Kanner y s definición actal está my inflenciada por la descripción original qe hizo del trastorno así como por las posteriores modificacionnes de Rtter y colaboradores. Kanner identificó dos síntomas fndamentales para el diagnóstico: el "aislamiento extremo"y la "invariabilidad del entorno". Otros atores, y entre ellos Rtter, consideran qe los trastornos en la adqisición del lengaje y las alteraciones del mismo cando éste se desarrolla son a s vez, jnto con los anteriores, los síntomas qe constityen los pilares del diagnóstico del atismo. Con lteriores estdios se ha precisado aún más la clínica, y la triada diagnóstica característica actalmente aceptada es: déficits o desviaciones en la interacción social, de la comnicación y de la condcta/imaginación (1, 4, 5). Datos recientes parecen dar relevancia a la posible especificidad de las anormalidades en las respestas sensoriales, considerando qe pdieran ser los primeros signos obvios qe aparecen en el desarrollo de los niños (5). La edad de inicio es n pnto de controversia, mientras en el DSM IV y CIE 10 se considera preciso s reconocimiento antes de los 3 años (1, 4), según otros atores, no debería constitir n criterio diagnóstico (5). Epidemiología Los datos obtenidos en los estdios epidemiológicos han sido discordantes y de difícil interpretación debido en parte a la disparidad de criterios diagnósticos tilizados en los últimos años. Se considera qe es n trastorno poco frecente, con na prevalencia estimada de 2 por 10.000 (6) cando se tilizan criterios estrictos y qe se eleva a 4-5/10.000 cando se tilizan criterios DSM III-R (7). Es más frecente en hombres qe en mjeres con na proporción 4:1, pero cando es na niña la afectada el trastorno es más severo (6). Anqe inicialmente se sgirió la asociación del atismo con clases sociales altas, parece claro qe no existe na distribción por clases socioeconómicas. Descripción clínica En la mayoría de los casos la edad de inicio aparente es dentro del primer o segndo año de vida (5) (Tabla 3). La edad de reconocimiento del trastorno es importante para el diagnóstico diferencial con otros trastornos generalizados del desarrollo y la esqizofrenia infantil. Ciertos factores como la posible "negación" de los padres, el menor nivel socio-cltral o n relativo alto nivel intelectal de los niños podrían retrasar la detección de los casos. Algnos atores sgieren qe es posible qe el trastorno se observe despés de meses e inclso años de desarrollo normal (5). Tabla 3. Criterios DSM IV para el diagnóstico de Trastorno Autista A. Un total de 6 o más items de (1), (2) y (3), con al menos dos de (1) y de (2) y (3) no de cada: (1). Deterioro calitativo en la interacción social, qe se manifiesta con al menos dos de los sigientes. (a). Deterioro marcado en el so de varios comportamientos no verbales, como contacto visal cara a cara, expresión facial, postra corporal, y gestos qe reglan la interacción social. (b). Incapacidad para hacer amigos y establecer relaciones apropiadas al nivel de desarrollo. (c). Pérdida de la búsqeda espontánea de otras personas para compartir jegos, intereses o logros. (p.e., no señala objetos de interés ni los mestra o acerca.) (d). Pérdida de la reciprocidad. social o emocional. (2). Deterioro calitativo en la comnicación, qe se manifiesta al menos por no de los sigientes: (a). Asencia total o retraso en la adqisición del lengaje hablado ( no acompañado de n intento de compensación a través de formas alternativas de comnicación como gesticlación o mímica). (b). En sjetos con discrso adecado, deterioro marcado en la capacidad para iniciar o mantener na conversación con los otros. (c). Uso estereotipado y repetitivo del lengaje o bien empleo de n lengaje idiosincrásico. (d). Pérdida de la capacidad para simlar o imitar papeles sociales o del adlto, apropiada al nivel de desarrollo. (3). Actividades, intereses y patrones de comportamiento restringidos, repetitivos y estereotipados, qe se manifiestan al menos por 1 de los sigientes: (a). Preocpación excesiva con presencia de intereses esterotipados y restringidos, qe son anormales tanto en s intensidad como en algno de ss aspectos. (b). Insistencia aparentemente inflexible a segir determinadas e inútiles rtinas o ritales. (c). Manierismos motores estereotipados y repetitivos (p.e., aleteo o balanceo de la mano o los dedos, complejos movimientos corporales). (d). Preocpación persistente sobre partes de objetos. B. Retraso o fncionamiento anormal en algna de las sigientes áreas, con inicio antes de los 3 años de edad: (1) interacción social, (2) lengaje tilizado para la comnicación social y (3) jegos imaginativos o simbólicos. C.- El trastorno no cmple los criterios de síndrome de Rett ni de trastorno desintegrativo de la infancia. Alteraciones en la conducta social. Inicialmente el atismo fe descrito por Kanner como na pertrbación del contacto afectivo (6). El fracaso en el desarrollo de los vínclos sociales normales es no de los más profndos trastornos qe mestran los niños atistas. Drante la infancia no se prodcen las condctas de vinclación, los padres perciben qe los niños permanecen rígidos o, por el contrario, my flácidos en ss brazos; a medida qe crecen observan qe no establecen contacto oclar, prefieren estar solos y rara vez solicitan ayda o conselo de los demás. Evitan la interacción social y no se relacionan en los jegos o lo hacen de forma anómala, participando de forma estereotipada y carente de imaginación, o bscando s propia atoestimlación. En las infrecentes ocasiones en las qe mestran condctas sociales, éstas aparecen como carentes de componente afectivo modlado. Anqe en algnos estdios se señala la posibilidad de enseñar a niños atistas ciertas condctas sociales parece qe estas son limitadas y no se generalizan a otras sitaciones. Perturbaciones en la comunicación. Para algnos atores, los déficits en la comnicación son el aspecto central del síndrome atista y son los qe determinarían el resto de la constelación sintomatológica. Aproxima-damente la mitad de los casos nnca desarrollan n lengaje comnicativo y aqellos qe lo hacen mestran múltiples anomalías. Son frecentes las ecolalias, tanto inmediatas como diferidas. Las ecolalias aparecen también en niños normales qe están adqiriendo el lengaje y es posible qe en el niño atista cmplan na fnción adaptativa (6). Aparecen también inversión pronominal y omisión de pronombres personales; fallos semánticos y de la fnción sintáctica y carencia o anomalías en la entonación y cadencia del habla. El lengaje no tiene habitalmente na fnción comnicativa y raramente adqieren habilidades de conversación. Inclso aqellos niños qe desarrollan el lengaje tienen grandes dificltades en la abstración, so de metáforas o asociaciones verbales. Retraso cognitivo. Utilizando prebas instrmentales de medición del C.I. adecadas a estos niños, se ha comprobado qe el 60% tienen n C.I. menor de 50, n 20% entre 50 y 70 y solo n 20% s C.I. es sperior a 70 (6). Difieren del patrón habital del retraso mental en qe presentan na marcada dispersión en los resltados, pntando mejor en escalas visoespaciales, de memoria inmediata y prebas maniplativas, y mostrando déficits importantes en el pensamiento abstracto y en las secencias de integración y procesamiento de la información, qe sgieren n deterioro de las fnciones relacionadas con el lengaje. El C.I. es bastante estable drante el desarrollo y constitye n importante factor pronóstico. Aqellos niños con C.I. más bajo tienen mayores riesgos de presentar crisis epilépticas drante la adolescencia (6). Los de CI más alto peden mostrar habilidades insales o especiales en música, dibjo, aritmética o cálclo, y en ocasiones na temprana habilidad para la lectra (hiperlexia), memorización y recitación, sin comprensión del texto leído. Conductas ritualizadas. Se ha descrito como característico de los niños atistas la necesidad de mantener la "invariabilidad del entorno", con marcada resistencia a peqeños cambios en s medio. El jego es ritalizado y carente de creatividad e imaginación. Peden mostrar interés insal por objetos de forma o colores determinados qe en ocasiones coleccionan y a los qe peden vinclarse de forma especial, presentando crisis de angstia o rabietas cando se extravían o se les retira. En ocasiones parecen no responder a estímlos ambientales, permaneciendo inmtables ante ferte estímlos sonoros y asemejándose a niños con déficits sensoriales, y por otra parte ser estremadamente sensibles a peqeños estímlos aditivos o msicales y particlarmente a los táctiles. Varios atores han descrito qe los niños atistas responden únicamente a n número determinado de estímlos presentados (hiperselectividad estimlar) lo cal dificltaría el aprendizaje. Presentan condctas de atoestimlación qe selen consistir en movimientos de balanceo, giros, frotamiento de las manos, olfateo, etc. a las qe peden dedicar horas en detrimento de calqier otra actividad e interfiriendo gravemente con el aprendizaje y la interacción social. Son frecentes los manierismos y esterotipias qe disminyen en sitaciones ambientales estrctradas. Menos comnes, pero dramáticas, son las condctas atolesivas tales como morderse los pños y manos, golpearse la cabeza o arrancarse el cabello. Pede aparecer hiperqinesia y menos frecentemente hipocinesia, generalmente asociada a la anterior. Alteraciones del humor. Son habitales las respestas afectivas inestables o inadecadas, con afecto aplanado, cambios brscos de hmor, crisis de rabietas, agresividad descontrolada, sensación de miedo intenso ante objetos cotidianos o asencia total de temor ante sitaciones potencialmente peligrosas. Otros síntomas descritos son encopresis, enresis, alteraciones importantes del seño y la alimentación e incapacidad de adqirir habilidades de atocidado. Anomalías físicas. Entre los 2 y 7 años selen presentar n retraso de crecimiento. Frecentemente tienen problemas de lateralidad y son ambidextros hasta edades avanzadas. Presentan na mayor incidencia de alteraciones en los dermatoglifos lo qe sgiere na pertrbación en el desarrollo neroectodermal. Son más propensos a infecciones respiratorias altas, crisis febriles y estreñimiento. Peden no mostrar hipertermia cando sfren na enfermedad infecciosa (8). Cambios en el desarrollo. Curso y pronóstico El cadro clínico no es estable y varía en fnción de las etapas del desarrollo. En la infancia el trastorno pede pasar desapercibido para los padres y la primera conslta sele ser por problemas de lengaje y/o por comportamiento hipercinético. En la edad preescolar es cando el síndrome clínico es más característico, con marcada disminción de intereses y actividades qe impliqen contactos sociales, grave defecto de la comnicación y retraso cognitivo. Drante la edad escolar comienzan a ser más manifiestas las condctas de atoestimlación y estereotipias, planteando problemas de difícil manejo. Peden desarrollar algún acercamiento a las figras parentales y del entorno social, anqe calitativamente anómalas. En la adolescencia n sbgrpo de pacientes presentan n marcado deterioro y regresión de los logros alcanzados, y en n 4-32% peden aparecer crisis epilépticas, sobre todo en aqellos con n CI más bajo (5). Tan solo n 1-2% de los adltos, aqellos con CI más altos y menores déficits condctales y sociales, adqieren n nivel aceptable de adaptación y atonomía personal, desarrollando na actividad laboral ocpacional. Las dos terceras partes sfren de severos condicionantes y deben permanecer en medios protegidos o semiprotegidos (familiares o institcionales). En la mayoría de los casos el crso es crónico y deteriorante con episodios de regresión drante enfermedades médicas concrrentes, estrés ambientales y especialmente en la pbertad. En nos pocos casos se ha descrito na rápida progresión en el desarrollo no explicables por factores ambientales (6). Etiopatogenia En las décadas de los 40-60, tvieron gran predicamento las teorías qe implicaban como factores casales del atismo diversas características de la personalidad de los padres, estimlación insficiente, alteraciones en las primeras relaciones, sobre todo con la madre, y diversas anomalías en los patrones de interacción ambiental y social, qe hoy en día resltan poco convincentes. Posteriormente se consideró el atismo como resltante de na anomalía o déficit cognitivo básico qe abarcaría procesos de atención, intelectivos y del lengaje (6). Actalmente existen múltiples evidencias de la importancia de factores genético-biológicos en la patogenia del trastorno. atista (8). Los hallazgos peden agrparse en: Neurobiológicos. Los niños atistas presentan mayor incidencia de anomalías físicas, persistencia de reflejos primitivos y signos nerológicos blandos como hipotonía y falta de coordinación motriz. El trastorno atista se asocia frecentemente a diversas enfermedades médicas como rbéola congénita, esclerosis tberosa, fenilcetonria y cromosoma X frágil. Aparecen crisis epilépticas en n alto porcentaje de los pacientes y alteraciones en el EEG (8). La TAC ha mostrado dilatación ventriclar, asimetría de los hemisferios y anomalías temporales izqierdas. La RMN revela hipoplasia de algnas áreas cerebelosas y de estrctras del sistema límbico e hipocampo, como disminción del núcleo lenticlar derecho. Recientemente se ha observado n incremento difso del metabolismo cortical con PET (5). Patología perinatal. Se ha comprobado na mayor incidencia de complicaciones en el embarazo y parto de niños atistas como incompatibilidad Rh madre-hijo, toxemia gravídica, hemorragia vaginal, meconio en el líqido amniótico, infecciones virales en el primer trimestre del embarazo y toma de medicamentos, así como parto distócico. En el periodo neonatal amenta la incidencia de distress respiratorio y anemia neonatal. De todos ellos, los factores prenatales parecen ser los más significativos (5). Genéticos. La prevalencia del atismo en hermanos es del 5%. Estdios en gemelos apoyan esta hipótesis, comprobándose n riesgo incrementado en gemelos monocigóticos. Otros miembros de la familia peden padecer trastornos cognitivos o del lengaje (8). Neuroanatómicos y neuroquímicos. Un tercio de los niños atistas tienen niveles incrementados de serotonina plasmática y de ac. homovalínico en LCR, anqe estos hallazgos no son específicos. En el 40% de los casos se ha demostrado la existencia de atoanticerpos para los receptores A1 de la serotonina y estos niños padecen con más frecencia enfermedades atoinmnes. Otros hallazgos inclyen disminción de las céllas de Prkinje cerebelosas en estdios neroanatómicos y alteraciones estrctrales del lóblo temporal (5). Evaluación y diagnóstico diferencial En la evalación de los niños con trastorno atista es fndamental na detallada historia médica personal y familiar, evalando patologías pre y perinatales. En los casos en los qe existan antecedentes familiares de retraso mental o cromosoma X frágil es necesario n análisis cromosómico y screening genético orientado a descartar alteraciones metabólicas congénitas. Deben realizarse estdios adiométricos y potenciales aditivos evocados para descartar déficits aditivos y n cidadoso examen nerológico. El EEG está indicado sobre todo en aqellos casos asociados a epilepsia, y el TAC y la RMN aydan a descartar enfermedades como la esclerosis tberosa y enfermedades degenerativas del SNC. El estdio psicológico inclye valoración de las áreas del lengaje, cognición, condctas sociales y adaptación fncional. El CI estimado a partir de los 5 años es el mejor predictor individal del pronóstico (5). Los instrmentos de medición habitales peden no ser útiles y se preconiza el so del CARS (Childhood Atism Rating Scale) válido en trabajos de investigación y en la práctica clínica y el ABC (Atism Behavior Checklist) para el screening de atismos de alto nivel en el medio escolar. Cando el cadro clínico aparece en s forma completa y característica el diagnóstico se sospecha con cierta facilidad, a pesar de lo cal es importante realizar el diagnóstico diferencial con nmerosos trastornos. Los niños con trastornos del lengaje expresado y receptivo y con déficits sensoriales congénitos (sordera, cegera) son más sociables qe los niños atistas y desarrollan condctas de comnicación no verbal adecadas perdiendo con el desarrollo las condctas de aislamiento propias de la primera infancia. La esqizofrenia infantil sele tener n inicio más tardío, posterior a los 5 años, se acompaña de alcinaciones, ideación delirante y trastornos del crso del pensamiento, y no selen asociarse a trastornos nerológicos con tanta frecencia como en el atismo. En las enfermedades degenerativas y el retraso mental profndo se desarrollan síntomas semejantes a los atistas (psedoatísticos), de difícil diferenciación. En los primeros, la evalación nerológica y prebas complementarias aportarán el correcto diagnóstico. Por otra parte los niños con retraso mental mestran condctas afectivas y de interacción social más significativas. La afasia adqirida con convlsiones es n raro trastorno en el qe sele existir n desarrollo previo normal antes de presentarse la afasia; mchos de estos niños tienen crisis comiciales aisladas y alteraciones del EEG qe no son persistentes. Los niños atistas peden sfrir cadros depresivos y ansiosos, especialmente los de más alto nivel, y síntomas de hiperactividad e implsividad. En presencia de n trastorno atista el diagnóstico de TDAH qeda exclido (1). Tratamiento Son múltiples los tratamientos ensayados hasta la actalidad con escasos resltados. Cando sea posible identificar n factor casal o asociado debe realizarse n tratamiento etiológico. En los casos en los qe no es posible, las evidencias mejor docmentadas sgieren qe el tratamiento de elección son las intervenciones edcacionales y condctales precoces qe favorezcan la adqisición del lengaje, de las condctas comnicativas y sociales, la adqisición de habilidades de atocidado y la extinción de condctas indeseables como las estereotipias, las de atoestimlación y las atoagresiones (6). El entrenamiento en ambientes escolares, altamente estrctrado y drante periodos prolongados, se ha demostrado como el más útil. Los padres peden necesitar a s vez información acerca de las técnicas de modificación de condcta, entrenamiento en la resolción de condctas problemáticas y terapia de apoyo. Las psicoterapias individales se han demostrado por lo general ineficaces, excepto en algnos casos de atismos de alto nivel. Anqe ningún agente farmacológico ha demostrado promover n tratamiento crativo, algnos de ellos han demostrado ser útiles en síntomas específicos. El haloperidol actúa disminyendo los niveles de actividad, de inestabilidad y labilidad afectiva, la hiperactividad y los síntomas motores, incrementando la accesibilidad a los programas terapéticos y favoreciendo el aprendizaje y las condctas de adaptación (5). Deben tilizarse a las dosis más bajas efectivas y drante el periodo de tiempo más corto posible, vigilando la aparición de efectos secndarios, especialmente la sedación. Las discinesias peden evitarse o aminorarse con tratamientos discontinos. Recientes estdios se han centrado en la fenflramina (agente qe disminye la serotonina plasmática), observando qe disminye la hiperactividad y los síntomas motores y amenta la atención en n sbgrpo de pacientes, pero hasta la actalidad los datos disponibles son contradictorios y s eficacia y segridad no están claramente establecidas (5). Los tratamientos estimlantes (metilfenidato) tilizados en los síntomas de hiperactividad han demostrado empeorar el fncionamiento condctal y están contraindicados (6). La naltrexona (antagonista opiáceo) está siendo ensayado en la redcción de las esterotipias y atoagresiones, y algnos datos sgieren qe pede mejorar la interacción social (6). El litio y la carbamacepina se tilizan en casos de severas atolesiones y agresividad cando otros tratamientos fallan, y cando predomina la inestabilidad o las alteraciones afectivas. SINDROME DE RETT Este síndrome clínico fe identificado por Andreas Rett en 1965 en niñas qe aparentemente habían tenido n desarrollo normal por n periodo, al menos, de 6 meses, segido de n devastador retroceso en s desarrollo. La prevalencia se estima en 1 de cada 15.000 niñas (10). Etiología La casa es desconocida. Se ha sgerido la existencia de alteraciones metabólicas; anqe en algnos pacientes se ha identificado na hiperamonemia, postlándose n déficit enzimático en la metabolización del amonio, no es n hallazgo generalizado en las niñas qe padecen este trastorno. El hecho de qe afecte sólo a niñas pdiera indicar qe existe n defecto genético de base (10). Características clínicas y diagnóstico Drante los 5 meses posteriores al nacimiento la niña tiene n desarrollo psicomotor, crecimiento del perímetro craneal y crecimiento estatoponderal, apropiado a s edad, anqe en algnos casos se ha identificado na hipotonía y n cierto retraso psicomotor en estas precoces etapas. De los 6 meses a los 2 años sfre na progresiva encefalopatía caracterizada por pérdida de los movimientos de las manos, qe son reemplazados por esterotipias motoras características de frotamiento, chpeteo y gestos de "lavado", pérdida del lengaje previamente adqirido, retraso psicomotor y ataxia (10). Drante la evolción, el crecimiento craneoencefálico se detiene, resltando na microcefalia. Las habilidades del lengaje y las condctas de interacción social se sitan en n nivel de desarrollo propio de los 6 meses-1 año, si bien peden mantener intereses sociales. Se instara na incoordinación motora, con apraxia del tronco y de la marcha qe pede verse imposibilitada y qe, en ocasiones, se acompaña de movimientos coreoatetósicos. Mchos pacientes tienen a s vez cifoescoliosis. Pede existir respiración irreglar, con episodios de hiperventilación y de apnea, sobre todo drante el seño. Se asocia a crisis comiciales en el 75% de los casos, con EEG desorganizado o con trazado epileptiforme en la mayoría de las ocasiones. A medida qe el trastorno progresa el tono msclar pasa de na inicial hipotonía a na progresiva espasticidad y rigidez, instarándose deformidades osteomsclares (9). Los criterios diagnósticos según DSM IV peden verse en la Tabla 4. Tabla 4. Criterios DSM IV para el diagnóstico de Síndrome de Rett A. Todos los sigientes: 1). Desarrollo prenatal y perinatal aprentemente normales. 2). Desarrollo psicomotor aparentemente normal drante los primeros 5 meses de vida. 3). Perímetro cefálico normal al nacimiento. B. Comienzo de todos los sigientes tras n período de desarrollo normal: 1). Deceleración del crecimiento craneal entre los 5 y 48 meses. 2). Pérdida de determinadas habilidades manales, previamente adqiridas, entre los 5 y 30 meses, con el consigiente desarrollo de movimientos manales estereotipados (p.e., "lavado" o frotamiento). 3). Pérdida precoz del ajste social (anqe a mendo, con posterioridad, se desarrolla cierta interacción social) 4). Ataxia de tronco e incordinación motora. 5). Grave deterioro en el desarrollo del lengaje expresivo y receptivo, con grave retraso psicomotor. Curso y pronóstico El síndrome de Rett es progresivo. En las niñas qe llegan a la vida adlta el nivel cognitivo y social es eqivalente al qe aparece en el 1.º año de vida, frecentemente se encentran limitadas a na silla de redas y con grandes restricciones motoras. la spervivencia se halla my disminída (9). Tratamiento Tan sólo se ha demostrado útil el tratamiento sintomático. La fisioterapia es beneficiosa en las disfnciones msclares. Es necesario n tratamiento anticomicial con carbamacepina. La terapia de condcta es útil en el control de condctas atolesivas, y pede resltar my beneficiosa en la incoordinación respiratoria (9). SÍNDROME DE ASPERGER Características clínicas y diagnóstico En 1944 Asperger describió n síndrome clínico qe denominó "psicopatía atística", y qe se caracteriza por n déficit calitativo en la interacción social, con restricción de intereses y actividades qe adqieren n caracter estereotipado semejante al qe acontece en el trastorno atista, pero sin los déficits cognitivos propios de éste, ni retrasos en el desarrollo del lengaje, si bien éste posee características pecliares con alteración de la comnicación verbal y no verbal. Estos niños presentan preocpaciones insales, egocentrismo, dificltades en la coordinación motriz, en la comprensión verbal y en el reconocimiento facial, así como rechazo del contacto oclar (11). Si bien, de acerdo con el DSM IV y CIE 10.ª (1, 4), el síntoma distintivo entre el síndrome de Asperger y el t. atista es la normalidad del CI y la asencia del retraso en la adqisición del lengaje, los déficits nerocognitivos característicos de estos niños les hacen fncionar por debajo de ss posibilidades, y les asemejan al espectro del atismo, siendo considerados por algnos atores como na modalidad atenada del mismo (5). Los síntomas selen reconocerse despés de los dos años de vida, y encontrarse algnos rasgos similares en otros miembros de la familia. Hasta el DSM IV no se reconocía en las clasificaciones de la APA como na entidad diagnóstica específica. Los criterios diagnósticos del DSM IV y CIE 10 se mestran en la Tabla 5. El diagnóstico diferencial debe realizarse con el t. atista y otros t. generalizados del desarrollo y, en la adolescencia, con el t. esqizoide de personalidad. Debido a la disparidad en los criterios diagnósticos oficiales en las últimas décadas no es fácil establecer na prevalencia, estimándose como de 3 a 5 veces más frecente qe el atismo, con na proporción hombre/mjer de 8:1 (5). Tabla 5. Criterios DSM IV para el diagnóstico de Síndrome de Asperger A. Deterioro calitativo en la interacción social qe se manifiesta por, al menos, 2 de los sigientes: 1). Marcado deterioro en el empleo de comportamientos no verbales como contacto visal cara a cara, expresión facial, postra corporal, y gestos qe reglan la interacción social 2). Incapacidad para establecer relaciones adecadas al nivel de desarrollo. 3). Marcada dificltad para expresar placer cando otra persona está alegre. 4). Pérdida de la reciprocidad social o emocional. B. Actividades, intereses y patrones de comportamiento restringidos, repetitivos y estereotipados, qe se manifiestan al menos por 1 de los sigientes: 1). Preocpación excesiva con presencia de intereses esteretipados y restringidos, qe son anormales tanto en s intensidad como en algno de ss aspectos 2). Insistencia aparentemente inflexible a segir determinadas e inútiles rtinas o ritales. 3). Manierismos motores estereotipados y repetitivos (p.e., aleteo o balanceo de la mano o los dedos, complejos movimientos corporales). 4). Preocpación persistente sobre partes de objetos C. El trastorno casa n deterioro clínicamente significativo en el área social, ocpacional, otras áreas de interés. D. No hay retraso en el lengaje clínicamente significativo (p.e., empleo de palabras simples antes de los 2 años de edad, frases comnicativas antes de los 3 años) E. No existe n retraso clínicamente significativo en el desarrollo cognitivo ni en el desarrollo de habilidades de atoayda apropiadas a la edad, comportamiento adaptativo (aparte de la interacción social), y criosidad acerca del entorno drante la infancia. F. No se cmplen criterios para otro trastorno específico del desarrollo ni de esqizofrenia. Etiología Las casas qe originan este trastorno son desconocidas, pero varios atores coinciden en señalar las relaciones con el trastorno atista (5). Curso y pronóstico El pronóstico se considera, en general, mejor qe el del t. atista, si bien en la adolescencia es frecente qe presenten trastornos afectivos, t. por ansiedad, síntomas psicóticos o condcta antisocial. En algnos casos se han descrito, también en adolescentes, s asociación con hipersomnia recrrente y trastornos de la condcta (síndrome de Klein-Levin). Son factores asociados a n ben pronóstico n mejor nivel intelectal e interacciones sociales más adaptativas (11). Tratamiento El tratamiento está en fnción del nivel de adaptación social y del CI. En aqellos niños más afectados, las técnicas descritas en el tratamiento del t. atista peden ser útiles. TRASTORNO DESINTEGRATIVO El trastorno desintegrativo, también conocido como síndrome de Heller, demencia infantil y psicosis desintegrativa de la infancia, fé descrito en 1908 como n deterioro qe se prodce en el crso de varios meses en la esfera intelectal, social, y de la fnción verbal, a la edad de 3-4 años, con n desarrollo previo normal, instarándose finalmente n cadro clínico similar al observado en el trastorno atista. (Tabla 6). Tabla 6. Criterios DSM IV Desintegrativo de la Infancia para el diagnóstico de Trastorno A. Desarrollo aparentemente normal drante, almenos, los 2 primeros años de vida y qe se manifiesta por la presencia de na comnicación verbal y no verbal adecada, relaciones sociales, jegos y comportamiento adaptativo. B. Pérdida clínicamente significativa de habilidades previamente adqiridas (antes de los 10 años) en, al menos, 2 de las áreas sigientes: 1). Lengaje expresivo o receptivo. 2). Habilidades sociales o comportamiento adaptativo. 3). Control esfinteriano anal o vesical. 4). Jegos. 5). Habilidades motoras. C. Alteración en el fncionamiento de, al menos, 2 de las áreas sigientes: 1). Deterioro calitativo en la interacción social (p.e., pérdida de comportamientos no verbales, incapacidad para hacer amigos, pérdida de la reciprocidad social o emocional). 2). Deterioro calitativo en la comnicación (p.e., retraso o pérdida del lengaje hablado, incapacidad para iniciar o mantener na conversación, estereotipias verbales y so repetitivo del lengaje, pérdida de la capacidad de imitación o simlación de papeles). 3). Patrones de comportamiento, intereses y actividades restringidos, repetitivos y estereotipados, inclyendo estereotipias motoras y manierismos. D. El trastorno no cmple criterios para el diagnóstico de otros trastornos específicos del desarrollo ni de esqizofrenia. Epidemiología Los datos epidemiológicos han variado en fnción de la variedad de criterios diagnósticos sados, pero se estima en 1/100.000 (nas 10 veces menos común qe el atismo), qe correspondería al 6% de los síndromes atistas. La proporción hombre: mjer es de 4-8:1 (12). Etiología La casa es desconocida, pero se ha asociado a diversas alteraciones nerológicas como encefalitis, epilepsia, esclerosis tberosa, y varios trastornos metabólicos, en la mayoría de los casos no se objetivan alteraciones cerebrales orgánicas. Características clínicas y diagnóstico El diagnóstico se realiza en fnción a las características clínicas, edad de inicio y crso evoltivo. Los criterios DSM IV aparecen en la Tabla 5. Los casos aportados han tenido s inicio entre los 1-9 años, siendo más comnes entre los 3-4 años. En las clasificaciones de la APA y de la OMS se establece na edad de inicio mínima de 2 años (1, 4). El comienzo de la sintomatología sele ser insidioso, drante varios meses, pero pede aparecer también de na forma my brsca, en días o semanas. En estos primeros momentos, los niños peden manifestar síntomas de hiperactividad o de ansiedad manifiesta ante la pérdida de fnciones. Los rasgos característicos inclyen pérdida de las condctas de comnicación, marcada regresión en la interacción recíproca, en las habilidades de atocidado, con pérdida del control de esfínteres vesical y anal, movimientos estereotipados y crisis epilépticas. Son frecentes los síntomas afectivos, particlarmente los de ansiedad (12). Curso y pronóstico Es variable. A pesar de qe en algnos casos se ha descrito na cierta recperación de las habilidades perdidas(4), en general se considera n trastorno de mal pronóstico, con evolción hacia n retraso mental profndo (12). Tratamiento No existe tratamiento crativo. Se recomiendan terapéticas qe las descritas para el t. atista. las mismas medidas TRASTORNOS DEL HUMOR Introducción El hecho de qe los trastornos depresivos en la infancia pedan ser igales o semejantes a los de los adltos, ha sido y es, todavía, my controvertido. Aún contando con descripciones clásicas de cadros depresivos en niños Griesinger (1845), depresión anaclítica de Spitz (1946), Bowlby (1954), entre otros, desde algnas orientaciones psicoanalíticas se ha negado la posibilidad de depresiones en la infancia. De hecho, hasta la década de los 70, se aceptaba qe los T. depresivos en los niños, de existir, sólo se manifestarían a través de "eqivalentes" somáticos o bajo la forma de depresiones "enmascaradas". Aún con la aparición de la clasificación DSM III, hasta la actal DSM IV, en las qe se consideran los mismos criterios diagnósticos para la edad infanto-jvenil y la adlta, la controversia qe rodea la conceptalización de los trastronos afectivos infantiles no está reselta (15). En la clasificación DSM IV no se contempla n apartado diferente para los trastornos del estado de ánimo en la infancia y la adolescencia. Aparecen, no obstante, algnos criterios con matizaciones. En lgar de n ánimo deprimido, el niño pede mostrarse fndamentalmente irritable. Los criterios de dración del episodio de ciclotimia y distimia se redcen a la mitad: n año, y en el caso de ésta última se debe especificar n inicio precoz (antes de los 21 años). Pede observarse también, en lgar de disminción de peso o apetito, qe el niño no alcanza el peso qe sería esperable (1). Qizá no de los pntos más polémicos de esta clasificación sea atribir los mismos criterios diagnósticos, en frecencia y expresión de los síntomas afectivos, independientemente de la edad y sin tener en centa el momento evoltivo del desarrollo. En el DSM IV se clasifican los trastornos afectivos en: trastorno bipolar y monopolar, con/sin síntomas psicóticos e inclyendo el sbtipo de melancolía; la distimia y el trastorno ciclotímico (1). Se ha sgerido la necesidad, a s vez, de adaptar sbtipos diagnósticos de trastornos afectivos para estas edades. En el niño es difícil hacer la distinción entre trastorno bipolar y monopolar, en canto la manía es rara en la infancia y faltan los criterios evoltivos. Algnos estdios recientes proponen la existencia de tres factores clínicos en la infancia: n factor endógeno pérdida de placer, retraso psicomotor y disminción ponderal, n segndo de cogniciones negativas ideación sicida y baja atoestima, y por último n factor de ansiedad. Deberán ser validados con otros estdios de segimiento, correlación y respesta al tratamiento. Un sbgrpo más estdiado qe los anteriores es el de depresión asociada a trastornos de condcta; en comparación con los cadros depresivos sin alteración de la condcta, parece ser qe tienen menor incidencia de trastornos afectivos en la vida adlta, n peor pronóstico en términos de abso de sstancias, peor respesta a la imipramina y mayor variabilidad del hmor. Por otra parte es la única forma de depresión qe no mestra n incremento con la edad. Epidemiología Se estima qe la prevalencia de depresión mayor es de n 0,3% en edad preescolar, n 2% en edad prepberal y de n 4,7% en adolescentes, entre la población general, amentando notablemente estas cifras en población hospitalizada hasta n 20% en escolares y n 40% en adolescentes. La distimia es el trastorno depresivo más frecente en escolares (2,5%). En adolescentes, al igal qe en adltos, la distimia aislada es menos frecente (3%) qe la depresión mayor; sin embargo hay na alta prevalencia de comorbilidad de ambos trastornos qe algnos atores centran alrededor del 40% (13). Antes de la pbertad la depresión es más frecente en varones, pero drante la adolescencia los índices se invierten y, desde ese momento, pasa a ser más frecente en el sexo femenino. El hecho de qe biológicamente los niños enfermen más a mendo, los cambios hormonales de la pbertad y el propio papel de la mjer adlta, son algnas de las circnstancias qe se adcen para tratar de explicar este hecho. El trastorno bipolar es my raro en edad prepberal. No es hasta la adolescencia generalmente, qe aparecen cadro maniacos. Estos afectarían a n 0,6% de los adolescentes en estdios de población general. Etiología Se spone qe los factores etiológicos son los mismos qe los relativos a la edad adlta, pero la esencia del origen de este trastorno aún nos es desconocida. Intervienen varios factores: Factores biológicos. Existen nmerosos estdios qe nos orientan sobre los múltiples cambios en las concentraciones, distribción, actividad, etc, de las aminas biógenas, en las qe el papel de la serotonina parece ser el principal pero, desde lego, no el único. Aparecen cambios neroendocrinos (eje adrenal, tiroideo y de GH), inmnitarios, alteración de los ciclos circadianos y prebas de neroimagen. Factores genéticos. Los estdios de familias, gemelos, adopción y análisis de DNA, preban la presencia de n factor hereditario, cya compleja estrctra está aún por dilcidar. Parece qe existiría n componente genético mcho más ferte en el trastorno bipolar tipo I. Factores psicosociales. En ocasiones intervienen acontecimientos vitales y medioambientales estresantes, tanto de forma agda como crónica, personalidad premórbida, factores dinámicos y cognitivos (14). Es de gran importancia el papel de la madre, no sólo desde el pnto de vista afectivo, sino también como elemento protector de posibles adversidades. En opinión de varios atores, los desencadenantes psicosociales no son específicos y por ello, ante n acontecimiento estresante, existiría la misma probabilidad de desarrollar n trastorno por ansiedad o de otro tipo, qe n cadro afectivo. Descripción clínica Los trastornos del estado de ánimo son n problema serio y potencialmente fatal debido a s potencialidad sicida. Respecto a la edad de inicio, hay nmerosas referencias a sintomatología depresiva en los 2-3 años de edad. La sintomatología a esta edad es fndamentalmente psicosomática. Inhibición, inercia, disminción de gestos y movimientos, escasa reactividad, soledad, falta de interés hacia el exterior, llanto, aferramiento a la figra de vínclo, inapetencia e insomnio, son síntomas qe, para algnos atores, caracterizan la depresión a edades precoces. En la etapa preescolar (3-6 años) parecen infrecentes los cadros depresivos por las características psicológicas de los niños de esta edad. Selen presentar sintomatología preferentemente comportamental: disforia, irritabilidad e inclso agresividad, inhibición en el jego. También peden aparecer alteraciones del seño y alimentación. Es en la etapa escolar (a partir de los 6 años) cando la depresión reaparece y se asemeja a la del adlto. El síntoma esencial es la tristeza, pero también existe llanto, pérdida de atoestima, enlentecimiento psicomotor, labilidad emocional, astenia, apatía, desinterés, anhedonia o, en ocasiones, irritabilidad y ato o heteroagresividad. Según algnos atores, los sentimientos de clpa no aparecerían antes de los 11 años. Sólo estarían asentes el miedo al ftro y la desesperanza . El niño tiene insomno predormicional y los seños son de contenido depresivo. No gana peso adecadamente, y en algún caso se asocia la depresión a trastornos de la condcta alimentaria, cyo inicio es generalmente en la adolescencia. El rendimiento escolar se resiente sobre todo por la dificltad en la concentración y la pérdida de interés. En adolescentes peden existir condctas antisociales, de oposición y de protesta. Las ideas de merte aparecen a edades más tardías y amentan también con la edad. El sicidio es raro por debajo de los 8 años, pero entre los 15-24 años es la tercera casa de merte, y es fndamental valorar este riesgo en todo cadro depresivo. Los padres son malos informadores de este síntoma, pero a los niños inclso les alivia hablar abiertamente de este tema. No es infrecente la aparición de alcinaciones aditivas o visales de contenido clpabilizador o amenazante (15). A los niños se les pede pregntar directamente acerca de cestiones en relación con s depresión. Los niños my peqeños tienen más dificltad en reconocer y verbalizar ss sentimientos. Pede, entonces, comentar qe está irritable o abrrido, lo qe intentaría tradcir disforia o anhedonia. Los padres son mejores informadores qe los hijos respecto a los síntomas, pero los niños aportan datos de mayor relevancia sindrómica e interés para el diagnóstico diferencial. La manía y la hipomanía son cadros infrecentes y difíciles de diagnosticar a estas edades, ya qe los niños y los adolescentes tienen tendencia a cambios rápidos y brscos del hmor, con irritabilidad, agitación e implsividad. Es preciso indagar la presencia de sintomatología afectiva ni o bipolar en los antecedentes personales y familiares. Curso y pronóstico La distimia tiene n crso más crónico y n inicio más insidioso qe el trastorno depresivo mayor y sobre ella peden parecer episodios de este último trastorno. Se mantiene largos períodos sin remisiones (más de 10 años de media), al contrario de lo qe scede en la depresión mayor (18 meses) y los cadros adaptativos (6 meses). El riesgo de recaída es bajo cando se trata de trastornos adaptativos, moderado si es n trastorno depresivo mayor y alto para la distimia. En general, n inicio en edades más precoces implica n cadro más grave y prolongado así como na mayor carga genética. El cadro depresivo pede coexistir con trastornos de la condcta negativismo desafiante, trastornos de ansiedad, trastornos de la eliminación o abso de sstancias en adolescentes. Diagnóstico Desde el pnto de vista clínico se pede diagnosticar: T. depresivo mayor. De acerdo con el DSM IV, deben aparecer al menos 5 síntomas en n período de dos semanas y existir na alteración del nivel de fncionamiento previo. Entre los síntomas necesarios están tanto el ánimo deprimido o irritable como la pérdida de intereses o de la capacidad de disfrtar. Estos síntomas provocan n deterioro en el área social o académica y no se deben a los efectos de ningna sstancia ni a n problema médico. No se debe hacer este diagnóstico en los dos meses sigientes a la pérdida de n ser qerido, salvo qe aparezca n deterioro my marcado de fncionamiento, preocpación mórbida con desesperación, ideación sicida, síntomas psicóticos o inhibición psicomotriz. T. distímico. En niños y adolescentes se reqiere, para s diagnóstico según DSM IV, la presencia de n ánimo irritable o deprimido la mayor parte del día, la mayoría de los días, drante al menos n año. Al menos tres de entre los sigientes síntomas acompañan este estado de ánimo: pobre atoestima, pesimismo o desesperanza, pérdida de intereses, retraimiento social, fatiga crónica, sentimientos de clpa, disminción de actividad y dificltades de memoria y concentración. T. Bipolar I. Es raro en edad prepberal. Cando aparece n cadro maníaco en la adolescencia sele verse precedido de n episodio depresivo. Con frecencia se acompaña de alcinaciones y delirios de grandeza y megalomaníacos. Según los criterios DSM IV no hay diferencias entre los episodios maníacos del niño y adolescente y los del adlto. Se caracterizan por n estado de ánimo elevado, expansivo o irritable qe dra al menos na semana (no se exige este tiempo si reqirió ingreso hospitalario). Además aparecen tres de los sigientes síntomas: ideas de grandeza, disminción de la necesidad de seño, verborrea, fga de ideas, distrabilidad, implsividad y condctas de riesgo. Todo ello provoca n deterioro importante en el fncionamiento personal y no es debido a ningna droga ni problema médico general. Ciclotimia. Aparecen nmerosos cambios de hmor en el periodo de n año. Algnos cadros en la adolescencia diagnosticados de ciclotimia posteriormente evolcionan a T. bipolar tipo I. Duelo. Es na sitación de aflicción relacionada con la pérdida de n ser qerido y qe tiene las características de n cadro depresivo, con retraimiento, tristeza, insomnio, etc. Se diagnostica de T. depresivo mayor si se prolonga más de dos meses.. Pede ser de gran tilidad para el diagnóstico psicométrico, evolción y respesta terapética el empleo de escalas qe valoran la depresión en la infancia (Beck, Kovacs - CSD). Para el diagnóstico psicobiológico es conocida la preba de spresión con dexametasona (PSD). En la infancia no se ha demostrado útil para discriminar pacientes deprimidos de los qe no lo están. No perece existir inflencia del cadro depresivo en la reglación del cortisol, anqe sí se demestra la presencia de anomalías en la secreción noctrna de hormona de crecimiento (GH) y na mayor respesta de la misma a hipoglcemia indcida por inslina. Los estdios sobre la arqitectra del seño son poco conclyentes. Diagnóstico diferencial Los trastornos de ansiedad, el TDAH y los trastornos de conducta coexisten frecentemente con trastornos del estado de ánimo. El trastorno por ansiedad de separación pede remedar n cadro afectivo o estar presente de forma simltánea. Los niños menores de 4 años peden desarrollar n cadro clínico similar a n cadro depresivo cando se les separa de los padres. Aqellos niños qe padecen n trastorno reactivo de la vinclación en la infancia secndario a absos o negligencias de los padres, presentan aletargamiento, apatía y peden parecer deprimidos. Tanto la manía como la depresión agitada peden confndirse con n TDAH; sin embargo este último crsa de forma crónica y no por episodios como los anteriores. Es importante diferenciar los cadros maniformes secndarios a medicación (esteroides, carbamacepina, ADT), drogas (cocaína, anfetaminas), alteraciones metabólicas (hipertiroidismo), epilepsia o neoplasias. Tratamiento Psicoterapia. Es el tratamiento de elección en depresiones no psicóticas, pero si no hay mejoría en 4-6 semanas debe añadirse medicación. No hay datos qe permitan afirmar qe n tipo de psicoterapia sea más efectiva qe otra. Es necesaria na terapia de familia para edcar y orientar respecto a la aparición de cadros depresivos en los niños. Las aproximaciones cognitivas tratan de modificar los pensamientos y actitdes negativas. En la infancia deben ser más directas y estrctradas qe en los adltos. También es preciso realizar n entrenamiento en habilidades sociales para disminir el retraimiento social. Pede ser útil na ttorización más cercana en el colegio para mejorar el rendimiento. Psicofármacos. La eficacia de los psicofármacos es menor en la infancia qe en los adltos. Se han empleado antidepresivos tricíclicos (imipramina, clorimipramina y amitriptilina), y tetracíclicos (maprotilina, mianserina) con respesta favorable respecto al placebo. Se recomienda realizar n ECG previo, valorar tensión arterial y, si es posible, niveles plasmáticos. La introdcción y retirada del fármaco debe ser realizada de forma gradal. La toma se prefiere repartida en tres dosis, frente a la monodosis noctrna del adlto, por las especiales características farmacocinéticas en el niño. Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) también se han tilizado con éxito en adolescentes. La respesta es peor si coexiste n trastorno por ansiedad de separación. Los inhibidores de la mono-aminooxidasa (IMAO) peden ser de tilidad en pacientes qe no responden a tricíclicos. El litio se emplea en el tratamiento de las depresiones resistentes y de los trastornos bipolares I y II. Se deben controlar niveles plasmáticos y vigilar la aparición de efectos secndarios. Parece qe responden peor al litio aqellos niños en los qe coexiste n trastorno de condcta. Pede tilizarse carbamacepina o ácido valproico en adolescentes cicladores rápidos y en aqellos casos de manía resistente a litio más nerolépticos. La tioridazina, n neroléptico con efectos antidepresivos pede ser beneficioso en los niños más peqeños con diversas somatizaciones y síntomas añadidos de ansiedad. En ocasiones es útil el empleo de benzodiacepinas con fines ansiolíticos o hipnóticos, cidando s manejo y evitando asociaciones. Hospitalización. Está indicada fndamentalmente cando no hay respesta favorable al tratamiento amblatorio, existe riesgo sicida o se complica el cadro depresivo con abso de sstancias o sintomatología psicótica. TRASTORNO POR ANSIEDAD DE SEPARACIÓN Concepto Se define el trastorno por ansiedad de separación en el DSM IV como la aparición de na ansiedad excesiva o inadecada al nivel de desarrollo, ante la separación del hogar o de aqellas personas a las qe el niño está más vinclado. Pede presentarse clínicamente como absentismo escolar, miedos o angstia ante la separación, síntomas físicos como cefalea o abdominalgia si anticipa qe aqélla va a sceder, y pesadillas en torno a estos temas. Debe aparecer antes de los 18 años y drar al menos 4 semanas. En el DSM IV qeda como el único de los trastornos de ansiedad propio de la infancia y la adolescencia. No obstante, cierto grado de ansiedad de separación es n fenómeno niversal y esperable como parte del desarrollo de n niño normal (16). A los 6 -7 meses de edad, el niño pede mostrar temor a separarse de la madre, sobre todo en ambientes extraños. La ansiedad normal de separación tiene n pico de mayor intensidad hacia los 18 meses de edad, pero no es excepcional qe se prolonge hasta la preescolaridad. El niño de 3 años ya tiene capacidad cognitiva para percatarse de qe la separación es temporal y es capaz de mantener na imagen interna de la madre drante s asencia. Por ello, la ansiedad de separación decrece entre los 3 y 5 años. Epidemiología El trastorno por ansiedad de separación es más frecente en la infancia qe en la adolescencia y se estima qe tiene na prevalencia del 3-4% en edades escolares frente a n 1% entre los adolescentes. No parece haber diferencias de sexo anqe algnos atores encentran n ligero predominio del sexo femenino. Es el más frecente de los trastornos de ansiedad en la infancia. Etiología Desde diferentes orientaciones psiqiátricas se ha tratado de explicar la etiología de este trastorno: desde el pnto de vista psicoanalítico se interpreta como el resltado de n miedo nerótico. La orientación psicodinámica propone qe los niños con ansiedad de separación mantienen na atoimagen narcisista qe ante algna amenaza exterior tratan de reforzar con el acercamiento hacia la madre. La teoría del aprendizaje interpreta el vínclo materno filial como resltado del aprendizaje de na respesta desadaptativa. Factores genéticos. La intensidad con qe la ansiedad de separación es experimentada por cada niño parece tener na base genética. Los padres con trastornos de ansiedad presentan n mayor riesgo de tener hijos qe padezcan trastornos por angstia de separación. Otro hecho importante es la frecente asociación de este trastorno con depresión, por ello algnos atores lo interpretan como na variante del mismo. Factores psicosociales. Los niños más peqeños, inmadros, y dependientes de la figra materna son especialmente sensibles a la ansiedad relacionada con la separación. Pero este miedo no es sino parte de na serie de miedos normales en el desarrollo. El trastorno por ansiedad de separación ocrre cando el niño tiene n miedo desproporcionado a la pérdida de la madre o de la figra a la qe se siente especialmente vinclado. El carácter de mchos de estos niños sele ser conformista, perfeccionista e impaciente, con tendencia a la pasividad y dependencia. Las familias selen ser my nidas y los padres sobreprotectores. En ocasiones el trastorno aparece a raíz acontecimiento estresante: traslado de domicilio, cambio de vacaciones prolongadas o na larga enfermedad. de n colegio, Factores aprendidos. Los padres peden comnicar s ansiedad a los hijos al ser s modelo directo de comportamiento. Si n padre es miedoso, el niño tendrá probablemente na adaptación fóbica a nevas sitaciones. Algnos padres parecen enseñar a ss hijos a ser ansiosos a través de na actitd sobreprotectora frente a sitaciones esperables o exagerando el peligro en ciertas sitaciones. Descripción clínica y diagnóstico En el trastorno por ansiedad de separación los síntomas cognitivos, afectivos, somáticos y de condcta aparecen como respesta a na separación real o ficticia de las figras con las qe se ha creado n vínclo (17). Estas selen ser, bien n progenitor, bien n objeto o n lgar familiar. El niño mestra na necesidad de apego excesivo hacia estas figras bscando protección o segridad. Las manifestaciones clínicas más frecentes inclyen preocpación o miedo patológico a la merte de los padres, a ser herido, asesinado o raptado, rechazo a estar solo o a dormir sin la presencia de la persona a la qe se siente vinclado, pesadillas, reticencia a acdir a la escela, ansiedad cando anticipa la separación, y en mchas ocasiones, qejas somáticas. El trastorno por ansiedad de separación es na de las casas más frecentes de absentismo escolar. Estos niños selen emplear excsas como cefalea, dolor abdominal o alegar qe los profesores les tienen "manía"para evitar salir de casa, ya qe anticipan la separación al llegar a la escela. Si son niños algo mayores peden aparecer síntomas cardiocirclatorios y respiratorios. Es my importante no confndir esta casa de absentismo con na fobia escolar. Anqe es frecente qe ésta aparezca posteriormente en los niños qe han sfrido ansiedad de separación. Los adolescentes peden no expresar claramente ningna sintomatología ansiosa en relación con la separación de la figra de vínclo. Expresan, en cambio, malestar a salir de casa, realizar actividades en solitario y continúan necesitando a la madre para comprar s ropa o incorporarse a actividades sociales o recreativas. Respecto al seño, son my frecentes las dificltades de conciliación y peden necesitar qe algien permanezca a s lado hasta qe se derman. Otros síntomas peden derivarse de la presencia de n trastorno asociado. La fobia simple es el trastorno qe se asocia con más frecencia (1/3 de los casos). No es rara s asociación con n trastorno depresivo. Aparecen entonces qejas de desear morirse, no sentirse qerido, sentimientos de apatía, tristeza y retraimiento. Los criterios DSM IV se observan en la Tabla 7. Tabla 7. Criterios DSM IV para el diagnóstico de trastorno por ansiedad de separación A. Ansiedad excesiva e inapropiada al desarrollo respecto a la separación del hogar o de aqellas personas a las qe el niño está más vinclado y qe se evidencia en 3 ó más de los sigientes: 1). Malestar excesivo y recrrente cando se separa del hogar o de las personas a las qe se siente más vinclado o anticipa dicha separación. 2). Preocpación excesiva y persistente acerca de la pérdida o posible daño a las figras más vincladas al niño. 3). Preocpación excesiva y persistente acerca de qe n sceso desfavorable le separe de las figras de mayor vínclo. (p.e. perderse o ser raptado) 4). Negación o tenaz resistencia a acdir a la escela o a calqier otro lgar por temor a la separación. 5). Miedo persistente y excesivo o reticencia a qedarse solo en casa sin las personas a las qe está más vinclado o sin algún adlto significativo en algún lgar de la casa. 6). Negación o tenaz resistencia a irse a dormir sin tener cerca na figra de vínclo o a dormir fera de casa. 7). Pesadillas repetidas sobre el tema de la separación. 8). Qejas repetidas de síntomas físicos ( como cefaleas, dolores de estómago, náseas o vómitos) cando se separa de las personas de mayor vínclo o anticipa esta separación. A. La dración del trastorno es de, por lo menos, catro semanas. C.- Comienzo antes de los 18 años. A. El trastorno casa malestar o deterioro clínicamente significativo en el área social, ocpacional, o en otras importantes áreas de fncionamiento. A. El trastorno no aparece únicamente en el crso de n trastorno generalizado del desarrollo, na esqizofrenia, otro trastorno psicótico, y en adltos y adolescentes no está mejor diagnosticado como trastorno por angstia con agorafobia. Especificar: Inicio precoz, si comienza antes de los 6 años de edad. Curso y pronóstico Este trastorno pede debtar coincidiendo con el inicio de la escolaridad o sitaciones de estrés ambiental, tales como n traslado de domicilio, na enfermedad o el fallecimiento de algna persona de relevancia para el niño. S crso es crónico con exacerbaciones agdas en momentos de separación o crisis. La tendencia a la cronicidad es más frecente en niños mayores y adolescentes. Es no de los principales motivos de absentismo escolar. Esto hace qe en la edad adlta aparezcan problemas de socialización y diferentes trastornos psicopatológicos (18). Evaluación y diagnóstico diferencial En ocasiones, si la separación es my difícil, se hace necesario realizar la entrevista al paciente acompañado de ss padres. Hay qe evalar la posible presencia de n trastorno por ansiedad o afectivo tanto en el paciente como en los padres. Si existen qejas somáticas, se debe realizar na valoración médica básica anqe no exhastiva. Es my sgerente de este trastorno el hecho de qe las qejas aparezcan momentos antes de acdir al colegio y no se observen en fines de semana ni vacaciones. Pede ser útil el empleo de escalas (Children's Manifest Anxiety Scale CMAS, Staits, Traits Anxiety Inventory for Children STAIC) con fines diagnósticos y de control evoltivo. Ciertos medicamentos, como el propanolol y el haloperidol, peden prodcir síntomas de ansiedad de separación y rechazo a acdir a la escela, qe se reselven con la sspensión de la medicación. El diagnóstico diferencial se plantea con múltiples trastornos: en el trastorno por ansiedad generalizada, la angstia no se centra en la separación. En los TGD y la esqizofrenia, la ansiedad de separación pede ocrrir, pero la casa está en el trastorno principal y hay qe evalarlo como parte de aqél y no como n trastorno independiente. Los trastornos depresivos con frecencia coexisten con el tr. por ansiedad de separación, y así se debe considerar si se cmplen criterios para ambos diagnósticos. El trastorno por angstia con agorafobia es infrecente antes de los 18 años y el miedo se debe a verse incapacitado por n ataqe de pánico más qe a la separación de las figras de vínclo. En los trastornos de condcta el "hacer novillos" es my común, pero el niño permanece fera de casa sin sentir ansiedad de separación. El absentismo escolar es n síntoma frecente pero no patognomónico del trastorno por ansiedad de separación; aparece no sólo en trastornos de condcta, sino también en fobias, e inclso como costmbre entre ciertos sbgrpos cltrales. En la fobia escolar la sintomatología ansiosa se centra en el colegio como objeto fobógeno y no se extiende a otras sitaciones de separación. Tratamiento El tratamiento del trastorno por ansiedad de separación reqiere na aproximación mltimodal qe inclye psicoterapia individal, terapia y edcación familiar y tratamiento psicofarmacológico si lo anterior no es sficiente. En la psicoterapia individal peden ser útiles estrategias cognitivas y ejercicios de relajación qe aydan al niño a controlar la ansiedad. También se pede aliviar parcialmente tilizando n "bscapersonas" qe se le entrega a la figra de vínclo. Se peden emplear técnicas de modificación de condcta. El contacto gradal con el objeto o sitación ansiógena es útil en calqier tipo de ansiedad de separación. En algnos casos de seria negativa a acdir al colegio, pede reqerirse hospitalización. La terapia familiar ayda a los padres a entender la necesidad de n cariño y apoyo constantes así como la importancia de preparar al niño para calqier cambio significativo en la vida. Nmerosos estdios proponen, como tratamiento psicofarmacológico, el empleo de antidepresivos tricíclicos, generalmente imipramina, ya qe además del efecto antidepresivo se ha postlado qe redce la ansiedad y el miedo relacionado con la separación. El empleo de benzodiacepinas pede ser útil en el control de la ansiedad anticipatoria y de las alteraciones del seño. FOBIAS Concepto Se define na fobia como el miedo persistente e irracional a n objeto, actividad o sitación específica qe provoca en el sjeto la necesidad imperiosa de evitar dicho objeto, actividad o sitación, a los cales se denominan estímlos fóbicos o fobógenos. El diagnóstico de fobia sólo se realiza cando la fobia, simple o múltiple, es el aspecto predominante del cadro clínico, ocasiona n marcado malestar y no es consecencia de otro trastorno mental. Los criterios DSM IV de fobia son los mismos en la edad adlta qe en la infancia y adolescencia. En calqier caso hay qe tener en centa qe mchos miedos son normales y específicos de ciertas edades (19). No se deben, entonces, considerar como fobias a pesar de qe pedan prodcir n déficit significativo del nivel de fncionamiento. Así, del nacimiento a los 6 meses aparecen miedos a la pérdida de apoyo físico y ridos fertes; de los 7 meses a 1 año, a extraños; de 1-5 años se teme a la oscridad, tormentas, separación de los padres y animales, sobre todo los qe comen o merden (p.e. el lobo); de los 3-5 años, a monstros y fantasmas; de los 6-12 años aparece miedo al daño corporal, al fracaso y a los ladrones; y típicamente a los 8 años se teme a la merte, ya qe se prodce el paso del pensamiento mágico y animista al lógico y operacional; de los 12-18 años aparece el miedo a los exámenes y la vergüenza social. Epidemiología Alrededor de n 10% de los niños y de n 2-3% de los adolescentes tienen miedos importantes, pero mchos no llegan nnca a la conslta del médico (20). Etiología Las teorías qe tratan de explicar las fobias son diversas. Se han propesto varios mecanismos etiopatogénicos y es posible qe todos ellos inflyan en distinto grado según el paciente: Teoría psicoanalítica. Fred propso, en el caso del peqeño Hans, qe la fobia es el resltado de n conflicto edípico no reselto. Existiría n desplazamiento al objeto fobógeno de la ansiedad de castración. Teoría del condicionamiento clásico. La ansiedad fóbica es la respesta condicionada adqirida a través de la asociación del objeto fóbico (estímlo condicionado) con na experiencia aversiva (estímlo incondicionado). La evitación del objeto fóbico previene o disminye esta ansiedad condicionada. Esta condcta tiende a perpetarse ya qe se redce el malestar. Este concepto clásico se ve refrendado por la eficacia del tratamiento condctal en las fobias, pero no explica todos los casos. Teorías etológicas-biologicistas. Parece qe la mayoría de estímlos en las fobias específicas tienen relación con objetos o sitaciones qe han spesto, a lo largo de la evolción, n peligro para el hombre. Se estaría "preparado" para aprender con más facilidad estos estímlos qe otros. Por otra parte, se conoce qe la fobia social se acompaña, hasta en n 50% de los casos, de n amento de adrenalina plasmática, a diferencia de las crisis de angstia, en las qe esto no scede o es my irreglar. La feniletilamina y otras aminas biógenas están implicadas en la respesta emocional a la aprobacióndesaprobación social. Los estdios familiares sgieren na transmisión genética para la agorafobia, tanto aislada como asociada a trastorno por angstia. Curso y pronóstico El crso de las fobias varía según la edad de aparición. Las de inicio precoz habitalmente remiten de forma espontánea sin necesidad de tratamiento. Aqéllas qe progresan hacia la edad adolescente o aparecen en ésta, selen persistir si no reciben tratamiento y presentan, con mayor frecencia, asociación con otros trastornos de ansiedad. La fobia social es más común en adolescentes qe en niños y es casa de absentismo escolar y malos rendimientos académicos. Evaluación y diagnóstico diferencial Los criterios diagnósticos DSM IV peden verse en la Tabla 8. Tabla 8. Criterios DSM IV para el diagnóstico de fobia simple A. Temor marcado y persistente, excesivo e irracional, casado por la presencia o anticipación de n objeto o sitación específicos (p.e. volar, ver sangre, recibir na inyección, altras o animales) B. La exposición al estímlo fóbico provoca, casi invariablemente, na respesta inmediata de ansiedad limitada a la sitación o provocar ataqes de pánico. Nota: en los niños la ansiedad pede ser expresada a través de llanto, rabietas, escalofríos o mayor apego. C. La persona reconoce qe el miedo es excesivo e irracional. Nota: en los niños, esta característica pede no existir. D. La sitación fóbica debe ser evitada, o de otro modo, la resistencia conlleva gran ansiedad y malestar. E. La evitación, la anticipación ansiosa, o el malestar provocado por la sitación temida interfiere significativamente con la rtina normal del sjeto, el fncionamiento ocpacional (o académico), las actividaddes sociales y las relaciones con los otros, o bien existe n marcado malestar respecto al hecho de padecer la fobia. F. Si el individo tiene menos de 18 años, la dración debe ser de, al menos, 6 meses. G. La ansiedad, la crisis de angstia, o la evitación fóbica qe se asocia con el objeto o sitación específica no está mejor inclído en otro trastorno mental, como tr. obsesivo complsivo (p.e., miedo a ensciarse en n tr. obsesivo de contaminación), tr. por estrés postramático ( p.e., evitación de estímlos asociados con n importante estresor), tr. por ansiedad de separación (p.e., evitación de la escela), fobia social (p.e., evitación de sitaciones sociales por miedo a verse en na sitación embarazosa), tr. por angstia con agorafobia o agorafobia sin historia de crisis de angstia. Especificar Tipo: 1) Animal. 2) Medioambiental ( p.e., tormentas, altras, aga). 3) Sangre, inyección o daño físico. 4) Sitacional (p.e., ascensores, aviones, lgares cerrados). 5) Otros tipos (p.e., evitación fóbica de sitaciones qe peden conllevar ahogarse, vomitar o contraer na enfermedad; en niños: evitación de sonidos fertes o de personas disfrazadas). Los padres, a mendo, no dan importancia a los síntomas fóbicos de ss hijos y, por ello, no son benos informadores. Adqiere entonces especial relevancia la entrevista clínica con el paciente. Es preciso recoger na descripción detallada del estímlo fóbico, circnstancias qe rodean la aparición de la fobia, comportamiento en respesta al objeto o sitación fóbica, condctas de evitación o anticipatorias, y ganancia secndaria. También pede ser útil la observación directa del comportamiento fóbico. Cestionarios atoaplicados (Cestionario de temores de Wolpe, Fear Srvey Schedle for Children) o cmplimentados por padres o profesores (Loisville Fear Srvey for Children) peden ser también de tilidad allí donde pedan aplicarse. Es preciso realizar diagnóstico diferencial con miedos normales, trastorno por angstia, en el cal no existe n estímlo fóbico concreto, agorafobia, trastorno por ansiedad de separación, trastorno obsesivo complsivo, esqizofrenia con ideación delirante, trastorno por estrés postramático, y trastorno de la condcta alimentaria (miedo a comer o a ganar peso). Tratamiento El tratamiento indicado en niños con múltiples síntomas de ansiedad es la psicoterapia individal, a través del jego para los más peqeños. Los tratamientos condctistas son los mejor estdiados y los más eficaces (21). En general es el tratamiento de elección en niños con fobias monosintomáticas. Para qe el tratamiento sea efectivo el terapeta debe asegrarse de qe el niño tiene la capacidad y la posibilidad de abordar la sitación fobógena de otra manera, y debe trabajar con la familia para eliminar calqier ganancia secndaria. Las técnicas de desensibilización sistemática peden emplearse de igal forma qe en los adltos pero adaptándolas al nivel de desarrollo. La desensibilización in vivo parece más efectiva qe la imaginada, sobre todo en niños peqeños qe tienen dificltad en aprender las técnicas de relajación e imaginar del estímlo. Para niños de 4-8 años es apropiado tilizar historias con carga afectiva, en las qe asmen el papel de héroe enfrentándose con el estímlo temido. Otro grpo de técnicas se basan en el aprendizaje de n modelo. El niño observa este modelo, a ser posible de s mismo sexo y edad, resolviendo la sitación temida mediante estrategias adecadas. Este procedimiento tiene la ventaja de redcir la ansiedad a la vez qe enseña habilidades de afrontamiento. Las terapias cognitivas tratan de transformar los sentimientos y el comportamiento reorientando los pensamientos desadaptativos y atodestrctivos. Estas técnicas son más efectivas como parte de n tratamiento combinado. Para los niños con fobia a los exámenes o a sitaciones sociales es my útil el entrenamiento específico en generar pensamientos qe describen al niño como competente y capaz de afrontar esa sitación. El tratamiento con benzodiacepinas pede ser beneficioso para redcir los niveles de ansiedad, sobre todo en los casos más graves. Hay qe valorar, no obstante, el riesgo de dependencia de esta medicación. Con el mismo fin peden emplearse fármacos betabloqeantes como propanolol. La imipramina se ha demostrado altamente eficaz en los casos de fobia escolar. TRASTORNO OBSESIVO-COMPULSIVO Concepto Las obsesiones y las complsiones constityen los síntomas gía de este trastorno. La clasificación DSM IV no contempla criterios específicos para la infancia y la adolescencia, encadrándose el trastorno obsesivo complsivo (TOC) dentro de los trastornos por ansiedad (Tabla 9). Descripción clínica Las obsesiones son pensamientos, imágenes e implsos, involntarios y recrrentes, vividos como extraños y carentes de sentido, qe invaden la conciencia del sjeto y le provocan intenso malestar. Anqe reconocidos como procedentes de ss propios procesos mentales, resltan ajenos a s personalidad y carece de control sobre ellos. Los temas más frecentes en niños y adolescentes son los pensamientos egodistónicos relacionados con temores de contagio y contaminación, spestos peligros potenciales, simetría y orden, y los relacionados con temas violentos y sexales (22). Las complsiones son actos repetitivos, incontrolables, qe se realizan con la finalidad de disminir la tensión ocasionada por la irrpción de ideas obsesivas, o para evitar pensamientos, implsos o spestos peligros, qe en ocasiones tienen n caracter ritalizado y qe interfieren con el fncionamiento adaptativo del niño. Habitalmente coexisten con las ideas obsesivas, pero se han descrito de forma aislada. Las complsiones más frecentes en la infancia son las de nmeración, de contar y coleccionar, los ritales de limpieza, de comprobación y orden. Los ritales antes de acostarse son propios de los niños más peqeños. Las complsiones son más comnes en las niñas (ritales de limpieza) y los niños refieren más frecentemente ideación obsesiva (23). Tabla 9. Criterios DSM IV para el diagnóstico de trastorno obsesivo compulsivo A. presencia de obsesiones o complsiones: Obsesiones: 1) ideas, pensamientos, imágines e implsos qe son experimentadas, al menos drante algún tiempo, como intrsivas e inapropiadas, y qe casan angstia o malestar. 2) los pensamientos, implsos o imágenes no son simplemente preocpaciones acerca de problemas reales. 3) se intenta sprimir o netralizar los pensamientos o implsos con otro pensamiento o acción. 4) el individo reconoce qe las obsesiones son el prodcto de s propia mente y qe no vienen impestas desde el exterior (tal como ocrre en la inserción del pensamiento). Complsiones: 1) condctas repetitivas (lavarse las manos, ordenar, contar) o actos mentales, repetir palabras en silencio, contar), qe se efectúan como respesta a na obsesión de manera estereotipada o de acerdo con determinadas reglas. 2) la condcta o acto mental está diseñada para netralizar o impedir el malestar o prevenir algún contecimiento o sitación temida; sin embargo, o bien la actividad no es realista o es claramente excesiva. B. Al menos en algn momento el individo reconoce qe las obsesiones o complsiones son excesivas o poco razonables (esto no es aplicable a niños). C. Las obsesiones o complsiones prodcen marcado malestar, pérdida de tiempo (en general el individo emplea más de na hora diaria en ellas) o interfieren significativamente con la rtina habital del individo, con s actividad profesional, con ss actividades sociales habitales o en ss relaciones con los demás. D. Si otro trastorno del Eje I está presente, las obsesiones y complsiones no están restringidas a él. E. El trastorno no se debe a casa médica, abso de sstancias o medicación. Epidemiología La prevalencia del trastorno obsesivo-complsivo es similar en la infancia y adolescencia qe en la vida adlta. Se estima del 0,70% al 3% en población general, pdiendo ser más alta de lo qe se creía hasta la actalidad si se tienen en centa los cadros sbclínicos. La máxima incidencia se da en la pbertad. En los varones la edad de comienzo es más temprana pero no se han descrito diferencias en canto al sexo, nivel socio-económico ni cltral (23). Un tercio de los trastornos obsesivo-complsivos de los adltos se inicia en la infancia o adolescencia. Etiopatogenia Los datos qe apntan hacia na hipótesis biológica atribyen n importante papel al fracaso del lóblo frontal y disfnción de los ganglios basales, y concretamente al núcleo cadado. El trastorno obsesivo-complsivo (TOC) pede aparecer en enfermedades nerológicas en las qe se encentra dañada el area de los ganglios basales, como la corea de Sydeham y la encefalitis de Von Economo. Con técnicas de neroimagen (TAC y RMN) se observan alteraciones de los ganglios basales, disminción del tamaño del núcleo cadado, anomalías en el lóblo frontal, sobre todo el derecho, y qe afectan al giro cinglado anterior y núcleo lenticlar, independientemente del tratamiento farmacológico previo y de los antecedentes familiares. Las investigaciones actales sgieren n probable mecanismo genético en la trasmisión de la vlnerabilidad a padecer TOC. Diversos estdios aportan tasas del 30% de TOC en los familiares de primer rango y del 70% para otros trastornos psiqiátricos en los padres. La relación entre TOC y la enfermedad de Gilles de la Torette sgieren n mecanismo de trasmisión similar (24). Curso y pronóstico Aproximadamente n tercio de los casos comienzan sobre los 15 años anqe se han descrito ya a la temprana edad de 3 años. En niños y adolescentes no es frecente encontrar rasgos de personalidad obsesiva previos. El comienzo de la sintomatología es típicamente agdo o sbagdo (varios meses). Inicialmente los ritales selen ocltarse a los adltos y el trastorno pasa desapercibido, hasta qe la progresiva severidad del trastorno o la necesidad de involcrar a los padres en los ritales lo hace imposible. Es común qe exista n control parcial sobre los síntomas, con spresión de los ritales en ambientes extraños, pero no así en el ámbito familiar. La evolción pede ser hacia na gradal mejoría o empeoramiento, tanto brsco como progresivo, qe lleve a na incapacitación grave del niño en ss actividades cotidianas, con dificltades escolares y en la sociabilización. El crso es crónico en el 50% de los casos, extendiendose hacia la vida adlta. No se han detectado indicadores de ben o mal pronóstico, ya qe éste parece independiente de la bena respesta inicial al tratamiento, de la presencia o asencia de síntomas neropsicológicos y antecedentes familiares. Sele ser frecente la asociación de depresión o ansiedad en algún momento de la evolción, y de otros trastornos como la anorexia nerviosa, alteraciones de condcta, ideación sicida, TDAH, t. oposicionista, enresis, encopresis, tics o t. de Gilles de la Torette (22, 23). Evaluación y diagnóstico diferencial Los criterios diagnósticos del DSM IV para el trastorno obsesivo complsivo son los mismos para adltos qe para niños y adolescentes (1) (Tabla 9). Los niños y adolescentes selen ocltar los síntomas referentes a las obsesiones y complsiones, por lo qe la entrevista debe ser directiva y tilizar fente de datos colaterales, como padres y profesores. En ocasiones los padres peden tender a minimizar los síntomas, sobre todo si ellos mismos se han visto afectados en s infancia. Es importante evalar el C.I., la presencia de factores desencadenantes y los acontecimientos vitales qe son fente de estres para el niño. Las diversas prebas de laboratorio estdiadas (test de spresión con dexametasona, estdios de hormonas del crecimiento, concentraciones hormonales y de diferentes metabolitos en sangre y LCR, etc.) han aportado datos dispares. Es necesario hacer n diagnóstico diferencial con nmerosos trastornos y valorar la existencia de patología asociada. Los ritales normales de la infancia son fenómenos sbclínicos estables, qe no interfieren en las actividades cotidianas y se acompañan de sentimientos placenteros. Los rasgos obsesivos de personalidad en la infancia se diferencian del TOC en qe las características emocionales y condctales de estos niños abarcan toda la personalidad del sjeto y no se atribyen a síntomas concretos ni prodcen tan intenso malestar o inadaptación social. En ocasiones es complicado realizar n diagnóstico diferencial con la esqizofrenia, ya qe si bien el TOC no se acompaña de distorsiones del crso del pensamiento, alcinaciones ni delirios, el pecliar estilo cognitivo de estas edades hace difícil concretar la psicopatología. En la anorexia peden existir ideas obsesivas con respecto a la comida y complsiones de lavado, sin embargo el espectro de ideación obsesiva es más amplio en el TOC y abarca más aspectos qe los referidos a la alimentación. Las fobias selen limitarse a determinadas circnstancias atemorizantes y asociarse a condctas de evitación qe alivian o hacen desaparecer la tensión. Distingir el TOC y el T. Gilles de la Torette (TGT) exige na detallada historia clínica teniendo en centa s posible coexistencia y la alta frecencia con qe aparecen síntomas obsesivos-complsivos en el TGT y tics motores en el TOC. La depresión es la patología asociada con más frecencia al TOC, apareciendo en más de n tercio de los casos, antecediendo en ocasiones a la sintomatología obsesivo-complsiva y frecentemente acompañándola en algún momento de s evolción. Otro tercio de los pacientes sfren trastornos por ansiedad, qe selen acrecentarse en la evolción del TOC, siendo los más comnes la fobia social, ansiedad generalizada, ataqes de pánico y ansiedad de separación (22, 23). Tratamiento La clorimipramina es eficaz independientemente de las características clínicas de inicio, de la gravedad del cadro clínico y de la existencia o no de n cadro depresivo asociado. Al año de tratamiento la eficacia terapética se mantiene. Se recomiendan tratamientos prolongados ya qe aún en los niños tratados se observa cierta persistencia de los síntomas y tendencia a la cronicidad. También los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), con altos porcentajes de mejoría, bena tolerancia y bajo número de recaídas, pdiendo combinarse con clorimipramina en los casos qe no responden a la monoterapia. También se ha demostrado efectivo cando se asocia TOC a t. de Gilles de la Torette. Se ha sgerido qe el clonacepán pede incrementar el efecto terapético cando se asocia a ISRS (24). La psicoterapia condctal y cognitiva combinada con prevención de respesta en los ritales, parada del pensamiento y desensibilización sistemática en vivo e imaginada se han demostrado eficaces tan sólo en adolescentes, ya qe reqieren na alta motivación del paciente. La frecente implicación de los padres en los ritales de los niños hace necesaria s colaboración y participación activa en el tratamiento. TRASTORNO DE CONVERSION El término somatoformes se refiere a la expresión a través de síntomas somáticos de los trastornos psicopatológicos. Entre ellos se inclyen los trastornos de conversión pertenecientes clásicamente a la nerosis histérica y la hipocondria, pero también dolores somatoformes, sobre todo abdominales y de cabeza en niños, los trastornos por somatización y la dismorfofobia. Concepto El tr. conversivo se inclye en la clasificación DSM IV entre los trastornos somatoformes y los criterios son los mismos qe para la edad adlta. Se define como n trastorno caracterizado por la presencia de no o más síntomas nerológicos qe no peden explicarse como na alteración de origen médico o nerológico. El diagnóstico reqiere además la presencia de factores psicológicos qe se asocien con el inicio o exacerbación de los síntomas. La mayoría de los síntomas conversivos afectan al sistema sensitivo-motor e imitan problemas nerológicos como parálisis o anestesia, dificltades de coordinación, cegera o crisis comiciales. El DSM III R también inclía síntomas atonómicos o vegetativos, como los vómitos, y sitaciones mixtas con sintomatología motora, sensitiva y vegetativa, pero el DSM IV regresa a n concepto más limitado, inclyendo exclsivamente sintomatología nerológica sensitivo-motora. Epidemiología El hecho de qe gran parte de los casos nnca llegen a ser tratados por el médico especialista, y la asencia de criterios claros y estables a lo largo del tiempo, dificltan los estdios epidemiológicos. Por ello, los datos conocidos varían ampliamente. Entre pacientes de consltas externas la incidencia oscila entre n 1,3% y n 5%, mientras qe entre pacientes ingresados varían entre n 4% y n 22%. En general se considera qe el tr. conversivo con síntomas sensitivo-motores no sele aparecer antes de los 5 años de edad y qe es más frecente entre adolescentes. En edades prepberales no parece haber diferencias respecto al sexo, pero en la adolescencia predomina claramente en el sexo femenino. Nmerosos estdios indican na mayor frecencia de este trastorno en poblaciones de menor nivel socioeconómico y cltral. Otros atores mantienen, sin embargo, qe no hay diferencias de incidencia, anqe sí n mayor abigarramiento e inespecificidad de los síntomas. La existencia de cierta conflictividad familiar y la falta de comnicación entre ss miembros es n dato prácticamente constante. Etiología Clásicamente, la teoría psicoanalítica postlaba qe el trastorno conversivo estaba originado por la represión de n conflicto intrapsíqico inconsciente, y la conversión de la ansiedad qe éste genera en n síntoma somático. Desde el pnto de vista psicobiológico, recientes estdios de neroimagen mestran n hipometabolismo del hemisferio dominante, lo qe ha llevado a pensar en n deterioro de la comnicación interhemisférica como casa del trastorno conversivo. Los síntomas podrían estar originados por na excesiva activación cortical qe inhibiría las vias de retroalimentación negativa entre el cortex y la formación reticlar. En algnos casos los test neropsicológicos revelan n discreto déficit de fnciones cognitivas speriores e incongrencia afectiva. Descripción clínica Las manifestaciones clínicas del tr. conversivo son my variadas, y peden imitar casi calqier trastorno nerológico (25). Síntomas neurológicos Síntomas motores. Los más frecentes son: movimientos anormales; paresias o parálisis de las extremidades, qe se diferencian de las qe acontecen en lesiones nerológicas por presentar reflejos osteotendinosos y electromiograma normales, asencia de fasciclaciones o atrofias y discordancia en la correspondencia nerviosa; alteraciones de los pares craneales, como ptosis palpebral, afonía o tics; temblores groseros y movimientos coreiformes; alteraciones de la marcha y el eqilibrio, qe en los niños peden adoptar la forma de movimientos anómalos qe dificltan la estabilidad, pero qe rara vez dan lgar a caídas. Síntomas sensitivo-sensoriales. Entre ellos cegera o sordera, ni o bilateral; restricciones del campo visal o visión en túnel; anestesias y parestesias en "gante" o en "calcetín". Se han descrito asimismo hemianestesias qe sigen, con gran precisión, la línea corporal media. La alteración simltánea de la sensibilidad y motricidad está en consonancia con la idea infantil de na nidad fncional con vías anatómicas comnes. Pseudocrisis. En n tercio de los casos coexisten con aténticas crisis epilépticas. Es raro qe crsen con mordedra de lenga, incontinencia de esfínteres o lesión corporal. Peden imitar crisis de asencia, gran mal o crisis parciales psicomotoras. La presencia de movimientos de balanceo pélvico o de falso coito drante la crisis aboga en favor de n origen psicógeno (26). Características asociadas Ganancia primaria. Mantener conflictos internos fera del conocimiento consciente. El síntoma tiene n valor simbólico y representa el conflicto psicológico inconsciente. Ganancia secundaria. El paciente se beneficia de estar enfermo. Se libera de obligaciones y sitaciones difíciles, recibe apoyo y asistencia qe de otro modo no obtendría y manipla a otras personas. Actitud de despreocupación ("belle indiferènce") a pesar de la seriedad de los síntomas. El estado de ánimo no es congrente con la gravedad del cadro. No es de obligada presentación para realizar el diagnóstico de trastorno conversivo en la infancia. Identificación en los síntomas. Peden imitar a los de otra persona importante para el paciente (p.e. simlar la merte como reacción de delo). En mchos casos los síntomas son similares a los acaecidos por algna enfermedad orgánica, padecida con anterioridad por el niño, n ejemplo sería el niño con epilepsia qe presenta psedocrisis. A veces n miembro de la familia presenta o ha presentado los síntomas copiados por el niño, el ejemplo clásico sería la qeja de dolor precordial en n niño cyo padre falleció de infarto de miocardio. Anqe en ningún caso se pede demostrar patología orgánica algna qe jstifiqe los síntomas, la persistencia de los mismos pede llevar a complicaciones, tales como atrofia msclar, desmineralización ósea, contractras, etc. También peden srgir problemas yatrógenos debido a cirgía innecesaria, prebas diagnósticas y efectos secndarios de tratamientos no indicados. Curso y pronóstico La forma de presentación sele ser agda, con n crso progresivo, recrrente y flctante, a veces con múltiples cambios de síntomas. El origen y la reaparición del cadro se relaciona con la exposición del sjeto a n estresor socioambiental. Diagnóstico El concepto clásico de tr. conversivo inclía únicamente sintomatología nerológica sensitivo-motora. El DSM III-R amplió los márgenes diagnósticos, inclyendo síntomas atonómico-vegetativos. El DSM IV velve a restringir el concepto a la idea original de sintomatología exclsivamente nerológica. Los criterios diagnósticos peden verse en la Tabla 10. Tabla 10. CrIterios DSM IV para el diagnóstico de Trastorno Conversivo A. Presencia de no o más síntomas qe afecten a la fnción motora volntaria o a la sensibilidad, y qe sgieran n trastorno nerológico o médico general. B. Presencia de factores psicológicos qe se jzgan asociados al síntoma o déficit ya qe el comienzo o exacerbación de dicho síntoma o déficit se ve precedido de conflictos otra sitación estresante. C. El síntoma o déficit no es prodcido intencionadamente o fingido (como en el tr. facticio o en la simlación). D. El síntoma o déficit no pede ser explicado plenamente, tras na investigación adecada, como n trastorno médico general, debido a los efectos directos de na sstancia o como n comportamiento o experiencia cltralmente aprobados. E. El síntoma o déficit prodce n malestar clínicamente siginificativo, o n deterioro en el fncionamiento social, ocpacional o en otra área de importancia, o reqiere evalación médica. F. El síntoma o déficit no está limitado a dolor o disfnción sexal, no ocrre exclsivamente en el crso de n tr. por somatización, y no está mejor inclído en otro trastorno mental. Especificar tipo de síntoma o déficit: Con síntoma o déficit motor. Con síntoma o déficit sensitivo. Con crisis o convlsiones. Con presentación mixta. Diagnóstico diferencial El principal problema es diferenciar el tr. conversivo de la aténtica patología nerológica. De hecho se estima qe n 25-50% de pacientes diagnosticados de tr. conversivo, en s evolción son diagnosticados de algna enfermedad nerológica o médica con afectación del sistema nervioso. Es esencial, por ello, realizar na completa evalación médica qe descarte enfermedades como lps eritematoso, epilepsia del lóblo temporal, esclerosis múltiple, miastenia gravis, neritis óptica, Gillain Barré, etc. No es raro qe en los cadros depresivos de la infancia aparezcan qejas somáticas, qe no selen ser estrictamente nerológicas y se acompañan de otros síntomas característicos de la depresión. Por otra parte la depresión pede acompañarse de n tr. conversivo. Lo mismo pede sceder en el trastorno por ansiedad y la esqizofrenia, pero el resto de síntomas acompañantes facilitará el diagnóstico. El trastorno por somatización sele tener n crso crónico y qejas referentes a varios órganos. En la hipocondría selen existir qejas no únicamente nerológicas, y las actitdes y convicciones están en consonancia con esta patología. Curso y pronóstico Habitalmente el cadro se reselve en el plazo de días o semanas. Parece qe n 75% de pacientes no velven a presentar más episodios tras n primero, pero n 25% recaen en sitaciones de estrés. Indicadores de ben pronóstico son: inicio agdo, factor estresante claramente identificable, ben nivel de fncionamiento previo y asencia de comorbilidad con otros trastornos psiqiátricos o médicos. La larga evolción de los síntomas es indicador de mal pronóstico. Tratamiento La resolción de los síntomas conversivos sele sceder de forma espontánea, anqe pede ser beneficioso n tratamiento psicoterapético. El tipo de éste dependerá de cada caso. Se debe intentar qe el paciente relacione la casa y/o exacerbación de ss síntomas con factores psicológicos. También son útiles las terapias cognitivas y comportamentales qe le ayden a mejorar la atoestima. Es crcial eliminar la ganancia secndaria. Se peden emplear técnicas de relajación e hipnoterapia, sobre todo para obtener información añadida. Comnicar al paciente qe ss síntomas son imaginarios sele empeorarlos más qe mejorarlos. La participación de los padres es importante tanto para la comprensión del cadro como para s resolción, ello jstifica, si es preciso, na terapia familiar. Desde el pnto de vista farmacológico peden emplearse benzodiacepinas para disminir la ansiedad y facilitar el abordaje psicoterapético. HIPOCONDRIA Concepto Este trastorno, al igal qe scede con el t. conversivo, se inclye entre los trastornos somatoformes del DSM IV, y ss criterios son los mismos para la edad infantil y adolescente qe para la edad adlta (Tabla 11). La hipocondría se define como na preocpación o n miedo irracional a padecer na grave enfermedad, a pesar de qe no se encentre ningna casa médica qe lo jstifiqe. Tabla 11. Criterios DSM IV para el diagnóstico de Hipocondria A. Preocpación y miedo por la creencia de padecer na grave enfermedad basándose dicha persona en na mala interpretación de síntomas corporales normales. B. La preocpación persiste a pesar de na apropiada evalación clínica y tranqilización por parte del médico. C. La presencia del criterio A no tiene intesidad delirante (como en n tr. delirante, tipo somático) y no se restringe a temas en relación con la apariencia física (dismorfofobia). D. La preocpación prodce n malestar clínicamente significativo o n deterioro en el fncionamiento social, ocpacional o en otras áreas importantes. E. La dración del trastorno es de, al menos, 6 meses. F. La preocpación no se inclye mejor en n tr. por ansiedad generalizada, tr. obsesivo complsivo, crisis de angstia, episodio depresivo mayor, ansiedad de separación o tr. somatoforme. Especificar: con pobre insight si drante la mayor parte del tiempo del episodio actal, la persona no reconoce qe la preocpación acerca de tener na grave enfermedad es excesiva o irracional. Etiología Los estdios con gemelos nos indican qe, en el trastorno hipocondriaco, no aparece o es mínimo el componente genético. La mayoría de atores inciden en n origen psicosocial de este trastorno, en el qe intervendrían factores de aprendizaje, cognitivos y sociales entre otros (27). Epidemiología Anqe se describe a calqier edad, es excepcional qe se presente antes de los 20 años y sele asociarse a ansiedad, depresión y personalidad narcisista e implsiva. Evaluación clínica y diagnóstico diferencial Es cierto qe, sobre todo, los cambios físicos qe acontecen drante la pbertad peden generar preocpaciones al respecto, mayor ato-observación y tendencia a pregntarse sobre la normalidad del cerpo y s apariencia. No obstante, es tarea del clínico diferenciar entre esta mayor preocpación, normal en el desarrollo del adolescente, la hipocondría y la dismorfofobia. Algnos atores opinan qe los niños con trastorno hipocondríaco tienen na menor capacidad introspectiva a la hora de afrontar ss problemas. Se aferran entonces a las qejas somáticas y niegan todo conflicto o sintomatología psiqiátrica. No es tarea fácil acceder al conflicto sbyacente. Un acercamiento al paciente con frecentes exámenes médicos y contacto físico pede eliminar reticencias ante el psiqiatra. Se debe también manejar con cidado la preocpación de los padres respecto a la posibilidad de qe el niño padezca, en realidad, n problema somático y éste se le pase por alto al especialista. En ocasiones, las qejas somáticas peden tradcir cierto aislamiento social. El niño con cefalea, abdominalgia o dolores de espalda, pede ser n niño introvertido y aislado de s entorno tanto como el niño deprimido. De hecho, no es raro qe la hipocondria coexista con n trastorno depresivo. Podrían interpretarse entonces los síntomas hipocondríacos como expresión del ánimo depresivo sbyacente. Tratamiento En el tratamiento de los síntomas somáticos la mayoría de atores insisten en qe se debe tratar de qe, tanto el niño como los padres, comprendan la fncionalidad del trastorno y reciban ayda para consegir na respesta más adaptativa a ss problemas. Diversos tipos de psicoterapia se han mostrado eficaces para lograr estos objetivos. La necesidad de tratamiento farmacológico benzodiacepinas solamente se jstifica si aparecen episodios con síntomas ansiosos de cierta intensidad. TRASTORNO POR ESTRÉS POSTRAUMÁTICO El trastorno por estrés postramático (TEP) se caracteriza por n conjnto de síntomas emocionales, cognitivos y condctales de larga dración qe se desarrollan a partir de acontecimientos tramáticos de gran intensidad y qe están fera del marco de experiencias hmanas sales, lo cal provoca en el niño sentimientos de intenso miedo, desesperanza y desamparo, reexperimentación del sceso tramático, evitación de estímlos asociados al trama, alteraciones emocionales e incremento en el nivel de activación. El trama pede ser experimentado directamente, como scede en casos de violación, accidentes o desastres natrales, enfermedad grave qe conlleve riesgo vital, violencia física, etc., o por observación de n sceso violento en el qe el niño no está directamente implicado (maltrato o violación de la madre, asesinato, etc.). También se ha descrito la aparición de n TEP de forma vicariante, de manera qe el sceso tramático ha sido experimentado por algún miembro de la familia o de la comnidad sin na exposición directa al mismo (28). El trastorno por estrés postramático fe inclído en la nomenclatra psiqiátrica oficial con el D.S.M. III, concediendo especial atención a la gravedad del estresor y evitando las consideraciones etiológicas basadas en formlaciones psicoanalíticas qe atribían el origen de los síntomas a spestas características y disposiciones premórbidas de la personalidad, las cales constitirían na condición necesaria en la aparición del trastorno. Actalmente se considera qe las características concretas del agente estresor, el hecho de qe este sea extremo e insal, son los factores etiopatogénicos principales; el TEP acontece en niños considerados anteriormente como "normales" y con n adecado nivel de fncionamiento qe experimentan scesos evalados como "dramáticos" y qe difieren de los scesos desagradables pero relativamente benignos y habitales qe condicionarían n trastorno adaptativo. En el D.S.M.-III-R y D.S.M.-IV los criterios diagnósticos feron reformlados para s aplicación al niño y adolescente (1, 7) (Tabla 12). Tabla 12. Criterios DSM IV para el diagnóstico de Trastorno por estrés postraumático A. El individo ha sido expesto a n sceso tramático en el cal están presentes: 1) El individó vivió, presenció, o fe confrontado con n sceso o scesos qe inclye amenaza grave para la vida o integridad física del propio individo o de otras personas. 2) La respesta del individo inclye intenso miedo, desamparo, horror. Nota: en niños pede expresarse por condcta agitada o desordenada. B. El acontecimiento tramático se reexperimenta persistentemente por lo menos en na de las formas sigientes: 1) recerdos desagradables, recrrentes e invasores, del acontecimiento, inclyendo imágenes, pensamientos o percepciones. Nota: en niños peqeños, jegos repetitivos en los qe se expresan temas o aspectos del tramatismo. 2) seños desagradables y recrrentes sobre el acontecimiento. Nota: en los niños los seños angstiosos peden no tener n contenido reconocible. 1) condctas y sentimientos qe aparecen como si el agente tramático operara de nevo (en estos fenómenos se inclyen la sensación de revivir la experiencia, ilsiones, alcinaciones, y episodios disociativos (flashback), inclso cando ocrren al despertar, o como consecencia de algna intoxicación por drogas); Nota: en los niños peden existir representaciones del acontecimiento. 3) malestar psicológico intenso al exponerse a acontecimientos qe simbolizan o recerdan algún aspecto del acontecimiento tramático. 4) activación fisiológica ante exposición a representaciones internas o externas qe simbolicen o recerden algún aspecto del acontecimiento. C. Evitación persistente de estímlos asociados con el trama o falta de capacidad general de respesta (no existentes antes del trama) pestos de manifiesto por lo menos por tres de los sigientes fenómenos: 1) esferzos para evitar los pensamientos, las sensaciones o conversaciones asociadas con el trama. 2) esferzos para evitar las actividades, las sitaciones o personas qe provocan el recerdo del trama. 3) incapacidad para recordar algno de los aspectos importantes del trama. 4) disminción marcada de interés o participación en actividades significativas. 5) sensación de distanciamiento o de extrañeza respecto a los demás. 6) afecto restringido (por ejemplo, incapacidad para experiencias amorosas). 7) sensación de acortamiento de ftro (no se espera por ejemplo realizar na carrera, casarse, tener niños o na larga vida). D. Síntomas persistentes de amento de la activación (arosal) no presentes antes del trama, pestos de manifiesto por lo menos por dos de los sigientes: 1) dificltades para conciliar o mantener el seño. 2) irritabilidad o explosiones de ira. 3) dificltad para la concentración. 4) hipervigilancia. 5) respesta de alarma excesiva. E. La dración del trastorno (síntomas en B,C y D) ha sido por lo menos de n mes. F. El trastorno casa malestar o deterioro clínicamente significativo en el área social, ocpacional, o en otras importantes áreas de fncionamiento. Especificar si es agdo, si la dración de los síntomas es menor de tres meses, o crónico, si la dración es sperior a tres meses. Especificar comienzo demorado si el inicio de los síntomas tvo lgar al menos seis meses despes del tramatismo. Descripción clínica La mayoría de los atores apntan qe los síntomas qe caracterizan el TEP varían en fnción de la edad del niño y del momento evoltivo (28). En los días o semanas qe sigen al sceso el miedo es la emoción predominante. Peden manifestar ansiedad de separación de los padres, temor a qe se repita el daño sfrido o miedos inespecíficos. Aparecen típicamente representaciones del trama en foma de recerdos intrsivos, repetitivos e involntarios qe peden asemejarse en ciertos aspectos al pensamiento obsesivo. En ocasiones estas representaciones peden llevarse a los jegos de forma estereotipada, sobre todo en niños menores de tres años, los cales mestran de esta forma los recerdos qe no peden verbalizar. La reexperimentación del sceso sele ocrrir en forma de pesadillas noctrna o ensoñaciones dirnas, pero no es frecente qe en los niños, al contrario de lo qe scede en los adltos, aparezcan flasback. Con frecencia sfren distorsiones perceptivas, más comnes en la percepción visal y temporal, de forma qe algnos detalles de la experiencia tramática están correctamente rememorados pero no otros, y con na secencia o dración temporal distorsionada. También se han descrito preceptivas en el olfato, el tacto o la adición (29). alteraciones Es habital qe desarrollen condctas de evitación qe se generalizan a estímlos relacionados con el trama, llegando inclso a la amnesia del episodio y la negación. Algnos atores consideran qe la negación, represión y sbsecente embotamiento afectivo experimentado por algnos adltos no son tan frecentemente observados en niños qe sfren n único sceso tramático. Se observa así mismo n incremento del nivel de activación nerofisiológica (arosal), con respestas de sobresalto exageradas, na alerta excesiva, disminción de la atención y concentración, irritabilidad qe pede llevar a accesos de cólera e inclso agresividad verbal o física, sobre todo si drante el episodio se vivieron sitaciones similares (29). Son comnes los trastornos del seño, con terrores noctrnos, pesadillas, somniloqia o sonamblismo. Peden experimentar síntomas somáticos, en especial dolores de cabeza y estómago (28). Los niños refieren con frecencia sentimientos de clpa, sobre todo los más mayores, por el hecho de haber sobrevivido a scesos en los qe otros compañeros o familiares fallecieron, reprochándose el no haber hecho lo sficiente para evitarlo. Ciertas características de pensamiento mágico propias del nivel de desarrollo cognitivo favorecen qe se sientan responsables y casantes del desastre. Son frecentes también los deseos y fantasías de venganza. El estado de ánimo sele aparecer apagado, con "anestesia" emocional pero, en ocasiones, el cadro afectivo es de más gravedad, llegando a cmplir criterios de depresión mayor, con ánimo triste, llanto e ideación sicida, dificltades para mantener los intereses habitales o na redcción de los mismos. Es habital qe aparezcan cambios en ss orientaciones ftras, con sentimientos de incapacidad respecto a ss aspiraciones previas y disminción en el rendimiento intelectal y académico. Esto es más frecente en adolescentes, los cales selen desarrollar problemas interpersonales, deterioro de s propia imagen y atoestima, fobias específicas o síntomas obsesivo-complsivos, condctas de "acting-ot", actividad sexal precoz, y abso de drogas (28). En mjeres son más comnes los síntomas emocionales y en los varones aqellos relacionados con los procesamientos cognitivos y los condctales (30). En niños en edad preescolar predominan los trastornos del seño, la irritabilidad, así como ansiedad de separación, procesos somáticos concrrentes, en especial sintomas digestivos, y regresión a etapas más tempranas del desarrollo con desaparición del lengaje previamente adqirido o pérdida del control de esfínteres. Epidemiología La incidencia del TEP en niños y adolescentes varía dependiendo de la severidad del sceso, del grado de exposición al estrés y de la historia previa y varios atores han coincidido en señalar la dificltad de establecer datos objetivos fiables (30). Estdios comnitarios en adolescentes tilizando criterios D.S.M.-III-R dan tasas de prevalencia de 6,3% en sjetos expestos, independientemente del nivel socioeconómico (7). En otros estdios se estima qe el 48% de los niños qe han sfrido abso sexal (14) y el 27% de los niños sometidos a violencia de forma mantenida cmplirían criterios diagnósticos del trastorno. Al igal qe scede en adltos, la incidencia es más alta en el sexo femenino qe en los varones (29). Etiología En niños, como en adltos, el carácter de la agresión, el grado e intensidad de la violencia sfrida y la proximidad al sceso son los predictores más importantes para determinar la aparición de n t. por estrés postramático si bien otros factores peden adqirir relevancia en niños menos expestos como la intensidad de los sentimientos de clpa desarrollados. Los agentes estresantes catastróficos serían especialmente impactantes en aqellos niños en edades tempranas del desarrollo en los cales la afectividad y las fnciones cognitivas no se han madrado sficientemente. Los niños con múltiples experiencias tramáticas previas, separaciones parenterales o pérdidas afectivas tempranas, antecedentes de ansiedad o depresión, y aqellos en los qe el estresor ha sido el factor hmano son más vlnerables a presentar síntomas más graves o de mayor dración, pero como ya se ha señalado, n sceso sficientemente grave pede prodcir el trastorno aún en personas sin ningna predisposición (1, 29). Las agresiones o estresores qe se han prodcido en el seno familiar y los absos sexales determinan la aparición del trastorno con mayor frecencia. También se ha apntado la mayor vlnerabilidad de las niñas a padecerlo (29). Algnos de los mecanismos propestos para el desarrollo del t. por estrés postramático inclyen la destrcción de la "confianza básica", na sobrecarga de los procesos cognitivos y el clásico modelo de condicionamiento qe explicaría la extensión de la ansiedad fera del marco del acontecimiento casal. Curso y pronóstico La intensidad y características de la exposición inicial parecen ser, además de los principales factores etiopatogénicos, los factores pronósticos más significativos (29). Si la violencia desarrollada ha sido extrema o el sceso tramático se ha desarrollado en el entorno familiar, los síntomas peden prolongarse meses o años (7). Determinadas circnstancias como el fallecimiento de los padres, pérdida del soporte social o de la vivienda o separación familiar peden exacerbar la sintomatología en el crso evoltivo. Los padres con experiencias tramáticas previas responden peor a las necesidades del niño y favorece s cronificación. Se han descrito como factores de mejor pronóstico n ambiente familiar cohesionado con n adecado nivel edcativo, la presencia de varones, padres o hermanos, en el medio familiar cando se prodjo el estresor y na intervención terapética precoz (29). La sintomatología tiende a evolcionar de forma crónica, pdiendo comprobarse la persistencia de algnos síntomas meses o años despés de scedido el acontecimiento tramático (30). En la evolción pede ser prominente la sintomatología ansiosa, especialmente en forma de ansiedad de separación, y los trastornos depresivos. Algnos niños desarrollan sentimientos crónicos de desesperanza y pesimismo acerca del ftro. Peden aparecer implsividad manifiesta, dificltades de atención y concentración o disminción de los intereses qe interfieren gravemente con el rendimiento escolar. Evaluación y diagnóstico diferencial En el DSM IV se introdce n nevo diagnóstico: el Trastorno por estrés agdo, cando la dración de los síntomas es menor de n mes. El diagnóstico de TEP exige na dración mínima de n mes (1). La clínica, si bien es sgestiva, pede no ser sficiente para el diagnóstico si no existe evidencia de los antecedentes dramáticos scedidos y el niño no ha desarrollado aún el lengaje o tiene dificltades para verbalizar lo scedido. El diagnóstico pde sospecharse en aqellos niños o adolescentes qe han presentado n significativo cambio en s condcta de forma brsca y sin qe exista na casa conocida. Debe entonces realizarse na exhastiva revisión de los acontecimientos vitales acontecidos con anterioridad, de forma qe se asegre la existencia de na experiencia tramática. La entrevista clínica debe inclir, sobre todo en los niños más peqeños, el so de jegos o fantasías, dibjos proyectivos y relato de historias qe permitan al entrevistador estrctrar los detalles del sceso tramático. En la evalación deben valorarse las respestas afectivas del niño y ss deseos de venganza o sentimientos de clpabilidad. La historia evoltiva pede indicar factores de vlnerabilidad qe condicionen el pronóstico y qe deben orientar hacia na intervención terapética más estrctrada. Los niños qe sfren este trastorno peden a s vez cmplir criterios para el diagnóstico de trastornos ansiosos y depresivos qe deben ser específicamente evalados. El diagnóstico diferencial con los trastornos adaptativos se realiza en fnción de la gravedad del estresor. En ocasiones la intensidad de los recerdos intrsivos peden hacer necesario descartar n t. obsesivo, del cal se diferencia por las características del pensamiento indeseado, circnscrito en este caso al sceso estresor. La presentación de alteraciones perceptivas hacen necesario en ocasiones hacer n diagnóstico diferencial con la esqizofrenia y con trastornos mentales orgánicos, sobre todo si ha habido tramatismo craneoencefálico o daño corporal (desntrición, etc.) drante el trama (7). Tratamiento El tratamiento del trastorno por estrés postramático está orientado a redcir la ansiedad y aminorar las secelas, favoreciendo n soporte familiar qe se ha destacado como no de los predictores de ben pronóstico más importantes, restableciendo lo más rápidamente posible la rtina diaria del niño y s incorporación al colegio. Varios atores coinciden en señalar la necesidad de na intervención terapética temprana (28). La psicoterapia individal verbal o mediante jegos y dibjos orientados en niños más peqeños han sido las modalidades más comnmente tilizadas en el tratamiento. Mediante la psicoterapia verbal se da la oportnidad al niño de expresar ss sentimientos y percepciones del acontecimiento, aydándoles a manejar y disminir los sentimientos de clpa qe experimentan, diseñando estrategias de afrontamiento y adaptación al daño experimentado. La psicoterapia focal breve se mestra útil en algnos casos y la desensibilización sistemática pede ser necesaria en aqellos casos en los qe se desarrollan fobias o miedos intensos, en conjnción con otras intervenciones (28). La terapia de grpo con personas qe hayan sfrido el mismo trama ayda a disminir la distorsión del recerdo, la generalización de los miedos y perpetación de los síntomas, con atenación de los sentimientos de indefensión y clpa. Por el contrario los grpos qe inclyen víctimas de diferentes scesos tramáticos favorecen la extensión de los miedos (29). Uno de los factores esenciales en la terapia es el soporte del sistema familiar. Es importante facilitar apoyo a los padres y cidadores, aportando información acerca de los síntomas qe presentan los niños y ss casas, edcándoles en las respestas terapéticas a los síntomas qe presentan ss hijos. Sin esa ayda, los padres peden tender a negar la severidad del impacto y de las respestas de los niños y evitar hablar de lo scedido, favoreciendo la atoperpetación del trastorno. El so de medicación psicotropa en el tratamiento del trastorno por estrés postramático en niños no ha sido tan extensamente evalado como en los adltos. Se ha sgerido qe el propanolol, n agente b-bloqeante tilizado con éxito en adltos, aydaría a disminir los síntomas somáticos de ansiedad. Algnos atores han apntado qe la clonidina es útil cando predominan las condctas de evitación, en síntomas depresivos y parasomnias. Las benzodiacepinas aydan a disminir los niveles de ansiedad y a tratar las pesadillas y terrores noctrnos. Los antidepresivos son necesarios cando aparecen fobias intensas (en especial la imipramina) y trastornos depresivos (28). BIBLIOGRAFIA 1. DSM IV. Diagnostic and Stadistical Manal of Mental Disorders, Ed. 4ª. American Psychiatric Association, Washington 1994. 2. McClellan J, Werry J. 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Textbook of Child Adolescent Psychiatry. American Psychiatric Press Inc. Washington, 1991. Se trata de n libro de 668 páginas, dividido en once secciones. La II trata de los métodos axiliares diagnósticos, las siete sigientes se ocpan de los síndromes clínicos sigiendo la clasificación DSM III-R. La sección X hace referencia a otros problemas motivo de conslta: abso físico y sexal, sicidio, abso de sstancias, etc. e inclye n capítlo de psiqiatría forense. La última sección se ocpa del tratamiento en ss diversas modalidades: psicofarmacológico, psicoterapético dinámico y de condcta e hipnosis. Rtter M. Taylor E, Hersov L. Child and Adolescent Psychiatry. Modern Approaches. Blackwell Science. Oxford 1994. Texto actalizado. Es la tercera edición, de reciente aparición qe consta de 1122 páginas, de atores en s mayoría ingleses, con algún colaborador norteamericano. Lewis M. (Ed). Child and Adolescent Psychiatry. A Comprehensive Textbook. Williams and Wilkins. Baltimore 1991. Texto de 1282 páginas con colaboraciones de especialistas calificados. Además de los trastornos paidopsiqiátricos - qe sigen DSM III-R - y s tratamiento, inclye capítlos de gran interés sobre desarrollo psicobiológico del niño, etiología, clasificación y métodos axiliares diagnósticos. También relaciones con la pediatría, pedagogía, ley y sald pública, aspectos de formación en paidopsiqiatría y direcciones ftras de investigación. Mardomingo Sanz MJ. Psiqiatría del Niño y del Adolescente. Ed. Díaz de Santos S.A. Madrid 1994. Texto de n solo ator, 657 páginas. Despés de na primera parte sobre historia, concepto y métodos de investigación y docencia en psiqiatría infantil, na segnda se ocpa de fndmentos nerobiológicos, y la tercera, más amplia, de los síndromes clínicos más significativos y s tratamiento. Dlcan M, Popper Ch. Concise Gide to Child and Adolescent Psychiatry. American Psychiatric Press, Inc. Washington 1991. Dentro de las gías concisas de la misma editorial. es n texto de 255 páginas, con n formato peqeño, dedicado a residentes y estdiantes de medicina. Sige DSM III-R. Además de los síndromes clínicos, trata brevemente de las rgencias, problemas familiares y otros motivos frecentes de conslta. Finaliza con el tratamiento farmacológico y psicosocial. Garfinkel B, Carlson G, Weller E. Psychiatric Disorders in Children and Adolescents. W.B. Sanders Company. Philadelphia 1990. Texto de 569 páginas escrito en colaboración de diversos atores. Ss tres primeras partes están dedicadas a los trastornos clínicos sigiendo DSM III-R, con descripciones de casos ilstrativos, y la carta a problemas como abso, divorcio, adopción, etc. Termina con técnicas de entrevista, evalación y psicoterapia. Ollendick T, Hersen M. Psicopatología Infantil. Ed. Martínez Roca. Barcelona 1993. Texto escrito en colaboración, de 602 páginas. Se inicia la parte primera con temas básicos sobre psicopatología y desarrollo, etiología, diagnóstico y evalación. La II se ocpa de las psicopatologías específicas de la infancia, con el estdo detallado de n caso en cada no de ellos. En la III se inclyen capítlos dedicados a los aspectos psicológicos de na amplia variedad de trastornos físicos, así como del abso y del estrés en los niños. S última parte está dedicada a la prevención y tratamiento psicofarmacológico y condctal. 9. DEFICIENCIA MENTAL Autores: M.D. Gómez García y M.I. España Ríos Coordinador: J. Rodríguez Sacristán, Sevilla DEFINICIÓN De los distintos estdios revisados se infiere qe la definición de deficiencia mental (DM) es n tema controvertido, sin qe exista actalmente na definición en la qe estén de acerdo todos los profesionales implicados en s estdio. Esta dificltad en la definición está en parte relacionada con la misma esencia de la estrctra deficitaria en el sentido de qe la DM es na estrctra típica de las llamadas "carrefor", en la qe conflyen distintos caminos, planos y dimensiones. Así, la estrctra deficitaria está constitida por catro aspectos fndamentales: el biológico, el psicológico, el social y el pedagógico. Por otra parte no se pede olvidar el sentido evoltivo, dinámico y procesal de la DM qe complica aún más s propia definición (1). La mayoría de las definiciones actales de DM tratan de englobar los distintos aspectos haciendo referencia tanto al fncionamiento intelectal como a la condcta adaptativa, de tal forma qe el déficit en la fnción intelectal ha pasado de ser el único criterio para el diagnóstico (criterio psicométrico) en las definiciones anteriores, a n criterio más, jnto al adaptativo y evoltivo en las definiciones más actales. En este sentido destaca la definición pblicada por la Asociación Americana para el retraso mental (2): "la DM se refiere a limitaciones sstanciales en el fncionamiento actal. Se manifiesta como n fncionamiento intelectal significativamente inferior al promedio, existiendo concrrentemente limitaciones relacionadas en dos o más de las sigientes áreas de habilidades adaptativas: comnicación, atocidado, vida familiar, habilidades sociales, vida comnitaria, atodirección, sald y segridad, fncionamiento académico y laboral. La DM se manifiesta antes de los dieciocho años". En esta definición el fncionamiento intelectal inferior al promedio es definido como "n cociente intelectal aproximadamente igal o inferior a 70-75". La OMS en s décima revisión de la CIE (3) adopta n enfoqe flexible sobre qé patas deben ser sadas para el diagnóstico, anqe destacando el aspecto de desarrollo mental incompleto o detenido y de deterioro: "La DM es n trastorno definido por la presencia de n desarrollo mental incompleto o detenido, caracterizado principalmente por el deterioro de las fnciones concretas de cada época del desarrollo y qe contribyen al nivel global de inteligencia, tales como las fnciones cognoscitivas, las del lengaje, las motrices y la socialización... La adaptación al ambiente está siempre afectada... La determinación del grado de desarrollo del nivel intelectal debe basarse en toda la información disponible inclyendo las manifestaciones clínicas, el comportamiento adaptativo del medio cltral del individo y los hallazgos psicométricos". La clasificación DSM-IV (1993) sige n enfoqe similar al de la AARM (1992) para la definición de DM, anqe el fncionamiento adaptativo qeda definido en términos más generales (4). En general todas estas definiciones se apoyan fndamentalmente en la evalación realizada por medio de tests de inteligencia y tests de condcta adaptativa. Por otra parte, en dichas definiciones no se hace referencia a la posible etiología de la DM. Al hacer el diagnóstico clínico de DM habrá qe diferenciar ésta de los estados de inhibición intelectal asociados a patología psíqica y del deterioro de las fnciones speriores qe sería el resltado de n déficit de la inteligencia qe no existía anteriormente (5). EVOLUCION HISTORICA DEL CONCEPTO DE DEFICIENCIA MENTAL De las cltras griega y romana data la primera referencia escrita conocida sobre la DM (Papiro de Tebas, 155 a. C.). Esta época se conoce como "era del exterminio", llamada así por el tratamiento qe se daba a estas personas. Drante la Edad Media peqeños sectores de la sociedad comienzan a darles cobijo, mientras qe otros los azotaban creyendo qe estaban poseídos por el demonio. Se da la primera definición de DM en el Decreto de Enriqe II de Inglaterra sobre la protección de los "tontos natrales". En los siglos XVII y XVIII se descarta la teoría de la posesión demoníaca de los retrasados y se tiliza el término idiotismo qe engloba n conjnto de trastornos deficitarios. Drante el siglo XIX Esqirol (1782-1840) diferenció la DM de la psicosis y de la demencia, caracterizando la idiocia y la imbecilidad como formas de DM y Segin (1812-1880) se dedicó a crear medios de asistencia y edcación para los niños con DM. Ya en el siglo XX, con el trabajo de Binet y Simon, empezó a tilizarse el criterio psicométrico y el concepto de edad mental. W. Stern reemplaza la noción de edad mental por la de cociente de inteligencia (CI). Terman (1916) se refiere a las personas qe pntaban menos de 80 en el Stanford-Binet como retrasados y los clasifica en limítrofes, torpes, imbéciles o idiotas, según ss pntaciones. Wechsler permite diferenciar n CI verbal y n CI de rendimientos (W.I.S.C.). También se prodce el desarrollo progresivo de escalas de condcta adaptativa: D.P.S., escala de Vineland, etc. De los últimos 25 años cabe destacar el desarrollo de na visión psicosocial de la DM (principios de normalización e integración), la creación de asociaciones de padres de niños con DM (se propicia la desinstitcionalización), la ferte crítica a la tilidad y validez del CI (neva psicologización), el desarrollo de técnicas de modificación de condcta y de las derivadas del "aprendizaje mediatizado" de Feerstein y la importancia progresiva de la estimlación precoz y de la prevención de la DM. PREVALENCIA Se entiende por prevalencia de la DM el número de personas vivas catalogadas como deficientes mentales en n momento dado. La mayoría de los estdios coinciden en señalar qe hay amplias variaciones en la prevalencia en fnción del stats socioeconómico. En las familias de mayor nivel socio-económico aparecen porcentajes inferiores de la DM ligera, sin embargo, la DM severa está mcho menos inflenciada por dicho factor. Los datos de la OMS señalan qe el 1.5% de la población mndial padece DM. Todos los estdios coinciden en señalar qe hay n incremento con respecto a épocas pasadas, pero no parece afectar a la deficiencia severa. En España se calcla qe el 1% de la población padece DM (6) con las sigientes características: Sólo el 15% de los sjetos con DM tienen n grado de afectación tan severa qe se inclyen en el grpo de los no edcables y ese retraso sele estar provocado por na casa orgánica específica. El resto de los sjetos deficientes tienen n grado de afectación medio-ligero qe les permite ser edcados y entrenados para desempeñar algna fnción y sentirse integrados en la sociedad. Pede afirmarse respecto a la prevalencia de las deficiencias congénitas qe: los niños son más propensos qe las niñas a padecerlas; no hay evidencia estadística de qe las madres de 30-34 años tengan mayor riesgo qe las menores de 30 a tener n hijo con DM; existe n mayor riesgo a tener hijos con DM debido a deficiencias congénitas o problemas en el parto en familias de nivel socio-económico bajo y nivel de estdios inferior, pdiendo tener relación con las diferentes normas de comportamiento observadas en los distintos estratos sociales; los niveles de contaminación atmósferica también amentan el riesgo; en España se observan diferencias de prevalencia según las distintas Comnidades Atónomas. La prevalencia en las deficiencias provocadas por enfermedades comnes tienen las sigientes características: los varones tienen mayor propensión, los menores de tres años tienen menor probabilidad de presentar este tipo de retraso, pdiendo inflir la detección tardía de la deficiencia; las variables socio-económicas inflyen anqe en menor grado; amenta de forma considerable con el nivel de contaminación; varían también dependiendo de las Comnidades Atónomas. La edad tiene na inflencia importante en la prevalencia siendo más baja en edades preescolares, amentando drante los años escolares hasta los 15-17 años y disminyendo despés. Según la OMS es debido en gran parte, a qe la escela pone de manifiesto el fncionamiento de la inteligencia y porqe la escolarización obligatoria facilita la localización de los casos. También podría inflir la mortalidad más elevada entre los deficientes mentales, cifrándola Conley (1973) para los deficientes ligeros en 1.06 veces la normal, afirmando Eyman (1978) qe las tasas de mortalidad de los deficientes profndos son n 50% más altas qe la de los severos, siendo n 30-35 por mil por año (1). ETIOLOGIA Las casas de DM se desconocen en la mitad de los casos. En la otra mitad podemos sospechar la etiología o realizar n diagnóstico exacto. A modo general podemos decir qe las casas peden ser biológicas, psicológicas y sociales. Habitalmente selen concrrir varios factores qe determinan el enfermar. Las casas peden actar al mismo tiempo (cocasalidad) o a lo largo del mismo. Sigiendo n criterio temporal podemos clasificarlas en prenatales, perinatales y postnatales dependiendo de cando actúe el agente casante. Se consideran aparte los factores sociocltrales ya qe peden actar en calqier período (Tabla 1). Tabla 1. ETIOLOGIA DE LA DM 1. FACTORES PRENATALES: 1.1. CONGENITOS. 1.1.1. Anomalías cromosómicas: 1.1.1.1. Atosomas: S. de Down, S. de Pata, S. de Edwards. 1.1.1.2. Cromosomas sexales: S. del X fragil, S. de Trner, S. Klinefelter, S. triple X.. 1.1.2. Anomalías genéticas. 1.1.2.1. Genes AD: Osteodistrofia hereditaria de Albright, S. de Apert, Nerofibro-matosis, Esclerosis tberosa, S. de Stger-Weber. 1.1.2.2. Genes AR: Trastornos de los HC: galactosemia... Trastornos de proteínas: fenilcetonria... Trastornos de mcopolisacáridos: S. de Hrler, S. de Hnter, S. de Sanfilippo... Trastorno del almacenamiento de lípidos de TaySachs... 1.2. FACTORES AMBIENTALES: 1.2.1. Bajo peso al nacer. 1.2.2. Diabetes materna. 1.2.3. Infecciones maternas: rbeola, sífilis, toxoplasmosis, CMV... 1.2.4. Toxemia gravídica. 1.2.5. Sensibilización al Rh. 1.2.6. Drogas (alcohol...) y Fármacos (talidomida...) 1.2.7. Radiaciones. 2. FACTORES PERINATALES: 2.1. Anoxia. 2.2. Tramatismos mecánicos del parto. 2.3. Prematridad. 2.4. Infecciones: VHSII, meningitis... 3. FACTORES POSTNATALES: 3.1. Malntrición: Def. de iodo, vit. A, vit. B12, vit. B6 vit. D, S. de Kwashiorkor... 3.2. Infecciones: Meningitis, encefalitis por sarampión, varicela, paperas... 3.3. Tóxicos: plomo y mercrio. 3.4. Tramatismo craneal: accidente de tráfico, maltrato físico... 4. FACTORES SOCIO-CULTURALES 5. DESCONOCIDA FACTORES PRENATALES Son las casas más frecentes de DM en general. Las primeras ocho semanas de vida son de vital importancia para el desarrollo del niño, ya qe es cando se esbozan los órganos vitales. Es el período de máxima vlnerabilidad, entendiendo por tal la ssceptibilidad a ser afectado o alterado por n incidente tramático (infecciones maternas, tóxicos, malntrición). Cando la afectación es cromosómica la inteligencia se afecta con na DM moderada o severa, con variaciones individales con afectación orgánica y fncional frecente. Los síndromes asociados al cromosoma X prodcen na DM moderada o ligera. Los errores metabólicos selen originar deficiencias severas o profndas si no se han detectado a tiempo. Las alteraciones del SNC ocasionan na importante pérdida de inteligencia con vida media corta, anqe hay trastornos como la espina bífida y la hidrocefalia qe no sigen esa tendencia (1). Se peden distingir entre factores genéticos y ambientales, siendo los más frecentes e importantes los sigientes: Alteraciones cromosómicas Síndrome de Down o trisomía del 21: consiste en la existencia de n material genético extra en el cromosoma 21. Los factores etiológicos sbyacentes a este síndrome son la edad de los padres (anqe algnos le dan más importancia a la edad materna) y la predisposición genética a la no disynción. Ambos padres peden ser portadores. A pesar de s gran carga genética, no se pede considerar n síndrome hereditario. En el 90% de los casos no hay antecedenes familiares. Este síndrome se manifiesta como: hipoplasias, defectos del canal atrioventriclar, alteraciones del desarrollo cerebral morfológicas y fncionales, rostro aplastado, cabeza peqeña, occipcio plano, cello corto, miembros más largos qe el tronco, clinodactilia, hipotonía msclar, baja sensibilidad táctil y escasa velocidad de respesta con reacciones lentas. Síndrome de Edwards o trisomía del 18: tras el S. de Down es el segndo en frecencia de los síndromes de malformaciones múltiples. Predominio femenino 3:2. Síndrome de Pata o trisomía del 13: casi la mitad de los casos fallecen en el primer mes y sólo el 18% sobrepasa el año. Síndrome del X Fragil: se piensa qe es la forma más frecente de DM hereditaria despés del S. de Down. No siempre origina DM ya qe hay formas incompletas con cara alargada, mandíbla prominente, orejas grandes, amento de los testíclos, alteraciones del lengaje y a veces condctas hipercinéticas. Síndrome de Trner: s fórmla cromosómica es 45/X0. El fenotipo es femenino habitalmente con talla corta, edemas en manos y pies, sin caracteres sexales secndarios, con DM ligera, anqe pede ser normal el CI en los casos X0. Síndrome de Klinefelter: S cariotipo es 47XXY, con fenotipo masclino y disminción de los caracteres sexales secndarios con talla alta. La DM es ligera salvo en los casos de mosaicismo. Errores congénitos del metabolismo Son trastornos basados en la asencia de n gen prodctor de na enzima, lo cal interrmpe la cadena bioqímica y origina la acmlación de sstancias qe peden ser tóxicas para el organismo, además del defecto de síntesis de la sstancia. Las más frecentes son: el hipotiroidismo congénito, la cistinria, el déficit de alfa 1 antitripsina, etc. Algnas de ellas tienen n posible tratamiento preventivo. (Tabla 2). Tabla 2. METABOLOPATIAS QUE PUEDEN BENEFICIARSE TRATAMIENTO PRECOZ (1) Fenilcetonria Enf. de Wilson Lecinosis Hemocromatosis Homocistinria Hipotiroidismo Tirosinemia congénito Cistinosis S. adrenogenital Galactosemia DE Fenilcetonria. Enfermedad de herencia atosómica recesiva (AR) qe ocasiona el déficit de fenilalanina hidroxilasa hepática, con acmlo de fenilalanina en sangre y de ácidos fenilpirúvico, fenilacético y fenil-láctico en orina. Se manifiesta como DM, convlsiones, pelo rbio, ojos claros, eczema y orina con olor a paja mojada. Se diagnostica mediante el test de Folling y la cromatografía de sangre y orina. Galactosemia. Se trasmite de forma AR. El trastorno impide el paso de galactosa a glcosa y se prodce intolerancia a la leche. Se manifiesta en las primeras semanas de vida y s tratamiento consiste en la spresión precoz de la leche. Hipotiroidismo congénito. El déficit de hormonas tiroideas ocasiona n cadro clínico de retraso de talla y osificación, nariz ancha y aplanada, boca abierta y lenga gresa, cello corto, piel y cabellos secos, retraso en la dentición y en el desarrollo psicomotor, con CI bajo. Alteraciones congénitas del SNC Generalmente se acompañan de vida media corta. Algnas malformaciones prodcen n amento de la alfa beta proteína en líqido amniótico lo qe facilita s detección prenatal. Tales malformaciones son: anencefalia, encefalocele, hidrocefalia, mielomeningocele, raqisqisis, espina bífida abierta, etc. Factores ambientales La afectación qe prodcen es my variable, con tendencia a na alteración moderada. Inclyen el bajo peso al nacer, la diabetes, las infecciones maternas (rbeola, sífilis, CMV y toxoplasmosis entre las más frecentes), toxemia materna, sensibilización al Rh, tóxicos (alcohol, heroína, etc.), fármacos (talidomida, etc.) y radiaciónes. FACTORES PERINATALES Las alteraciones son my variadas, pero en general podemos hablar de na DM ligera o moderada. Los efectos de los factores perinatales son difíciles de jzgar aisladamente, ya qe los niños qe sfren deficiencias del desarrollo debido a factores prenatales, son más propensos a tener problemas drante el nacimiento. Los factores qe más frecentemente peden inflir son: la anoxia como el más importante y frecente (la dración del período de anoxia cerebral sperior a 15 min. en el período neonatal, ocasiona na DM profnda y por debajo de los 10 min. la afectación pede ser moderada o severa), los tramatismos mecánicos drante el parto (ya sean por mala presentación fetal o por los instrmentos empleados drante el parto), la prematridad y las infecciones (HVSII, meningitis bacteriana...). FACTORES POSTNATALES Además de los factores nevos qe peden inflir en este periodo, pede manifestarse la DM qe no se hizo evidente en el nacimiento debido a factores prenatales y perinatales. Los nevos factores qe peden incidir en esta etapa son: la malntrición, infecciones, tóxicos y tramatismo craneal por accidentes o maltrato físico. Cando son originados por daño cerebral o infecciones, serán proporcionales a la intensidad y la edad del niño (las encefalitis virásicas en general ocasionan na DM profnda). Los trastornos degenerativos provocan na DM profnda o severa. En canto a las epilepsias postnatales se caracterizan por na gran variabilidad, así la DM en el s. de Lennox-Gastat es my grave, pero en la epilepsia mioclónica es moderada. La malntrición o la deprivación ambiental originan generalmente DM moderadas o profndas. FACTORES SOCIO-CULTURALES Peden actar en calqier momento. Son nmerosas las vías por las qe es posible qe ocrran: la pobreza, la desntrición, la falta de cidados sanitarios, la asencia de padres o la distorsión de las relaciones paterno-filiales, la deprivación afectiva, etc. Para qe estos factores pedan ser atribidos como casales de DM deben cmplir los sigientes pntos: la DM debe ser moderada, no deben existir prebas de patología cerebral y deben existir prebas de fncionamiento intelectal retrasado en al menos no de los progenitores y no o más de los hermanos si estos existen. CLASIFICACIÓN Las distintas clasificaciones existentes se basan única y exclsivamente en el grado o nivel de inteligencia definido por el cociente intelectal (CI) obtenido mediante na preba de inteligencia. La OMS propone la sigiente clasificación en la CIE-10 (Tabla 3). Tabla 3. CLASIFICACION DE LA DM EN LA CIE-10 (1992) GRADO DE RETRASO Leve Moderado Grave Profndo CI 50-69 35-49 20-34 <20 La proporción de personas en cada categoría es my distinta. La gran mayoría, alrededor de n 80% DM la tienen leve. Alrededor de n 12% tienen na DM moderada y n 7% la tiene grave, mientras qe la DM profnda es my poco frecente presentándose en menos del 1% (4). Las características clínicas y evoltivas qe corresponden a los distintos grados de DM son las sigientes. DEFICIENCIA MENTAL LIGERA Los niños afectados de DM leve adqieren tarde el lengaje, pero la mayoría alcanzan la capacidad de expresarse en la vida cotidiana y de mantener na conversación. Selen llegar a alcanzar independencia completa para el cidado de s persona (comer, lavarse, vestirse, controlar esfínteres), para actividades prácticas y para las propias de la vida doméstica, anqe el desarrollo tenga lgar de n modo considerablemente más lento de lo normal. Las mayores dificltades se presentan en las tareas escolares y mchos tienen problemas específicos de lectra y escritra. En general estos niños peden adqirir en la vida adlta habilidades de tipo social y profesional qe les permiten tener na independencia mínima. DEFICIENCIA MENTAL MODERADA Los individos qe se inclyen en esta categoría presentan na lentitd en el desarrollo de la comprensión y del so del lengaje y alcanzan en este área n dominio limitado. La adqisición de la capacidad de cidado personal y de las fnciones motrices también está retrasada. Anqe los progresos escolares son limitados, algnos aprenden lo esencial para la lectra, la escritra y el cálclo. De adltos, selen ser capaces de realizar trabajos prácticos sencillos, si las tareas están cidadosamente estrctradas y se les spervisa de n modo adecado. Rara vez peden consegir na vida completamente independiente en la edad adlta. Sin embargo, la mayoría alcanza n desarrollo normal de s capacidad social para relacionarse con los demás y para participar en actividades sociales simples. DEFICIENCIA MENTAL GRAVE Drante el período preescolar se observa en los individos de este grpo n desarrollo motor pobre y el niño adqiere pocas o nlas actividades verbales para la comnicación. Peden sacar provecho de los aprendizajes preacadémicos, como familiarizarse con el alfabeto y el cálclo elemental, y peden dominar distintas habilidades. De hecho, en la vida adlta peden hacer tareas sencillas bajo na estrecha spervisión. Mchos de ellos se adaptan perfectamente a la vida en comnidad, en viviendas protegidas o con ss familias, a menos qe tengan algna dificltad asociada qe reqiera atención especializada otro tipo de cidados. DEFICIENCIA MENTAL PROFUNDA Los individos de este grpo selen estar totalmente incapacitados para comprender instrcciones o reqerimientos o para actar de acerdo con ellos, la mayoría tienen na movilidad my restringida o inexistente, no controlan esfínteres y son capaces en el mejor de los casos sólo de formas my rdimentarias de comnicación no verbal. Poseen por tanto na my limitada capacidad para cidar ss necesidades básicas y reqieren ayda y spervisión constantes. CLÍNICA TRASTORNOS PSIQUIÁTRICOS Y DE CONDUCTA Los trastornos psiqiátricos y de condcta tienen particlar importancia en niños y adolescentes con DM, tanto por la angstia sbjetiva qe les prodcen a nivel individal, como porqe limitan las posibilidades en s proceso personal de integración. Por otra parte, son también na de las principales fentes de preocpación y estrés para la familia. Se han desarrollado en los últimos años mltitd de estdios en este campo conocido como "doble diagnóstico". La presencia de dos estrctras, la deficitaria y la psicopatológica, origina na sitación diferenciada en la qe la conjnción de las dos estrctras da lgar a nas nevas organizaciones qe serán en gran parte calitativamente diferentes a las dos qe la constityen (1). A partir de los diferentes estdios sobre la prevalencia de trastornos psiqiátricos y de condcta en personas con DM, se peden esbozar las sigientes conclsiones (4): Los trastornos psiqiátricos son 3 ó 4 veces más frecentes en niños o adltos con DM qe en la población general. La variedad de trastornos encontrados es similar a la hallada en la población general, anqe algnos ocrren con más frecencia como: la hiperactividad, los trastornos generalizados del desarrollo, las estereotipias y las condctas atolesivas. En niños con DM leve la proporción de trastornos es alta, siendo nas tres veces mayor qe en los niños en general. En aqellos con DM grave, aproximadamente la mitad tienen dificltades psiqiátricas significativas, siendo la proporción de trastornos más alta en los más profndamente afectados. En general se pede afirmar la existencia de na relación entre el nivel intelectal y la presencia de trastornos psiqiátricos, así, la proporción de los mismos se incrementa canto más grave es el grado de DM, siendo esto también cierto en la proximidad del rango normal de CI, donde aqellos con mayor capacidad tienen menos proporción de trastornos a excepción de los problemas emocionales. No se evidencia na disminción significativa en la proporción de problemas psicosociales de la infancia a la edad adlta. No están claras las razones qe explicarían la mayor incidencia de trastornos psiqiátricos y de condcta en niños con DM, si bien varios atores señalan la importancia de la interacción de diversos factores como facilitadores y de riesgo para la aparición de la psicopatología (Tabla 4). Tabla 4. FACTORES FACILITADORES PSICOPATOLOGIA EN NIÑOS Y JOVENES CON DM (1) 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. DE LA PRESENCIA Relativa incapacidad para atender a demandas de la cltra. Deficiencias mayores debido a na lesión en el sistema nervioso central. Falta de desarrollo emocional y de la personalidad. Disminción en el desarrollo del lengaje. Disminción de la memoria. Baja atoestima. Defensas atípicas de la personalidad. Vlnerabilidad en la vida adlta. DE 9. Presencia de antecedentes familiares de enfermedad mental. 10. Provenir de na clase socio-económica poco favorecida. 11. Temperamento difícil o ssceptible de desajstes emocionales. En canto a la presentación clínica de los diversos trastornos en los niños con DM leve, esta va a ser similar a la de aqellos sin DM, sin embargo, en los casos de DM grave la propia limitación cognitiva y de comnicación pede hacer difícil el reconocimiento de determinados síntomas importantes para hacer el diagnóstico. Algnos de los trastornos psiqiátricos y de condcta más frecentes en la DM son los sigientes: hiperactividad, agresividad, depresión, estados de ansiedad, estereotipias y atolesiones, trastornos generalizados del desarrollo, esqizofrenia, maltrato y abso. Hiperactividad El niño hiperactivo con DM tiene dificltades de adaptación, por s inqietd y s bajo nivel de atención, al proceso de aprendizaje y socialización, lo qe le dificlta la integración en calqier grpo (5). En algnos niños con DM grave la hiperactividad está presente desde la primera infancia, siendo más común en aqellos en los qe hay evidencia de daño cerebral (epilepsia, parálisis cerebral, etc.) o trastornos importantes del lengaje. En estos niños la hiperactividad pede ser el principal problema o ser parte de n cadro clínico más amplio, acompañándose de condctas agresivas, movimientos estereotipados y atolesiones (4). Agresividad En general s prevalencia se incrementa con la severidad o gravedad del déficit intelectal. Pede estar en relación con la irritabilidad o baja tolerancia a la frstración y sele ir acompañada de n bajo control de implsos y de na condcta destrctiva. Es no de los motivos más frecentes de qe las personas con DM sean derivadas a servicios psiqiátricos y de qe se les prescriban tranqilizantes. Depresión Los trastornos depresivos en la DM son frecentes y polimorfos. Los síntomas y formas clínicas peden ser los sigientes: la inhibición, la baja atoestima, las qejas somáticas, la tristeza, la irritabilidad y formas encbiertas, mixtas o asociadas a psicosis (1). Los niños y adolescentes con DM leve son más vlnerables a desarrollar sentimientos de insficiencia y baja atoestima a medida qe van tomando conciencia de s deficiencia. Al mismo tiempo las experiencias scesivas de rechazo, falta de atención, pérdida o separación tanto a nivel familiar como social, peden contribir al desarrollo de dichos sentimientos. El diagnóstico de depresión va a ser particlarmente difícil en las personas con DM grave y profnda, ya qe normalmente no van a poder expresar s estado de ánimo, y en ellos la inhibición, el aislamiento social o inclso los trastornos del seño y de la alimentación peden ser manifestaciones de s grave deficiencia. Para realizar el diagnóstico será pes importante valorar los cambios qe se prodcen en dichas manifestaciones. Estados de ansiedad En los niños y adolescentes con DM se peden presentar todas las formas clínicas habitales en estas edades: las fobias, los miedos, las formas obsesivo-complsivas, la ansiedad generalizada, las somatizaciones y las distimias (1). Movimientos estereotipados y autolesiones Los movimientos estereotipados o repetitivos y aparentemente carentes de sentido como manierismos, etc., son comnes en la DM grave, presentándose en alrededor del 40% de los niños y el 20% de los adltos con dicho grado de deficiencia (4). Habrá qe diferenciarlos de los movimientos involntarios de origen nerológico (corea, atetosis, discinesias) y de los secndarios al so de medicación neroléptica. También habrá qe hacer n diagnóstico diferencial de dichos movimientos estereotipados con ritales obsesivos. Esto pede ser especialmente difícil cando no se pede evalar el estado mental sbjetivo qe acompaña a los movimientos. La valoración debe hacerse comprobando el factor liberador de ansiedad qe spone el rital de estirpe obsesiva, a diferencia del movimiento simple, repetitivo y neromsclar de las ritmias de origen básicamente psicomotor (1). Las estereotipias y condctas atolesivas han sido interpretadas por algnos atores como na forma de comnicación fncional, en niños deficientes con escasas formas alternativas de expresión de ss necesidades y de modificación de s entorno. Trastornos generalizados del desarrollo El síndrome clásico del atismo es raro, encontrándose en 2-4 de cada 10.000 niños. Dos tercios de estos niños tienen n CI <70, por lo qe constityen alrededor de n 1% de los niños con DM y el 2-3% de los gravemente afectados (4). En calqier caso la frecencia con qe se diagnostican este tipo de trastornos en la DM varía según se sigan criterios diagnósticos más o menos estrictos, siendo más frecentes los cadros de atismo atípico. Esquizofrenia Este trastorno es poco frecente antes de la adolescencia. Son especialmente característicos la pobreza de pensamiento, los delirios poco estrctrados y las alcinaciones simples y repetitivas. Las manifestaciones motoras peden ser indistingibles de los manierismos qe se observan en ocasiones en personas con DM grave (4). Cando no es posible hacer el diagnóstico de esqizofrenia en na persona con DM a partir de los síntomas positivos, se pede sospechar dicho diagnóstico por la aparición de nevas condctas extrañas o bizarras, jnto con n deterioro de s fncionamiento social e intelectal, na vez qe se haya descartado na posible casa orgánica de dichas manifestaciones. Maltrato y abuso Mchos niños con DM y ss familias presentan algnas de las características qe son reconocidas como factores de riesgo para el maltrato. En los niños estas inclirían: problemas de seño y llanto frecente cando son peqeños, problemas de condcta de difícil manejo e incapacidad para defenderse a sí mismos. En los padres destacarían los sentimientos negativos hacia los niños con DM y el estres debido a nos reqerimientos mayores en el cidado de los mismos. Por otra parte, na vez qe ha tenido lgar el maltrato, estos niños son con frecencia menos capaces de reconocer lo qe ha scedido (4). La mayor dependencia de los adltos y en general la mayor conformidad ante ss deseos hacen qe los niños con DM tengan n mayor riesgo de sfrir abso sexal. EVALUACIÓN Y DIAGNÓSTICO El cambio en el concepto de DM ha motivado también n cambio en la orientación de la evalación y del diagnóstico. Ya no es sólo n déficit intelectal, sino n concepto mcho más complejo qe inclye la sitación psicológica con ss limitaciones, tanto cognitivas como afectivas, de adaptación social, de atonomía personal y las alteraciones físicas qe se asocian a mendo con algnas enfermedades qe ocasionan DM. Se ha pasado de na valoración cantitativa a otra calitativa más global del proceso (1). EXPLORACIÓN FÍSICA En algnas ocasiones la DM se ve asociada a anomalías físicas generales o malformaciones concretas (S. de Down, fenilcetonria...). Es importante recoger estos signos y síntomas para na posible filiación de la enfermedad y el inicio de n tratamiento o na rehabilitación precoz. EVALUACION PSICOLOGICA Inclye no sólo la evalación de la inteligencia, sino de la totalidad psíqica de la persona y de s medio socio-familiar. Se realiza por medio de entrevistas, prebas psicométricas y escalas de evalación. Pruebas psicométricas Proporcionan resltados qe permiten analizar n determinado aspecto del fncionamiento mental, la inteligencia en este caso. La fnción cognitiva permite al hombre conocer el mndo, ordenarlo internamente, aprender, resolver y crear; dichas actividades están dificltadas en los niños con DM. Por ello se ha de ser cidadoso en el abordaje psicométrico de la inteligencia y realizar na intervención personalizada. El cociente de inteligencia o CI, reslta de EM/ECx100. Para determinar la EM se aplican prebas como: Escala de inteligencia de Weschler (WAIS-WISC-MPPSI). Aporta datos sobre el area verbal y maniplativa de la inteligencia. Existe na forma preescolar y de primera edad (anqe apenas se tiliza) y na forma infantil de WISC (7-15 años) qe es my tilizada. Medición de inteligencia de Terman-Merrill. Aporta más datos sobre el area verbal. Es menos tilizada en la actalidad. Las cifras obtenidas en ambas prebas no peden extrapolarse. Estas prebas deben restringirse al máximo, procrando no tilizarlas en la orientación y pronóstico de casos individales, anqe sí son útiles en epidemiología e investigación. Como complemento a estas prebas, se sele realizar también na evalación del lengaje y del desarrollo psicomotor. Evaluación del desarrollo madurativo La evaluación del desarrollo global y madrativo de los primeros años, se realizan a través de escalas y cestionarios, ofreciendo el llamado "Cociente de desarrollo". Evalúan los primeros cinco años de vida de n niño y es my frecente qe la edad mental sea de 3 ó 4 años anqe la edad cronológica sea mayor. Entre estas escalas se encentran: la Escala de Madración de Gessell, la Escala de Brnet Lezine, la Escala BAS (constitida por 23 escalas específicas de evalación de fnciones psicológicas y capacidades edcativas de las qe podemos obtener n CI total). Evaluación de la madurez social. Inadaptación y contexto Se tilizan con el fin de ofrecer datos concretos sobre el fncionamiento social y de condcta. Son aplicables a todas las edades, inclso en las tempranas. Entre ellas están: la Escala de Madrez Social de Vineland (de las primeras tilizadas para evalar el nivel de fncionamiento social; más tilizadas en niños), la medida gráfica del progreso madrativo o PAC (tilizada tanto en niños como en adltos, valora la atoayda, comnicación, socialización y ocpación), la Gía Portage (la más tilizada en niños peqeños, se realiza en el ámbito familiar y se combina la evalación de los padres con las visitas de los profesionales; valora estimlación temprana, socialización, lengaje, atoayda, áreas cognitivas y motoras). Sin embargo, las más tilizadas últimamente son las llamadas Escalas Adaptativas (7). Los datos se obtienen formlando pregntas a las personas de s entorno. Esta escala consta de dos partes: "De condctas adaptativas" (evalúan independencia, dependencia física, actividades económicas, desarrollo del lengaje, números y tiempo, actividades domésticas, vocacionales, dirección de sí mismo, responsabilidad y socialización) y "De condctas desadaptativas"(trata de identificar condctas qe interfieren con la adaptación social, valorando la interferencia de dichas condctas con las relaciones interpersonales; evalúan comportamientos antisociales, rebeldes, indigno de confianza, aislamiento, comportamientos estereotipados y manierismos, comportamientos inapropiados, hiperactividad, comportamiento sexal anormal, trastornos psíqicos y so de medicación). La dimensión contextal es cada vez más tenida en centa y evalada, debido a la importancia qe tiene el ambiente en la configración de gran parte de las condctas de los niños con DM, así como en la organización de s personalidad, la afectividad y en consecencia, de s mayor o menor normalización e integración en la sociedad. El contexto será evalado desde tres vertientes: el contexto institcional, el familiar y el sociocltral (1). Uno de los cestionarios más tilizados para evalar los aspectos psicosociales en el ámbito familiar es el Cestionario Home, cya validez viene dada a través de la relación qe existe entre la organización del ambiente físico, el material adecado de jego y la relación entre los distintos ítems y el nivel de adaptación así como variables cognitivas y emocionales. Evalación de otras áreas específicas A veces es necesario centrarnos en areas más concretas como la ansiedad, la psicomotricidad, el lengaje o los aspectos neropsicológicos. Algnas de estas áreas son de difícil evalación. En resmen, los aspectos a evalar en na persona con DM son los sigientes (Tabla 5). Tabla 5. EVALUACION DE LA DM (1) Estdio somático Dinámica familiar e institcional Evalación psicométrica Lengaje y psicomotricidad Diagnóstico psicopatológico Consideraciones globales y específicas sobre el desarrollo psicológico del niño, capacidad de adaptación y pronóstico. La información calitativa extraída de diferentes ámbitos es la qe más información proporciona en este tipo de pacientes. DIAGNOSTICO PRECOZ Se sele tardar más en diagnosticar na DM canto más leve sea, sin embargo las más severas y profndas se diagnostican pronto. Es importante realizar el diagnóstico lo antes posible, tanto por la posibilidad de tratar la casa como por iniciar de la forma más precoz la rehabilitación. Los principales indicios de na probable alteración o deficiencia en el recién nacido son los sigientes: irritabilidad, hipotonía msclar, reacción a estímlos disminída, disminción a las respestas reflejas, dificltad para la alimentación, etc. La detección precoz de na posible casa de DM es de vital importancia en enfermedades como el hipotiroidismo, galactosemia, fenilcetonria, etc. (Tabla 3) El árbol genealógico, permitirá conocer si la DM tiene n componente hereditario y si es así el estdio cromosómico descbrirá la alteración casante y la posibilidad de detectar portadores sanos. TRATAMIENTO DE LOS TRASTORNOS PSIQUIATRICOS Y DE CONDUCTA Un plan general de tratamiento ha de tener como objetivo no sólo la desaparición o disminción de condctas inapropiadas, sino además promover y enseñar condctas escasamente desarrolladas, así como nevas experiencias valiosas para el sjeto con DM. En este sentido habrá qe hacer n abordaje qe inclya los aspectos biológicos, psicológicos y sociales. Es my importante, como siempre qe se trabaja con niños, antes de iniciar n programa de tratamiento individal, na evalación de la familia, tanto para valorar el posible papel qe tiene la misma en el origen y mantenimiento de la condcta problemática, como para favorecer s implicación en el cmplimiento del tratamiento. TRATAMIENTO PSICOLOGICO Inclye terapias tanto individales como de grpo, así como terapias de familia segn los casos. Técnicas de modificación de conducta Estas técnicas han demostrado ser eficaces para modelar la condcta de personas con DM, disminyendo condctas inapropiadas e incrementando las condctas deseables. Así peden ser de ayda en personas con DM grave, ya qe no reqieren el so del lengaje o na motivación consciente para el tratamiento (4). En la aproximación a n problema de condcta concreto se debe realizar n análisis fncional individal despés de na observación directa de la condcta, tratando de determinar los antecedentes de la misma, s frecencia y dración, así como ss consecencias. Existe na sistematización de estas técnicas, de tal forma, qe nas se basan en modificar los antecedentes para evitar así qe aparezca la condcta inapropiada (control del estímlo), otras se basan en la sstitción de dicha condcta por otras nevas mediante referzos adecados, etc. Algnas de estas técnicas peden combinarse dentro de protocolos de tratamiento más complejos. En los últimos años se ha centrado el interés en entrenar a padres y edcadores de niños con DM en el so de estas técnicas tanto individalmente como en grpos. Psicoterapia individual Cando se trabaja con niños con DM, se corre el peligro de pasar por alto ss propios pensamientos y sentimientos y por tanto de ignorar la oportnidad de efectar cambios a través de los mismos. Así, por ejemplo, las técnicas cognitivas se han mostrado efectivas para redcir la ansiedad en niños con DM leve (4). Terapia familiar También desde la teoría sistémica de familia se peden explicar y tratar algnos de los problemas qe srgen en torno a n niño con DM en na familia. TRATAMIENTO PSICOFARMACOLOGICO En general parece qe el so de psicofármacos para el control de la condcta en niños y adolescentes con DM es demasiado común y qe podría redcirse en beneficio de los propios pacientes si se sigieran na serie de principios generales (8): Realizar na evalación fncional de la condcta del paciente. Establecer n diagnóstico psiqiátrico. Desarrollar na metodología para evalar y medir la respesta al tratamiento. Seleccionar n agente psicotrópico concordante con el diagnóstico. Realizar n screening de los posibles efectos secndarios qe aparecen sobre la condcta. Debería ser parte del protocolo de prescripción discontinación o spresión del medicamento. na estrategia de En calqier caso, los medicamentos no deberían ser el primero y único tratamiento para n problema de condcta en n niño o adolescente con DM. Debería hacerse na evalación cidadosa de todos los factores qe peden estar contribyendo en la misma, desde factores de sald física, hasta cambios recientes en la rtina diaria otros. Los nerolepticos (tioridacina, clorpromacina y haloperidol) son los medicamentos más frecentemente tilizados para los problemas de condcta en personas con DM, estando así mismo indicados cando se diagnostican cadros psicóticos en estos pacientes. En relación al tratamiento de los problemas de condcta con dosis bajas de nerolépticos de forma mantenida, es necesario tener en centa la posible repercsión sobre la capacidad de alerta y atención imprescindibles para el aprendizaje qe ya de por sí está limitado en estos niños. Todos los posibles efectos secndarios de los nerolépticos peden aparecer en las personas con DM: acatisia, discinesia tardía, etc. El litio se ha tilizado para el tratamiento de condctas agresivas en personas con DM, pero sobre todo en adltos, siendo necesarios más estdios en niños con DM. Los estimlantes como el metilfenidato no han demostrado ser eficaces en la hiperactividad de niños con DM grave y profnda, sin embargo, sí parece ser útil en niños con DM leve y moderada anqe la respesta y efectos secndarios peden ser más idiosincráticos (4). El tratamiento farmacológico más empleado para la depresión en personas con DM han sido los antidepresivos tricíclicos, sobre todo la imipramina y la amitriptilina. Este último ha sido my recomendado debido a qe jnto a s acción antidepresiva, posee fnción ansiolítica y anticonvlsivante, lo cal debe ser tenido en centa dado el potencial convlsivógeno qe portan por s propio problema mchos niños y adolescentes con DM (1). ABORDAJE SOCIAL DE LA DEFICIENCIA MENTAL Es n aspecto my importante en el posible grado de atonomía qe pedan llegar a desarrollar, ya qe los grados severos, moderados y ligeros, no sólo van a depender de los aspectos más objetivos, sino qe n ben apoyo y labor edcativa potenciarán s desarrollo (9). LABOR ASISTENCIAL La reedcación y tratamiento debe comenzar en etapas precoces, con estimlación precoz y en los casos qe sean necesarios, en parvlarios especiales. Como norma general es aconsejable qe el niño acda a institciones normales, donde peda relacionarse con otros niños, siempre qe s retraso no sea my severo y no presente trastornos de condcta qe impida la convivencia con otros niños. En los casos qe no pedan inclirse en las institciones habitales por lo anteriormente expesto, es conveniente qe se integren en algún centro de edcación especial. Estos centros tienen como finalidad principal consegir la máxima integración social y laboral del sjeto con DM. El ambiente debe ser lo más semejante posible al normal, pes de lo contrario qedarían aislados del resto de la sociedad. Por ello se tiende a redcir cada vez más el internado en favor de la semipensión, para qe se mantenga la relación familiar y se reciban las enseñanzas adecadas. El internado qedará relegado para los casos en qe sea imprescindible por la sitación geográfica de la familia respecto del centro o cando falta el ambiente familiar adecado o este es perjdicial para el niño. En estos casos es deseable qe el niño tenga na familia qe sstitya a la natral y se ocpe de él visitándolo con frecencia al centro y llevándoselo los fines de semana a s casa o en vacaciones. Estos centros deben destinarse a n redcido número de niños, aproximadamente de 100 a 200 entre internos y semipensión, variando según el grado de DM (menor canto mayor sea el grado de DM). LABOR EDUCATIVA Inclye todas las terapias edcativas qe deben destinarse al niño con DM, excepto la escolaridad y la enseñanza laboral. Es no de los aspectos importantes en la edcación del niño; en la deficiencia profnda se consegirá poco, mientras qe en las severas y moderadas es lo fndamental; en las ligeras esta actividad se realiza en el tiempo libre fera de la escela, como reedcación complementaria a la enseñanza propiamente dicha. Es necesario instrirlos en los sigientes aspectos: habitación (alimentación, vestido...), socialización (formación de hábitos sociales), psicomotricidad (postra, eqilibrio, esqema corporal...), estimlación sensoperceptiva (visal, aditiva, táctil...), comnicación (comprensión y expresión del lengaje), expresión (gestal, gráfica, corporal...), pensamiento matemático, manalidades (picado, rasgado, cortado, pegado, plegado, labores...), conocimientos generales (sobre personas, familia, escela, sociedad...), actividades lúdico-recreativas (jegos espontáneos y dirigidos, deportes, excrsiones, representaciones teatrales...). Según el grado de DM, se necesitará na mayor dedicación individalizada. LABOR PROFESIONAL Al conclir la edad escolar, 14 ó 15 años se inicia na preparación para qe en la vida adlta, peda desarrollar algún tipo de actividad o trabajo, según ss posibilidades, qe les permita sentirse útiles. En las DM profndas o moderadas no podrán desarrollar nnca na actividad profesional propiamente dicha, por lo qe se les debe instrir en tareas sencillas qe pedan realizar en el hogar o en el ambiente social en qe se encentren. Entre estas tareas se encentran: las domésticas, iniciar en profesiones sencillas en las qe pedan colaborar (albañilería, carpintería...), horticltra y jardinería, cidado de animales domésticos y de granja, etc. En las DM ligeras se les peden inclir en Formación Profesional para llegar al aprendizaje de n oficio qe pedan desarrollar y qe sea más adecado dependiendo de las destrezas particlares. Las profesiones más adecadas son: albañilería, carpintería, cerrajería, alfarería, pintra, cestería, labores del hogar, cocina, corte y confección, bordados, cerámica, etc. Es importante qe reciban n salario simbólico drante s formación por la tarea qe desarrollen, ya qe esto spone n reconocimiento y estímlo en s trabajo, contribyendo al desarrollo de s personalidad. Para la asignación deben valorarse no sólo el rendimiento, sino el interés, el comportamiento, la asistencia, el progreso, etc. LABOR SOCIAL La integración social del sjeto con DM debe consegirse tras trabajar con el niño, la familia y la sociedad. Hay qe estdiar las características de cada familia: los miembros qe la forman, los problemas, la actitd hacia el niño con DM (este modifica la dinámica familiar motivando actitdes sobreprotectoras, rechazo, vergüenza, clpa), el nivel de estrés familiar, etc. Todo ello deberá ser estdiado por los servicios de Trabajo Social, realizando na tarea en eqipo con el resto de los profesionales implicados en esta labor. El estrecho contacto con los padres de forma individal y en reniones de grpo para informarles sobre s hijo y orientarles en s edcación, es necesario para qe se vean integrados en la labor edcativa de s hijo. Esto los motivará más y podrán inclso conocer a otros padres qe estén en la misma sitación, sirviéndoles de apoyo. A través de estos grpos de padres se podrá llegar a la sociedad para na mayor concienciación, ya sea a través de asociaciones, conferencias o medios de comnicación. BIBLIOGRAFIA 1. Rodrígez Sacristán, J. Deficiencia Mental. En: Manal de Psicopatología del niño y adolescente. Servicio de pblicaciones de la Universidad de Sevilla.1995. 2. AAMD. Mental Retardation. Definition, Classification and Systems of Spports. 9.ª Edition. AAMD. Washington, DC. 1992. 3. CIE-10. Trastornos Mentales y del Comportamiento. OMS. Ed. Meditor. Madrid. 1992. pp. 277-283. 4. Scott S. Mental Retardion. Cap. 35. In: Rtter M, Taylor E and Hersov L. Child and Adolescent Psychiatryc. 3.ª Ed. Blackwell Scientific Pblications. Oxford. 1994. pp. 616-646. 5. González-Ibáñez A. Psicopatología de la Inteligencia. Cap. 22. En: Vallejo J. Introdcción a la Psicopatología y Psiqiatría. 3ª Ed. Masson-Salvat Medicina. Barcelona. 1991. pp. 296303. 6. Rodrígez Sacristán J. No te rindas ante la Deficiencia Mental. Rialp. Madrid. 1989. 7. Diane E, Deitz D. y Repp A. Retraso Mental. Cap. 4. En: Ollendick TH y Hersen M. Psicopatología Infantil. Martínez Roca. Barcelona. 1993. pp. 99-118. 8. Sovner R. Psychotropic drg therapy prescribing principles for mentally retarded persons. Cap. 6. En: Dosen A. Treatment of Mental Illness and Behavioral Disorders in the Mentally Retarded. Logon Pblications. Leiden - The Netherlands. 1990. pp. 91-101. 9. Gómez Ferrer C. y Fernández Moreno A. Aspectos generales del Retraso mental. Cap. 23. En: Ríz Ogara C, Barcia D y López-Ibor JJ. Psiqiatría. Toray. Barcelona. 1982. pp. 1114-1119. 10. PRONÓSTICO Y PREVENCIÓN. ESTRATEGIAS PREVENTIVAS CON LOS NIÑOS Y LA FAMILIA. LA RELACIÓN TERAPÉUTICA. TERAPIA POR EL JUEGO. TERAPIA CONDUCTAL. PSICOTERAPIA INDIVIDUAL. TERAPIA FAMILIAR. TERAPIA DE GRUPO. PSICOFARMACOS. INSTITUCIONALIZACION. MODELOS DE SERVICIOS ASISTENCIALES. Autores: T.Martínez, P. Calderón, A. Pérez, A. González y M. Bolívar Coordinador: J.R. Gutiérrez Casares y F. J. Bustos, Badajoz Las estrategias para promover la salud y para prevenir los trastornos psiquiátricos de los niños deben ser juzgadas por los resultados de salud que producen en la población a la que van dirigidos. American Academy of Child and Adolescent Psychiatry (1990) Prevention in child and adolescent psychiatry: The redction of risk for mental disorders Podemos definir el pronóstico médico como la predicción, realizada por n médico, sobre el desarrollo y el resltado final de na enfermedad, basada tanto en s propia experiencia como en los criterios científicos predominantes en ese momento (10). En la actalidad, nestra capacidad para predecir la persistencia o el empeoramiento de cada síntoma es my limitada, inclso entre los niños qe han sido expesto a circnstancias estresantes severas y qe mestran claramente los síntomas de na enfermedad psiqiátrica definida. Entendemos por tratamiento el conjnto de medidas o actos realizados por el médico, otro personal sanitario, encaminados a la cración, mejoría o rehabilitación de n niño o adolescente enfermo (10). Definimos la prevención como el conjnto de medidas destinadas a evitar las enfermedades, accidentes, otras circnstancias qe prodcen dolor o malestar en n niño o adolescente y qe están dirigidas al control y al mantenimiento de s sald (10). Las medidas de prevención peden ser de tres tipos. La prevención primaria bsca disminir la incidencia de na patología a través de la eliminación de los factores qe peden casarla y tiene lgar antes de qe el organismo sfra los efectos de la enfermedad. La prevención secndaria se basa en la realización de n diagnóstico precoz y en la aplicación rápida de n tratamiento específico qe minimice el impacto de la enfermedad sobre las personas ya afectadas. Las medidas de prevención terciaria tienen lgar na vez qe se ha instarado la enfermedad y s finalidad es evitar el agravamiento y qe se prodzcan secelas o, si ya han aparecido, disminir ss repercsiones. Existen mchos datos qe nos indican qe la prevención más eficaz es la primaria. Esta prevención entra dentro de la categoría de promoción o mantenimiento de la sald y se lleva a cabo a través de programas de inmnización, programas escolares o programas de detección precoz de factores de riesgo. La prevención primaria casi siempre reqiere n entendimiento detallado de los factores casales y de los mecanismos de la enfermedad y es más efectiva cando hay na etiología nifactorial. Debido a ello s aplicación es difícil en el campo de la sald mental infantil y jvenil donde la etiología sele ser mltifactorial. Se han descrito tanto factores de riesgo como de protección relacionados con la prevención en sald mental. Entre los factores de riesgo se peden citar los factores genéticos, factores ligados al embarazo y al trama del nacimiento, prematridad y otros factores médicos neonatales, accidentes (dentro y fera de casa), intoxicaciones, deprivación socio-cltral, enfermedades físicas, desarmonía y rptras familiares, enfermedad mental parental, fracaso escolar precoz, familias con mchos miembros y asencia de padre. Entre los factores protectores se han descrito el pertenecer al sexo femenino, tener n temperamento adaptable, presencia de na fente única de estrés, poseer habilidades de enfrentamiento, na bena relación con n padre, éxito o benas experiencias dentro de casa y mejoría de las circnstancias familiares (5). Se han desarrollado nmerosos estrategias de aplicación en prevención primaria. Entre ellas destacan los programas de valoración y control de pntos claves del desarrollo ("milestones programs"), los programas de control de grpos de riesgo y los programas basados en la comnidad. La mayoría de las intervenciones preventivas en niños y adolescentes son secndarias y se realizan despés de qe los rasgos del trastorno ya están presentes (p.e., so de antidepresivos para tratar episodios depresivos o entrenamiento de los padres para aydar a n niño de alto riesgo qe ya ha mostrado na condcta agresiva). Este tipo de prevención qeda limitada por el hecho de qe nestra habilidad para predecir la evolción de cada síntoma o de cada síndrome es limitada y porqe el estado madrativo de n niño, en calqiera de los pntos de s desarrollo evoltivo, es sólo parcialmente predictivo de la evolción en la vida adlta. Si bien, algnas de las actividades relacionadas con la prevención parecen my distantes de la práctica clínica de los psiqiatras infantiles, nestras habilidades clínicas son vitales para el desarrollo de actividades preventivas tales como identificar rasgos precoces de n trastorno en na población de alto riesgo, realizar tratamiento para modificar el medio ambiente de casa o de la escela, redcir el impacto del desajste marital, etc. Es frecente qe las familias con alto riesgo mestren permtaciones y combinaciones de factores qe son familiares a los clínicos y qe deben ser tenidos en consideración a la hora de hacer na adecada planificación de la prevención y del tratamiento. ESTRATEGIAS PREVENTIVAS CON LOS NIÑOS Y LA FAMILIA Generalidades La prevención primaria de los trastornos psíqicos choca con dos obstáclos importantes. Por n lado, el estado actal de nestros conocimientos sobre la etiopatogenia de los trastornos emocionales y condctales del niño y del adolescente nos impide establecer medidas preventivas dirigidas directamente a las casas. Por otro, está el hecho de qe es my difícil cantificar los resltados de los programas de prevención y de higiene mental por lo qe s eficacia es my difícil de demostrar (21). La meta final de la investigación en sald mental es conocer lo sficiente sobre los trastornos mentales como para poder prevenirlos completamente o para poder minimizar s frecencia y severidad. Las investigaciones sobre prevención necesitan ser ampliadas y dar prioridad a grpos de niños con alto riesgo qe pedan ser identificados fácil y precozmente. Estos estdios han condcido a la descripción de distintas poblaciones con alto riesgo de sfrir n trastorno mental: niños qe han sido sometidos a absos o a negligencias, niños de padres con patología psiqiátrica y niños con desventajas sociales severas. Un programa de prevención potencialmente efectivo pede fallar en el campo de la difsión y aplicación tanto por problemas relacionados con el grpo donde se espera qe se apliqe el programa (atoridades escolares, servicios de sald mental de adltos, etc.) como por problemas con algún elemento del diseño o por distorsiones en el proceso de adaptación a las necesidades locales y qe no podían ser previstas en el ambiente experimental. Los reqisitos generales asociados con la difsión de información preventiva en psiqiatría infantil aparecen representados en la Tabla 1. Tabla 1. Difusión de la información a grupo sociales 1. Dar información a determinados grpos de padres (padres con enfermedad psiqiátrica, padres toxicómanos, esposas de prisioneros, padres crónicamente enfermos o con retraso mental) en relación con los riesgos a qe se enfrentan ss hijos y como ellos peden aydarlos a redcirlos 2. Dar información al público general sobre los sigientes temas: · Cómo acceder a los sistemas de sald mental de niños y adolescentes · El papel de la enfermedad mental en los intentos de sicidio de niños y adolescentes · La magnitd de los problemas del trastorno de condcta · Qé niño o adolescente presenta n alto riesgo para n trastorno de condcta · Los beneficios de la deprivación precoz de niños agresivos y desobedientes · Qién tiene mayor riesgo despés de n trama psíqico · El riesgo de problemas de condcta en niños con tramatismos cráneoencefálicos o epilepsía · La asociación entre abso de sstancias y enfermedad mental Los programas de prevención en la infancia y adolescencia son coste-efectivos y alivian a los niños y las familias de mchos sfrimientos y de mchos gastos. Estos programas inclyen distintas formas: 1) clases o sesiones especiales con el niño, 2) contactos con los padres y participación de la familia, 3) valoración de las necesidades especiales de la familia en relación con la edcación, sald y prácticas de cidado y de desarrollo del niño, 4) intervenciones prolongadas e intensivas drante periodos de no o más años. La American Academy of Child and Adolescent Psychiatry propone, en s "Project Prevention", ciertas recomendaciones qe peden resmirse de la sigiente manera (3): Existen pocas evidencias qe soporten la existencia de na vlnerabilidad niversal para todos los niños excepto, qizás, para el síndrome de estrés qe sige a la exposición a n trama extremo. Deben favorecerse las estrategias preventivas dirigidas a individos de alto riesgo más bien qe las dirigidas a grpos amplios de población. Las estrategias sobre niños de alto riesgo reqieren qe se disponga de los sistemas adecados para poder identificarlos. Dado lo limitado de nestros conocimientos sobre las casas y los mecanismos etiopatogénicos, necesitamos qe se realicen más investigaciones epidemiológicas y longitdinales. Anqe la prevención primaria no es generalmente posible, sí se nos ofrecen importantes oportnidades para hacer na bena prevención secndaria y terciaria. Estas peden acortar el sfrimiento y evitar el desarrollo de complicaciones en niños y adolescentes. Los profesionales de la psiqiatría deben jgar n papel importante en la prevención. Este papel debe centrarse en los programas dirigidos a los grpos de padres (tanto a padres con enfermedad mental como a padres sanos) y en los programas dirigidos a la valoración del estado verdadero de riesgo entre los niños qe han sido valorados por los distintos métodos epidemiológicos como grpo de alto riesgo. Los crrícla de formación de las personas qe van a participar en los programas de prevención de los trastornos mentales de niños y adolescentes deben inclir los sigientes apartados: Aspectos evoltivos del niño y adolescente. Experiencia clínica con niños y adolescentes y con familias de todos los grpos socioeconómicos. Tener n adecado conocimiento de la condcta normal y de toda la gama de alteraciones psicopatológicas del desarrollo. Conocimiento de los aspectos familiares, condctales, psicodinámicos, sociocltrales y biológicos asociados con la clínica y con la edcación de niños y adolescentes. Experiencia en la relación con otros sistemas de apoyo social. Establecimiento de relaciones de colaboración con las nidades de ingresos o de pacientes amblatorios así como con los servicios legales. Oportnidades para la docencia de grpos de la comnidad, estdiantes de medicina, así como de médicos y psicólogos residentes (MIR y PIR). Niños de alto riesgo La capacidad del niño o del adolescente para hacer frente a los problemas sociales y emocionales se relaciona fertemente con la sald mental y con el estats social de la familia (29). Los factores implicados en la vlnerabilidad a padecer n trastorno psiqiátrico oscilan en n amplio abanico qe se extiende desde variables próximas a las interacciones materno-filiales a variables intermedias tales como la sald mental de la madres o a variables lejanas tales como las fentes de financiación de la familia. Una serie de estdios, realizados en na amplia variedad de campos, han encontrado qe, excepto para casos de alteraciones biológicas importantes, es el número, más bien qe la natraleza de los factores de riesgo, el qe mejor determina el resltado (16). Los grpos de niños qe tienen n mayor riesgo de desarrollar trastornos psiqiátricos son: hijos de padres con enfermedades psiqiátricas, hijos de padres divorciados, hijos de padres con abso de sstancias, familias con abso y negligencia, niños con enfermedades crónicas, niños de familias con pobreza.. Prevención de trastornos psiquiátricos específicos Los factores de riesgo para los trastornos de condcta implican a familias con historia de criminalidad, al estats étnico y racial, creldad parental asociada con bajos niveles de spervisión de los niños, desacerdos maritales, familias de gran tamaño, altas cifras de delincencia y familias con n bajo énfasis sobre los resltados académicos obtenidos por el niño. Hay algnas evidencias, anqe no conclyentes, de qe la redcción del desacerdo de la severidad marital, de la mala parentización o de las limitaciones edcacionales peden resltar en na redcción de la incidencia de trastornos de condcta (25). Datos aislados sgieren qe los programas preescolares qe inclyen a niños y madres redcen la incidencia de trastornos de condcta. Otros programas prometedores se basan en intervenciones qe redcen el desacerdo marital, mejoran las actividades parentales y mejoran las habilidades y competencias de los niños con alto riesgo. La capacidad del sistema social para prevenir el sicidio se ha demostrado como limitada. Anqe s incidencia en el adolescente ha amentado se sige considerando como n evento raro mientras qe los indicadores de riesgo sigen siendo bastante comnes. Parece qe los adolescentes varones qe han realizado intentos previos de sicidio y los adolescentes, de ambos sexos, qe han sfrido n episodio depresivo tienen el mayor riesgo. Las actividades de protección deben extremarse en las sitaciones de "sicidios en racimos" ("clster sicide" o aparición, en rachas temporales, de adolescentes qe cometen sicidio) ya qe las evidencias sgieren qe los adolescentes qe meren en n clster eran ya adolescentes con alto riesgo y qe la mayoría tenía na historia de depresión o de intentos de sicidio. Es probable qe los factores de riesgo para el abso de sstancias no sean niversales y qe haya determinadas características personales qe establezcan la vlnerabilidad. Estas características específicas inclyen el ser hijo de n padre alcohólico (amenta 9 veces la posibilidad de volverse alcohólico), comenzar a fmar y a beber en edades precoces, presencia de n trastorno de personalidad antisocial, alta tolerancia a las desviaciones de las normas, mantener actitdes pro-drogas y na ferte necesidad de independencia en los adolescentes. Hasta la fecha, las investigaciones realizadas con los trastornos del aprendizaje han fracasado en identificar n único factor de riesgo o na combinación de factores o áreas de disfnción psicológica qe pedan ser predictores del fracaso edcativo. Los programas de "perfeccionamiento" o de "amento de rendimientos" proveen n amplio rango de soportes administrativos o edcacionales a los niños escolarizados y parece ser qe prodcen n efecto identificable sólo drante los tres o catro primeros años. Los niños qe participan en estos programas de perfeccionamiento disfrtan de na mayor atoestima, de mejores perspectivas de empleo y redcen significativamente la posibilidad de entrar en clases de edcación especial. Tratamiento de los trastornos psiquiátricos de niños y adolescentes Las estadísticas generales y los datos epidemiológicos de qe disponemos apoyan la idea de qe entre el 10 y el 15% de los niños y adolescentes con na edad inferior a los 18 años necesitan los servicios de sald mental y de asistencia psiqiátrica. Las técnicas adecadas para la aplicación de calqier tipo de tratamiento en niños y adolescentes sólo peden ser aprendidas trabajando con niños y bajo la spervisión de terapetas experimentados. Antes de embarcarse en calqier técnica terapética es necesario tener n plan terapético adecado y nas metas claras qe deben derivarse de la formlación clínico terapética del niño o adolescentes. El tratamiento de los trastornos psiqiátricos de niños y adolescentes se ha caracterizado, hasta fechas my recientes, por ser na extrapolación al niño de los tratamientos del adlto y porqe la elección del tipo de tratamiento era más n reflejo del entrenamiento y formación del terapeta qe na decisión basada en las características del niño o del trastorno psiqiátrico qe padecía. La terapética psiqiátrica infantil debe basarse en la realización de na evalación psiqiátrica, na formlación clínica y na planificación terapética adecadas así como en la tilización de tratamientos mltimodales y mltidisciplinarios (17). La aplicación de la terapética infantil se apoya en el trípode psicofarmacología/psicoterapia/terapia de condcta. Estas modalidades deben tilizarse conjntamente en todos los pacientes, si bien algnos trastornos y algnos niños específicos peden beneficiarse más claramente del so predominante de na de ellas. Uno de los riesgos en los qe podemos incrrir cando tratamos niños o adolescentes es el de aplicar medidas estandarizadas qe, al ser demasiado generales, no tienen en consideración las características individales del paciente (21). Más de 230 técnicas terapéticas (individales, familiares o grpales) están siendo sadas para el tratamiento de niños y adolescentes con trastornos mentales. Ellas se focalizan sobre distintos procesos psicológicos, condctales o sobre distintas interacciones familiares. Los niños o adolescentes peden ser tratados tanto en las consltas de los terapetas, casas, escelas, como en los hospitales o en otras lgares de la comnidad. La relación terapéutica Es característico de la conslta de psiqiatría infantil la falta de iniciativa del niño o adolescente en la demanda de ayda por lo qe na de las primeras tareas del terapeta consiste en estimlar la motivación del niño hacia el tratamiento. Es frecente qe los niños empiecen el tratamiento de forma involntaria y sin beneficiarse de na aténtica ayda por parte de los padres. Los niños selen exteriorizar ss conflictos internos y, en la sitaciones nevas, tienen tendencia a presentar reacciones de transferencia espontáneas y globales. La presencia en determinadas edades de mecanismos primitivos tales como el rechazo, la proyección y el aislamiento pede condicionar el proceso terapético basado en las capacidades de síntesis e integración (ambas inmadras en los niños). Igalmente, las presiones ambientales ejercidas sobre el terapeta son habitalmente mayores con los niños qe con los adltos. Por lo general, los niños no tienen nas facltades de expresión verbal tan desarrolladas como los adltos, por lo qe es de vital importancia qe el psiqiatra infantil lo valioso qe es la comnicación no verbal. La expresión de los gestos, la postra del niño y s movilidad, así como el contenido, la forma y configración de s jego y postras peden expresar tantas cosas como ss palabras. Los modos de comnicación entre el niño y el clínico son de vital importancia y deben adaptarse para ofrecer al niño n contexto y na atmósfera qe permitan establecer na adecada comnicación. Los distintos modos de comnicación son: el jego (escenificación de imaginaciones qe se identifican con personas de s entorno), el diálogo imaginario (historia inventada), el dibjo (espontáneo o sobre n tema sgerido), el diálogo tradicional cara a cara, el so de pasta para moldear, o el so de jegos con arena o aga. El lengaje del clínico debe ser accesible al niño y deben tener en centa s edad y nivel de desarrollo. Ha de ser lo sficientemente amplio como para qe se sitúe entre el so de frases cortas, palabras simples, repeticiones frecentes y el so de formas de comnicación no verbal a la qe los niños son my sensibles o de formas más complejas de diálogo semejantes a las de la entrevista con pacientes adltos. Es necesario crear n ambiente en el qe el niño peda sentir qe ss palabras y acciones son consideradas por el terapeta como algo serio. El trabajo terapético con niños se caracteriza por la necesidad de la participación de los padres. Esta necesidad no qiere decir qe necesariamente los padres sean los casantes de las dificltades emocionales del niño sino qe s implicación en el tratamiento es na consecencia del estado de dependencia del niño. El peligro qe plantea esta sitación es la motivación inconsciente de salvar al niño de la negativa inflencia de los padres, relacionada en ocasiones con n deseo competitivo de ser mejor padre qe el padre del niño o qe los propios padres del terapeta. En la práctica, hay varios grados de participación paterna en la psicoterapia infantil. Con los niños en edad preescolar, la mayor parte del esferzo terapético va dirigido hacia los padres, sin alcanzar directamente al niño. En el otro extremo, los niños peden recibir na psicoterapia sin participación algna de los padres más allá del pago de los honorarios y, qizás, del transporte del niño a las sesiones. Aún en los casos en los qe el adolescente peda sostener la terapia por sí solo, la mayoría de los terapetas prefieren mantener na alianza informativa con los padres a fin de obtener información adicional sobre el niño. La consideración de la participación de los padres condiciona la resolción de cestiones relacionadas con la confidencialidad en la terapia con niños. Tipos de tratamiento Los psiqiatras infantiles tratamos niños y adolescentes con trastornos mentales qe varían en sintomatología, etiología, severidad y cronicidad. Las manifestaciones de estos trastornos están fertemente inflenciadas por la edad y por la dotación intelectal y emocional del niño, el medio en el qe vive y las expectativas sociales colocadas sobre él (2). En n extremo del espectro clínico están aqellos niños cyo trastorno mental es de tal severidad y cronicidad qe necesitan n cidado intensivo, global y my dradero (trastornos profndos del desarrollo). Otro grpo de niños presentan na sintomatología qe es mcho menos severa, mcho menos crónica y qe reqiere diferentes intervenciones con las qe se prodce na gran mejoría (fobia escolar, trastorno por déficit de atención con hiperactividad). Un grpo intermedio estaría formado por los niños con condiciones ligeramente crónicas; pero qe tienen n pronóstico relativamente beno con n tratamiento intensivo a largo plazo (trastornos afectivos, anorexia nerviosa). Otro grpo serían los niños cya enfermedad es primariamente somática; pero qe necesitan n tratamiento, nas habilidades y na ayda psicológica o psiqiátrica. Finalmente, podríamos citar a aqellos niños qe sin tener patología psiqiátrica actal tienen n alto riesgo de presentar complicaciones psiqiátricas (niños con retraso mental, parálisis cerebrales, epilepsía o deterioros sensoriales) (2). Las intervenciones psicoterapeúticas con niños difieren de las del adlto y del adolescente tanto más canto más joven es el niño. El niño presenta nas defensas más frágiles, na menor capacidad cognitiva, na ansiedad fácilmente estimlable, n sper-yo limitado y na mayor prevalencia de actitdes mágicas y omnipotentes. El niño se encentra en el proceso de desarrollar nevas estrctras de personalidad y, mchas veces, ss acciones y ss síntomas son el reflejo de este proceso. El nivel de desarrollo de ss habilidades verbales y comnicativas (determinado por el estado de desarrollo de ss estrctras cognitivas) es my importante en la terapia. A lo largo del desarrollo, los niños expresan progresivamente ss sentimientos y necesidades a través de la acción, la fantasía y más tarde el lengaje. Dentro de esta visión general, basada en la sintomatología clínica, se imbrica el so de las técnicas específicas para cada na de las sitaciones. A continación estdiaremos, de manera scinta, los grpos terapéticos más frecentemente tilizados: terapia por el jego, terapia condctal, psicoterapia individal, terapias con implicación de la familia, terapia de grpo y psicofármacos. Terapia por el juego Mchos niños tienen dificltad para expresarse a través de n nivel verbal. La inmadrez de s lengaje y n vocablario limitado, restringe s habilidad para identificar sentimientos y preocpaciones. Estos niños peden expresarse de na manera más efectiva tilizando métodos no verbales, tales como el jego libre. El lengaje del jego refleja, de na manera preconsciente, las presiones y demandas de la vida diaria. Los niños necesitan implicarse en jegos apropiados para s edad y los padres deberían conocer cales son estos jegos. Los cambios en las características del jego de los niños sele ser na de las qejas principales de los padres cando acden a conslta. La conslta del terapeta debe estar llena de jgetes con los qe el mndo del niño peda ser proyectado y las cestiones qe plantee el terapeta deben proporcionar na sitación qe facilite la emergencia de estas historias. El jego spone na expresión sofisticada del nivel de inteligencia del niño. Las investigaciones indican qe los niños qe mestran más actividades fantasiosas espontáneas tienen niveles más altos de inteligencia verbal y de rendimientos académicos. El jego es fndamental para el desarrollo en el adlto de las habilidades para la resolción de problemas y de las estrategias de enfrentamiento. Erikson (12) plantea las preferencias del jego en las distintas edades en relación a los conflictos con los qe se enfrenta el niño. Así, los niños entre 1 y 3 años se enfrentan a conflictos relacionados con la atonomía frente a la vergüenza y dda, y prefieren los jegos analógicos. El niño entre 3 y 6 años se enfrenta a conflictos relacionados con la iniciativa frente a la clpa y disfrtan con jegos cooperativos, de fantasía o dramáticos en los qe simbólicamente se reselven conflictos por medio de la fantasía y la imitación de los adltos. Los niños con edades entre 6 y 12 años se enfrenta a conflictos académicos o de laboriosidad y prefieren jegos con roles y jegos de reglas complejas como el ajedrez. Algnos atores (1) hacen na clasificación del jego en 4 grpos. Grpo I, donde el tema central es la preocpación ansiosa por el cerpo y donde los sentimientos de intilidad peden ser denegados por fantasías compensatorias de grandeza. Los jegos preferidos están relacionados con las fnciones y partes del cerpo. En el grpo II, el tema central está relacionado con las relaciones pre-edípicas y el miedo a perder el amor de los objetos y el jego se focaliza en el aprendizaje del retraso en las gratificaciones (desarrollo de la capacidad de tolerancia a la frstración) y los jegos preferidos son las imitaciones y jego de mamás con mñecas ositos. En el grpo III, aparece el jego dramático espontáneo y crsa con na gran variedad de emociones y roles con fantasías de natraleza social o creativas. El jego con otros ayda al niño a prepararse para los roles adltos. El grpo IV se basa en qe las relaciones con los hermanos y en el temor al sper-yo qe aparece aproximadamente a los 6 años. Predominan los jegos organizados y de cooperación con los hermanos, los amigos y los padres. La importancia de los roles y ritales en los jegos, tal como en el ajedrez, es my apreciada. A pesar de qe el jego se ha tilizado en intervenciones diagnósticas y terapéticas no existe aún na teoría clara del jego normal o anormal. El sistema simbólico del niño está intacto cando s nivel de desarrollo cognitivo, jego, lengaje y ato-conocimiento está organizado significativamente. El so excesivo del jego o la fantasía pede tener implicaciones negativas especialmente cando el niño tiliza la imaginación como defensa, para escapar de los problemas o cando predominan las fantasías de violencia, sangre o daño a otros. La evalación y la terapia del jego se san para descbrir y resolver problemas. Se basan en la teoría psicoanalítica y s finalidad es interpretar la condcta del niño para descbrir sentimientos profndos reprimidos y fijaciones. Hay dos tipos de terapias de jegos: la estrctrada qe se tiliza con niños con retraso mental y la no estrctrada qe se basa en la premisa de qe canto menos sea el intrsismo, más cosas revelará el niño. El fin de la terapia de jego es separar la fantasía de la realidad y aydar al niño a asimilar la realidad de s mndo. En la infancia, el ambiente se experimenta como na serie de eventos con significado momentáneo donde no se hacen conexiones entre pasado, presente y ftro ni relaciones de casa y efecto. El so del espacio proporciona información sobre el grado de organización de la personalidad del niño y sobre el modo en qe experimentan los eventos. Idealmente, el niño primero observa el ambiente, explora, desarrolla áreas de jego y, posteriormente, enfoca el tema del jego. Los niños my ansiosos exhiben condctas en las qe se observa na rptra del contenido del jego, realizan actividades no relacionadas con temas previamente iniciados. Los niños psicóticos presentan na intensa ansiedad qe limita ss percepciones y se focalizan en detalles específicos; cando progresa la ansiedad, desconectan y crean n mndo atista. Los niños con déficits orgánicos desarrollan jegos momentáneos en los qe son frecentes las acciones repetitivas y las fgas de ideas. Los niños fóbicos limitan el so del espacio permaneciendo en na esqina drante toda la sesión y los niños hiperactivos y distraídos se meven por toda la habitación, tocando todas las cosas de manera implsiva incapaz de desarrollar o estrctrar el jego espontáneo. La terapia de jego se diferencia de otros tratamientos porqe sa el contacto físico activo y el control. Se tiliza mcho en niños atistas y psicóticos a los qe se les ferza a reconocer la presencia del terapeta y si le ignoran, el terapeta alza la voz. Las técnicas de la terapia de jego se han adaptado para tilizarse en niños con condiciones psicológicas menos severas (problemas psicosociales y retraso) y son similares a algnas técnicas de estimlación precoz infantil. Anqe la terapia de jego no está indicada para todos los niños es especialmente valiosa para niños con problemas psicosociales, deprivación temprana y baja atoconfianza. Los padres peden aprender los ejercicios y actar de terapetas del niño. Los principios de la terapia del jego asmen qe na interacción recíproca fomenta el desarrollo del niño y están basados en el modelo de interacción madre-hijo en el qe el apego promeve la atonomía y la creación de n ambiente estimlador y de apoyo al desarrollo normal. Se tilizan 4 tipos de condctas maternas: Estrctrar (la condcta materna establece límites para fomentar en el niño el aprendizaje de los límites corporales e inclyen definir, ser severo, tranqilizador, hablar firmemente, clarificar, tomar responsabilidad), Desafiar/Retar (tomar el pelo al niño, incordiarle, molesto, alentar s paso a la acción y fomentar la atonomía y separación), Introdcir (hacerle cosqillas, ser alegre, balancearle, sorprenderle de na manera controlada para qe el niño no esté sobreestimlado ni abandonado) y Criar/ntrir (alimentar, dar mimos, cogerlo, apreciarlo, tocarlo cariñosamente y estimlar el contacto corporal). El valor terapético del jego y del so de la imaginación se deriva del hallazgo de qe: 1) la imaginación ayda a redcir el estrés, y cando se sa en técnicas de relajación amenta s poder terapético; 2) el soñar despierto ayda al niño a planificar n ftro más efectivo. Si ellos ensayan las acciones qe desean emprender y revisan las acciones tomadas en el pasado, peden aprender a crear condctas y controlar implsos; 3) las imaginación ayda al niño a controlar los hábitos no deseados; 4) la fantasía ayda a ser más sensible al estado de ánimo y necesidades del otro. El desarrollo de la empatía reqiere n entrenamiento y na imaginación activa; 5) ayda también a aprender más acerca de sí mismos, a amentar s atoconcepto, la imagen corporal y s ego. El so actal de la relajación y las técnicas de imaginación peden ser útiles en el alivio de problemas médicos como estrés, trastornos del seño y en el control del dolor intratable en niños. Terapia conductual Las terapias condctales se engloban dentro de n modelo teórico conocido como modificación de condcta y qe parte de la base de qe la condcta anómala se rige por las mismas leyes qe la condcta normal y, qe existe la posibilidad de modificarla. S objetivo es promover la extinción de la condcta actal qe se considera desadaptativa o instarar na neva condcta qe la sstitya. Dentro de la terapia condctal coexisten catro orientaciones diferentes: el análisis fncional de la condcta, la orientación mediacional, el aprendizaje social y la orientación cognitiva. Las terapias condctales se engloban dentro de n modelo teórico conocido como modificación de condcta y qe parte de la base de qe la condcta anómala se rige por las mismas leyes qe la condcta normal y, qe existe la posibilidad de modificarla. S objetivo es promover la extinción de la condcta actal qe se considera desadaptativa o instarar na neva condcta qe la sstitya. Dentro de la terapia condctal coexisten catro orientaciones diferentes: el análisis fncional de la condcta, la orientación mediacional, el aprendizaje social y la orientación cognitiva. El análisis funcional de la conducta considera qe la condcta está determinada por factores ambientales y recrre para s control a los principios y métodos del condicionamiento operante qe considera qe la ocrrencia de na condcta está determinada por las consecencias qe de na manera contingente, es decir en tiempo y espacio, le sigen y qe actúan de reforzamiento para s mantenimiento o de castigo, provocando s no aparición. Estos principios se aplican a través de dos grpos principales de técnicas: las técnicas qe provocan el amento de aparición de las condctas y aqellas qe las disminyen. Entre las primeras se encentran: moldeamiento, reforzamiento positivo, feedback, economía de fichas, contrato de contingencias e instrcciones. Entre las técnicas qe disminyen la aparición de las condctas están: extinción, castigo positivo, coste de respesta, tiempo fera y control de estímlos (7). La orientación conductista mediacional parte de qe hay na serie de variables qe actúan entre los estímlos y las respestas y qe inflyen en las condctas. La variable mediadora más tilizada desde esta orientación es la ansiedad. Estas técnicas se rigen por los principios del condicionamiento clásico y se dirigen fndamentalmente a los problemas de ansiedad. Estos principios hacen referencia a qe las condctas srgen como respesta a la asocicación de na serie de estímlos. Los estímlos incondicionados (EI) son aqellos estímlos o sitaciones qe espontáneamente provocan na respesta (RI). Si presentamos jnto a este EI n estímlo netro, es decir, qe por sí solo no provoca la aparición de ningna respesta, asociándolo, lo condicionaremos a él, provocando con s sola presencia na respesta condicionada. Estos son los principios explicativos de la ansiedad como respesta condicionada a n estímlo condicionado. Por ejemplo, el aprendizaje de na condcta fóbica a las ratas se pede realizar asociando la rata blanca, n estímlo netro en principio qe no le provocaba miedo, a n rido ferte (EI) qe provoca en n niño peqeño n gran temor. De manera qe cada vez qe el niño se acercaba a la rata , provocaban n rido qe prodcía el temor del niño (14). Despés de n cierto tiempo presentando estos estímlos jntos, el niño manifiesta la misma condcta sólo con ver la rata, en asencia del rido. El miedo asociado en principio al rido (EI), se ha asociado a n estímlo en principio netro (EC). Las principales técnicas derivadas de esta orientación son: la desensibilización sistemática desarrollada por Wolpe, la exposición y prevención de respesta, la implosión y los procedimientos aversivos (20). La orientación basada en el aprendizaje social de Bandura postla, qe existen tres tipos de procesos determinantes de la condcta. Por n lado están, las sitaciones o estímlos externos según los principios del condicionamiento clásico, por otro lado, las consecencias de la condcta según los principios del condicionamiento operante y por último, los procesos cognitivos mediacionales qe la reglan como son la percepción y la atención. Estas técnicas hacen hincapié en el papel activo de la persona en s interacción con el medio y las más tilizadas son el modelado a través del aprendizaje social y las técnicas de atocontrol. La aplicación de na orientación cognitivo-conductual a niños y adolescentes es na técnica my neva y todavía en expansión. Se basa en la importancia de los procesos cognitivos como regladores de la condcta y spone qe los procesos cognitivos distorsionados son los casantes de las condctas alteradas, por lo qe se intenta modificarlos a través de na serie de técnicas basadas en la psicología del aprendizaje. La idea central es qe mchos de los problemas psicopatológicos de los niños se derivan de deficiencias cognitivas (na asencia de n procesamiento cidadoso de la información qe le aydaría en la sitación determinada) y de distorsiones cognitivas o tendencias a constrir inadecadamente y a distorsionar las sitaciones en las qe se encentra. Este tipo de técnicas han sido aplicadas a na amplia variedad de trastornos psiqiátricos infantiles (trastornos depresivos, trastornos de condcta, trastorno de ansiedad y niños con enfermedades físicas graves) y con ciertos beneficios anqe todavía es demasiado pronto como para poder elaborar na indicaciones generales precisas y segras. Las modalidades más importantes son las técnicas del condicionamiento encbierto de Catela, las técnicas de reestrctración cognitiva de Ellis, Beck y Goldfried, las técnicas de enfrentamiento, las técnicas de resolción de problemas, las técnicas de atocontrol y las técnicas cognitivo-estrctralistas. En el tratamiento de los trastornos psicopatológicos del niño y del adolescente, la terapia condctal tiliza fndamentalmente las técnicas basadas en el condicionamiento operante las cales dan gran importancia al entorno en el desarrollo y mantenimiento de la condcta, consideran qe la condcta es resltado de ss consecencias y qe cambiando estas, se pede modificar la condcta. S so se extiende principalmente a los trastornos generalizados del desarrollo, trastornos de condcta y déficit de atención con hiperactividad, trastornos de la ingesta y de la condcta alimentaria, trastornos emocionales y a trastornos pediátricos. El procedimiento de la terapia cognitiva se pede comparar a na investigación científica qe sgiere na secencia: 1.º) obtención de datos lo más fiable y válidos posible; 2.º) formlación de hipótesis basadas en estos datos y 3.º) comprobación y revisión de estas hipótesis en base a la neva información obtenida. Los datos serían los pensamientos atomáticos derivados de las verbalizaciones y de los escritos del paciente. El terapeta acepta estos pensamientos como na representación verdadera, pero no necesariamente exacta, de la realidad. Los pensamientos atomáticos de los adolescentes peden aparecer en los arranqes emocionales dentro de la sesión o se peden obtener a través de técnicas proyectivas (poesías, contar historias o disctir pelíclas o programas de televisión). El terapeta primero intenta elicitar los pensamientos atomáticos y na vez identificados bsca evidencias específicas en contra cestionando al niño sobre las circnstancias globales y sobre detalles específicos de na sitación. A veces este proceso revela n patrón de pensamiento distorsionado qe ocrre a través de na serie de sitaciones. Para los adolescentes es importante no mostrarles prematramente los pensamientos particlares porqe peden defradarles. Una metáfora como la del ben o mal entrenador pede servir para esclarecer el concepto de pensamiento atomático: el ben entrenador tiene en centa distintas opciones, el mal entrenador es sper crítico y exigente. Posteriormente se le ayda al adolescente a identificar los errores de lógica en s pensamiento (p.ej. inferencia arbitraria o sobregeneralización) y se le enseña a reconocer y corregir estos errores aydándole a evalar continamente el grado en qe ss pensamientos reflejan la realidad y se le ayda a identificar o a inferir las actitdes asmidas qe están debajo de este patrón de pensamientos negativos recrrentes (na actitd frecente es la expectativa a fallar). El terapeta ayda al paciente a ver qe tales creencias peden no ser necesariamente reflejo de la realidad. P.ej. pede sar la lógica, la persasión y la evidencia para mostrarle al paciente qe s creencia pede ser más na idea o hipótesis qe reqiere validación, qe n hecho. El terapeta no solo ayda a desarrollar bases para la validación empírica de ss actitdes o creencias, sino qe también le ayda a reconocer las cogniciones basadas en estas actitdes. Las técnicas cognitivas están diseñadas para facilitar cambios en síntomas específicos de la depresión como inactividad, atocrítica, asencia de gratificaciones y deseos sicidas. Normalmente na sesión empieza con la revisión de la tarea asignada para casa, focalizada sobre los pensamientos del paciente y despés se desarrolla y planifica la sigiente tarea. En las sesiones iniciales el terapeta debe enfatizar el amento de la actividad y de las interacciones con el ambiente. En el crso de tales cambios el paciente aprende a reconocer, aportar y relatar pensamientos asociados con condctas particlares, actividades o cambios de hmor. Conforme la intensidad de la depresión va disminyendo, los pacientes aprenden a recoger, examinar y comprobar empíricamente ss pensamientos atomáticos negativos. En las sigientes sesiones, las actitdes en las qe se apoyan estos pensamientos son identificadas y sometidas a validación empírica a través de las tareas asignadas. Sólo si el paciente está menos deprimido, el terapeta pede emplear esta técnica de cambio cognitivo. Las tareas son críticas para el tratamiento porqe aydan al paciente a desarrollar objetividad sobre las sitaciones a identificar actitdes y creencias y a desarrollar conceptalizaciones alternativas. Psicoterapia individual En contraste con las técnicas de condcta, las aproximaciones psicodinámicas se focalizan en la experiencia interna del niño o del adolescente. La esencia de la psicoterapia individal es el desarrollo de na relación entre el terapeta y el paciente en el contexto de la cal se promeva, de algna manera, n cambio en algún aspecto del estado mental del paciente. Elementos básicos en todas las formas de psicoterapia infantil son el desarrollo de na adecada relación de trabajo, la valoración de los sentimientos del niño dentro de este contexto y el so de la relación para aydar a resolver los problemas del niño. Se han descrito mchos tipos de psicoterapias qe difieren en los propósitos, procedimientos y bases teóricas. Con excepción de la terapia de apoyo, las psicoterapias individales tilizan la relación terapeta/niño para resolver los conflictos reprimidos qe se sponen son los responsables de los síntomas del niño. La terapia de apoyo tiene el propósito de aydar al paciente a enfrentarse mejor con la sitación actal y pede tilizarse con niños qe se enfrentan con estrés agdo o severo y qe es probable qe disminya a lo largo del tiempo (p.e., ingreso de n padre en el hospital). En el extremo opesto de este sitación se sitúa el psicoanálisis. S propósito es aportar n cambio radical en el estado emocional y en las reacciones del paciente y el objetivo es explorar completamente la vida inconsciente del niño o del adolescente y ss fantasías en relación con calqier problema hallado en el contexto de la relación entre el pacientes y el terapeta. Entre la terapia de apoyo y el psicoanálisis hay n amplio rango de psicoterapias diseñadas para alcanzar metas más sperficiales qe con éste último y qe se centran en aspectos particlares de la vida del sjeto. Estas técnicas peden diferir mcho entre sí en fnción de la orientación teórica del terapeta, de las metas del tratamiento y de la edad del paciente. Algnos terapetas tienen n rol más activo y otros no hacen so de la interpretación. Canto más peqeño es el niño más se tiliza las terapias basadas en el jego. Si bien hay mchas escelas de psicoterapia individal qe presentan na gran diferencia entre ellas, podemos definir na serie de criterios básicos: No criticar al niño, pero teniendo en centa qe s aceptación no significa la aprobación de todo lo qe él hace. Recordar qe la mayoría de los niños no vienen a la conslta por propia iniciativa. No entrar rápidamente a na discsión de los síntomas a menos qe ello sea propesto por el niño. Intentar entender los sentimientos del niño desde s pnto de vista. La experiencia del niño al airear los sentimientos negativos o al revelar los malos sentimientos en relación con el mismo y no ser rechazado o criticado pede resltar terapética. Recordar qe anqe la expresión libre de los sentimientos debe estimlarse hay qe poner, al igal qe en otras sitaciones, na serie de límites. En algnas ocasiones pede ser adecado el definir los limites de permisión en la primera sesión. El primer nivel de ayda es el simple proceso de aceptación de los sentimientos del niño. En otros casos este proceso no es sficiente y es necesario n intercambio emocional con el niño y na mayor dración en el tiempo. En esta transacción emocional el niño mestra condctas y actitdes semejantes a las qe mestra hacia los padres o hacia las figras importantes de s vida. Los sentimientos y condctas qe emergen van a ser trabajadas a través del análisis de la relación niño/terapeta. En el tercer nivel se añade la interpretación y s misión es poner los problemas y los conflictos en palabras para aydar al niño a entenderlos. Las interpretaciones deben ser aplazadas hasta qe el significado del jego o de las palabras del niño se velva my claro. Si bien las fronteras entre las antigas escelas psicoanalíticas parecen estar desdibjadas, existen diferencias importantes en el modo de conceptalizar la psicoterapia infantil y qe permiten inscribir a cada no de los analistas en na de las tres corrientes fndamentales: poskleinianos, fredianos y corriente Balint-Winnicott. Según opiniones generalizadas, el psicoanálisis de niños se practica mcho menos qe el de adltos. Lo específico del marco, los problemas particlares de la transferencia y de la contratransferencia, así como las dificltades en las relaciones con los padres contribyen a este estado de cosas. En general, podemos decir qe por lo qe respecta a las psicoterapias psicoanalíticas individales, la diferencia con el psicoanálisis infantil reside principalmente en la frecencia de las sesiones y en el nivel de regresión qe ello representa y no en la natraleza del proceso terapético. El menor número de sesiones semanales, al limitar la regresión, limita a s vez la amplitd de lo qe se transfiere sobre el terapeta y permite permanecer más concentrado en los conflictos sbyacentes a los síntomas Otras técnicas psicoterapéticas tales como los métodos estratégicos también peden ser tilizados en forma individal. Son métodos esencialmente pragmáticos qe se basan en la creencia de qe los problemas de los individos se relacionan con las operaciones de repetición de secencias condctales. Estos métodos inclyen, entre otros, el "re-enmarcamiento" ("reframing"), la connotación positiva, la prescripción del síntoma, la predicción de recaídas, la declaración de incompetencia y el so de metáforas terapéticas (8). El reframing se refiere al hecho de dar n significado diferente a algo, ya sea n síntoma, na condcta repetitiva o n sistema de creencias a través de cambiar el contexto emocional o conceptal. Una forma clínica de reframing es la connotación positiva en la cal se redefine el significado o la intención qe sbyace a na condcta anómala. Las metáforas terapéticas son historias qe, de algna manera, se relacionan con la sitación del niño. Aydan al niño a través de la sgestión y de la presentación de otras posibilidades qe no habían sido vistas hasta ahora. Son my adecadas para niños qe son receptivos a los centos contados por s familia o a otros tipos de historias (23). Este tipo de terapias se convierten en técnicas para alcanzar nos caminos mejores y socialmente más aceptables qe lleven al mismo final qe la condcta anómala. Terapias con implicación de la familia Si bien en mchos casos el tratamiento del niño reselve la sintomatología qe motiva la derivación, a veces es necesario la participación de los padres bien sea para recibir información o consejos sobre la sitación clínica o sobre la evolción del tratamiento de s hijo o para plantearles la posibilidad de n tratamiento para ellos mismos. En otros casos pede ser necesario na terapia familiar en toda regla. En las técnicas de consejos para padres (o "casework") el tratamiento asienta sobre na visión del niño-como-paciente y el propósito es capacitar a los padres para entender el trastorno psiqiátrico de s hijo, los factores qe lo han desencadenado y aqellos qe contribyen a s mantenimiento. Kraemer (19) describe el tratamiento de consejo como aqel en el qe el psiqiatra es edcador, consejero, director y, a veces, terapeta. El trabajo de casos pede inclir la prodcción de cambios familiares para movilizar los recrsos ambientales y los límites entre ésta técnica y la psicoterapia están marcados por el concepto de enfermedad. Las habilidades reqeridas para la terapia de consejo son distintas de las referidas para la psicoterapia individal por ello es necesario derivar al niño o a los padres a otro terapeta cando la meta y el foco del tratamiento se modifiqen. En algnos casos el foco principal del tratamiento serán los padres y la participación del niño en el tratamiento es poca o casi ningna. Son aqellos casos en los qe los síntomas del niño se han presentado como n motivo de derivación pero la investigación clínica revela qe la condcta del niño es el resltado de sitaciones ambientales qe ocrren de forma natral o qe son secndarios a los problemas psiqiátricos de los padres. El primer spesto dió origen al modelo de entrenamiento parental (focalizado en enseñar a los padres nevas habilidades para el manejo de la condcta del niño y qe inicialmente se practican con el terapeta para posteriormente realizarlas con el niño) y a la terapia familiar condctal (derivada de la anterior y basada en el hecho de qe el entrenamiento parental nidireccional pede ser insficiente por lo qe es necesario realizar na valoración previa del ajste familiar para corregir posibles patologías psiqiátricas en los padres). En el caso en qe los padres presentan na patología psiqiátrica estrctrada está indicada la derivación al psiqiatra de adltos para s estdio y tratamiento específico. En la terapia familiar el foco de tratamiento es el sistema familiar y el principio central y común a las distintas modalidades existentes es qe los miembros de na familia ejercen inflencias y presiones entre sí, las cales son algo más qe las sma de las inflencias individales entre ellos. La terapia de familia debe ser el tratamiento de primera elección en los casos en qe la sintomatología del niño o del adolescente es el resltado de na disfnción del sistema familiar. El primer paso de la terapia de familia es el de participar, entrar en comnicación o establecer na relación adecada con la familia. Esto sele hacerse en el crso de na o más entrevistas con la familia al completo. Esto condce a la valoración del fncionamiento familiar y a la elaboración de hipótesis acerca de como el terapeta pede aydar a la familia. La elección y elaboración de estas hipótesis está en relación con la estrctra ideológica y con la adscripción del terapeta a algnos de los modelos de terapia familiar más extendidos. Entre los más frecentes están los modelos del Mental Research Institte (MRI) de Palo Alto (28), la terapia familiar estrctral de Minchin (24), el modelo estratégico (18), el modelo familiar sistémico (26) y la terapia familiar fncional (6). Una visión general de las técnicas de familia aparece en el libro Basic Family Therapy (4). Los tipos de intervención en terapia de familia son my diferentes pero, básicamente, se dividen en directos, indirectos o estratégicos. Si bien toda terapia de familia es sistémica (ya qe va encaminada a la modificación de n sistema) el grado e intensidad de este componente es my variable. La intervención directa consiste en ofrecer a la familia vías alternativas de fncionamiento y los métodos indirectos o estratégicos se basan (al igal qe en la psicoterpia individal) en el so del "replanteamiento" y la connotación positiva, la comnicación metafórica, so de directivas paradójicas, prescripción de ritales y tareas, declaración de la impotencia terapética, prescripción de terapias interminables y el so de n grpo de conslta qe actúe como n "coro griego" qe ofrece opiniones escindidas o qe discte sobre la familia enfrente de ellos. Mientras qe el sjeto de tratamiento familiar es el grpo completo, en algnos casos los cambios en el sistema familiar global se prodcen a través de modificaciones de los sbsistemas familiares. En calqiera de los casos o de las sitaciones es el "sistema de fncionamiento de la familia", o camino por el qe los miembros de la familia se interrelaciona e intercomnican, el qe dirige la terapia y no el estado mental de los miembros individales. En los casos en los qe la psicopatología de los padres o del niño así lo necesiten debe realizarse, además de la terapia de familia, el tratamiento psiqiátrico preciso. Terapia de grupo Los niños peden comnicarse nos con otros con gran facilidad y, a mendo, sin palabras y sin elaboraciones verbales complejas. El camino a través del cal los niños interactúan en n grpo jega n papel my importante en formar y en inflenciar las condctas sociales de los niños y en modelar ss identidades personales. Esta pecliaridad, cando se realiza en n grpo, aporta al terapeta na oportnidad única para observar la condcta actal del niño, para clarificar el diagnóstico y para na interpretación gradal de los significados del jego o de las interacciones. La tilización de grpos de tratamiento es particlarmente ventajosa dada la específica necesidad de relación qe tienen los niños o adolescentes para con personas de s misma edad. En los grpos infantiles la esencia del proceso es permitir a los miembros aydarse nos a otros a través de las interacciones y del modelamiento recíproco y la fnción del terapeta es facilitar n intercambio constrctivo y beneficioso. La relación entre los niños se ha mostrado como el factor pronóstico más importante a largo plazo para niños y adolescentes con problemas emocionales. Los comentarios miembro-a-miembro son los más importantes para el resltado final del grpo y, la mayoría de las veces, tienen más inflencia qe los del terapeta. El proceso grpal ha sido comparado con el qe ocrre en los test proyectivos pero con la diferencia qe, en el grpo, el material es vivo y mltidimensional y cada niño participa activamente. Si bien, tanto los niños como los padres con trastornos psiqiátricos peden ser tratados en grpo, este tipo de terapia está particlarmente indicada en niños qe tienen graves dificltades para las relaciones interpersonales. El foco de la terapia de grpo son los problemas del niño y s manejo y el énfasis debe ser pesto sobre las solciones más bien qe sobre la clínica actal o sobre la búsqeda de las posibles casas. La terapia de grpo con niños peqeños tiene altos componentes de terapia de jego mientras qe en los grpos de adolescentes sele predominar la discsión. La teoría y las técnicas grpales oscilan entre las aproximaciones psicoanalíticas, psicodinámicas, psicodramáticas, gestálticas, transaccionales, condctal cognitiva y sistémica. La elección de na otra depende tanto de la preparación del terapeta como del estadío evoltivo, tipo de problema y grado del déficit intrapsíqico o interpersonal qe presente el niño. Las aproximaciones actales a la terapia grpal son el resltado evoltivo de la terapia de actividad grpal, de la terapia de actividad-entrevista y de la psicoterapia grpal psicoanalítica (9). Las demandas comnitarias han condcido a la introdcción de modelos de grpo a corto-plazo (27) y a la introdcción de modificaciones estrctrales y técnicas en relación con las composiciones de los grpos (edad, homogeneidad, heterogeneidad, frecencia), el papel de los miembros y las fnciones y contratransferencias a las qe se enfrentan los terapetas. Se han descrito aproximaciones grpales específicas tales como "clown clb" (donde el terapeta se viste como n payaso y proporciona la sitación de fantasía necesaria para estdiar las proyecciones emocionales de niños peqeños), so de técnicas de video (los niños actúan, graban y repiten ss propios videos), grpos de técnicas psicomotrices (so de periodos motrices segidos de periodos variables de discsión), so de genogramas (el niño ayda al terapeta a constrir la estrctra familiar). También se han descritos aproximaciones específicas a poblaciones especiales: grpos de habilidades sociales (enfatiza los modelos cognitivos y condctales y se dirige a niños tímidos, inmigrantes o procedentes de otras localizaciones sociales), grpos de niños con bajos rendimientos (san jegos de ordenador, videos y técnicas de modelamientos y se dirigen a niños con coeficientes intelectales límites o con trastornos por déficit de atención), grpos escolares para niños con problemas, grpos de hijos de padres divorciados (el niño se enfrenta a na serie de historias basadas en frases del tipo: "n padre le dice a s hijo qe s madre es na mala persona. ¿Podría ocrrir esto?", qe posteriormente se discten entre sbgrpos de niños o adolescentes qe defienden las distintas posibilidades) (11), grpos de niños víctimas de absos o negligencias, grpos de intervención en crisis. Los grpos de padres peden realizarse con na amplia variedad de estilos, qe oscila desde estrctras my organizadas, a grpos de atoayda. Los grpos peden ser tilizados para enseñar a los padres sobre técnicas específicas para modificar la condcta de ss hijos, para amentar o establecer n adecado sentido de atoestima, en padres con sentimientos de fracaso en la búsqeda de solciones para ss hijos. Psicofármacos Drante mcho tiempo, los psiqiatras infantiles han sido clasificados en grpos extremos: los qe empleaban sistemáticamente la terapia farmacológica y los qe no recrrían a ella. (21) La psicofarmacología infantil pede definirse como el so de sstancias qímicas para la modificación de las fnciones condctales, emocionales o intelectales de niños o adolescentes (30). A pesar de qe en la actalidad el so de fármacos para el tratamiento de los trastornos psiqiátricos de los niños o adolescentes todavía no está bien definido, los psicofármacos peden ser n tratamiento efectivo en mchos trastornos psiqiátricos entre los qe predominan el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, la enresis, la depresión del adolescente, el trastorno de Gilles de la Torette severo y las psicosis graves. Las investigaciones clínicas llevadas a cabo en los últimos años en este campo de la psicofarmacología han motivado na tendencia creciente al so de los psicofármacos en la práctica de la psiqiatría infantil. Un mayor y mejor conocimiento de las propiedades farmacológicas de estas sstancias, de ss efectos beneficiosos y riesgos potenciales, de ss indicaciones y de s eficacia terapética han dado como resltado na disminción del cociente riesgo/beneficio y n so más racional y adecado de las mismas. Sin embargo, existen aspectos aún no bien establecidos, en parte jstificados por el retraso existente respecto al estado de los conocimientos de esta disciplina en la población adlta. A la hora de prescribir medicación psicotrópica a niños y adolescentes, hemos de tener en centa qe los fenómenos de diferenciación, crecimiento y desarrollo, característicos de los miembros de esta población, peden tener na inflencia significativa en s perfil farmacocinético y la respesta farmacodinámica. Si bien se pede asmir qe, en general, la velocidad y la tasa de absorción de estos fármacos es similar a la observada en adltos, se establecen diferencias a nivel de los procesos de distribción, metabolismo y excreción. A efectos prácticos, los niños tienen na menor proporción de tejido graso qe los adltos y, por lo tanto, n menor volmen de distribción para sstancias liposolbles; metabolizan y eliminan estos fármacos más rápidamente qe los adltos y adolescentes, reqiriendo na mayor dosis por kilogramo de peso para alcanzar la misma respesta. Todo esto determinará, asimismo, na gran variabilidad interpersonal en las concentraciones séricas qe se alcanzan. A nivel farmacodinámico, existen aspectos diferenciales qe se relacionan con la evolción y desarrollo de los sistemas nerotransmisores. Así, la actividad del sistema noradrenérgico se detecta ya en la vida fetal, mientras qe el serotoninérgico y el dopaminérgico se desarrollan más lentamente, alcanzando s plenitd fncional en la infancia y en la pbertad, respectivamente. En la Tabla 2 se describen las categorías clínico-diagnósticas para las cales pede estar terapéticamente indicada la farmacoterapia. Ante toda prescripción con psicofármacos en niños y adolescentes han de considerarse na serie de circnstancias tales como realizar na historia clínica adecada y na evalación cidadosa tanto de los aspectos médicos, como psicológicos y sociales del niño y s familia. Deben definirse adecadamente el cadro clínico y los síntomas diana sobre los qe se qiere actar y deben tenerse presente na serie de determinantes de la prescripción (conocimientos médicos actales, factores ligados al paciente y los padres, factores ligados al terapeta, factores sociales, factores económicos y el "poder" placebo). Además se debe informar al niño y a la familia de los beneficios y riesgos de n tratamiento farmacológico, así como de posibles modalidades terapéticas alternativas. La prescripción del psicofármaco siempre debe integrarse en el marco de na formlación clínico-terapética general (tratamientos médicos, psicoterapéticos, psicoedcativos, medidas socio-familiares y ambientales). Tabla 2. Psicofármacos en la infancia indicaciones (Green (15), modificado) y adolescencia. Posibles Trastorno psiquiátrico Fármaco y comentarios Nerolépticos: si agitación, psicosis o insomnio grave Retraso mental Litio: si condcta agresiva o trastorno afectivo Antidepresivos: si depresión Haloperidol Trastorno generalizados del Flfenazina(?) desarrollo Naltrexona(?) Fenflramina(?) Estimlantes: Metilfenidato, anfetaminas, pemolina Trastorno déficit de atención Antidepresivos tricíclicos hiperactividad Nerolépticos Clonidina(?) Nerolépticos: si condcta con alteraciones severas Trastorno de condcta Litio, propranolol(?) Carbamazepina(?) Trastorno por ansiedad de Imipramina separación Clordiazepóxido (Fobia escolar) Trastorno por ansiedad Difenhidramina excesiva Benzodiazepinas(?) Haloperidol Trastorno de la Torette Pimozide Clonidina Enresis fncional Imipramina Esqizofrenia Antipsicóticos Manía(fase agda y profilaxis) Depresión mayor Trastorno obsesivo complsivo Trastorno por postramático agdo Insomnio Terrores noctrnos Sonamblismo estrés Litio Antipsicóticos Antidepresivos Floxetina(?) Paroxetina(?) Clorimipramina Floxetina(?) Propranolol(?) Benzodiazepinas Benzodiazepinas Imipramina(?) Benzodiazepinas Amineptino(?) Imipramina(?) Como norma general, tilizar la menor dosis efectiva posible, comenzando con dosis bajas e ir amentando progresivamente hasta encontrar na adecada relación riesgo/beneficio. Igalmente, la sspensión del medicamento debe llevarse a cabo mediante na redcción gradal. La dración del tratamiento dependerá de factores como el cadro clínico, el(los) síntoma(s) diana(s), la edad del niño, el fármaco prescrito y los rasgos específicos de la sitación clínica. La asencia de respesta despés de 1-2 meses de tratamiento a dosis adecadas debe segirse de s sspensión. En la mayoría de los niños con respesta terapética se reqiere n tratamiento de na dración de 3 a 6 meses, anqe en ocasiones son necesarios períodos más prolongados. Los efectos secndarios deben ser cidadosamente monitorizados ya qe algnos niños no tienen capacidad verbal para describirlos y referirlos. Hay qe hacer na vigilancia especial de las qejas somáticas antes y drante el tratamiento para establecer s relación con el so del psicofármaco. Los niños peden experimentar los mismos efectos secndarios qe los adltos (Tabla 3) anqe hay qe señalar la posibilidad de reacciones paradójicas (p.e. excitación y agitación con las benzodiacepinas). En todos los pacientes tratados, y especialmente en aqellos qe precisan de n tratamiento a largo plazo, hay qe evalar continamente la relación coste/beneficio y los potenciales efectos a nivel de los sistemas neroendocrinos y en el aprendizaje. Por otra parte, y dada la escasa información disponible en el so de psicofármacos en pediatría, se recomienda el control de las concentraciones séricas, sobre todo en indicaciones clínicas diferentes de las habitales y en patas con dosis speriores o próximas al límite máximo establecido. Para n estdio más pormenorizado de la indicaciones específicas de los distintos grpos farmacológicos específicos pede consltarse la reciente revisión de González y col. (13). Institucionalización Con el término institcionalización hacemos referencia a diferentes modalidades de tratamiento en las qe el programa terapético se aplica permaneciendo el niño o adolescente en n centro asistencial. Se inclyen tres modalidades distintas (tratamiento hospitalario, tratamiento de día y tratamiento residencial) qe difieren en el tipo de vinclación del niño con el centro, el cal viene determinada por el cadro clínico, las circnstancias ambientales, la implicación de la familia y los objetivos terapéticos. El tratamiento hospitalario o en régimen de ingreso se refiere al tratamiento administrado a niños o adolescentes con trastornos psiqiátricos dentro de na nidad de n hospital. Las nidades psiqiátricas actales están totalmente integradas dentro de la estrctra del hospital general y mcho más condicionados por el ambiente médico qe los antigos hospitales psiqiátricos. Este tipo de tratamiento se realiza por n eqipo interdisciplinar formado por psiqiatras infantiles, pediatras, psicólogos y trabajadores sociales y s sistema de trabajo se basa en na aproximación médica con abndancia de métodos diagnósticos sofisticados (laboratorios, electroencefalografía, tomografía axial compterizada, resonancia magnética nclear, análisis cromosómicos, etc.) y en el so de técnicas terapéticas basadas Como norma general, tilizar la menor dosis efectiva posible, comenzando con dosis bajas e ir amentando progresivamente hasta encontrar na adecada relación riesgo/beneficio. Igalmente, la sspensión del medicamento debe llevarse a cabo mediante na redcción gradal. La dración del tratamiento dependerá de factores como el cadro clínico, el(los) síntoma(s) diana(s), la edad del niño, el fármaco prescrito y los rasgos específicos de la sitación clínica. La asencia de respesta despés de 1-2 meses de tratamiento a dosis adecadas debe segirse de s sspensión. En la mayoría de los niños con respesta terapética se reqiere n tratamiento de na dración de 3 a 6 meses, anqe en ocasiones son necesarios períodos más prolongados. Los efectos secndarios deben ser cidadosamente monitorizados ya qe algnos niños no tienen capacidad verbal para describirlos y referirlos. Hay qe hacer na vigilancia especial de las qejas somáticas antes y drante el tratamiento para establecer s relación con el so del psicofármaco. Los niños peden experimentar los mismos efectos secndarios qe los adltos (Tabla 3) anqe hay qe señalar la posibilidad de reacciones paradójicas (p.e. excitación y agitación con las benzodiacepinas). En todos los pacientes tratados, y especialmente en aqellos qe precisan de n tratamiento a largo plazo, hay qe evalar continamente la relación coste/beneficio y los potenciales efectos a nivel de los sistemas neroendocrinos y en el aprendizaje. Por otra parte, y dada la escasa información disponible en el so de psicofármacos en pediatría, se recomienda el control de las concentraciones séricas, sobre todo en indicaciones clínicas diferentes de las habitales y en patas con dosis speriores o próximas al límite máximo establecido. Para n estdio más pormenorizado de la indicaciones específicas de los distintos grpos farmacológicos específicos pede consltarse la reciente revisión de González y col. (13). Institucionalización Con el término institcionalización hacemos referencia a diferentes modalidades de tratamiento en las qe el programa terapético se aplica permaneciendo el niño o adolescente en n centro asistencial. Se inclyen tres modalidades distintas (tratamiento hospitalario, tratamiento de día y tratamiento residencial) qe difieren en el tipo de vinclación del niño con el centro, el cal viene determinada por el cadro clínico, las circnstancias ambientales, la implicación de la familia y los objetivos terapéticos. El tratamiento hospitalario o en régimen de ingreso se refiere al tratamiento administrado a niños o adolescentes con trastornos psiqiátricos dentro de na nidad de n hospital. Las nidades psiqiátricas actales están totalmente integradas dentro de la estrctra del hospital general y mcho más condicionados por el ambiente médico qe los antigos hospitales psiqiátricos. Este tipo de tratamiento se realiza por n eqipo interdisciplinar formado por psiqiatras infantiles, pediatras, psicólogos y trabajadores sociales y s sistema de trabajo se basa en na aproximación médica con abndancia de métodos diagnósticos sofisticados (laboratorios, electroencefalografía, tomografía axial compterizada, resonancia magnética nclear, análisis cromosómicos, etc.) y en el so de técnicas terapéticas basadas en la terapia de familia exploratoria, psicoterapia individal y en la tilización, a corto plazo, de psicofármacos. Tabla 3. Efectos adversos de algunos psicofármacos en pediatría Fármaco Efectos a corto Efectos a largo Efectos al plazo plazo suspender Estimlantes Disminción del Alteración test Deterioro condctal apetito hepáticos "Rebote condctal" Trastornos del seño Alteración crecimiento Trastornos del hmor (?) Amento plso y tensión arterial Cefaleas Dolor abdominal Nerolépticos Somnolencia Amento apetito y Discinesias de peso sspensión Efectos Movimientos anticolinérgicos distónicos Efectos transitorios extrapiramidales Fotosensibilización Antidepresivos Cefaleas Síntomas gastroHeterocíclicos Abdominalgias intestinales Mareos Alteraciones del Litio seño Disminción del apetito Alteraciones del plso Sdoración excesiva Alteraciones del seño Cambios en ECG Síntomas gastro- Endocrinos (tiroides) intestinales Alteración Poliria y polidipsia metabolismo Ca++ Los ingresos de n niño o de n adolescente selen realizarse para definir n diagnóstico o para aplicar n tratamiento específico. Se prodcen cando los aspectos etiopatogénicos son excesivamente complejos y cando es necesaria na observación intensiva (es típica la necesidad de descartar na determinada patología orgánica), o la valoración de la inflencia de las dinámicas familiares en n niño, condicionamientos geográficos de niños qe viven a gran distancia del centro, presencia de alteraciones condctales o emocionales my graves o de peligro vital para el niño o para otros (agresividad, ideación sicida, anorexia nerviosa grave) o presencia de circnstancias ambientales my deterioradas (pobreza, negligencia o otros). Entre las variables qe inflyen en la gran diferencia qe pede existir entre los distintas nidades de ingresos para niños o adolescentes con trastornos psiqiátricos podemos citar el nivel de restrictividad del tratamiento, la dración del ingreso, el tipo de trastorno psiqiátrico, el nivel de desarrollo del paciente, la dependencia administrativa de la institción y la filosofía qe sbyace en el tratamiento. Además, los niños y adolescentes peden ser tratados en na gran variedad de institciones no hospitalarias. El tratamiento residencial pede definirse como aqel tratamiento qe se lleva a cabo en institciones no hospitalarias cyo propósito primario es la provisión de programas individales de servicios de sald mental y asistencia psiqiátrica jnto con cidados específicos para los residentes bajo la forma de n programa clínico y donde la razón principal para la admisión es la presencia de na enfermedad mental. En los centros residenciales se plantean problemas relacionados con la definición del eqipo (psiqiatras infantiles, psicólogos, médicos, enfermería, trabajadores sociales y profesores), administración, higiene y tratamientos médicos generales, problemas escolares de los niños, tratamientos psiqiátricos específicos y manejo de los relaciones padres-hijos. Dado qe el tratamiento en centros residenciales conlleva n aislamiento de la familia, este tipo de estrctras deben ser consideradas como estrctras asistenciales de última elección y solo tilizarse en aqellos casos en los qe el medio ambiental del niño esté my desestrctrado y no sean posibles otros tratamientos. Los centros residenciales son el marco adecado para niños o adolescentes qe reqieren drante n tiempo sstancial n entorno altamente estrctrado y spervisado, pero no na vigilancia estrecha e intensiva. Anqe la gama de problemas psiqiátricos en los qe se indica este tipo de internamiento es my amplia, selen indicarse cando hay n mal control de los implsos y n ambiente familiar disrptivo con trastornos psiqiátricos previos y dificltades financieras o problemas de pareja. La mayoría de los niños remitidos a tratamiento residencial han sido valorados previamente por no o varios profesionales relacionados con sald mental qe han llevado a cabo intentos infrctosos de tratamiento en régimen externo. La combinación de profesionales qe forman parte del grpo terapético de los centros residenciales inclye a cidadores infantiles, maestros, asistentes sociales, pediatras, asistentes técnicos sanitarios, psicólogos y psiqiatras, lo qe hace my elevado el coste de esta modalidad de tratamiento. El centro y los miembros del grpo ofrecen n entorno estrctrado para el niño, constityendo s medio terapético. Para mantener na consistencia y eqilibrio, debe existir n conocimiento profndo y global de la problemática del niño, así como na comnicación entre los distintos integrantes del eqipo. El niño sele seleccionar a no o varios miembros del personal con los cales establece na relación qe expresa, consciente o inconscientemente, gran parte de los sentimientos hacia ss figras más significativas. El personal debe estar preparado para reconocer estas reacciones de transferencia y responder a ellas de forma adecada e, inclso, hacer na interpretación cando sea oportno. Generalmente, los niños o adolescentes de los centros residenciales selen presentar dificltades de aprendizaje y de la condcta qe impiden s participación en na comnidad escolar estandar por consigiente, es preciso disponer de n escela especial dentro del centro. La mejora de las relaciones de objeto, de la adaptación socio-familiar y de la capacidad para desarrollar na actividad fera de la escela y, posteriormente, en n pesto de trabajo son objetivos pretendido con estos programas de tratamiento tanto para el niño como para ss padres. Entre las opciones al alta se inclyen la velta a la vida familiar con tratamiento externo o sin él, los tratamientos de día, el ingreso en na escela especial, el tratamiento en otro centro residencial y los cidados de cstodia. Algnos centros han incorporado algnas de estas opciones como parte integrante de ss propios programas. Mchos han sido los estdios efectados para na valoración de resltados. Anqe los nmerosos problemas metodológicos (criterios de investigación, tipos de tratamiento y distintas valoraciones de los resltados) han dificltado la investigación en este área la impresión clínica sgiere qe el desarrollo de benos programas de tratamiento residencial han determinado n resltado más satisfactorio qe el qe podría haberse obtenido de no haber ingresado al niño. La indicación primordial para el tratamiento de día es la necesidad de n programa de tratamiento más estrctrado, intensivo y especializado qe los ofrecidos en régimen externo, sin qe reqiera n internamiento residencial hospitalario dado qe el entorno socio-familiar es contenedor y no destrctivo. Los niños inclidos en esta modalidad de tratamiento reciben na terapia ambiental y na aproximación mltimodal drante la mayor parte del día. La técnica general consiste en la asistencia al centro drante cinco días a la semana en n horario de las 8 a las 16 horas. La principal ventaja qe presentan los tratamientos de día es qe los niños peden permanecer jnto con ss familias por lo qe se implican más en la consección de los objetivos terapéticos. Sin embargo, han de tenerse presentes los potenciales riesgos derivados del aislamiento del sistema social estandar y de qe el desarrollo del niño y la relación con pares se realiza casi exclsivamente con otros niños con problemática psiqiátrica. Este tipo de tratamiento es my ventajoso desde el pnto de vista económico y se tiliza para na amplia gama de trastornos psiqiátricos: atismo infantil, trastornos de condcta, trastorno por déficit de atención con hiperactividad, trastornos de la condcta alimentaria, trastornos de personalidad, disfnciones cerebrales leves o retraso mental y adolescentes con trastornos psicóticos compensados. Se exclyen aqellas sitaciones clínicas en las qe se evidencien condctas ato o heteroagresivas, niños qe son peligrosos para ellos mismos o para otros, niños qe pede ser tratados en forma amblatoria, niños con padres seriamente pertrbados o absivos y niños con enfermedades físicas o handicaps graves qe necesitan cidados continos. Dada la diversidad de niños y de síndromes clínicos qe se benefician de los tratamientos de día, se precisa de n amplio espectro de modalidades terapéticas (psicoterapia individal, grpal o familiar y terapias farmacológicas). Los métodos tilizados son esencialmente similares a los empleados en centros residenciales. La mayoría de los hospitales de día tienen profesores en ss plantillas, por lo qe, se peden splir las necesidades edcativas del niño. El hospital de día tiene como metas generales las relacionadas con evitar los ingresos, ofrecer na sitación de transición para niños o adolescentes qe han sido dado de alta de institciones o de nidades de ingreso, ofertar n tratamiento amblatorio intensivo para los pacientes en los qe na sesión semanal es insficiente y tratamiento de soporte y de mantenimiento para niños con alto riesgo de hospitalización. En otros casos, el hospital de día ofrece la posibilidad de observación, evalación, identificación de áreas problemáticas, diagnóstico y planificación terapética. Una alternativa al tratamiento instcional peden ser las familias alternativas o familias donde los problemas emocionales del niño peden enfrentarse adecadamente. En estos programas asistenciales las familias son especialmente seleccionadas, entrenadas y pagadas. Recogen en ss casas niños con trastornos mentales y están provistas de aydas y conslta profesional. Modelos de servicios asistenciales En el presente, el complejo sistema de asistencia en sald mental infantil y jvenil es extremadamente fragmentado y descordinado. Presenta zonas con servicios infantiles adecados pero qe son inaccesibles para mchos niños y para ss familias por lo qe, en general, el sistema fracasa en satisfacer las necesidades de la población qe debería beneficiarse de ss servicios. Una visión general de los servcios psiqiátricos para niños y adolescentes aparece representada en la Figra 1. Figra 1 CONTINUUM DEL MODELO DE CUIDADOS EN PSIQUIATRIA DEL NIÑO Y DEL ADOLESCENTE Parte de la inadecación de cidados se relaciona con la falta de recrsos, pero otra parte se debe a la falta de n conocimiento básico sobre las casas y tratamiento de los trastornos mentales de los niños o adolescentes. La mayoría de los niños con trastornos mentales no son vistos por especialistas en sald mental infantil. En el momento actal disponemos de poca información sobre como los médicos de atención primaria o los psiqiatras de adltos reconocen, diagnostican y tratan a los niños y adolescentes con enfermedad mental. La importancia del papel de la escela como lgar para la identificación precoz de los trastornos mentales y como fente de tratamiento debe ser valorada, entendida y potenciada. Estas mismas qejas peden realizarse con relación a los sistemas jdiciales jveniles donde los adolescentes con trastornos mentales o con altos riesgo peden estar desproporcionadamente representados. Los cinco pilares básicos de la asistencia psiqiátrica a niños y adolescentes son: el psiqiatra infantil, el psiqiatra general, el psicólogo, el trabajador social y el ATS-psiqiátrico. Las actividades de promoción de sald deben evitar dplicaciones y deben promover la colaboración entre grpos de profesionales o grpos provedores de servicios. Esta colaboración debe realizarse a nivel estatal, regional y local. En el caso específico del psiqiatra infantil se debe promover la relación con los psiqiatras de adltos, con los comités escolares y asociaciones de profesores, con los pediatras, con los servicios de rgencia y con los sistemas de atención y de ayda social. BIBLIOGRAFIA 1. Allen FL (1970). Therapy as a living experience. In Mostakas E, (ed): Psychoterapy with children, New York: Ballantine/Del Rey/Fawcett Books, 1970. 2. American Academy of Child Psychiatry (1983): Child psychiatry: A plan for the coming decades. AACP-Pblisher, Washington D.C., 1983. 3. 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