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Intervención en consulta para el abuso de substancias en los adolescentes Sharon Levy, MD a,c,e, Brigid L. Vaughan, MD b,d,e, John R. Knight, MD a,c,e* a Departamento de Pediatría, Harward Medical School, 25 Shattuck Street, Boston, MA 02115, EEUU. b Departamento de Psiquiatría, Harward Medical School, 25 Shattuck Street, Boston, MA 02115, EEUU. c División de Pediatría General, Hospital Infantil, 300 Longwood Avenue, Boston, MA 02115, EEUU. d Departamento de Psiquiatría Infantil y Adolescente, Hospital Infantil, 300 Longwood Avenue, Boston, MA 02115, EEUU. e Centro de Investigación del Abuso de Substancias entre Adolescentes, Hospital Infantil, 300 Longwood Avenue, Boston, MA 02115, EEUU. La importancia de las intervenciones breves El abuso del alcohol y otras drogas sigue siendo un problema entre los adolescentes norteamericanos. Según el CDC, Centres for Disease Control and Prevention (Centro para el Control y Prevención de Enfermedades), casi un tercio de los estudiantes de secundaria consume de manera episódica grandes cantidades de alcohol y casi la mitad ha fumado marihuana [28]. Para cuando llegan el último curso de la enseñanza secundaria, más de la mitad de los estudiantes ha consumido alguna droga ilícita, y en más de un cuarto de los casos, dicha droga no ha sido marihuana [26]. El abuso del alcohol y las drogas entre los jóvenes está asociado a graves riesgos y problemas de salud. Según el CDC, un 13% de los estudiantes de secundaria conduce un vehículo de motor después de haber bebido, y un 33% monta en coches cuyo conductor ha estado bebiendo [ 10]. Los accidentes son la causa principal de muerte entre los jóvenes, y en más de un tercio de los casos se trata de accidentes de vehículos motorizados asociados con el alcohol y causando víctimas de entre 15 y 20 años [8]. Pero el alcohol y las drogas se asocian también a otros tipos de accidentes mortales, homicidios y suicidios, así como a incidentes no mortales como los intentos de suicidio, la violencia, llevar armas y conducta agresiva [13, 14, 46, 51]. Casi un cuarto de los estudiantes de secundaria consumió alcohol o alguna otra droga en su última relación sexual, lo cual se asocia a otras conductas sexuales de riesgo, como el 26 mal uso de métodos anticonceptivos. En lo que se refiere a otros problemas de salud pública, el abuso adolescente de drogas se debe a causas multifactoriales y requiere múltiples respuestas que incluyan esfuerzos que limiten la oferta y reduzcan la demanda. El éxito conseguido por otras campañas de salud pública, como la de reducción del consumo de tabaco, sugiere que la utilización de múltiples intervenciones simultáneas puede producir resultados significativos. Las visitas médicas rutinarias a adolescentes presentan una oportunidad única de detectar el uso de substancias psicoactivas y de intervenir antes de que el resultado sea dañino. En efecto, muchas de las guías informativas publicadas en estos últimos años recomiendan visitas periódicas y asesoramiento a adolescentes como acción preventiva. Las guías informativas Bright Futures del Maternal and Child Health Bureau (Departamento de Salud de la Madre y el Niño) [22] incluyen cuestiones específicas y aportan consejos preventivos sobre el alcohol y las drogas en cada una de las tres secciones divididas por edad, dentro del apartado de la adolescencia. De manera similar, las guías informativas de la American Medical Association (Asociación Médica Estadounidense), Guidlines for Adolescent Preventives Services, [17] recomiendan visitas anuales con el fin de detectar el consumo de tabaco, alcohol y drogas y dar consejos anticipatorios para todos los Este artículo se ha publicado en la revista Pediatr Clin N Am, 2000 RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 32 - 2002 pacientes adolescentes. Como apoyo a estas medidas, el comité de abuso de sustancias de la AAP, American Academy of Pediatrics (Academia Estadounidense de Pediatría) [1], recomienda que los pediatras “puedan evaluar la naturaleza y cantidad del tabaco, alcohol y otras drogas consumidas por sus pacientes... [y] ofrecer el asesoramiento pertinente”. A pesar de que cambios recientes en el sistema sanitario han impuesto una presión creciente sobre los médicos para que visiten a sus pacientes con más rapidez, los pediatras no deberían perder de vista la oportunidad de ayudar a sus pacientes adolescentes mediante visitas de rutina y una breve intervención en caso de abuso de sustancias. Las bases para las intervenciones breves Las pruebas científicas sobre la eficacia de las intervenciones breves en casos de problemas relacionados con el alcohol en los adultos aumentan [37]. En gran medida, dichas intervenciones están dirigidas a pacientes que se mueven entre el cambio continuo descrito por Prochaska y DiClemente [ 11 , 12, 40-44], e implican una serie de estrategias esenciales establecidas desde el punto de vista de acercamientos ya conocidos, potenciadores de la motivación y el comportamiento cognitivo. La literatura sobre intervenciones breves para el consumo excesivo de alcohol ha sido ampliamente revisada [6, 7, 18, 19, 24, 25, 27, 45, 50]. Muchos estudios han descubierto que las intervenciones breves pueden ayudar a que adultos consumidores de mucho alcohol de manera no dependiente reduzcan las cantidades de alcohol consumidas. Un meta-análisis reciente de 32 estudios reveló que el alcance medio de las intervenciones breves realizadas con este fin era aproximadamente del 27% [7]. Otros estudios han demostrado que las intervenciones breves pueden potenciar las posibilidades de éxito de cara a tratamientos más intensivos para adultos con dependencia alcohólica [37]. Las pruebas sobre la efectividad de las intervenciones breves en el grupo de edad adolescente son RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 32 - 2002 menos abundantes. Dos estudios han demostrado que las intervenciones breves resultan efectivas entre los universitarios que consumen mucho alcohol [4, 32], y muchos otros estudios han demostrado que las intervenciones breves son efectivas entre los pacientes adolescentes del departamento de urgencias [36, 49]. Estos alentadores resultados sugieren que los pediatras deberían utilizar las técnicas validadas empíricamente, en la literatura sobre intervenciones breves en adultos, adaptándolas pertinentemente a los adolescentes. La adolescencia es un periodo de desarrollo muy complejo, ya que incluye profundos cambios tanto físicos como psíquicos. Surgen nuevas habilidades cognitivas y las relaciones sociales se transforman [38]. Los adolescentes desarrollan la capacidad de pensar de manera abstracta vs la concreta, lo que les permite proyectar los efectos de conductas como el abuso de drogas o alcohol en objetivos futuros [39]. Los adolescentes también desarrollan la capacidad de lógica proposicional que les permite imaginar soluciones a futuros dilemas (por ejemplo, “¿qué haré si un amigo me ofrece drogas?”) [ 15]. Estas habilidades permiten, a los adolescentes de edad intermedia y a los más mayores, participar en intervenciones de conducta cognitiva y en tratamientos de toma de decisiones. Durante la adolescencia se deben renegociar las relaciones familiares [23]. Los adolescentes deben pasar de una relación de dependencia a una de autonomía, y los padres, de una relación autoritaria unidireccional, al respeto mutuo y a la participación en la resolución de problemas. Las relaciones con sus compañeros asumen una nueva importancia, por lo que los padres y los asesores de salud deben comprender la necesidad de intimidad del adolescente al vigilar e intentar asegurar su bienestar. Para que sean positivas, las intervenciones breves en el abuso de drogas y alcohol deben estar dirigidas de manera que aprovechen las nuevas habilidades cognitivas del adolescente y acomoden, a la vez, su creciente necesidad de conseguir más autonomía. Las secciones siguientes describen intervenciones breves que presentan 27 dichas estrategias. Sus autores han demostrado que este tipo de acercamiento es muy útil en el trabajo clínico de un programa de abuso de sustancias para los adolescentes. La definición de intervenciones breves Dentro de la literatura acerca del abuso de substancias, las intervenciones breves se definen, por lo general, como un número limitado de sesiones de asesoramiento (por ejemplo, de 1 a 12) administradas durante un periodo de tiempo relativamente breve (por ejemplo, de 1 a 6 meses). Así, a los individuos de un estudio nacional muy amplio (Project MATCH) se les asignó recibir entre 4 y 12 sesiones de terapia de conducta cognitiva, terapia de estimulación de la motivación, o terapia de 12 pasos [2]. Otras intervenciones, como la visita médica, eran de más corta duración y se realizaban en menos sesiones. Cualquiera que sea su intensidad, virtualmente todas las intervenciones breves incluyen cinco elementos comunes: (1) la evaluación y la retroacción inmediata, (2) la negociación y la creación de una meta, (3) técnicas de modificación de conducta, (4) biblioterapia de autoayuda, y (5) seguimiento y refuerzo [20] La importancia de la evaluación Una intervención breve debe comenzar con la evaluación del nivel de abuso del paciente. Los médicos pueden considerar oportuno un test de análisis estructurado o una herramienta evaluativa como el test CRAFT [31] y utilizar cada respuesta positiva como puente para el diálogo futuro. Debe preguntarse sobre los motivos del abuso de substancias, sus riesgos, y los problemas de conducta asociados con ello. Es importante conceptualizar la entrevista de evaluación como parte de la intervención porque se trata de una oportunidad de aumentar la conciencia del paciente sobre gravedad del problema. La evaluación también permite determinar una meta apropiada para la intervención; dicha meta variará considerablemente según la gravedad del problema. Aunque la absoluta abstinencia futura del alcohol y las drogas 28 puede resultar la meta ideal para algún paciente diagnosticado dependiente, no parece una meta razonable para adolescentes que se hallan sólo en una fase de experimentación (Tabla 1). La figura 1 presenta un modelo del desarrollo de la progresión del abuso de sustancias entre los adolescentes [29, 30]. Según este modelo, algunos adolescentes atraviesan una fase de experimentación con el alcohol y desarrollan un patrón de consumo habitual, definido por el consumo intermitente con otros compañeros (por ejemplo, beber en fiestas). El detonante de consecuencias negativas (por ejemplo, accidentes, lesiones, fracaso escolar) es definitorio del problema de abuso en su fase crítica en que a menudo se encuentran los individuos en su primer encuentro con el terapeuta. El abuso de drogas o alcohol se caracteriza por problemas recurrentes: consumo continuado a pesar del daño causado, dependencia; y por problemas múltiples: pérdida de control del consumo, preocupación en el consumo y síntomas de tolerancia o rechazo [3]. Los médicos deberían proceder a una intervención para cada una de las distintas fases. Pocas estrategias son tan efectivas para conseguir la abstinencia como el refuerzo positivo: “¡Eso es estupendo! Estoy muy orgulloso de que no consumas ni alcohol ni drogas. Sé que la gente de tu edad puede encontrarse bajo mucha presión para que los consuman, y estoy muy contento de que tú hayas decidido no hacerlo. Si esto cambia algún día, espero que confíes en mí lo suficiente como para que vuelvas y hablemos ”. Quienes posponen la experimentación hasta que son jóvenes adultos tienen menos posibilidades de desarrollar problemas de abuso y dependencia a largo plazo que aquellos que empiezan su consumo cuando los jóvenes adolescentes [14, 16, 21]. Los adolescentes son también más propensos a correr riesgos que los adultos, lo que convierte a la experimentación con alcohol y drogas en algo muy peligroso para ellos. Para aquellos jóvenes que están experimentando con el alcohol y las drogas o los consumen habitualmente, los médicos deberían dirigir su intervención hacia la reducción de niveles. Los accidentes son la principal causa de muerte entre las personas jóvenes, y RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 32 - 2002 muchos de ellos están relacionados con el consumo del alcohol [8]. Una intervención positiva para este riesgo consiste en promover el llamado “Contrato para la Vida”, que consiste en que los adolescentes se comprometan a llamar a sus padres para que les recojan si ellos, o el conductor, han bebido. Por su parte, los padres se comprometen a ir a recoger a sus hijos en cualquier momento que se dé esta circunstancia y a posponer la (calmada) charla acerca de cuáles fueron las circunstancias exactas [47]. Para aquellos adolescentes en fases severas de consumo y abuso, los autores sugieren intervenciones breves basadas en seis estrategias resumidas en las ESTRUCTURAS (FRAMES) mnemónicas: retroacción, responsabilidad, consejo, menú de alternativas, empatía y autoeficacia [35]. Tabla 1 Fase de consumo e intervención adecuada Fase de consumo Intervención adecuada Abstinencia Refuerzo positivo Experimentación/consumo habitual Reducción de riesgo Problema de consumo/abuso Intervención breve, entrevista motivacional Dependencia Entrevista motivacional, referencia a tratamiento con especialista Abstinencia Abstinencia secundaria Consumo de alcohol y drogas Recuperación Experimentación Dependencia Consumo repetido Pérdida de control Consumo habitual Abuso Consecuencias negativas Consumo continuado a pesar de los daños Problema de consumo Tabla 1. Fases del consumo. Estructuras estratégicas para las intervenciones Retroalimentación Tras completar la evaluación, hay que ofrecerle al adolescente retroalimentación del grado de preocupación del terapeuta. Diciendo “Estoy muy preocupado por ti porque me dices que...”, y luego la lista de problemas asociados con el alcohol y las drogas que se hayan citado durante la entrevista, utilizando las mismas palabras que haya utilizado el paciente, siempre que esto sea posible. Al hacer una lista de los problemas se resume RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 32 - 2002 la preocupación del terapeuta y se minimiza el riesgo de que se conviertan en un argumento para el paciente. Se debe tener en cuenta que muchos adolescentes no ven la conexión entre lo problemas y el consumo de substancias. Por ejemplo, el que un adolescente beba puede incrementar el estrés y la discordia familiar. Sin embargo, el adolescente puede percibir que alguno de sus padres es el problema, no su consumo de alcohol. Para establecer una conexión lo mejor es dejar que la preocupación aflore en forma de pregunta: 29 “¿Has pensado que tal vez no discutirías tanto con tus padres si no bebieras?”. Sugerir que existe un vínculo entre el consumo de substancias y sus consecuencias es importante, incluso si el paciente evita reconocer la relación causa-efecto entre ambos. Responsabilidad Hay que enfatizar que la responsabilidad de cambio recae en el adolescente: “Ya casi eres un adulto, y como tal debes hacerte responsable de tu propia vida. Ni tus padres ni yo podemos hacerte cambiar. Eres tú quien debe tomar la decisión. Pero si nos dejas, a nosotros nos gustaría ayudarte”. Esta es una estrategia especialmente importante en pacientes adolescentes, ya que acostumbran a buscar autonomía y control de sus propias vidas. El consumo de substancias entre los adolescentes es a menudo tratado por el pediatra porque los padres desean que haya un cambio de actitud, o porque ellos desean dicho cambio. Suele ser útil recordar a los padres que, aunque tienen un papel importante en el proceso de ayudar a sus hijos a cambiar su conducta, las meras órdenes dudosamente resultarán efectivas para que el consumo de substancias cese. Consejo Hay que dar consejo de manera clara y franca para provocar cambios en la conducta. En el caso de los adolescentes, se les puede sugerir interrumpir completamente el consumo de alcohol y drogas, al menos durante un tiempo: “Me tienes tan preocupado que te recomendaría que dejaras de consumir alcohol y drogas del todo, al menos hasta que volvamos a vernos”. Seguir esta recomendación tendrá un valor diagnóstico y terapéutico. El éxito en la abstinencia proporciona la seguridad de que el adolescente no es dependiente. Por el contrario, el que no se consiga puede constituir una experiencia muy útil para la toma de conciencia del adolescente, de modo que entonces sea más probable que éste acceda a recibir tratamiento. Menú Se debe ofrecer un menú de diferentes opciones de cambio para maximizar el sentimiento de control sobre 30 su propio tratamiento. Hay que recomendar opciones basadas en la gravedad del problema y en al actitud del paciente con el tratamiento. En el programa clínico de los médicos, se empieza por ofrecer en primer término el tratamiento más adecuado. Si el paciente no quiere aceptarlo, los médicos sugieren alternativas hasta que encuentran un tratamiento adecuado y aceptado por el paciente. Por ejemplo, si el paciente no accede a dejar de consumir alcohol y drogas hasta la siguiente visita, los médicos preguntarán si estaría al menos dispuesto a reducir su consumo. Si esto tampoco lo acepta, entonces preguntarán simplemente: “Está bien, ¿pero aceptas al menos pensar en todo esto que te he estado diciendo y volver otra vez?”. Según la teoría de las fases de cambio, esta petición facilitará la progresión de la fase precontemplativa a la contemplativa. Empatía Se debe expresar empatía hacia el paciente a lo largo de la entrevista tanto en la conversación como a la forma de expresión en general. Esto es más que pura cortesía; aumenta la efectividad de las intervenciones breves [34]: “Sé que es difícil para ti”, “Debes de haberte sentido muy mal cuando ocurrió” o “Sé que lo que voy a decirte no es precisamente lo que querías oír”. Aunque pueda resultar tentador aleccionar a un paciente adolescente, esto puede provocar resistencia al cambio. Un estilo de asesoramiento comprensivo y sin confrontaciones crea una sensación de seguridad con respecto al ambiente terapéutico, lo cual es esencial en un proceso de cambio. Autoeficacia (optimismo) Durante la intervención breve hay que potenciar los sentimientos del adolescente a la autoeficacia. Se deben repasar los puntos fuertes que ayudarán al paciente a modificar su conducta. Esto puede incluir la ayuda de amigos y familiares, la voluntad de cambio, y los planes positivos para el futuro. Se debe expresar optimismo: “Aunque estos cambios vayan a resultar difíciles, sé que puedes hacerlo”, “Sabes, hay muchas cosas buenas que te están esperando”, y “Veo en ti una gran voluntad de cambio. Eso es estupendo”. Los adolescentes con problemas de alcohol o drogas suelen RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 32 - 2002 oír más bien lo contrario de sus padres, profesores y otros adultos importantes para ellos: “No llegarás a ninguna parte”, “Acabarás en prisión” y “Te quedarás estancado en el instituto. Nunca podrás ir a la universidad”. Hay que prevenir a los padres para que eviten estos comentarios negativos porque pueden convertirse en augurios de autocomplacencia. Aunque las estrategias de ESTRUCTURAS pueden seguirse en cualquier orden, es importante intentar dejar las afirmaciones positivas para el final de la sesión de manera que el paciente se marche quedándose con la parte positiva. Promover la autoconfianza es útil en todas las sesiones breves y resulta particularmente adecuada a las necesidades de los adolescentes. Seguimiento Cada paciente debería ser visitado en uno o dos meses tras la consulta inicial, y más habitualmente en las primeras semanas. El objetivo de esta visita es repasar el éxito obtenido por el paciente según el acuerdo establecido. Aquellos pacientes que hayan conseguido abstenerse de las drogas y el alcohol a menudo no necesitarán seguir con el tratamiento. Hay que ofrecerles refuerzo positivo y terminar la visita preguntándoles la lista de acontecimientos que indicarían la necesidad de recibir tratamiento en el futuro (por ejemplo, tomar parte en un accidente de tráfico, problemas legales, problemas escolares). Los pacientes que consiguieron seguir un plan más modesto, como puede ser reducir el consumo, y no están interesados en seguir el tratamiento deberían hacer también una lista de razones para buscar ayuda en el futuro: “Me parece que ahora mismo no estás preparado para seguir con el tratamiento. ¿Podrías decirme cuáles serían los incidentes futuros que indicarían que tu problema es grave y que necesitas reanudar el tratamiento?”. El médico debería dejar claro que estará disponible para tratar el tema del abuso de substancias siempre que el paciente se lo pida, aunque no se acuerde ninguna visita concreta. Los pacientes que no hayan superado la parte inicial del plan deberán ser reconducidos a tratamientos más intensivos, siempre que sea posible. RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 32- 2002 Entrevista motivacional La entrevista motivacional (MI, motivational interviewing) tratan de asesorar para crear las condiciones necesarias para que se produzcan cambios positivos [34]. Son especialmente apropiadas para encuentros terapéuticos breves, tanto como el método primario para ayudar a los pacientes a cambiar sus hábitos respecto el alcohol o las drogas, como forma de alentarles a aceptar un tratamiento. La MI se basa en una serie de presunciones fundamentales. La primera es que la motivación es producto de la interacción interpersonal y no un rasgo innato del carácter. Lo que un médico diga o haga durante las sesiones de asesoramiento puede ayudar o ir en detrimento de que el paciente logre cambiar su conducta. La confrontación lleva a la resistencia mientras que la empatía y la comprensión llevan al cambio. Un segundo supuesto es que la ambivalencia frente al cambio es normal y aceptable. Según esto, los adolescentes que consumen alcohol y drogas están en conflicto constante y experimentan sentimientos que son simultáneamente positivos y negativos acerca de su consumo de substancias. Su “balanza de decisión” puede representarse como los platillos de una balanza antigua con los pros y los contras representados por los pesos correspondientes en cada lado. El papel del asesor es el de decantar la balanza a favor del cambio de conducta positivo. Se puede encontrar un análisis completo de estrategias de MI en el libro de Miller y Rollnick [34]. Sus cinco estrategias principales se solapan parcialmente con las ESTRUCTURAS, y son: (1) expresar empatía, (2) desarrollar discrepancias, (3) evitar las discusiones, (4) manejar la resistencia, y (5) promover la autoeficacia. El asesoramiento empático o la consideración incondicionalmente positiva del paciente puede ser el ingrediente terapéutico más importante en cualquier encuentro clínico [33]. Hay que intentar entender los sentimientos y la perspectiva del adolescente sin juzgar, etiquetar, criticar o culpar. Entender y aceptar no es lo mismo que aprobar. Afirmaciones del tipo: 31 “Entiendo que veas las cosas de ese modo” o “Muchos de los chicos que vienen a esta clínica también creen que...”, expresa empatía sin que ésta signifique aprobación. En alguna ocasión puede resultar útil explicar esto: “Aunque desapruebo lo que has hecho (o estás haciendo), quiero que sepas que te acepto como persona”. Esta es una manera de desarrollar la discrepancia; en este caso, entre el individuo y su conducta. Otra forma es crear discrepancia en la mente del adolescente entre su conducta y sus metas. Por ejemplo, los terapeutas han entrevistado a muchos adolescentes que valoran su participación en algún deporte y tienen alguna meta concreta para su habilidad atlética. Aún así, no es extraño que se quejen de problemas al respirar desde que empezaron a consumir marihuana. Esto crea la oportunidad de desarrollar una discrepancia entre sus metas (mejorar en el ámbito deportivo) y su conducta (fumar marihuana está perjudicando su capacidad respiratoria). Desarrollar discrepancias es la clave de la entrevista motivacional. Los adolescentes, de manera inevitable, han interiorizado algunos de los mensajes negativos de la sociedad sobre drogas y alcohol, aunque dichos mensajes hayan sido suprimidos para permitir que el consumo de substancias continúe. El médico que escuche con atención encontrará en las entrevistas pistas de esta discordancia. Para citar otro ejemplo, un paciente que fue entrevistado en nuestra clínica negó firmemente que el consumo moderado y “razonado” de marihuana pudiese causar problemas. Sin embargo, al hablar de su familia, le comentó al entrevistador que estaba haciendo todo lo posible para mantener a sus hermanos menores apartados de las drogas. El entrevistador le preguntó por qué era esto tan importante. En este punto, el joven se quedó sin saber qué decir. Primero dio una respuesta superficial pero al final de la sesión aceptaba la prueba de intentar reducir su consumo de marihuana. Es importante evitar discutir con los pacientes porque sólo va a fortalecer su resistencia al cambio. La tercera ley de Newton dice que siempre que una partícula ejerza una fuerza (acción) sobre otra partícula, ésta segunda responderá simultáneamente con otra fuerza (reacción) igual en módulo y dirección pero sentido 32 opuesto a la primera; algo similar ocurre con los cambios de conducta. Cuanto más se le pide al adolescente que deje de tomar drogas, menos probable es que cambie su actitud. Es mejor preguntarle cosas que susciten afirmaciones automotivacionales: “¿Cómo te sentirías si tu hermano pequeño se enterase de que tomas drogas?” “¿Por qué?” y “Cómo crees que le afectaría?”. Estas preguntas están diseñadas para reforzar el grado de conciencia de los riesgos y problemas para el adolescente, y para desarrollar la discrepancia entre sus esperanzas para su hermano pequeño y su propia conducta. Este acercamiento reduce la posibilidad de confrontación o enfado. La resistencia es una parte del proceso de cambio a esperar, y puede ser especialmente acusada en los adolescentes. Una manera de reaccionar ante la resistencia es decirle al paciente que resuelva el problema por sí mismo. Por ejemplo, algunos adolescentes rehúsan reducir su nivel de consumo de alcohol o drogas. Un médico puede confrontarse con su paciente diciéndole que no puede ayudar a alguien que no está dispuesto a cooperar. Por el contrario, un médico que utilice el método de la entrevista motivacional manejaría la resistencia del paciente de la siguiente forma: “Entiendo que no veas que tu consumo de alcohol es un problema. Dices que estás seguro de que serías capaz de dejarlo en cualquier momento, pero que ahora no estás interesado en hacerlo. ¿Podrías ayudarme a hacer una lista de situaciones que indicarían que el hecho de que bebas se ha convertido realmente en un problema?”. Nótese que en este ejemplo, el médico ha tratado la resistencia de forma empática, ha evitado la confrontación y le ha pedido al paciente que describa lo que para él constituirían problemas relacionados con la bebida. El médico también ha dejado abierta la posibilidad de un tratamiento futuro al pedirle que sea él mismo quien controle su conducta y que vuelva si detecta alguno de los problemas mencionados. La autoeficacia, o la creencia de que uno va a ser capaz de hacer frente a un reto, es crucial para llegar a un cambio de conducta. Nótese que la autoeficacia también es un paso específico en el modelo de RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 32- 2002 ESTRUCTURAS de las intervenciones breves. Los adolescentes pueden ser reticentes al tratamiento porque temen no poder conseguir o mantener el cambio en su conducta. Es necesario alentarles, hacer afirmaciones positivas e intentar acabar siempre la entrevista subrayando lo positivo. Desarrollo de un plan de acción Los terapeutas han descubierto que las MI son una herramienta de consulta efectiva en su trabajo clínico. Además, en numerosas ocasiones proponen planes de acción específicos. De este modo, describen los tres “ítems de menú” que más a menudo se ofrecen en su programa: (1) el reto de la abstinencia, (2) la prueba de control de consumo (CUT, controlled use trial) y (3) el plan de contingencia. Estos tratamientos son más apropiados para pacientes cuyos problemas de consumo van desde la experimentación al abuso; los pacientes a quienes se les diagnostica dependencia a substancias suelen necesitar de tratamientos más intensivos. Sin embargo, los médicos suelen recomendar que uno de estos planes se utilice como paso intermedio para aquellos pacientes que inicialmente rehúsan someterse a un tratamiento de este tipo. El reto de la abstinencia Nosotros alentamos a los adolescentes para que no consuman alcohol ni drogas ya que incluso los riesgos de beber de manera esporádica son mayores para los adolescentes que para los adultos; además incrementa el riesgo de desórdenes en el futuro. Esta recomendación es diferente para los adultos. A los adultos que son grandes bebedores sociales, o incluso a aquellos para quienes el alcohol constituye un problema, se les aconseja que reduzcan su nivel de consumo. Muchos adolescentes afirman que les sería fácil dejar de tomar substancias si quisieran, por lo que los terapeutas les ofrecen el reto de la abstinencia como test diagnóstico para determinar la gravedad del problema del paciente. Además, algunos adolescentes están de acuerdo en ir al médico sólo para “quitarse a sus padres de encima”. El reto de la abstinencia ofrece RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 32- 2002 la oportunidad de demostrar a todas las personas implicadas que el adolescente no ha perdido el control de su consumo de substancias. Para implementar el reto de la abstinencia, se le piden al paciente que no consuma ni alcohol, ni drogas, ni ningún medicamento que le haya sido recetado a otra persona, durante un periodo de tiempo, por lo general de entre 4 a 8 semanas. El periodo de tiempo será más largo para aquellos adolescentes que raramente consumían substancias. Si el paciente está de acuerdo, se le pide que firme un contrato (Figura 2). Una copia se guarda con la historia médica y la otra se le da al paciente como recordatorio. El número de teléfono del centro aparece indicado en el contrato para que sea de fácil acceso al paciente si éste tiene alguna pregunta más tarde. Se pide al paciente que piense sobre lo que haría para evitar consumir substancias en los ambientes habituales (por ejemplo, en una fiesta donde sus amigos sí las están consumiendo). Algunos les sugerirán a sus amigos que sigan también el reto de la abstinencia. Otros simplemente les explicarán por qué quieren mantenerse sobrios. Sin embargo, otros preferirán evitar las situaciones que puedan implicar consumo de substancias, entonces el terapeuta pregunta a los adolescentes si creen que ésta es una solución práctica a largo plazo. En algunos casos, a los pacientes se les hace un análisis de orina para confirmar su abstinencia. Esto puede resultar muy útil en el caso de la marihuana ya que perdura mucho en la orina. Estos análisis se realizan cuando lo que cuenta el paciente no parece creíble o cuando se necesita demostrar su abstinencia ante autoridades externas, como la escuela o la policía. Sin embargo, los análisis sólo pueden hacerse con el consentimiento y conocimiento del paciente y acordando a priori quien tendrá acceso a dichos análisis. Los terapeutas realizan una visita de seguimiento a todos los pacientes al final del periodo de abstinencia. En esta visita los terapeutas le preguntan al paciente si ha conseguido mantener la abstinencia. A los pacientes que responden afirmativamente se les pregunta qué estrategias han seguido para evitar el consumo y cómo van a aplicar esas estrategias en el futuro. Por lo general, estos pacientes 33 CONTRATO DE ABSTINENCIA Fecha: ________________ Yo, ______________________, me comprometo a no beber alcohol, tomar drogas ni ninguna medicación que no me haya sido recetada en los próximos _____ días. Tampoco le proporcionaré drogas, alcohol o recetas médicas a nadie durante este tiempo. Además, me comprometo a no conducir ningún vehículo motorizado bajo la influencia del alcohol o las drogas, ni a montar en ningún vehículo cuyo conductor haya estado bebiendo o haya tomado drogas. Asistiré a la visita de seguimiento con (el programa de abuso de substancias entre adolescentes) el día ______. Firmado _____________ Tabla 2 Contrato de compromiso de abstinencia no necesitan seguir con el tratamiento. Sin embargo, los terapeutas les hacen hacer una lista de los problemas que indicarían que necesita tratamiento en el futuro. Los pacientes que no consiguen abstenerse pasan a un tratamiento de abuso de substancias a largo plazo. CUT (controlled use trial), prueba de control de consumo La CUT es similar al reto de la abstinencia, solo que al paciente se le pide que reduzca el consumo de substancias en lugar de suprimirlo por completo. Se recomienda una CUT a los adolescentes que rehúsan el reto de la abstinencia.. Los parámetros de la CUT se basan en la historia del paciente. Por lo general, los terapeutas les piden a los adolescentes que no consuman substancias entre semana y que eviten situaciones especialmente peligrosas como conducir después de haber consumido substancias o montar en un coche 34 donde el conductor lo haya hecho. Como en el reto de abstinencia, las condiciones de la CUT se fijan por escrito y el paciente las firma. Los terapeutas pueden sugerir un análisis de orina en algunos casos. Como en el caso del reto de abstinencia, los terapeutas realizan una visita de seguimiento al final de la CUT. Plan de contingencia Los pacientes que también rehúsan reducir su consumo de substancias presentan un difícil reto para el médico. El tratamiento es un proceso. Aceptar cualquier progreso hacia la reducción de consumo es ya un éxito parcial. Cuando los terapeutas se encuentran con un paciente que ni siquiera quiere intentar una CUT, le piden al paciente que haga una lista de contingencias que le indicarían que su problema existe. Entonces le piden también que si alguna de estas contingencias tiene lugar, siga un tratamiento. Nótese que esta estraRET, Revista de Toxicomanías. Nº. 32- 2002 tegia utiliza los principios de la entrevista motivacional. La empatía se expresa aceptando (aunque no aprobando) la elección del paciente. Los terapeutas prosiguen intentando desarrollar discrepancias basándose en la lista de contingencias del paciente que indicarían un problema de abuso de substancias, ya que tal vez estas contingencias se han dado ya. Las discusiones se evitan al dejar que sea el paciente quien decide sobre el tratamiento. Los terapeutas manejan su resistencia al aceptar que el paciente rehúse el tratamiento a la vez que le aconsejan que piense en el problema y siga haciéndose un autoseguimiento. Los terapeutas valoran la autoeficacia del paciente al hacerle ver que ni los médicos, ni los padres, ni los amigos pueden hacerle hacer nada que él no quiera. Resumen Puesto que el consumo de substancias está muy extendido entre los adolescentes, es posible que los médicos de cabecera no puedan conseguir que todos sus pacientes adolescentes consulten a un especialista en drogas o salud mental. Es por ello que a los pediatras les puede resultar útil la utilización de los principios básicos de las intervenciones de consulta y reservar los tratamientos específicos para aquellos pacientes con problemas de adicción graves. Las intervenciones breves han demostrado reducir efectivamente el abuso de alcohol entre los adultos, y el trabajo que se ha estado llevando con los adolescentes hasta ahora es prometedor. Las intervenciones efectivas incluyen retroacción sobre riesgos y problemas, un acercamiento empático y refuerzo de la autoeficacia del paciente. Las entrevistas motivacionales son una manera efectiva de reforzar las posibilidades de éxito del asesoramiento. Cuando la visita al especialista es necesaria, la entrevista motivacional puede utilizarse para maximizar los beneficios del tratamiento. La bibliografía está a disposición del lector en la dirección de correo electrónico: lzuloagaa@nexo.es RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 32- 2002 35