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Comentarios del Director Jo-1 en las manifestaciones musculares y extramusculares de actividad de la enfermedad sugiere que puede haber un vínculo entre el antígeno Jo-1 y la inflamación en diversos tejidos. Los autoantígenos Jo-1 se escinden por granzima B, una enzima proteolítica que se encuentra en los gránulos de las células T citolíticas. Se ha postulado que los linfocitos que reconocen epítopos crípticos en Jo-1 no se eliminarían durante la maduración, deberían permanecer en la circulación, y podrían activarse para impulsar una respuesta autoinmune. Se ha demostrado que en los pulmones se produce un microambiente para la generación de fragmentos crípticos Jo-1 por la granzima B y la subsecuente iniciación de una respuesta inmune anti-Jo-1. La respuesta inmune contra la proteína Jo-1 parece ser un evento importante en la iniciación de la miositis. Esto se ha demostrado en modelos experimentales con ratones, pero sigue por establecerse si ocurre lo mismo en la enfermedad humana. Estudios en ratón sugieren que la respuesta inmune contra Jo-1 puede jugar un papel importante en la patogénesis del síndrome antisintetasa. El antígeno Jo-1 puede tener propiedades pro inflamatorias, además de su papel en la síntesis de proteínas. La proteína Jo-1 puede atraer a linfocitos, monocitos y células dendríticas inmaduras por medio de su interacción con el receptor 5 de quimoquinas. Se ha propuesto que las células musculares dañadas podrían liberar Jo-1, lo que conduce al reclutamiento de células inflamatorias que podrían, a su vez, perpetuar la destrucción muscular mediada por autoinmunidad. b) Anticuerpos anti-Mi-2 (13-16) El 20%-30% de pacientes con dermatomiositis tienen anticuerpos contra la proteína nuclear Mi-2. Con el método de ELISA hay un número significativo de pacientes con PM e incluso distrofia muscular Mi-2 positivos. El Mi-2 es un componente de la deacetilasa que remodela al nucleosoma, o complejo NuRD. Este complejo nuclear consta de hasta ocho subunidades distintas y regula la trascripción a nivel cromosómico por desacetilación de histonas y remodelamiento del nucleosoma dependiente de ATP. Específicamente, Mi-2 modifica la estructura de la cromatina por medio de su actividad como una ATPasa dependiente de ADN, estimulada por el nucleosoma. Originalmente, se pensó que Mi-2 funcionaba exclusivamente como un supresor de la trascripción, sin embargo, trabajos recientes indican que el Mi-2 también interactúa con proteínas de transactivación mediante su dominio amino terminal. Pacientes con DM con anticuerpos anti-Mi-2 tienden a tener manifestaciones cutáneas más severas, como erupciones en heliotropo, erupciones en chal sobre la espalda y el cuello, y crecimiento cuticular excesivo. Sin embargo, los pacientes con anticuerpos Mi-2 tienen un pronóstico más favorable, con una mejor respuesta al tratamiento con esteroides, y una disminución de la incidencia de tumores malignos en comparación con otros con DM. Estas observaciones sugieren que, los pacientes de DM con anticuerpos anti-Mi-2 pueden representar un grupo distinto. La exposición solar con aumento de la intensidad de radiación de UV aumenta las probabilidades de desarrollar una respuesta inmune contra el Mi-2. Se ha observado que el anticuerpo anti Mi-2 es mas frecuente en latitudes con mayor radiación solar. Los niveles de proteína Mi-2 niveles son bajos en músculo normal y en muestras de biopsias musculares de PM. En cambio, las biopsias musculares de pacientes con DM tienen un aumento significativo de la expresión de Mi-2. Esto indicaría que la expresión aumentada de Mi-2 en los tejidos de DM impulsa la respuesta inmune anti-Mi-2. c) Autoanticuerpos de partículas de reconocimiento de antiseñal (17- 21) Las biopsias de pacientes con DM y PM se caracterizan por la presencia de células inflamatorias. Sin embargo, aproximadamente el 10% de los pacientes que aparentemente tienen enfermedad del músculo autoinmune tienen biopsias que revelan degeneración, necrosis y regeneración de fibras musculares con poca o ninguna infiltración de linfocitos. Algunos de estos pacientes con una “miopatía necrosante” tienen autoanticuerpos dirigidos a los componentes de la partícula de reconocimiento de señal (PRS). La PRS es un complejo de seis polipéptidos (72, 68, 54, 19, 14, y 9 kDa) y una sola molécula ARN 7SL. Estos autoanticuerpos pueden dirigirse contra uno o más de los seis polipéptidos, así como a ARN 7SL. Un 4% de pacientes Rev. Chilena Dermatol. 2011; 27(1):116-124 123