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CAPITULO II Epidemiología de la Epilepsia. Debemos de recordar que por lo menos el 15% de la población puede tener una CC durante su vida, sin embargo, también es cierto que las CC pueden ser provocadas por trastornos metabólicos, por hipertermia (crisis febriles) y además pueden presentarse crisis semejantes a las crisis epilépticas (crisis no epilépticas), pseudocrisis que están relacionadas a otras disfunciones neurológicas o psiquiátricas. Se ha considerado que de todos los padecimientos convulsivos, la epilepsia solo representará el 50% de todos esos pacientes que han tenido trastornos convulsivos. Como ya ha sido señalado las crisis epilépticas se caracterizan por una descarga anormal excesiva de un grupo de neuronas cerebrales y que tienen manifestaciones clínicas que se han agrupado en dos grandes categorías: las CG y CP; por otro lado, también se debe tener en cuenta que las CC o no convulsivas epilépticas, deben de ser no provocadas, es decir que no deben de confundirse con aquellas crisis que se presentan en padecimientos agudos que provocan CC aisladas, provocadas que pueden presentarse en una encefalitis o en un cuadro urémico. Por otro lado las crisis no provocadas, son las que se presentan en ausencia de un factor precipitante agudo, lo que representara el cuadro clásico de epilepsia recurrente y crónica. Cuando las crisis epilépticas son recurrentes y no hay evidencia clínica o de gabinete que pueda demostrar su etiología, se le cataloga como epilepsia criptogénica; en cambio cuando hay una evidencia de carácter genético se le catalogará como una epilepsia idiopática. Todos estos conceptos son importantes puesto que han sido aceptados por la diversas Asociaciones, Sociedades y Capítulos Nacionales de la ILAE creando una terminología universal, que sin duda alguna, conforme avanzan las neurociencias sufrirá modificaciones; sin embargo, por el momento la publicaciones sobre la epidemiología de la epilepsia deben aceptarse con un común denominador, que es en primer lugar la definición de la epilepsia y en segundo lugar la clasificación de crisis epilépticas que han dado la posibilidad de unificar criterios y terminología que ha permitido realizar estudios epidemiológicos, en diferentes partes del mundo, particularmente de prevalencia y que han dado como resultado una cifra de prevalencia aceptada por la OMS de 7 enfermos por cada mil personas a nivel mundial, lo que da como resultado un cálculo aproximado de 40 a 50 millones de pacientes con epilepsia en sus diferentes variedades. Sin embargo, esta cifra de 7/1000 es conservadora, ya que las cifras de prevalencia reportadas en países en desarrollo como lo es México son más elevadas. En nuestro país hemos llevado a cabo diversos estudios epidemiológicos en zonas urbana, suburbanas y rurales (Cuadro 1) que han dado como resultado una prevalencia de 15x1000, que mucho se aproxima a las cifras reportadas en estudios de prevalencia semejantes en diversos países de Latinoamérica (Figura 1). En México hemos realizado estudios en la delegación de Tlalpan en el D.F. en donde la encuesta es de 3000 alumnos de 9 años de edad, realizada con la misma metodología que se llevó a cabo en dos condados de los E.U.A. (Virginia y Oregon), con el apoyo de OPS, demostró que en esta población infantil la prevalencia fue de 18 niños x1000, en donde la metodología consistió en una encuesta de 8 preguntas que identificaban a sospechosos de padecer epilepsia; de este grupo de sospechosos de llevaron al INNN a 500 de estos niños a quienes se realizó examen neurológico y electroencefalográfico, demostrándose esta cifra de 1.8 % de niños con epilepsia en esta comunidad. Posteriormente se llevó a cabo un estudio de prevalencia en la población de Comalcalco Tabasco, donde se estudiaron 142,000 habitantes con la misma metodología que en Tlalpan, en donde la prevalencia fue de 20/1000; igualmente se llevaron a cabo en regiones suburbanas de la ciudad de México (San Miguel Tecomatlán y en una población veracruzana, Naolinco), donde la prevalencia resultó de 11/1000 habitantes. En un estudio realizado en 30 estados de la República Mexicana en niños de 3° a 6° año de primaria (23,000) con la ayuda de los maestros de la Secretaria de Educación Pública, se llevó a cabo una encuesta similar a la de Tlalpan y gracias al examen neurológico llevado a cabo por los neurólogos coordinadores de los CAIE, del PPE del Sector Salud, la prevalencia fue de 10/1000. En estas investigaciones se tomó la definición de prevalencia, como aquella que representa el total del número total de los casos de epilepsia en una población en riesgo para un lugar y tiempo determinado. De acuerdo con esta definición las tasas de prevalencia son útiles para determinar las necesidades de atención de las crisis, en la planeación de Programas de Salud, y así como otras medidas de intervención como las de carácter educativo en la población, en apoyo de los enfermos que sufren epilepsia. Cuadro1: Magnitud de la Epilepsia en México. Año 1983 1991 1992 1993-4 2002 Prevalencia Escolares Tlalpan 18.3/1000 23,000 escolares México 10.8/1000 Naonilco Veracruz 11/1000 Comalcalco Tabasco 20/1000 Copala Guerrero 20/1000 Referencia Neuroepidemiology 1983;2:16-23. Epilepsia 1991;3.2(suppl. 1):111. Archivos INNN 1993;8:3. Comunicación personal. En prensa. Los países latinoamericanos tienen una tasa de prevalencia de 14 a 57x1000 personas, lo cual contrasta con la cifra global que acepta la OMS de 7/1000. Por lo menos en México el número de personas aproximado que sufren alguna de las formas de crisis epilépticas es de 1.5 millones de habitantes. Estas cifras como ya se señaló fueron la base para la organización del PPE del Sector Salud, que en la actualidad cuenta con 64 CAIE (Figura 2), coordinado cada uno de sus Centros por un Neurólogo Certificado por el Consejo Mexicano de Neurología y cuyos objetivos fundamentales son: el diagnóstico, la asistencia, tratamiento y rehabilitación del enfermo con epilepsia, así como la difusión tanto a nivel de toda la sociedad, como a nivel de Médicos Generales, Médicos Pediatras del primer nivel de atención, además de la especialización de neurólogos interesados en este problema de Salud Pública. Figura 1. Prevalencia de Epilepsia en América Latina (x1000). Medina, M.T. García F. La Epilepsia en Centro América Tomado de Medina MT, García F con permiso. La OMS recientemente (año 2001) aceptó que la epilepsia significa un problema de Salud Pública por su magnitud, trascendencia y vulnerabilidad. Desde el punto de vista de la magnitud, aun cuando no contamos con estudios de incidencia podemos estar seguros de que los estudios de prevalencia, que han sido realizados de acuerdo con los protocolos de la OPS, son confiables y por lo tanto la magnitud puede medirse en términos de los resultados de esos estudios, por lo que fue incontrovertible la organización de un programa que determine la política de Salud para resolver los intereses de las personas que padecen esta afección. Por otro lado la trascendencia de este problema es notoria, ya que afecta a toda la sociedad considerando que la epilepsia es un padecimiento crónico, con alta morbilidad y baja mortalidad. Estos indicadores demuestran la repercusión social y que la calidad de vida atribuible a la epilepsia, no solo en el paciente sino en su núcleo familiar representa una carga, particularmente por el rechazo de la sociedad hacia la persona que sufre epilepsia, por la ignorancia y prejuicio hacia este problema de salud. La vulnerabilidad de la epilepsia se refiere a las medidas de impacto para prevenir y además controlar los factores que intervienen en la génesis de la epilepsia. Sabemos que los principales riesgos de padecer epilepsia son los trastornos perinatales, particularmente la anoxia neonatal, los TCE, la neurocisticercosis y la EVC. La OMS en su reporte destaca que de los 40 millones de pacientes con epilepsia a nivel mundial, solo 6 millones reciben tratamiento médico adecuado. Los 34 millones restantes que habitan los países en desarrollo o subdesarrollados, solo consumen el 18% de los medicamentos AE; en cambio, 6 millones de enfermos con epilepsia que radican en los países del primer mundo, consumen el 82% de los medicamentos AE. Si a esto agregamos que los conceptos que prevalecen a nivel comunitario de lo que es epilepsia, donde se sigue considerando que es un padecimiento relacionado con problemas sobrenaturales, hace que el problema sea aún más grande, por lo que en 1997 la OMS, junto con la ILAE lanzaron el Programa de “SACAR A LA EPILEPSIA DE LAS SOMBRAS”. Durante el año de la Salud Mental (2001), la OMS hizo un especial énfasis en el problema mundial de la Epilepsia, donde las circunstancias religiosas y culturales, el miedo que ha provocado, confusiones y tratamientos inapropiadas que han creado como consecuencia, el aislamiento del enfermo epiléptico en el desarrollo económico y social de nuestros países, lo cual ha afectado definitivamente su calidad de vida y sus derechos humanos. El problema radica, de acuerdo con la Dra. Gro Harlem Brundtland, Directora General de la OMS, quien señaló que aun cuando la epilepsia definitivamente es un problema neurológico, aún se interpreta por la sociedad como un problema mental, lo cual explica la estigmatización que ha sufrido el enfermo epiléptico a través de la historia. Se calcula que aproximadamente un 7 a 8% de la población mexicana padece algún trastorno del sistema nervioso. De los indicadores disponibles, se puede inferir que las enfermedades neurológicas alcanzan un 10% de las hospitalizaciones anuales. Por otro lado el 28% de los pacientes neurológicos que asisten a consulta externa en Instituciones de tercer nivel, lo hacen por padecer epilepsia. En resumen, la experiencia nacional señala que: 1.-La prevalencia de la epilepsia fluctúa entre el 1 al 2%, valores más elevados que los referidos en la literatura internacional. 2.-La falta de difusión de conceptos modernos relacionados a la epilepsia y la etiquetación y estigmatización social que conlleva, han provocado mayores problemas para su detección ya que se oculta hasta donde es posible y por consecuencia, son mayores los problemas para el paciente que padece epilepsia. (50% de los enfermos con epilepsia no consultan al especialista sino hasta varios años después de presentar crisis). 3.-Los recursos físicos y humanos tanto en investigación, asistencia médica y social y de rehabilitación son modestos y se hayan dispersos. 4.-El costo para la atención del enfermo que sufre crisis epiléptica es muy elevado y esto obedece principalmente a la cronicidad del padecimiento, que requiere medicación prolongada, frecuentemente cara y en ocasiones inaccesible y por otro lado, la falta de productividad del paciente, no por fallas personales sino por rechazo de la sociedad misma. 5.-La repercusión social que produce la epilepsia, se refleja en la situación de escolares ya que en aquellos que se diagnosticó epilepsia a los 9 años de edad, siete años después, solo el 48% de estos continuaban estudiando, en comparación con el 79% del grupo control que no padecía epilepsia. Esto en cuanto a deserción escolar es similar respecto a problemas de desempeño y subempleo y en cuanto a rechazo y ostracismo social. 6.-En general los enfermos con crisis epilépticas tienen una dependencia parcial o total de su familia de un 15% a 20%.