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Transcript
¿Quiénes somos?
DVC es un Grupo perteneciente a
la Pastoral Familiar de Monterrey,
formado y dirigido por el Pbro. Lic.
Alfonso Gerardo Miranda
Guardiola, Srio. Canciller de la
Arquidiócesis de Monterrey.
El objetivo de nuestro Grupo es
presentar a todos aquellos en esta
situación el rostro de Dios mediante
su mensaje de verdad y de amor,
además de ofrecernos una atención
pastoral conveniente. Dar una
formación humana y religiosa;
ayudarnos a crecer en la vida
espiritual, acordes a nuestra
situación, aspirando a alcanzar la
madurez cristiana e incentivarnos al
apostolado y a la ayuda comunitaria.
¿Dónde nos reunimos?
Sábados de 20:00 a 22:00 horas
en la Pastoral Familiar de
Monterrey, Priv. Miguel F. Martínez
No. 625 Pte., cruz con Villagrán
Tel. +52 (81) 1158 2700
¿Información?
DIVORCIADOS Y VUELTOS A
CASAR
Coordinadores: Ulises e Irela
Morales
Teléfono: 0448115360821,
8116260996 y (81) 82144188
Mail: irela_herrera@hotmail.com
FC-84
Órgano de Comunicación y Evangelización del
Grupo DVC Pastoral Familiar de Monterrey
Boletín informativo
Año: I
No. 11
Octubre 2013
Editorial:
Hola hermanos Con el deseo de que Dios nuestro Señor se
mantenga firme en sus corazones, les enviamos un fuerte
abrazo, nuestro deseo de paz y salud para todos ustedes.
Ya es Octubre, el clima cálido se aleja de nuestra ciudad, las
lunas, en esta época del año son las más hermosas y como que
este inicio de temporada nos hacen más sensibles, más
conscientes de las necesidades de nuestros hermanos, más
abiertos al amor. Aprovechemos este tiempo para empezar a
prepararnos para el ya próximo adviento. Levantemos nuestras
manos y alabemos al Señor pues todo es para su honra y gloria.
En las últimas semanas hemos publicado algunos artículos en FB
relacionados con el acceso a la Eucaristía para nosotros los DVC.
Aquí hacemos una recopilación de estos y al mismo tiempo te
invitamos a la reflexión sobre este tema y a que compartas tú
sentir con nosotros en nuestras diferentes formas de contacto.
El Padre Alfonso hizo en Septiembre un viaje a Polonia. Como
saben, el es el Rector del Templo de San Maximiliano Kolbe aquí
en Monterrey. Le pedimos permiso de trascribir las anécdotas de
su viaje publicadas en redes sociales y aquí te las presentamos
completas. Una historia de amor, de fe y de sueños que se
cumplen con la voluntad de Dios. Esperamos que la disfrutes.
Visita nuestra Página:
www.dvcmonterrey.org
Síguenos en:
Facebook: grupodvcpastoralmty
Twitter: @grupoDVCmty
Referencias y Apoyo didáctico:
Libro: Proyecto de Vida, atención
pastoral para los divorciados y
vueltos a casar. Autor: Pbro. Lic.
Alfonso Gerardo Miranda
Guardiola. Editorial: Obra Nacional
de la Buena Prensa.
Finalmente queremos comentar que este mes de Octubre,
dedicado a María nuestra madre celestial viene lleno de
manifestaciones del Espíritu Santo. Recuerda fomentar entre tu
familia el rezo del Santo Rosario, cultivar esta devoción es un
medio que traerá consigo paz interior a nuestras almas así como
a nuestras familias y la paz de las naciones como promesa
hecha por nuestra madre del cielo.
Esperamos que el contenido de este boletín te sea de utilidad y
con el deseo de que Dios nuestro Señor los bendiga y que su
Espíritu derrame sobre ustedes todos sus dones, les dejamos un
afectuoso abrazo en Cristo Jesús.
Grupo DVC Monterrey
La fuerza para cumplir nuestros sueños.
El Padre Alfonso Miranda hizo hacia finales de Septiembre un viaje a
Polonia con una misión y un sueño que cumplir. Todo comienza a
partir de una hermosa puesta en escena en el Templo de San Max en
donde nuestro querido Padre es Rector. Esa obra de teatro motivó a
muchos corazones y nació la intención de presentarla en la misma
tierra que vio nacer a San Maximiliano Kolbe. Aquí trascribimos, en
palabras del propio Padre Alfonso, la historia de cómo ese sueño fue
materializándose y hoy es un proyecto en marcha.
Les envío la primicia, de una hermosa historia:
El domingo 22 de septiembre casi no pude dormir, y el lunes 23, me
levanté muy temprano. No quería estar tarde. Fui a desayunar
rápido al restaurante del hotel, para estar antes de las 8.30 am, tal
como me dijo la guía polaca, quien me iba a conseguir un taxi, pues
la cita era a las 10 am en la Curia Arzobispal de Varsovia.
Ya eran las 9 am y el taxi no llegaba. Un poquito más tarde y el taxi arribó. Sin perder tiempo me subí, y
le di las indicaciones precisas al conductor con mi excelente polaco, claro después que la guía de
Polonia, le dio la dirección. Llegamos a las 9.25 am con tiempo suficiente para hacer las cosas con
pausa.
Era un lugar abierto, con jardín al centro y árboles, no había lluvia, era un palacio antiguo, con tres alas
y por supuesto que me dirigí a la central. Toqué y un sacerdote atrás de mí me preguntó: ¿A quién
busca? Y le contesté: a Mons. Tadeusz Pikus, Obispo auxiliar de Varsovia. Me contestó cortésmente:
éste no es el edificio, sino el de al lado. Con actitud serena, confiada y tranquila, me dirigí hacia una
puerta clara, toqué y me metí, ahora no esperé a que me abrieran.
Pasé y antes de cruzar la siguiente puerta, me quedé mirando los nombres de
los obispos polacos, cuando de repente una secretaria, se asoma, y me
pregunta titubeante, como diciendo, en qué idioma le hablo a éste, y se
aventuró a decirme: ¿habla francés? Y con mi inigualable francés, le contesto:
Oui! Y me sentí realizado! Era evidente que me esperaba. Me acompañó por el
pasillo, hasta una oficina; eran las 9.35 am. En eso que voy viendo a Mons.
Tadeusz Pikus, acercándose hacia mí con los brazos abiertos y una grande
grande sonrisa y me dice: Alfonso, bienvenido, en un perfecto español (y me
dije: ¿para qué estudié tanto polaco? Pero bueno).
Como eran antes de las 10 am, sólo me recibió y me sentó en una mesita esquinera de su oficina,
mientras terminaba de atender algunos asuntos y personas.
Inmediatamente después me invitó a una salita a tomar una tácita de café expresso y galletas de
arándanos y chocolate. Mientras me preguntaba sobre México, le habló a su notario para que nos
acompañara, también hablaba perfecto español (aquí todo el mundo habla español, me dije). Después
de platicarme de los motivos de sus viajes a México y a Monterrey en los 80's cuando era sacerdote, me
dijo: A ver, platícame de esa obra que quieres traer, ¿de qué se trata? Y que le cuento de nuestras
hazañas con la obra: "Sólo el amor crea" en Monterrey y le regalo un video de la obra, un libro de la
historia del Templo de San Max en la que él participó. Contrario a la respuesta acogedora y de apoyo
total que yo esperaba, lo empecé a notar titubeante y me empezó a dar miedo. Me dijo: habrías de
hablar primero con los padres franciscanos de Niekopolanow....
Segundo. A Niekopolanow
¿Cómo? No entendía ¿Qué me estaba diciendo? ¿Los padres del convento de San Maximiliano Ma.
Kolbe? Todavía no bien entendía cuando me dice: Sí, hay qué ver, agregó, y si hay otra parroquia por
aquí donde la pudieran presentar, lo iríamos viendo, y poniéndonos en contacto.
Yo le dije: Monseñor Pikus, usted es un padre para nosotros; usted vio nacer nuestra Iglesia, por eso no
he dudado ni un segundo, en venir con usted. Acto seguido, se levanta, sale de la salita rumbo a su
oficina y a los 15 segundos regresa con su agenda y ya casi marcándole al guardián o padre superior del
convento. Y que le van contestando (ahí si ya no supe ni que onda, porque no entendía nada del polaco.
Sólo alcanzaba a escuchar que aquí tenía un padre de Monterrey que quería presentar una obra de San
Maximiliano, en Polonia, con jóvenes de su parroquia, y que quería que él me atendiera porque a él le
correspondía). Habló un buen rato con él sólo sobre este tema. Al terminar, me dijo: ¿Qué vas a hacer
ahorita? – Nada, le dije, a esto vine. -¿Y tu padre Bartolomé? - ¡Yo lo puedo, llevar! - ¡Pues entonces a
Niekopolanow se ha dicho!
Antes de salir de la sala, Bartolomé le dice a Mons. Pikus: - Señor Obispo, yo les puedo ayudar, yo
estuve en la parroquia de San Maximiliano Ma. Kolbe en Varsovia, en mi primer destino, y conozco
bastante bien al párroco (El espíritu de San Max, empezaba a hacerse notorio). - Muy bien, y a todo esto
padre Alfonso, ¿en qué idioma quieren presentar la obra? - En polaco, les dije, y acto seguido echaron a
reír...
Tercero. En el corazón de Polonia.
Pero porqué se ríen? Les pregunté: - Es que el polaco, es uno de los 5 idiomas más difíciles del mundo,
dijo Mons. Pikus. - Bueno, pues aunque fuera el más difícil, deseamos presentarla así para que los
polacos puedan entendernos, repliqué. Nos despedimos, no sin antes registrar el inolvidable momento
para la posteridad, y nos encaminamos a Niekopolanow. Eran las 10.30 am.
Ya para salir, Bartolomé logra comunicarse con el párroco de la Iglesia varsoviana de San Maximiliano
Ma. Kolbe quién después de escucharlo, le dice que nos espera esta misma noche a las 8 pm.
El padre Bartolomé generosamente se escapó de su oficina llena de papeles y asuntos de la Curia para
acompañarme al convento de los franciscanos conventuales, la casa donde vivió por tantos años San
Maximiliano Ma. Kolbe. En el camino Bartolomé, de apariencia juvenil y con sólo 34 años, doctorando en
Derecho Canónico e historiador, me platicaba precisamente sobre la historia de Varsovia y como los
nazis, antes de acabar la 2a guerra mundial, habían asesinado a 6 millones de polacos y destruido casa
por casa. Tuvieron que reconstruir la ciudad piedra por piedra, y recuperar el ánimo, corazón por
corazón. Hoy, me decía, Varsovia está de pie, libre y forjando su propio destino.
Repasando con él mi avanzado polaco, llegamos a
Niekopolanow. Ya nos esperaban el solemne padre Guardián,
Miroslaw y el hermano Jacinto. Pronto nos saludamos, y
atravesamos la vieja capilla de madera, conservada intacta del
asalto alemán, hoy una reliquia. Luego pasamos directamente a
una salita donde nos esperaba un exquisito café expresso, que
no pude resistir, aunque me quedara sin dormir otra noche,
total entre la cafeína y las emociones, las noches se van.
Y ahora sí; hablando un vertiginoso polaco que no entendía ni papa, me preguntó el Guardián: - Muy
bien, padre, ¿Qué es lo que Usted quiere? - Ni tardo ni perezoso, la suelto directo: - Presentar la obra de
San Max en Polonia.
Y las preguntas se disparaban: - ¿Cuántos actores vienen? ¿Cuándo la quieren presentar? ¿Cuánto dura
la obra? A cada una fui respondiendo rápido con la ayuda de Bartolomé. Somos 60 personas, entre
actores, músicos y ayudantes. La queremos traer en julio del 2015. - Perfecto, eso depende de ustedes,
nosotros los recibimos, sólo necesitamos fotos e información de la obra para hacer la propaganda. Cuente con eso, nosotros se lo mandamos. (Me acabé el café, esta vez no hubo galletitas). - En el 2016
San Maximiliano cumplirá 75 años de haber partido al cielo y estamos preparando muchos festejos, apuntó.
Hasta ese momento no había podido hablar polaco, su alta velocidad no me lo había permitido. - Muy
bien padre Alfonso, por nuestra parte, podemos programar tres presentaciones, en un fin de semana,
una en sábado y dos en domingo, después de cada una de las misas y se presentaría aquí en
Niekopolanow! Haremos la promoción por nuestra estación de radio y entre toda nuestra gente!
¡No lo podía creer! ¡En el corazón mismo de Polonia, en la propia casa de San Maximiliano! ¡Con sus
frailes y con su gente! Esto es lo que estaba en el corazón de Mons. Pikus, ahora lo comprendía...
Cuarto. ¿Cómo? ¿No sólo 3 presentaciones?
- Vámonos, dijo el Guardián, los invitamos a comer, al refectorio con todos los hermanos. Habíamos
intercambiado, para ese momento, en la sobria y pequeña sala del convento de Niekopolanow, vídeos
de nuestras obras de teatro y nuestros libros más importantes. Me regalaron también una moneda en
bronce. ¡La conmemoración de los 200 años de la diócesis de Varsovia! Y dos pequeñas medallas color
plata que hacen los mismos monjes.
Caminamos rumbo al comedor y el Guardián cambió a un idioma más humano, me empezó a hablar en
italiano, a partir de ese momento, pudimos platicar e intercambiar puntos de vista. Me señaló las
distintas partes del convento y ya en la mesa hablamos de las vocaciones franciscanas y de los
conventos en México.
Tuvo la gentileza de presentarme a todos los frailes al final de la comida que consistió en un guisado
con arroz y verdura y luego piezas de carne de exquisito cordero, que se deshacían al paladar.
Saliendo del comedor, el superior nos llevó a la capilla donde de ordinario, rezan todos los hermanos.
(Aquí sucedió un hecho asombroso, que más adelante les platicaré). Me despedí del Guardián quien me
encomendó al fraile Jacinto, que en su día de descanso, tuvo la amabilidad de mostrarnos las
habitaciones donde vivió San Maximiliano Ma. Kolbe, la ropa que usó, su escritorio, su misal, su túnica,
sus accesorios, y hasta las cobijas que usó. Mientras hacíamos este recorrido, Bartolomé se encontró
con su actual párroco, atento y cortés, a quien le comentó el proyecto de la obra mexicana de San
Maximiliano, a lo que inmediatamente respondió, sepárame por favor, una fecha para mí. El sacerdote
se llama Segismundo. Sumábamos ya 4 presentaciones.
Seguimos recorriendo las instalaciones de Niekopolanow y llegamos al hermoso museo, lleno de fotos,
recuerdos, monedas, pinturas y documentos de San Maximiliano Ma. Kolbe y de la historia del convento.
Cabe señalar que dentro de sus tesoros, cuentan con un automóvil y un papa móvil que utilizó el Santo
Padre Juan Pablo II en sus visitas a Polonia.
Antes de retirarnos, me llevaron a la Basílica Menor del Convento y a la estatua conmemorativa por los
100 años del nacimiento de San Maximiliano del año 1994.
Salimos rumbo al centro de Varsovia y me quedé un rato en el casco viejo. Bartolomé pasaría por mí
nuevamente a las 7:30 pm para ir a visitar al párroco de San Maximiliano Ma. Kolbe. El padre pasó en
punto para recogerme. Al llegar, primero le echamos un vistazo a la enorme parroquia, vimos también el
salón parroquial el cual estaba excelente para una presentación teatral, pues cuenta con un triple
escenario. Luego fuimos a la oficina con los padres; estaba el párroco, un vicario y el secretario. Mandó
llamar también al vicario de los jóvenes, el padre Andrzej Krzesiński el cual no tardó en llegar.
Como de costumbre el párroco me saluda y directo me pregunta, ¿Qué es lo que desea padre Alfonso?
Es Usted bienvenido. (Todo en polaco, es el padre Bartolomé el que traduce). - Queremos presentar
nuestra obra de teatro de San Maximiliano Ma. Kolbe en Polonia, aquí con ustedes. Le entrego el video
de la obra y los 2 libros de San Max que llevo. Se admiran grandemente, y para no quedarse atrás, me
regalan como 20 ejemplares de un libro que han hecho de su parroquia.
¿Ya revisaron las instalaciones? - Sí, y están perfectas, me traduce el padre Bartolomé. ¿Y en qué
idioma la quieren presentar? - En polaco, les respondo sin vacilar. Nuevamente que se ponen a reír.
Mientras el padre encargado de los jóvenes, me pregunta: ¿Sabes inglés? Le respondo: Por supuesto. Pues pueden presentarla en inglés y no hay problema. O en polaco, con que digan: tak o nie, les
aplaudirán. Y que les empiezo a hablar en polaco, con toda mi fuerza y mi energía, con las mejores
palabras que había aprendido, intentando decirles: "Deseamos traer la obra en el idioma en el que todo
Polonia pueda entendernos. Ya tenemos un maestro, y los muchachos están estudiando y lo van a
aprender". Pude decirlo, no sin el apoyo del padre Bartolomé.
Acto seguido me pregunta el párroco: ¿Y cuál es la fuerza que lo mueve
padre, para traer la obra hasta acá y en polaco? - Sólo una, le contesto
atrayendo la atención de todos, y se llama: Maximiliano María Kolbe. Al
párroco le empieza a brotar la emoción, y los ojos comienzan a brillarle y con
esa luz y con fuerza se dirige al padre Andrzej: "¡Si ellos van a aprender a
hablar en polaco, para presentar la obra, prepara a nuestros jóvenes, para
que aprendan español y puedan hablar con ellos!".
Con eso quedó cerrado el trato, y me traje la tarjeta del padre Andrzej para
hacer los preparativos. Con esta, ya eran 5 las presentaciones conseguidas,
gracias a San Maximiliano y la preciosa Inmaculada, para el verano del
2015, Dios mediante.
Ya para acabar la jornada, y antes de llegar al hotel me dijo el padre Bartolomé: Si ya de por sí, Polonia
ama mucho a México, trayendo ustedes mexicanos la obra de un santo polaco, en nuestro propia
idioma, el cual, nadie quiere aprender por lo difícil, estoy seguro que se van a echar a todo Polonia en la
bolsa.
Quinto. Una Sorpresa extraordinaria. Sin palabras.
Al salir del comedor de los padres franciscanos de Niekopolanow, el Guardián nos dirigió a la capilla
donde ordinariamente rezan los hermanos. Es un espacio amplio, de techo bajo, todo de madera, hecha
cada pieza por los mismos frailes.
Mientras me explicaban diversas imágenes y retablos de la capilla a través del padre Bartolomé, me
llegó una inspiración muy poderosa al corazón, y haciendo acopio de todo el polaco que había aprendido
intensivamente en el último mes, y viendo al Guardián directamente a los ojos, le pregunto: ¿Ma. Pan
relychie z Maximilien Kolbe? (¿Tiene Usted reliquias de San Maximiliano?).
Acababa de saber hacía un mes, que efectivamente, existían reliquias de San Maximiliano Ma. Kolbe de
primer grado, que las conservó el barbero que le cortó la barba para ser fotografiado por los nazis, antes
de ingresar al campo de concentración.
Y sin quitarme la mirada, me contestó el Superior del convento, como sólo es posible responder a una
pregunta que se hace de frente, me dijo en polaco: Sí, si tengo. - En ese momento se me erizó la piel y
se me hinchó el corazón enormemente, sólo de pensar en la posibilidad de que pudiera recibir, una
reliquia de su cuerpo. No hubo falta traducciones. Sentí su sinceridad y también su corazón. - En eso se
puso hablar el Guardián con Jacinto y Bartolomé vertiginosamente en polaco sin que yo pudiera
entender nada. Y éste último nada me decía.
De repente Bartolomé me dirigía la palabra, diciéndome sólo unas cuantas cosas: que hace falta hacer
una carta dirigida al Guardián; y seguían hablando sin decirme nada, y luego: que sí es posible, pero se
necesitan cartas que respalden las reliquias; que te van a dar un machote para que hagas la carta, y
luego la envíes. Total que así me trajeron por varios minutos, y en eso caminamos hacia la salida de la
sencilla y hermosa capilla, y nos dirigimos al despacho del Guardián.
Mientras, me iban explicando los cuadros con las pinturas de los antiguos guardianes del Templo, entre
ellos San Maximiliano y su hermano Alfonso. Emblemáticas figuras, por cierto. Al llegar a la oficina, el
secretario iba cerrando, y le dijo el Guardián, regrésate, necesito unas cartas, y se meten los dos. Los
demás nos quedamos afuera viendo los cuadros y charlando. El Guardián traía los libros de San Max
que le había regalado y los abría buscando algo, pero por lo que vi, sin éxito, la dirección del Templo de
San Max en Monterrey, por lo que me manda hablar. El secretario hablaba un simpático italiano. Me
dicen por favor llene la carta. La termino y la imprimen a color, muy bella por cierto y nos encaminamos
a la oficina del Guardián, que estaba enfrente. Del cajón de su escritorio sacó un folder verde, en el que
me entrega la carta recién impresa, y junto con ella, saca un pequeño y bello estuche color miel y me lo
entrega, atónito, pasando toda la vida en un segundo, lo abro, era nada menos que la reliquia de primer
grado, de San Maximiliano María Kolbe para nuestra comunidad en México.
En ese momento, entro en shock, no puede ser posible, no lo esperaba, no estaba planeado, y no hallo
como agradecerle al Superior del convento, ni en polaco, ni en español, ni en ningún idioma. Sólo atino
a darle un fuerte abrazo, a lo que el corresponde con sentimiento, calidez y mucha fuerza como
diciendo, sé que lo apreciarás, lo cuidarás y sabrás extender su veneración en la amada y lejana tierra
de México.
Se trataba precisamente de dos pequeños cabellos de la barba de San Maximiliano María Kolbe,
puestos en cruz, sobre una base de metal, una cubierta de cristal, en un fondo de tela color rojo intenso.
La inmaculada y el mismo San Maximiliano Ma. Kolbe habían hecho el milagro, ahora tendremos esta
hermosísima reliquia en nuestro Templo, en un nuevo y bello altar que construiremos, para la
veneración de toda la Iglesia del norte del país, especialmente en nuestra querida Iglesia de Monterrey.
Gloria a ti Señor, alabado por siempre seas. Amén.
Epílogo: La antesala del cielo
Habíamos llegado a Auschwitz, ese viernes 20 de septiembre del 2013. Comenzaba a llover, bajo un
cielo triste y gris, (como si en ese lugar, el cielo no se permitiera sonreír), cuando atravesamos la puerta
de entrada del campo de concentración, que tiene un letrero que en alemán irónicamente dice: el
trabajo da la libertad.
Dimos varias vueltas, y entramos a varios pabellones, con un sin número de signos de muerte - zapatos,
ollas, joyas, maletas de tanta gente que entró aquí pero que nunca más salió, cuando súbitamente
apareció ante nosotros el edificio marcado con el número 11, la cárcel de Auszchwitz. Ahí dentro
estaban los pasillos que conducían a varios de los calabozos más terribles, para castigar aún más, a los
prisioneros que violaban alguna mínima ley del campo.
A uno de estos calabozos, fue conducido el preso polaco 16670, Maximiliano Ma. Kolbe. Ahí estábamos
acercándonos a esta celda, íbamos en fila, cuando de repente en uno de los pasillos subterráneos, todo
estrecho y oscuro, aparecen unas flores, y una larga vela encendida, sobre un candelabro de hierro, era
el búnker del hambre, a donde fue enviado Maximiliano, junto con otros nueve reos, como represalia por
haberse fugado uno de sus compañeros, mientras ellos trabajaban en el campo.
Allí vivió este sacerdote polaco los últimos días de su vida, acompañando a estos desconocidos
hermanos a la entrada del cielo, atravesando para ello este patíbulo sombrío, en la más cruel y absoluta
desolación.
Llegué y me arrodillé, no podía hacer más, tras ocho años de haber meditado sobre la vida de este
hombre, que había muerto, más bien, que había dado su vida, a cambio de la de un hermano. Una reja
de hierro nos separaba de aquella celda, pero podíamos aún sentir toda la fuerza de su espíritu y palpar
el coraje que lo llevó hasta ese lugar, expresando con ese gesto supremo de amor, su poderosa y
luminosa respuesta ante un sistema que aniquilaba al hombre.
Me ha sobrecogido este reducido espacio de metro y medio por metro y medio, donde vivieron 10
hombres por casi 15 días, sin agua y sin alimento, recordar su travesía, como un puente tenebroso, a
través del cual Maximiliano, con su lámpara encendida los ayudó a cruzar hacia un valle de libertad.
Un haz de luz en un mísero hueco de tierra, y sin embargo, la antesala del cielo... Pues aún resuenan en
esas paredes frías de piedra, y nos hacen vibrar todavía, los cantos a Dios que San Maximiliano les
enseñaba.
Cuánto aplomo y sabiduría, cuánto arrojo y valentía, se necesita para enfrentar con gallardía y coraje, en
el mismo lugar del mal, al ejército obcecado, necio y criminal.
Lo que nos queda en el alma, después de haber vivido esta experiencia, es sólo admiración y respeto
por este hombre: inspiración y fuerza para cumplir nuestros sueños; y coraje y valentía para luchar
siempre y en cualquier lugar, contra cualquier ejército del mal.
P. Alfonso G. Miranda Guardiola
Varsovia, Polonia, Septiembre de 2013.
La Eucaristía y los DVC
En el boletín de Septiembre publicamos un artículo firmado por Irene Savio desde Roma, que citaba al
Papa Francisco diciendo que tanto las parejas no casadas como los divorciados que se vuelven a casar
no deben ser rechazados por la Iglesia, sino todo lo contrario. "Nuestro deber es el de buscar otra vía,
dentro de la justicia, para ellos", indicó y agregó que "Es necesario emprender vías valientemente
creativas", en una reunión de más de dos horas que sostuvo con el clero romano en la Basílica de San
Juan de Letrán.
Recordemos que en Julio 29, en su vuelo de regreso de Rio de Janeiro y ante
muchos periodistas, el Papa Francisco cito: ―En cuanto al problema de la
comunión a las personas en segunda unión —porque los divorciados sí
pueden tomar la comunión—, creo que esto es necesario mirarlo en la
totalidad de la pastoral matrimonial. Esto es un problema. Pero abro un
paréntesis: los ortodoxos tienen una praxis diferente, ellos siguen la teología
de la Oikonomia, dan una segunda posibilidad. Y cierro paréntesis. Creo que
este problema hay que estudiarlo en el marco de la pastoral matrimonial‖.
Aquí Francisco dejo entreabierta una puerta y un tema que merece en
nuestra humilde opinión un profundo estudio y largo tiempo de meditación.
Como sabes, los divorciados que contraen segundas nupcias no pueden, entre otras cosas, acceder al
sacramento de la comunión. Este tema es uno de los más debatidos dentro de la comunidad católica a
nivel mundial, ya que el número de divorciados ha aumentado enormemente en las últimas décadas. En
ese mismo boletín, publicamos un artículo citado en la revista Christus de Mayo-Junio 2013 acerca de
una propuesta de la Asociación de las Facultades de Teología Católica Alemana que hacen “una
sugerencia para abordar el problema urgente de los divorciados vueltos a casar, a quienes les es
prohibida la recepción de la comunión”
En dicho artículo, esta asamblea se preguntaba si las normas eclesiásticas vigentes corresponden a las
circunstancias reales y a la fe de aquellos divorciados vueltos a casar que experimentan en su nueva
relación conyugal el amor, la fidelidad y la responsabilidad.
Cierto es que en muchísimos casos, el nuevo matrimonio civil lleva a una salida de la iglesia muchas
veces silenciosa, pero crecientemente también hecha pública y que la exclusión de la eucaristía de los
DVC, genera la impresión de ya no son aceptados en la comunidad eclesial.
El artículo hace hincapié en que hay muchos casos en los que no se encuentran pruebas para anular el
primer matrimonio para los que debiera ser posible una readmisión de DVC y observan en la admisión a
la eucaristía en casos individuales, que ha sido teológicamente bien ponderada y pastoralmente bien
preparada, un esfuerzo de expresar la misericordia de Dios que supera toda medida humana‖.
El tema siguió en las primeras planas de los diarios y en redes sociales. A principios de este mes, dos
anuncios lo actualizan; por un lado, el pasado dia 8 de Octubre, El Papa convoca un Sínodo de Obispos
extraordinario sobre la familia que se celebrará del 5 al 19 de octubre de 2014 bajo el lema 'Los
desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización' y donde podría abordarse la
situación de los divorciados vueltos a casar y las nulidades.
Federico Lombardi, portavoz del Papa, ha destacado la importancia de que la Iglesia "se mueva
comunitariamente en la reflexión y en la oración" y defina "orientaciones pastorales comunes en los
puntos más importantes --como la pastoral de la familia-- bajo la guía del Papa y de los obispos". En esta
línea, ha insistido en que se necesita un camino en plena comunión con la comunidad eclesial para que
no se propongan soluciones particulares desde oficinas locales, algo que, según ha añadido, "podría
conducir a confusión".
Por otro lado, el 9 de Octubre, Julio Algañaraz desde el Vaticano publica un artículo bajo el titulo: Desafío
para el Papa: una diócesis tiende una mano a los divorciados y cita que la diócesis de Friburgo en Alemania, esa
semana publicaría un documento que ―consistirá en el acceso para estos a los sacramentos interdictos,
como la comunión, la confesión, el bautismo, la confirmación y la extremaunción‖ marcándolo como
―una revolución‖ que será uno de los temas candentes del Sínodo Mundial de Obispos sobre la Familia
que ayer convocó el Papa para dentro de un año‖, observando el peligro es que el ejemplo de Friburgo
cause un contagio con ―desarrollos sorpresivos‖.
En dicho artículo cita a Federico Lombardi, diciendo: ―No hay ninguna novedad para los divorciados
vueltos a casar, el documento, es de una oficina pastoral local‖ y el arzobispo Robert Zoellisch,
Presidente de la Conferencia Episcopal germana, ―no ha sido consultado‖. Pero la novedad parece ir
adelante con el aval del arzobispo. El decano de la oficina que se ocupa de la cura de las almas en
Friburgo, Andreas Moehrle, dijo que ―ante el número tan elevado de divorcios, la Iglesia no se puede
permitir de excluir a la gente‖.
―En caso del fracaso de un matrimonio queremos ser abiertos con las personas que sufren, escucharlas
y estarles cerca‖.
El artículo concluye diciendo que la diócesis de Friburgo ofrecerá a los divorciados vueltos a casar,
coloquios en los que podrán contar las razones del fracaso matrimonial y confrontarlas con la fe. Será la
base para que puedan participar plenamente de la vida de la Iglesia y los sacramentos.
Nuestros hermanos Carlos y Ángeles Carabias expresaron su opinión sobre el tema diciendo: ―No hay
que confundir el acompañamiento pastoral en contra de las verdades evangélicas, hay que subrayar
que quedó plenamente expuesto en Familiaris Consortio # 84, y en la carta que en su momento emitió
el Cardenal J. Ratzinger como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el equilibrio
perfecto entre la CARIDAD PASTORAL dentro del sentir evangélico, y así en cuanto a bautizados los
matrimonios DVC son Iglesia y en camino a la salvación si viven en ORACIÓN, JUSTICIA Y CARIDAD, su
comunión espiritual hecha de corazón los llena de Cristo, es más el SEÑOR dice: “quien recibe a este
pequeño me recibe a mí, y quien a mi me recibe, recibe a quien me envió.” Los actos de misericordia
termina diciendo quien los haga con los más pequeños conmigo los hace. Los DVC, en esa oración, y
caridad, se ―encristan‖, y posiblemente vivan con más fuerza el amor de Cristo que muchas personas
que no disciernen la comunión sacramental; lo que busca la Iglesia es en la confianza del Espíritu Santo
dar paz dentro de las verdades evangélicas con la aceptación de los principios no negociables que
contradicen la indisolubilidad del matrimonio. Seguramente su santidad el Papa Francisco reafirmará lo
dicho en este comentario y oremos por que se luche por la búsqueda de un acompañamiento profundo
desde el noviazgo para que los nuevos matrimonios entiendan el verdadero amor entre ellos como lo
tiene Cristo con su iglesia.
Por último, el pasado 22 de Octubre y al dia siguiente en diversos diarios de este país se publico un
artículo en donde se cita que La Santa Sede elimina cualquier margen de maniobra para lograr una
disolución. Aquí lo transcribimos
Fuentes: Redacción El Horizonte, El País y L’Osservatore Romano
El Vaticano eliminó cualquier esperanza de margen de maniobra en una de sus antiguas normas sobre
la indisolubilidad del matrimonio.
El prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, arzobispo Gerhard Mueller, escribió ayer que
los católicos que se divorcian y vuelven a casarse no pueden recibir la comunión a menos que obtengan
la nulidad, un fallo de la Iglesia de que el primer matrimonio en realidad no existió.
De un portazo. El arzobispo alemán, ha publicado un extenso y
documentado artículo en L’Osservatore Romano —el medio es
el mensaje— desmontando cualquier posibilidad de que los
casados en segundas nupcias puedan comulgar. ―Si el
matrimonio precedente de unos fieles divorciados y vueltos a
casar era válido, en ninguna circunstancia su nueva unión
puede considerarse conforme al derecho; por tanto, por
motivos intrínsecos, es imposible que reciban los
Sacramentos‖, escribe. Se trata de la constatación más clara
de que, si el papa Francisco se plantea de verdad abrir la
Iglesia a los nuevos tiempos, a las periferias del mundo y de la
fe, no lo va a tener nada fácil.
Las palabras del prefecto alemán para la Doctrina de la Fe no pueden estar más en desacuerdo con lo
que dijo Francisco en aquel vuelo en Julio 29: ―Hoy existe en las Iglesias ortodoxas una multitud de
causas para el divorcio, que en su mayoría son justificadas mediante la referencia a la Oikonomia, la
indulgencia pastoral en casos particularmente difíciles, y abren el camino a un segundo o tercer
matrimonio con carácter penitencial. Esta práctica no es coherente con la voluntad de Dios, tal como se
expresa en las palabras de Jesús sobre la indisolubilidad del matrimonio, y representa una dificultad
significativa para el ecumenismo‖.
El proceso de nulidad suele tardar años y con frecuencia es imposible obtener un fallo favorable. Meses
atrás, la diócesis de Friburgo, Alemania, provocó un escándalo al emitir una guía para que los católicos
casados en segundas nupcias puedan soslayar la norma. Se prevé que el Papa Francisco hable del
asunto en una reunión el año próximo.
Divorcio no es anulación. El Vaticano afianzó sus normas en contra de la disolución del matrimonio.
La Iglesia establece que los católicos a quienes no les han anulado su primer matrimonio, o si éste no
ha sido anulado por un tribunal eclesiástico antes de volver a casarse, no pueden participar plenamente
en los sacramentos porque técnicamente estarían cometiendo adulterio.
El artículo de Mueller en el diario del Vaticano parecía tener la intención de poner fin al debate. ―La
misericordia de Dios no nos libra de seguir los mandamientos ni las reglas de la iglesia‖, escribió en
L´Osservatore Romano.
Mueller citó varios documentos de papas previos al rechazar argumentos de que la misericordia debería
prevalecer sobre las reglas de la iglesia o que las personas deberían decidir si sus matrimonios eran o
no válidos. ―No corresponde a los individuos interesados decidir sobre su validez, sino a la iglesia‖.
Francisco ha señalado la necesidad de lidiar con el asunto y que el sistema de tribunales de la iglesia
debe ser cambiado (AP).
Nosotros les dejamos el Evangelio de Lucas para reflexionar. Esto dice el Señor: Jesús iba enseñando
por ciudades y pueblos mientras se dirigía a Jerusalén. Alguien le preguntó: «Señor, ¿es verdad que son
pocos los que se salvarán?». Jesús respondió: «Esfuércense por entrar por la puerta angosta, porque yo
les digo que muchos tratarán de entrar y no lo lograrán.» Lc 13, 22-24
DVC salgamos del círculo! Acerquemos a más hermanos en esta situación a la iglesia, que sepan que
Dios nos ama y acompaña. Oremos para que el Señor abra nuestro entendimiento y podamos discernir
qué es lo que El espera de nosotros.
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