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RESPETEMOS LA VIDA 2010-2011
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La medida del amor es amar sin medida
~ el Programa Respetemos la Vida (2010)
Todo ser humano, en cualquier etapa y condición, es querido y amado por Dios. Por esta razón,
toda vida humana es sagrada. Quitar la vida a alguien es un mal grave y una deshonra grave a
Dios. Porque somos creados a imagen de Dios, que es Amor, nuestra identidad y nuestra
vocación es amar. El Papa Benedicto ha denominado esto como “la clave de toda [nuestra]
existencia”.
~ Volante para el Programa Respetemos la Vida (2010)
No comenzamos la vida como individuos libres y autónomos. Somos totalmente dependientes de
los demás para nuestra propia existencia. Nacemos en familias: las “escuelas del amor” donde,
con el tiempo, aprendemos a privarnos de la satisfacción inmediata de cada deseo egocéntrico y
encontramos gozo verdadero y duradero al llevar el bien y la felicidad a los demás.
~ Volante para el Programa Respetemos la Vida (2010)
No seremos aptos para el Cielo hasta que hayamos aprendido a amarnos unos a otros como Dios
nos ama, como radicalmente lo demostró en la Cruz. Si no aprendemos a amar sin egoísmo, no
solo no llegaremos al Cielo, sino que convertiremos la vida en la tierra en un infierno para
nosotros y los demás.
~ Volante para el Programa Respetemos la Vida (2010)
Cómo nos ocupamos de un niño no esperado, un padre que sufre una discapacidad cognitiva, o
un bebé con una discapacidad no refleja el grado de su humanidad, sino la nuestra. Dependemos
de ellos como ellos, de nosotros. No se pueden negociar los principios que Jesús dio y a los que
continuamente nos llama: ¡La medida del amor es amar sin medida!
~ Volante para el Programa Respetemos la Vida (2010)
Queda claro que no existe el requisito moral de utilizar tratamientos gravosos que simplemente
prolongan la agonía del paciente. Sin embargo, a menos que el paciente esté muy cerca de la
muerte, el suministro de nutrición e hidratación, incluso por vías artificiales, debe llevarse a cabo
siempre y cuando éste pueda preservar la vida y aliviar el sufrimiento sin constituir riesgos serios
o efectos secundarios indeseados.
~ Marie T. Hilliard, PhD, “Cuidar al prójimo, incluso hasta la muerte”, Programa Respetemos la Vida
(2010)
Hoy se proponen intervenciones activas u omisiones de los cuidados básicos para poner fin a la
vida no solo de los moribundos, sino también de los pacientes que sufren una discapacidad
cognitiva a largo plazo, como demencia avanzada o un estado “vegetativo” supuestamente
persistente. Algunos sostienen que los pacientes que no pueden responder conscientemente han
perdido su “dignidad humana”. Esto no es solo incorrecto sino peligroso: los seres humanos
nunca pierden su dignidad, es decir, su valor inherente e inestimable como personas únicas
amadas por Dios y creadas a su imagen y semejanza. Es posible negar el respeto a una persona y
no reconocer esa dignidad, pero la dignidad que Dios le dio nunca se pierde.
~ Marie T. Hilliard, PhD, “Cuidar al prójimo, incluso hasta la muerte”, Programa Respetemos la Vida
(2010)
Hay métodos científicamente “buenos” y también quirúrgica y médicamente eficaces para tratar
los motivos de la infertilidad de una manera plenamente humana. Hay médicos en todo el país
que aprendieron el arte y la ciencia de investigar las causas de la infertilidad y, según
corresponda, tratar el problema de la pareja médica, quirúrgica, psicológica y espiritualmente.
~ John T. Bruchalski, MD, FACOG, “Esperanza para las parejas que quieren tener un hijo”, Programa
Respetemos la Vida (2010)
Existen muchas opciones para los cristianos que quieren afrontar su infertilidad de manera
moralmente sólida y que necesitan ayuda para luchar contra la tristeza, la frustración e incluso la
rabia que pueden derivarse de la incapacidad para “tener un hijo”.
~ John T. Bruchalski, MD, FACOG, “Esperanza para las parejas que quieren tener un hijo”, Programa
Respetemos la Vida (2010)
La ciencia ha demostrado que reducir el número de nacimientos no resuelve, por si mismo,
ningún problema político, económico o ambiental. Reducir los nacimientos genera,
frecuentemente, graves problemas. Tómense, por ejemplo, los programas de Seguro Social y
Medicare. Las políticas de los Estados Unidos y otros países industrializados dependen de que
cada generación de contribuyentes sea mayor que la anterior, o, de lo contrario, estos programas
difícilmente se sustentan.
~ Steven W. Mosher, “Hagamos espacio para la gente”, Programa Respetemos la Vida (2010)
Las tasas de natalidad en los países desarrollados vienen en caída libre desde hace años. Europa
en conjunto promedia 1.3 hijos por pareja. Rusia y algunos países asiáticos como Japón, Corea
del Sur y Taiwán, se hallan demográficamente en peores condiciones aun. Esta escasez de
nacimientos significa que la fuerza de trabajo y los ingresos se encogen precisamente en
momentos cuando crece el número de ciudadanos de edad avanzada, quienes reclaman el retiro y
los servicios de salud prometidos desde hace mucho tiempo.
~ Steven W. Mosher, “Hagamos espacio para la gente”, Programa Respetemos la Vida (2010)
[Jesús] nos exhorta a inclinarnos sobre las heridas del cuerpo y del espíritu de tantos hermanos y
hermanas nuestros que encontramos por los caminos del mundo; nos ayuda a comprender que,
con la gracia de Dios acogida y vivida en la vida de cada día, la experiencia de la enfermedad y
del sufrimiento puede llegar a ser escuela de esperanza. En verdad, como afirmé en la encíclica
Spe salvi, "lo que cura al hombre no es esquivar el sufrimiento y huir ante el dolor, sino la
capacidad de aceptar la tribulación, madurar en ella y encontrar en ella un sentido mediante la
unión con Cristo, que sufrió con amor infinito" (n. 37).
~ Benedicto XVI, Mensaje para la XVIII. Jornada Mundial del Enfermo (2010)
Para salvaguardar la naturaleza no basta intervenir con incentivos o desincentivos económicos, y
ni siquiera basta con una instrucción adecuada. Éstos son instrumentos importantes, pero el
problema decisivo es la capacidad moral global de la sociedad. Si no se respeta el derecho a la
vida y a la muerte natural, si se hace artificial la concepción, la gestación y el nacimiento del
hombre, si se sacrifican embriones humanos a la investigación, la conciencia común acaba
perdiendo el concepto de ecología humana y con ello de la ecología ambiental. Es una
contradicción pedir a las nuevas generaciones el respeto al ambiente natural, cuando la educación
y las leyes no las ayudan a respetarse a sí mismas
~ Benedicto XVI, La caridad en la verdad (Caritas in veritate), 51 (2009)
La cuestión social se ha convertido radicalmente en una cuestión antropológica, en el sentido de
que implica no sólo el modo mismo de concebir, sino también de manipular la vida, cada día más
expuesta por la biotecnología a la intervención del hombre. La fecundación in vitro, la
investigación con embriones, la posibilidad de la clonación y de la hibridación humana nacen y
se promueven en la cultura actual del desencanto total, que cree haber desvelado cualquier
misterio, puesto que se ha llegado ya a la raíz de la vida. Es aquí donde el absolutismo de la
técnica encuentra su máxima expresión. En este tipo de cultura, la conciencia está llamada
únicamente a tomar nota de una mera posibilidad técnica. Pero no han de minimizarse los
escenarios inquietantes para el futuro del hombre, ni los nuevos y potentes instrumentos que la
“cultura de la muerte” tiene a su disposición.
~ Benedicto XVI, La caridad en la verdad (Caritas in veritate), 75 (2009)
A la plaga difusa, trágica, del aborto, podría añadirse en el futuro, aunque ya subrepticiamente in
nuce, una sistemática planificación eugenésica de los nacimientos. Por otro lado, se va abriendo
paso una mens eutanasica, manifestación no menos abusiva del dominio sobre la vida, que en
ciertas condiciones ya no se considera digna de ser vivida. Detrás de estos escenarios hay
planteamientos culturales que niegan la dignidad humana.
~ Benedicto XVI, La caridad en la verdad (Caritas in veritate), 75 (2009)
La [fertilización in vitro] es una tecnología reproductiva en la cual se concibe un ser humano al
unir el óvulo con el esperma en una placa de vidrio, no en el cuerpo de la madre (en latín “in
vitro” significa “en vidrio”). Esto despersonaliza aún más la acción de dar origen a una criatura
convirtiendo esto en una técnica de laboratorio. Este procedimiento dista tanto de ser un acto
amoroso entre los cónyuges que hasta puede utilizarse para concebir una criatura aunque ellos
hayan fallecido ya que sus cuerpos no participarían en la generación de esta vida una vez que el
óvulo y el esperma se hayan obtenido y preservado. Al haberse creado estos embriones en forma
deliberada, no en el entorno vivificante del cuerpo de una madre sino en el mísero sustituto del
caldo de cultivo en una placa de vidrio, la gran mayoría de ellos no sobreviven.
~ USCCB, El amor vivificante en una era tecnológica (2009)
Con frecuencia, los embriones que no fueron utilizados en el primer intento de embarazo son
congelados y preservados para utilizarlos en intentos futuros. Esto plantea también un serio
riesgo para sus vidas. Cuando los padres llegan a tener todos los hijos que desean, o abandonan
sus esfuerzos para concebir un hijo por medio de la FIV, los embriones restantes son
considerados como “sobrantes” o “de repuesto”. Algunos son descartados como desechos de
laboratorio mientras otros quedan abandonados indefinidamente en estado de congelación o
pasarán a ser utilizados en experimentos. El debate actual sobre la matanza en gran escala de
algunos seres humanos en embrión para “cosechar” sus células madre embrionarias surgió, en
parte, porque las clínicas dedicadas a la FIV produjeron muchos embriones “de repuesto” lo cual,
para los investigadores, creó la gran tentación de encontrar algún “uso” para estos seres humanos
que habían sido rechazados por sus padres.
~USCCB, El amor vivificante en una era tecnológica (2009)
Los temas referidos a la población y los cambios climáticos deben abordarse desde la más amplia
perspectiva del compromiso de proteger la vida humana, cuidar el medio ambiente y respetar las
normas culturales, la fe religiosa y los valores morales de las personas. La población no es
simplemente un asunto de estadísticas. Detrás de cada número demográfico hay una preciosa e
irremplazable vida humana cuya dignidad humana debe ser respetada.
~ USCCB, Cambio climático global: Llamado al diálogo, la prudencia y el bien común (2001)
[La nueva ley del Estado de Washington que legaliza el suicidio asistido] representa un nuevo y
peligroso asalto a la cultura de la vida. De especial preocupación es la amenaza que el legalizar
el suicidio asistido representa para las personas vulnerables, quienes ya corren el riesgo de ser
marginadas por una perspectiva de vida individualista y utilitarista. Las personas que corren el
mayor riesgo de este peligroso cambio en política pública son las personas ancianas, aquellas sin
cuidado médico adecuado, personas discapacitadas y aquellas sin un sistema de apoyo familiar.
~ Los obispos del Estado de Washington: “Respetando la Vida al Final de la Vida” (2008)
[El aborto] es un asunto definitorio, no solo en lo personal sino en lo social. Se puede enfrentar la
pobreza de manera incremental, pero la muerte de un niño es totalmente definitiva. La pena de
muerte debe ser abolidad porque, entre otras razones, no podemos tener certeza absoluta de que
un hombre o mujer inocente no será ejecuto. En el aborto, una víctima es siempre inocente.
~ Cardenal Francis George, arzobispo de Chicago, “La cara del mal: demonios y muerte”, 1 o de oct. de
2000
Desafortunadamente, en nuestra cultura estamos atados a ciertas actitudes letales acerca de la
vida humana y del ser humano mismo, especialmente en los momentos de su hermoso pero frágil
comienzo y en las vulnerables etapas de la edad avanzada y de la enfermedad. Hay quienes en
nuestra cultura y en nuestro país… piensan que ciertas instituciones civiles o determinadas
personas ostentan el derecho a la vida. ¡No! Ninguno de nosotros puede ostentar el derecho a la
vida. Nosotros solo podemos reconocer el derecho a la vida, sostenerlo y defenderlo, y admirar
su belleza.
~ Cardenal Daniel DiNardo, arzobispo de Galveston-Houston, homilía en la misa de apertura de la Vigilia
Nacional por la Vida, 21 de enero de 2010
No basta con solo defender la vida humana inocente. Por supuesto, si no lo hacemos, estamos
fallando en nuestra tarea más urgente. Pero por medio de las buenas acciones de amor y caridad,
debemos construir esta cultura activa de la vida que está lista y es capaz de hasta hacer retroceder
al mismo infierno. Si no sacamos a los abortistas del negocio, somos almas despreciables. Si no
promulgamos leyes y trabajamos infatigablemente para cambiar el corazón humano para que la
vida siempre sea honrada y protegida, no hemos librado la buena batalla que es nuestro deber
como Iglesia militante. Como guerreros, debemos primero vencer al enemigo. ¡Pero luego no
olvidemos que somos guerreros para la victoria de la vida!
~ Reverendísimo Robert W. Finn, obispo de Kansas City-St. Joseph, discurso a la Convención sobre el
Evangelio de la Vida, 18 de abril de 2009
En cada misa debemos ofrecer oraciones especiales por nuestra nación y sus dirigentes, para que
la cultura de la muerte pueda ser superada y la civilización del amor pueda avanzar con firmeza.
Todos los católicos del país deberían participar de la adoración eucarística y el rezo del Rosario
por el restablecimiento del respeto por la vida humana y la protección de la integridad de la
familia.
~ Reverendísimo Raymond L. Burke, prefecto, Signatura Apostólica, discurso al National Catholic Prayer
Breakfast, 8 de mayo, 2009
Ningún ser humano es un problema… Ningún ser humano, no importa cuán pobre o débil sea,
puede ser reducido a un problema. Cuando nos permitimos pensar sobre un ser humano como un
simple problema, ofendemos su dignidad. Y cuando vemos a otro ser humano como un
problema, con frecuencia nos damos permiso para buscar soluciones convenientes, pero no
justas. La historia trágica del siglo 20 nos demuestra que pensar de esa manera puede llevarnos
hasta la “solución final”.
Por lo tanto, para nosotros los católicos no puede existir algo como el “problema de un
embarazo”, sino un niño al que se le debe dar la bienvenida a la vida y la protección por la ley.
El refugiado, el inmigrante, aun aquel que no tenga “papeles”, no es un problema; puede ser un
extranjero, pero al extranjero se le debe acoger como a un hermano. Hasta los criminales, a pesar
de todo el horror de sus crímenes, no pierden la dignidad que Dios les ha dado como seres
humanos. Ellos también deben ser tratados con respeto, hasta en su castigo. Por eso la doctrina
social católica condena la tortura y aboga por la abolición de la pena de muerte.
~ Most Rev. Thomas Wenski, arzobispo de Miami, homilía en la misa de instalación, 1º de junio de 2010
La verdadera opción en aceptar o rechazar a un hijo con necesidades especiales nunca se halla
entre cierta imaginaria perfección o imperfección. Ninguno de nosotros es perfecto. Ningún hijo
es perfecto. La verdadera opción en aceptar o rechazar a un hijo con necesidades especiales se
halla entre amor y desamor; entre valor y cobardía; entre confianza y temor. Esa es la opción que
afrontamos cuando ocurre en nuestra experiencia personal. Y esa es la opción que afrontamos
como sociedad al decidir cuáles vidas humanas trataremos como valiosas, y cuáles no.
~Reverendísimo monseñor Charles J. Chaput, OFM Cap, arzobispo de Denver: “Discurso ante la
Asociación de Médicos Católicos de Phoenix”, 6 de octubre de 2009
Trabajar para ponerle fin a los abortos no nos exime de nuestras obligaciones hacia los pobres.
No nos excusa de nuestros deberes con los discapacitados, los ancianos y los inmigrantes. De
hecho, exige de nosotros un mayor compromiso para apoyar materialmente a aquellas mujeres
que atraviesan por un embarazo difícil.
Todas estas obligaciones son vitales. Dios nos hará responsables ante Él si las ignoramos. Pero,
ninguno de esos otros deberes puede ocultar el hecho de que ningún derecho humano está seguro
si el derecho a la vida no lo está. Y, lamentablemente, el aborto ya no es la única amenaza
bioética importante a ese derecho en nuestra cultura. Lo cierto es que el derecho a la vida nunca
ha estado, en ningún momento del pasado, afrontando la serie de desafíos que afronta ahora
mismo, y que afrontará en el futuro inmediato. El suicidio medicamente asistido, la clonación, la
ingeniería genética y los avances en biotecnología, plantean serios y profundos cuestionamientos
acerca de la definición de “naturaleza humana” y la protección de la dignidad humana.
~ Reverendísimo Charles J. Chaput, OFM Cap, arzobispo de Denver: “Por qué esta obra es importante: la
dignidad humana y el camino que tenemos por delante”, 9 de marzo de 2010
Desde el primer siglo, la Iglesia se ha preocupado por el mal moral del aborto y el asesinato de
bebés indefensos en el vientre materno. Las personas que toman como algo intrascendente el
pecado del aborto y que lo ven como un tema político en vez del serio asunto moral que
realmente es, son culpables de violar el Quinto Mandamiento. Usted no puede ser “pro elección”
(pro-aborto) y seguir siendo un buen católico. Es por eso que la Iglesia les pide a quienes
mantienen esa position abstenerse de recibir la sagrada Comunión. No estamos comportándonos
como malos o excesivamente críticos, simplemente reconocemos el hecho de que una postura
como esa es objetiva y seriamente pecaminosa, a la vez de radicalmente incoherente con respecto
al estilo de vida cristiano.
~ Reverendísimo Robert J. Carlson, arzobispo de San Luis: “Ante la cruz: los buenos católicos no pueden
ser pro aborto”, St. Louis Review, 6 de julio de 2010
La Madre Teresa dijo que Cristo viene a nosotros envuelto en un penoso disfraz de pobre. Ella
dijo también que es una terrible pobreza el hecho de que un niño muera para que alguien pueda
vivir como desee hacerlo. Visto en conjunto, creo que los más pobres de los pobres son aquellos
cuya pobreza descansa en la pérdida de un niño. Debemos considerarlos el rostro de Cristo en
nuestras vidas y ayudarlos con una palabra amable, un oído atento, un abrazo sanador. Solo el
amor puede superar la tragedia del aborto, y ese amor debe comenzar con cada uno de nosotros.
~ Carl Anderson, Supremo Caballero de los Caballeros de Colón, discurso en la celebración del 25 to
aniversario del Proyecto Raquel
No quiero decir que cuidar de los ancianos y otros no sea una carga. Puede serlo, a veces en
grado significativo. Lo que digo es que llevar esta carga es tan central del ser humano que si lo
rehuimos, no solo irrespetamos a los ancianos y vulnerables, sino que nos deshumanizamos a
nosotros mismos.
~ William E. May; “Sobre ser una carga para la familia”, Culture of Life Foundation Briefs (26 de marzo
de 2010)
Las familias con muchos hijos ya no se consideran ejemplos de generosidad, sino de
irresponsabilidad. [Nuestra cultura dice que] los niños con discapacidades severas no son ángeles
especiales que Dios nos ha enviado, sino drenajes de la economía; mejor que no hubieran nacido.
Y los ancianos son cargas. Si tenemos éxito en echar a un lado a todo el que es dependiente, nos
quedaremos con nosotros mismos, con nuestro propio ego-centrismo, nuestro propio ser
racionalizador del pecado, defensivo, irritable y vano. Si nunca aprendemos a dar hasta que nos
duela, hasta la dolorosa realidad de que no somos el centro donde el universo se hunde,
fracasaremos en el matrimonio; como padres y madres, como ciudadanos y como simples buenos
vecinos.
~ William E. May, “Sobre ser una carga para la familia”, Culture of Life Foundation Briefs (26 de marzo
de 2010)