Download En brazos de Morfeo
Document related concepts
no text concepts found
Transcript
12 I análisis I agrupació En brazos de Morfeo Los beneficios de dormir bien Dormir bien es fundamental para disfrutar de una buena salud. Sin embargo, los trastornos del sueño son un problema de salud muy habitual que, además de perjudicar nuestro descanso, provoca un deterioro global de nuestro bienestar físico y psíquico. ¿Qué sucede si no dormimos lo suficiente? · Mentalmente, nos sentimos somnolientos y disminuye nuestra capacidad de concentración y atención. · Psicológicamente, aumenta nuestra irritabilidad y afecta a nuestro estado de ánimo. · Físicamente, nos sentimos más cansados y con menor capacidad de realizar esfuerzos. · Si el insomnio persiste, se producen cambios en nuestro organismo: oscilaciones de la tensión arterial, alteraciones de tipo endocrinológico o envejecimiento de la piel. C uenta el doctor Joan Baptista Massons Cirera, jefe del Servicio de Neurología de IDC Salud en Catalunya, que cuando anochece empieza a segregarse una hormona llamada melatonina. Con ella, llegan la somnolencia y la relajación a toda nuestra musculatura. La aparición de la luz eléctrica ha permitido decidir el momento en el que queremos dormir y ha extendido nuestra actividad laboral o de ocio –independien- agrupació I análisis I 13 temente del momento del día en que nos encontremos–, y estas alteraciones en nuestras costumbres provocan, en muchos casos, lo que conocemos como trastornos del sueño. ¿Cuántas horas debemos dormir? La necesidad de dormir depende de cada persona. «Los límites se consideran entre un mínimo de 5 horas y un máximo de 10, pero el problema no está en las horas que uno duerme sino en la calidad del sueño; lo correcto es hablar de sueño reparador, que es el sueño de buena calidad», afirma el doctor Massons. En general, un recién nacido duerme 15 horas por la noche; un adolescente, 8; un adulto, 7, y un anciano, apenas 6. Al aumentar la edad, pues, disminuyen las horas de sueño nocturno. «Ello no implica que el sueño no sea reparador ni que los pacientes ancianos tengan un sueño de baja calidad», matiza el doctor Massons. Hay que tener en cuenta también que durante el día un recién nacido duerme una siesta de varias horas; un adulto, menos de media hora, y un anciano, una hora y media. Nuestro enemigo: el insomnio El trastorno del sueño más frecuente y que provoca más consultas es el insomnio, que es la dificultad para conciliar el sueño o permanecer dormido pese a disponer de las circuns- Mientras dormimos... Mientras dormimos, nuestro cerebro permanece activo y atraviesa cinco fases de sueño, denominadas fase 1, 2, 3, 4 y REM (movimientos oculares rápidos, según las siglas en inglés). Las cinco fases del sueño conforman un ciclo de sueño, que dura aproximadamente entre 90 y 100 minutos. En una noche, experimentamos de cuatro a cinco ciclos de sueño. · Las fases 1 y 2 son períodos de sueño ligero en los que podemos despertarnos con facilidad. Nuestros movimientos oculares, así como nuestra frecuencia cardíaca y respiratoria, son lentos, al tiempo que la temperatura corporal disminuye. · Las fases 3 y 4 son períodos de sueño profundo que ofrecen el sueño más reparador. Es el tipo de sueño que necesitamos más cuando estamos muy cansados. Si nos despertamos en estas fases, nos sentimos desorientados y aturdidos durante unos minutos. · La fase REM es la última del ciclo de sueño, durante la cual soñamos, nuestro ritmo respiratorio se incrementa, el corazón late más deprisa y los músculos de las extremidades no se mueven. tancias adecuadas para dormir. El insomnio puede ser transitorio si dura menos de 1 semana; de corta duración, entre 1 y 4 semanas, y crónico, si dura más de 1 mes. Este último afecta a entre el 10 y el 35% de la población. El insomnio se clasifica como primario, cuando no existe una causa conocida, o como secundario, cuando se relaciona con una mala higiene del sueño, uso o abuso de fármacos u otras sustancias, enfermedades psiquiátricas, médicas o neurológicas. El insomnio no se considera una enfermedad, sino un síntoma. Puede ser consecuencia de trastornos emocionales y físicos o del consumo de medicamentos. La dificultad para conciliar el sueño se manifiesta en alteraciones emocionales como ansiedad, nerviosismo, depresión o temor. Incluso hay personas a quienes les cuesta conciliar el sueño porque no se sienten cansadas, ni físicamente ni mentalmente. En general, los motivos de que durmamos poco pueden ser identificados sin necesidad de acudir al médico de cabecera. Una cama incómoda, una tem peratura excesiva, demasiado ruido, hacer poco ejercicio físico o comer demasiado pueden hacer difícil conciliar el sueño. La calidad del sueño también se puede ver afectada por la presencia de algún dolor o el consumo de cigarrillos, alcohol o bebidas con cafeína. ¿Los fármacos pueden ayudar? «Los fármacos utilizados para el insomnio son objeto de frecuentes críticas, aunque lo peligroso no es el fármaco, sino su mala utilización», afirma el doctor Massons. Los fármacos deben 14 I análisis I agrupació I Más allá del insomnio: otros trastornos de sueño frecuentes Síndrome de las apneas del sueño. Los pacientes que lo padecen presentan un trastorno del sueño caracterizado por ronquidos y episodios de parada respiratoria (conocidos como apneas). Estas personas suelen tener un mal control de la tensión arterial y presentan un mayor riesgo de sufrir problemas de tipo vascular. «Algunas personas mejoran perdiendo peso o durmiendo de lado. Otros necesitan unos aparatos (CPAP) que aumentan la presión del aire inspirado, con lo que se consigue una mejoría notable de su sintomatología», asegura el doctor Massons. Síndrome de las piernas inquietas. Se trata de un trastorno curioso y frecuente, en ocasiones hereditario, que se caracteriza por una inquietud insoportable en las piernas cuando el paciente se acuesta, lo que le impide conciliar el sueño. El paciente debe levantarse de la cama y caminar para conseguir aliviar los síntomas. Según el doctor Massons, en algunos casos este trastorno se debe a la disminución del hierro en sangre y puede corregirse fácilmente. En otros pacientes, son necesarios tratamientos más específicos. Movimientos nocturnos. Las personas que los sufren muestran movimientos bruscos de las piernas o los brazos, a veces acompañados de gritos, e incluso pueden llegar a agredir involuntariamente a su pareja. Esta actividad coincide con el momento en que el paciente sueña, y provoca que se despierte fácilmente. «En algunos pacientes puede ser un síntoma precoz de enfermedades degenerativas, como el Parkinson, o de algunas demencias. Un fármaco conocido como clonazepam puede ser muy eficaz para controlar estos síntomas y mejorar la calidad del sueño de estos pacientes», afirma el doctor Massons. utilizarse solamente después de haber intentado sin éxito medidas de higiene del sueño para recuperar la predisposición natural de nuestro organismo a dormir durante la noche. En pacientes con insomnio de corta duración, los fármacos deben tomarse como máximo durante tres semanas. En pacientes con insomnio prolongado y resistente, pueden usarse más tiempo, siempre con las dosis más bajas posibles y bajo estric- ta supervisión médica. «Hay que evitar al máximo la automedicación», advierte el jefe del Servicio de Neurología de IDC Salud en Catalunya. Una atención especial merecen los pacientes ancianos que toman fármacos para dormir: «Estos pacientes acostumbran a tomar muchos fármacos y es fácil provocar algún tipo de interacción con consecuencias nefastas», concluye el doctor Massons. Consejos para conciliar el sueño 4 Cenar de forma ligera y acostarse dos horas después de haber cenado. 1 Mantener un horario regular: levantarnos y acostarnos siempre a la misma hora. 2 El lugar donde dormimos debe ser confortable, silencioso, con la temperatura adecuada y poca luz. 3 Utilizar la cama solo para dormir. Si nos despertamos y no podemos dormir, es preferible que nos levantemos que permanecer en la cama dando vueltas. 5 Evitar tomar bebidas energéticas o estimulantes, como café, té o chocolate, durante la tarde o la noche. 6 El tabaco y el alcohol también son estimulantes. Además, disminuyen nuestro oxígeno y nos impiden descansar completamente. 7 Revisar nuestra medicación para comprobar si algún medicamento interfiere en el sueño.