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Artículo de Actualización Actualización de las pautas de Tratamiento del Paciente con Diabetes Mellitus, 3ra Sección Complicaciones extrarrenales Coordinador: Dr. Eduardo Celia 1. Retinopatía diabética Emilio M. Dodds 2. Coronariopatía en diabéticos con insuficiencia renal José Petrolito, José L. Osso 3. Infecciones en diabéticos con insuficiencia renal Carlos Lavorato, Nora Grimberg 4. Pie diabético Mariana Tahan, María Rodríguez 5. Neuropatía autonómica diabética en pacientes con insuficiencia renal Graciela Fuente*, Mauricio Jadzinsky** *Médica de la Unidad de Nutrición del Hospital Durand. Subdirectora de la Escuela de Graduados de la Sociedad Argentina de Diabetes. **Jefe de la Unidad de Nutrición del Hospital Durand. Ex Presidente de la Sociedad Argentina de Diabetes. Retinopatía diabética Objetivos Casi la totalidad de los pacientes con diabetes tipo I y 2/3 de los pacientes con diabetes tipo II en diálisis tienen retinopatía, y en la mayoría de los casos se trata de retinopatía diabética proliferativa. La retinopatía diabética proliferativa debe tratarse con panfotocoagulación con láser para evitar la presencia de vasos de neoformación que son los responsables de las hemorragias intraoculares y desprendimientos de retina por tracción. La panfotocoagulación disminuye el riesgo de pérdida visual severa por la retinopatía diabética, pero no lo elimina. La retinopatía tiende a permanecer estable en pacientes en hemodiálisis probablemente como resultado de panfotocoagulación completa previo al comienzo de la diálisis. La complicación más común durante el tratamiento en diálisis es la hemorragia vítrea. Ésta se debe a la persistencia de neovasos producto del tratamiento con láser incompleto o incluso a pesar de haber sido tratado con una panfotocoagulación completa. Esta situación puede estar agravada por alteraciones hemostáticas asociadas a la falla renal. Diagnóstico y evaluación Qué debe hacerse con un paciente que va a entrar en diálisis. 1. Evaluar grado de retinopatía de acuerdo a la clasificación: a. ¿Tiene retinopatía diabética proliferativa? b. ¿Tiene retinopatía diabética no proliferativa severa? 2. Tratamiento realizado hasta el momento a. ¿Tiene realizado panfotocoagulación con láser? b. ¿Es completo el tratamiento? 3. Evaluar la presencia de complicaciones a. Hemorragia vítrea b. Desprendimiento de retina c. Glaucoma neovascular (rubeosis de iris y presión intraocular elevada) d. Edema macular 75 Volumen IV - Número 2 - Año 2006 Factores de riesgo Duración de la diabetes Control metabólico inadecuado Hipertensión arterial Dislipemias aumento de la presión intraocular. Los neovasos son consecuencia de isquemia retinal por lo que el tratamiento debe hacerse haciendo ablación retinal, que consiste en panfotocoagulación cuando se puede ver el fondo de ojo o vitrectomía, diatermia o criocoagulación transescleral cuando el fondo no es visible. 4. Edema macular Tratamiento A. Antes de empezar con la diálisis: recomendaciones 1. Láser Si tiene retinopatía diabética no proliferativa de alto riesgo (Regla del 4-2-1 que consiste en la presencia de hemorragias en los 4 cuadrantes, rosario venoso en 2 cuadrantes y malformaciones vasculares intrarretinales (IRMA) en 1 cuadrante o retinopatía diabética proliferativa, debe realizarse panfotocoagulación completa. Objetivos Idealmente, no debería haber neovasos activos antes de comenzar la diálisis. De esa manera se tienden a evitar las hemorragias vítreas por la presencia de vasos de neoformación, favorecidas además por el uso de heparina. Precauciones Los neovasos regresan definitivamente luego de varios meses de completado el tratamiento con láser. Hay casos aislados donde el tratamiento con láser no es suficiente para lograr la remisión de los neovasos presentes, y en esas circunstancias debe hacerse una vitrectomía. La panfotocoagulación completa consiste en 1200 a 1600 disparos de láser de 500 micrones separados por un espacio equivalente a la mitad de un disparo cubriendo la retina desde las arcadas vasculares hasta el ecuador. El tratamiento con láser del edema macular focal puede realizarse durante la diálisis, aunque los edemas difusos pueden requerir vitrectomía. Ésta puede realizarse durante la diálisis. El edema macular no sería un impedimento para comenzar la diálisis. B. Si el paciente ya está en diálisis: recomendaciones Si tiene retinopatía diabética proliferativa con neovasos, hacer panfotocoagulación. Si tiene hemorragia vítrea o desprendimiento de retina, hacer vitrectomía. La hemodiálisis no parece tener un efecto perjudicial en los resultados de la vitrectomía para la hemorragia vítrea. Clasificación de la retinopatía diabética modificada del Early Treatment Diabetic Retiopathy Study (ETDRS) 1. No proliferativa (Background) 5% Retinopatía diabética proliferativa en 1 año Microaneurismas (MA) y 1 o + de: Hemorragia retinal, Exudado duro, Exudado algodonoso Control en 6-12 meses; sin tratamiento 2. No proliferativa severa (Preproliferativa) 52% Retinopatía diabética proliferativa en un año Hemorragias o microaneurismas en 4 cuadrantes, rosario venoso en 2 cuadrantes. Malformaciones vasculares intrarretinales (IRMA) moderado en 1 o + cuadrantes. Panfotocoagulación 2. Vitrectomía Realizar vitrectomía antes de comenzar la diálisis si tiene: a. Hemorragia vítrea que no permite hacer el tratamiento con láser b. Tratamiento con láser completo pero aún con neo vasos activos. c. Desprendimiento de retina. 3. Proliferativa 46% de alto riesgo en un año Uno de los siguientes: NVR (neovascularización retinal), NVD < ¼ diámetro de disco (neovascularización del disco) . Hemorragia vítrea o prerretinal y NVR < ½ diámetro de disco, sin NVD. Puede tener o no edema macular clínicamente significativo (EMCS). Control en 2-3 meses. Panfotocoagulación 3. Glaucoma neovascular En el glaucoma neovascular los vasos de neoformación se forman en el iris y obstruyen el trabeculado, estructura por donde el humor acuoso sale del ojo, produciendo de esa manera un 4. Proliferativa de alto riesgo 25-40% pérdida visual severa (<20/400) en 2 años Uno o + de los siguientes: NVD > ¼ diámetro de disco 76 Actualización de guías para el tratamiento de los pacientes diabéticos con insuficiencia renal NVD con hemorragia prerretinal (HPR) o hemorragia vítrea (HV) NVR ? ½ diámetro de disco con HV o HPR Control en 1-2 meses. Panfotocoagulación 5. Retinopatía diabética avanzada Retinopatía diabética proliferativa de alto riesgo +: Desprendimiento de retina traccional que afecta la mácula Hemorragia vítrea que no deja ver el fondo del ojo Control en 1 mes: vitrectomía Bibliografía logical management in diabetic end-stage renal disease: a study of 31 consecutively referred patients. Am J Nephrol 1992;12:344-350. Jansen MJ, van der MJ. The bleeding risk in chronic hemodialysis: preventive strategies in high risk patients. Neth J Med 1996;48:198-207. Hyashi H, Kurata Y, Imanagua I, et al. Vitrectomy for diabetic retinopathy in patients undergoing hemodialysis for associated end-stage renal failure. Retina 1998;18:156-159. Aiello LP, Cahill MT, Wong JS. Systemic consideration in the management of diabetic retinopathy. Am J Ophthalmol 2001;132:760-776. 1. Berman DH, Friedman EA, Lundin AP. Aggressive ophthalmo- Coronariopatía en diabéticos con insuficiencia renal Diabetes y disfunción de ventrículo izquierdo Factores predisponentes Enfermedad coronaria Hipertensión arterial Hipertrofia ventricular izquierda: la masa miocárdica está aumentada y los fenómenos hiperdinámicos (anemia, Prot C) llevan a la fibrosis y apoptosis. Microangiopatía coronaria: actualmente se sabe que está alterada la expresión de los genes de los miocitos ante la elevación de la glucemia, esto altera la función sistólica y diastólica y de la homeostasis del calcio. Disfunción endotelial: ésta provoca severas alteraciones en la estructura y la función miocárdica, la angiotensina II y la endotelina provocan hipertrofia ventricular izquierda, fibrosis intersticial y apoptosis. Obesidad: síndrome metabólico. Síndrome X en diabetes no insulinodependiente, efectos tóxicos de los ácidos grasos y la angiotensina II liberada desde el tejido adiposo. Disautonomía: a los 10 años de diabetes no insulinodependiente el 50% de los pacientes presenta alteraciones de la frecuencia cardíaca como manifestación de esta entidad. También es difícil reconocer la angina (silente o no) y sus equivalentes clínicos (taquipnea, náuseas, vómitos, fatiga, diaforesis, alteraciones en el control glucémico). También puede bajar el umbral de las arritmias y el riesgo hemodinámico, Muchas veces el infarto agudo de miocardio es la primera manifestación de enfermedad coronaria. Alteraciones metabólicas que contribuyan a la míocardiopatía diabética. Insuficiencia cardíaca La principal causa es la disfunción sistólica y la cardiopatía isquémica. La disfunción sistólica es del 29% en diabéticos respecto del 7,7% en no diabéticos y se duplica a los 65 años. Hipertrofia del ventriculo izquierdo La mortalidad es mayor en diabetes insulinodependiente que en diabetes no insulinodependiente (41 vs. 26%; la asimétrica es de peor pronóstico). Infarto agudo de miocardio El infarto agudo de miocardio tiene una mortalidad 2 a 3 veces mayor en diabéticos respecto de no diabéticos y altas comorbilidades: dislipemia, hipertensión arterial, vasculopatía periférica y cerebral. Existen datos limitados respecto de sobrevida y calidad. La reperfusión miocárdica induce también injuria: las especies reactivas de O2, el pH, el Ca++ ic, activación de lipasas y proteasas, endonucleasas, señales que inducen apoptosis e infiltración de neotrofilos, plugging y edema dando como resultado el fracaso de la revascularización. La inhibición del intercambio Na+/H+ 77 Volumen IV - Número 2 - Año 2006 puede limitar la injuria de la isquemia y de la reperfusión. Se están empleando estrategias para proteger al miocardio: apertura del canal de la K+ ATPasa, antiintegrina, selectinas y moléculas anticomplementarias. Con el objeto de mejorar la remodelación miocárdica se deberán emplear precozmente inhibidores de la enzima convertidora. Revascularización miocárdica En enfermedad coronaria, el Studies of Left Ventricular Dysfunction (SOLVD) ha demostrado que la revascularización prediálisis con tratamiento médico logra una mayor sobrevida respecto de tratamiento médico solamente. La angioplastia con o sin stent tiene alta tasa de reestenosis y de mortalidad especialmente en insulinorresistentes y en relación con el estado protrombótico y la proliferación neointimal. Se están ensayando nuevas técnicas percutáneas para evitar la reestenosis (irradiación intravascular, stents recubiertos con drogas, antagonistas plaquetarios IIA y IIIb (abciximab). Cuando se estudiaron con cinecoronariografía sólo pacientes diabéticos (con o sin síntomas de enfermedad coronaria) al ingreso a diálisis para establecer la prevalencia de la enfermedad coronaria, se demostró que el 65% tenían lesiones coronarias significativas. De éstos, el 82% tenía lesiones en más de un 1 vaso. También se demostró que la mortalidad a 2 años de estos pacientes era del 40%, y la de pacientes sin lesión coronaria era del 0%, por lo cual es un marcador importante de sobrevida.4 Cuando se estudian con coronariografía los pacientes dializados en la etapa pretransplante se determinó que el 25% de los pacientes jóvenes no diabéticos y el 85% de los añosos diabéticos presentan lesiones calcificadas coronarias significativas.5 Estas lesiones se relacionan significativamente con el nivel de fosfatemia y de aumentos del producto fosfocálcico elevado siendo relevante el nivel de calcificación de dichas arterias. Además, estas calcificaciones se correlacionan con la mayor edad, el sexo masculino, la raza blanca, las diabetes y el tiempo en diálisis.6 La hiperfosfatemia es el nuevo factor de riesgo cardiovascular detectado debido a que probablemente se relacione con altas dosis de Ca++ aportadas10 como se demuestra en la precoz calcificación de arterias coronarias.13 Las placas de las arterias coronarias de los pacientes dializados han demostrado mayor grado de malignidad que las del resto de la población con patología coronaria.14 Está demostrado que el engrosamiento de la media y de la íntima es mayor que en los pacientes sin patología renal, la calcificación de las placas es mayor y correlaciona con el nivel de fosfatemia demostrándose, por difracción de rayos X, que el contenido de calcio es de hidroxiapatita y finalmente estas placas están infiltradas por macrófa78 gos activados que son reconocidos precursores de la desestabilización y ruptura de la placa. Tal vez ésta sea una de las explicaciones de las frecuentes reestenosis después de la angioplastia en estos pacientes. Hasta el momento se desconocen los mecanismos exactos de esta asociación. Una de las hipótesis es que la paratohormona (un factor de crecimiento de la célula muscular lisa) podría contribuir a la esclerosis de los grandes vasos. Otras posibilidades que se están estudiando es el rol de la disfunción de la célula endotelial y los posibles efectos de otros factores de crecimiento como la angiotensina II, la aldosterona y el TGF-β en la aceleración de la patología cardiovascular en la insuficiencia renal crónica. Muchos de estos pacientes y especialmente los diabéticos no presentan síntomas clínicos típicos; la detección precoz es dificultosa y frecuente el cuadro de isquemia silente, que llega a alcanzar valores de 40% de esta población.7 A su vez, cuando se estudian con electrocardiograma Holter pacientes en hemodiálisis, se detecta que el 72% de los pacientes con arritmias ventriculares, especialmente en la última hora de diálisis, presentan isquemia silente.8 Por lo tanto, se debe prestar especial atención a las arritmias durante hemodiálisis y a otros signos clínicos atípicos como el dolor abdominal, síntomas vegetativos o cualquier molestia relacionada con el ejercicio. Otro hallazgo interesante es el estudio de la Universidad de Emory11 en el que se demuestra que los pacientes con patología arterial oclusiva de miembros inferiores tienen un elevado riesgo de presentar enfermedad coronaria, y que los pacientes diabéticos tenían a su vez una tasa de mortalidad mayor siendo un factor de riesgo independiente en esta asociación. La hemodiálisis produce una situación de aumento de la demanda miocárdica de O2 a las arterias coronarias. Los episodios de hipotensión frecuente en diálisis han sido estudiados recientemente siendo interesantes los resultados que demuestran que estos episodios eran más frecuentes en personas añosas, en mujeres, en diabéticos, en coronarios y tratados con nitritos pero también demostraron que eran menos frecuentes en pacientes tratados con inhibidores de la enzima convertidora y bloqueantes cálcicos.9 El ecocardiograma con dobutamina parece ser el mejor estudio no invasivo, en manos de un operador experimentado, para detectar la cardiopatía isquémica en pacientes hemodializados.15 Conclusiones Dada la alta incidencia de patología coronaria en pacientes diabéticos con IRC (65%), y tomando en cuenta que es marcador de sobrevida en los 2 primeros años de tratamiento dialítico (mortalidad mayor del 40%), es necesario un enfoque especial en este grupo de pacientes. Parece razonable distinguir a este grupo de pacientes en Actualización de guías para el tratamiento de los pacientes diabéticos con insuficiencia renal etapa prediálisis y en etapa dialítica. En la etapa prediálisis, la presencia de arteriopatía significativa de otro territorio arterial, especialmente de miembros inferiores, y cuando presentan hipertensión arterial, hipertrofia ventricular izquierda y/o dilatación de cavidades izquierdas cardíacas, debe hacer sospechar alta posibilidad de padecer patología coronaria. En la etapa dialítica se deberán estudiar los pacientes que presentan alguna de las alteraciones de la etapa predialítica, los que además presentan síntomas típicos o atípicos y los que presentan hipotensión de reciente comienzo, arritmias especialmente ventriculares al final de la diálisis o presenta fosfatemias elevadas y/o productos fosfocálcicos elevados con calcificaciones arteriales (debería evaluarse la correlación entre calcificaciones coronarias y calcificaciones de otros territorios arteriales, como la radiografía de mano y muñeca, o de tobillo y pie). La metodología de estudio inicial deberá ser la que se disponga con mayor confiabilidad en cada sitio asistencial (ecocardiograma Doppler con dobutamina o perfusión miocárdica con Ta201 o Tc99-sestamibi. También parece razonable tratar a este grupo de pacientes, en ambas etapas, con inhibidores de la enzima convertidora dados los beneficios demostrados en patología cardiovascular. Una vez demostrada la patología coronaria, se debe continuar el seguimiento de estos pacientes en conjunto con cardiólogo con demostrada experiencia en esta patología.La cirugía de revascularización debería reservarse para los pacientes que sólo muestren compromiso coronario y están en lista de espera para trasplante o pacientes con buena calidad de vida (buen control glucémico, no fumadores, actividad física adecuada, etc.) Bibliografía 1. The effect of intensive treatment of diabetes on the development and progression of long-term comlications in insulindependent diabetes mellitus. The Diabetes Control and Complications Trial Research Group. N. Engl J Med 1993;329 (14):977-986. 2. Intensive blood-glucose control with sulphonylureas or insulin compared with conventional treatment and risk of complications in patients with type 2 diabetes (UKPDS) Group. Lancet 1998;352(9131):837-853. 3. Collins AJ, Li S, Ma JZ, Herzog C. Cardiovascular disease in end-stage renal disease patients. 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Deben sospecharse en toda descompensación no relacionada con el aporte inadecuado de insulina, estrés quirúrgico o traumático. Patogenia La infección es una complicación frecuente y que puede comprometer la vida de los pacientes con diabetes. La relación entre diabetes e infecciones puede describirse en tres niveles: por una parte, aquellas infecciones que ocurren en toda la población, pero que en los pacientes diabéticos aparecen con mayor frecuencia, si bien no con mayor gravedad; por otra parte, aquellas infecciones que son casi características o propias de los pacientes con diabetes y que les afectan a ellos casi en forma exclusiva. Por último, hay otras infecciones comunes que en pacientes diabéticos entrañan especial gravedad. Objetivos Las investigaciones inmunológicas han demostrado varios defectos en los mecanismos de defensa inmune tisular. La capacidad fagocítica de los leucocitos polimorfonucleares es afectada inversamente por la hiperglucemia en los modelos experimentales. En los pacientes diabéticos ocurren varios defectos en los leucocitos polimorfonucleares, entre ellos, deterioros en migración, fagocitosis, destrucción intracelular y quimiotaxis, los cuales podrían ser debidos a fluidez disminuida de la membrana de los polimorfonucleares. Los cuadros infecciosos que se presentan con mayor frecuencia en los pacientes diabéticos que en la población general son los que se describen a continuación: Además de los defectos inmunológicos, otros factores no inmunológicos, anatómicos y fisiopatológicos pueden contribuir al riesgo incrementado de infecciones. El compromiso de la circulación en diversos territorios ocasionados por la enfermedad de arterias (macroangiopatía) y por la disfunción microvascular (microangiopatía) produce respuesta retardada a las infecciones y mala cicatrización de las heridas. El trauma repetido e imperceptible de extremidades inferiores por la neuropatía sensitiva produce inadecuada atención sobre heridas menores con el subsiguiente riesgo incrementado de infecciones. El vaciado vesical incompleto por la neuropatía autonómica favorece la colonización urinaria por los microorganismos, y los altos niveles de glucosa en la orina promueven el crecimiento de algunos de ellos. Factores predisponentes para infecciones (resumen) Mal control metabólico y visceral (estasis urinaria, intestinal), menos irrigación (vasculopatía del trofismo, lesiones por decúbito), micosis de piel (lesiones), desnutrición, procedimientos invasivos frecuentes (punciones, cateterismos, accesos vasculares nativos y protésicos, etc.) y hospitalizaciones frecuentes. 80 Deben buscarse sistemáticamente las infecciones, ya que un tratamiento precoz mejora ostensiblemente el pronóstico. Los esquemas antibióticos deben adecuarse a la falla renal y a la eliminación o no por el tratamiento sustitutivo (véase las tablas específicas). Clínica De acuerdo a su localización: a) Piel y tejidos blandos: lesiones e infecciones dentarias y peridentarias, celulitis anaerobia, fasceítis necrosante, gangrena vascular infectada. Las infecciones de tejidos blandos, con frecuente formación de gas, pueden progresar comprometiendo las fascias superficiales y profundas. Afectan más frecuentemente a las extremidades, pared abdominal, región perianal y heridas quirúrgicas. Constituyen una enfermedad grave con compromiso severo del estado general y mortalidad del 13 al 22%. Puerta de entrada: lesiones micóticas superficiales como puerta de entrada, laceración, quemadura, punción, laparotomía, hemorroidectomías, absceso perirrectal, úlcera de decúbito, perforación intestinal. Signos: inicialmente flogosis e hiperestesia, luego vesículas, necrosis, anestesia con o sin crepitación. El diagnóstico precoz mejora el pronóstico. Bacteriología: infección mixta por anaerobios (Bacteroides, Peptoestreptococcus, Streptococcus, Staphylococcus y otros). Diagnóstico: extendido de Gram de exudado de heridas (directo y cultivo). Tratamiento: debridamiento quirúrgico y antibióticos para flora mixta. b) Del tracto urinario: se presentan con mayor frecuencia en la población diabética que en la población general, principalmen- Actualización de guías para el tratamiento de los pacientes diabéticos con insuficiencia renal te en mujeres mayores de 50 años. Son simultáneas a complicaciones graves como sepsis, necrosis papilar, abscesos renales, etc. En el hombre corresponde efectuar siempre, ante infecciones urinarias, el estudio anatómico funcional. El manejo de la infección urinaria recurrente en la mujer se demuestra en el cuadro siguiente c) Del acceso vascular: catéteres, fístulas nativas y prótesis vasculares sintéticas. Frecuente colonización de los accesos, biofilm bacteriano resistente a antibióticos. Efectuar cultivos y estudios bacteriológicos para identificar el agente causal. Cumplir protocolos de bioseguridad y asepsia en el manejo de los accesos vasculares. ANTECEDENTES DE MÚLTIPLES INFECCIONES URINARIAS Nuevo episodio agudo Curso corto de tratamiento (7 a 10 días) y consulta ginecológica Cultivo control a los 7 días de tratamiento Negativo (tratamiento exitoso) El paciente se reinfecta Cultivo control al mes Estudio anátomo-funcional y causas de resistencia al tratamiento. Positivo (fracaso de tratamiento) Germen resistente al antibiótico Adecuar antibiótico al antibiograma Germen susceptible al antibiótico Estudio anátomo-funcional Tratamiento prolongado Evaluar profilaxis con bajas dosis – largo tiempo La remoción oportuna de catéteres y prótesis infectadas es esencial en el control de infecciones, en evitar endocarditis y complicaciones infecciosas a distancia o sepsis y, por lo tanto, en la sobrevida de los pacientes diabéticos con insuficiencia renal. d) Otras: otitis, neumonías, colecistitis, etc. De acuerdo al agente etiológico: a) Infecciones por Staphylococcus aureus: una vez instaladas son las más graves y prolongadas. Presentan frecuente colonización de prótesis, suturas y cuerpos extraños. La colonización del personal asistencial es la primera fuente de diseminación nosocomial. Clínica: foliculitis, mastitis, infección de heridas, piodermas, septicemia, endocarditis, pericarditis, neumonía, artritis séptica, etc. Diagnóstico: cultivos locales y hemocultivos. Tratamiento: cuando el germen es sensible a cefalosporinas de 1ra generación, utilizarlas y nunca dar vancomicina en forma empírica (ver utilización de vancomicina). b) Candidiasis: en diabéticos se constata predisposición a candidiasis cutánea, no sistémica, favorecida por erosiones de piel y mucosas. Clínica: muguet, esofagitis, vaginitis, balanitis, intertrigo, paroniquia, onicomicosis. Tratamiento: nistatina, miconazol, ketoconazol, fluoconazol, control metabólico. c) Sepsis por gérmenes Gram negativos: frecuente colonización orofaríngea del huésped en internaciones, peor pronóstico que en pacientes no diabéticos. Flora: Escherichia coli, Klebsiella, Enterobacter, Serratia, Pseudonomas, Proteus. Focos más frecuentes: urinario y digestivo. Diagnóstico: cultivos de focos y hemocultivos. Tratamiento: antibióticos por vía parenteral. d) Tuberculosis pulmonar y sistémica: los pacientes diabéticos presentan un riesgo incrementado; ante un cuadro compatible debe buscarse sistemáticamente. La Rx suele no respetar los patrones clásicos. Diagnóstico: la falta de respuesta a reacciones intramédicas no excluye la presencia de tuberculosis. Respetar normas nacionales del Ministerio de Salud de la Nación para Tuberculosis (su transcripción excede en propósito de estas recomendaciones). No olvidar estudio de contactos familiares y del equipo de salud. e) Mucormicosis: enfermedad infrecuente, con franca predisposición en diabéticos con insuficiencia renal. Clínica: forma rinocerebral con cefaleas, dolor facial, fiebre, celulitis orbital, trombosis del seno cavernoso. Las formas pulmonar o cutánea son menos frecuentes. Diagnóstico: debe realizarse en las primeras 12-24 horas por cultivo de la lesión, ya que la mortalidad de mayor al 80%. Tratamiento: anfotericina, debridamiento quirúrgico. Prevención de infecciones de procedimientos invasivos Recomendaciones para cirugías del acceso vascular, cirugías ortopédicas, urológicas, cateterismos, procedimientos odontológicos, intestinales, etc. 1. Minimizar los tiempos de internación prequirúrgicos y pos81 Volumen IV - Número 2 - Año 2006 quirúrgicos. 2. Revisar que la vacunación antitetánica esté actualizada. De lo contrario, vacuna y gamma y completar el esquema. 3. Que se cumplan las profilaxis antibióticas cuando estén indicadas: debe administrarse en cirugías donde el riesgo de infección es mayor del 5% y cuando su presencia podría acarrear elevada morbimortalidad, siendo sus beneficios en otros procedimientos menos claros. El uso inapropiado de profilaxis antibiótica lleva al desarrollo de resistencia. Recordar que: · Debe administrarse 30 a 60 minutos previos a la incisión o procedimiento. · Debe administrarse por vía endovenosa (excepto en los procedimientos donde se especifique otra vía). · Se debe realizar una segunda dosis operatoria cuando: · La cirugía es prolongada (> 2 horas) · Ocurre hemorragia severa (> 50% de la volemia) 4. Debe asegurarse un control estricto de glucemia. 5. Valorar en las cirugías con prótesis, efectuar decolonización nasal con mupirocina, previo hisopado y cultivo. 6. Corregir los factores intrínsecos que aumentan el riesgo de infección del sitio quirúrgico. 7. En caso de colocación de prótesis de miembros inferiores: tratar puertas de entradas (p. ej., micosis ungueales). 8. La vancomicina no cumple criterios para ser utilizada en la profilaxis antibiótica. No usarla rutinariamente (ver recomendaciones para uso de vancomicina). Profilaxis antibiótica Ejemplo para cirugías urológicas que no involucran vísceras del tubo digestivo y sin infección previa demostrada (urocultivo de rutina previo al procedimiento negativo) ya que en estos casos debe tratarse la infección de acuerdo al antibiograma, de ser posible. · Elección: cefazolina 1 g en la preinducción. · Alternativa: cefalotina 1 g en la preinducción (única dosis) · Alergia a β-lactámicos: gentamicina 1,5 mg/kg EV preinducción o norfloxacina 800 mg VO dos horas antes del procedimiento (sólo para ambulatorios). Recomendaciones para empleo de vancomicina Objeto: prevenir la aparición y diseminación de gérmenes resistentes a la vancomicina: enterococo resistente a la vancomicina (VRE) y estafilococo con baja sensibilidad a la vancomicina (GISA). 82 Estrategias para la prevención de resistencia a la vancomicina · Uso prudente de vancomicina de acuerdo al cultivo. · Detección y reporte precoz de cocos resistentes a la vancomicina. · Programas de educación para el equipo de salud. · Implementación inmediata de medidas de control para prevenir la transmisión nosocomial. Indicaciones desaprobadas de uso de vancomicina · Profilaxis rutinaria en cirugía. · Tratamiento empírico inicial (TEI). · Tratamiento de un sólo hemocultivo por Staphylococcus coagulasa negativo (entrenar al personal para respetar procedimiento de tomas de muestra de hemocultivos). · Continuar el TEI con cultivos negativos para cocos resistentes. · Profilaxis sistemática o local para infección o colonización de catéter IV central o periférico. · Descontaminación selectiva del tracto digestivo. · Erradicación de la colonización por Staphylococcus aureus meticilino resistente (MRSA). · Tratamiento primario del C. difficile. · Profilaxis de rutina para pacientes en DPCA o en HD. · Tratamiento de infecciones por cocos positivos beta lactamasa sensibles en insuficiencia renal (por conveniencia económica de dosis semanal). · Uso de vancomicina solución para aplicar en forma tópica o irrigación. Indicaciones aceptables de uso de vancomicina: · Tratamiento de infecciones severas producidas por cocos resistentes a ATB betalactámicos (la actividad bactericida es menor). · Tratamiento de infecciones por cocos positivos en presencia de alergia a betalactámicos. · Profilaxis de la American Heart Association para ciertos procedimientos en pacientes de alto riesgo (cirugías o procedimientos cardiovasculares). · Profilaxis para cirugías mayores con implantes y/o prótesis en instituciones de alta incidencia de MRSA. Siempre que se indique vancomicina, recordar las siguientes limitaciones: · Tiene baja concentración tisular en: - Esputo: 2,5 microgramos/ml por 0,5 g dosis. - Absceso: 5 microgramos/ml por 2 g de dosis por día. · Tiene limitada actividad bactericida. - Mala penetración - Pobre actividad en biofilm protésico. · Actúa como selector de resistencia (VRE, GISA). Inmunización del paciente diabético en diálisis Todos los pacientes deben tener su plan de vacunación actuali- Actualización de guías para el tratamiento de los pacientes diabéticos con insuficiencia renal zado según la edad. Es decir, los adultos deben recibir vacuna doble adulto cada 10 años. Hepatitis B: con dosaje de anticuerpos de superficie mínimo anual. Antineumococo e influenza anual: en todos los pacientes con insuficiencia renal. Varicela: los niños mayores de 1 año en diálisis que no hayan padecido varicela, y los adolescentes susceptibles y con alto riesgo de presentar complicaciones y muerte, deben recibir dos dosis separadas de 4 semanas. Hepatitis A: en áreas y/o comunidades donde el promedio anual es mayor a 10 casos por 100.000 pero menor de 20 casos por 100.000, y en pacientes con HbsAg positivo y/o hepatitis C positivo con anticuerpos anti hepatitis A negativos. Bibliografía 1. Kaslow RA. Infections in diabetics. In "Diabetes in America". NIH publ. No 85-1464, 1985. 2. Valerius NH, et al. Neutrophil and lymphocyte function in patients with diabetes mellitus. Acta Med Scand 1982;211:463. 3. Masuad M, et al. Decreased Fluidity of polymorphonuclear leukocyte membrane in streptozotocin-induced diabetic rats. Diabetes Pie diabético Objetivos: diagnóstico temprano, prevención y tratamiento de pie diabético. Criterios de diagnóstico y evaluación: Determinar, desde el momento en que el paciente ingresa a plan de diálisis, el grado de riesgo y realizar la misma valoración todos los meses, en consultorio. Las lesiones que observamos en el pie del diabético son el resultado de múltiples factores: vasculares, neuropáticos y ortopédicos. Sabemos que las amputaciones son 15 veces más frecuentes en diabéticos (DBT) que los no-DBT y que el 50% de los que han sufrido una amputación requiere otra contralateral aproximadamente a los 4 años de la primera; la mayor parte es a causa de lesiones mínimas o úlceras que no curan. Todo esto pone de manifiesto la importancia de la detección del pie en riesgo y su eventual tratamiento. En la mayoría de los 1990;39:466. 4. Daugirdas J. Handbook of Dialysis. 5. Mandell. 6. Guías para la Prevención y Control de las Infecciones Nosocomiales. Ministerio de Salud. República Argentina VIGI+A Programa de Vigilancia de la Salud y Control de Enfermedades. 2000. 7. Guideline for the Prevention of Surgical Site Infection. CDC DHHS. Federal Register. June 17. 1998. Volumen 63, Numer 116. pp. 33167-33192. 8. Eliff C, Becker K, Machka K, et al. Nasla carriege as a source of Staphylococcus aureus bacteremia. N Engl J Med 2001;344:11-16. 9. Recommendations for Preventing the Spread of Vancomycin Resistance. Recommendations of the Hospital Infection Control practices Advisory Committee (HICPAC) CDC. MMWR44(RR12) 1995. 10. Edmont M, Wenzel R, Pasculle W. Vancomycin-Resistant Staphylococcus aureus: Perspectives on Measures Needed for Control. Ann Int Med. 1996;124:329-334. 11. 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Clínicamente se manifiesta por la presencia de dolor en el territorio vascular afectado: · glúteo y muslo: afección aortoilíaca · pantorrilla: femoropoplíteo · tobillo y pie: tronco tibioperoneo Para clasificar la vasculopatía se utiliza la escala de la OMS: 0 - no hay síntomas 1 - asintomático, detectable por evaluación vascular 2 - claudicación intermitente 3 - dolor de reposo 4 - gangrena o necrosis. 83 Volumen IV - Número 2 - Año 2006 Valorar aspecto de la piel y faneras: color, falta de vello, piel atrófica, brillante, pálida al elevar el pie y eritrocianótica al descenderlo. Alteración en el trofismo de las uñas con retraso en el crecimiento. Palpación de pulsos: femorales, tibiales posteriores, pedios. Recordar que los pulsos pedios están ausentes en el 10% de la población. Ascultación de soplos, interrogar sobre dolor al caminar. Temperatura cutánea. Las lesiones vasculares periféricas deben ser evaluadas mediante la técnica de Doppler no invasiva. La arteriografía sólo se indicará cuando se presuma la necesidad de reconstrucción vascular. Se propone realizar tensión transcutánea de oxígeno (VN: hasta 60 mmHg) Factor neuropático: es la complicación más frecuente. A los 15 años de aparición de la DBT, lo presenta el 50% de los pacientes. Ocasiona disminución de la sudoración y por consiguiente sequedad de la piel, favoreciendo las formaciones de úlceras que fácilmente se infectan. Se pierde la sensibilidad protectora, con mayor riesgo de lesión si el pie presenta hipoestesia o anestesia. Neuropatía motora con distintos grados de atrofia muscular de pie, con alteración de la arquitectura y sus puntos de apoyo, y, eventualmente, la amiotrofia de la cintura pelviana que presenta severa atrofia muscular y déficit de la deambulación. Valorar la sensibilidad con el filamento de Semmens-Weinstein 5.07. Se realiza en las cabezas de 1,3 y 5 metatarsiano, talón y borde interno y externo de pie. El filamento debe apoyar en estos puntos de contacto, no deslizar, nunca en zonas de úlceras, callos o tejidos necróticos. Temperatura, coloración, trofismo, hiperqueratosis. Valorar la fuerza muscular: signo del rezo, signo del abanico, caminar en puntas de pie y en talón. Evaluar la presencia de dolor hiperalgésico. Presencia de pie de Charcot, con múltiples fracturas y luxaciones articulares, con posterior reabsorción ósea y deformación del pie. Para la valoración motora, los reflejos patelar y aquiliano, los más usados. Factor ortopédico: se deben valorar ambos pies descalzos, observando la marcha, deformaciones, hiperqueratosis por hiperapoyo, hallux valgus, dedos en martillo o en garra. Cantidad y calidad de la almohadilla plantar, hemorragias de callos, aumento de la temperatura. Evaluar por radiografía, solicitando Rx de frente con foco en antepie, perfil con apoyo monopódico y ¾ oblicua. Se estudia: A. Alineación pie plano, cavo, hallux, dedos en martillo, en garra. B. Bone: osteopenia, secuestros, etc. 84 C. Cavity: articulaciones, luxaciones, etc. D. Soft: tejidos blandos, calcificaciones, etc. La valoración de estos factores, intenta evitar la formación de lesiones ulcerosas, las cuales por la hipoalgesia, pueden no ser detectadas por los pacientes. En general se producen por traumatismos internos y externos. Factores de riesgo: · Falta de educación del paciente en lo referido al cuidado y autoexamen de los pies. · Descontrol metabólico · Desnutrición · Sedentarismo · Tabaquismo · Dislipemia · Obesidad · HTA Tratamiento: · Control metabólico: estricto. Si no estaba indicado, comenzar con insulinoterapia. Educación del paciente para el autocuidado y autoexamen de los pies. Entregar al paciente información escrita referente al cuidado de los pies. · Pie diabético complicado: su tratamieto debe realizarse por el equipo constituido por diabetólogo, nefrólogo, ortopedista, neurólogo, cirujano vascular e infectólogo. · En el dolor neurítico, mejorar el control glucémico; si es necesaria la medicación, debe ser insulina. Tratamiento sintomático: analgésicos, carbamazepina, antidepresivos, tricíclicos. Clasificación de úlceras en pie diabético según las lesiones (Wagner): 0. No lesión, piel intacta, pie de riesgo: profilaxis. 1. Úlcera superficial, sólo piel: reposo y cura local. 2. Úlcera profunda, llega a planos profundos, infectada. 3. Absceso profundo u osteomielitis. 4. Necrosis de 1 o más dedos o talón pero localizado. 5. Supera el antepié, con compromiso general del paciente. La clasificación de Texas agrega sobre lo anterior los grados A-B-C y D: A: no infección B: existe infección C: isquemia D: infección más isquemia Actualización de guías para el tratamiento de los pacientes diabéticos con insuficiencia renal Los grados 1 y 2 pueden ser tratados en forma ambulatoria. Las otras requieren internación y ATB parenteral. En todos los casos es necesario el estricto control metabólico y la valoración del estado nutricional. Dentro del tratamiento local de la lesión, la antisepsia frecuente con limpieza cada 48 horas, utilizando solución fisiológica por arrastre, evitando el uso de productos como permanganato de potasio, yodo y pervinox. De ser necesario, realizar el desbridamiento quirúrgico. Para valorar la presencia de osteomielitis, el gold standard es la biopsia y cultivo de hueso. Luego de obtener la muestra por punción aspirativa, a través de la piel sana, se instituye el tratamiento empírico. Como primera elección utilizaremos Amoxi-clavulánico, cefalosporinas de tercera generación o combinaciones de clindamicina-aminoglucósido o ciprofloxacina-metronidazol, dado que habitualmente la flora de la lesión es mixta. No debemos descuidar el tratamiento de las lesiones micóticas, que pueden actuar como puerta de entrada. Las situaciones en las que se plantea la amputación serán decididas por el equipo interdisciplinario. Conducta ante la presencia de neuropatía autonómica diabética en pacientes con insuficiencia renal. La neuropatía diabética es una de las complicaciones crónicas más frecuentes en los pacientes con diabetes, y llega a afectar a más del 50% de esta población. Del compromiso del sistema nervioso autonómico se destacan las alteraciones cardíacas, de los aparatos digestivo y genitourinario, así como la incapacidad de reconocer los síntomas de la hipoglucemia. Cada una de estas manifestaciones de neuropatía autonómica (NA) implica un marcado deterioro de la calidad de vida del paciente, al mismo tiempo que un incremento en la mortalidad. El paciente diabético con deterioro de la función renal presenta frecuentemente alteraciones del sistema nervioso autonómico, además del compromiso sensitivo-motor. Debe considerarse que, Bibliografía 1. Watkins P. The diabetic foot. BMJ 2003;326:979-997. 2. Diabetic foot disorders: a clinical practice guideline. J Foot Ankle Surg 2000;39 (5 Suppl):SI-S60. 3. Preventive Foot Care in People with Diabetes. Position Statements. Diabetes Care 2003;26:S80-S82. 4. McMurray S, Johnson G, Davis S and McDougall K. Diabetes education and care management significantly improve patients outcomes in the Dialysis Unit. Am J Kidney Dis 2002;40(3):566-575. 5. Pecoraro R, Reiber G, Burgess E. Pathways to diabetic limb amputation. Basis for prevention. Diabetes Care 1999;13:521-573. 6. Cédola N. 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En este contexto, es de suma importancia reconocer la presencia de las distintas manifestaciones de la NA con el objeto de implementar medidas que mejoren los síntomas y eviten, en la medida de lo posible, la evolución de las lesiones. Neuropatía autonómica cardíaca (NAC) El diagnóstico de esta entidad es básicamente instrumental, pero se debe sospechar su presencia ante el hallazgo de taquicardia de reposo (más de 90 latidos por minuto), de hipotensión ortostática (caída de la TA sistólica más de 30 mmHg con el cambio de decúbito, sin taquicardia compensadora), o frente a un infarto indoloro.1 La implementación de las pruebas de Ewing permite el análisis de la función parasimpática; en las mismas se evalúa la respuesta 85 Volumen IV - Número 2 - Año 2006 cardíaca a distintas maniobras, como la respiración profunda, maniobra de Valsalva y cambio de decúbito. La falta de variabilidad de la frecuencia cardíaca que se puede detectar en estos tests permiten confirmar el diagnóstico.2 No existe un tratamiento específico para la taquicardia de reposo, debiendo ser evaluada la relación costo/beneficio para indicar beta bloqueantes. Otra droga a considerar es la rilmenidina, que ha demostrado disminuir el tono simpático.3 Con respecto al infarto silente, una vez que ha sido confirmado por otros estudios complementarios, requiere el cuidado cardiológico correspondiente. La presencia de hipotensión ortostática es frecuente en casos avanzados, convirtiéndose en uno de los síntomas más inhabilitantes de la NA. Para su tratamiento se deben implementar en primer lugar medidas mecánicas, como elevación de la cabecera de la cama. Para corregir la natriuresis nocturna, se le indica al paciente que, además, realice movimientos lentos y progresivos para incorporarse desde la posición de decúbito, sentándose y finalmente poniéndose de pie. El uso de vendas elastizadas en los miembros inferiores, para mejorar el retorno venoso, es otra posibilidad a tener en cuenta. Como medida dietética, la ingesta de sodio, si no se encuentra contraindicada por la presencia de hipertensión supina, puede ser de utilidad, siempre y cuando el paciente orine.4 El tratamiento farmacológico sintomático de la hipotensión ortostática puede ser dificultoso, porque éste tiene que balancear el objetivo de incrementar la presión arterial en la posición de pie y, al mismo tiempo, evitar una elevación marcada de la misma en el decúbito.5 Una droga efectiva es la fluorhidrocortisona, la que deberá ser evaluada en el contexto global del paciente, ya que favorece la retención de agua y sodio; la dosis a administrar es de 0,1 mg, dos veces por día. Otra posibilidad farmacológica es la eritropoyetina, la que además puede beneficiar el estado anémico habitual del paciente con insuficiencia renal crónica; la administración de 2000 U por vía subcutánea 2 o 3 veces por semana es la medida de utilidad. Un fármaco no disponible en nuestro medio, pero presente en la bibliografía, es el midodrine (agonista de los receptores α1), que ha demostrado ser efectivo para la hipotensión ortostática.5 Como recomendación para el tratamiento de esta complicación autonómica, es adecuado evaluar la existencia de disbalance o depleción de volumen, y si existen, corregirlos con las medidas adecuadas. Los agentes psicotrópicos y los diuréticos que agravan la hipotensión ortostática deberían ser suspendidos.4 Gastroparesia Esta complicación puede ser producida por NA, pero también por otras causas, las que deberán ser tenidas en consideración (medi- 86 camentos que afectan la cinética gástrica, hiperglucemia crónica, alteraciones hormonales como el hipotirodismo).6 Por otro lado, si el paciente se encuentra en un estado de insuficiencia renal avanzada, con retención nitrogenada, esta situación puede justificar las alteraciones de la evacuación gástrica y muchos de los síntomas referidos. Las dificultades se incrementan cuando los pacientes con gastroparesia no presentan los síntomas característicos que pueden orientar al diagnóstico. Un dato a tener en cuenta es la presencia de hipoglucemias no explicadas en relación con los horarios de comida; en estos pacientes, antes de rotularlos como diabéticos "lábiles", es indispensable realizar los tests diagnósticos. Sin duda, el mejor de los medios instrumentales es la scintigrafia con gamma cámara, que permite evaluar el tiempo de evacuación gástrica. La permanencia de la comida de prueba por más de 120 minutos en el estómago confirma el diagnóstico. Debe considerarse el costo del estudio, así como la irradiación del paciente (de baja intensidad).6 El tratamiento tiene una base dietoterápica, que en los pacientes renales deberá considerar, además, la cantidad de proteínas a incorporar (salvo que ya se encuentren en diálisis), pero que fundamentalmente consiste en disminuir el contenido graso (que retrasa la salida de los alimentos desde el estómago), incrementando el porcentaje de hidratos de carbono; el control glucémico se realizará con la administración de pequeñas dosis de insulina de acuerdo con los valores posprandiales. Debe indicarse el tamaño de las porciones y la frecuencia de las ingestas, aconsejándose raciones de poco volumen repartidas en 6 a 8 comidas diarias. La otra posibilidad terapéutica es la farmacológica; se ha demostrado la eficacia de numerosas drogas: Cisapride: administrada antes de las comidas principales, en una dosis de 10 a 20 mg, produce una franca mejoría en la evacuación gástrica. El cisapride es un agente procinético que estimula el vaciamiento gástrico a través de la liberación de acelticolina en el plexo mientérico, incrementando la actividad antral y la coordinación antroduodenal. Esta droga se contraindica en pacientes con antedecentes de arritmia cardíaca o QT prolongado. Actualmente se cuenta con el mosapride, que aparentemente no tiene efecto sobre la función cardiaca. Metoclopramida: de utilidad en períodos cortos, dado que su administración crónica se asocia con síntomas neurológicos, ya que esta droga atraviesa la barrera hematoencefálica y produce extrapiramidalismo. La dosis recomendada es de 10 mg, 30 a 60 minutos antes de las comidas. En los pacientes que se encuentran en diálisis peritoneal continua ambulatoria, la metoclopramida puede administrarse por vía intraperitoneal.7 Domperidona: presenta una respuesta semejante a la metoclo- Actualización de guías para el tratamiento de los pacientes diabéticos con insuficiencia renal pramida, pero sin síntomas neurológicos, ya que no actúa a nivel central. El mecanismo de acción se basa en el antagonismo a los receptores dopaminérgicos D2, sin actividad colinérgica. Dosis de 20 a 40 mg, 3 veces por día, administrada 30 minutos antes de las comidas. En general, se prefiere utilizar este medicamento en aquellos pacientes que no han respondido a las otras drogas, administrándola por vía parenteral, en una dosis de 3 mg/kg/peso cada 8 horas.6 Diarrea neurogénica Con algunas características típicas, como la diarrea de heces líquidas, a predominio nocturna, acompañada con incontinencia esfinteriana, se observa más frecuentemente en hombres diabéticos, con larga evolución de la enfermedad y mal control glucémico crónico. Deben descartarse otros procesos patológicos antes de realizar el diagnóstico de diarrea neurogénica, por lo que se aconseja una evaluación del intestino delgado y del colon con estudios radiológicos y análisis físicoquímicos y bacteriológicos de materia fecal. Esta diarrea suele tener períodos de agudización seguido de otros de acalmia. El tratamiento básicamente, además de evitar los alimentos que aumenten el contenido acuoso de las heces, debe recurrir a la antibioticoterapia, ya que se comporta como un síndrome de asa ciega con proliferación bacteriana, por lo que la administración de tetracilina o ciprofloxacina, en dosis adecuadas a la función renal, han demostrado ser de utilidad en los períodos agudos.8 Otro fármaco utilizado como alternativa, es la colestiramina (quelante de sales biliares), con un probable efecto adherente de toxinas bacterianas.4 Compromiso genitourinario La vejiga neurogénica puede diagnosticarse por medios instrumentales, pero si el paciente mantiene la diuresis habitual, la medición del volumen de la 1era micción matinal, si es mayor a 400 ml, da la pauta de la retención vesical. La ecografía de vejiga, con búsqueda de residuo posmiccional, permite acercarse al diagnóstico de manera no invasiva. No se aconsejan estudios contrastados, ya que pueden deteriorar aún más la función renal. Una observación que puede orientar a la búsqueda de vejiga neurogénica es la presencia de infecciones urinarias a repetición. Además debe interrogarse sobre disfunción eréctil en el hombre o dispareunia en la mujer diabética premenopáusica, ya que como se comparten los mismos centros neurológicos periféricos, es lógico hallar el compromiso de la función vesical frente a estas alteraciones de la esfera sexual. El tratamiento de la vejiga neurogénica requiere la reeducación miccional del paciente y, si es necesario, la realización de maniobras de autocateterización varias veces por día. Las infecciones urinarias deberán ser atacadas con antibióticos que no deterioren aún más la función renal, adaptando las dosis al filtrado glomerular, cuando el paciente no está dializándose. Con respecto a la disfunción eréctil, esta complicación alcanza al 50% de los hombres diabéticos de más de 20 años de evolución de la enfermedad. Deben descartarse otras causas que la puedan provocar, como factores psicológicos, drogas, lesiones neurológicas no diabéticas. Generalmente la etiología es mixta, con afectación del parasimpático sacro, asociada a la disfunción vascular. La disfunción eréctil puede ser tratada con fármacos de aplicación local como supositorios intrauretrales de postaglandinas, las que al difundir a través de los plexos cavernosos favorecen la tumescencia peneana. También se ha utilizado durante mucho tiempo la inyección intravenosa de sustancias vasoactivas como la fentolamina y la papaverina, debiendo ser instruido el paciente en la técnica. Desde hace unos años se viene utilizando con buenos resultados el sildenafil, el cual ha demostrado ser de utilidad en el 60% de los pacientes diabéticos, los que de acuerdo con estudios controlados prefirieron la dosis de 100 mg.9 El sildenafil es también efectivo en pacientes urémicos en tratamiento dialítico o después del trasplante renal y constituye una posibilidad terapéutica que puede ayudar a resolver uno de los principales aspectos que hacen al desarrollo normal de la vida de los pacientes.10 Conclusiones Es lógico suponer que los diabéticos con insuficiencia renal avanzada tienen una larga evolución de la enfermedad de base, lo que implica un mayor riesgo de padecer NA. Esta complicación compromete seriamente la expectativa de vida de los pacientes (más posibilidades de padecer muerte súbita), así como su calidad de vida. Si a esto se le suma las alteraciones propias de la enfermedad renal, se comprenderá el exceso de morbimortalidad de estas personas. Las medidas terapéuticas aquí anunciadas pueden ayudar a mejorar en algún grado esta situación, aunque debe tenerse como objetivo, desde el comienzo de la diabetes, la prevención de la aparición de ambas complicaciones, tanto la nefropatía como la neuropatía autonómica. Bibliografía 1. Consenso de Neuropatía. Revista de la Sociedad Argentina de Diabetes 1998;32(2):59. 87 Volumen IV - Número 2 - Año 2006 2. Edwing D, Clarke B. Diagnosis and management of diabetic autonomic neuropathy. Br Med J 1982;285:916. 3. Bousquet P. Receptores I1, función cardiovascular y metabolismo, Simposio Sistema nervioso simpático, receptores imidazolínicos I1, hipertensión y trastornos metabólicos. 16º Reunión Científica de la American Society of Hypertension. San Francisco, mayo 2001. 4. Fuente G. Neuropatía diabética. En: Temas de terapéutica clínica 2001. Editores: Lasala F., Gherardi C., Sagasta C. Editorial Akadia; 2001. 5. Ziegler D. Diabetic cardiovascular autonomic neuropathy. 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