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Digestivo, 2012; 1(1): 48-58 ARTÍCULO DE REVISIÓNRev Mex de Cirugía del AparatoRevista Mexicana de Cirugía del Aparato CIRUGÍA GENERAL Control glicémico estricto vs. control glicémico convencional en pacientes sometidos a cirugía abdominal, no hepática ni pancreática José de Jesús Gutiérrez-Baños,* Javier García-Álvarez,† Brenda Guadalupe Herrera-León,‡ Carlos Cruz-Rubín,* Andrea Toledo-Lugo§ * Médico residente, Cirugía General, Hospital Juárez de México. † Jefe de Servicio de Cirugía General, Hospital Juárez de México. ‡ Médico pasante, Programa Nacional de Servicio Nacional en Investigación en Salud, Instituto de Oftalmología, Fundación Conde de Valenciana. § Estudiante de Medicina General, Universidad Autónoma de Tlaxcala. Strict glycemic control versus conventional glycemic control in patients with non pancreatic and non hepatic abdominal surgery Revista Mexicana de Cirugía del Aparato Digestivo / Vol. 1, Núm. 1 / Julio-Septiembre, 2012 / p. 48-58 RESUMEN ABSTRACT Existen distintos padecimientos, crónicos o agudos, así como situaciones especiales en pacientes hospitalizados, cuyos mecanismos fisiopatológicos convergen en una entidad bien estudiada llamada hiperglucemia, tal es el caso de la diabetes mellitus, la infección local, el síndrome de respuesta inflamatoria sistémica, sepsis, tratamiento con drogas contrarreguladoras de la insulina, agentes anestésicos locales y generales, entre otros. El impacto provocado por el mal control glicémico en pacientes hospitalizados es alto según series publicadas por los Centers of Disease Control and Prevention y la American Diabetes Association, y no sólo se limita al rubro económico, sino que prolonga la estancia intrahospitalaria, además de aumentar consistentemente el índice de infección en el sitio de herida quirúrgica, dehiscencia de la misma, infarto agudo al miocardio, lesión renal aguda y evento vascular cerebral, entre otros. Los pacientes ingresados por padecimientos que requieren cirugía son aún más susceptibles de sufrir mal control glicémico con las repercusiones anteriormente citadas; a esto se suma la alta incidencia de diabetes mellitus en México. Es necesario investigar de manera intencionada las alternativas para disminuir las complicaciones a las que se sujeta este grupo de pacientes en particular. There are different conditions, chronic or acute, and special situations in hospitalized patients whose pathophysiological mechanisms converge in a wellstudied entity called hyperglycemia such as: diabetes mellitus, local infection, systemic inflammatory response syndrome, sepsis, steroids, amines, local and general anesthetic agents and others. The impact caused by poor glycemic control in hospitalized patients is quite high according to reports published by the Centers of Disease Control and Prevention and the American Diabetes Association and is not limited to economic category but also prolongs the hospital stay as well as increasing consistently infection rate in the surgical wound site, dehiscence, acute myocardial infarction, acute renal injury and stroke among others. Patients admitted for conditions that require a surgical procedure are even more susceptible to bad glycemic control with the aforementioned effects also add to this the high incidence of diabetes mellitus in Mexico. It is therefore necessary to investigate alternative ways to reduce the complications that are subject to this particular patient group. In this review we propose evidence-based treatments for strict glycemic control in different conditions of daily abdominal surgical Correspondencia: Dr. José de Jesús Gutiérrez-Baños Departamento de Cirugía General, Hospital Juárez de México Av. Instituto Politécnico Nacional, Núm. 5160, Col. Magdalena de las Salinas, Deleg. Gustavo A. Madero, C.P. 07760, México, D.F. Tel.: 5747-7560. Correo electrónico: josedejesusgb@hotmail.com 48 Gutiérrez-Baños JJ, et al. Control glicémico estricto vs. convencional Rev Mex de Cirugía del Aparato Digestivo, 2012; 1(1): 48-58 En esta revisión se proponen tratamientos basados en la evidencia para el control glicémico estricto en distintas condiciones de la práctica quirúrgica abdominal diaria, mismos que se pretenden aplicar en pacientes con padecimientos no hepáticos y no pancreáticos. practice same as they are applied in patients with nonhepatic and non-pancreatic diseases. Palabras clave: Diabetes mellitus, drogas contrarreguladoras, hiperglucemia, insulina, control estricto, agentes anestésicos, infección, sepsis, síndrome de respuesta inflamatoria sistémica. Key words: Diabetes mellitus, steroids, amines, hyperglycemia, insulin, strict control, anesthetic agents, infection, sepsis, systemic inflammatory response syndrome. INTRODUCCIÓN La diabetes mellitus (DM) se define como una enfermedad crónica y degenerativa cuyos mecanismos fisiopatológicos, de manera independiente a su tipo, culminan en hiperglucemia, con manifestaciones agudas y crónicas.1 Existen cuatro diferentes tipos de DM bien clasificados: • • • • Tipo 1. El mecanismo fisiopatológico que genera hiperglucemia es la incapacidad pancreática para producir insulina. Tipo 2: El mecanismo por el cual se provoca la hiperglucemia es la disminución en la efectividad de la insulina secretada por las células beta (resistencia a la insulina). DM secundaria a enfermedades sistémicas. DM gestacional. Las guías internacionales han publicado los criterios diagnósticos para la enfermedad que constan de cuatro métodos para detectarla, a saber: dos glucemias capilares al azar, cuyo resultado sea > 200 mg/dL, glucemia en ayunas (8 h) > 126 mg/dL, además de hemoglobina glicosilada > 6.5%, así como prueba de tolerancia oral a la ingestión de 75 g de glucosa con control a las 2 h > 200 mg/dL. En distintas series se ha observado que los pacientes con diabetes son más susceptibles a ingresar a un centro hospitalario que el resto de la población; asimismo, cursan con mayor probabilidad de comorbilidades en dicho ingreso, tales como infección, prolongación de la estancia intrahospitalaria, falla renal aguda, etc.2 Actualmente existen distintas series que aseguran que el control glicémico estricto en pacientes sometidos a cirugía cardiotorácica, así como neurocirugía, mejora la sobrevida de los individuos involucrados; también reduce el tiempo promedio de estancia intrahospitalaria. Sin embargo, no se cuenta con evidencia suficiente para aplicar dichas aseveraciones a la cirugía general y en concreto a la cirugía abdominal.3 El abordaje de pacientes sometidos a cirugía abdominal involucra a distintas comorbilidades que culminan en procesos hiperglucemiantes, tales como infección, síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SRIS), sepsis, falla orgánica múltiple, tratamiento con fármacos hiperglucemiantes conocidos como epinefrina y otras aminas vasoactivas, esteroides y anestésicos generales. Por otro lado, existen agentes farmacológicos que bloquean la respuesta fisiológica del organismo a los cambios glicéricos, tales como agentes bloqueadores B adrenérgicos que reducen la respuesta mediada por epinefrina a la hipoglicemia.4 Es importante entender que el control glicémico estricto conlleva el cuidado y prevención de hiperglucemias e hipoglucemias, pues el daño celular se debe a ambas situaciones.5 El mecanismo del daño se trata más adelante. Se han ideado distintas formas para mantener un control glicémico adecuado, probándose distintos esquemas, entre ellos el control glicémico convencional que supone dosificaciones de rescate de insulina de acción rápida de acuerdo con la glucometría capilar. Otra opción supone el control por reposición fisiológica, así como la infusión continua de insulina de acción rápida (métodos de control glicémico estricto). El método de reposición fisiológica consiste en administrar insulina NPH en dosis calculadas de acuerdo con el peso y comorbilidades (obesidad, infección, etc.) para mantenimiento basal, así como bolo de insulina de acción rápida prandial además del esquema de insulina de corrección, el cual se agrega a la insulina prandial de acuerdo con glicemia capilar sliding scale control. El control glicémico mediante infusión continua de insulina de acción rápida generalmente se utiliza en Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Estos esquemas se describen ampliamente en párrafos siguientes. El rango de la glucometría del paciente es controversial; se ha observado que la evidencia acerca del control glicémico mediante infusión continua de insulina regular (IR) en pacientes de UCI no ha demostrado de manera contundente ser benéfico. Los siguientes blancos glicémicos se pueden considerar adecuados de acuerdo con la evidencia recabada en grandes series:6-9 Gutiérrez-Baños JJ, et al. Control glicémico estricto vs. convencional 49 Rev Mex de Cirugía del Aparato Digestivo, 2012; 1(1): 48-58 • • Pacientes ICU: 140-180 mg/dL, utilizando infusión IV de IAR. Paciente hospitalizado: 100-140 preprandial, 100-180 al azar. IMPORTANCIA DEL CONTROL GLICÉMICO ESTRICTO En series recientes se ha evidenciado que el adecuado control glicémico en pacientes hospitalizados reduce el costo y el tiempo de estancia intrahospitalaria. En Estados Unidos los Centers of Disease Control and Prevention (CDC) afirman que 8.2% de la población mayor de 20 años en ese país se ha diagnosticado con diabetes mellitus. El gasto para atención médica del padecimiento sin contar gastos en prevención se aproxima a los 91.8 billones de dólares; de éstos, 24.6 billones se utilizan en la atención de complicaciones agudas y crónicas con un costo para complicaciones cardiovasculares de 17.6 billones de dólares. En ese mismo país el costo de la estancia intrahospitalaria para personas con diabetes mellitus se incrementa a 6,309 dólares en comparación con el costo por internamiento de una persona que no cuenta con la enfermedad (casi 2,971 dólares). Es probable que la atención intrahospitalaria de la glucemia, así como de las complicaciones agudas y crónicas que de ella se susciten, conlleve a la disminución en días de estancia intrahospitalaria en pacientes sometidos a control estricto, dado que según la evidencia es probable que se reduzca la incidencia de lesión renal aguda, infección, sepsis, cetoacidosis diabética (CAD), coma hiperosmolar hiperglucémico (CHH), infarto de miocardio, así como evento vascular cerebral (EVC).10 EVIDENCIA DEL CONTROL GLICÉMICO ESTRICTO EN COMPLICACIONES POSQUIRÚRGICAS Son muchas las complicaciones postoperatorias (Cuadro 1) y éstas se evidencian desde la perspectiva local y la sistémica; sin embargo, sólo algunas se han vinculado firmemente y con evidencia sólida al mal control glicémico como los procesos infecciosos, ya sea en el sitio de herida quirúrgica o a nivel sistémico (SRIS, sepsis), dehiscencia, neumonía postoperatoria e infección postoperatoria de vías urinarias.11-13,15 Infección en sitio de herida quirúrgica (ISHQ) Se define como la reacción inflamatoria local ante la colonización por un microorganismo. Es una causa bien conocida de morbilidad intrahospitalaria, es el tercer lugar de infecciones nosocomiales en Estados Unidos; en pacientes sometidos a procedimientos de cirugía general es la causa más común de infección (38% del total de infecciones).14 Se sabe que la DM, así como la hiperglucemia, juegan un papel importante en el desarrollo de este proceso en particular; sin embargo, se desconoce el mecanismo preciso por el cual estas situaciones aumentan la incidencia de infección (más adelante se describen de manera particular las posibles vías para el daño celular causado por hiperglucemia). El control glicémico durante las primeras 48 h del postoperatorio reduce la incidencia de ISHQ, incluso esta reducción es independiente del control glicémico preoperatorio. Ashar Ata y cols., en 2010, realizaron un estudio retrospectivo y multicéntrico en pacientes sometidos a procedimientos vasculares y de cirugía general en el cual observaron la relación entre la hiperglucemia postoperatoria y la incidencia de ISHQ para ello analizaron la evolución de 2,090 pacientes, en esta serie se concluye que la ISHQ está íntimamente relacionada con la hiperglucemia, incluso a un nivel directamente proporcional. En el presente trabajo se observa que un nivel de glicemia postoperatoria ≤ 110 arroja como resultado una incidencia de ISHQ de 1.8%; sin embargo, cuando esta cifra aumenta a más de 220 la incidencia de ISHQ es de 17.7%. Se puede observar que con el control glicémico previo al procedimiento quirúrgico disminuye la probabilidad de ISHQ. Lo anterior se hace evidente al comparar los rangos glicémicos con los porcentajes de ISHQ mostrados (≤ 110 = 5%, ≥ 220 = 15.4%). Los autores evidencian procedimientos quirúrgicos más susceptibles de infección tales como la cirugía colorrectal; asimismo, sugieren un control glicémico más estricto en estos individuos.16 Existen numerosos estudios que señalan la importancia de control glicémico estricto en relación con la incidencia de ISHQ.17,18 Cuadro 1. Complicaciones postoperatorias. Se enlistan las complicaciones más comunes en el postoperatorio inmediato. • • • • • • • 50 Locales (sitio de herida quirúrgica). Infección, dehiscencia, seroma, hematoma, dolor, íleo. Sistémicas. SRIS, sepsis, alteraciones del equilibrio hidroelectrolítico, fiebre postoperatoria de causa no infecciosa. Respiratorias. Atelectasia, neumonía, aspiración, derrame pleural, embolia (trombótica, grasa). Cardiovasculares. Arritmias, infarto agudo de miocardio (IAM). Urinarias. Retención urinaria postoperatoria, infección del tracto urinario. Sistema nervioso. Accidentes cerebrovasculares postoperatorios, edema cerebral, crisis convulsivas. Renales. Falla renal aguda (FRA), falla renal crónica (FRC). Desequilibrio hidroelectrolítico. Gutiérrez-Baños JJ, et al. Control glicémico estricto vs. convencional Rev Mex de Cirugía del Aparato Digestivo, 2012; 1(1): 48-58 Dehiscencia de herida quirúrgica Se define como la disrupción total o parcial de alguno de los planos previamente afrontados en la herida quirúrgica. Ésta ocurre en 1 a 3% de todos los procedimientos quirúrgicos abdominales. Asimismo, se han identificado factores sistémicos y locales que contribuyen al desarrollo de esta morbilidad. La DM se ha relacionado fuertemente a esta complicación; sin embargo, se ha observado que es frecuente también en sujetos mayores de 60 años, obesos e inmunosuprimidos. De nuevo el mecanismo por el cual la hiperglucemia afecta en la incidencia es desconocido e incluso existen pocas referencias al respecto.19 vo, aportaron evidencia sólida de que la colocación innecesaria de catéteres urinarios aumenta la incidencia de bacteriuria asintomática, así como infección de tracto urinario.10 Por otro lado, Frisch et al. concluyeron, mediante un estudio observacional que involucró a 3,184 pacientes quirúrgicos no cardiacos, que el aumento en la glicemia durante el periodo postoperatorio aumenta la incidencia de distintas complicaciones quirúrgicas, entre ellas la infección de tracto urinario.8 En cirugía general y sobretodo en cirugía abdominal baja es necesaria la cateterización urinaria, ya que reduce el riesgo de lesión vesical, inclusive éstos son colocados sin previa valoración del riesgo que incrementa en pacientes diabéticos y/o con bacteriuria asintomática. Neumonía postoperatoria Se define como neumonía nosocomial posterior a un procedimiento quirúrgico, se adquiere durante las primeras 48 h de la estancia hospitalaria, o bien, dos semanas después del egreso. Puede asociarse a patrón restrictivo debido a dolor torácico o abdominal posterior al procedimiento quirúrgico en cuestión, aspiración (generalmente secundaria al estado de sedación) o a ventilación mecánica asistida. Existe controversia respecto a si el adecuado control glicémico impacta en la evolución de esta complicación;20-24 sin embargo, publicaciones más recientes ofrecen evidencia de que el descontrol glicémico repercute de manera negativa en la incidencia de esta entidad.8 Infección de vías urinarias En pacientes hospitalizados la infección del tracto urinario se debe en mayor parte a la cateterización del mismo, principalmente utilizando sonda Foley, medida que representa gran utilidad para la cuantificación del gasto urinario, así como el balance hídrico; sin embargo, la causa por la cual el dispositivo provoca aumento en la incidencia de la entidad se debe generalmente al microtrauma, lesiones de mínimo espesor en el tracto urinario inferior, además de proporcionar una vía directa para la colonización bacteriana. Recientemente Leuck et al., mediante un estudio prospecti- Síndrome de respuesta inflamatoria sistémica y sepsis Dentro del espectro de lesión/infección y reacción del hospedador a la misma se encuentra la infección localizada que se define como la respuesta del tejido lesionado a la colonización bacteriana.25 Asimismo, la bacteriemia, proveniente de un foco infeccioso local, es la presencia de agentes bacterianos en el torrente sanguíneo comúnmente manifestado por signos físicos como fiebre, cefalea, etc.; cuando las manifestaciones físicas de la afección cumplen con dos o más de los criterios mostrados en el cuadro 2, éstos se atribuyen al síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SIRS). Una vez diagnosticado éste y si es factible evidenciar la presencia de un foco infeccioso se corrobora la presencia de sepsis, misma que se define como la respuesta sistémica a un proceso infeccioso generalizado. Asimismo, cuando en el paciente diagnosticado con sepsis se observan datos sugestivos de bajo gasto (hipotensión, hipoperfusión) y no se ha mostrado con respuesta a la reanimación con líquidos, se cuenta con criterios suficientes para diagnosticar choque séptico. De manera secundaria al choque séptico se pueden presentar disfunciones en órganos hipoperfundidos, situación nombrada sepsis severa (falla uniorgánica) o falla orgánica múltiple.26 Se ha observado que las complicaciones infecciosas anteriormente citadas muestran un aumento en su incidencia en pacientes con control glicémico perioperatorio deficiente,8 además de Cuadro 2. Criterios diagnósticos para síndrome de respuesta inflamatoria sistémica. Se requieren dos o más criterios para ser diagnosticado. Síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SIRS): • Frecuencia cardiaca ≥ 90 lpm. • Frecuencia respiratoria ≥ 20 o presión parcial de CO2 (PaCO2) < 32. • Temperatura > 38 o < 36 ºC. • Cuenta leucocitaria > 12,000, < 4,000 o 10% formas inmaduras (bandas). Gutiérrez-Baños JJ, et al. Control glicémico estricto vs. convencional 51 Rev Mex de Cirugía del Aparato Digestivo, 2012; 1(1): 48-58 que prolongan la estancia intrahospitalaria y los costos de la atención. Lesión renal aguda/crónica La lesión renal aguda se define como la pérdida de la función renal en un periodo de horas o días, con acumulación de creatinina, urea y otros productos del metabolismo (azoemia), asociada a disminución del volumen urinario y retención hídrica. De acuerdo con su etiología se clasifica en prerrenal (respuesta metabólica a la hipoperfusión renal), la cual se presenta con mayor frecuencia en estados relacionados con la cirugía, posrrenal (causada por nefropatía obstructiva) y renal intrínseca. La clasificación según los criterios de RIFLE y AKIN se muestra en el cuadro 3. La insuficiencia renal crónica (IRC) se define como una tasa de filtración glomerular estimada (TFGe) < 60 mL/min/ 1.73m2 o la evidencia de daño renal anatómico o funcional que persiste por tres meses o más. La causa más frecuente es DM (45%), seguida de hipertensión arterial (27%) y otros como fármacos y medio de contraste que representan 4.3% del total de etiologías de IRC. Se divide en cinco estadios de acuerdo con la TFGe (clasificación K/DOQi). Otra causa de insuficiencia renal se relaciona con la nefrotoxicidad inducida por medio de contraste y aumento de la presión intrabdominal. La primera se define como elevación de la creatinina sérica a 0.5 mg/dL o 25% del valor previo en los siguientes tres días de la inyección de medio de contraste en la ausencia de otra causa que explique el deterioro en la función renal, método de utilidad diagnostica en diversas patologías. Entre los factores de riesgo asociados con desarrollo de nefrotoxicidad se encuentra exposición repetida a medios de contraste en menos de 72 h, volumen de medio de contraste usado (> 200 mL), diabetes mellitus tipo I, creatinina sérica > 1.5 mg/dL, edad > 70 años, hipertensión arterial. La hipertensión intraabdominal se define como el incremento de la presión dentro de la cavidad abdominal por encima de 10 cmH2O. La presión intraabdominal aumentada se presenta hasta 30% en pacientes postoperados por cirugía mayor y trauma abdominal, con desarrollo de síndrome compatimental abdominal en 55% de estos pacientes. Cuando la presión intraabdominal rebasa los 15 mmHg hay disminución del flujo plasmático renal, disminución de la filtración glomerular y alteraciones de la función tubular con disfunción en la reabsorción de glucosa. La compresión de las venas renales produce disminución del flujo sanguíneo renal y de la filtración glomerular, así como incremento de la renina plasmática, de la aldosterona y proteinuria, eventos que llegan a su nivel crítico cuando la presión intraabdominal rebasa los 30 mmHg. Desde el punto de vista clínico se observa oliguria, anuria, incremento en los niveles de azoados con desproporción urea/ creatinina y disminución en la depuración de creatinina. La insuficiencia renal aumenta la mortalidad intrahospitalaria. En los pacientes no diabéticos, el control estricto perioperatorio de glucosa en sangre se asocia con una reducción significativa de insuficiencia renal postoperatoria e insuficiencia cardiaca después de la cirugía, de acuerdo con los criterios RIFLE; también se asocia con una necesidad menor de diálisis postoperatoria y reduce la mortalidad a 30 días. BASES MOLECULARES DE LOS MECANISMOS DE DAÑO EN HIPERGLUCEMIA E HIPOGLUCEMIA Es importante comprender que el daño tisular ejercido por el mal control glicémico no es exclusivo de la hiperglucemia, Cuadro 3. Clasificación de RIFLE y AKIN para lesión renal aguda. 52 RIFLE (estadio) AKIN (estadio) Creatinina sérica Gasto urinario R: Riesgo 1 Incremento de la cretinina de 1.5 a 2.0 veces el valor basal. < 0.5 mL/kg/h durante 6 h. I: Lesión 2 > 2.0 a 3.0 veces el valor basal. < 0.5 mL/kg/h durante 12 h. F: Falla 3 > 3.0 veces el valor basal o Cr > 4 mg/dL con un incremento agudo > 0.5 mg/dL o el inicio de terapia sustitutiva. < 0.3 mL/kg/h durante 24 h o anuria durante 12 h. L: Pérdida - Falla renal persistente mayor a cuatro semanas. - E: Enfermedad renal terminal - Falla renal persistente mayor a tres meses. - Gutiérrez-Baños JJ, et al. Control glicémico estricto vs. convencional Rev Mex de Cirugía del Aparato Digestivo, 2012; 1(1): 48-58 es parte de un espectro reducido de regulación normado por una serie de mecanismos homeostáticos poco conocidos.27,28 Distintos autores compararon las repercusiones de estados tanto hiperglucémicos como hipoglucémicos. Las vías de daño celular y subcelular provocadas por el mal control glicémico han sido poco comprendidas; sin embargo, aquí se muestran algunas de las más características.27-31 Acumulación de productos de la glicosilación avanzada Durante la hiperglicemia se agregan polímeros formados por carbohidratos y proteínas. Estas modificaciones se producen durante la hiperglucemia crónica y son causadas por la interacción de la glucosa y de otros como la fructosa y la glucosa-6-fosfato o sus derivados con las proteínas, ácidos nucleicos y lípidos, para formar productos de glicación avanzada, conocidos como AGE. Los AGEs no sólo causan afección por alterar la estructura y función de las proteínas, sino también por su acción sobre algunos receptores específicos. Se han descrito receptores para los AGEs en numerosas células, incluyendo monocitos, macrófagos, células endoteliales, células mesangiales, pericitos, podocitos, neuronas periféricas y a la microglía.32 Incremento en la actividad de la vía del sorbitol Durante los estados hiperglucémicos, y en tejidos que no necesariamente requieren a la insulina como transportador de glucosa, se vierte el metabolismo glicémico sobre varias vías, la más conocida es la del sorbitol. La acumulación de sorbitol, debido a su incapacidad para difundir con facilidad al exterior, conduce a un aumento de estrés osmótico en las células. Aumento del estrés oxidativo El estrés oxidativo está íntimamente vinculado a la glicación, por lo cual la acción combinada de estos dos procesos se conoce como glucooxidación. Las ERO conducen también a modificaciones estructurales de las proteínas, originando compuestos en ocasiones similares a los productos de glicación. Además, los compuestos resultantes de la lipoperoxidación, como el malondialdehído, se pueden unir a las proteínas y amplificar el daño inducido por la glucooxidación. La generación de las ERO se encuentra aumentada tanto en la diabetes tipo 1 como en la 2, y en modelos experimentales, aun antes de que las complicaciones diabéticas sean evidentes. Se ha sugerido que el surgimiento de la diabetes y el desarrollo de resistencia a la insulina y de las complicaciones tardías de la diabetes están estrechamente asociados al estrés oxidativo.33 TRATAMIENTO DE LA HIPERGLUCEMIA EN PACIENTES HOSPITALIZADOS Situación fisiológica La hiperglucemia parece desempeñar un papel importante como medida de seguridad para evitar las hipoglucemias. Durante la hospitalización, además de los factores de riesgo clásicos de hipoglucemia,34 están presentes factores de riesgo adicionales: reducción repentina de la dosis de corticoides, capacidad alterada de los pacientes para detectar los síntomas, reducción de la ingesta oral, vómitos, reducción o retirada de la nutrición parenteral/enteral o la glucosa IV. La conciencia alterada por la anestesia también alteraría los síntomas hipoglucémicos típicos. Por tanto, la hipoglucemia, aunque infrecuente, es un motivo de preocupación importante en los pacientes hospitalizados con diabetes y es una barrera importante en la optimización del control glicémico en la hospitalización. La inercia clínica, que lleva a la no modificación del tratamiento cuando la situación lo requiere, es especialmente acentuada con la utilización de las pautas de insulina rápida sin insulina basal; si se prescriben al ingreso del paciente es muy probable que se mantengan durante la estancia hospitalaria aunque el control sea deficiente. Durante la respuesta metabólica al estrés quirúrgico (específicamente en la fase flor) es donde se recupera el volumen sanguíneo y aumenta el gasto cardiaco, mejorando la hipoperfusión y la anoxia; al oxigenarse mejor los tejidos se incrementa el gasto metabólico basal.35 En esta fase surge una hiperglucemia provocada por dos procesos distintos: aumento de la producción de glucosa, además de niveles elevados de insulina debido a la hiperglucemia y a la resistencia de los tejidos a ésta. Como se mencionó al definir la situación de estrés, hay una respuesta neuroendocrina que afecta a la insulina, a los ejes somatotropo, hipotálamo-hipófiso-suprarrenal, lactotropo, tirotropo y gonadotropo y a las citosinas, y que regula todo el proceso metabólico tras la agresión. El manejo de la hiperglucemia en pacientes hospitalizados ha obtenido mayor interés en los últimos años, hay evidencia de que un buen control de la glucosa durante este estado puede tener un efecto beneficioso sobre los resultados de los pacientes. En 2009 el último consenso de la American Diabetes Association (ADA) y la Asociación Americana de Endocrinólogos Clínicos (AACE)36 establecieron los objetivos de control glucémico para pacientes hospitalizados no críticos: glucemia preprandial < 140 mg/dL y al azar < 180 mg/dL. Las posibles causas de la hiperglucemia en pacientes hospitalizados incluyen enfermedades relacionadas con el Gutiérrez-Baños JJ, et al. Control glicémico estricto vs. convencional 53 Rev Mex de Cirugía del Aparato Digestivo, 2012; 1(1): 48-58 estrés metabólico, la nutrición parenteral y la farmacoterapia. Como efectos nocivos de la hiperglucemia están el depósito de productos finales de glicosilación avanzada, engrosamiento de la membrana basal capilar, la función inmune deficiente, estrés oxidativo, metabolismo alterado de lípidos, cambios protrombóticos, activación de la proteína quinasa C-Beta y la permeabilidad vascular endotelial. El riguroso control glucémico en pacientes fuera de la ICU no se conoce completamente y no existen estudios clínicos de control (ECC),37 pero en pacientes quirúrgicos se pronostican mejores resultados. Sin duda, mejorar el control de la glucosa en todos los pacientes hospitalizados parece ser lo más viable. Los siguientes son los objetivos más razonables de control de glucosa en pacientes hospitalizados:38 • • ICU: 140-180 mg/dL (uso de insulina IV). Meta general médico-quirúrgica: 100-140 mg/dL (preprandial), 100-180 mg/dL (aleatorio). Las causas del control deficiente son múltiples e incluyen el mal control previo, las dificultades del tratamiento de la hiperglucemia durante la hospitalización y la falta de conocimientos/familiarización acerca del tratamiento con insulina y la inercia clínica. Es por eso que los requerimientos de insulina para mantener la glucemia dentro de límites aceptables durante la hospitalización oscilan de forma notable por modificaciones del aporte de nutrientes (ayuno o reducción de comidas, aporte de glucosa intravenosa [IV], nutrición enteral o parenteral), la liberación de hormonas de contrarregulación como respuesta al estrés, la utilización de fármacos con efecto hiperglucemiante y otros factores. Para los pacientes hospitalizados con hiperglucemia resulta útil establecer la actuación en el primer día de la hospitalización, el manejo durante la hospitalización y la planificación del alta hospitalaria. En el primer día de la hospitalización la evaluación debe dirigirse a la detección de la hiperglucemia, establecer su origen y el contexto hospitalario en el que se encuentra el paciente. Un segundo aspecto fundamental en estos momentos es planificar adecuadamente el tratamiento, ya que es muy probable que el prescrito se mantenga durante la estancia hospitalaria, independientemente del control glucémico obtenido. El tratamiento de la hiperglucemia y el grado de control del paciente, previos a la hospitalización son fundamentales para planificar el tratamiento al alta. Todos los pacientes diabéticos hospitalizados deberían tener una determinación de la hemoglobina glucosilada (HbA1C) si no se dispone de ella en los 2-3 meses previos. El tratamiento durante la hospitalización se basa en la monitorización y los ajustes o el cambio de la pauta de tratamien- 54 to sobre la base de la monitorización de la glucemia y la situación clínica del paciente. En esta fase también es necesario prever las necesidades educativas del paciente y asegurar los aspectos de supervivencia. Finalmente, al alta debe establecer un plan de tratamiento y seguimiento adecuados (véase más adelante). Tratamiento con agentes orales en pacientes hospitalizados El papel de los agentes orales en el paciente hiperglucémico hospitalizado es limitado por los potenciales efectos adversos, el inicio lento de acción y la larga duración que condicionan la falta de flexibilidad para adaptarse a los requerimientos cambiantes a lo largo del día. Los secretagogos (sulfonilureas, glinidas) son una contraindicación relativa durante la hospitalización, especialmente en las situaciones en las que no se puede asegurar la alimentación y en las que los requerimientos de insulina pueden variar de forma drástica a diferentes horas del día por el riesgo de hipoglucemia, sobre todo con las sulfonilureas de larga duración. La metformina no tiene efecto inmediato y debe iniciarse a dosis bajas y progresivas para evitar los efectos gastrointestinales. Por otra parte, la metformina frecuentemente está contraindicada por la posibilidad de desarrollar acidosis láctica. En el paciente hospitalizado son frecuentes las situaciones que predisponen a esta complicación por hipoxia tisular (presencia o riesgo de insuficiencia cardiaca, enfermedad pulmonar crónica, hipoperfusión) y las que pueden interferir en la eliminación de ácido láctico (presencia o riesgo de insuficiencia renal y hepática grave). Las glitazonas tampoco son útiles en la hospitalización por el inicio tardío de su efecto (2-4 semanas), que obviamente no permite el ajuste a corto plazo necesario en el paciente hospitalizado. Además, con estos agentes suelen aumentar el peso, la retención de líquido y el edema, y pueden inducir o agravar la insuficiencia cardiaca.39 Control glicémico estricto en pacientes hospitalizados (no UCI) La hiperglucemia como tal forma parte de la respuesta hormono-metabólica adaptativa a la herida/infección; no sólo es un fenómeno frecuente en pacientes diabéticos y no diabéticos, sino que se asocia con un aumento de la morbimortalidad tanto en pacientes hospitalizados por distintas enfermedades como en una serie de patologías específicas: infarto agudo de miocardio, stroke, quemaduras, cirugía cardiovascular, trauma de cráneo y pacientes críticos en general. Algunos de los factores predisponentes de la hiperglucemia son: diabetes, obesidad, edad avanzada, uremia, cirrosis, Gutiérrez-Baños JJ, et al. Control glicémico estricto vs. convencional Rev Mex de Cirugía del Aparato Digestivo, 2012; 1(1): 48-58 administración de corticoides y catecolaminas, hipoxemia, hipotermia, aporte excesivo de glucosa exógena y el grado de severidad de las enfermedades que inducen a la respuesta inflamatoria sistémica (trauma, sepsis, cirugía, pancreatitis, etc.).40 A su vez, ésta se asocia con una serie de efectos deletéreos, tales como inmunodepresión (por disminución de la quimiotaxia, adherencia, fagocitosis y lisis intracelular de polimorfonucleares y macrófagos e inactivación de inmunoglobulinas causada por la glucosilación), retraso de la cicatrización de heridas, aumento de la producción de especies reactivas de oxígeno con disfunción endotelial y la inducción de efectos pro inflamatorios. Diversos estudios observacionales en pacientes críticos, con y sin DM, han demostrado consistentemente una relación casi lineal entre los niveles de glucosa y un peor pronóstico.41-46 La terapia de reemplazo de insulina fisiológica permitirá el mejor control y mayor flexibilidad,44 que implica tres elementos: El tratamiento intensivo con insulina reduce el número de muertes por falla orgánica múltiple con sepsis, independientemente de si había antecedentes de diabetes o hiperglucemia. Se han desarrollado diferentes estrategias para lograr el control de la glucemia en el paciente crítico (infusión intravenosa de insulina en función del perfil glucémico, administración de bolos de insulina subcutánea en pacientes con hemodinamia estable y combinación de estas estrategias); sin embargo, en el paciente crítico se ha preferido, de acuerdo con muchas series, la infusión continua de insulina intravenosa. La ADA y la American Association of Endocrinologists se basan en las siguientes recomendaciones para el control de la glucemia en el paciente crítico:47 • • • • Insulina basal para controlar la glucosa entre comidas y suprimir la producción de glucosa hepática durante la noche; dado como NPH BID, glargina QD o detemir QD-BID. Insulina prandial (variable que se denomina insulina de tiempo de comida, insulina nutricional o bolo de insulina) para controlar los picos de glucosa posprandial; dado como insulina de corta/rápida acción, analógo AC. Insulina de corrección, del mismo tipo y agregado a la insulina prandial para corregir la hiperglucemia preprandial. La administración de insulina puede prevenir varios de los efectos adversos asociados a la hiperglucemia. Algunas de las ventajas observadas probablemente se relacionan con los efectos antiinflamatorios de la hormona. La insulina suprime factores proinflamatorios como el factor nuclear kappa B (NFκB) y el gen de respuesta temprana de crecimiento (EGR1: Early Growth Response-1). Varios estudios han demostrado que la administración de insulina está asociada a una disminución de la concentración de compuestos modulados por estos factores, incluyendo: inhibidor del activador del plasminógeno-1 (PAI-1), molécula de adhesión intracelular-1 (ICAM-1), proteína quimiotáctica de monocitos-1 (MCP-1) y metaloproteinasas de matriz 1 y 2 (MMP-1 y MMP-9). La insulina puede suprimir la generación de especies reactivas de oxígeno, inducir la vasodilatación, inhibir la lipólisis, reducir los ácidos grasos libres, inhibir la agregación plaquetaria y disminuir la respuesta inflamatoria. Por lo tanto, la administración de la insulina juega un papel primordial en la prevención de los riesgos asociados a la hiperglucemia. • • • • Iniciar la infusión de insulina cuando la glucemia sea > 180 mg/L. El nivel óptimo de glucemia debe ser 140-180 mg/L. La insulina intravenosa en infusión continua es el método de elección para controlar la glucemia. Es necesaria la realización e implementación de protocolos de control de la glucemia en cada UCI. La monitorización de la glucemia es esencial para minimizar el riesgo de hipoglucemia y optimizar el perfil glucémico. Así pues, de acuerdo con la evidencia actual el rango óptimo de glucemia en pacientes críticos debería ser de 140-180 mg/L. Para la realización de un protocolo de glucemia se deben tener en cuenta algunos factores como el nivel previo y actual de la glucemia (por tanto, la velocidad de cambio de las glucemias) y la tasa actual de infusión de insulina. También se debe tener en cuenta que las necesidades de mantenimiento difieren entre los pacientes y cambian ampliamente a lo largo del tratamiento. Control glicémico estricto en pacientes críticos (UCI) El control glicémico intensivo utilizando insulina IV requiere inicialmente la determinación frecuente de glucemias capilares, por lo general horarias, posteriormente, y una vez estabilizados los pacientes, se determinarán cada 2 h o incluso cada cuatro; de lo contrario sería perjudicial. Sin embargo, esto no quiere decir que sólo se deba utilizar en las UCI. Dado que requiere monitorización continua éste es un método usado con menor frecuencia; sin embargo, no por ello se considera poco útil. Consiste en administrar insulina de acción rápida (IAR) en infusión continua intravenosa las 24 h. Generalmente utilizada en pacientes en estado crítico, o Gutiérrez-Baños JJ, et al. Control glicémico estricto vs. convencional 55 Rev Mex de Cirugía del Aparato Digestivo, 2012; 1(1): 48-58 bien, que sufren complicaciones agudas hiperglucémicas como CAD y EHH. El riesgo de utilizar estas infusiones se relaciona de manera proporcional con la hipoglucemia.48,49 Un esquema bien conocido y recomendado para este método es el siguiente: dilución 100 en 100 (100 mL de solución NaCl 0.45% + 100 unidades de insulina de acción rápida), cuya infusión continua se cuantifica a 1-5 unidades por hora.50 Prevención y tratamiento de hipoglicemia La hipoglucemia se define como una glucosa basal < 70 mg/dL e hipoglucemia severa < 40 mg/dL. La hipoglucemia relacionada con el tratamiento intensivo puede empeorar el estado clínico del paciente y su pronóstico, se asocia con un peor riesgo de mortalidad en pacientes posquirúrgicos por lo que se recomienda el control de la glucosa necesaria para prevenir la hipoglucemia y reducir la variabilidad de glucosa. Quince gramos de carbohidratos aumentan la glucosa basal de 25-50 mg/dL, en pacientes quirúrgicos sin la posibilidad de la vía oral, es recomendada la administración de 25 g de dextrosa IV (D50) o 1 mg de glucagon IM, pudiendo repetir la dosis después de 10 a 15 min, dependiendo la glucosa basal reportada. Es necesario investigar la causa de la hipoglucemia y ajustar los regímenes de tratamiento dependiendo de la situación, la meta es una glucosa basal > 100 mg/dL. Monitoreo del control glicémico hospitalario El método de medición más exacto es por análisis enzimático de la sangre venosa en laboratorio central. La medición por tiras reactivas tiene una variabilidad de 10%, pero dada su practicidad también puede ser utilizada. Se recomienda diariamente comparar los valores obtenidos con las tiras reactivas con la medición realizada por método enzimático para asegurar que el dispositivo funcione correctamente. El monitoreo glicémico capilar tiene la ventaja sobre la determinación de glucosa venosa en el laboratorio, de brindar información inmediata que permite tomar decisiones terapéuticas dinámicas. Para su implementación se debe considerar que cada paciente debe recibir un manejo individualizado, basado en su plan nutricional y en la modalidad de insulinoterapia, así como las variables que se susciten durante la internación (estudios complementarios y procedimientos invasivos: horario y preparación, fármacos asociados, intervenciones quirúrgicas, traslados para estudios y tratamientos) con relación al monitoreo continuo de glucosa; son necearias más evidencias que fundamenten su empleo en la internación. 56 El monitoreo en el paciente crítico debe ser frecuente, por lo cual es necesario que las unidades de cuidados críticos cuenten con pautas claras de manejo, personal idóneo con los objetivos de buen control y los recursos adecuados (equipos de medición y tiras reactivas). En general, se realizan las siguientes recomendaciones: • • • • • • • En áreas no críticas se aconsejan cuatro controles diarios. Precomidas y antes de dormir. Pacientes con agentes orales o una inyección de insulina al día, se pueden hacer dos punciones al día (antes del desayuno o antes de la cena). Punciones capilares (FSs) si está prescrito rapid insulin sliding scale (RISS), preferentemente antes de comidas (si el paciente come). Si el paciente tiene indicado nil per os-nothing by mouth (NPO) se debe hacer punción capilar cada 6 h. En pacientes con hiperglucemia no diabéticos, FSs 2-4 veces al día para evaluar estado y en función del grado de elevación de glucosa. Considerar la renovación del monitoreo horario hasta que la glucemia se estabilice (2-3 glucemias consecutivas dentro del rango) frente a las siguientes situaciones: ° ° ° ° ° Cualquier cambio en la tasa de infusión de insulina. Cambios significativos en la condición clínica. Inicio o finalización de tratamientos con corticoides o con inotrópicos. Inicio o finalización de la diálisis. Inicio, finalización o modificación del soporte nutricional (enteral o parenteral). CONCLUSIÓN El control glicémico en pacientes hospitalizados generalmente es realizado mediante marcos terapéuticos no justificados y de acuerdo con un esquema hasta cierto punto empírico. Se propone realizar consensos de acuerdo con las necesidades de cada centro hospitalario; más aún, se insiste en el manejo adecuado de cada paciente de forma individualizada, ofreciéndole la mejor estrategia para evitar las complicaciones derivadas del mal control glicémico, según sus comorbilidades, estado actual y motivo de ingreso. Se citaron tres esquemas básicos de control, todos derivados de la literatura citada; sin embargo, se necesitan mejores y más completos estudios para implementar tratamientos acordes a cada población. Actualmente se considera que el control glicémico estricto con sustitución fisiológica es el más adecuado dado que de él se derivan menos complicaciones tanto por hiperglucemia como por hipoglucemia. Gutiérrez-Baños JJ, et al. Control glicémico estricto vs. convencional Rev Mex de Cirugía del Aparato Digestivo, 2012; 1(1): 48-58 BIBLIOGRAFÍA 1. Expert Committee on the Diagnosis and Classification of Diabetes Mellitus. Report of the Expert Committee on the Diagnosis and Classification of Diabetes Mellitus. Diabetes Care 1997; 20: 1183-97. 2. International Expert Committee. International Expert Committee report on the role of the A1C assay in the diagnosis of diabetes. Diabetes Care 2009; 32: 1327-34. 3. Levetan CS, Salas JR, Wilets IF, Zumoff B. Impact of endocrine and diabetes team consultation on hospital length of stay for patients with diabetes. Am J Med 1995; 99: 22-28. 4. Koproski J, Pretto Z, Poretsky L. 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