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BRISAS PALAUTIANAS Nº 7 AÑO 2009 EL CARISMA PALAUTIANO, UNA PASIÓN POR LA IGLESIA EDITORIAL “Porque te amo, busco en los servicios ocasión de complacerte [...] mi corazón, arrastrado por esa pasión indomable, desea servirte y agradarte” (MR 9,7). Nos encontramos viviendo un importante momento Como familia religiosa. Durante el mes de julio, mes Carmelitano, en que recordamos y festejamos a nuestra madre La Virgen del Carmen y San Elías inspirador del Carmelo hemos celebrado nuestro IV Capitulo Provincial. Por lo cual a través de este número queremos celebrar nuestro Carisma y dar a conocer la obra de nuestra familia religiosa en nuestra provincia (presente en Canadá, Chile y Brasil). Esperamos que estas pinceladas palautianas nos llenen a todas y todos de esperanza antes los múltiples desafíos que nos presenta nuestra Iglesia en los países donde nos encontramos. Que la Virgen del Carmen, , nos siga bendiciendo en nuestro caminar. FRANCISCO PALAU, “DEVORADO POR LA PASIÓN DEL AMOR” HNA. FERNANDA VILLANUEVA LAVIN, CMT Francisco Palau confiesa que desde niño experimentó la pasión como un “ímpetu irresistible”: “...desde niño me siento poseído y dominado por una pasión que se llama amor” “la ley de la naturaleza me impulsaba con ímpetu irresistible” (MR I). pena... al desplegar sus alas la mocedad, aumentó la pasión y, por consiguiente, el tormento” “Mi corazón desarrolló su pasión ya desde niño: yo amaba con pasión, y esta pasión era mi tormento y mi (MR 22,13). Reconoce en él un “corazón, devorado por la pasión del amor” (MR 7,12; 8,17); “ Yo amo con pasión inmensa” (MR 16,5). Francisco ama con pasión, pero al principio no conoce el objeto al cual dirigir este “ímpetu irresistible”. El corazón que ama sin conocer su objeto es para él “como el agua estancada” (MR 9,18). “¿Qué amaba yo? ¿Quién era la cosa amada?” (MR I) “Yo amaba con pasión, y, ¡cosa extraña! ni conocía mi Amada ni ésta se relacionaba conmigo” (MR10, 15). Francisco transferirá esta experiencia personal a la experiencia de sus Hijas espirituales: “Vuestro corazón, dominado por una pasión inmensa, terrible, e indomable, da fuertes latidos, desea, apetece, busca y llama a un amadoamante que llene por completo, en cuanto es compatible con la condición humana, sus apetitos. Y ¿Cuál es éste?” (C 88,3). Experimentará la felicidad al descubrir a la Iglesia, Dios y los prójimos en unidad, como el único “objeto” capaz de satisfacer esta pasión: “Su presencia satisfizo mi pasión y con ella yo era feliz, su belleza me bastaba. Dios y el prójimo, o sea, la Iglesia católica se me apareció tan bella como una divinidad. … Con ella encontré mi dicha y felicidad; yo era feliz” (MR I). Desde ahora el “agua estancada” “corre con ímpetu” (MR 9,18) Esta pasión se traduce en Francisco en servicio a la Iglesia de rostros concretos: “Porque te amo, busco en los servicios ocasión de complacerte [...] mi corazón, arrastrado por esa pasión indomable, desea servirte y agradarte” (MR 9,7). Podemos hablar en Francisco Palau de pasión por la Iglesia en dos sentidos: - Pasión[1]en el sentido de dejarse quemar, de arder de amor por la Iglesia concreta. El P. Palau experimentaba el “fuego interno del amor”, la “llama del amor que ardía dentro de su pecho” por su Amada (Cf. MR 22,15.16; MR 22,13.15); para él “su mirada era un dardo de fuego de amor divino que encendía, hería y mataba el corazón” (MR 8,35). - Pasión[2] en el sentido de saber sufrir por la Iglesia. Francisco confiesa:“esta pasión era mi tormento y mi pena” “Si he de juzgar de mi amor para contigo por lo que peno y sufro por ti, mucho debo amarte, porque sufro mucho por ti “ (MR IV). Y sentirá que la Iglesia le dice: “Si me amas, tendrás penas a medida del amor, reconóceme por tu compañera de penas” (MR 9,7). El P. Palau experimenta que esta pasión que él siente por la Iglesia, también la Iglesia la experimenta por él, en otras palabras, el ser humano es la pasión de Dios: <<...desde que tu corazón se dirige a mí amando, me roba el corazón; y “apasionada” si pasión puede llamarse, yo me doy toda al que me ama>> (MR 9,18). Sólo quien se sabe amado, despierta a amar, ya nos lo dice Benedicto XVI en su primera encíclica:“ Él nos ha amado primero y sigue amándonos primero; por eso, nosotros podemos corresponder también con el amor.” ( Deus Caritas est, 17) Esta transmite: convicción Francisco nos la “El amado os ama con amor eterno, puro leal, constante, desinteresado, con pasión y con una pasión igual a la vuestra ¿Lo creéis? Creedlo y todo está hecho” (C 88,6) Para el P.Palau esta pasión debe pasar al plano práctico: amar con pasión a la Iglesia entera es conocer y amar a fondo a sus miembros. Esto se traduce en relaciones de amor, conocerse, hacerse uno con los otros... Este misterio de comunión que apasionó a Francisco y que él llamó Iglesia, hoy nos puede apasionar también a nosotros; quizá pueda tomar otros nombres: Reino de Dios, Plan divino: “Que todos sean UNO” (Jn 17,21), que “Dios sea todo en todos” (1Cor 15,28) … Contagiemos esta gran locura, esta pasión por el Reino, que en sentido palautiano es pasión por la Iglesia. Si estamos dispuestos a dar la vida por el Reino, ¿qué no vamos a estar dispuestos a hacer por él? Si nuestro corazón mira en otra dirección nunca será verdaderamente feliz: “Si vuestro corazón ama fuera de Él, está perdido” (C 88,6). [1] [2] La palabra pasión se relaciona con la palabra latina ardor-oris y alacritas-atis , que significan ardor, fuego... La palabra pasión proviene del griego páthos, páscho y del latín passio, que significa sufrir, soportar. LUCES Y SOMBRAS DE NUESTRA IGLESIA CHILENA… HNA. IRMA OLIVARES RIVERA C.M.T NUESTRA REALIDAD…..UN CAMBIO DE ÉPOCA…. La Iglesia Chilena, se encuentra frente a un nuevo cambio de época, acelerado y en múltiples direcciones. Ello nos permite tener una visión global de los acontecimientos que han marcado este proceso en nuestra historia. Nos movemos en un mundo diverso y este cambio significativo de un nuevo milenio nos ha llevado a la toma de conciencia de que somos una sociedad multiétnica y pluricultural, lo que hace que la vida se lleve a cabo en un marco acelerado, agitado y con un estilo propio y peculiar de avance. Este desafío nos lleva a esforzarnos para juzgar todo con una mirada de fe. Es un momento en que necesitamos humildad para saber preguntar a los demás y reconocer que nos necesitamos todos, para descubrir lo bueno de cada uno con una visión integradora, junto con una actitud liberadora y solidaria, que contando con la gracia de Dios, nos ayude mutuamente a dejar la esclavitud del pecado y sus consecuencias. La sociedad globalizada nos lleva a relacionarnos de otra manera en lo político, en lo económico, en lo social, en lo religioso, con nuevas oportunidades de comunión y mutuo conocimiento, pero paradójicamente, con profundas soledades, como consecuencia de la actitud individualista que se deja arrastrar por el egoísmo en vez de la actitud de individuación que es integradora. En medio de estas situaciones, se presenta el desafío para quienes deben ser testigos y anunciadores de la Buena Noticia en medio de este pueblo de Dios. La comunidad Eclesial se enfrenta a uno de los desafíos más urgentes de nuestro tiempo: “hacer llegar el evangelio a todos los rincones del país”, hacer que la Palabra de Dios alcance con su gracia a todos los hombres y mujeres que esperan y creen el la salvación, hacer que la persona de Jesús se haga carne en los hermanos. Es una invitación a seguir aportando desde los valores del Evangelio que nos ayudarán a crecer en fraternidad, en servicio, en comunión, alejándonos del individualismo reinante que se expresa también en el consumismo excesivo y en la indiferencia hacia las dificultades que padecen los más pobres. Surgen así, interrogantes que nos llevan a realizar una reflexión profunda frente al deseo de Jesús de beber el agua que da vida y vida eterna. Conocer el don de Dios es dejarse penetrar y amar por el Espíritu con toda su fuerza, porque es él, quien se derrama inagotablemente en la vida de cada ser humano. A ellos queremos aportar con la Palabra Viva del Señor Jesucristo y con la larga historia de esta Iglesia "experta en humanidad" como acertadamente la llamaba Pablo VI. SOMBRAS EN LA VIDA DE LA IGLESIA CHILENA Como Iglesia que camina y que va haciendo experiencia, reconocemos lo andado y recorrido en estos años. Así también se nos hace la invitación de purificar nuestra memoria por los pasos dados en falso, en distintos momentos de nuestra historia. Allí aparecen sombras y debilidades que es necesario mencionar para que se transformen en desafíos para la vida y la acción pastoral: 1.- Sombras en la identidad de la Iglesia Debemos crecer en comunión y acogida, en alegría y esperanza, frente a la imagen lejana, burocrática y sancionadora. No se ha sabido satisfacer las aspiraciones religiosas y de la piedad popular con la novedad de la espiritualidad cristiana. Las celebraciones litúrgicas sacramentales no siempre son bien celebradas ni culturalmente comprensible. Nos falta profundizar el sentido comunitario de la fe Se ha perdido el contacto vital con muchos bautizados que se han alejado Estamos llamados a ser una iglesia misionera que salga al encuentro de la gente y camine con ella. Debemos crecer en la capacidad de leer los signos de los tiempos, para responder al llamado que Dios nos hace 2.- Sombras en las vocaciones específicas Los ministros ordenados, religiosos y religiosas son más escasos. Debido a la diversidad de tareas y responsabilidades, existe un cansancio pastoral del clero y de la vida religiosa. Falta una animación y formación sólida para todos los laicos y laicas, que respondan a los desafíos de nuestro tiempo Se da un cierto autoritarismo por parte del clero, que puede ser un gran freno a la acción pastoral. 3.- Sombras en la evangelización y el la pedagogía de la fe Falta una evangelización más profunda y perseverar en un trabajo pastoral más orgánico y sistemático Falta crecer en métodos e itinerarios sistemáticos de formación debemos preparar a los agentes pastorales en la vida espiritual y en pedagogías adecuadas, renovar los métodos de la catequesis sacramental 4.- Sombras en algunos ámbitos pastorales En cuanto a la educación: Falta un proyecto educativo integral. En el ámbito de la pastoral social y caritas aún hay un desarrollo insuficiente que se mezcla con un asistencialismo y falta promoción humana integral. No se ha acompañado suficientemente en la fe y la formación de los constructores de la sociedad: el mundo político, cultural, artístico, laboral y comunicacional. Se necesita crecer en solidaridad para compartir los recursos humanos y materiales Se necesita crecer en transparencia para dar cuenta del ejercicio administrativo y económico en cada instancia de la comunidad eclesial. A la luz de las orientaciones pastorales, que surgieron en el Sínodo de Obispos llevado a cabo en Roma el año 1997 reconocemos logros y fortalezas de nuestra Iglesia Chilena, que también brotaron como fruto de la primera Asamblea Eclesial Nacional del año 2007. Aquí se expresaron dones y fortalezas que durante el camino recorrido han permitido un desarrollo e integración más plena en la misión encomendada. LUCES Y FORTALEZAS DE LA IGLESIA CHILENA Hemos crecido en un encuentro vital, personal y comunitario, con el Señor Jesús, a través de la lectura y meditación de la Palabra de Dios, sacramentos, vida comunitaria, servicio a los más pobres. Se ha dado una mayor difusión y conocimiento de la Palabra de Dios, animación bíblica de la pastoral. Valoramos el cariño y devoción a la Santísima Virgen María, experiencia que nos identifica y nos da rasgos propios que nos enriquecen en la vida pastoral. Esta devoción se vive a lo largo de todos los santuarios del país. Nos admira la piedad popular, expresión honda de un pueblo sencillo, que se expresa a través de los bailes religiosos, canto a lo divino, tradiciones chilotas del sur, peregrinaciones a los santuarios del país. Desarrollo del laicado: Existe un mayor protagonismo de los laicos en la Iglesia, quienes asumen distintas tareas y servicios desde su propia vocación secular, enriqueciendo y aportando a la comunidad eclesial, desde sus experiencias y reflexiones. Se ha desarrollado el diaconado permanente con 40 años de historia en Chile. , creciendo los servicios confiados a los laicos, puntales en la catequesis y equipos de formación en parroquias y comunidades. Búsqueda de formación y espiritualidad: Expresada en innumerables cursos, jornadas y ejercicios espirituales. Fortalecimiento de la pastoral juvenil y vocacional, que tuvieron un momento culminante en el Encuentro Continental y en la Misión Juvenil del año jubilar. Consolidación de la Pastoral Familiar: los esfuerzos por fortalecer la catequesis y enriquecer la celebración litúrgica en parroquias, colegios y comunidades. Despertar de la conciencia misionera, expresada en los jubileos sectoriales como también en el mayor desarrollo de la misión ad gentes. Nuevas iniciativas de la solidaridad y pastoral caritativa, opción preferencial por los pobres y excluidos. Preocupación por acrecentar la brecha social y económica entre ricos y pobres, reconocer con justicia y equidad el valor del trabajo. Mayor desarrollo del ecumenismo y diálogo interreligioso, y la revalorización de la educación católica. La importancia del trabajo pastoral en equipo, nos permitirá conseguir logros a favor del afianzamiento de la comunidad eclesial. Todos tenemos algo que aportar desde lo que somos; pastores, laicos, consagrados, consagradas, jóvenes, niños y ancianos, porque juntos construimos la sociedad y podemos hacer llegar el evangelio nuestra sociedad. Los caminos nuevos los hacemos juntos. CARISMA PALAUTIANO EN EL ÁMBITO DE LA EDUCACIÓN HNA. VIOLA ORMAZABAL, CMT ¡Qué grande, qué sublime, la obra que se propone construir en el hombre la sabiduría increada! En el ámbito de la educación el carisma palautiano es un lugar donde se puede aplicar, se puede fomentar, se puede vivir, se hace presente en cada una de las instancias que se eduque. En nuestras entidades educativas se vive desde el crear un ambiente de familia, donde cada miembro es parte de la familia palautiana. Donde cada uno es importante no importa el grado de compromiso que tenga. Esto se rescata desde lo que sus miembros dicen de estas instancias educativas: Jardín Infantil “Niño Jesús de Praga” y Colegio Francisco Palau – La Serena. “Que bien uno se siente aquí” “Cada miembro es conocido por todos quienes componen la entidad educativa” “El ambiente de familia se vive en este lugar” La riqueza carismática de ser Iglesia Viva, donde todos se sienten parte de ella se trabaja desde los más pequeños pasando por todos los niveles y estamentos que conforman la entidad educativa. Profesores, Apoderados y Personal de la Educación. Entre las actividades que se realizan son dentro de la asignatura de Religión ir dando formación tanto de quién es Francisco Palau como cuál es su importancia de vivir el ser Iglesia – Comunión. El que Francisco Palau tiene un mensaje vigente en la sociedad de hoy. También dentro de los actos cívicos la persona de Francisco Palau se ve reflejada tanto en sus datos biográficos como qué mensaje nos deja hoy. A nivel de colegio este año se ha dado mayor importancia a la vivencia de la Eucaristía como centro vital de nuestra vida de cristianos, destacando la comunión con toda la Iglesia, teniendo Eucaristías por curso desde 4º Básico a IV Medio, como también a nivel general (abierta a toda la comunidad educativa). Otro aspecto importante es tener la experiencia de Jornada de Reflexión y Oración desde 1º Básico a IV Medio, donde cada curso durante un día al semestre se abstrae de lo meramente académico y se retira a un lugar de oración y viven la experiencia de encuentro con Jesús y sus compañeros, un encuentro de Iglesia entorno a la presencia de María que acompaña nuestro peregrinar Hoy con la misión continental es una gran oportunidad de vivir la dimensión misionera tan fuerte en Francisco Palau, por tanto es una tarea que debemos asumir carismáticamente. Esta tarea formativa del carisma en el ámbito de la ecuación es una tarea de cada día por tanto hay mucho por hacer. AS CARMELITAS MISSIONÁRIAS TERESIANAS NO BRASIL. HNA. FLORIDA Em novembro de 1949 chegavam as primeiras Irmãs no Brasil. Chegaram na cidade de Porto Alegre onde permaneçamos até o ano passado. Essas Irmãs não tinham muitas coisas, mas tinham muita fé e o carisma da Congregação. Foram várias as atividades realizadas pelas Irmãs ao longo desses cinquenta anos de presença no Brasil. O amor à Igreja, Deus e os próximos sempre impulsionou as Irmãs a perceber as necessidades do povo onde se encontravam. Hoje somos um grupo pequeno, um total de quinze Irmãs em três comunidades. As três encontramse na região sul do país. Aqui, como em todas as partes do mundo existem muitas necessidades. Aqui, a Igreja tem uma longa caminhada já realizada. Portanto, a nossa presença é muito importante junto ao povo de Deus que segue caminhando na fé. Descobrimos que não estamos aqui para criar coisas novas, mas sim buscar juntos um jeito novo de caminhar em cada realidade. Por isso, não estamos isoladas do resto dos fieis, mas procuramos construir cada vez mais uma Igreja melhor e uma sociedade melhor. C as a d e Flori anópo lis Crianças do Projeto Dignidade São várias as atividades realizadas pelas três comunidades, mas em todas elas temos como princípio acolher o ser humano e ajuda-lo a ser mais feliz. Acompanhamos crianças, jovens, casais, grupos e movimentos, principalmente aqueles que mais precisam de nós. O nosso maior desafio é sempre encontrar o nosso lugar dentro da Igreja, porque o principal da nossa missão não é o que fazemos, mas como o fazemos. Em Florianópolis, as Irmãs têm primeiramente a missão de cuidar das Irmãs idosas que ali residem. Elas proporcionam meios para que elas vivam essa etapa de suas vidas com mais tranquilidade. Também uma parte da casa serve de pensão para jovens estudantes cujas famílias moram longe da cidade. Além disso, elas participam de várias pastorais e movimentos da Paróquia. A comunidade de Curitiba fica a quatro horas da comunidade de Florianópolis. As três Irmãs que ali residem estão na faculdade. Além dos estudos, as Irmãs trabalham em várias pastorais da paróquia como a catequese, adolescentes, casais e outras. Encontro das Irmãs em Curitiba Rio Branco do Sul é uma das regiões metropolitanas da grande e bela cidade Curitiba. São apenas quarenta quilômetros de Curitiba. É uma região pobre e violenta. As três Irmãs desta comunidade procuram ser uma presença de amor e de fraternidade junto desse povo. Elas acompanham os grupos e movimentos da paróquia, as comunidades da zona rural e um centro que atende crianças e adolescentes carentes na parte da tarde pois, na parte da manhã eles estudam. Mas também, procuram acompanhar os doentes no hospital e em casa. É nessas pequenas coisas que a nossa presença se torna significativa, numa sociedade onde o ser humano não é valorizado pelo que ele é, mas pelo que faz. Procuramos em nossas atividades valorizar a pessoa, igreja de Jesus Cristo. É na pessoa concreta que descobrimos o próprio Jesus. Esse foi o desafio e missão do nosso fundador e essa deve ser a nossa missão: fazer com que o ser humano descubra a sua beleza e a sua dignidade de ser filho (a) amado do Pai. LA IGLESIA DE VANCOUVER, TIERRA DE MISIÓN… HNA. ADRIANA MONTENEGRO, CMT Como Iglesia estamos insertos en una sociedad formada fundamentalmente por migrantes de todas partes del mundo y que como cuerpo, por una parte sufre las heridas y las pobrezas de la sociedad moderna (sincretismo, ateísmo, degradación moral, hermanos destruidos por las drogas, enfermedades mentales y físicas, destrucción familiar, consumismo, vacío, soledad y abandono. especialmente de los ancianos) y por otra parte florece en bondades como la multiculturalidad armónica, el respeto por el otro, la tolerancia y la justicia social. Esta realidad es un profundo desafío para la Iglesia Católica de Vancouver, minoritaria en un mundo profundamente secularizado, que crece gracias a la constante migración y las conversiones, y que gracias a Dios es una “Iglesia niña”, pujante, llena de vida y de futuro, algo así como en los tiempos de San Pablo, donde los cristianos están en un mundo pagano que lucha por apagar su fe, por confundirlos y convencerlos de su mensaje vacío pero que produce todo lo contrario porque, aunque muchos caen, la gran mayoría se hace fuerte, se mantiene fiel, con una fidelidad que edifica, con una "radicalidad laical" que entusiasma, anima y cuestiona la nuestra. Como Hijas del Francisco Palau nos sentimos profundamente interpeladas por los muchos desafíos que hay para nosotras acá. Somos concientes que no podemos asumirlos todos pero a lo largo de estos 20 años de presencia y servicio hemos ido haciendo camino a partir de nuestro don carismático y de las riquezas que encontramos en la sociedad e Iglesia canadiense. Desde nuestro estilo de ser y de vivir, y en nuestro servicio pastoral anunciamos: El Misterio de la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo, especialmente a los católicos canadienses que recién comienzan a descubrir vitalmente que “ellos son Iglesia”. Cuando lo decimos emociona ver que algunos se conmueven al descubrir que "ellos son miembros del Cuerpo de Cristo y que tiene una misión en él". La belleza de la Iglesia Comunión, construida sobre el amor y la fraternidad que pasan por encima de razas, lenguas y culturas. Como Hijas del P. Francisco es nuestro intento permanente mostrar una Iglesia cercana, una Iglesia que acoge, acompaña, anima y crea puentes de comunión en las diferencias. Desde la certeza de formar todos un mismo Cuerpo buscamos el ayudar a sanar: Las heridas producidas por la migración, principalmente de hispanos, que vienen dañados en su dignidad y psicología y que han de enfrentar múltiples desafíos personales, familiares y culturales, y a quienes acompañamos en su proceso de integración a su nueva realidad . Las heridas espirituales de los enfermos y moribundos y de sus familias, a quienes constantemente visitamos para acompañarlos en la dura jornada del dolor. Las heridas espirituales de la ignorancia y el error siendo para todos una presencia de la Madre Iglesia que se ocupa por la salvación sus hijos. alimentándolos con una clara y definida espiritualidad cristiana. Desde nuestro ser mujeres consagradas , intentamos hacer una vida religiosa entregada, cálida, alegre, cercana, comunitaria, con celo por la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo, en un arquidiócesis donde la vida religiosa femenina casi no tiene visibilidad. CARISMA PALAUTIANO PARA LOS LAICOS Los 3 pilares que conocemos del carisma Palautiano son Oración, Misión y Comunidad. Puntos que el propio Padre Palau vivió, algunos más fuertes que otros pero que hoy hacen vida sus hijas y ellos nos lo trasmiten, ¿crees que un laico pueda vivir intensamente estos 3 pilares?, pues si, para cualquier cristiano puede llegar a ser fácil una vez que los aplica y con ellos completa su vida apostólica. Si conocieras el poder y señorío de un alma de oración” (Palau). “En el Bautismo recibimos nuestro sacerdocio y por el somos capaces de elevar nuestras plegarias a Dios, pero sabemos que cualquiera puede hablarle al Padre pues Él siempre escucha a sus hijos, el P. Palau nos insta a que podamos convertir nuestra vida en una oración continua, sin necesidad quizás de usar tantas palabras, pero si conectar nuestros pensamientos a Dios. Hay tanto a diario para agradecerle: despertar, el alimento, el trabajo, nuestros hijos, nuestros padres, el poder dormirnos, etc; Podemos siempre pedirle su ayuda y consejo ante una decisión familiar o laboral, ante los desafíos escolares; solicitar su consuelo ante una enfermedad o dolor. A veces, sólo basta un “gracias Padre”, “por favor Señor” o “te necesito” y sabemos que Él escucha y responde, pero también es lindo poder orar con las oraciones que conocemos, especialmente el Rosario pues nos ayuda a conectarnos entre muchos a una misma voz, aunque estemos solos rezando y quien mejor que nuestra Madre para ayudarnos y enseñarnos a hablar con su hijo. “Cristo trabajó por nosotros hasta morir, y nosotros ¿no trabajaremos algo por cooperar con Él a la redención de las almas?” (Palau). La Misión nos invita a “actuar”, de nada vale la fe sino tiene obras nos dice la escritura, los frutos de una rica vida de oración son la misión, el ir a anunciar a los pueblos que Cristo vive y que nos invita a ser felices. El P. Palau por las circunstancias políticas de su tiempo fue obligado a vivir fuera del convento y esto le gano una vida de misión y apostolado fecundo, se entrega a la predicación, levanta santuarios, crea catequesis para el pueblo, usa distintos medios para llevar el evangelio a la gente (diario, libros, novenas); nosotros como cristianos debemos transformarnos en auténticos discípulos y misioneros que van anunciando el evangelio con nuestro testimonio en donde nos toca vivir: familia, trabajo, universidad, liceo/escuela, barrio, etc. Y también dedicar un poco de nuestro tiempo para regalarlo en obras que ayuden a extender el reino de Dios en la tierra: Pastoral Social, de la Salud, Liturgia, días de Misión, etc. “Sólo sobre la caridad se fundan uniones de fraternidad” (Palau). Finalmente un pilar muy importante, la Comunidad, porque no somos islas y nuestro mismo Dios nos da el ejemplo, Él no es un Dios solitario sino 3 personas que juntas se transforman en el único Dios verdadero. Cuando estamos solos nuestros pensamientos, ideas y dudas comienzan a darnos vueltas y vueltas sin darnos respuestas o autoconvenciendonos de otras, pues el auténtico cristiano busca vivir en comunidad su vida, para compartir, comparar y así juntos encontrar los mejores caminos para ser testimonio auténtico de Cristo vivo. Los laicos somos privilegiados en este aspecto pues tenemos nuestra primera comunidad: la Familia, que se puede transformar en una Iglesia doméstica, ese es el sitio privilegiado para compartir nuestra fe con los hijos, padres y hermanos; luego tenemos nuestro entorno: vecinos, trabajo, escuela, universidad, etc., donde debemos aprender a convivir con personas que no siempre comparten nuestra Fe pero que nos enseñan a ser tolerantes y en ocasiones a defenderla. Finalmente tenemos a la misma Iglesia donde nos reunimos todos los creyentes, compartimos una misma fe pero con diversos carismas y esto hace rico nuestro interactuar, ahí podemos encontrar las orientaciones pastorales precisas, el gusto por compartir la palabra y entenderla un poco más, mejorar nuestra oración y tantas cosas más. Si bien el sólo encuentro en la Eucaristía Dominical ya nos ayuda a vivir en comunidad, lo ideal es que como cristianos busquemos un lugar dentro de la Iglesia para vivir intensamente este pilar y así unidos podamos hacer vida los demás pilares, pues unidos en comunidad es más fácil orar y salir en misión. VICTORIA GUTIERREZ, MILPA TESTIMONIO PATRICIO JARA ¡Alabado sea Jesucristo! Quisiera saludar, muy cordial, cariñosa y fraternalmente en el Señor, a todos y en especial a nuestra Iglesia que bebe la espiritualidad Palautiana. Me presento, soy Patricio Jara Arias postulante a la Orden del Carmen, que actualmente cursa su segundo año del proceso formativo, tengo 24 años y, antes de ingresar al postulantado, participe en Milpa, en Quilpue, en la comunidad de Ibiza. Con estas breves palabras me gustaría poder compartirles lo que significa para mi, esta "experiencia palautiana" como vivencia del día a día y como esta experiencia me ha ayudado en mi juventud y en mi vida espiritual. Pues, antes que todo, quisiera compartir la etapa de mi vida en la que se situó dicha “experiencia”, el “contexto histórico” de mi vida en la cual el Señor me entrego este inmenso regalo de pertenecer a esta fecunda familia palautiana. Tenia 17 años; vivía mi primer pololeo “formal”, uno de esos en los cuales conoces a la familia de la polola, “tomas te” con tus “suegros”, regalas peluches, etc.; y en el cual también vivía la separación de mis padres, “separación” que se veía venir desde mucho tiempo atrás, pero que solo en esta época, le tomaba el verdadero peso de la situación; y edad en la cual experimentaba muchísimos cambios en mi: búsqueda de identidad, cambios hormonales, inestabilidad emocional y de carácter, en pocas palabras, una normal ”edad del pavo”. Por lo tanto mi “experiencia palautiana”, que llego paralelamente con mi confirmación, fue principalmente una experiencia de Cristo Resucitado hecho vida en mi, la cual, poco a poco, fue dándome dirección, fue formándome humana y espiritualmente hasta el día de hoy. Doy gracias a Dios por esta difícil e enriquecedora etapa que el Señor me dejo vivir, pues sin ella, no seria el hombre (mas bien joven) que hoy soy. Pues bien, dicho este contexto, me gustaría ahondar en esta “experiencia” desde dos aspectos que considero importantes, la “experiencia” como joven y la “experiencia” como vida espiritual. En la primera me refiero a la parte humana, fraternal y testimonial que recibí de las personas que rodeaban a la espiritualidad palautiana, tanto como religiosas, sacerdotes, laicos verdaderamente comprometidos e incluso algunos “hermanos separados”. Todos ellos movidos con el único fin de servir a Dios y a los prójimos, la Iglesia: “La Iglesia es Dios y los prójimos, y es ella el objeto y el termino ultimo de nuestro amor” F. Palau. Esta “experiencia” como joven fue mi propio Pentecostés, pues después de mi confirmación, fui nuevamente evangelizado, no con palabras sino con el ejemplo, el verdadero testimonio de una vida posible y plena en el evangelio. En la segunda me refiero al encuentro de una “Identidad Palautiana”. Esto lo entiendo así: aprendí a ser una “persona integra”, en la medida que aprendía a ser “Cristiano”, en la misma medida que bebía de la “Espiritualidad Carmelitana”, y en la misma medida que me identificaba con la “vida de Francisco Palau”. Esta experiencia fue una forma integral de asimilar, desde Francisco Palau, mi propia vida, mis anhelos, mis realidades concretas, mi forma de ser y en fin, mi carisma propio. Por ultimo quisiera alabar al Señor por la manera que tiene de escribir la vida de cada persona. En la cual se encuentran altos y bajos, aspectos difíciles que nos hacen crecer y madurar, y en la cual nos encontramos con una Iglesia “Divinamente Santa” como también “Humanamente pecadora”, y aun así con el fiel deseo de hacer la voluntad de Dios: “Fija tu vista hacia el fin (propósito) de la creación y dirige según él y hacia él toda tu vida” F. Palau. Con mucho cariño en el Señor y orando por ustedes, se despide, Pato. (postulan