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Programa de Diplomado en Salud Pública y Salud Familiar SEXUALIDAD Y ADOLESCENCIA Autores: Hugo Opazo M. Eduardo Rojas G. Paulo Sandoval C. Módulo I: Tendencias en Salud Pública: Salud Familiar y Comunitaria y Promoción. La Serena, marzo – mayo del 2006 Problema: Estigmatización de la sexualidad de los adolescentes Postura: La sexualidad de los adolescente esta limitada y estructurada por una visión adulto centrista, que destaca sólo los aspectos reproductivos y conflictivos mas frecuentes que no le permiten el desarrollo en plenitud de ella. Así entonces esta debería desarrollarse desde el punto de vista del adolescente y en consideración a lo que ellos sean capaces de entender, sin las restricciones que a menudo como intervenciones no han sido pertinentes a la cultura adolescente. Objetivos: • Considerar las Políticas de Salud Sexual y Reproductiva sobre la Adolescencia • Discutir los enfoques de sexualidad actuales y su relación con el adolescente • Conocer sus inquietudes en relación a los derechos sexuales y reproductivos. • Intentar una aproximación real entre los interventores de Salud y los adolescentes. 1 Módulo I: Tendencias en Salud Pública: Salud Familiar y Comunitaria y Promoción La Serena, marzo - mayo del 2006 INTRODUCCIÓN El primer error que cometen la mayoría de los adultos consiste en pensar que la generación más joven es diferente, que es mejor o peor que cualquier otra generación en la historia. Sin duda los aspectos exteriores no resultan familiares, pero ¿son ellos tan distintos, realmente? Hay cambios, cambios profundos, pero no son inherentes a estos jóvenes. Son cambios de las tradiciones y credos de otras generaciones anteriores. Antes, lo bueno y lo malo era definido por la religión y el código social. Si bien en la actualidad los jóvenes tienen las mismas inquietudes religiosas, en muchos casos no han sido educados en la clara doctrina de ninguna fe. Las construcciones sociales eran más rígidas. Sabemos que todo esto es muy diferente hoy. Los instintos de los jóvenes son independientes del tiempo, pero el impacto de la sociedad difiere. Esto constituye nuestro problema. Al referirnos a la sexualidad distinguimos los fines erótico – placenteros y los fines reproductivos. Los mecanismos de control de la sexualidad han producido un imaginario que asocia la sexualidad con la peligrosidad y “el problema”. En nuestras sociedades y hasta el momento, parece generar mayor alivio hablar de la salud y la reproducción, que de la sexualidad y el placer. Debiera ser más fácil afirmar la sexualidad en un sentido afirmativo, emancipador; obtener consenso por el derecho a no sufrir abusos, explotación, violaciones, tráfico, o mutilaciones, pero no así por el derecho a gozar plenamente del propio cuerpo. El análisis de la sexualidad y el género, implica distinguir las conexiones entre dos sistemas articulados pero diferentes. Los mandatos, creencias, sistemas de prohibiciones y regulaciones sobre la sexualidad “esperada” para mujeres y hombres, han generado una posición de desigualdad entre unas y otros. 2 El tratamiento específico de la sexualidad de los y las adolescentes, no escapa a las consideraciones que hemos realizado hasta el momento. Las complejidades mencionadas anteriormente deben analizarse a la luz de una etapa vital (la adolescencia) específica y de sujetos (los y las adolescentes) que ocupan un lugar de subordinación en las relaciones de poder organizadas desde el adultocentrismo. La adolescencia como etapa vital con características propias. Sexualidad y Adolescencia La sexualidad es un concepto íntimamente vinculado con el adolescente. Esta relación implica un período de cambios a nivel social, físico y psíquico que conducen al joven a mantener relaciones sexuales. Pero lamentablemente se ve influido por una serie de desventajas, entre las que se encuentran la escasa información que brindan entre otros los docentes y los medios de comunicación. La particularización de la adolescencia, estaría relacionada, a la necesidad de instituirse un momento vital de pasaje entre la infancia y la adultez, que favoreciera el retraso de la reproducción biológica en las mujeres (confinándola al matrimonio) y que posibilitara la capacitación de los varones para el trabajo. El ordenamiento social moderno basado en las diferencias “naturales entre los sexos”, implicó nuevas organizaciones eróticas. El sistema de permisos y prohibiciones respecto a la sexualidad, variará según se trate de mujeres y varones. Y también, según se trate de adolescentes o adultos. El proceso de la adolescencia supone el pasaje de mayores grados de dependencia a crecientes grados de autonomía. Dependencia y autonomía que son del orden afectivo sexual, social y económica. Para la construcción de autonomías es necesario generar condiciones habilitantes y posibilitadoras de este proceso. El concepto de autonomía en el campo de la sexualidad está referido a la idea de que la persona desarrolle la capacidad de negociar sexualmente con el otro, desde un lugar de equidad, y no desde posiciones supraordinadas o subordinadas. Implica poder identificar, 3 Módulo I: Tendencias en Salud Pública: Salud Familiar y Comunitaria y Promoción La Serena, marzo - mayo del 2006 conocer y dar sentido a las propias necesidades sexuales y buscar formas de satisfacción en el marco del respeto por las propias decisiones. Implica el relacionamiento con el propio cuerpo, su conocimiento, respeto y cuidado. Implica, particularmente saberse sujeto de derechos también en el campo de la sexualidad y las decisiones reproductivas. La toma de decisiones en la vida sexual favorece el desarrollo de sujetos autónomos e integrales en otras áreas de la existencia y contribuye a la construcción de ciudadanías. Ahora bien, para ello, es necesario que se garanticen y se generen las condiciones para ejercer la autonomía. ¿Cómo es posible que los y las adolescentes puedan gozar de autonomía en la toma de decisiones sobre su vida sexual sin acceso a información de calidad, servicios de salud sexual y reproductiva adecuados, espacios confiables para dialogar sobre sexualidad, adecuada protección legal y social? ¿Cómo es posible, que todos los y las adolescentes puedan gozar de autonomía en la toma de decisiones sobre su vida sexual, sin acceso equitativo y justo a bienes culturales, simbólicos y materiales? ¿Cómo es posible, que los y las adolescentes ejerzan su autonomía si no se generan condiciones para una transformación profunda de las formas en que las sociedades, los medios de comunicación y las instituciones visualizan a las “mujeres” y a los “hombres”, y a “la adolescencia”? ¿Cómo es posible, que todos los y las adolescentes puedan gozar de autonomía en la toma de decisiones sobre su vida sexual, si ocupan un lugar de subordinación en las relaciones de poder organizadas desde el adulto centrismo? 4 Características de la conducta sexual adolescente La consulta de anticoncepción en la adolescencia exige tener en cuenta una serie de factores que directa o indirectamente inciden sobre el elevado riesgo de embarazo en este grupo de edad: Inicio precoz de las relaciones sexuales coitales. Numerosos estudios señalan que la media de edad de inicio de las relaciones sexuales coitales se sitúa en torno a los 15-17 años; además hay un acceso más directo y en menor tiempo desde otras conductas al coito. sobreexcitación sexuales, el consumo de alcohol y otras drogas... condicionan en gran medida esta conducta. Relaciones sexuales irregulares, con frecuencia espaciada y muchas veces no previstas. Lo que no ha sido considerado y por eso se estigmatiza al joven es que el adulto también mantiene conductas muy semejantes al adolescente en esta materia. Se consideran monógamos, pero son frecuentes los cambios de pareja y en muchos casos la duración de la pareja es breve. Monogamia sucesiva o “en serie”. Escasa y deficiente utilización de métodos anticonceptivos, atribuible a desinformación sobre anticoncepción y sobre riesgo de embarazo, creencias erróneas, objeciones morales o de otra índole, falta de previsión y dificultades de acceso a los servicios. La anticoncepción no precede ni acompaña a las primeras relaciones coitales, se pospone entre 12 y 24 meses desde su inicio, y cuando son usuarios de anticoncepción el uso es muy irregular y la mayoría de las veces de métodos no eficaces. Dificultades para establecer relaciones de causa efecto entre la conducta sexual que proporciona placer inmediato y el riesgo probable futuro de gestación y ETS. La historia de la sexualidad es una historia de prácticas sexuales (eróticas, biológicas y morales) cambiantes, significados subjetivos, definiciones sociales, sistemas de regulaciones y normativas. Todas las sociedades necesitan organizar los intercambios eróticos, todas necesitan delimitar permisos y prohibiciones, límites y posibilidades de organización para la vida erótica. Pero, el punto está en que existe una gran variabilidad en cómo se producen estas formas de organización y regulación de lo erótico en las sociedades. En tal sentido, no sólo es sustantivo el aporte de disciplinas como la historia, la sociología o la política a la 5 Módulo I: Tendencias en Salud Pública: Salud Familiar y Comunitaria y Promoción La Serena, marzo - mayo del 2006 comprensión de la historia de la sexualidad, sino que cobra importancia el aporte que pueden hacer a la comprensión de lo histórico, lo social y lo político en las sociedades. Es en el campo de la sexualidad, donde más que ninguna otra área del conocimiento humano se mezclan conceptos religiosos, biológicos, psicológicos y sociales que, traducidos en valores morales, hacen que actuemos en favor o en contra de nosotros mismos. Podemos así desarrollar plenamente nuestra sexualidad o limitarla por prejuicios y tabúes. Muchas veces se confunde lo que pertenece estrictamente a lo biológico ⎯el sexo de la persona-⎯ con lo que es el resultado de un complejo proceso de socialización. Desde el nacimiento, los niños aprenden en un intercambio constante con el ambiente, las actitudes y comportamientos que el contexto sociocultural espera de ellos según su sexo. Enfoque de sexualidad. La sexualidad puede ser planteada desde dos enfoques: La perspectiva de las ciencias sociales o enfoque construccionista, argumenta que solamente es posible comprender las actitudes y prácticas sociales en relación al cuerpo y la sexualidad en su contexto histórico específico en que se desarrolla, explorando las condiciones que generan la importancia atribuida a la ésta en un momento particular. Ubica las relaciones de poder en el eje, de lo que será considerado normal o anormal, permitido o prohibido, aceptable o rechazable. La perspectiva esencialista, este la considera como algo inmutable producto de una esencia humana, cual impulso interior irrefrenable a ser reprimido por la cultura. Desde esta perspectiva, las expresiones de la sexualidad no son producción social, sino que son moldeadas socialmente para ser encauzadas hacia una vida social aceptable. Se centra en la concepción de que la sexualidad si bien está condicionada por distintas épocas y culturas, mantiene inalterable sus componentes biológicos, aludiendo directamente a impulsos innatos y por tanto incontrolables. 6 Grupos de Influencia Es la historia de los discursos en relación a la misma, líneas discursivas que dan cuenta de lo que las sociedades se permiten y se limitan al hablar de ella. Es decir, aquellas figuras sociales cuya palabra produce efectos notables en la subjetividad de las personas, en lo que a la sexualidad y el cuerpo se refiere: maestros, médicos, padres, curas, policías. Son producidos desde diferentes espacios con legitimación social cuya palabra tiene efectos concretos en los mecanismos de regulación social: medios de comunicación, instituciones educativas, instituciones sanitarias, familias, iglesias, estados. Enfatizamos que estas posturas no constituyen territorio exclusivo de un saber disciplinario, sino que se instituyen como campo de múltiples atravesamientos del orden de lo político, lo socio-histórico, lo cultural, lo económico, lo psicológico, lo biológico, lo subjetivo, lo ético, lo religioso; abrir este campo a perspectivas complejas e interdisciplinarias. Estos grupos deben realizar un trabajo de crítica, de de-construcción y reconstrucción al interno de cada campo disciplinario, de cuales son los supuestos ideológicos y éticos, y las condiciones socio-históricas que posibilitaron y sostienen sus producciones teóricas. Implica repensar el modo de generar conciencia de la dimensión política de sus producciones e intervenciones profesionales en relación a esta temática. Principios éticos La integridad corporal como el derecho a la seguridad y control del propio cuerpo es quizás el aspecto que más peso tiene en el concepto de libertad sexual y reproductiva. La capacidad de ser persona, refiere a aquellas razones y valores por los que las personas toman diferentes decisiones. Autonomía y autodeterminación es lo que habilita a que las personas puedan ejercer sus derechos con libertad. Igualdad, refiere al reconocimiento de que todas las personas son portadoras de derechos independientemente de su condición social, clase, sexo, edad, etnia, orientación sexual, religión, nacionalidad. 7 Módulo I: Tendencias en Salud Pública: Salud Familiar y Comunitaria y Promoción La Serena, marzo - mayo del 2006 La diversidad, alude al compromiso con el principio de que diferentes tipos de expresión sexual son beneficiosos para una sociedad justa y humana. Habitualmente, estos principios no se respetan. Y en particular cuando de adolescentes se trata, no se considera que cuenten con autoridad y criterio para tomar decisiones, ni se cree que lo puedan hacer de manera responsable si no media el disciplinamiento del mundo adulto. El proceso de conocimiento, apropiación y ejercicio de derechos sexuales y de derechos reproductivos de las personas (y de la población adolescente en particular), dependerá, fundamentalmente, de la legitimación y reconocimiento social de estos derechos, y de la generación de las condiciones (sociales, culturales, económicas) que permitan el desarrollo de este proceso. La construcción del sujeto en su integralidad en tanto sujeto psíquico, histórico, social, político y de derechos, implica un complejo proceso de autonomización para el desarrollo de la capacidad de decidir sobre la propia existencia y el agenciamiento del propio cuerpo. Así como también, el desarrollo de la capacidad de incidencia en tanto sujeto implicado en su tiempo y realidad histórico social. En sentido general, el concepto de autonomía (en sus diferentes dimensiones: social, política, afectivo-sexual y económica) está referido a la idea de que la persona desarrolle capacidades para identificar, conocer y significar las propias necesidades, y buscar formas de satisfacción en el marco del respeto por las propias decisiones. Implica crecientes grados de auto-conocimiento y autovaloración para la toma de decisiones informadas, voluntarias y responsables en distintas facetas de la existencia. Por ello, el concepto de autonomía se articula con el empoderamiento, ya que el fortalecimiento del sujeto favorece un mayor dominio sobre sí mismo y sobre el entorno. Los y las profesionales que intervienen en este campo deberán analizar el sentido de sus acciones, a los efectos de poder distinguir si se trata de intervenciones profesionales 8 basadas en el respeto a los derechos, o si se trata de intervenciones moralizantes que intentan imponer, desde un lugar de saber – poder, un modelo único de sexualidad, a sujetos diversos. Ello requiere de una transformación de valores tradicionales sobre sexualidad y sobre los modelos hegemónicos de masculinidad y feminidad, y fundamentalmente, la valoración social de la sexualidad como dimensión positiva, humana y transversal; y de la intimidad como escenario de ejercicio de la democracia, de derechos y prerrogativas. Estimular y acompañar en las y los adolescentes, el proceso de toma de decisiones sexuales y reproductivas implica para el mundo adulto y sus instituciones reconocer efectivamente que los y las adolescentes son seres sexuados/as, y que tienen derechos en este campo. Es también reconocer que tienen necesidades y demandas específicas, y que es responsabilidad del mundo adulto y sus instituciones, generar las condiciones para que éstas puedan encontrar respuestas. Es por ello, que se requiere de políticas públicas en educación y salud sexual y reproductiva respetuosas y habilitantes del ejercicio de los derechos. Es necesaria una participación intersectorial y de las organizaciones de la sociedad civil (en especial los grupos de jóvenes) en el proceso de diseño, implementación, evaluación y monitoreo de las acciones y políticas públicas. Se trata de construir un estatus social y político valorado de la palabra de los y las adolescentes. Derechos sexuales y derechos reproductivos Los derechos sexuales y los derechos reproductivos son una invención reciente, un concepto en construcción y reconstrucción, que ha alcanzado un estatus político poderoso en potencia. Su origen se remonta hacia comienzos del siglo XX, si bien el término surge en la década de los 60, cuando la feminista Marge Berer englobó en la nominación derecho reproductivo una serie de derechos reivindicados por el movimiento de mujeres: derecho a la 9 Módulo I: Tendencias en Salud Pública: Salud Familiar y Comunitaria y Promoción La Serena, marzo - mayo del 2006 planificación familiar, al aborto, a la salud integral, al placer sexual, reivindicaciones relacionadas con el cuerpo y el derecho a decidir. Los derechos sexuales y los derechos reproductivos son conquistas humanas, y son escenario de conflicto y negociación social permanente. En tanto parte de los derechos humanos, son interdependientes, integrales e indivisibles de otros derechos (Sen, 1990; Human Rights Watch, 1996; Copelon y Petchesky, 1995). Al decir de Petchesky (2002) “Si no fuera así, ¿cómo puede una persona actuar responsablemente como ciudadana y como miembro de un grupo familiar y de una comunidad si su cuerpo y su sexualidad son definidos y controlados por otros (esposo, parientes, autoridades religiosas o el estado)?” Los derechos sexuales y los derechos reproductivos son uno de los ejes de construcción de ciudadanía. Se refieren al poder de cada persona para tomar decisiones informadas y responsables sobre su sexualidad y vida reproductiva. Y a la disponibilidad de recursos para poder llevar a la práctica esas decisiones de manera segura, efectiva y sin discriminaciones. Para poder ejercer estos derechos con equidad debe estar garantizada la libertad de cada persona para poder decidir (dimensión individual de los derechos) y tener condiciones de justicia para que las decisiones sean respetadas (dimensión social de los derechos). El reconocimiento y adopción internacional de los derechos sexuales y reproductivos es de reciente data, adquieren verdadera legitimidad en la década de 1990, en la Conferencia Internacional sobre Derechos Humanos (Viena, 1993), la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo (El Cairo, 1994) y la Conferencia Internacional sobre la Mujer (Beijing, 1995). Si bien se trata de un proceso de legitimación, hay consenso en afirmar que la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo (CIPD, El Cairo 1994) implicó un punto de inflexión en la medida que señaló nuevos rumbos y significó fundamentalmente un cambio de paradigma en relación a los temas de población. Se reconoce el concepto de salud reproductiva 10 y derechos reproductivos de las personas como derechos humanos, y se descentran los asuntos de población de la dimensión exclusivamente demográfica para introducirlos en el campo de la salud, la educación y los derechos. La CIPD ubica las políticas de población y desarrollo sustentable y equitativo asociadas al diseño e implementación de políticas intersectoriales con eje en la salud reproductiva y los derechos reproductivos. En ese marco se incluyen la salud sexual y los derechos sexuales. Será la Conferencia Internacional sobre la Mujer (CMM, Beijing 95) donde se pondrá énfasis en la salud sexual y en el derecho a una vida libre de coerción y violencia sexual. El capítulo 7 de la Plataforma de Acción de la Conferencia, adopta la definición de la Organización Mundial de la Salud sobre la “salud sexual” como una parte integral de la salud reproductiva, refiriendo que las personas tengan “la capacidad de disfrutar de una vida sexual satisfactoria y sin riesgos”, así como la libertad para procrear y decidir “hacerlo o no hacerlo, cuándo y con qué frecuencia”. Define el propósito de la salud sexual como “el desarrollo de la vida y de las relaciones personales, y no meramente el asesoramiento y la atención en materia de reproducción y de enfermedades de transmisión sexual” (CIPD, P.A, párrafo 7.1, 1994). Los derechos sexuales y derechos reproductivos son entendidos como componentes inalienables, integrales e indivisibles de los derechos humanos universales. En la CIPD, el tema de los y las adolescentes ocupó un lugar central en las discusiones sobre salud reproductiva. En la Plataforma de Acción se insta a los gobiernos a que emprendan acciones que promuevan y protejan los derechos de los y las adolescentes y la asistencia en materia de salud reproductiva por medio de programas específicos en educación y salud sexual y reproductiva. Se sostiene la confidencialidad de los servicios, enfatizando la identidad y los derechos de los y las adolescentes y jóvenes, respetando sus valores y creencias religiosas. También, se observa que los distintos actores interpretan con sentidos diferentes el contenido de los derechos sexuales y los derechos reproductivos. Se puede afirmar, a modo de 11 Módulo I: Tendencias en Salud Pública: Salud Familiar y Comunitaria y Promoción La Serena, marzo - mayo del 2006 ejemplo, que en varios países de la región, se desarrollan acciones públicas que continúan reduciendo la salud reproductiva a lo materno-infantil y/o a la planificación familiar, obviando o desconociendo otros derechos sexuales y reproductivos. Muy habitualmente se habla de derechos sexuales y de derechos reproductivos como un binomio inseparable, pretendiendo asumir que si se garantiza el ejercicio de unos se dará por descontado el ejercicio de los otros. Sin embargo, la realidad demuestra que la mayoría de las políticas, programas y acciones que se emprenden en este terreno, en el mejor de los casos, abordan algunos aspectos de los derechos reproductivos y “olvidan”, sistemáticamente, los derechos sexuales. Este deslizamiento no sólo invisibiliza la dimensión sexual de las prácticas, sino que da cuenta de la concepción hegemónica de una sexualidad heterosexual confinada a lo reproductivo; promoviendo la idea de la reproducción como el campo principal donde se juega la sexualidad. En nuestro país, las reformas del sector salud han abordado diferentes aspectos del sistema sanitario, con el objeto de contribuir a su modernización y a las demandas y expectativas sociales. A aquellas iniciales, centradas en lo financiero, le siguieron modificaciones en los ámbitos de administración y de gestión. Recientemente, se ha iniciado un nuevo proceso, esta vez orientado a reformular los programas de salud. Responder a las nuevas necesidades de salud, considerando los desafíos derivados del envejecimiento de la población, como los cambios sociales y de estilos de vida, requiere ajustar los objetivos sanitarios a la nueva situación epidemiológica del país. Así, los objetivos sanitarios para Chile durante la década 2000-2010, enfatizan las actividades promociónales y preventivas como estrategias para mejorar la salud de la población aportando a la cantidad y calidad de vida. 12 En Chile Pero nuevamente no se ha considerado un trabajo que haya tenido la perspectiva del adolescente donde ellos pudiesen manifestar sus posiciones explicita e implícitas en su etapa de desarrollo, desde lo vivencial y pragmático hasta el conocimiento empírico de la sexualidad en general y su relación con su medioambiente socio-cultural. Respecto de la salud sexual y reproductiva, los objetivos sanitarios señalan la promoción de conductas sexuales seguras como única forma de prevención del VIH/SIDA y el embarazo no deseado, haciendo hincapié en el desarrollo de estrategias dirigidas a los niños y niñas y adolescentes, con el objetivo de fomentar en ellos y ellas, hábitos de vida saludables. Por último, se incorpora a los objetivos sanitarios 2000-2010, el desempeño del sistema de salud en cuanto a la satisfacción de las expectativas de la población sobre los aspectos no médicos de la atención y la mejoría de la calidad técnica de la atención en salud. Desde 1997, el Ministerio de Salud establece la Salud Sexual y Reproductiva como una de las 16 prioridades Salud-País. Del mismo modo, en la última década, el Ministerio de Salud ha relevado la necesidad de integrar la sexualidad como parte de la atención de salud en la Atención Primaria. En el proceso progresivo de cambio del modelo de atención, hacia uno integral y familiar, la sexualidad requiere ser abordada como parte esencial de la salud de las personas, familias y comunidad. Ello implica, una nueva forma de organizar los servicios de Salud Sexual y Reproductiva disponibles en la Atención Primaria y contar con recursos humanos capaces de generar y potenciar el cambio. En este sentido la capacitación de los equipos de salud resulta una tarea prioritaria, no sólo respecto de los aspectos técnicos, sino también en lo referente a habilidades y destrezas que favorezcan una atención de calidad en Salud Sexual y Reproductiva. En un sentido global, para una buena parte de los /as chilenos / as, la sexualidad en la actualidad es percibida como “un cambio”, lo que implica una comparación entre una sexualidad anterior y una sexualidad actual. 13 Módulo I: Tendencias en Salud Pública: Salud Familiar y Comunitaria y Promoción La Serena, marzo - mayo del 2006 Con el paso del tiempo, es posible percibir los cambios en el modo de visualizar los derechos en materia sexual. Se ha logrado una visión preocupada en las personas, en sus derechos y libertades individuales, más que en fundamentos políticos, religiosos o económicos. Se ha avanzado desde una visión restrictiva hacia una que incluya la posibilidad de convivencia de las distintas formas de vivir, menos discriminadora y más comprensiva. Sin embargo, las discusiones han continuado llevando un enfoque adultocentrista marginando a los adolescentes respecto del tema de la salud sexual la que no ha logrado separarse del marco de los derechos reproductivos. La sexualidad es vista a la luz de la reproducción y de las ITS, pero no ha sido planteada de forma separada, como un derecho independiente, como una prioridad en sí misma. A pesar de existir la intención, no se han logrado gestar cambios más allá de las mujeres. Un ejemplo de ello son los hombres o grupos que no están en edad reproductiva (niñas y adultos mayores), como asimismo los grupos con distinta orientación sexual. Para estos, no han existido consensos mundiales que incluyan sus necesidades, que les consideren en su derecho al ejercicio de una sexualidad plena. Si entendemos la sexualidad como una capacidad que poseen todos los seres humanos, es posible suponer que no se está considerando todas las posibles demandas en esta temática. En el año 1997 el Ministerio de Salud elabora el documento “Prioridades de Salud País”, instrumento que contiene los 16 problemas de salud principales a ser abordados por los programas de salud. Su objetivo es introducir nuevos elementos de racionalidad a la priorización en salud que históricamente se ha venido realizando, de tal forma de mejorar la eficiencia técnica en la asignación de recursos así como maximizar el impacto de las acciones en el nivel de salud de la población. En esta priorización, en el decimotercer lugar aparece “la salud sexual y reproductiva”. Ello implica asumir un reconocimiento de la sexualidad como un aspecto de la salud de los individuos, inherente a la condición humana, de la cual se derivan necesidades y demandas en las distintas etapas del ciclo vital. Para ejercer las decisiones sexuales y reproductivas, en el contexto del respeto y protección de los Derechos Humanos, se hace necesario que las personas cuenten con toda la 14 información, educación y orientación en materias de sexualidad y reproducción, así como también con servicios de atención integral y con medios o métodos adecuados, que permitan la vivencia de la sexualidad libre del riesgo de contraer enfermedades (incluyendo ETS y VIH /SIDA) y embarazos no planificados y /o no deseados. Asimismo, la protección de estos derechos implica la promoción y fortalecimiento de relaciones de equidad entre hombres y mujeres, procurando modificar los patrones estereotipados y la valoración diferencial de los géneros, así como la prohibición de todo trato arbitrario en razón de sexo, orientación sexual, raza, edad, estado civil, clase social, origen étnico, religión y minusvalías. Los cambios acontecidos respecto del modelo de atención en salud, encaminados a fortalecer el desarrollo de centros de salud familiar, apuestan a mejorar las condiciones estructurales antes aludidas, en la medida que facilitan la relación del equipo de salud con la comunidad, tanto en términos de acceso geográfico (sectorización), como respecto de la capacidad resolutiva para aumentar los niveles de oportunidad en las respuestas a las necesidades de las personas. Del mismo modo, el fortalecimiento del concepto “equipo de salud”, como el conjunto de profesionales que trabaja sinérgicamente al servicio de las necesidades de salud-enfermedad de hombres y mujeres a lo largo de todo el ciclo vital, otorga una nueva posibilidad en beneficio de una “atención integral” en materias de sexualidad y reproducción. La adolescencia, ha sido tradicionalmente considerada como un periodo libre de problemas de salud, sin embargo las características psicológicas, biológicas y de comportamiento de los adolescentes y su actitud reticente ante los servicios sanitarios, hacen necesarias y pertinentes actividades de salud preventivas, educativas y asistenciales que surgan en comunidad con los adolescentes específicamente diseñadas para y por ellos, en términos de cuidados de salud sexual y reproductiva adecuadas a sus expectativas y necesidades. 15 Módulo I: Tendencias en Salud Pública: Salud Familiar y Comunitaria y Promoción La Serena, marzo - mayo del 2006 Aunque los adolescentes y jóvenes no constituyen grupos homogéneos ni uniformes, su comportamiento sexual y reproductivo está influido, en mayor o menor medida, por una serie de factores entre los que cabe mencionar: Disminución de la edad de la menarquía. Inicio temprano de la actividad sexual coital. Cambios frecuentes de pareja, “monogamia sucesiva”. Sentimiento de invulnerabilidad por no tener integrada la noción de riesgo. Miedo a delatarse su comportamiento sexual y reproductivo, y por las especiales e importantes repercusiones que el embarazo no planificado tiene en este grupo de edad. 16 CONCLUSIÓN El placer sexual es una experiencia única en la vida, y mientras menos restrictivos seamos en nuestros conceptos, en el sentido de posibilitar y validar la vivencia del placer sexual que emana del contacto corporal, la actividad sexual de los miembros de una sociedad podrá ir más allá de la reproductividad y vincularse al placer. Para experimentarlo necesitamos que nuestro cuerpo esté sano, es decir que no existan interferencias de tipo biológico y también necesitamos un marco cultural y social que avale esta hermosa experiencia. Como sociedad debemos propiciar estrategias, para que nuestros adolescentes se hagan protagonistas de sus necesidades, sin correr riesgos (como lo es el embarazo e I.T.S en sus primeras experiencias sexuales) que acorten su desarrollo sexual en relación al proceso de aprendizaje erótico. 17 Módulo I: Tendencias en Salud Pública: Salud Familiar y Comunitaria y Promoción La Serena, marzo - mayo del 2006 RECOMENDACIONES Es necesario tener muchos encuentros sexuales con los adolescentes donde ellos se sientan participes y no excluidos de los procesos reformistas. Sugerimos que en cualquier acción educativa se involucren de manera real los otros actores responsables es decir la comunidad estudiantil, profesorado y padres. Toda intervención debe ser pertinente a la cultura del adolescente. Los cambios ha que aspiramos deben centrarse en la comunidad en general de modo de desestigmatizar al colectivo adolescente. 18 BIBLIOGRAFÍA 1. Tesis presentada para optar al grado de Licenciado en Educación. La valoración que le otorgan alumnos y alumnas de nb5 y nb6 de tres establecimientos de la ciudad de Temuco a los contenidos de sexualidad entregados por la escuela. Noviembre, 2004. Universidad Católica de Temuco. 2. Yaritza Jayah Azcuy. Sexualidad y Adolescencia un reto a enfrentar en la APS. Año 2005. Cuba. 3. Comportamiento y prácticas sexuales en los chilenos. 4. Adolescencia y sexualidad. Cátedra Libre en Salud Reproductiva, Sexualidad y Género. Facultad de Psicología. Universidad de la República MONTEVIDEO – URUGUAY. Agosto de 2005. 5. Manual de trabajo con equipos de salud de establecimientos de atención primaria. Conversemos de Salud Sexual. Año 2005. 19 Módulo I: Tendencias en Salud Pública: Salud Familiar y Comunitaria y Promoción La Serena, marzo - mayo del 2006