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APOYO PSICOLÓGICO INTEGRAL ARTÍCULO ESPECIAL Avances Cardiol 2009;29(3):258-269 Apoyo psicológico integral al paciente que ingresa a la unidad de cuidados coronarios y atención a su familia Lic. María Isabel Parada B1 Psicóloga, Profesor Asociado Facultad de Medicina UCV y de la Unidad de Rehabilitación Cardiaca del Hospital Universitario de Caracas. Caracas-Venezuela 1 RESUMEN El paciente y su grupo familiar, se desestabilizan psicológicamente al ingresar por un evento cardíaco a una unidad de cuidados coronarios en condiciones de gravedad. Las alteraciones emocionales aumentan debido a la dificultad de obtener y entender la información, el ambiente desconocido rodeado de condiciones especiales, con un personal médico y otros profesionales de la salud que laboran intensamente, y la incertidumbre de la condición médica que presenta. Todas estas condiciones alteran al paciente y a su familia que no haya como participar o colaborar con la situación. Con el fin de mejorar estas experiencias se hace prioritario contribuir a solventar las necesidades psicosociales del paciente y sus familiares. Estas propuestas de ayuda, para ser implementadas por los cardiólogos en formación, los especialistas y el resto del equipo de salud que trabaja en las unidad de cuidados coronarios, van desde la intervención en la crisis, hasta técnicas para proporcionar soporte emocional, apoyo psicológico en el período de permanencia en la unidad CORRESPONDENCIA Lic. María Isabel Parada. Urb. Sebucán, Av. Principal, Res. Castilla PB. Caracas Venezuela. Tel: +58-212-284.95.52, +58-414-326.69.81 E-mail: laparadita@cantv.net DECLARACIÓN DE CONFLICTO DE INTERÉS DE LOS AUTORES El autor no declara conflictos de interés. y la utilización de una efectiva comunicación de ayuda acompañada de actitudes éticas, cálidas y humanas, por parte de todo el equipo, que labora por un objetivo común: recuperar y egresar al paciente y canalizar favorablemente la ansiedad de los familiares en búsqueda de una calidad de atención más humanizada. Palabras clave: Soporte psicológico, emociones, comunicación efectiva Psychological support to the patient who is admitted at the coronary care unit and his family SUMMARY The patient and his family go through a psychological unsteadiness when he is admitted in the coronary care unit (CCU) in very bad conditions. The emotional alterations increase as the patient stays in an unknown environment under special conditions, surrounded by medical staff and the other health providers working intensively and going through the uncertainty of a medical condition. All of these events alter the patient and his family that do not know how to participate or collaborate with the actual situation. Recibido en:abril 06, 2009 Aceptado en: agosto 17, 2009 To improve these experiences it is of the first priority to contribute to solve the psychosocial needs of the patient and his relatives. These proposals of help, to be implemented by cardiologist in formation, specialists, and the rest of the health team, that 258 Vol. 29, Nº 3, septiembre 2009 PARADA M work at the coronary care unit go from crisis intervention to techniques to provide emotional support, psychological backup during the period in the coronary care unit, combined with the use of an effective communication, ethic attitudes and warm and human support on the part of the team that work guided by a common goal: to recuperate the patient and to send him back to his normal life, helping his family to cope with anxieties in search of a more humanized type of medical attention. Key words: Psychological support, emotions, effective communication INTRODUCCIÓN Cuando un individuo se enferma se afectan todas las esferas que lo conforman, no sólo la física sino también sus áreas psicológica, social, laboral y familiar. Este impacto de la enfermedad es mayor en la medida que ésta es discapacitante o tiene un alto riesgo de muerte. Su familia, que es lo más cercano al paciente, igualmente se desestabiliza y sufre muchos cambios emocionales. Tanto el paciente como su familia se conmueven psicológicamente, de tal forma, que si no reciben atención esmerada, desde el inicio, pueden presentar un deterioro progresivo que les impide reacomodarse, hasta tanto logren adaptarse a todas las situaciones que acontecen. En el caso que un paciente, luego de un evento cardíaco, amerite ser ingresado en una unidad de cuidados coronarios (UCC) la familia sufre una tensión provocada por la angustia que le produce saber la condición crítica de su pariente y verlo en condiciones especiales: adolorido, grave, incapacitado, quejoso, en un ambiente desconocido, además con la dificultad de obtener información médica. Adicionalmente la familia se ve forzada a tomar decisiones sobre intervenciones quirúrgicas o procedimientos en ocasiones muy dispendiosos. Este desequilibrio se hace mayor si el paciente es el sostén moral, psicológico y económico, dentro del sistema familiar. Epperson y col., en Slaikeu reportan que las familias, que viven una situación límite de reconocer a su pariente en estado grave, experimentan un proceso de seis fases antes de recuperar su equilibrio: (1) Avances Cardiol ansiedad, negación, cólera, remordimiento, duelo y al fin reconciliación o aceptación. Esta situación puede provocar alteraciones de funciones cognitivas, que dificulten la compresión de lo que se les informe acerca de las condiciones del paciente, lo que entorpece la utilización de recursos disponibles y, peor aún, la toma de decisiones adecuadas. Molter (2) en su trabajo sobre las necesidades de las familias de los pacientes hospitalizados, luego de un evento de salud importante, detectó que los principales deseos de los familiares son: el apoyo, mayor comodidad, información continua, proximidad con el paciente y seguridad de su mejoría. Por su parte Hickey (3) realizó ocho estudios de investigación y comparó las necesidades de la familia, luego las ordenó de acuerdo a la importancia que le conferían y concluyó que la información es fundamental y que la emoción más significativa es la esperanza. En los últimos años los estudios y publicaciones se centran más en los avances de los procedimientos y las técnicas que se puede emplear en el paciente cardíaco grave, más que en las necesidades psicosociales de él y sus familiares. Una UCC requiere un equipo multidisciplinario y multiprofesional que trabaje como verdadero grupo a fin de que los pacientes recuperen su estabilidad física y salgan del estado grave, a la vez que sientan que su trabajo fue integral y hasta los familiares fueron bien atendidos. El término multidisciplinario se refiere a todos los miembros del equipo que proporcionan asistencia cotidiana al paciente, abarca grupos de cardiólogos en formación y especializados. Multiprofesional se refiere a la filosofía fundamental que postula la existencia de una interrelación entre médicos, hemodinamistas, enfermeras, psicólogos, nutricionistas, técnicos cardiopulmonares y otros abocados a la atención integral del paciente y que igualmente están preparados para atender, las necesidades psicosociales de los familiares. Todo este equipo debe relacionarse de diversas formas y en distintos momentos con los pacientes y sus familiares ansiosos de información sobre las condiciones generales de la evolución de su ser querido. Williams y Rice en Slaikeu (1), refieren 259 APOYO PSICOLÓGICO INTEGRAL que la enfermedad de un miembro significativo de la familia provoca un desequilibrio en el sistema familiar que se ve agravado por la necesidad de comunicarse con los especialistas y otros miembros del equipo, que tienen respuestas rápidas y muy técnicas para enfrentar las complicaciones que se presentan. A esto se le agrega un ambiente tenso, rodeado de equipos y gente que realiza labores difíciles de comprender. Por otra parte, es una realidad que, los médicos suelen centrar su trabajo sobre el paciente ya que cada medida, cada medicamento, cada procedimiento debe ser administrado en forma precisa, con una rigurosidad excesiva, ya que de eso va a depender su vida. Ante esta dedicación, sucede que el médico no le queda tiempo para comunicarse con los familiares de los pacientes, quienes esperan, ansiosos, algún dato, información o detalle que les permita asegurar que el paciente superará ese estado. La interrelación cardiólogo-paciente-familia, se considera como algo importante para proporcionar una atención médica y ética humanizada. principio de beneficencia y de justicia, que nos exige contemplar al ser humano como si fuera uno mismo o un miembro de nuestra familia. Para el Dr. Castillo V. (5) estas actitudes éticas ante el otro se traducen en: respeto hacia el enfermo y su familia, buena comunicación, objetividad, coherencia, en fin, calidad científica y humana en esta relación. La necesidad de humanizar los espacios hospitalarios El ayudar al paciente y a su familia es una exigencia ética y moral que se deriva de un El cardiólogo al internalizar los principios bioéticos se le hace más fácil asumir valores, actitudes y conceptos que orienten su labor profesional. Con base en ellos se convierte en un reto defender los aspectos relativos al cuidado de la dignidad del paciente grave y sus familiares, del cumplimiento de los derechos que poseen, promoviendo el máximo respeto por ellos, siendo más sencillo orientarlos a la toma de sus decisiones coherentes. La compañía, la comunicación, los principios éticos como unas herramientas son el secreto para el discernimiento que implica cada situación que se presenta en una UCC y en toda la institución hospitalaria. El respeto y promoción de las personas, el carácter inviolable de su dignidad son los límites infranqueables de la acción, la frontera insalvable de las técnicas aplicables a la vida humana (7) . Dentro de este respeto absoluto hacia la vida física y mental va implícita la voluntad e intencionalidad terapéutica de todos los profesionales de la salud y en la consideración, en todo momento, de los deberes y derechos fundamentales inherentes al ser humano. Por eso la bioética adquiere tanto sentido 260 Se hace urgente que la participación del profesional de la salud sea dotada de una sólida base científica a la vez que moral, pues estas actitudes humanizan los ambientes hospitalarios adecuándola al hombre enfermo. Sobre todo en los últimos años que los avances de la medicina, aún más en cuidados coronarios, se encuentra saturada de recursos especializados, por lo que se corre el riesgo de perder de vista al propio individuo. El ejercicio cotidiano de los cardiólogos debe partir de una concepción humanista la cual sostiene que el valor más elevado es el hombre mismo y que, en esencia, todos los hombres son igualmente dignos, perfectibles y poseedores de las mismas potencialidades (4). Si los cardiólogos y demás profesionales de la salud, tienen en su formación una base bioética, se les hace más válida la comprensión de la conducta humana en su dimensión integral. La bioética no es tan sólo la ciencia de las normas concretas de comportamiento, sino, que ante todo debe ser una reflexión sistemática sobre el sentido de lo que se hace o se omite. La ética es la búsqueda de sentido en el seno de la humanidad donde sea posible vivir como hombres libres y responsables, fieles al llamado del bien, así como al modo concreto de realizarlo. La bioética tiene además un sentido crítico, con respecto a las falsas metas y a las falsas verdades que se manejan y que, en definitiva, atentan contra la dignidad del ser humano. Todo esto requiere de un correcto planteamiento, de manera tal que en la resolución de los conflictos, se debe tener en cuenta dos valores fundamentales: El derecho al respeto por la dignidad, la vida y la libertad individual y grupal (6). Vol. 29, Nº 3, septiembre 2009 PARADA M con el paciente que ingresa en una UCC y su familia ansiosa que espera afuera. La dignidad de los pacientes, tal como lo menciona el Dr. Castillo V. (8), se refiere a que “el hombre en estado de necesidad se encuentra resaltando su carácter personal y si bien en la persona no se establecen diferencias de sexo, raza, religión, ideología, utilidad, social, ni de posición económica, política o social, la categoría ética de la dignidad de la persona humana tiene una orientación especial hacia aquellos cuya dignidad se encuentra especialmente afectada, como es el caso de los pacientes graves quienes han perdido su libertad y dependen, en buena parte, del médico y del equipo humano que le presta atención”. Tener presente cuando el objetivo es el hombre que sufre y pide ayuda la responsabilidad es muy grande y debe venir acompañado de una atención individualizada, entendiendo el concepto elevado del hombre como un ser de valores, digno de la vida y necesitado de un significado esperanzador de su futuro. La verdadera función del médico es responder a todas las necesidades, no sólo físicas sino todo el entorno que lo rodea, priorizando a su contexto familiar. “Los caminos del corazón sólo se conocen andándolos” Narosky (23). Relación médico-paciente y sus familiares Es necesario enfatizar que en la práctica terapéutica donde interviene el ser humano se requieren, según la psicología humanística, dos clases de habilidades: formación profesional y atributos personales. Tomando en consideración lo anterior es muy importante que el cardiólogo que atiende al paciente y a la familia en crisis, posea capacidad empática, honestidad, así como una concepción positiva del hombre. Además debe poseer dos cualidades personales: elevada madurez emocional y conocerse y comprenderse a sí mismo (9). En síntesis: que el médico, más que conocimientos o habilidades especiales debe practicar actitudes y concepciones fundamentales relativas a todos los seres humanos. Avances Cardiol Actitudes de ayuda El desarrollo profesional del cardiólogo debe ir asociado al interés en la relación con el paciente y su familia, con la empatía genuina y la disposición incondicional hacia ellos, con la sensible comprensión de contexto que les rodea, desarrollando la capacidad de compadecerse ante los acontecimientos que vive, con la presencia de la enfermedad cardíaca y apreciarlo como ser integral (10). La empatía, que se presenta en la consonancia con el paciente que ha sufrido un evento cardíaco y su familia ansiosa, es una experiencia ética, porque cuando alguien se presenta en estado de enfermedad, se hace apremiante acudir, inmediatamente, en su ayuda. La idea es que el cardiólogo sienta una identificación comprensiva y los relacione con lo que sería vivenciar una situación personal similar (11). El amar al prójimo, paciente, familia, como a sí mismo supone, como expresa Rousseau, la adopción de una máxima sublime: “Haz al otro lo que quisieras que te hagan a ti” (11). La empatía es la capacidad de percibir el mundo interior de cada paciente con sus significados personales y privados. Se hace necesario que el cardiólogo perciba, como propias, las confusiones de los pacientes y de sus familiares, sin permitir, sin embargo, no debe dejarse invadir por la incertidumbre, el miedo o la rabia. Al captar el sufrimiento de los otros, el médico se puede mover libremente dentro de sus sentimientos y comunicarles su comprensión por lo que viven y pueden conducirlos hacia la esperanza o hacia la aceptación de una realidad, esto daría como resultado un aprendizaje, un cambio de actitud y por ende, el crecimiento personal interno de los que se atienden. La capacidad empática es quizás la actitud más importante, pues implica la capacidad del cardiólogo para sumergirse en el mundo subjetivo de los demás participando a través de la comunicación verbal y no verbal. La empatía es pues, la capacidad de ponerse en el lugar del otro, de ver el mundo como él lo ve. El médico debe hacer abstracción de sus propios valores, sentimientos y necesidades, para tener éxito en esta tarea (12). Esta actitud empática 261 APOYO PSICOLÓGICO INTEGRAL la perciben totalmente el paciente y también sus familiares una vez superado el problema de salud manifestarán agradecimiento. La empatía, también es la capacidad para imaginarse a uno mismo, como otro, de modo suficiente para sentir y entender los sentimientos de las otras personas. La empatía capacita al cardiólogo y demás profesionales de la UCC, a entrar en el mundo emocional de las otras personas y ayudar psicológicamente en esa forma. La compasión, producto de la empatía con el que sufre, es una virtud singular que no sólo se abre hacia el conjunto de los seres que sufren, sino hacia la humanidad entera. Compadecer es comulgar en el sufrimiento ajeno, tanto del paciente cardíaco como de sus familiares, y en esa verdadera comunidad, acompañada de dulzura, se está automáticamente atendiendo con calidad humana: “Haz tu bien con el menor mal para el otro que te sea posible” (11). La compasión, concreta y silenciosa, ese sentimiento de amor por el paciente y sus familiares, surge al brindarles apoyo emocional. Se manifiesta en forma horizontal, entre quien sufren y el cardiólogo que está a su lado, en un plano que comparte, de alguna manera, su sufrimiento. Comte, lo define como: “Amor en tanto afecta al hombre, de tal suerte que goza con la felicidad del otro y se entristece con su desgracia” (11). Y agrega que Shopenhauer veía en la compasión el resorte por excelencia de la moral y el origen, insuperable e irreversible, de su valor. Con cada una de estas disposiciones, representadas en cualidades humanas el cardiólogo que ayuda transmite, al paciente y sus familiares un coraje ante las circunstancias adversas de esos días en UCC, de manera que sean capaces de mantener la calma, reflexionar y ver la situación dentro de un contexto más amplio, entonces, podrán encontrar una respuesta, inclusive en medio de ese caos. La idea no es sólo sobrevivir sino ser capaces de aprender del sufrimiento, prosperar y crear objetivos nuevos que procuren una mayor claridad en la vida (12) . Conductas de apoyo psicosociales que pueden brindar los cardiólogos Los médicos cardiólogos y demás profesionales de la salud que laboran en una UCC deben expresar ciertas conductas de apoyo y ayuda psicológica que permitan, tanto al propio paciente como a sus familiares, superar con éxito la situación que atraviesan, a fin de estimular los recursos de afrontamiento para lograr su recuperación física y emocional. Se describen algunas de ellas: Intervención en crisis La compasión es una virtud social. Es una disposición moral compuesta de afecto, actitudes y palabras, para hacer propio el sufrimiento de los otros. Los griegos lo asemejaron a la piedad. Uno de las formas de ayuda que puede utilizar el cardiólogo y el resto del equipo de la salud de UCC con pacientes recién hospitalizados por algún evento cardíaco de gravedad y con los familiares que lo acompañan, es la denominada “intervención en crisis” es como un tratamiento para síntomas psicológicos que exigen un alivio, lo más rápido y preciso posible, por la naturaleza emergente y hasta peligrosa. Otra cualidad humana, imprescindible para un cardiólogo, es el aprecio, esta es una actitud benigna, cálida, positiva, que dignifica al que sufre, ya que se trata de estimarlo y respetarlo como individuo considerando su individualidad, su forma de ver la situación, sus valores. La estima lleva implícita la aceptación de los sentimientos diversos del otro, siendo un aprecio incondicional, por cuanto es un sentimiento positivo que aflora sin reservas, sin evaluaciones y sin prejuicios. Dicha intervención fue creada en la atención a pacientes en agudas situaciones emocionales, para quienes se requiere de una inmediata evaluación así como de una urgente facilitación de las medidas terapéuticas pertinentes (médicas, psicológicas, sociales, legales y otras), que les permita superar la situación crítica planteada (13). Esta forma de psicoterapia breve se puede adaptar para los familiares de la UCC, ya que se le considera como un proceso de aprendizaje y, de 262 Vol. 29, Nº 3, septiembre 2009 PARADA M acuerdo al tipo de dificultades y del diagnóstico que se le haga al paciente, o en su defecto la familia de éste. La experiencia de aprendizaje tendrá que adquirir modalidades específicas. Esta disposición al aprendizaje debe lograrse no solamente mediante el insight o comprensión del problema, sino también a través de la correspondiente y concomitante acción efectiva, o modificación de la conducta, síntoma o situación. La aplicación de esta intervención es justificable en la UCC pues permite comprender, en principio, lo agudo de la situación que se presenta como una circunstancia real. La naturaleza de la situación se hace accesible, permitiendo observar con claridad, la dinámica de la perturbación del paciente y sus familiares. Es fundamental captar sus necesidades y capacidades particulares para responder ante el proceso de intervención. El cardiólogo y demás profesionales de la salud deben ser activos, directivos y en el trabajo durante la crisis de los pacientes y los familiares, para orientarlos al logro de la meta. Es de suma importancia lograr un acceso rápido al problema, precisar las necesidades inmediatas y movilizar los recursos de ayuda. Slaikeu (1) identifica la existencia de eficacia clínica y técnica por parte de profesionales que ofrecen este tipo de servicio: Se trata de establecer una buena y efectiva relación con los familiares, desde el ingreso del paciente, reconociendo que es un momento crítico en sus vidas, se les responde todas las preguntas que a ellos se le ocurran, y desde ese momento mostrarse empático con la situación que viven y hacer que se sientan comprendidos. Passewark y Alberts (14) comentan que la intervención implica tres áreas generales: La primera: establecer o favorecer la comunicación, en segundo lugar: buscar que la familia perciba de forma correcta la situación y por último: ayudarlos a expresar y canalizar sus emociones. Es necesario actuar para promover el cambio de la actitud del paciente desde el momento propicio después del ingreso del paciente, sea adelantándose a la crisis o bien utilizando distintas estrategias de control, expresando diversas formas de comprender el evento altamente emocional. La Avances Cardiol idea es: proporcionar soporte y seguridad, brindar información real, continua, de lo que ocurre y permitir las visitas para que se de la interrelación paciente-familia. Es necesario escuchar a los pacientes y a sus familiares y confortarles en sus estados de ánimo, a la vez que proporcionarles aliento y esperanza. Al escucharlos se les debe manifestar comprensión y aceptación de las emociones que atraviesan, demostrándoseles que no se les juzga, ni se le critica su estado de angustia, tristeza o impaciencia que puedan tener. Igualmente se les deben reforzar la confianza en su médico y en el equipo de la UCC, haciéndoles ver que están recibiendo un cuidado especializado de alta calidad. Se les debe estimular el desarrollo de conductas sanas y adecuadas para adaptarse a esta difícil situación, haciendo de la crisis un momento fecundo, intentando una adecuada, cónsona, empática, rápida y eficiente respuesta a la situación. Soporte emocional “Cuando descubro un ser cálido olvido la frialdad del mundo”. Narosky (23) Otra forma de intervención psicológica que puede utilizar el cardiólogo es proporcionar soporte emocional tanto a pacientes como a sus familiares, que implica cumplir funciones específicas tales como: darle apoyo en todos los sentidos, proporcionarles la información sobre las condiciones y normas de la UCC, el tiempo aproximado que se demorará en estabilizarse, las horas de la revista médica, las veces que podrán visitarlo y los momentos que podrán conversar detenidamente con los médicos explicar los procedimientos generales que se realizan. Paralelamente se va estableciendo la relación con los miembros principales de la familia; se escuchan y confortan sus estados de ánimo durante los días que dura la estadía del paciente en la UCC y generalmente, de acuerdo al caso, se le proporciona el aliento y la esperanza vital requerida. Con este abordaje se le da seguridad al paciente, ya sea de una manera explícita o implícita. Un buen ejemplo del apoyo y la seguridad brindada 263 APOYO PSICOLÓGICO INTEGRAL en su forma implícita viene siendo la afirmación de los cardiólogos en el sentido de que están a la disposición durante todo el día. Por medio de esta afirmación de disponibilidad, respaldada por la práctica diaria los otros profesionales de la salud de la UCC, se le expresa de alguna forma a los pacientes y familiares: “Ustedes no están solos; estamos aquí como fuente de ayuda en cualquier momento que ustedes nos necesiten”. La mayoría de los miembros de la familia toman el ofrecimiento con sensatez; hay algunos que necesitan asegurarse varias veces que el ofrecimiento es sincero; cuando lo reconocen, se sienten muy agradecidos. El concepto principal es demostrar que todo el personal de cuidados coronarios busca establecer el acercamiento, con las personas “agotadas” como producto de la situación que atraviesan. Al hacer estas afirmaciones comprensivas se les demuestra que no se les juzga, ni se les critica su estado de angustia, o de tristeza o impaciencia que puedan tener. Así se les dice: “Si yo estuviera en su lugar yo también me sentiría como usted” o “Tiene razón en sentirse así”. Igualmente se les explica que dichas sensaciones les sucede a todas las personas que se hallan en la misma situación de crisis en la que ellos se encuentran. Acompañamiento al familiar del paciente terminal “Cuando tu dolor es mi dolor nos duele menos” Narosky (23) El calificativo de “enfermo terminal” se le aplica al paciente críticamente enfermo cuya muerte, a pesar de todos los recursos al alcance, luce inevitablemente en fecha muy cercana (15). Si un paciente se agrava en la unidad de cuidados coronarios o es atendido en la unidad de cuidados intensivos por su gravedad y está en riesgo de fallecer suele estar intubado, recibiendo infusiones permanentes, conectado a múltiples máquinas de registro gráfico, sometido a pautas mecanizadas, con un equipo de salud a su alrededor que retira sangre, anota registros, toma placas, y trata de aliviar al máximo el dolor. El paciente es mantenido bien 264 sedado, luciendo éste profundamente dormido e indudablemente sin familiares alrededor. Tal como lo aconseja Kauffman (16) debe apoyarse a la familia, paso a paso, y encaminarlos a enfrentar gradualmente la realidad, compartiendo con ellos preocupaciones e invitarlos a expresar su ira, culpabilidad, o cualquier otra emoción como las descritas por E. Kubler Ross al hacer referencia a los sentimientos de negación, negociación, rabia, depresión y aceptación, vividos tanto por la persona ante la inminencia de la muerte y que no sólo suceden en el paciente sino también lo viven los miembros de la familia. Al acompañar al familiar en el proceso de pérdida y duelo, se le manifiesta la comprensión del significado de la muerte y del sufrimiento que genera la ausencia del ser querido. Durante el proceso de despedida se supera el sentimiento de vulnerabilidad permitiendo asumirlo con mayor grado de aceptación. La atención integral del enfermo terminal está íntimamente relacionada al concepto “muerte con dignidad” junto con la fuerte necesidad de introducir en nuestra sociedad una muerte dignificada. Y, aunque para muchas personas la muerte misma es la última y definitiva indignidad, los cardiólogos y todos los profesionales de la salud, así como amigos, personas y familiares que rodean al paciente pueden ayudarlos a evitar acciones indiferentes al paciente que se encuentra próximo a fallecer. Inclusive todas estas personas pudieran ser preparadas espiritualmente para la muerte (17). Si el equipo de especialistas le brinda comprensión al familiar del paciente terminal y asumen con una actitud profundamente humana, la despedida de su ser querido, se le hará al familiar más tolerable su sufrimiento. En el momento de la muerte del paciente, el cardiólogo con un corazón cálido, puede transmitirles a los familiares que la vida tiene un sentido en todas las condiciones y circunstancias; que la vida no carece de sentido ni siquiera en la muerte de ese ser querido. Como lo señala Víktor Frankl, en su Logoterapia (Terapia del Espíritu) la cual expresa que el hombre puede encontrarle Vol. 29, Nº 3, septiembre 2009 PARADA M sentido al sufrimiento, llevado con la valentía necesaria, para transformarlo en el plano humano en algo positivo y lo cual daría testimonio de lo que se es capaz (18). Por otra parte, el resto del equipo de salud, conformado por residentes, enfermeras, así como por el resto de los profesionales igualmente deben percibir la muerte desde una concepción más humana. ¿Cómo y cuándo decir la verdad? La comunicación más efectiva A ningún médico le gusta dar malas noticias, inclusive lo considera un problema a enfrentar, y nunca se acostumbran a ello, siempre dudan si lo hicieron correctamente. El cardiólogo se encuentra, en muchas más ocasiones, con esa dificultad y quisiera no tener que pasar por ese trance, desearía haber recibido más entrenamiento en “comunicación de malas noticias” durante su formación. En 1980 el Dr. Augusto León, -internista venezolano, autor de obras sobre deontología médica que son fuente de consulta- expresaba al respecto: “Las actitudes de los médicos cambiaran cuando descubran el enorme potencial de los enfermos y sus familiares para aceptar una situación irremediable, más si ésta ha sido atendida con honestidad y competencia y el médico ha dedicado todo el tiempo requerido para explicar en forma conveniente los pormenores” (15). Por su parte Gómez (19), intensivista de las Islas Canarias, expresa que las malas noticias como son aquellas que modifican, radical y negativamente, la idea que el enfermo se hace de su porvenir, y la fuerza del impacto dependerá del equilibrio que existe entre la realidad médica y la expectativas del futuro del paciente. Lamentablemente el paciente que ingresa a una unidad de cuidados coronarios de emergencia, nunca sabe cómo será su evolución sino al cabo de muchas horas. Sobre todo estas horas se hacen interminables para los familiares impacientes. Si se reconoce que informar al paciente Avances Cardiol o al familiar la verdad sobre la enfermedad, generalmente, puede ser muy difícil. En primer lugar hay que tener en cuenta si se le está produciendo, al decir la verdad, “un beneficio” al paciente y a su familia, en un segundo lugar si esa verdad está cumpliendo con el viejo proverbio “primum non nocere”, es decir, no se está haciendo daño y en tercer lugar tener en cuenta que la información que se provea debe ser bien dosificada. Cuando lo recomendable es la dosificación de la verdad se puede a su vez subdividirse en tres vertientes: A.La verdad dosificada en razón del paciente y su beneficio en cuanto a lo que realmente desea saber. No obstante, la familia o un miembro líder de ella, pudiera querer saber la verdad en extenso. En una UCC se hace casi imprescindible explicar los beneficios de ese ingreso y presentar las posibles dificultades que se pueden aparecer. B.Los pacientes y sus familiares más bien con actitudes rígidas, que aparentemente quieren saber toda la verdad y no están en condiciones emocionales óptimas para recibir la información y suelen manipular para conocerla totalmente y al suceder eso se presentan las reacciones psicológicas de rabia, incertidumbre, reclamos, etc. C.Los que definitivamente no quieren saber la verdad y depositan toda la confianza en el intensivista. No obstante este profesional se encuentra en la necesidad de hacer valer el principio de autonomía, sobre todo para compartir las decisiones, y se encuentra en el dilema si debe explicar, algo más, a fin de que no les sorprenda los acontecimientos negativos, si los hubiera. La clave sería entonces, entender las diferencias y siempre cuantificando esa verdad, nunca decirla en un solo momento, tanto a quienes quieren saber toda la verdad, como a quienes no la quieren saber. Castillo V. (20), refiriéndose al enfermo terminal, aunque es absolutamente aplicable al enfermo que 265 APOYO PSICOLÓGICO INTEGRAL está en la UCC, expresa que la información siempre se debe conjugar con la esperanza, que al paciente y a sus familiares, se le debe hablar en forma honesta y veraz, aclarando sus dudas y satisfaciendo su sed de conocer. Expresa que el médico debe matizar el pronóstico tratando siempre de reforzar el aspecto de la esperanza, ofreciéndole, con franqueza, toda la ayuda que puede dársele, pidiéndole a su vez toda la colaboración necesaria para la aplicación de medidas terapéuticas que lo beneficien. Piensa que la esperanza como el motivo primordial que puede tener el paciente para hacer más llevadero el camino de la enfermedad. Las estrategias comunicacionales Se presentan a continuación unas recomendaciones sobre formas de comunicarse a utilizar con la familia, para sus beneficios, cuando el diálogo se refiere a la verdad: (21) 1. Escuchar Esta estrategia de comunicación es la clave para entender el paciente sobre cuánto sabe de la verdad, qué desea saber y a la vez ayudarlo a expresar sus sentimientos. El escuchar es una experiencia terapéutica en sí misma. Los cardiólogos deben desarrollar la habilidad para escuchar pues requiere entrenamiento. El escuchar implica más que una disposición total, es toda una experiencia que implica comprender la necesidad del otro. Cuando se escucha se atiende y de esa manera se conoce y se comprende la esencia de los contenidos de los pensamientos, los sentimientos, dudas y temores del paciente. “Al escuchar se comprende no sólo lo que la persona dice, sino cómo lo dice y porqué” (9). La idea es que no importe si el paciente o su familia dice palabras incoherentes, necias o reiterativas, no importa si es mucho el tiempo que hablan, pues, tras escuchar la maraña de los pensamientos de esos seres humanos desolados se consigue llegar a la punta de la madeja y empezar así a tejer el alivio. Los cardiólogos pueden desarrollar el arte de escuchar. Si se escucha atentamente se está 266 manifestando y transmitiendo el siguiente mensaje, bien sea con palabras o con la actitud: “Ustedes son una familia que sufre, la cual valoro y lo que están sintiendo es muy importante para mí”. El escuchar implica, más aún, una disposición total del que escucha, e inclusive el control de dominio de la necesidad de intervenir acerca de lo que el otro dice, expresa, ya sea para confirmar, negar, disentir, juzgar, aclarar, responder, defender sus propios sentimientos, opiniones y sentimientos. Carl Rogers, terapeuta estadounidense, recomienda que al escuchar se atienda no sólo a lo que se expresa verbalmente, sino también a los gestos, las inflexiones, los movimientos y todo aquello que no se está diciendo. Dice “es un tercera oreja”, una lectura completa de la persona, un intento de comprender la naturaleza de lo que está ahí de quién es, como es, clara y precisamente sin la distorsión del propio juicio, prejuicio y valores (9). 2. Preguntas aclaradoras Son todas esas preguntas que le van a clarificar al paciente y su familia, las condiciones físicas y emocionales en que se encuentran. En esas preguntas que el cardiólogo realiza, en forma abierta y fluida, no van nunca, ni juicio de valores, ni crítica, ni contrariedades, sino la demostración al paciente que no importa lo que piense, lo que dude, de lo que se queje o resienta, siempre será aceptado y comprendido. Las preguntas aclaradoras reúnen las ideas que el paciente o sus familiares tienen sobre la enfermedad y su evolución y significa una reflexión para ellos. Este es un momento muy importante para el cardiólogo pues puede evaluar cuánto saben la familia y el paciente, sobre la enfermedad y su evolución, quizás de mal pronóstico y es entonces, cuando se escoge este momento para ir dando la verdad detallada y a la vez dosificada. 3. Respuesta reflexiva Esta es la propuesta de comunicación más significativa que puede utilizar el cardiólogo, Vol. 29, Nº 3, septiembre 2009 PARADA M pues es el momento de expresar al paciente o a su familia, que se comprende su sentimiento. En esta técnica se le hace ver a ellos, que la empatía se ha dado, que han sido escuchados, que se tiene claro lo que dijeron sobre sus sentimientos, ideas, preocupaciones o angustia, dolor, haciéndoles ver a ellos lo que el médico piensa sobre la realidad presente. El profesional de la UCC puede decir frases como: “Yo comprendo como ustedes se sienten”, o “Usted se siente muy triste” o “Ud desea tener más información” o “Ustedes están, con toda razón, muy angustiados” o “Yo entiendo su malestar y decepción”. Esas reflexiones suponen mucho respeto al paciente y a su familia, y supone cuidado integral, supone compasión, afecto y ética. Luego de estas expresiones seguro los familiares del paciente se sientan relajados, descargados de tensiones, tranquilos pues están siendo comprendidos y aceptados. Con esta forma de comunicarse se les expresa, con palabras nuevas, lo que pacientes y familiares sienten, sin ser por ello un eco, es como si se hubiera convertido en un espejo que reflejara el mensaje dado por ellos, utilizando otras palabras. Lo que expresaron fue traducido en sentimientos, se dedujo de sus palabras, de su expresión y tono de voz. Realmente no se añadió nada a las palabras sino que simplemente se refleja verbalmente el mensaje que ellos comunicaron. La terminología por tanto debe ser clara, concisa y precisa. Con la respuesta reflexiva, el cardiólogo irá notando a lo largo de la comunicación que los familiares se sienten algo menos ansiosos, con la sensación de sentirse entendidos; suavizarán su tono de voz, así el resto de la conversación podrá fluir más fácilmente. Es aquí donde se puede asegurar que el proceso de comunicación ha llegado al punto culminante. En ocasiones no es tan rápida la efectividad al responder reflexivamente y no se dan resultados inmediatos, esto puede significar que el paciente o familiar vive un profundo dolor y no ha sido fácil todo lo que ha vivido en las últimas horas por lo que es necesario emitir varias respuestas reflexivas en distintas oportunidades. Lo importante es reconocer el sentimiento que está detrás de lo expresado, es Avances Cardiol traducir las claves no verbales en palabras. Elija después de “ustedes sienten…”, “Comprendo que se siente…”, “Creo que…”, la palabra que refleje el sentimiento que usted crea, que tiene el paciente o el familiar y que sea la más conveniente (22). 4. Explorar posibles soluciones o alternativas Las formas de comunicación, que se señalan ahora, son consecuencia directa de la respuesta reflexiva, ya que si los pacientes y familiares han tenido una apertura adecuada, han sido escuchados, a la vez que comprendidos, respetados y aceptados, entonces se sentirán capaces de discutir y explorar alternativas para superar la situación, para luego obtener un compromiso de parte de ellos, sobre todo lo referente al cuidado pos-evento cardíaco. 5. Toma de decisiones En este momento de la comunicación cardiólogo-paciente o familia se debe lograr claridad en las acciones a seguir, luego que se han discutido las diferentes alternativas y opciones. Sobre todo si ha obtenido el consentimiento informado. Ese documento que implica que el paciente o en su defecto, los familiares, comprenden y aceptan los procedimientos diversos, los tratamientos que se seguirán o la limitación de medidas terapéuticas si es el caso. Es importante que todos los cardiólogos tratantes, identifiquen y consideren las posibilidades existentes para tomar decisiones en común, contemplando, claro está, qué hubiera decidido el paciente se analiza, se verbaliza las distintas alternativas y se les ayude a evaluar los posibles cursos de acción a seguir. Las frases más útiles para ayudar a los familiares cuando llega a este momento son: ¿“Qué piensan ustedes hacer con respecto a lo que les propuse?” ¿“Qué soluciones creen ustedes que se puedan tomar?”, “¿Qué pensaba, él o ella, acerca de este tema?” y esperar así que ellos se aclaren. Es inclusive recomendable proponerles que se reúnan todos los miembros de la familia, en reservado por un tiempo y luego que conversen y tomen una decisión se la hagan saber a los cardiólogos. 267 APOYO PSICOLÓGICO INTEGRAL REFLEXIONES: LA BÚSQUEDA DEL SENTIDO DE LA VIDA En ocasiones ni el cardiólogo, ni el resto del equipo de salud de la UCC, tienen respuestas a las preguntas del paciente o de los familiares, más si esas preguntas son de tipo existenciales, íntimamente humanas y profundas. Cuántas veces un paciente o sus familiares increpan al médico preguntándole: “¿Cuál es el sentido de mi sufrimiento?” Sin embargo, este profesional debe buscar, en su propia experiencia y en la percepción del mundo, las respuestas a estos cuestionamientos. Ser simplemente un ser humano frente a otro ser humano. El paciente, además del conocimiento científico del especialista busca un compromiso humano. El cardiólogo, al entrar en sintonía con el sufrimiento del otro, al tratar de vivir la empatía, asumirá su propia vida con un verdadero significado y sabrá comunicarla con calidez. Las frases que el cardiólogo puede transmitir al paciente y a su familia y que reflejan la búsqueda del sentido de la vida serían: “De ahora en adelante verás la vida distinta... con más significado...” , “Toda esta situación es difícil cuando la hayas superado encontrarás la vida más bella”, “Estas son las situaciones que uno debe reflexionar para tomar y asumir la vida en forma diferente”, “Has superado muy bien esta situación, eso te ayudará a sentir la vida diferente.”, “Esta situación los hizo unirse más como familia y comprender lo mucho que se quieren”, “Verán que, de ahora en adelante, disfrutarán de cada momento de la vida valorándola mucho más” ,“Estos momentos nos hacen abrir los ojos para encontrar sentido a la vida.” CONCLUSIONES La comunicación es la verdadera arma del cardiólogo en la relación de confianza y estima hacia el paciente y sus familiares, en el objetivo primordial de ayudarlos integralmente. La comunicación debe ser utilizada como una herramienta de ayuda, de comprensión, de consuelo. Razón tenía el filósofo Paracelso cuando expresó. “Si un médico no sabe hablar debe, en compensación, saber hacer milagros” 268 La profesión de médico es un privilegio, y se debe por tanto estar dispuesto a recibir las lecciones de humanidad, sabiduría y valentía de los pacientes y sus familiares. Se trata de palpar el sufrimiento humano, vivir la crudeza del dolor, el desamparado de quienes se ayuda y entregarse con pasión a la vocación escogida. Una de las tareas del médico consiste en participar en la creación de una sociedad más justa, capaz de escuchar el gemido de cada uno de sus individuos. Para lograr acciones dirigidas al colectivo y elaborar nuevas estructuras se debe integrar dos posturas: la del hombre científico y la del hombre moral y así poseer una visión global del hombre y su entorno. La idea es contribuir dentro de nuestros medios a la promoción del amor en este siglo, tanto en la existencia individual como en la vida de todos los seres humanos. Los profesionales de la salud tenemos el deber de ayudar a amar, a amar mejor y a enfrentar el sufrimiento que provoca la ausencia del amor. REFERENCIAS 1. Slaikeu K. Intervención en crisis. México: Manual Moderno; 1996. 2. Molter NC. Needs of relatives of critically ill patients: a descriptive study. Heart Lung. 1979;8:332-335. 3. Hickey M. What are the needs of family of critically ill patients? A review of the literature since 1976. Heart Lung. 1990;19:401-406. 4. Frick W. Psicología Humanista. Buenos Aires: Guadalupe; 1973. 5. Castillo VA. Ética médica ante el enfermo grave. Caracas: Disinlimed; 1985. 6. Tostón de la Calle “De la angustia a la esperanza”. Madrid: San Pablo; 1995. 7. Low R. Bioética. Consideraciones filosóficosteológicos sobre un tema actual [monografía en internet]. 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