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CHAPTER 12 (e) THE LAW OF SUCCESS CAPÍTULO 12 (e) LA LEY DEL ÉXITO “Este libro de la ley jamás se apartará de tu boca, sino meditarás en el de día y de noche, para que obedezcas todo lo que en él te mando. Y entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien." (Josué 1:8). Dios le reveló la “Ley del Exito” a Josué, poco después que asumiera el control la dirección de la nación de I srael, cuyo mando recibió del patriarca del Antiguo Testamento Moisés. Él amonestó a Josué cuatro veces en el primer capítulo del libro de Josué: “Esfuérzate y se valiente.” Después de enseñarle la “Ley del Exito” a Josué, agregó, “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas, ni desmayes, porque el Señor tu Dios está contigo dondequiera que vayas. “ La “ley del éxito” está escrita en Josué 1:8 y dice así: • • • • Confiesa Mi Palabra con tu boca continuamente... Medita sobre Mi Palabra de día y de noche... Haz lo que te mando por escrito en Mi Palabra... Y entonces (tu mismo) harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. David reitera la “Ley del Exito” en palabras levemente diferentes: “Bendito es el hombre que no camina en consejo de malvados, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino en la ley del Señor está su deleite, y en su ley medita de día y de noche. Él será como un árbol plantado junto a corrientes de agua, que brinda su fruto en su estación, y cuya hoja no cae; y lo que él hace, prosperará (Salmos 1:1 - 3). Estos versículos afirman la importancia de tener cuidado al filtrar los pensamientos que permitimos que habiten en nuestra mente, y controlar las palabras que permitimos sean habladas de nuestra boca….. pues determinarán nuestro éxito o fracaso en la vida. MEDITACIÓN Cuando el manual del creador utiliza el termino meditación está traduciendo la palabra hebrea hagah (hah-gáh) . Hagah significa algo absolutamente diferente del significado en nuestro idioma para la palabra meditación: un ejercicio mental solamente. En Hebreo, meditar es reflexionar sobre algo, ponderarlo en la mente, murmurarlo, contemplar un pensamiento y repetirlo en voz audible, reservando las palabras para sí mismo (mientras abandonamos las distracciones exteriores completamente). Significa en lenguaje de hoy “pensar sobre y confesar.” La “meditación (pensar sobre y confesar) es la manera más rápida de renovar tu mente (entendimiento) y de recibir el conocimiento de revelación referente a la palabra de Dios. Es la manera que Dios nos ha dado, para edificar y fortalecer una fe fuerte en nuestro corazón. F.F. Bosworth, evangelista de principios del siglo XX, que operó en un extraordinario ministerio de sanidades y milagros,ha dicho: “La mayoría de los cristianos le da de comer a su cuerpo tres comidas calientes al día, y a su espíritu un bocado frío el domingo, y entonces se preguntan por qué es tan débil la fe que tienen. “ LA MEDITACIÓN ES EL APARATO DIGESTIVO DEL ALMA Y DEL ESPIRITU Cuando comemos el alimento natural, el aparato digestivo de nuestro cuerpo asimila ese alimento y produce un cuerpo fuerte. En forma semejante, cuando meditamos en la palabra de Dios de día y de noche, la fe se establece en nuestro corazón y produce un espíritul fuerte. La meditación es el aparato digestivo del alma y del espíritu. Mientras que la palabra se comtempla en la mente y se habla de nuestra boca, es digeridas por el alma y establecidas en el espíritu. Así como toma tiempo para que el alimento natural sea digerido, y consolide nuestro cuerpo físico, así lleva tiempo para que la palabra de Dios sea digerida y consolide nuestro espíritu. Toma tiempo para que la meditación en (pensar sobre y confesar) la palabra de Dios--“la palabra de la fe "-- desarrolle fe en nuestro hombre interior. Recuerdo la primera vez que oí mi voz en una grabadora de cinta. Era un adolescente y las grabadoras de cinta no eran las de tipo electrónico, pequeñas como las que tenemos hoy; eran absolutamente grandes y muy abultadas, y la cinta era un fino alambre de acero inoxidable. Apenas podía creer que la voz masculina profunda que oí en la grabación era realmente mi voz. Nunca había oído mi voz con el oído externo. Había oído siempre mi voz con mi oído interno, pero todos los demás que estaban en la habitación si me habían oído con su oído externo. Sabían como sonaba y me aseguraron que la voz en la cinta magnetofónica era la mía. Dios ha creado a humanidad con dos sistemas de oídos. Cada uno de nosotros tiene un oído externo y un oído interno. El oído interno se compone de una estructura ósea dentro de nuestra cabeza. Cuando hablas, el oído interno alimenta tu voz directamente a tu hombre interno, tu hombre espiritual. Esto hace las palabras que tu hablas mucho más importantes que las palabras que otros te hablan. La fe viene más rápidamente cuando uno mismo se oye el confesar la Palabra de Dios que cuando oye a los demás hablar de ella. Cuando piensas acerca de la palabra de Dios, el cuadro mental desarrollado en tu mente se impresiona sobre tu espíritu; y cuando confiesas la palabra de Dios con tu boca, tu oído espiritual la oye, y tu hombre del espíritu comienza a producir fe en esa palabra. Si meditas sobre (piensas sobre y confiesas) la palabra de Dios referente a tu prosperidad, tu hombre del espíritu desarrollará la fe para captar la prosperidad. Si, por el contrario, meditas en la palabra de Dios referente a tu sanidad, tu hombre del espíritu desarrollará fe para sanidad. Si deseas producir éxito en tu vida, debes primero determinar el área de tu vida en la que deseas ser prosperado y exitoso. Después, necesitas encontrar los versículos de la palabra de Dios que te prometen esas cosas. Finalmente, necesitas meditar en esas palabras de noche y de día, hasta que se establezca fe en tu corazón. Desde mayo del 2003, me he disciplinado para pasar una hora o más cada día meditando en (pensando sobre y confesando) la palabra de Dios. Diariamente, me presento temprano y medito en las promesas de Dios para prosperarme, sanarme, protegerme, y dirigirme. Medito en la autoridad enorme y excesiva que Jesús nos ha delegado a todos los xreyentes sobre Satanás. En efecto, medito acerca de todos mis derechos y privilegios como ciudadano del Reino de Dios. Cuando primero comencé esta rutina diaria, en 2003, estaba enfrentando un desafío financiero importante en mi negocio. (Analizaremos este desafío detalladamente más adelante en este libro.) Como meditaba muchísimo tiempo en la palabra de Dios, mi espíritu comenzó a crecer más fuerte, y como la fe en las promesas de Dios de prosperarme se estableció firmemente en mi espíritu, esa fe produjo un incremento de cincuenta por ciento en mis ventas, y generó el beneficio anual más alto en la historia de mi compañía. Como ves, mientras alimentaba mi espíritu con “alimento de fe,” lo edificaba de modo que pudiera vencer al diablo, el mundo y la carne. Mientras viajo alrededor del mundo y ruego para que otros reciban el bautismo en el Espíritu Santo, su sanidad, o para que sean libres, me sorprende la confianza que esta meditación diaria en la palabra de Dios ha producido en mi espíritu. La palabra de Dios producirá esa misma certeza tu espíritu si solamente separas el tiempo para meditar sobre ella.