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Jóvenes universitarios y desencanto político (Desertores del MAS y PST)1 Angela Alarcón Rojas Josué Hernández Brenes Juan Carlos Herrero Villarreal Resumen En la siguiente investigación se trabajó el desencanto político de los jóvenes, y cómo a partir de este sentimiento estos generan diversas formas de expresarlo, tanto individual como grupalmente. La investigación es de tipo cualitativa y se enfoca en las percepciones personales de disidentes del Partido Socialista de los Trabajadores y el Movimiento al Socialismo. Se concluye que las formas de expresión política no se restringen a la permanencia a un partido, ya que se pueden detallar muchas otras maneras de hacerlo. Es aquí cuando la expresión de los temas políticos de interés y los temas de interés del entorno directo toma fuerza. Desde la juventud es una preocupación imperante expresarse para manifestar su descontento hacia los problemas sociales y los temas políticos que les conciernen. Palabras claves: desencanto, jóvenes, expresión política, política tradicional 1 Esta investigación se realizó en el marco del curso de Investigación de la Comunicación de la Universidad de Costa Rica, elaborada en el transcurso del primer semestre del año 2009. Introducción Las inquietudes de los jóvenes en relación con su contexto, sus visiones de mundo y maneras de entender la realidad son temas que a menudo se abordan tanto en las investigaciones sociales como en la agenda pública. Empero las visiones adultocéntricas que algunas veces se toman hace que se dejen de lado otras cuestiones. La actitud de los jóvenes hacia la política es uno de ellos. Existen muchos estudios que explican el involucramiento de estos en las elecciones, sus niveles de abstencionismo y apatía, pero ¿qué ocurre con el resto de manifestaciones políticas más allá de las elecciones? ¿Cuál es el sentir de los jóvenes hacia la realidad política del país y del mundo? En la medida en que se pueda visibilizar una problemática, en este caso el desencanto político, se empieza a tomar el camino para poder encontrarle soluciones. El obviar una problemática, el no discutirla, ni debatirla, ni tan siquiera considerarla, corresponde a una postura que de alguna manera es acrítica y conformista (cuando no oportunista), sin embargo el poner sobre la mesa el desencanto político juvenil y algunas de sus causas en el contexto actual, deja entrever un problema que para aclararse deberá señalar hacia otros sectores sociales y a la historia misma, pues al hablar de sociedad nos referimos inevitablemente a una red de interacciones y conexiones. Partimos del hecho de que otra realidad es posible y que este desencanto no es gratuito. Pero para poder imaginar otra forma de relación entre la juventud y la política se debe comprender primero qué la ha llevado a ser como es. Una vez concebidos los problemas generadores del desencanto, o al menos los principales, se pueden empezar a concebir herramientas que muevan a los y las jóvenes lejos de esa postura. En esta línea es que nos planteamos: ¿Cómo expresan los jóvenes estudiantes de la Universidad de Costa Rica de entre 18 y 25 años su desencanto hacia la política tradicional y por qué lo hacen de estas formas? Nos ayuda a definir el término de desencanto político el relacionarlo con una “actitud apolítica”. Al respecto se refiere Ulrich Beck “no pertenecer a un partido político o retirarse de los partidos establecidos, significaría ser apolítico. Yo creo que esa es una conclusión errónea; aunque uno se abstraiga o se retire de las instituciones políticas tradicionales, esto no se contradice con un compromiso político, incluso puede ser un signo de una actitud política. Hay indicios que muestran que entre los jóvenes individualistas, que se autodefinen como apolíticos, hay otro tipo de compromiso político. Ellos no quieren ser uno más de la masa, en organizaciones jerárquicas, sino que quieren más bien organizaciones horizontales, más igualitarias; quieren participar de proyectos concretos, poder identificarse con estos proyectos. Desean encontrar algo de sí, de su realización personal, en estos proyectos, quiere ver resultados más bien a corto que a largo plazo. Habría que analizar y adecuar la oferta de compromiso político a estas nuevas condiciones.” (Beck, 1997) Ahora bien nos parece pertinente aclarar que como dice el sociólogo alemán esta tendencia “apolítica” puede ser un signo de actitud política, pero puede también no serlo. No necesariamente una persona que se desencante hacia la política tradicional toma una postura política. Por otro lado, esta afirmación es valiosa porque se aproxima a lo que consideramos sienten los y las jóvenes desencantados. A nivel nacional el tema del desencanto político toma un matiz particular debido a la coyuntura política de los últimos años. No podemos dejar de notar un antes y un después del Tratado de Libre Comercio y el Referéndum llevado a cabo en el país el 7 de octubre de 2007. Esto en cuanto a que en pocos meses se desarrollaron muchísimos movimientos sociales que trabajaron al lado entre sí, a una explosión creativa en las formas de manifestarse y en suma un nivel social organizativo bastante fuerte. Pasada la fecha sin embargo, y tras la pérdida del NO en el Referéndum, muchos de estos sectores, incluido el sector estudiantil, se fueron desarticulando o perdiendo fuerza. Aunque no consideramos que esta veloz subida y bajada en la participación de sectores sociales, en lo pertinente, de la juventud en lo político, sea razón única del desencanto actual, es un proceso que no podemos dejar de lado. En esta coyuntura nos parece que se marca un cambio significativo, de una efervescencia de involucramiento político juvenil al desencanto. Para efectos de la revisión bibliográfica, se tomaron en cuenta los últimos 6 años en cuanto a publicaciones relacionadas con el tema del desencanto hacia la política por parte de los y las jóvenes. Contamos con una serie de artículos vinculados con la participación juvenil en procesos democráticos, desencanto y otros que enriquecen la discusión y nos dan una aproximación a los abordajes del tema a investigar. El desencanto político no es un tema que haya sido ampliamente tratado, al menos no en el país, sin embargo hicimos un acercamiento global que nos permitió acercarnos al tema desde las experiencias en otros países y orientar así más la investigación. Dada la falta de teorización sobre el tema en concreto, sobre todo en el país, nos ayudamos de consideraciones y acercamientos que han hecho ciertos autores para poder definir términos claves en nuestra investigación. Rossana Reguillo fue importante dado sus estudios realizados con jóvenes. En ese sentido rescatamos sus anotaciones para definir el término jóvenes: “No se trata aquí de rastrear las formas en que las sociedades han construido la categoría "jóvenes"", sino de enfatizar el error que puede representar pensar a este grupo social como un continuo temporal y ahistórico. Por el contrario, para entender las culturas juveniles, es fundamental partir del reconocimiento de su carácter dinámico y discontinuo. Los jóvenes no constituyen una categoría homogénea, no comparten los modos de inserción en la estructura social, lo que implica una cuestión de fondo: sus esquemas de representación configuran campos de acción diferenciados y desiguales.” (Reguillo, 2000) Es común definir la categoría de jóvenes a partir de la edad, reduciendo de esta forma una compleja formación identitaria a partir de un factor biológico que los homogeniza. No podemos negar que la edad afecte la formación de una persona, pero consideramos que son las vivencias que se experimentan lo que hace que la producción identitaria de la juventud sea más compleja. Desde la visión adultocéntrica, todas las etapas previas a la adultez son preparaciones para llegar a la misma. De esta manera, la niñez, adolescencia y juventud previa a la inserción a la sociedad productiva, son etapas en que se considera que su valor social es inferior, su participación en la sociedad es pospuesta hasta que se llegue a la adultez. Coincidimos además con la autora en que a través de ciertas expresiones culturales juveniles que entran “en conflicto con el orden establecido”, se construyen simbólicamente las identidades a partir de un rechazo hacia el adulto. Esto sin embargo no quiere decir que todas las formas de rechazo sean iguales entre sí, sino por el contrario, también sirven para diferenciarse o identificarse dentro de la amplísima diversidad y heterogeneidad de los grupos juveniles. Es este concepto que comprende la juventud como un colectivo amplio, rico en manifestaciones culturales, e inserto en complejas formas de construir su identidad y sus relaciones sociales, el que consideramos que se aproxima a una definición pertinente para esta investigación. El mundo adultocéntrico no puede ser entendido aisladamente, sino que se inscribe en un sistema más amplio de normas, que rige y predomina en la sociedad. Los jóvenes también se manifiestan contra este sistema que los oprime y excluye. Esto nos lleva a la necesidad de referirnos al concepto de hegemonía. Dice al respecto Hebdige basándose en Stuart Hall: “El término hegemonía alude a una situación en la que una alianza provisional de determinados grupos sociales puede ejercer una “autoridad social total” sobre otros grupos subordinados, no solo por coerción o imposición directa de las ideas dominantes, sino “ganándose y configurando la aceptación de manera tal que el poder de las clases dominantes parezca a la vez legítimo y natural” (Hebdige, 1979, p.31) En respuesta a esta clase de cultura hegemónica y en rechazo a ella, se crean movimientos de resistencia contrahegemónicos (algunos juveniles), pero la hegemonía, por su carácter capitalista tiene la capacidad de absorber muchas de estas manifestaciones de resistencia haciéndolas pasar por su lógica de mercado; neutralizándolas y vaciándolas de significado. Es en esta dialéctica en la que se mueven los y las jóvenes con respecto a la política. Hay que hacer fuerte hincapié aquí en lo que hemos denominado política tradicional, entendida esta como aquella política cuyo alcance pasa por cualquier organización política formal, sin importar su línea ideológica sino más bien su organización interna. Es importante ampliar que con política tradicional no nos referimos solo a la organización de los partidos políticos u otras agrupaciones, sino también a la forma de actuar de estos partidos, por lo que por un lado ponemos a la “política tradicional hegemónica” , la cual controla prácticamente todas las estructuras sociales de poder, y por el otro lado a los partidos u organizaciones de oposición que se manifiestan contra la política dominante, a la cual llamamos “política tradicional de oposición”. Consideramos que las maneras y modos de acción de resistencia que propone la oposición a la política tradicional hegemónica además de su tradición histórica, también son política tradicional. Hay que dejar claro que no se reduce la participación política en la sociedad a la adhesión a partidos políticos o a la votación electoral, sino que por el contrario se enmarca en una gama de posibilidades mucho más amplia y que puede pasar por acciones cotidianas. La participación política puede inscribirse tanto dentro de la “política tradicional hegemónica” como en la “política tradicional de oposición”. Sin embargo también consideramos participación política la que intenta salirse de toda política tradicional. Son precisamente las manifestaciones políticas que se alejan de lo tradicional y buscan nuevas formas de expresar las visiones de mundo que han asumido los jóvenes desencantos en las que nos enfocamos, puesto que son representaciones del rechazo hacia esa política tradicional mencionada. A la luz de las categorizaciones realizadas anteriormente, hicimos una aproximación al término desencanto. Creemos que el desencanto no se puede desligar de la desesperanza, desconfianza y decepción que se generan en rechazo a algún proceso, o situación, y en este caso a la política tradicional como la hemos definido. Creemos que también tiene que ver con una visión de lo político como algo ajeno a la vida cotidiana. Desde la misma hegemonía se hace más fácil la no participación en la vida política y de esta manera se mantiene a los grupos de poder en esa condición. Cotidianamente puede resultar más fácil mantenerse al margen de la participación política puesto que la política tradicional está jerarquizada y la dificultad de un cambio estructural contribuye al desencanto, lo cual desmotiva la participación. El desencanto hacia la política tradicional pasa también por un alto nivel de cinismo político, definido como “la percepción que tienen los ciudadanos acerca de los verdaderos motivos (privados) que inspiran la conducta de los actores políticos” (Citrin y Muste citado por González et al., 2005) el cual, en el extremo negativo, fortalece la desconfianza hacia la clase gobernante que mencionamos anteriormente. Aplica también el concepto de autoeficacia política del que nos valimos, definido como “los sentimientos que experimentan los ciudadanos con respecto a su capacidad para incidir en el sistema político” (Reef y Knoke citado por González et al., 2005). Suponiendo que los y las jóvenes se encuentran en el extremo negativo de la autoeficacia política, los efectos serían que “las personas manifiestan sentimientos de desvalimiento, impotencia y alienación” (Seeman citado por González et al., 2005), incidiendo de esta forma en la participación política de los y las jóvenes y por ende en el desencanto. Es de esta manera que nos acercamos al desencanto juvenil hacia la política, donde notamos implicadas la desesperanza hacia un futuro dudoso y desconfianza hacia la clase política y sus estructuras, pero también las maneras de enfrentarse a esto. La revisión hecha nos ha permitido hilar, de alguna manera, conceptos que ya han sido tratados en artículos. Como se define en el articulo “Identidad y actitudes políticas en jóvenes universitarios: el desencanto de los que no se identifican políticamente” (González et al., 2005) la “autoeficacia política” podría tener a la juventud desencantada. En relación con esto Cuna (2006), en su artículo “Reflexiones sobre el desencanto democrático” hace un intento por mostrar que aunque parezca que la juventud no tiene cercanía con la política y lo político, cada vez hay más jóvenes que se involucran en conflictos y movimientos sociales que sobrepasan las tradicionales estructuras políticas. Especifíca que con el documento no se pretende plantear el debate acerca de las múltiples maneras de participación de jóvenes en la política, ni como se han manifestado los últimos años; ni pretende tampoco reducir la participación política a la participación partidaria, pero sí pretende enriquecer la relación entre los partidos y los jóvenes. Harris, Wyn y Younes (2007) en “Young People and Citizenship: an everyday perspective” retoman el tema del alejamiento hacia la participación en actividades comunitarias y política formal de las y los jóvenes. Parece entonces que hay un acercamiento hacia las formas no tradicionales y un alejamiento hacia las formales y partidarias. El artículo cuenta como en estudios anteriores se describe que los y las jóvenes australianos no demuestran mayor participación cívica o política, incluso menos que jóvenes de otros países, más abstencionismo a la hora de votar, y menos adhesión a partidos políticos. Sin embargo paralelamente han encontrado un alto grado de interés por la política en sí, sólo que esto no se refleja en participación en partidos políticos por ejemplo, sino sobre todo en discusiones en grupos donde sienten que les ponen atención (familia, amigos, grupos en internet, etc.) y en otras formas de expresión. Ahora, otro tema que tratan González et al (2005) es el “cinismo político” al cual nos referimos luego. Print (2007) se refiere a la participación política diciendo que los jóvenes ya no participan tanto en los tradicionales procesos democráticos debido a una serie de factores como la falta de confianza en los políticos. Plantea la necesidad de participación ciudadana para mantener un cierto nivel de legitimidad del gobierno, para evitar fuerzas antidemocráticas, entre otras cosas. Tema al que también se refieren González et al (2005) cuando hablan acerca de la “adhesión a la democracia” como un medidor de la legitimidad social de un sistema político. Con estos conceptos, variando los niveles de unos y otros plantean diversos escenarios de mayor o menor participación de los y las jóvenes a la política. También agrega sobre la misma línea de discusión Evans (2007) que los y las jóvenes necesitan de “voz y resonancia” y “poder e influencia” para actuar políticamente en la sociedad. Habla acerca del sentido de comunidad de los jóvenes y de cómo el mayor involucramiento de estos en la misma lleva a que tengan un mayor sentido de comunidad y ayuda a crear su identidad. Similar a esto se refieren Henao et al. (2008) cuando indican lo importante de contemplar los nuevos discursos y prácticas políticas para hablar de la injerencia de los y las jóvenes en la política. Explica cómo ha coincidido el interés en el tema de formación ciudadana, con la importancia social que se ha intentado impulsar a la juventud. Y Giroux (2005) agrega que también se necesita de responsabilidad y esperanza para lograr esa participación juvenil. Habla de cómo el poder que tienen ciertos grupos sobre la democracia y la política ha generado malestar en los y las jóvenes. Kotilainen (2009) además habla de las maneras en que las expresiones pueden incidir en la sociedad, de cómo se manifiestan los jóvenes políticamente, y si lo hacen o no. Los diversos artículos plantean diversas aproximaciones metodológicas al tema, sin embargo siempre se le da una fuerte importancia a la participación política juvenil y en ese sentido varios autores trabajaron con entrevistas a jóvenes de colegios y universidades. El trato hecho sobre algunos conceptos relativos al desencanto político y a la participación o manifestación de los jóvenes en el encuadre social actual nos ayuda a establecer concepciones o relaciones entre los planteamientos de los distintos autores y a partir de los cuales hicimos valoraciones teóricas. Encuadre metodológico En la investigación se trabajó con jóvenes estudiantes de la Universidad de Costa Rica, disidentes del Movimiento al Socialismo y del Partido Revolucionario de los Trabajadores. Las edades de los participantes fluctúan entre los 19 y 26 años, rango elegido por ser mayores de edad y en ese sentido evitar permisos especiales a la hora de realizar las entrevistas, y porque gran parte de los involucrados en estos partidos siendo estudiantes universitarios rondan estas edades. Ahora bien, se seleccionó a dichas agrupaciones políticas porque si bien es cierto no son partidos particularmente grandes o con gran cantidad de personas, sí se mantienen activos en la realización de actividades informativas o de apoyo a causas sociales, y en la creación de boletines o periódicos, además de que el espacio universitario es un importante campo de acción para las mismas. Sin embargo consideramos que el punto más importante por el cual trabajamos con jóvenes que hayan participado alguna vez en estas organizaciones y hayan desertado, es porque al haber militado en una sabemos que están en desacuerdo con la política tradicional hegemónica, y al haberse separado de la agrupación suponemos que presentan algún tipo de descontento con el accionar u organización del partido. Trabajamos específicamente con estudiantes de la UCR tanto por viabilidad, como por que al ser un centro educativo de enseñanza superior nacional permite encontrar a personas de distintas zonas de la ciudad. Sin pretender una gran variedad geográfica dentro del público a entrevistar, es un factor que permite algún tipo de diversidad. Todas las entrevistas fueron realizadas a hombres, sin ser este una característica necesaria para que los entrevistáramos, sino más bien un hecho resultante de los contactos que logramos establecer al momento de realizar las entrevistas. Se realizaron cinco entrevistas, inicialmente se querían realizar seis pero en tres ocasiones se cancelaron las entrevistas por razones fuera de nuestro alcance. Es esta una limitación en nuestra investigación, pero al ser una investigación pensada para realizarse en el margen de un curso, el tiempo nos jugó en contra. Las entrevistas fueron realizadas entre 12md y 5pm en acuerdo con los participantes, y ocurrieron en espacios universitarios comunes a los entrevistados (aulas u oficinas de la universidad (FEUCR y Asociación de Estudiantes de Derecho)) buscando de esta manera la comodidad de la persona entrevistada. En cada entrevista estuvo presente el entrevistado, un entrevistador que no conociera a dicha persona, y un asistente para llevar los apuntes de la entrevista destacando los puntos más importantes a su criterio. Posicionamiento metodológico Se trabajó en la investigación con la entrevista semiestructurada centrada en el problema, ya que era fundamental tener siempre clara la pregunta que se intentaba responder en la investigación (¿cómo expresan las y los jóvenes su desencanto hacia la política tradicional y por qué lo hacen de estas formas?), por lo que en este caso se le da gran importancia a las experiencias personales de cada uno de los entrevistados. Como anota Flick en su aporte sobre los métodos de trabajo (Flick, 2004, p.100), se utiliza "una guía de entrevista que incorpora preguntas y estímulos narrativos, [y] es posible recoger datos biográficos respecto a cierto problema". A lo que más tarde agrega que "los antecedentes teóricos del método están en el interés en los puntos de vista subjetivos" (Flick, 2004, p. 203). En la investigación usaremos categorías desprendidas de los modelos teóricos e intentaremos encontrarlas en el nivel empírico. Es decir, utilizaremos el tipo de codificación llamado análisis cualitativo de contenido. Consideramos que sobre todo el concepto de desencanto como lo hemos definido “será puesto a prueba” y veremos si sus manifestaciones se acercan a lo planteado. Creemos que es importante apegarse a nuestras teorías especificas porque es un tema difícil de identificar en discursos tradicionales y que además al no tener estudios previos similares que sienten bases para el nuestro, creamos categorías que creemos posibles de encontrar, aunque tenemos claro que lo que encontremos empíricamente puede no apegarse en su totalidad a las categorías creadas. En este análisis es muy importante la pregunta de investigación, para que a la hora de analizar las entrevistas no perdamos de vista qué es específicamente lo que requiere responder. Como método de validación y fiabilidad, utilizamos el método de triangulación del investigador/a. En palabras de Flick (2004, p.244), “no significa una simple división de trabajo o una delegación de actividades rutinarias a ayudantes sino una comparación sistemática de las influencias de diferentes investigadores en el problema y los resultados de la investigación”. De este modo pretendemos que las visiones, ligeramente distintas pero a la misma vez suficientemente similares para poder realizar una investigación que vaya en un mismo sentido, sean representadas y funcionen como distintos puntos de análisis. Otra medida que tomamos a la hora de entrevistar fue que el entrevistador/a no conociera a quien entrevistaba para que no influyera la relación personal en las respuestas. Además de esto cada entrevista fue grabada (sólo voz) y posteriormente transcrita para efectos de mantener la fidelidad de los datos a la hora de codificar. Para resguardar la identidad de los entrevistados y en solicitud de uno de ellos, cambiamos los nombres reales por pseudónimos. Análisis de resultados A modo de aclaración, en el análisis vamos a ir presentando simultáneamente los resultados de los datos que han sido recogidos y la discusión respectiva. Es pertinente resaltar, que estos jóvenes entrevistados tal y como suponíamos están desencantados tanto con la política tradicional hegemónica como con la política tradicional de oposición, por lo menos la mayoría de ellos. Sin embargo ese desencantamiento ha sido un proceso en el cual se han identificado varias etapas, que además parecen llevar un orden cronológico. La primera etapa o el primer aspecto que identificamos, y que pareciera ser el único coincidente en todos los casos, es el desencanto hacia la política tradicional hegemónica, el cual se ve evidenciado en los deseos de cambio de los entrevistados hacia esta política. Algunos planteaban cambios más radicales que otros, entre los más “extremistas” identificamos cuando el único de los entrevistados que pidió anonimato dijo: “porque uno sí aspira al partido comunista, digamos uno aspira, sin embargo yo lo que me di cuenta es que yo lo aspiro desde un punto de vista de la Primera Internacional donde pueda realmente haber una revolución del marxismo”. Sin embargo hubo aquellos que desearon cambios más reformistas: cambios en la estructura política, replanteamiento del modelo de educación y retomar el modelo de cooperación social; también hubo quienes plantearon cambios de carácter más personal: desde lo moral, cambio radical en la conciencia y que hubiera mayor discusión de los temas políticos; por último hubo quienes externaron y sin mucha especificación que necesitábamos de cambios tanto sociales, como políticos y culturales. En fin, aunque diversos, los deseos de cambio de estos jóvenes llegan a tener ciertos planos que son fácilmente reconocibles, como los planos personal, social y organizacional. Está claro que como planteamos anteriormente y a la luz de esta información que refiere sobre sus deseos de cambio, estos jóvenes están desencantados, desesperanzados, desconfiados y/o decepcionados frente a la política tradicional hegemónica, frente a la forma de actuar de los partidos políticos y otras agrupaciones que han estado ejerciendo su hegemonía durante los últimos años, tanto así que incluso plantean cambios estructurales dentro de la sociedad por métodos revolucionarios. Ahora, consideramos que estos deseos de cambio son los que llevaron a los entrevistados a ingresar a un partido que, ellos creían, llevaba una ideología similar a la que ellos compartían, o donde por lo menos pudieran tener incidencia social y desde un nivel de praxis realizar esos cambios deseados. Identificamos percepciones respecto al partido, un antes y un después. Las percepciones de antes al ingreso del partido en varios de los entrevistados eran: que tenían expectativas o curiosidad del partido, o que incluso desconocían el funcionamiento de este. Con esto se puede entrever que tal vez el no cumplimiento de esas aspiraciones o que estos jóvenes se hayan encontrado con cosas que no esperaban del partido, haya influido, entre otras razones, en su deserción de las organizaciones que pertenecían. Por ahora, más bien analizaremos las razones por las que ingresaron al partido, que creemos responden a una amplia categoría de relación entre individuo y partido. Las razones para formar parte del partido fueron que tenían afinidad política y se identificaban con el partido, y que tenían deseo de contribución social. Los entrevistados nos dijeron, que una vez dentro del partido, experimentaron efectos tanto positivos como negativos. Dentro de los positivos a un nivel personal encontramos que sintieron crecimiento político y aprendizaje personal, ampliaron su visión de mundo y se creían parte de un proyecto mayor. También el partido les ofrecía cosas positivas como una organización de trabajo o discusión, Mássimo que fue el único que no quedó desencantado con el partido y además fue uno de los fundadores dijo esto respecto a la flexibilidad dentro del partido: “incluso el partido da los espacios necesarios para que uno participe hasta donde uno pueda”, también dijo que había espacio para la autocrítica, que había un gran dinamismo en las decisiones y acciones que se tomaban y que se priorizaban los intereses del partido por sobre los de los militantes. Es interesante como para Mássimo los intereses del partido por encima de los de los militantes fuera algo positivo, tal vez debido a su propia ideología de que si se da espacio a intereses individuales distintos a los del partido, la fuerza que se tiene es menor pues la organización se desarticula. Añadió Mássimo que el partido del cual formó parte era más como una organización experimental y a nivel estudiantil, pero lo dijo como algo que, contrario a incomodarle, le daba cierta satisfacción. En contraparte, identificamos también efectos negativos del partido en sus militantes, y esto conjunto al desarrollo dentro del partido y situaciones personales paralelas va creando un desencanto hacia lo que denominamos política tradicional de oposición, representado en este caso por el partido y por lo que se da la deserción por parte de los jóvenes. Miguel (uno de los entrevistados) dijo que el partido lo consumía a él como individuo, que acaparaba su tiempo, mientras Ignacio (otro entrevistado) cuando se refería a que había incompatibilidad entre él y su proyecto de vida dijo: “siendo uno estudiante cuesta muchas veces dar ese paso de un compromiso más grande dentro de una organización de este tipo porque no te da ningún sustento digamos de que vas a poder vivir de él, es una cuestión que se ve desde mi perspectiva, un poco inestable. Entonces bueno, por mi lado yo intenté abrirme espacio laboral digamos por otros lados. Entonces lo que hice fue, pues dejar el partido y terminar de convencerme de que había ciertas cosas que yo no seguía en él y que ocupaba buscar estabilidad laboral porque yo tengo un proyecto que realmente no iba, que no vinculaba totalmente al partido en él digamos, un proyecto de vida”. Es aquí entonces donde entra un tercer actor en la relación, ya no son solo el individuo y el partido sino también la carrera/desarrollo profesional de los jóvenes. Hay factores que dificultan la militancia, como la falta de tiempo y el compromiso académico; hay factores que impiden la militancia, por ejemplo que el partido no resuelve aspectos económicos; y hay decisiones personales que terminan de finiquitar los vínculos entre el individuo y el partido, como darle prioridad a la carrera por encima de la militancia. Siguiendo con este tipo de aspectos negativos, pero más en desacuerdos explícitos con el partido, vemos que los hay en varios niveles: personales, ideológicos, organizativos, de funcionamiento del partido y de su campo de acción. En los personales, identificamos roces que hay con otros militantes y con estructuras partidarias, como con comités ejecutivos. Dentro de los ideológicos, la mayoría de los entrevistados dijeron que hace falta una actitud programática, que hay un discurso totalizante, que hay déficit en la formación política principalmente en las lecturas según uno de ellos, y casi todos concordaron en que se encasillan acciones y pensamientos, por ejemplo uno dijo: “me tachaban de derechista o de facho” y otro expresó: “me empezaron a tildar de anarquista”. A nivel organizativo, identificamos desacuerdos en todos los entrevistados, por ejemplo que había participación limitada dentro del partido o que no se estaba de acuerdo con estructuras partidarias, incluso Mássimo señaló que había dificultades aunque no especificó cuáles; a nivel de organización interpartidaria o del sector desencantado con la política tradicional hegemónica también encontramos que hay desacuerdo por falta de identificación de este sector y una crítica hacia otras organizaciones de izquierda, Alberto incluso mientras hablaba de que su partido era un grupo sectario y que había que buscar mejores organizaciones, hizo fuerte crítica al Movimiento Al Socialismo (MAS) partido al cual no pertenecía y dijo: “que no esté tan institucionalizada como el MAS verdad, porque el MAS llega y te consume dentro del aparato y el aparato te burocratiza y no te ayuda a hacer nada”. Dentro de lo que es el plano del funcionamiento del partido, retomamos varios puntos como la falta de actitud programática, el encasillamiento de acciones y pensamientos, la falta de discusión y el déficit de la formación política; pero también hallamos nuevos como la inconformidad por praxis totalizante, la imposición de pensamiento y la falta de objetivos claros. Está clara la disconformidad hacia el funcionamiento del partido al que cada entrevistado pertenecía, tal vez sólo dejando de lado a Mássimo. En lo que identificamos como desacuerdos del campo de acción del partido, encontramos que para uno de ellos es insuficiente pues su partido se queda solamente a nivel estudiantil, y para casi todos los que pertenecían al MAS la relación entre este y la Federación de Estudiantes de la Universidad de Costa Rica (FEUCR) y el confuso campo de acción entre ambas organizaciones ha sido un problema. A continuación analizaremos lo que creemos ha sido una de las principales razones para desertar del partido y buscar nuevas formas de expresión política, la baja autoeficacia política de estos jóvenes. Preguntando sobre las tareas y responsabilidades que tenían estos jóvenes dentro de su partido, quisimos encontrar si sentían que su capacidad de incidencia en el sistema político era baja o nula, y si ellos buscaban alguna inmediatez en los resultados de esas tareas. Encontramos que había desacuerdos con las tareas, también relaciones de poder entre quienes asignaban esas tareas y a quienes les correspondía realizarlas, y situaciones o reacciones personales de los jóvenes frente a esas tareas. Hubo dos de ellos que dijeron había aspectos positivos en las tareas, como que había resultados notorios, sentían proyección social, y había reacciones positivas de los que asignaban las tareas y además vigilaban de manera adecuada su cumplimiento, Mássimo también señaló que había un sistema de responsabilidad gradual de acuerdo al tiempo que tuviera cada militante. Sin embargo, había entre los entrevistados una disconformidad generalizada sobre las tareas. Dijeron que eran insuficientes, que no tenían resultados o por lo menos no resultados directos, los que pertenecieron al MAS dijeron que la relación con las tareas de FEUCR eran problemáticas pues se terminaba confundiendo una organización con la otra; también encontramos que las relaciones de poder incomodaba de alguna manera a casi todos, que la vigilancia que Mássimo creía era necesaria más bien se volvía una presión por parte de “los de arriba” y que además esas tareas eran impuestas. A nivel más personal la mayoría de ellos dijeron que no tenían tiempo para realizar las tareas, y hubo quienes dijeron que ni siquiera eran de su interés. Todo esto influyó en la decisión que los entrevistados tomaron de desertar de su respectivo partido, y de alguna u otra manera también desencantarse con la política tradicional de oposición. Los deseos de cambio que inicialmente fueron la motivación, junto con otros factores, del ingreso al partido político de izquierda al que pertenecieron los entrevistados, ahora están relacionados con nuevas formas de expresión o cambios a nivel de la manera de organizarse de los partidos de izquierda; además son lo que motivan a los mismos jóvenes a expresar su sentir hacia la política. Como hemos mencionado, estos jóvenes sienten un desencanto hacia la política tradicional, sobre todo a la dominante pero suponemos que quienes se salieron de estas organizaciones y según las respuestas de los entrevistados también existe un desencanto hacia los partidos estructurados, o sea a la política tradicional incluso de oposición. Existe un paralelismo entre los deseos de cambio que expresaron los entrevistados, que tenían que ver con sus percepciones del mundo, sus desacuerdos con los grupos de poder y el sistema imperante, y los temas que les interesan actualmente. Cabe mencionar aquí que no preguntamos por los temas de interés antes de salirse de la agrupación a la que pertenecieron o incluso antes de unirse a ella, por lo cual partimos de los temas de interés que mencionaron los entrevistados actualmente. Podemos suponer, e incluso alguna de la información recopilada apunta en esta dirección, que sí existen algunos cambios en cuanto a los temas que les interesa expresar a los jóvenes. Por ejemplo mencionaron la necesidad de cambios en la manera en que funcionan estos partidos, lo cual según pudimos extraer, probablemente no pensaban o no consideraban como una preocupación antes de ingresar al grupo. El desencanto hacia la política tradicional se refleja en los temas que les interesan a los y las jóvenes. Como mencionamos anteriormente en la investigación, los deseos de cambio pueden ser vistos en distintos planos como el personal, social o incluso teórico. De esta manera se quieren cambios por ejemplo en cuanto a nuevas formas de expresión, o se menciona la necesidad de una mayor discusión de los problemas a nivel nacional, al igual que cambios en cuanto a la criticidad de los compañeros de carrera. Podemos ver como se refleja esto en los temas que actualmente les interesan a los jóvenes. Temas como el proceso electoral 2010 o en su momento el TLC (Tratado de Libre Comercio) con EEUU se mencionaron y tienen que ver con la realidad política nacional. Mientras que otros temas como el interés por los derechos humanos o la justicia social tienen que ver con un plano más social. De igual manera, se plantearon temas como política internacional o la integración centroamericana, lo cual denota un interés más a nivel internacional. Todos estos temas tienen que ver con política a distintos niveles. Como decíamos anteriormente, son precisamente en los cuales se manifiesta un disgusto hacia la realidad actual y es esto lo que motiva o crea el deseo de cambiarlo. Otro tipo de temas que identificamos y que mencionaban los entrevistados eran temas que tenían más que ver con su entorno directo. Al ser todos estudiantes de la Universidad de Costa Rica, mucho de lo que nos decían que les interesaba eran temas como la academia. Estos temas muchas veces estaban íntimamente relacionados con lo que es su vida académica y en un futuro profesional. Temas como la producción científica crítica y cambios en la manera en que funciona la academia son intereses de Ignacio, estudiante del área de ciencias sociales. Esto denota que toman relevancia temas que les afectan a los entrevistados de una manera más directa, temas que le van a ser inmediatamente pertinentes en su desarrollo profesional y por lo tanto en su vida. Estudiantes de derecho nos mencionaron el interés por la necesidad de fungir como operador jurídico y ayudar a quienes necesitan asesoría legal y no tienen acceso a ella. De igual manera un entrevistado mencionaba el interés por los partidos políticos de izquierda de la universidad, lo cual también nos muestra como existe interés por los asuntos que le atañen directamente. Aquí vemos como nuevos temas que de una u otra forma son políticos se van ligando cada vez más con la vida cotidiana y en este caso estudiantil de los jóvenes. Esto concuerda con la visión que habíamos planteado de las nuevas formas de hacer política que desde la perspectiva de Beck (1997) el no participar en ninguna agrupación y ser apolítico es una manera de hacer política y que los nuevos temas que interesan a los y las jóvenes son precisamente los que los involucran de una manera más directa. Es así como podemos ir viendo la manera en que se construye el desencanto y se manifiesta en nuevos temas de interés, temas que estos partidos no necesariamente tratan o no plantean como principales. Consideramos aquí pertinente hablar de lo que nos comentó precisamente Ignacio y es la manera en que estos partidos adoptan una visión de mundo totalizante y la transmiten a sus militantes. En estos nuevos temas es donde los y las jóvenes manifiestan su desencanto ante la política tradicional. Ahora bien, la manera en que comunican este desencanto, la manera en que se hacen sentir, en la que transmiten sus visiones de mundo y sus opiniones acerca de estos temas con los que se sienten disconformes y desencantados son de particular pertinencia para esta investigación. Para efectos de ordenar la investigación, trataremos de explicar y analizar las maneras de expresarlo a nivel individual por un lado y grupal por el otro. Es importante mencionar aquí que la mayoría de los entrevistados manifiesta su sentir y su manera de pensar acerca de la política de manera individual. En un primer momento, muchos entrevistados decían que no realizaban ninguna acción política, mencionaban que su accionar político había sido dejado de lado, pero poco a poco comenzaban a mencionar las maneras en que se expresaban políticamente. De este modo se puede entrever una visión de que si no se pertenece a ningún grupo político o si no se realiza ninguna acción que sea considerada por una mayoría como una manifestación política, no se está expresando su sentir. Solo dos de los cinco entrevistados dijeron formar parte de una nueva organización. Los entrevistados mencionaron tipos de expresión de diversas índoles. El plano laboral lo consideraban como una manera de expresar su pensamiento político, las decisiones de dónde o para quién trabajar, el hecho de trabajar sin recibir remuneración en el ejercicio del derecho, fueron vistas por Alberto como formas de expresión política. Por otro lado, todos los entrevistados mencionaron participar en movilizaciones diversas como marchas, esto lo consideramos un plano de acción directa. El plano académico fue mencionado por algunos entrevistados, dijeron incluir en su producción académica su visión del mundo y mantener siempre la criticidad y manifestar su descontento en los trabajos que realizan para la Universidad. En un plano discursivo incluimos algunas cosas que mencionaron los entrevistados como asistir a debates o foros. Algo importante que mencionaron fue el plano cotidiano. A esto le queremos dar particular atención debido a que refuerza algunos puntos de vista teóricos que habíamos adoptado, precisamente la manera en que los temas de la cotidianidad son vistos como algo político. En este plano se mencionaron la manera de tomar decisiones, el identificarse políticamente y adherirse a una ideología particular, discutir con personas cercanas de manera cotidiana, el socialismo autonomista como manera de expresión política, el recitar poesía y la recomendación de actividades a personas que creen que podrían asistir. Estos son los tipos de actividades que realizan los jóvenes entrevistados en los cuales sienten que están expresando su manera de ver la política y de este modo su desencanto. Esta individualización de la política también fue de lo que partimos a nivel teórico y al parecer encontramos en nuestros datos empíricos. Esta manera de expresar el desencanto de modo individual denota un rechazo hacia todas las formas de organización estructurada en un plano de acción, mientras que en el plano discursivo algunos mencionaban la importancia de organizarse para poder tener mayor incidencia. Esto puede ser un síntoma de la falta de espacios o del rechazo a los existentes y los grupos políticos que actualmente existen. Ahora, existen diversos sentimientos que generan estas maneras de expresarse, varios entrevistados dijeron no estar satisfechos o no considerar suficiente estas formas de expresión. Alberto dijo recurrir a la poesía como un medio de desahogo, otros mencionaron que de cierto modo era suficiente por el momento debido a su realidad personal, sus limitaciones en cuanto a la necesidad de buscar una estabilidad que le permitiría posteriormente buscar más formas de expresarse. Estos sentimientos acerca de las formas de expresarse podrían tener que ver con las maneras en que reaccionan las demás personas ante las mismas. Muchos mencionaron que eran diversas. Ignacio dijo que en su familia era aceptado e incluso fomentado pero en su mayoría se enfocaron a lo que eran sus amigos. Dijeron que algunos rechazaban este tipo de acciones porque no compartían la manera de pensar, o no les interesaban las mismas cosas que a los entrevistados. Casi la totalidad mencionó que les costaba mucho encontrar personas que pensaran de manera similar. Esto es un hecho muy importante puesto que es posible que el sentido de identificación que buscaban y de cierto modo encontraban en la organización a la que pertenecían es algo que no han logrado satisfacer ahora que se manifiestan de manera individual. Algunos mencionaban que intentaban involucrar a algunas personas en sus maneras de manifestarse invitando a movilizaciones, otros dijeron que no trataban involucrar pero de cierto modo sí intentaban fomentar la discusión entre sus seres cercanos. Mássimo dijo involucrar sutilmente a alguna gente, compartiendo el conocimiento adquirido en el partido. En general no parece que el hecho de sentir cierto rechazo a las acciones que realizan para manifestar su desencanto hacia la realidad y hacia la política tradicional sea un factor que agudice el mismo. La mayoría dijo que estas reacciones eran esperadas y que se pueden analizar, ver como síntomas de la misma sociedad. En cuanto a lo que son las expresiones a nivel grupal, solo encontramos dos casos. De igual manera es muy interesante analizar el tipo de organización a las que ingresaron Alberto y Oscar. Al dejar un partido de izquierda en el cual existía una estructura jerárquica, según Oscar no existía una cierta libertad para expresar o hacer lo que le interesaba realmente, como en todo partido político tenía que seguir la línea del mismo. En la nueva organización, una asociación de estudiantes, podía realizar o por lo menos proponer proyectos que se pueden llevar a cabo. Mencionaba que la actual agrupación no es precisamente una organización política per se, sino más bien un órgano que se concibe como una manera de ayudar puntualmente a los y las estudiantes. También mencionó que el espacio de trabajo era precisamente el campo de acción de esta organización, es decir, el trabajo que realizan influye directamente en el mismo campo. Esto denota dos cosas importantes que consideramos concuerdan con nuestro abordaje teórico. Por un lado vemos como el campo de acción en el cual decidió involucrarse el entrevistado está directamente relacionado con su entorno, es relativo a su carrera y los objetivos que se plantean van precisamente en esa dirección. Por otro lado podemos identificar que la manera de ayudar o las soluciones que busca a los problemas son puntuales, se quiere una cierta inmediatez en lo que son los resultados de las acciones, lo que contrasta con lo que pudimos recopilar en las opiniones acerca de la no inmediatez en los resultados de las tareas que realizaban en sus respectivas organizaciones políticas. El otro caso de manifestaciones grupales expresivas del desencanto político, fue en un grupo de poesía. Este es otro tipo completamente de organización y responde, según Alberto a una necesidad de desahogarse. Este grupo es completamente informal, es más bien uno de amigos y amigas que recita poesía crítica, tanto escrita por ellos/as mismas como por autores más conocidos pero igualmente de pensamiento crítico y social. Esta forma de expresión, según él, a nivel personal satisface hasta cierto punto la necesidad de expresar simplemente su pensar y se propone crear conciencia aunque sea en una sola persona. La manera de percibir este tipo de manifestaciones, grupales, como ya hemos mencionado, denota la necesidad de inmediatez en los resultados de lo que realizan y un nivel distinto de organización. Los grupos a los que pertenecen los entrevistados no son tan estructurados ni plantean una línea que debe seguir quien entre en ellos, aunque indudablemente existe una dinámica específica para cada uno de esos grupos. De igual manera, los entrevistados dijeron no estar satisfechos con estas formas de expresión y en relación a los partidos de izquierda, a nivel general Oscar dijo que los partidos de izquierda eran pequeños e insuficientes. Otra cosa en la que concordaron todos los entrevistados, ya se manifestaran de manera individual o grupal es que existe la necesidad latente de mayores espacios y de nuevas maneras de expresión política. Por ejemplo Oscar mencionó la necesidad de espacios nuevos para la izquierda no trotskista, refiriéndose a que todos los partidos u organizaciones de izquierda que acaparan la discusión a nivel estudiantil son trotskistas y no dejan espacios para los y las demás. Es importante, una vez mencionadas y analizadas las formas y sentires de los entrevistados hacia las formas de expresión, hablar un poco acerca de las motivaciones que llevan a estos jóvenes a expresarse de la manera en que lo hacen. Como hemos dicho anteriormente, creemos que los deseos de cambio son motivados por una insatisfacción con diversas cosas, ya sea de su entorno directo como también a niveles más amplios e incluso temas estructurales. Este desacuerdo y descontento, lleva al desencanto tanto con las maneras de hacer política de quienes refuerzan este sistema como con las formas de luchar contra este mismo ya existentes e institucionalizadas. Existe según los entrevistados una cierta responsabilidad social que se puede ver a nivel personal, relativo a los valores, al igual que, como lo mencionó Ignacio, a nivel académico. Vemos como ellos de ninguna manera se resignan y aceptan la realidad como es, encuentran nuevas y distintas maneras de expresar su desencanto y su rechazo al sistema imperante. Es precisamente esto lo que encontramos en nuestra investigación, muchos mencionaron no estar de acuerdo con la realidad política y planteaban la necesidad de cambiarlo, y esto es su motivación para expresarse. Una vez comprendido o por lo menos aclarado el panorama actual de los entrevistados y su sentir político queda en el aire su sentir hacia el futuro, sus percepciones sobre los temas políticos que son de su interés y sus visiones. A este respecto pudimos notar por un lado discursos de esperanza y positivos, es decir el deseo de cambio de las problemáticas actuales, si bien no creyendo en su resolución definitiva, esperando que se puedan solventar algunos problemas, ya sea nivel de entorno cercano (como en la academia por ejemplo) como a nivel nacional e incluso internacional. Empero existió siempre una contradicción, ya que aunque todos los entrevistados quisieran que estos cambios ocurrieran y están conscientes de que es necesario hacer muchos y grandes cambios en la actualidad, que es necesario organizarse, existe paralelamente un discurso negativo, en el cual creen que a pesar de todo continuará la reproducción de los problemas actuales, que los cambios posibles serán lentos e improbables. Alberto indicó además factores de índole más individual en los problemas como pueden serlo la promoción desde la sociedad de personas cada vez más deshumanizadas. Puntualmente refiriéndose a los partidos políticos las visiones no eran muy buenas. Varios destacaron el estancamiento de los partidos de izquierda nacionales, en tanto que consideran existirá una permanencia en las prácticas actuales y en ese sentido no consideran que se verán grandes resultados o por lo menos mucho mayores a los que se puedan estar percibiendo actualmente, que como especificamos a lo largo del trabajo apoyándonos en las entrevistas, es en pocas ocasiones que se pueden apreciar los resultados de las acciones del partido. Ante esta disyuntiva creen necesaria la resistencia en espacios políticos, académicos y todos los demás desde los cuales se pueda ejercer algún aguante al sistema político opresor. Para esto deben plantearse, dicen, reestructuraciones en campos como la educación, política, generar y fortalecer sistemas de cooperación social y crear más lazos y cohesión entre organizaciones. De no generarse algún cambio actualmente, las situaciones sociales se agravarán seriamente en el futuro próximo, que en palabras de Oscar podrían llevar incluso a un conflicto social abierto. Es así como surge la mayor dualidad que encontramos: la conciencia y necesidad de cambios urgentes, incluso drásticos y sobre todo de organizarse, pero sin embargo vemos como desde problemas ideológicos hasta personales (como el tiempo, la carrera) dificultan realizar alianzas que representen un frente fuerte de oposición y resistencia a los problemas actuales. Empero siempre existe un resto de esperanza para no rendirse del todo aún. Para concluir este análisis creemos pertinente retomar desde el inicio el proceso de desencantamiento que han experimentado los jóvenes entrevistados. Sus deseos de cambio, tanto a nivel personal como social, y que surgen debido al desencanto hacia la política tradicional hegemónica, los llevaron a la necesidad de expresarse políticamente, necesidad que se vio satisfecha en un principio al ingresar a un partido de izquierda. El ingreso a estos partidos trajo consigo tanto efectos positivos como negativos en los entrevistados. Las tareas y responsabilidades que se les asignaban o asumían por cuenta propia, implicaban relaciones de poder que incomodaban a los entrevistados, y pocas veces dejaban ver resultados, por lo que finalmente terminaban siendo contraproducentes pues varios de ellos se sentían disconformes y con una baja percepción de autoeficacia política. Además de esto, los problemas que vivieron dentro del partido y las situaciones paralelas de su vida personal, como discrepancias ideológicas, roces personales con otros miembros, y la incompatibilidad entre su militancia política y sus responsabilidades académicas y/o profesionales, fue lo que los llevó a la salida de la organización. Con la salida del partido surge ya no sólo el desencantamiento hacia la política tradicional hegemónica, sino también a la política tradicional de oposición, ya que la experiencia vivida les hizo cambiar la percepción respecto a los partidos políticos de izquierda como una forma factible y efectiva de oponerse al sistema imperante. Tras la salida del partido los entrevistados no se desentienden de los temas políticos que les preocupaban, sino que buscan nuevas maneras de expresarlo, ya sea individual, como lo puede ser en el plano académico, plano discursivo o plano cotidiano, y grupalmente, por ejemplo involucrándose en colectivos que no padecían los mismos vicios del partido al que pertenecieron. Estas nuevas formas de expresión surgen como consecuencia de los deseos de cambio que siempre tuvieron; y de los temas políticos de interés, tanto los nacionales como internacionales, globales e ideológicos; así como de los temas de interés del entorno directo, ya sean los universitarios o los que involucran a sus seres cercanos. A pesar de esto, nos queda claro que los entrevistados manejan un doble discurso respecto a su percepción del futuro: por un lado se refieren a la esperanza de cambio o más bien, al el deseo de un futuro esperanzador, imaginándolo desde la cohesión de organizaciones e identificación del sector desencantado, para así lograr una más solidaria y mejor estructura política y social. Por otra parte no pueden evitar creer en un futuro con problemas iguales o peores a los que existen hoy en día. Referencias bibliográficas Citrin, Jack y Christopher Muste. 1993. “Trust in government”. En Measures of political attitudes, editado por J.P. Robinson Flick, U. (2004). Introducción a la investigación cualitativa. Madrid: Morata. Grimaldi, N. (2007). Breve tratado del desencanto. México: Los libros de Homero. Hebdige, D. (1979). Subcultura. Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica. Keune, L.y Boog, B. (2000). Investigación-Acción Ejemplar: conceptos y Aplicaciones. San José: DEI. Pérez Serrano, G. (2001). 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