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POR QUÉ HAGO LO QUE HAGO Enrique Browne Arquitecto Como arquitecto empecé a trabajar sin saber con claridad lo que buscaba. Más bien partí haciendo lo que me gustaba, para luego aclarar el por qué. Proyecto a proyecto fui encontrando indicios y formando un camino más personal, hasta independizarme de las corrientes en boga. Con las cosas más claras, todo es más fácil. He avanzado por prueba y error. Ninguna obra me ha dejado satisfecho del todo. Siempre hay cosas nuevas que no se han resuelto, pero esperaba resolverlas en la próxima obra. Además, están los errores que uno piensa no volver a cometer. Mi primera y más constante búsqueda ha sido conciliar el mundo natural con el mundo artificial, el cual ayudamos a construir como arquitectos. Retrospectivamente esta búsqueda puede tener causas tanto personales como sociales. Desde pequeño me atrajo la vida campestre, con su olor, sus árboles, sus plantaciones y riegos. Estudié arquitectura en una antigua casa rural, un oasis dentro de la ciudad, transformada en Facultad de Arquitectura, con su patio y corredores, su noria y naranjos. Me parece que Chile nunca ha consolidado una cultura urbana propiamente tal. Calles y veredas hasta hace poco se usaban para circular o caminar, pero no para convivir. Sólo recientemente están apareciendo personas tomando café y conversando. En todo caso, muy distinto a lo que se ha dado tradicionalmente en Madrid, Barcelona, París, Roma o Buenos Aires. En Santiago casi todo el mundo prefiere vivir en casas y no en departamentos en altura. Cuando viven en éstos, tienen que tener terrazas con plantas y verde. En 1964, siendo estudiante de arquitectura, propuse un gran edificio con una estructura en doble espiral, con casas unidas por callejuelas escalonadas, con plazuelas interiores, con agua y árboles [Gráficos 1 y 2]. Jamás había oído hablar de “arquitectura sustentable” ni nada parecido. Tampoco se hablaba fuera de Chile de estos temas. Sólo me gustaba. Con sorpresa y estúpida vanidad, vi publicado hace poco un proyecto de la firma belga JDS Architects para Shenzen (China), frente a Hong Kong (1). Por coincidencia, este proyecto es muy parecido en estructura y conceptos al proyecto que realicé hace 46 años. Fue presentado como una propuesta futurista y ecológica. Esta coincidencia confirma que llegué prematuramente al tema medioambiental por gusto y casualidad [Gráficos 3 y 4]. 1 1 Murasaky, Alais K., “Edificios Híbridos”. Revista Ambientes Nº74, Santiago de Chile, Marzo-Abril 2010. [Gráficos 1 y 2] Proyecto edificio con casas. Escuela Arquitectura (1964) [Gráficos 3 y 4] Proyecto para Shenzen (China) 2009 En 1974 realicé mi primer trabajo profesional, dos Casas en la calle Charles Hamilton. Propuse algo inédito. No partir el diseño distribuyendo el programa de las casas, sino por un sistema de “parrones”; antiguo método de sustentación para la uva de mesa. Dichos parrones, con su sombra, eran usados durante los meses cálidos para almorzar, conversar o simplemente para descansar. El sistema se podía dejar con parras, cerrar por arriba o diversos lados, creando estacionamientos, corredores o habitaciones. Su cubierta vegetal cambiaba con las estaciones. Según sus propietarios, las casas han funcionado muy bien por 35 años [Gráfico 5]. [Gráfico 5] Casa en Charles Hamilton (1974) [Gráfico 6] Interior Casa Paul Harris 1980 [Gráfico 7] Exterior Casa Paul Harris 1980 Luego produje diversas variaciones de “casas-parrones” de las más distintas formas y materiales. Empecé a usar enredaderas de hoja caduca como glicinas, ampelopsis y bouganvilleas. En una de ellas se me ocurrió usar los “parrones” en forma vertical, formando una “doble piel vegetal” para proteger la casa del fuerte sol poniente [Gráficos 6 y 7]. Hacia esos años se empezaba a hablar fuera de Chile de los problemas energéticos y ambientales, convirtiéndose poco a poco en un asunto epocal. Sin quererlo, yo ya estaba inmerso en él. En todo caso de allí pasé a utilizar el sistema en pequeños edificios, como la Oficina en los Conquistadores [1995, Gráfico 8] o el frustrante centro de convenciones y alojamiento juvenil “El Ágora” [1985, Gráfico 9]. Posteriormente lo aplique en edificios más grandes. [Gráfico 8] Oficina en los Conquistadores (1995-97) [Gráfico 9] Edificio Centro de convenciones y alojamiento juvenil “El Ágora” (1986-87) Hasta ahora la mayor obra que he construido con dicho sistema es el Edificio ConsorcioSantiago (1990), que realizamos con Borja Huidobro [Gráfico 10, 11 y 12]. El edificio tiene 2.735 m2 de superficie vertical vegetal, algo más que el área verde preexistente en los terrenos residenciales primitivos. Equivale a levantar verticalmente dichos jardines preexistentes [Gráfico 13]. [Gráfico 10] “Doble Piel Vegetal” [Gráfico 11] Esquema comportamiento Edificio Consorcio Santiago térmico del edificio Consorcio Santiago (1990 – 93) (1990 – 93) [Gráfico 12] Vista exterior Edificio Consorcio Santiago (1990 – 93) [Gráfico 13] Edificio Consorcio Santiago (1990 – 93) Superficies aéreas verdes antiguas y actuales [Gráfico 14] Comparación consumo energético de Edificio Consorcio v/s otros edificios Con 16 años de uso y excelente comportamiento medioambiental, ha significado un ahorro energético estimado preliminarmente en más del 25 %, comparado con 10 edificios de su misma época en Santiago de Chile, sin protección vegetal [Gráficos 14 y 15]. [Gráfico 15] “Doble Piel Vegeta en Invierno y Verano” Edificio Consorcio Santiago (1990-93) A mi interés por el tema medioambiental se suman otros asuntos que considero muy importantes. Por ejemplo la relación entre arquitectura y geografía, influido por la increíble y poderosa naturaleza de mi país y por artistas de Land Art, como Claudio Girola en Chile, Mathias Goeritz en México o Michael Heizer en EEUU, los cuales sirvieron de referentes para el Edificio Pioneer [Gráfico 16] y otros. O la relación entre arquitectura y luz, dando lugar a búsquedas como la Iglesia del Villa María [1992, Gráfico 17]. [Gráfico 16] Oficina Pioneer (1995) [Gráfico 17] Iglesia Villa María (1992) [Gráfico 18] Interior Edificio Sonda (1996) [Gráfico 19] Trazado Geométrico Casa Caracola (1985) O cómo aislar la vida de trabajo de un ambiente urbano hostil, lo cual dio lugar al Edificio Sonda [1996, Gráfico 18]. O cómo fundir la arquitectura con su sitio, lo cual estuvo en la base de la Casa Caracola [1985, Gráfico 19]. Como adelanté, ninguna obra me ha dejado del todo satisfecho. Me siento todavía empezando. Pero se me han ido aclarando las cosas. La venerable Arquitectura Moderna ya cumplió un siglo y con ello su ciclo, con sus logros y fracasos. Corresponde a un Zeitgeist del pasado, aquel de la Era Industrial, propia del siglo XX. Necesitamos una Arquitectura Contemporánea del siglo XXI, de la Era Global del Conocimiento y la Sustentabilidad. Para responder a ella, mi arquitectura debería avanzar en dos áreas. Primero, expresar arquitectónicamente, cómo se puede compatibilizar el mundo “virtual” con el mundo “real”. Segundo, cómo compatibilizar “desarrollo” con “sustentabilidad”. En lo primero he avanzado poco. En lo segundo, creo estar progresando y aportando mucho más. Mayo 2010