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REV. OBSTET. GINECOL. - HOSP. SANTIAGO ORIENTE DR. LUIS TISNÉ B ROUSSE. 2007; VOL 2 (1): 58-61 ARTÍCULO DE REVISIÓN Exploración ginecológica en adolescentes Dr. Jorge Varas Cortés RESUMEN El a rte de la explora ción clínica ginecológica de a dolescentes merece especia l a tención da da la s ca ra cterística s propia s de la s pa cientes y de los ca mbios que experimenta n dura nte este período ta nto en el a specto físico, psicológico, socia l y emociona l. La fina lida d del presente a rtículo es ofrecer informa ción específica , perfecciona da con mi propia experiencia , con el fin de a yuda r a médicos y ma trona s a desa rrolla r una a ctitud má s cómoda y confia da ta nto en la entrevista como en el exa men ginecológico de nuestra s a dolescentes, dentro de un contexto ético. Palabr as clave: Adolescencia , ginecología , ética médica , rela ción médico-pa ciente. SUMMARY The pursuit of gynecologica l clinica l explora tion in a dolescents deserves specia l a ttention given the persona l cha ra cteristics of the pa tients, a nd the physica l, psychologica l, socia l a nd emotiona l cha nges they experiment during this period. The objective of the following a rticle is to offer specific informa tion, perfected with my persona l pra ctice, with the intent of helping doctors a nd nurses develop a more comforta ble outlook in the interview a s well a s in the gynecologica l exa m of the a dolescents, within a n ethica l context. Key words: Adolescence; gynecology; medica l ethics; Physicia n-Pa tient rela tion. CONSIDERACIONES ÉTICAS L a exploración ginecológica de niñas y adolescentes debe regirse por los principios fundamentales que guían el actuar médico, como son la veracidad, confidencialidad, lealtad profesional y respeto a la intimidad. Unidad de Adolescencia, Servicio Obstetricia y Ginecología, Hospital Dr. Luis Tisné Brousse. Correspondencia a : Dr. Jorge Varas C. E mail: drjorgevaras@gmail.com 58 La atención profesional de estas pacientes, en una etapa de sus vidas particularmente sensible, obliga a adoptar con mayor énfasis los principios antes señalados tendientes a respetar la dignidad humana, definida como “la calidad o estado de ser valorado y respetado”1. Al iniciar una relación de terapia, paciente y médico suscriben un contrato tácito, mediante el cual ambos se comprometen a la veracidad, condición indispensable para que se establezca una relación de confianza. Este principio involucra también al adulto que acompaña a la paciente, creando de esta manera EXPLORACIÓN GINECOLÓGICA EN ADOLESCENTES una situación excepcional entre la paciente, su madre (o adulto que acompaña) y el médico. El derecho o deber de confidencialidad, establece que “Toda la informa ción identifica ble del esta do de sa lud, condición médica , dia gnóstico y tra ta miento de un pa ciente, y toda otra informa ción de tipo persona l, debe ma ntenerse en secreto, incluso después de la muerte. La informa ción confidencia l sólo se puede da r a conocer si el pa ciente da su consentimiento explícito o si la ley prevé expresa mente eso”1. Esto involucra directamente a los padres de una niña pequeña, sin embargo ¿qué ocurre en aquellos casos en que la adolescente acude sola a consultar y solicita este derecho? En esta situación el especialista deberá resolver en particular en cada caso que así se plantee2,3. El derecho y el respeto a la intimidad deben estar absolutamente garantizados. La necesidad que tiene el gíneco-obstetra de examinar el cuerpo de la paciente para llegar al diagnóstico correcto, debe estar plenamente justificada y la exploración debe efectuarse con una intencionalidad exclusivamente técnica. Sin embargo, sólo el examinador puede garantizar la intencionalidad del acto, de allí la conveniencia de no dar signos equívocos sobre ella. ENTREVISTA Y ATENCIÓN GINECOLÓGICA Cuando concurren a la consulta ginecológica, tanto la adolescente como su madre, traen consigo una variada gama de temores en cuanto lo que será la atención ginecológica. La madre supone que el examen será igual al de la adulta y expresará su preocupación en cuanto a la virginidad de su hija, considerando al himen una barrera natural para el examen físico. Deberá explicársele claramente en qué consistirá éste, despejando todo tipo de dudas y advirtiéndole que podrá diferirse si la adolescente así lo prefiere. Nunca deberá forzarse el examen físico a una niña o adolescente ya que atenta contra su intimidad y creará desconfianza hacia el examinador. El examen debe realizarse con el consentimiento de la paciente, conviniendo con ella en la necesidad de realizarlo en la siguiente consulta, aprovechando estas primeras instancias de diálogo para lograr un mejor acercamiento y confiabilidad recíprocos. La madre estará atenta a todo cuanto se diga en la entrevista, probablemente esperando confirmar el antecedente de iniciación de relaciones sexuales por parte de su hija, tema que deberá ser abordado con discreción y al que podrá llegarse una vez que se le haya preguntado respecto a tipos de relaciones de pareja que haya tenido, como son el pololear o “andar”, diferenciándose entre ellos por un mayor o menor compromiso afectivo, respectivamente. Debe manejarse con diplomacia aquella situación en que la madre desea conversar a solas con el profesional, previo al ingreso de la adolescente, a fin de exponer sus propios puntos de vista, buscando de cierta manera algún grado de complicidad en la estrategia a seguir con la adolescente, especialmente en lo que se refiere a temas como sexualidad y anticoncepción. La participación materna es fundamental en la entrega de antecedentes clínicos de las niñas pequeñas o con discapacidad mental, que por razones obvias no son capaces de entregar. En ocasiones, la adolescente se referirá respecto al “problema que presenta una amiga”, como una forma de disfrazar su propia inquietud y de la cual siente temor de preguntar. En otras, en tanto, el motivo real que la lleva a consultar no aparecerá hasta transcurrir varias sesiones, después que se ha convencido que su problema encontrará la recepción que ella espera, dentro de los márgenes de confianza, privacidad y confiabilidad que busca. Es relativamente frecuente que algunos profesionales consideren que la manera de acercarse a las adolescentes es adoptando un estilo semejante al de ellas, especialmente en lo que se refiere a lenguaje. La paciente busca en el ginecólogo-obstetra un adulto serio en su quehacer, merecedor de respeto y al mismo tiempo cálido, cercano, que otorgue confianza pero por sobre todo que sepa escuchar. Por tanto varias características del profesional deben aparecer durante la entrevista: • Debe parecer y ser confiable. • Debe adoptar una actitud, tranquila, serena, relajada, a fin de que la adolescente perciba que su consulta encontrará buena acogida. • Debe saber escuchar a la adolescente, dedicándole tiempo suficiente y paciencia necesaria para avanzar positivamente en la relación médicopaciente2. • Debe emplear un lenguaje sencillo, comprensible para la adolescente. • Debe tener la preparación necesaria y conocimientos suficientes para atender los casos clínicos que se le presenten. La respuesta inadecuada o la no solución de su problemática, creará en la adolescente sentimientos de frustración, cuestionando además el quehacer profesional. · Por último, probablemente el más importante, debe sentir cariño y vocación por el trabajo que realiza. 59 REV. OBSTET. GINECOL. - HOSP. SANTIAGO ORIENTE DR. LUIS TISNÉ B ROUSSE. 2007; VOL 2 (1): 58-61 La atención ginecológica debe ser personalizada: los profesionales que atienden niñas y adolescentes, deben mantenerse y no experimentar cambios o sustitución. Las adolescentes aprenden a confiar en ellos y no les agrada que cambien a las personas en las cuales han depositado su confianza. La atención, en lo posible, no debe sufrir interrupciones, las que harán perder el contacto logrado hasta ese momento y son interpretadas por las adolescentes como falta de respeto hacia ellas. En caso de ser imprescindible, lo más conveniente es darles una explicación razonable que justifique dicho accionar. Tanto la entrevista como el examen ginecológico, deberá realizarse en un lugar especialmente dedicado a la atención de niñas y adolescentes. Debe buscarse, de acuerdo a la disponibilidad de cada Centro Asistencial, el mejor lugar de atención, que resulte grato, confortable y de acuerdo a su edad. Hasta hace algunos años, se hacía énfasis en que las adolescentes que solicitan atención ginecológica, debían estar separadas de las adolescentes embarazadas y mujeres adultas, especialmente en la sala de espera. En cuatro años de atención continua en nuestro Servicio, no hemos tenido problemas o reclamos de parte de nuestras pacientes que deben compartir una sala de espera común. HISTORIA CLÍNICA Anamnesis: el motivo de consulta es expresado con claridad en la mayoría de los casos y la experiencia de cada profesional le permitirá guiar y orientar la anamnesis en la búsqueda de mayor y mejor información. Los antecedentes ginecológicos son relevantes. Menarquia, ciclos menstruales (duración, cantidad, periodicidad), dismenorrea, fecha de última menstruación, deben ser claramente consignados. Se debe aconsejar y educar respecto a la confección de un “ca lenda rio menstrua l”, vale decir, las anotaciones personales de cada adolescente de sus períodos menstruales, de especial relevancia en la orientación diagnóstica4. La edad de iniciación de relaciones sexuales, número de parejas sexuales, métodos anticonceptivos utilizados, antecedentes de abortos y partos deben también ser consultados. Debe indagarse el antecedente de abuso sexual, cuando la situación así lo amerite. Antecedentes mórbidos, como el consumo de cigarrillo, alcohol, drogas, ocupan un lugar destacado. Se debe interrogar dirigidamente acerca de ellos, con el fin de educar y desincentivar su consumo. 60 Los antecedentes de bulimia, anorexia nerviosa, trastornos de la afectividad, disfunción familiar y violencia intrafamiliar, deben ser investigados. La pronta evaluación por psicólogo y/o psiquiatra permitirá tratar oportunamente estas afecciones. Antecedentes de cardiopatías, enfermedades neurológicas (epilepsia), trastornos tiroideos (hipo-hipertiroidismo), urológicos (reflujo vesicoureteral, infección urinaria) y antecedentes quirúrgicos deben ser pesquisados y derivados al especialista correspondiente para su control, cuando el caso clínico en particular, lo amerita. EXAMEN FÍSICO Es recomendable la presencia de otro profesional (matrona) o auxiliar paramédico y/o la madre de la paciente, cuando se proceda a realizar el examen físico. Ello ayudará a salvaguardar los derechos de niñas y adolescentes y evitará situaciones que puedan ser malinterpretadas y conflictivas. El examen físico general y sistémico debe realizarse completamente, con especial énfasis en: • Piel: palidez, hidratación, acné y su distribución. · Presencia de aros, tatuajes y cicatrices de heridas autoinferidas. Vello corporal5-7. • Peso y talla, que permiten calcular el Índice de Masa Corporal (IMC) y la calificación nutricional8,9. • Examen cardíaco, pulmonar y presión arterial. • Examen mamario: desarrollo normal, simetría, presencia de nódulos, galactorrea. • Abdomen: panículo adiposo, estrías, masas palpables, dolor. • Extremidades: presencia de edema y dilataciones venosas. EXAMEN GINECOLÓGICO Consiste en el ejercicio clínico de mirar, palpar y ocasionalmente realizar exploración vaginal (examen con espéculo, tacto) y/o rectal (tacto) 10. Inspección vulvar: se realiza con la paciente en camilla ginecológica, con fuente de luz adecuada y examinador sentado. En niñas pequeñas, se aconseja por su menor estatura, que el examen se haga con los pies sobre la camilla, en contacto con los glúteos y piernas separadas. Cubrir a la niña con sabanilla parece ser en la mayoría de los casos innecesario, por cuanto se muestran muy preocupadas por “ver que se les va a ha cer” y por tanto la retiran para poder observar. La EXPLORACIÓN GINECOLÓGICA EN ADOLESCENTES presencia y el contacto con la madre, más las palabras de tranquilidad que le brinda, facilitarán el examen. En adolescentes, el examen se hará en forma clásica. Es conveniente cubrirlas con sabanilla, por cuanto el pudor es importante en ellas. La visualización cuidadosa y metódica de la vulva y sus detalles anatómicos, permitirá detectar anomalías y patologías que merecen nuestra atención. Avanzando en el examen, es posible observar el himen, sus características y su integridad, e incluso a través de él, visualizar la pared posterior de la vagina en su tercio externo. Para ello se ha de separar con ambos pulgares (o con dedos índice y medio de la manos izquierda), presionando desde los labios vulvares mayores hacia abajo y afuera, solicitándole a la paciente que puje. Con esta maniobra es posible también observar la presencia de leucorrea, con sus diversas características clínicas. Es posible aprovechar esta instancia para tomar muestras para cultivos de flujo vaginal, con tórula estéril o pipeta, y exámenes de connotación médico-legal. La exploración con estos instrumentos, permitirá además percibir la presencia de cuerpos extraños vaginales. Si se trata de una niña o adolescente sin actividad sexual, el examen vaginal se detiene aquí. Sólo si el caso lo amerita, se realizará tacto combinado rectoabdominal. Si es una adolescente con actividad sexual, se continúa el examen con espéculo (visualización de vagina, cuello uterino, toma de Papanicolaou) y tacto combinado vagino-abdominal, que incluye forma, tamaño y posición uterina, anexos (trompas y ovarios), fondos de saco vaginales, en búsqueda de patología. Se insiste en esto último ya que se debe tener claridad en por qué y para qué realizamos el examen. Anamnesis y examen físico bien realizados, conducirán a plantear las hipótesis diagnósticas pertinentes, las que podrán ser comprobadas o descartadas con exámenes complementarios. Exámenes de laboratorio, deben ser considerados en la evaluación ginecológica de niñas y adolescentes, los que serán solicitados de acuerdo a la orientación clínica. Mención destacada merece la ultrasonografía ginecológica en estas pacientes dada su importancia y valioso aporte en la confirmación diagnóstica de numerosas patologías. De igual manera se destaca la laparoscopia ginecológica que además permite la resolución quirúrgica de aquellos casos que lo ameritan. Finalmente, debemos tener siempre presente, que la consulta ginecológica de niñas y adolescentes, constituye una excelente oportunidad para realizar educación en salud ginecológica, sexual y reproductiva. REFERENCIAS 6. FERRIMAN D, GALLWEY J. Clinical assessment of body hair growth in women. J Clin Endocr 1961; 21: 1440-7. 7. APABLAZA MS, VARAS J. Hiperandrogenismo. Rev Sogia 2001; 8 (1): 25-30. 8. VARAS J, MONTERO A. Evaluación del índice de masa corporal y prevalencia de patología ginecológica en niñas y adolescentes. Rev Chil Obstet Ginecol 2002; 67 (2): 110-13. 9. KAPLAN M, RICKERT V. Impact of anorexia, bulimia and obesity on the gynecologic health of adolescents. Am Fa m Physicia n 2001; 64: 445-50. 10. COWEL C. Exploración ginecológica de lactantes, niñas y adolescentes jóvenes. Pedia tr Clin North Am 1981; 28 (2): 247-66. 1. VACAREZZA R. De los derechos del paciente. Rev Méd Chile 2000; 128: 1380-84. 2. BURGIS J, B ACON J. Communicating with the adolescent gynecology patient. Obstet Ginecol Clin N Am 2003; 30: 251-60. 3. DÍAZ A, NEAL W, NUCCI A, LUDMER P, BITTERMAN J, EDWARDS S. The Mount Sinai Journal of Medicine 2004; 71: 181-5. 4. VARAS J, KRAMAROSKY C. Menometrorragia en la adolescencia. Rev Chil Obstet Ginecol 1992; 57(2): 72-9. 5. MONCADA LORENZO E. Familial study of hirsutism. J Clin Endocr 1970; 31: 556-64. 61