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Universidad de Málaga | Facultad de Ciencias de la Comunicación Máster en Gestión Estratégica e Innovación en Comunicación CEREMONIAL Y PROTOCOLO | Dra. María Teresa Otero La importancia del ceremonial y el protocolo en la actualidad Lic. Alejandro Álvarez Nobell aalvareznobell@gmail.com Es un gran error conceptual y de práctica profesional cree que el objetivo final de las relaciones públicas es lograr buena imagen de nuestra organización o marca. La imagen (positiva, si se quiere) o que refleja nuestros atributos identitarios a comunicar (prefiero yo) es una consecuencia. El verdadero y único objetivo es gestionar las relaciones con los públicos en función de los intereses. Es lo que se ha dado a llamar la función directiva de las Relaciones Públicas (Grunig y Hunt, 2000). Ahora bien, lo que comúnmente conocemos como actos o eventos en Relaciones Públicas, María Teresa Otero (2005) denomina “Acontecimientos Especiales” y forma parte de las acciones tendientes a la gestión de las relaciones con los públicos. En este contexto, al pretender fundamentar el “Ceremonial y el Protocolo” en el campo de la comunicación, diremos que los acontecimientos especiales serán la estrategia; el ceremonial un sistema o programa, y el protocolo una técnica. Así, en la actualidad el ceremonial se compone de elementos temporales (lugar y espacio), personales (públicos participantes) y normativos, que en determinados ámbito conocemos como protocolo. Con lo cual, el protocolo es una técnica de gestión de las relaciones con los públicos empleada en algunas ceremonias vinculadas al Estado como emisor de comunicación. Es la ordenación de los espacios y los tiempos en los que se desenvuelve el poder legalmente establecido (María Teresa Otero, 2006). El protocolo como tal, surge con el Estado Moderno, buscando mantener una misma imagen a través de una norma de ordenación del Estado en las Cortes y fuera de las Cortes. Pero en la era de la imagen pública, la divulgación masiva de las ceremonias (que comienza en 1953 con la transmisión televisiva de la Coronación de Isabel II de Inglaterra) hace que las mismas se espectacularicen, “pervirtiendo” la esencia de las mismas, ya que pone al mismo nivel el que ve la ceremonia por los medios de comunicación y el que la protagoniza en vivo; abriendo el debate entre ceremonia y espectáculo. Debate que se resuelve si entendemos que salir en los medios, no debe ser un objetivo en sí mismo. Y esto queda claro en el dilema que existe entre el esquema mediático (emisor, líderes de opinión, medios y públicos) y el esquema de las relaciones públicas (emisor y cada uno de los públicos). Este último, más amplio y eficiente si tenemos en cuenta todos los públicos con los que la organización se debe vincular. En definitiva el ceremonial y el protocolo (cuando corresponde) nos permiten mostrar nuestra identidad a los públicos, fidelizarlos y apoyar la gestión estratégica de sus intereses y los de la organización.