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1 UM-Tesauro VII(41) La Sabia Evolución: La Retina Humana (Parte I) La Teoría falaz de la Evolución sin sentido a través de la Selección Natural al azar El Diseñador del Complejo Coroides-Epitelio pigmentario-Fotorreceptores En verdad, se ha estudiado el ojo en profundidad tanto en los invertebrados como en los vertebrados, durante largo tiempo, y se ha puesto el énfasis en su sabia evolución. Los estudios sobre la coroides, el epitelio pigmentario y los fotorreceptores han sido motivo de asombro en cuanto a su intrínseca unidad. No estamos para nada inquietos, desde el punto de vista médico, por las doctrinas no científicas, con fuerte contenido ideológico, que se limitan a abogar teorías abstractas. Sin duda, se interpreta en forma irreal la maravillosa simplicidad de la anatomía y la fisiología de la capa de la retina del ojo. Se ha dicho que una sabia evolución no habría ubicado la “conexión neuronal” (los axones de las células ganglionares) de la retina del lado por donde ingresa la luz, obligándola a pasar a través de las capas neuronales antes de llegar a los fotorreceptores de la retina. Entonces, según esta perspectiva, se observaría clara evidencia de un “mal diseño” o, aun mejor, una ausencia total de diseñador, es decir una evolución sin sentido y al azar mediante la selección natural. [1-3] Incluso Charles Darwin estuvo tan impresionado con la anatomía y fisiología del ojo que expresó en “El Origen de las Especies”, Capítulo VI, Dificultades de la Teoría, Sección de Órganos de Extrema Perfección: “Parece absurdo desde todo punto -lo confieso espontáneamente- suponer que el ojo, con todos sus inimitables artilugios para acomodar el foco a diferentes distancias, para admitir cantidad variable de luz y para la corrección de las aberraciones esférica y cromática, pudo haberse formado por Selección Natural”. En realidad, la definición de Darwin de la Selección Natural fue la preservación de las diferencias y variaciones individuales favorables, la destrucción de aquellas que son injuriosas y la supervivencia de las más aptas. Por ende, me atrevo a suponer que sería muy valioso enseñarles a nuestros alumnos de Medicina, sin duda confundidos acerca de la falta de certeza científica y las doctrinas engañosas, una reseña breve y ortodoxa sobre nuestro conocimiento actual acerca del Diseño altamente inteligente del complejo humano retina/coroides. Con propósitos prácticos, me gustaría enfatizar el excelente proyecto educativo que une ciencia y humanidades en nuestra Facultad de Medicina. *** La organización de la retina y el sistema visual El órgano más simple que detecta la luz en la retina está compuesto por dos tipos de células: 1.La célula sensibles a la luz (Fotorreceptores) (CF) y 2.- La célula del Epitelio Pigmentario Retinal (EPR) Ambos tipos de células aparecen en forma conjunta en el ojo de todo animal, desde insectos y moluscos hasta los vertebrados superiores. La interacción funcional entre CF y EPR es fundamental y esencial para detectar la luz y permitirle al individual reconocer la materia que lo circunda y los organismos vivos. Tanto los fotorreceptores de la retina como el epitelio pigmentario retinal se desarrollan a partir de la vesícula óptima (VO), una estructura en posición protrusiva lateral de la pared del diencéfalo- el primordio ocular. La VO se invagina para formar un cáliz óptico. La VO se convierte en un cáliz óptico de dos paredes, cuyas dos capas se diferencian, - las células de la capa externa producen pigmento de melanina (que es uno de los pocos tejidos diferentes a las células de la cresta neural que pueden formar este pigmento) - y finalmente llegan a ser el epitelio pigmentario retinal. Por ende, las mitades dorsal y ventral de la VO tienen un patrón de desarrollo claramente diferente. LA VO ventral se desarrolla y forma el ojo completo, mientras que la VO dorsal forma la vesícula pigmentada que consiste en el EPR solo. “En consecuencia, la porción anterior de la VO desempeña un rol crucial en el adecuado desarrollo del ojo, generando posiblemente el gradiente dorsal-ventral de las proteínas de señalización dentro del primodio ocular. La regulación coordinada de la Proteína Morfogenética de hueso dorsal 4 (BMP4) y de la vía de señalización Sonic Hedgehog (Shh) ventral UM-Tesauro VII(41) especifica la polaridad dorso-ventral en la VO y rige la morfogénesis ocular a través del factor 8 de regulación del crecimiento fibroblástico (Kobayashi, 2010) [4]. El desarrollo de los ejes anterior-posterior y dorsal-ventral en el primordio ocular es un aspecto fundamental del desarrollo del ojo de los vertebrados. La determinación de la polaridad dorso-ventral es un prerrequisito esencial para el desarrollo ocular; cuando esta polaridad se altera en forma experimental, el desarrollo adecuado del ojo se detiene o se vuelve anómalo. Diferenciación entre la córnea y el cristalino La vesícula del cristalino induce al ectodermo a formar la cornea transparente y representa el sexto anterior del globo ocular. Se compone de fibras densas de colágeno, cuya extrema regularidad da como resultado una estructura cristaloide transparente a la luz. Los parámetros físicos desempeñan un rol importante en el desarrollo del ojo. La presión de fluido intraocular es necesaria para la correcta curvatura de la córnea, con el objeto de que se pueda enfocar la luz sobre la retina. La presión intraocular se mantiene mediante un anillo de huesos esclerales (la esclera o esclerótica se une a la córnea en el limbo), probablemente derivado de la cresta neural, que actúa como contenedor inelástico. La diferenciación tanto del tejido de la córnea como del cristalino hacia membranas transparentes capaces de dirigir la luz hacia la retina comprende cambios en la estructura y la forma de las células, así como la síntesis de proteínas transparentes específicas del cristalino con una estructura cristaloide, que originan la extrusión del núcleo. El cristalino se desarrolla sólo cuando se juntan las señalizaciones de las regiones ventral y dorsal en la VO. La posición invertida de la señalización Shh y BMP4 en la vesícula óptica del embrión reorganiza completamente las estructuras oculares. En el momento del nacimiento no está completo el proceso de diferenciación; los bebés no ven bien porque los fotorreceptores de la retina no están completamente desarrollados. A medida que se envejece, aumenta la densidad de los fotorreceptores, permitiendo una mucha mejor discriminación y casi unas 350 veces de capacidad de absorción de la luz. 2 No tengo dudas respecto de los temores de Darwin cuando teorizó sobre el azar y la evolución sin sentido del sistema visual. Hoy ya en el siglo XXI, es casi ridículo no aceptar que existe un claro propósito en cada paso de la evolución del sistema visual. En el ojo de los vertebrados, el Epitelio Pigmentario Retinal está ubicado entre los segmentos externos sensibles a la luz de los fotorreceptores de la retina y el flujo sanguíneo de la capa de la coroides del ojo. Es una monocapa densamente empaquetada en disposición hexagonal que contiene gránulos de pigmento de melanina y organelas para la digestión de las membranas eliminadas por el proceso de renovación de los segmentos externos de los fotorreceptores dentro de los fagosomas. Como señalamos, en estado embrionario, el Epitelio Pigmentario Retinal proviene del mismo tejido de la evaginación de la retina neural del núcleo dorsal del cuerpo geniculado del tálamo, pero las células se diferencian entre retina neural y pigmentaria, cuyas funciones principales son aislar y sostener metabólicamente la retina neural. Durante el desarrollo, el EPR es el primer tejido del cuerpo que se pigmenta. Por lo tanto, el EPR se enfrenta a los fotorreceptores en su proceso apical y a su membrana basolateral en contacto con la membrana de Brush –la capa interna de la coroides- de múltiples capas altamente especializada, que también representa una matriz de interacción del EPR y el flujo de sangre en los vasos capilares de la coroides, choriocapillaris. [5,6]. La capa de la coroides probablemente sirve también como almohadón mecánico para la estructura interna del ojo. Diferenciación de la Retina Neural La retina es el tejido con mayor densidad celular del cuerpo humano. Como las cortezas del cerebelo y del cerebro, la retina neural se desarrolla en una serie multicapa de diferentes tipos neuronales [7]. Los tipos celulares de la retina desde la coroides (mejor dicho desde la membrana de Brush) hasta el cuerpo vítreo son los siguientes: Epitelio pigmentario, conos y bastones, células bipolares, células gliales de Müller —que mantienen la estructura integral de la retina— así como las neuronas amácrinas —que carecen de UM-Tesauro VII(41) axones grandes— y neuronas horizontales que transmiten impulsos eléctricos en el plano de la retina y las células ganglionares. Los axones de las células ganglionares se dirigen hacia el polo posterior del ojo (en forma ligeramente medial al polo posterior de la mácula) e ingresan en el nervio óptico en la Papila Óptica. Esta papila óptica tiene un diámetro aproximado de 1,5 mm. Los axones de las células ganglionares (que forman una capa adyacente al cuerpo vítreo) se acumulan a medida que convergen en el margen de la papila óptima y luego perforan la esclerótica del globo ocular para formar el nervio óptico. Debemos recordar que el nervio óptico está compuesto por la sustancia blanca cerebral y no es un nervio periférico. La papila óptica es un sitio ciego porque no contiene fotorreceptores (bastones y conos). Ahora bien, la mácula lútea, la zona central de la retina al igual que su eje visual es un disco altamente especializado, de aproximadamente 5 mm de diámetro, para la agudeza visual, principalmente la fóvea (una leve depresión) en el centro de la mácula, de aproximadamente 1,5 mm de diámetro y a aproximadamente 2 mm del extremo de la papila óptica. En el centro de la Fóvea está la foveola que contiene solamente cono-receptores y suministra la mejor agudeza visual fototrópica. La mácula y principalmente la fóvea carecen de vasos sanguíneos de la retina, excepto en la periferia de la mácula, y sólo reciben nutrientes de la choriocapillaris de la coroides [8]. La mácula no es visible con un oftalmoscopio, sino que su posición se revela mediante la ausencia de la red de capilares y los grandes vasos sanguíneos, presentes en la retina, y la Fóvea tiene un color rojo oscuro porque el pigmento negro de la melanina que se encuentra en la coroides y en el epitelio pigmentario no es ocultado por los capilares. Se sostiene que el pigmento del EPR y de la coroides protegen la mácula, debido a la absorción de la luz parásita, y minimiza la dispersión dentro del ojo. La exposición de la mácula a la luz y al estrés oxidativo puede tener un rol en el desarrollo bastante común de degeneración macular asociada a la edad. La nutrición de la mácula depende absolutamente de la coroides y el estudio del espesor y volumen de la coroides macular es clínicamente importante. En los sujetos normales sometidos a 3 una tomografía de coherencia óptica de fuente de barrido en una región con longitud de 1 µm, el espesor y el volumen medios de la coroides en el área de la mácula fueron de 191,5±74,2 µm y de 5,411±2,097 mm3, respectivamente. El espesor coroideo de la zona nasal externa fue significativamente más delgado que el de todas las otras áreas contempladas en este estudio (Hirata) [9]. Fotorreceptores La vía visual va desde los fotorreceptores de la retina hasta el cuerpo geniculado lateral. Éste es una pequeña protuberancia por debajo de la proyección posterior del pulvinar del tálamo y desde este núcleo sigue el tracto geniculocalcarino y finaliza en la corteza visual del lóbulo occipital. Los conos y los bastones son los dos tipos de células fotorreceptoras. El segmento externo del fotorreceptor (adyacente al epitelio pigmentario) es el único segmento fotosensible específico capaz de transmitir una imagen visual al cerebro. La luz incidental, por lo tanto, tiene que atravesar casi todas las capas de la retina antes de ser detectada por el segmento externo del fotorreceptor. Como puede recordarse, éste es el argumento objetivo en lo que respecta a un “mal diseño” de la retina, quizás proveniente de un diseñador lego, iliterato. Sin embargo, después de todo, estas capas no son barreras significativas para la luz que ingresa porque la retina es transparente y no tiene más de 0,4 mm de espesor en ningún punto. Los bastones son más sensibles a la luz tenue que los conos y la foveola sin bastones en el centro de la fóvea contiene solamente conos y es ciega a la visión nocturna; los bastones son importantes para la visión periférica. Además, la ausencia de capilares en la retina en el centro de la fóvea elimina la dispersión de la luz por el flujo de sangre. La retina humana contiene aproximadamente 130 millones de bastones y 7-8 millones de conos, siendo los últimos especialmente más importantes que los bastones, debido a su función en la visión del color y en la agudeza visual. Los bastones y los conos, con algunas diferencias menores, se componen de tres partes: el segmento externo en contacto con el epitelio pigmentario, el segmento interno y las células bipolares interpuestas entre los fotorreceptores y las células ganglionares. UM-Tesauro VII(41) En el micrógrafo electrónico, la mayor parte del segmento externo fotosensible de los bastones está ocupado por aproximadamente 700 discos membranosos de doble capa o sáculos aplanados. El segmento externo fotosensible de los conos consiste principalmente en discos de doble capa que contienen pigmento. En el ojo de los vertebrados, el Epitelio pigmentario de la retina está ubicado entre los segmentos externos fotosensibles de los Receptores de la Retina y la membrana de Brush con el suministro de sangre de la capa coroidea. Como se mencionó anteriormente, el EPR es una monocapa de células estrechamente empaquetadas que contienen gránulos de pigmentos de melanina y organelas para fagocitar las membranas del segmento externo del fotorreceptor en los fagosomas. Ésta es una tarea metabólica impresionante del EPR, dado que cada célula debe ingerir y digerir más de 4.000 discos del fotorreceptor por día. Es la melanina del epitelio pigmentario la que absorbe la mayor parte de la luz no capturada por la retina y refuerza las propiedades de absorción de la luz de la coroides al reducir la dispersión de la luz dentro del ojo. El EPR con su membrana basolateral está en contacto con la membrana de Brush de múltiples capas y altamente especializada, que también representa una matriz de interacción de EPR con el flujo de sangre en los vasos fenestrados de la capa coroidea, la choriocapillaris (coriocapilar). La coroides es un tejido de sólo 0,2 mm de espesor en el polo posterior grande (macular), en tanto que se estrecha a 0,1 mm en las áreas periféricas; no obstante, la coroides muestra una perfusión sanguínea específica aún más elevada que el riñón. De hecho, la coroides es la zona del ojo más vascularizada, y una de las áreas corporales con más vasos. Pero la extracción de oxígeno por parte de la retina durante el pasaje a través de la coroides es relativamente baja. La sangre venosa de la coroides aún muestra una concentración de oxígeno de más del 90 %. Por consiguiente, el EPR está expuesto desde el lado de la retina a una fuerte energía foto-oxidativa, desde el lado de la coroides a un alto flujo sanguíneo y desde el lado de la sangre a un sobreflujo de oxígeno. La foto-oxidación lleva a un daño de los extremos del segmento externo de los fotorreceptores de la retina, por lo que 4 requieren un constante proceso de renovación desde su base. El proceso de renovación implica la fagocitosis de los segmentos externos desprendidos y destruidos de los Fotorreceptores por parte del Epitelio Pigmentario de la retina. Según el ciclo de luzoscuridad, los melanosomas o gránulos de pigmento se mueven dentro del citoplasma hacia el proceso apical bajo condiciones de luminosidad, de manera más activa cuando los fotones de luz estimulan los fotopigmentos. La absorción de la luz por los melanosomas calienta el EPR y el complejo coroideo hasta una temperatura superior a los 40 grados centígrados y el flujo sanguíneo coroideo funciona como modulador de temperatura [10]. El EPR protege la retina del excesivo ingreso de luz y provee ácidos grasos omega-3 y glucosa, los primeros para formar las membranas fotoreceptivas, y la última para suministrar energía. El retinol es proporcionado por el ciclo visual de la vitamina A. Se extrae el agua del lado de la retina hacia el lado de la coroides a un ritmo de 1,4-11 mL/cm2. Mantiene el equilibrio de pH y realiza la fagocitosis de rutina para quitar los discos destruidos de los receptores “todas las mañanas” estimulado por la luz; lleva aproximadamente 11 días reponer lo desechado. Como en el tejido cerebral, no existen canales linfáticos en el globo ocular; tiene un sistema inmunitario independiente que está conectado con el sistema inmune propiamente dicho ya sea para interrumpir la interacción cuando se está sano, o en caso de enfermedad asociarse a los principales controles inmunológicos. Finalmente, secreta sustancia para ayudar a formar y preservar a la coroides y a la retina. La enfermedad de Stargardt se produce a causa de un gen defectuoso que no codifica a una proteína presente solamente en los segmentos externos de los bastones; no se la ha encontrado ni en los conos, ni en el epitelio pigmentario, ni en ningún otro lugar del cuerpo. Se consideró que esta proteína, la Rodopsina –precursora de la lipofuscina-, es responsable del transporte activo de alguna substancia a través de la membrana celular de los segmentos externos de los bastones. Estos segmentos externos son fagocitados por las células del EPR. Con el tiempo, se acumulan altos niveles de lipofuscina y en el largo plazo se pueden destruir las células del EPR, no pudiendo sostener la existencia de UM-Tesauro VII(41) los fotorreceptores. Esto es significativo principalmente en la periferia de la fóvea donde es máxima la densidad de los bastones, llevando a la degeneración macular característica de la enfermedad de Stargardt en gente joven. Las células de los bastones son sensibles a la luz de longitud de onda menor a 600 nm, mientras que la sensibilidad de las células de los conos se extiende a 700 nm. En esta enfermedad se prescriben anteojos con filtros rojos que transmiten la luz a una longitud de onda cercana a los 600 nm. Las longitudes de onda visibles cubren un rango de aproximadamente 400 a 800 nm. La longitud de onda de la luz visible más larga es roja y la más corta es violeta. Células ganglionares Las células ganglionares son neuronas grandes que forman el último eslabón de la retina de la vía visual, cuyos axones envían impulsos eléctricos al cerebro. Los axones empaquetados de las células ganglionares salen a través de la papila óptica. Una minoría de células ganglionares de la retina responden directamente a la luz. Estas neuronas contienen melanopsina, un pigmento visual que absorbe la luz en la porción azul del espectro. Sus axones terminan en la zona pretectal del mesencéfalo y en el núcleo supraquiasmático del hipotálamo. La primera conexión media la constricción pupilar sostenida en la luz brillante, y la proyección retinohipotalámica regula las respuestas fisiológicas durante el ritmo circadiano. Abastecimiento de sangre a la retina La retina se abastece de dos fuentes: la circulación retiniana y la uveal a través de la coroides, que se originan en la arteria oftálmica, la primera rama de la carótida interna. La arteria central de la retina es una arteria terminal que no presenta anastomosis significativas e ingresa conjuntamente con el nervio óptico, perforando la esclerótica en la papila óptica, y se extiende sobre la superficie interior de la retina. Las ramas delgadas penetran en la retina y forman una red capilar, pero se detienen a nivel de las neuronas bipolares; los capilares de la retina tienen un diámetro de 5-6 µm. El lecho capilar drena en las venas de la retina que convergen en la papila óptica para formar la vena central de la retina. Las capas que 5 contienen el epitelio pigmentario, el fosforreceptor y las neuronas bipolares y la mácula carecen de capilares. En la fóvea los capilares retinianos están totalmente ausentes, al igual que en la periferia de la retina; el área vascular de la fóvea tiene un diámetro total de 400-500 µm. Con la velocimetría láser-Doppler se calcula que la velocidad promedio de flujo de sangre para toda la retina humana es de aproximadamente 80 mL/min. El flujo de sangre a la mitad temporal (externa) de la retina es aproximadamente tres veces mayor que el de la mitad interna (nasal) de la misma. No existe diferencia entre la retina inferior y la superior de la retina. La gran diferencia temporal/nasal refleja el principal componente del polo posterior (mácula). Tales mediciones también demuestran que la velocidad promedio de la sangre en la arteria central de la retina es 10 cm/s, en las arterias retinianas principales es de 7 cm/s y en las venas retinianas principales de aproximadamente 3-5 cm/s. La otra fuente de suministro de sangre, la circulación uveal, es a través del lecho capilar de la coroides. Generalmente existen dos arterias ciliares posteriores, una medial y una lateral, pero ocasionalmente se observa una tercera arteria ciliar posterior superior. La coroides drena a través del sistema venoso del vortex. La circulación coriocapilar en contacto con la membrana de Brush tiene grandes diámetros de 20-25 µm que permiten el pasaje de múltiples glóbulos rojos en todo momento. A diferencia de los capilares de la retina, la coriocapilar tiene fenestraciones de un diámetro de 700-800 µm. El flujo sanguíneo de la retina, como se mencionó anteriormente, es de 80 mL/min y el flujo sanguíneo coroideo es de 800 mL/min; una relación de flujo sanguíneo coroideo de 10/1. En verdad, el flujo sanguíneo coroideo es tan elevado que la diferencia de oxígeno arteriovenoso para el flujo coroideo es de aproximadamente 3 % en relación con el 40 % del flujo retiniano. Probablemente el elevado flujo coroideo indica una de las funciones fundamentales de la capa coroidea como mecanismo de dispersión de calor que se desarrolla como resultado de los procesos metabólicos iniciados cuando los 6 UM-Tesauro VII(41) fotones de la luz terminan por destruir los fotorreceptores y la melanina del EPR. La elevada permeabilidad a la proteína de la circulación coriocapilar da como resultado mayor presión oncótica en la coroides que en la retina. La diferencia resultante en presión osmótica facilita la absorción de fluido del espacio extracelular retinal dentro de la coroides. Los nutrientes solubles, la glucosa, el oxígeno y los metabolitos de pequeña medida molecular se esparcen desde la coroides en la parte externa de la retina y esto representa el 65-75% del consumo metabólico. Finalmente, el conocimiento más elemental de la investigación científica sobre el complejo retina-coroides demuestra una gran y sorprendente contradicción con las opiniones a las que implícitamente se les da crédito y se transmiten al público en general, ya sea por parte de legos o de aquellos que trabajan en disciplinas científicas pero tienen ideologías ajenas a la ciencia propiamente dicha. El monopolio sobre la herencia exclusiva del espíritu de Darwin, la falsa posesión y difusión de información científica distorsionada son buenos ejemplos para una revisión de la manera en que la estamos haciendo hoy, para el beneficio especial de una correcta formación intelectual de los estudiantes de Medicina. Charles Darwin, sin duda un extraordinario pensador, digno de todos los respetos, nos advirtió con una sabiduría práctica sobre las complejidades de la anatomía y fisiología del ojo. Evidentemente, considerando nuestro conocimiento actual sobre este tema, Charles Darwin, un hombre del siglo diecinueve, estaba simplemente adivinando, y me aventuro a suponer que desde un punto de vista científico moderno estamos en los inicios de la investigación sobre el ojo –“una parte accesible del cerebro”, una increíble y fantástica evaginación del Sistema Nervioso Central al mundo circundante. Demostrar las interrelaciones funcionales y anatómicas de la retina neural –epitelio pigmentario y fotorreceptores- conjuntamente con la capa coroidea es clara evidencia, desde el punto de vista científico, de un propósito crítico en la evolución del sistema visual; ciertamente, lo mismo ocurre con la curvatura de la córnea y la diferenciación del cristalino, para tener un punto focal en la retina. Por ende, obviamente podemos concluir que no existe evolución sin propósito. Este artículo continuará en la Parte II, que versará sobre: El Diseñador de la organización del Sistema Visual – el sendero sensorial desde el ojo al tálamo y a la corteza. Dr. Domingo S. LIOTTA. Decano de la Facultad de Medicina. Profesor Emérito de Anatomía Clínica. Universidad de Morón, Morón, Buenos Aires, Argentina. medicina@unimoron.edu.ar Referencias Miller K.R. 1999. Finding Darwin’s God: A scientist’ search for common ground between God and evolution, Cliff Street Books, New York. [2] Shermer M. 2005. Science friction: Where the known meets the unknown. Henry Holt/ Times Books, New York. [3] Bergman J. 2000. Is the inverted human eye a poor design? Journal of the American Scientific Affiliation 52(1): 18-30. [4] Kobayashi T. 2010. Coordinated regulation of dorsal bone morphogenetic protein 4 and ventral Sonic Hedgehog signaling specifies the dorso-ventral polarity in the optic vesicle and governs ocular morphogenesis through fibroblast growth factor 8 upregulation. 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