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EDITORIAL Los heraldos del Evangelio (PRODH) Desde hace largos años la iglesia de San Miguel de Sucumbìos (ISAMIS), dirigida por sacerdotes capuchinos, ha venido realizando una importante labor de profundo contendido social y humano con las comunidades de los pueblos del norte de la Amazonía ecuatoriana. A la cabeza del ISAMIS estuvo el obispo Gonzalo López Marañón, nacido en España, quien durante 40 años luchó hombro con hombro con la gente de Sucumbíos, indígenas y colonos, mujeres y hombres, niños y viejos por lograr una vida más digna para ellos. Durante todo este tiempo, el ISAMIS implementó programas de salud, educación, comunicación y organización para el pueblo de Sucumbíos, el más pobre de todo el país, a pesar de tener en su subsuelo abundante petróleo, la principal riqueza del Ecuador. Sin embargo, la actividad social del ISAMIS, comprometida con las grandes necesidades del pueblo de Sucumbíos, llegó a oídos de Benedicto XVI, el Papa ultraconservador, y de otros jerarcas del Vaticano. Fue enviado entonces un delegado pontificio para que “audite” las actividades del ISAMIS en Sucumbíos. En el informe correspondiente señaló que se había privilegiado “el trabajo social de los laicos y no la vocación de la vida consagrada” y que el ISAMIS seguía a rajatabla los preceptos de la Teología de la Liberación. Para el Papa y la jerarquía del Vaticano esto resultaba intolerable y había que poner un pronto remedio. Se exigió la inmediata salida de su cargo al obispo López Marañón, quien si bien es cierto ya había cumplido la edad de retiro de 75 años, no se le permitió, como se suele hacer en estos casos, tener un periodo de transición de algunos meses junto con el que sería su sucesor para ponerle al tanto las actividades pastorales y sociales del ISAMIS. Y como escarmiento por la osadía de haber construido una iglesia comprometida con el pueblo, el Vaticano designó como obispo del Vicariato de Sucumbíos, al sacerdote Rafael Ibarguren, miembro de las Heraldos del Evangelio. Quien se posesionó el 30 de Octubre del 2010. El ISAMIS quedó a cargo de esta congregación, probablemente la más conservadora y retrógrada dentro de la Iglesia Católica. Desde hace dos meses un grupo de sacerdotes, religiosos, misioneros y laicos se congregan todas las noches fuera de la catedral de lago Agrio, como rechazo al obispo Rafael Ibarguren. Asimismo se han realizado marchas pacíficas con miles de personas protestando en contra de la presencia los Heraldos del Evangelio. De hecho, el pueblo y religiosos de Sucumbíos no han permitido la presencia de esta congregación en las demás iglesias del Vicariato. Incluso, el presidente Correa, quien condecoró al obispo saliente López Marañón, se ha hecho eco de esta situación y ha advertido que podría vetar el nombramiento del obispo Ibarguren, como lo faculta el tratado de Modus Vivendi entre el Vaticano y el estado Ecuatoriano ya que considera la presencia de la secta fundamentalista de los Heraldos es una forma descarada de destruir un trabajo social de muchos años.