Download Marcadores biológicos para la conducta suicida en la
Document related concepts
no text concepts found
Transcript
sumario 79 Eur Psychiatry Ed. Esp. (2002); 9: 79-87 ARTÍCULO ORIGINAL Marcadores biológicos para la conducta suicida en la dependencia del alcohol P. Gorwood Hospital Louis Mourier (AP-HP), Servicio de Psiquiatría, 178 rue des Renouillers, 92700 Colombes; CNRS UMR 7593-París VII, Personalidad y conductas adaptativas, CHU Pitié-Salpêtrière, 75013 París, Francia Resumen - Las poblaciones dependientes del alcohol tienen una elevada tasa de suicidio vital (entre un 7% y un 15%, riesgo relativo = 7), y el alcoholismo es uno de los dos trastornos psiquiátricos encontrados con más frecuencia en los casos de suicidio (entre el 15% y el 25%). Así, los factores biológicos que detectaran a los pacientes en situación de riesgo podrían ser valiosos. La transferrina deficiente en carbohidratos, la monoaminooxidasa B, el receptor de interleucina 2 soluble y el colesterol se han propuesto como marcadores del riesgo de suicidio en los pacientes dependientes del alcohol, aunque son inespecíficos y tienen un valor predictivo bajo. Por otra parte, hay gran cantidad de datos convergentes que resaltan la importancia de la disrregulación de la serotonina al aumentar el riesgo de conducta agresiva hacia el yo, aunque no está claro si la serotonina está implicada por medio de la alteración del sistema de inhibición de la conducta, el aumento de la ansiedad y la depresión, o la asociación con subtipos específicos de dependencia del alcohol, como el alcoholismo de tipo II de comienzo temprano. Considerando el efecto complejo pero significativo del alcohol en el metabolismo y el recambio de la serotonina, es probable que ésta medie una gran parte de la propensión del etanol a comprometer la conducta impulsiva-agresiva. alcohol / dependencia / mortalidad / serotonina / suicidio RELACIÓN ENTRE EL ALCOHOL, LA CONDUCTA SUICIDA Y LA MORTALIDAD POR SUICIDIO La dependencia del alcohol es un trastorno grave con una tasa elevada de mortalidad [86]. La mortalidad se puede explicar por varias razones, incluido un aumento de la tasa de suicidio en las poblaciones dependientes del alcohol [25]. La relación entre la dependencia del alcohol y el suicidio es compleja, porque la dependencia del alcohol es una alteración heterogénea que tiene un efecto devastador en los ambientes social, familiar y profesional, pero también en los rasgos psicológicos y la morbilidad psiquiátrica. No se comprende totalmente la manera en que la dependencia del alcohol aumenta el riesgo de conducta suicida, aunque se han formulado hipótesis diferentes, que implican sobre todo el efecto del alcohol en el metabolismo y el recambio de la serotonina. Esto indicaría que el consumo de alcohol modifica directamente el riesgo de conducta suicida. Algunos estudios de ámbito nacional favorecen esta hipótesis. Se ha mostrado una correlación significativa en diferentes países entre el consumo global de alcohol (sin considerar la frecuencia de la dependencia) y la Gorwood P. Biological markers for suicidal behavior in alcohol dependence. Eur Psychiatry 2001; 16: 410-417. 80 P. Gorwood mortalidad por suicidio [25]. Por ejemplo, la tasa de suicidio masculino aumentó en 2-3% con cada litro de aumento en el consumo de alcohol per capita en diferentes países [60, 73, 74]. Se ha detectado una correlación más directa entre el consumo de alcohol y el suicidio, de hasta 0,95 en algunas naciones [41]. Sin embargo, en estos estudios, se señalan grandes variaciones de la correlación entre un consumo global nacional de alcohol y la tasa de suicidio según la edad [44], el género [40] y el país [41]. Así, subgrupos específicos de sujetos, como los pacientes con abuso o dependencia de sustancias, pueden explicar la relación global entre el consumo de alcohol y el riesgo de suicidio. En efecto, el consumo nacional de alcohol puede estar correlacionado con la frecuencia de abuso o dependencia del alcohol. La mortalidad por suicidio entre personas que abusaban del alcohol se evaluó en un gran estudio de seguimiento de 40 años de sujetos noruegos. El riesgo relativo de suicidarse entre los que abusaban del alcohol se estimó en 7 [66]. La extensa revisión de Murphy y Wetzel [55] estimó que el riesgo vital de suicidio entre los alcohólicos variaba entre el 11% y el 15%, aunque se han propuesto también frecuencias más moderadas (7%) [32]. Los estudios prospectivos a largo plazo de pacientes psiquiátricos han mostrado que el alcoholismo es uno de los dos diagnósticos encontrados con más frecuencia en los casos de suicidio (un 25% en un estudio y un 15% en otro) [7, 64]. La proporción de abuso del alcohol en el suicido varía entre el 10% y el 54% [29]. Algunos subgrupos pueden estar particularmente en riesgo, pues Nicholls y cols. [58] encontraron que los alcohólicos a los que se había admitido en un hospital psiquiátrico demostraban un aumento de 25 veces en su tasa de suicidio posterior, estando la dependencia del alcohol per se en un riesgo mucho mayor para la realización de intentos repetidos de suicidio [26]. Así, el abuso y la dependencia del alcohol se asocian claramente con un mayor riesgo de conducta suicida y mortalidad por suicidio, fuera de la variación del consumo medio de alcohol en una nación específica. Por otra parte, la dependencia del alcohol podía también aumentar el riesgo de intentos de suicidio a causa de la comorbilidad, que se detecta con frecuencia en las poblaciones dependientes del alcohol [32]. En una cohorte de pacientes ambulatorios que visitaban a su médico general, la presencia de dependencia del alcohol se asociaba fuertemente con los antecedentes de intentos de suicidio, especialmente en los pacientes con trastornos comórbi- dos, como el trastorno depresivo mayor [11]. El trastorno depresivo mayor parece estar particularmente implicado en el riesgo de conducta suicida en los pacientes dependientes del alcohol, ya que los síntomas depresivos que distinguían con mayor fuerza y uniformidad a los alcohólicos deprimidos de los otros grupos de dependientes del alcohol no comórbidos y trastornos depresivos no comórbidos era la gravedad de la suicidalidad [14]. Además, el trastorno psicopatológico más prevalente entre los alcohólicos que se suicidan es el trastorno afectivo [10, 54, 84, 85]. Con respecto a la fuerte relación entre el riesgo de suicidio y el consumo, el abuso y la dependencia del alcohol, los marcadores biológicos que podrían predecir qué tipo de paciente puede estar en situación de riesgo ayudarían al profesional clínico a impedir estas complicaciones fatales, y también podrían concentrar la investigación en los mecanismos específicos que están potencialmente implicados. MARCADORES BIOLÓGICOS DE LA CONDUCTA SUICIDA EN LA DEPENDENCIA DEL ALCOHOL Los marcadores biológicos que se han estudiado ya se pueden diferenciar en los que se basan en el alcoholismo y los basados en el riesgo de suicidio. Aunque los estudios citados aquí se dedicaron al riesgo de suicidio en los pacientes dependientes del alcohol, la gran comorbilidad psiquiátrica detectada habitualmente en las muestras dependientes del alcohol [37] no se excluía, o incluso evaluaba, siempre. Así, la especificidad de los marcadores biológicos del riesgo de suicidio en el alcoholismo puede estar contaminada por trastornos psiquiátricos comórbidos diferentes, especialmente para los trastornos de ansiedad y del estado de ánimo primarios [37]. Transferrina deficiente en carbohidratos Malcolm y cols. [45] analizaron muestras de suero recogidas en un conjunto de muertes consecutivas y encontraron que la transferrina deficiente en carbohidratos (CDT) era más alta en la población fallecida por suicidio comparado con otros tipos de muerte. La CDT parece tener valor como marcador del uso antemortem del alcohol previo al momento del fallecimiento, más bien que como marcador específico del riesgo de suicidio. Marcadores biológicos para la conducta suicida en la dependencia del alcohol Interleucina En muestras de plasma de personas sin medicación que intentaron suicidarse, se midió una mediana de concentración de receptores de interleucina 2 soluble (S-IL-2R) muy por encima del intervalo de los controles sanos [56]. Como este resultado se detectó en grupos de diagnósticos psiquiátricos diferentes, la dependencia del alcohol no estaba implicada específicamente. El aumento de las concentraciones de S-IL2R en plasma refleja una activación de los linfocitos T. La presencia de una asociación moderada entre los S-IL-2R y la proporción de norepinefrina-epinefrina en la orina puede explicar el papel de los S-IL-2R como marcadores del riesgo de suicidio. Colesterol Hay datos convergentes que apoyan al colesterol como marcador válido para el riesgo de suicidio, ya que grandes estudios epidemiológicos han encontrado una relación entre la reducción del colesterol en plasma y un aumento de las tasas de mortalidad por suicidio [33, 57]. Aunque este resultado no se ha replicado sistemáticamente y no se conoce el mecanismo exacto para explicar cómo el colesterol puede reflejar un aumento de la tasa de mortalidad por suicidio, se han planteado algunas hipótesis. Por ejemplo, se ha propuesto que el colesterol mantiene un equilibrio con los ácidos grasos poliinsaturados, que predicen la tasa de los metabolitos de la serotonina (5-HIAA) y la dopamina (HVA). Sin embargo, se midió una vez la dependencia del alcohol en una población de 650 pacientes psiquiátricos y no se detectó que tuviera un papel en la relación entre el colesterol y los intentos de suicidio serios médicamente [21]. El efecto del colesterol al reflejar aspectos específicos del recambio de la serotonina lo destaca además un estudio que muestra una relación dinámica entre el colesterol de la dieta y el plasma, la conducta social y el sistema de la serotonina en monos con una dieta alta o baja en colesterol. Los animales que consumían una dieta baja en colesterol eran más agresivos, mostraban menor afiliación y tenían concentraciones más bajas de ácido 5-hidroxiindolacético en el líquido cefalorraquídeo que sus homólogos con colesterol alto [36]. Monoaminooxidasa Se encontró un nivel más bajo de monoaminooxidasa B (MAO B) en las plaquetas humanas en pacien- 81 tes dependientes del alcohol con antecedentes de intento de suicidio y uso actual de alcohol [65]. Aparte del efecto directo conocido del alcohol en la actividad de la MAO B, las puntuaciones altas de búsqueda de novedad e impulsividad se asociaban con variaciones de la actividad de la MAO B en la muestra estudiada. Sin embargo, la especificidad del papel de la MAO como marcador del riego de suicidio puede ser cuestionable. Los genes que codifican para las enzimas de la MAO parecían estar asociados con el diagnóstico de dependencia del alcohol en muestras diferentes [31, 34, 69], así la MAO B puede reflejar la vulnerabilidad a la dependencia del alcohol en lugar de un riesgo de conducta suicida. Por otra parte, como algunos componentes del humo del cigarrillo inhiben la actividad de la MAO, los pacientes dependientes del alcohol que tienen una elevada comorbilidad con la dependencia del tabaco pueden tener una actividad diferente de la MAO a causa de la morbilidad relacionada, y no por la dependencia del alcohol o la conducta suicida [81]. Los resultados sobre la actividad de la MAO B se podrían atribuir a la modificación de la serotonina, siendo la monoaminooxidasa la enzima principal implicada en el catabolismo de la serotonina, que lleva al ácido 5-hidroxiindolacético. Las concentraciones de ácido 5-hidroxiindolacético (5-HIAA) en el LCR y en la corteza cerebral implican un bajo funcionamiento serotoninérgico en la etiología de la suicidalidad [47, 48, 77], el uso excesivo del alcohol [46, 76] y la impulsividad [53, 75]. Serotonina (turn over) La transferrina deficiente en carbohidrato, la monoaminooxidasa B, el receptor de interleucina 2 soluble y el colesterol se han asociado con un aumento del riesgo de suicidio en poblaciones diferentes, incluidos los pacientes dependientes del alcohol. Sin embargo, estos marcadores actúan probablemente como un marcador del diagnóstico de abuso o dependencia del alcohol o, de modo alternativo, como marcador del riesgo de suicidio. La falta de especificidad de estos marcadores y el bajo valor predictivo de sus medidas no favorecen su uso en la práctica clínica. En estudios anteriores se han advertido cambios en la capacidad de recaptación de 5-HT en los pacientes alcohólicos [18, 28], pero muchas claves señalaban también la importancia de la disregulación de la serotonina al aumentar el riesgo de conducta agresiva hacia el yo [22]. Así, los marcadores biológicos que reflejan el disfuncionamiento de la 5-HT, como el colesterol y 82 P. Gorwood Albúmina Etanol AAC L-Trp 5-HTrp TPH Triptófano-pirrolasa 5-HTrp Descarboxilasa 5-HTrp MAO y ADH Etanol Cinurenina Figura 1. Diferente efecto del etanol en el metabolismo de la serotonina. AAC: aminoácidos competidores (valina, leucina, isoleucina, fenilalanina, tirosina); L-Trp: L-triptófano; 5-HTrp: 5-hidroxitriptófano; 5-HT: 5-hidroxitriptamina (serotonina); 5-HIAA: ácido 5-hidroxiindolacético; TPH: triptófano hidroxilasa; MAO: monoaminooxidasa; ADH: aldehido deshidrogenasa. la MAO B mencionados antes, pueden estar asociados con un aumento del riesgo de conducta suicida. Éste puede ser también el caso para la serotonina y el triptófano en sangre [52], la respuesta hormonal a agonistas de la 5-HT como la fenfluramina o el m-CPP [42] o el ácido 5-hidroxiindolacético en el LCR [1], la recaptación de 5-HT de las plaquetas [51] o la fijación de [H3]imipramina en las plaquetas [49], aunque la pertinencia de la fijación en las plaquetas como índice de la función del transportador de serotonina en el tronco encefálico se ha puesto en duda [46]. Inicialmente, se consideró que las variaciones de la concentración de serotonina explicaban el riesgo de suicidio sólo para la conducta impulsiva grave en diferentes pacientes psiquiátricos [1, 43]. Sin embargo, la serotonina en sangre predecía el 25% de la varianza de la violencia conductual en una cohorte de nacimiento [52]. Intentando describir qué marcadores monoaminérgicos o corticoesteroideos se asocian con el intento de suicidio violento, Traskman-Bendz y cols. [78] encontraron que la concentración de ácido 5-hidroxiindolacético por debajo de la mediana era uno de los marcadores más significativos. En macacos de la India adultos predispuestos a la ingesta excesiva de alcohol por estrés de separación social temprano [28], algunos animales tenían una reducción de ácido 5-hidroxiindo- lacético en el LCR dependiente de estado y era particularmente probable que fueran agresivos [30], lo que aumentaba la frecuencia de actos agresivos iniciados por el animal [28]. Así, los primates mostraban algunas de las conductas que caracterizan el alcoholismo de tipo II, casos que muestran también concentraciones bajas de ácido 5-hidroxiindolacético en el LCR [13, 19]. Serotonina (metabolismo) Como el alcohol tiene efecto en las concentraciones de serotonina, tanto en la sangre como en el líquido cefalorraquídeo, los marcadores más informativos sobre el riesgo de suicidio en el alcoholismo pueden relacionarse con los pasos iniciales del metabolismo de la serotonina más bien que con su uso posterior en la neurotransmisión. Por otra parte, el papel exacto del alcohol en el metabolismo de la serotonina depende de sus efectos inmediatos, pasajeros o crónicos, se modifica por la dependencia, la tolerancia o ambas, cuando están presentes, y podría variar según los trastornos comórbidos. En roedores, la ingesta de alcohol aumenta pasajeramente el funcionamiento de la 5-HT central, mien- Marcadores biológicos para la conducta suicida en la dependencia del alcohol tras que la ingesta crónica lo disminuye [3]. La ingesta crónica de alcohol puede llevar a un estado de bajo funcionamiento central de la 5-HT caracterizado por una propensión a la conducta desinhibida, que aumenta el potencial para la conducta agresiva. El alcohol puede aumentar de modo breve el metabolismo de la serotonina en el hombre (figura 1), pues el etanol desplaza inicialmente el triptófano ligado a la albúmina, el precursor de la serotonina que es fisiológicamente el factor individual más importante que controla la síntesis de ésta [2]. Este incremento inicial puede seguirse por una inhibición explicada por la activación por el etanol de la enzima pirrolasa de triptófano (que reduce la disponibilidad del triptófano) [3]. Aunque la mayoría de los estudios se basan en roedores, este posible efecto del etanol en el triptófano se ha propuesto también a partir de estudios previos de sobrecarga oral de triptófano en sujetos alcohólicos crónicos. Estos estudios demostraron un aumento de la excreción urinaria de metabolitos de triptófano de la vía de la cinurenina dentro de las primeras 24 horas después del cese de la ingesta de alcohol [83] y una disminución de los niveles de cinurenina en el suero en la fase inmediata de pos-detoxificación, comparado con un mes después [20]. Así, se considera que un consumo de una dosis moderada de alcohol lleva a una reducción de la concentración de serotonina en la sangre (y, por tanto, de su catabolito, el ácido 5-hidroxiindolacético). Cuando se toman dos bebidas y media (equivalente a 25 mg de etanol), la mayoría de los bebedores sociales experimentarán una disminución de aproximadamente el 20% en la tasa de serotonina cerebral [3]. Se espera que existan grandes variaciones entre los sujetos, y que haya una proporción mucho más compleja cuando la dependencia del alcohol esté presente. Las variaciones individuales de la disminución de la serotonina después del consumo de alcohol pueden referirse a las varianzas en el nivel de la serotonina (algunos pacientes están particularmente en riesgo al tener una línea de base de serotonina baja), las diferencias en las variaciones pico (algunos pacientes tienen una disminución mucho mayor para la misma cantidad de ingesta de alcohol) o a que el sujeto se halle en niveles diferentes de alcoholismo (pues las intoxicaciones agudas, la tolerancia, la supresión o los procesos de dependencia pueden tener efectos diferentes e incluso opuestos en el metabolismo de la serotonina). A este respecto, Dougherty y cols. [17] encontraron que los aumentos en la agresión bajo condiciones de agotamiento de triptófano eran específicos para los hombres que puntuaban más alto en la hostilidad como rasgo. Además, se ha encontra- 83 do un aumento de la respuesta agresiva en los varones sanos después del agotamiento pasajero de triptófano en los estudios caracterizados por un elemento de provocación física [12, 62], mientras que los estudios carentes de esa provocación no demostraron un efecto del agotamiento pasajero del triptófano sobre la agresividad [68]. Así, rasgos específicos relacionados con una actividad baja de la 5-HT y las situaciones de provocación que aumentan el metabolismo de la serotonina pueden estar implicados más específicamente en los cambios conductuales observados en la provocación de serotonina, como el agotamiento pasajero del triptófano. Receptores y transportadores de serotonina (polimorfismos genéticos) Los polimorfismos genéticos de las diferentes enzimas o proteínas implicadas podrían estar también en la base de las variaciones individuales de la serotonina después del consumo de alcohol. Entre los primates adultos, se ha estimado que la heredabilidad del recambio de la serotonina es del 42% [35], y entre los humanos el 35% de la varianza total de las concentraciones de 5-HIAA en el LCR se podría explicar por los genes [8, 61]. Por ejemplo, el polimorfismo de la triptófano hidroxilasa se asociaba con grupos impulsivos conductualmente extremos y la concentración de ácido 5-hidroxiindolacético en el LCR [59]. Otro ejemplo es la codificación génica para el receptor 5HT1B, para el que se observó tanto asociación como ligamiento entre uno de sus alelos (861C) y dos poblaciones independientes de pacientes alcohólicos antisociales [39]. Este resultado está de acuerdo con la descripción tanto de una respuesta baja al alcohol como con el aumento de la agresividad en ratones que carecían del receptor 5-HT1B [16, 70], aunque la asociación detectada en humanos entre el gen que codifica para el receptor 5-HT1B y el alcoholismo no se replicó en otra muestra de pacientes dependientes del alcohol varones [23]. El riesgo de conducta suicida, y particularmente de intentos de suicidio repetidos y con mortalidad elevada dependía en parte de los polimorfismos del transportador de serotonina (5-HTTLPR) en una muestra de 120 pacientes varones dependientes del alcohol [24]. En esta muestra, un alelo de vulnerabilidad de este gen distinguía cualitativamente a los pacientes con o sin intentos de suicidio y correlacionaba cuantitativamente con el número y la gravedad de los intentos de suicidio. La relación entre la disfunción seroto- 84 P. Gorwood ninérgica, detectada en este estudio mediante el polimorfismo genético del transportador de serotonina, y el riesgo de intentos de suicidio en los pacientes dependientes del alcohol es compleja y puede tener explicaciones diferentes. En primer lugar, la disfunción serotoninérgica puede reflejar indirectamente aspectos específicos del consumo de alcohol, en lugar de explicar la agresividad conductual. Por ejemplo, se observaron concentraciones bajas de ácido 5-hidroxiindolacético en el LCR en un subgrupo específico de alcohólicos de comienzo temprano [19]. Además, adultos jóvenes con la variante de baja actividad del gen del transportador de serotonina humano (el alelo "s") mostraron mayor sensibilidad al alcohol [79], y una respuesta inicial baja al alcohol se asociaba con el otro alelo (genotipo "ll") en hombres jóvenes [71]. Como la tolerancia elevada inicial al etanol es un factor de riesgo conocido para una dependencia posterior del alcohol [72], la disfunción serotoninérgica puede predisponer a subtipos específicos de dependencia del alcohol que puedan estar asociados con riesgos de suicidio más altos. Estudios en roedores que relacionaban la serotonina con la agresión irritable y la ingesta excesiva de alcohol refuerzan esta hipótesis [16, 70]. En humanos, por ejemplo, el alcoholismo de tipo II se ha caracterizado, por una parte, por el comienzo temprano, la impulsividad y los rasgos antisociales y, por otra, por el bajo recambio de serotonina [19, 81]. En segundo lugar, la disfunción serotoninérgica puede aumentar el riesgo de intento de suicidio por medio de variaciones del estado de ánimo más bien que por la impulsividad conductual [27]. La asociación ampliamente replicada entre la disfunción serotoninérgica y los estados de ánimo negativos [38, 47, 50, 80] está de acuerdo con esta hipótesis. Se ha propuesto [27] que un recambio bajo de serotonina durante el desarrollo individual temprano puede aumentar tanto el riesgo de agresividad impulsiva como de alcoholismo de comienzo temprano [19, 28]. Después de la ingesta crónica de alcohol, la disfunción serotoninérgica se asociaría con la depresión y la ansiedad [27], que pueden aumentar de manera más directa el riesgo de intentos de suicidio. Por último, el gen del transportador de serotonina puede tener un papel inespecífico aumentando el riesgo de intentos suicidas de manera relativamente independiente de un diagnóstico de dependencia del alcohol, una posibilidad en la que insiste la reciente replicación de la asociación entre el alelo "s" y los intentos suicidas en diversas muestras clínicas, como el trastorno maníaco-depresivo [9], los trastornos adictivos [63] o una muestra seleccionada por intentos de suicidio graves, pero activados por alteraciones psiquiátricas diversas [15]. CONCLUSIÓN En conclusión, esta revisión de las publicaciones no apoya la existencia de un marcador biológico actual del riesgo de suicidio en el alcoholismo. Aunque se han formulado muchas pistas, la gran mayoría de marcadores biológicos son inespecíficos e inestables. Dos de estos marcadores biológicos (el colesterol y la monoaminooxidasa B) pueden reflejar indirectamente el metabolismo de la serotonina. Por otra parte, los diferentes índices del metabolismo de la serotonina están claramente relacionados con la conducta agresiva, violenta o impulsiva hacia otros o hacia el yo, incluyendo así la conducta suicida, aunque no está claro si la serotonina está implicada por medio de la alteración del sistema de inhibición de la conducta, el aumento de la ansiedad y la depresión o una respuesta alterada al alcohol y la asociación con un subtipo específico de dependencia del alcohol, como el alcoholismo de tipo II de comienzo temprano. En el nivel individual, las extensas interacciones entre el metabolismo y el recambio de la serotonina y el estado del alcoholismo, los rasgos de la personalidad, las condiciones ambientales y la comorbilidad psiquiátrica reducen la importancia del análisis de la serotonina y o sus metabolitos para la predicción de la conducta suicida. La detección de rasgos clínicos específicos del paciente (como la comorbilidad con los trastornos del estado de ánimo) [14], la evaluación del estilo de afrontamiento y la calidad del apoyo familiar, médico y social [82], y particularmente la búsqueda de antecedentes familiares de suicidio [67] pueden ser, hasta ahora, los predictores más importantes. BIBLIOGRAFÍA 1 Asberg M, Träskman L, Thorén P.5-HIAA in the cerebrospinal fluid - a biochemical suicide predictor? Arch Gen Psychiatry 1976, 33: 1193-7. 2 Badawy A, Evans M. The role of free serum tryptophan in the biphasic effect of acute ethanol administration on the concentration of rat brain tryptophan, 5hydroxytryptamine and 5-hydroxyindol-3-acetic acid. Biochem J 1976; 160: 315-24. 3 Badawy A. Alcohol, aggression and serotonin: metabolic aspects. Alcohol Alcohol 1998; 33: 66-72. Marcadores biológicos para la conducta suicida en la dependencia del alcohol 4 Ballenger J, Goodwin F, Major L, Brown G. Alcohol and central serotonin metabolism in man. Arch Gen Psychiatry 1979; 36: 224-7. 5 Banki C, Arato M, Papp Z, Kurcz M. Biochemical markers in suicidal patients. J Affective Disord 1984; 6: 34150. 6 Banki C. Factors Influencing monoamine metabolites and tryptophan in patients with alcohol dependence. J Neural Transm 1981; 50: 89-101. 7 Barraclough B, Bunch J, Nelson B, Sainsbury P. A hundred cases of suicide: Clinical aspects. Br J Psychiatry 1974; 125: 355-73. 8 Beck O, Borg S, Edman G, Fyrö B, Oxenstierna G. Sedvall G. 5-Hydroxytryptophol in human cerebrospinal fluid: conjugation, concentration gradient, relationship to 5-hydroxyindoleacetic acid, and influence on hereditary factors. J Neurochem 1984; 43: 58-61. 9 Bellivier F, Szöke A, Henry C, et al. Possible association between serotonin transporter gene polymorphism and violent suicidal behavior in mood disorders. Biol Psychiatry 2000; 48: 319-22. 10 Berglund M. Suicide in alcoholism: a prospective study of 88 suicides. I. The multidimensional diagnosis at first admission. Arch Gen Psychiatry 1984; 41: 888-91. 11 Chignon JM, Cortes MJ, Martin P, Chabannes JP. Attempted suicide and alcohol dependence: results of an epidemiologic survey. Encephale 1998; 24: 347-54. 12 Cleare A, Bond A. The effect of tryptophan depletion and enhancement on subjective and behavioral aggression in normal mole subjects. Psychopharmacology 1995; 118: 72-81. 13 Cloninger CR. Neurogenetic adaptative mechanisms in alcoholism. Science 1987; 236: 410-6. 14 Cornelius J, Salloum I, Mezzich J, Cornelius M, Fabrega H, Ehler J, et al. Disproportionate suicidality in patients with comorbid major depression and alcoholism. Am J Psychiatry 1995; 152: 358-64. 15 Courtet P, Baud P, Abbar M, Boulenger JP, Castelnau D, Mouthon D, et al. Association between violent suicidal behavior and the low activity allele of the serotonin transporter gene. Mol Psychiatry 2001; 6: 338-41. 16 Crabbe J, Phillips T, Feller D, Hen R, Wenger C, Lessov C, et al. Elevated alcohol consumption in null mutant mice lacking 5-HT1B serotonin receptors. Nat Genet 1996; 14: 98-101. 17 Dougherty DM, BjorkJM, Marsh DM, Moeller FG. Influence of trait hostility on tryptophan depletion-induced laboratory aggression. Psychiatry Res 1999; 29: 22732. 18 Ernouf D, Compagnon P, Lothion P, Narcisse G, Bénard JY, Daoust M. Platelets 3H 5-HT uptake in descendants from alcoholic patients: a potential risk factor for alcohol dependence. Life Sci 1993; 52: 989-95. 19 Fils-Aime M, Eckhardt M, George D, Brown G, Mefford I, Linnoila M. Early-onset alcoholics have lower cere- 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 85 brospinal fluid 5-hydroxyindoleacetic acid levels than late-onset alcoholics. Arch Gen Psychiatry 1996; 53: 21 1-6. Friedman MJ, Krstulovic AM, Severinghaus JM, Brown SJ. Altered conversion of tryptophan to kynurenine in newly abstinent alcoholics. Biol Psychiatry 1988; 23: 8993. Golier JA, Marzuk PM, Leon AC, Weiner C, Tardiff K. Low serum cholesterol level and attempted suicide. Am J Psychiatry 1995; 152: 419-23. Golomb BA, Stattin H, Mednick S. Low cholesterol and violent crime. J Psychiatr Res 2000; 34: 301-9. Gorwood P, Aissi F, Batel P, Ades J, Hamon M, Boni C, et al. Reappraisal of the serotonin 5-HTIB receptor gene in alcoholism: "Of mice and men". Brain Research Bulletin in press. Gorwood P, Batel P, Adès J, Hamon M, Boni C. Serotonin transporter gene polymorphisms, alcoholism and suicidal behaviour. Biol Psychiatry 2000; 48: 259-64. Gruenewald P, Ponicki W, Mitchell P. Suicide rates and alcohol consumption in the United States, 1970-89. Addiction 1995; 90: 1063-75. Hawton K, Fagg J, McKeown S. Alcoholism, alcohol, and attempted suicide. Alcohol Alcohol 1989; 24: 3-9. Heinz A, Mann K, Weinberger D, Goldman D. Serotoninergic dysfunction, negative mood states, and response to alcohol. Alcohol Clin Exp Res 2001; 4: 48795. Heinz A, Ragan P, Jones DW, Homner D, Williams W, Knable MB, et al. Reduced central serotonin transporters in alcoholism. Am J Psychiatry 1998; 155: 1544-9. Hesselbrock M, Hesselbrock V, Syzmanski K, Weidenman M. Suicide attempts and alcoholism. J Stud Alcohol 1988; 49: 436-42. Higley JD, Mehlman PT, Poland RE, Taub DM, Vickers J, Suomi SJ, et al. CSF testosterona and 5-HIAA correlate with different types of aggressive behaviors. Biol Psychiatry 1996; 40: 1067-82. Hsu YP, Loh EW, Chen WJ, Chen CC, Yu JM, Cheng AT. Association of mono amine oxidase A alleles with alcoholism among mole Chinese in Taiwan. Am J Psychiatry 1996; 153: 1209-11. Inskip HM, Harris EC, Barraclough B. Lifetime risk of suicide for affective disorder, alcoholism and schizophrenia. Br J Psychiatry 1998; 172: 35-7. Iribarren C, Reed DM, Wergowske G, Burchfiel CM Dwyer JH. Serum cholesterol level and mortality due to suicide and trauma in the Honolulu Heart Program. Arch Intern Med 1995; 155: 695-700. Juo SH, Pugh EW, Baffoe-Bonnie A, Kingman A, Sorant AJ, Klein AP, et al. Possible linkage of alcoholism, monoamine oxidase activity and P300 amplitude to markers on chromosome 12q24. Genet Epidemiol 1999; 17: S193-8. Kaplan J, Martin L, Comuzzie A, Manuck S, Mann J, 86 36 37 38 39 40 41 42 43 44 45 46 47 P. Gorwood Rogers J. Heritability of monoaminergic metabolites measured in the cerebrospinal fluid of baboons. Soc Neurosci Abstr 2000; 26: 1439. Kaplan JR, Shively CA, Fontenot MB, Morgan TM, Howell SM, Manuck SB, et al. Demonstration of an association among dietary cholesterol, central serotonergic activity, and social behavior in monkeys. Psychosom Med 1994; 56: 47984. Kessler R, McGonagle K, Zhao S, Nelson C, Hughes M, Eshleman S, et al. Lifetime and 12-month prevalence of DSMIII-R psychiatric disorders among persons aged 1554 in the United Sales: results from ther National Comorbidity Survey. Arch Gen Psychiatry 1994; 51: 819. Knutson B, Wolkowitz O, Cloe S, Moore E, Johnson R, Terpstra J, et al. Selective alteration of personality and social behavior by serotoninergic intervention. Am J Psychiatry 1998; 155: 373-9. Lappalainen J, Long JC, Eggert M, Ozaki N, Robin RW, Brown GL, et al. Linkage of antisocial alcoholism to the serotonin 5-HTIB receptor gene in 2 populations. Arch Gen Psychiatry 1998; 55: 989-94. Lester D. Alcoholism and drug abuse. In: Maris RW, Berman AL, Maltsberger JT, Yafit RI, Eds. Assessment and prediction of suicide. New York: Guilford Press; 1992. p. 321-36. Lester D. The association between alcohol consumption and suicide and homicide rates: a study of 13 nations. Alcohol Alcohol 1995; 30: 465-8. Little KY, McLaughlin DP, Zhang L, Livermore CS, Dalack GW, McFinton PR, et al. Cocaine, ethanol, and genotype effects on human midbrain serotonin transportar binding sitas and mRNA levels. Am J Psychiatry 1998; 155: 207- 13. Lopez-Ibor J, Lana F, Saiz J. Serotonin, impulsiveness and aggression in humans. In: Cassano GB, Akiskal HS, Eds. Serotonin-related psychiatric syndromes: clinical and therapeutic links. London: Royal Society of Medicine Services; 1991. p. 35-40. Makela P. Alcohol consumption and suicide mortality by age among Finnish men, 1950-1991. Addiction 1996; 91: 10112. Malcolm R, Anton RF, Conrad SE, Sutherland S. Carbohydratedeficient transferrin and alcohol use in medical examiner cases. Alcohol 1999 ¡ 17: 7-11. Malison RT, Price LH, Berman R, van Dyck CH, Pelton GH, Carpenter L, et al. Reduced brain serotonin transportar availability in major depression as measured by [123I]-2 beta-carbomethoxy-3 beta-(4-iodophenyl)tropane and single photon emission computed tomography. Biol Psychiatry 1998; 44: 1090-8. Mann J, Malone K, Psych M, SweeneyJ, Brwon R, Linnoila M, et al. Attempted suicide characteristics and cerebrospinal fluid metabolites in depressed inpatients. Neuropsychopharmacology 1996; 15: 576-86. 48 Mann J, Stanley M, McBride P, McEwen B. Increased serotonin2 and beta-adrenergic binding in frontal cortices of suicide victims. Arch Gen Psychiatry 1986; 43: 954-9. 49 Marazziti D, Rotondo A, Presta S, Pancioli-Guadagnucci M, Palego L, Conti L. Role of serotonin in human aggressive behaviour. Aggressive Behav 1993; 19: 34753. 50 Meltzer H, Lowy M. The serotonin hypothesis of depression. In: Meltzer H, Ed. Psychopharmacology, the third generation of progress. New York: Raven Press; 1987. 51 Modai I, Apter A, Meltzer M, Tyano S, Walevski A, Jerushalmy Z. Serotonin uptake by platelets of suicidal and aggressive adolescent psychiatric inpatients. Neuropsychobiology 1989; 21: 9-13. 52 Moffitt TE, Brammer GL, Caspi A, Fawcett JP, Raleigh M, Yuwiler A, et al. Whole blood serotonin relates to violence in an epidemiological study. Biol Psychiatry 1998; 43: 446-57. 53 Moss HB. Serotonergic activity and disinhibitory psychopathy in alcoholism. Med Hypotheses 1987; 23: 35361. 54 Murphy G, Armstrong J, Hermele S, Fischer J, Clendenin W. Suicide and alcoholism: interpersonal loss confirmed as a predictor. Arch Gen Psychiatry 1979; 36: 65-9. 55 Murphy G, Wetzel R The lifetime risk of suicide in alcoholism. Arch Gen Psychiatry 1990; 47: 383-92. 56 Nassberger L, Traskman-Bendz L. Increased soluble interleukin-2 receptor concentrations in suicide attempters. Acta Psychiatr Scand 1993; 88: 48-52. 57 Neaton JD, Blackburn H, Jacobs D, Kuller L, Lee DJ, Sherwin R, et al. Serum cholesterol level and mortality findings for men screened in the Multiple Risk Factor Intervention Trial. Multiple Risk Factor Intervention Trial Research Group. Arch Intern Med 1992; 152: 1490500. 58 Nicholls P, Edwards G, Kyle E. Alcoholics admitted to four hospitals in England: general and cause-specific mortality. QJ Stud Alcohol 1974; 35: 841-55. 59 Nielsen DA, Virkkunen M, Lappalainen J, Eggert M, Brown GL, Long JC, et al. A tryptophan hydroxylase gene marker for suicidality and alcoholism. Arch Gen Psychiatry 1998; 55: 593-602. 60 Norstrom T. Alcohol and suicide: a comparative analysis of France and Sweden. Addiction 1995; 90: 1463-9. 61 Oxenstierna G, Edman G, Iselius L, Oreland L, Ross S, Sedvall G. Concentrations of monoamine metabolism in the cerebrospinal fluid of twins and unrelated individuals: a genetic study. J Psychiatr Res 1986; 20: 19-29. 62 Pihl R, Ypung S, Harden P, Plotnick S, Chamberlain B, Ervin F. Acute effect of alterad tryptophan levels and alcohol on aggression in normal human males. Psychopharmacology 1995; 119: 353-60. 63 Preuss U, Koller G, Soyka M, Bondy B. Association bet- sumario Marcadores biológicos para la conducta suicida en la dependencia del alcohol 64 65 66 67 68 69 70 71 72 73 74 ween suicide attempts and 5-HTTLPR-S-allele in alcohol dependent subjects and controls: further evidence from a German alcohol dependent inpatient sample. Biol Psychiatry in press. Robins E. The final months: a study of the lives of 134 persons who committed suicide. New York: Oxford Univ Press; 1981. Rommelspacher H, May T, Dufeu P, Schmidt LG. Longitudinal observations of monoamine oxidase B in alcoholics: differentiation of marker characteristics. Alcohol Clin Exp Res 1994; 18: 1322-9. Rossow I, Amundsen A. Alcohol abuse and suicide: a 40-year prospective study of Norwegian conscripts. Addiction 1995; 90: 685-91. Roy A. Relation of family history of suicide to suicide attempts in alcoholics. Am J Psychiatry 2000; 157: 20501. Salomon R, Mazare C, Delgado P, Mendia P, Charney D. Serotonin function in aggression: the effects of acute plasma tryptophan depletion in aggressive patients. Biol Psychiatry 1994; 35: 570-2. Samochowiec J, Lesch KP, Rottmann M, Smolka M, Syagailo YV, Okladnova O, et al. Association of a regulatory polymorphism in the promoter region of the monoamine oxidase A gene with antisocial alcoholism. Psychiatry Res 1999; 86: 67-72. Sandou F, Amara D, Dierich A, Lemeur M, Ramboz S, Segu L, et al. Enhanced aggressive behavior in mice lacking 5-HT1B receptor. Science 1994, 265: 1875-8. Schuckit M, Mazzanti C, Smith T, Ahmed U, Radel M, Iwata N, et al. Selective genotyping for the role of 5HT2A, 5-HT2C, and GABA?6 receptors and the serotonin transporter in the level of response to alcohol: a pilot study. Biol Psychiatry 1999; 45: 647-51. Schuckit M, Smith T. An 8-year follow-up of 450 sons of alcoholics and control subjects. Arch Gen Psychiatry 1996; 53: 202-10. Skog O, Teixera Z, Barrias J, Moreira R. Alcohol and suicide-the Portuguese experience. Addiction 1995; 90: 1053-61. Skog O. Alcohol and suicide in Denmark 1911 -24experiences from a 'natural experiment'. Addiction 1993; 88: 1189-93. 87 75 Soubrié P. Reconciling the role of central serotonin neurons in human and animal behavior. Behav Brain Res 1987; 9: 319-64. 76 Takahashi S, Yamane H, Kondo H, Tani N, Kato N. CSF monoamine metabolites in alcoholism: a comparative study with depression. Folia Psychiatr Neurol Jpn 1974; 28: 347-54. 77 Traskman L, Asberg M, Bertilsson L. Monoamine metabolites in CSF and suicidal behaviour. Arch Gen Psychiatry 1981; 38: 631-6. 78 Traskman-Bendz L, Alling C, Oreland L, Regnell G, Vinge E, Ohman R. Prediction of suicidal behavior from biologic tests. J Clin Psychopharmacol 1992; 12: 21S-6S. 79 Türker T, Sodmann R, Goebel U, Jatzke S, Knapp M, Lesch K, et al. High ethanol tolerance in young adults is associated with the low-activity variant of the promoter of the human serotonin transportar gene. Neurosci Lett 1998; 248: 147-50. 80 Van Praag H. Significance of biochemical parameters in the diagnosis, treatment and prevention of depressive disorders. Biol Psychiatry 1977; 12: 101-31. 81 Virkunnen M, Kallio E, Rawlings R, Tokola R, Poland R Guidotti A, et al. Personality profiles and state aggressiveness in Finnish alcoholic, violent offenders, fire setters, and healthy volunteers. Arch Gen Psychiatry 1994; 51: 28-33. 82 Vollrath M, Alnaes R, Torgersen S. Differential effects of coping in mental disorders: a prospective study in psychiatric outpatients. J Clin Psychol 1996; 52: 125-35. 83 Walsh MP, Howorth PJ, Marks V. Pyridoxine deficiency and tryptophan metabolism in chronic alcoholics. Am J Clin Nutr 1966; 19: 379-83. 84 Whitfield JB, Pang D, Bucholz KK, Madden PA, Heath AC, Statham DJ, et al. Monoamine oxidase: associations with alcohol dependence, smoking and other measures of psychopathology. Psychol Med 2000; 30: 443-54. 85 Whitters A, Cadoret R, Widmir R Factors associated with suicide attempts in alcohol abusers? J Affective Disord 1985; 9: 1 9-23. 86 Zureik M, Ducimetiere P. High alcohol-related premature mortality in France: concordant estimates from a prospective cohort study and national mortality statistics. Alcohol Clin Exp Res 1996; 20: 428-33.