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que debería haberse matizado subra yando la evolución indicada y alabán dola como merece. Con ello, sin ries go alguno y sin abdicar de ningún principio, se alientan las fuerzas que propugnan esa evolución, en vez de provocarlas a una solídarlzación ins tintiva con una institución que apre cian y que por esto mismo quieren salvar. Pero lo que ya es un palo de ciego irresponsable y perjudicial para la causa socialista y de la libertad del pueblo español es que en el nú mero de la prim era quincena de se tiem bre, en un artículo sin firm a en el que replica a unas bobadas que había escrito el diario YA, „El S o cialista “ crea conveniente meter en el ajo al Vaticano, hurgando innecesariam ente en la herida que más le duele a la nueva Iglesia española, que es la de la bendición de las armas nacionales y la proclam ación de la „cru za d a “ . Los cristianos no combaten al socialismo Si la Iglesia y los cristianos se empe ñasen en estos errores, razón de sobra tendría „El S o cialista “ con apos trofarles de la form a más dura que supiera. Pero cuando la Iglesia espa ñola no „pretende o lvid a r“ que bende cía las armas, sino que ha reconocido oficialm ente en la Asam blea Conjunta de Obispos y Sacerdotes que ello fue un grave e rro r que debe reparar, la más elemental prudencia política exige, como mínímo, dejar en paz a la Iglesia, para que madure y dé frutos ese acto de co n trició n ; y m ejor aún sería, sin abdicar, repito, de ningún principio, alentar desde la atalaya so cialista esta nueva corriente que tan buenos resultados puede tener y sin duda tendrá para los españoles. Y cuando los cristianos no combaten ya al Socialism o como su enemigo, sino que se van dando cuenta cada vez más de que es en el Socialism o donde más claram ente se recogen en el plano de la sociedad laica sus aspiraciones sobrenaturales, se cae por su propio peso que los socialistas deberían dar cabida y posibilidades de actuar en el PSOE a esos nuevos compañeros, sin discrim inaciones ni reticencias. Todo esto y mucho más que tengo que dejar para m ejor ocasión se me ha ocurrido con respecto al Socialism o y los cristianos leyendo „El S ocialista" de los últim os meses. ■ 20 JO S E MARIA DIEZ-ALEGRIA Durante su estancia de seis meses en Alemania, en 1953, José Ma Díez-Ale gría dió el paso de las ideas abstrac tas a las ¡deas concretas que engen dran la responsabilidad m ilitante de estar „en favor, dice, de la verdadera libertad de todos, en prim er lugar de los más injustam ente oprim idos . . . en la esperanza, dentro de la Historia, de la liberación de las clases explo tadas". He aquí una reseña de sus razones. La Iglesia alineada con los ricos El autor y su obra ¿Por quién es escuchado?. EL CRISTIANISMO ¿VIA HACIA EL SOCIALISMO? El libro titulado „¡Yo creo en la Es p e ra n z a ...! ha sido calificado por ei vespertino parisiense „L a C ro ix“ como „Un libro que divide a los cris tianos españoles“ . La obra, 197 páginas, denuncia la coartada entre el capitalism o y la Iglesia C atólica (entiéndase lo mismo de las otras Iglesias). El autor, P. José Ma Díez-Alegría, hermano del General Díez-Alegría, y Profesor de las Universidades Pontifi cias, Gregoriana y Com illas-M adrid, fundam enta reciam ente en su trabajo los principios cristianos por los cua les los trabajadores conscientes han de d ecir: Basta a la explotación de los hum ildes por el capitalism o. Los católicos conservadores han reac cionado poniendo su grito en el cielo. Con sus publicaciones bien se puede com pletar ya una b iblioteca de sen siblerías y repeticiones de dogmas, en torno al trabajo esperanzador del P. J. Ma Díez-Alegría, que ellos conde nan como „un libro subversivo de la religión y del orden s o c ia l“ . Por otro lado el autor de „¡Yo creo en la E s p e ra n z a ...!“ „El credo que ha dado sentido a mi vida", ha sido castigado a vivir fuera de la Compa ñía de Jesús durante un período ini cial de dos años (L’Osservatore Ro mano, 28 marzo, 1973). Las revíndicaciones sociales contra la desigualdad, en todas sus formas, se enfrentan con la defensa de la propiedad privada de los m edios de producción sostenida por la Iglesia Católica, convertida, en la realidad de los hechos, en una defensora po derosa de la propiedad privada bur guesa del Capitalism o. Si es cierto históricam ente que el C atolicism o de los últim os siglos, en conjunto, ha sido mucho más obstá culo a la liberación de las masas e instrum ento de injusticias que lo con trario, es porque los cristianos, en el plano m acro-socíal, han aceptado la concepción económ ico liberal del m ercado de egoísmos, inspirado en la filosofía racionalista del siglo XVI11. En nuestros días, y a partir del Con cilio Vaticano II (1926), el M agisterio Oficial, ha abandonado la afirm ación de que la propiedad privada de los medios de producción es de derecho natural. Esta posición „nueva", bien que Marx (1867) dem ostró que el Capitalism o no es „una parte del marco eterno de la naturaleza", co rresponde en la Iglesia muy insuficien temente a la actitud „re a l“ del „aparato e cle siástico “ , ya de antiguo aliado con los ricos y potentes, y hoy atento a aum entar sus beneficios en la rique za y en el poder. Resulta de esta situación que la Igle sia hace declaraciones, de palabra, m ientras sigue de hecho, histórica mente, alineada con los ricos, en el co nflicto de éstos con los pobres. Y consecuentem ente la Iglesia convierte el Evangelio en un anuncio de valores espirituales, personales (a lo más fa m iliares) que no inquieta a los ricos, para quienes es esencial que Dios sea un Dios con quien uno puede relacio narse antes de que El pregunte por los hombres hermanos. El problem a prim ario de los hermanos ocupa así inexorablem ente un puesto secundario, y el Evangelio „La Buena N oticia para los Pobres“ queda en EXPRÉS ESPAÑOL / Noviem bre 1974