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ÚLTIMO EPISODIO DE LA FICCIÓN «Llegamos al final con la dignidad intacta» de la televisión, dice adiós a la Hugh Laurie, el actor que encarna al doctor más cascarrabias de la historia serie 'House' junto a sus colegas del hospital, tras ocho temporadas y unos cuantos premios en la mochila PABLO SCAPELLINI / Los Angeles Especial para EL MUNDO Para algunos será doloroso y para otros el final de una lenta agonía, la de tener que lidiar y aguantar a uno de los cascarrabias e inolvidables más enigmáticos de la historia de la te- levisión americana House y su cúter ego en la vida real, el brillante Hugh Laurie, se despídirán el martes con Hugh Laurie, bastón en mano, abandona un episodio especial, como ya hiciera hace una semana otra de la series más duraderas, Mujeres desesperadas. Pero ésta, a diferencia de las chicas de Wisteria Lañe, hará su salida aún con cuerda para haber seguido un año más. Quizá dos. Ésa fue al menos la conversación con periodistas el hospital que tuvieron de la oc- tava temporada tanto David Shore, el creador de la serie, como Hugh Laurie, su protagonista, aparentemente frescos para seguir dándole al personaje central otro nuevo giro. «No es como una obra de teatro o una película, donde siempre ves el final», decía entonces el actor británico. «Aquí siempre al principio Prlnceton-Plainsboro, después hay más». Sigue en página de ocho temporadas 45 a la cabeza de la ficción televisiva mundial. / fox P.SCAPELLINI/ Especial Los Ángeles para EL MUNDO Ahora que la cosa toca a su fin, Laurie ya ha dicho que se dedicará a otros menesteres que no ha podido atender en todo este tiempo. Según él mismo confesó hace tiempo, sabedor dé que este momento llegaría de forma inequívoca, en esa lista de nuevas rutiWias estarán su mujer y sus dos nijos, que durante las últimas i han pasado nueve temporadas meses del año alejados del cabede familia. Allá por 2008, cuando la serie había alcanzado su punto álgido con casi 20 millones de seguidores de media en su cuarta temporada, los Laurie pensaron en abandonar Londres e instalarse |h6n Los Ángeles de forma permanente, pero al final no sucedió. «Vienen bastante a California, pero estar alejado durante tanto tiempo ha sido un problema», confiesa el actor. Es un tema, el personal, al que le hubiera dedicado mucho más tiempo. A eso y a la música, su otra gran pasión. «Si hubiera pasado menos tiempo con House me hubiera dedicado mucho más una de sus a las composiciones», desde la casi aficiones grandes cuna. A los seis años comenzó con clases de piano y ahora no sólo domina ese instrumento sino la guitarra, la armónica, el saxofón y la batería. De esa habilidad y pasión ha hecho gala en sus años como actor, desde escenas en Los amigos de Peter en las que toca- ba el piano, hasta vanoscapitulos de House en los que pudo demostrar su afición por la música. En octubre de 2010, puso en el mercado su primer disco, Let Them Talk, basado en su gusto por el blues más clásico, estrenando su trabajo en un pequeño club de Nueva Orleans. Contó con colaboraciones como la de Tom Jones, Ima Thomas y Dr. John. 'Bluesman' por España De hecho, a finales de julio Hugh Laurie protagonizará una gira como músico por España. Ahora podrá dedicarse de lleno a sus otras inquietudes, si es que decide alejarse de la actuación, pero sin su sueldo millonario, claro está, uno de los mejores de la televisión a razón de 700.000 dólares por capítulo. «Estoy seguro de no ser la primera persona que ha dicho que el dinero no compra la felicidad», dice quitándole hierro, sin negar que estos ocho años han sido un privilegio, paseando de lunes a viernes por el lote gigante de los estudios Fox, en el corazón de Los Ángeles. «Soy increíblemente afortunado de estar en la posición en la que estoy, pese a que creo que a los seres humanos no sólo nos mueven las circunstancias exteriores. Se puede analizar a aquél al que le toca la lo- tería y tiene un mes de euforia, frente al que pierde una pierna en un accidente de tráfico y sufre una gran depresión. De una forma o de otra, al final siempre se encuentran». Actor consagrado y filósofo en ciernes. Una vida privilegiada atrás 700.000 dólares por capítulo para centrarse en la música y en la familia Laurie no es Vilches JORDI REBELLÓN (HOSPITAL CENTRAL) Extrañará al lector que el actor que ha interpretado al Dr. Vilches en Hospital Central se ponga a hablar de House. ¿Por que? Me lo han pedido. Más de una vez me han preguntado si yo era el House español, y cuando he respondido que lo que tenemos que hacer es defender primero lo nuestro, he encontrado algún escrito tachándome de prepotente o de querer compararme con él. Nada más lejos. Y por eso he decidido escribir este artículo. Sobre todo por mi admiración, no splo a la serie, sino ante todo a Hugh Laurie, un pedazo de actor. Pero, resulta que Hugh -así lo voy a llamar porque sin conocerle creo que tenemos muchas cosas en comúnademas de un fantástico actor, es un cantante excelente y músico prodigioso. Quiero ser como él. El piano es mi asignatura pendiente. Llega el momento de romper una lanza a favor de nuestra ficción. Hospital Central lleva 12 años y 20 temporadas, y House no, y llegó más tarde. ¿Que House y Vilches se parecen? Sí. ¿Cuál es mejor? Ninguno. House es de allá, Vilches es de aquí, y los actores también somos diferentes. Vilches tiene mucha vida privada, con amores, desamores, hijos naturales, hijos adoptivos. House no tiene tantos matices en ese aspecto, pero sí una enfermedad que le produce esa cojera. ¿Cuál es la diferencia? Sin lugar a dudas los guiones. los especialistas critican sobre todo la relación de House con los pacientes y el papel de medio» 'para todo. / rox Viene de página 44 Sin embargo, Fox ha decidido que no haya más después de 176 capítulos, dejando, eso sí, la sensación de haber triunfado de principio a fin, pese a los niveles de audiencia en decadencia de los últimos dos años. En España, Fox ofrecerá el último capítulo de manera simultánea a su emisión en EEUU, mañana a las 06.30 horas (VQ) Esa misma noche, la cadena lo repetirá, a las 23. 15 horas. Más adelante, se verá en Cuatro. «Siento una enorme satisfacción por haber podido llegar al final con la dignidad intacta», bromea el británico, quien asegura haber aprendido cosas de medicina. «Tampoco es que mar el personaje a la perfección, encariñándose aclamado y premiado por los Globos de Oro -en dos ocasioneslos su particular estilo de demostrar riño, sin ser demasiado explícito. Screen Actor Awards -también en dos ceremonias-, además de varias nominaciones a los Emmy. «Tradicionalmente en un drama El doctor cumplió episodio tras episodio con la habilidad de un genio incomprendido, jefe de diagnósticos médicos del hospital ficticio de Princeton-Plainsboro en Nueva Jersey, aquejado de una atrofia muscular en la pierna que le obligaba a vivir enganchado a los calmantes. Y aunque no se sabe mucho del último episodio, sí llega con la premonición de un título dramático, americano, riférico», apunta el de Oxford. «Por eso, convertir a alguien tan irregular y antipático en el personaje central fue un paso atrevido». Además, mantuvieron la sensación de cara a la audiencia de que House tenía un corazón de oro. «No estoy seguro de que lo tenga, sino que está en el lado de los ángeles», sea un experto, pero se te quedan ciertas cosas». Laurie, de 52 años, dice lo de la dignidad por haber sido fiel al personaje en todo momento, sin exabruptos ni salidas de tono. «Nunca he sentido que hiciéramos cosas que no fueran ciertas para con el personaje, como que House tuviera un perrito». Ese sarcasmo del protagonista de Los amigos de Peter le ayudó a plas- sin que llegase, claro, a ser un tipo completamente feliz. «No va a encontrar nunca la felicidad porque no es el objetivo de su existencia». Hubiera perdido parte de su encanto, un antihéroe a lo Sherlock Holmes más preocupado por resolver los cientos de misterios médicos que le plantearon a lo largo de las ocho temporadas que en los pacientes en sí, aunque al final terminara LOS PROFESIONALES MARÍA VALERIO /Madrid no dan crédito a la relación del siempre malhumorado House con sus pacientes, o a la polivalencia de su equipo médico. Sin embargo, admiten que la serie, por ejemplo, ha dado a Los doctores conocer patologías desconocidas por la mayoría. Cuando se quitan la bata, ellos también ven House. ? ANTONI TRILLA Epidemiología «Notable diferencia de sueldo con los médicos» Más allá de la brecha salarial que separa a los médicos de la serie de los de carne y hueso, el director de Calidad del Hospital Clínic de Barcelona reconoce la originalidad de House: «No es el típico doctor amable, guapo y sonrien- el personaje perjudicado y cólico sarcástico sería un papel pe- de la mayoría y con ca- Dies (Todo el mundo muere). Shore no ha querido revelar los detalles, aunque anticipa que no será un final feliz: «No es lo nuestro, Everybody pero tampoco queremos plantear una situación miserable. Agridulce es lo mejor que puedes esperar». Sí está confirmado que volverán algunos de los viejos personajes que desfilaron por el hospital de Princeton durante los ocho años. Todos presentes para despedir al galeno más ácido que haya existido. MÉDICOS VALORAN A SU 'COLEGA' te». Trilla reconoce que las «peculiares» relaciones de Laurie con sus pacientes son opuestas a lo que deben ser en la realidad: «Diplomáticas, respetuosas, pacientes...». Desde el punto de vista médico, dice, los casos tienen verosimilitud, aunque a diferencia de un hospital real «las cosas pasan a una velocidad trepidante. En poco rato le hacen las pruebas, le dan tratamiento, ven si funciona... y en una mañana le han operado tres veces», bromea. ?ANTONIO ZAPATERO Medicina Interna «Sólo contacta con el paciente para discutir» nos enseñan en la facultad sobre la relación con el paciente». Zapatero explica que el primer deber del médico consiste en hablar con el enfermo y hacer una buena historia clínica, «pero House sólo contacta con ellos para discutir». Otra cosa que llama la atención es la «polivalencia» de los galenos televisivos, «que lo mismo están haciendo una angiografía que operando». Además, explica, en la tele tienen un papel detectivesco que tampoco refleja la realidad: «No vamos a los domicilios, ni hacemos investigación sobre el terreno». ? TERESA GLEZ-QUE VEDO El jefe de Medicina Interna del Alergología Hospital de Fuenlabrada admite que House incumple «todo loque «La serie tiene más pros que contras» Esta especialista en una enfermedad rara, el angioedema hereditario, considera que House «ha hecho mucho por la medicina». Y aunque coincide con sus colegas en que no le gustan las «salidas de tono» con sus pacientes, reconoce que le gustaría ser «tan culta y tan certera en el diagnóstico» como su televisivo colega. Esta inmunóloga del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, admite que la serie ha perdido un poco la capacidad de sorpresa que tenía en las primeras temporadas («en las que yo era asidua espectadora»), aún así, disfruta de sus episodios, «mezcla de diversión, diagnósticos raros, salidas de tono y preguntas críticas». Y aunque el doctor House es -en teoría- in- ternista, «se salta con facilidad los limites de su especialidad». ?JAIME CALVO Reumatología «Antes, tener lupus sonaba a chino» Si hay una enfermedad ligada estrechamente a la serie esa es, sin duda, el lupus, ©secretario general de la Sociedad Española de Reumatología admite que House ha servido para darle difusión a una patología «que antes sonaba a chino». Sin embargo, reconoce, ni es tan frecuente como aparece en House, ni todos los casos son tan complejos como en pantalla El doctor Calvo, del Hospital Sierrallana de Torrelavega (Canta- bria), explica que el lupus aporta «mucho juego» porque es una patología que puede dar casi cualquier síntoma. En este sentido, la serie sí refleja bien «la labor de descarte que tenemos que llevar a cabo hasta tener un diag* nóstico, puesto que no hay una prueba definitiva, sino más bien un conjunto de signos clínicos». ? PATRICIA IBEAS Oncología «Los residentes de la lele' hacen de todo» El séquito de jóvenes doctores que ha acompañado a House no representa el papel que en España hacen los médicos internos residentes (MR). Como explica Patricia Ibeas, residente de Oncología en el Hospital Puerta de Hierro Majadahonda, «allí no están divididos por especialidades como aquí, de manera que tan Un esperpento JOSÉ LUIS DE LA SERNA En un principio prometía bastante. Una serie médica capaz de competir con lo mejor que la televisión de entonces emitía sobre la medicina y los pacientes: Urgencias. El Dr. House era un galeno atípico, listísimo, amargado por un dolor permanente, y con una capacidad inusitada para desentrañar cualquier diagnóstico por difícil que fuera. Un personaje a admirar por los pacientes •.' y también por los médicos. Los primeros, porque se sorprendían viendo cómo el facultativo acertaba cuando el resto de sus coleLos segundos, gas se habían confundido. porque veían en él lo que a cualquier internista le gustaría ser. No hay nada que produzca más desafío intelectual en medicina clínica que el diagnóstico fino de un problema complejo. House tenía incluso un servicio con nombre rimbombante: Diagnostic Medicine. No hay constancia de que esa especialidad exista en ninguna parte. Tanta promesa y sofisticación no duró mu- >* cho. Porque la serie se convirtió, para los iniciados, en un bodrio y, sobre todo, en una mentira enorme. Prácticamente nada de lo que se veía cada semana reflejaba la realidad de un hospital del más alto nivel. Ayudantes estúpidos incapaces de diagnosticar ni una apendicitis. Médicos multiespecialistas que lo mismo hacían resonancias magnéticas que operaban a corazón abierto, se ponían al microscopio y se transmutaban bruscamente en patólogos o se paseaban por los domicilios de muchos de sus pacientes convertidos en epidemiólogos del máximo nivel. Todo falso. Esperpéntico. Por otra parte, resultaban grotescas las cosas que les pasaban a los protagonistas de cada enfermedad. Daba igual que el mal a diagnosticar fuera tumoral, infeccioso, autoinmune, degenerativo, vascular, tóxico o <r metabólico; el paciente -en un momento dado del episodio semanal- tenía una parada cardiaca inesperada. Entonces se recurría al carro de parada, se echaba mano del desfibrilador (como si todas las paradas cardiacas fueran por fibrilación ventricular) y se daba un chispazo que levantaba medio metro de la cama al afectado. Y lo resucitaba. Una estadística milagrosa que para sí la quisieran los más avezados en reanimación cardiopulmonar avanzada. Y eso sin mencionar la acida relación que House tenía con todos sus pacientes y su equipo. Algo así es difícil de aguantar para cualquier subordinado. Pero que lo hagan los enfermos día tras día, imposible. Quizá la serie haya gustado a muchos. Sus razones tendrán. _T~Pero para los que creen que la medicina da para mucho más -y que puede dramatizarse con rigor y atracción para convertirse en algo » espectacular en la televisión, que incluso eduque a la ciudadanía- bienvenido sea el fin de House. Ojalá que podamos disfrutar algún día de algo parecido a lo que fue Urgencias. José Luis de la Serna es subdirector de EL MUNDO de Salud pronto están haciendo pruebas de imagen, como operando o administrando el tratamiento». Tampoco la relación con los adjuntos (los médicos ya experimentados) se parece a la de la pantalla: «Aquí el trato es más cercano, casi de amistad». Y aunque no es la norma, sí reconoce haberse topado con algún ácido doctor House a la española.