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Alergol Inmunol Clin 2003;18:117-118 T. Chivato Editorial Director Calidad y protocolos clínicos Correspondencia: Dr. L. Prieto Sección de Alergología. Hospital Universitario Dr. Peset C/ Gaspar Aguilar, 90 46017 Valencia E-mail: prieto_jes@gva.es El concepto de calidad ha evolucionado en los últimos años. Para la Organización Mundial de la Salud la calidad consiste en asegurar que cada paciente reciba el conjunto de servicios diagnósticos y terapéuticos más adecuados para conseguir una atención sanitaria óptima. En la actualidad podría definirse como la satisfacción de las necesidades de los pacientes, en particular, y de la población en general, utilizando las Ciencias Médicas y la aplicación de todos los servicios de la Medicina científica moderna para cubrir las demandas sanitarias de la población, con criterios de eficiencia. Un protocolo clínico podría definirse como el conjunto de recomendaciones sobre los procedimientos diagnósticos y/o terapéuticos más adecuados a utilizar ante todo enfermo con un determinado cuadro clínico o problema de salud1. Estos protocolos surgen ante la necesidad de reducir la variabilidad injustificada en la práctica clínica y mejorar la calidad del proceso asistencial. Últimamente se ha propuesto el término de guía de práctica clínica (GPC) para englobar los protocolos de actuación clínica y algoritmos de decisión. Estas GPC son conjuntos de recomendaciones que ayudan a los profesionales a tomar decisiones sobre cuál es la asistencia más apropiada en circunstancias clínicas específicas. En la SEAIC existen diferentes comités científicos que tienen diversas misiones encomendadas. El Comité de Calidad Asistencial de la SEAIC publica en el presente número el "Informe sobre el mapa de protocolización de la alergología en España". Es una iniciativa pionera que permite conocer la situación actual de la protocolización de la asistencia alergológica en nuestro país. Resultan ilusionantes algunos de los resultados obtenidos como son el interés extendido entre los alergólogos participantes en la protocolización de la asistencia alergológica o la importante disponibilidad de procedimientos clínicos diagnósticos. También llaman la atención otros aspectos, claramente mejorables, como son el escaso número de procedimientos clínicos, terapéuticos o de protocolos clínicos. Este informe es un primer y fundamental paso para promover la creación de GPC desde la propia SEAIC. Si la iniciativa de protocolización proviene desde los alergólogos y estas GPC se consideran como herramientas clínicas útiles elaboradas de forma consensuada podrán implantarse más fácilmente, obteniéndose una mayor calidad asistencial. Algún autor ha llegado a afirmar que "La libertad clínica ha muerto y nadie debe lamentarse por ello"2. La utilización de protocolos en la práctica diaria no debería limitar el acto médico pues ofrecen posibilidades diferentes para adaptarse a cada enfermo, respetándose nuestro clásico aforismo: "no hay enfermedades sino enfermos". Por otra parte, es esencial adaptarse a los nuevos tiempos de la asistencia médica, teniendo en cuenta la aptitud y la práctica asistencial. 117 T. Chivato Además de disminuir la variabilidad de la práctica clínica existen otras ventajas en la utilización de las GPC. Serían la seguridad legal que proporciona a los profesionales que las utilizan o su evidente utilidad educativa para residentes. También permiten mejorar el estado del conocimiento sobre las alternativas terapéuticas e identifican y asignan el papel de cada uno de los profesionales sanitarios implicados en la asistencia. La calidad está presente en la mente de todos los que intervienen en el sistema sanitario: políticos, gestores, profesionales y usuarios. Para alcanzarla se precisa que todos los participantes se involucren de forma activa. Los alergólogos no podemos quedarnos al margen. La calidad científica y técnica de la actividad de los 118 alergólogos que utilicen las GPC se verá incrementada de forma indudable a lo largo de los próximos años puesto que obligan a una continua actualización. Si conocemos que existe una variabilidad de la práctica clínica y somos conscientes de que existe la posibilidad de avanzar en la búsqueda de soluciones mediante la utilización de GPC, merecerá la pena aprovechar esta vía. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Ochoa C. Diseño y evaluación de protocolos clínicos. Nuevo Hospital 2002. Vol II. Nº5. 1-21. 2. Hampton J. The end of clinical freedom. Br Med J 1983; 287: 1237-1238.