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REFLEXIONES CATÓLICAS SOBRE LA BIBLIA Arquidiócesis de Miami - Ministerio de formación cristiana 12 de Julio de 2015 XV Domingo del Tiempo Ordinario (Ciclo B) Lectura del santo evangelio según San Marcos 6:7-13 En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y añadió: “Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.” Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban. Comentario breve: Como la semana pasada, le primera lectura y el evangelio enfatizan la misión profético. Como Amos, los profetas sintieron un profundo e urgente llamado para hablar contra las injusticia de sus tiempos. Amos, ‘un pastor y cultivador de higos’ fue llamado del reino de Judá del sur y enviado a profetizar a los elite gobernantes del reino de Israel del norte, quienes estaban grandemente despreocupados por el empobrecimiento de la populación. Como ‘la conciencia de Israel’ los profetas denunciaban la apatía e indiferencia hacia Dios y hacia el prójimo, y anunciaban lo que Dios quería. Por esta razón Amos fue expulsado de la ciudad de Betel por un sacerdote del santuario allí. En los evangelios nos encontramos con un Jesús quien llama a sus discípulos e igualmente los envía en misión profética que incluía la sanación, la liberación de los oprimidos, y la predica de la buena nueva del reino. No han de depender en sus recursos, sus bienes, ni hasta en su propia fuerza, sino en la providencia y gracia de Dios. Con la autenticidad de la austeridad ellos han de llegar al pueblo, encontrando a la gente en las condiciones en que la gente se encontraban, atendiendo a sus necesidades, y oyendo sus quejas y preocupaciones. Han de ‘predicar la conversión’, la invitación de la gracia de rechazar el pecado y comenzar nuevamente. Ciertamente han de despertar la esperanza en la novedad que Dios estaba actualizando en sus vidas. Sin embargo, Jesús, sabiendo de que los profetas eran rechazados – y consiente de su propia experiencia de la dificultad de la gente en aceptar la verdad – también los preparo para ser rechazados. Los cristianos han entonces de no temer, ni ser detenidos por, el rechazo. Cuando se les oponen, los cristianos han de simple continuar sin ser detenidos recordando de que ambos Jesús y los profetas fueron similarmente despreciados: “Bienaventurados cuando os insulten y persiguen y hablen mal contra vosotros por mi causa. Regocijáis porque su recompensa será grande en el cielo. Así persiguieron los profetas ante vosotros” (Mat 5:11-12). Los que planean el mal en el mundo saben que a frecuente toma muchos intentos antes de que su mensaje y sus planes se logren. Similarmente, los cristianos deben ser, en las palabras de Jesús, “inocentes como palomas y astutos como las serpientes,” recordando que, “los hijos de las tinieblas son mas persistentes que los hijos de la luz.” Los cristianos saben que a menudo verán el fruto de sus siembras de las semillas de fe, esperanza y amor, pero que Dios le dará su cosecha a su tiempo. Los cristianos similarmente no han de temer de cantarle la verdad a los poderosos aunque pueda ser intimidante. El poder, la posición y el privilegio a menudo tienden a aislar los poderosos del sufrimiento del pueblo, y perder el contacto con el pueble. Los profetas creen en la habilidad del indiferente – de los que están solamente preocupados por si mismos, los poderosos que son tímidos en respondiendo al sufrimiento y opresiones en el mundo, tanto como los opresores – de cambiar. Los profetas son personas que creen en grandes cosas y así pueden ‘expulsar a los demonios’ que oprimen y destruyen nuestro mundo. Como apóstoles proféticos de Jesucristo, los cristianos no cesan de hablar y actuar en nombre de los que sufren, y en nombre del mensaje de gracia y liberación del Evangelio, sabiendo bien de que solamente este puede de veras transformar nuestro mundo. La Iglesia y sus miembros han de ser fieles al Evangelio y por lo tanto ser proféticos y misioneros. La lectura de hoy nos presenta tres ideas importantes: Como los profetas, Jesús llama a sus discípulos y los envía a la misión de predicar y actuar. La Iglesia y sus miembros son esencialmente proféticos. La misión de los discípulos/apóstoles de Jesús es la de hacer las cosas que hacen una diferencia en las vidas de la gente, así como lo hizo Jesús. No somos impedidos por el rechazo. No hay lugar para la timidez entre el pueblo de Dios. El mundo urgentemente necesita una Iglesia y cristianos apasionados para urgentemente y activamente preocuparse por la justicia y la compasión. Para la reflexión personal o comunitaria: Después de una pausa breve para reflexionar en silencio, comparta con otros sus ideas o sentimientos. ¿Cómo he oído el llamado a hablar y actuar proféticamente? ¿Lo estoy haciendo en nombre de los que en este momento están luchando en el mundo, como a favor de los cristianos en Irak, Siria y África que son victimas de genocidio? ¿Cómo estoy involucrado en la misión profética de la Iglesia en el mundo? ¿Qué rechazos he experimentado como cristiano y como puedo lidiar con el temor y el rechazo en el futuro? Lecturas recomendadas:Catecismo de la Iglesia Católica, párrafos 857-60, 2471-72