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Volumen 12 • Suplemento I • 2009 VA L U E I N H E A L T H El Uso de AVAC en la Toma de Decisiones de Médicos y de Pacientes: Problemas y Perspectivas Autores: Paul Kind, 1 Jennifer Elston Lafata, PhD, 2 Karl Matuszewski, MS, PharmD, 3 Dennis Raisch, BSPharm, MS, PhD4 1University of York, York, Reino Unido; 2Center for Health Service Research, Henry Ford Health System, Detroit, MI, EE.UU.; 3University HealthSystem Consortium, Oak Brook, IL, EE.UU.; 4University of New Mexico, Albuquerque, NM, EE.UU. Palabras clave: toma de decisiones de los pacientes, AVAC, análisis económico. Traducción validada por: Arquímedes Mansueto Gavino, MD, MSc, Medico Investigador, ONG Prisma, Lima, Peru Iris Contreras Hernandez, MD, MSc, Investigadora Clínica / Médico Internista, Instituto Mexicano de Seguro Social (IMSS), Mexico City, Mexico La citación para este informe es: Kind P, Lafata JE, Matuszewski K, Raisch D. The use of QALYs in clinical and patient decision-making: issues and prospects. Value Health 2009;12(Suppl.):S27-30. ________________________________________________________________________________________________________________ Antecedentes Los encargados de la toma de decisiones utilizan los resultados del análisis económico en una amplia variedad de escenarios que incluyen las agencias gubernamentales, los administradores de cuidados de la salud y otros como los pagadores de los servicios de salud [1,2]. Un principio básico de dicho análisis es el año de vida ajustado por calidad (AVAC), que está compuesto por el producto aritmético de la supervivencia por un ponderador de calidad de vida. El uso cada vez mayor de la evaluación económica que realizan las agencias de salud, ha reflejado el creciente reconocimiento de la utilidad que representa la calidad de vida relacionada con la salud (CVRS) para los médicos y los pacientes como un indicador importante del resultado del tratamiento de una enfermedad [3–7]. Esta información tiene un uso dual, ya que aporta información, tanto a los médicos como a los economistas de la salud, en la evaluación de opciones de tratamiento. El uso del AVAC como una medida de resultado de salud, es relativamente fácil de entender para los pagadores, los administradores de los servicios de salud y las agencias gubernamentales quienes buscan tomar decisiones que maximicen el valor de los gastos realizados en el cuidado de la salud, en términos de resultados en la salud, logrados a través del uso más eficiente de recursos limitados. No obstante, la importancia y la necesidad de incluir los AVAC en procesos más amplios de toma de decisiones para médicos y pacientes es controversial. Para los propósitos de este artículo, suponemos que la evaluación económica de las intervenciones sanitarias que realizan los sistemas nacionales de reembolso u otros organismos a cargo de la toma de decisiones en salud es un hecho, si bien claramente existen jurisdicciones de atención sanitaria en la que esta no es así. No obstante, en un mercado global, es probable que los requisitos de las jurisdicciones dominantes de cuidado de la salud influyan los comportamientos de otros actores interesados del mundo - Por lo tanto, es muy poco probable que el grado de influencia que tiene el análisis de costo-utilidad (ACU) como parte del conjunto de herramientas de información para la toma de decisiones a un nivel superior, se alterará radicalmente en los próximos 5 a 10 años. Algo fundamental para el ACU es la necesidad de contar con una medida del resultado que combine los efectos de las intervenciones sanitarias sobre la mortalidad y la morbilidad en un mismo índice: el AVAC. Algo fundamental para el cálculo de los AVAC es la evaluación del impacto en la morbilidad, obtenido a través de la medición de la CVRS a partir de los datos recabados en ensayos clínicos y estudios observacionales. Si bien estos mismos datos se aplican en la evaluación económica de nuevas tecnologías sanitarias, también se pueden utilizar en otras aplicaciones no económicas, por ejemplo en el monitoreo del estado de salud de los pacientes,para medir la salud de la población o el impacto de los tratamientos en estudios clínicos. Diferentes sistemas de salud permiten o requieren distintas formas de medir la CVRS en la evaluación económica de tecnologías sanitarias. Algunos estipulan que las ponderaciones utilizadas para valorar los estados de CVRS son preferencias sociales que reflejan el punto de vista de la población en general. Otros están abiertos al uso de valores obtenidos de pacientes u otros actores directamente afectados por la tecnología sanitaria. La pregunta sobre qué valores debería tomarse en cuenta es una cuestión sujeta a las mediaciones locales, dentro del marco conceptual de la toma de decisiones de sociedades específicas y sus propios sistemas de salud. En última instancia, es una decisión política. No está (ni debería estar) determinada por los economistas de la salud ni por ningún otro grupo interesado. Para los fines de este artículo, es suficiente destacar que el factor de ajuste de la calidad utilizado en el cálculo de los AVAC puede provenir de diversas fuentes y pueden o no representar las opiniones del paciente o de quienes cuidan de él. Vale la pena reflexionar brevemente sobre el “encargado de la toma de decisiones” como un atributo de una persona o un grupo de personas y la “toma de decisiones” como una actividad a cargo de los miembros de ese grupo. La política alto nivel que desarrolla los programas de salud es claramente diferente al nivel de la atención médica de los pacientes en el día a día. La actividad de toma de decisiones en apoyo de las políticas de salud, tiene más probabilidades de hacer uso de la evaluación económica que lo que sucede en el nivel individual. La elaboración de políticas se guía hasta cierto punto por las mediciones agregadas de los costos y beneficios. Los médicos individuales pueden contribuir con esos datos, pero generalmente deben enfrentarse con decisiones que se toman en medio de una relativa ignorancia sobre el panorama general a nivel social. Es muy probable que la decisión de un médico de ingresar a un paciente al hospital para su tratamiento, de brindar un tratamiento innovador o embarcarse en el proceso del diagnóstico se tome teniendo referencias mínimas sobre la evidencia de una evaluación económica (en caso de que exista). Por otro lado, es más probable que los programas de salud se formulen teniendo en cuenta la evidencia sobre la efectividad y el costo-efectividad de dichas intervenciones cuando se les aplica a subgrupos de población, y ocasionalmente a poblaciones completas. Este artículo aborda una serie de conceptos relacionados que parten de una interpretación más amplia del AVAC, en la cual se reconoce su estado como medida compuesta de beneficio en salud, pero donde su rol no está contenido enteramente dentro de o limitado al marco conceptual del costo-efectividad. ¿Bajo qué circunstancias la información basada en el AVAC es valiosa para los encargados de la toma de decisiones, tales como los médicos u otro personal con responsabilidad directa sobre el cuidado de los pacientes? El AVAC en su formato actual, ¿Es útil para comparar los resultados en salud dentro de un área terapéutica dada? ¿Cómo podría mejorarse el valor que tiene la información basada en el AVAC y su aplicación para la toma de decisiones en niveles inferiores? Y finalmente, ¿qué obstáculos deben superarse para ampliar los usos y la utilidad del AVAC por los encargados de la toma de decisiones que no son economistas en el área de de la salud? Los AVAC y la toma de decisiones Tomando a los AVAC como una parte de la evaluación económica y un componente fundamental del ACU, la pregunta queda abierta acerca de si el AVAC es útil para los encargados de la toma de decisiones en salud, fuera de ese espacio de referencia. La pregunta podría hacerse más amplia respecto del rol general de la evaluación económica en la toma de decisiones en salud. ¿Existe un beneficio universal que deriva de su uso en todo los niveles de la toma de decisiones, o el beneficio se restringe a aplicaciones específicas? Aquí, es más útil ver el AVAC simplemente como una medida que resume el beneficio para la salud cuya intención, en primera instancia, es ser utilizado en una aplicación específica, pero que tiene un valor potencial en otros entornos. Para entender su utilidad a nivel más general, debemos considerar: 1) el tipo de decisiones que toman quienes están a cargo de la planificación, gestión y asignación de recursos, y de brindar atención médica; 2) el nivel organizacional en el que se toman dichas decisiones, y 3) el rol de las personas y grupos de personas dentro de esa organización. La figura 1 muestra cómo la aplicación de los AVAC podría (desde un punto de vista teórico) extenderse en distintos tipos de encargados de la toma de decisiones. Las columnas enumeran los segmentos de la toma de decisiones dentro de un sistema de salud, y las filas representan el tipo de medida/foco de interés. Esta matriz ayuda a identificar un conjunto de usuarios potenciales dentro de los sectores en un sistema de salud u organización, y los distintos niveles donde la información basada en los AVAC se puede utilizar para distintas formas de observación y medición. Las celdas que están pintadas de negro ejemplifican situaciones en las que un AVAC actualmente tiene pocas probabilidades de ser relevante, por ejemplo, en las decisiones a nivel gubernamental que se toman con respecto a pacientes individuales. Las celdas que están en blanco indican las situaciones en las que la información basada en el AVAC pueden tener el potencial para la toma de decisiones prácticas, por ejemplo, aquellas que toman las unidades de proveedores en relación a los pacientes individuales. Las celdas que están pintadas parcialmente (gris) indican una evaluación combinada del potencial del AVAC. Las entradas de algunas celdas sólo Forma de medición Usuarios del AVAC – datos basados en los resultados para la salud Nivel de generalidad Paciente Observación del estado de salud Comparación con los datos de referencia normativos Medición del cambio a través del tiempo existen desde un punto de vista teórico, porque no se puede anticipar un uso práctico de los AVAC en ese momento. Por ejemplo, al informar decisiones sobre pacientes individuales, es relevante considerar datos específicos del paciente sobre la calidad y el tiempo de supervivencia, en lugar de los AVAC basados en datos generales que incorporan la perspectiva de la sociedad sobre el valor de los beneficios en la salud. Se debería estudiar en mayor profundidad para evaluar la rigurosidad del conjunto de decisiones descritas en la Figura 1 y aquí sólo se incluye a modo ilustrativo. Hemos observado que la literatura sobre la participación de los pacientes en la toma de decisiones sobre su tratamiento médico se está extendiendo, gracias a la mayor sofisticación y acceso a la información sobre las alternativas de los cuidados de la salud [8,9]. La investigación sobre las mejoras en la efectividad con la participación e los pacientes en sus propias decisiones sobre su atención médica a través del uso de las mediciones de CVRS y el tiempo de supervivencia se han reportado en tratamientos para: cáncer [3,10–13], hepatitis C [14], insuficiencia cardíaca [15], diálisis [16], enfermedad de Parkinson [17], y anemia falciforme [18]. La aplicación y la relevancia de las mediciones de CVRS y AVAC para los médicos se están ampliando y es posible encontrar ejemplos que informan sobre el uso de AVAC en una variedad de enfermedades como insuficiencia cardíaca [19], diabetes [20] y oncología [4–7]. El uso de los análisis de costo-efectividad que incorporan los resultados de los AVAC para apoyar las decisiones sobre los vademécum también está aumentando en los servicios farmacéuticos en el marco de la administración farmaceutica [2– 21]. Dos características del AVAC son importantes en lo que respecta a identificar usuarios y usos potenciales. En primer lugar, el AVAC es una medida genérica, lo cual significa que, para algunos médicos, se tomará como una medida a la que le falta la especificidad que se requiere en la práctica diaria. En segundo lugar, el sistema de ponderación que se utiliza para calcular el producto de cantidad por calidad muy a menudo es calibrado en términos de preferencias sociales y no en términos del paciente o de otros beneficiarios indirectos del tratamiento. De ahí surge la crítica acerca de que el valor obtenido de la calidad de vida puede estar determinado por terceros totalmente desinteresados y mal informados. Esto representa un desafío mucho mayor para quienes abogan por el uso más general del AVAC como medida de un resultado en salud. Proveedor individual Grupos de proveedores Pacientes individuales En grupos de pacientes En poblaciones completas Pacientes individuales En grupos de pacientes En poblaciones completas Pacientes individuales En grupos de pacientes En poblaciones completas Figura 1 Usuarios y usos de los datos sobre resultados para la salud. Negro: es poco probable que el año de vida ajustado por calidad (AVAC) sea relevante para que el usuario tome decisiones Gris: el AVAC puede (o no) ser relevante para que el usuario tome decisiones Blanco: es probable que el AVAC sea relevante para que el usuario tome decisiones. Empleadores/ aseguradoras Gobierno S28 Los elementos que constituyen el AVAC (CVRS y supervivencia) brindan, en forma separada, información sobre la El uso de AVAC en la toma de decisiones de médicos y pacientes medición de los resultados. Por ejemplo, elegir entre dos tratamientos oncológicos, si uno tiene una tasa de supervivencia del 60% a los 5 años y el segundo una tasa de supervivencia del 80%, y la supervivencia fuera el único criterio de elección, entonces se preferiría la última opción antes que la primera. Cuando se considera únicamente en términos de cantidad de vida (supervivencia), un tratamiento domina al otro. No obstante, una comparación de este tipo no toma en cuenta cualquier diferencia en calidad de vida. Al optar por la utilización de la información basada en el AVAC, al componente CVRS se le daría un estatus que está ausente cuando sólo se utiliza la supervivencia para diferenciar las opciones de tratamiento. La relevancia de dichas consideraciones en la toma de decisiones centrada en el paciente, es más común en áreas terapéuticas como la oncología, donde las equivalencias entre la expectativa de vida y la calidad de vida del tiempo restante son particularmente importantes. Es por este motivo que las medidas estandarizadas de CVRS son más numerosas y su uso se ha extendido durante más tiempo. Para los encargados de la toma de decisiones como los médicos y aquellos que trabajan dentro de una cierta área terapéutica, a veces existen pocas motivaciones para utilizar el AVAC como medida de beneficio en salud. Donde no existe diferencia en la supervivencia y la decisión debe de hacerse entre (supongamos) dos procedimientos quirúrgicos alternativos, por ejemplo, para reparar una fractura de fémur, cualquier resultado marginal de la CVRS sería el factor más importante que resulte en el cálculo de cualquier diferencia en el AVAC. Entonces, ¿Cuál sería el valor práctico para un cirujano ortopedista a quien se le invita a ver el amplio potencial que tiene el uso de la información basada en el AVAC para establecer prioridades fuera de esta área de especialidad? ¿Qué ganarían él o sus pacientes con esta medición más generalizada de las intervenciones sobre los resultados en salud? A pesar de todo esto, parece existir cierto margen más amplio de los AVAC, más allá de su aplicación principal dentro del análisis de costo-efectividad. Por ejemplo, recientemente se informó sobre una aplicación que demostró el uso de AVAC en la valoración de la mejoría de la calidad en la atención en el control de la diabetes [22]. El control del factor de riesgo de diabetes (un programa de control de la enfermedad) [22] utiliza una métrica basada en los AVAC para examinar el desempeño en términos de brindar mejores resultados a los pacientes con diabetes, a través de la adopción de estrategias de control y tratamientos adecuados para esos pacientes. Históricamente, la mayoría de las mediciones de calidad de la atención relacionadas con la diabetes se han concentrado en la medición de procesos múltiples que empíricamente no se han vinculado a una mejoría en los resultados, o en niveles de un único factor de riesgo representados generalmente como porcentajes de pacientes bajo “control”. Como tal, el control y la medición típicos no sólo no permiten que los tomadores de decisiones consideren el valor asociado a una decisión de asignar recursos para el cuidado de pacientes con diabetes en comparación con las asignaciones en otras áreas clínicas, sino que además aporta muy poco para guiar la asignación de recursos entre diversas opciones de gestión en atención de la diabetes. Una medida resumida basada en una métrica estándar tiene la ventaja de mejorar ampliamente el proceso de la toma de decisiones. La Figura 2 ejemplifica el uso del cambio promedio esperado en los AVAC ganados, como un índice de desempeño en 16 Centros Médicos Kaiser Permanente. Si bien los proveedores y los pacientes están interesados en incorporar, en forma separada, información sobre la CVRS y el tiempo de supervivencia en la toma de decisiones sobre el tratamiento, mejorar la relevancia del AVAC como una medida compuesta para estos grupos de usuarios implica promover su interpretabilidad. El AVAC fue desarrollado para aportar información a los procesos verticales de toma de decisiones a través del ACU. No obstante, se necesita de un fundamento teórico y práctico distinto para que esto tenga relevancia para pacientes y médicos. Es necesario intentar unir esa brecha y adaptar las medidas del AVAC para que sean más aplicables en el entorno clínico. Esto podría implicar el uso de métodos que ofrezcan las mediciones de CVRS a pacientes y a médicos en el momento de la toma de decisiones, generando así resultados de AVAC que sean relevantes para la situación clínica. La falta aparente de consenso entre los desarrolladores de instrumentos de CVRS, los metodólogos y los economistas de la salud disminuye la fortaleza de los argumentos para que se acepte el AVAC como una métrica estándar. Los críticos del concepto le restan importancia o los soslayan. Por ejemplo, si bien se sabe ampliamente que los distintos métodos de obtención de utilidades generan distintas estimaciones cuantitativas, no existe un acuerdo acerca de cuáles de estas variantes constituyen el método preferido (o si existe de hecho la posibilidad de tal elección). Las Figura 2 Toma de decisiones clínicas en diabetes. AVAC, año de vida ajustado por calidad. Ejemplos de la vida real – I Toma de decisiones clínicas (Diabetes) Cambio promedio en los AVAC esperados 2001-2003 Centro médico Cambio promedio en los AVAC entre los diversos Centros Médicos Kaiser Permanente Fuente: Schmittdiel et al, Predicted Quality-Adjusted Life Years as a Composite Measure of the Clinical Value of Diabetes Risk Factor Control, Medical Care Volume 45, Number 4, April 2007, 315-21 observaciones de este tipo tienden a ser descartadas, pero al hacerlo se deja de lado que la existencia de un método estándar sería coherente con una tecnología AVAC madura. Se puede esgrimir un argumento similar sobre la selección de una fuente de referencia para los valores en sí mismos. La preferencia de valores sociales por la de los pacientes (o del cuidador) es congruente con el sistema de creencias del usuario del AVAC. Para los que no son economistas, desestimar los valores del paciente es difícil de comprender o de tolerar. Un avance en el AVAC Existe la necesidad de desarrollar evidencias sobre la importancia de la utilidad independiente de los componentes detallados del AVAC y separarlos que son esencialmente cuestiones técnicas sobre la valoración de los estados de salud. La mecánica para recolectar valoraciones de los pacientes basadas en la CVRS fue prevista por el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido a través del requisito del año 2009 de realizar una medición del estado de salud antes y después de la cirugía en ciertos procedimientos [23]. Incluir estos datos en los sistemas de información nacional de la salud debería facilitar la interpretación de la información basada en los AVAC. Incorporar la CVRS en la práctica clínica de rutina ayudará al desarrollo a largo plazo de otros usos para esos mismos datos. Este uso cotidiano de la CVRS en contextos clínicos y operativos permitirá un avance en el AVAC. Incluirlo como parte del proceso de brindar atención cambiaría el modo en el cual las personas consideran a las decisiones basadas en él. Pero es necesario ofrecer ciertas recomendaciones acerca de qué sistema de CVRS utilizar, porque continuar con el debate acerca de la elección del sistema crea un problema importante, confundiendo el proceso de comprensión y disminuyendo los intentos por explicar cómo los datos de CVRS podrían explorarse creativamente. Retomando la cuestión de los encargados de la toma de decisiones, el primer paso para lograr un cambio real sería preguntarles a ellos qué podría ser útil y en qué contexto. Lograr que los encargados de la toma de decisiones acepten esta herramienta implica garantizar que tengan cierta experiencia con la misma. Éste es un pre-requisito educativo y comienza con comprender cómo el CVRS puede usarse para la toma de decisiones a nivel del paciente. Durante el proceso de lograr un avance en el AVAC, sería útil considerar los enfoques tales como el modelo transteórico (TTM) del cambio, desarrollado por Prokaska [24,25]. El modelo TTM se ha aplicado exitosamente en estudios de toma de decisiones de los pacientes [26]. El modelo TTM propone que pensemos en los encargados de la toma de decisiones como si estuvieran en diferentes estadios de su capacidad potencial e interés por el uso de los AVAC. Por ejemplo, los pacientes probablemente no sepan que existen los AVAC y, si bien los proveedores tal vez sí los conozcan, es probable que muestren un cierto escepticismo o perplejidad frente a ellos. Se necesitan distintas estrategias e iniciativas de educación basadas en el estadío del TTM en el cual está actualmente la persona. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. Conclusiones Existen méritos en el uso del AVAC dentro de los encargados de la toma de decisiones que se preocupan por la asignación de recursos en las poblaciones de pacientes, pero los límites de la utilidad práctica evolucionan muy lentamente. Para lograr una adhesión más generalizada al AVAC como componente dentro del proceso de toma de decisiones, más allá de su aplicación tradicional en la evaluación económica, deben suceder muchas cosas. El hecho de traspasar las aplicaciones de costo-efectividad que legitima explícitamente el AVAC requiere de un esfuerzo decidido de evaluar rigurosamente el uso de los AVAC en distintas situaciones de la toma de decisiones. Dichas evaluaciones podrían incluir a quienes consideran la calidad de atención del proceso de la toma de decisiones como así también sus resultados finales. Necesitamos comprender mejor el punto hasta el cual los encargados de la toma de decisiones utilizarían la información basada en los AVAC. Ese es un tema que parece estar listo para ser investigado. La falta de evidencia sobre este tema sugiere que es un terreno desconocido. Para avanzar en esta cuestión, tenemos que hacer algo más que simplemente reafirmar que existe una audiencia lista para este tipo de información. El modo adecuado de proceder es investigar sobre el tema e identificar el valor que tiene para los médicos y pacientes reales. ISPOR debería ocupar un rol de liderazgo en este proceso educativo, a fin de lograr una buena práctica y orientación para ofrecer la tecnología para aplicar los AVAC. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. Fuente de apoyo financiero: El financiamiento del Taller de desarrollo de consenso “Building a Pragmatic Road: Moving the QALY Forward” de ISPOR fue posible en parte gracias a la subvención 1R13 HS016841-01 de la Agencia para la Investigación y la Calidad del Cuidado de la Salud. Los puntos de vista expresados en los materiales de la conferencia escritos o en publicaciones, y por los ponentes y moderadores no reflejan necesariamente las políticas oficiales del Departamento de Salud y Servicios Humanos; además, la mención de nombres comerciales, prácticas comerciales u organizaciones no implica el consentimiento por parte del Gobierno de los EE.UU. El financiamiento para este Número especial de Value in Health, “Moving the QALY Forward: Building a Pragmatic Road” fue posible en parte por el Contrato Nº HHSN261200800148P del Instituto Nacional del Cáncer. Paul Kind, Jennifer Elston Lafata, Karl Matuszewski y Dennis Raisch no tienen conflictos de intereses que declarar. 23. 24. 25. Bibliografía 1. 2. American College of Physicians. Information on costeffectiveness: an essential product of a national comparative effectiveness program. Ann Intern Med 2008;148:956–61. Aspinall SL, Good CB, Glassman PA, Valentino MA. The evolving use of cost-effectiveness analysis in formulary Management within the Department of Veterans Affairs. Med Care 2005;43: 20–6. 26. Parameswaran R, McNair A, Avery KN, et al. The role of healthrelated quality of life outcomes in clinical decision making in surgery for esophageal cancer: a systematic review. Ann Surg Oncol 2008;15:2372– 9. Halyard MY, Ferrans CE. 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