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Educadores de un colegio marianista, animadores de la fe de sus alumnos La inspiración del Fundador Sois verdaderos misioneros. La enseñanza de la juventud, cualquiera que sea, no es ciertamente el fin que os habéis propuesto, al consagraros enteramente a Dios, bajo la protección especial de la augusta María. La enseñanza no es más que un medio del que nos servimos para cumplir nuestra misión, que consiste en formar en todas partes el espíritu de fe y de la religión, y multiplicar los cristianos. La inspiración del Fundador • Guillermo José Chaminade concibió el objetivo de sus fundaciones como la misión de ayudar a “vivir de la fe y formar en la fe” en medio de una sociedad en transformación. • La enseñanza, la educación, la entendió como un medio privilegiado para formar en la fe. • El profesor, al ejercer su trabajo realiza una autentica y verdadera misión eclesial Educación como Ministerio • Desde sus orígenes los marianistas han ofrecido el servicio de la educación como un medio de formar a las personas en su integridad, y de proponer el Evangelio como un camino de vida. • Este es el ministerio, la misión, el desafío que como educadores de un colegio marianista tenemos con nuestros alumnos: “educar cristianamente” Educar cristianamente • Ofrecer el sentido definitivo de la vida, abriendo siempre la persona a una mayor trascendencia: desde los deseos y valores básicos, hasta los valores contenidos en el Evangelio. Formar en la fe cristiana como la plenitud de la persona. Educar cristianamente • Hacer dialogar la fe con la cultura. Buscamos la verdad, enseñando a situar el camino cristiano encarnado en nuestro mundo. Formar en la fe en diálogo con la ciencia, las humanidades, el arte, la educación física, la tecnología, desde el Evangelio Educar cristianamente • Formar una mente, un corazón y unas manos abiertos a la llamada de Dios, que nos habla a través de la Palabra, del Espíritu Santo actuando hoy en nuestro mundo, y a través de la Humanidad, en especial de los que sufren. Educar cristianamente es capacitar para escuchar a Dios y del hombre actual. Educar cristianamente • Sentirse interpelado por el Espíritu que habla en el seno de la comunidad eclesial con formas nuevas. El colegio marianista es una misión educativa católica, que forma en la comunidad eclesial, y en un sentido integral de la Iglesia: laicos, religiosos, sacerdotes, hombres, mujeres, etc. Educamos en una forma de entender y vivir la Iglesia que está hecha del sentido comunitario, igualitario, compartido. Educar cristianamente • Ayudar a madurar en una respuesta de fe personal, libre y responsable, ante el mensaje de Jesucristo. El colegio educa presentando la vida y el mensaje de Jesucristo y las actitudes evangélicas como un camino de vida y de misión; y lo hace desde el respeto a la libertad, formando la conciencia moral y espiritual, y ofreciendo un camino de vivencias de la propia fe cristiana. Educamos para ser auténticos, libres, tolerantes y responsables. Educar cristianamente • Ofrecer el carisma y la espiritualidad propia marianista, el espíritu de María, como nuestro don propio dentro de la Iglesia, nuestra sensibilidad basada en el misterio de la Encarnación: cercanía , sencillez, cordialidad, fe en un Dios entre nosotros, nacido de María. Educar cristianamente es formar un estilo evangélico y eclesial renovado, encarnado y misionero Educador Marianista • El educador cristiano educa más por el ejemplo que por lo que dice. • Una regla de oro en educación es que todo hay que vivirlo personalmente si se quiere convencer. • El educador cristiano entiende su trabajo como una misión más que como un oficio. La misión requiere vocación. Una vocación de amor a los niños y adolescentes. El educador necesita tener aptitudes humanas y no solo buenas intenciones… • Tener "buen sentido”, hecho de claridad y de orden. • Ser competente y estar en permanente renovación pedagógica y didáctica sintonizando con los problemas humanos para dar realismo y veracidad a su trabajo. • Tener especial intuición psicológica y discernimiento para entender y comprender a los alumnos concretos en su peculiaridad. El educador necesita tener aptitudes humanas y no solo buenas intenciones… • Tener y desarrollar cualidades morales como la mansedumbre y la firmeza; amor y confianza; respeto y lealtad; dominio de sí mismo y serenidad; humildad y paciencia; sentido de la justicia y capacidad de perdonar... desde la óptica del Evangelio. • Ser joven de espíritu y comunicar esperanza. • Tener capacidad de colaborar y de trabajar en equipo.