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UN CASO DE ISQUEMIA RENAL AGUDA DE ORIGEN TROMBÓTICO Carmen María Muñoz Corchuelo Juan Pérez Bretones Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid (FMUAM) I. INTRODUCCIÓN La nefropatía vascular o enfermedad renal vascular es un término utilizado para englobar las alteraciones renales asociadas a patología vascular y relacionadas con la hipertensión arterial (HTA) o con la arteriosclerosis. Las dos entidades más representativas son las nefroesclerosis (o nefroangioesclerosis) y la enfermedad aterosclerótica de las arterias renales. Esta última, cuando alcanza un grado crítico de afectación bilateral y aparece deterioro de la función renal se denomina nefropatía isquémica 1. El infarto renal es un cuadro muy poco frecuente, resultado de la obstrucción o de la disminución del flujo arterial renal. Ocurre más a menudo entre la sexta y la octava década de la vida 2 y típicamente se halla en pacientes con: a) Patología vascular aortorrenal: aterosclerosis, aneurismas, disección, displasia fibromuscular o vasculitis. b) Patología renal: síndrome nefrótico y glomerulonefritis. c) Tromboembolismo causado por: fibrilación auricular, endocarditis, un estado de hipercoagulabilidad o tras un cateterismo 3. El infarto renal es una entidad infradiagnosticada, ya que a menudo se presenta con manifestaciones similares a las de otras patologías, como pielonefritis, cólico renal, abdomen agudo, tromboembolismo pulmonar, ruptura de aneurisma de aorta o lumbalgia 4. Ante un posible caso de infarto renal, es fundamental su inclusión en el diagnóstico diferencial y realizar cuanto antes las pruebas diagnósticas necesarias para su confirmación e instaurar el tratamiento de forma precoz, ya que la demora diagnóstica favorece la insuficiencia renal crónica post-infarto. UN CASO DE ISQUEMIA RENAL AGUDA DE ORIGEN TROMBÓTICO Carmen Mª Muñoz Corchuelo Juan Pérez Bretones FMUAM Se ha estimado que la nefropatía isquémica podría ser una de las principales causas de insuficiencia renal terminal. En los informes recientes de los registros de diálisis y trasplante, la enfermedad renal vascular subyace en un 26% de los casos en EE.UU. y un 16,4% en Europa. En España este trastorno ocasiona un 19% de los casos de tratamiento renal sustitutivo 1. La sospecha diagnóstica de infarto renal debe ser tenida en cuenta ante un cuadro clínico de dolor de flanco no filiado, especialmente en pacientes con factores de riesgo para esta enfermedad. A continuación presentamos el caso de un paciente que acude al Servicio de Urgencias con dolor de flanco para su evaluación y posteriormente tratamos los principales aspectos que deben ser considerados acerca de esta entidad. II. EXPOSICIÓN DEL CASO CLÍNICO Paciente de 78 años, varón, que acude al Servicio de Urgencias por un cuadro de dolor abdominal de tipo cólico de gran intensidad, localizado en flanco derecho que se irradia a fosa iliaca derecha e hipogastrio. Refiere haber sufrido en las últimas 48 horas un cuadro de malestar general, asociado a estreñimiento y varios episodios de náuseas y vómitos de tipo alimentario. Su historia clínica incluye antecedentes de obesidad, hábito tabáquico de 2-3 cig/día, depresión, episodios de vértigo paroxístico posicional benigno, hemorragia digestiva baja, colitis isquémica y extrasistolia ventricular y supraventicular. No presenta antecedentes de hipertensión arterial (HTA), ni diabetes mellitus ni dislipemia. Entre sus antecedentes quirúrgicos aparece una intervención con artrodesis L4-L5 con tornillos pediculares y barras laterales en 2012 a causa de una hernia discal L4-L5 con estenosis del canal lumbar. Su medicación habitual está compuesta por sulpirida, bromazepam, Adiro® y omeprazol. En la exploración física realizada en el departamento de urgencias el paciente muestra las siguientes constantes vitales: temperatura corporal de 37,5ºC, tensión arterial de 148/70 mmHg, frecuencia cardiaca de 61 latidos por minuto, frecuencia respiratorio de 20 respiraciones por minuto y una saturación basal de oxígeno del 98%. UN CASO DE ISQUEMIA RENAL AGUDA DE ORIGEN TROMBÓTICO Carmen Mª Muñoz Corchuelo Juan Pérez Bretones FMUAM El paciente se mostraba alerta, eupneico, normohidratado, bien perfundido y coloreado. Al examen, el abdomen se encuentra blando, depresible, globuloso y timpánico a la percusión, con ruidos hidroaéreos positivos, doloroso a la palpación en flanco derecho y fosa iliaca derecha. No se detectan masas ni megalias ni signos de irritación peritoneal. Puñopercusión renal derecha positiva. El resto de la exploración fue normal. Entre las pruebas complementarias llevadas a cabo por el servicio de urgencias, se solicitó una analítica de sangre en la que aparecen: leucocitosis (17.000 leucocitos/mm3) con predominio de neutrófilos, una creatinina de 2,42 mg/dL (rango normal: 0,7-1,3 mg/dL), un filtrado glomerular estimado por CKD-EPI de 25ml/min/1,73m2, una urea de 70 mg/dL (rango normal: 10-50 mg/dL), una elevación del enzima lactato deshidrogenasa – LDH – con un valor de 520 U/L (rango normal: 100- 220 U/L) y unas transaminasas ligeramente elevadas (aspartato aminotrasnsferasa – AST – de 61 U/L [rango normal 4-38 U/L] y una alanina aminotransferasa – ALT – de 43 U/L [rango normal 5-41 U/L]). Asimismo, se solicitó al laboratorio un sistemático de orina, cuyo hallazgo más relevante fue una hematuria de 250 hematíes/µL. Además, se le llevó a cabo una ecografía urológica en urgencias [Figura 1], en la que se vio un riñón derecho de tamaño normal con grosor del parénquima conservado. No se identifican imágenes de litiasis ni dilatación del sistema colector. El riñón izquierdo muestra un tamaño y un grosor cortical normales. Se observan dos quistes corticales, sin evidencia de litiasis ni dilatación del sistema colector. Figura 1 1 UN CASO DE ISQUEMIA RENAL AGUDA DE ORIGEN TROMBÓTICO Carmen Mª Muñoz Corchuelo Juan Pérez Bretones FMUAM Dados los factores de riesgo y antecedentes vasculares del paciente se le sometió a una angiotomografía computerizada (angio-TC) abdominal con contraste intravenoso en fase arterial, venosa y de eliminación [Figuras 2 y 3]. En fase arterial se identifica un defecto de repleción en la arteria renal derecha desde su extremo proximal, en relación con un trombo intraluminal. Asimismo, se aprecia una captación parenquimatosa renal asimétrica, con marcado retraso y ausencia de eliminación del riñón derecho. Hallazgos compatibles con isquemia renal derecha. Figura 2 1 Figura 3 1 UN CASO DE ISQUEMIA RENAL AGUDA DE ORIGEN TROMBÓTICO Carmen Mª Muñoz Corchuelo Juan Pérez Bretones FMUAM Con el diagnóstico de infarto renal derecho el paciente fue anticoagulado con heparina sódica subcutánea y puesto a cargo del Servicio de Nefrología, donde permaneció ingresado 18 días. Durante este ingreso, se continuó con la anticoagulación por vía oral con Sintrom®, manteniéndose valores de INR superiores a 3. Valorado Radiología por el Vascular, se Servicio de realizó una arteriografía renal [Figura 4] en la que se objetiva arterial un enlentecimiento derecho con del escasos flujo vasos polares inferiores y microtrombos. Se confirma así la oclusión total de la misma, pero se desestima procedimiento terapéutico. Figura 4 El paciente 1persiste asintomático con buen estado general, permanece hemodinámicamente estable y muestra una mejoría progresiva de la función renal hasta estabilizarse en valores de creatinina de 1,77mg/dL y un filtrado glomerular estimado por CKD-EPI de 36ml/min/1,73m2. Por otro lado, una gammagrafía renal realizada con 99mTc-DMSA en proyecciones anterior y posterior [Figura 5] demuestra un riñón izquierdo de morfología y situación normal con tejido cortical funcionante de distribución normal. Por el contrario, el riñón derecho se identifica con dificultad, de menor tamaño y con una captación parenquimatosa muy leve, que representa una función relativa del 6%. Figura 5 1 UN CASO DE ISQUEMIA RENAL AGUDA DE ORIGEN TROMBÓTICO Carmen Mª Muñoz Corchuelo Juan Pérez Bretones FMUAM Con el diagnóstico confirmado de infarto renal derecho de origen trombótico y tras la valoración por parte del Servicio de radiología vascular, se decidió tratamiento conservador siendo dado de alta con las siguientes prescripciones: ingesta hídrica de 2 litros diarios, Dacortín® 5mg/día durante cinco días, enalapril 10 mg/día, Sintrom® 2mg/día y omeprazol 20mg/día. Se contraindica la administración de antiinflamatorios no esteroideos (AINE). III. DISCUSIÓN Diagnóstico etiológico del infarto renal agudo Como se comentó anteriormente en la introducción, el origen del infarto renal puede hallarse en una patología vascular aortorrenal, una patología renal o en un fenómeno tromboembólico. Dados los antecedentes y la clínica de nuestro paciente, la sospecha etiológica del cuadro se acotó a dos posibilidades dentro de una nefropatía vascular: trombosis (aterosclerosis) o tromboembolismo de la arteria renal derecha. Para aproximarse a la opción más probable es importante atender a los diferentes factores predisponentes de uno y otro cuadro 5 que se exponen a continuación (Tabla 1): ORIGEN ATEROSCLERÓTICO ORIGEN EMBÓLICO Sexo masculino Fibrilación auricular Edad avanzada Valvulopatía Patología aterosclerótica de base Infarto agudo de miocardio previo Factores de riesgo cardiovascular Factores de riesgo cardiovascular Antecedentes de cardiopatía isquémica Hallazgos ecocardiográficos de trombos murales, dilatación auricular Accidente cerebrovascular Estados de hipercoagulabilidad (tumores, coagulopatías, etc.) Tabla 1.- Factores predisponentes de un infarto trombótico versus embólico. Con respecto al caso que nos ocupa, los factores de riesgo cardiovascular del paciente (sexo masculino, edad avanzada, tabaquismo, obesidad) y sus antecedentes ateroscleróticos (colitis isquémica) nos llevan a decantarnos por un infarto renal de origen aterosclerótico. UN CASO DE ISQUEMIA RENAL AGUDA DE ORIGEN TROMBÓTICO Presentación clínica del infarto renal agudo Carmen Mª Muñoz Corchuelo Juan Pérez Bretones FMUAM El cuadro clínico inicial es variable y depende de la evolución cronológica y la magnitud del problema oclusivo. La trombosis y el infarto agudo como los que aparecen después de una embolia provocan dolor de costado repentino, fiebre, hematuria, leucocitosis, náuseas y vómito. En caso de infarto las enzimas renales se elevan, especialmente la AST, la LDH y la fosfatasa alcalina, que se elevan y descienden en ese orden. Después del infarto también se eleva la concentración urinaria de LDH y fosfatasa alcalina 6. La función renal se deteriora rápidamente en el caso de que sea bilateral o se trate de riñón único, mientras que la oclusión gradual (de origen aterosclerótico) de una sola arteria renal puede pasar inadvertida. Entre ambos extremos los cuadros iniciales son muy variables. Después del infarto renal, casi siempre aparece hipertensión y es consecuencia de la liberación de renina en la zona que rodea la necrosis. Esta hipertensión suele ser transitoria pero persistente. Diagnóstico diferencial La poca especificidad del cuadro y la escasa clínica que da en ocasiones, así como su baja frecuencia, hacen que a menudo no sea tenido en cuenta en el diagnóstico diferencial inicial 7. Esto provoca un retraso en la confirmación de una entidad en la que el tiempo es un elemento clave para lograr salvar la funcionalidad del riñón comprometido. La posibilidad del infarto renal debe ser tenida en cuenta ante un cuadro de dolor de flanco y/o abdominal. Así, esta opción ha de ser considerada ante la sospecha de diversas patologías tanto quirúrgicas – apendicitis, diverticulitis, torsión gonadal, rotura de aneurisma de aorta – como no quirúrgicas – isquemia mesentérica, nefrolitiasis, pielonefritis 8. Tratamiento El tratamiento óptimo para el infarto renal tanto por trombosis in situ como de causa tromboembólica, no está claramente establecido por la falta de estudios comparativos al tratarse de una patología inusual. Como posibilidades terapéuticas figuran en la literatura: UN CASO DE ISQUEMIA RENAL AGUDA DE ORIGEN TROMBÓTICO • Carmen Mª Muñoz Corchuelo Juan Pérez Bretones FMUAM Anticoagulación sistémica: actúa permitiendo que los mecanismos de fibrinólisis fisiológica lleven a cabo su función y evita que se establezca la trombosis secundaria a la estasis sanguínea. Se recomienda la infusión de heparina intravenosa de inicio, seguida de un tratamiento indefinido con un anticoagulante oral 9, Sintrom®, en los regímenes de INR establecidos, de 2.0–3.0. • Tratamiento quirúrgico: embolectomía por arteriotomía y bypass aortorenal, íleo-renal o espleno-renal. • Fibrinólisis: sistémica o intraarterial. • Técnicas alternativas: embolectomía percutánea transfemoral, aspiración percutánea transcatéter (émbolos distales) y angioplastia transluminal percutánea (estenosis asociada) 10 . En general, estas opciones quedan contraindicadas para aquellos individuos con atrofia renal o historia de isquemia prolongada 11. El daño renal desencadena a menudo un estado hipertensivo mediado por un incremento de renina. Por esto, tanto los pacientes hipertensos a priori como los de nueva aparición se benefician del tratamiento con fármacos antihipertensivos 12, particularmente con inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina II (IECA) o los antagonistas del receptor de angiotensina II (ARAII). En términos generales, en la enfermedad de un solo riñón convienen las medidas de apoyo y el uso de anticoagulantes. En la trombosis bilateral aguda, los tratamientos tanto médicos como quirúrgicos generan resultados similares 6. Pronóstico Las secuelas más habituales del infarto renal son la pérdida de la función renal y la hipertensión persistente. Sin embargo, muchos pacientes mantienen una función renal normal sin hipertensión permanente. UN CASO DE ISQUEMIA RENAL AGUDA DE ORIGEN TROMBÓTICO Carmen Mª Muñoz Corchuelo Juan Pérez Bretones FMUAM Algunos estudios afirman que el nivel de creatinina presentado en el momento del ingreso es un factor pronóstico destacado, ya que se relaciona directamente con el tiempo de ingreso de manera significativa 13. La variabilidad pronóstica depende principalmente de si la afectación es unilateral o bilateral, de la extensión del parénquima afectado, del tiempo transcurrido desde el inicio del cuadro hasta el diagnóstico y la instauración precoz del tratamiento. Por otro lado, se han descrito episodios embólicos de repetición, lo que ensombrece el pronóstico. Conclusión En términos generales, el infarto renal agudo es infrecuente y quizá por eso, así como por su presentación inespecífica, a menudo no es tenido en cuenta como posible diagnóstico. El diagnóstico de infarto renal debe ser considerado ante la presentación de la siguiente triada clínica: dolor abdominal o de flanco persistente, elevación de LDH sérica y/o hematuria y riesgo de evento trombótico o tromboembólico 14. Ante la sospecha de este cuadro, se debe plantear la realización de una angio-TC y, si esta apoya el diagnóstico, una arteriografía para su confirmación final. Además, se recomienda practicar una gammagrafía renal para el seguimiento y la evaluación de la funcionalidad renal residual. En los casos en que el origen del infarto sea incierto, se recomienda una evaluación en busca de trombos auriculares o tumores que puedan ser responsables de un estado de hipercoagulabilidad. Una vez diagnosticado, la anticoagulación precoz cuadro mejorando la función renal. ayuda a revertir el UN CASO DE ISQUEMIA RENAL AGUDA DE ORIGEN TROMBÓTICO Carmen Mª Muñoz Corchuelo Juan Pérez Bretones FMUAM IV. BIBLIOGRAFÍA 1. Gorostidi M, Marín R. Nefropatía vascular. 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