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Be Not Afraid
“Did Jesus Really Rise from the Dead?”
by Bishop John M. LeVoir
The Resurrection of Jesus from the dead is absolutely essential to the Catholic faith.
Without belief in the Resurrection, our faith is dead. As St. Paul writes: “If Christ has not
been raised, then our preaching is in vain and your faith is in vain” (1 Cor 15:14).
So, how do we know that Jesus rose from the dead? It is not recorded anywhere in
Scripture that someone actually saw Christ come out of the tomb. Even the soldiers who
were guarding the tomb were asleep. So, how do we know that the Resurrection was
authentic?
First, there were many witnesses to the resurrected Christ. Jesus appeared to many, many
people after he rose from the dead. The most important of the witnesses were the
Apostles. There are many scriptural accounts of Jesus appearing to the Apostles. They
could see Jesus and hear him. Jesus ate with them, he invited them to touch him, and he
taught them.
Jesus appeared to Mary Magdalene and some of the other women. He appeared to the
disciples on the road to Emmaus. St. Paul gives a strong testimony to the Church’s living
Tradition of the Resurrection. He writes: “For I handed on to you as of first importance
what I also received: that Christ died for our sins in accordance with the Scriptures; that
he was buried; that he was raised on the third day in accordance with the Scriptures; that
he appeared to Cephas, then to the Twelve. After that, he appeared to more than five
hundred brothers at once, most of whom are still living, though some have fallen asleep.
After that he appeared to James, then to all the apostles. Last of all, as to one born
abnormally, he appeared to me” (1 Cor 15:3-8).
So firm was their belief in the Resurrection of Christ from the dead that the Apostles
suffered martyrdom for their belief (except St. John, who was exiled because of his
witness to Christ). It would be most extraordinary that these men would suffer martyrdom
and exile for a hoax.
Second, there is the silent witness of the empty tomb. As the Catechism of the Catholic
Church states: “The disciple ‘whom Jesus loved’ affirmed that when he entered the
empty tomb and discovered ‘the linen cloths lying there,’ ‘he saw and believed.’ This
suggests that he realized from the empty tomb’s condition that the absence of Jesus’ body
could not have been of human doing and that Jesus had not simply returned to earthly life
as had been the case with Lazarus” (CCC, no. 640).
I recall my pilgrimage to the Holy Land and the visit that I made to the Church of the
Holy Sepulchre in Jerusalem. Tradition has it that this church houses both the hill of
Golgotha, where Jesus was crucified and died, as well as the empty tomb of our Lord.
When in the church, I climbed the steps that led to Golgotha and prayed there. I then
went down the stairs to view the empty tomb and to pray there.
My priest friends, who were on pilgrimage with me, and I were able to concelebrate
Mass, there, at the empty tomb, which is just a small cave. We began the Mass outside of
the tomb, but the praying of the Eucharistic Prayer was done inside the tomb on the altar
placed in the tomb. The space inside of the tomb is limited, so only one of us at a time
could enter the tomb to read his portion of the Eucharistic Prayer.
Concelebrating this Mass was one of the most spiritually moving experiences in my life.
Not only was I able to enter Christ’s empty tomb during Mass and pray, I was also able to
stand immediately outside of the tomb where I could pray and hear the voices of my
fellow priests, one at a time, echoing from the tomb out into the church building.
Do I believe in the Resurrection of Jesus from the dead? After reading the testimony of
Scripture and taking into account the living Tradition of the Church, in addition to the
testimony of the empty tomb, I do believe. In the words of the Byzantine Liturgy quoted
by the Catechism: “Christ is risen from the dead! Dying, he conquered death; To the
dead, he has given life” (CCC, no. 638).
(April, 2012)
No Tengas Miedo
¿Realmente resucitó Jesús de entre los muertos?
por Obispo John M. LeVoir
La Resurrección de Jesús de entre los muertos es absolutamente esencial para la fe
católica. Sin la creencia de la resurrección, nuestra fe no tendría sentido. San Pablo nos
dice: “y si Cristo no resucitó, el mensaje que predicamos no vale para nada, ni tampoco
vale para nada la fe que ustedes tienen” (1 Cor 15:14).
Entonces, ¿Cómo sabemos que Jesús resucitó de entre los muertos? En las escrituras no
se registra que alguien realmente vió a Cristo salir del sepulcro. Incluso, hasta los
soldados que cuidaban el sepulcro dormían. Entonces, ¿Cómo sabemos que la
resurrección fue auténtica?
En primer lugar, hubieron muchos testigos. Jesús se apareció a muchos después que
resucitó de entre los muertos. El más importante de los testigos fueron los apóstoles. Hay
hechos narrados en la biblia donde dice que Jesús se apareció a los apóstoles. Ellos
podían ver y escuchar a Jesús. Jesús comió con ellos, invitó a tocarlo y él les enseñó.
Jesús se apareció a María Magdalena y a otras mujeres. El se apareció a los discípulos en
el camino a Emaús. San Pablo da un fuerte testimonio a la Iglesia de vivir la tradición de
la resurrección. El escribe: “En primer lugar les he dado a conocer la enseñanza que yo
recibí. Les he enseñado que Cristo murió por nuestros pecados, como dicen las
Escrituras; que lo sepultaron y que resucitó al tercer día, como también dicen las
Escrituras, y que se apareció a Pedro, y luego a los doce. Después se apareció a más de
quinientos hermanos a la vez, la mayoría de los cuales vive todavía, aunque algunos ya
han muerto. Después se apareció a Santiago, y luego a todos los apóstoles. Por ultimo se
me apareció también a mí, que soy como un niño nacido anormalmente” (1 Cor 15:3-8).
En Segundo lugar, existe el testigo silencioso del sepulcro vacío. Como enseña el
Catecismo de la Iglesia Católica: “El discípulo que Jesús amaba afirma que al entrar en el
sepulcro vacío y al descubrir ‘las vendas en el suelo,’ ‘vio y creyó.’ Eso supone que
constató en el estado del sepulcro vacío que la ausencia del cuerpo de Jesús no había
podido ser obra humana y que Jesús no había vuelto simplemente a una vida terrenal
como había sido el caso de Lázaro” (CCC, no. 640).
Recuerdo mi peregrinación a la Tierra Santa y mi visita a la Iglesia del Santo sepulcro en
Jerusalén. La tradición dice que estos lugares, el cerro de la Golgota, donde Jesús fue
crucificado y murió, así como el sepulcro vacío del Señor. Cuando estaba en la Iglesia,
subí los escalones que conducía al cerro de la Golgota, y allí oré. Luego, fuí al sepulcro
vacío y allí oré también.
Mis amigos sacerdotes, que viajaron conmigo, concelebramos la Santa Misa en el
sepulcro vacío, que es una cueva pequeña. Comenzamos la Misa fuera del sepulcro, pero
la oración Eucarística se llevó a cabo dentro del sepulcro. El interior del sepulcro era tan
pequeño que una persona a la vez podía entrar a la tumba y leer su porción de la Oración
Eucarística.
¿Creo en la resurrección de Jesús de entre los muertos? Después de leer el testimonio de
la escritura y tomando en cuenta la tradición viva de la Iglesia, además del testimonio del
sepulcro vacío, si creo. En las palabras de la Liturgia Bizantina citado por el Catecismo:
“¡Cristo ha resucitado de entre los muertos! Con su muerte ha vencido a la muerte; y a los
muertos ha dado la vida” (CCC, no. 638).