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Intervenciones familiares en esquizofrenia: Esperanzas y dificultades a lo largo de 30 años Shirley M. Glynn VA Greater Los Angeles Healthcare System at West Los Angeles, Semel Institute, UCLA, Resumen El estrés de vivir con impredecibles síntomas esquizofrénicos inquietantes puede erosionar las relaciones interpersonales. Las interacciones familiares estresantes se asocian con peor pronóstico. Varios investigadores han desarrollado programas educativos o familiares basados en las habilidades, más intensivos para aumentar el conocimiento de la enfermedad y mejorar el pronóstico en la esquizofrenia. Un amplio número de investigaciones apoyan los beneficios de participar en tratamientos basados en la familia para la esquizofrenia, especialmente las de mayor duración y que hacen hincapié en el desarrollo de habilidades y en la reducción de las tasas de recaída. A pesar de los datos que los avalan, estos programas se aplican y se utilizan poco. Las barreras para su aplicación surgen probablemente de los pacientes, los familiares y los profesionales de la salud mental. Los programas más recientes, que incluyen novedosas estrategias de participación, enfocadas a subpoblaciones diana con mal pronóstico, o que utilizan tecnologías innovadoras, pueden hacer que estos programas sean más accesibles a un mayor número de las familias. Se precisa involucrar a las personas con esquizofrenia y sus seres queridos en un esfuerzo de colaboración, para diseñar nuevas intervenciones familiares más orientadas a las familias afectadas. Palabras clave: esquizofrenia, tratamiento familiar, intervenciones psicosociales, terapia familiar, intervenciones familiares, psicosis, práctica basada en la evidencia, familiares Introducción La esquizofrenia es un trastorno psiquiátrico que se traduce en experiencias perceptivas inusuales (“alucinaciones”); creencias idiosincrásicas (“delirios”) y deficiencias significativas en la atención, la memoria, y RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 70 - 2013 la concentración. Estos problemas a menudo se acompañan de síntomas “negativos” que incluyen: una reducción de la capacidad de experimentar placer, baja motivación, y falta de interés en estar con otras personas. Debido a que la aparición de la enfermedad por lo general se produce en la adolescencia o en la adultez temprana, las personas con este trastorno a menudo se enfrentan a obstáculos en el cumplimiento de los retos de desarrollo de ese periodo de la vida: completar una educación, la construcción de una carrera, vivir de forma independiente, comenzar o mantener una relación romántica, y el desarrollo de una identidad “adulta”. Las personas con la enfermedad a menudo tienen que depender de sus familias para obtener el sustento emocional y práctico que necesitan para sobrevivir. El pilar actual del tratamiento de la esquizofrenia 15 es la medicación antipsicótica. Aunque los medicamentos reducen los síntomas en aproximadamente el 70% de los individuos con el trastorno, a menudo no eliminan los síntomas y se asocian con efectos secundarios problemáticos que pueden contribuir a las dificultades de adherencia (1). Incluso cuando se toma según lo prescrito, estos medicamentos no ayudan a las personas a compensar las pérdidas sociales y personales que han experimentado como consecuencia de la enfermedad, y no ayudan a la gente a cumplir los (a menudo retrasados) desafíos del desarrollo que deben lograr para vivir una vida satisfactoria. En este caso, las intervenciones psicosociales basadas en la evidencia como el empleo con apoyo (2), el entrenamiento en habilidades sociales (3) y el manejo de la enfermedad y la recuperación (4) pueden ayudar a la persona a adquirir (o readquirir) las habilidades necesarias para el éxito de la vida en la comunidad. Hay un creciente interés profesional y público en la promoción de la vida exitosa en la comunidad de las personas con esquizofrenia. El principio central del movimiento de recuperación (5, 6) sostiene que las personas con esquizofrenia pueden tener vidas satisfactorias, productivas y plenas aunque continúen experimentando síntomas. Dentro de un marco de recuperación, los marcadores objetivos del pronóstico de la enfermedad tales como: la reducción de la hospitalización, vivir de forma independiente, y tener un empleo, son todos importantes objetivos de la intervención. Sin embargo, trabajar hacia una vida consistente con valores más subjetivos tales como: un sentido de la autonomía personal, el autodominio, el valor personal, y la esperanza, es un objetivo igualmente importante del tratamiento. Dentro de la heurística de la recuperación, ayudar a una persona con esquizofrenia a reforzar las relaciones significativas con los demás puede ser otro objetivo clave de la intervención. El papel de la familia en la recuperación de la esquizofrenia Muchos familiares se sienten abrumados por la perspectiva y el sentido práctico de amar a alguien con 16 esquizofrenia. La enfermedad a menudo se desarrolla a finales de la adolescencia o a principios de la edad adulta, cuando la tarea del desarrollo es la de independizarse de la familia, y puede estar poco claro para el individuo con la enfermedad y sus familiares hasta qué punto debe confiar en su familia para obtener ayuda. Los síntomas pueden ser impredecibles y aterradores, y la persona con este trastorno a menudo experimenta un concurrente desconocimiento de la enfermedad (llamado “anosognosia”), que puede hacerle reacio a buscar o permanecer en tratamiento. Algunos miembros de la familia pueden haber tenido poca experiencia previa con enfermedades psiquiátricas graves y pueden estar inseguros acerca de dónde obtener las adecuadas indicaciones para el extraño comportamiento o la falta de motivación. Alternativamente, como la esquizofrenia parece tener un sustrato genético, el familiar también puede estar tratando con su propio problemas de salud mental. Independientemente de sus experiencias personales previas, muchos familiares responden con sugerencias, incitación e incluso regañinas en un esfuerzo para ayudar a guiar la conducta de la persona enferma. Sin embargo, una gran cantidad de literatura sugiere que las personas con esquizofrenia son altamente sensibles al estrés ambiental (7), y que estos inputs de los familiares, no importa cuán bien intencionados, pueden tener inesperadas consecuencias negativas. Uno de los hallazgos contrastados sobre los factores psicosociales que predicen el pronóstico en la esquizofrenia constata que, los individuos con el trastorno cuyos familiares expresan altos niveles de comentarios críticos y / o altos niveles de comportamiento de auto-sacrificio en el momento de exacerbación de un síntoma (es decir, los familiares que son “altos” en emoción expresada) tienen una probabilidad significativamente mayor de recaída dentro de los 9 meses posteriores (8). El hallazgo de que el entorno familiar influye significativamente en el pronóstico de la esquizofrenia, fue el impulso para el desarrollo de varias intervenciones familiares diseñadas para dar a los participantes las herramientas necesarias para apoyar la recuperación de sus seres queridos. Una justificación adicional para estas intervenciones emana del reconocimiento de que la esquizofrenia puede ser especialmente debilitante y que RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 70 - 2013 los familiares asumen a menudo la responsabilidad de cuidar a sus seres queridos enfermos durante largos períodos de tiempo (9, 10). Proporcionar a estos familiares las habilidades para apoyar a la recuperación de la enfermedad del individuo, puede ampliar enormemente lo que puede lograrse por parte de los profesionales en la clínica de salud mental. Las intervenciones diseñadas para mejorar las habilidades de afrontamiento de la persona enferma y las conductas de apoyo de los familiares al mismo tiempo, pueden ser especialmente eficientes. Es importante reconocer que si bien están disponibles muchos programas de intervención familiar con manual para la esquizofrenia, las necesidades específicas de los pacientes pueden cubrirse mejor con una serie continua de servicios familiares, incluida la divulgación activa, la educación sobre la enfermedad, y más entrenamiento de las habilidades. Aunque muchas familias pueden beneficiarse de programas de terapia intensiva, otras familias han desarrollado eficaces estrategias de afrontamiento independientes de la asistencia profesional y pueden necesitar únicamente educación sobre la enfermedad o una breve consulta con un profesional de salud mental cuando surjan problemas específicos (por ejemplo, cambio potencial del modo de vida, problemas con la adherencia al programa de tratamiento). Los médicos deben atender cuidadosamente las necesidades expresadas por las personas con esquizofrenia y sus seres queridos, para asegurarse de que la intensidad de la intervención coincide con las necesidades de los participantes. En las siguientes secciones se describen: primero los programas educativos para las familias, que suelen ser breves y diseñados para proporcionar información sobre los hechos a los participantes y, a continuación, se detallan los programas familiares más intensivos que complementan la labor educativa con programas específicos de entrenamiento en sesiones de habilidades y afrontamiento. Una Visión General de los Programas Educativos de los Familiares Tal como se define en el presente documento, los programas educativos se conceptualizan como proveeRET, Revista de Toxicomanías. Nº. 70 - 2013 dores de información sobre los hechos, más que como prácticas más intensivas de habilidades. Mientras que los programas que ofrecen educación sobre la enfermedad basada en hechos están a menudo subsumidos bajo el término psicoeducación. Solomon (11) sostiene que los familiares de personas con enfermedades psiquiátricas graves necesitan educación, no psicoeducación. Sostiene que cuando se trabaja con los familiares de las personas con trastornos psiquiátricos graves la construcción de un modelo educativo afrontamiento / adaptación es más apropiado que una perspectiva terapéutica dirigida al déficit. En contra de lo descrito, existe una práctica de larga existencia de ofrecer información de la enfermedad basada en hechos, a menudo en un formato de grupo, para personas con esquizofrenia y sus familiares. Aunque algunas de estas intervenciones son específicas del trastorno, muchas cubren diversos diagnósticos psiquiátricos en un solo programa. Por ejemplo el programa VA Apoyo y Educación (SAFE) incluye material sobre la esquizofrenia y la enfermedad bipolar, así como la depresión y la trastorno de estrés post-traumático (12), es un ejemplo prototípico de un amplio grupo de programa educativo basado en hechos. Mientras que muchos programas educativos están dirigidos por profesionales, también hay una tradición de familiares capacitados ofreciendo programas de educación sobre la enfermedad a través de la Alianza Nacional de Enfermedades Mentales (NAMI). Programas Dirigidos Profesionalmente Varios equipos han desarrollado y probado profesionalmente programas educativos dirigidos a los familiares, utilizando a menudo diseños cuasi experimentales o aleatorizados (13 - 19). Típicamente, estos programas incluyen la revisión de varios tópicos relacionadas con la enfermedad - diagnóstico, etiología, tratamiento, pronóstico, cómo pueden ayudar los familiares – en un formato didáctico complementado por material escrito. Los programas suelen tener de 8 a 15 h de tiempo de intervención y pueden ser ofrecidos en la clínica o en casa; algunos programas incluyen a la persona con la enfermedad, mientras que otros no lo hacen. Independientemente del contenido específico, los 17 investigadores han informado de que cada uno de estos programas educativos dirigidos profesionalmente consigue cierta mejora en el conocimiento del cuidador, el afrontamiento, o las actitudes. Sin embargo, la mayoría no reportaron sobre si estos cambios tuvieron un impacto en los resultados de los pacientes, y los que sí reportaron tuvieron resultados nulos. Por ejemplo, ni Vaughan et al. (18) ni Leavey et al. (19) observaron ningún efecto de la intervención educativa sobre la recaída del paciente. Parecería que proporcionar a los familiares información objetiva acerca de la esquizofrenia conduce a aumentos en el conocimiento y puede dar lugar a mejoras en las actitudes, pero no puede producir los cambios de comportamiento que se requieren para impactar en el pronóstico de la enfermedad. Los Programas Dirigidos por Iguales Grupos de defensa de los familiares como NAMI han sido una ayuda clave en el esfuerzo para que los servicios para las personas con esquizofrenia y enfermedad bipolar se orienten más a la recuperación. Como parte de estos esfuerzos, los líderes de NAMI han desarrollado programas de educación de la enfermedad basados en grupo con un contenido estandarizado con manual, que son dirigidos por miembros capacitados de la familia para otros miembros de la familia. Los individuos con la enfermedad no asisten a estas sesiones a menos que también sean un miembro de la familia de otra persona con enfermedad psiquiátrica grave. Se han desarrollado dos versiones de estos programas – el Viaje de Esperanza de 8 sesiones y el Programa Familia a Familia de 12 sesiones – . Los beneficios para los familiares de los asistentes a estos programas han sido recientemente investigados en dos ensayos aleatorizados. En el primero de éstos, Pickett-Schenk et al. (20) asignaron aleatoriamente 462 familiares a acceso inmediato al Viaje de Esperanza o acceso después de un período de espera de 9 meses, las evaluaciones se realizadas a los 3 y 8 meses postbasal y revelaron que los familiares con un acceso más rápido al curso tuvieron mayores ganancias en el conocimiento de la enfermedad y satisfacción del cuidador, mayor sensación de bienestar emocional y mejor opinión de sus relaciones 18 con los miembros enfermos de la familia. En un estudio similar, Dixon et al. (21 ••) asignaron al azar a 259 familiares a participar en Familia a Familia inmediatamente o después de un período de espera de 3 meses. Encontraron que en comparación con los participantes en lista de espera, los participantes en Familia a Familia tuvieron significativamente mayor mejora del empoderamiento, de los conocimientos de la enfermedad, y de la aceptación de la enfermedad de su familiar, así como reducción de la angustia y mejora de la resolución de problemas. La carga subjetiva de la enfermedad no difirió entre los grupos. Es importante destacar que, ninguno de estos estudios se centraron en el impacto de la participación en el programa sobre el curso posterior de la enfermedad. Intervenciones más Intensivas de Entrenamiento de las Habilidades de los Familiares En contraste con los programas descritos anteriormente, otros programas de intervención familiar aumentan el suministro de información factual con entrenamiento convencional de habilidades, resolución de problemas y la fijación de objetivos individualizados. La mayoría de estas intervenciones son cognitivoconductuales; comparten una serie de componentes básicos, incluyendo la educación sobre la enfermedad, el desarrollo de un plan de prevención de recaída y entrenamiento de habilidades para la resolución de problemas (22). Duran más que los programas educativos, por lo general un mínimo de 9 meses de duración. Las intervenciones varían en diversas dimensiones, incluyendo la duración, la presencia de pacientes en las sesiones familiares, modalidad simple versus de grupo multifamiliar y relativo énfasis en el ensayo de conducta convencional como un elemento clave del tratamiento. Estas intervenciones están diseñados para incluir una amplia gama de parientes, incluidos cónyuges, padres, hijos adultos, hermanos y otros parientes. Tiene buenos manuales y suelen incorporar estrategias de aprendizaje como coaching, incitación, modelado, y prácticas durante y fuera de la sesión. Aunque estas intervenciones se utilizan con los individuos en casi RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 70 - 2013 cualquier fase de la enfermedad, en la mayoría de los ensayos de investigación, las intervenciones se inician generalmente durante o inmediatamente después de un exacerbación sintomática, siendo la variable de interés el retraso o la eliminación de la recaída posterior. Se han llevado a cabo varios metaanálisis sobre el impacto de las intervenciones familiares en la esquizofrenia, con resultados que confirman el valor de la participación en este tipo de programas. Pitschel-Walz et al. (23) compararon el impacto de las intervenciones familiares con la atención habitual en los síntomas recaída y reportaron un tamaño del efecto promedio de 0,19 para el primer año de resultados y de 0,25 para los resultados del segundo año, con los tratamientos durando menos de 3 meses y teniendo efectos de tamaño medio menores que los tratamientos más largos (0,14 frente a 0,30). Pfammatter et al. (24) compararon las intervenciones familiares con la atención estándar e informaron de un tamaño del efecto de 0,42 para las tasas de recaída de 6 a 12 meses, con un tamaño de efecto de 0,22 para la reducción de los reingresos de los 6 a los 12 meses y 0,51 para una reducción en reingresos de los 18 a los 24 meses. Del mismo modo, Pilling et al. (25) informaron de una Odds Ratio (OR) de efectos fijos de 0,37 comparando el tratamiento familiar con la atención estándar a lo lago de 12 meses, mientras que en una revisión Cochrane, Pharoah et al. (26 ••) informaron de una OR de 0,55 a favor de la intervención familiar en la reducción de la recaída 12 meses después de la entrada en el estudio, en comparación con el cuidado habitual. La mayoría de los investigadores en este campo concluyen que la participación en programas familiares basados en habilidades reduce el riesgo de recaída en esquizofrenia por lo menos un 20%. Fundamentada en estos positivos resultados, el acceso a por lo menos 6 meses de intervención familiar es una recomendación clave del informe de consenso de expertos 2009 Schizophrenia Patient Outcomes Research Team (PORT)(27•). A pesar de estos resultados positivos, los tratamientos familiares basados en la evidencia rara vez se utilizan. Un análisis de las peticiones de información de terceros entre los participantes en la encuesta PORT (28) RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 70 - 2013 encontró que sólo 0,7% de las peticiones de Medicare y el 7,1% de las de Medicaid eran sobre la terapia familiar (29). Del mismo modo, en un examen de la calidad de la atención a una comunidad y en una clínica de Veterans Affairs, el 68% de la muestra informó de tener un familiar cercano, sin embargo, casi el 40% de estas familias no tenían ningún contacto con el equipo de tratamiento documentado en su historia (30). El Acceso a los servicios familiares basados en la evidencia es un componente básico de muchos conjuntos de recomendaciones profesionales sobre la atención óptima en esquizofrenia (27•), pero varios autores han destacado la brecha entre las mejores recomendaciones terapéuticas prácticas en esquizofrenia y lo que se ofrece en la práctica habitual (31-33). La limitada difusión de las prácticas familiares basadas en la evidencia, ha abierto nuevas líneas de investigación, para ver si se puede aumentar el acceso a los servicios familiares basados en la evidencia. Cada uno de ellos se describe en su apartado. Las innovaciones más recientes de Servicios para la Familia Desarrollo de Estrategias de Participación Efectiva La limitada difusión de servicios familiares basados en la evidencia en la esquizofrenia desmiente el dicho “Si lo creas, vendrán”. De hecho, en este campo, tal vez el más importante tema de preocupación reciente es el limitado uso de las intervenciones familiares en la mayoría de los centros (34). Las barreras a la difusión de las intervenciones familiares basadas en la evidencia en la esquizofrenia pueden ocurrir a nivel del paciente, del familiar o del profesional. Para ejemplo, los pacientes pueden estar demasiado enfermos para participar en las sesiones o no quieren que sus familiares se involucren en su cuidado; los miembros de la familia pueden estar demasiado ocupados o sobrecargados para acudir a la clínica; o los proveedores pueden carecer del conjunto de habilidades para proporcionar el tratamiento de manual o estar preocupados por el reembolso. Glynn y colegas (35) han desarrollado una nueva estrategia para 19 abordar la reticencia del paciente y de la familia a participar en el trabajo familiar conjunto, que se basa en una perspectiva de empoderamiento de los pacientes. En el modelo Family Member Provider Outreach, un especialista en salud mental, que también tiene experiencia personal en enfermedad psiquiátrica a través de un ser querido, se reúne primero con un paciente entre una y tres sesiones para ayudarle a considerar sistemáticamente los beneficios y los costos de tener a su familia participando en su cuidado. Se utilizan varias técnicas de estimulación motivacional, para ayudar al paciente a tomar una decisión informada acerca de implicar a la familia en el cuidado, y se emplea ensayo de conducta para ayudar al paciente a practicar la petición a la familia a asistir a las sesiones clínicas si el paciente decide hacerlo. Si el familiar acepta la invitación y acude a la clínica, se le proporciona información, recursos, y un enlace con el equipo de tratamiento del paciente para ayudar a fortalecer el sistema de apoyo al paciente. Aunque los resultados de este estudio están todavía siendo analizados, la intervención pone de relieve los tipos de esfuerzo que pueden ser necesarios, como pasos preliminares, antes de que los posibles participantes estén dispuestos a involucrar a sus familias en el cuidado. Tratar con Consumo de Drogas Concurrente Muchos de los programas originales de intervención familiar basada en la evidencia en esquizofrenia excluían a personas con graves trastornos por consumo de drogas, con el fin de permitir probar la hipótesis de interés en una muestra en la que el diagnóstico y la causa de la sintomatología fueran claros. Si bien estos criterios iniciales de inclusión son comprensibles, dificultan la generalización de los resultados de estos programas a una mayor población en búsqueda de tratamiento, debido a la alta comorbilidad de la esquizofrenia y el consumo de drogas, para la que se estima una concurrencia superior al 50% a lo largo de la vida y un 25% de prevalencia actual (36). Estos tipos de restricciones a la inclusión a menudo hacen que el personal de primera línea sea reacio a utilizar estas intervenciones con sus pacientes más complicados, lo 20 que es especialmente problemático ya que las personas que consumen drogas con esquizofrenia tienen un especial mal pronóstico (36). Barrowclough et al. (37) realizaron un ensayo controlado aleatorizado simple-ciego, que comparaba la atención habitual con la entrevista motivacional, la terapia cognitivo-conductual, y la intervención familiar incluida en la asistencia habitual para individuos con esquizofrenia y consumo de drogas concomitante. La intervención familiar constó de 10 a 16 sesiones algunas de las cuales tomaron la forma de sesiones integradas familia / paciente y algunas de ellas involucraron sólo a miembros de la familia. El programa de tratamiento integrado se tradujo en una mejoría significativamente mayor en el funcionamiento general de los participantes, que la atención rutinaria sola al final del tratamiento y 12 meses después del comienzo del estudio. Otros beneficios del programa incluyen una reducción de los síntomas positivos y de las exacerbaciones de los síntomas y un aumento en el porcentaje de días de abstinencia de drogas o alcohol durante el período de 12 meses desde el inicio hasta el seguimiento. Estos beneficios se mantuvieron a los 18 meses (38). Dado que los investigadores no testaron los componentes individuales de este programa, no hay manera de determinar los efectos específicos del trabajo familiar, pero a la luz de los perniciosos efectos del consumo de drogas en individuos que son psicóticos, sus resultados son muy positivos. Mueser et al. (39) evaluaron la eficacia de la terapia conductual familiar (BFT) basada en la clínica con un grupo de diagnóstico mixto (espectro esquizofrénico y trastorno bipolar) de 108 personas, con un trastorno por consumo de drogas concurrente. La BFT es una intervención unifamiliar que tiene cinco fases: orientación, evaluación individual de cada participante, educación sobre la enfermedad, formación de habilidades de comunicación, e instrucción sobre resolución de problemas (40). Por lo general, se llevan a cabo entre 20 y 25 sesiones familiares a lo largo de 9 a 12 meses de intervención, en régimen decreciente de contactos, con refuerzos mensuales que se ofrecen en el año 2. Falloon et al. (41, 42) reportaron originalRET, Revista de Toxicomanías. Nº. 70 - 2013 mente que la BFT redujo las recaídas, redujo los niveles de los síntomas y redujo hospitalizaciones en comparación con la terapia individual a los 9 meses y a los 2 años de seguimiento en 36 toxicómanos con esquizofrenia. Mueser et al. (39) compararon aproximadamente 1 año de BFT diseñada para abordar tanto las cuestiones psiquiátricas como por consumo de drogas, con un protocolo de educación familiar de 8 sesiones; ambos fueron incluidos en el tratamiento habitual. Las modificaciones de la BFT incluyeron la valoración periódica de los niveles de consumo de drogas, la incorporación de estimulación motivacional para hacer frente a las actitudes de los participantes que eran reacios a enfrentarse a su consumo de drogas, la ayuda a los familiares para utilizar buenas habilidades de comunicación para discutir el consumo de drogas con sus seres queridos enfermos, y a utilizar una perspectiva de etapas de cambio (43) al seleccionar los objetivos del tratamiento y actividades de solución de problemas. Los análisis por intención de tratar indicaron que los participantes en ambos programas mejoraron en resultados psiquiátricos, de consumo de drogas y funcionales, al igual que hicieron los familiares clave en el conocimiento de los trastornos coexistentes, la carga, y el funcionamiento de salud mental. Sin embargo, los pacientes BFT tuvieron significativamente menos síntomas psiquiátricos generales graves y síntomas psicóticos y tendieron a mejorar más en el funcionamiento. Los familiares en BFT mejoraron más en el funcionamiento de la salud mental y el conocimiento de los trastornos concurrentes. El consumo de drogas es un problema frecuente y destructivo en las personas con esquizofrenia y otros trastornos psicóticos. Tomados en conjunto, estos estudios indican que el trabajo familiar con personas con esquizofrenia y trastornos por consumo de drogas concurrente puede ayudar a apoyar la recuperación. Es igualmente importante la posibilidad de incluir a los pacientes que consumen drogas con esquizofrenia pues puede mejorar en gran medida el atractivo de estos programas para los médicos. Programas Online RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 70 - 2013 A la luz de los problemas para comprometer a personas con esquizofrenia y a sus familiares en los programas basados en la familia, tal vez no sea sorprendente el aumento del esfuerzo dedicado a determinar si los programas online para los familiares de individuos con esquizofrenia aumentaría el acceso. Los programas online tienen la ventaja de ser accesibles desde el hogar, y a menudo muchos componentes del programa están disponibles 24 horas al día. Por supuesto, tanto los Institutos Nacionales de Salud Mental y el NAMI tienen una fuerte presencia en la web y sus páginas contienen una gran cantidad de información que puede ser de ayuda a las familias. También están disponibles páginas desarrolladas por individuos con esquizofrenia y sus familiares (por ejemplo, http://www.schizophrenia.com). Varios investigadores están evaluando en ensayos clínicos controlados el uso de materiales basados en la Web para las familias. Estos investigadores están evaluando programas que permitan la interacción online entre los participantes; formato que se aproxima mucho a los grupos de apoyo familiar desarrollados por Leff et al. (44) y McFarlane et al. (45) hace más de 20 años. Rotondi y colegas (46 •) informaron sobre el uso de una intervención educativa basada en la web de 3 meses para personas con esquizofrenia y sus familiares. En esta intervención, las personas con esquizofrenia y sus familiares accedieron a sitios web dedicados diferentes. En estos sitios web, se proporcionó información factual; ambos grupos también tuvieron la oportunidad de compartir ideas, experiencias y recomendaciones en foros de discusión tanto dentro de sus grupos como de otros grupos participantes. 31 personas con esquizofrenia y 24 personas de apoyo fueron asignadas aleatoriamente a la intervención con sitio web o al cuidado habitual. Al año de seguimiento, los individuos con esquizofrenia con acceso a la página web tenían un nivel significativamente menor de síntomas y, tanto ellos como sus familiares, tuvieron un significativo aumento del conocimiento de la enfermedad. La única fortaleza de esta intervención, en comparación con los programas educativos más antiguos mencionados anteriormente, puede radicar en el hecho que las propias personas con esquizofrenia, en lugar de los miembros 21 de la familia, eran el objetivo de la intervención. Glynn et al. (47) informaron de los resultados de un pequeño ensayo, cuasi-experimental, de grupos familiares de apoyo sincrónico online sin la presencia del consumidor. Los familiares de personas con esquizofrenia se unieron a pequeñas cohortes cerradas que se reunieron semanalmente para “chats” online con un clínico cualificado de salud mental, y tuvieron acceso a materiales educativos y a un panel de discusión durante 1 año. Si bien la intervención fue bien recibida, hubo pocos indicios de que impactara en los síntomas del paciente. Para asignarlas con más precisión, tanto la intervención familiar de Rotondi et al. (46 •) como la de Glynn et al. (47) deben ser consideradas como educativas más que como programas intensivos de capacitación basados en habilidades. El contraste entre los resultados de la de Rotondi et al. (46 •) y la de Glynn et al. (47) puede radicar en el hecho de que en el ensayo de Rotondi et al., los pacientes se conectaron online ellos mismos, mientras que en el de Glynn et al. sólo los familiares lo hicieron. Aunque Internet es poderoso, puede ser que para que consiga sus efectos más potentes, la persona para la cual tendrá el mayor impacto debe ser un participante directo en el programa. Dirección para el Futuro El estudio de las intervenciones familiares es una de las líneas de investigación mejor desarrolladas en la esquizofrenia. Será importante para investigadores y clínicos continuar el desarrollo de programas para satisfacer las cambiantes necesidades de las personas con la enfermedad. Por ejemplo, a medida que más individuos con esquizofrenia residen de forma independiente en la comunidad, tienen más probabilidad de casarse y tener hijos, y sin embargo, la literatura existente contribuye poco a nuestra comprensión acerca de cómo ayudar a las personas que viven con esquizofrenia a cumplir con estos complicados roles familiares. Pocos programas de los existentes tratan sobre la sexualidad o la intimidad, por ejemplo, y la mayoría se basan en la suposición de que las familias permanecen juntas para siempre. La mayor parte de la investigación previa se ha llevado a 22 cabo con las familias de miembros originales, y existe la necesidad de ampliar este trabajo, especialmente en relación con el desarrollo de programas de asesoramiento a parejas que apoyen tanto al individuo con esquizofrenia en su recuperación como fortalezcan la relación. Del mismo modo, la mayoría de los programas mencionados en este artículo fueron desarrollados por profesionales de salud mental varias décadas atrás, con poca participación de las personas con esquizofrenia o sus seres queridos. Sigue habiendo muchas necesidades insatisfechas identificadas por los familiares de las personas con enfermedades psiquiátricas graves (48). Un principio básico del movimiento de recuperación es la participación activa del usuario en el desarrollo y los test de tratamientos (“Nada sobre nosotros sin nosotros!”) (49). Puede ser que una gran parte del problema con la difusión de intervenciones familiares sea que, a pesar de que los programas reducen las recaídas, no son lo que las familias imaginan que necesitan ya que lo que ellas pretenden es ayudar a su ser querido a recuperarse de la esquizofrenia. Los programas tienden a ser largos (de 9 meses a 2 años), estructurados, y algo laboriosos, y las familias pueden preferir procesos de consulta más breves, intermitentes, cuando surjan problemas (48) y, o bien tienen que estar convencidos de los beneficios de los programas existentes o ser parte activa en su reinvención. Conclusiones Al igual que la mayor parte del resto de la población, muchas personas con esquizofrenia quieren tener relaciones íntimas, cariñosas, de apoyo. Desafortunadamente, el estrés de vivir con impredecibles síntomas esquizofrénicos perturbadores puede ser corrosivo para las interacciones familiares. En la actualidad existe gran número de investigaciones que apoyan los beneficios de participar en tratamientos basados en la familia para la esquizofrenia, especialmente aquellos de mayor duración y que hacen hincapié en el desarrollo de habilidades. A pesar de la fuerza de los datos aconsejando su uso, estos programas están poco impleRET, Revista de Toxicomanías. Nº. 70 - 2013 mentados y subutilizados. Las barreras a su uso probablemente surgen de los pacientes, los familiares y los profesionales de la salud mental. Los programas más recientes que incluyen nuevas estrategias de participación, se enfocan a subpoblaciones con pobres pronósticos, o usan tecnologías innovadoras pueden ayudar a hacer estos programas más accesibles a una gama más amplia de familias. Es necesario involucrar a las personas con esquizofrenia y a sus seres queridos en un esfuerzo de colaboración para diseñar nuevas intervenciones familiares orientadas al consumidor. La Bibliografía se la pueden pedir a: avellanedaguri@gmail.com. Con la colaboración de: CMBB & Asociados CMBB & ASOCIADOS, Corredores de Seguros, S.L. Londres, 27, Est. A 2ª 08029 BARCELONA Teléfono 93 410 73 26 Fax 93 419 32 96 RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 70 - 2013 23