Download Número 17 - Enero/marzo 2005 - Diócesis de Asidonia
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“Quédate con nosotros, amigo fiel y apoyo seguro de la humanidad en camino por las sendas del tiempo” (Mensaje final de Juan Pablo II en la Pascua de Resurrección de 2005) BOLETÍN OFICIAL DEL OBISPADO DE ASIDONIA-JEREZ ÉPOCA II AÑO V ENERO-MARZO 2005 NÚMERO 17 Edita: Obispado de Asidonia-Jerez Dirección Postal: Casa de la Iglesia. C/. Eguiluz, 8 - 11402 Jerez Director: Narciso Climent Buzón Administración: Administración Diocesana Relaciones Públicas, Extensión: Manuel Pareja Aparicio Distribución: José Manuel Guzmán Rodríguez Teléfonos: 956 33 57 50 - 956 33 88 00 Teléfono Noticia: 956 32 12 10 Fax: 956 33 45 94 Correo electrónico: medios.objerez@planalfa.es Imprime: Sta. Teresa. Ind. Gráficas, S.A. Sanlúcar de Bda. Depósito Legal: CA 323/01 Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 5 SUMARIO Pág. I.- FALLECIMIENTO DE SU SANTIDAD JUAN PABLO II .............. 9 Biografía de Su Santidad Juan Pablo II.......................................... 9 Mensaje Póstumo de Juan Pablo II para el Regina Coeli del domingo de la Divina Providencia.................................................... 12 Testamento del Santo Padre Juan Pablo II..................................... 14 Homilía del Cardenal Ratzinger en la misa de exequias de Juan Pablo II .………………………………........................................ 22 Texto del “Rogito”, acta en pergamino sobre la vida del Papa, introducido en el ataúd, leído por el arzobispo Piero Marini maestro de las Ceremonias Pontificias ............................................. 27 II. - IGLESIA DIOCESANA ....................................................................... 37 II.1.- DOCUMENTACIÓN EPISCOPAL …………………………..... 39 II. 1.1.- CARTA PASTORAL sobre la catástrofe de Asia (3 de enero de 2005) ....................................... 41 II.1.2.- CARTA PASTORAL sobre el “Día del seminario” (13 de marzo de 2005) ................................. 44 II.1.3.- ARTÍCULO publicado el Jueves Santo: “Hagamos un poco de historia” ..................................... 47 II.1.4.- ARTÍCULO publicado el Viernes Santo: “Los pobres de tierra santa” (22 de marzo de 2005) ....... 50 II.1.5.- COMUNICACIÓN PASTORAL con motivo del fallecimiento del Santo Padre Juan Pablo II (2 de abril de 2005) ................................................. 52 II.1.6.- TELEGRAMA DE CONDOLENCIA al Nuncio de S.S. S.E.R don Manuel Monteiro de Castro......... 54 Página 6 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez II.1.7.- HOMILÍA en la solemne Eucaristía celebrada en la S.I. Catedral (8 de abril de 2005) ................. 55 II.1.8.- APUNTES PARA VIDA. Comentario semanal en COPE-JEREZ ..................................................... 60 II.2.- AGENDA PASTORAL DEL SEÑOR OBISPO ...................... 79 II.3.- CANCILLERÍA – SECRETARÍA GENERAL ........................ 89 II.3.1.- Necrologías ............................................................... 91 II.4.- NOTICIAS DIOCESANAS ..................................................... 93 II.5.- DELEGACIONES DIOCESANAS ......................................... 103 III.- CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA ................................... 109 III.1.- NOTA DE PRENSA FINAL de la CXCVII reunión de la Comisión Permanente de la CEE (4 de febrero de 2005) ..................................................................................... 111 III.2.- DISCURSO INAUGURAL del cardenal Rouco Varela en la LXXXIV Asamblea Plenaria de la CEE (7 de marzo de 2005) ..................................................................... 115 III.3.- NOTA DE PRENSA final de la LXXXIV Asamblea Plenaria de la CEE (11 de marzo de 2005) .............................. 128 III.4.- MENSAJE de los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida con ocasión del décimo aniversario de la Evangelium Vitae (4 de abril de 2005) ....................................................................... 132 IV.- SANTA SEDE ........................................................................................ 143 IV.1.- IV.2.- MENSAJE del Papa Juan Pablo II para la cuaresma 2005 (8 de septiembre de 2004) .......................................... 145 DECRETO de la Penitenciaría Apostólica sobre las indulgencias concedidas en el Año de la Eucaristía (25 de diciembre de 2004) ................................................... 149 Asidonia-Jerez IV.3.- B.O.O. núm. 17 Página 7 MENSAJE del Santo Padre Juan Pablo II para la “Jornada Mundial de oración por las vocaciones 2005” (9 de enero de 2005) ............................................................ 152 DISCURSO del Papa al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede (10 de enero de 2005) ................. 156 IV. 5.- DISCURSO de Juan Pablo II a la Comisión Pontificia de la América Latina, en el que subraya la importancia de la misa dominical en la vida cristiana (21 de enero de 2005) .......................................................... 165 IV.4.- IV.6.- MENSAJE de Juan Pablo II para la “Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2005” (24 de enero de 2005) ............................................................................ 168 CARTA APOSTÓLICA “El rápido desarrollo” de Juan Pablo II a los responsables de las Comunicaciones Sociales (24 de enero de 2005) ................................................ 171 DISCURSO del Santo Padre a la Rota Romana: consignas a los tribunales eclesiásticos sobre causas de nulidad matrimonial (29 de enero de 2005) ....................... 184 CARTA de Su Santidad Juan Pablo II a los sacerdotes en la celebración del Jueves Santo (13 de marzo de 2005) ................................................................................ 188 IV.10.- NOTA de la Congregación de la Doctrina de la Fe acerca del ministro del sacramento de la Unción de Enfermos (11 de febrero de 2005) ....................................... 195 IV.11.- MENSAJE de Su Santidad Juan Pablo II en el cuadragésimo aniversario de la Gaudium et spes (15 de marzo de 2005) .................................................................... 201 ÚLTIMO MENSAJE DE SU SANTIDAD JUAN PABLO II ................. 204 IV.7.- IV.8.- IV.9.- Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 9 FALLECIMIENTO DE SU SANTIDAD JUAN PABLO II † BIOGRAFÍA DE SU SANTIDAD JUAN PABLO II Karol Józef Wojtyla, conocido como Juan Pablo II desde su elección al papado en octubre de 1978, nació en Wadowice, una pequeña ciudad a 50 kms. de Cracovia, el 18 de mayo de 1920. Era el segundo de los dos hijos de Karol Wojtyla y Emilia Kaczorowska. Su madre falleció en 1929. Su hermano mayor Edmund (médico) murió en 1932 y su padre (suboficial del ejército) en 1941. A los 9 años hizo la Primera Comunión, y a los 18 recibió la Confirmación. Terminados los estudios de enseñanza media en la escuela Marcin Wadowita de Wadowice, se matriculó en 1938 en la Universidad Jagellónica de Cracovia y en una escuela de teatro. Cuando las fuerzas de ocupación nazi cerraron la Universidad, en 1939, el joven Karol tuvo que trabajar en una cantera y luego en una fábrica química (Solvay), para ganarse la vida y evitar la deportación a Alemania. A partir de 1942, al sentir la vocación al sacerdocio, siguió las clases de formación del seminario clandestino de Cracovia, dirigido por el Arzobispo de Cracovia, Cardenal Adam Stefan Sapieha. Al mismo tiempo, fue uno de los promotores del “Teatro Rapsódico”, también clandestino. Tras la segunda guerra mundial, continuó sus estudios en el seminario mayor de Cracovia, nuevamente abierto, y en la Facultad de Teología de la Universidad Jagellónica, hasta su ordenación sacerdotal en Cracovia el 1 de noviembre de 1946. Página 10 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez Seguidamente, fue enviado por el Cardenal Sapieha a Roma, donde, bajo la dirección del dominico francés GarrigouLagrange, se doctoró en1948 en teología, con una tesis sobre el tema de la fe en las obras de San Juan de la Cruz. En aquel período aprovechó sus vacaciones para ejercer el ministerio pastoral entre los emigrantes polacos de Francia, Bélgica y Holanda. En 1948 volvió a Polonia, y fue vicario en diversas parroquias de Cracovia y capellán de los universitarios hasta 1951, cuando reanudó sus estudios filosóficos y teológicos. En 1953 presentó en la Universidad Católica de Lublin una tesis titulada “Valoración de la posibilidad de fundar una ética católica sobre la base del sistema ético de Max Scheler”. Después pasó a ser profesor de Teología Moral y Etica Social en el seminario mayor de Cracovia y en la facultad de Teología de Lublin. El 4 de julio de 1958 fue nombrado por Pío XII Obispo Auxiliar de Cracovia. Recibió la ordenación episcopal el 28 de septiembre de 1958 en la catedral del Wawel (Cracovia), de manos del Arzobispo Eugeniusz Baziak. El 13 de enero de 1964 fue nombrado Arzobispo de Cracovia por Pablo VI, quien le hizo cardenal el 26 de junio de 1967. Además de participar en el Concilio Vaticano II (1962-65), con una contribución importante en la elaboración de la constitución Gaudium et spes, el Cardenal Wojtyla tomó parte en todas las asambleas del Sínodo de los Obispos. Desde el comienzo de su pontificado, el 16 de octubre de 1978, el Papa Juan Pablo II realizó 104 viajes pastorales fuera de Italia, y 146 por el interior de este país. Además, como Obispo de Roma visitó 317 de las 333 parroquias romanas. Entre sus documentos principales se incluyen: 14 Encíclicas, 15 Exhortaciones apostólicas, 11 Constituciones apostólicas y 45 Cartas apostólicas. El Papa también publicó cinco Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 11 libros: “Cruzando el umbral de la esperanza” (octubre de 1994); “Don y misterio: en el quincuagésimo aniversario de mi ordenación sacerdotal” (noviembre de 1996); “Tríptico romano - Meditaciones”, libro de poesías (Marzo de 2003); “¡Levantaos! ¡Vamos!” (mayo de 2004) y “Memoria e identidad”. Juan Pablo II presidió 147 ceremonias de beatificación en las que proclamó 1338 beatos- y 51 canonizaciones, con un total de 482 santos. Celebró 9 consistorios, durante los cuales creó 231 (+ 1 in pectore) Cardenales. También presidió 6 asambleas plenarias del Colegio Cardenalicio. Desde 1978 hasta el momento de su muerte, el Santo Padre presidió 15 Asambleas del Sínodo de los Obispos: 6 ordinarias (1980, 1983, 1987, 1990, 1994, 2001), 1 general extraordinaria (1985), y 8 especiales (1980, 1991, 1994, 1995, 1997, 1998 [2] y 1999). Ningún otro Papa se ha encontrado con tantas personas como Juan Pablo II: en cifras, más de 17.600.100 peregrinos han participado en las más de 1160 Audiencias Generales que se celebran los miércoles. Ese numero no incluye las otras audiencias especiales y las ceremonias religiosas [más de 8 millones de peregrinos durante el Gran Jubileo del año 2000] y los millones de fieles que el Papa encontró durante las visitas pastorales efectuadas en Italia y en el resto del mundo. Hay que recordar también las numerosas personalidades de gobierno con las que se entrevistó durante las 38 visitas oficiales y las 738 audiencias o encuentros con jefes de Estado y 246 audiencias y encuentros con Primeros Ministros. MENSAJE PÓSTUMO DE JUAN PABLO II PARA EL REGINA COELI DEL DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA Mensaje que Juan Pablo II había preparado para que fuera leído con motivo de la oración mariana del «Regina Coeli» en este Domingo de la Misericordia, Leído tras la misa en sufragio del Santo Padre en la plaza de San Pedro del Vaticano. Fue leído «con tanto honor y tanta nostalgia», «por explícita indicación» del Santo Padre, como él mismo dijo, por el arzobispo Leonardo Sandri, sustituto de la Secretaría de Estado, tras la celebración eucarística en sufragio por Juan Pablo II presidida por el cardenal Angelo Sodano. ¡Queridos hermanos y hermanas! 1. Resuena también hoy el gozoso Aleluya de Pascua. La página del Evangelio de hoy de Juan subraya que el Resucitado, la noche de ese día, se apareció a los apóstoles y «les mostró las manos y el costado» (Juan 20, 20), es decir, los signos de la dolorosa pasión impresos de manera indeleble en su cuerpo también después de la resurrección. Aquellas llagas gloriosas, que ocho días después hizo tocar al incrédulo Tomás, revelan la misericordia de Dios que «tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único» (Juan 3, 16). Este misterio de amor está en el corazón de la liturgia de hoy, domingo «in Albis», dedicado al culto de la Divina Misericordia. 2. A la humanidad, que en ocasiones parece como perdida y dominada por el poder del mal, del egoísmo y del miedo, el Señor resucitado le ofrece como don su amor que perdona, reconcilia y vuelve a abrir el espíritu a la esperanza. El amor convierte los corazones y Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 13 da la paz. ¡Cuánta necesidad tiene el mundo de comprender y acoger la Divina Misericordia! Señor, que con la muerte y la resurrección revelas el amor del Padre, nosotros creemos en ti y con confianza te repetimos hoy: Jesús, confío en ti, ten misericordia de nosotros y del mundo entero. 3. La solemnidad litúrgica de la Anunciación, que celebraremos mañana, nos lleva a contemplar con los ojos de María el inmenso misterio de este amor misericordioso que surge del Corazón de Cristo. Con su ayuda, podemos comprender el auténtico sentido de la alegría pascual, que se funda en esta certeza: Aquel a quien la Virgen llevó en su seno, que sufrió y murió por nosotros, ha resucitado verdaderamente. ¡Aleluya! Página 14 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez TESTAMENTO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II 6.3.1979 Totus tuus ego sum En el nombre de la Santísima Trinidad. Amén. “Velad, porque no sabéis el día en que vendrá nuestro Señor” (cf. Mt 24, 42)- estas palabras me recuerdan la última llamada, que tendrá lugar en el momento cuando el Señor lo quiera. Deseo seguirle y deseo que todo aquello que forma parte de mi vida terrena me prepare para este momento. No sé cuando sucederá, pero como en todo, también en este momento me pongo en las manos de la Madre de mi Maestro: Totus Tuus. En las mismas manos maternas dejo todo y Todos aquellos con los que me ha relacionado mi vida y mi vocación. En estas Manos dejo sobre todo a la Iglesia, y también a mi Nación y a toda la humanidad. Agradezco a todos. A todos pido perdón. Pido también la oración, para que la Misericordia de Dios se muestre más grande que mi debilidad e indignidad. Durante los ejercicios espirituales he releído el testamento del Santo Padre Pablo VI. Esta lectura me ha impulsado a escribir el presente testamento. Asidonia-Jerez Página 15 B.O.O. núm. 17 No dejo detrás de mí ninguna propiedad de la que sea necesario disponer. En cuanto a las cosas de uso cotidiano de las que me sirvo, pido que sean distribuidas como parezca oportuno. Que se quemen los apuntes personales. Pido que don Estanislao, a quien agradezco su colaboración y la ayuda tan prolongada a lo largo de los años y tan comprensivo, vigile esto. Todos los demás agradecimientos, en cambio, los dejo en el corazón delante de Dios mismo, porque es difícil expresarlos. Por lo que se refiere al funeral, repito las mismas disposiciones, que dio el Santo Padre Pablo VI (nota marginal: el sepulcro en la tierra, no en un sarcófago, 13.3.92). “apud Dominum misericordia et copiosa apud Eum redemptio” Juan Pablo PP. II Roma, 6.III.1979 Después de la muerte pido Santas Misas y oraciones *** Hoja sin fecha: Expreso la más profunda confianza en que, a pesar de mi debilidad, el Señor me concederá toda gracia necesaria para afrontar según Su voluntad cualquier tarea, prueba y sufrimiento que quiera requerir de Su siervo, en el curso de la vida. Tengo también confianza que no permitirá jamás que, mediante alguna actitud mía: palabras, obras u omisiones, pueda traicionar mis obligaciones en esta santa Sede Petrina. *** 24.II- 1.III.1980 Página 16 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez También durante estos ejercicios espirituales he reflexionado sobre la verdad del Sacerdocio de Cristo en la perspectiva del Tránsito que para cada uno de nosotros es el momento de nuestra muerte. La Resurrección de Cristo es para nosotros signo elocuente (añadido encima: decisivo) de la despedida de este mundo- para nacer a otro, al mundo futuro. He leído, pues, las anotaciones de mi testamento del último año, escrito también durante los ejercicios espirituales- las he comparado con el testamento de mi gran Predecesor y Padre Pablo VI, con aquel sublime testimonio sobre la muerte de un cristiano y de un papa- y he renovado en mí la conciencia de las cuestiones a las cuales se refiere la anotación del 6.III.1979 preparada por mi (de una manera muy provisional). Hoy deseo agregar a esta sólo esto, que cada uno debe tener presente la perspectiva de la muerte. Y debe estar listo para presentarse delante del Señor y del Juez- y al mismo tiempo Redentor y Padre. Yo también tomo en consideración esto continuamente, confiando aquel momento decisivo a la Madre de Cristo y de la Iglesia- a la Madre de mi esperanza. Los tiempos en los que vivimos son indeciblemente difíciles e inquietos. Difícil y duro se ha tornado también el camino de la Iglesia, prueba característica de estos tiempos- tanto para los Fieles, como para los Pastores. En algunos Países (como por ejemplo en aquel sobre el que he leído durante los ejercicios espirituales), la Iglesia se encuentra en un periodo de persecución tal, que no es inferior a la de los primeros siglos, es más, los supera por el grado de crueldad y de odio. Sanguis martyrum- semen christianorum. Y además de esto- tantas personas desaparecen inocentemente, también en este País en el que vivimos... Una vez más, deseo confiarme totalmente a la gracia del Señor. Él mismo decidirá cuándo y cómo debo terminar mi vida terrena y el ministerio pastoral. En la vida y en la muerte Totus tuus mediante la Inmaculada. Aceptando desde ahora esta muerte, Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 17 espero que Cristo me dé la gracia para el último tránsito, es decir la (mi) Pascua. Espero también que la haga útil para la causa más importante que busco servir: la salvación de los hombres, la salvaguardia de la familia humana, y en ella de todas las naciones y los pueblos (entre ellos me refiero también en particular a mi Patria terrena), útil para las personas que de modo particular me ha confiado, por la cuestión de la Iglesia, para la gloria del mismo Dios. No deseo añadir nada a lo escrito hace un año- sólo expresar esta presteza y confianza, para la que de nuevo me han dispuesto los presentes ejercicios espirituales. Juan Pablo II *** Totus Tuus ego sum 5.III.1982 En el curso de los ejercicios espirituales de este año he leído (más veces) el texto del testamento del 6.III.1979. Aunque aún lo considero provisional (no definitivo), lo dejo en la forma en que está. No cambio (por ahora) nada, y tampoco agrego, en lo que se refiere a las disposiciones contenidas en él. El atentado contra mi vida el 13.V.1981 de alguna manera ha confirmado la exactitud de las palabras escritas en el periodo de los ejercicios espirituales de 1980 (24.II- 1.III). Aún más profundamente siento que me encuentro totalmente en las Manos de Dios- y me encuentro continuamente a disposición de mi Señor, confiándome a Él en Su Inmaculada Madre (Totus Tuus). Juan Pablo II *** Página 18 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez 5.III.82 En relación con la última frase de mi testamento del 6.III.1979 (“sobre el lugar, el lugar del funeral, decida el colegio Cardenalicio y los Connacionales)- aclaro lo que tengo en mente: el metropolita de Cracovia o el Consejo General del Episcopado de Polonia- al Colegio Cardenalicio pido que satisfaga en cuanto sea posible las eventuales peticiones de los nombrados arriba. *** 1.III.1985 (en el curso de los ejercicios espirituales) Además- en lo que se refiere a la expresión “Colegio Cardenalicio y los Connacionales”: el “Colegio Cardenalicio” no tiene ninguna obligación de consultar sobre este argumento a “los Connacionales”; sin embargo puede hacerlo, si por algún motivo lo considera justo. JP II Los ejercicios espirituales del año jubilar 2000 (12-18.III) (para el testamento) 1. Cuando el día 16 de octubre de 1978 el cónclave de los cardenales escogió a Juan Pablo II, el Primado de Polonia Card. Stefan Wyszynski me dijo: “La tarea del nuevo papa será la de introducir a la Iglesia en el Tercer Milenio”. No sé si repito exactamente la frase, pero por lo menos ese era el sentido de lo que entonces escuché. Lo dijo el Hombre que ha pasado a la historia como Primado del Milenio. Un gran Primado. He sido testigo de su misión, de Su total confianza. De Sus luchas: de Su victoria. “La victoria, cuando llegue, será una victoria mediante María”- Estas palabras Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 19 de su Predecesor, el Cardenal August Hlond, solía repetirlas el Primado del Milenio. De esta manera he sido, de alguna forma, preparado para la tarea que el día 16 de octubre de 1978 se me presentó. En el momento en que escribo estas palabras, el Año Jubilar del 2000, es ya una realidad de hecho. La noche del 24 de diciembre de 1999 fue abierta la simbólica Puerta del Gran Jubileo en la Basílica de San Pedro, luego la de San Juan de Letrán, después de Santa María la Mayoren año nuevo, y el día 19 de enero la Puerta de la Basílica de San Pablo Extramuros. Este último acto, dado su carácter ecuménico, ha quedado impreso en la memoria en modo muy particular. 2. En la medida en que el Año Jubilar 2000 va adelante, de día en día se cierra tras de nosotros el siglo veinte y se abre el siglo veintiuno. Según los designios de la Providencia me ha sido concedido vivir en el difícil siglo que está a punto de terminar, y ahora en el año en el que mi vida alcanza los ochenta años (“octogesima adveniens”), es necesario preguntarse si no es tiempo de repetir con el bíblico Simeón “Nunc dimittis”. El día 13 de mayo de 1981, el día del atentado contra el Papa durante la audiencia general en la Plaza de San Pedro, la Divina Providencia me salvó de la muerte de un modo milagroso. El que es el único Señor de la vida y de la muerte, Él mismo me ha prolongado la vida, en cierto modo me la ha dado de nuevo. Desde este momento mi vida pertenece aún más a Él. Espero que Él me ayudará a reconocer hasta cuándo debo continuar este servicio, al que me llamó el día 16 de octubre de 1978. Le pido que me llame cuando Él quiera. “En la vida y en la muerte pertenecemos al Señor... somos del Señor” (cf. Rm 14, 8). Espero también que hasta que me sea dado cumplir el servicio Petrino en la Iglesia, la Misericordia de Dios quiera prestarme las fuerzas necesarias para este servicio. 3. Como cada año durante los ejercicios espirituales he leído mi testamento del 6.III.1979. Continúo manteniendo las Página 20 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez disposiciones contenidas en él. Aquello que entonces, y también durante los sucesivos ejercicios espirituales he añadido constituye un reflejo de la difícil y dura situación general, que ha marcado los años ochenta. Desde el otoño del año 1989 esta situación ha cambiado. El último decenio del siglo pasado ha estado libre de las precedentes tensiones; esto no significa que no haya traido consigo nuevos problemas y dificultades. Particularmente, sea alabada la Providencia Divina por esto, porque el periodo de la llamada “guerra fría” ha terminado sin el violento conflicto nuclear, cuyo peligro amenazaba sobre el mundo en el periodo precedente. 4. Estando en el umbral del tercer milenio “in medio Ecclesiae”, deseo todavía una vez más expresar la gratitud al Espíritu Santo por el gran don del Concilio Vaticano II, del cual junto con toda Iglesia- y sobretodo con todo el episcopado- me siento deudor. Estoy convencido que aún por largo tiempo será dado a las nuevas generaciones descubrir las riquezas que este Concilio del siglo XX nos ha dejado. Como obispo que ha participado en el acontecimiento conciliar del primero al último día, deseo confiar este gran patrimonio a todos aquellos que son y serán los futuros llamados a aplicarlo. Por mi parte agradezco al eterno Pastor que me ha permitido servir a esta grandísima causa en el curso de todos los años de mi pontificado. “In medio Ecclesiae”... desde los primeros años del servicio episcopal- resalto que gracias al Concilio- me fue dado experimentar la fraterna comunión del Episcopado. Como sacerdote de la Archidiócesis de Cracovia había experimentado lo que era la fraterna comunión del presbiterio- el Concilio ha abierto una nueva dimensión de esta experiencia. 5. ¡A cuántas personas debería nombrar! Probablemente el Señor Dios ha llamado a Sí a la mayoría de ellas- en cuanto a los que aún se encuentran en este mundo, las palabras de este testamento los recuerdan, a todos y en todas partes, donde quiera que se encuentren. Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 21 En el curso de más de veinte años en los que realizo el servicio Petrino “in medio Ecclesiae” he experimentado la benévola y fecundísima colaboración de tantos Cardenales, Arzobispos y Obispos, tantos sacerdotes, también personas consagradas- Hermanos y Hermanas- en fin tantísimas personas laicas, en el ambiente curial, en el Vicariato de la Diócesis de Roma, así como fuera de estos ambientes. ¡Cómo no abrazar con grata memoria a todos los Episcopados del mundo, con los cuales me he encontrado en las sucesivas visitas “ad limina Apostolorum”! ¡Cómo no recordar también a tantos Hermanos cristianos- no católicos! ¡Y al rabino de Roma y también a los numerosos representantes de las religiones no cristianas! ¡Y a tantos representantes del mundo de la cultura, de la ciencia, de la política, de los medios de comunicación social! 6. A medida que se acerca el límite de mi vida terrena regreso con la memoria al inicio, a mis Padres, a mi Hermano y a la Hermana (que no he conocido, porque murió antes de mi nacimiento), a la parroquia de Wadowice, donde fuí bautizado, a aquella ciudad de mi amor, a los de mi tiempo, compañeras y compañeros de la escuela elemental, del gimnasio, de la universidad, hasta los tiempos de la ocupación, cuando trabajé como obrero, y en seguida a la parroquia de Niegowie, a la de San Floriano de Cracovia, a la pastoral de los estudiantes, al ambiente... a todos los ambientes... a Cracovia y a Roma... a las personas que de modo especial me han sido confiadas por el Señor. A todos quiero decir una sola cosa: “Dios os recompense” “In manus Tuas, Domine, commendo spiritum meum” A.D. 17.III.2000 Página 22 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez Homilía del cardenal Ratzinger en la misa de exequias de Juan Pablo II «Sígueme», dice el Señor resucitado a Pedro, como última palabra a este discípulo elegido para apacentar a sus ovejas. «Sígueme», esta palabra lapidaria de Cristo puede considerarse como la clave para comprender el mensaje que deja la vida de nuestro difunto y amado Papa Juan Pablo II, cuyos restos depositamos hoy en la tierra como semilla de inmortalidad, con el corazón lleno de tristeza pero también de gozosa esperanza y de profunda gratitud. Con estos sentimientos y este espíritu, hermanos y hermanas en Cristo, nos encontramos en la plaza de San Pedro, en las calles adyacentes y en otros diferentes lugares de la ciudad de Roma, poblada en estos días por una inmensa multitud silenciosa y orante. Saludo a todos cordialmente. En nombre del Colegio de los cardenales saludo con deferencia a los jefes de Estado, de gobierno y a las delegaciones de los diferentes países. Saludo a las autoridades y a los representantes de las Iglesias y comunidades Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 23 cristianas, al igual que a los de las diferentes religiones. Saludo a los arzobispos, a los obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles, llegados de todos los continentes; de forma especial a los jóvenes a los que Juan Pablo II definía como el futuro y la esperanza de la Iglesia. Mi saludo alcanza también a todos los que en cualquier lugar del mundo están unidos a nosotros a través de la radio y la televisión, en esta participación conjunta en el solemne rito de despedida del querido pontífice. «Sígueme». Cuando era joven estudiante, Karol Wojtyla era un apasionado de la literatura, del teatro, de la poesía. Mientras trabajaba en una fábrica química, rodeado y amenazado por el terror nazi, escuchó la voz del Señor: ¡Sígueme! En este contexto tan particular comenzó a leer libros de filosofía y de teología, entró después en el seminario clandestino creado por el cardenal Sapieha y después de la guerra pudo completar sus estudios en la Facultad de Teología de la Universidad Jagellónica de Cracovia. Muchas veces en sus cartas a los sacerdotes y en sus libros autobiográficos nos habló de su sacerdocio, en el que fue ordenado el 1 de noviembre de 1946. En esos textos interpreta su sacerdocio a partir de tres frases del Señor. Ante todo ésta: «No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca» (Juan 15, 16). La segunda palabra es: «El buen pastor da su vida por las ovejas» (Juan 10, 11). Y por último: «Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor» (Juan 15, 9). En estas tres frases podemos ver el alma entera de nuestro Santo Padre. Realmente ha ido a todos los lugares sin descanso para llevar fruto, un fruto que permanece. «Levantaos, vamos», es el título de su penúltimo libro. «Levantaos, vamos». Con esas palabras nos ha despertado de una fe cansada, del sueño de los discípulos de ayer y hoy. «Levantaos, vamos», nos dice hoy también a nosotros. El Santo Padre fue además sacerdote hasta el final porque ofreció su vida a Dios por sus ovejas y por toda la familia humana, en una entrega cotidiana al servicio de la Iglesia y sobre Página 24 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez todo en las duras pruebas de los últimos meses. Así se ha convertido en una sola cosa con Cristo, el buen pastor que ama sus ovejas. Y finalmente «permaneced en mi amor»: el Papa, que buscó el encuentro con todos, que tuvo una capacidad de perdón y de apertura de corazón para todos, nos dice hoy también con estas palabras del Señor: «Permaneciendo en el amor de Cristo, aprendemos, en la escuela de Cristo, el arte del verdadero amor». «Sígueme». En julio de 1958 comienza para el joven sacerdote Karol Wojtyla una nueva etapa en el camino con el Señor y tras el Señor. Karol fue, como era habitual, con un grupo de jóvenes apasionados de canoa a los lagos Masuri para pasar unos días de vacaciones juntos. Pero llevaba consigo una carta que le invitaba a presentarse ante el primado de Polonia, el cardenal Wyszynski, y podía adivinar el motivo del encuentro: su nombramiento como obispo auxiliar de Cracovia. Dejar la docencia universitaria, dejar esta comunión estimulante con los jóvenes, dejar la gran liza intelectual para conocer e interpretar el misterio de la criatura humana, para hacer presente en el mundo de hoy la interpretación cristiana de nuestro ser, todo aquello debía parecerle como un perderse a sí mismo, perder aquello que constituía la identidad humana de ese joven sacerdote. Sígueme, Karol Wojtyla aceptó, escuchando en la llamada de la Iglesia la voz de Cristo. De este modo, se dio cuenta de que es verdadera la palabra del Señor: «Quien intente guardar su vida, la perderá; y quien la pierda, la conservará» (Lucas 17, 33). Nuestro Papa, todos lo sabemos, nunca quiso salvar su propia vida, guardársela; se entregó sin reservas, hasta el último momento, por Cristo y por nosotros. De esa forma experimentó que todo lo que había puesto en manos del Señor se lo devolvía de una nueva manera: el amor a la palabra, a la poesía, a las letras fue una parte esencial de su misión pastoral y dio nueva frescura, actualidad nueva, atracción nueva al anuncio del Evangelio, precisamente cuando éste es signo de contradicción. «Sígueme». En octubre de 1978 el cardenal Wojtyla escucha de nuevo la voz del Señor. Se renueva el diálogo con Pedro narrado en el Evangelio de esta ceremonia: «Simón de Juan, ¿me quieres?... Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 25 Apacienta mis ovejas». A la pregunta del Señor: Karol ¿me quieres?, el arzobispo de Cracovia respondió desde lo profundo de su corazón: « Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero». El amor de Cristo fue la fuerza dominante en nuestro querido Santo Padre; quien lo ha visto rezar, quien lo ha oído predicar, lo sabe. Y así, gracias a su profundo arraigamiento en Cristo pudo llevar un peso, que supera las fuerzas puramente humanas: ser pastor del rebaño de Cristo, de su Iglesia universal. Éste no es el momento de hablar de los diferentes aspectos de un pontificado tan rico. Quisiera leer solamente dos pasajes de la liturgia de hoy, en los que aparecen elementos centrales de su anuncio. En la primera lectura dice San Pedro —y el Papa nos dice con San Pedro—: «Verdaderamente comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en cualquier nación el que le teme y practica la justicia le es grato. Él ha enviado su Palabra a los hijos de Israel, anunciándoles la Buena Nueva de la paz por medio de Jesucristo que es el Señor de todos» (Hechos 10, 34-36). Y en la segunda lectura, San Pablo —con San Pablo nuestro Papa difunto— nos exhorta intensamente: «Por tanto, hermanos míos queridos y añorados, mi gozo y mi corona, manteneos así firmes en el Señor» (Filipenses 4, 1). ¡Sígueme! Junto al mandato de apacentar su rebaño, Cristo anunció a Pedro su martirio. Con esta palabra conclusiva, que resume el diálogo sobre el amor y sobre el mandato de pastor universal, el Señor recuerda otro diálogo, que tuvo lugar en la Última Cena. Esa vez, Jesús dijo: «Adonde yo voy, vosotros no podéis venir». Pedro dijo: «Señor, ¿a dónde vas?». Le respondió Jesús: «Adonde yo voy no puedes seguirme ahora; me seguirás más tarde.» (Juan 13, 33.36). Jesús va de la Cena a la Cruz y a la Resurrección y entra en el misterio pascual; Pedro, sin embargo, todavía no le puede seguir. Ahora, tras la Resurrección, llegó este momento, este «más tarde». Apacentando el rebaño de Cristo, Pedro entra en el misterio pascual, se dirige hacia la Cruz y la Resurrección. El Señor lo dice con estas palabras, «cuando eras joven…, e ibas adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras» (Juan 21, 18). En el primer período de su pontificado el Santo Página 26 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez Padre, todavía joven y repleto de fuerzas, bajo la guía de Cristo fue hasta los confines del mundo. Pero después compartió cada vez más los sufrimientos de Cristo, comprendió cada vez mejor la verdad de las palabras: «Otro te ceñirá...». Y precisamente en esta comunión con el Señor que sufre anunció el Evangelio infatigablemente y con renovada intensidad el misterio del amor hasta el fin. Él nos ha interpretado el misterio pascual como misterio de la divina misericordia. Escribe en su último libro: El límite impuesto al mal «es en definitiva la divina misericordia» («Memoria e identidad», página 70). Y reflexionando sobre el atentado dice: «Cristo, sufriendo por todos nosotros, ha conferido un nuevo sentido al sufrimiento; lo ha introducido en una nueva dimensión, en un nuevo orden: el del amor... Es el sufrimiento que quema y consume el mal con la llama del amor y obtiene también del pecado un multiforme florecimiento de bien» (página 199). Alentado por esta visión, el Papa ha sufrido y amado en comunión con Cristo, y por eso, el mensaje de su sufrimiento y de su silencio ha sido tan elocuente y fecundo. Divina Misericordia: El Santo Padre encontró el reflejo más puro de la misericordia de Dios en la Madre de Dios. El, que había perdido a su madre cuando era muy joven, amó todavía más a la Madre de Dios. Escuchó las palabras del Señor crucificado como si estuvieran dirigidas a él personalmente: «¡Aquí tienes a tu madre!». E hizo como el discípulo predilecto: la acogió en lo íntimo de su ser («eis ta idia»: Juan 19,27) — Totus tuus. Y de la madre aprendió a conformarse con Cristo. Ninguno de nosotros podrá olvidar que en el último domingo de Pascua de su vida, el Santo Padre, marcado por el sufrimiento, se asomó una vez más a la ventana del Palacio Apostólico Vaticano e impartió la bendición «Urbi et Orbi» por última vez. Podemos estar seguros de que nuestro amado Papa está ahora en la ventana de la casa del Padre, nos ve y nos bendice. Sí, bendíganos, Santo Padre. Confiamos tu querida alma a la Madre de Dios, tu Madre, que te ha guiado cada día y te guiará ahora a la gloria eterna de su Hijo, Jesucristo Señor nuestro. Amén. Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 27 Texto del «Rogito», acta en pergamino sobre la vida del Papa introducido en su ataúd, leído por el arzobispo Piero Marini, maestro de las Celebraciones Pontificias Página 28 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez En la luz de Cristo resucitado de los muertos, el 2 de abril del año del Señor 2005, a las 21,37 horas, mientras concluía el sábado, y ya habíamos entrado en el día del Señor, Octava de Pascua y Domingo de la Divina Misericordia, el querido pastor de la Iglesia, Juan Pablo II, pasó de este mundo al Padre. Toda la Iglesia acompañó en oración su tránsito, especialmente los jóvenes. Juan Pablo II fue el papa número 264. Su memoria se queda en el corazón de la Iglesia y de toda la humanidad. Karol Wojtyla, elegido Papa el 16 de octubre de 1978, nació en Wadowice, ciudad a 50 kilómetros de Cracovia, el 18 de mayo de 1920 y fue bautizado dos días más tarde en la Iglesia parroquial por el sacerdote Francesco Zak. A los 9 años recibió la primera Comunión y a los 18 el sacramento de la Confirmación. Al interrumpir los estudios a causa del cierre de la Universidad por parte de las fuerzas de ocupación nazis, trabajó en una cantera y, después, en la fábrica química Solvay. A partir de 1942, sintiéndose llamado al sacerdocio, estudió en el seminario clandestino de Cracovia. El 1 de noviembre de 1946 recibió la ordenación sacerdotal de manos del cardenal Adam Sapieha. Después fue enviado a Roma, donde se licenció y doctoró en teología, con una tesis que llevaba por título «Doctrina de fide apud Sanctum Ioannem a Cruce». Regresó después a Polonia, donde recibió algunas tareas pastorales y enseñó las sagradas disciplinas. El 4 de julio de 1958, el Papa Pío XII le nombró obispo auxiliar de Cracovia. Y Pablo VI, en 1964, le destinó a esa misma sede como arzobispo. Como tal intervino en el Concilio Vaticano II. Pablo VI le creó cardenal el 26 de junio de 1967. En el cónclave fue elegido Papa por los cardenales, el 16 de octubre de 1978, y tomó el nombre de Juan Pablo II. El 22 de Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 29 octubre, día del Señor, comenzaba solemnemente su ministerio petrino. El pontificado de Juan Pablo II ha sido uno de los más largos de la Iglesia. En este período, bajo diferentes aspectos, se ha asistido a muchos cambios. Entre los cuales, la caída de algunos regímenes, a la que él mismo contribuyó. Con el objetivo de anunciar el Evangelio realizó muchos viajes a diferentes países. Juan Pablo II ejerció el ministerio petrino con incansable espíritu misionero, dedicando todas sus energías movido por la «sollicitudo omnium ecclesiarum» y por la caridad abierta a toda la humanidad. Más que todos sus predecesores se ha encontrado con el Pueblo de Dios y con los responsables de las naciones, en las celebraciones, en las audiencias generales y en las visitas pastorales. Su amor por los jóvenes le llevó a comenzar las Jornadas Mundiales de la Juventud, convocando a millones de jóvenes de varias partes del mundo. Ha promovido con éxito el diálogo con los judíos y con los representantes de las demás religiones, convocándoles en ocasiones en encuentros de oración por la paz, especialmente en Asís. Ha ampliado notablemente el Colegio de los cardenales, creando 231 (además de uno «in pectore»). Ha convocado quince asambleas del Sínodo de los Obispos, siete generales ordinarias y ocho especiales. Ha erigido numerosas diócesis y circunscripciones, en particular en el Este de Europa. Ha reformado los Códigos de Derecho Canónico Occidental y Oriental, ha creado nuevas instituciones y reordenado la Curia Romana. Como «sacerdos magnus» ha ejercido el ministerio litúrgico en la diócesis de Roma y en todo el orbe, en plena fidelidad al Concilio Vaticano II. Ha promovido de manera ejemplar la vida y la Página 30 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez espiritualidad litúrgica y la oración contemplativa, especialmente la adoración eucarística y la oración del santo Rosario (Cf. carta apostólica «Rosarium Virginis Mariae»). Bajo su guía, la Iglesia se ha acercado al tercer milenio y ha celebrado el Gran Jubileo del año 2000, según las líneas indicadas con la carta apostólica «Tertio millennio adveniente». Ésta se ha asomado después a la nueva época, recibiendo sus indicaciones en la carta apostólica «Novo millennio ineunte», en la que se mostraba a los fieles el camino del tiempo futuro. Con el Año de la Redención, el Año Marino y el Año de la Eucaristía, ha promovido la renovación espiritual de la Iglesia. Ha dado un impulso extraordinario a las canonizaciones y beatificaciones para mostrar innumerables ejemplos de santidad de hoy, que sirvieran de aliento a los hombres de nuestro tiempo. Ha proclamado doctora de la Iglesia a santa Teresa del Niño Jesús. El magisterio doctrinal de Juan Pablo II es muy rico. Custodio del depósito de la fe, se entregó con sabiduría y valentía para promover la doctrina católica, la teología moral y espiritual, y a enfrentarse durante todo su pontificado a las tendencias contrarias a la genuina tradición de la Iglesia. Entre los documentos principales, se encuentran 14 encíclicas, 15 exhortaciones apostólicas, 11 constituciones apostólicas, 45 cartas apostólicas, además de las catequesis propuestas en las audiencias generales y de las alocuciones pronunciadas en todas las partes del mundo. Con su enseñanza, Juan Pablo II ha confirmado e iluminado al Pueblo de Dios sobre la doctrina teológica (sobre todo en las primeras tres grandes encíclicas («Redemptor hominis», «Dives in misericordia», «Dominum et vivificantem), antropológica y social (encíclicas «Laborem exercens», «Sollicitudo rei socialis», «Centesimus annus»), moral (encíclicas «Veritatis splendor», «Evangelium vitae»), ecuménica (encíclica «Ut unum sint»), misiológica (encíclica «Redemptoris missio»), mariológica (encíclica «Redemptoris Mater»). Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 31 Ha promulgado el Catecismo de la Iglesia Católica a la luz de la Tradición, autorizadamente interpretada por el Concilio Vaticano II. Ha publicado también algunos volúmenes como doctor privado. Su magisterio ha culminado en la encíclica «Ecclesia de Eucharistia» y en la carta apostólica «Mane nobiscum Domine», durante el Año de la Eucaristía. Juan Pablo II ha dejado a todos un testimonio admirable de piedad, de vida santa y de paternidad espiritual. …………... (Firmas de los testigos de las celebraciones de inhumación…) …………… CORPUS IOANNIS PAULI II P.M. VIXIT ANNOS LXXXIV, MENSES X DIES XV ECCLESIAE UNIVERSAE PRAEFUIT ANNOS XXVI MENSES V DIES XVII Semper in Christo vivas, Pater Sancte! OBITUS, DEPOSITIO ET TUMULATIO IOANNIS PAULI II SANCTAE MEMORIAE In lumine Christi a mortuis Resurgentis, die II mensis Aprilis anno Domini MMV, hora vicesima prima, triginta septem momentis elapsis, vesperi, cum dies sabbati ad finem vergeret atque ingressi essemus diem Domini, Octavam scilicet Paschalem necnon Dominicam Divinae Misericordiae, Ecclesiae dilectus Pastor, Ioannes Paulus II de hoc mundo ad Patrem demigravit. Eius transitum tota orans Ecclesia est comitata, Iuvenes potissimum. Página 32 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez Ioannes Paulus II ducentesimus sexagesimus quartus fuit Pontifex. Eius memoria in totius Ecclesiae omniumque hominum cordibus manet. Carolus Wojtyla, qui die XVI Octobris anno MCMLXXVIII Summus Pontifex electus est, Wadowice, in urbe scilicet quae quinquaginta kiliometra abest a Cracovia, die XVIII mensis Maii anno MCMXX natus est atque duobus post diebus in paroeciali Templo a presbytero Francisco Zak baptizatus est. Novem annos natus Primam Communionem recepit atque duodevicesimum agens annum confirmatus est. Quibus incumbebat, studiis intermissis, quia nationalis socialismi obsidentes potestates studiorum universitatem clauserant, in lapidicinis ab anno MCMXL ad annum MCMXLIV, et postea in fabrica chemica Solvay opus fecit. Ab anno MCMXLII, cum se ad sacerdotium vocari sentiret, seminarium clandestinum adiit Cracoviense. Die I mensis Novembris anno MCMXLVI per Cardinalis Adami Sapieha manuum impositionem sacerdotalem ordinationem Cracoviae recepit. Romam posthac missus est, ubi primum licentiam, exinde doctoratum in sacra theologia est consecutus, thesim scribens, cuius titulus Doctrina de fide apud Sanctum Ioannem a Cruce. Poloniam postea repetiit, ubi quaedam sustinuit officia pastoralia et quasdam disciplinas sacras docuit. Die IV mensis Iulii anno MCMLVIII a Pio XII Episcopus Auxiliaris Cracoviensis constitutus est atque eidem Sedi a Paulo VI Archiepiscopus anno MCMLXIV est destinatus. Ut Archiepiscopus Cracoviensis Concilio Oecumenico Vaticano II interfuit. Paulus VI die XXVI mensis Iunii anno MCMLXVII in Patrum Cardinalium Collegium eum rettulit. In Conclavi die XVI mensis Octobris anno MCMLXXVIII Summus Pontifex a Patribus Cardinalibus electus est atque ipse sibi nomen imposuit Ioannem Paulum II. Subsequenti die XXII, Dominico die, sollemniter suum Petrinum ministerium incohavit. Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 33 Pontificatus Ioannis Pauli II unus ex longissimis in Ecclesiae historia exstitit. Hoc temporis spatio multa sunt commutata variis in provinciis. In his communistarum quarundam nationum regiminum dissolutiones annumerantur, ad quam rem multum contulit ipse Summus Pontifex. Evangelii nuntiandi causa innumera quoque itinera varias in nationes suscepit. Ministerium Petrinum strenuo suo missionali animo gessit, omnes impendens suas vires, cum sollicitudo omnium Ecclesiarum itemque in cunctos homines caritas eum tenerent. Magis quam antea unquam Dei Populum ac Nationum Potestates, in Celebrationibus, in generalibus peculiaribusque Audientiis atque pastoralibus Visitationibus ipse convenit. In iuvenes dilectio eum compulit ut Dies Mundiales Iuventutis ediceret, innumeris undique gentium convocatis iuvenibus. Dialogum cum Hebraeis multisque ceterarum religionum sectatoribus promovit atque earum asseclas nonnumquam convocavit causa pro pace precandi, Asisii potissimum. Cardinalium Collegium valde auxit, cum eligerentur ab eo ducenti triginta et unus cardinales (et unus in pectore). Quindecim Congressiones Synodorum Episcoporum, scilicet septem generales ordinarias et octo speciales convocavit. Complures Dioeceses ecclesiasticasque Circumscriptiones, praesertim in Europa orientali, constituit. Codicem Iuris Canonici et Codicem Canonum Ecclesiarum Orientalium reformavit Romanamque Curiam denuo composuit. Sicut “sacerdos magnus” in Romana Dioecesi totoque terrarum orbe sacrae liturgiae ministerium exercuit, erga Concilium Vaticanum II plena servata fidelitate. Peculiarem in modum vitam spiritalitatemque liturgicam necnon comtemplativam orationem, eucharisticam potissimum adorationem sanctique Rosarii precationem promovit (cfr Ep. ap. Rosarium Virginis Mariae). Summi Pontificis ductu Ecclesia tertio millennio se appropinquavit ac Magnum Iubilaeum anni bismillesimi celebravit, Página 34 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez secundum normas ab ipso latas Litterarum apostolicarum Tertio millennio adveniente. Exinde novum aevum eadem est ingressa consilia propositaque recipiens in Litteris apostolicis Novo millennio ineunte significata, quibus futuri temporis iter fidelibus ille demonstrabat. Per Redemptionis Annum, Marialem Annum et Eucharistiae Annum effecit ut Ecclesia spiritaliter renovaretur. Multum dedit operae beatificationibus et canonizationibus, ut innumera sanctitatis exempla hodiernae aetatis ostenderet, quae incitamento essent qui nunc sunt hominibus. Teresiam a Iesu Infante Ecclesiae Doctorem declaravit. Doctrinae magisterium luculenter Ioannes Paulus II exercuit. Fidei depositi custos, prudenter animoseque ad catholicam doctrinam, theologicam, moralem spiritalemque provehendam operam navavit et ad arcenda quae verae Ecclesiae traditioni sunt adversa toto Pontificatus tempore sollicite incubuit. Inter praecipua documenta quattuordecim Litterae encyclicae, quindecim Adhortationes apostolicae, undecim Constitutiones apostolicae, quadraginta quinque Litterae apostolicae, praeter catecheses in generalibus Audientiis ac adlocutiones ubique terrarum habitas, annumerantur. Suam per docendi operam Ioannes Paulus II Dei Populum confirmavit eique theologicam doctrinam (tribus potissimum praecipuis Litteris encyclicis, scilicet Redemptor hominis, Dives in misericordia, Dominum et vivificantem), anthropologicam socialemque (Litteris encyclicis Laborem exercens, Sollicitudo rei socialis, Centesimus annus), moralem (Litteris encyclicis Veritatis splendor, Evangelium vitae), oecumenicam ( Litteris encyclicis Ut unum sint), missiologicam (Litteris encyclicis Redemptoris missio), mariologicam (Litteris encyclicis Redemptoris Mater) tradidit. Catechismus Ecclesiae Catholicae, sub Revelationis lumine, quam Concilium Vaticanum II insigniter collustravit, ab eo est promulgatus. Quaedam etiam volumina uti privatus Doctor edidit. Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 35 Eius magisterium in Litteris encyclicis Ecclesia de Eucharistia et Litteris apostolicis Mane nobiscum Domine, Eucharistiae Anno, attigit fastigium. Mirabiles pietatis, sanctitatis vitae universalisque paternitatis cunctis hominibus testificationes reliquit Ioannes Paulus II. ……. Celebrationum tumulationisque testes CORPUS IOANNIS PAULI II P.M. VIXIT ANNOS LXXXIV MENSES X DIES XV ECCLESIAE UNIVERSAE PRAEFUIT ANNOS XXVI MENSES V DIES XVII Semper in Christo vivas, Pater Sancte! II IGLESIA DIOCESANA II.1 DOCUMENTACIÓN EPISCOPAL Asidonia-Jerez II. 1. 1. B.O.O. núm. 17 Página 41 CARTA PASTORAL sobre la catástrofe en Asia (3 de enero de 2005) AGUAS DE MUERTE En la Fenomenología de los pueblos antiguos, el agua es un poder que da la vida, pero su escasez ocasiona la desgracia y ruina de las tierras y los seres vivos. Existen también las “aguas de muerte”, representadas por los maremotos y los desbordamientos de los ríos, que arrasan toda señal de vida y que simbolizan el poder devastador de los imperios, que anegan y destruyen las poblaciones más débiles. Una vez más, la catástrofe de la naturaleza se ha cebado con estos pueblos pobres del sureste asiático. “Nunca tendremos la cifra definitiva, porque hay muchos pescadores y campesinos sin nombre, que simplemente se han ido y no podemos saber cuántos eran, aunque ya suman más de 130.000 los muertos que ha ocasionado el “tsunami”, dice el responsable de Asuntos Humanitarios de la ONU. Un misionero de la zona hace la siguiente valoración: “Una catástrofe sin precedentes y que, como siempre, afecta a los más empobrecidos”. A las cifras de fallecidos hay que añadir los más de 5 millones de personas que se encuentran en urgente necesidad de primeros auxilios: agua potable, vivienda, asistencia sanitaria, etc., y la amenaza consiguiente de epidemias y enfermedades. En este sentido, Cáritas Española nos recuerda que, tras la primera fase de emergencia, es necesario hacer frente a la reconstrucción de las zonas afectadas con el fin de que el número de víctimas mortales de los primeros momentos no se vea incrementado por las que generen el hambre y las enfermedades. Página 42 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez La ONU solicita 1.600 millones de dólares para la reconstrucción. Cáritas Española ya envió 300.000 € y tiene abierta una campaña en coordinación con las Cáritas Diocesanas. Lo recaudado se entrega a las Cáritas de los países afectados, a través de Cáritas Internacionalis. Desde el primer momento, nuestras instituciones Cáritas y Manos Unidas están trabajando: *El gobierno indio ha pedido la colaboración de Cáritas India, que ya se ha comprometido a atender la situación de 30.000 familias en las regiones de Tamil Nadu, Andra Pradesh y las islas Nicobar. *El director de Cáritas India, John L. Noronha, dice que están atendiendo a 150.000 personas, a través de las parroquias y colegios, que abrieron sus puertas a los damnificados, sin importar credo ni condición. *La diócesis de Kotar hace un elenco de las 4.800 viviendas destruidas, y las 7.000 embarcaciones con sus redes y aparejos de pesca, único medio de vida para la población. Manos Unidas trabaja en el sureste asiático desde hace más de cuarenta años. En Mutton, una de las zonas afectadas, mantiene cuarenta proyectos de desarrollo. Las diócesis de Madrás y Kottar, en el estado indio de Tamil Nadu, le ha dirigido un mensaje urgente solicitando ayuda para atender a la población afectada por los maremotos. La solidaridad humana y la caridad cristiana pueden aliviar la amargura de esta “agua de muerte”. Por eso, quiero hacer un llamamiento a que no nos quedemos en simples lectores de estos datos o espectadores de las imágenes televisivas de la tragedia. Pido a los católicos y a todos los hombres de buena voluntad que manifestemos nuestra comunión afectiva y efectiva con los que sufren, colaborando con nuestros donativos en las cuentas que tanto Cáritas como Manos Unidas tienen abiertas para este fin. Asidonia-Jerez Página 43 B.O.O. núm. 17 Sería un gesto significativo ir educando a los niños en la solidaridad y generosidad con los más desfavorecidos. Tal vez el mejor regalo para ellos sería decirles que ese juguete que, con tanta ilusión esperaban, los Reyes Magos se lo llevaron este año a los niños que perdieron a sus padres en aquellos lejanos países de Asia. En la festividad de la Epifanía se rece de manera especial en nuestras parroquias e iglesias de la diócesis por los muertos y desaparecidos, por los heridos, por cuantos sufren la pérdida de seres queridos y todos los afectados, y, en la medida de lo posible, se recauden fondos especiales encaminados a ayudar a estos hermanos nuestros que han sufrido tan enorme tragedia. Permitidme, finalmente, hacer mío el llamamiento de Damián Fernando, director de Cáritas de Sri Lanka: “Que cuando las imágenes más dramáticas desaparezcan de las televisiones, el mundo no se olvide de que continúa el sufrimiento de quienes conservan la vida, pero han perdido vivienda, medio de vida, familia. Rogamos a todos aquellos que puedan hacerlo que nos ayuden, son muchos los países afectados, son muchas las víctimas, pero estamos comprobando que también es mucha la generosidad de las personas”. De oriente vinieron los Magos, que occidente inunde de solidaridad a ese castigado oriente. ¡Sed generosos, que a Dios nadie le gana en generosidad! Jerez de la Frontera a 3 de enero de 2005 +Juan del Río Martín Obispo de Asidonia-Jerez Página 44 II. 1. 2. B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez CARTA PASTORAL sobre el “Día del Seminario” (13 de marzo de 2005) Pero ¿tenemos Seminario? Aunque ésta pueda parecer una pregunta retórica, no son pocas las veces en las que he tenido que enfrentarme a ella y responderla, no sólo en boca de personas más o menos alejadas de la Iglesia, sino incluso formulada por cristianos de los que llamamos “comprometidos” en la vida eclesial. En parte, esto tiene una explicación: es cierto que somos una Iglesia muy joven y aún más lo es nuestro Seminario Diocesano “San Juan de Ávila”, cito en la calle Taxdirt, 32 de nuestra ciudad de Jerez, fundado hace ahora apenas veinte años y que como todas las cosas de la vida necesitan su tiempo para consolidarse y ser asumido como algo propio por todos. Pero quizá este año en el que estamos conmemorando y agradeciendo a Dios los primeros veinticinco años de nuestra Iglesia local de Asidonia-Jerez, sea momento propicio para responder o recordar que sí, que tenemos un Seminario. Un Seminario nuevo aún, pero del que han surgido varias decenas de jóvenes sacerdotes que, ordenados en los últimos años, se han incorporado ya a nuestro presbiterio diocesano. Ellos aportan su ilusión y la entrega generosa de sus vidas en el anuncio alegre de la salvación que trae Jesucristo a los hombres, mujeres, jóvenes, ancianos y niños de nuestra Iglesia. Hoy por hoy es bendecida nuestra Diócesis con quince seminaristas mayores y con una intensa Pastoral Vocacional que atiende diversas realidades de maduración en la fe y en el seguimiento a Cristo Sacerdote. Los actuales seminaristas son un signo lumi- Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 45 noso de que Dios sigue llamando y en su alegría e ilusión hallamos la prueba de que solamente Él puede llenar de verdad la vida de cada ser humano, también la del joven. No obstante y junto a ello, no podemos olvidar que, dada la escasez y la altísima edad media de nuestro clero, siguen siendo pocos obreros para una mies tan abundante, para tanto como le queda por hacer a esta Iglesia en nuestro pueblo. Por eso, mi llamamiento en el día de hoy quiere exhortar en primer lugar a las familias cristianas, para que sean capaces de descubrir que la vocación consagrada de alguno de sus hijos es el mayor regalo con el que Dios puede bendecirlas. Junto a ellas, me dirijo también a las parroquias y a los colegios y muy particularmente a las comunidades y movimientos que, como una verdadera primavera del Espíritu, no dejan de florecer en nuestra Iglesia local.¡Sin sacerdote no hay comunidad, no hay sacramentos, no hay promoción del laicado! No se debería olvidar que toda realidad eclesial se congrega en torno al pastor. Dios no está en silencio, son los hombres los que nos resistimos a escuchar la voz del Maestro que nos dice como a los primeros discípulos:“ven y sígueme, os haré pescadores de hombres”.Por eso mismo, esta convocatoria es a todos, especialmente a los jóvenes, muchos de los cuales no están lejos de nuestras parroquias, de nuestros grupos y, muy en especial, de nuestras hermandades. El otro día veía como ensayaba una de ellas con la parihuela, una estampa tan familiar y repetida ahora en nuestras calles. Descubriendo la gran cantidad de jóvenes que participaban o que simplemente miraban, me hacía esta pregunta: si sólo uno de cada diez o incluso de cada veinte, supiera escuchar la voz del Señor y entregara su vida con la alegría y la generosidad de la juventud de todos los tiempos, ya no habría ningún problema para atender espiritualmente nuestras numerosas cofradías, ni nuestros pueblos, ni nuestras parroquias, comunidades religiosas, etc. Por ello os invito de corazón a todos, a jóvenes y mayores, a parroquias y asociaciones, a que poniendo los ojos del alma en Página 46 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez aquella que es la primera discípula de Jesús, seamos tan generosos y entregados como lo fue la Virgen María. Que en este Año Jubilar Diocesano el Señor suscite abundantes vocaciones al sacerdocio. Que el Seminario, corazón de la diócesis, sea conocido, amado y sustentado por todos. Cuento con vuestra ayuda espiritual y material para que esta institución tan vital para el futuro de nuestra diócesis forme buenos y santos sacerdotes que con fuerza e ilusión anuncien a Jesucristo como la suprema respuesta a todos los interrogantes del ser humano en esta cultura que nos ha tocado vivir. ¡Ser sacerdote es una apasionante aventura por cambiar el mundo desde Evangelio! ¡Vale la pena tener un Seminario, ello no sólo es un bien eclesial, sino un semillero de humanidad para la sociedad! + Juan del Río Martín Obispo de Asidonia-Jerez Asidonia-Jerez II. 1. 3. B.O.O. núm. 17 Página 47 ARTÍCULO publicado el Jueves Santo HAGAMOS UN POCO DE HISTORIA El historiador inglés Dawson afirma que, entre todas las religiones, sólo los cristianos pueden entender el verdadero sentido de la historia, ya que términos o conceptos como “tiempo”, “historia”, “pasado”, “futuro” pertenecen a la historia de la Iglesia y son consustanciales a la vivencia del pueblo cristiano. El tiempo bíblico nada tiene que ver con el “eterno retorno” del mundo clásico, reformulado por Nietzsche, y convertido en mentalidad popular con el conocido “fin de la historia” del pensamiento actual postmoderno. Como tampoco con la concepción helicoidal del tiempo, proveniente del hinduismo y del budismo, y por supuesto nada con la forma simbólica del tiempo de las religiones primitivas. El cristianismo percibe el tiempo de manera vectorial: parte de un punto (creación) y camina en una dirección (escatología). Pero la actitud cristiana ante el tiempo es también diferente a la judía, ya que para ésta el acontecimiento fundamental de la historia pertenece al futuro y para el cristiano pertenece al pasado, porque Dios ha cumplido su palabra y el Mesías ha venido ya. Esta venida tiene una estructura temporal compuesta de tres momentos: venida redentora, venida mística en la Iglesia y venida escatológica. Lo original del cristianismo. La aceptación de la oferta cristiana pasa por la admisión de dos principios básicos: primero, el asentimiento de que “Dios existe” y que configura la vida del creyente. En segundo lugar, hay que Página 48 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez afirmar que además “ese Dios ha entrado en la historia” , lo que por tanto equivale a admitir que “aquél que hizo el tiempo mismo, se sometió al rigor del tiempo”, haciendo de la eternidad el fundamento del tiempo y cuya realidad es que el Dios eterno coexiste con cada instante del tiempo humano. Es por ello, que el pensador Julián Marías en su obra La perspectiva cristiana, dirá que “la Encarnación significa la humanización real de Dios; no es que Dios adquiera “apariencia” humana, se haga visible con ella, sino que adopta esa deificación del hombre, la elevación de la humanidad a su vinculación real con la Divinidad... es este hecho decisivo de la historia, que la divide en un antes y un después, que va a representar la plenitud de la revelación” Por lo tanto, el cristianismo se presenta como la religión de la encarnación redentora por el sacrificio de Cristo en la cruz, que comprende la victoria de la vida sobre el mal, sobre el pecado y sobre la misma muerte. Así, hubo hace dos mil años una Semana que cambió el rumbo de la historia. Aquellos hechos fueron la expresión última y definitiva del amor de Dios a la humanidad: “Tanto amó Dios al mundo que nos entregó a su propio Hijo” (1Jn 4,9). Semana Santa: conflicto cultural y conflicto religioso. Sucedió en la confluencia de un triple conflicto -cultural, político y religioso- en una persona concreta: Jesús de Nazaret, que “pasó haciendo el bien” y fue condenado al mayor suplicio de aquel entonces: la muerte de cruz. El conflicto religioso se da porque las autoridades religiosas lo consideran un blasfemo ya que se hace “igual a Dios” y “dice destruir el templo y edificarlo en tres días” (Mc 14,58-65). Además es un conflicto político, porque se autoafirma rey -”precisamente para eso nací y para eso vine al mundo”(Jn 18,37); “si no lo condenas, no eres amigo del César” (Jn 19,12), le dicen los judíos a Pilatos-. Pero también es un conflicto cultural porque da un sentido nuevo a la Ley “se dijo desde antiguo...” (Mt 5,21ss.), cambia la ley del talión por el amor a los enemigos (Mt 5,43). Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 49 Pero la muchedumbre que había escuchado sus enseñanzas y había visto tantos signos y milagros actuará contradictoriamente, como siempre: en el pórtico de esa Semana decisiva lo aclamará en Jerusalén con referencias al Mesías-Rey: “¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!” (Mc 11,9). Luego días más tarde, a instancia de los poderosos, pedirá vociferando: “¡Crucifícalo, crucifícalo!” (Jn 19,6). En cuanto al círculo de los íntimos, no fue menos que la muchedumbre; así sus discípulos y seguidores “lo abandonarán” y el principal de ellos “lo negará” (Jn 18,25-27). Sólo algunas mujeres y su Madre, el joven discípulo Juan, algunos seguidores clandestinos como José de Arimatea y Nicodemo, estarán a los pies de la cruz o darán la cara por él ante las autoridades para retirar el cadáver (Jn 19,25-27.38-42). ¡Pero no todo quedó aquí! Resulta que, de pronto, cuando todo parecía que había terminado: el crucificado es confesado y reconocido como el Kyrios. ¿Qué ha sucedido? Sencillamente que no podemos buscar “entre los muertos al que vive” (Lc 24,5). Pero, otros - los judíos- dirán que sus discípulos “han robado el cuerpo” (Mt 28,11-15). Al final, lo que es palpable es que allí lo único que hay es “una tumba vacía” (Mc 16,1-8). Con ello, la historia de Jesucristo no terminó, sino que perdura en la vida de su Iglesia. La multitud de aquella primera Semana Santa se multiplica hoy y pasa de los mil millones de hombres y mujeres que confiesan que aquella “Persona, Acontecimiento e Historia” cambió el curso de la humanidad porque llenó de sentido la vida peregrina del hombre y lo liberó con su resurrección de las ataduras del tiempo. Por eso dice Juan Pablo II: “Todo lo que ha de suceder hasta el fin del mundo no será sino una expansión y explicitación de lo que sucedió el día en que el cuerpo martirizado del Crucificado resucitó por la fuerza del Espíritu y se convirtió a la vez en la fuente del mismo Espíritu para la humanidad”. + Juan del Río Martín Obispo de Asidonia-Jerez Página 50 II. 1. 4. B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez ARTÍCULO publicado el Viernes Santo LOS POBRES DE TIERRA SANTA Cada Viernes Santo, al poner nuestro beso a los pies del crucificado, necesariamente el corazón de cada cristiano tiene que volar hacia los lugares donde se dieron los acontecimientos de la pasión, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret, que “pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos” (Hech 10,38). Hoy, después de tantos siglos “en el país de los judíos y en Jerusalén”, continúa habiendo pobres y necesitados como son las comunidades cristianas, herederas de los testigos privilegiados de aquellos hechos que han marcado la historia de la humanidad. Los pocos cristianos palestinos que quedan en el país de Jesús son una minoría olvidada que se encuentra bajo la presión israelí y en medio de una mayoría musulmana. Sus carencias son en todos los sentidos y la única salida que muchas veces les queda es la emigración a los países occidentales. Si no les ayudamos a estos hermanos nuestros, sucederá algo trágico y paradójico: que en las tierras que oyeron y vieron predicar y hacer milagros al Salvador del mundo y que fueron el escenario de la primera evangelización de los apóstoles, precisamente allí no habrá fieles cristianos. Es encomiable la labor que desde hace siglos realizan los franciscanos y otras instituciones de la Iglesia Católica y que evidencia el compromiso de los cristianos en la conservación de esta importante memoria histórica. La Santa Sede ha demostrado siempre una solicitud digna del mayor encomio en lo que se refiere al sostenimiento moral y económico de los cristianos de Palestina. Pero, ¿Cómo hacer evidente hoy nuestra preocupación por los Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 51 Santos Lugares? En primer lugar, orando por la difícil situación que atraviesan aquellas comunidades cristianas. Pidiendo a Dios por la paz en Medio Oriente, de la que parece que empezamos a ver despuntar algunos pequeños signos. Otra ayuda importante es que los cristianos de otras naciones recuperemos el sentido espiritual de volver a peregrinar a Tierra Santa y palpemos aquella realidad tan cargada de significación para nosotros. Las peregrinaciones son beneficiosas para todos y son una forma de ayudar a nuestros hermanos que, a duras penas, están sosteniendo la presencia cristiana en aquella tierra tan castigada por los enfrentamientos históricos. Es mi deseo que nuestra Iglesia de Asidonia-Jerez, en la celebración del XXV aniversario de su creación, tenga una peregrinación diocesana a la tierra del Señor Jesús. Por último, no olvidemos que estamos en el Año de la Eucaristía y, si verdaderamente estamos agradecidos a Cristo por la institución del “pan de la vida eterna”, ayudemos con nuestra limosna para que nunca les falte el “pan de cada día” a los cristianos de allí, y para ello contribuyamos con generosidad en la Colecta que el Viernes Santo se realizará en todas las parroquias y templos de nuestra diócesis ¡El futuro de los pobres de Tierra Santa depende también de ti! + Juan del Río Martín Obispo de Asidonia-Jerez Página 52 II. 1. 5. B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez COMUNICACIÓN PASTORAL con motivo del fallecimiento del Santo Padre Juan Pablo II (2 de abril de 2005) Queridos Sacerdotes, Diáconos, Religiosos, Religiosas, y Fieles de la Diócesis de Asidonia-Jerez: Según se nos ha comunicado oficialmente a las 21,37 del día 2 de abril de 2005, sábado anterior al domingo de la Divina Misericordia, ha fallecido en la ciudad del Vaticano S.S. el Papa Juan Pablo II. Me siento, como Obispo de esta Iglesia particular, en la necesidad y en el deber de rendir homenaje al Santo Padre. Fue él quien erigió a esta Diócesis de Asidonia-Jerez el 3 de Marzo de 1980 mediante la Bula Archiepiscopus Hispaliensis, por lo tanto nuestra Diócesis, cuando está celebrando el año jubilar de su 25º aniversario, despide amorosamente al Pontífice “bueno y solicito” que la constituyó. El dolor que nos embarga en estos momentos nos impide trazar una amplia exposición sobre su personalidad y la obra apostólica realizada por el Papa fallecido en estos tiempos difíciles para la Iglesia y para el mundo entero. Sin embargo, no debemos silenciar la inmensa entrega pastoral de S.S. y su plus de testimonio personal, que no ha pasado inadvertido ni siquiera entre los no creyentes. Juan Pablo II se hace acreedor de muchos títulos, por su extenso e iluminativo magisterio en relación con todas las esferas de la vida humana, desde el ámbito estrictamente pastoral hasta el de la moral, pasando por lo social y lo político. Este Papa ha hecho caer muchos muros de intolerancias políticas y culturales; ha favorecido la paz entre las naciones y la defensa de los derechos humanos, especialmente los de los más desfavorecidos; ha abatido con energía las barreras de la discriminación de la mujer y ha sido un paladín de la verdad del hombre y de la libertad religiosa. El Papa Wojtyla ha alentado con su presencia en numerosos países la fe de millares de cristianos, especialmente la de los más jóvenes, a quienes con fuerza les ha anunciado el evangelio de la Asidonia-Jerez Página 53 B.O.O. núm. 17 esperanza. Juan Pablo II ha sido un Papa totalmente entregado a los planes de Dios como lo estuvo María –“Totus tuus”– a favor de la salvación de todos los hombres. En estos momentos, en nuestra Iglesia Diocesana para cumplir aquel deber cristiano de orar por los fieles difuntos, venimos a dictar las siguientes disposiciones para todas las Iglesias Públicas de nuestra Diócesis de Asidonia-Jerez: 1. En la S. I. Catedral de Jerez se celebrará Solemne Liturgia Eucarística en sufragio por el Papa difunto el viernes 8 de Abril a las 20:00hs. Pedimos a todos los Sacerdotes que ese día acomoden el horario de sus misas para que puedan participar el máximo número de Sacerdotes y Fieles en esta celebración. Invitamos con estas letras a las dignísimas autoridades, a las instituciones civiles y culturales, al Clero diocesano y regular, y a todos los Fieles. 2. En todas las Parroquias y en las Iglesias de Religiosos y Religiosas, así como en todas las Iglesias abiertas al culto, se celebrará una Eucaristía en sufragio por el Santo Padre en el día y hora más conveniente para cada Comunidad, invitando a todos los feligreses a su participación. 3. Tanto en la S. I. Catedral, como en todas las Iglesias de la Diócesis, doblarán las campanas, según la costumbre de cada lugar. 4. Rogamos a nuestros queridos hermanos Sacerdotes que ofrezcan al Señor el Santo Sacrificio de la Misa en sufragio por el alma de S.S. el Papa Juan Pablo II en estos días de tristeza y esperanza cristiana. Que en estos momentos crezca en nosotros la comunión de fe y obediencia a la Sede Apostólica y elevemos fervientes oraciones a Dios para que el Espíritu Santo cuide a su Iglesia y la libre de todo peligro. Jerez de la Frontera, 2 de abril de 2005. Con mi afecto y bendición + Juan del Río Martín Obispo de Asidonia-Jerez Página 54 II. 1. 6. B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez TELEGRAMA DE CONDOLENCIA al Nuncio de S.S S.E.R Mons. D. Manuel Monteiro de Castro En estos momentos de dolor para toda la Iglesia Universal, como Obispo de esta Diócesis de Asidonia-Jerez deseo que transmita a la Sede Apostólica la estrecha comunión que Sacerdotes, Diáconos, Religiosos, Religiosas y Fieles en general hemos vivido durante todo el Pontificado del Papa que hace 25 años erigió a esta porción del Pueblo de Dios como Diócesis. Ahora que la voluntad divina lo ha querido llamar a participar del banquete celestial, nosotros ofrecemos el Santo Sacrificio de la Misa por el eterno descanso de su Alma, y elevamos oraciones y súplicas para que el Espíritu Santo cuide a su Iglesia y la libre de todo peligro. + Juan del Río Martín Obispo de Asidonia-Jerez Asidonia-Jerez II. 1. 7. B.O.O. núm. 17 Página 55 HOMILÍA en la Solemne Eucaristía celebrada en la S.I. Catedral de la diócesis (8 de abril de 2005) Sr. Vicario General, Cabildo Catedral, sacerdotes, diáconos, religiosos/as, seminaristas, Excmo. Ayuntamiento de la ciudad de Jerez, Sra. Alcaldesa, Excmo. Almirante de la Base Naval de Rota, dignísimas autoridades, representaciones de instituciones culturales y sociales, representaciones de la Curia Diocesana, Hermandades, Asociaciones, Comunidades y Movimientos católicos, jóvenes scouts, fieles, hombres y mujeres de buena voluntad, hermanos y hermanas en Cristo Resucitado. 1. “Te verán los reyes y se pondrán de pie; los príncipes y poderosos de la tierra se postrarán ante ti; porque el Señor es fiel, porque te ha elegido el Santo de Israel” (Is. 49, 7). Estas palabras del segundo poema del siervo de Yahvé las hemos visto cumplidas con creces estos días en los funerales de nuestro amado Papa Juan Pablo II. ¡Sí!, desde el seno materno Dios lo eligió y lo preparó para ponerlo al frente de su pueblo. La historia personal de salvación de Karol Wojtyla comienza a tejerse en una realidad histórica de su patria natal, Polonia, que siendo cruce de culturas conocerá los horrores de las ideologías de muerte del nazismo y del comunismo. Allí tuvo la suerte de nacer y ser educado en una familia cristiana que muy pronto experimentó la realidad del sufrimiento, a los nueve años pierde a su madre, a los doce pierde a su único hermano y a los veintiuno pierde a su padre. Tendrá que ser seminarista clandestino, trabajador en la planta química de Solvay y, en medio de tanta persecución a la fe cristiana y a la libertad de su pueblo, irá descubriendo cómo sólo el amor es digno de fe, y como lo único por lo que merece dar la vida, es Jesucristo, Salvador y Redentor del hombre. Vendrán después los estudios en Roma, el conocimiento de los místicos españoles, sobre todo San Juan de la Cruz, más tarde sus clases en la universidad y sus nombramientos episcopa- Página 56 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez les. Los acontecimientos, las personas y sobre todo la gracia divina hicieron de él un “apasionado por Cristo y por la verdad y la libertad del hombre” a la luz de una existencia toda entregada en las manos de Dios como lo hizo la Virgen. Su amor y devoción a María, Madre de Dios, marcó su corazón de creyente. Por eso mismo, consagró su ministerio petrino bajo el lema “Totus Tuus” (Todo Tuyo) que lo ha hecho realidad hasta el momento de su enfermedad y muerte. Su fuerte experiencia de Dios, su acendrada espiritualidad mariana y su celo apostólico será el trípode donde se sustentará su vida. 2. Quiso la Divina Providencia regalar a su Iglesia un Sucesor de Pedro venido de lejos. Después de cuatro siglos y medio en la logia del Vaticano se anunciaba el gozo de la elección del Cardenal Wojtyla como Juan Pablo II. Desde el comienzo todos percibimos que algo nuevo había entrado en la Iglesia Católica. Aquella primera exclamación “No tengáis miedo, ¡abrid las puertas a Cristo!” marcará el tercer pontificado más largo de la historia de la cristiandad. Sí, la Encarnación Redentora de Jesucristo Hijo de Dios vivo será el eje de su pensamiento y de su actividad pastoral. Las diecisiete Cartas Apostólicas, las catorce Encíclicas, las once Exhortaciones, sus libros, y una multitud de discursos y homilías, sólo tienen un rostro: ¡Cristo salvador del hombre! Sin esta clave no se entenderá la fuerza de su liderazgo, no sólo en el mundo católico sino también fuera de él, siendo la persona más conocida y de más peso moral que ha existido al final del siglo XX y principios del XXI. 3. Se nos ha ido un hombre de pensamiento y de acción, un místico y un apóstol, un santo y un testigo de la fe. De ahí que haya sido un personaje que ha roto moldes, muy difícil de encasillar en los tópicos y etiquetas de moda. Por eso, será un “signo de contradicción” para aquellos que en nombre de una determinada concepción de la modernidad y el progreso quisieron una Iglesia más acorde con la secularidad olvidando lo que dice Jesús a sus discípulos: vosotros estáis en el mundo, pero no sois del mundo (cf. Jn 17, 1ss). Ha sido un Papa que no se ha encerrado en el Vaticano: entendió su misión como un anuncio de Jesucristo en medio de las naciones. Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 57 Esto le llevó a realizar 104 viajes que cubrieron 130 países, además de las visitas hechas a diversas ciudades italianas y a las distintas parroquias romanas. 4. Con él iba siempre un mensaje de liberación para el hombre, por eso condenará el capitalismo salvaje, será paladín de los oprimidos, de los derechos humanos y de la libertad religiosa. Habló siempre con verdad y libertad evangélica a los poderosos de la tierra, fuesen del color político que fuesen. Como hombre pacífico y constructor de la paz verá que ésta es un don del cielo y no sólo obra de los acuerdos, para ello convocará en Asís a los grandes líderes religiosos del mundo, quedando patente que no se puede utilizar la religión para enfrentarse entre los hermanos. En su defensa por la justicia social reclamará un papel más digno de la mujer en las diversas esferas sociales y laborales, denunciará una globalización puramente económica que olvida la solidaridad entre los pueblos. 5. Amonestó con dulzura a aquellos que se desviaban del camino de la fe de la Iglesia. No regaló los oídos a los jóvenes, sino que, con amor de padre, les predicaba las exigencias del Reino de Dios, por ello le seguían hasta congregar miles y millones en los diversos viajes, en las Jornadas Mundiales de la Juventud, y hasta en el momento de sus funerales en Roma. Sus últimas palabras fueron para ellos: “Salí a buscaros y ahora me dicen que sois vosotros los que habéis venido, gracias”. De esta manera, los jóvenes estos días en Roma han dado testimonio de que la Iglesia no languidece como quieren hacernos ver los “profetas de calamidades”, sino que la Iglesia Católica está viva, “su rostro es joven”, aunque “sus cabellos estén blanquecidos” por los sufrimientos, persecuciones y luchas con los poderes de este mundo (cf. Pastor de Hermas, visión 3, nnº 11-13). 6. Hizo del perdón su bandera. Todos vimos cómo perdonaba al agresor del atentado del 13 de mayo de 1981 en la plaza de San Pedro. En el Gran Jubileo del año 2000 su humildad fue tal, que no tuvo reparo en pedir perdón por los pecados históricos de los Página 58 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez hijos de la Iglesia. También su pasión por la Unidad de los Cristianos y el Ecumenismo le llevará a predicar en una Iglesia protestante, hablar en una sinagoga y a pisar una mezquita. 7. Así pues, Juan Pablo II es magno por su fidelidad a Jesucristo, magno por su entrega pastoral y su capacidad de soportar el sufrimiento, magno por su doctrina y por su alma profundamente lírica y religiosa, magno por la honda huella que ha dejado en todos los países que ha visitado, magno por su pensamiento filosófico y social, magno por su fidelidad y respeto al hombre y al derecho de los pueblos, magno por su defensa valiente y profética de los obreros, de la mujer y de los más pobres entre los pobres, magno, en fin, por su ardiente deseo de la paz y la justicia. El mundo le debe mucho y con certeza el futuro nos revelará aún más de lo que nuestra limitada mirada hoy nos permite apreciar. Estamos seguros de que Juan Pablo II pasará a la historia como “El Grande”, pero sobre todo “Grande” por su santidad de vida que ya millones de personas reclamamos su pronto reconocimiento por parte de la Sede Apostólica. ¡Estamos seguros que su vida y obra darán muchos frutos de santidad en la Iglesia del Tercer Milenio! He aquí, el “gigante de Dios y de la humanidad”, he aquí el Padre, el Pastor y el Maestro, el Servidor “bueno y solícito” del Evangelio que ha entrado en la lista, no sólo de los grandes personajes de la historia, sino sobre todo a formar parte de aquella muchedumbre de elegidos que “lavaron sus túnicas en la sangre del Cordero” y que son reflejo de la Bondad y de la Belleza Divina de Aquel que es tres veces Santo: Jesucristo, Hijo de Dios vivo. 8. Esta es la vida y la santidad del Pontífice que creó nuestra diócesis de Asidonia- Jerez hace veinticinco años, que canonizó a nuestro Patrón San Juan Grande, que siguió atentamente y amorosamente el pastoreo de su primer Obispo, el recordado D. Rafael Bellido Caro, y que me llamó a mí al ministerio episcopal y a presidiros en caridad desde aquel 29 de Junio del año 2000. Hoy, aunque llenos de tristeza por su partida a la casa del Padre, damos gracias a Dios por el regalo de Juan Pablo II que tan unido estará a la historia de esta Iglesia particular. Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 59 Muy bien puede decir con el Apóstol San Pablo: “He combatido el buen combate, he concluido mi carrera, he guardado la fe. Sólo me queda recibir la corona de salvación, que aquel día me dará el Señor juez justo, y no sólo a mí, sino también a todos los que esperan con amor su venida gloriosa” (2Tim 4,7-8). Descanse en paz, Juan Pablo II, el santo y el grande. + Juan del Río Martín Obispo de Asidonia-Jerez Página 60 II. 1. 8. B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez APUNTES PARA LA VIDA. Comentario semanal en COPE Jerez 2 de enero de 2005 Él es la Paz verdadera Al iniciar el año civil, la Iglesia celebra a Santa María Madre de Dios, y en ese día el Papa Pablo VI estableció la Jornada Mundial de la paz para que toda la comunidad eclesial elevara a Dios oraciones por el don maravilloso de la paz. De esta manera, la Virgen se nos presenta como la portadora del Príncipe de la paz: “Porque Cristo es nuestra paz...paz a vosotros los que estáis lejos y paz a los que están cerca”(Ef 2,14.17). Su presencia silenciosa y a la vez clamorosa en nuestros corazones nos hace instrumentos de su paz en el mundo. Pero resulta que nos podemos preguntar: Si vino la paz hace dos mil años, ¿por qué parece que la violencia es el motor de la historia? La paz que viene de Cristo no es algo que se imponga o que anule la libertad de los hombres o de los pueblos. La paz o la guerra nos las jugamos en el uso que hagamos de la libertad personal y colectiva. Es la fe en Jesucristo la que ilumina nuestros pasos por el sendero de la paz. Es por ello por lo que para el cristiano la paz no es fruto del mero consenso o de acuerdos, sino, ante todo, un don que procede de Dios y que, como único artífice de la verdadera paz, tiene poder para cambiar los corazones endurecidos por las ideologías de muerte que engendran violencia. De ahí que Juan Pablo II, en el mensaje de este año, nos recuerde que: “ningún hombre, ninguna mujer de buena voluntad puede eximirse del esfuerzo en la lucha para vencer al mal con el bien. Es una lucha que se combate eficazmente sólo con las armas del amor [...] y donde reina el amor reina la paz [...]. Esto también es verdad en el ámbito social y político [...]. Los cristianos han de ser testigos con- Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 61 vencidos de esta verdad; han de saber mostrar con su vida que el amor es la única fuerza capaz de llevar a la perfección personal y social, el único dinamismo posible para hacer avanzar la historia hacia el bien y paz” (Jornada Mundial de la paz, 1.1.2005). Este vuelco del corazón humano, que consiste en no dejarse vencer por el mal, sino, antes bien, vencer el mal con el bien, pasa necesariamente por el perdón y la reconciliación que se manifiestan en la vida diaria a través de pequeñas y grandes acciones que hacen posibles una familia y una sociedad más humanas. Esto se hace cultivando actitudes positivas ante la vida. Así pues, procura obrar siempre con rectitud de intención, lo cual se expresa en la coherencia en el ser, pensar y actuar; potencia la cultura del diálogo como la mejor base para el entendimiento personal y social; no olvides que nuestro tiempo ha de estar lleno de buenas y sencillas acciones y que no vale la excusa de falta de tiempo o de que ya te ocupas de grandes trabajos, porque el que “es fiel en lo pequeño será fiel en lo mucho”; no tengas una mentalidad de campanario sino un corazón universal; descubre siempre la verdad, la bondad y belleza que hay en la dignidad de cada ser humano y en cada acontecimiento. 9 de enero de 2005 Suplantar la Religión En las recientes fiestas navideñas hemos asistido a diversos intentos de desbancar los signos y elementos cristianos de la Navidad. Así, la Navidad es llamada por algunos “fiesta de invierno”, el nacimiento se cambia por “paisajes nevados”, las figuras del portal se reemplazan con motivos de “decoración invernal” o “signos musicales”, en las felicitaciones institucionales se evita términos cristianos y se acude a verdades éticas fundamentales como la justicia, la solidaridad, la paz, la benevolencia y otras por el estilo. No faltó tampoco algún anunciante atrevido para el que todo vale y que puso caras de “famosillos” representando a los personajes del misterio. Todos estos hechos y otros semejantes son una muestra de cómo la ideología del laicismo intenta suplantar y bloquear la reli- Página 62 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez gión, pero sobre todo se trata de echar fuera del marco social y cultural a lo católico. En este sentido, no nos deberíamos llamar a engaño, la aconfesionalidad del Estado, como la secularización de la vida pública, no puede justificar este arrinconamiento de lo religioso sin poner en peligro la libertad religiosa. Hay que tener claro que el laicismo ya no es aquel elemento de neutralidad que abre espacios de libertad a todos, porque se ha convertido en una ideología que se impone a través de la política y de algunos potentes Medios de Comunicación Social, no concediendo espacio público a la visión católica y cristiana, que corre el riesgo de convertirse en algo puramente privado y, en el fondo, mutilado. Según el laicismo ideológico, la religión es una particularidad tan personal y una propiedad tan privada que, por necesidad, debemos ignorarla en nuestras relaciones con las demás personas, de manera que es tan impertinente meterse en la religión de una persona como meterse en cuestiones de dinero o familiares. Sin embargo, la laicidad justa es aquella que respeta la libertad religiosa en todas sus dimensiones. El Estado no impone una religión, sino que deja espacio libre a las religiones con una responsabilidad hacia la sociedad civil y, por lo tanto, permite a estas religiones que sean factores en la construcción de la vida social. Podemos decir que, en esta sociedad, el gran marginado es Dios, de tal manera que hablar de Él parece como algo indecente o un ataque a la libertad de quien no cree. El mundo político, económico, o cultural está muy al margen de toda trascendencia. Dios no tiene nada que ver con los quehaceres de los hombres, pero la historia nos enseña que, cuando una sociedad se edifica en la negación sistemática de Dios, se autodestruye; lo hemos visto en los grandes regímenes totalitarios del siglo pasado. A lo mejor está sucediendo que estamos asistiendo a la autodestrucción de la misma Europa. 16 de enero de 2005 Peregrinar a Roma El nuevo año se presenta con el acontecimiento importante de la visita de los obispos españoles “ad limina apostolorum”. Con Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 63 tal ocasión os invito a peregrinar a Roma del 26 de febrero al 5 de marzo. ¿Qué es y en qué consiste esta visita? Se trata de la visita que periódicamente, cada cinco años, hace el obispo al Romano Pontífice en la cual le presenta una relación sobre la situación de la diócesis, a la vez que ha de venerar los sepulcros de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo (cf. CIC, cc 399-400). El objetivo es hacer visible la unión de los sucesores de los Apóstoles, es decir de los obispos, con el Papa, el sucesor de Pedro, y de las Iglesias locales, las diócesis, con la Iglesia Primada de Roma. Es por tanto una ocasión privilegiada para hacer patente la colegialidad episcopal y la calidad fraterna entre los obispos y el Papa. Además de estos encuentros centrales, los obispos visitan también los diversos dicasterios romanos, donde tratan de los distintos problemas que afectan a sus diócesis. Aunque no consta históricamente la fecha precisa en que comenzó a ser obligatoria la visita “ad limina”, sin embargo ya desde el siglo IV era muy común entre los cristianos el peregrinar alguna vez a venerar los sepulcros de San Pedro y San Pablo en Roma. Será en siglo XVI, con Sixto V (1585-1590) y su Constitución apostólica “Romanus Pontifex”, cuando se institucionaliza y se le da el sentido de que los obispos “recreados con el abrazo de su Santa Madre la Iglesia Romana y confortados con las palabras del Sumo Pontífice, vuelvan más alegres e instruidos a sus Iglesias”. En esta ocasión los actos principales de los obispos con los diocesanos que les acompañan serán la Eucaristía en la Basílica de San Juan de Letrán, el día 28 de febrero, con la renovación de las promesas bautismales de los peregrinos; el día 1 de marzo, la celebración de la Eucaristía en el altar de la Cátedra de San Pedro; y la audiencia general con el Santo Padre, el día 2 a las 10,30 de la mañana. Como obispo de esta diócesis de Asidonia-Jerez que presido en la caridad, en el servicio a todos y en la animación de la vida cristiana, llevaré a Roma un informe sobre las realidades pastorales de nuestra Iglesia y expondré al Santo Padre los problemas y Página 64 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez proyectos pastorales de la diócesis y le agradeceré su excepcional magisterio que tanto nos ilumina y nos ayuda a vivir la fe en Jesucristo Salvador y Redentor del mundo, pero de una manera especial renovaré nuestra adhesión y agradecimiento por haber creado hace veinticinco años esta diócesis que camina llena de vitalidad y entusiasmo por extender el Reino de Dios. Por tanto pido a los sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas, y a los fieles en general, eleven oraciones por el Papa, por mí, y por nuestra Iglesia diocesana para que en este Año Jubilar crezcamos en comunión y misión con toda la Iglesia universal. 23 de enero de 2005 La Nueva Era (o New Age) ¿Por qué la Nueva Era es un desafío para el cristianismo? Estamos ante un fenómeno global típico de la cultura postmoderna que invade nuestra realidad social. El pensamiento de la “New Age” se difunde sutil y casi imperceptiblemente de muchas formas y por muchas vías. Esta propuesta puede llevar a engaño en cuanto presenta algunas metas sobre las cuales es fácil estar de acuerdo: armonía entre el hombre y la naturaleza (“unión holística”), toma de conciencia y compromiso para mejorar el mundo, movilización de todas las fuerzas del bien por un nuevo proyecto unitario de vida (“la gran conspiración”). Sin embargo, “desde el punto de vida de la fe cristiana, no es posible aislar algunos elementos de la religiosidad de la Nueva Era como aceptables por parte de los cristianos y rechazar otros” . (cf. PP.CC. para la Cultura y para el Diálogo Interreligioso, Jesucristo, portador del agua de la vida, Roma 2003, nº 4), ya que los elementos que parecen afines al cristianismo son abordados vaciándolos de su verdad, singularidad y plenitud revelada. Estamos, pues, ante una reactualización de las antiguas gnosis, donde la salvación sucedía a través de la conciencia, esotérica, para pocos. De tal manera esto es así, que la primera en resentirse es la conciencia de la verdad: es en vano todo intento de usar los paradigmas de la razón, estamos en pleno subjetivismo y relativismo ético. Así, Dios tiene mil facetas (energía cósmica, extra-cósmica, una mente, el todo, somos nosotros mis- Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 65 mos, etc.) Jesucristo ya no es considerado como Hijo de Dios y único Salvador del mundo, sino que se busca otras salvaciones que se convierten en “auto-redenciones”, a través de métodos, meditaciones, gimnasia, incluso prácticas mágicas. Se vacía el sentido de la espera escatológica en cuanto que la salvación llegará en cualquier caso tras una serie, tal vez larguísima, de reencarnaciones. Estamos ante una religión propia del consumismo, hecha a nuestra medida, una religión que viene cargada de sentimentalismo y psicologismo cultivado a través de música, libros, luces y “ambientes acogedores” como medio para alcanzar la armonía consigo mismo y con el mundo; pero también –no seamos ingenuos- una floreciente industria que da mucho dinero. Este desafío –quizá más presente en el ámbito anglosajón, pero que también nos afecta a nosotros por la vía de la globalización- nos obliga a todos a esforzarnos para presentar la novedad perenne del mensaje evangélico y su capacidad para transformar y renovar a quienes lo acogen en su corazón. Pastores, padres y educadores debemos estar muy atentos a la sed de espiritualidad que hoy demandan las nuevas generaciones y dar mucho más a conocer la rica tradición de la espiritualidad cristiana de oriente y occidente como respuesta a este nuevo fenómeno. 30 de enero de 2005 Donación de órganos: un acto de amor El título que aparece en cabecera – que no es mío, sino del Papa (cf. discurso en el XVIII congreso internacional de transplantes, agosto 2000)- ya dice mucho de lo que la Iglesia piensa sobre la donación de órganos. Juan Pablo II en su encíclica “El Evangelio de la Vida” lo expresaba de una manera muy hermosa: “El evangelio de la vida se celebra en la vida diaria y debe ser llenado de autodonación por los demás (...) Un ejemplo particular de estos gestos es la donación de órganos hecha de una manera aceptable, con la intención de ofrecer salud y tal vez vida para los enfermos que algunas veces no tienen otra esperanza” (nº. 86). Página 66 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez ¿Quién no se conmueve ante un niño que ha nacido con cirrosis y cuya única posibilidad de sortear el escollo de la segura muerte es un transplante de hígado? ¿Cómo podemos quedarnos impasibles ante un joven con grave daño pulmonar, a quien, si no se le transplanta un nuevo pulmón, morirá sin remedio en la flor de su vida? La Iglesia ha hecho un largo camino, dependiente en cierto modo del progreso de la ciencia médica y quirúrgica, hasta llegar a plasmar en su Catecismo unos pocos criterios morales sobre este tema: “Los transplantes de órganos están en conformidad con la ley moral si los riesgos físicos y psicológicos del donante son proporcionados con el bien que se busca en el receptor. La donación de órganos luego de la muerte es un acto noble y meritorio y se considera una expresión de generosa solidaridad. No es moralmente aceptable si el donante o su representante legal no han dado consentimiento explícito como tampoco la mutilación o muerte de una persona con el fin de retardarle la muerte a otras personas” (nº. 2296). Dentro también de este último supuesto se encuentra el rechazo de la Iglesia a clonar seres humanos para usar sus órganos, aunque sea con fines terapéuticos. El fin bueno no justifica el uso de medios inmorales. Por otra parte, conviene no ser simplistas. El tema de la donación de órganos nos plantea cuestiones difíciles: ¿Cuándo está muerto el ser humano? ¿Qué criterios emplear a la hora de seleccionar entre los candidatos que están en lista de espera sin resultar discriminatorio? Los xenotransplantes (órganos de animales), ¿afectan a la identidad psicológica o genética del receptor? A pesar de estos y otros desafíos científicos y éticos, enhorabuena a todos aquellos que ya sois donantes y coraje para los que todavía no se han decidido por respeto, miedo o prejuicios. Si algunas personas donan órganos por simple filantropía, ¡cuánto más un cristiano debe planteárselo en serio por amor a Dios y al prójimo! Dice el Card. Ratzinger: “poner a disposición, espontáneamente, partes del propio cuerpo para ayudar a quien tiene necesidad es un gran gesto de amor”. Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 67 6 de febrero de 2005 El divorcio, drama humano y plaga social La proliferación del divorcio en nuestra sociedad revela la pérdida del sentido sagrado del matrimonio, así como de las aportaciones positivas a la sociedad de sus fines esenciales: por ejemplo, el bien de los esposos y la generación de la prole. También se olvidan sus propiedades, como la unidad e indisolubilidad, que garantizan la permanencia de marido y mujer en comunidad de fe y amor (cf. cc. 1055-1056). En la mentalidad actual el matrimonio queda reducido a un mero contrato entre dos particulares, donde no hay cabida a un compromiso por toda la vida, que parece imposible. Con estos presupuestos, el matrimonio puede llegar a ser insoportable. Desde esta óptica, el divorcio es concebido como un derecho, incluso como una condición para contraer matrimonio, produciéndose una inestabilidad estructural que incapacita para afrontar las crisis y las dificultades con las que, inevitablemente, hay que contar en toda convivencia matrimonial. Además ocurre que la sociedad presenta el divorcio ocultando el drama humano, psíquico y social que supone todo fracaso matrimonial. Así se intentan solucionar y facilitar los trámites jurídicos y económicos, creyendo que ahí está todo, dejando de lado los verdaderos problemas antropológicos y éticos. Esto explica la facilidad con que la nueva legislación española intenta regular un “divorcio expres”, de rápida resolución. El nuevo marco legal favorece las tendencias que causan la ruptura del matrimonio, y no las que fomentan su unión y amor mutuo. La facilidad de la disolución hace que lo que queda del matrimonio ya no sirva para reconstruir la fidelidad, el amor o la buena crianza de los hijos. Dice el catedrático Rafael Navarro Valls que “este divorcio puede llegar a asemejarse al repudio unilateral islámico, significa que el derecho no sostiene al matrimonio, haciéndolo disponible al simple capricho de una de las partes”. La Iglesia es madre y comprende las dificultades matrimoniales y familiares. No por ello rebaja el ideal cristiano del matrimonio, ni renuncia a pedir a los gobernantes que lo respeten como Página 68 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez comunión de un hombre y una mujer. Esto constituye la institución natural de la sociedad, con sus implicaciones. El matrimonio no es simplemente un asunto privado, fundado en la cohabitación y el consentimiento continuado. Los cristianos tenemos que recuperar la originalidad del matrimonio como sacramento, donde la gracia de Cristo es capaz de hacer superar los momentos más difíciles. Para ello, los novios que se acercan a las parroquias han de avanzar en maduración humana y en formación cristiana. Éstos son dos puntos esenciales de interés donde todos –pastores y parejas- tenemos que trabajar para que el matrimonio cristiano sea un signo atrayente y profético en medio de esta mentalidad divorcista. 13 de febrero de 2005 Las tentaciones: la atracción del mal. Ha comenzado la cuaresma que, juntamente con la Pascua, forma esos noventa días de “tiempo fuerte” en que acompañamos a Cristo en su camino a la Cruz, hacia la Vida Nueva y al envío de su Espíritu. Es un tiempo de renovación interior y social mediante tres grandes sacramentos: Bautismo, Penitencia y Eucaristía. Se abre todo este itinerario con el Evangelio que narra las tentaciones de Jesús en el desierto (cf Mt 4,1-11). Esto nos da pie para tocar un tema de máxima actualidad: la atracción del mal. Para ello, consultando la Palabra de Dios en la Biblia, vemos cómo ya desde el Génesis (2,7-9; 3,1-7) se nos plantea todo el proceso psicológico de la tentación. Primero está el reconocimiento de la existencia del maligno, luego cómo siempre se presenta por la mentira, tercero cómo actúa de una forma insinuante—nunca de frente—y finalmente cómo su objetivo es hacernos creer que podemos ser “dioses”. La mayor victoria del diablo es pasar desapercibido, que nos parezca que no existe, que las tentaciones son una bobada, que lo verdaderamente libre y nos produce dicha es hacer lo que nos pida él mismo, el mundo y la propia carne. La consecuencia de entrar por ese camino es el alejamiento de Dios y, por tanto, la separación de los demás y la auto-destrucción, perdiendo el gusto y el conocimiento del bien. No admitir que somos tentados es desconocer la propia Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 69 debilidad y que la vida es un combate con el maligno, que pone toda clase de obstáculos para que el hombre no alcance la vida y felicidad eternas. Podemos triunfar o sucumbir a la tentación; éste es el ejercicio de la libertad que Dios nos ha dado. Ni somos “marionetas” del Creador, ni estamos “fosilizados” en el bien. Por eso dijo San Agustín: “Dios que te creó sin ti, no te salvará sin ti”. ¿Por qué fue tentado Cristo? A esto responde el Obispo Agustín que: “hubiera podido impedir la acción tentadora del diablo; pero entonces tú, que estás sujeto a la tentación, no hubieras aprendido de Él a vencerla” (Coment. Salmo 60). En las tentaciones de Cristo se exponen las tres fundamentales del ser humano: la subsistencia (4,3-4), la manipulación de lo sagrado (4,5-7) y el afán de riquezas (4,8-11). Además, se nos dan las soluciones para vencerlas: evitar las ocasiones y resistir mediante la oración y los buenos pensamientos, “porque hay que orar no para dejar de ser tentado-cosa imposible-sino para no ser enredados por la tentación, como sucede a los que son atrapados y vencidos por ella” (Orígenes, Tratado sobre la oración). Ahora, en este tiempo cuaresmal, la Iglesia nos llama a intensificar nuestra lucha contra el maligno. Revistámonos de las armaduras de la fe y la gracia, que hacen siempre posible la victoria sobre el enemigo de nuestra felicidad y de nuestra salvación. 20 de febrero de 2005 Renuncia y fecundidad Estamos en una sociedad de “derechos”, donde nadie quiere renunciar a nada; por ello vemos que es tan poco fecunda en todos los órdenes. Hoy priman más la comodidad y el bienestar que la renuncia y el sacrificio. ¡Hasta estas mismas palabras no son políticamente correctas! Sin embargo, se nos dice que, si queremos ser discípulos de Cristo, hemos de tomar su cruz, negarnos a nosotros mismos y seguirle (cf. Mt 16,24). En el segundo domingo de cuaresma se nos muestra la pedagogía de la itinerancia cristiana: “de Abrahán a Cristo” (ciclo A). El Página 70 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez patriarca, por su fe, se nos presenta como un buen modelo de nuestro recorrido cuaresmal: él es figura y profecía de Cristo. La vocación de Abrahán lleva consigo renunciar a su tierra y a su familia de Ur de Caldea, rompiendo con su seguridad y su pasado, para abrirse a una promesa de futuro con la única seguridad de fiarse de la Palabra de Dios. En la renuncia total se encuentra la fecundidad ilimitada de la promesa que se ha cumplido en Cristo. Hoy necesitamos creyentes de este tipo, cuya confianza absoluta en Dios derribe el muro del materialismo dominante: “¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?” (1Jn 5,5). Por esa fe fecunda merece dar la vida como exhorta San Pablo a su discípulo Timoteo: “toma parte en los duros trabajos del Evangelio”(2Tim 1,8b). Los cristianos no seguimos a Cristo sólo cuando las cosas nos van bien y estamos en nuestro Tabor particular sino, sobre todo, cuando nos toca luchar y participar en su cruz. La tentación de determinados planteamientos pastorales es predicar un cristianismo sin cruz y sin renuncia al pecado y a uno mismo; de ahí que ese tipo de vida, pretendidamente cristiana, se convierta en un puro humanismo, en una moral o en una ideología que, desde luego, no salva a nadie. Ni predicamos un pesimismo existencial ni una asunción neurótica de la culpa, sino que toda renuncia y ascética cristiana tienen como objetivo liberarnos de las cargas que nos impiden contemplar la gloria de la Pascua del Resucitado. Para eso, el relato de la transfiguración (cf. Mt 17,1-9) nos recuerda que en Cristo se han cumplido las antiguas promesas. La voz de Dios le proclama el Hijo predilecto ante la admiración de Pedro, Juan y Santiago que, sin entender nada, tienen la tentación de querer quedarse en el Tabor, sin subir a Jerusalén donde está la cruz. Aceptan la gloria, pero no el camino de la gloria, que es la cruz. Sólo después del acontecimiento del Calvario los discípulos comprenderán que la luz del Viviente lo invade todo y que la teofanía de la montaña santa fue un preludio del poder de Dios, que resplandece sobre la oscuridad de la muerte y el pecado. He aquí, que la cruz, la renuncia, es el sendero para la auténtica fecundidad espiritual, pastoral y apostólica. Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 71 27 de febrero de 2005 ¡Sed de felicidad! Después de las tentaciones de Jesús en el desierto (domingo 1º) y de su transfiguración (2º), los domingos del 3º al 5º del ciclo A nos ofrecen tres catequesis bautismales. No debemos olvidar que el fin de la cuaresma es motivarnos a descubrir la riqueza de nuestro propio bautismo, como inserción en la vida de Cristo, que colma nuestras ansias de felicidad. En la sociedad del bienestar, es alarmante el aumento de los estados de ansiedad y el consumo de medicamentos para combatirla. Resulta que el hombre, satisfecho de todo, sigue teniendo en su corazón una inmensa sed de felicidad, que no es saciada por los diversos paraísos que le ofrece la sociedad de consumo. La Palabra de Dios de este tercer domingo de cuaresma nos sitúa de lleno en este tema. Cualquiera de nosotros puede verse reflejado en el diálogo de Jesús con la Samaritana (Jn 4,5-42). Esta mujer es una imagen patética, representativa de la situación de la humanidad. Tiene sed, y no sólo de agua, sino de felicidad: la está buscando y no está satisfecha. Ya ha tenido cinco maridos. Pero Jesús se hace el encontradizo y, desde la petición de beber, el Maestro le va descubriendo su realidad sedienta de dicha: “venid a ver un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho” (v.29). Ella fue a buscar un pozo de agua material y se encontró con una fuente que se convierte dentro de ella “en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna” (v.14). Decía Bossuet: “la meta principal de la humanidad es ser feliz. Hallar la felicidad donde hay que encontrarla es la fuente de todo bien. En cambio, la fuente de todo mal está en encontrarla donde no se debe”. Así, en el relato de la Samaritana, se nos dice cómo la felicidad es un don, una disposición y una opción. Es un don porque ella no se resistió a la invitación de Jesús e intuyó que algo bueno había en su persona. Es una disposición, en cuanto se desarrolla como una actitud que forja las relaciones de una persona con la realidad: la Samaritana aceptó la verdad de su existencia. Es una opción, en cuanto se configura como actitud consciente, porque Página 72 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez no hay peor infelicidad que la del que no busca, la del que no tiene sed de verdad, de amor, de vida y, en definitiva, de plenitud. Por eso, la felicidad, antes que nada, es un “trabajo interior”, derivado de un estilo de vida antes que de un objeto en sí y por sí. Son muchos los indicadores de una vida llena de sentido: 1º.La aceptación de uno mismo, 2º. La gratuidad, 3º. El don de ver el bien en todas las cosas, 4º. El crecer en la confianza a pesar de los obstáculos encontrados, 5º. El vivir de acuerdo con las responsabilidades y con las opciones realizadas. Pues bien, la cuaresma es el camino hacia la fuente de “agua viva” de la felicidad que es Cristo, nuestra Pascua. 6 de Marzo de 2005 “Las apariencias engañan” En este 4º domingo de cuaresma la liturgia nos trae a la memoria, mediante el relato de la curación del ciego, uno de los primitivos nombres del bautismo: la “iluminación”. Todo bautizado se consideraba un “iluminado”. Esta palabra, entre nosotros, ha pasado a significar algo muy distinto, no siempre exento de un sentido peyorativo: un “iluminado” sería algo así como un fanático visionario, un predicador exaltado. La iluminación que nos interesa es otra muy distinta: la que han experimentado los que han conocido a Jesucristo, Camino, Verdad y Vida. A la luz de su mensaje y de su vida, se hacen evidentes para nosotros las sombras de la propia historia, las negruras de nuestra alma, la falsedad de muchas de nuestras palabras y acciones; pero también la exagerada importancia que damos a algunas cosas en detrimento de otras, la vanidad de la que hacemos uso y la arbitrariedad, lo caprichoso de algunos criterios con que evaluamos la realidad y medimos a las personas. Estamos en un mundo donde impera lo glamouroso, lo escénico, lo aparente. Sobre los platós de televisión nos ofrecen en bandeja una realidad construida de manera artificial, que contiene, además, una enorme trampa: aunque no se diga explícitamente, esta aparente “realidad” tiene detrás una escala de valores muy Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 73 concreta, que se nos va metiendo sigilosamente a todos en la mente: lo que vale es la belleza física, el desparpajo, la sensualidad, el consumir, etc.. Inmediatamente me surge una pregunta: y, ¿qué hace el que no sea guapo, el que no tenga un cierto nivel económico o el que es tímido? El colmo de este engaño mediático son los “reality shows” que se hacen con actores a los que se le paga por simular que son gente ordinaria, de la calle, que van a contar sus experiencias. Pero incluso cuando los que nos cuentan sus intimidades son de verdad gente de a pie, no podemos identificar automáticamente su sinceridad con la verdad. La verdad de cada ser humano sólo aparece al confrontar la propia existencia con la Luz de Cristo. ¡Qué razón tenía el profeta al decir que los criterios de los hombres no son los de Dios! Ha sido una constante a lo largo de la historia de la salvación que Dios elige a los más pequeños, como fue el caso del rey David, aunque luego los hace los más grandes, pues en ellos se manifiesta, más que su valía humana, la extraordinaria fuerza de Dios. El mismo san Pablo, que se reconoce hombre de poca elocuencia, es un magnífico ejemplo. Y el caso de Juan Pablo II, ¿no ilustra también esto que estamos diciendo: un hombre lastrado en su cuerpo por la enfermedad y el sufrimiento, pero tremendamente lúcido en su mente? A todos mis queridos hermanos que, por alguna razón, sufren la marginación en esta cultura de las apariencias, les invito a considerarse dichosos porque para Dios, el único cuya opinión de verdad nos interesa, son muy valiosos. 13 de Marzo de 2005 “La muerte del amigo” Todavía está reciente la polémica acerca de la eutanasia, involuntariamente suscitada por la película “Mar Adentro”. Los seres humanos somos muy sensibles al dolor de nuestros seres queridos, desde la madre que sufre impotente ante un bebé que Página 74 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez llora y no puede decir dónde le duele, hasta el caso extremo del adulto que ve cómo se acerca la noche y le falta la respiración. Las reacciones en los familiares son también muy variadas: desde el cristiano “ya se lo debía de llevar el Señor”, mezcla de compasión hacia el enfermo y de respeto al Dueño de la vida, hasta la más osada decisión de acelerar la muerte de la persona, por no verla sufrir o –no se puede excluir tampoco- por no sufrir más bien nosotros, que le vemos en tan penosa situación. En el relato evangélico de este quinto domingo de Cuaresma, que narra la resurrección de Lázaro (cf. Jn 11,1-45), podemos encontrar claves para vivir más cristianamente la enfermedad y la muerte de un familiar o de un amigo. En boca de algunos judíos que acompañan a las dolientes, Marta y María, escuchamos: “Y uno que le ha abierto los ojos a un ciego (conexión con el domingo anterior), ¿no podía haber impedido que muriera éste?” Esta expresión que, con ligeras variantes, oímos muchas veces en labios de los familiares del que sufre es humanamente comprensible, pero injusta con Dios. En primer lugar, vamos a celebrar esta Semana Santa el misterio pascual del Hijo de Dios, que se solidariza con el hombre en el sufrimiento. ¿También es duro Dios porque, pudiendo, no salva de la muerte a su Hijo? Dios redime no quitando el sufrimiento y la muerte, que forman parte de este mundo tocado por el pecado, sino dándonos fuerza para vivirlo de otro modo, sin rebeldía, unidos a Cristo, como un ofrecimiento por este mundo roto. En segundo lugar, no creo que Lázaro le estuviera tan agradecido a Jesús por devolverle a una vida mortal, con lo que ya sabemos que eso significa, cuanto por asegurarle el regalo de la vida eterna. A fin de cuentas Lázaro volverá a morir, pero esta vez con una esperanza mucho mayor. En tercer lugar, alguien se preguntará: entonces, ¿qué sentido tiene rezar por la curación de una persona? Pues sí que lo Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 75 tiene: porque Dios realiza a veces algunas curaciones, pero sólo si encuentra verdadera fe y, sobre todo, si con dicha curación se va a beneficiar realmente el enfermo y los que le rodean. Por otra parte, si la voluntad de Dios es otra, ¿quiénes somos nosotros para decirle al Señor qué es lo mejor, siendo Él el que mejor sabe lo que nos conviene? Por último, añadir que el gran milagro que Dios hace cada día con nosotros es sacarnos del sepulcro de nuestro pecado –esa muerte sí que nos debería dar miedo- y darnos vida por medio del Espíritu de Jesús, el mismo Espíritu que un día resucitará nuestros cuerpos mortales (cf. Rom 8, 10-11) y el que, ya desde ahora, al tomar el alimento de vida eterna en la Eucaristía, nos va preparando para esa nueva vida, cualitativamente mejor y más definitiva. 20 de Marzo de 2005 “Y tú, ¿quién quieres ser?” Los modernos estudios de psicología reconocen de qué manera influyen en las personas, a través del mecanismo de la identificación, los modelos presentados en los medios de comunicación. Hay quien quiere ser como el futbolista Beckam o tener historias de amor como las que aparecen en Los Serrano. ¡Qué lástima que los cristianos no se fijen más a menudo en la extraordinaria galería de personajes históricos que aparecen en la Biblia, muchos de ellos con unas virtudes humanas sobresalientes! Con el domingo de Ramos, la Iglesia nos abre de par en par las puertas de la Semana Grande y nos emplaza a contemplar cara a cara los acontecimientos que culminaron con el Triunfo glorioso de Cristo, primero como Rey Crucificado y luego como Señor Resucitado. Los evangelistas, en su narración llena de fe, han puesto orden en aquel maremágnum de cosas que sucedieron en medio de la más enloquecida agitación y nos han transmitido las secuencias más importantes. Quien escucha estos días el relato de la pasión no puede por menos que estremecerse ante las palabras y gestos del protagonista de este drama, Nuestro Señor Jesucristo, y de los Página 76 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez demás que en él intervienen. Pero yo invitaría a los radioyentes a ir más allá de la simple emoción, por supuesto legítima, para intentar responder a una doble pregunta: mis actitudes cotidianas, ¿a las de quién se parecen más, de todos estos personajes?; y por otra parte, si no estoy contento con cómo soy, ¿cómo quién de ellos quisiera ser? No olvidemos, que la historia de la pasión sigue hasta el fin del mundo, porque seguimos haciendo a Cristo en sus hermanos y discípulos víctima de la injusticia, de la soledad, de la traición, de la indiferencia, como el papa Juan Pablo II ha tenido ocasión de recordar recientemente, al cumplirse el 60º aniversario de la liberación de los prisioneros del campo de exterminio de AuschwitzBirkenau. Pero como dice un autor de nuestros días podemos no seguir el guión de la pasión al pie de la letra y en alguna ocasión suceder: “Que Pilato, en una determinada circunstancia, no se lave las manos, sino que encuentre el coraje de comprometerse. Que a Pedro se le escape: “Sí, yo lo conozco...” Que el discípulo “celoso” no quiera tener nada que ver con la espada. Que Barrabás se ofrezca a morir en lugar del inocente. Que los apóstoles logren superar el sueño. Que el Cirineo se adelante espontáneamente, sin que nadie le obligue. Que el sumo sacerdote, en vez de sentarse a juzgar en el tribunal, confiese públicamente sus propias culpas. Que algún “hombrón” le pregunte a las mujeres qué hay que hacer para no tener miedo. Y que Judas deje en la mejilla del amigo un beso que sea sólo beso”. (Pronzato) 27 de Marzo de 2005 “La noticia que nunca envejece” El pueblo cristiano celebra su fiesta grande: el domingo de Resurrección. Hoy todo invita a la novedad: en el ornato eclesial, Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 77 en la vestimenta exterior de los cristianos, y, sobre todo, en el ánimo y en el talante moral. Desde ahora no están permitidos los viejos hábitos egoístas, los rencores pasados, las tendencias que nos esclavizan. Todo eso es levadura vieja que hay que tirar (cf. 1Cor 5, 6-8). Hoy sentirán de una manera especial el aroma de Pascua los que hayan aprovechado la Cuaresma para romper con alguna fuerte atadura de pecado y salen de ella renovados, con nuevos aires y propósitos. Personas que han operado algo más que un cambio de chaqueta. Gente resucitada a la vida, a la fe, a la paz, al perdón, al amor, al gozo, a la esperanza. Lo más sorprendente es que ya hace 2005 años que Cristo resucitó y la Iglesia sigue anunciando el hecho como si hubiera acontecido hoy mismo. Y es que, a luz de lo que acabo de decir, se comprenderá que Cristo sigue resucitando en cada uno de los miembros de su Cuerpo que, año tras año, se dejan renovar por el Espíritu del Resucitado, el cual no es sólo, como algunos quieren, un concepto metafórico de la renovación interior del ser humano, sino una Presencia real y viva en medio de su pueblo. Pues bien, salta a la vista la gran diferencia entre esta Buena Noticia y las noticias que se nos anuncian en los medios de comunicación diariamente. Estas últimas tienen una vida muy breve, se suceden las unas a las otras y pasan a la historia sin pena ni gloria. El impacto que dejan en el oyente es muy superficial, sobre todo si pensamos que, junto a una trágica (que son la mayoría), nos ponen otra un poco tontorrona y anecdótica, que alivia la tensión producida por la primera. Por otra parte, aun cuando se haya tratado de una noticia de peso, seguida por los medios durante días, al cabo de los mismos vuelve al anonimato y nada más podremos saber de los protagonistas y del desarrollo de sus vidas. ¡Qué diferente es, sin embargo, la alegre noticia de la Resurrección del Señor! Una noticia que nunca envejece. Una noticia que, en cada generación de hombres y mujeres, suena nueva, y que todos tienen derecho a oír, porque a todos los seres humanos los Página 78 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez quiere Dios salvar de la esclavitud del pecado y a todos los quiere llenar de esperanza ante el inevitable destino de la muerte. Una noticia que, aun los que ya la han oído, necesitan que se les recuerde constantemente, para no degenerar en la desesperanza y en la servidumbre del vicio. Una noticia, finalmente, que sigue viva porque vivo sigue su Protagonista y porque ha engendrado una nuevo pueblo, que es la Iglesia, que por el testimonio de santidad de sus hijos, grita al mundo: “Resucitó de veras mi amor y mi esperanza”. II.2 AGENDA PASTORAL DEL SEÑOR OBISPO Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 81 Jueves, 6 de enero de 2005. EPIFANÍA DEL SEÑOR Monseñor Juan del Río, obispo diocesano, presidió la solemne eucaristía de la Epifanía del Señor en la Basílica del Carmen Coronada con participación de la Coral de este templo mariano. Esta celebración eucarística tuvo lugar a las ocho de la tarde. Estuvo organizada por la Delegación Diocesana de Misiones y la Delegación Episcopal del XXV Aniversario de la Diócesis y acogió la Jornada de los Catequistas Misioneros. Es una cita enmarcada dentro del programa oficial de la conmemoración. Jueves, 13 de enero de 2005 A las 20,30 horas en la Parroquia del Sagrario de la Catedral Hispalense (Avda. de la Constitución) se celebró la Eucaristía con motivo del fallecimiento en Sevilla el pasado 30 de diciembre de 2004 de la madre del Sr. Obispo D. Juan del Río Martín. Viernes, 14 de enero de 2005 A las 20,00 horas en la Santa Iglesia Catedral se celebró la Eucaristía con motivo del fallecimiento en Sevilla el pasado 30 de diciembre de 2004 de la madre del Sr. Obispo D. Juan del Río Martín. Lunes, 17 de enero de 2005 Dio comienzo la primera tanda de Ejercicios Espirituales para los sacerdotes de las diócesis de Cádiz-Ceuta y Asidonia-Jerez. Tuvo lugar, como el resto de las tandas, en la Casa de Ejercicios de la Inmaculada (RR. Esclavas de Cristo Rey) de El Puerto de Santa María y se prolongó hasta el día 21 de enero. Página 82 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez De un total de 48 participantes, 21 son de nuestra diócesis. Entre ellos, el Sr. Obispo. El ponente fue el jesuita valenciano Toni Catalá Carpintero. Sábado, 22 de enero de 2005 D. Juan del Río presidió, en la Casa de la Inmaculada, a las 18:00 hrs., el rito de admisión de los candidatos al Diaconado Permanente. Domingo, 23 de enero de 2005 A las 12:00 hrs., en la iglesia de San Francisco de Jerez, D. Juan del Río presidió la Solemne Función de Instituto de la Hermandad de las Cinco Llagas. Martes, 25 de enero de 2005 En el día de hoy D. Juan del Río celebró varias audiencias privadas. Jueves, 27 de enero de 2005 El Obispo participó durante este día y el siguiente en la Asamblea de los Obispos del Sur (Sevilla). Sábado, 29 de enero de 2005 Mons. del Río tuvo un encuentro a las 10:00 hrs. con sus seminaristas en el Seminario, con los que dialogó sobre un tema de formación sacerdotal. A las 13:30 hrs., en la iglesia de San Miguel de Jerez, el Prelado celebró una Eucaristía con ocasión del encuentro de los Propagandistas (CEU – San Pablo). Participaron unos 40 miembros de la institución. Domingo, 30 de enero de 2005 A las 13:00 hrs., D. Juan del Río presidió, en la iglesia de María Auxiliadora de Jerez, una Eucaristía con miembros de los Cursillos de Cristiandad. Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 83 Lunes, 31 de enero + A las 10:00 hrs., el Sr. Obispo celebró, en esta conmemoración de San Juan Bosco, fundador de los salesianos, una Solemne Eucaristía en el Santuario de María Auxiliadora de Jerez con miembros de la comunidad educativa salesiana. + A las 12:00 hrs., D. Juan del Río mantuvo un diálogo con doña Pilar Sánchez, alcaldesa de Jerez. + A las 13:30 hrs., Mons. del Río recibió en el Obispado a la comisión encargada de gestionar el proyecto de construcción de la nueva parroquia de San Pedro de la Jara (Sanlúcar de Barrameda). Martes, 1 de febrero + A las once de la mañana el señor Obispo presidió en la catedral el funeral de don Fernando Rueda Cantarero, canónigo penitenciario de la Santa Iglesia Catedral y Notario Eclesiástico de la Curia Diocesana, y acompañó su cadáver al cementerio de Ntra. Sra. De la Merced de Jerez de la Frontera. + A las 13:00 hrs., el Obispo se reunió en el Obispado con la Comisión Mixta de los Obispos del Sur para Asuntos Sociales en Andalucía. + A las 20:30 hrs., Mons. Del Río asistió a los actos organizados por la Real Academia de San Dionisio de Jerez con ocasión de la necrológica de D. Rafael Bellido Caro, primer obispo de esta diócesis. Miércoles, 2 de febrero + Se celebró el día de la Vida Consagrada. Con tal motivo, el Obispo ofició una Solemne Eucaristía con religiosos y religiosas en el Santuario de San Juan Grande de Jerez. + A las 20:00 hrs., el mismo Prelado celebró otra Eucaristía Página 84 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez Solemne en la parroquia de Santa Ana de Jerez, en la festividad de la Candelaria. Jueves, 3 de febrero + Celebró en este día el movimiento de Vida Ascendente a sus patronos, Simeón y Ana la profetisa. Con tal motivo, se organizó en el Seminario de Jerez, un encuentro que en torno a la celebración de la Eucaristía por parte del Obispo a las 12:00 hrs., seguida de una comida fraterna. Viernes, 4 de febrero + A las 18:00 hrs., fue inaugurado en Rota el Museo “RuizMateos”. El Obispo de Jerez bendijo dicho museo y tuvo una breve intervención en el acto organizado por la Fundación Alcalde Zoilo Ruiz-Mateos. + A las 20:00 hrs., en la parroquia de San Francisco de Arcos de la Frontera D. Juan del Río tuvo una ponencia para jóvenes titulada: “Retos sociales, culturales y morales de la juventud de hoy”. Lunes, 14 de febrero de 2005 D. Juan del Río tuvo varias audiencias durante la tarde de hoy. Martes, 15 de febrero de 2005 Desde este día y hasta el viernes 18 de febrero, Mons. Juan del Río Martín, impartió en la Santa Iglesia Catedral, a partir de las 18:30 hrs., sus Conferencias Cuaresmales, que en este año del XXV aniversario de la diócesis versaron todas ellas sobre el tema de la Iglesia, en concreto sobre las llamadas “notas de la Iglesia” (una, santa, católica y apostólica). Fueron estos los títulos de cada una de ellas: Martes 15: “La Unidad de la Iglesia, desafío a un mundo fragmentado y dividido”. Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 85 Miércoles 16: “La Santidad de la Iglesia, interpelación a una cultura laicista”. Jueves 17: “La Catolicidad de la Iglesia, ¿alternativa a la globalización?” Viernes 18: “La Apostolicidad de la Iglesia, garantía de verdad ante el escepticismo y la crisis de valores”. Sábado, 19 de febrero de 2005 El Obispo mantuvo una charla formativa con los seminaristas a las 10:00 hrs. Domingo, 20 de febrero de 2005 A las 12:00 hrs., Mons. Del Río Martín presidió la Solemne Eucaristía de la Hermandad del Santo Crucifijo, en la iglesia de San Miguel de Jerez. Lunes, 21 de febrero de 2005 En el día de hoy se comenzó la distribución de la nueva carta pastoral del Sr. Obispo con motivo del Año de la Eucaristía y del XXV Aniversario de la creación de la diócesis titulada “Celebremos el misterio pascual”. Con ella Mons. del Río ha tenido como objetivo pastoral estimular en el clero y en los fieles una vivencia más honda de la liturgia, especialmente del Sacro Triduo Pascual (Jueves Santo, Viernes Santo y Vigilia Pascual), así como exhortar nuevamente a una fiel celebración de los ritos, tal y como la Tradición de la Iglesia los ha venido celebrando hasta ahora. A las 19:30 hrs., en la parroquia de San Juan Bautista de los Descalzos de Jerez, tuvo lugar la Eucaristía, presidida por el Obispo, para despedir a los 54 peregrinos que, desde el 23 de marzo realizaron la peregrinación prevista de la visita “ad limina” (visita a los sepulcros de los Apóstoles Pedro y Pablo y relación al Santo Padre, por parte del Obispo, del estado actual de la diócesis). Página 86 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez Jueves, 24 de febrero de 2005 En el Salón de la Hermandad del Rocío de Sanlúcar, a las 20:30 hrs., impartió D. Juan del Río una conferencia dirigida principalmente al público cofrade y titulada “Del Año del Rosario al Año de la Eucaristía”, organizada por el Consejo Arciprestal de Hermandades y Cofradías de Sanlúcar-Chipiona. Sábado, 26 de febrero de 2005 El Sr. Obispo se unió en el día de hoy en Roma a los peregrinos que ya partieron el pasado 23 de febrero. Domingo, 6 de marzo de 2005 El Sr. Obispo presidió la Función Principal de la Hermandad del Nazareno, en la iglesia de San Juan de Letrán, a las 12 de la mañana. A las 13:30 hrs. de ese mismo día bendijo la nueva Casa Hermandad de la Cofradía del Cristo de la Expiración. Martes, 15 de marzo de 2005 Por la mañana, el Sr. Obispo celebró varias audiencias privadas. Miércoles, 16 de marzo de 2005 A las 20:00 hrs., en la S.I. Catedral, el Sr. Obispo presidió una Eucaristía al cumplirse el primer aniversario de fallecimiento del Primer Obispo de Jerez, D. Rafael Bellido Caro. Lunes, 21 de marzo de 2005 El Sr. Obispo presidió una Misa de Hermandad en el Altar del Cristo de la Viga (Catedral), a las 11:30 hrs. de la mañana. Martes, 22 de marzo de 2005 A las 11 de la mañana, en la S. I. Catedral, todo el clero diocesano, presbíteros y diáconos, concelebraron en torno al Sr. Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 87 Obispo la Misa Crismal, en la que fueron consagrados por el Prelado los distintos óleos empleados en la administración de los Sacramentos. Miércoles, 23 de marzo de 2005 A las 17:00 hrs., en la Catedral de Jerez, D. Juan del Río administró, durante la Eucaristía, el Sacramento de la Unción de los Enfermos a quienes lo habían solicitado. Jueves, 24 de marzo de 2005. LA CENA DEL SEÑOR A las 17:00 hrs., en la S. I. Catedral, el Sr. Obispo presidió la celebración de la Cena del Señor. Viernes, 25 de marzo de 2005. LA PASIÓN DEL SEÑOR A las 13:30 hrs., en la S. I. Catedral, el Sr. Obispo presidió la celebración de la Pasión del Señor. Sábado, 26 de marzo de 2005 A las 22:00 hrs., en la Catedral, el Sr. Obispo presidió la celebración de la Solemne Vigilia Pascual. Domingo, 27 de marzo de 2005. PASCUA DE RESURRECCIÓN Con la solemnidad requerida se celebró en la S.I. Catedral con al rezo de Tercia a las 9:30 hrs. A continuación, salió a la calle la procesión con la Sagrada Imagen de Cristo Resucitado, presidida por el Sr. Obispo. Finalmente, a las 12 de la mañana, se celebró la Solemne Eucaristía de la Resurrección del Señor. Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 II.3 CANCILLERÍA SECRETARÍA GENERAL Página 89 Asidonia-Jerez II. 3. 1. B.O.O. núm. 17 Página 91 NECROLOGÍAS “El Señor es mi lote, me digo, y espero en él. El Señor es bueno para los que en él esperan y lo buscan; es bueno esperar en silencio la salvación del Señor” Libro de las Lamentaciones, 3, 25-27. Don Fernando Rueda Cantarero En la mañana del 31 de enero de 2005 falleció en la residencia del Hospital San Juan Grande. Había nacido el 24 de noviembre de 1930 en la ciudad de Écija (Sevilla). Realizó sus estudios eclesiásticos en el seminario menor de Sanlúcar de Barrameda y en el Metropolitano de Sevilla, siendo ordenado sacerdote el 19 de diciembre de 1953. Entre otros cargos eclesiásticos había sido párroco de Ntra. Sra. de las Viñas, de San Pedro, de San Juan de Ávila, Director del Boletín del Obispado de Asidonia Jerez, siendo a su fallecimiento Canónigo Penitenciario de la Santa Iglesia Catedral de Asidonia Jerez y Notario Eclesiástico de la Curia Diocesana. Don Miguel Ángel Morales Jerez Nació en Melilla el 12 de abril de 1946. Tras sus estudios eclesiásticos, fue ordenado sacerdote en la iglesia parroquial de San Nicolás de Sanlúcar de Barrameda el 16 de febrero de 1974, siendo el primer diácono ordenado de sacerdote por Monseñor Bellido Caro. Desempeñó su tarea pastoral en Sanlúcar de Barrameda, como Capellán de la Capilla de Nuestra Señora del Carmen de Bajo de Guía y Delegado Diocesano de Apostolado del Mar, en El Puerto de Santa María y en Prado del Rey. Falleció en la ciudad de Jerez de la Frontera el día primero de marzo de 2005. II.4 NOTICIAS DIOCESANAS Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 95 Viernes, 14 de enero de 2005 A las 17,00 horas en el Obispado se celebró una reunión de los coordinadores arciprestales de profesores de religión en centros públicos convocada por la Delegación Diocesana de Enseñanza. Miércoles, 19 de enero de 2005 La Real Hermandad del Santísimo Sacramento, Sagrada Cena de Nuestro Señor Jesucristo y Sta. María de la Paz y Concordia en sus Misterios Gloriosos y Dolorosos, canónicamente erigida en la Parroquia de los Cuatro Evangelistas de Jerez, dedicó un Solemne Quinario al Santísimo y a sus Sagrados Titulares, que comenzó en este día, con homilía a cargo de D. Antonio López Fernández, párroco moderador de la Cura Pastoral. El lunes 24 de enero, festividad de Santa María de la Paz, tuvo lugar, a las 9 de la noche, la Solemne Función Principal de Instituto, presidida por Mons. D. Carlos Manuel González García-Mier, párroco de los Cuatro Evangelistas y Director Espiritual de la Hermandad. Jueves, 20 de enero de 2005 La Ilustre y Fervorosa Hdad y Cofradía de nazarenos de Ntro. Padre Jesús de la Paz en su Entrada en Jerusalén, Stmo. Cristo del Perdón, Ntra. Sra. De la Victoria y San Miguel arcángel, establecida canónicamente en la Iglesia de San Miguel de Sanlúcar de Barrameda, dedicó un Solemne Triduo en honor de sus Sagrados titulares, durante los días 20,21, y 22 de enero de 2005, comenzando a las ocho y cuarto de la tarde con el rezo del Sto. Rosario, ejercicio del Triduo y Santa Misa con homilía, estando la celebración presidida por el Rvdo. P. D. Santiago Gasoil Ordóñez, Sacerdote Salesiano. El domingo 23 a la una de la tarde tuvo lugar la Solemne Función Principal de Instituto donde los hermanos realizaron en el ofertorio pública protestación de fe. Página 96 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez Sábado, 22 de enero de 2005 D. Juan Ortega Álvaro, Delegado Diocesano de Enseñanza, participó en Antequera en la reunión ordinaria de los Delegados Diocesanos de Enseñanza de Andalucía, presidida por D. Antonio Dorado, Obispo de Málaga. En el Seminario Diocesano tuvo lugar a las 21 h la Oración Vocacional “Maestro Ávila”. Lunes, 24 de enero de 2005 La Asociación Católica de Propagandistas y la Delegación Diocesana de Pastoral Universitaria organizaron la conferencia que con el título LA IGLESIA Y LA OPINIÓN PÚBLICA fue impartida por Dª MARÍA JOSÉ POU AMERIGO, Doctora en Ciencias de la Información y Profesora de CEU-Valencia. Tuvo lugar en el Palacio de Villapanés-CEU San Pablo de JEREZ. Domingo, 30 de enero de 2005 A las 13:00 hrs., D. Juan del Río presidió, en la iglesia de María Auxiliadora de Jerez, una Eucaristía con miembros de los Cursillos de Cristiandad. Martes, 1 de febrero La Hermandad del Silencio de Sanlúcar celebró Solemne Quinario en honor a Nuestro Padre Jesús del Silencio y María Santísima del Amor los días 1 al 5 de Febrero. Comenzaron con la recitación del Santo Rosario a las 20.30 hrs. El día 6 de febrero, a las 13:00 hrs. tuvo lugar la Solemne Función Principal, durante la cual todos los hermanos realizaron protestación pública de Fe. El predicador de este año fue D. José Manuel Guzmán Rodríguez, párroco de Jédula y secretario de medios de comunicación del Obispado de Asidonia-Jerez. Viernes, 4 de febrero A las 20:30 hrs., Dña. Ana Álvarez de Lara, presidenta Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 97 Nacional de Manos Unidas, impartió la conferencia “La pobreza, otra cara de la globalización” en el Salón de Actos de la ONCE. Sábado, 5 de febrero A partir de las 10:30 hrs., se desarrolló en el Seminario Diocesano de Huelva el V Encuentro de Pastoral del Sordo de Andalucía, en el que participó, por medio de varios representantes, nuestra diócesis de Jerez. El encuentro tuvo por lema éste: “Venid a la nueva tierra del silencio y la luz”. Programa de actos: 10:30 a 11:00: Oración del Obispo, palabras de bienvenida del Prelado y saludo del director de la Pastoral del Sordo. El grupo musical “Brotes de Olivo” cerró esta bienvenida con una canción. 11:00: Conferencia: “La misión del cristiano en el día de hoy”. 11:45: Descanso y café. 12:15: Grupos de trabajo. 13:00: Puesta en común (propuesta de actividades de este curso y de verano). 14:00: Comida. 15:15: Preparación de la Misa. 16:00: Visita al muelle de las Carabelas en la Rábida. 18:30: Eucaristía en el Monasterio de la Rábida. Lunes, 14 de febrero de 2005 A las 20:00 hrs., de la capilla de Santa Marta, salió el Solemne Vía crucis de las Hermandades, organizado por la Unión de Hermandades de Jerez, en dirección a la Santa Iglesia Página 98 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez Catedral. Procesionó el Cristo de la Caridad de la mencionada Hermandad de Santa Marta. Jueves, 17 de febrero de 2005 En la localidad de Puerto Serrano, a partir de las 11 de la mañana, tuvo lugar la reunión de arciprestazgo los presbíteros de la zona pastoral Sierra – Arcos. Desde el día hoy y hasta el siguiente sábado 19 de febrero, participó en las XLV Jornadas Nacionales de Vicarios y Delegados Diocesanos de Enseñanza D. Juan Ortega Álvaro, delegado de enseñanza de nuestra diócesis. Estas jornadas tuvieron lugar en Madrid, en la sede de la Conferencia Episcopal Española. El encargado de saludar a los participantes fue el arzobispo de Toledo, Mons. Antonio Cañizares Llovera. Junto a otro tipo de actividades, como la elaboración de propuestas, informaciones varias, reunión de grupos y realización de la memoria del curso, así como proyección del futuro inmediato, el encuentro contó con cuatro ponencias; Jueves 17: “Claves de interpretación cultural, política y religiosa del laicismo en España”, por Elio Gallego, profesor de Filosofía del Derecho y vicerrector de Investigación en la Universidad S. Pablo – CEU. Viernes 18: “La enseñanza religiosa y los retos del laicismo. Acentos y consecuencias inmediatas en su desarrollo en el aula”, por D. Javier Segura Zariquiegui, delegado diocesano de enseñanza de Pamplona. “El sentido evangelizador de la enseñanza religiosa”, por Mons. D. José Ángel Sáiz Meneses, obispo de Terrassa. Sábado 19: “Análisis del Proyecto de la nueva ley de educación”, por D. Santiago Arellano, ex consejero de la Comunidad Autónoma de Navarra. Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 99 Lunes, 21 de febrero de 2005 A las 20:00 hrs., en el palacio de Villapanés (sede del CEU – San Pablo de Jerez, en Plaza de la Cruz Vieja), el Dr. D. Manuel Bustos Rodríguez, catedrático de Historia Contemporánea y patrono de la Universidad S. PabloCEU, desarrolló una conferencia–coloquio sobre el tema “La Iglesia y los nacionalismos”. Organizan este acto la Asociación Católica de Propagandistas de Jerez y la Delegación Diocesana de Pastoral Universitaria y de Cultura. Miércoles, 23 de febrero de 2005 Comenzó en el día de hoy la peregrinación a Roma para la programada visita “ad limina apostolorum”, con el siguiente programa de visitas: 23 feb.: Jerez - Venecia - Padua Traslado en autobús al aeropuerto de Sevilla para embarcar en vuelo con destino a Venecia (Vía Barcelona). Llegada y traslado a Padua para celebrar la eucaristía en la Basílica de S. Antonio. Visita a Padua. Cena y alojamiento en el hotel. 24 feb.: Padua - Venecia - Padua Desayuno y salida a Venecia. Llegada y traslado en vaporetto a la Plaza de San Marcos. Almuerzo. Visita a la ciudad. Eucaristía. Vuelta a Padua. Cena y alojamiento. 25 feb.: Padua - Florencia Desayuno. Salida a Florencia. Llegada, celebración de la eucaristía en la Iglesia de la Santa Croce. Almuerzo. Visita a la ciudad. Cena y alojamiento. 26 feb.: Florencia – Siena - Asís Desayuno. Salida hacia Siena y visita. Almuerzo y continuación a Asís. Eucaristía en la Basílica de Santa María de los Ángeles. Cena y alojamiento. Página 100 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez 27 feb.: Asís - Roma Desayuno. Visita a Asís. Salida hacia Roma. Llegada y almuerzo. Eucaristía en la Iglesia de San Antonio. Cena y alojamiento. 28 feb.: Roma Visita a Roma. Por la tarde, traslado a la Basílica de S. Juan de Letrán. Celebración de la Palabra y renovación de las promesas del Bautismo. Regreso al hotel. Cena y alojamiento. 1 mar.: Roma Desayuno. Salida hacia la Basílica de S. Pedro para participar en la misa oficiada por los Obispos. Visita a los Museos Vaticanos. Almuerzo. Celebración de las Vísperas de la Virgen en la Basílica de Santa María la Mayor. Continuación a San Pablo Extramuros. Cena y alojamiento. 2 mar.: Roma Lunes, 28 de febrero de 2005 A las 13:00 hrs., en el Seminario Diocesano, tuvo lugar el habitual Encuentro de Sacerdotes Mayores. Concluyeron los Ejercicios Espirituales que se celebraron en la Casa de la Inmaculada (El Puerto de Santa María) para diáconos permanentes ordenados y aspirantes con sus respectivas esposas. Los dirigió el mercedario fray Felipe Ortuño. Dieron comienzo los cultos que ofrece la Hermandad de la Viga de Jerez a sus Sagrados Titulares. La Eucaristía, que comenzó hacia las 21:00 hrs., estuvo presidida y predicada por D. José Manuel Guzmán, párroco de Jédula y secretario de la Delegación Diocesana de Medios de Comunicación Social. Miércoles, 2 de marzo de 2005 A las 17:00 hrs., en el Seminario Diocesano, se reunió la Comisión del Diaconado Permanente. Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 101 Viernes, 4 de marzo de 2005 A las 17:00 hrs., en el Seminario Diocesano, se encontraron los profesores de Religión de Educación Infantil y Primaria. Organizó la Delegación Diocesana de Enseñanza. En este primer viernes de marzo, estuvo expuesta durante todo el día en devoto Besapié, como es tradicional, la imagen de N.P. Jesús Cautivo de Sanlúcar en la sede canónica de su Hermandad, la Iglesia de los Desamparados, que se prolongó durante la mañana del sábado. A las 20,30 tuvo lugar la Solemne Función de Instituto, presidida por el franciscano fray Alberto Ramos Romero. El sábado 5 de marzo a las 20,45 horas tuvo lugar el Piadoso Vía Crucis Cuaresmal de la Hermandad en el interior de la Iglesia. Sábado, 5 de marzo de 2005 Durante este fin de semana, 30 matrimonios de nuestra Diócesis, pertenecientes todos ellos al movimiento Equipos de Nuestra Señora, realizaron en el Seminario sus Ejercicios Espirituales anuales, enfocados expresamente para la vida matrimonial. Martes, 15 de marzo de 2005 Hoy dio comienzo, en la parroquia de Ntra. Sra. de las Viñas, el Solemne Triduo que ofrece en honor de sus Sagrados Titulares la Hermandad de Ntro. Señor del Amparo, María Santísima del Consuelo y Santa Ángela de la Cruz. A partir de las 21:00 hrs., se rezó la Corona Dolorosa, se hizo el ejercicio del Triduo y, finalmente, se concluyeron los cultos con la Eucaristía, presidida y predicada por el P. Jerónimo Valpuesta, jesuita y párroco de Madre de Dios. Jueves, 17 de marzo de 2005 A las 20:00 hrs., en la S.I. Catedral, tuvo lugar una Celebración Penitencial para cuantos desearon recibir este Sacramento antes de la Pascua. Página 102 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez Viernes, 18 de marzo de 2005 A las 21:00 hrs., en la parroquia de Ntra. Sra. de las Viñas, tuvo lugar la Solemne Función de Instituto de la Hermandad del Consuelo, en la que los hermanos emitieron su Protestación de Fe. Sábado, 19 de marzo de 2005 SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA VIRGEN MARÍA A partir de las 11:30 hrs., la Hermandad del Consuelo celebró una Solemne Misa ante el paso de salida de María Santísima del Consuelo, tras la cual, ofreció, como todos los años, una “Torrija” para todo aquel que tenga a bien visitar su sede. Domingo, 20 de marzo de 2005 DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR La celebración del Domingo de Ramos en la Pasión del Señor en la Catedral de Jerez tuvo lugar a partir de las 11:00 hrs. II.5 DELEGACIONES DIOCESANAS Asidonia-Jerez II. 5. B.O.O. núm. 17 Página 105 DELEGACIÓN DE MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL COMUNICADO del Obispado de Asidonia Jerez con motivo del agravamiento del estado de salud de S.S el Papa Juan Pablo II En el día de hoy, y a tenor de las noticias recibidas acerca del agravamiento del estado de salud de S.S. el Papa Juan Pablo II, esta Diócesis muestra su estrecha comunión de fe y de oración con el sucesor de Pedro. Este Obispado comunica: 1. Uniéndonos a la celebración que tendrá lugar esta tarde en la Basílica Romana de San Juan de Letrán, el Obispo de la Diócesis, Mons. del Río Martín, celebrará a las 19’30 en la S. I. Catedral una Misa con esta intención, a la cual invita a todos los fieles. 2. Exhorta a los Sacerdotes, Diáconos, Religiosos, Religiosas y a todos los Fieles de la Diócesis, que tanto en las Preces de la Eucaristía como de la Liturgia de las Horas se añada una intención por el Papa en estas circunstancias dolorosas. 3. Así mismo, se recuerda a los sacerdotes que en la homilía destaquen la figura del sucesor de Pedro, y de los momentos de profunda unidad que vive toda la Iglesia Católica. 4. La vigilia oración de 24 horas “Por la paz y la vida” que se celebra en la parroquia de San Marcos de Jerez, se aplicará de manera especial por Juan Pablo II, como gran defensor de la Paz y la Vida. Página 106 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez Por último, queremos agradecer a todos los diocesanos y a los hombres de buena voluntad las muestras de afecto hacia el Papa que han ido llegando en el día de hoy a este Obispado. Jerez de la Frontera, 1 de Abril de 2005 COMUNICADO SOBRE LA SITUACIÓN DEL TEMPLO PARROQUIAL DE SANTIAGO APOSTOL EN JEREZ DE LA FRONTERA En el edificio de la parroquia de Santiago de esta ciudad se han realizado por encargo de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía las oportunas prospecciones que aconsejaban las grietas aparecidas en diferentes partes del templo. Como resultado de estos trabajos: 1. La empresa VORSEVI, que ha realizado los estudios, y que continúa con los mismos, presenta en sus primeros informes una perspectiva negativa acerca de la seguridad del edificio. 2. Este informe remitido al Obispado por la Delegación Provincial de la Consejería de Cultura ha sido objeto de conversación por parte de la representación del Obispado, los técnicos de VORSEVI, y así mismo, con representantes de la Gerencia Municipal de Urbanismo. 3. Vistos los primeros informes de VORSEVI y el parecer tanto de los técnicos de la Delegación Provincial de Cultura como el de la Gerencia Municipal de Urbanismo, se llega a la conclusión de que es prudente el cierre inmediato al público del templo de Santiago Apóstol. 4. Esta decisión ha sido comunicada al Párroco y al Consejo Parroquial de Santiago, quienes tomarán las medidas oportunas para realizar dicha operación. Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 107 5. Asimismo, se han comenzado las primeras gestiones para constituir por parte de la Parroquia y del Obispado, una comisión de seguimiento de los estudios y obras que en su día se deban realizar. 6. La Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, tras los resultados de los primeros informes, ha procedido de forma inmediata al encargo de estudios complementarios, que incluyen levantamientos planimétricos y análisis geofísicos, orientados a conocer exhaustivamente el estado del inmueble y sentar las bases para la redacción de un proyecto de intervención sobre el templo. 7. Por último, está decisión es muy triste para todos, pero también somos conscientes de que la mejor forma de conservar el patrimonio es realizar las actuaciones precisas y oportunas con la colaboración de todas las instituciones, garantizando en todo caso la seguridad de la ciudadanía. Jerez, 12 de abril de 2005 D. Juan del Río Martín Rvdmo. Obispo de Asidonia-Jerez Dña. Bibiana Aido Almagro Ilma. Delegada Provincial de Cultura III CONFERENCIA EPISCOPAL Asidonia-Jerez III. 1. B.O.O. núm. 17 Página 111 NOTA DE PRENSA final de la CXCVII reunión de la Comisión Permanente de la C.E.E (4 de febrero de 2005) Durante los días 3 y 4 de Febrero de 2005 ha tenido lugar en la Casa de la Iglesia de Madrid, sede de la Conferencia Episcopal Española (CEE), la CXCVII reunión de la Comisión Permanente. Han asistido todos los miembros de pleno derecho. Informaciones varias Como ya es habitual, la Comisión Permanente de la CEE comenzaba la sesión con el rezo de la Hora Intermedia, a las 11 de la mañana del jueves 3 de Febrero. En esta ocasión, los Sres. Obispos han tenido muy presente en la oración a S. S. El Papa Juan Pablo II, y se han unido así a los numerosos hermanos en el episcopado, sacerdotes, religiosos y fieles laicos de todo el mundo que en estos días rezan por la salud del Santo Padre. En primer lugar, el Cardenal Presidente y el Secretario General de la CEE han informado sobre distintos temas de actualidad que afectan a la vida de la Conferencia Episcopal y de la Iglesia Católica en España, así como del cumplimiento de los acuerdos tomados en la última reunión de la Comisión Permanente, celebrada los días 21 y 22 de Septiembre de 2004. Los Obispos Presidentes de las Comisiones Episcopales han informado también sobre las distintas actividades de las Comisiones y, en particular, sobre lo relativo al cumplimiento del Plan Pastoral. Nota ante el referéndum para ratificar el Tratado por el que se establece una Constitución para Europa La Comisión Permanente ha decidido encargar a la Secretaría General de la Conferencia Episcopal Española la elaboración Página 112 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez de una Nota ante el referéndum para ratificar el Tratado por el que se establece una Constitución para Europa, convocado para el próximo 20 de Febrero. En la Nota, a la que la Comisión Permanente ha dado su visto bueno, se recoge que, puesto que el sistema de referéndum obliga a pronunciarse sobre muchas cuestiones distintas con una sola respuesta y, reconociendo que el Tratado en sí tiene aspectos positivos y negativos, no hay razones, desde un punto de vista moral, para aconsejar o desaconsejar ninguna opción de voto (sí, no, voto en blanco) o la abstención. Biblia Interconfesional La Comisión Permanente ha aprobado la traducción, introducciones y notas de la Biblia Interconfesional. Se trata de un proyecto, cuyos orígenes se remontan al año 1973, y que tuvo como primera realización la publicación del Nuevo Testamento en versión interconfesional, en el año 1978. El Comité de Edición, responsable de la versión que ahora se aprueba, ha estado compuesto por miembros de la Comisión Episcopal de Relaciones Interconfesionales, la Casa de la Biblia, la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC), las Sociedades Bíblicas y la Editorial Verbo Divino. Normas de funcionamiento de la BAC La Comisión Permanente ha aprobado unas normas de funcionamiento de la Biblioteca de Autores Cristianos, en las que se especifican su naturaleza jurídica, su estructura interna y su articulación con la Conferencia Episcopal. La propuesta había sido estudiada ya por el Comité Ejecutivo, en su reunión de 14 de Octubre de 2004. Esquema para la reflexión sobre la globalización económica La LXXV Asamblea Plenaria, de 23-27 de Abril de 2001, comenzó el dialogo sobre las nuevas legislaciones neoliberales que se estaban introduciendo en España y que afectaban a diversos aspectos de la vida familiar, social y laboral de los ciudadanos. Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 113 Desde entonces, la CEE ha seguido el tema con detalle, a través de sus órganos de gobierno y del trabajo específico de la Comisión Episcopal de Pastoral Social. En este contexto, el Sr. Obispo Presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, Mons. Juan José Omella, ha presentado, para su estudio por los miembros de la Comisión Permanente, un nuevo documento que recoge un esquema para la reflexión sobre la globalización económica. Temario próxima Asamblea Plenaria La Comisión Permanente ha aprobado el orden del día de la LXXXIV Asamblea Plenaria (7-12 de Marzo de 2005), en la que se procederá a la renovación de cargos de la Conferencia Episcopal Española. Nombramientos Rvdo. D. Fernando Urdiola Guallar, sacerdote de la Archidiócesis de Zaragoza, reelegido como Consiliario General del “Movimiento de Jóvenes de Acción Católica” y como Consiliario General del “Movimiento de Acción Católica General de Adultos”. D. Juan José Rodríguez Vicente, laico de la Diócesis de Getafe, reelegido como Presidente General del “Foro de Laicos”. D. Luis Carbonel Pintanel, laico de la Archidiócesis de Zaragoza, como Presidente Nacional de la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y Padres de Alumnos (CONCAPA). Dª María del Prado Almagro Roldán, consagrada de la Diócesis de Córdoba, como Directora General de la Asociación “Hogar de Nazaret”. Página 114 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez M.I. Sr. D. Gaspar Bustos Álvarez, sacerdote de la Diócesis de Córdoba, reelegido como Asesor Espiritual de la Asociación “Hogar de Nazaret”. Rvdo. D. Gabriel Ramis Miquel, sacerdote de la Diócesis de Mallorca, reelegido como Presidente de la “Asociación Española de Profesores de Liturgia”. Asidonia-Jerez III. 2. B.O.O. núm. 17 Página 115 DISCURSO INAUGURAL del presidente de la Conferencia Episcopal Española en la LXXXIV Asamblea (7 de marzo de 2005) Eminentísimos señores Cardenales, Excelentísimo señor Nuncio Apostólico, Excelentísimos señores Arzobispos y Obispos, Señoras y señores: Expreso mi cordial saludo y bienvenida a los hermanos miembros de la Conferencia Episcopal Española al dar comienzo a nuestra 84ª Asamblea Plenaria. Agradezco vivamente la presencia del señor Nuncio Apostólico. Saludo también con afecto a quienes trabajan en esta Casa y a todos los que nos acompañan en esta sesión inaugural pública, en particular, a los enviados por los medios de comunicación. I. La Conferencia Episcopal: historia y renovación Nuestra Conferencia Episcopal es, como se sabe, fruto del Concilio Vaticano II. El día 8 de diciembre de este año, Fiesta de la Inmaculada, se cumplirán los cuarenta años de la solemne clausura del Concilio en 1965. Dentro de poco celebraremos igualmente los cuarenta años de la Conferencia Episcopal, una institución, por tanto, joven al servicio de los Obispos españoles y de nuestras Iglesias diocesanas. Será una buena ocasión para refrescar la memoria y mirar confiadamente hacia el futuro. Hace cuatro décadas, casi por estas mismas fechas, exactamente el día 30 de abril de 1965, en el tiempo de uno de los inter- Página 116 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez valos entre las sesiones conciliares, los obispos españoles se reunían en Madrid, bajo la presidencia del cardenal arzobispo de Toledo, Enrique Pla y Deniel, para aprobar un primer texto de Estatutos de la futura Conferencia Episcopal. Fueron meses de intenso trabajo en los que se fue dando forma a lo que habría de ser la Conferencia como peculiar órgano de expresión efectiva de aquella colegialidad episcopal de la que tanto se estaba hablando en el Concilio. Antes de la constitución oficial de la Conferencia Episcopal los obispos se encontraron todavía otras dos veces: primero, el 23 y 24 de julio, en Santiago de Compostela, que a la sazón celebraba un Año Santo; y luego, el 29 de noviembre, de vuelta en Roma para las últimas sesiones del Concilio. En esta última ocasión los Estatutos quedaron prácticamente perfilados para ser sometidos a la Asamblea Constituyente. Las cosas se hicieron sin pausa. A las pocas semanas de volver de Roma, del 26 de febrero al 4 de marzo de 1966, se reunía ya en Madrid la Asamblea Constituyente y Primera Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española. Aquella Asamblea, con la presencia de setenta obispos, aprobó los primeros Estatutos de la Conferencia Episcopal, que recibieron enseguida la ratificación de la Santa Sede -el 14 de mayo- y que permitieron que para el 3 de octubre de aquel mismo año de 1966 la Conferencia Episcopal gozara ya de personalidad canónica propia. Desde entonces, la regularidad institucional ha sido, gracias a Dios, la tónica constante en la vida de nuestra Conferencia. Siguiendo un ritmo trienal inalterado se ha venido procediendo a la elección de los Presidentes y Vicepresidentes de la Conferencia, así como de los Presidentes de las Comisiones. Ahora concluye el trienio decimotercero. Por tanto, de acuerdo con nuestros Estatutos, en esta Asamblea Plenaria procederemos a las elecciones para un nuevo periodo de tres años. La Conferencia Episcopal Española, aun con las deficiencias propias de las realidades humanas, puede ser vista con gratitud como un instrumento providencial para la causa del Evangelio entre Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 117 nosotros. Deseamos, en efecto, dar gracias a Dios porque la Conferencia nos ha ayudado a los obispos a crecer en el afecto colegial y ha estimulado entre nosotros la búsqueda del “mayor bien que la Iglesia proporciona a los hombres, sobre todo mediante formas y modos de apostolado convenientemente acomodados a las peculiares circunstancias de tiempo y de lugar”1. Nuestras Iglesias diocesanas y toda la Iglesia son beneficiarias del compromiso colegial de los obispos en la Conferencia. La sociedad española en su conjunto se ha visto también favorecida por el modo en el que la Conferencia acompañó sus pasos en momentos especialmente decisivos. La misión de la Conferencia Episcopal se ha ido clarificando a lo largo de estas décadas, al tiempo que se iba profundizando y consolidando la comunión afectiva y efectiva de los obispos entre sí y con el Romano Pontífice. Un hito importante en este camino fue la Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos convocada por Juan Pablo II en 1985 para evaluar la recepción del Concilio en el vigésimo aniversario de su clausura. De aquella Asamblea episcopal surgieron valiosos impulsos para el desarrollo institucional de las Conferencias. Los obispos pidieron entonces que se estudiase el estatuto teológico de las Conferencia Episcopales y, sobre todo, que se explicase “más clara y profundamente su autoridad doctrinal”2. Consecuencia de esta petición fue la Carta Apostólica Apostolos suos, de 21 de mayo de 1998, sobre la naturaleza teológica y jurídica de las Conferencia de los Obispos, que supuso un notable paso adelante tanto en el discernimiento del sentido teológico de las Conferencias como, sobre todo, en el desarrollo de la seguridad jurídica en lo concerniente a sus intervenciones magisteriales. De este modo las Conferencias alcanzaban por lo que toca al ministerio de enseñar auténticamente el grado de clarificación y consolidación del que ya gozaban en el campo de la potestad legislativa. ––––––––––––––––––––––––– 1. Código de Derecho Canónico, Cn. 447. Cf. Estatutos de la Conferencia Episcopal Española (1999), Art. 1, 1. 2. Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos (1985), Relación Final, II, C, 8b. Página 118 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez Nuestra Conferencia adaptó convenientemente sus Estatutos a estas nuevas realidades, como se puede constatar en su última modificación por la Asamblea Plenaria de noviembre de 19993. Las elecciones a las que procederemos en estos días constituirán, sin duda, con la ayuda de Dios, un paso más en la consolidación del espíritu de activa, serena y gozosa colegialidad que ha alentado toda la historia de la Conferencia Episcopal Española. Prestaremos así nuestro humilde servicio a la Conferencia misma, a todo el Pueblo de Dios que peregrina en España y, de este modo, también, a toda la sociedad española. II. Año de la Eucaristía y de la Inmaculada, y también, de la Jornada mundial de la Juventud en Colonia 1. Celebramos esta Asamblea Plenaria ya en pleno Año de la Eucaristía y de la Inmaculada. Nuestras diócesis han acogido con fervor la invitación del Santo Padre a renovar la celebración del gran Misterio de la fe y, en torno a él, la vida de la Iglesia. La Eucaristía es, en efecto, como enseña el Concilio con fuerza sintética “la fuente y el culmen de toda la vida cristiana”4. Juan Pablo II ha llamado de nuevo la atención de la Iglesia Católica hacia la Eucaristía como el mejor modo de alcanzar “una especie de cumbre de todo el camino recorrido”5 con la celebración del Gran Jubileo del Año 2000. Como sabemos, la celebración misma del Jubileo estuvo marcada por un profundo sentido eucarístico. Nuestras Iglesias celebraron en Santiago de Compostela un Congreso Eucarístico Nacional y esta Asamblea Plenaria publicó, con aquella ocasión, una Instrucción Pastoral ––––––––––––––––––––––––– 3. Son los Estatutos actualmente vigentes. Los primeros Estatutos, de 1966, tras su primer quinquenio de vigencia, fueron levemente retocados en 1971. Cinco años más tarde, en 1976, se introdujo una modificación significativa sobre el Comité Ejecutivo. Luego, en 1991, se harán de nuevo algunas modificaciones de los Estatutos para adaptarlos al Código de Derecho Canónico de 1983. 4 Concilio Vaticano II, Const. Lumen gentium, 11. 5 Juan Pablo II, Carta Apostólica Mane nobiscum Domine, 10. Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 119 sobre La Eucaristía, alimento del pueblo peregrino6. Pues bien, el Santo Padre nos invita a mantener vivo el fruto del Jubileo y a seguir profundizando en la vivencia del Misterio de Cristo precisamente a través de la renovación del culto y de la espiritualidad eucarísticas. Para ello contamos ahora con su última Carta encíclica, Ecclesia de Eucharistia7 y con la Carta apostólica Mane nobiscum Domine8. Contienen las enseñanzas y orientaciones básicas para dicha renovación en el Año de la Eucaristía. Además, la Instrucción Redemptionis sacramentum9 y las Sugerencias y propuestas para el Año de la Eucaristía10 ofrecen concreciones muy precisas y útiles para el cuidado de la liturgia y de la piedad eucarísticas. Al final del Año de la Eucaristía tendrá lugar la celebración de una nueva Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos durante el próximo mes de octubre. Sus deliberaciones versarán justamente sobre “La Eucaristía, fuente y cumbre de la vida y de la misión de la Iglesia”. El Año de la Eucaristía está llamado a suscitar un renacer de la espiritualidad eucarística en el pueblo cristiano y, en particular, entre los jóvenes. Será un modo excelente de llevar adelante el objetivo prioritario del vigente plan pastoral de la Conferencia Episcopal, orientado también a recoger los frutos del Gran Jubileo y, en concreto, a facilitar la vivencia plena del Misterio de Cristo en todos los ámbitos donde se origina y se desenvuelve la vida del hombre. ––––––––––––––––––––––––– 6. LXXI Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, La Eucaristía, alimento del Pueblo peregrino. Instrucción Pastoral ante el Congreso Eucarístico Nacional de Santiago de Compostela y el Gran Jubileo del 2000 (4 de marzo de 1999), BOCEE 60 (1999) 13-28. 7. Juan Pablo II, Carta Encíclica Ecclesia de Eucharistia, 17 de abril de 2003. 8. Juan Pablo II, Carta Apostólica Mane nobiscum Domine,7 de octubre de 2004. 9. Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Instrucción Redemptionis donum. Sobre algunas cosas que se deben observar o evitar acerca de la Santísima Eucaristía, 25 de marzo de 2004. 10. Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Año de la Eucaristía: Sugerencias y propuestas, 15 de octubre de 2004. Página 120 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez Providencialmente, no tardará mucho en ver la luz la traducción española de la Institución General del Misal Romano, aprobada recientemente por esta Asamblea y confirmada por la Santa Sede. Su estudio, a la luz de las enseñanzas pontificias que acabo de citar, será de vital provecho para los responsables de la liturgia eucarística. 2. En España, éste es también el Año de la Inmaculada. En nuestra última Asamblea Plenaria los obispos dirigimos un Mensaje a todos los hijos de la Iglesia en España invitándoles a rememorar de modo especial a María en el misterio de su Concepción Inmaculada con motivo del CL Aniversario de la definición dogmática de este misterio11. El Pueblo de Dios ha acogido con gratitud y con renovado amor a María esta oportunidad que se nos ofrece para vigorizar y manifestar nuestra fe cristiana. Las celebraciones de la Fiesta de la Inmaculada del pasado mes de diciembre, con la que se inauguraba el año dedicado a ella, fueron especialmente vivas y concurridas. Las diócesis preparan ya la peregrinación al Pilar de Zaragoza, donde el 21 y 22 de mayo próximos tendremos ocasión de renovar la consagración al Corazón Inmaculado de María en un ambiente de celebración y adoración eucarística. Acaba de llegar a esta Casa y preside hoy este Aula el lienzo de la imagen de la Inmaculada que Sor Isabel Guerra ha pintado como icono, reclamo y memoria de las celebraciones de este año. La “Mujer vestida de Sol” -el que “nace de lo alto”, que es Cristose muestra aquí refulgente de luz; también como “estrella de la mañana” y “estrella del mar” que abre paso al día de la Nueva creación, redimida y gloriosa, victoriosa sobre la oscuridad del mar y de la noche del pecado. La exposición Inmaculada estará, Dios mediante, abierta para el 1º de mayo en la Catedral de la Almudena, como muestra escogida de la belleza que esta Mujer, la Llena ––––––––––––––––––––––––– 11. Cf. LXXXIII Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, Mensaje en el CL Aniversario de la Definición del Dogma de la Concepción Inmaculada de la Virgen María, 25 de noviembre de 2004, BOCEE 73 (31-XII-2004) 86-89. Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 121 de gracia, encierra en sí misma y ha hecho y hace reverberar en la cultura de nuestro pueblo. En la escuela de María aprenderemos mejor a Cristo. De su mano nuestras Iglesias diocesanas y cada uno de nosotros sabremos cantar con gozo las grandezas de la elección que el Creador ha hecho en Cristo de cada ser humano, llamándonos a todos a la unión con él por el amor, es decir, a la santidad; de su mano aprenderemos a acoger la gracia que nos redime y santifica; aprenderemos el espíritu de discernimiento para conocer lo bueno y lo justo, que procede de Dios, para adherirnos a Él, y a desenmascarar el mal y lo injusto, que procede del mundo, para apartarlo de nosotros. Todo con la gracia que nos llega de Cristo, por la Llena de gracia, “la mujer eucarística”12. 3. Con esta misma invocación a María como “mujer eucarística” concluye el Mensaje que el Papa dirige a los jóvenes con motivo de la XX Jornada Mundial de la Juventud que tendrá lugar en la ciudad alemana de Colonia el próximo mes de agosto13. Son ya varios centenares de miles los jóvenes de todo el mundo que han dado sus nombres para acudir a este encuentro. Será una ocasión de fiesta y de celebración. Será, sin duda, ante todo, como ha sucedido en Jornadas anteriores, un momento decisivo para el crecimiento en la fe de nuestros jóvenes. Esta vez el lema escogido es bien significativo: “Venimos a adorarle” (Mt 2, 2). Los jóvenes se dan cita para una fiesta de la fe, que este año tendrá un especial colorido eucarístico. El Papa desea que la Jornada se convierta en una verdadera incitación al abandono de los ídolos y a la adoración del Dios vivo, de Aquél a quien los Magos (cuyas reliquias, según una pía tradición, se veneran en Colonia) “encontraron en Betlehem, que significa “casa del pan”. En la humilde cueva de Belén yace sobre un poco de paja el “grano de trigo”, que muriendo dará mucho fruto (cf. Jn 12, 24)”14. El Papa invita, pues, a los jóvenes a ––––––––––––––––––––––––– 12. Juan Pablo II, Carta Encíclica Ecclesia de Eucharistia, 53. 13. Cf. Juan Pablo II, “Hemos venido a adorarle” (Mt 2, 2). Mensaje para la XX Jornada Mundial de la Juventud en Colonia, Ecclesia 3.224 (25.IX.2004) 28-29. 14 Juan Pablo II, “Venimos a adorarle” (Mt 2, 2), 3. Página 122 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez encontrarse en la fiesta de la fe con el Dios crucificado, resucitado y vivo en la Eucaristía. Los obispos españoles agradecemos muy de corazón a Juan Pablo II esta nueva oportunidad que se brinda a los jóvenes y que se nos brinda a nosotros. En el corazón de Europa, un Continente que se va haciendo viejo, los jóvenes católicos tendrán una ocasión excepcional para encontrarse con Jesucristo, vivo en la Iglesia, que se hace desde la Eucaristía. Nosotros, y todos los agentes de la pastoral juvenil, empeñaremos nuestras mejores ilusiones y energías en la preparación de este acontecimiento. III. La Visita ad limina y la evangelización de nuestra sociedad Ante los horizontes pastorales mencionados -de la Eucaristía, la Inmaculada y la Jornada Mundial de la Juventud- los obispos españoles hemos acudido las semanas pasadas a Roma para la visita ad limina Apostolorum. Arrodillados ante los sepulcros de los apóstoles Pedro y Pablo, hemos sentido de nuevo la llamada del Señor para vivir en plenitud nuestra vocación, consagración y misión de Sucesores de los apóstoles, en comunión con el Sucesor de Pedro. Es el servicio que debemos a las gentes y a los pueblos de España y que sabemos bien que no podría ser verdadero si no se alimentara de nuestro sí personal a Jesucristo, renovado con la misma frescura con la que lo pronunciamos el día de nuestra consagración episcopal. Al Pueblo de Dios a nosotros confiado le debemos nuestra entrega apostólica, fiel y ferviente. Quienes hemos tenido la posibilidad de ser recibidos por el Papa hemos encontrado en él al Pastor de la Iglesia Universal a quien el Señor ha encomendado el cuidado de todos los pastores y de todos los fieles. Hemos podido comprobar personalmente una vez más cómo Juan Pablo II gasta y desgasta su vida en aras del ministerio que se le ha confiado con una entrega completa y conmovedora. Las circunstancias de su salud, de todos conocidas, no han permitido que algunos de los hermanos obispos que visitaban Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 123 Roma en el segundo grupo hayan podido encontrarse con el Santo Padre. Han podido, en cambio, unirse en la misma ciudad de Roma a la oración que desde todo el orbe católico, y también desde España, se ha elevado a Dios por la persona entrañable del Vicario de Cristo. Deseo renovar en este momento la invitación a la plegaria por el Santo Padre: que el Espíritu Santo le conforte y le asista de modo especial en esta etapa de su vida. Juan Pablo II ha servido a la Iglesia de un modo verdaderamente excepcional mientras gozó de salud y de fuerzas físicas. Dios nuestro Señor tiene sin duda sus caminos para que el servicio de Pedro siga siendo prestado a la Iglesia por este gran Papa según las modalidades y los tiempos queridos por su Providencia divina. He ahí el objeto de nuestra oración confiada. No quiero dejar de agradecer públicamente al Santo Padre la cálida acogida que nos ha dispensado y las palabras luminosas que nos ha dirigido. Nos ha ayudado a descubrir mejor las necesidades más perentorias de nuestras Iglesias y de los fieles que nos han sido confiados; nos ha estimulado a responder a ellas con entrega clarividente y generosa. El Papa nos ha confirmado en nuestros planes apostólicos de servicio a la vida sacramental de todos los fieles, de atención paternal y fraternal a los sacerdotes, y, en especial, a los jóvenes y a los laicos presentes en los diferentes ámbitos de la vida pública. Y a nosotros, los obispos, nos ha recordado que “es primordial conservar y acrecentar el don de la unidad que Jesús pidió para sus discípulos al Padre”15. No hay otro camino para obtener el fruto deseado de las iniciativas pastorales más apropiadas a las nuevas realidades. El Santo Padre hizo referencia a la difusión en España de “una mentalidad inspirada en el laicismo”. No se trata, naturalmente, de algo presente sólo en nuestra sociedad, sino de un fenó––––––––––––––––––––––––– 15. Juan Pablo II, Discurso a los obispos españoles con ocasión de su visita “ad limina”, Ecclesia 3.242 (29-I-2005) 24-26, nº 5. Página 124 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez meno preocupante que afecta de uno u otro modo a las sociedades llamadas occidentales. Tal mentalidad comporta una dificultad especial no sólo para la acción evangelizadora de la Iglesia, sino también para el desenvolvimiento pleno y fluido de la vida social. Los obispos acogemos con atención y gratitud las palabras del Papa. Nos estimulan a prestar nuestro servicio a la sociedad y a la comunidad política por los caminos de la verdad, de la comprensión y la caridad evangélicas, del diálogo y del espíritu de cooperación sincera al bien común. El encuentro que el Vicepresidente y el Secretario General de la Conferencia Episcopal mantuvieron la semana pasada con la Vicepresidenta del Gobierno y con el Ministro de Justicia pone de manifiesto la mencionada voluntad de cooperación de la Iglesia con la autoridad legítima. En otras ocasiones hemos hecho referencia a diversas cuestiones de la agenda política del Gobierno que suscitan serias reservas y aun clara oposición para quienes contemplamos la convivencia social desde una perspectiva cristiana que asume la ética natural o racional en los planteamientos de nuestra cultura moral y legal. Pero también hemos declarado siempre nuestra voluntad de mantener unas relaciones positivas de colaboración con las legítimas autoridades del Estado, en el marco del ordenamiento constitucional y de los Acuerdos vigentes entre España y la Santa Sede, guiándonos siempre por el criterio superior de la convivencia solidaria y del bien común. De acuerdo con las orientaciones precisas del Concilio Vaticano II, la Iglesia sabe bien que, en cuanto Iglesia, su misión y su tarea no es la política, en la que los ciudadanos y, por tanto, también los católicos pueden actuar de modo responsable en virtud de diferentes concepciones, legítimas, de la cosa pública y siguiendo diversos caminos para resolver los problemas a los que han de responder los gobernantes. El bien que la Iglesia aporta a la vida de los hombres es ante todo religioso y sólo indirectamente temporal. El propio Concilio precisa el bien que ella aporta a la comunidad Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 125 política al afirmar de sí misma que es “signo y salvaguardia de la trascendencia de la persona humana”, cuya dignidad y derechos fundamentales defiende y promueve “aplicando todos y sólo aquellos medios que sean conformes al Evangelio y al bien de todos según la diversidad de tiempos y condiciones” 16. En efecto, el hilo conductor de todos nuestros Planes pastorales es la evangelización de las personas y de la sociedad. Se trata simplemente de anunciar el Evangelio de Jesucristo fiel e íntegramente: la buena noticia del amor creador y redentor de Dios; y de hacerlo siguiendo el mismo estilo con el que Jesús anunció el Reino de Dios con obras y palabras; con palabras que proclaman la presencia de un Dios que se acerca a los pecadores y que les abre -nos abre- el camino de la conversión; con obras que, desde Belén hasta el Calvario y la Resurrección, realizan lo que las palabras han anunciado. Ésta es la misión de la Iglesia. Nadie debe temerla17. En la misión evangelizadora de la Iglesia todos los bautizados tenemos nuestra responsabilidad: los ministros ordenados, los consagrados y los fieles laicos. Nadie puede hurtar su trabajo a la obra del Evangelio; todos estamos llamados al apostolado de la palabra y de la caridad; cada uno según su misión y sus posibilidades específicas18. El Santo Padre, en el mencionado discurso a los obispos que acudimos a la visita ad limina el mes pasado, nos recordaba cómo la Iglesia en España “tiene una gloriosa trayectoria de generosidad y sacrificio, de fuerte espiritualidad y altruismo y ha ofrecido a la Iglesia universal numerosos hijos e hijas que han sobresalido a menudo por la práctica de las virtudes en grado heroico o por su testimonio martirial”. Y continuaba señalando que “muchos de los retos y problemas aún presentes en vuestra nación ya existieron ––––––––––––––––––––––––– 16. Cf. Concilio Vaticano II, Const. Gaudium et spes, 42-43.76. 17. Cf. Concilio Vaticano II, Const. Gaudium et spes, 45. 18. Cf. Juan Pablo II, Exhort. Apost. Postsinodal Ecclesia in Europa, 33-43. Página 126 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez en otros momentos, siendo los santos quienes dieron brillante respuesta con su amor a Dios y al prójimo”19. El acercamiento a los alejados; la atención a las necesidades de los ancianos, los emigrantes y los jóvenes sin empleo; el cuidado de la vida humana naciente; la atención a las necesidades apremiantes de las familias y de la educación; todas éstas y otras muchas tareas, entre las cuales el anuncio explícito de Jesucristo no es ciertamente la última, son el taller donde se fraguan los santos. Nuestra Iglesia realizará en todo ello su misión de modo creíble y verdaderamente eficaz sólo si es capaz de suscitar en su seno hijos e hijas que aspiren con toda el alma a la santidad en el seguimiento humilde del Maestro. En esta Asamblea estudiaremos y, eventualmente, aprobaremos la traducción española del Martirologio Romano actualizado. Es el catálogo de los innumerables hermanos que a lo largo de los siglos -hasta el pasado siglo XX- han dado al mundo un testimonio heroico de Cristo, bien con su sangre, bien con una vida santa. Son aquellos a quienes la Iglesia venera en su liturgia como modelos e intercesores. España y Europa necesitan más que nunca el testimonio de los santos. Porque no hay dignidad humana firme sin esperanza escatológica y no hay posibilidad de respetar al ser humano cuando la conciencia de las personas, renunciando a esperar en la Verdad y la Belleza, trata de satisfacerse a sí misma con las migajas del mero bienestar económico y, en todo caso, con las vacuas filo20 sofías de un cierto cinismo hedonista . Conclusión Celebramos esta Asamblea Plenaria bajo el signo de la continuidad y la renovación institucionales de nuestra joven Confe––––––––––––––––––––––––– 19. Juan Pablo II, Discurso a los obispos españoles con ocasión de su visita “ad limina”, Ecclesia 3.242 (29-I-2005) 24-26, nº 2. 20. Cf. Juan Pablo II, Exhort. Apost. Postsinodal Ecclesia in Europa, 9. Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 127 rencia Episcopal. Los horizontes pastorales son amplios y los retos que se presentan a la acción evangelizadora de la Iglesia no son de menor cuantía. La sociedad española y la europea esperan de la Iglesia lo que precisamente ella puede darles: verdaderas razones para la esperanza y cauces humanos para alimentarla y vivirla. Coincidiendo con el final de nuestros trabajos, el día 11, tiene lugar el aniversario de los masivos atentados terroristas de Madrid que llenaron de luto a España y al mundo. La Provincia Eclesiástica de Madrid celebrará un solemne funeral en la Catedral de la Almudena por el eterno descanso de los fallecidos. Algunos de vosotros, queridos hermanos en el episcopado, me habéis anunciado vuestra intención de uniros a nuestra celebración. El flagelo inhumano del terrorismo -cualquier terrorismo- debe desaparecer. Todos hemos de colaborar con energía en su erradicación. No es moralmente posible ningún tipo de compromiso con quienes instrumentalizan a las personas y las asesinan indiscriminadamente, sin recatarse de reivindicar tales crímenes como si de acciones nobles se tratara. La Iglesia sigue elevando su oración constante por el final del terrorismo. Termino con un fragmento de la oración que Juan Pablo II pronunció el pasado 8 de diciembre junto a la estatua de la Inmaculada en la plaza de España de Roma: ¡Virgen Inmaculada! Tu intacta belleza espiritual es para nosotros manantial vivo de esperanza. Tenerte como Madre, Virgen santísima, nos alienta en el camino de la vida como prenda de salvación eterna. Por eso, a ti, oh María, recurrimos confiados. Ayúdanos a construir un mundo donde la vida del hombre se ame y se defienda siempre, donde se destierre toda forma de violencia y todos busquen tenazmente la paz. Página 128 III. 3. B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez NOTA DE PRENSA final de la LXXXIV Asamblea Plenaria de la C.E.E (11 de marzo de 2005) Los Obispos españoles han renovado los cargos de la CEE para el trienio 2005-2008 Los Obispos españoles han celebrado, del lunes 7 al viernes 11 de marzo de 2005, su 84º Asamblea Plenaria. El desarrollo de la Asamblea ha estado marcado por la renovación de cargos de la Conferencia Episcopal Española (CEE). En la última jornada de la Asamblea ha estado presente el recuerdo de los trágicos atentados terroristas que sufrió Madrid hace hoy un año. Los Obispos han elevado una oración por las víctimas y sus familias. Han participado en esta Asamblea Plenaria los 76 Obispos –66 diocesanos, el castrense y 9 auxiliares- que actualmente hay en activo en la Iglesia en España y algunos Obispos Eméritos. También ha asistido, con pleno derecho, el Administrador diocesano de Jaén, Rafael Higueras Álamo. Se han incorporado a la Asamblea Plenaria por primera vez el Obispo auxiliar de Toledo, Mons. Ángel Rubio Castro, tras su ordenación episcopal el 12 de diciembre de 2004, y el Obispo de Tarazona, Mons. Demetrio Fernández González, quien fue consagrado Obispo el pasado 9 de enero. Con motivo de la celebración del 150 Aniversario del Dogma de la Inmaculada Concepción, el Aula de la Asamblea Plenaria ha estado presidido por el lienzo de la imagen de la Inmaculada pintado por la religiosa Sor Isabel Guerra. El cuadro formará parte de la exposición que, con el título Inmaculada se inaugurará el próximo mes de mayo en la Catedral de La Almudena, en Madrid. Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 129 Sesión inaugural La Asamblea Plenaria de la CEE comenzaba el lunes, día 7 de marzo, con el discurso del Arzobispo de Madrid y Presidente de la Conferencia Episcopal Española, Cardenal Antonio Mª Rouco Varela, quien comenzó su alocución repasando la breve historia de la Conferencia Episcopal Española, que cumplirá el próximo año su 40 aniversario. También destacó los principales acontecimientos eclesiales del 2005, como son el Año de la Eucaristía y de la Inmaculada y la Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará en Colonia, Alemania, del 15 al 21 de agosto. El Cardenal Rouco Varela, al recordar la reciente Visita ad limina de los Obispos españoles, destacó la gran labor de Juan Pablo II al frente de la Iglesia y agradeció su acogida y las palabras “luminosas que nos ha dirigido”. También destacó en su discurso la voluntad de cooperación de la Iglesia con la autoridad legítima en el marco del ordenamiento constitucional y de los Acuerdos vigentes entre España y la Santa Sede. El Cardenal Arzobispo de Madrid terminó su discurso recordando que la clausura de esta Asamblea Plenaria coincide con el primer aniversario de “los masivos atentados terroristas de Madrid que llenaron de luto a España y al mundo”. “El flagelo inhumano del terrorismo –cualquier terrorismo- debe desaparecer. Todos hemos de colaborar con energía en su erradicación. No es moralmente posible ningún tipo de compromiso con quienes instrumentalizan a las personas y las asesinan indiscriminadamente, sin recatarse de reivindicar tales crímenes como si de acciones nobles se tratara. La Iglesia sigue elevando su oración constante por el final del terrorismo”, afirmó el Cardenal Rouco Varela. Como es habitual, tras el discurso del Presidente, el Nuncio Apostólico en España, Mons. Manuel Monteiro de Castro, dirigió a los presentes unas palabras de saludo en las que también recordó las palabras del Papa Juan Pablo II al primer grupo de Obispos españoles en la Visita ad limina, una Visita que no pudo concluir un segundo grupo, por las condiciones de salud del Santo Padre. Una circunstancia, según el Nuncio Apostólico, que “nos obliga Página 130 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez más, si cabe, a elevar nuestra oración por el Papa Juan Pablo II, para que sea confortado en su enfermedad y para que siga prestando su servicio a la Iglesia conforme a la voluntad de Dios”. La próxima semana, como informamos ayer en nota de prensa, visitarán la Santa Sede el Presidente, Vicepresidente y el Secretario General de la CEE y le harán llegar al Santo Padre los mensajes de adhesión y afecto que han manifestado los Obispos españoles durante esta 84º Asamblea Plenaria. Renovación de cargos La Asamblea Plenaria ha dedicado gran parte de sus sesiones de trabajo a la renovación de todos los cargos de la CEE, excepto el del Secretario General, único cargo que se elige para un periodo de cinco años. El actual Secretario General, P Juan Antonio Martínez Camino, tiene mandato hasta junio de 2008. En la mañana del martes, día 8 de marzo, se conocía el nombre del nuevo Presidente de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Ricardo Blázquez Pérez. Su elección tenía lugar en tercera votación y con 40 votos. Esa misma mañana era elegido Vicepresidente de la CEE, en primera votación y con 41 votos, Mons. Antonio Cañizares Llovera. El Arzobispo de Madrid, Cardenal Antonio Mª Rouco Varela, obtuvo 51 de los 52 votos que, en este caso, constituyen los dos tercios que los Estatutos de la CEE exigen para la reelección de un Presidente para un tercer trienio. En total, entre la mañana del lunes y la tarde del miércoles, se han efectuado 26 elecciones: Presidente, Vicepresidente, 3 miembros del Comité Ejecutivo, 14 Presidentes de Comisiones Episcopales, Presidente de la Junta Episcopal de Asuntos Jurídicos, 3 Presidentes de Subcomisiones Episcopales y 3 miembros del Consejo de Economía. De los cargos renovados, repiten mandato los Presidentes de tres Comisiones Episcopales, de dos Subcomi- Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 131 siones y de la Junta Episcopal de Asuntos Jurídicos; además de los tres miembros del Consejo de Economía. Además, durante la mañana del jueves, se votó la composición de la Junta Episcopal de Asuntos Jurídicos y de las Comisiones Episcopales (se adjunta nota de prensa nº 7 con todos los organismos y sus respectivos miembros). Otros temas de la Asamblea Plenaria Además de la renovación de los cargos, los Obispos españoles han aprobado en esta Asamblea Plenaria dos documentos presentados por la Comisión Episcopal de Liturgia, la traducción al castellano del Martirologio Romano y los nuevos textos para la Liturgia de las Horas de los Santos que se han introducido recientemente en el Calendario Litúrgico. Ambos textos se remitirán a la Santa Sede para su preceptiva recognitio. Asimismo, han dado su conformidad para que se tramite ante la Santa Sede una propuesta de modificación de la versión castellana de la fórmula sacramental de la Confirmación. La Comisión Episcopal para el Patrimonio Cultural ha presentado el documento “Los Bienes Culturales de la Iglesia y la Evangelización”. Los Obispos han estudiado el texto y han ofrecido algunas aportaciones al mismo que serán recogidas por la citada Comisión. El documento se presentará en la próxima reunión de la Comisión Permanente. También se ha reflexionado sobre el texto que la Comisión Episcopal de Pastoral Social ha expuesto sobre la Globalización Económica. Como es habitual, otro capítulo de la Asamblea Plenaria lo ha constituido la información sobre los asuntos de seguimiento, sobre temas económicos y sobre el cumplimiento del Plan Pastoral por parte de las distintas Comisiones Episcopales. Además, los Obispos han recibido información, por parte de Mons. Joan Enric Vives, sobre su participación en una reunión de Conferencias Episcopales para ayudar a los cristianos de Tierra Santa. Página 132 III. 4. B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez MENSAJE de los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida con ocasión del décimo aniversario de la Evangelium Vitae (4 de abril de 2005) LA VIDA HUMANA, DON PRECIOSO DE DIOS «El evangelio de la vida está en el centro del mensaje de Jesús. Acogido con amor cada día por la Iglesia, es anunciado con intrépida fidelidad como buena noticia a los hombres de todas las épocas y culturas» (Evangelium vitae 1). 1. La proclamación del Evangelio de la Vida Hace diez años, el 25 de marzo de 1995, el Papa Juan Pablo II publicaba su encíclica Evangelium Vitae. La Iglesia, que desde los tiempos apostólicos proclama constantemente el valor de la vida humana, se esfuerza cada día con más intensidad para defenderla y atender a los más necesitados1. En este servicio a la vida, la encíclica Evangelium Vitae ha supuesto un hito importante. En continuidad con las enseñanzas del Papa Juan Pablo II, nosotros, Pastores del “Pueblo de la Vida”, damos gracias a Dios Padre por el don de la vida. En la plenitud de los tiempos nos envió a su Hijo nacido de la Virgen María, para que los hombres tengamos vida en abundancia; una «vida nueva y eterna, que consiste en la comunión con el Padre, a la que todo hombre ––––––––––––––––––––––––– 1. A lo largo de la historia han surgido innumerables instituciones para la atención de los huérfanos, ancianos abandonados, enfermos, disminuidos… como Cáritas y obras como las de la beata Teresa de Calcuta o las recientemente canonizadas Genoveva Torres y Ángela de la Cruz. Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 133 está llamado gratuitamente en el Hijo por obra del Espíritu Santificador» (EV 1). Con ocasión de este aniversario, y siguiendo la recomendación de la LXXXI Asamblea Plenaria2, invitamos a que la Solemnidad de la Encarnación –que este año 2005 se celebra el 4 de abril– se celebre oportunamente con diversas iniciativas que sirvan para que el aprecio y respeto de la vida, centro del mensaje de la Evangelium Vitae, sea conocido y anunciado en nuestras Iglesias. 2. Valor de la vida humana Universalmente, todas las culturas han reconocido el valor y la dignidad de la vida humana. El precepto de “no matarás”, que custodia el don de la vida humana, es una norma que toda cultura sana ha reconocido como principio fundamental. El derecho a la vida y el respeto a la dignidad de la persona son valores que la Declaración Universal de los Derechos Humanos propone como fundamento para la convivencia. Este reconocimiento universal encuentra su plena confirmación en la revelación del Evangelio de la vida con el misterio de Cristo. La vida humana, don precioso de Dios, es sagrada e inviolable. «La vida humana es sagrada porque desde su inicio comporta la acción creadora de Dios y permanece siempre en una especial relación con el creador, su único fin. Sólo Dios es Señor de la vida desde su comienzo hasta su término. Nadie, en ninguna circunstancia, puede atribuirse el derecho de matar de modo directo a un ser humano inocente» (EV 53). Por ello todo atentado contra la vida del hombre es también un atentado contra la razón, contra la justicia y constituye una grave ofensa a Dios. ––––––––––––––––––––––––– 2. «La Conferencia Episcopal Española insta a los fieles católicos a promover, en el día 25 de marzo de cada año, acciones en defensa de la dignidad, sacralidad y respeto de la vida humana, uniéndose a todas las personas de buena voluntad en la promoción de la “ cultura de la vida ”. Se encarga a la Subcomisión Episcopal para la familia y defensa de la vida de la CEE la animación, coordinación y seguimiento de esta iniciativa» (LXXXI Asamblea Plenaria de la CEE (17-21 noviembre 2003): BOCEE 71, 140). Página 134 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez Continuidad fundamental El proceso embrionario es un proceso continuo en el que ya desde el principio estamos ante una vida humana. El embrión no es un mero agregado de células vivas, sino el primer estadio de la existencia de un ser humano. Todos hemos sido también embriones. Desde el momento de la fecundación hay vida humana, y por tanto dignidad personal. Es una vida humana que se va desarrollando, va experimentando cambios morfológicos importantes, pero es siempre el mismo proceso continuo que va desde el principio de la vida con la fecundación hasta la muerte. «El cuerpo, naturalmente, se desarrolla, pero dentro de una continuidad fundamental que no permite calificar de pre-humana ni de post-humana ninguna de las fases de su desarrollo. Donde hay cuerpo humano vivo, hay persona humana y, por tanto, dignidad humana inviolable»3. En consecuencia, «el ser humano debe ser respetado y tratado como persona desde el instante de su concepción y, por eso, a partir de ese mismo momento se le deben reconocer los derechos de la persona, principalmente el derecho inviolable de todo ser humano inocente a la vida» (EV 60). Esta verdad del Evangelio de la vida es ampliamente compartida por muchas personas e instituciones. Lo que el Consejo de Europa afirmó, hace muchos años, ha sido ahora recogido por la ONU al recomendar la prohibición de la investigación con embriones así como cualquier tipo de clonación humana: reproductiva o terapéutica4. ––––––––––––––––––––––––– 3. LXXVI Asamblea Plenaria, Instrucción pastoral La Familia, santuario de la vida y esperanza de la sociedad , 109. 4. Cf. Declaración de la Asamblea General de la ONU (8-Marzo-2005); Consejo de Europa, Resolución 4.376 (4 octubre 1982): «La ciencia y el sentido común prueban que la vida humana comienza en el acto de la concepción y que en este mismo momento están presentes en potencia todas las propiedades biológicas y genéticas del ser humano». Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 135 4. Al servicio de la vida En el reconocimiento y respeto de la vida humana y en su promoción, la ciencia alcanza su más alto fin: el servicio a la vida y a la dignidad de la persona. Estos diez años desde la publicación de la encíclica Evangelium Vitae han sido de grandes avances de la ciencia, los cuales han abierto nuevas y esperanzadoras posibilidades de prevención y curación. Gracias a estos avances hoy son posibles terapias e incluso operaciones intrauterinas en beneficio del no nacido. Cada vez se rebaja más el tiempo de gestación necesario para que un niño prematuro sea viable fuera del seno materno. Por otra parte, la aplicación terapéutica de las células madre procedentes de tejido de adulto consiguen resultados esperanzadores. Estas son las auténticas terapias: las que curan sin dañar ni eliminar la vida de nadie. No podemos olvidar que estos avances son potentes herramientas que deben ser usadas al servicio del hombre, teniendo en cuenta los principios éticos. La ciencia y la técnica requieren la ética para no degradar, sino promover la dignidad humana. Por ello pedimos a todos los investigadores y centros de formación que procuren inculcar a todos el respeto a la vida humana tanto como procuran avanzar en sus conocimientos para ponerlos al servicio de las personas. A todos exhortamos a que promuevan siempre la vida frente a tantas amenazas por parte de una “cultura de la muerte” que se manifiesta de muchas maneras: la anticoncepción, la extensión de las esterilizaciones, la disminución preocupante de la natalidad, el aborto, la píldora “del día después” –que además de anticonceptiva puede ser abortiva–, la manipulación del lenguaje al hablar de “preembriones” como si no fueran ya plenamente personas humanas, la selección y reducción embrionarias, la manipulación y destrucción de embriones para obtener células madre para la investigación, y la cada vez más amenazante práctica de la clonación. Estas manifestaciones de la cultura antivida son una insi- Página 136 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez diosa ideología del mal que Juan Pablo II ha denunciado recientemente: «Se puede, es más, se debe, plantear la cuestión sobre la presencia en este caso de otra ideología del mal tal vez más insidiosa y celada, que intenta instrumentalizar incluso los derechos del hombre contra el hombre y contra la familia»5. 5. La familia, santuario de la vida «Dios creó al ser humano a su imagen y semejanza; a imagen de Dios lo creó, hombre y mujer los creó, y los bendijo diciendo: creced y multiplicaos» (Gen 1,27-28). El evangelio de la vida comienza con la creación de Adán y Eva, llamados al amor conyugal, y a través de su amor, a ser padres cooperando así de manera singular con la obra creadora de Dios. El amor conyugal entre el hombre y la mujer, fundamento de la familia, es el lugar santo donde la persona es concebida dignamente. El hijo nace del amor de los padres y es invitado a participar en su comunión de amor. La familia es también el santuario donde la vida es acogida con alegría y celebrada en la vida cotidiana, enriquecida por las ricas relaciones entre los padres, los hijos, los abuelos, etc. Estas familias son una magnífica proclamación del Evangelio de la vida y un motivo para dar gracias a Dios: familias que a pesar de las crisis y momentos difíciles saben permanecer unidas en el amor, familias que a pesar de las dificultades viven generosamente abiertas a la vida, familias que sostienen a sus miembros más débiles o necesitados con su tiempo y sus mejores energías, etc. Todas estas familias –tantas de ellas cristianas– son un magnífico testimonio del valor de la vida y realizan un precioso servicio a la sociedad. Este testimonio generoso de tantas familias es la mejor escuela para que los niños aprendan el valor sagrado de la vida ––––––––––––––––––––––––– 5. Juan Pablo II, Memoria e identidad, Madrid 2005, 25. Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 137 humana y aprendan a respetar y promover la vida de todos, especialmente la de los más débiles. El gozo de la familia al acoger una nueva vida es la mejor proclamación ante los niños del valor sagrado de la vida concebida y aún por nacer de un nuevo hijo. Por ello la celebración del día de la vida puede ser una preciosa ocasión para que la familia tome más profunda conciencia de su misión de servicio a la vida. 6. Educación afectivo–sexual La familia es también el ámbito donde los hijos aprenden el significado de la sexualidad al servicio del amor y la vida. Muchas veces los Obispos hemos recordado la necesidad y urgencia de una educación afectivo–sexual adecuada. Esta tiene un lugar privilegiado en la Pastoral Familiar, porque «la vocación al amor, que es el hilo conductor de toda pastoral matrimonial, requiere un cuidado esmerado de la educación al amor»6. En el Directorio de la Pastoral Familiar los Obispos españoles hemos recordado que «los padres son los primeros responsables para llevar a cabo esta educación de la sexualidad, ya en los años de la niñez como luego en la adolescencia. Han de saber ofrecer a sus hijos, en un marco de confianza, las explicaciones adecuadas a su edad para que adquieran el conocimiento y respeto de la propia sexualidad en un camino de personalización. Siempre se logra más persuadiendo que prohibiendo, especialmente cuando de educar se trata» (DPF 81). En el momento adecuado, la catequesis también deberá afrontar el tema de la sexualidad y el discernimiento vocacional. «En el proceso catequético, durante los distintos momentos que afectan a esta etapa, estará presente una catequesis completa y profunda sobre la sexualidad en sus distintas dimensiones: antropológica, moral, espiritual, social, psicológica, etc.»(DPF 92). ––––––––––––––––––––––––– 6. Directorio de la Pastoral Familiar de la Iglesia en España 89. Página 138 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez También los colegios tienen un importante cometido en esta labor: «Como complemento y ayuda a la tarea de los padres, es absolutamente necesario que todos los colegios católicos preparen un programa de educación afectivo-sexual, a partir de métodos suficientemente comprobados y con la supervisión del Obispo. La Delegación Diocesana de Pastoral Familiar debe preparar personas expertas en este campo» (DPF 93). Todos somos conscientes de la urgente necesidad de esta educación afectivo–sexual y de su relación con el Evangelio de la vida. Por ello exhortamos a todos a poner en práctica estas indicaciones del Directorio de Pastoral Familiar, cuidando especialmente la formación integral de personas expertas para realizar esta tarea. 7. Por una cultura de la familia y de la vida Educando a los jóvenes para el amor y la vida estaremos poniendo los cimientos más sólidos para una cultura de la familia y de la vida. Pero esta tarea requiere el compromiso de todos. A los científicos se les ha confiado de modo especial conservar el valor de la vida en la “conciencia” de los investigadores y de la sociedad. Como personas expertas son escuchadas por la sociedad, los medios de comunicación y los políticos. Por ello les pedimos que proclamen con valentía el valor sagrado de la vida humana desde el momento de la concepción y que nunca se dejen seducir por posibilidades contrarias a la ética. Los profesionales de la salud tienen también un importante cometido. A los profesionales de la salud corresponde apoyar siempre la vida, y rechazar e incluso denunciar toda práctica que atente contra la integridad o la vida de las personas, singularmente la de aquellas más débiles como los embriones, los no nacidos, los disminuidos, los ancianos y los enfermos terminales. A este respecto recordamos nuevamente la conveniencia de promover los procesos de adopción y recomendar esta posibilidad a las personas que consideran la posibilidad de abortar. Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 139 Hacemos también un llamamiento apremiante a los profesionales católicos, especialmente de la información, a hacerse presentes en los medios para que en ellos resuene también el hermoso mensaje del Evangelio de la vida. Todos los profesionales cristianos, personalmente o asociados, han de influir responsablemente en la sociedad y en las leyes. Es un signo de esperanza comprobar cómo las asociaciones familiares se hacen presentes en el debate social promoviendo los valores de la familia y de la vida. Estas asociaciones contribuyen eficazmente a la elaboración de una política familiar adecuada, de tan urgente necesidad, que facilite el acceso a la vivienda, unas condiciones laborales y económicas compatibles con la paternidad y maternidad, así como disponibilidad del tiempo necesario para atender a la familia y a la educación de los hijos. Desde estas líneas queremos expresar nuestro apoyo y bendición a todos los que desde estas plataformas y asociaciones, se empeñan en tan importante y a veces difícil tarea. Al mismo tiempo invitamos a todas las familias cristianas a implicarse activamente en estas acciones que promueven una visión cristiana de la familia y de la vida como don de Dios. En este sentido nos exhortaba Juan Pablo II en la Evangelium Vitae: «Para ser verdaderamente un pueblo al servicio de la vida debemos, con constancia y valentía, proponer estos contenidos desde el primer anuncio del Evangelio y, posteriormente, en la catequesis y en las diversas formas de predicación, en el diálogo personal y en cada actividad educativa. A los educadores, profesores, catequistas y teólogos corresponde la tarea de poner de relieve las razones antropológicas que fundamentan y sostienen el respeto de cada vida humana. De este modo, haciendo resplandecer la novedad original del Evangelio de la vida, podremos ayudar a todos a descubrir, también a la luz de la razón y de la experiencia, cómo el mensaje cristiano ilumina plenamente el hombre y el significado de su ser y de su existencia; hallaremos preciosos puntos de encuentro y de diálogo incluso con los no creyentes, com- Página 140 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez prometidos todos juntos en hacer surgir una nueva cultura de la vida» (EV 82). 8. Oración a María Inmaculada por la vida Queremos terminar este mensaje con ocasión de los diez años de la encíclica Evangelium vitae invocando a María, Madre del amor hermoso, en este año que la Iglesia de España dedica al misterio de su Inmaculada Concepción. A ella encomendamos la causa de la vida. Bajo su protección ponemos a las familias, a los enfermos, a los más débiles y amenazados, a la vez que invitamos a todos los cristianos, y singularmente a las familias, a elevar con frecuencia a María Inmaculada, madre de la vida, la invocación con que Juan Pablo II cierra su encíclica Evangelium Vitae: Oh María, aurora del mundo nuevo, Madre de los vivientes, a Ti confiamos la causa de la vida : mira, Madre, el número inmenso de niños a quienes se impide nacer, de pobres a quienes se hace difícil vivir, de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana, de ancianos y enfermos muertos a causa de la indiferencia o de una presunta piedad. Haz que quienes creen en tu Hijo sepan anunciar con firmeza y amor a los hombres de nuestro tiempo el Evangelio de la vida . Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo, la alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia y la valentía de testimoniarlo Asidonia-Jerez Página 141 B.O.O. núm. 17 con solícita constancia, para construir, junto con todos los hombres de buena voluntad, la civilización de la verdad y del amor, para alabanza y gloria de Dios Creador y amante de la vida (EV 105). Julián Barrio Barrio arzobispo de Santiago de Compostela, Presidente de la CEAS Juan Antonio Reig Pla obispo de Segorbe-Castellón, Presidente de la Subcomisión para la Familia y Defensa de la Vida Javier Martínez Fernández arzobispo de Granada Francisco Gil Hellín arzobispo de Burgos. Madrid, 4 de abril de 2005. Solemnidad de la Encarnación IV SANTA SEDE Asidonia-Jerez IV. 1. B.O.O. núm. 17 Página 145 MENSAJE de Juan Pablo II para la cuaresma 2005 (8 de septiembre de 2004) ¡Queridos Hermanos y Hermanas! 1. Cada año, la Cuaresma nos propone un tiempo propicio para intensificar la oración y la penitencia y para abrir el corazón a la acogida dócil de la voluntad divina. Ella nos invita a recorrer un itinerario espiritual que nos prepara a revivir el gran misterio de la muerte y resurrección de Jesucristo, ante todo mediante la escucha asidua de la Palabra de Dios y la práctica más intensa de la mortificación, gracias a la cual podemos ayudar con mayor generosidad al prójimo necesitado. Es mi deseo proponer este año a vuestra atención, amados Hermanos y Hermanas, un tema de gran actualidad, ilustrado apropiadamente por estos versículos del libro del Deuteronomio: «En Él está tu vida, así como la prolongación de tus días» (30,20). Son palabras que Moisés dirige al pueblo invitándolo a estrechar la alianza con el Señor en el país de Moab, «Escoge la vida, para que vivas, tú y tu descendencia, amando al Señor tu Dios, escuchando su voz, viviendo unido a Él» (Dt 30, 19-20). La fidelidad a esta alianza divina, constituye para Israel una garantía de futuro, «mientras habites en la tierra que el Señor juró dar a tus padres Abrahán, Isaac y Jacob» (Dt 30,20). Llegar a la edad madura es, en la visual bíblica, signo de la bendición y de la benevolencia del Altísimo. La longevidad se presenta de este modo, como un especial don divino. Desearía que durante la Cuaresma pudiéramos reflexionar sobre este tema. Ello nos ayudará a alcanzar una mayor comprensión de la función que las personas ancianas están llamadas a ejercer en la sociedad y en la Iglesia, y, de este modo, disponer también Página 146 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez nuestro espíritu a la afectuosa acogida que a éstos se debe. En la sociedad moderna, gracias a la contribución de la ciencia y de la medicina, estamos asistiendo a una prolongación de la vida humana y a un consiguiente incremento del número de las personas ancianas. Todo ello solicita una atención más específica al mundo de la llamada «tercera edad», con el fin de ayudar a estas personas a vivir sus grandes potencialidades con mayor plenitud, poniéndolas al servicio de toda la comunidad. El cuidado de las personas ancianas, sobre todo cuando atraviesan momentos difíciles, debe estar en el centro de interés de todos los fieles, especialmente de las comunidades eclesiales de las sociedades occidentales, donde dicha realidad se encuentra presente en modo particular. 2. La vida del hombre es un don precioso que hay que amar y defender en cada fase. El mandamiento «No matarás», exige siempre el respeto y la promoción de la vida, desde su principio hasta su ocaso natural. Es un mandamiento que no pierde su vigencia ante la presencia de las enfermedades, y cuando el debilitamiento de las fuerzas reduce la autonomía del ser humano. Si el envejecimiento, con sus inevitables condicionamientos, es acogido serenamente a la luz de la fe, puede convertirse en una ocasión maravillosa para comprender y vivir el misterio de la Cruz, que da un sentido completo a la existencia humana. Es en esta perspectiva que el anciano necesita ser comprendido y ayudado. Deseo expresar mi estima a cuantos trabajan con denuedo por afrontar estas exigencias y os exhorto a todos, amadísimos hermanos y hermanas, a aprovechar esta Cuaresma para ofrecer también vuestra generosa contribución personal. Vuestra ayuda permitirá a muchos ancianos que no se sientan un peso para la comunidad o, incluso, para sus propias familias, y evitará que vivan en una situación de soledad, que los expone fácilmente a la tentación de encerrarse en sí mismos y al desánimo. Hay que hacer crecer en la opinión pública la conciencia de que los ancianos constituyen, en todo caso, un gran valor que debe ser debidamente apreciado y acogido. Deben ser incrementadas, Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 147 por tanto, las ayudas económicas y las iniciativas legislativas que eviten su exclusión de la vida social. Es justo señalar que, en las últimas décadas, la sociedad está prestando mayor atención a sus exigencias, y que la medicina ha desarrollado terapias paliativas que, con una visión integral del ser humano, resultan particularmente beneficiosas para los enfermos. 3. El mayor tiempo a disposición en esta fase de la existencia, brinda a las personas ancianas la oportunidad de afrontar interrogantes existenciales, que quizás habían sido descuidados anteriormente por la prioridad que se otorgaba a cuestiones consideradas más apremiantes. La conciencia de la cercanía de la meta final, induce al anciano a concentrarse en lo esencial, en aquello que el paso de los años no destruye. Es precisamente por esta condición, que el anciano puede desarrollar una gran función en la sociedad. Si es cierto que el hombre vive de la herencia de quien le ha precedido, y su futuro depende de manera determinante de cómo le han sido transmitidos los valores de la cultura del pueblo al que pertenece, la sabiduría y la experiencia de los ancianos pueden iluminar el camino del hombre en la vía del progreso hacia una forma de civilización cada vez más plena. ¡Qué importante es descubrir este recíproco enriquecimiento entre las distintas generaciones! La Cuaresma, con su fuerte llamada a la conversión y a la solidaridad, nos ayuda este año a reflexionar sobre estos importantes temas que atañen a todos. ¿Qué sucedería si el Pueblo de Dios cediera a una cierta mentalidad actual que considera casi inútiles a estos hermanos nuestros, cuando merman sus capacidades por los achaques de la edad o de la enfermedad? ¡Qué diferentes serán nuestras comunidades si, a partir de la familia, tratáramos de mantenernos siempre con actitud abierta y acogedora hacia ellos! 4. Queridos hermanos y hermanas, durante la Cuaresma, ayudados por la Palabra de Dios, meditemos cuán importante es Página 148 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez que cada comunidad acompañe con comprensión y con cariño a aquellos hermanos y hermanas que envejecen. Además, todos debemos acostumbrarnos a pensar con confianza en el misterio de la muerte, para que el encuentro definitivo con Dios acontezca en un clima de paz interior, en la certeza que nos acogerá Aquel «que me ha tejido en el vientre de mi madre» (Salmo 139,13b), y nos ha creado «a su imagen y semejanza» (Génesis l, 26). María, nuestra guía en el itinerario cuaresmal, conduzca a todos los creyentes, especialmente a las personas ancianas, a un conocimiento cada vez más profundo de Cristo muerto y resucitado, razón última de nuestra existencia. Ella, la fiel sierva de su divino Hijo, junto a Santa Ana y a San Joaquín, intercedan por cada uno de nosotros «ahora y en la hora de nuestra muerte». Con afecto os imparto mi Bendición. Vaticano, 8 de septiembre de 2004 IOANNES PAULUS PP II Asidonia-Jerez IV. 2. B.O.O. núm. 17 Página 149 DECRETO de la Penitenciaría Apostólica sobre las indulgencias concedidas en el Año de la Eucaristía (25 de diciembre de 2004) El más grande de los milagros (cf. solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, Oficio de lectura, segunda lectura) y memorial supremo de la Redención realizada por nuestro Señor Jesucristo mediante su sangre, la Eucaristía, en cuanto sacrificio y en cuanto sacramento, produce de modo indefectible la unidad de la Iglesia, la sostiene con la fuerza de la gracia sobrenatural, la inunda de alegría inefable, y es una ayuda sobrenatural para alimentar la piedad de los fieles e impulsarlos hacia el aumento de su vida cristiana, más aún, hacia la perfección. En consideración de esto, el Sumo Pontífice Juan Pablo II, movido por su solicitud por la Iglesia, para promover el culto público y privado al Santísimo Sacramento, con la carta apostólica Mane nobiscum Domine , del 7 de octubre de 2004, estableció que se celebre en toda la Iglesia un año específico, llamado «Año de la Eucaristía». Además, durante este año, para impulsar a los fieles a un conocimiento más profundo y a un amor más intenso al inefable «Misterio de la fe», a fin de que obtengan frutos espirituales cada vez más abundantes, el mismo Santo Padre, en la audiencia concedida a los responsables de la Penitenciaría apostólica, abajo firmantes, el pasado 17 de diciembre, quiso enriquecer con indulgencias algunos actos peculiares de culto y devoción al Santísimo Sacramento, según se indica a continuación: 1. Se concede la indulgencia plenaria a todos y cada uno de los fieles, con las condiciones habituales (a saber, confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Página 150 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez Sumo Pontífice, con el corazón totalmente desapegado del afecto a cualquier pecado), cada vez que participen con atención y piedad en una función sagrada o en un ejercicio piadoso realizados en honor del Santísimo Sacramento, solemnemente expuesto o reservado en el sagrario. 2. Asimismo, se concede, con las condiciones antes recordadas, la indulgencia plenaria a los sacerdotes, a los miembros de los institutos de vida consagrada y de las sociedades de vida apostólica, y a los demás fieles que por ley tienen que rezar la liturgia de las Horas, así como a quienes suelen rezar el Oficio divino sólo por devoción, cada vez que, al final de la jornada, recen con fervor en común o de forma privada Vísperas y Completas ante el Santísimo Sacramento expuesto a la veneración de los fieles o reservado en el sagrario. Los fieles que, por enfermedad u otras justas causas, no puedan visitar el Santísimo Sacramento de la Eucaristía en una iglesia u oratorio, podrán lucrar la indulgencia plenaria en su casa o dondequiera que se encuentren a causa del impedimento si, con total rechazo de cualquier pecado, como se ha dicho antes, y con la intención de cumplir, en cuanto sea posible, las tres condiciones habituales, realizan una visita espiritual, con el deseo del corazón, con espíritu de fe en la presencia real de Jesucristo en el Sacramento del altar, y rezan el padrenuestro y el Credo, añadiendo una jaculatoria a Jesús sacramentado (por ejemplo, «Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del altar»). Si ni siquiera esto pudieran hacer, lucrarán la indulgencia plenaria si se unen con deseo interior a quienes practican de modo ordinario la obra prescrita para la indulgencia y ofrecen a Dios misericordioso las enfermedades y las dificultades de su vida, teniendo también ellos el propósito de cumplir, en cuanto les sea posible, las tres condiciones habituales. Los sacerdotes que ejercen el ministerio pastoral, sobre todo los párrocos, teniendo presentes las «Sugerencias y propuestas» Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 151 publicadas el 15 de octubre de 2004 por la Congregación para el culto divino y la disciplina de los sacramentos, informen del modo más conveniente a sus fieles sobre estas saludables disposiciones de la Iglesia, estén disponibles con espíritu solícito y generoso para escuchar sus confesiones, y, en los días establecidos para la utilidad de los fieles, dirijan de modo solemne el rezo público de oraciones a Jesús sacramentado. Por último, al impartir la catequesis, exhorten a los fieles a dar con frecuencia testimonio abierto de fe y de amor al Santísimo Sacramento, como se propone en la concesión general IV del «Enchiridion indulgentiarum», teniendo presentes también las demás concesiones del mismo «Enchiridion»: n. 7, adoración y procesión eucarística; n. 8, comunión eucarística y espiritual; n. 27, primera misa de los neosacerdotes y celebraciones jubilares de ordenación sacerdotal y episcopal. Este decreto tiene vigencia durante el Año eucarístico, a partir del día mismo de su publicación en «L’Osservatore Romano», no obstante cualquier disposición contraria. Roma, sede de la Penitenciaría apostólica, 25 de diciembre de 2004, solemnidad de la Navidad de Nuestro Señor Jesucristo. Card. James Francis STAFFORD Penitenciario mayor Gianfranco GIROTTI, o.f.m. conv. Regente Página 152 IV. 3. B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez MENSAJE del Papa para la Jornada Mundial de oración por las vocaciones 2005 (publicado el 9 de enero de 2005) Venerados Hermanos en el Episcopado, queridos Hermanos y Hermanas: 1. «Duc in altum!» Al comienzo de la carta apostólica «Novo millennio ineunte» cité las palabras con las que Jesús anima a los primeros discípulos a echar las redes para una pesca que sería milagrosa. Dice a Pedro: «Duc in altum – Remar mar adentro» (Lucas 5, 4). «Pedro y los primeros compañeros se fiaron de las palabras de Cristo, y echaron las redes» («Novo millennio ineunte», 1). Esta conocida escena evangélica sirve de telón de fondo para la próxima Jornada de Oración para las Vocaciones, que lleva por lema: «Llamados a remar mar adentro». Privilegiada oportunidad para reflexionar sobre la llamada a seguir a Jesús y, en particular, a seguirle en el camino del sacerdocio y de la vida consagrada. 2. «Duc in altum!» La llamada de Cristo resulta especialmente actual en nuestro tiempo, en el que una difusa manera de pensar propicia la falta de esfuerzo personal ante las dificultades. La primera condición para «remar mar adentro» requiere cultivar un profundo espíritu de oración, alimentado por la escucha diaria de la Palabra de Dios. La auténtica vida cristiana se mide por la hondura en la oración, arte que se aprende humildemente «de los mismos labios del divino Maestro», implorando casi, «como los primeros discípulos: “¡Señor, enséñanos a orar!” (Lucas 11, 1). En la plegaria se desarrolla ese diálogo con Cristo que nos convierte en sus íntimos: “Permaneced en mí, como yo en vosotros” (Juan 15, 4)» («Novo millennio ineunte», 32). Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 153 La orante unión con Cristo nos ayuda a descubrir su presencia incluso en momentos de aparente desilusión, cuando la fatiga parece inútil, como les sucedía a los mismos apóstoles que después de haber faenado toda la noche exclamaron: «Maestro, no hemos pescado nada» (Lucas 5, 5). Frecuentemente en momentos así es cuando hay que abrir el corazón a la onda de la gracia y dejar que la palabra del Redentor actúe con toda su fuerza: «Duc in altum!» (Cf. «Novo millennio ineunte», 38). 3. Quien abra el corazón a Cristo no sólo comprende el misterio de la propia existencia, sino también el de la propia vocación, y recoge espléndidos frutos de gracia. Primero, creciendo en santidad por un camino espiritual que, comenzando con el don del Bautismo, prosigue hasta alcanzar la perfecta caridad (Cf. ibid, 30). Viviendo el Evangelio «sine glossa», el cristiano se hace cada vez más capaz de amar como Cristo, a tenor de la exhortación: «Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto» (Mateo 5, 48). Se esfuerza en perseverar en la unidad con los hermanos dentro de la comunión de la Iglesia, y se pone al servicio de la nueva evangelización para proclamar y ser testigo de la impresionante realidad del amor salvífico de Dios. 4. Particularmente a vosotros, queridos adolescentes y jóvenes, os repito la invitación de Cristo a «remar mar adentro». Os encontráis en un momento en que tenéis que tomar una decisión importante para vuestro futuro. Guardo en mi corazón el recuerdo de numerosos encuentros en años pasados con jóvenes, convertidos hoy en adultos, tal vez en padres de algunos de vosotros, en sacerdotes, religiosos, religiosas, vuestros educadores en la fe. Los vi alegres, como deben ser los jóvenes, pero también reflexivos, por el empeño en dar un «sentido» pleno a su existencia. Cada vez estoy más convencido de que, en el ánimo de las nuevas generaciones es mayor la atracción hacia los valores del espíritu, mayor el ansia de santidad. Los jóvenes necesitan de Cristo, pero saben también que Cristo quiere contar con ellos. Queridos muchachos y muchachas, confiad en Él, escuchad sus enseñanzas, mirad su rostro, perseverad en la escucha de su Página 154 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez Palabra. Dejad que sea Él quien oriente vuestras búsquedas y aspiraciones, vuestros ideales y los anhelos de vuestro corazón. 5. Me dirijo ahora a los queridos padres y educadores cristianos, a los amados sacerdotes, consagrados y catequistas. Dios os ha confiado el quehacer peculiar de guiar a la juventud por el camino de la santidad. Sed para ellos ejemplo de generosa fidelidad a Cristo. Animadles a no dudar en «remar mar adentro», respondiendo sin tardanza a la invitación del Señor. Él llama a unos a la vida familiar, a otros a la vida consagrada o al ministerio sacerdotal. Ayudadles para que sepan discernir cuál es su camino, y lleguen a ser verdaderos amigos de Cristo y sus auténticos discípulos. Cuando los adultos creyentes hacen visible el rostro de Cristo con la palabra y con el ejemplo, los jóvenes están dispuestos más fácilmente a acoger su exigente mensaje marcado por el misterio de la Cruz. ¡No olvidéis, además, que hoy también se necesitan sacerdotes santos, personas totalmente consagradas al servicio de Dios! Por eso querría repetir una vez más: «Es necesario y urgente enfocar una vasta y capilar pastoral de las vocaciones que llegue a las parroquias, los centros educativos, a las familias, suscitando una reflexión más atenta a los valores esenciales de la vida, los cuales se resumen claramente en la respuesta que cada uno está invitado a dar a la llamada de Dios, especialmente cuando pide la entrega total de sí y de las propias fuerzas para la causa del Reino» («Novo millennio ineunte», 46). A los jóvenes les vuelvo a decir las palabras de Jesús: «Duc in altum!» Al repetir de nuevo esta exhortación, pienso también en las palabras dirigidas por María, su Madre, a los servidores en Caná de Galilea: «Haced lo que Él os diga» (Juan 2, 5). Cristo, queridos jóvenes, os pide «remar mar adentro» y la Virgen os anima a no dudar en seguirle. 6. Suba desde cada rincón de la tierra, reforzada con la materna intercesión de la Virgen, la ardiente plegaria al Padre Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 155 celestial para conseguir «obreros para su mies» (Mateo 9, 38). Quiera Él conceder fervorosos y santos sacerdotes a cada porción de su grey. Confiadamente nos dirigimos a Cristo, Sumo Sacerdote, y Le decimos con renovada esperanza: Jesús, Hijo de Dios, en quien habita la plenitud de la divinidad, que llamas a todos los bautizados a “remar mar adentro”, recorriendo el camino de la santidad, suscita en el corazón de los jóvenes el anhelo de ser en el mundo de hoy testigos del poder de tu amor. Llénalos con tu Espíritu de fortaleza y de prudencia para que lleguen a descubrir su auténtico ser y su verdadera vocación. Salvador de los hombres, enviado por el Padre para revelar el amor misericordioso, concede a tu Iglesia el regalo de jóvenes dispuestos a remar mar a dentro, siendo entre sus hermanos manifestación de tu presencia que renueva y salva. Virgen Santísima, Madre del Redentor, guía segura en el camino hacia Dios y el prójimo, que guardaste sus palabras en lo profundo de tu corazón, protege con tu maternal intercesión a las familias y a las comunidades cristianas, para que ayuden a los adolescentes y a los jóvenes a responder generosamente a la llamada del Señor. Amén. Castel Gandolfo, 11 de agosto del 2004 IOANNES PAULUS II Página 156 IV. 4. B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez DISCURSO del Papa al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede (10 de enero de 2005) Excelencias, Señoras y Señores: 1. La alegría impregnada de suave conmoción, propia de este tiempo en el que la Iglesia revive el misterio del nacimiento del Emmanuel y el de su humilde familia de Nazaret, se percibe hoy también en este encuentro con Ustedes, Señoras y Señores Embajadores e ilustres miembros del Cuerpo Diplomático ante la Santa Sede, que reunidos aquí hacen visible, en cierto modo, la gran familia de las Naciones. Este encuentro, alegre y esperado, ha iniciado con las amables expresiones de felicitación, de participación y estima por mi solicitud universal, dirigidas por su digno Decano, el Profesor Giovanni Galassi, Embajador de San Marino. Le estoy muy agradecido y correspondo a las mismas deseando serenidad y alegría para todos Ustedes y sus queridas familias, augurando paz y bienestar para sus Países. Al darles mi particular y cordial bienvenida, deseo un buen trabajo a los 34 Embajadores y a sus distinguidas consortes que, desde enero del año pasado hasta hoy, han iniciado su misión ante la Sede de Pedro. 2. En verdad, estos sentimientos de alegría han sido ofuscados por la enorme catástrofe natural que el 26 de diciembre pasado ha afectado a diversos Países del sureste asiático, alcanzando incluso algunas costas de África oriental. Esta catástrofe ha marcado con un gran dolor el año que ha terminado: un año probado también por otras calamidades naturales, como son otros huracanes devastadores en el Océano Índico y en el mar de las Antillas, Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 157 así como la plaga de langostas que ha desolado vastas regiones de África del Norte. Otras tragedias han llenado también de luto el 2004, como son las bárbaras acciones de terrorismo que han ensangrentado Irak y otros Estados del mundo, el cruel atentado de Madrid, la masacre terrorista de Beslan, las violencias inhumanas sobre la población de Darfur, las atrocidades perpetradas en la región de los Grandes Lagos en África. Nuestro corazón se siente turbado y angustiado por todo ello, y ciertamente no conseguiríamos liberarnos de las tristes dudas sobre el destino del hombre si, precisamente de la cuna de Belén, no nos llegara un mensaje, a la vez humano y divino, de vida y de esperanza más fuerte. En Cristo, que nace como hermano de todo hombre y se pone a nuestro lado, es Dios mismo quien nos invita a no dejarnos desanimar nunca, sino a superar las dificultades, por muy grandes que sean, reforzando y haciendo prevalecer los vínculos comunes de humanidad por encima de cualquier otra consideración. 3. De hecho, su presencia, Señoras y Señores Embajadores, que aquí representan a casi todos los pueblos de la tierra, abre ante nuestros ojos, como con una sola mirada, el gran panorama de la humanidad con los graves problemas comunes que la atormentan, pero también con las grandes y siempre vivas esperanzas que la animan. La Iglesia católica, universal por naturaleza, está siempre implicada directamente y participa en las grandes causas por la cuales el hombre actual sufre y espera. Ella no se siente extranjera entre ningún pueblo, porque donde se encuentre un cristiano, miembro suyo, está presente todo el cuerpo de la Iglesia. Más aún, dondequiera que se encuentre un hombre, allí se establece para nosotros un vínculo de fraternidad. Con su presencia activa en el destino del hombre en cada lugar de la tierra, la Santa Sede sabe que tiene en Ustedes, Señoras y Señores Embajadores, unos interlocutores altamente cualificados, porque es propio de la misión de los diplomáticos superar los confines y hacer converger a los pueblos y a sus gobiernos en una voluntad de activa concordia, con el cuidadoso respeto de las pro- Página 158 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez pias competencias, pero también en la búsqueda de un más alto bien común. 4. En el Mensaje que este año he dirigido para la Jornada Mundial de la Paz he propuesto a la atención de los fieles católicos y de todos los hombres de buena voluntad la invitación de apóstol Pablo: «No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien»: vince in bono malum (Romanos 12, 21). En la base de esta invitación hay una verdad profunda: en el campo moral y social, el mal asume el rostro del egoísmo y del odio que tienen un carácter negativo; sólo el amor, que tiene la fuerza positiva de un don generoso y desinteresado hasta el propio sacrificio, puede vencer al mal. Esto es lo que se expresa precisamente en el misterio del nacimiento de Cristo: para salvar a la criatura humana del egoísmo del pecado y de la muerte, que es su fruto, Dios mismo, por medio de Cristo, plenitud de vida, entra con amor en la historia del hombre y lo eleva a la dimensión de una vida más grande. Este mismo mensaje —vence al mal con el bien— quisiera dirigirlo ahora a Ustedes, Señoras y Señores Embajadores, y por su medio a los queridos pueblos que Ustedes representan, así como a sus Gobiernos: este mensaje es especialmente válido también para las relaciones internacionales, y puede orientar a todos para responder a los grandes desafíos de la humanidad actual. Quisiera indicar aquí algunos de entre los más importantes. 5. El primer desafío es el desafío de la vida. La vida es el primer don que Dios nos ha hecho y la primera riqueza de la que puede gozar el hombre. La Iglesia anuncia «el Evangelio de la Vida». Y el Estado tiene precisamente como tarea primordial la tutela y la promoción de la vida humana. En estos últimos años el desafío de la vida se está haciendo cada vez más amplio y crucial. Se ha ido centrando particularmente en el inicio de la vida humana, cuando el hombre es más débil y debe ser protegido mejor. Concepciones opuestas se enfrentan sobre temas como el aborto, la procreación asistida, el uso de Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 159 células madres embrionarias humanas con finalidades científicas, la clonación. Apoyada en la razón y la ciencia, es clara la posición de la Iglesia: el embrión humano es un sujeto idéntico al niño que va a nacer y al que ha nacido a partir de ese embrión. Por tanto, nada que viole su integridad y dignidad es éticamente admisible. Además, una investigación científica que reduzca el embrión a objeto de laboratorio no es digna del hombre. Se ha de alentar y promover la investigación científica en el campo genético, pero, como cualquier otra actividad humana, nunca puede considerarse exenta de los imperativos morales; por otra parte, puede desarrollarse en el campo de las células madres adultas con prometedoras perspectivas de éxito. Al mismo tiempo, el desafío de la vida tiene lugar en lo que es propiamente el santuario de la vida: la familia. Actualmente, ésta se ve a menudo amenazada por factores sociales y culturales que, ejerciendo presión sobre ella, hacen más difícil su estabilidad; pero en algunos Países la familia está amenazada también por una legislación que atenta —a veces incluso directamente— a su estructura natural, la cual es y sólo puede ser la de la unión entre un hombre y una mujer, fundada en el matrimonio. La familia es la fuente fecunda de la vida, el presupuesto primordial e irreemplazable de la felicidad individual de los esposos, de la formación de los hijos y del bienestar social, así como de la misma prosperidad material de la nación; no puede, pues, admitirse que la familia se vea amenazada por leyes dictadas por una visión restrictiva y antinatural. Que prevalezca una concepción justa, alta y pura del amor humano, que encuentra en la familia su expresión verdaderamente fundamental y ejemplar. Vince in bono malum. 6. El segundo desafío es el del pan. La tierra, hecha maravillosamente fecunda por su Creador, tiene recursos abundantes y variados para alimentar a todos sus habitantes, presentes y futuros. A pesar de esto, los datos publicados sobre el hambre en el mundo son dramáticos: centenares de millones de seres humanos sufren gravemente desnutrición y, cada año, millones de niños mueren de hambre o por sus consecuencias. Página 160 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez En realidad, ya desde hace tiempo se ha dado la señal de alarma, y las grandes organizaciones internacionales se han prefijado objetivos apremiantes, al menos para frenar la emergencia. Se han propuesto acciones concretas, como las presentadas en la Reunión de Nueva York sobre el hambre y la pobreza, del 20 de septiembre de 2004, en la que he querido estar representado por el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado, precisamente para demostrar el gran interés de la Iglesia ante tan dramática situación. Muchas asociaciones no gubernamentales se han comprometido también a prestar ayuda. Pero todo esto no es suficiente. Para responder a esta necesidad, que aumenta en magnitud y urgencia, se requiere una vasta movilización moral de la opinión pública y, más aún, de los hombres responsables de la política, sobre todo en aquellos Países que han alcanzado un nivel de vida satisfactorio y próspero. A este respecto, quisiera recordar un gran principio de la enseñanza social de la Iglesia, que yo he subrayado de nuevo en el Mensaje para la Jornada mundial de la Paz de este año, y que está desarrollado también en el «Compendio de la Doctrina social de la Iglesia»: el principio del destino universal de los bienes de la tierra. Es un principio que no justifica ciertas formas colectivistas de política económica, sino que debe motivar un compromiso radical para la justicia y un esfuerzo de solidaridad más atento y determinado. Éste es el bien que podrá vencer el mal del hambre y de la pobreza injusta. Vince in bono malum. 7. Está además el desafío de la paz. La paz, bien supremo, que condiciona la consecución de otros muchos bienes esenciales, es el sueño de todas las generaciones. Pero, ¡cuántas guerras y conflictos armados —entre Estados, entre etnias, entre pueblos y grupos que viven en un mismo territorio estatal— que de un extremo al otro del globo causan innumerables víctimas inocentes y son origen de otros muchos males! Nuestro pensamiento se dirige espontáneamente hacia diversos Países de Oriente Medio, de África, de Asia y de América Latina, en los cuales el recurso a las armas y a la violencia, produce no sólo daños materiales incalculables, sino Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 161 que fomenta el odio y acrecienta las causas de discordia, haciendo cada vez más difícil la búsqueda y el logro de soluciones capaces de conciliar los intereses legítimos de todas las partes implicadas. A estos trágicos males se añade el fenómeno cruel e inhumano del terrorismo, flagelo que ha alcanzado una dimensión planetaria desconocida por las generaciones anteriores. Contra estos males, ¿cómo afrontar el gran desafío de la paz? Ustedes, Señoras y Señores Embajadores, como diplomáticos, son por su profesión —y seguramente también por su vocación personal— los hombres y las mujeres de la paz. Ustedes saben de cuáles y de cuántos medios dispone la sociedad internacional para garantizar la paz o para instaurarla. Como mis venerados Predecesores, yo mismo he intervenido públicamente en numerosas ocasiones —en particular mediante el Mensaje anual para la Jornada mundial de la Paz—, pero también a través de la diplomacia de la Santa Sede. Yo seguiré interviniendo para indicar las vías de la paz y para invitar a recorrerlas con valentía y paciencia. A la prepotencia se debe oponer la razón, al enfrentamiento de la fuerza el enfrentamiento del diálogo, a las armas apuntadas la mano tendida: al mal el bien. Numerosos son los hombres que trabajan con valentía y perseverancia en este sentido, y no faltan signos alentadores que demuestran cómo puede afrontarse el gran desafío de la paz. Así en África, donde, a pesar de las graves reincidencias de discordias que parecían superadas, crece la común voluntad de trabajar para la solución y la prevención de conflictos mediante una cooperación más intensa entre las grandes organizaciones internacionales y las instancias continentales, como la Unión Africana. Recordemos, por ejemplo, en noviembre del año pasado, la reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en Nairobi, sobre la emergencia humanitaria en Darfur y sobre la situación en Somalia, así como la Conferencia internacional sobre la región de los Grandes Lagos. Así en Oriente Medio, en esa tierra tan querida y sagrada para los creyentes en el Dios de Abraham, donde parece atenuarse el cruel enfrentamiento de las armas y abrirse una salida política hacia el diálogo y la negociación. Y como ejemplo, ciertamente Página 162 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez privilegiado, de una paz posible, bien puede mostrarse Europa: naciones que un tiempo eran cruelmente enemigas y enfrentadas en guerras mortales se encuentran hoy juntas en la Unión Europea, la cual durante el año pasado se ha propuesto consolidarse ulteriormente con el Tratado constitucional de Roma, mientras permanece abierta a acoger otros Estados, dispuestos a aceptar las exigencias que conllevan su adhesión. Pero para construir una paz verdadera y duradera en nuestro planeta ensangrentado, es necesaria una fuerza de paz que no retroceda ante ninguna dificultad. Es una fuerza que el hombre por sí solo no consigue alcanzar ni conservar: es un don de Dios. Cristo vino precisamente para ofrecerla al hombre, como los ángeles cantaron ante la cuna de Belén: «Paz a los hombres que ama el Señor» (Lucas 2,14). Dios ama al hombre y quiere para él la paz. Nosotros estamos invitados a ser instrumentos activos de la misma, venciendo al mal con el bien. Vince in bono malum. 8. Quisiera referirme aún a otro desafío: el desafío de la libertad. Ustedes saben, Señoras y Señores Embajadores, cuánto estimo este tema, precisamente por la historia del pueblo del que provengo; pero dicho tema es ciertamente estimado también por todos Ustedes, que por su servicio diplomático son justamente celosos de la libertad del pueblo que representan y solícitos en defenderla. Pero la libertad es ante todo un derecho del individuo. «Todos los seres humanos nacen —como dice justamente la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, concretamente en el artículo 1º— libres e iguales en dignidad y derecho». Y el artículo 3º declara: «Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona». Ciertamente, la libertad de los Estados es también sagrada porque deben ser libres y, precisamente, para poder llevar a cabo de manera adecuada su deber primordial de proteger, además de la vida, la libertad de sus ciudadanos en todas sus justas manifestaciones. La libertad es un gran bien, porque, sin ella, el hombre no puede realizarse de manera consecuente con su naturaleza. La Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 163 libertad es luz: permite elegir responsablemente sus propias metas y la vía para alcanzarlas. En el núcleo más íntimo de la libertad humana está el derecho a la libertad religiosa, porque se refiere a la relación más esencial del hombre: su relación con Dios. Incluso la libertad religiosa está garantizada expresamente en la mencionada declaración (cf. art. 18). Ella fue objeto —como todos Ustedes bien saben— de una solemne declaración del Concilio ecuménico Vaticano II, la cual inicia con las significativas palabras «Dignitatis humanae». La libertad de religión sigue siendo en numerosos Estados un derecho no reconocido de manera suficiente o de modo adecuado. Pero el anhelo de la libertad de religión no se puede erradicar: será siempre vivo y apremiante mientras el hombre esté vivo. Por esto dirijo hoy también este llamamiento expresado ya tantas veces por la Iglesia: «Que en todas partes se proteja la libertad religiosa con una eficaz tutela jurídica y se respeten los deberes y derechos supremos del hombre a desarrollar libremente en la sociedad la vida religiosa» (DH 15). No hay que temer que la justa libertad religiosa sea un límite para las otras libertades o perjudique la convivencia civil. Al contrario, con la libertad religiosa se desarrolla y florece también cualquier otra libertad, porque la libertad es un bien indivisible y prerrogativa de la misma persona humana y de su dignidad. No hay que temer que la libertad religiosa, una vez reconocida para la Iglesia católica, interfiera en el campo de la libertad política y de las competencias propias del Estado. La Iglesia sabe distinguir bien, como es su deber, lo que es del César y lo que es de Dios; ella coopera en el bien común de la sociedad, porque rechaza la mentira y educa para la verdad; condena el odio y el desprecio e invita a la fraternidad; promueve siempre por doquier —como es fácil reconocer por la Historia— las obras de caridad, las ciencias y las artes. La Iglesia quiere solamente libertad para poder ofrecer un servicio válido de colaboración con cada instancia pública y privada, preocupada por el bien del hombre. La verdadera libertad es siempre para vencer el mal con el bien. Vince in bono malum. Página 164 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez 9. Señoras y Señores Embajadores, en el año que acaba de empezar estoy seguro de que Ustedes, en el cumplimiento de su alto mandato, seguirán estando al lado de la Santa Sede en su esfuerzo diario por responder, según sus responsabilidades específicas, a los mencionados desafíos que abarcan a toda la humanidad. Jesucristo, cuyo nacimiento hemos celebrado hace unos días, fue anunciado por el Profeta como «Maravilla de Consejero... Príncipe de la Paz» (Isaías 9,5). Que la luz de su Palabra, su espíritu de justicia y de fraternidad, y el don tan necesario y tan deseado de su paz, que él ofrece a todos, puedan resplandecer en la vida de cada uno de Ustedes, de sus familias y de todos sus seres queridos, de sus nobles Países y de toda la humanidad. Asidonia-Jerez IV. 5. B.O.O. núm. 17 Página 165 DISCURSO de Juan Pablo II a la Comisión Pontificia de la América Latina en el que subraya la importancia de la misa dominical en la vida cristiana (21 de enero de 2005) Señores Cardenales, Queridos hermanos en el episcopado: 1. Con inmenso gozo os saludo a todos, Consejeros y Miembros de la Pontificia Comisión para América Latina, participantes en esta Reunión Plenaria, que tiene como tema: «La Misa dominical, centro de la vida cristiana en América Latina». Vuestro Continente ocupa un lugar muy especial en mi corazón, tanto por el gran número de católicos como por la vitalidad religiosa que caracteriza a los países que lo integran. Personalmente conservo un grato recuerdo de mis visitas pastorales a vuestras tierras. Agradezco mucho al Cardenal Giovanni Battista Re las amables y expresivas palabras que me ha dirigido presentándome los trabajos de estos días. 2. Me complace que en ese año dedicado a la Eucaristía, hayáis querido reflexionar acerca de las diversas iniciativas para «redescubrir y vivir plenamente el domingo como día del Señor y día de la Iglesia» (Carta apostólica «Mane Nobiscum Domine», 23). No ha sido la Iglesia quien ha elegido este día, sino el mismo Cristo Resucitado, y por ello, los fieles deben acogerlo con gratitud, haciendo del domingo el signo de su fidelidad al Señor y un elemento irrenunciable de la vida cristiana. 3. Ya en mi carta apostólica «Dies Domini» escribí: «es de importancia capital que cada fiel esté convencido de que no puede Página 166 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez vivir su fe, con la participación plena en la vida de la comunidad cristiana, sin tomar parte regularmente en la asamblea de la eucaristía dominical» (n. 81). Participar en la Misa dominical no es sólo una obligación importante, como señala claramente el Catecismo de la Iglesia Católica (cf. 1389), sino, ante todo, una exigencia profunda de cada fiel. No se puede vivir la fe sin participar habitualmente en la Misa dominical, sacrificio de redención, banquete común de la Palabra de Dios y del Pan eucarístico, corazón de la vida cristiana. 4. La importancia del tema exige de nosotros, Pastores de la Iglesia, un renovado esfuerzo por hacer descubrir la centralidad del domingo en la vida eclesial y social de los hombres y mujeres de hoy. Para todos los Obispos y sacerdotes es un reto convocar a los fieles a una constante participación en la Eucaristía dominical, encuentro con Cristo vivo. Por ello es necesario concentrar los esfuerzos en una mejor y más cuidada instrucción y catequesis de los fieles sobre la Eucaristía, así como velar para que la celebración sea digna y decorosa, de modo que inspire respeto verdadero y piedad auténtica ante la grandeza del Misterio Eucarístico. La Misa dominical debe ser convenientemente preparada por el celebrante, con su disposición espiritual, traslucida después en los gestos y palabras y preparando convenientemente la homilía. Especial atención también hay que dedicar a la selección y preparación de los cantos, signos y otros recursos que enriquecen la liturgia, siempre dentro del respeto debido a la normas establecidas, valorando toda la riqueza espiritual y pastoral del Misal Romano y las disposiciones propuestas por la Congregación para el Culto divino y la disciplina de los Sacramentos. 5. Os invito, pues, a que, en unión con los sacerdotes, religiosos y fieles, pongáis el mayor empeño en reflexionar y profundizar en esta dimensión esencial de la vida sacramental de la Igle- Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 167 sia y trabajéis para despertar un amor cada vez más grande por el Misterio eucarístico en las diócesis. No es una tarea fácil, y por ello se requiere la colaboración de todos: presbíteros y diáconos, consagrados y fieles que están presentes en las parroquias o pertenecen a asociaciones o movimientos eclesiales. ¡Aceptad la colaboración de todos, unid los esfuerzos y trabajad en comunión! 6. Pongo todos estos deseos y los propósitos surgidos en esta Reunión Plenaria a los pies de la Santísima Virgen María, venerada en toda América con la advocación de Guadalupe. A Ella debemos imitar en su relación con este Santísimo Sacramento (cf. carta apostólica «Mane Nobiscum Domine», 31). Que Ella interceda por los frutos de las reflexiones de estos días, de modo que las conclusiones alcanzadas, se plasmen en una acción más decidida y firme por hacer que cada vez más los fieles amen a Jesús, presente en la Eucaristía, y aprovechen los frutos de incalculable valor que pueden obtener por su participación en este Misterio. Con estos sentimientos, os imparto de corazón la Bendición Apostólica. Página 168 IV. 6. B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez MENSAJE de Juan Pablo II para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales (25 de enero de 2005) Queridos hermanos y hermanas: 1. Leemos en la Carta de Santiago: “De una misma boca proceden la bendición y la maldición. Esto, hermanos míos, no debe ser así” (St 3, 10). Las Sagradas Escrituras nos recuerdan que las palabras tienen un extraordinario poder para unir a las personas o dividirlas, para crear vínculos de amistad o provocar hostilidad. Ello no es verdad sólo respecto a palabras intercambiadas entre individuos. Se aplica asimismo a toda comunicación, donde sea que tenga lugar y a cualquier nivel. Las modernas tecnologías nos ofrecen posibilidades nunca antes vistas para hacer el bien, para difundir la verdad de nuestra salvación en Jesucristo y para promover la armonía y la reconciliación. Por ello mismo su mal uso puede provocar daños enormes, suscitando incomprensión, prejuicios y hasta conflictos. El tema elegido para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales del año 2005, “Los medios de comunicación al servicio del entendimiento entre los pueblos”, señala una necesidad urgente: promover la unidad de la familia humana a través de la utilización de estos maravillosos recursos. 2. Un modo importante para lograr esta meta es la educación. Los medios pueden enseñar a millones de personas cómo son otras partes del mundo y otras culturas. Por ello se han llamado acertadamente “el primer areópago del tiempo moderno;... para muchos son el principal instrumento informativo y formativo, de orientación e inspiración para los comportamientos individuales, familiares y sociales” (Redemptoris missio, 37). Un conocimiento adecuado promueve la comprensión, disipa los prejuicios y des- Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 169 pierta el deseo de aprender más. Las imágenes, en particular, tienen la capacidad de transmitir impresiones duraderas y moldear actitudes. Enseñan a la gente a mirar a los miembros de otros grupos y naciones, ejerciendo una influencia sutil sobre si deben ser considerados como amigos o enemigos, aliados o potenciales adversarios. Cuando los demás son presentados en términos hostiles, se siembran semillas de conflicto que pueden fácilmente convertirse en violencia, guerra e incluso genocidio. En vez de construir la unidad y el entendimiento, los medios pueden ser usados para denigrar a los otros grupos sociales, étnicos y religiosos, fomentando el temor y el odio. Los responsables del estilo y del contenido de lo que se comunica tienen el grave deber de asegurar que esto no suceda. Realmente los medios tienen un potencial enorme para promover la paz y construir puentes entre los pueblos, rompiendo el círculo fatal de la violencia, la venganza y las agresiones sin fin, tan extendidas en nuestro tiempo. En palabras de San Pablo, que fueron la base del Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de este año: “No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien” (Rm 12, 21). 3. Si esta contribución a la construcción de la paz es uno de los modos significativos como los medios pueden unir a las personas, otra es su gran influencia positiva para impulsar las movilizaciones de ayuda en respuesta a desastres naturales u otros. Ha sido conmovedor el ver la rapidez con que la comunidad internacional respondió al reciente tsunami, que provocó innumerables víctimas. La velocidad con que las noticias viajan hoy aumenta la posibilidad de tomar medidas prácticas en tiempo útil para ofrecer la mejor asistencia. De esta manera los medios pueden lograr un bien muy grande. 4. El Concilio Vaticano II recuerda: “Para el recto uso de estos medios es absolutamente necesario que todos los que los utilizan conozcan las normas del orden moral en este campo y las lleven fielmente a la práctica” (Inter mirifica, 4). Página 170 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez El fundamento ético es éste: “La persona humana y la comunidad humana son el fin y la medida del uso de los medios de comunicación social; la comunicación debería realizarse de personas a personas, con vistas al desarrollo integral de las mismas” (Ética en las comunicaciones sociales, 21). Así pues, son en primer lugar los comunicadores quienes deben poner en práctica en sus vidas los valores y actitudes que están llamados a inculcar en los demás. Antes que nada, esto debe incluir un auténtico compromiso con el bien común, un bien que no se reduzca a los estrechos intereses de un grupo particular o nación, sino que acoja las necesidades e intereses de todos, el bien de la familia humana entera (cf. Pacem in terris, 132). Los comunicadores tienen la oportunidad de promover una auténtica cultura de la vida, distanciándose de la conjura actual contra la vida (cf. Evangelium vitae, 17) y transmitiendo la verdad sobre el valor y la dignidad de toda persona humana. 5. El modelo y pauta de toda comunicación se encuentra en el Verbo mismo de Dios. “De muchos modos habló Dios a nuestros padres por medio de los Profetas; en estos últimos tiempos nos ha hablado por medio del Hijo” (Heb 1,1). El Verbo encarnado ha establecido una nueva alianza entre Dios y su pueblo, una alianza que también nos une entre nosotros, convirtiéndonos en comunidad. “Porque él es nuestra paz, el que de los dos pueblos hizo uno, derribando el muro que los separaba, la enemistad” (Ef 2, 14). Mi oración en la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales de este año es que los hombres y mujeres de los medios asuman su papel para derribar los muros de la división y la enemistad en nuestro mundo, muros que separan a los pueblos y las naciones entre sí y alimentan la incomprensión y la desconfianza. Ojalá usen los recursos que tienen a su disposición para fortalecer los vínculos de amistad y amor que son signo claro del naciente Reino de Dios aquí en la tierra. Desde el Vaticano, 24 de enero de 2005, fiesta de San Francisco de Sales. IOANNES PAULUS II Asidonia-Jerez IV. 7. B.O.O. núm. 17 Página 171 CARTA APOSTÓLICA “El rápido desarrollo” de Juan Pablo II a los responsables de las Comunicaciones Sociales (24 de enero de 2005) 1. Un signo del progreso que experimenta la sociedad actual consiste, sin duda, en el rápido desarrollo de las tecnologías en el campo de los medios de comunicación. Al contemplar estas novedades en continua evolución resulta aún más actual cuanto se lee en el Decreto del Concilio Ecuménico Vaticano II «Inter mirifica» promulgado por mi predecesor, el siervo de Dios Pablo VI, el 4 de diciembre de 1963: «Entre los maravillosos inventos de la técnica que, sobre todo en nuestros tiempos, ha extraído el ingenio humano, con la ayuda de Dios, de las cosas creadas, la Madre Iglesia acoge y fomenta con peculiar solicitud aquellos que miran principalmente al espíritu humano y han abierto nuevos caminos para comunicar, con extraordinaria facilidad, todo tipo de noticias, ideas y doctrinas»1. I. Un camino fecundo trazado por el Decreto «Inter mirifica» 2. Transcurridos más de cuarenta años desde la publicación de aquel documento, se hace oportuna una nueva reflexión sobre los «desafíos» que las comunicaciones sociales plantean a la Iglesia, la cual, como indicó Pablo VI, «se sentiría culpable ante Dios si no empleara esos poderosos medios»2. De hecho, la Iglesia no ha de contemplar tan sólo el uso de estos medios de comunicación para difundir el Evangelio sino, hoy más que nunca, para integrar el mensaje salvífico en la ‘nueva cultura’ que precisamente los mismos medios crean y amplifican. La Iglesia advierte que el uso de las técnicas y de las tecnologías de la comunicación contemporánea es parte integrante de su propia misión en el tercer milenio. ––––––––––––––––––––––––– 1. N. 1. 2. Exhortación Apostólica «Evangelii nuntiandi» (8 de diciembre de 1975): AAS 68 (1976), 35. Página 172 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez Movida por esta conciencia, la comunidad cristiana ha dado pasos significativos en el uso de los medios de comunicación para la información religiosa, para la evangelización y la catequesis, para la formación de los agentes de pastoral en este sector y para la educación de una madura responsabilidad de los usuarios y destinatarios de los mismos instrumentos de la comunicación. 3. Los desafíos para la nueva evangelización, en un mundo rico en potencialidad comunicativa como el nuestro, son múltiples. Al tomar en cuenta esta realidad he querido subrayar, en la Carta encíclica «Redemptoris missio», que el mundo de la comunicación es el primer areópago del tiempo moderno, capaz de unificar a la humanidad transformándola, como suele decirse, en «una aldea global». Los medios de comunicación social han alcanzado importancia hasta el punto de que son para muchos el principal instrumento de guía e inspiración para su comportamiento individual, familiar y social. Se trata de un problema complejo, ya que tal cultura, antes que de «los contenidos», nace del hecho mismo de la existencia de nuevos modos de comunicar, dotados de técnicas y lenguajes inéditos. Vivimos en una época de comunicación global, en que muchos momentos de la existencia humana se articulan a través de procesos mediáticos o por lo menos deben confrontarse con ellos. Me limito a recordar la formación de la personalidad y de la conciencia, la interpretación y la estructuración de lazos afectivos, la articulación de las fases educativas y formativas, la elaboración y la difusión de fenómenos culturales, el desarrollo de la vida social, política y económica. En una visión orgánica y correcta del desarrollo del ser humano, los medios de comunicación pueden y deben promover la justicia y la solidaridad, refiriendo los acontecimientos de modo cuidadoso y verdadero, analizando completamente las situaciones y los problemas, y dando voz a las diversas opiniones. Los criterios supremos de la verdad y la justicia en el ejercicio maduro de la libertad y de la responsabilidad, constituyen el horizonte dentro Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 173 del cual se sitúa una auténtica deontología en el aprovechamiento de los modernos y potentes medios de comunicación social. II. Discernimiento evangélico y compromiso misionero 4. También el mundo de los medios de comunicación necesita la redención de Cristo. Para analizar, con los ojos de la fe, los procesos y el valor de las comunicaciones sociales resulta de indudable utilidad la profundización de la Sagrada Escritura, la cual se presenta como un «gran código» de comunicación de un mensaje no efímero y ocasional, sino fundamental en razón de su valor salvífico. La historia de la salvación narra y documenta la comunicación de Dios con el hombre, comunicación que utiliza todas las formas y modalidades del comunicar. El ser humano ha sido creado a imagen y semejanza de Dios para acoger la revelación divina y para entablar un diálogo de amor con Él. A causa del pecado, esta capacidad de diálogo ha sido alterada, sea a escala personal o social, y los hombres han hecho y continúan haciendo la amarga experiencia de la incomprensión y de la lejanía. Sin embargo Dios no los ha abandonado y les ha enviado a su mismo Hijo (cf. Mc 12, 1 11). En el Verbo hecho carne el evento comunicativo asume su máxima dimensión salvífica: de este modo se entrega al hombre, en el Espíritu Santo, la capacidad de recibir la salvación y de anunciarla y testimoniarla a sus hermanos. 5. La comunicación entre Dios y la humanidad ha alcanzado por tanto su perfección en el Verbo hecho carne. El acto de amor a través del cual Dios se revela, unido a la respuesta de fe de la humanidad, genera un diálogo fecundo. Precisamente por esto al hacer nuestra, en cierto modo, la petición de los discípulos «enséñanos a orar» (Lc 11, 1), podemos pedirle al Señor que nos guíe para entender cómo comunicarnos con Dios y con los hombres a través de los maravillosos instrumentos de la comunicación social. Reconducidos al horizonte de tal comunicación última y decisiva, los medios de comunicación social se revelan como una Página 174 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez oportunidad providencial para llegar a los hombres en cualquier latitud, superando las barreras de tiempo, de espacio y de lengua, formulando en las más diversas modalidades los contenidos de la fe y ofreciendo a quien busca lugares seguros que permitan entrar en diálogo con el misterio de Dios revelado plenamente en Cristo Jesús. El Verbo encarnado nos ha dejado el ejemplo de cómo comunicarnos con el Padre y con los hombres, sea viviendo momentos de silencio y de recogimiento, sea predicando en todo lugar y con todos los lenguajes posibles. Él explica las Escrituras, se expresa en parábolas, dialoga en la intimidad de las casas, habla en las plazas, en las calles, en las orillas del lago, sobre las cimas de los montes. El encuentro personal con Él no deja indiferente, al contrario, estimula a imitarlo: «Lo que yo os digo en la oscuridad, decidlo vosotros a plena la luz; y lo que os digo al oído, proclamadlo desde los terrados» (Mt 10, 27). Hay después un momento culminante en el cual la comunicación se hace comunión plena: es el encuentro eucarístico. Reconociendo a Jesús en la «fracción del pan» (cf. Lc 24, 30 31), los creyentes se sienten impulsados a anunciar su muerte y resurrección y a volverse valientes y gozosos testigos de su Reino (cf. Lc 24, 35). 6. Gracias a la Redención, la capacidad comunicativa de los creyentes se ha sanado y renovado. El encuentro con Cristo los transforma en criaturas nuevas, les permite entrar a formar parte de aquel pueblo que Él ha conquistado con su sangre muriendo sobre la Cruz, y los introduce en la vida íntima de la Trinidad, que es comunicación continua y circular de amor perfecto e infinito entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. La comunicación penetra las dimensiones esenciales de la Iglesia, llamada a anunciar a todos el gozoso mensaje de la salvación. Por esto, ella asume las oportunidades ofrecidas por los instrumentos de la comunicación social como caminos ofrecidos pro- Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 175 videncialmente por Dios en nuestros días para acrecentar la comunión y hacer más incisivo el anuncio3. Los medios de comunicación permiten manifestar el carácter universal del Pueblo de Dios, favoreciendo un intercambio más intenso e inmediato entre las Iglesias locales y alimentando el recíproco conocimiento y colaboración. III. Cambio de mentalidad y renovación pastoral 7. En los medios de comunicación la Iglesia encuentra un apoyo excelente para difundir el Evangelio y los valores religiosos, para promover el diálogo y la cooperación ecuménica e interreligiosa, así como para defender aquellos sólidos principios indispensables para la construcción de una sociedad respetuosa de la dignidad de la persona humana y atenta al bien común. Asimismo la Iglesia los emplea con gusto para la propia información y para dilatar los confines de la evangelización, de la catequesis y de la formación, en la conciencia de que su utilización da respuesta al mandato del Señor: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación» (Mc 16, 15). Misión ciertamente no fácil en nuestra época, en la cual se ha difundido en muchos la convicción de que el tiempo de las certezas ha pasado irremediablemente: el hombre debería aprender a vivir en un horizonte de total ausencia de sentido, en busca de lo provisorio y de lo fugaz4. En este contexto, los instrumentos de comunicación pueden ser usados «para proclamar el Evangelio o para reducirlo al silencio en los corazones de los hombres»5. Esto representa un serio reto para los creyentes, sobre todo para los ––––––––––––––––––––––––– 3. Cf. Juan Pablo II, Exhortación apostólica post sinodal «Christifideles laici» (30 de diciembre de 1998), 18 24: AAS (1989), 421 435; cf. Pontificio Consejo de las Comunicaciones Sociales, Instrucción pastoral «Ætatis novæ» (22 de febrero de 1992), 10: AAS 84 (1992), 454 455. 4. Cf. Juan Pablo II, Carta encíclica «Fides et ratio» (14 de septiembre de 1998), 91: AAS 91 (1999), 76 77. 5. Pontificio Consejo de las Comunicaciones Sociales, Instrucción pastoral «Ætatis novæ» (22 de febrero de 1992), 4: AAS 84 (1992), 450. Página 176 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez padres, familias y para cuantos son responsables de la formación de la infancia y de la juventud. Es oportuno que, con prudencia y sabiduría pastoral, se fomente en las comunidades eclesiales la dedicación al trabajo en el campo de la comunicación, y así contar con profesionales capaces de un diálogo eficaz con el vasto mundo mediático. 8. Valorizar los medios de comunicación no es sólo tarea de «entendidos» del sector, sino también de toda la comunidad eclesial. Si, como se ha dicho antes, las comunicaciones sociales comprenden todos los ámbitos de la expresión de la fe, es la vida cristiana en conjunto la que debe tener en cuenta la cultura mediática en la que vivimos: desde la liturgia, suprema y fundamental expresión de la comunicación con Dios y con los hermanos, a la catequesis que no puede prescindir del hecho de dirigirse a sujetos influenciados por el lenguaje y la cultura contemporáneos. El fenómeno actual de las comunicaciones sociales impulsa a la Iglesia a una suerte de «conversión» pastoral y cultural para estar en grado de afrontar de manera adecuada el cambio de época que estamos viviendo. De esta exigencia se deben hacer intérpretes, sobre todo, los Pastores: es importante trabajar para que el anuncio del Evangelio se haga de modo incisivo, que estimule la escucha y favorezca la acogida6. En sintonía con los Pastores deben obrar todos los organismos de consejo y de coordinación de modo que, en su campo específico, se identifiquen las líneas pastorales más adecuadas para una eficaz acción misionera. Las personas consagradas, según su propio carisma, tienen una especial responsabilidad en este campo de las comunicaciones sociales. Una vez formadas espiritual y profesionalmente, «presten de buen grado sus servicios, según las oportunidades pastorales […] para que se eviten, de una parte, los daños provocados por un uso adulterado de los medios y, de otra, se promueva una mejor calidad de las ––––––––––––––––––––––––– 6. Cfr Juan Pablo II, Exhort. Ap. Post-sinodal, «Pastores gregis», 30: L’Osservatore Romano, 17 octubre 2003, p.6. Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 177 transmisiones, con mensajes respetuosos de la ley moral y ricos en valores humanos y cristianos.»7. 9. Al tener precisamente en cuenta la importancia de los medios de comunicación, hace ya quince años que juzgué insuficiente dejarlos a la iniciativa individual o de grupos pequeños y sugerí que se insertaran con claridad en la programación pastoral8. Las nuevas tecnologías, en especial, crean nuevas oportunidades para una comunicación entendida como servicio al gobierno pastoral y a la organización de las diversas tareas de la comunidad cristiana. Piénsese, por ejemplo, en Internet: no sólo proporciona recursos para una mayor información, sino que también habitúa a las personas a una comunicación interactiva9. Muchos cristianos ya están usando este nuevo instrumento de modo creativo, explorando las potencialidades para la evangelización, para la educación, para la comunicación interna, para la administración y el gobierno. Junto a Internet se van utilizando nuevos medios y verificando nuevas formas de utilizar los instrumentos tradicionales. Los periódicos, las revistas, las publicaciones varias, la televisión y la radio católicos siguen siendo, todavía hoy, indispensables en el panorama completo de las comunicaciones eclesiales. Los contenidos –que, naturalmente, se deben adaptar a las necesidades de los diversos grupos-, tendrán siempre por objeto hacer a las personas conscientes de la dimensión ética y moral de la información10. Del mismo modo, es importante garantizar la formación y la atención pastoral de los profesionales de la comunicación. Con frecuencia estas personas se encuentran ante presiones ––––––––––––––––––––––––– 7. Juan Pablo II, Exhort. Ap. Post-sinodal, «Vita consecrata» (25 marzo 1996), 99: AAS 88 (1996), 476. 8. Juan Pablo II, Carta enc. «Redemptoris missio» (7 diciembre 1990), 37: AAS 83 (1991), 282-286. 9. Cf. Pont. Consejo para las Comunicaciones Sociales, «La Iglesia e Internet» (22 febrero 2002), 6: Ciudad del Vaticano, 2002, pp.13-15. 10. Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Decr. Inter mirifica, 15-16; Pont. Comisión para los Comunicaciones Sociales, Inst. pastoral «Communio et progressio» (23 mayo 1971), 107: AAS 63 (1971) 631-632; Pont. Consejo para las Comunicaciones Sociales, inst. pastoral «Ætatis novæ» (22 febrero 1992), 18: AAS 84 (1192), 460. Página 178 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez particulares y dilemas éticos que emergen del trabajo cotidiano; muchos de ellos «están sinceramente deseosos de saber y de practicar lo que es justo en el campo ético y moral» y esperan de la Iglesia orientación y apoyo11. IV. Los medios de comunicación, encrucijada de las grandes cuestiones sociales 10. La Iglesia, que en razón del mensaje de salvación confiado por su Señor es maestra de humanidad, siente el deber de ofrecer su propia contribución para una mejor comprensión de las perspectivas y de las responsabilidades ligadas al actual desarrollo de las comunicaciones sociales. Precisamente porque influyen sobre la conciencia de los individuos, conforman la mentalidad y determinan la visión de las cosas, es necesario insistir de manera clara y fuerte que los instrumentos de la comunicación social constituyen un patrimonio que se debe tutelar y promover. Es necesario que las comunicaciones sociales entren en un cuadro de derechos y deberes orgánicamente estructurados, sea desde el punto de vista de la formación y responsabilidad ética, cuanto de la referencia a las leyes y a las competencias institucionales. El positivo desarrollo de los medios de comunicación al servicio del bien común es una responsabilidad de todos y de cada uno12. Debido a los fuertes vínculos que los medios de comunicación tienen con la economía, la política y la cultura, es necesario un sistema de gestión que esté en grado de salvaguardar la centralidad y la dignidad de la persona, el primado de la familia, célula fundamental de la sociedad, y la correcta relación entre las diversas instancias. 11. Se imponen algunas decisiones que se pueden sintetizar en tres opciones fundamentales: formación, participación, diálogo. ––––––––––––––––––––––––– 11. Cf. Ibid., 19: l.c. 12. Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2494. Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 179 En primer lugar es necesaria una vasta obra formativa para que los medios de comunicación sean conocidos y usados de manera consciente y apropiada. Los nuevos lenguajes introducidos por ellos modifican los procesos de aprendizaje y la cualidad de las relaciones interpersonales, por lo cual, sin una adecuada formación se corre el riesgo de que en vez de estar al servicio de las personas, las instrumentalicen y las condicionen gravemente. Esto vale, de manera especial, para los jóvenes que manifiestan una natural propensión a las innovaciones tecnológicas y que, por eso mismo, tienen una mayor necesidad de ser educados en el uso responsable y crítico de los medios de comunicación. En segundo lugar, quisiera dirigir la atención sobre el acceso a los medios de comunicación y sobre la participación responsable en la gestión de los mismos. Si las comunicaciones sociales son un bien destinado a toda la humanidad, se deben encontrar formas siempre actualizadas para garantizar el pluralismo y para hacer posible una verdadera participación de todos en su gestión, incluso a través de oportunas medidas legislativas. Es necesario hacer crecer la cultura de la corresponsabilidad. Por último, no se debe olvidar las grandes potencialidades que los medios de comunicación tienen para favorecer el diálogo convirtiéndose en vehículos de conocimiento recíproco, de solidaridad y de paz. Dichos medios constituyen un poderoso recurso positivo si se ponen al servicio de la comprensión entre los pueblos y, en cambio, un «arma» destructiva, si se usan para alimentar injusticias y conflictos. De manera profética, mi predecesor el beato Juan XXIII, en la encíclica «Pacem in terris», había ya puesto en guardia a la humanidad sobre tales potenciales riesgos13. 12. Suscita un gran interés la reflexión sobre la participación «de la opinión pública en la Iglesia» y «de la Iglesia en la opinión pública». Mi predecesor Pío XII, de feliz memoria, al encon––––––––––––––––––––––––– 13. Cf. Juan Pablo II, Mensaje para la 37 jornada mundial de las comunicaciones sociales (24 enero 2003): «L’Osservatore Romano», 25 enero 2003, p. 6. Página 180 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez trarse con los editores de los periódicos católicos les decía que algo faltaría en vida de la Iglesia si no existiese la opinión pública. Este mismo concepto ha sido confirmado en otras circunstancias14, en el código de derecho canónico, bajo determinadas condiciones, se reconoce el derecho a expresar la propia opinión15. Si es cierto que las verdades de fe no están abiertas a interpretaciones arbitrarias y el respeto por los derechos de los otros crea límites intrínsecos a las expresiones de las propias valoraciones, no es menos cierto que existe en otros campos, entre los católicos, un amplio espacio para el intercambio de opiniones, en un diálogo respetuoso de la justicia y de la prudencia. Tanto la comunicación en el seno de la comunidad eclesial, como la de Iglesia con el mundo, exigen transparencia y un modo nuevo de afrontar las cuestiones referentes al universo de los medios de comunicación. Tal comunicación debe tender a un diálogo constructivo para promover en la comunidad cristiana una opinión pública rectamente informada y capaz de discernir. La Iglesia, al igual que otras instituciones o grupos, tiene la necesidad y el derecho de dar a conocer las propias actividades pero al mismo tiempo, cuando sea necesario, debe poder garantizar una adecuada reserva, sin que ello perjudique una comunicación puntual y suficiente de los hechos eclesiales. Es éste uno de los campos donde se requiere una mayor colaboración entre fieles laicos y pastores ya que, como subraya oportunamente el Concilio, «de este trato familiar entre los laicos y pastores son de esperar muchos bienes para la Iglesia, porque así se robustece en los seglares el sentido de su propia responsabilidad, se fomenta el entusiasmo y se asocian con mayor facilidad las fuerzas de los fieles a la obra de los ––––––––––––––––––––––––– 14. Cf. Conc. Ecum. Vat. II, «Lumen Gentium», 37; Pont. Comisión para las Comunicaciones Sociales, Inst. pastoral «Communio et progressio» (23 mayo 1971), 114-117: AAS (1971), 634-635. 15. Can. 212, § 3: «Tienen el derecho, y a veces incluso el deber, en razón de su propio conocimiento, competencia y prestigio, de manifestar a los Pastores sagrados su opinión sobre aquello que pertenece al bien de la Iglesia y de manifestar a los demás fieles, salvando siempre la integridad de la fe y de las costumbres, la reverencia hacia los Pastores y habida cuenta de la utilidad común y de la dignidad de las personas». Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 181 pastores. Pues estos últimos, ayudados por la experiencia de los laicos, pueden juzgar con mayor precisión y aptitud tanto los asuntos espirituales como los temporales, de suerte que la Iglesia entera, fortalecida por todos sus miembros, pueda cumplir con mayor eficacia su misión en favor de la vida del mundo»16. V. Comunicar con la fuerza del Espíritu Santo 13. El gran reto para los creyentes y para las personas de buena voluntad en nuestro tiempo es el de mantener una comunicación verdadera y libre, que contribuya a consolidar el progreso integral del mundo. A todos se les pide saber cultivar un atento discernimiento y una constante vigilancia, madurando una sana capacidad crítica ante la fuerza persuasiva de los medios de comunicación. También en este campo los creyentes en Cristo saben que pueden contar con la ayuda del Espíritu Santo. Ayuda aún más necesaria si se considera cuán grandes pueden ser las dificultades intrínsecas a la comunicación, tanto a causa de las ideologías, del deseo de ganancias y de poder, de las rivalidades y de los conflictos entre individuos y grupos, como a causa de la fragilidad humana y de los males sociales. Las modernas tecnologías hacen que crezca de manera impresionante la velocidad, la cantidad y el alcance de la comunicación, pero no favorecen del mismo modo el frágil intercambio entre mente y mente, entre corazón y corazón, que debe caracterizar toda comunicación al servicio de la solidaridad y del amor. En la historia de la salvación Cristo se nos ha presentado como «comunicador» del Padre: «Dios ... en estos últimos tiempos nos ha hablado por medio del Hijo» (Heb 1,2). Él, Palabra eterna hecha carne, al comunicarse, manifiesta siempre respeto hacia aquellos que le escuchan, les enseña la comprensión de su situación y de sus necesidades, impulsa a la compasión por sus sufri––––––––––––––––––––––––– 16. Conc. Ecum. Vat. II, «Lumen gentium», 37 Página 182 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez mientos y a la firme resolución de decirles lo que tienen necesidad de escuchar, sin imposiciones ni compromisos, engaño o manipulación. Jesús enseña que la comunicación es un acto moral «El hombre bueno, del buen tesoro saca cosas buenas; el hombre malo, del tesoro malo saca cosas malas. Os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres darán cuenta en el día del Juicio. Porque por tus palabras serás declarado justo y por tus palabras serás condenado» (Mt 12,35-37). 14. El apóstol Pablo ofrece un claro mensaje también para cuantos están comprometidos en las comunicaciones sociales -políticos, comunicadores profesionales, espectadores-: « Por lo tanto desechando la mentira, hablad con verdad cada cual con su prójimo, pues somos miembros los unos de los otros. […]No salga de vuestra boca palabra dañosa, sino la que sea conveniente para edificar según la necesidad y hacer el bien a los que os escuchan» (Ef 4,25.29). A los operadores de la comunicación y especialmente a los creyentes que trabajan en este importante ámbito de la sociedad, aplico la invitación que desde el inicio de mi ministerio de Pastor de la Iglesia he querido lanzar al mundo entero: «¡No tengáis miedo!». ¡No tengáis miedo de las nuevas tecnologías!, ya que están «entre las cosas maravillosas» –«Inter mirifica»– que Dios ha puesto a nuestra disposición para descubrir, usar, dar a conocer la verdad; también la verdad sobre nuestra dignidad y sobre nuestro destino de hijos suyos, herederos del Reino eterno. ¡No tengáis miedo de la oposición del mundo! Jesús nos ha asegurado «Yo he vencido al mundo» (Jn 16,33). ¡No tengáis miedo de vuestra debilidad y de vuestra incapacidad! El divino Maestro ha dicho: «Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28,20). Comunicad el mensaje de esperanza, de gracia y de amor de Cristo, manteniendo siempre Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 183 viva, en este mundo que pasa, la perspectiva eterna del cielo, perspectiva que ningún medio de comunicación podrá alcanzar directamente: «Lo que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni al corazón del hombre llegó, lo que Dios preparó para los que le aman. » (1Cor 2,9). A María, que nos ha dado el Verbo de vida y ha conservado en su corazón las palabras que no perecen, encomiendo el camino de la Iglesia en el mundo de hoy. Que la Virgen Santa nos ayude a comunicar, con todos lo medios, la belleza y la alegría de la vida en Cristo nuestro Salvador. Desde el Vaticano, 24 de enero de 2005, memoria de san Francisco de Sales, patrono de los periodistas. IOANNES PAULUS II Página 184 IV. 8. B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez DISCURSO del Papa a la Rota Romana: consignas a los tribunales eclesiásticos sobre causas de nulidad matrimonial (29 de enero de 2005) 1. Esta cita anual con vosotros, queridos prelados auditores del Tribunal apostólico de la Rota romana, pone de relieve el vínculo esencial de vuestro valioso trabajo con el aspecto judicial del ministerio petrino. Las palabras del decano de vuestro Colegio han expresado el compromiso común de plena fidelidad en vuestro servicio eclesial. En este horizonte quisiera situar hoy algunas consideraciones acerca de la dimensión moral de la actividad de los agentes jurídicos en los tribunales eclesiásticos, sobre todo por lo que atañe al deber de adecuarse a la verdad sobre el matrimonio, tal como la enseña la Iglesia. 2. Desde siempre la cuestión ética se ha planteado con especial intensidad en cualquier clase de proceso judicial. En efecto, los intereses individuales y colectivos pueden impulsar a las partes a recurrir a varios tipos de falsedades e incluso de corrupción con el fin de lograr una sentencia favorable. De este peligro no están inmunes ni siquiera los procesos canónicos, en los que se busca conocer la verdad sobre la existencia o inexistencia de un matrimonio. La indudable importancia que esto tiene para la conciencia moral de las partes hace menos probable la aquiescencia a intereses ajenos a la búsqueda de la verdad. A pesar de ello, pueden darse casos en los que se manifieste esa aquiescencia, que pone en peligro la regularidad del proceso. Es conocida la firme reacción de la norma canónica ante esos comportamientos (cf. Código de derecho canónico, cc. 1389, 1391, 1457, 1488 y 1489). Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 185 3. Con todo, en las circunstancias actuales existe también otro peligro. En nombre de supuestas exigencias pastorales, hay quien ha propuesto que se declaren nulas las uniones que han fracasado completamente. Para lograr ese resultado se sugiere que se recurra al expediente de mantener las apariencias de procedimiento y sustanciales, disimulando la inexistencia de un verdadero juicio procesal. Así se tiene la tentación de proveer a un planteamiento de los motivos de nulidad, y a su prueba, en contraposición con los principios elementales de las normas y del magisterio de la Iglesia. Es evidente la gravedad objetiva jurídica y moral de esos comportamientos, que ciertamente no constituyen la solución pastoralmente válida a los problemas planteados por las crisis matrimoniales. Gracias a Dios, no faltan fieles cuya conciencia no se deja engañar, y entre ellos se encuentran también no pocos que, aun estando implicados personalmente en una crisis conyugal, están dispuestos a resolverla sólo siguiendo la senda de la verdad. 4. En los discursos anuales a la Rota romana, he recordado muchas veces la relación esencial que el proceso guarda con la búsqueda de la verdad objetiva. Eso deben tenerlo presente ante todo los obispos, que por derecho divino son los jueces de sus comunidades. En su nombre administran la justicia los tribunales. Por tanto, los obispos están llamados a comprometerse personalmente para garantizar la idoneidad de los miembros de los tribunales, tanto diocesanos como interdiocesanos, de los cuales son moderadores, y para verificar la conformidad de las sentencias con la doctrina recta. Los pastores sagrados no pueden pensar que el proceder de sus tribunales es una cuestión meramente “técnica”, de la que pueden desinteresarse, encomendándola enteramente a sus jueces vicarios (cf. ib., cc. 391, 1419, 1423, 1). 5. La deontología del juez tiene su criterio inspirador en el amor a la verdad. Así pues, ante todo debe estar convencido de que Página 186 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez la verdad existe. Por eso, es preciso buscarla con auténtico deseo de conocerla, a pesar de todos los inconvenientes que puedan derivar de ese conocimiento. Hay que resistir al miedo a la verdad, que a veces puede brotar del temor a herir a las personas. La verdad, que es Cristo mismo (cf. Jn 8, 32 y 36), nos libera de cualquier forma de componenda con las mentiras interesadas. El juez que actúa verdaderamente como juez, es decir, con justicia, no se deja condicionar ni por sentimientos de falsa compasión hacia las personas, ni por falsos modelos de pensamiento, aunque estén difundidos en el ambiente. Sabe que las sentencias injustas jamás constituyen una verdadera solución pastoral, y que el juicio de Dios sobre su proceder es lo que cuenta para la eternidad. 6. Además, el juez debe atenerse a las leyes canónicas, rectamente interpretadas. Por eso, nunca debe perder de vista la conexión intrínseca de las normas jurídicas con la doctrina de la Iglesia. En efecto, a veces se pretende separar las leyes de la Iglesia de las enseñanzas del Magisterio, como si pertenecieran a dos esferas distintas, de las cuales sólo la primera tendría fuerza jurídicamente vinculante, mientras que la segunda tendría meramente un valor de orientación y exhortación. Ese planteamiento revela, en el fondo, una mentalidad positivista, que está en contraposición con la mejor tradición jurídica clásica y cristiana sobre el derecho. En realidad, la interpretación auténtica de la palabra de Dios que realiza el Magisterio de la Iglesia (cf. Dei Verbum, 10) tiene valor jurídico en la medida en que atañe al ámbito del derecho, sin que necesite de un ulterior paso formal para convertirse en vinculante jurídica y moralmente. Asimismo, para una sana hermenéutica jurídica es indispensable tener en cuenta el conjunto de las enseñanzas de la Iglesia, situando orgánicamente cada afirmación en el cauce de la tradición. De este modo se podrán evitar tanto las interpretaciones selectivas y distorsionadas como las críticas estériles a algunos pasajes. Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 187 Por último, un momento importante de la búsqueda de la verdad es el de la instrucción de la causa. Está amenazada en su misma razón de ser, y degenera en puro formalismo, cuando el resultado del proceso se da por descontado. Es verdad que también el deber de una justicia tempestiva forma parte del servicio concreto de la verdad, y constituye un derecho de las personas. Con todo, una falsa celeridad, que vaya en detrimento de la verdad, es aún más gravemente injusta. 7. Quisiera concluir este encuentro dándoos las gracias de corazón a vosotros, prelados auditores, a los oficiales, a los abogados y a todos los que trabajan en este Tribunal apostólico, así como a los miembros del Estudio rotal. Ya sabéis que podéis contar con la oración del Papa y de muchísimas personas de buena voluntad que reconocen el valor de vuestra actividad al servicio de la verdad. El Señor os recompensará por vuestros esfuerzos diarios, no sólo en la vida futura, sino también ya en esta con la paz y la alegría de la conciencia, y con la estima y el apoyo de los que aman la justicia. A la vez que expreso el deseo de que la verdad de la justicia resplandezca cada vez más en la Iglesia y en vuestra vida, de corazón imparto a todos mi bendición. Página 188 IV. 9. B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez CARTA de Juan Pablo II a los sacerdotes en la celebración del Jueves Santo (13 de marzo de 2005) Queridos sacerdotes: 1. En el Año de la Eucaristía, me es particularmente grato el anual encuentro espiritual con vosotros con ocasión del Jueves Santo, día del amor de Cristo llevado «hasta el extremo» (Jn 13, 1), día de la Eucaristía, día de nuestro sacerdocio. Os envío mi mensaje desde el hospital, donde estoy algún tiempo con tratamiento médico y ejercicios de rehabilitación, enfermo entre los enfermos, uniendo en la Eucaristía mi sufrimiento al de Cristo. Con este espíritu deseo reflexionar con vosotros sobre algunos aspectos de nuestra espiritualidad sacerdotal. Lo haré dejándome guiar por las palabras de la institución de la Eucaristía, las que pronunciamos cada día in persona Christi, para hacer presente sobre nuestros altares el sacrificio realizado de una vez por todas en el Calvario. De ellas surgen indicaciones iluminadoras para la espiritualidad sacerdotal: puesto que toda la Iglesia vive de la Eucaristía, la existencia sacerdotal ha de tener, por un título especial, «forma eucarística». Por tanto, las palabras de la institución de la Eucaristía no deben ser para nosotros únicamente una fórmula consagratoria, sino también una «fórmula de vida». Una existencia profundamente «agradecida» 2. «Tibi gratias agens benedixit...». En cada Santa Misa recordamos y revivimos el primer sentimiento expresado por Jesús en el momento de partir el pan, el de dar gracias. El agradeci- Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 189 miento es la actitud que está en la base del nombre mismo de «Eucaristía». En esta expresión de gratitud confluye toda la espiritualidad bíblica de la alabanza por los mirabilia Dei. Dios nos ama, se anticipa con su Providencia, nos acompaña con intervenciones continuas de salvación. En la Eucaristía Jesús da gracias al Padre con nosotros y por nosotros. Esta acción de gracias de Jesús ¿cómo no ha de plasmar la vida del sacerdote? Él sabe que debe fomentar constantemente un espíritu de gratitud por tantos dones recibidos a lo largo de su existencia y, en particular, por el don de la fe, que ahora tiene el ministerio de anunciar, y por el del sacerdocio, que lo consagra completamente al servicio del Reino de Dios. Tenemos ciertamente nuestras cruces —y ¡no somos los únicos que las tienen!—, pero los dones recibidos son tan grandes que no podemos dejar de cantar desde lo más profundo del corazón nuestro Magnificat. Una existencia «entregada» 3. «Accipite et manducate... Accipite et bibite...». La autodonación de Cristo, que tiene sus orígenes en la vida trinitaria del Dios-Amor, alcanza su expresión más alta en el sacrificio de la Cruz, anticipado sacramentalmente en la Última Cena. No se pueden repetir las palabras de la consagración sin sentirse implicados en este movimiento espiritual. En cierto sentido, el sacerdote debe aprender a decir también de sí mismo, con verdad y generosidad, «tomad y comed». En efecto, su vida tiene sentido si sabe hacerse don, poniéndose a disposición de la comunidad y al servicio de todos los necesitados. Precisamente esto es lo que Jesús esperaba de sus apóstoles, como lo subraya el evangelista Juan al narrar el lavatorio de los pies. Es también lo que el Pueblo de Dios espera del sacerdote. Pensándolo bien, la obediencia a la que se ha comprometido el día de la ordenación y la promesa que se le invita a renovar en la Misa crismal, se ilumina por esta relación con la Eucaristía. Al obedecer por amor, renunciando tal vez a un legítimo margen de libertad, Página 190 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez cuando se trata de su adhesión a las disposiciones de los Obispos, el sacerdote pone en práctica en su propia carne aquel «tomad y comed», con el que Cristo, en la última Cena, se entregó a sí mismo a la Iglesia. Una existencia «salvada» para salvar 4. «Hoc est enim corpus meum quod pro vobis tradetur». El cuerpo y la sangre de Cristo se han entregado para la salvación del hombre, de todo el hombre y de todos los hombres. Es una salvación integral y al mismo tiempo universal, porque nadie, a menos que lo rechace libremente, es excluido del poder salvador de la sangre de Cristo: «qui pro vobis et pro multis effundetur». Se trata de un sacrificio ofrecido por «muchos», como dice el texto bíblico (Mc 14, 24; Mt 26, 28; cf. Is 53, 11-12), con una expresión típicamente semítica, que indica la multitud a la que llega la salvación lograda por el único Cristo y, al mismo tiempo, la totalidad de los seres humanos a los que ha sido ofrecida: es sangre «derramada por vosotros y por todos», como explicitan acertadamente algunas traducciones. En efecto, la carne de Cristo se da «para la vida del mundo» (Jn 6, 51; cf. 1 Jn 2, 2). Cuando repetimos en el recogimiento silencioso de la asamblea litúrgica las palabras venerables de Cristo, nosotros, sacerdotes, nos convertimos en anunciadores privilegiados de este misterio de salvación. Pero ¿cómo serlo eficazmente sin sentirnos salvados nosotros mismos? Somos los primeros a quienes llega en lo más íntimo la gracia que, superando nuestras fragilidades, nos hace clamar «Abba, Padre» con la confianza propia de los hijos (cf. Ga 4, 6; Rm 8, 15). Y esto nos compromete a progresar en el camino de perfección. En efecto, la santidad es la expresión plena de la salvación. Sólo viviendo como salvados podemos ser anunciadores creíbles de la salvación. Por otro lado, tomar conciencia cada vez de la voluntad de Cristo de ofrecer a todos la salvación obliga a reavivar en nuestro ánimo el ardor misionero, estimulando a cada uno de nosotros a hacerse «todo a todos, para ganar, sea como sea, a algunos» (1 Co 9, 22). Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 191 Una existencia que «recuerda» 5. «Hoc facite in meam commemorationem». Estas palabras de Jesús nos han llegado, tanto a través de Lucas (22, 19) como de Pablo (1 Co 11, 24). El contexto en el que fueron pronunciadas — hay que tenerlo bien presente— es el de la cena pascual, que para los judíos era un «memorial» (zikkarôn, en hebreo). En dicha ocasión los hebreos revivían ante todo el Éxodo, pero también los demás acontecimientos importantes de su historia: la vocación de Abraham, el sacrificio de Isaac, la alianza del Sinaí y tantas otras intervenciones de Dios en favor de su pueblo. También para los cristianos la Eucaristía es el «memorial», pero lo es de un modo único: no sólo es un recuerdo, sino que actualiza sacramentalmente la muerte y resurrección del Señor. Quisiera subrayar también que Jesús ha dicho: «Haced esto en memoria mía». La Eucaristía no recuerda un simple hecho; ¡recuerda a Él! Para el sacerdote, repetir cada día, in persona Christi, las palabras del «memorial» es una invitación a desarrollar una «espiritualidad de la memoria». En un tiempo en que los rápidos cambios culturales y sociales oscurecen el sentido de la tradición y exponen, especialmente a las nuevas generaciones, al riesgo de perder la relación con las propias raíces, el sacerdote está llamado a ser, en la comunidad que se le ha confiado, el hombre del recuerdo fiel de Cristo y todo su misterio: su prefiguración en el Antiguo Testamento, su realización en el Nuevo y su progresiva profundización bajo la guía del Espíritu Santo, en virtud de aquella promesa explícita: «Él será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho» (Jn 14, 26). Una existencia «consagrada» 6. «Mysterium fidei!». Con esta exclamación el sacerdote manifiesta, después de la consagración del pan y el vino, el estupor siempre nuevo por el prodigio extraordinario que ha tenido lugar entre sus manos. Un prodigio que sólo los ojos de la fe pueden percibir. Los elementos naturales no pierden sus características exter- Página 192 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez nas, ya que las especies siguen siendo las del pan y del vino; pero su sustancia, por el poder de la palabra de Cristo y la acción del Espíritu Santo, se convierte en la sustancia del cuerpo y la sangre de Cristo. Por eso, sobre el altar está presente «verdadera, real, sustancialmente» Cristo muerto y resucitado en toda su humanidad y divinidad. Así pues, es una realidad eminentemente sagrada. Por este motivo la Iglesia trata este Misterio con suma reverencia, y vigila atentamente para que se observen las normas litúrgicas, establecidas para tutelar la santidad de un Sacramento tan grande. Nosotros, sacerdotes, somos los celebrantes, pero también los custodios de este sacrosanto Misterio. De nuestra relación con la Eucaristía se desprende también, en su sentido más exigente, la condición «sagrada» de nuestra vida. Una condición que se ha de reflejar en todo nuestro modo de ser, pero ante todo en el modo mismo de celebrar. ¡Acudamos para ello a la escuela de los Santos! El Año de la Eucaristía nos invita a fijarnos en los Santos que con mayor vigor han manifestado la devoción a la Eucaristía (cf. Mane nobiscum Domine, 31). En esto, muchos sacerdotes beatificados y canonizados han dado un testimonio ejemplar, suscitando fervor en los fieles que participaban en sus Misas. Muchos se han distinguido por la prolongada adoración eucarística. Estar ante Jesús Eucaristía, aprovechar, en cierto sentido, nuestras «soledades» para llenarlas de esta Presencia, significa dar a nuestra consagración todo el calor de la intimidad con Cristo, el cual llena de gozo y sentido nuestra vida. Una existencia orientada a Cristo 7. «Mortem tuam annuntiamus, Domine, et tuam resurrectionem confitemur, donec venias». Cada vez que celebramos la Eucaristía, la memoria de Cristo en su misterio pascual se convierte en deseo del encuentro pleno y definitivo con Él. Nosotros vivimos en espera de su venida. En la espiritualidad sacerdotal, esta tensión se ha de vivir en la forma propia de la caridad pastoral que nos compromete a vivir en medio del Pueblo de Dios para orientar su camino y alimentar su esperanza. Ésta es una tarea Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 193 que exige del sacerdote una actitud interior similar a la que el apóstol Pablo vivió en sí mismo: «Olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, corro hacia la meta» (Flp 3, 13-14). El sacerdote es alguien que, no obstante el paso de los años, continúa irradiando juventud y como «contagiándola » a las personas que encuentra en su camino. Su secreto reside en la « pasión » que tiene por Cristo. Como decía san Pablo: «Para mí la vida es Cristo» (Flp 1, 21). Sobre todo en el contexto de la nueva evangelización, la gente tiene derecho a dirigirse a los sacerdotes con la esperanza de «ver» en ellos a Cristo (cf. Jn 12, 21). Tienen necesidad de ello particularmente los jóvenes, a los cuales Cristo sigue llamando para que sean sus amigos y para proponer a algunos la entrega total a la causa del Reino. No faltarán ciertamente vocaciones si se eleva el tono de nuestra vida sacerdotal, si fuéramos más santos, más alegres, más apasionados en el ejercicio de nuestro ministerio. Un sacerdote «conquistado» por Cristo (cf. Flp 3, 12) «conquista» más fácilmente a otros para que se decidan a compartir la misma aventura. Una existencia «eucarística» aprendida de María 8. Como he recordado en la Encíclica Ecclesia de Eucharistia (cf. nn. 53-58), la Santísima Virgen tiene una relación muy estrecha con la Eucaristía. Lo subrayan, aun en la sobriedad del lenguaje litúrgico, todas las Plegarias eucarísticas. Así, en el Canon romano se dice: «Reunidos en comunión con toda la Iglesia, veneramos la memoria, ante todo, de la gloriosa siempre Virgen María, Madre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor». En las otras Plegarias eucarísticas, la veneración se transforma en imploración, como, por ejemplo, en la Anáfora II: «Con María, la Virgen Madre de Dios [...], merezcamos [...] compartir la vida eterna». Al insistir en estos años, especialmente en la Novo millennio ineunte (cf. nn. 23 ss.) y en la Rosarium Virginis Mariae (cf. nn. 9 ss.), sobre la contemplación del rostro de Cristo, he indicado a Página 194 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez María como la gran maestra. En la encíclica sobre la Eucaristía la he presentado también como «Mujer eucarística» (cf. n. 53). ¿Quién puede hacernos gustar la grandeza del misterio eucarístico mejor que María? Nadie como ella puede enseñarnos con qué fervor se han de celebrar los santos Misterios y cómo hemos estar en compañía de su Hijo escondido bajo las especies eucarísticas. Así pues, la imploro por todos vosotros, confiándole especialmente a los más ancianos, a los enfermos y a cuantos se encuentran en dificultad. En esta Pascua del Año de la Eucaristía me complace hacerme eco para todos vosotros de aquellas palabras dulces y confortantes de Jesús: «Ahí tienes a tu madre» (Jn 19, 27). Con estos sentimientos, os bendigo a todos de corazón, deseándoos una intensa alegría pascual. Policlínico Gemelli, Roma, 13 de marzo, V domingo de Cuaresma, de 2005, vigésimo séptimo de Pontificado. JUAN PABLO II Asidonia-Jerez IV. 10. B.O.O. núm. 17 Página 195 NOTA de la Congregación de la Doctrina de la Fe acerca del ministro del sacramento de la Unción de Enfermos (11 de febrero de 2005) Página 196 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez ANEXO I NOTA de la Congregación para la Doctrina de la Fe acerca del ministro del sacramento de la Unción de los Enfermos El c. 1003 § 1 del Código de Derecho Canónico (cfr. c. 739 § 1 del Código de los Cánones de las Iglesias Orientales) retoma exactamente la doctrina expresada por el Concilio Tridentino (Sessio XIV, c. 4: DS 1719; cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1516), según la cual solamente los sacerdortes (Obispos y presbíteros) son ministros del sacramento de la Unción de los Enfermos. Esta doctrina es definitive tenenda. Por lo tanto, ni los diáconos ni los fieles laicos pueden ejercer dicho ministerio, y cualquier acción en tal sentido constituye una simulación del sacramento. Dado en Roma, en la Sede de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el 11 de febrero de 2005, Memoria de la Santísima Virgen María de Lourdes. + Joseph Card. Ratzinger Prefecto + Ángelo Amato, S.D.B. Arzobispo titular de Sila Secretario Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 197 ANEXO 2 Comentario a la Nota acerca del ministro del sacramento de la Unción de los Enfermos En estas últimas décadas han surgido algunas tendencias teológicas que ponen en duda la doctrina de la Iglesia según la cual el ministro del sacramento de la Unción de los Enfermos, “est omnis et solus sacerdos”. La cuestión ha sido afrontada, sobre todo, desde el punto de vista pastoral, teniendo en cuenta, especialmente, aquellas regiones en las que, debido a la escasez de sacerdotes, se hace difícil la tempestiva administración del sacramento, dificultad que podría ser resuelta si los diáconos permanentes y algunos laicos cualificados, pudieran ser delegados como ministros del sacramento. La Nota de la Congregación para la Doctrina de la Fe quiere llamar la atención sobre estas tendencias, para prevenir el peligro de que se trate de ponerlas en práctica, en detrimento de la fe y con grave daño espiritual de los enfermos a quienes se quiere ayudar. La teología católica ha visto en la Carta de Santiago (v. 5,1415) el fundamento bíblico del sacramento de la Unción de los Enfermos. El Autor de la Carta, después de haber dado diferentes consejos sobre la vida cristiana, ofrece también una norma para los enfermos: “¿Está enfermo algunos entre vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor. Y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor hará que se levante, y si hubiera cometido pecados, le serán perdonados”. En este texto, la Iglesia, bajo la acción del Espíritu Santo, ha reconocido, en el curso de los siglos, los elementos esenciales del sacramento de la Unción de los Enfermos, que el Concilio de Trento (Sess. XIV, caps. 1-3, cc. 1-4: DS 1695-1700, 1716-1719) propone en forma sistemática: a) sujeto: el fiel gravemente enfermo; b) ministro: “omnis et solus sacerdos”; c) materia: la unción con el óleo consagrado; d) forma: la oración del ministro; e) efectos: la gracia salvífica, el perdón de los pecados y el alivio del enfermo. Página 198 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez Prescindiendo ahora de los demás aspectos, nos interesa aquí subrayar el dato doctrinal relativo al ministro del sacramento, al que exclusivamente se refiere la Nota de la Congregación. Las palabras griegas de la Carta de Santiago, (5,14), que la Vulgata traduce como “presbyteros Ecclesiae”, en consonancia con la tradición, no pueden referirse a los ancianos en edad de la comunidad, sino a aquella categoría particular de fieles que, por la imposición de las manos, el Espíritu Santo había puesto para pastorear a la Iglesia de Dios. El primer documento del Magisterio que habla explícitamente de la Unción de los Enfermos es una carta del Papa Inocencio I a Decencio, Obispo de Gubio, del 19 de marzo del 416. El Papa, comentando las palabras de la Carta de Santiago, en reacción a la interpretación de las mismas según la cual solamente los presbíteros serían ministros del sacramento, excluyendo a los Obispos, rechaza esta limitación, afirmando que los ministros del sacramento son los presbíteros y también el Obispo (cfr. DS 216). La carta del Papa Inocencio I, como también otros testimonios del primer milenio (Cesáreo de Arlés, Beda el Venerable), no ofrecen, en todo caso, prueba alguna de la posibilidad de introducir a ministros no sacerdotes para el sacramento de la Unción de los Enfermos. En el Magisterio y la legislación posterior hasta el Concilio de Trento se encuentran los siguientes datos: Graciano en su Decretum (1140 ca.) recoge casi literalmente las disposiciones de la ya mencionada carta de Inociencio I (parte I, dist. 95, c. 3). Luego, en las Decretales de Gregorio IX, se inserta una de las Decretales de Alejandro III (1159-1164), en la cual contesta afirmativamente a la pregunta de si el sacerdote puede administrar el sacramento de la Unción de los Enfermos estando completamente solo, en ausencia de otro clérigo o de un laico (X. 5, 40, 14). En fin, el Concilio de Florencia, en la Bulla Exsultate Deo (22 de noviembre de 1439), afirma, como verdad pacíficamente aceptada, que “el ministro de este sacramento es el sacerdote” (DS 1325). Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 199 La enseñanza del Concilio de Trento toma posición ante la contestación de los Reformadores, según los cuales la Unción de los Enfermos no es un sacramento sino una invención humana y los “presbíteros”, de que se habla en la Carta de Santiago, no son los sacerdotes ordenados sino los ancianos de la comunidad. El Concilio expone ampliamente la doctrina católica al respecto (Sess. XIV, cap. 3: DS 1697-1700) y condena a los que niegan que la Unción de los Enfermos sea uno de los siete sacramentos (ibid., c. 1: DS 1716) y que el ministro de este sacramento sea sólo el sacerdote (ibid., c. 4: DS 1719). Desde el Concilio de Trento hasta la codificación de 1917 hay solamente dos intervenciones del Magisterio que de algún modo conciernen al presente argumento. Se trata de la Constitución Apostólica Etsi pastorales (26 de mayo de 1742, cfr. § 5, n. 3: DS 2524) y de la Encíclica Ex quo primum de Benedicto XIV (1 de marzo de 1756). En el primer documento se dan normas en materia litúrgica sobre las relaciones entre los latinos y los católicos orientales llegados al sur de Italia, huyendo de las persecuciones; mientras que en el segundo se aprueba y comenta el Eucologio (Ritual) de los orientales que han regresado a la plena comunión con la Sede Apostólica1. En cuanto al sacramento de la Unción de los Enfermos se supone como verdad de hecho que el ministro del sacramento sea “omnis et solus sacerdos”. La doctrina tradicional, expresada por el Concilio de Trento sobre el ministro del sacramento de la Unción de los Enfermos, fue codificada en el Código de Derecho Canónico promulgado en el año 1917 (c. 938 § 1), y repetida, casi con las mismas palabras, en el Código de Derecho Canónico promulgado en 1983 (c. 1003 § 1) y en el Código de los Cánones de las Iglesias Orientales de 1990 (c. 739 § 1). Por otro lado, todos los Rituales del sacramento de la Unción de los Enfermos siempre han presupuesto que el ministro ––––––––––––––––––––––––– 1. Se hace notar que también los Ortodoxos consideran que el ministro de la Unción es solamente el Obispo o el presbítero. Página 200 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez del sacramento sea un Obispo o un sacerdote (cfr. Ordo Unctionis Infirmorum eorumque pastoralis curae, Editio typica, Typis Polyglottis Vaticanis 1972, Prænotanda, n. 5. 16-19). Por ello no han contemplado siquiera la posibilidad de que el ministro sea un diácono o un laico. La doctrina según la cual el ministro del sacramento de la Unción de los Enfermos “est omnis et solus sacerdos” goza de tal grado de certeza teológica que tiene que ser calificada como doctrina “definitive tenenda”. El sacramento es inválido si un diácono o un laico atenta administrarlo. Tal acción constituiría un delito de simulación en la administración del sacramento, punible a norma del c. 1379 del CIC (cfr. c. 1443 de CCEO). En conclusión, será oportuno recordar que el sacerdote, por el sacramento que ha recibido, hace presente, en modo del todo particular, al Señor Jesucristo, Cabeza de la Iglesia. En la administración de los sacramentos él actúa in persona Christi Capitis e in persona Ecclesiæ. El que obra en este sacramento es Jesucristo, el sacerdote es el instrumento vivo y visible. Él representa y hace presente a Cristo de modo especial, por lo cual este sacramento tiene una particular dignidad y eficacia respecto a un sacramental: de manera que, como dice acerca de la Unción de los Enfermos la Palabra inspirada, “el Señor hará que se levante” (St. 5,15). El sacerdote, además, actúa in persona Ecclesiaæ. Los “presbíteros de la Iglesia” recogen en su oración (St 5.14) la plegaria de toda la Iglesia; como observa, a este propósito, Santo Tomás de Aquino: “oratio illa non fit a sacerdote in persona sua […], sed fit in persona totius Ecclesiaæ” (Summa Theologiae, Supplementum, q. 31, a. 1, ad 1). Una oración así es ciertamente escuchada. Asidonia-Jerez IV. 11. B.O.O. núm. 17 Página 201 MENSAJE del Papa en el cuadragésimo aniversario de la Gaudium et spes (15 de marzo de 2005) Al venerado hermano señor cardenal Renato Raffaele Martino, presidente del Consejo Pontificio de la Justicia y de la Paz 1. Con una oportuna iniciativa el Consejo Pontificio de la Justicia y de la Paz ha promovido junto a algunas instituciones académicas internacionales una conferencia especial para conmemorar el cuadragésimo aniversario de la constitución pastoral del Concilio Vaticano II sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo. El tema del simposio es estimulante: «El llamamiento a la justicia. La herencia de la “Gaudium et spes” cuarenta años después». Al hacerle llegar mis mejores deseos a usted, venerado hermano, y a cuantos participan en el encuentro, no puedo dejar de subrayar la particular importancia que tiene este aniversario para el Consejo Pontificio de la Justicia y de la Paz, que fue instituido para dar cumplimiento a la voluntad expresada por los padres conciliares en ese documento (Cf. «Gaudium et spes», 90). En estos años el Consejo Pontificio ha desempeñado una importante acción para profundizar y desarrollar las enseñanzas del Concilio en materia de justicia y de paz, mereciéndose el reconocimiento de toda la comunidad eclesial. 2. El tema presentado en el simposio, «El llamamiento a la justicia», llama la atención sobre el desafío ante el que se encuentra constantemente la Iglesia, comprometida en recordar a todo creyente la necesidad de interpretar las realidades sociales a la luz del Evangelio (Cf. «Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia», 62). En ocasiones, los enormes progresos de la ciencia y de la tec- Página 202 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez nología pueden llevar a olvidar cuestiones fundamentales de justicia, a pesar de la aspiración común a una mayor solidaridad entre pueblos y a una estructuración más humana de las relaciones sociales (Cf. «Gaudium et spes», 63; «Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia», 213-214). La triste permanencia de conflictos y las repetidas manifestaciones de violencia en muchísimas partes del mundo constituyen la prueba por contraposición de la inseparable relación que existe entre justicia y paz, según la fundamental enseñanza propuesta con valiente claridad en la «Gaudium et spes» (Cf. n. 78). En este sentido, deseo reafirmar una vez más que la paz es obra de la justicia: nace de hecho de ese orden sobre el que el divino Fundador quiso que fuera edificada la sociedad humana. Por tanto, ¿cómo es posible no alentar a aquellos hombres y mujeres de buena voluntad que ponen todo su empeño por crear condiciones de una mayor justicia en el mundo? (Cf. «Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia», 495, 498). La paz auténtica sobre la tierra comporta, de hecho, la firme determinación de respetar a los demás, individuos y pueblos, en su dignidad, y la constante voluntad de incrementar la fraternidad entre los miembros de la familia humana (Cf. «Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia», 194). 3. Pero la «Gaudium et spes» no reduce a esto su enseñanza: en ella, el Concilio afirma que la paz «es también fruto del amor, el cual sobrepasa todo lo que la justicia puede realizar… Por lo cual, se llama insistentemente la atención de todos los cristianos para que, viviendo con sinceridad en la caridad (Efesios 4, 15), se unan con los hombres realmente pacíficos para implorar y establecer la paz» («Gaudium et spes», 78). Dicho con otras palabras: el tema de la justicia no agota la Doctrina Social de la Iglesia. Es necesario no olvidar nunca la virtud del amor que lleva al perdón, a la reconciliación y que anima el compromiso cristiano a favor de la justicia. De todos modos, es indudable que el tema de la justicia es fundamento de todo recto orden social. Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 203 4. He pedido al señor cardenal Angelo Sodano, mi secretario de Estado, que se haga portavoz de estos pensamientos y que transmita a usted, venerado hermano, y a todos los participantes en esta conferencia mi aprecio por los nobles propósitos que constituyen la base del encuentro sobre ese importante documento conciliar. Con estos sentimientos, invoco sobre quienes participan en el Simposio la guía y la iluminación del Espíritu Santo. Estoy convencido de que las sesiones de estos días contribuirán a dar a entender que «a medida que pasan los años, aquellos textos no pierden su valor ni su esplendor» («Novo millennio ineunte», 57). Mientras confío a la materna protección de la Virgen María a los organizadores, relatores y participantes en la conferencia, les envío a todos con afecto la bendición apostólica, prenda de alegría y de paz en el Señor. Vaticano, 15 de marzo de 2005 IOANNES PAULUS II Página 204 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez ÚLTIMO MENSAJE DE JUAN PABLO II, leído en su nombre por el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado, al final de la misa del domingo de Resurrección, celebrada en la plaza de San Pedro del Vaticano. 1. Mane nobiscum, Domine! ¡Quédate con nosotros, Señor! (cf. Lc 24,29). Con estas palabras, los discípulos de Emaús invitaron al misterioso Viandante a quedarse con ellos al caer de la tarde aquel primer día después del sábado en el que había ocurrido lo increíble. Según la promesa, Cristo había resucitado; pero ellos aún no lo sabían. Sin embargo las palabras del Viandante durante el camino habían hecho poco a poco enardecer su corazón. Por eso lo invitaron: «Quédate con nosotros». Después, sentados en torno a la mesa para la cena, lo reconocieron “al partir el pan”. Y, de repente, él desapareció. Ante ellos quedó el pan partido, y en su corazón la dulzura de sus palabras. 2. Queridos hermanos y hermanas, la Palabra y el Pan de la Eucaristía, misterio y don de la Pascua, permanecen en los siglos como memoria perenne de la pasión, muerte y resurrección de Cristo. También nosotros hoy, Pascua de Resurrección, con todos los cristianos del mundo repetimos: Jesús, crucificado y resucitado, ¡quédate con nosotros! Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 Página 205 Quédate con nosotros, amigo fiel y apoyo seguro de la humanidad en camino por las sendas del tiempo. Tú, Palabra viviente del Padre, infundes confianza y esperanza a cuantos buscan el sentido verdadero de su existencia. Tú, Pan de vida eterna, alimentas al hombre hambriento de verdad, de libertad, de justicia y de paz. 3. Quédate con nosotros, Palabra viviente del Padre, y enséñanos palabras y gestos de paz: paz para la tierra consagrada por tu sangre y empapada con la sangre de tantas víctimas inocentes; paz para los Países de Oriente Medio y África, donde también se sigue derramando mucha sangre; paz para toda la humanidad, sobre la cual se cierne siempre el peligro de guerras fratricidas. Quédate con nosotros, Pan de vida eterna, partido y distribuido a los comensales: danos también a nosotros la fuerza de una solidaridad generosa con las multitudes que, aun hoy, sufren y mueren de miseria y de hambre, diezmadas por epidemias mortíferas o arruinadas por enormes catástrofes naturales. Por la fuerza de tu Resurrección, que ellas participen igualmente de una vida nueva. 4. También nosotros, hombres y mujeres del tercer milenio, tenemos necesidad de Ti, Señor resucitado. Quédate con nosotros ahora y hasta al fin de los tiempos. Haz que el progreso material de los pueblos nunca oscurezca los valores espirituales que son el alma de su civilización. Ayúdanos, te rogamos, en nuestro camino. Nosotros creemos en Ti, en Ti esperamos, porque sólo Tú tienes palabras de vida eterna (cf. Jn 6,68). Mane nobiscum, Domine! ¡Alleluia! Asidonia-Jerez B.O.O. núm. 17 ASIDONIA LIBRERÍA DIOCESANA C/. Eguiluz - Teléfono 956 16 89 13 11402 JEREZ DE LA FRONTERA – Bibliografía religiosa clásica y de actualidad – Audiovisuales y vídeos – CD’s y cassettes – Ornamentos litúrgicos – Objetos litúrgicos – Crucifijos e imágenes – Iconos – Posters – Estampas y postales Página 207 Página 208 B.O.O. núm. 17 Asidonia-Jerez INTELSUR, S.L. MEGAFONÍA PROFESIONAL Distribuidor oficial de: UDE BOUYER LE REALIZAMOS ESTUDIOS ACÚSTICOS Y RESOLVEMOS TODOS LOS PROBLEMAS DE SONIDO EN SU TEMPLO O LOCAL Ecos, acoplamientos, reverberaciones, etc. con los medios técnicos más avanzados. Especialistas en centros de: ENSEÑANZA, RELIGIOSOS Y DE CULTO C/. 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