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Carta abierta al Consejero de Salud Dr. Jon Darpon Estimado Consejero: Han transcurrido ya seis meses desde que se pusieron en marcha las nuevas Organizaciones Sanitarias Integradas (OSI) en Osakidetza en el Territorio de Bizkaia. Nos parece un tiempo suficiente para hacer algunas reflexiones en voz alta que le queremos hacer llegar. Hace 3 años, nuestras organizaciones, OSALDE y OSATZEN, fueron invitadas a conocer los resultados de los primeros meses de trabajo de la OSI del Alto Bidasoa. Participamos del interés, en términos de mejora de la eficiencia, que producía la experiencia y constatamos que los profesionales de los pequeños hospitales comarcales y de los centros de salud (tres en el caso de Alto Bidasoa) estaban satisfechos con la experiencia de mutuo apoyo, de trabajo conjunto y del clima de confianza en común desarrollada. Entendimos que los pacientes iban a ser los principales beneficiarios de la experiencia, sobre todo los pacientes crónicos más frágiles, permaneciendo estables durante más tiempo, con menos necesidad de ingresos hospitalarios y con una calidad de vida adecuada, con seguimiento de sus médicos de familia y enfermera comunitaria. Observamos que los directivos tanto de los hospitales como de los centros de salud eran todos y todas especialistas en Medicina Familiar y Comunitaria, con un importante conocimiento mutuo previo entre ellos. No obstante, hay que ser muy prudentes a la hora de considerar la validez externa de las experiencias organizativas realizadas en las OSI guipuzcoanas. Extrapolar sus resultados a las nuevas OSI que se pusieron en marcha en enero del 2014 en Bizkaia (Barrualde, Basurto-Bilbao y San Eloy), requiere reflexión y debate. Pensamos que no son experiencias superponibles (tal vez con la excepción de San Eloy), ni por su tamaño (Hospital de Basurto y 20 centros de salud en la OSI Bilbao, por ejemplo), ni por la experiencia de trabajo en común previa, ni por el conocimiento de los valores de la atención primaria de los equipos directivos (en general provienen de gerencias hospitalarias) y, aún menos, por la confianza mutua desarrollada en los últimos meses. Además, nos preocupan algunos aspectos concretos 1. El término “Uso racional del medicamento” no tiene el mismo significado entre los profesionales de los centros de salud y los del Hospital. El aporte a la eficiencia del gasto farmacéutico y el esfuerzo que hacen los médicos de familia, con el apoyo de las farmacéuticas de atención primaria y las comisiones de evaluación de medicamentos del Dpto. de Salud (INFAC), es ignorado por la mayoría de los médicos especialistas del Hospital. En muchos casos, en la atención especializada, siguen prescribiendo los fármacos de “marca”, las últimas novedades, independientemente de la evidencia científica conocidas y de las recomendaciones del Departamento de Salud, la comisión de evaluación de los medicamentos y las Guías de Práctica Clínica de Osakidetza. Dichas recomendaciones, además de no ser implementadas son tachadas sin rubor de “economicistas”, como si hubiera dos formas diferentes de usar el conocimiento científico, lo que crea diariamente microconflictos en las consultas con los pacientes ante las contradicciones terapéuticas que aparecen. Esta vieja situación no solo se mantiene sino que, en algunos lugares, ha aumentado. 2. Esperábamos planes de interacción, de interconsulta (Unidades de Continuidad asistencial) y de formación continuada, entre los profesionales del hospital y los profesionales de la Atención Primaria. Que los profesionales del hospital se desplazasen a los centros de salud a trabajar conjuntamente en la resolución de casos, con pacientes presenciales o no, y, que los médicos y enfermeras de Atención Primaria se desplazasen a los distintos servicios del hospital a informar, a debatir, los casos y la situación de los pacientes. Ello hubiera podido influir en el conocimiento mutuo, en la formación profesional recíproca y en un mejor seguimiento de nuestros pacientes, evitando duplicidades y conflictos, cuando no gastos innecesarios. Pues bien, todo ello no solo no se ha dado, sino que están aumentando las visitas sin control (organización, dirección, planificación...) de médicos especialistas del hospital a los centros de salud, patrocinados en muchos casos por laboratorios farmacéuticos con un contenido claramente sesgado. La formación continuada debería tener un soporte decidido y bien definido por parte de las OSI, en relación con una buena planificación docente independiente de farmaindustria y acorde con las necesidades de los profesionales, el proyecto integrador, la cultura de compartir el conocimiento y la eficiencia en la prescripción y la utilización de pruebas complementarias, incorporando siempre conceptos de la “seguridad clínica” como son la prevención de errores y la reparación (evitación de yatrogenia, prevención cuaternaria...). más comunitaria, evitando ingresos hospitalarios y mejorando el cuidado del paciente en su domicilio y en el centro de salud. 3. Los previstos nuevos Consejos de Gobierno dejan fuera la “Salud Pública”, la promoción de la Salud y las estructuras y nuevos espacios de participación ciudadana, y de participación Comunitaria. Sería recomendable trabajar en este sentido. 6. Tanto OSATZEN (y la SEMFyC) y OSALDE (y la FADSP) hemos defendido la necesidad de la coordinación de niveles de atención y la necesidad de desburocratizar los procesos de gestión de nuestros centros. Asimismo, hace ya muchos años hemos defendido la oportunidad de integrar niveles de atención, actividades de salud y procesos de prevención y asistencia. Asimismo hemos defendido la importancia creciente de la participación comunitaria y el empoderamiento ciudadano en salud. Nuestros pacientes son los mismos en casa, en el centro, en Urgencias o ingresados en el hospital. Nuestro apoyo pues a las modificaciones en Osakidetza que lleven esa línea, pero, puesto que la hegemonía de la cultura sanitaria hospitalocentrista no va en esa dirección, decimos que el cambio no será posible sin la atención primaria. 4. Ante las denominadas “Gerencias únicas de área” y la desaparición de los equipos directivos y las referencias para la Atención Primaria (desaparición hace ya dos legislaturas de la Subdirección de Atención Primaria, desaparición de las Comarcas de atención primaria como unidades de gestión...), estamos atentos al trabajo y los objetivos de las nuevas OSI y, en particular, de las Direcciones de Integración Asistencial (que recaen en profesionales médicos de atención primaria ) ubicadas en los hospitales. La integración de la atención, que supone un cambio respecto a la dicotómica atención por niveles asistenciales, no debe suponer un menoscabo del papel de la atención primaria: una cultura de atención integrada no es incompatible con un ponderación adecuada del papel de la atención primaria en el sistema, es más, este cambio de gestión no tendrá éxito, ni será sostenible, si esto no se entiende. No existe, al parecer, un presupuesto propio para atención primaria o un marco especifico propio de políticas de personal. Vemos, asimismo, un retroceso en políticas de incentivos para los y las profesionales más involucrados o con mejores resultados. Incentivar en tiempos de crisis no es sólo cuestión económica también es cuestión de imaginación, de explorar y escuchar las preferencias individuales. 5. La fascinación tecnológica de los médicos y la frecuencia del uso de pruebas diagnósticas trasciende la lógica de nuestro conocimiento médico, de las necesidades de los pacientes para el diagnóstico y de la evidencia científica en dicho uso. La coordinación entre la atención primaria y la atención especializada, tal como se observó en las OSI de Mendaro y Alto Bidasoa, deben bajar el consumo innecesario de pruebas diagnósticas. El hospital debe ser consciente que otra cultura clínica es posible y que la relación con los profesionales de la atención primaria va a enriquecer su práctica profesional al incorporar la prudencia en la prescripción de pruebas, lo que redundará en la seguridad del paciente, y en establecer una cultura También para nosotros Osakidetza es cosa de todas y de todos. En las consultas y en los centros de salud, además de en los hospitales y en Urgencias, es donde se ofrece la imagen de la calidad de la sanidad pública vasca, de la que formamos parte, y que defendemos cada día. Si se nos preguntase posiblemente no tendríamos las ideas muy acabadas sobre si las OSI contribuyen a colocar al paciente en el centro del sistema. Tal vez se podría intentar lo mismo sin modificaciones organizativas tan importantes. Lo que sí tenemos claro que debemos superar las culturas verticales de trasmisión de la información, la falta de trasparencia en el conjunto del sistema y especialmente en la OSI, y buscar experiencias de trabajo en común, buscar sinergias en los procesos de trabajo y en las culturas y el conocimiento médico compartido, evaluar dichas experiencias y si fueran exitosas para la atención a nuestros pacientes, que se sientan mejor, establecer las estructuras que hagan permanecer los mejor de la confianza acumulada en el trabajo en común. Pero nos tememos que aún falta recorrido, que necesariamente podríamos hacer juntos. OSALDE Asociación por el derecho a la salud OSATZEN Sociedad de medicina familiar y comunitaria del País Vasco