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El trastorno bipolar desde una perspectiva longitudinal ■ Con gran frecuencia aparecen en la bibliografía científica artículos de revisión dirigidos a actualizar aspectos básicos del trastorno bipolar (TB) que incluyen el diagnóstico, la genética, la neurobiología y los tratamientos. La mayoría de estas revisiones mantienen el enfoque tradicional categórico que, como se sabe, es el que ha prevalecido a lo largo del tiempo y que sirve de base a la mayoría de los sistemas de clasificación (DSM/CIE). Sin embargo, este enfoque ha recibido críticas desde diferentes puntos de vista, considerándolo como excesivamente restrictivo y, sobre todo, ineficaz para poder identificar la neurobiología subyacente al padecimiento. Además, el enfoque categórico no favorece la búsqueda de nuevas opciones de tratamiento ni ayuda a modificar los pronósticos. Esto ha llevado a la propuesta de revalorar el actual sistema clasificatorio y sus aplicaciones. En este sentido, el TB representa un ejemplo excelente. En una reciente revisión sobre este tema se hace un recuento de cómo se ha dirigido este esfuerzo y lo que resta aún por hacer. De acuerdo a la revisión, la manera como se ha estructurado el concepto del TB genera limitaciones en varios aspectos: en primer término, las discusiones diagnósticas han sido dominadas por una visión categórica transversal de los cuadros, restándole importancia a la visión longitudinal; en segundo lugar, se ha valorado muy poco cómo y de qué manera el trastorno evoluciona a lo largo de la vida; en tercer término, con mucha frecuencia se considera que los pacientes presentan únicamente el TB sin detenerse a considerar la posibilidad de que otras condiciones en comorbilidad estén presentes, y qué es lo que prevalece en lo cotidiano. A lo largo de los años e inclusive previo a la instalación del padecimiento bipolar, los pacientes pueden cursar con otros padecimientos orgánicos cuyos efectos se van acumulando en el organismo y, en consecuencia, pueden modificar la evolución de la enfermedad psiquiátrica. Es por ello que en la actualidad existe una tendencia a considerar al TB como una enfermedad multisistémica inflamatoria. Este concepto se aborda de manera más adecuada si al padecimiento se le divide en etapas o estadios que tengan características clínicas y neurobiológicas específicas y que vayan evolucionando a lo largo del tiempo. El modelo multietápico de la patología es el ideal para reconsiderar un nuevo enfoque en el trastorno bipolar y en otros padecimientos. Este modelo permite entender a la enfermedad como un fenómeno progresivo y cambiante, que 38 se contrapone al modelo estático categórico. Los autores de la revisión proponen un modelo de cuatro etapas que va desde fases tempranas de pre-riesgo y de síntomas moderados hasta las fases de inicio de episodios floridos, pasando por etapas de recurrencia y de estabilidad. En último término, este enfoque permite definir que el padecimiento deviene finalmente en una condición última de enfermedad crónica. Los autores de la revisión proponen seccionar al padecimiento en distintas etapas progresivas tal y como se hace con otros trastornos médicos. Esta división se observa en el cuadro 1 en el que se incorporan las propuestas de estrategias de análisis genético y los hallazgos que se han encontrado en cada uno de los estadios. De acuerdo a este modelo, lo que se propone es reconceptualizar al TB como una condición clínica en continua evolución, cuyas manifestaciones cambian con el tiempo. De acuerdo a esta propuesta, se consideran sujetos con alto riesgo a aquellos que, comparados con el resto de la población, por diversas razones tienen una mayor probabilidad de desarrollar el padecimiento. Los sujetos de ultra elevado riesgo son aquellos que tienen un familiar de primer grado con el diagnóstico. Sin embargo, una de las principales dificultades para identificar casos con el padecimiento es que, una vez iniciado el cuadro, la mayoría de los pacientes tarda de siete a 10 años en buscar atención médica por lo que llegan ya en estadios 2 o 3. Las dos principales aproximaciones de investigación para comprender la neurobiología del TB han sido, en los últimos años, la genética y el campo de las imágenes cerebrales. Los estudios genéticos consideran que el padecimiento tiene una heredabilidad de cerca del 70%. La mayor parte de los estudios genéticos de familias reconocen que se trata de un modelo poligénico multifactorial. El modelo del umbral poligénico multifactorial propone que los sujetos se consideran como portadores del trastorno hasta que exceden un hipotético nivel de riesgo. Este riesgo incluye una combinación de diversos factores genéticos que actúan dentro de un contexto ambiental favorable para que se genere el trastorno. Los genetistas asumen que en el inicio de la enfermedad participan mutaciones únicas y subsecuentemente se van agregando más variables de riesgo. Un avance en este sentido ha sido la incorporación de los estudios de asociación del genoma extenso (GWAS); éstos comparan la frecuencia de variantes conocidas en el genoma humano entre casos y controles, sin embargo advierten que si bien ahora se pueden analizar millones de estas variantes, el castigo estadístico de hacer comparaciones múltiples se incrementa demasiado, lo que implica dificultades para llegar a conclusiones robustas. No obstante, en la actualidad Vol. 26, Número 5, Mayo 2015 Cuadro 1 Estadio Presentación clínico clínica Estrategias de análisis genético Hallazgos de neuroimágenes 0 Riesgo elevado de TB sin síntomas actuales Evaluación de endofenotipos utilizando SNP’s confirmados por GWAS; estudios de predicción de riesgos Marcadores de resiliencia: actividad prefrontal anormal durante tareas cognitivas; aumentos volumétricos subcorticales anormales. Marcadores de riesgo: actividad incrementada de la amígdala, SB prefrontal anormal 1a Síntomas leves o inespecíficos Evaluación de endofenotipos putativos utilizando SNP’s confirmados por GWAS 1b Riesgo ultra-elevado síntomas subumbrales, con cambios cognitivos y declinación funcional Descubrimiento de variaciones infrecuentes y de mutaciones de novo Marcadores de resiliencia: actividad prefrontal anormal durante tareas cognitivas; aumentos volumétricos subcorticales anormales. Marcadores de riesgo: reducción anormal de volumen cortical prefrontal: reducción anormal del volumen de SB 2 Primer episodio de TB con síntomas moderados a intensos, fallas cognitivas y declinación funcional Mapeo de endofenotipos, estudios de biomarcadores Reducción anormal de actividad de la corteza prefrontal durante tareas cognitivas. Incremento anormal de la actividad de la amígdala durante esas mismas tareas. Reducción de la SB prefrontal. Incremento anormal de la corteza prefrontal y estriado izquierdo durante el procesamiento de recompensas 3a Remisión incompleta del 1er. episodio (pudiendo saltar al estadio 4) Contribución a mega-análisis de GWAS Marcadores de avance de enfermedad: Asociación negativa entre volúmenes corticales prefrontales y avance de la enfermedad. Reducción de volumen de amígdala, estriado e hipocampo con el progreso de la enfermedad 3b Recurrencia o recaída con sín- Análisis pleiotrópicos, examen tomas psicóticos o emocionales, de trayectorias longitudinales que se estabiliza con tratamiento, persisten síntomas residuales o el nivel cognitivo está por debajo del mejor logrado, posterior a la remisión del 1er. episodio 4 Trastorno grave, persistente de Análisis pleiotrópicos, examen acuerdo a la valoración sintomáti- de trayectorias longitudinales ca con afectación cognitiva y funcional TB: trastorno bipolar; GWAS: estudios de asociación del genoma extenso; SNP’s: polimorfismos de nucleótido único; SB: sustancia blanca. se están haciendo esfuerzos para lograr mega-análisis. En este aspecto los estudios genéticos del TB se benefician con la clasificación de la enfermedad por etapas. En las etapas individuales la búsqueda de tipos específicos de variantes se puede hacer con tamaños de muestra relativamente menores. Por ejemplo, los pacientes en las primeras etapas de la enfermedad tienen menor riesgo de estar afectados por los tratamientos farmacológicos, por lo que este grupo sería de utilidad para llevar a cabo estudios de mapeo genético de endofenotipos o para validar a los polimorfismos de nucleótido único (SNP) identificados en los GWAS como biomarcadores. También, a mayor tiempo de evolución mayor riesgo de que se presenten condiciones clínicas adicionales en comorbilidad, lo que se considera como un factor de confusión. Los estudios del TB con imágenes cerebrales también se benefician de la estratificación del padeci- Vol. 26, Número 5, Mayo 2015 miento. Al momento hay suficiente evidencia de que los cambios funcionales y estructurales de distintas zonas del cerebro que se han identificado en el trastorno, evolucionan a la par de la progresión de la enfermedad. Por lo que en ciertas situaciones habrá algunas alteraciones que cuando están presentes en las etapas iniciales del padecimiento podrán posiblemente predecir el tipo de evolución o las respuestas a los tratamientos. Pero además, adicionalmente los estudios de imágenes son una evidencia de la necesidad de distinguir a la enfermedad por etapas. A pesar de todos estos avances aún queda mucho por definir. Algunas preguntas que los investigadores deberán contestar en el futuro son, por ejemplo, determinar en qué estadio de la enfermedad se deben incorporar los marcadores de inflamación, o definir el nivel de riesgo que se genera con la presencia de ciertas enfermedades como la diabetes, 39 el asma y otras condiciones crónicas. En estos aspectos se deberá incorporar el modelo de la carga alostática, entendido como el costo que paga el organismo por la exposición crónica a la actividad fluctuante neuroendócrina que resulta de los intentos del cuerpo por enfrentar los retos ambientales. Será también importante definir medidas más precisas para identificar el desenlace en cada uno de los estadios, que incluyan tanto la sintomatología como la funcionali- 40 dad. Así mismo será de vital importancia distinguir el tipo de tratamiento que funcione mejor en cada una de las fases evolutivas de la enfermedad. Bibliografía FRANK E, NIMGAONKAR VL, PHILLIPS ML y cols.: All the world’s a (clinical) stage: rethinking bipolar disorder from a longitudinal perspective. Mol Psychiatr, 20:23-31, 2015. Vol. 26, Número 5, Mayo 2015