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ISSN: 1888-9891 REVISTA DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL Revista de Psiquiatría y Salud Mental Órgano Oficial de la Sociedad Española de Psiquiatría y de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica Volumen 2, Número 1. Enero-Marzo 2009 EDITORIAL Necesidad de proteger y fomentar la salud física en personas con enfermedad mental grave ORIGINALES Comparación de la eficacia de las formas farmacéuticas de liberación retardada (depot) y las orales de los antipsicóticos típicos y atípicos comercializados en España para pacientes diagnosticados de esquizofrenia Implicaciones clínicas de la edad de inicio del trastorno bipolar I: dos subgrupos con diferente pronóstico ψ Polimorfismos serotoninérgicos como predictores de la gravedad clínica del trastorno de pánico REVISIÓN Trastorno bipolar: ¿qué efecto tiene el cumplimiento terapéutico en el riesgo de conductas suicidas? ENERO-MARZO 2009 ARTÍCULO ESPECIAL - VOLUMEN 2 - NUMERO 1 Enfermedad cardiovascular y diabetes en personas con enfermedad mental grave AGENDA 2009 www.elsevier.es/saludmental Portada 1.indd 1 23/3/09 16:21:45 Revista de Psiquiatría y Salud Mental Sumario www.elsevier.es/saludmental Volumen 2, Número 1/2009 EDITORIAL 1 Necesidad de proteger y fomentar la salud física en personas con enfermedad mental grave M. Maj ORIGINALES 5 Comparación de la eficacia de las formas farmacéuticas de liberación retardada (depot) y las orales de los antipsicóticos típicos y atípicos comercializados en España para pacientes diagnosticados de esquizofrenia A. Fernández Sánchez, A. Pinto-Meza y J.M. Haro 29 Implicaciones clínicas de la edad de inicio del trastorno bipolar I: dos subgrupos con diferente pronóstico A. González Pinto, S. Barbeito, F.J. Díaz, P. Vega, F. Mosquera, P. López, S. Alberich, S. Ruiz de Azua, A. Ugarte, M. Martín y J. de León 35 Implicación de polimorfismos serotoninérgicos en la gravedad clínica del trastorno de pánico P.A. Saiz, S. Martínez-Barrondo, M.P. García-Portilla, P. Corcoran, B. Morales, M.T. Bascaran, B. Paredes, V. Álvarez, E. Coto, J.M. Fernández, M. Bousoño y J. Bobes REVISIÓN 42 Trastorno bipolar: ¿qué efecto tiene el cumplimiento terapéutico en el riesgo de conductas suicidas? J. López-Castroman, E. Baca-García y M.A. Oquendo ARTÍCULO ESPECIAL 49 Enfermedad cardiovascular y diabetes en personas con enfermedad mental grave Declaración de la posición de la Sociedad Psiquiátrica Europea (EPA), respaldada por la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EADS) y la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) M. De Hert, J.M. Decker, D. Wood, K.G. Kahl y H.J. Moller AGENDA 2009 60 00 SUMARIO 1.indd 38 23/3/09 16:24:19 Revista de Psiquiatría y Salud Mental Contents www.elsevier.es/saludmental Volume 2, Number 1/2009 EDITORIAL 1 The need to protect and promote physical health in persons with severe mental illness M. Maj ORIGINALES 5 Comparing the efficacy of long-acting pharmaceutical forms (depot) versus oral pharmaceutical forms of atypical and conventional antipsychotics used in Spain for treating patients with schizophrenia A. Fernández Sánchez, A. Pinto-Meza and J.M. Haro 29 Age at onset in bipolar I disorder: two may be better than three subgroups A. González Pinto, S. Barbeito, F.J. Díaz, P. Vega, F. Mosquera, P. López, S. Alberich, S. Ruiz de Azua, A. Ugarte, M. Martín and J. de León 35 Role of serotonergic polymorphisms in the clinical severity of the panic disorder P.A. Saiz, S. Martínez-Barrondo, M.P. García-Portilla, P. Corcoran, B. Morales, M.T. Bascaran, B. Paredes, V. Álvarez, E. Coto, J.M. Fernández, M. Bousoño and J. Bobes REVISIÓN 42 Bipolar disorder: What effect does treatment adherence have on risk of suicidal behavior? J. López-Castroman, E. Baca-García and M.A. Oquendo SPECIAL ARTICLE 49 Cardiovascular disease and diabetes in people with severe mental illness Position statement from the European Psychiatric Association (EPA), supported by the European Association for the Study of Diabetes (EASD) and the European Society of Cardiology (ESC) M. De Hert, J.M. Decker, D. Wood, K.G. Kahl and H.J. Moller 2009 ΑGENDA 60 00 SUMARIO 1.indd Sec1:39 23/3/09 16:24:22 Rev Psiquiatr Salud Ment (Barc.) 2009;2(1):1-4 ISSN: 1888-9891 Revista de Revista de Psiquiatría y Salud Mental Psiquiatría y Salud Mental Órgano Oficial de la Sociedad Española de Psiquiatría y de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica Volumen 2, Número 1. Enero-Marzo 2009 EDITORIAL Necesidad de proteger y fomentar la salud física en personas con enfermedad mental grave ORIGINALES Comparación de la eficacia de las formas farmacéuticas de liberación retardada (depot) y las orales de los antipsicóticos típicos y atípicos comercializados en España para pacientes diagnosticados de esquizofrenia Implicaciones clínicas de la edad de inicio del trastorno bipolar I: dos subgrupos con diferente pronóstico ψ Polimorfismos serotoninérgicos como predictores de la gravedad clínica del trastorno de pánico REVISIÓN Trastorno bipolar: ¿qué efecto tiene el cumplimiento terapéutico en el riesgo de conductas suicidas? www.elsevier.es/saludmental ARTÍCULO ESPECIAL Enfermedad cardiovascular y diabetes en personas con enfermedad mental grave AGENDA www.elsevier.es/saludmental EDITORIAL Necesidad de proteger y fomentar la salud física en personas con enfermedad mental grave Mario Maj* Presidente de la World Psychiatric Association, Director del Dipartimento di Psichiatria, Università di Napoli, Nápoles, Italia Las personas con una enfermedad mental grave presentan una prevalencia de enfermedades físicas más alta y una mayor mortalidad por causas naturales que la población general. No parece que hayan obtenido un efecto beneficioso con las recientes tendencias favorables relativas a la mortalidad debida a algunas enfermedades físicas. Su acceso a la asistencia a la salud física está reducido y su calidad es peor que la que recibe la población general. Si realmente nos preocupa la calidad de vida de nuestros pacientes con enfermedades mentales graves y la protección de sus derechos civiles, no podemos dejar de tener en cuenta que la salud física es una dimensión crucial de la calidad de vida de estas personas y que el acceso a la asistencia al respecto, con igual calidad de la que dispone el resto de la población, es un derecho básico de estas personas como seres humanos y como ciudadanos. En este artículo examinaré brevemente la evidencia aportada por la investigación que pone de manifiesto la magnitud del problema, los factores que contribuyen a generarlo y lo que puede hacerse para abordarlo. Aumento de la morbimortalidad de las personas con enfermedad mental grave a causa de enfermedades físicas La mortalidad debida a enfermedades físicas presenta un aumento significativo en las personas con enfermedad mental grave en comparación con la población general. En un *Autor para correspondencia. Correo electrónico: majmario@tin.it estudio de seguimiento, llevado a cabo en el Reino Unido1, el cociente de mortalidad por causas naturales estandarizado en las personas con esquizofrenia fue de 232, es decir, la mortalidad debida a causas naturales aumentó a más del doble en comparación con la de la población general. El cociente de mortalidad por causas “evitables con un tratamiento apropiado” estandarizado fue 468, es decir, la mortalidad por causas evitables fue más de 4 veces mayor que en la población general. Los valores más altos del cociente de mortalidad estandarizado fueron los correspondientes a enfermedades endocrinas (incluida la diabetes mellitus), enfermedades neurológicas (incluida la epilepsia), enfermedades respiratorias, enfermedades circulatorias y enfermedades digestivas. La prevalencia de diversas enfermedades físicas está aumentada en las personas con esquizofrenia en comparación con la población general. En un estudio llevado a cabo en Estados Unidos2, se observó que las personas con trastornos psicóticos tenían una probabilidad mayor que la de las demás personas de desarrollar diabetes, hipertensión, cardiopatías, asma, trastornos gastrointestinales, infecciones cutáneas, neoplasias malignas y trastornos respiratorios agudos. La frecuencia estaba aumentada a pesar de que solamente se tuvo en cuenta a los pacientes sin un trastorno de consumo de sustancias concomitante. Las personas con una enfermedad mental grave pueden no haber obtenido un efecto beneficioso con las recientes tendencias favorables de la mortalidad causada por enfermedades físicas. En un estudio longitudinal, llevado a cabo en Australia3, se observó una disminución mantenida de la tasa de mortalidad a causa de cardiopatía isquémica en la población general durante el período de 1980 a 1998, que pasó de 209 a 143/100.000 personas-años en los varones y 1888-9891/$ - see front matter © 2008 Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados 01 EDITORIAL (1-4).indd 1 23/3/09 16:24:39 2 M. Maj de 139 a 117 en las mujeres. En cambio, la tasa de mortalidad se mantuvo aproximadamente constante para los pacientes psiquiátricos en el caso de los varones (media de 280/100.000 personas-años) y aumentó de 153 a 234 en el caso de las mujeres. Menos acceso y calidad de la asistencia a la salud física en las personas con enfermedad mental grave El acceso de las personas con enfermedad mental grave a la asistencia a la salud física está reducido en comparación con el de la población general. En el estudio que se llevó a cabo en Australia3, el cociente de mortalidad por cardiopatía isquémica estandarizado fue 1,78 en los varones con esquizofrenia en comparación con la población general. Sin embargo, el cociente estandarizado de ingresos hospitalarios por esa enfermedad fue considerablemente inferior en los varones y las mujeres con esquizofrenia en comparación con la población general. Además, tanto los varones como las mujeres con esquizofrenia tenían una probabilidad de ser tratados con técnicas de revascularización más de 3 veces inferior a la de la población general. De forma análoga, en un reciente estudio prospectivo llevado a cabo en el Reino Unido4, los síntomas cardiovasculares y respiratorios (angina, producción de esputo, sibilancias y dificultad respiratoria) fueron significativamente más frecuentes en las personas con esquizofrenia que en la población general, pero la media de la frecuencia de consultas al médico general fue de menos de la mitad en las personas con esquizofrenia en comparación con las de la población general (2,3 frente a 4,8 consultas al año). En un estudio realizado en los Estados Unidos5, el diagnóstico de esquizofrenia presentó una asociación significativa con un número inferior de visitas médicas en el grupo total de pacientes y también en los subgrupos de pacientes con diabetes e hipertensión. La calidad de la asistencia relativa a la salud física que reciben los pacientes con esquizofrenia es peor que la de la población general. Un reciente estudio llevado a cabo en los Estados Unidos6 observó que los acontecimientos adversos aparecidos durante las hospitalizaciones médicas y quirúrgicas eran en todos los casos significativamente más frecuentes en los pacientes con esquizofrenia en comparación con las demás personas, incluidas las infecciones debidas a la asistencia médica, la insuficiencia respiratoria postoperatoria, la trombosis venosa profunda o la embolia pulmonar postoperatorias y la sepsis postoperatoria. Todos estos acontecimientos adversos se relacionaron con un aumento significativo de las probabilidades de ingreso en una unidad de cuidados intensivos y de muerte. Factores que explican el aumento de la morbimortalidad de las personas con enfermedad mental grave por enfermedades físicas El aumento de la morbimortalidad por enfermedades físicas que se da en las personas con enfermedad mental grave 01 EDITORIAL (1-4).indd 2 está relacionado, en primer lugar, con la mayor prevalencia de varios factores de riesgo para las enfermedades cardiovasculares, metabólicas y respiratorias que presentan estas personas; los más importantes de estos factores son la obesidad, el tabaquismo y el abuso de alcohol y drogas. En un reciente estudio llevado a cabo en el Reino Unido4, las personas con enfermedad mental grave mostraron una probabilidad de presentar obesidad (índice de masa corporal > 30) y obesidad mórbida (índice de masa corporal > 40) más alta que la de la población general, con cifras del 35 frente al 19,4% y del 3,7 frente al 1,3%. Al desglosar estas cifras por edades y sexos, se observó que el 28,7% de los varones con enfermedad mental grave de entre 18 y 44 años de edad eran obesos, en comparación con el 13,6% de los de la población general, mientras que el 3,7 y el 0,4%, respectivamente, presentaban obesidad mórbida. Más sorprendentes aún fueron las cifras relativas a las mujeres de la misma edad: el 50,6 frente al 16,6% y el 7,4 frente al 2,0. En un reciente metaanálisis de estudios de todo el mundo7, se ha confirmado la relación significativa entre la esquizofrenia y el tabaquismo actual: la odds ratio (OR) media ponderada fue 5,9, con valores de 7,2 en los varones y de 3,3 en las mujeres. La asociación continuaba siendo significativa cuando se utilizaba como controles a personas con enfermedad mental grave (OR = 1,9). El tabaquismo intenso y la dependencia elevada de la nicotina fueron también más frecuentes en las personas con esquizofrenia que en la población general. En el estudio Epidemiological Catchment Area8, la prevalencia del abuso o la dependencia de alcohol a lo largo de la vida en personas con esquizofrenia fue del 33%, es decir, 3,3 veces mayor que la de la población general, mientras que la prevalencia del trastorno de abuso de sustancias ilegales a lo largo de la vida fue del 27,5%, es decir, 6 veces mayor que la de la población general. Se ha descrito también que los pacientes con enfermedad mental grave toman decisiones dietéticas peores y realizan menos actividad física que la población general9,10, pero la evidencia de investigación relevante en la actualidad no es clara. Un segundo factor que contribuye a producir el aumento de morbilidad física en las personas con enfermedad mental grave son las repercusiones del tratamiento antipsicótico. Es motivo de especial preocupación la mayor probabilidad que tienen las personas tratadas con antipsicóticos de nueva generación de desarrollar obesidad, diabetes mellitus tipo 2 e hiperlipemia. Un metaanálisis11 ha estimado que la media de aumento de peso en los pacientes tratados con dosis estándar de antipsicóticos a lo largo de un período de 10 semanas fue 4,45 kg con clozapina, 4,15 kg con olanzapina, 2,92 kg con sertindol, 2,1 kg con risperidona y 0,04 kg con ziprasidona. Un estudio basado en la amplia base de datos de la Veterans Administration Database de Estados Unidos12 observó un riesgo de diabetes significativamente mayor en los pacientes tratados con clozapina (OR = 1,25), olanzapina (OR = 1,11) o quetiapina (OR = 1,31), pero no en los tratados con risperidona (OR = 1,05), en comparación con los pacientes tratados con antipsicóticos de primera generación. En un estudio del Reino Unido13, los pacientes tratados con olanzapina presentaron un aumento del riesgo de desarrollar hiperlipemia, en comparación con los pacientes 23/3/09 16:24:43 Necesidad de proteger y fomentar la salud física en personas con enfermedad mental grave no tratados con antipsicóticos (OR = 4,65) y los pacientes tratados con antipsicóticos de primera generación (OR = 3,36). Factores que explican la reducción del acceso y la calidad de la asistencia relativa a la salud física en las personas con enfermedad mental grave El menor acceso de las personas con enfermedad mental grave a los servicios médicos se ha relacionado con varios factores relativos al sistema de asistencia sanitaria. Está bien documentada la repercusión que tiene la falta de seguro de enfermedad y el coste de la asistencia. En un estudio realizado en los Estados Unidos14, las personas con trastornos mentales tuvieron una probabilidad de que se les negara el seguro a causa de un trastorno preexistente que era el doble de la de los individuos sin trastornos mentales (OR = 2,18). El hecho de padecer un trastorno mental comportaba un riesgo mayor de retraso en la solicitud de asistencia a causa del coste (OR = 1,76) y también de no poder obtener la asistencia médica necesaria (OR = 2,3). Incluso cuando son visitadas por un médico, es frecuente que en las personas con una enfermedad mental grave las enfermedades físicas queden sin diagnosticar. En un estudio llevado a cabo en los Estados Unidos15, el porcentaje de casos de enfermedad física importante que no fueron diagnosticados por médicos no psiquiatras fue del 33% en los varones y del 31% en las mujeres, mientras que los porcentajes de casos no diagnosticados por los psiquiatras fueron del 46 y el 49%, respectivamente. Los profesionales de atención primaria pueden percibir erróneamente que los síntomas médicos de los pacientes psicóticos son “psicosomáticos”, pueden no estar capacitados o pueden no sentirse cómodos al atender a esta población de pacientes. Es posible que haya un estigma subyacente en contra de las personas con enfermedad mental grave. Además, durante las hospitalizaciones en salas de medicina o de cirugía, los profesionales de la salud pueden no tener experiencia en la forma de satisfacer las necesidades especiales de los pacientes con enfermedad mental grave, pueden minimizar o malinterpretar sus síntomas somáticos y pueden utilizar de manera inadecuada métodos de restricción del movimiento o fármacos sedantes, o no tener en cuenta las posibles interacciones de los fármacos psicotropos con otras medicaciones6. Por su parte, muchos psiquiatras no son capaces o no desean realizar exploraciones físicas o siquiera neurológicas, o no están al día en cuanto al tratamiento de las enfermedades físicas, incluso las frecuentes. Sin embargo, el diagnóstico insuficiente de las enfermedades físicas en las personas con enfermedad mental grave puede estar relacionado, en parte, con factores del paciente. Los pacientes psicóticos pueden ser reacios a solicitar asistencia médica, porque no son conscientes de que tienen un problema de salud física, se encuentran socialmente aislados, sufren un deterioro cognitivo o se muestran desconfiados y suspicaces16,17. Pueden tener una menor capacidad de comunicar claramente sus problemas médicos: un estudio llevado a cabo en los Estados Unidos18 observó que tan sólo un 23% de los pacientes consecutivos ingresados en la 01 EDITORIAL (1-4).indd 3 3 unidad de asistencia médica aguda de un hospital psiquiátrico fue capaz de describir adecuadamente la naturaleza o la localización de su dolor o enfermedad. Los pacientes con una enfermedad mental grave a los que se ha diagnosticado un trastorno médico pueden no ser capaces de describirlo, o siquiera recordarlo, en una fecha posterior: en el estudio antes citado18, tan sólo un 14% pudo citar al menos uno de sus problemas físicos 2 años después del diagnóstico. Además, está bien documentado que el umbral para el dolor aumenta en las personas con esquizofrenia, y ello puede ser otra razón por la que algunos trastornos médicos no sean diagnosticados19: por ejemplo, el 79% de los pacientes con esquizofrenia y perforación ulcerosa aguda y un 63% de los que tenían apendicitis aguda refirieron dolor, en comparación con el 95% en el caso de los pacientes sin esquizofrenia. Más frecuente aún parece ser la ausencia de dolor en las personas con esquizofrenia que sufren un infarto de miocardio: solamente un 18% de estos pacientes refiere dolor durante el ataque de corazón, en comparación con el 90% en el caso de la población general17,19. ¿Qué puede hacerse para abordar esta situación? El primer paso para abordar esta situación es aumentar la percepción del problema por parte de los profesionales de la salud mental, los de atención primaria, los pacientes con esquizofrenia y sus familias. ¿A cuántas de estas personas se les ha dicho alguna vez que “el mayor riesgo de enfermedad cardíaca, y no el mayor riesgo de suicidio, es la primera causa de muerte de las personas con enfermedad mental”3? Ciertamente, a muy pocas. Deberá difundirse adecuadamente la información de investigación disponible acerca del aumento de morbimortalidad por enfermedades físicas en las personas con enfermedad mental grave. La formación y la capacitación de los profesionales de la salud mental y los profesionales de la atención primaria constituyen otro paso esencial. Los profesionales de la salud mental deben recibir la formación adecuada para, al menos, llevar a cabo las labores médicas básicas. Deben recibir formación acerca de la importancia de reconocer la enfermedad física en las personas con trastornos mentales graves, y se les debe alentar a que se familiaricen con las razones más frecuentes del infradiagnóstico o el diagnóstico erróneo de la enfermedad física en estos pacientes. Por otra parte, los profesionales de la atención primaria deben superar su renuencia a tratar a personas con enfermedad mental grave, y deben aprender formas eficaces de interactuar y comunicarse con ellas: no es sólo una cuestión de conocimientos y capacidades, sino, sobre todo, de actitudes. Otro paso esencial es el desarrollo de una integración apropiada entre la asistencia de salud mental y la de salud física. En la literatura surge un cierto debate acerca de quién debe encargarse de vigilar la salud física de los pacientes con esquizofrenia. Sin embargo, la cuestión crucial es que siempre debe haber “alguien” encargado de este problema (es decir, debe haber un profesional bien identificado que se responsabilice de la asistencia de salud física de cada paciente). Por otra parte, los servicios de salud 23/3/09 16:24:43 4 M. Maj mental deben ser capaces de proporcionar, al menos, una evaluación estándar regular de sus pacientes, con objeto de identificar, o cuando menos sospechar, la presencia de problemas de salud física. Las directrices actualmente existentes sobre el tratamiento de los pacientes a los que se administran fármacos antipsicóticos deben ser conocidas y aplicadas por todos los servicios de salud mental. Los propios pacientes deben intervenir lo más posible en ello: por ejemplo, los profesionales de la salud mental deben alentar a los pacientes a que vigilen y registren de forma continuada su peso. Los servicios de salud mental deben proporcionar de manera habitual programas de dieta y ejercicio. En ciertos contextos puede contemplarse la aplicación de programas flexibles para dejar de fumar, con los que se ha demostrado un cierto grado de éxito20. Finalmente, hay una acuciante necesidad de nuevas investigaciones en este campo. Las enfermedades físicas no deben considerarse siempre factores de confusión en los estudios relativos a la enfermedad mental grave. La comorbilidad física se debe estudiar sistemáticamente, de manera que pueda comprenderse mejor la interacción entre las enfermedades mentales y físicas (tanto en los pacientes hospitalizados como en los ambulatorios, tanto en las mujeres como en los varones, y tanto en los jóvenes como en los ancianos). En resumen, el fomento de la asistencia a la salud física de las personas con enfermedad mental grave es, en la actualidad, una cuestión clave en nuestro campo. Si no la consideramos una prioridad, no podremos afirmar de forma convincente que realmente estamos buscando una mejor calidad de vida y la protección de los derechos civiles de nuestros pacientes. Bibliografía 1. Brown S, Inskip H, Barraclough B. Causes of the excess mortality of schizophrenia. Br J Psychiatry. 2000;177:212-7. 2. Dickey B, Normand SLT, Weiss RD, Drake RE, Azeni H. Medical morbidity, mental illness and substance use disorders. Psychiatric Services. 2002;53:861-7. 3. Lawrence DM, Holman CDJ, Jablensky AV, Hobbs MST. Death rate from ischaemic heart disease in Western Australian psychiatric patients 1980-1998. Br J Psychiatry. 2003;182:31-6. 4. Filik R, Sipos A, Kehoe PG, Burns T, Cooper SJ, Stevens H, et al. The cardiovascular and respiratory health of people with schizophrenia. Acta Psychiatr Scand. 2006;113:298-305. 01 EDITORIAL (1-4).indd 4 5. Cradock-O’Lealry J, Young AS, Yano EM, Wang M, Lee ML. 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Enero-Marzo 2009 EDITORIAL Necesidad de proteger y fomentar la salud física en personas con enfermedad mental grave ORIGINALES Comparación de la eficacia de las formas farmacéuticas de liberación retardada (depot) y las orales de los antipsicóticos típicos y atípicos comercializados en España para pacientes diagnosticados de esquizofrenia Implicaciones clínicas de la edad de inicio del trastorno bipolar I: dos subgrupos con diferente pronóstico ψ Polimorfismos serotoninérgicos como predictores de la gravedad clínica del trastorno de pánico REVISIÓN Trastorno bipolar: ¿qué efecto tiene el cumplimiento terapéutico en el riesgo de conductas suicidas? www.elsevier.es/saludmental ARTÍCULO ESPECIAL Enfermedad cardiovascular y diabetes en personas con enfermedad mental grave AGENDA 2009 www.elsevier.es/saludmental ORIGINAL Comparación de la eficacia de las formas farmacéuticas de liberación retardada (depot) y las orales de los antipsicóticos típicos y atípicos comercializados en España para pacientes diagnosticados de esquizofrenia Anna Fernández Sánchez, Alejandra Pinto-Meza y Josep Maria Haro* Unidad de Investigación y Desarrollo, Sant Joan de Déu-SSM, Fundación Sant Joan de Déu, Barcelona, España Recibido el 2 de septiembre de 2008; aceptado el 13 de octubre de 2008 PALABRAS CLAVE Antipsicóticos depot; Antipsicóticos orales; Esquizofrenia; Revisión sistemática Resumen Introducción y objetivos: Actualmente en España se comercializan 4 antipsicóticos depot: flufenazina, pipotiazina, zuclopentixol y risperidona. Los objetivos del presente estudio son: a) evaluar la eficacia de las formas depot y las orales de los antipsicóticos típicos y atípicos comercializados en España en pacientes diagnosticados de esquizofrenia; b) comparar la eficacia de los diferentes antipsicóticos depot, y c) evaluar el coste-efectividad de los antipsicóticos típicos y atípicos depot frente a los orales. Métodos: Revisión sistemática de la evidencia entre enero de 1980 y marzo de 2007. También se contactó con las empresas farmacéuticas que comercializan las formas depot con el objetivo de incluir los trabajos aún no publicados. Resultados: Se incluyeron 15 trabajos (13 artículos publicados y 2 póster facilitados por farmacéuticas). La concordancia entre evaluadores fue moderada-alta. La calidad de los trabajos fue moderada-baja. No hubo diferencias en la eficacia de la risperidona depot frente a la oral. La risperidona depot sería más eficaz que la olanzapina oral (pero no habría diferencias respecto de su tolerabilidad) y más eficaz y mejor tolerada que el zuclopentixol oral. La evidencia es contradictoria al comparar la eficacia de la flufenazina depot y la oral. No habría diferencias en la eficacia de flufenazina depot frente a pimozida oral. El zuclopentixol depot sería más efectivo que el oral en el tratamiento de los pacientes con esquizofrenia y conducta violenta. Finalmente, no se encuentran diferencias en la eficacia y la tolerabilidad de la pipotiazina depot y la flufenazina depot y entre clopentixol depot y flufenazina depot. Conclusiones: Hay poca evidencia científica de calidad en que se comparen antipsicóticos depot y orales o diferentes antipsicóticos depot entre sí comercializados en España. La evidencia seleccionada no permite concluir que los antipsicóticos depot sean superiores a los orales en cuanto a eficacia y tolerabilidad. © 2008 Sociedad Española de Psiquiatría y Sociedad Española de Psiquiatría Biológica. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. *Autor para correspondencia. Correo electrónico: jmharo@fsjd.org (J.M. Haro). 1888-9891/$ - see front matter © 2008 Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados 02 ORIGINAL (5-28).indd 5 23/3/09 16:25:15 6 A. Fernández Sánchez et al KEYWORDS Depot antipsychotics; Oral antipsychotics; Schizophrenia; Systematic review Comparing the efficacy of long-acting pharmaceutical forms (depot) versus oral pharmaceutical forms of atypical and conventional antipsychotics used in Spain for treating patients with schizophrenia Abstract Introduction and objectives: Currently in Spain, 4 depot antipsychotics are available: flufenazine, pipotiazine, zuclopentixol and risperidone. The objectives of the present study are: a) to evaluate the efficacy of depot vs. oral forms of typical and atypical antipsychotics available in Spain for treating patients with schizophrenia; b) to compare the efficacy of different depot antipsychotics; c) to evaluate cost-effectiveness of typical and atypical depot and oral antipsychotics. Methods: Systematic review of the literature between January 1980 and March 2007. Pharmaceutical companies of depot preparations were contacted aiming to include unpublished material. Results:A total of 15 studies were included (13 journal manuscripts and 2 posters provided by the industry). Concordance between evaluators was moderate-high. The quality of selected studies was moderate-low. There were no differences in the efficacy between depot and oral risperidone. Efficacy of depot risperidone was higher than oral olanzapine (there were no differences regarding tolerability) and higher and better tolerated than oral zuclopentixol. The evidence was controversial when comparing the efficacy of depot and oral flufenazine. There were no differences when comparing the efficacy between depot flufenazine and oral pimozide. Depot zuclopentixol was more efficient than the oral preparation for treating patients with schizophrenia and violent behaviour. Finally, there were no differences regarding the efficacy and tolerability between depot pipotiazine and depot flufenazine and between depot clopentixol and depot flufenazine. Conclusions: There is few high-quality scientific evidence comparing depot and oral antipsychotics or different depot antipsychotics available in Spain. Selected evidence does not allow to conclude that depot antipsychotics are more effective and better tolerated than oral ones. © 2008 Sociedad Española de Psiquiatría y Sociedad Española de Psiquiatría Biológica. Elsevier España, S.L. All rights reserved. Introducción La esquizofrenia es un trastorno mental grave que genera importantes costes económicos ya que su curso es crónico y puede tener un gran impacto en la capacidad de adaptación social y la personalidad del paciente 1-5. Aproximadamente una de cada cien personas sufrirá esquizofrenia a lo largo de su vida, aunque la mayor incidencia se observa en personas con edades cercanas a los 20 años6. Pese a que hay muchos factores implicados en su tratamiento, los fármacos antipsicóticos son, sin duda, un elemento clave. Además de reducir los síntomas propios del trastorno, los antipsicóticos también se utilizan como tratamiento de continuidad con el objetivo de prevenir las recaídas7. Los pacientes con esquizofrenia que no toman antipsicóticos presentan una tasa de recaídas de aproximadamente el 10% por mes 8,9. Si esta tasa persiste a lo largo del tiempo, la recaída es un hecho al cabo de un año. Contrariamente, las tasas de recaída en pacientes que toman antipsicóticos son de 02 ORIGINAL (5-28).indd 6 aproximadamente un 1,5% mensual para los hospitalizados y entre un 3 y un 4% mensual para los ambulatorios 9. A medida que aumenta el número de recaídas y los periodos sin tomar antipsicóticos, empeora el pronóstico y los resultados a largo plazo. Los pacientes que experimentan una recaída no recuperan su condición previa de ajuste social10. Las presentaciones de antipsicóticos tradicionales de acción retardada (depot) fueron desarrolladas en los años sesenta en un intento de mejorar el tratamiento a largo plazo de la esquizofrenia. La principal ventaja de las presentaciones depot sobre los antipsicóticos orales es que facilitan el cumplimiento del tratamiento prescrito11. Los antipsicóticos depot aseguran concentraciones plasmáticas del principio activo más predecibles, ya que se evita la variabilidad relacionada con la absorción y la biotransformación hepática12. Además, el clínico tiene mejor control sobre el manejo del antipsicótico y, por lo tanto, está en una mejor posición para ajustarlo hasta valores óptimos. Otra ventaja, es que si el paciente pierde una inyección, por la razón que sea, no 23/3/09 16:25:19 Eficacia de antipsicóticos depot frente a los orales en España para la esquizofrenia hay una discontinuación abrupta. Por lo anterior, se hace menos probable una recaída12. Entre las desventajas de los antipsicóticos depot se encuentran el dolor en el lugar de la inyección, el rechazo del paciente a ser pinchado y la sensación de estar siendo controlado13. A pesar de que está ampliamente aceptado que las preparaciones depot favorecen el cumplimiento, el paciente puede presentar recaídas incluso cuando el cumplimiento está asegurado por la inyección; hay un gran debate sobre qué antipsicótico depot disminuye más las recaídas y los reingresos hospitalarios al compararlo con los antipsicóticos orales. Los antipsicóticos de segunda generación o atípicos fueron desarrollados en los años ochenta, entre otras razones, para brindar un tratamiento más efectivo y tolerable para los pacientes con esquizofrenia. Estos antipsicóticos han mostrado ser, al menos, igual de efectivos que los típicos para el tratamiento de los síntomas positivos14. Además, algunos estudios han mostrado ligeras mejorías de los síntomas negativos y alguna mejoría de aspectos cognitivos15,16 que podrían reducir la posibilidad de suicidio17 y también el abuso de sustancias18. Más aún, se ha indicado que los antipsicóticos atípicos podrían ayudar a estabilizar el ánimo, tendrían propiedades ansiolíticas19 y podrían proteger contra las recaídas en mayor medida que los antipsicóticos típicos20. Sin embargo, comparado con los antipsicóticos convencionales, los atípicos son más caros. A finales de los años noventa comienza a desarrollarse el primer antipsicótico atípico en presentación depot (risperidona) y, a la fecha, se ha establecido que resulta igual de eficaz que en su preparación oral y bien tolerado por los pacientes con esquizofrenia21-23. Actualmente en España se comercializan 4 fármacos en forma depot: Modecate (principio activo flufenazina), Lonseren (principio activo pipotazina), Clopixol (principio activo zuclopentixol) y Risperdal (principio activo risperidona). La siguiente revisión sistemática tiene por objetivos: a) evaluar la eficacia de las formas farmacéuticas de liberación retardada (depot) y las formas farmacéuticas orales de los antipsicóticos (típicos y atípicos) comercializados en España en pacientes con un diagnóstico de esquizofrenia; b) comparar la eficacia de los diferentes antipsicóticos depot comercializados en España entre sí en pacientes con un diagnóstico de esquizofrenia, y c) evaluar el coste-efectividad de las formas farmacéuticas depot frente a las formas farmacéuticas orales de los antipsicóticos (típicos y atípicos) comercializados en España en pacientes con un diagnóstico de esquizofrenia. Métodos Se realizó una revisión sistemática de la literatura en las siguientes bases de datos: MEDLINE (PubMed), PSYCINFO, ISI Web of Knowledge (haciendo una búsqueda transversal en MEDLINE, Current Contents Connect, Web of Science, Zoological Records, BIOSIS Previews, Derwent Innovations Index, ISI Proceedings), Biblioteca Cochrane Plus (base de datos Cochrane de Revisiones sistemáticas, Registro de Ensayos Clínicos Aleatorizados, Health Technology Assessment 02 ORIGINAL (5-28).indd 7 7 Database [HTA] y NHS Economic Evaluation Database [NHS EED]) y Biological Sciences. Además, se contactó con las empresas farmacéuticas que comercializan las formas depot en España con el fin de revisar los trabajos aún no publicados. Se revisaron los trabajos publicados entre enero de 1980 y marzo de 2007. La estrategia de búsqueda fue la siguiente: (“Phenothiazines” [MeSH] [Phenotiazine es palabra MESH que incluye el principio activo flupenazine. Se incluyeron los dos términos para asegurar que este principio activo entrase por las dos palabras] OR “pipothiazine” [substance name] OR Clopenthixol [MeSH] [Clopenthixol es el término MESH del principio activo zuclopentixol] OR “Fluphenazine” [MeSH] OR “Risperidone” [MeSH]) AND (“Randomized Controlled Trials” [MeSH]) AND (“Schizophrenia” [MeSH]) AND (“Delayed-Action Preparations” [MeSH] OR depot). Como análisis de sensibilidad, se realizó la misma búsqueda excluyendo el término MESH randomized controlled trial de modo de evitar perder artículos que fueran ensayos clínicos aleatorizados que no incluyesen este término como MESH. Como medida de control, se realizó una segunda búsqueda que contaba con la supervisión de un documentalista de la entidad financiadora (AATRM). Esta estrategia de búsqueda se aplicó sólo a las bases de dato PubMed y PSYCINFO. Tras la búsqueda, no se detectó ningún trabajo no observado en la primera. Una vez realizada la búsqueda, y tras la lectura del título y el resumen, 3 investigadoras (AF, AP y CB) seleccionaron los artículos relevantes. Para esta revisión se limitó la evaluación de la evidencia científica a los artículos que: 1. Fueran ensayos clínicos aleatorizados o revisiones de coste-efectividad. 2. Comparasen una forma farmacológica depot comercializada en España con cualquier otro fármaco antipsicótico oral típico o atípico. 3. Incluyesen la comparación entre diferentes fármacos depot comercializados en España. Por esto, se excluyeron los artículos que, por ejemplo, comparan cualquiera de los 4 principios activos comercializados en España con el principio activo haloperidol en su forma depot o bien con flupentixol o perfenazina, ya que ninguno de los dos está aprobado por la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS). 4. Estuviesen escritos en inglés, francés, castellano, italiano o portugués. 5. Considerasen una muestra de pacientes adultos. 6. Contemplasen alguna de las siguientes medidas de resultados: uso de servicios (hospitalizaciones, visitas a urgencias), mejoría de la sintomatología (evaluada mediante cuestionarios validados como PANSS o GCI) o de los costos económicos. También se consideraron estudios que evaluasen calidad de vida, cumplimiento terapéutico o efectos secundarios como medida principal. Como medida de control de la búsqueda realizada, se revisaron manualmente las referencias incluidas en las revisiones sistemáticas recogidas de la base de datos Cochrane. 23/3/09 16:25:20 8 A. Fernández Sánchez et al — Principio activo, forma de administración y dosis de cada uno por separado. — Medidas de resultado. — Tiempo de seguimiento. — Resultados (con indicadores de variabilidad y significación estadística). — Escala de Jadad de evaluación de la calidad. — Comentarios. Los artículos seleccionados fueron enmascarados (se eliminó nombre de la revista, autores, instituciones y cualquier otra información que permitiera identificarlos) y enviados a 3 expertos en metodología y esquizofrenia (JMH, VP, JB) que, de forma independiente, evaluaron la calidad de los artículos mediante la escala de 3 ítems de Jadad24. Los ítems se relacionan con la descripción de asignación aleatoria (valorada con 2 puntos), doble ciego (2 puntos) e inclusión de datos sobre abandonos y pérdidas de seguimiento (1 punto). Además de evaluar la calidad de los artículos, los evaluadores también recogieron otros datos de los artículos utilizando un listado elaborado por el equipo investigador con el objetivo de aumentar la objetividad, la fiabilidad y la precisión. El listado incluyó lo siguiente: Resultados — Referencia del artículo (número asignado para su identificación, pues estaba enmascarado). — Tipo de diseño. — Muestra. — Media de edad. — Sexo (%). — Tamaño de la muestra. La primera búsqueda en PubMed (incluido el término MESH randomized controlled trial) dio 11 artículos como resultado. Al excluir este término MESH, la búsqueda se amplió a 135. La búsqueda en PSYCINFO dio como resultado 190 documentos. Por su parte, la búsqueda en la Librería Cochrane dio como resultado 130 documentos entre revisiones sistemáticas, ensayos clínicos y evaluaciones económi- TABLA 1 Cada evaluador experto recibió el material junto con un ejemplo completado. En caso de discrepancia entre expertos se buscó el consenso. Trabajos seleccionados y evaluación de su calidad Autor (año) Risperidona depot frente a oral Bai et al26 (2006) Bai et al27 (2006) Chue et al28 (2004) Risperidona depot frente a olanzapina oral Rabinowitz et al29 (2006) Flufenazina depot frente a oral Levine et al30 (1980) Schooler et al31 (1980) Flufenazina depot frente a pimozida oral McCreadie et al33 (1982) McCreadie et al32 (1980) Zuclopentixol depot frente a oral Arango et al25 (2006) Depot frente a depot Rubio et al34 (2006) Leong et al35 (1989) Albert et al36 (1980) Walker37 (1983) Estudios de coste-efectividad De Graeve et al38 (2005) Yang et al39 (2005) Formato Puntuación en la escala de Jadad (0-5) Artículo Trabajo en forma de póster Artículo 3 2 4 Trabajo en forma de póster 1 Artículo Artículo 3 4 Artículo Artículo 4 4 Artículo 2 Artículo. Compara zuclopentixol depot con risperidona depot Artículo. Compara pipotiazina depot con flufenazina depot Artículo. Compara pipotiazina depot con flufenazina depot Artículo. Compara clopentixol* depot con flufenazina depot 3 Artículo. Compara risperidona depot con olanzapina oral y haloperidol depot Artículo. Compara risperidona depot con olanzapina oral y haloperidol depot 2 3 3 — — *Clopentixol es sinónimo de zuclopentixol. 02 ORIGINAL (5-28).indd 8 23/3/09 16:25:20 Eficacia de antipsicóticos depot frente a los orales en España para la esquizofrenia cas. La búsqueda en la ISI Web of Knowledge permitió recuperar 175 documentos. La búsqueda en Biological Sciences no generó ningún resultado relevante. Finalmente, las empresas farmacéuticas consultadas nos facilitaron 21 trabajos presentados a congresos que aún no estaban publicados. El total de documentos detectados fue 651. Tras excluir duplicados entre bases de datos y eliminar los trabajos que, por el título y el resumen, no cumplían los criterios de inclusión, se seleccionó un total de 34 documentos que claramente cumplían los criterios o que era necesario el texto completo para decidir si los cumplían o no. Estos 34 trabajos fueron enviados a los evaluadores expertos independientes. De los 34 trabajos preseleccionados, se incluyeron 15 en esta revisión, pues cumplían con los criterios de inclusión (eran ensayos clínicos o estudios de coste-efectividad y las comparaciones contemplaban principios activos y formas de administración comercializadas en España). De estos 15 trabajos, 13 son artículos publicados en revistas científicas y 2 son póster facilitados por farmacéuticas presentados en congresos científicos que aún no están publicados. De los 13 artículos, 11 son ensayos clínicos aleatorizados y 2 son artículos de coste-efectividad. En la tabla 1 se resumen los trabajos seleccionados y la evaluación de calidad. Calidad de los trabajos seleccionados La concordancia entre los evaluadores expertos resultó moderada-alta; 12 de los 13 ensayos clínicos fueron evaluados por los 3 expertos (el artículo de Arango et al25 fue evaluado sólo por uno pues fue incluido en un momento posterior al envío de la documentación a los otros expertos). De los 12 evaluados por todos, 7 obtuvieron la misma puntuación en la escala Jadad. De los 13 ensayos clínicos, 9 superan o igualan la puntuación mínima de calidad (3 puntos). Los 2 trabajos de costeefectividad se basaron en paneles de expertos y en revisiones sistemáticas de la literatura. Estudios que comparan presentaciones depot con orales En la tabla 2 se resume la evidencia detallada recogida por los diferentes trabajos que comparan antipsicóticos depot con orales. Risperidona depot frente a la oral Tres trabajos comparan risperidona depot con la oral. Uno de ellos es un póster. El primer trabajo, de Bai et al26, comparó a 49 individuos hospitalizados con un diagnóstico de esquizofrenia según criterios del DSM-IV que fueron aleatorizados a las dos presentaciones de risperidona y seguidos durante 12 semanas. La medida de resultado es la reducción de síntomas (eficacia), los efectos secundarios (seguridad) y la calidad de vida (tolerabilidad). Las conclusiones de los autores son que, comparando las medidas al inicio y al final del seguimiento, la risperidona depot es más segura, pues disminuye los efectos secundarios evaluados con la es- 02 ORIGINAL (5-28).indd 9 9 cala Udvalg for Kliniske Undergolser (UKU) (—2,12 ± 3,46 frente a —0,13 ± 2,17; p = 0,037). El grupo que tomó risperidona depot también mostró una disminución de las concentraciones de prolactina a las 4 (—13,4 ± 24,5 frente a 6,7 ± 27,9 ng/ml; p = 0,009) y 12 semanas (—19,3 ± 19,1 frente a 3,1 ± 26,6 ng/ml; p = 0,001). Los pacientes que tomaron risperidona depot presentaron cambios significativos en el dominio social de la escala de calidad de vida SF-36 y aumentaron las puntuaciones (7,5 ± 20,1 frente a —11 ± 31,1; p = 0,017). No se detectaron cambios en el resto de los dominios de la SF-36. Respecto de la eficacia, los pacientes que tomaron risperidona depot presentaron empeoramiento de los síntomas positivos evaluados con la Positive and Negative Symptoms Scale (PANNS) (0,72 ± 3,52 frente a — 1,24±3,81; p=0,022). No se detectaron diferencias en el resto de las escalas. El segundo trabajo de Bai et al27 fue realizado con 45 sujetos hospitalizados con un diagnóstico de esquizofrenia y seguidos por 48 semanas. Es el seguimiento del trabajo antes descrito. Estos datos, presentados en forma de póster, mostraron que la risperidona depot continúa mostrando una reducción de los efectos secundarios evaluados con la UKU (—2,3 frente a —0,6; p = 0,002) y de las concentraciones de prolactina (—17,4 frente a 8,8; p < 0,001). Del mismo modo, tras 48 semanas de seguimiento, el grupo que tomaba risperidona depot mostró un empeoramiento de la sintomatología positiva evaluada con la PANSS (0,1 frente a —1,4; p = 0,039). El trabajo de Chue et al28 incluyó a 640 pacientes con esquizofrenia que, tras ser estabilizados con risperidona oral, fueron aleatorizados a la presentación oral o depot. Las medidas de resultado utilizadas evaluaron la sintomatología (eficacia) y los efectos secundarios (seguridad). Fue diseñado como un estudio de no inferioridad, donde el objetivo es no encontrar diferencias entre grupos. No se encontraron diferencias entre los grupos; ambos grupos mostraron una mejora con respecto a la medición basal. Los autores concluyen que se puede cambiar de risperidona oral a depot ya que no hay diferencias respecto de la eficacia y la tolerabilidad. Además, el dolor causado por la inyección es percibido como bajo (18-20 sobre 100 en una escala analógica). Risperidona depot frente a olanzapina oral El trabajo de Rabinowitz et al29, presentado como póster, es un diseño de no inferioridad donde 618 pacientes diagnosticados de esquizofrenia o trastorno esquizoafectivo que tomaban olanzapina oral fueron aleatorizados a continuar con ese tratamiento o a risperidona depot. Las medidas de resultado incluían sintomatología (eficacia) y efectos secundarios (tolerabilidad). Los autores concluyen, tras 12 meses, que había más pacientes del grupo risperidona depot que mostraban una reducción > 20% de la sintomatología evaluada con la PANSS (odds ratio [OR] = 2,36; intervalo de confianza [IC] del 95%, 1,63-3,43). Esta tendencia se mantuvo hasta el final del estudio (semana 53) (OR = 1,46; IC del 95%, 1,09-1,95). No se detectaron diferencias significativas respecto de efectos secundarios. Los autores concluyen que la risperidona depot no es inferior a la olanzapina oral a corto plazo. 23/3/09 16:25:20 02 ORIGINAL (5-28).indd Autor (año) Bai et al26 (2006a) Bai et al27 (2006). Póster Risperidona depot frente a oral 10 Risperidona depot frente a oral Ensayo clínico aleatorizado. Evaluador ciego. Después de 3 meses de estabilización de la Ensayo clínico aleatorizado. Evaluador ciego. Después de 3 meses de estabilización de la enfermedad con risperidona oral se aleatoriza a los pacientes a continuar con el tratamiento oral o cambiar a depot. Seguidos durante 12 semanas Diseño 50 participantes; 25 risperidona oral (el 52%, varones; edad, 48,1 ± 14,1); 25 risperidona 50 participantes; 25 risperidona oral (52%, varones; edad, 48,1 ± 14,1); 25 risperidona depot (48%, varones; edad, 44,7 ± 9,2) Tamaño muestral Pacientes hospitalizados estabilizados con un diagnóstico de esquizofrenia según el DSM- Pacientes hospitalizados estabilizados con un diagnóstico de esquizofrenia según el DSMIV Criterios de inclusión Risperidona oral: se mantienen en la dosis original. Risperidona depot: se Risperidona oral: se mantienen en la dosis original. Risperidona depot: se administra cada 2 semanas una dosis equivalente a la que tomaban en la forma oral (25, 37,5 o 50 mg) Dosis de los principios activos Abandonan 5 participantes. Todos del grupo risperidona depot: 2 por Abandona 1 participante del grupo de la risperidona depot por dolor abdominal Abandono Resultados Grupo en risperidona depot incrementa la puntuación de la escala positiva de la PANSS (0,1 frente a —1,4; p = PANSS total: diferencia antesdespués. Risperidona oral, —2,4 ± 10,4. Risperidona depot, —0,16 ± 9,04). No hay diferencias. Sólo hay diferencias en la escala positiva. El grupo de risperidona depot incrementó en 0,72 ± 3,52 puntos, incremento estadísticamente significativo más grande que el cambio del grupo oral (—1,24 ± 3,8; p = 0,022). No hay diferencias en el cambio que se produce en el grupo depot y en el oral evaluado con el GAF y el CGI UKU: el grupo depot reduce la puntuación total (—2,3 frente a —0,6; p = 0,002). El grupo depot Evaluado con la escala SF-36. El grupo depot muestra una mejora en el dominio función social. Los autores no muestran los datos Calidad de vida (Continúa en pág. siguiente) Uso de servicios UKU: diferencia — antes-después El grupo de risperidona depot (—2,12 ± 3,46) disminuye más que el de risperidona oral (—0,13 ± 2,17; p = 0,037). Las concentraciones de prolactina también se reducen en el grupo depot en las semanas 4 y 12 (—13,4 ± 24,5 frente a 6,7 ± 27,9 ng/ ml; p = 0,009, y —19,3 ± 19,1 frente a 3,1 ± 26,6 ng/ml; p = 0,001). AIMS: NS. BARN: NS. ESP: NS Sintomatología Efectos secundarios Tabla de evidencia. Antipsicóticos depot frente a antipsicóticos orales comercializados en España Principio activo TABLA 2 10 A. Fernández Sánchez et al 23/3/09 16:25:21 Autor (año) 02 ORIGINAL (5-28).indd 11 Chue et al28 (2004) Risperidona depot frente a oral Tamaño muestral Criterios de inclusión Ensayo clínico aleatorizado. Doble ciego, multicéntrico. De no inferioridad (se explicita el cálculo del tamaño muestral con una potencia del 90%). Tras un periodo de 8 semanas de estabilización con risperidona oral, se aleatorizan a depot u oral. Se realiza un seguimiento de 12 semanas 642 aleatorizados. Se pierden 2 participantes antes de comenzar el estudio; 321 con risperidona oral (el 63,3%, varones; edad, 39,9 ± 0,6 años); 319 con risperidona depot (el 65,6%, varones; edad, 40,1 ± 0,6 años) Diagnóstico de esquizofrenia según DSM-IV. PANSS > 49. Valores bioquímicos normales enfermedad con depot (el 48%, IV risperidona oral varones; 44,7 ± se aleatoriza a 9,2) los pacientes a continuar con el tratamiento oral o cambiar a depot. Seguidos durante 48 semanas (segunda parte del artículo anterior) Diseño Grupo risperidona oral: misma dosis que tomaban + inyección placebo cada 2 semanas. Grupo risperdiona depot: dosis oral placebo diaria + inyección de 25, 50 o 75 mg cada 2 semanas administra cada 2 semanas una dosis equivalente a la que tomaban en la forma oral (25, 37,5 o 50 mg) Dosis de los principios activos Del grupo PANSS total: oral, finalizan diferencia antes271 (84%); el después. 4,7% no Risperidona oral: finaliza por —6,3 ± 0,7; p < efectos 0,001. Risperidona adversos; un depot: —5,4 ± 0,7; 4% no da el p < 0,001. consentiComparación (IC miento. del 95%, —0,9Respuesta 2,78): intervalo inadecuada: superior no supera un 2,5%. Del el 6. No hay grupo diferencias. CGI: risperidona antes-después. depot, Risperidona oral: finalizan 256 la tasa de (80%). Un 5,6% pacientes no finaliza por evaluados efectos levemente adversos. Un enfermos pasa del 5,3% no da el 46,9 al 57,8%. consentiRisperidona miento. depot: la tasa de Del grupo de risperidona oral: el 59,9% informa de efectos adversos, del de risperidona depot, el 61,1%. No hay cambios en las medidas bioquímicas ni en el incremento de peso. No hay diferencias en la puntuación de ESRS (datos no disponibles). Los dos grupos presentan concentraciones de prolactina de referencia y finales presenta concentraciones de prolactina menores (—17,4 frente a 8,8; p < 0,001). No se dan más resultados Sintomatología Efectos secundarios empeo0,039). No se dan ramiento de más resultados los síntomas, 2 por los efectos secundarios y 1 retira el consentimiento Abandono Resultados Tabla de evidencia. Antipsicóticos depot frente a antipsicóticos orales comercializados en España (continuación) Principio activo TABLA 2 Calidad de vida (Continúa en pág. siguiente) Uso de servicios Eficacia de antipsicóticos depot frente a los orales en España para la esquizofrenia 11 23/3/09 16:25:21 02 ORIGINAL (5-28).indd 12 Autor (año) Ensayo clínico aleatorizado. No informan sobre enmascaramiento. Explicita que es un diseño de no inferioridad, pero no hay ninguna reflexión sobre el error beta ni la potencia estadística. Son seguidos durante 53 semanas Diseño 618 participantes. Sólo se informa que tomaban olanzapina o risperidona oral y que son aleatorizados a continuar con olanzapina o con risperidona depot Tamaño muestral Diagnóstico de esquizofrenia o esquizoafectivo Criterios de inclusión Sintomatología Efectos secundarios Los pacientes en el grupo risperidona depot mejoran más en la PANSS (> 20% de reducción) al mes, a las 12 semanas (OR = 2,36; IC del 95%, 1,63-3,43) y a las 53 semanas (OR = 1,46; IC del 95%, 1,09-1,95). Grupo depot mejora en los factores de la PANSS hostilidad y pensamientos desorganizados. No se dan más resultados No hay diferencias en efectos extrapiramidales. Los pacientes en el grupo olanzapina oral subían de peso. No se dan más resultados elevadas. Sólo Respuesta pacientes se observa una inadecuada: evaluados disminución un 3,8% levemente enfermos pasa del significativa de los valores en el 49,2 al 57,9% grupo risperidona depot, pero ésta no se considera significativa desde el punto de vista clínico. No hay diferencias en la percepción del dolor Abandono Grupo No se olanzapina oral: explicitan 5-20 mg diarios. Grupo risperidona depot: 25-50 mg cada 2 semanas Dosis de los principios activos Resultados Tabla de evidencia. Antipsicóticos depot frente a antipsicóticos orales comercializados en España (continuación) Risperidona Rabinodepot frente a witz et olanzapina al29 oral (2006). Póster Principio activo TABLA 2 Calidad de vida (Continúa en pág. siguiente) Uso de servicios 12 A. Fernández Sánchez et al 23/3/09 16:25:22 Levine et Ensayo clínico al30 aleatorizado, (1980) doble ciego. La variable principal es la continuación o la discontinuación del tratamiento y, en segundo lugar, el tipo de medicación: depot u oral Schooler et al31 (1980) Flufenazina depot frente a oral Flufenazina depot frente a oral Diseño Autor (año) 02 ORIGINAL (5-28).indd 13 Ensayo clínico aleatorizado, doble ciego. Seguimiento de 1 año. Multicéntrico. Los pacientes se estabilizan con flufenazina oral durante una semana; después se los 67 participantes son aleatorizados a discontinuar o continuar con la medicación. De los 67 participantes, 33 toman flufenazina oral y 34 flufenazina depot. De los que toman oral, el 82% (n = 23) discontinúa la medicación, mientras que de los que están en el grupo depot discontinúa el 68% (n = 27) Tamaño muestral 290 pacientes: 147 grupo flufenazina oral; 143 flufenazina depot Diagnóstico de esquizofrenia (es la continuación de un estudio previo, de 1979) Criterios de inclusión Pacientes nuevos hospitalizados, de 18-55 años; con diagnóstico de esquizofrenia realizado por 2 psiquiatras; con una puntuación como mínimo de moderada en Grupo flufenazina oral: 24 mg/ dia. Grupo flufenazina depot: 30,9 mg/3 semanas Dosis de los principios activos Grupo flufenazina oral: inyección placebo cada 3 semanas y la dosis oral (2,5 a 60 mg/día). Grupo flufenazina — Abandono Resultados Se excluye a 76 del estudio durante la fase intensiva. Finalmente 214 entran en la fase de mantenimiento — No hay diferencias en la sintomatología AIMS: el grupo que discontinúa presenta más efectos secundarios. El grupo que continúa con flufenazina oral presenta más efectos secundarios que el que continúa con depot Sintomatología Efectos secundarios Tabla de evidencia. Antipsicóticos depot frente a antipsicóticos orales comercializados en España (continuación) Principio activo TABLA 2 Calidad de vida (Continúa en pág. siguiente) No hay diferencias en las rehospitalizaciones (el 35% del grupo oral frente al 26% en el grupo depot) El grupo que discontinúa recae más que el que continúa. El grupo que toma flufenazina oral (el 33% de 6 participantes) recae más que el que toma flufenazina depot (el 18% de 11 participantes) Uso de servicios Eficacia de antipsicóticos depot frente a los orales en España para la esquizofrenia 13 23/3/09 16:25:22 02 ORIGINAL (5-28).indd M c C r e a - Ensayo clínico die et al33 aleatorizado, (1982) doble ciego. Seguimiento durante 9 meses McCrea- Ensayo clínico die et al32 aleatorizado, (1980) doble ciego. Seguimiento Flufenazina depot frente a pimozida Flufenazina depot frente a pimozida Diseño Autor (año) 14 35 pacientes (9 hospitalizados y 26 en hospital de 29 varones hospitalizados: 14 con pimozida oral; 15 con flufenazina depot aleatoriza Tamaño muestral Estar físicamente bien. Cumplir los criterios de Estar físicamente bien. Cumplir los criterios de Feighner para el diagnóstico de esquizofrenia. Estar estabilizado según la opinión del médico y las enfermeras. Dar el consentimiento Criterios de inclusión Grupo flufenazina depot (12,5 mg): una vez a la semana + Grupo flufenazina depot: dosis depot equivalente a la que tomaba + pastillas placebo. Grupo pimozida oral: inyecciones placebo + pimozida oral. El fármaco (activo o placebo) oral se administraba diariamente durante la primera semana, 4 días durante la segunda, 2 veces durante la tercera y una vez en la cuarta la escala BPRS Dosis de los principios activos 1 participante del grupo de pimozida se excluye Se excluye a 1 participante antes de empezar el estudio sin explicitarse por qué. De los 28 restantes: 5 de 13 abandonan el grupo de pimozida; 6 de 15 abandonan el grupo de flufenazina depot depot: placebo diario oral + inyección cada 3 semanas (12,5 a 100 mg) Abandono Resultados 3/16 en el grupo de pimozida y 3/18 en el grupo de flufenazina Estado mental: Hamilton-Lorr Scale: sin diferencias. Depresión y ansiedad: Krawiecka Scale: sin diferencias. Wing Ward Behaviour Scale: sin diferencias Grupo pimozida: antes del tratamiento sólo 1 partici Más discinesias (evaluada por los médicos) en el grupo de pimozida (p < 0,05). Los pacientes en el grupo de pimozida perdieron más peso que los del grupo de flufenazina depot (p < 0,008). No hay diferencias en las concentraciones de prolactina Sintomatología Efectos secundarios Tabla de evidencia. Antipsicóticos depot frente a antipsicóticos orales comercializados en España (continuación) Principio activo TABLA 2 Calidad de vida (Continúa en pág. siguiente) Uso de servicios 14 A. Fernández Sánchez et al 23/3/09 16:25:23 02 ORIGINAL (5-28).indd 15 Arango et Ensayo clínico al25 aleatorizado. El (2006) evaluador en ciego. Seguimiento de 1 año Zuclopentixol depot frente a oral Tamaño muestral 46 participantes cumplían los criterios y son aleatorizados a oral o depot; 38/46 son varones (20, oral y 26, depot) durante 9 meses día), todos varones: 17 con pimozida oral y 18 con flufenazina depot Diseño Autor (año) Criterios DSMIV de diagnóstico de esquizofrenia. Al menos un episodio violento con una puntuación > 3 en la subescala de agresión física del cuestionario MOAS. Presencia de un familiar dispuesto a Feighner para el diagnóstico de esquizofrenia. Estar estabilizado según la opinión del médico y las enfermeras. Dar el consentimiento Criterios de inclusión Grupo zuclopentixol depot: dosis flexible cada 2 semanas. Grupo zuclopentixol oral: flexible diaria. Los participantes toman Biperidol (oral o inyectable). Se permite tomar benzodiacepinas placebo oral. Grupo pimozida: 9 mg/4 días semana + inyección placebo Dosis de los principios activos El artículo comenta que abandonan 5 de los 46, pero se sigue mostrando n = 46. No hay diferencias en la tasa de abandono entre los dos grupos (2 del depot y 3 del oral) del estudio porque rechazó la medicación Abandono Resultados 8/20 en el oral y 12/26 en el depot tuvieron un episodio violento en el seguimiento (NS) 12/2/6 en el oral y 14/6/6 en el depot fueron evaluados como episodios no aplicables/ moderados/ graves, respectivamente (NS). Entre los pacientes violentos (MOAS > depot tuvieron una recaída en la sintomatología positiva (evaluada por los médicos). Estado mental: Hamilton-Lorr Scale: no hay datos. Depresión y ansiedad: Krawiecka Scale: no hay datos. Wing Ward Behaviour Scale: los dos grupos empeoran en relación con el pretratamiento. No hay diferencias pante tomaba antiparkinsonianos, y al final, 8 (p < 0,02). Grupo flufenazina depot: antes del tratamiento 5 tomaban antiparkinsonianos; luego, 6 (sin diferencias) Sintomatología Efectos secundarios Tabla de evidencia. Antipsicóticos depot frente a antipsicóticos orales comercializados en España (continuación) Principio activo TABLA 2 Calidad de vida (Continúa en pág. siguiente) 10/26 en el grupo depot y 6/20 en el grupo oral fueron hospitalizados (p = 0,55; sin diferencias) Uso de servicios Eficacia de antipsicóticos depot frente a los orales en España para la esquizofrenia 15 23/3/09 16:25:23 02 ORIGINAL (5-28).indd Principio activo TABLA 2 Autor (año) Diseño Tamaño muestral 16 Dosis de los principios activos participar en placebo oral. la investigación y que conviva con el paciente. Consentimiento informado Criterios de inclusión Abandono Resultados depot tuvieron 2 durante el seguimiento: oral, n = 8 y depot, n = 12), los del grupo oral tuvieron más episodios de media al mes: 1,63 ± 1,46 frente a 0,44 ± 0,3; p = 0,034. Los pacientes del grupo depot tardaron más en tener el primer episodio violento: 2,38 ± 1,73 frente a 4,71 ± 1,73 meses (p = 0,012), y cumplieron más con el tratamiento: 6,2 ± 3,11 frente a 8,62 ± 3,43 meses (p = 0,011). No se detectan diferencias en la PANSS Sintomatología Efectos secundarios Tabla de evidencia. Antipsicóticos depot frente a antipsicóticos orales comercializados en España (continuación) Uso de servicios Calidad de vida 16 A. Fernández Sánchez et al 23/3/09 16:25:23 Eficacia de antipsicóticos depot frente a los orales en España para la esquizofrenia Flufenazina depot frente a flufenazina oral El trabajo de Levine et al30 es un artículo que evalúa a 67 pacientes con esquizofrenia en que se compara la descontinuación del tratamiento y su continuación en forma oral o con placebo. Las medidas de resultado son recaídas (eficacia) y efectos secundarios (tolerabilidad). Las conclusiones de los autores son que las recaídas son más frecuentes en el grupo que descontinúa que en el grupo que continúa el tratamiento. Al comparar los grupos que continúan el tratamiento (n = 27), el grupo que continúa con medicación depot recae menos que el que continúa con medicación oral (el 67,65 frente al 81,81%). El grupo que tomaba flufenazina depot presentó menor proporción de movimientos involuntarios que el grupo que tomaba flufenazina oral. El trabajo de Schooler et al31 es un artículo que evaluó a 214 participantes aleatorizados, tras un periodo de tratamiento con flufenazina oral, a flufenazina oral o depot. Las medidas de resultado eran efectos secundarios (tolerabilidad) y la probabilidad de recaídas (eficacia). Los autores concluyen que no hay diferencias en estas dos medidas de resultado. Flufenazina depot frente a pimozida oral En el primer trabajo de McCreadie et al32, se comparó a 35 varones a tratamiento con flufenazina depot o pimozida oral. Para asegurar el doble ciego, los pacientes que tomaban pimozida oral recibieron una inyección placebo y los del grupo flufenazina depot, una pastilla placebo. Las medidas de resultado fueron el estado mental del paciente (eficacia), la conducta prosocial (eficacia) y los efectos secundarios (tolerabilidad). Los autores concluyen que no se observaron diferencias entre los dos grupos en la proporción de recaídas. Al realizar comparaciones intragrupo se observó que los pacientes que tomaban pimozida oral requirieron de un fármaco antiparkinsoniano (1 comparado con 8; p < 0,02). No se detectó este cambio en el grupo de flufenazina depot (5 comparado con 6). Tampoco se detectaron cambios en la conducta prosocial. En el segundo trabajo de McCreadie33, se comparó a 29 varones estabilizados previamente con neurolépticos que luego fueron aleatorizados a tomar pimozida de manera intermitente o flufenazina depot. Para asegurar el doble ciego, los pacientes que tomaban pimozida oral recibieron una inyección placebo y los del grupo flufenazina depot, una pastilla placebo. Las medidas de resultado fueron el estado mental, los efectos secundarios y las recaídas. Los autores no observaron diferencias entre los grupos en cuanto a recaídas. Sin embargo, el grupo que tomaba pimozida oral presentó un aumento de discinesias (p < 0,05) y más pérdida de peso (p < 0,05). Zuclopentixol depot frente a zuclopentixol oral El trabajo de Arango et al25 fue realizado en 46 pacientes con esquizofrenia e historia previa de violencia aleatorizados a tratamiento con zuclopentixol depot u oral. La medida de resultado principal fue la reducción de episodios de violencia informados por un familiar que completaba un au- 02 ORIGINAL (5-28).indd 17 17 torregistro diario con las conductas violentas del paciente. Además, la violencia fue evaluada con la Modification Overt Agression Scale (MOAS). También se consideraron, como medidas de resultado, la sintomatología (eficacia) y los efectos secundarios (tolerabilidad). Los autores concluyen que no se observaron diferencias respecto de la sintomatología, los episodios de violencia (gravedad y frecuencia). Sin embargo, observaron diferencias a favor del grupo que recibía zuclopentixol depot, en el subgrupo con puntuación > 2 en la subescala de agresión física de la MOAS. En este subgrupo, los que recibían zuclopentixol depot tenían una media de episodios violentos mensuales menor que los que tomaban zuclopentixol oral (0,44 ± 0,3 frente a 1,63 ± 1,46; p = 0,034). En la muestra total, se observaron diferencias a favor de los que recibían zuclopentixol depot en el número de meses transcurridos desde el inicio del estudio hasta el primer episodio violento (4,71 ± 1,73 frente a 2,83 ± 1,75; p = 0,012) y en el número de meses de cumplimiento terapéutico (8,62 ± 3,43 frente a 6,2 ± 3,11; p = 0,011). Respecto de la eficacia, no se observaron diferencias entre grupos en la puntuación de la subescala de síntomas positivos de la PANSS. Los autores no mencionan datos de otras subescalas. Con respecto a la tolerabilidad, los autores sólo describen el porcentaje de participantes de ambos grupos que fueron hospitalizados y el número de hospitalizaciones. No detectaron diferencias entre grupos en estas medidas (p = 0,55 y p = 0,98 respectivamente). Comparación entre formas depot En la tabla 3 se resume la evidencia de los 4 estudios que comparaban dos fármacos depot entre sí y que cumplieron los criterios de selección (ensayo clínico aleatorizado y comercializados en España). Rubio et al34 presentan los resultados de un estudio que evaluó la eficacia de la risperidona depot comparada con el zuclopentixol depot en un total de 115 participantes con esquizofrenia en comorbilidad con abuso de sustancias. La medida de resultado principal fue la presencia de sustancias en la orina y un cuestionario de complicaciones debidas al abuso de sustancias. Otras medidas de resultado fueron la sintomatología (eficacia) y los efectos secundarios (tolerabilidad). Todos los sujetos recibieron, además, tratamiento psicológico. Los autores concluyeron que los individuos del grupo risperidona presentaron menos tests de orina positivos que los del grupo zuclopentixol (8,67 ± 3 frente a 10,36 ± 3,1; p = 0,005), una mejoría mayor en la subescala de sintomatología negativa de la PANSS (18,80 ± 8,71 frente a 23,81 ± 4,7; p = 0,008), en la subescala general (32,02 ± 9,71 frente a 37,62 ± 11,82; p = 0,05) y en la subescala total (64,93 ± 19,9 frente a 74,03 ± 20,9; p = 0,02). Además, un 89% de los que recibían risperidona frente a un 50% de los que recibían zuclopentixol presentaban una reducción del 20% en la escala PANSS (p < 0,0001). Es decir, la risperidona depot se mostró más eficaz en la reducción de síntomas que el zuclopentixol depot. El grupo que recibía risperidona también mostró menos efectos secundarios evaluados con la escala UKU (p = 0,04) y requirió menos fármacos antiparkinsonianos (p < 0,01). Además, los pacientes que recibieron risperidona cumplieron más con el tratamiento psicológico; asistieron a una 23/3/09 16:25:24 02 ORIGINAL (5-28).indd Autor (año) Rubio et al34 (2006) Leong et al35 (1989) Zuclopentixol depot frente a risperidona depot 18 Pipotiazina depot frente a flufenazina depot Ensayo clínico aleatorizado. Los evaluadores son ciegos. El seguimiento es de 28 semanas Ensayo clínico aleatorizado. No es ciego para evitar complicaciones. Los evaluadores son ciegos. El seguimiento es de 6 meses. Se evalúan cada 2 semanas Diseño Se aleatoriza a 60 pacientes a recibir pipotiazina depot o flufenazina depot (30/30); Se aleatoriza a 115 participantes hospitalizados a una de las dos condiciones. Entre 7 y 15 días después se les da el alta y se los sigue ambulatoriamente (57 con risperidona depot y 58 con zuclopentixol depot Tamaño muestral Requerir medicación para mantener la remisión del diagnóstico de esquizofrenia Diagnóstico de esquizofrenia y comorbilidad de abuso de sustancias diferentes de cafeína o nicotina. Edad, 18-65 años Criterios de inclusión Palmitato de pipotazina: 2550 mg cada 4 semanas. Decanoato de flufenazina: 12,5-50 mg No se informa. Todos los participantes incluidos también seguían un programa psicoterapéutico estructurado de 24 semanas para el tratamiento del abuso de sustancias Dosis de los principios activos Sólo abandona un sujeto del grupo de pipotiazina depot 6/58 del grupo de zuclopentixol y 3/57 del grupo de risperidona abandonan el estudio. De los 9 que abandonan, 5 lo hacen por empeoramiento de la sintomatología y los otros 4 porque no siguen las sesiones del programa psicoterapéutico Abandono Resultados BPRS: grupo pipotiazina: 13 mejoran frente a 5 en el grupo de flufenazina; 10 no cambian frente a 17 en el de El grupo de risperidona depot obtuvo menos pruebas positivas de abuso de sustancias en orina: 8,67 ± 3 frente a 10,36 ± 3,1 (p = 0,005). A los 6 meses el grupo risperidona depot obtuvo puntuaciones más bajas en la PANSS negativa: 18,8 ± 8,71 frente a 23,81 ± 7,4 (p = 0,008) y en la PANSS total: 64,93 ± 19,9 frente a 74,03 ± 20,9 (p = 0,02). No se detectaron diferencias en la PANSS positiva ni en la PANSS general No se detectan diferencias en los efectos secundarios: 13/30 en el grupo de pipotiazina ESRS: no hay diferencias entre los grupos a los 6 meses. UKU: diferencias a favor del grupo de risperidona depot en la reducción de las puntuaciones (p < 0,04). No se dan más resultados Sintomatología Efectos secundarios Tabla de evidencia. Antipsicóticos depot frente a antipsicóticos depot comercializados en España Principio activo TABLA 3 Calidad de vida (Continúa en pág. siguiente) El grupo de risperidona depot obtiene una media superior de asistencia a las sesiones psicoterapéuticas: 19,7 ± 2,83 frente a 17,61 ± 3,9 (p = 0,001). Además, el 92,91% del grupo que toman risperidona depot frente al 67,79% de los que toman zuclopentixol han asistido a más del 75% de las sesiones (p = 0,001 Uso de servicios 18 A. Fernández Sánchez et al 23/3/09 16:25:24 Albert et Ensayo clínico al36 aleatorizado, (1980) doble ciego; 39 semanas de seguimiento Pipotiazina depot frente a flufenazina depot Diseño Autor (año) 02 ORIGINAL (5-28).indd 19 33 varones hospitalizados: 11 con pipotiazina depot 100 mg; 11 con pipotiazina depot 150 mg; 11 con flufenazina depot 50 mg 27/60 varones. La media de edad es 37,8 ± 1,87 años. Los pacientes están en remisión de esquizofrenia según el ICD Tamaño muestral Esquizofrenia crónica. No se exponen más criterios Criterios de inclusión Abandono Pipotiazina No se depot: 100 mg; explicitan pipotiazina depot: 150 mg; flufenazina depot: 50 mg. Las inyecciones son mensuales cada 4 semanas Dosis de los principios activos Resultados BPRS puntuaciones totales: la mejoría en el grupo pipotiazina depot 100 mg fue del 19,7%. El grupo pipotiazina depot 150 mg mejoró en un 16,9%. El grupo flufenazina depot mejoró en un 7,2% después de 39 semanas. Tendencia no significativa (p < 0,11) en la reducción del flufenazina; 6 empeoran en cada grupo; no se da información de 2 del grupo de flufenazina. No se detectan diferencias (p > 0,05). CGI tampoco detecta diferencias (p > 0,05). En la gravedad tampoco hay diferencias No hay diferencias entre los tres grupos en la frecuencia de síntomas extrapiramidales. Tendencia a más síntomas en el grupo de pipotacina 150 mg. No significativa frente a 12/30 mejoran; 8/30 frente a 9/30 siguen igual; 8/30 frente a 8/30 empeoran (p > 0,05). Tampoco se detectan cambios en la acinesia (p > 0,05), la acastisia (p > 0,05), el parkinsonismo (p > 0,05) y la distonía (p > 0,05) Sintomatología Efectos secundarios Tabla de evidencia. Antipsicóticos depot frente a antipsicóticos depot comercializados en España (continuación) Principio activo TABLA 3 Calidad de vida (Continúa en pág. siguiente) Uso de servicios Eficacia de antipsicóticos depot frente a los orales en España para la esquizofrenia 19 23/3/09 16:25:25 02 ORIGINAL (5-28).indd Autor (año) Walker37 (1983) Clopentixol depot frente a flufenazina depot 20 Ensayo clínico aleatorizado, doble ciego; 24 semanas de seguimiento precedidas de 12 semanas abiertas en las que se ajustan las dosis Diseño De los 45 participantes que viven en la comunidad, 6 abandonan. La muestra es de 39 (19, clopentixol; 20, flufenazina) Tamaño muestral Esquizofrenia crónica. No se mencionan más criterios Criterios de inclusión Clopentixol: 100 mg/mes a 400 mg/cada 2 semanas. Flufenazina 12,5 mg/mes a 37,5 mg cada 3 semanas Dosis de los principios activos 6 abandonan (pérdidas de seguimiento); total: 39 participantes Abandono Resultados CGI: el grupo clopentixol mejora en las puntuaciones (4,1 a 3,2) al final de las 24 semanas de seguimiento (p < 0,05). El grupo de flufenazina pasa de 3,5 a 3 (diferencias no significativas). BPRS: el grupo clopentixol mejora las puntuaciones (14,3 a 11,1) al final de las 24 último mes, pero sí en la reducción del primer mes. NOSIE: en el factor de psicosis e irritabilidad hay una mejora favorable a la pipotiazina en el último mes (p < 0,05). CGI: en el último mes hay mayor tendencia a la mejora en los grupos de pipotiazina que en el grupo de flufenazina (p < 0,1) No se detectan diferencias en los efectos adversos Sintomatología Efectos secundarios Tabla de evidencia. Antipsicóticos depot frente a antipsicóticos depot comercializados en España (continuación) Principio activo TABLA 3 Calidad de vida (Continúa en pág. siguiente) 2/19 del grupo de clopentixol frente a 3/20 del grupo de flufenazina son hospitalizados durante el periodo de seguimiento Uso de servicios 20 A. Fernández Sánchez et al 23/3/09 16:25:25 Principio activo TABLA 3 Autor (año) Diseño Tamaño muestral Criterios de inclusión Dosis de los principios activos Abandono Resultados 02 ORIGINAL (5-28).indd 21 semanas de seguimiento (p < 0,05). El grupo de flufenazina pasa de 11,7 a 9,1 (diferencias no significativas). Krawiecka, Goldberg and Vaughan Scale: el grupo clopentixol mejora las puntuaciones (6,8 a 5,7) al final de las 24 semanas de seguimiento (NS). El grupo de flufenazina pasa de 5,3 a 3,8 (p < 0,05) Sintomatología Efectos secundarios Tabla de evidencia. Antipsicóticos depot frente a antipsicóticos depot comercializados en España (continuación) Uso de servicios Calidad de vida Eficacia de antipsicóticos depot frente a los orales en España para la esquizofrenia 21 23/3/09 16:25:25 22 A. Fernández Sánchez et al media de 19,7 ± 2,83 sesiones frente a 17,6 ± 3,9 del grupo de zuclopentixol (p = 0,001). El total de sesiones previstas era 24. Por otro lado, un 92,9% del grupo risperidona asistió a más del 75% de las sesiones frente a una asistencia del 67,8% del grupo zuclopentixol (p = 0,001). El trabajo de Leong et al35 comparó pipotiazina con flufenazina (ambas depot) administradas a una muestra de 60 pacientes, asignados aleatoriamente al tratamiento, con esquizofrenia según la International Classification of Diseases (ICD). Las medidas de resultado fueron la sintomatología (eficacia) y los efectos secundarios (tolerabilidad). Los autores no encontraron diferencias significativas entre grupos. Albert et al36 realizaron un estudio en una muestra de 33 varones hospitalizados con diagnóstico de esquizofrenia y estabilizados con clorpromazina durante 2 meses y luego aleatorizados a pipotiazina o flufenazina (ambas depot). Las medidas de resultado fueron la sintomatología (eficacia) y los efectos secundarios (tolerabilidad). Los autores no encontraron diferencias en la sintomatología general evaluada con la Brief Psychiatric Rating Scale (BPRS), la Nurses Observation Scale for Inpatient Evaluation (NOSIE) y la Clinical Global Impression (CGI). Pese a estas conclusiones, el grupo que recibía pipotiazina mostró una tendencia superior a la mejoría. Tampoco se encontraron diferencias entre grupos en la presencia de síntomas secundarios evaluados con la Extrapyramidal Evaluation Scale y analíticas. Finalmente, el trabajo de Walker37 comparó clopentixol depot con flufenazina depot en una muestra de 45 pacientes diagnosticados de esquizofrenia crónica seguidos durante 24 semanas y aleatorizados al tratamiento. Las medidas de resultado fueron la sintomatología (eficacia) y los efectos secundarios (tolerabilidad). Los autores no encontraron diferencias entre estos grupos. Los estudios farmacoeconómicos En la tabla 4 se resume la evidencia de los 2 estudios de coste-efectividad seleccionados y que evaluaron el costeefectividad de la risperidona depot frente a otros fármacos orales y depot. De Graeve et al38 realizaron un análisis de coste-efectividad comparando risperidona depot, olanzapina oral y haloperidol depot desde la perspectiva del sistema sanitario de Bélgica durante un periodo de 2 años. Los autores concluyen que la risperidona depot es más coste-efectiva que los otros dos fármacos. Por último, el trabajo de Yang et al39 estudió cómo el uso de risperidona depot frente a olanzapina oral y haloperidol depot mejoraba el cumplimiento y, en consecuencia, la eficacia y el coste-efectividad del fármaco. Los autores concluyen que la risperidona depot es más coste-efectiva que la olanzapina oral y el haloperidol depot en el tratamiento de la esquizofrenia en el grupo de pacientes cuya enfermedad se encontraba estabilizada y el diagnóstico tenía entre 1 y 5 años de evolución. Es importante señalar que en este trabajo se detecta un posible conflicto de intereses, ya que uno de los expertos que participó en el estudio trabajaba para la industria farmacéutica que fabrica la risperidona depot. 02 ORIGINAL (5-28).indd 22 Resumen de las conclusiones de las revisiones sistemáticas de la colaboración Cochrane Como medida de control, se seleccionaron y revisaron 4 metaanálisis de la colaboración Cochrane que contemplaban los 4 principios activos objeto de esta revisión en su forma depot. La revisión de David et al40: “Decanoato y enantato de flufenazina de depósito para la esquizofrenia” (2004; traducción al castellano, 2007) comparó cualquiera de estas dos formas con el placebo, otro antipsicótico depot o bien una forma oral. Además, comparó diferentes dosis de flufenazina depot. Respecto de las conclusiones sobre la comparación depot-oral y depot-depot de los fármacos comercializados en España, encontramos que los autores compararon la forma depot de flufenazina con antipsicóticos orales utilizando mayoritariamente trabajos publicados con anterioridad a 1980 (nuestra revisión no consideró publicaciones anteriores a enero de 1980). Además, cuando los autores analizaron trabajos que compararon flufenazina depot con otro fármaco depot, básicamente lo hicieron comparando con haloperidol depot, que no se comercializa en España. Las conclusiones respecto de la flufenazina depot son que parece no tener ninguna ventaja sobre la preparación oral o sobre otros fármacos depot en la utilización de servicios o en la sintomatología. Pese a esto, parece causar menos efectos adversos que los antipsicóticos orales. La revisión de Dinesh et al41 (2004; traducción al castellano, 2007): “Palmitato y undecilenato de pipotiazina de depósito para la esquizofrenia” comparó cualquiera de estos dos con otro antipsicótico depot, o bien una forma oral y entre diferentes dosis de pipotiazina. Cabe destacar la utilización de trabajos anteriores a 1980. Respecto de las conclusiones relativas a la comparación entre depot-oral y depot-depot de los principios activos comercializados en España, los autores concluyen que la pipotiazina depot no es estadísticamente diferente de otras preparaciones depot. Las comparaciones con fármacos orales tampoco informan si la pipotiazina depot tiene alguna ventaja o desventaja. La revisión sobre la risperidona depot realizada por Hosalli et al42 (2003; traducción al castellano de 2007) se centró en evaluar la evidencia de risperidona depot frente a placebo o su presentación oral. Respecto de este último grupo, cabe destacar que la mayoría de los trabajos incluidos al respecto son comunicaciones realizadas en congresos científicos publicadas como suplementos de revistas o bien material cedido por farmacéuticas implicadas en la comercialización del fármaco. Los autores concluyen que no hay evidencia suficiente para apoyar la superioridad de la risperidona depot sobre la oral. Por último la revisión “Decanoato de zuclopentixol para la esquizofrenia y otras enfermedades mentales graves”, de Coutinho et al43 (1999; traducción al castellano, 2007), sólo considera estudios que comparan zuclopentixol con placebo o bien con haloperidol depot o flupentixol depot (que no se comercializan en España). Discusión La revisión realizada ha constatado que no hay suficiente evidencia científica que apoye el hecho de que los antipsi- 23/3/09 16:25:26 02 ORIGINAL (5-28).indd Risperidona depot frente a olanzapina oral y haloperidol depot De Graeve et al38 (2005) Atención especializada de Bélgica Contexto 23 Evaluar cuál es la estrategia más efectiva de tratamiento en pacientes esquizofrénicos Objetivo ¿pregunta de estudio bien definida? Tabla de evidencia. Estudios farmacoeconómicos Principio activo Autores TABLA 4 Estudio de costeefectividad que utiliza un árbol de decisión de tres ramas (que corresponden a las alternativas evaluadas). Utilizan el TreeAge DATA software. Panel de expertos (11 psiquiatras-método Delphi) y revisión de la literatura. Características del grupo en que basan la evaluación: personas con diagnóstico de esquizofrenia (máximo 5 años) con tratamiento mínimo de 1 año. Se utilizan 4 estados de salud: a) respuesta clínica (los que recaen y los que no); b) deterioro clínico, definido como síntomas positivos, problemas conductuales, ideación suicida y síntomas extrapiramidales; c) respuesta inadecuada; d) hospitalización. El marco temporal de 2 años divididos en 6 Métodos Para la evaluación de los costos se utilizó la perspectiva del sistema sanitario belga, considerando los precios de 2003 que marcó el Institut National D’Assurance Maladie Invalité y el Ministerio de Salud de Bélgica. Se consideran los costos diarios en función del lugar donde se trate, las visitas a atención comunitaria, diferenciados entre pacientes viudos, huérfanos, inválidos, pensionistas y los que no lo son y el costo del fármaco en función de la dosis y la frecuencia. Precios expresados en euros Costos considerados La estrategia más efectiva es la risperidona depot, con un 82,7% de los pacientes tratados efectivamente, comparado con un 74,8% con olanzapina oral Resultado Los datos sobre la eficacia de las estrategias terapéuticas se basan sólo en 3 estudios. Los autores no informan sobre las características de los estudios utilizados, las fuentes de las que fueron seleccionados, los métodos para hacerlo ni los criterios de calidad considerados. No consideran costos indirectos. Los autores mezclan los datos estimados sobre efectividad que derivan de la literatura con los estimados por el panel de expertos Limitaciones (Continúa en pág. siguiente) Se hicieron 5 análisis diferentes de fiabilidad, modificando el porcentaje de efectividad relacionado con las diferentes estrategias terapéuticas y la proporción de pacientes VIPO. En todos la risperidona depot se muestra más coste-efectiva Análisis de sensibilidad Eficacia de antipsicóticos depot frente a los orales en España para la esquizofrenia 23 23/3/09 16:25:26 02 ORIGINAL (5-28).indd Risperidona depot frente a olanzapina oral y haloperidol depot Yang et al39 Atención (2005) primaria y secundaria de Taiwan Contexto 24 Estudiar si un incremento en el cumplimiento terapéutico utilizando risperidona depot, comparada con olanzapina oral y haloperidol depot incrementa la efectividad y el coste-efectividad Objetivo ¿pregunta de estudio bien definida? Estudio de costeefectividad que utiliza un modelo de análisis de decisiones. Los estimadores se extraen de revisión de literatura y opinión de expertos. Características del grupo hipotético que crean: cohorte de 1.000 pacientes con esquizofrenia menores de 35 años diagnosticados en los últimos 5 años y que han recibido tratamiento al menos durante 1 año. Los pacientes periodos de 4 meses. Si al final de cada periodo los pacientes han experimentado una respuesta inadecuada o deterioro clínico, pueden cambiar de fármaco. Estrategias de tratamiento: risperidona depot: 25 mg cada 14 días; haloperidol depot: 100 mg cada 28 días o 125 mg cada 28 días; olanzapina oral: 10 mg diarios Métodos Tabla de evidencia. Estudios farmacoeconómicos (continuación) Principio activo Autores TABLA 4 Los costos económicos se estimaron con datos de 200.000 pacientes y el precio de otros países. Los autores dicen que pueden ser representativos de los precios del año 2001 y se expresan en dólares de Taiwan Costos considerados La tasa de respuesta al cabo de 2 años fue de 0,55 para la risperidona depot; 0,32 para haloperidol depot y 0,45 para olanzapina oral. Para el modelo 1 los costos fueron de 374.187 dólares para risperidona depot; 315.834 para haloperidol depot, y 381.285 para olanzapina oral. Para el modelo 2 los costos fueron de 252.885 dólares para risperidona depot; 160.036 para haloperidol depot, y Resultado Se describe que se hicieron análisis de sensibilidad que mostraron el incremento de la respuesta de la risperidona en un 5, un 10 o un 15%, pero no se explicita por qué y no se describen los métodos Análisis de sensibilidad No se explicitan los criterios de selección de la literatura que utilizan para definir las características y las transiciones. Uno de los expertos era un representante de la farmacéutica que comercializa risperidona depot. No consideran costos indirectos Limitaciones 24 A. Fernández Sánchez et al 23/3/09 16:25:26 Contexto Objetivo ¿pregunta de estudio bien definida? 02 ORIGINAL (5-28).indd tienen una puntuación < 40 en la escala BPRS. Los estados considerados son: a) respuesta (buena respuesta reducción de un 20% de la sintomatología evaluada con la BPRS); b) deterioro clínico, definido como síntomas positivos, problemas conductuales, ideación suicida y síntomas extrapiramidales; c) respuesta inadecuada. Se realizan 2 modelos: el primero asume que todos los pacientes recibieron todas las intervenciones psiquiátricas (atención comunitaria, hospital de día, unidad de agudos, servicios domiciliarios y servicios de rehabilitación durante los 2 años); el segundo modelo asume que sólo algunos pacientes recibieron la intervención psiquiátrica cuando era necesaria Métodos Tabla de evidencia. Estudios farmacoeconómicos (continuación) Principio activo Autores TABLA 4 Costos considerados 244.055 para olanzapina oral. Razón de costeefectividad: para el modelo 1, 678.367 dólares para risperidona depot; 1.000.741 para haloperidol depot, y 841.875 para olanzapina oral. Para el modelo 2, 458.457 dólares para risperidona depot; 529.265 para haloperidol depot, y 538.872 para olanzapina oral Resultado Análisis de sensibilidad Limitaciones Eficacia de antipsicóticos depot frente a los orales en España para la esquizofrenia 25 25 23/3/09 16:25:27 26 A. Fernández Sánchez et al cóticos depot tengan una eficacia mayor que los antipsicóticos orales. Además, la calidad de los trabajos seleccionados es baja-moderada; la principal limitación de los artículos es que no se describe en detalle el proceso de aleatorización o bien que la comparación de la forma depot con la oral no es a doble ciego. Por otro lado, hay dos artículos que explicitan que el tipo de diseño es de “no inferioridad”. En este sentido, hace falta una nota metodológica: al realizarse un diseño de no inferioridad o de equivalencia el punto clave del estudio es la potencia, es decir la diferencia entre 1 y el error beta o de tipo II. El error beta se relaciona con no rechazar la hipótesis nula cuando realmente es falsa y, por eso, si el objetivo del estudio es no encontrar diferencias, se ha de intentar minimizar. Los estudios que explicitan que se trata de un diseño de no inferioridad deberían hacer explícita esta reflexión. Teniendo en cuenta que los errores alfa y beta están relacionados, si se ha marcado un alfa de 0,05, todo hace pensar que no se ha realizado esta reflexión. Igualmente, los artículos que no encuentran diferencias, pero que se han centrado en el error alfa, lo único que pueden afirmar con certeza es que no pueden rechazar la hipótesis nula, lo que, metodológicamente, no quiere decir que se acepte. Tan sólo en uno de los estudios seleccionados se realiza esta reflexión28. El estudio de Rabinowitz et al29 no lo explicita. A pesar de todo, el formato del estudio, comunicación en forma de póster, ha podido condicionar esta reflexión. Risperidona depot Hay poca evidencia en lo que se refiere a la risperidona depot y la que existe es contradictoria. Dos de los estudios concluyen que el fármaco depot se ha mostrado más seguro que el fármaco oral en la reducción de los efectos secundarios, pero ambos artículos presentan datos del mismo estudio, pero en dos momentos temporales diferentes, a las 12 y las 48 semanas. El primero de ellos, explicita que la risperidona depot sería más segura en la prevención de la laxitud, la sequedad de boca y el incremento de las concentraciones de prolactina. El segundo, en forma de póster, no explicita en qué efectos secundarios se muestra más efectiva la risperidona depot. Por otro lado, el trabajo de Chue et al28 no detecta diferencias entre las formas depot y oral. El trabajo de Rabinowitz que compara la risperidona depot con la olanzapina oral tampoco detecta diferencias. Los dos trabajos de Bai et al26,27 apuntan hacia una superioridad de la forma depot, aunque también detectan que la forma depot conlleva un incremento de la sintomatología positiva evaluada con la PANSS. La revisión realizada por la Cochrane concluye lo mismo que nosotros: hay pocos estudios rigurosos y la evidencia disponible hasta el momento no nos permite afirmar que, en el caso de la risperidona, una forma sea mejor que la otra. Sólo un trabajo compara la risperidona depot con otro antipsicótico en forma depot: el zuclopentixol34. Ese estudio apunta que la risperidona se muestra superior al zuclopentixol cuando la medida de resultado es la reducción del abuso de sustancias. De todos modos, la calidad de ese trabajo es moderada-baja, ya que no es un estudio a doble ciego ni 02 ORIGINAL (5-28).indd 26 describe el proceso de aleatorización. Además, los participantes en el estudio también recibían tratamiento psicológico, lo que puede estar confundiendo los resultados. En lo que se refiere al coste-efectividad, la risperidona depot se ha mostrado superior a la risperidona oral, el haloperidol depot y la olanzapina oral. Sin embargo, es necesario destacar que se trata de evaluaciones basadas en paneles de expertos y revisiones sistemáticas, con importantes limitaciones: básicamente no explicitan cómo se ha realizado la revisión de la literatura y no tienen en cuenta los costes indirectos. Además, están realizados en contextos de sistemas sanitarios muy diferentes del español. La generalización a nuestro contexto no está aconsejada. Flufenazina depot Los dos trabajos que comparan las formas depot y oral de flufenazina presentan, metodológicamente, una calidad moderada-alta. Sin embargo, son inconsistentes. Mientras que el trabajo de Levine et al30 concluye que la forma depot es superior que la oral cuando se trata de prevenir recaídas, el trabajo de Schooler et al31 concluye que no hay diferencias. De todos modos, el estudio de Levine no tenía como objetivo comparar las formas depot y oral, sino los efectos de la discontinuación del tratamiento. Además, la muestra final se reduce a 27 sujetos (10 frente a 17), con lo cual es difícil extraer conclusiones. Por su parte, la revisión realizada por la Cochrane concluye que la forma depot es más segura cuando se trata de prevenir efectos secundarios. Los estudios que comparan la flufenazina depot con la pimozida oral intermitente han quedado desfasados ya que actualmente la pimozida no se recomienda por los efectos secundarios que produce. Comparada con otros principios activos también en presentación depot, como el clopentixol o la pipotiazina, la flufenazina no ha mostrado su superioridad en la reducción de sintomatología o la prevención de efectos secundarios o recaídas. Resumiendo, no hay suficiente evidencia científica para afirmar que la flufenazina depot sea superior a otros antipsicóticos, orales o depot. Pipotiazina depot No se ha seleccionado ningún trabajo que compare la pipotiazina depot con otro antipsicótico oral, ya que éstos eran anteriores a 1980. Los dos artículos incluidos en esta revisión que comparan la pipotiazina depot con la flufenazina depot no han encontrado diferencias significativas. Zuclopentixol depot Los tres artículos seleccionados que evalúan el zuclopentixol tienen una calidad moderada-baja. El trabajo de Arango et al25 que compara el zuclopentixol oral con el depot tiene como objetivo ver cuál es más eficaz cuando el resultado principal es reducir conductas violentas. A pesar de que la forma depot presenta una ligera superioridad comparada con la forma oral, la manera de valorar la conducta violenta, mediante autorregistros realizados por un fami- 23/3/09 16:25:27 Eficacia de antipsicóticos depot frente a los orales en España para la esquizofrenia liar, puede adolecer de falta de validez. De todos modos, los pacientes que tomaban la forma depot se adhirieron más a la medicación, lo que puede suponer una ventaja y su recomendación en pacientes con un diagnóstico de esquizofrenia y conducta violenta. El estudio que compara la forma depot de zuclopentixol con la forma depot de flufenazina no detecta diferencias. Como ya se ha comentado, la comparación entre las formas depot de zuclopentixol y de risperidona apunta hacia una mayor eficacia de la risperidona cuando el objetivo es la reducción del abuso de sustancias. Como en los casos anteriores, se dispone de poca evidencia de calidad que nos permita afirmar que el zuclopentixol depot se muestra claramente superior a la forma oral o a otras formas depot. Agradecimientos Los autores agradecemos la valiosa colaboración de Cecilia Bustos, Beatriz del Pino, Ana Merino, Antoni Parada, Víctor Pérez y Jordi Blanch. Financiación Agencia de Evaluación de Tecnologías e Investigación Médica (AATRM). Bibliografía 1. 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Enero-Marzo 2009 EDITORIAL Necesidad de proteger y fomentar la salud física en personas con enfermedad mental grave ORIGINALES Comparación de la eficacia de las formas farmacéuticas de liberación retardada (depot) y las orales de los antipsicóticos típicos y atípicos comercializados en España para pacientes diagnosticados de esquizofrenia Implicaciones clínicas de la edad de inicio del trastorno bipolar I: dos subgrupos con diferente pronóstico ψ Polimorfismos serotoninérgicos como predictores de la gravedad clínica del trastorno de pánico REVISIÓN Trastorno bipolar: ¿qué efecto tiene el cumplimiento terapéutico en el riesgo de conductas suicidas? www.elsevier.es/saludmental ARTÍCULO ESPECIAL Enfermedad cardiovascular y diabetes en personas con enfermedad mental grave AGENDA 2009 www.elsevier.es/saludmental ORIGINAL Implicaciones clínicas de la edad de inicio del trastorno bipolar I: dos subgrupos con diferente pronóstico Ana González Pintoa,*, Sara Barbeitoa, Francisco José Díazb, Patricia Vegaa, Fernando Mosqueraa, Purificación Lópeza, Susana Albericha, Sonia Ruiz de Azuaa, Amaia Ugartea, Manuel Martínc y José de Leónb Departamento de Psiquiatría. Hospital Santiago Apóstol, Sistema Vasco de Salud Mental, Vitoria, España Mental Health Research Center at Eastern State Hospital, Lexington, Kentucky, Estados Unidos c Clínica Psiquiátrica Padre Menni, Pamplona, España a b Recibido el 1 de septiembre de 2008; aceptado el 29 de septiembre de 2008. PALABRAS CLAVE Trastorno bipolar; Enfermedad maníaco-depresiva; Edad de inicio; Distribución normal; Historia familia Resumen Introducción y objetivos: La edad de inicio en el trastorno bipolar es crucial para establecer el pronóstico y el tratamiento. Hay una gran controversia sobre si existen dos o tres subgrupos diferenciados de inicio y si éstos difieren lo suficiente como para clasificar la enfermedad en función de su edad de aparición. Nuestro objetivo es agrupar una muestra representativa en función de su edad de inicio, y comparar características clínicas de subgrupos. Método: Se incluyó a 169 pacientes bipolares tipo I tras firmar el consentimiento informado. Se realizó un estudio de los grupos de edad de inicio mediante un análisis mixto. Se consideraron antecedentes familiares, intentos de suicidio y síntomas psicóticos. Los grupos obtenidos se compararon con estas variables. El seguimiento duró 6 años. Resultados: Encontramos 3 subgrupos de edades de inicio. El primero tuvo un inicio a los 18,2 ± 2 años (el 34% de los pacientes). El segundo, a los 26,1 ± 5,5 años (el 44% de los pacientes); el tercero inició a los 50,9 ± 9,1 años (el 22% de los pacientes). Hubo diferencias significativas del tercer subgrupo con respecto a los otros grupos. Los pacientes del primer grupo y el intermedio tuvieron más antecedentes familiares de trastorno bipolar, más síntomas psicóticos e intentos de suicidio y mayor riesgo de historia de consumo de drogas que el grupo de inicio tardío. Conclusiones: Nuestros resultados indican que hay tres grupos de edad de inicio de trastorno bipolar, aunque pueden agruparse en dos en cuanto a las características familiares, clínicas y pronósticas. Hay resultados diferenciados en el grupo de inicio tardío. © 2008 Sociedad Española de Psiquiatría y Sociedad Española de Psiquiatría Biológica. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. *Autor para correspondencia. Correo electrónico: anamaria.gonzalez-pintoarrillaga@osakidetza.net (A. González-Pinto). 1888-9891/$ - see front matter © 2008 Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados 03 ORIGINAL (29-34).indd 29 23/3/09 16:25:46 30 A. González Pinto et al KEYWORDS Bipolar disorder; Manic depressive illness; Age at onset; Normal distribution; Family history Age at onset in bipolar I disorder: two may be better than three subgroups Abstract Introduction and objective:Age at onset in bipolar disorder is related to prognosis and to treatment response. However, it is not clear if there are three or two subgroups in relation to age at onset. The objective of this study is to analyze the number of subgroups in relation to age at the beginning of the disease in a representative sample of bipolar I patients and to compare the subgroups in relation to clinical variables. Method: We included 169 patients diagnosed with bipolar I disorder. Normal mixture analysis was performed. The subgroups of patients formed above were compared regarding clinical characteristics. Patients were followed-up during six years. Results: We found three ages at onset subgroups. The early onset group (18.2 ± 2 years) included 34% of the patients. The second group (26.1 ± 5.5 years) included 44% of the patients. The third group (50.9 ± 9.1 years) included 22% of the patients. Early and intermediate onset groups were not significantly different, and had more family history of affective disorders, more psychotic symptoms, more history of suicide attempts and more history of drug abuse history than the late onset group. Conclusions: Our results suggest that there are three groups of age at onset but early and intermediate groups are similar in relation to clinical variables. The late onset group includes almost a quartile of patients and has different clinical profile. © 2008 Sociedad Española de Psiquiatría y Sociedad Española de Psiquiatría Biológica. Elsevier España, S.L. All rights reserved. Introducción La edad de inicio en el trastorno bipolar ha sido ampliamente estudiada debido al posible valor pronóstico de esta variable y su capacidad para predecir subtipos genéticamente determinados. Además, la edad de inicio tiene importancia por las políticas de intervención precoz que hoy en día están siendo llevadas a cabo en todo el sistema sanitario. No obstante, se ha generado una polémica importante sobre qué aspectos son determinantes a la hora de clasificar subgrupos en el trastorno bipolar; para algunos autores lo primordial es la edad de inicio como forma de clasificación del trastorno y para otros, la agrupación de los pacientes debe hacerse en función de las características clínicas. De hecho, hasta la actualidad ningún sistema de clasificación tiene en cuenta la edad de inicio para la agrupación de subtipos clínicos. Debemos indicar que aunque la edad de inicio se ha estudiado en diversas investigaciones, no hay muchos estudios que realicen una comparación entre los subgrupos y sus características clínicas. Bellivier et al1 realizan un estudio con 211 pacientes bipolares tipo I procedentes de Francia. Este grupo es el primero que concluye que la edad de inicio del trastorno se puede clasificar en 3 subgrupos diferenciados (precoz, intermedio y tardío). Esta investigación tuvo una importante relevancia, y ha dado lugar a varias investigaciones ulteriores que han intentado aclarar los hallazgos del equipo de investigadores. Posteriormente, ellos mismos realizaron una réplica del primer estudio con 368 pacientes bipolares2, considerándolo como una evidencia nueva para la confirmación de estos tres subgrupos de edad de inicio. Sin embargo, con posterioridad Moorhead et al3 (2003) realizan un estudio con 277 pacientes bipolares y concluyen que los pacientes bipolares tipo I, con una edad de inicio de la enfermedad de más de 50 años, pueden pertenecer a un 03 ORIGINAL (29-34).indd 30 diferente subgrupo etiológico. Además, señalan que el grupo sin antecedentes familiares contiene significativamente más sujetos con un primer ingreso después de los 50 años. En el presente estudio, se aporta información sobre los subgrupos de edad de inicio que encontramos en una muestra representativa de la población bipolar tipo I, incluidos todos los pacientes en tratamiento en la Red de Salud Mental de Álava en el periodo 1994-1996. El objetivo de este estudio es agrupar a los pacientes bipolares tipo I en función de su edad de inicio y de las características clínicas estudiadas durante un seguimiento de 6 años. Método Sujetos Las características de la muestra han sido descritas en estudios previos4,5. Brevemente, se incluyó a 169 pacientes bipolares tipo I, estudiados por primera vez entre febrero de 1994 y mayo de 1996, en 5 centros extrahospitalarios y un hospital general (98 mujeres, 71 varones; media de edad, 46 ± 16 años). La muestra representaba, en aquel momento, a todos los pacientes que se encontraban en tratamiento en el área de la provincia de Álava. El Hospital Santiago recibía a todos los pacientes de un área de 310.000 habitantes y era el único hospital para pacientes agudos del área. Un psiquiatra investigador (AGP) realizó los diagnósticos mediante la entrevista semiestructurada SCID-P para el DSM IV. La información clínica se obtuvo tanto de la entrevista como de los registros hospitalarios, del servicio de urgencias, los psiquiatras responsables del tratamiento de los pacientes y el seguimiento anual de los pacientes y, al menos, un familiar para conocer su evolución. Los pacientes fueron incluidos tras la firma del consentimiento informado. 23/3/09 16:25:50 Implicaciones clínicas de la edad de inicio del trastorno bipolar I: dos subgrupos con diferente pronóstico Análisis estadístico Se realizó un análisis de mezclas (mixture analysis)8 de la edad de inicio, según el método utilizado por Bellivier et al1,2. En un sistema de pasos, en primer lugar buscamos el número de distribuciones normales de la edad de inicio que había en nuestra muestra según técnicas de mezclas univariadas. En un segundo paso, estudiamos las probabilidades de que cada paciente perteneciera a cada uno de los grupos con distribución normal encontrados en el primer paso. Se incluía a los pacientes en el grupo en el que se ajustaban con una probabilidad más alta8. Por lo tanto, cada uno de los subgrupos encontrados en el primer paso constituyó un subgrupo de pacientes, y no hubo solapamientos entre grupos, es decir, cada paciente sólo se incluyó en uno de ellos. Para hacer la clasificación sólo se tuvo en cuenta la edad de inicio, y no se consideró ninguna de las características clínicas de los pacientes para su clasificación. Para la realización de los análisis utilizamos el software Normix9. Después de esto, se comparó a los pacientes en función de sus características clínicas. Se utilizaron técnicas de regresión logística múltiple para controlar las comparaciones en función de sexo y duración de la enfermedad. La asunción de que la edad de inicio es una mezcla de diferentes distribuciones normales se examinó teniendo en cuenta las consecuencias de esa decisión, es decir, que hay varios subgrupos de edad de inicio. Se utilizaron dos pruebas estadísticas para medir si son diferentes con respecto a estas consecuencias. La primera es el test Dip de unimodalidad10. En esta prueba la hipótesis nula es que sólo hay un grupo de edad de inicio, y la hipótesis alternativa es que hay más de un grupo. Los análisis se realiza- 03 ORIGINAL (29-34).indd 31 ron con el programa Fortran11. La segunda prueba utilizada fue el test Silverman de unimodalidad4,12. Para analizar la hipótesis nula de una única distribución frente a la hipótesis alternativa de varias distribuciones, se estudia la ventana ĥ1 de menor tamaño que produce una única distribución de Gauss. Cuanto mayor es ĥ1, habrá más evidencias frente a la hipótesis nula. La significación de ĥ1 se calculó mediante la estimación bootstrap. Se diseño un programa SAS IML13 para realizar el test de Silverman. Se utilizaron 500 muestras de bootstrap para probar la hipótesis nula. Resultados El análisis de mezclas (mixture analyses) mostró que hay tres grupos de distribución normal de la edad de inicio (fig. 1; test comparativo de tres y dos subgrupos, χ2 = 15,1; df = 3; p = 0,002; cuatro y tres, χ2 = 4,2; df = 3; p = 0,2). Por lo tanto, la muestra se clasificó en tres subgrupos (inicio temprano, media ± desviación estándar, 18,2 ± 2 años, el 34% de los pacientes; inicio intermedio, 26,1 ± 5,5 años, el 44% de los pacientes, e inicio tardío, 50,9 ± 9,1 años, el 22% de los pacientes) (fig. 2). Los porcentajes de mujeres en los grupos de inicio temprano, intermedio y tardío fueron del 55, el 59 y el 61%. Las diferencias en estos porcentajes no fueron estadísticamente significativas (χ2 = 0,39; df = 2; p = 0,8). Los pacientes de los grupos de inicio temprano e intermedio no fueron significativamente diferentes en ninguna de las variables clínicas estudiadas (tabla 1). Sólo el grupo de inicio tardío fue diferente de los otros dos (tabla 1). 0,09 Función de probabilidad de densidad Las variables clínicas fueron recogidas en un protocolo estructurado extraído de la entrevista diagnóstica SCID-I para el DSM IV6 en el que se incluían datros sobre diagnóstico, sexo, consumo de sustancias y alcohol, y síntomas psicóticos. También se recogió información de antecedentes familiares mediante la entrevista clínica estructurada RDCFH, que considera datos de familiares tanto de primero como de segundo grado7. Sólo se incluyó a pacientes que tuvieran, al menos, un familiar para obtener la información. Además, se utilizaron los registros psiquiátricos del área y los servicios de urgencias para completar los datos obtenidos. Se consideró edad de comienzo la edad del primer tratamiento médico por un trastorno afectivo. Se definió intentos de suicidio como un acto autodestructivo que se realiza con la intención de acabar con la propia vida. Se incluyeron todos los intentos de suicidio que fueron lo suficientemente graves para necesitar atención en el hospital o por servicios médicos y los que requirieron hospitalización. Se consideraron tanto los intentos violentos como los no violentos, pero en su mayoría fueron intoxicaciones por medio de fármacos psicotrópicos. Los intentos de suicidio se midieron tanto de forma retrospectiva como prospectiva a lo largo de los 6 años de seguimiento. Lo mismo se tuvo en cuenta para la valoración de los síntomas psicóticos, el abuso de drogas y la historia familiar de trastornos afectivos. 31 0,08 0,07 0,06 0,05 0,04 0,03 0,02 0,01 10 20 30 40 50 60 70 Edad de inicio del trastorno bipolar (años) Figura 1 Probabilidad de distribución de la edad de inicio de los pacientes bipolares, bajo la presunción de que la edad de inicio tiene una distribución normal mixta. El gráfico indica que la edad de inicio se distribuye de acuerdo a 3 modelos. Sin embargo, las pruebas estadísticas encuentran que no hay evidencia de la existencia de más de un modelo, y no se da apoyo a esta asunción y, por lo tanto, a la distribución. 23/3/09 16:25:50 32 A. González Pinto et al Discusión Frecuencia 40 30 20 10 20 30 40 50 60 Edad de inicio del trastorno bipolar (años) Figura 2 Histograma de frecuencias para la edad de inicio de los 169 pacientes bipolares. Las tres formas de edad de inicio encontradas con el análisis de mezclas no alcanzan evidencia estadísticamente significativa con el test Dip ni con el test Silverman (Dip = 0,035503; p > 0,05. Test Silverman, ĥ1 = 5,3432387; p = 0,312.). Por lo tanto, no es posible confirmar la hipótesis de que haya tres grupos con una distribución normal de la edad de inicio en el trastorno bipolar tipo I. Encontramos que la edad de inicio del trastorno bipolar se distribuye en tres grupos relativamente similares a los que encontraron Bellivier et al1,2. Las medias de edades que encontramos en nuestra área (18,2, 26,1 y 50, 9) son relativamente similares a las descritas por Bellivier, tanto en su primer estudio1 (16,9, 26,9 y 46,2) como en el segundo2 (17,6, 24,6 y 39,2). Sin embargo, aunque los datos de edad de inicio coinciden en estos dos puntos distintos de Europa, las pruebas estadísticas que estudian las consecuencias de esta asunción no apoyan la existencia de tres grupos con distribución normal en nuestro estudio. Estos resultados coinciden parcialmente con los encontrados por Lin et al14 (2006) que, al igual que Bellivier, hallan tres grupos de edad de inicio en una gran muestra de pacientes bipolares (16,6, 26 y 34,7). En este caso dividieron posteriormente la muestra en dos grupos tomando como referencia los 21 años, y encontraron que el grupo menor de 21 tenía mayor riesgo de abuso de drogas y alcohol. Además, es importante hacer mención a las pruebas estadísticas utilizadas en los estudios sobre edad de inicio. Los análisis de mezclas asumen que la edad de inicio de una población se compone de varias submuestras con distribuciones normales. Esta asunción no siempre está justificada en la búsqueda de subtipos biológicos15,16. Por ello, es necesario comprobar si esta asunción es correcta o no, algo que con frecuencia no se ha realizado. Aún más, al analizar la edad de inicio en trastornos crónicos, como en el caso del bipolar, es absolutamente necesario controlar los años de duración de la enfermedad al TABLA 1 Comparación de subgrupos obtenidos de un análisis de mezcla normal de la edad de comienzo en 169 pacientes bipolares Grupo (n) Al menos 1 intento de suicidio (%)a,b,c Historia de consumo de drogas (%)b,d Síntomas psicóticos durante episodios de humor (%)b,e Historia familiar de trastornos del humor (%)f Ratio de predisposición genética media ± DE)g,h 1. Comienzo temprano (67) 2. Comienzo intermedio (66) 3. Comienzo tardío (36) 45 36 19 15 12 0 87 88 64 60 53 39 7,6 ± 13,8 5,6 ± 8,7 3,7 ± 6,3 DE: desviación estándar; df: grados de libertad; OR: odds ratio; IC: intervalo de confianza. a Comienzo temprano frente a intermedio, χ2 = 0,89; df = 1; p = 0,3. Combinado comienzo temprano e intermedio frente a comienzo tardío, OR = 2,8; IC, 1,1-6,9. b Valores de p y OR ajustando por sexo y duración de la enfermedad. c Los datos de suicidio fueron recogidos durante 6 años adicionales, lo cual asegura un periodo de seguimiento de al menos 6 años desde el comienzo en todos los pacientes. d Comienzo temprano frente a intermedio, χ2 = 0,11; df = 1; p = 0,7. Combinado comienzo temprano e intermedio frente a comienzo tardío, OR = 11; IC, 1,7 + INF. e Comienzo temprano frente a intermedio, χ2 = 0,005; df = 1; p = 0,9. Combinado comienzo temprano e intermedio frente a comienzo tardío, OR = 5,4; IC, 2,1-13,9. f Comienzo temprano frente a intermedio, χ2 = 0,6; df = 1; p = 0,4. Combinado comienzo temprano e intermedio frente a comienzo tardío, OR = 2, χ2 = 3,5; df = 1; p = 0,06. g Comienzo temprano frente a intermedio, Mann-Whitney, p = 0,4. Combinado comienzo temprano e intermedio frente a comienzo tardío, Mann-Whitney, p = 0,05. h Ratio de predisposición genética = número de familiares con trastorno del humor dividido por el número de familiares conocidos y multiplicado por 100. 03 ORIGINAL (29-34).indd 32 23/3/09 16:25:51 Implicaciones clínicas de la edad de inicio del trastorno bipolar I: dos subgrupos con diferente pronóstico comparar las variables clínicas. Eso es especialmente relevante para variables como los intentos de suicidio, ya que evidentemente los pacientes con menor evolución tienen menos probabilidades de haberlos intentado. En ese sentido, los estudios transversales o de seguimiento corto es difícil que detecten intentos de suicidio en pacientes con inicio tardío, lo que puede alterar notablemente los resultados de la investigación. Nuestro estudio ha controlado el tiempo de enfermedad, y ha seguido a los pacientes durante 6 años para mejorar la calidad de la investigación. El análisis clínico por subgrupos apoyaría mejor la existencia de dos edades de inicio diferentes. En realidad, el grupo de inicio temprano y el intermedio son muy similares en todas las variables estudiadas. Esto mismo ocurría en el estudio de Bellivier et al1,2. Sin embargo, el grupo de inicio tardío presenta menos sintomatología psicótica, menos antecedentes familiares y menos intentos de suicidio. Nuestros resultados coinciden también con los encontrados por Moorhead et al3. En una muestra de 237 pacientes con trastorno bipolar tipo I encontraron que el trastorno bipolar no familiar incluía a más sujetos mayores de 50 años3. No encontramos diferencias a este respecto entre varones y mujeres, tal y como sucedió en el estudio inglés3 y a diferencia de lo encontrado en una muestra alemana de pacientes bipolares I. En ese estudio, realizado con 217 pacientes alemanes, encontraron que las mujeres sin antecedentes familiares tenían edades de inicio de enfermedad más tardía, sin diferencias en los varones17. La edad de inicio temprana-intermedia representa un grupo de pacientes más severo que el de inicio tardío. De hecho, previamente ya se había descrito que la edad de inicio temprana conllevaba mayor riesgo de suicidio y más consumo de sustancias5 y síntomas psicóticos incongruentes18. En conclusión, aunque encontramos que hay tres edades diferentes de inicio, no hay evidencias de que se trate de tres subgrupos con distribución normal. Además, todavía es más relevante que no hay diferencias clínicas que apoyen la clasificación en tres subgrupos, sino que parece que sería más adecuado trabajar con dos grupos de edad de inicio, uno temprano e intermedio y un segundo de inicio tardío, con un inicio al final de la década de los 40 o principios de los 50. Este grupo es diferente en cuanto a la clínica (menos síntomas psicóticos, menos historia de consumo de sustancias), el pronóstico (menos intentos de suicidio) y la etiología (menor carga familiar). Nuestro estudio tiene varias fortalezas y limitaciones. La principal diferencia con estudios previos es que el grupo representa a los pacientes bipolares de un área y que tenemos datos de seguimiento prospectivo de las variables clínicas. En cuanto a las limitaciones, probablemente hay un grupo importante de pacientes bipolares que no se encuentran en tratamiento psiquiátrico en un periodo concreto, y que, por lo tanto, no fueron incluidos en el estudio. Es posible que esos pacientes no tratados tengan trastornos más leves, que no estarían representados en la mayoría de los estudios realizados con muestras clínicas. No obstante, nuestros datos nos permiten afirmar, con suficiente seguridad, que la edad de inicio es una variable fundamental con respecto a la clínica y el pronóstico del trastorno bipolar, y que dos subgrupos pueden ser mejor que tres. 03 ORIGINAL (29-34).indd 33 33 Agradecimientos A todos los profesionales de salud mental de Álava por su colaboración. Financiación Preparation of this report was supported by Health Research Funds from the Spanish Government (FIS: PI052761; PI061416; RD06/0011/0014; FI05/00763, RETICS RD06/0011 (REM-TAP) Network, CIBER CB07/09/0024; EC07/90435; EC07/90666), European Regional Development Funds (FEDER), and by local grants (200411016; 2006111025; 2007/04 and Caja Vital 2006). Dra. González Pinto has been awarded by a Specific collaborative agreement between Spanish Governement (SCIII) and Basque Government to stabilize and intensify research in the National Health System (Boe n.o 21 de 24 de enero de 2007). The research psychiatric department in Santiago Apóstol Hospital is supported by the Stanley Research Foundation (03-RC-003). Bibliografía 1. Bellivier F, Golmard J-L, Henry C, Leboyer M, Schürhoff F. Admixture analysis of age at onset in bipolar I affective disorder. Arch Gen Psychiatry. 2001;58:510-2. 2. Bellivier F, Golmard J-L, Rietschel M, Schulze TG, Malafosse A, Preisig M, et al. Age at onset in bipolar I affective disorder: Further evidence for three subgroups. Am J Psychiatry. 2003;160:999-1001. 3. Moorhead SJR, Young AH. Evidence for a late onset bipolar-I disorder sub-group after 50 years. J Affect Disord. 2003;73: 271-7. 4. González-Pinto A, Gutiérrez M, Mosquera F, Ballesteros J, López P, Ezcurra J, et al. First episode in bipolar disorder: misdiagnosis and psychotic symptoms. J Affect Disor. 1998;50:41-4. 5. López P, Mosquera F, De León J, Gutiérrez M, Ezcurra J, Ramírez F, et al. Suicide attempts in bipolar patients. J Clin Psychiatry. 2001;62:963-6. 6. Spitzer RL, Williams JBW, Gibbon M, First MB. SCID I. Version 2.0 for DSM IV. American Psychiatric Press; 1996. 7. Endicott J, Andreasen NC, Spitzer RL. FH-RDC. Criterios diagnósticos de investigación. Historia familiar. Versión castellana por Humbert MS. Barcelona: Instituto de medicina Psicológica. 8. Gibbons RD. Identifying biological subtypes in psychiatric research. En: Gibbons RD, Dysken MW, editores. Statistical and Methodological Advances in Psychiatric Research. New York: Spectrum Publications; 1983. 9. Wolfe JH. PC-NORMIX, Cluster and Pattern Analysis of Normal Mixtures. 1998. Disponible en: http://alumnus.caltech.edu/~wolfe 10. Hartigan JA, Hartigan PM. The dip test of unimodality. Annals Stat. 1985;13:70-84. 11. Hartigan PM. Computation of the dip statistic to test for unimodality, algorithm AS 217. Applied Stat. 1985;34:320-5. 12. Efron B, Tibshirani RJ. An Introduction to the bootstrap. New York: Chapman & Hall; 1993. 13. SAS Institute Inc. SAS/IML User’s Guide, Release 6.03 Edition. Cary: SAS Institute Inc; 1988. 14. Lin PI, McInnis MG, Potash JB, Willour V, MacKinnon DF, DePaulo JR, et al. Clinical correlates and familial aggregation of age at onset in bipolar disorder. Am J Psychiatry. 2006;2:175-6. 23/3/09 16:25:51 34 A. González Pinto et al 15. Jackson PR, Tucker GT, Woods HF. Testing for bimodality in frequency distributions of data suggesting polymorphisms of drug metabolism-histograms and probit plots. Br J Clin Pharmacol. 1989;28:647-53. 16. Jackson PR, Tucker GT, Woods HF. Testing for bimodality in frequency distributions of data suggesting polymorphisms of drug metabolism-hypothesis testing. Br J Clin Pharmacol. 1989; 28:655-62. 03 ORIGINAL (29-34).indd 34 17. Grigoroiu-Serbanescu M, Markus M, Ohlraun S, Propping P, Maier W, Wickramaratne P, et al. Family history influences age of onset in bipolar I disorder in females but not in males. Am J Med Gen. 2005 Part B (Neuropsychiatric Genetics); 133B:6-11. 18. González-Pinto A, Van Os J, Pérez de Heredia JL, Mosquera F, Aldama A, Lalaguna B, et al. Age-dependence of Schneiderian psychotic symptoms in bipolar patients. Schizophr Res. 2003; 2-3:157-62. 23/3/09 16:25:51 Rev Psiquiatr Salud Ment (Barc.) 2009;2(1):35-41 ISSN: 1888-9891 Revista de Í Revista de Psiquiatría y Salud Mental Psiquiatría y Salud Mental Órgano Oficial de la Sociedad Española de Psiquiatría y de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica Volumen 2, Número 1. Enero-Marzo 2009 EDITORIAL Necesidad de proteger y fomentar la salud física en personas con enfermedad mental grave ORIGINALES Comparación de la eficacia de las formas farmacéuticas de liberación retardada (depot) y las orales de los antipsicóticos típicos y atípicos comercializados en España para pacientes diagnosticados de esquizofrenia Implicaciones clínicas de la edad de inicio del trastorno bipolar I: dos subgrupos con diferente pronóstico ψ Polimorfismos serotoninérgicos como predictores de la gravedad clínica del trastorno de pánico REVISIÓN Trastorno bipolar: ¿qué efecto tiene el cumplimiento terapéutico en el riesgo de conductas suicidas? www.elsevier.es/saludmental ARTÍCULO ESPECIAL Enfermedad cardiovascular y diabetes en personas con enfermedad mental grave AGENDA 2009 www.elsevier.es/saludmental ORIGINAL Implicación de polimorfismos serotoninérgicos en la gravedad clínica del trastorno de pánico Pilar A. Saiza,*, Sara Martínez-Barrondob, María P. García-Portillaa, Paul Corcorana,c, Blanca Moralesd, María-Teresa Bascarana, Begoña Paredese, Victoria Álvarezd, Eliecer Cotod, Juan M. Fernándeza, Manuel Bousoñoa y Julio Bobesa Departamento de Psiquiatría, Facultad de Medicina, Universidad de Oviedo, Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental, CIBERSAM, Oviedo, España b Servicios de Salud Mental de Asturias (SESPA), Mieres, España c National Suicide Research Foundation, Cork, Irlanda d Laboratorio de Genética Molecular, Hospital Universitario Central de Asturias, Oviedo, España e Servicio de Urgencias, Hospital San Agustín, Avilés, España a Recibido el 25 de noviembre de 2008; aceptado el 29 de diciembre de 2008 PALABRAS CLAVE Asociación genética; Trastorno de pánico; Polimorfismos; Transportador de serotonina; Receptor de serotonina 2A Resumen Objetivos: Investigar la relación entre tres polimorfismos serotoninérgicos (A-1438G [rs6311] del gen HTR2A, STin2 VNTR y 5-HTTLPR del gen SLC6A4) y la gravedad de la sintomatología de pánico y depresión en pacientes ambulatorios con un diagnóstico de trastorno de pánico (TP). Métodos: Se evaluó a un total de 92 pacientes ambulatorios con TP (criterios diagnósticos del DSM-IV) no emparentados, de una población española caucásica homogénea (media de edad ± desviación estándar de 35,9 ± 12,4 años; 28 [30,4%] varones) con el empleo de las escalas Panic and Agoraphobia Scale (PAS) y Hamilton Depression Rating Scale (HDRS), y se determinó su genotipo con métodos estándar. Resultados: La edad de inicio del TP variaba según el genotipo STin2 VNTR (F = 3,21; p = 0,045). En promedio, el inicio del TP se produjo antes en los pacientes con el genotipo 10/10 que en los que presentaban el genotipo 12/12 (25,1 frente a 33,3; p = 0,043). No se observó relación alguna entre los genotipos A-1438G, 5-HTTLPR y STin2 VNTR y las puntuaciones totales de las escalas PAS o HDRS. La variación en las puntuaciones de la subescala de Ansiedad de la HDRS en función del genotipo A-1438G alcanzaba casi la significación estadística (F = 3,03; p = 0,053). Las comparaciones post hoc de datos emparejados pusieron de manifiesto un grado de ansiedad mayor en los portadores del genotipo A/G que en los portadores del A/A (4,1 frente a 2,9; p = 0,043). Por último, la variación de las puntuaciones de la subescala de Preocupación por la Salud de la PAS, en función del genotipo 5-HTTLPR, se aproximaba a la significación estadística (F = 2,56; p = 0,083). *Autor para correspondencia Correo electrónico: frank@uniovi.es (P.A. Saiz). 1888-9891/$ - see front matter © 2008 Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados 04 ORIGINAL (35-41).indd 35 23/3/09 16:26:10 36 P.A. Saiz et al Las comparaciones post hoc para datos emparejados mostraron unas puntuaciones más altas en los portadores del genotipo L/S que en los portadores del L/L (2,4 frente a 1,4; p = 0,078). Conclusiones: Nuestros datos respaldan la participación del sistema serotoninérgico, y en especial del gen HTR2A, en la gravedad del TP. © 2008 Sociedad Española de Psiquiatría y Sociedad Española de Psiquiatría Biológica. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. KEYWORDS Genetic association; Panic disorder; Polymorphisms; Serotonin transporter; Serotonin 2A receptor Role of serotonergic polymorphisms in the clinical severity of the panic disorder Abstract Objectives: To investigate the association between three serotonergic polymorphisms (A-1438G [rs6311] of the HTR2A gene, STin2 VNTR and 5-HTTLPR of the SLC6A4 gene) and the severity of panic and depression symptomatology among mental health outpatients with diagnosis of panic disorder (PD). Methods: 92 unrelated PD outpatients (DSM-IV criteria) from a homogeneous Spanish Caucasian population (mean age ± SD, 35.9 ± 12.4 years; 28 [30.4%] males) were assessed using the Panic and Agoraphobia Scale (PAS), and the Hamilton Depression Rating Scale (HDRS), and genotyped using standard methods. Results: Age of onset of PD varied by STin2 VNTR genotype (F = 3.21; p = 0.045). On average, onset of PD occurred earlier for those with the 10/10 than for those with the 12/12 genotype (25.1 vs 33.3; p = 0.043). No relationship was found between A-1438G, 5-HTTLPR, and STin2 VNTR genotypes and PAS or HDRS total scores. Variation in scores on the HDRS Anxiety subscale by A-1438G genotype almost reached statistical significance (F = 3.03; p = 0.053). Post hoc pairwise comparisons showed higher anxiety levels among A/G than among A/A carriers (4.1 vs 2.9; p = 0.043). Finally, variation in scores on the Preoccupied with Health subscale of the PAS by 5-HTTLPR genotype approached statistical significance (F = 2.56; p = 0.083). Post hoc pairwise comparisons showed higher scores among L/S than among L/L carriers (2.4 vs 1.4; p = 0.078). Conclusions: Our data provide support of an involvement of the serotonin system, particularly, the HTR2A gene in the severity of PD. © 2008 Sociedad Española de Psiquiatría y Sociedad Española de Psiquiatría Biológica. Elsevier España, S.L. All rights reserved. Introducción Se acepta que el trastorno de pánico (TP) se ve influido por factores genéticos, con una heredabilidad moderada. Hasta la fecha, en los estudios de agregación familiar se ha estimado que el riesgo de un trastorno mental en los familiares de pacientes con TP es 3,4-14,7 veces superior al riesgo existente en los familiares de controles sanos1. Además, el riesgo de TP en los familiares de pacientes con TP es de un 14%2-4, y la heredabilidad estimada es de alrededor el 50%5. Los estudios de ligamiento llevados a cabo en el TP han asociado este trastorno a diversas localizaciones del cromosoma 166, el cromosoma 207 y el cromosoma 158. No obstante, otros autores no han verificado estos datos9,10. Los genes relacionados con la serotonina son candidatos adecuados para la investigación en el TP. Así, las variaciones genéticas de la transmisión serotoninérgica son un punto clave en la actuación de los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS). Concretamente, el transportador de serotonina (5-HTT) desempeña un papel en el mecanismo de acción de los ISRS, al igual que la ac- 04 ORIGINAL (35-41).indd 36 tivación postsináptica del receptor de serotonina 2A (HTR2A), en la mejoría sintomática o la remisión de los pacientes. El gen HTR2A está situado en el cromosoma 13q14-q21. Se ha descrito que dos polimorfismos de este gen, el T102C (rs6313) y el A-1438G (rs6311), están en desequilibrio de ligamiento completo en diferentes poblaciones11. Sin embargo, los estudios de asociación relativos al papel de estos polimorfismos en el TP han producido resultados contradictorios, con dos observaciones positivas12,13 y dos negativas14,15. Más recientemente, se ha indicado una asociación entre las variantes polimórficas del gen HTR2A (T102C, A1438G y rs2296972) y la gravedad de la sintomatología del TP16,17. El gen 5-HTT (también denominado SLC6A4 o SERT) se encuentra en el cromosoma 17q11.1-q12. Un polimorfismo funcional de este gen (5-HTTLPR), que afecta a dos alelos comunes L (inserción de 44 pares de bases) y S (deleción), está relacionado con una expresión diferente de lugares de unión de 5-HTT en las líneas celulares18. Se ha demostrado que el alelo S es menos activo, y causa una menor recapta- 23/3/09 16:26:13 Polimorfismos serotoninérgicos y gravedad clínica del trastorno de pánico ción de serotonina y un aumento de serotonina en la hendidura sináptica. La mayor parte de los estudios previos de asociación de casos y controles13,15,17,19-27, e incluso la evidencia aportada por los metaanálisis28, no han observado una asociación entre el 5-HTTLPR y el TP. Por otro lado, más recientemente, Wachleski et al29, estudiando rasgos de personalidad, no han podido caracterizar fenotipos heredables relacionados con el 5-HTTLPR que están relacionados con el TP en relación con rasgos de personalidad. Sin embargo, se ha apuntado a la posibilidad de que el alelo L pudiera estar relacionado con el trastorno13, así como con una mejor respuesta de las mujeres a paroxetina30. Otro polimorfismo del SCL6A4, un número variable de repeticiones en tándem de 17 pares de bases (pb) (denominado STin2 VNTR), implica a diferentes alelos que corresponden a unidades de 12, 10, 9 o 7 repeticiones de 17 pb. Se ha descrito que el alelo STin2.12 es un potenciador transcripcional31. Los estudios realizados para buscar una asociación entre este polimorfismo y el TP han producido resultados negativos13,15. La mayor parte de los estudios previos sobre la relación entre el TP y los polimorfismos génicos serotoninérgicos se han limitado a las diferencias en las frecuencias genotípicas o alélicas entre los casos y los controles, y sólo hay dos estudios previos que se centren en la relación entre los polimorfismos serotoninérgicos y la gravedad de los síntomas en el TP16,17. El objetivo del presente estudio fue investigar la relación entre tres polimorfismos serotoninérgicos (A-1438G [rs6311] del gen HTR2A, y STin2 VNTR y 5-HTTLPR del gen SLC6A4) y la gravedad de la sintomatología de pánico y de depresión en pacientes ambulatorios con un diagnóstico de TP. Métodos Población de pacientes La muestra estaba formada por 92 pacientes ambulatorios no emparentados, de origen caucásico español, que tenían entre 17 y 82 años de edad (media ± desviación estándar [DE], 35,9 ± 12,4 años); 28 (30,4%) varones, 64 (69,6%) mujeres, de la región de Asturias, en el norte de España (población, un millón). Todos los pacientes tenían un diagnóstico de TP según los criterios del DSM-IV. Se tomó como edad de inicio aquella en que los síntomas habían sido de un grado suficiente como para cumplir los criterios del DSM-IV para el TP. Todos los participantes incluidos en el estudio firmaron un formulario de consentimiento informado. El estudio estuvo sujeto y cumplió lo establecido en la legislación nacional española, se llevó a cabo según lo estipulado en la Declaración de Helsinki de la World Medical Association, y recibió la aprobación de la institución32. Evaluación Con objeto de valorar la gravedad de la sintomatología de los pacientes, se administró a los 92 participantes la Panic and Agoraphobia Scale (PAS)33 y la versión de 17 ítems de la Hamilton Depression Rating Scale (HDRS)34. La PAS es una escala de 13 ítems que evalúa la gravedad de los síntomas 04 ORIGINAL (35-41).indd 37 37 de pánico según el período de referencia de la semana anterior. Proporciona una puntuación general (límites, 0-52), así como puntuaciones para las 5 subescalas siguientes: crisis de pánico (límites, 0-12), agorafobia (límites, 0-12), ansiedad (límites, 0-8), discapacidad (límites, 0-12) y preocupación por la salud (límites, 0-8). La escala HDRS evalúa la gravedad de los síntomas depresivos actuales (de los 2 días previos para algunos ítems). Proporciona una puntuación general (límites, 0-34), así como puntuaciones para 3 subescalas: melancolía (límites, 0-12), ansiedad (límites, 0-8) y sueño (límites, 0-6). Determinación del genotipo Brevemente, se extrajo ADN genómico de leucocitos de sangre periférica obtenidos de cada participante, según protocolos estándar35. Se identificaron los polimorfismos de los genes HTR2A y SLC6A4 con el empleo de métodos publicados con anterioridad15. Los genotipos fueron determinados por investigadores que no disponían de información sobre los pacientes participantes. Análisis de los datos Los cálculos de la potencia estadística indicaron que un tamaño muestral de 90 proporcionaba una potencia del 80% para identificar como estadísticamente significativas, con un valor de significación del 5%, las correlaciones de intensidad media (coeficientes de correlación > 0,3) y las diferencias de una magnitud media entre los grupos (d de Cohen = 0,6). Las frecuencias genotípicas observadas se compararon con las esperadas según el equilibrio de Hardy-Weinberg mediante la prueba de la χ2. El desequilibrio de ligamiento entre los marcadores se evaluó con el empleo de medidas obtenidas con el programa informático EMLD (http://epi. mdanderson.org/~qhuang/Software/pub.htm). Se utilizó la prueba de la χ2 para examinar las relaciones entre las frecuencias genotípicas y el sexo. La evidencia indicativa de relaciones lineales entre la edad actual, la edad de inicio del TP, el tiempo de evolución de la enfermedad y las puntuaciones de las escalas PAS y HDRS se valoraron gráficamente y con el coeficiente de correlación de intervalo de Spearman, rho. Se utilizó la prueba de la t de Student para evaluar las diferencias entre los sexos en relación con la edad actual, la edad de inicio, el tiempo de evolución del TP y las puntuaciones de las escalas PAS y HDRS. Se utilizó un análisis de la variancia (ANOVA) de una vía para valorar las diferencias en estas variables según los genotipos A-1438G, 5-HTTLPR y STin2 VNTR. En los casos en que el estadístico de Levene indicaba que se violaba el supuesto de igualdad de variancias, el resultado de la prueba de ANOVA se basó en el estadístico de Brown-Forsythe. La “prueba de diferencia honestamente significativa” de Tukey fue la utilizada post hoc si se cumplía el supuesto de igualdad de variancias. En los demás casos, se utilizó la T3 de Dunnett. Los análisis estadísticos se llevaron a cabo con el programa SPSS versión 15.0 (SPSS Inc., Chicago, Illinois, Estados Unidos) y el programa estadístico StatsDirect versión 2.5.7 (http://www.statsdirect.com). 23/3/09 16:26:14 38 P.A. Saiz et al Resultados En la tabla 1 se detallan las frecuencias genotípicas de los polimorfismos A-1438G, 5-HTTLPR y STin2 VNTR. Todos ellos estaban en equilibrio de Hardy-Weinberg (A-1438G: χ2 = 1,15, p = 0,283; 5-HTTLPR: χ2 = 0,39, p = 0,531; STin2 VNTR: χ2 = 2,18, p = 0,140). Se observó un cierto grado de DL entre 5-HTTLPR y STin2 VNTR (V de Cramer = 0,3, p = 0,002, D’ = 0,502, r2 = 0,092). No se evidenciaron diferencias entre los dos sexos en cuanto a la distribución de genotipos de los tres polimorfismos (tabla 1). Edad de inicio del trastorno de pánico La edad de inicio oscilaba entre los 14 y los 66 años (media ± DE, 31 ± 10,5 años; desconocida en 2 pacientes). Se observó una relación lineal positiva muy intensa entre la edad de inicio y la edad actual de los pacientes (ρ de Spearman = 0,83, p < 0,001). Cuando mayor era la edad del paciente, más tardío era el inicio del trastorno de pánico. Además, la evidencia obtenida indicaba que cuanto mayor era la edad, mayor era el tiempo de evolución del trastorno de pánico (ρ de Spearman = 0,38, p < 0,001). No se observaron diferencias entre los sexos en relación con la edad actual de los pacientes (varones, media ±DE, 33,6 ± 11,4 años; mujeres, 36,8 ± 12,7 años), la edad de inicio (varones, media ± DE, 28,2 ± 8,8 años; mujeres, 32,2 ± 11 años) o el tiempo de evolución del trastorno de pánico (varones, media ± DE, 4,8 ± 10 años; mujeres, 4,1 ± 6,9 años). La edad actual, la edad de inicio y el tiempo de evolución del trastorno de pánico no presentaban diferencias significativas según el genotipo de A-1438G, 5-HTTLPR y STin2 VNTR, con una sola excepción. La evidencia indicaba que la edad de inicio del trastorno de pánico variaba según el genotipo STin2 VNTR (F = 3,21, gl = 2, 86, p = 0,045). Las medias de edades de inicio eran 25,1, 30,1 y 33,3 para los pacientes con los genotipos 10/10, 12/10 y 12/12, respectivamente. El análisis post hoc indicó que los grupos de genotipo 10/10 y 12/12 diferían de manera significativa (p TABLA 1 Síntomas de pánico y síntomas depresivos En la tabla 2 se resumen las puntuaciones de las escalas y subescalas de la PAS y la HDRS para el conjunto de la muestra y para varones y mujeres por separado. Se observaron dos diferencias significativas entre los sexos. En promedio, las mujeres registraron unas puntuaciones totales más altas en la HDRS (mujeres, media ± DE, 10,6 ± 6,2; varones, 8,1 ± 3,7; t = 2,42, gl = 81, p = 0,018; diferencia media, 2,5; IC del 95%, 0,5-4,6) y en la subescala de Melancolía de la HDRS (mujeres, media ± DE, 4,3 ± 2,9; varones, 2,9 ± 2,3; t = 2,24, gl = 90, p = 0,027; diferencia media, 1,4; IC del 95%, 0,2-2,7). Se observó alguna evidencia indicativa de una asociación lineal entre las puntuaciones de la subescala de Crisis de Pánico y tanto la edad actual (ρ de Spearman = –0,32, p = 0,002) como la edad de inicio (ρ de Spearman = –0,24, p = 0,024), así como entre las puntuaciones totales de la PAS y la edad actual (ρ de Spearman = –0,25, p = 0,018). La menor gravedad de las crisis de pánico se asociaba a la edad más avanzada o a la aparición más tardía del trastorno. Hubo alguna evidencia limitada (ρ de Spearman = 0,22, p = 0,042) que indicaba que cuanto mayor tiempo había transcurrido desde el inicio del trastorno de pánico, más graves eran los síntomas depresivos relacionados con el sueño. Al nivel de significación estadística de 0,05, las puntuaciones general y de subescalas de la PAS y la HDRS no presentaron variaciones significativas en función de los genotipos A-1438G, 5-HTTLPR y STin2 VNTR (tabla 3). La variación de las puntuaciones de la subescala de Ansiedad de la HDRS, según el genotipo A-1438G, alcanzaba casi la significación estadística (F = 3,03; gl = 2, 89; p = 0,053) con una magnitud del efecto moderada (η2 = 0,064). Frecuencias genotípicas de los polimorfismos A-1438G, 5-HTTLPR y STin2 VNTR Genotipo A-1438G (rs6311) A/A A/G G/G 5-HTTLPR L/L L/S S/S STin2 VNTR 10/10 12/10 12/12 12/9 04 ORIGINAL (35-41).indd = 0,043). En promedio, el inicio del trastorno de pánico se produjo 8,2 años antes en los pacientes con el genotipo 10/10 en comparación con los pacientes con el genotipo 12/12 (intervalo de confianza [IC] del 95%, 0,2-16,2 años). 38 Total, n (%) Varones, n (%) Mujeres, n (%) χ2 gl p 18 (19,6%) 51 (55,4%) 23 (25%) 4 (14,3%) 18 (64,3%) 6 (21,4%) 14 (21,9%) 33 (51,6%) 17 (26,6%) 1,35 2 0,51 32 (34,8%) 42 (45,7%) 18 (19,6%) 7 (25%) 12 (42,9%) 9 (32,1%) 25 (39,1%) 30 (46,9%) 9 (14,1%) 4,43 2 0,109 13 (14,1%) 34 (37%) 44 (47,8%) 1 (1,1%) 3 (10,7%) 10 (35,7%) 15 (53,6%) 0 10 (15,6%) 24 (37,5%) 29 (45,3%) 1 (1,6%) 1,07 3 0,787 23/3/09 16:26:14 Polimorfismos serotoninérgicos y gravedad clínica del trastorno de pánico Las comparaciones post hoc de datos emparejados mostraron una diferencia significativa entre los genotipos A/G y A/A (p = 0,043), de tal manera que el primero de ellos se asociaba a unas puntuaciones de ansiedad más elevadas (A/ G, media ± DE, 4,1 ± 1,7; A/A, 2,9 ± 1,6; diferencia media, 1,19; IC del 95%, 0,03-2,36). La variación observada en las puntuaciones de la subescala de Preocupación por la salud de la PAS según el genotipo 5-HTTLPR se aproximaba a la significación estadística (F = 2,56; gl = 2,89; p = 0,083; η2 = 0,054). Las comparaciones post hoc de datos emparejados mostraron que esto correspondía a los genotipos L/S y L/L (p = 0,078). El genotipo TABLA 2 (HDRS) 39 L/S conllevaba unas puntuaciones algo mayores (L/S, media ± DE, 2,4 ± 2; L/L, 1,4 ± 1,8; diferencia media, 1; IC del 95%, –0,1-2,1). Los análisis realizados para examinar los posibles efectos de interacción entre pares de polimorfismos respecto a la PAS y la HDRS no mostraron indicio alguno de interacción. Sin embargo, el número de casos de los subgrupos era limitado y ello hacía que la observación de resultados positivos fuera improbable. De igual modo, un modelo que incluía los efectos principales de los genotipos A-1438G, 5-HTTLPR y STin2 VNTR no mostró resultados significativos. Estadísticas de resumen de las escalas Panic and Agoraphobia Scale (PAS) y Hamilton Depression Rating Scale Escala/subescala Total, media ± DE Varones, media ± DE Mujeres, media ± DE t gl p Total PAS Crisis de pánico Agorafobia Ansiedad Discapacidad Preocupación por la salud Total HDRS Melancolía Ansiedad Sueño 17,9 ± 8,7 3,9 ± 3,2 5,2 ± 3 3,1 ± 2,2 3,7 ± 3 2±2 9,8 ± 5,6 3,8 ± 2,8 3,9 ± 1,8 1,5 ± 1,6 17,1 ± 8,6 3,9 ± 3,2 4,6 ± 3,3 3,3 ± 2 3,4 ± 2,8 1,9 ± 2,4 8,1 ± 3,7 2,9 ± 2,3 3,4 ± 1,7 1,2 ± 1,2 18,3 ± 8,8 3,9 ± 3,2 5,4 ± 2,9 3 ± 2,3 3,8 ± 3,1 2,1 ± 1,8 10,6 ± 6,2 4,3 ± 2,9 4,1 ± 1,8 1,6 ± 1,7 0,61 0,06 1,19 0,54 0,66 0,36 2,42 2,24 1,64 1,29 90 90 90 90 90 90 81 90 90 70 0,542 0,951 0,239 0,591 0,509 0,72 0,018 0,027 0,105 0,203 DE: desviación estándar. TABLA 3 Estadísticas de resumen de las escalas Panic and Agoraphobia Scale (PAS) y Hamilton Depression Rating Scale (HDRS) según el genotipo de los polimorfismos A-1438G, 5-HTTLPR y STin2 VNTR Genotipo A-1438G (rs6311) A/A A/G G/G 5-HTTLPR L/L L/S S/S STin2 VNTRc 10/10 12/10 12/12 Total PAS Crisis de pánico Agorafobia Ansiedad Discapacidad Preocupación por la salud Total HDRS Melancolía Ansiedad Sueño 15,8 ± 7 3,7 ± 2,5 4,9 ± 2,8 18,1 ± 8,7 3,6 ± 3,3 5,2 ± 3,2 19,2 ± 9,9 4,9 ± 3,5 5,2 ± 3,1 2,9 ± 1,9 3,1 ± 2,3 3,3 ± 2,2 2,5 ± 2,8 1,8 ± 1,9 3,9 ± 2,9 2,4 ± 2,2 4,3 ± 3,2 1,5 ± 1,6 9,2 ± 5,9 3,8 ± 3,1 10,1 ± 5,5 3,8 ± 2,8 9,7 ± 6 3,9 ± 2,8 2,9 ± 1,6a 1,3 ± 1,3 4,1 ± 1,7 1,6 ± 1,7 4 ± 2,1 1,3 ± 1,4 16,9 ± 9,1 3,6 ± 3,3 5,3 ± 3,3 18,2 ± 8,8 4,2 ± 3,3 5 ± 3,1 19 ± 8,1 3,8 ± 3,1 5,3 ± 2,4 3,2 ± 2,3 3,1 ± 2,1 2,9 ± 2,3 3,5 ±3,2 1,4 ± 1,8b 10,1 ± 5,7 4,1 ± 2,8 3,5 ± 3,1 2,4 ± 2 9,7 ± 6,2 3,6 ± 3,1 4,7 ± 2,2 2,3 ± 2,2 9,5 ± 4,1 3,9 ± 2,1 3,8 ± 1,8 1,6 ± 1,6 3,7 ± 1,8 1,4 ± 1,6 4,4 ± 1,9 1,3 ± 1,3 19,2 ± 8,8 4,5 ± 3,5 5,3 ± 3,1 16,9 ± 7,4 4 ± 3 4,9 ± 3,1 18,1 ± 9,6 3,6 ± 3,3 5,3 ± 3 2,5 ± 2,2 3 ± 2,3 3,3 ± 2,1 5,1 ± 3,5 1,8 ± 2,1 3 ± 2,4 2,1 ± 2,2 3,8 ± 3,1 2,1 ± 1,9 4,2 ± 1,2 2,2 ± 1,6 3,5 ± 1,9 1,3 ± 1,3 4 ± 1,9 1,3 ± 1,6 12,3 ± 6,5 4,7 ± 3,4 9,3 ± 5,3 3,6 ± 2,6 9,4 ± 5,6 3,7 ± 2,9 F = 3,03; gl = 2,89; p = 0,053; η2 = 0,064. F = 2,56; gl = 2,89; p = 0,083; η2 = 0,054. c Se excluye a 1 paciente con genotipo 12/9. Los datos indican la media ± desviación estándar. a b 04 ORIGINAL (35-41).indd 39 23/3/09 16:26:14 40 P.A. Saiz et al Discusión En el presente estudio se observó una relación entre el polimorfismo STin2 VNTR del gen SLC6A4 y la edad de inicio del TP, de tal manera que los pacientes portadores del genotipo 10/10 presentaban un inicio del trastorno más temprano que el de los pacientes con el genotipo 12/12. Por otra parte, observamos una relación inversa entre la gravedad de los síntomas de pánico y tanto la edad actual como la edad de inicio del TP. No se observó relación alguna entre los genotipos A-1438G, 5-HTTLPR y STin2 VNTR y las puntuaciones totales de las escalas PAS o HDRS. Sin embargo, observamos alguna evidencia indicativa de una posible relación entre el polimorfismo A-1438G y las puntuaciones de ansiedad de la HDRS, de tal manera que los pacientes con el genotipo A/G presentaban unas puntuaciones de ansiedad mayores que las de los portadores de A/A. Por último, observamos una tendencia a una relación entre el polimorfismo 5-HTTLPR y las puntuaciones de la subescala de Preocupación por la Salud de la PAS. En otras palabras, el genotipo L/S conllevó unas puntuaciones de esta subescala más altas que las del genotipo L/L. Los estudios de casos y controles llevados a cabo para identificar una posible relación entre el TP y los polimorfismos serotoninérgicos han producido resultados contradictorios, debido, al menos en parte, al pequeño tamaño muestral de los estudios28, las diferencias de etnia17 y la falta de definición clara del fenotipo, ya que los diagnósticos del DSM-IV pueden ser constructos heterogéneos que combinen elementos con influencias genéticas diferenciadas36. No obstante, datos recientes indican que las variantes genéticas de los genes serotoninérgicos, con un efecto individual menor, pueden contribuir a producir la susceptibilidad al TP. Sin embargo, esa variabilidad genética puede tener una influencia diferenciada en los fenotipos de TP puro o comórbido37. A pesar de las implicaciones indicadas del sistema serotoninérgico en la etiología y el mecanismo terapéutico del TP, solamente dos estudios previos se han centrado en la relación entre polimorfismos serotoninérgicos y gravedad de los síntomas del TP16,17. Unschuld et al16 apuntaron a una asociación entre una variante polimórfica (rs2296972) del HTR2A y las puntuaciones de gravedad de la PAS. En este sentido, los pacientes con TP con síntomas más graves tendían a tener el alelo menos frecuente, lo cual indicaba un efecto de dosis del gen. Por otra parte, de manera similar a lo indicado por nuestros datos, estos autores no observaron relación alguna entre los polimorfismos A-1438G o T102C y las puntuaciones totales de la PAS. Además, este estudio16 señala intensas asociaciones en los polimorfismos intrónicos rs2770304, T102C y A-1438G y el rasgo de la personalidad de dependencia de recompensa. Más recientemente, Yoon et al17 han observado que las puntuaciones del API (Acute Panic Inventory) eran significativamente mayores en los pacientes con los genotipos 102C/C o –1438G/G del gen HTR2A. Las diferencias entre los resultados de Yoon et al17 y los presentados aquí pueden deberse al hecho de que el tipo de instrumento psicométrico utilizado para medir la gravedad desempeña un papel crucial en la detección de relaciones entre las variantes polimórficas y la gravedad del TP. Por otra parte, es importante tener presente que, en 04 ORIGINAL (35-41).indd 40 nuestra muestra, el genotipo A/G se asoció a unas puntuaciones más altas de ansiedad en la HDRS. No se han realizado estudios previos para buscar una posible relación del gen SCL6A4 con la gravedad del TP. Por otra parte, por lo que respecta al polimorfismo 5-HTTLPR, la mayor parte de los estudios de asociación de casos y controles llevados a cabo en el TP se han realizado pensando que este polimorfismo es bialélico. No obstante, Hu et al38 han descrito que el polimorfismo 5-HTTLPR es funcionalmente trialélico (debido a una sustitución A →G en el alelo L), y el alelo LG es similar al alelo S en su efecto en la expresión génica, mientras que el alelo LA es el de expresión más alta. Por lo tanto, es posible que los alelos LG no reconocidos en los genotipos LL y LS pudieran minimizar las diferencias entre los grupos y llevarnos a unos resultados negativos. Este estudio tiene algunas limitaciones. La potencia estadística reducida del estudio puede haber contribuido a una falta de resultados con alta significación estadística. Las variaciones de la subescala de Ansiedad de la PAS según el genotipo A-1438G casi alcanzaban la significación estadística al nivel de 0,05, aun cuando la magnitud del efecto, medida con la η2, no era pequeña. La potencia estadística del estudio para identificar la relación observada como estadísticamente significativa fue un 57% inferior al nivel del 80% que se prefiere para evitar el error de tipo II. En consecuencia, el estudio era vulnerable al error de tipo II y puede no haber identificado relaciones verdaderamente significativas. El estudio también puede haber sido propenso al error de tipo I, puesto que no introdujimos un ajuste para comparaciones múltiples. Es preciso tener presente que varios de los resultados del estudio no habrían alcanzado significación estadística si hubiéramos aplicado un ajuste de Bonferroni. Los resultados presentados en este estudio podrían respaldar la implicación del sistema serotoninérgico, y en especial del gen HTR2A, en la gravedad del TP. Sin embargo, serán necesarios más estudios que reproduzcan esta investigación para poder confirmar o rechazar los datos obtenidos. Financiación Este estudio fue financiado en parte por las subvenciones de la Universidad de Oviedo MB-02-519, y por el Instituto de Salud Carlos III, Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental, CIBERSAM. Conflicto de intereses Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses. Bibliografía 1. National Institute of Mental Health. Health’s Genetics Workgroup. Genetics and mental disorders. Biol Psychiatry. 1999;45: 559-602. 23/3/09 16:26:15 Polimorfismos serotoninérgicos y gravedad clínica del trastorno de pánico 2. Maier W, Lichtermann D, Minges J, Oehrlein A, Franke P. A controlled family study in panic disorder. J Psychiatr Res. 1993; 27:79-87. 3. Mendlewicz J, Papadimitriou G, Wilmotte J. Family study of panic disorder: comparison with generalized anxiety disorder, major depression, and normal subjects. Psychiatr Gen. 1993;3: 73-8. 4. Weissman MM, Wickramaratne P, Adams PB, Lish JD, Horwath E, Charney D, et al. 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Enero-Marzo 2009 EDITORIAL Necesidad de proteger y fomentar la salud física en personas con enfermedad mental grave ORIGINALES Comparación de la eficacia de las formas farmacéuticas de liberación retardada (depot) y las orales de los antipsicóticos típicos y atípicos comercializados en España para pacientes diagnosticados de esquizofrenia Implicaciones clínicas de la edad de inicio del trastorno bipolar I: dos subgrupos con diferente pronóstico ψ Polimorfismos serotoninérgicos como predictores de la gravedad clínica del trastorno de pánico REVISIÓN Trastorno bipolar: ¿qué efecto tiene el cumplimiento terapéutico en el riesgo de conductas suicidas? www.elsevier.es/saludmental ARTÍCULO ESPECIAL Enfermedad cardiovascular y diabetes en personas con enfermedad mental grave AGENDA 2009 www.elsevier.es/saludmental REVISIÓN Trastorno bipolar: ¿qué efecto tiene el cumplimiento terapéutico en el riesgo de conductas suicidas? Jorge López-Castromana,*, Enrique Baca-Garcíaa,b y María A. Oquendob Departamento de Psiquiatría, Fundación Jiménez Díaz, Universidad Autónoma de Madrid, Madrid, España Department of Psychiatry ant he New York State Psychiatric Institute and Columbia University, Nueva York, Estados Unidos a b Recibido el 26 de agosto de 2008; aceptado el 1 de diciembre de 2008 PALABRAS CLAVE Suicidio; Cumplimiento; Comorbilidad; Litio Resumen El trastorno bipolar conlleva un riesgo elevado de conductas suicidas. La falta de cumplimiento terapéutico es uno de los factores que, en parte, puede ser la causa de esta complicación frecuente. Realizamos una búsqueda en MEDLINE con la combinación de las palabras clave “compliance” o “adherence” con “suicide” y “bipolar”, y limitada a los artículos publicados en inglés entre 1990 y julio de 2008. Hemos evaluado la literatura médica existente en la que se ha estudiado la influencia del cumplimiento terapéutico en las tendencias suicidas en estos pacientes. Nuestros resultados muestran un número limitado de estudios en los que se ha abordado esta cuestión, la mayoría de ellos llevados a cabo en pacientes registrados en clínicas en que se usa el litio. Los datos obtenidos indican una relación entre la falta de adherencia y el aumento de riesgo de conducta suicida en los pacientes bipolares. Continúa estando sin resolver la cuestión de si la falta de adherencia conduce a un aumento del riesgo de tendencias suicidas a causa de las propiedades específicas de intervenciones como el tratamiento con litio o ello es simplemente secundario a la estabilización del estado de ánimo. © 2008 Sociedad Española de Psiquiatría y Sociedad Española de Psiquiatría Biológica. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. *Autor para correspondencia. Correo electrónico: jorgecastroman@gmail.com (J. López-Castroman). 1888-9891/$ - see front matter © 2008 Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados 05 REVISION (42-48).indd 42 23/3/09 16:26:42 Trastorno bipolar: ¿qué efecto tiene el cumplimiento terapéutico en el riesgo de conductas suicidas? KEYWORDS 43 Bipolar disorder: What effect does treatment adherence have on risk of suicidal behavior? Suicide; Compliance; Comorbidity; Lithium Abstract Bipolar disorder is associated with high risk for suicidal behavior. Lack of adherence to treatment is one factor that may be partly responsible for this common complication. We searched MEDLINE with the combination of the key words “compliance” or “adherence” with “suicide” and “bipolar”, limited to English language papers published between 1990 and July 2008.We evaluate the existent literature studying the influence of treatment adherence on suicidality among these patients. Our findings show a limited number of studies addressing this issue, mostly conducted with patients enrolled in lithium clinics. Results suggest an association between non-adherence and an increased risk of suicidal behavior among bipolar patients. Whether non-adherence leads to increase risk of suicidality due to specific properties of interventions such as lithium treatment or simply is secondary to mood stabilization is still an open question. © 2008 Sociedad Española de Psiquiatría y Sociedad Española de Psiquiatría Biológica. Elsevier España, S.L. All rights reserved. Introducción Trastornos bipolares y riesgo de suicidio Los episodios maníacos (o hipomaníacos) y depresivos impredecibles y recurrentes caracterizan la forma de presentación habitual del trastorno afectivo bipolar (TB). El TB es una enfermedad grave que persiste durante toda la vida y que tiene una tasa de mortalidad elevada que se debe, en gran medida, a las conductas suicidas1,2. Además, los accidentes y los trastornos comórbidos, como el abuso de sustancias o los trastornos médicos, aumentan la tasa de mortalidad3. La prevalencia del TB se ha estimado en un 1-2% en los distintos grupos étnicos4,5. Sin embargo, en estudios poblacionales recientes se han observado unas tasas de prevalencia del TB I durante la vida más elevadas que las indicadas por investigaciones anteriores6-10, y se estima que su prevalencia podría aproximarse al 5% si se incluyen los trastornos del espectro bipolar11-13. Según el informe de 2001 de la Organización Mundial de la Salud, el TB es la quinta causa de discapacidad en todo el mundo para el grupo de edad de 15 a 44 años, y la novena causa si se tiene en cuenta todas las edades14. Es frecuente que el TB comporte complicaciones de discordia familiar, problemas con la justicia y problemas en el ámbito laboral4,15. Dado que se trata de un trastorno psiquiátrico crónico y grave, los costes que conlleva se han situado en el séptimo lugar entre las causas mundiales de costes de enfermedades no mortales. Das Gupta y Guest estimaron el coste de los trastornos bipolares en el Reino Unido en 2002 en 2.000 millones de libras esterlinas; Wyatt y Henter calcularon en 1991 que el coste anual total para los aproximadamente 2 millones de casos de Estados Unidos era de 45.000 millones de dólares16,17. Estos estudios no incluyeron los trastornos del espectro bipolar. Teniendo en cuenta la relevancia creciente del trastorno bipolar, el objetivo de este artículo es revisar los estudios publicados sobre la influencia del cumplimiento terapéutico en los pacientes con un diagnóstico de TB y el riesgo de conductas suicidas. El TB constituye un factor de riesgo significativo tanto para los intentos de suicidio como para el suicidio en sí18,19. El riesgo de suicidio a lo largo de la vida en los pacientes con TB se ha estimado en entre un 6 y un 15%3,20. Las tasas de suicidio, que son de un promedio del 0,4% anual en los varones y mujeres con un diagnóstico de TB, son al menos 20 veces mayores que las de la población general21. Los síntomas y los episodios depresivos dominan a menudo la evolución de la TB y son la causa más frecuente de morbilidad y, ciertamente, de muerte por suicidio22. Las tasas de intentos de suicidio a lo largo de la vida en los pacientes con TB son mayores (29,2-48,4%) que las observadas en el trastorno afectivo unipolar (15,4-15,9%) y en otros trastornos del eje I (2,6-4,2%)23,24, y alcanzan una proporción de 3:1 para los suicidios consumados (30:1 en la población general)25. 05 REVISION (42-48).indd 43 Falta de adherencia en el trastorno bipolar Según la OMS, la adherencia se define como el grado en que la conducta de una persona se corresponde con las recomendaciones del profesional de la salud que ha aceptado26. Por consiguiente, las conductas de falta de adherencia engloban una amplia gama de posibilidades. En los pacientes bipolares, la falta de adherencia, con las consiguientes repercusiones clínicas y económicas, tiene una importancia especial. Se ha asociado repetidas veces a un mayor riesgo de suicidio27-29, un aumento de las tasas de recurrencia29 y de síntomas activos, así como a una reducción de la calidad de vida. Las diferencias observadas en las tasas de eficacia entre los ensayos clínicos y la práctica clínica habitual se han atribuido también a la falta de adherencia30. La falta de adherencia a la medicación en los pacientes con TB se ha estimado en una tasa media del 41%31. Scott et al32 señalaron también que una de cada tres personas con TB deja de tomar al menos un 30% de su medicación. Sin 23/3/09 16:26:46 44 J. López-Castroman et al embargo, los informes sobre el cumplimiento terapéutico indican una amplia gama de resultados, debido principalmente a las diferencias en su definición y evaluación33. En la actualidad, se ha resaltado la presencia de trastornos de consumo de sustancias comórbidos más frecuentes y de formas atípicas de TB como factores que contribuyen a que la adherencia sea más frecuente34. Adherencia y riesgo de suicidio: efecto de las intervenciones terapéuticas Los suicidios consumados por pacientes con trastornos del estado de ánimo son mucho más frecuentes en los que han sido tratados en régimen de hospitalización, como han demostrado Bostwick et al35. De entre los tratamientos farmacológicos, carbonato de litio es el mejor establecido, y se dispone de una evidencia que indica la obtención de una mejora de los resultados a largo plazo. Los estudios atribuyen también a su uso una reducción de las tasas de suicidios consumados e intentos de suicidio28,36-39. Además, se ha descrito que la suspensión del tratamiento con litio da lugar a un aumento rápido del riesgo de suicidio40. De hecho, un metaanálisis reciente de estudios naturalísticos, llevado a cabo por Baldessarini et al39, ha indicado que el riesgo general de conductas suicidas fue 5 veces inferior en los pacientes tratados con litio en comparación con los que no recibieron esta medicación. Aunque la evidencia al respecto es más débil con otros estabilizadores del estado de ánimo, se ha descrito también la eficacia de estos fármacos, especialmente en casos atípicos41. En un estudio naturalístico, realizado por Yerevanian et al42, las tasas de conducta suicida sin resultado mortal (episodios/100 pacientes-años) fueron similares durante la monoterapia con litio (2,49), divalproex (4,67) y carbamazepina (3,8). Yerevanian et al43 han descrito también que las tasas de episodios de conducta suicida en los pacientes bipolares fueron máximas durante el tratamiento con antidepresivos en monoterapia (25,92), mínimas durante el empleo de estabilizadores del estado de ánimo en monoterapia (3,48) e intermedias durante el tratamiento combinado con estabilizador del estado de ánimo y antidepresivo (9,75). En la misma muestra se determinó la influencia del tratamiento antipsicótico en las conductas suicidas, y se observó que las tasas de episodios eran 9,4 veces mayores durante la monoterapia antipsicótica y 3,5 veces mayores durante el empleo de un estabilizador del estado de ánimo junto con un antipsicótico, en comparación con lo que se daba durante la monoterapia con un estabilizador del estado de ánimo44. Los autores llegaron a la conclusión de que el tratamiento de los pacientes bipolares con antipsicóticos conllevaba un aumento de las conductas suicidas sin resultado mortal. Conviene señalar que el número creciente de opciones de tratamiento existentes en los últimos años ha llevado a una mayor frecuencia de la polifarmacia, que añade mayor complejidad a las pautas de medicación, y ello puede comprometer aún más el cumplimiento de los tratamientos indicados45. La influencia descrita del conocimiento que tiene el paciente de su enfermedad y de sus expectativas en cuanto al tratamiento farmacológico en la adherencia a la medicación46 respalda la conveniencia de complementar la farma- 05 REVISION (42-48).indd 44 coterapia con psicoeducación y psicoterapia47. Se sabe también que la psicoterapia para el TB mejora la evolución de la enfermedad48. La terapia familiar enfocada (family focused therapy [FFT]) puede ser útil para reducir el riesgo de suicidio en los pacientes con TB49. Miklowitz et al50 (2003) señalaron que los pacientes a quienes se aplicaba FFT tenían unas puntuaciones medias de adherencia a la medicación durante el seguimiento mayores que las de los pacientes en los que se utilizaba un tratamiento menos intensivo de las crisis. Sin embargo, no identificamos ningún estudio en el que se hubiera evaluado la influencia de esta mejora en el riesgo de suicidio. Factores relacionados con la interrupción del tratamiento Según el sistema de clasificación descrito por Baldessarini et al45 (2008), los factores relacionados con la falta de cumplimiento terapéutico de los pacientes bipolares podrían dividirse en demográficos, clínicos, relacionados con el tratamiento y psicológicos. En este estudio, la dependencia alcohólica, seguida de la edad (juventud) y el grado de morbilidad afectiva fueron los factores más significativos en la falta de adherencia, pero no se observó asociación alguna con el sexo, el subtipo diagnóstico y otras comorbilidades. Johnson et al51 (2007) señalaron que los pacientes bipolares blancos y con mayor nivel de estudios presentaban una mayor adherencia. Esos autores indicaron también que la medicación que reducía los episodios depresivos y con menor probabilidad de causar aumento de peso o de producir efectos cognitivos era la que afectaba de manera más importante a la probabilidad de que los pacientes cumplieran con el tratamiento. Se han realizado otros estudios en pacientes tratados con profilaxis de litio. Nilsson et al52 (1989) observaron que los efectos secundarios del litio eran la principal razón clínica para la interrupción del tratamiento, mientras que las actitudes respecto a la medicación tenían escasa importancia. Schumann et al29 (1999), en un seguimiento retrospectivo de 6 años en pacientes con trastornos afectivos, indicaron que la principal razón para la falta de adherencia era la resistencia a la idea de que el trastorno requiere un tratamiento a largo plazo para la profilaxis. González-Pinto et al53 (2006) han señalado recientemente que la falta de adherencia al tratamiento se relaciona con el abuso de sustancias, el hecho de no estar casado, ser varón y tener más episodios hipomaníacos-maníacos y hospitalizaciones. Un presunto factor que influye en la falta de adherencia al tratamiento en los pacientes con TB es la alteración de la función neurocognitiva54,55. Los individuos a los que se diagnostica un trastorno bipolar, tanto en la fase aguda como en la fase eutímica de la enfermedad, presentan déficit en toda una gama de tareas neuropsicológicas. Estos déficit podrían afectar al cumplimiento terapéutico, a través de la percepción de la enfermedad56, y la tendencia al suicidio. Son pocos los estudios que han examinado estas cuestiones en el TB. Yen et al55 (2008) no describieron diferencias de la función neurocognitiva entre los pacientes bipolares en remisión que habían referido ideas o intentos de suicidio en el año anterior y los que no. 23/3/09 16:26:46 05 REVISION (42-48).indd 45 2007 2006 2005 2005 2000 Yerevanian et al González-Pinto et al Isometsa Kessing et al Brodersen et al Prospectivo de cohorte De cohorte observacional Retrospectivo Prospectivo Retrospectivo Diseño IC: intervalo de confianza; TB: trastorno bipolar. Año 16 años 5 años 2 años 10 años 3 años (seguimiento medio) Período de estudio Parámetro Autopsia psicológica 133 pacientes con enfermedad afectiva (61 con TB) Programa de tratamiento profiláctico con litio 13.186 pacientes que Registros de base poblacional compraron litio 31 suicidios de pacientes con TB I Revisión de historias clínicas, tratamientos y episodios de suicidio Continuación del tratamiento 72 pacientes con TB I Tratamiento de mantenimiento con litio a largo plazo 405 pacientes con TB Muestra Estudios sobre el cumplimiento terapéutico y las tendencias suicidas en pacientes bipolares Autores TABLA 1 16 veces superior tras la interrupción Riesgo de conducta suicida 5,2 veces mayor (IC del ≥ 0,5 mEq/l en el 90% 95%, 1,5-18,6) para de las determinaciones pacientes con mala bimensuales del litio adherencia sérico Solamente un 6% de los Media de las últimas 3 casos cumplía el determinaciones de tratamiento litio en suero ≥ 0,6 mmol/l Disminución de 0,44 veces Compra de litio en 2 o en pacientes con buena más ocasiones adherencia Riesgo de suicidio Toma ininterrumpida de consumado 4 veces litio y asistencia al mayor en los pacientes programa sin adherencia (p = 0,06) Continuación del tratamiento Criterio principal de adherencia Trastorno bipolar: ¿qué efecto tiene el cumplimiento terapéutico en el riesgo de conductas suicidas? 45 23/3/09 16:26:46 46 J. López-Castroman et al Comorbilidad Hay una amplia comorbilidad, que con frecuencia se estima en más del 50%, que complica a menudo el tratamiento y contribuye a producir la carga del TB. Se ha descrito un aumento de los abandonos del tratamiento en los pacientes bipolares con un trastorno comórbido de consumo de sustancias57, trastornos de ansiedad58 o trastornos de la personalidad59 que, junto con el trastorno de déficit de atención e hiperactividad, son las comorbilidades más frecuentes en los pacientes con TB. Colom et al59 (2000) han propuesto que la comorbilidad, en especial en lo relativo a los trastornos de la personalidad, es el principal predictor de la falta de cumplimiento terapéutico de los pacientes con TB. Además, se ha descrito un mayor número de intentos de suicidio en los pacientes con TB con comorbilidad en diferentes estudios60,61. Continúa sin estar claro si la comorbilidad actúa como factor intermedio que lleva de la falta de adherencia al tratamiento a la tendencia suicida en los pacientes bipolares. Publicaciones sobre la adherencia y el riesgo de suicidio en los pacientes bipolares Una búsqueda bibliográfica en MEDLINE, llevada a cabo con la combinación de palabras clave “compliance” o “adherence”, junto con “suicide” y “bipolar”, y limitada a los artículos publicados en inglés entre 1990 y julio de 2008, identificó un total de 34 artículos (14 revisiones). Se seleccionaron para la inclusión los artículos en los que el riesgo asociado a la falta de adherencia al tratamiento en relación con las tendencias suicidas de los pacientes con TB se estimaban cuantitativamente. Siguiendo estos criterios se seleccionaron 5 artículos. González-Pinto et al53 llevaron a cabo un estudio prospectivo de hasta 10 años de duración en 72 pacientes con trastorno bipolar I, en el que se investigó la asociación entre las conductas suicidas y la adherencia al tratamiento de mantenimiento con litio a largo plazo. La adherencia al tratamiento se consideró adecuada cuando al menos el 90% de las determinaciones de litio sérico bimensuales se mantenía en valores ≥ 0,5 mEq/l y se verificó mediante entrevistas semiestructuradas realizadas semestralmente con un familiar cercano y con el propio paciente. Los pacientes con una mala adherencia presentaron un riesgo de conductas suicidas 5,2 veces superior (intervalo de confianza del 95%, 1,518,6) al de los pacientes con una adherencia elevada (11,4/2,2 actos/100 personas-años). En un análisis multivariable, el efecto de la falta de adherencia al tratamiento en el riesgo de futuras conductas suicidas sólo fue superado por el efecto de los intentos de suicidio previos. En un estudio de Isometsa62 (2005), se analizaron 31 suicidios de pacientes con trastorno bipolar I en un análisis de autopsias psicológicas de ámbito nacional (n = 1.397) llevado a cabo en Finlandia entre 1987 y 1988. A la mayor parte de los pacientes no se les había prescrito un tratamiento suficiente y no habían tenido una adherencia adecuada a pesar del contacto previo con la asistencia psiquiátrica. El criterio principal para definir la adherencia fue una concentración sérica media de litio > 0,6 mmol/l en las últimas 3 05 REVISION (42-48).indd 46 determinaciones obtenidas. Solamente en 5 de los 31 pacientes (16%) se observó una adherencia al tratamiento según las determinaciones de la concentración en sangre, pero según la autopsia psicológica solamente 2 (6%) pacientes habían recibido un tratamiento de litio suficiente y cumplían con él. De los pacientes con depresión, un 11% había recibido un tratamiento antidepresivo suficiente. Kessing et al28 (2005) llevaron a cabo un estudio de cohorte observacional en el que examinaron todos los casos de prescripción de litio y de suicidios registrados en Dinamarca durante un período de 5 años. Un total de 13.186 personas de edad ≥ 18 años adquirieron litio al menos en una ocasión durante el período de estudio. El tratamiento con litio continuado se definió por el hecho de adquirir litio en dos o más ocasiones y ello se asoció a una reducción de 0,44 veces en el riesgo de suicidio en ambos sexos. Yerevanian et al42-44 (2007) han completado recientemente un estudio retrospectivo de 405 pacientes con trastornos bipolares, con una media de seguimiento de 3 años, en el que se examinó el efecto beneficioso antisuicidio de los estabilizadores del estado de ánimo. Esos autores indicaron una tasa de episodios de conducta suicida (episodios/100 años-paciente) 16 veces superior tras la interrupción del tratamiento en comparación con la observada durante la monoterapia con un estabilizador del estado de ánimo (55,89 frente a 3,48). Brodersen et al2 realizaron un estudio para estimar las tasas de mortalidad de una cohorte de 133 pacientes con enfermedades afectivas (61 con TB) que iniciaron un tratamiento con litio, a lo largo de un período de observación de 16 años. Se compararon las tasas de mortalidad por cualquier causa en los pacientes que cumplieron y los que no cumplieron con el tratamiento de litio durante 2 años y con las tasas de mortalidad de la población general danesa. Las tasas de mortalidad de los pacientes bipolares fueron el doble de las de la población general de origen, debido principalmente al número de suicidios. El cociente de mortalidad estandarizado para el suicidio fue casi 4 veces mayor en los pacientes con un mal cumplimiento (CME, 30,7) en comparación con los pacientes con un buen cumplimiento (CME, 8,1). Sin embargo, la diferencia no era estadísticamente significativa (p = 0,06). Debe señalarse que tan sólo uno de los pacientes suicidas presentaba TB. Comentario Las conductas suicidas son mucho más frecuentes (> 20 veces) en los pacientes con TB que en la población general. De entre las diversas evoluciones de la enfermedad, el riesgo de suicidio ha mostrado un aumento en el contexto de falta de cumplimiento terapéutico, situación que es especialmente frecuente en los pacientes bipolares. Son pocos los estudios que han examinado específicamente el impacto de la falta de cumplimiento terapéutico en el riesgo de suicidio en los pacientes bipolares. Además, la mayor parte de los estudios se han realizado en muestras de pacientes bipolares en tratamiento de mantenimiento con litio2,28,42,53,62. Sin embargo, los resultados obtenidos indican de manera uniforme que el cumplimiento terapéutico reduce las conductas suicidas, pero dada la heterogeneidad 23/3/09 16:26:47 Trastorno bipolar: ¿qué efecto tiene el cumplimiento terapéutico en el riesgo de conductas suicidas? de la metodología, no es fácil realizar comparaciones. El riesgo de suicidio es entre 4 y 16 veces mayor en los individuos con falta de adherencia2,42,53, lo cual respalda lo indicado por informes previos de una mejora de los resultados y una disminución de las tasas de suicidio33,63 con el cumplimiento terapéutico. Parece claro que hay una urgente necesidad de desarrollar estrategias para potenciar el cumplimiento terapéutico. 19. 20. 21. Bibliografía 22. 1. Sachs GS. Unmet clinical needs in bipolar disorder. J Clin Psychopharmacol. 2003;23 3 Suppl 1:S2-8. 2. 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A life-long 05 REVISION (42-48).indd 47 23. 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. 31. 32. 33. 34. 35. 36. 37. 38. 39. 40. 47 perspective. Eur Arch Psychiatry Clin Neurosci. 2003;253:23640. Courtet P, Jollant F, Castelnau D, Astruc B, Buresi C, Malafosse A. Implication of genes of the serotonergic system on vulnerability to suicidal behavior. J Psychiatry Neurosci. 2004; 29:10. Qin P, Agerbo E, Mortensen PB. Suicide risk in relation to socioeconomic, demographic, psychiatric, and familial factors: a national register-based study of all suicides in Denmark, 1981-1997. Am J Psychiatry. 2003;160:765-72. Tondo L, Isacsson G, Baldessarini R. Suicidal behaviour in bipolar disorder: risk and prevention. CNS Drugs. 2003;17:491511. Emilien G, Septien L, Brisard C, Corruble E, Bourin M. Bipolar disorder: how far are we from a rigorous definition and effective management? Prog Neuropsychopharmacol Biol Psychiatry. 2007;31:975-96. Chen YW, Dilsaver SC. 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Suicidal risk in bipolar I disorder 05 REVISION (42-48).indd 48 54. 55. 56. 57. 58. 59. 60. 61. 62. 63. patients and adherence to long-term lithium treatment. Bipolar Disord. 2006;8:618-24. Cavanagh JT, Van Beck M, Muir W, Blackwood DH. Case-control study of neurocognitive function in euthymic patients with bipolar disorder: an association with mania. Br J Psychiatry. 2002;180:320-6. Yen CF, Cheng CP, Ko CH, Yen JY, Huang CF, Chen CS. Suicidality and its association with insight and neurocognition in taiwanese patients with bipolar I disorder in remission. J Nerv Ment Dis. 2008;196:462-7. Amador XF, Friedman JH, Kasapis C, Yale SA, Flaum M, Gorman JM. Suicidal behavior in schizophrenia and its relationship to awareness of illness. Am J Psychiatry. 1996;153:1185-8. Mazza M, Mandelli L, Di Nicola M, Harnic D, Catalano V, Tedeschi D et al. 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Enero-Marzo 2009 EDITORIAL Necesidad de proteger y fomentar la salud física en personas con enfermedad mental grave ORIGINALES Comparación de la eficacia de las formas farmacéuticas de liberación retardada (depot) y las orales de los antipsicóticos típicos y atípicos comercializados en España para pacientes diagnosticados de esquizofrenia ψ Implicaciones clínicas de la edad de inicio del trastorno bipolar I: dos subgrupos con diferente pronóstico Polimorfismos serotoninérgicos como predictores de la gravedad clínica del trastorno de pánico REVISIÓN Trastorno bipolar: ¿qué efecto tiene el cumplimiento terapéutico en el riesgo de conductas suicidas? ENERO-MARZO 2009 - VOLUMEN 2 - NUMERO 1 www.elsevier.es/saludmental ARTÍCULO ESPECIAL Enfermedad cardiovascular y diabetes en personas con enfermedad mental grave AGENDA 2009 www.elsevier.es/saludmental ARTÍCULO ESPECIAL Enfermedad cardiovascular y diabetes en personas con enfermedad mental grave Declaración de la posición de la Sociedad Psiquiátrica Europea (EPA), respaldada por la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD) y la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) Marc De Herta,*, Jacqueline M. Dekkerb, David Woodc, Kai G. Kahld y Hans-Jürgen Möllere University Psychiatric Centre, Catholic University Leuven campus Kortenberg, Kortenberg, Bélgica Department of Epidemiology and Biostatistics, and EMGO Institute for Health and Care Research, VU University Medical Centre, Amsterdam, Países Bajos c National Heart and Lung Institute Cardiovascular Science, Imperial College, Charing Cross Campus, Londres, Reino Unido d Department of Psychiatry, Social Psychiatry and Psycotherapy, Hannover Medical School, Hannover, Alemania e Department of Psychiatry, Ludwig-Maximilians-University, Munich, Alemania a b Este artículo ha sido publicado en European Psychiatry (2009). Doi: 10.1016/j.eurpsy.2009.01.005 PALABRAS CLAVE Enfermedad mental grave; Esquizofrenia; Depresión; Trastorno bipolar; Salud física; Aumento de peso; Enfermedad cardiovascular; Diabetes Resumen Comparativamente con la población general, la salud física de las personas con enfermedades mentales graves, como la esquizofrenia, la depresión o el trastorno bipolar, es peor y su esperanza de vida, menor. La mayor mortalidad cardiovascular en relación con la esquizofrenia y el trastorno bipolar se atribuye a un riesgo mayor de presentar factores de riesgo coronario modificables, obesidad, tabaquismo, diabetes, hipertensión y dislipemia. La medicación antipsicótica y, posiblemente, otros tipos de psicofármacos, como los antidepresivos, pueden inducir un aumento de peso y un riesgo mayor de efectos metabólicos adversos que incrementan la incidencia de enfermedades cardiovasculares. El acceso de estos pacientes a la atención sanitaria general es limitado y sus oportunidades de cribado y prevención del riesgo cardiovascular son menores que las esperables para la población no psiquiátrica. La Asociación Psiquiátrica Europea (EPA), respaldada por la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD) y la Sociedad Europea de Cardiología (ESC), ha publicado esta declaración con el ánimo de mejorar la atención de los pacientes que sufren enfermedades mentales graves. Se pretende iniciar una cooperación y una atención conjunta entre los distintos profesionales sanitarios, así como mejorar la conciencia de los psiquiatras que atienden a enfermos mentales graves respecto a la detección sistemática y el tratamiento de esta mayor incidencia de factores de riesgo cardiovascular y de diabetes. © 2008 Sociedad Española de Psiquiatría y Sociedad Española de Psiquiatría Biológica. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. *Autor para correspondencia. Correo electrónico: marc.de.hert@uc-kortenberg.be (M. De Hert). 1888-9891/$ - see front matter © 2008 Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados 50 KEYWORDS Severe mental illness; Schizophrenia; Depression; Bipolar disorder; Physical health; Weight gain; Cardiovascular disease; Diabetes M. De Hert et al Cardiovascular disease and diabetes in people with severe mental illness Abstract Position statement from the European Psychiatric Association (EPA), supported by the European Association for the Study of Diabetes (EASD) and the European Society of Cardiology (ESC) People with severe mental illnesses, such as schizophrenia, depression or bipolar disorder, have worse physical health and reduced life expectancy compared to the general population. The excess cardiovascular mortality associated with schizophrenia and bipolar disorder is attributed to an increased risk of the modifiable coronary heart disease risk factors, obesity, smoking, diabetes, hypertension, and dyslipidaemia. Antipsychotic medication and possibly other psychotropic medication like antidepressants can induce weight gain and further increase the risk of adverse metabolic effects which may result in further increased incidence of cardiovascular disease. Patients have limited access to general healthcare with less opportunity for cardiovascular risk screening and prevention than would be expected in a non-psychiatric population. The European Psychiatric Association (EPA), supported by the European Association for the Study of Diabetes (EASD) and the European Society of Cardiology (ESC) published this statement aiming to improve the care of patients suffering from severe mental illness. The intention is to initiate co-operation and shared care between the different health care professionals and to increase the awareness of psychiatrists caring for patients suffering from severe mental illness to screen and treat increased cardiovascular risk factors and diabetes. © 2008 Sociedad Española de Psiquiatría y Sociedad Española de Psiquiatría Biológica. Elsevier España, S.L. All rights reserved. Introducción Comparativamente con la población general, la salud física de las personas con enfermedades mentales graves (EMG), como la esquizofrenia, la depresión o el trastorno bipolar, es peor y su esperanza de vida, menor46,63,89. Se ha constatado que la tasa de mortalidad de estos pacientes es 2-3 veces mayor que la de la población general y esta diferencia en la mortalidad se ha incrementado en las últimas décadas82. La mayor mortalidad no se debe únicamente al suicidio; las personas con enfermedad mental grave presentan un riesgo sustancial de morir por enfermedad cardiovascular (ECV)15,19,21,52,77,78 y una probabilidad superior de presentar sobrepeso, fumar y sufrir diabetes, hipertensión y dislipemia24. La medicación antipsicótica puede inducir el aumento de peso e incrementar el riesgo de efectos metabólicos adversos, lo que resulta en una mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares4,41,49,51,73,74,84,85,87,93. En pacientes con trastorno bipolar, antecedentes de depresión y/o que toman fármacos para tratar la depresión también se está comenzando a observar un incremento de factores de riesgo cardiovascular modificables6,10,20,30,54,58,81,83,96,97; sin embargo, hasta la fecha, la base de datos referente a los riesgos de los fármacos empleados para tratar la depresión unipolar o bipolar, como antidepresivos o estabilizadores del humor, no es tan amplia como la de los fármacos antipsicóticos99. A pesar del riesgo superior de estos pacientes, su acceso a la atención sanitaria general es limitado y sus oportunidades de cribado y prevención son inferiores a las esperables para la población no psiquiátrica40,46,63,64. Los porcentajes publicados de pacientes esquizofrénicos que reciben tratamiento para la hipertensión, las dislipemias o la diabetes son bajos70. La falta de consenso respecto a quién debería asumir la responsabilidad de cubrir las necesidades de atención sanitaria general de los pacientes mentales ha comportado un fracaso continuado en la provisión de los servicios adecuados. Los psiquiatras deberían implicarse activamente para garantizar que los pacientes con enfermedad mental tengan las mismas ventajas. Para ello, como parte de la atención que prestan a los pacientes psiquiátricos, deberían incluir la valoración y el seguimiento de los factores de riesgo cardiovascular y la diabetes y, si fuera necesario, establecer una atención conjunta con cardiólogos, diabetológos, personal de enfermería especializado u otros especialistas. La finalidad de esta declaración conjunta de la Asociación Psiquiátrica Europea (EPA), la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD) y la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) es reducir el riesgo cardiovascular y mejorar el control de la diabetes de los pacientes con enfermedades mentales graves; reducir la carga de los pacientes, sus familias y los servicios de atención sanitaria, y mejorar la salud general y el bienestar de los pacientes. La EPA, con el respaldo de la EASD y la ESC, ha establecido esta declaración de posición basada en una revisión de las evidencias del mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y de diabetes que presentan los pacientes con enfermedad mental grave. La declaración se basa en las directrices de la ESC y la EASD47. ¿Quién presenta riesgo y por qué? Los estudios epidemiológicos han indicado, de forma consistente, una mortalidad cardiovascular mayor entre los pa- Enfermedad cardiovascular y diabetes en personas con enfermedad mental grave cientes con esquizofrenia, trastorno bipolar o depresión6,14,15,19,21,26,62,77,78,81,89. En un reciente metaanálisis de 37 estudios realizado en 25 países con un total de casi 23.000 muertes estimadas, la mediana de la tasa de mortalidad estandarizada por todas las causas (TME) de los pacientes esquizofrénicos fue 2,58 (2,41 por todas las causas naturales, 7,5 por todas las causas no naturales)82. la TME mediana de la ECV fue 1,79. En las décadas de los años setenta, ochenta y noventa, las TME medianas por todas las causas fueron de 1,84, 2,98 y 3,2, respectivamente, lo que indica que en las últimas décadas ha aumentado la diferencia en la mortalidad. En amplios estudios de pacientes con trastornos afectivos se han obtenido resultados similares, con una TME global entre 1,23 y 2,56. En un seguimiento de subgrupo de 400 pacientes con depresión unipolar o trastorno bipolar durante 34-38 años, la TME de enfermedad coronaria (EC) fue 1,61, observándose un riesgo particular de EC entre las mujeres (TME, 1,7) y una mayor mortalidad cerebrovascular y vascular entre los varones (TME, 2,21). Los datos del estudio Baltimore Maryland Epidemiological Catchment Area, un estudio de seguimiento a 13 años de una muestra comunitaria representativa de los EE.UU. en el que se valoraron las enfermedades psiquiátricas más frecuentes, indicaron un incremento de las odds ratio [OR] de diabetes de tipo 2 (OR = 2,2) y de infarto de miocardio (OR = 4,5) entre los pacientes deprimidos45. La asociación entre depresión y diabetes es compleja y ha indicado ser bidireccional54. En general, la mayor mortalidad cardiovascular asociada a la esquizofrenia, la depresión unipolar y el trastorno bipolar se atribuye a un riesgo relativo de presentar factores de riesgo modificables de EC, obesidad, tabaquismo, diabetes, hipertensión y dislipemia de 1 a 5 veces superior en este grupo de pacientes respecto a la población general (tabla 1)4,7,12,14,15,28,31,33,57,73,74,84,85,87,93. Es interesante también señalar la disregulación del eje hipotálamo-hipofisario-suprarrenal (EHHS) que se observa con frecuencia, especialmente en la depresión53, así como la prevalencia de alteraciones inmunológicas en la depresión y la esquizofrenia, que parecen estar implicadas en su patogenia80. Estos hallazgos aportan algunas ideas respecto a cómo los factores asociados a la propia enfermedad psiquiátrica podrían contribuir a la patogenia del riesgo cardiovascular superior. Se ha postulado que el incremento del depósito de grasa intraabdominal, por contraposición a la grasa subcutánea, podrá ser un factor de riesgo potente e independiente de la diabetes tipo 2 y del riesgo cardiovascular60,79 y, en algunos estudios, se ha observado incluso en pacientes no tratados previamente91. Los últimos resultados destacan la importancia de una posible alteración metabólica por encima de la influencia del tratamiento psicofarmacológico. En los EE.UU., un 68% de los 689 pacientes esquizofrénicos que participaron en el estudio Clinical Antipsychotic Trials of Intervention Effectiveness (CATIE) eran fumadores, frente a un 35% de los controles de la misma edad; un 13% presentaba diabetes frente a un 3% de los controles, y un 27% frente a un 17% presentaba hipertensión48. Las concentraciones de colesterol de las lipoproteínas de alta densidad (cHDL) de los pacientes esquizofrénicos también fueron significativamente más bajas y un 88% de los pacientes con dislipemia no recibía tratamiento. Un 62% de los pacientes 51 Tabla 1 Prevalencia y riesgo relativo (RR) estimados de los factores de riesgo cardiovascular modificables en la esquizofrenia y el trastorno bipolar respecto a la población general28 Factores Esquizofrenia de riesgo modificables Trastorno bipolar Obesidad Tabaquismo Diabetes Hipertensión Dislipemia Síndrome metabólico 21%-49%; RR = 1-2 54%-68%; RR = 2-3 8%-17%; RR = 1,5-2 35%-61%; RR = 2-3 23%-38%; RR ≤ 3 45%-55%; 50%-80%; 10%-15%; 19%-58%; 25%-69%; RR RR RR RR RR = 1,5-2 = 2-3 = 2 = 2-3 ≤ 5 37%-63%; RR = 2-3 30%-49%; RR = 1,5-2 hipertensos y un 38% de los pacientes diabéticos tampoco recibían tratamiento70. En condiciones basales, aproximadamente un tercio de los pacientes del estudio CATIE presentaban una constelación de factores de riesgo cardiometabólico69. Este riesgo superior de presentar sobrepeso, obesidad y diabetes mellitus tipo 2 ya se había constatado en otras poblaciones de pacientes con trastornos afectivos26,55,65,90. Recientemente, un estudio realizado en 2.463 pacientes esquizofrénicos de 12 países europeos ha confirmado el elevado porcentaje de pacientes que presentan factores de riesgo cardiovascular durante el tratamiento37. En total, un 10,9% de los pacientes recibían tratamiento por hipertensión arterial; un 7,1%, por un trastorno lipídico; un 0,3%, por diabetes tipo 1, y un 3,5%, por diabetes tipo 2. Asimismo, las pruebas bioquímicas indicaron valores glucémicos anormales en un 26% adicional de los pacientes no tratados y evidencia de dislipemia en un 70%. En un 39% de los casos de hipertensión, la enfermedad no era tratada. Probablemente, el perfil de riesgo adverso de las personas con enfermedad mental grave esté influido por un estilo de vida poco sano, como una mala dieta o el sedentarismo; pero, debido a que algunos antipsicóticos de segunda generación (ASG) están asociados al aumento de peso y a otras alteraciones metabólicas, es difícil elucidar el grado de contribución de las enfermedades psiquiátricas, por sí mismas, en el incremento del riesgo cardiovascular4,73,74,84,85,87,93. Un extenso estudio prospectivo que está en marcha ha confirmado la presencia de alteraciones metabólicas significativas durante el primer episodio de la enfermedad de muchos pacientes esquizofrénicos35, con una prevalencia de diabetes de un 3% entre los pacientes que sufren su primer episodio, la enfermedad se incrementa hasta un 16,5% entre los pacientes con una enfermedad de más de 20 años de duración. Además, en su primer episodio, un 27% de los pacientes presentan una cifra de colesterol elevada y el porcentaje aumenta hasta un 61% entre los pacientes con enfermedad de larga duración. Los datos se han analizado de acuerdo con la edad de los pacientes y comparado con los de la población general. En la franja de 15-25 años de edad, la diabetes es 5 veces más frecuente entre los pacientes con esquizofrenia que en la 52 población general. Con la edad, la diferencia absoluta entre pacientes y población general aumenta de forma dramática y lineal, que pasa de un 1,6% en la franja de 15-25 años de edad a un 19,2% en la de mayor edad. Entre los pacientes esquizofrénicos, la prevalencia de diabetes por grupo de edad es 4-5 veces mayor que la de la población general. Así pues, continuas constataciones apoyan la hipótesis de que las alteraciones metabólicas son inherentes a la enfermedad esquizofrénica, con la contribución de factores socioeconómicos y, posiblemente, de factores genéticos o biológicos subyacentes74,84,85,87,93. Asimismo, parece existir un efecto directo de la enfermedad y/o la medicación antipsicótica en la progresiva aparición de factores de riesgo cardiometabólico84,85,87,93. Tratamiento psicofarmacológico y riesgo cardiovascular El tratamiento psicofarmacológico con antipsicóticos, antidepresivos y estabilizadores del humor es efectivo y es un componente necesario para control de los trastornos mentales graves, como la esquizofrenia y los trastornos afectivos. La probabilidad y la magnitud del aumento de peso y de los factores de riesgo cardiovascular asociados al tratamiento psicofarmacológico difieren sustancialmente según la clase farmacológica, aunque también entre sujetos que toman la misma medicación. Los predictores individuales del aumento de peso inducido por los psicofármacos son poco conocidos. Los mecanismos subyacentes del aumento de peso asociado al tratamiento psicofarmacológico no se comprenden completamente58,61,69,99, e incluyen factores relacionados con la enfermedad (cambios en los índices metabólicos y en el apetito), factores relacionados con el fármaco (impacto de los fármacos en la transmisión serotoninérgica, histaminérgica y noradrenérgica) y factores relacionados con la mejoría (cambios dietéticos y en la actividad física). El cambio de peso durante el tratamiento agudo y de mantenimiento de la esquizofrenia y los trastornos afectivos es un efecto colateral frecuente y bien conocido de los fármacos antipsicóticos, antidepresivos y estabilizadores del humor2,9,13,88. A pesar de que hay datos empíricos relativos al riesgo de aumento de peso inducido por los antidepresivos y los estabilizadores del humor, las referencias a la asociación entre antidepresivos o estabilizadores del humor y riesgo cardiovascular en la literatura son escasas. Entre los antidepresivos, los tricíclicos (particularmente amitriptilina y doxepina), mirtazapina y paroxetina parecen estar asociados a un mayor riesgo de aumento de peso88. Los efectos adversos de los antipsicóticos, en particular algunos antipsicóticos de segunda generación (ASG) muy utilizados, en los parámetros metabólicos se han comunicado y discutido ampliamente2,4,41,49,74,75,84,85,86,93. En un estudio reciente, se compararon diversos factores de riesgo cardiometabólico de pacientes diagnosticados de esquizofrenia durante el periodo 2000-2006 frente al periodo 1984-1995; los pacientes tratados con ASG durante 3 años ganaron el doble de peso y presentaron un mayor deterioro de los valores de triglicéridos y glucosa que los pacientes tratados con antipsicóticos de primera generación durante 3 años38. M. De Hert et al El mecanismo por el que los ASG incrementan el riesgo cardiovascular probablemente es complejo, pero parece que algunos sistemas receptivos afectados por los ASG podrían tener una función más destacada que otros en el aumento de peso y la aparición de alteraciones metabólicas4,71,74,75,84,85,87,94,95. En el estudio CATIE, algunos fármacos antipsicóticos estuvieron más asociados a efectos adversos significativos en el peso, los lípidos y el metabolismo de la glucosa que otros33,48. El recientemente publicado estudio EUFEST de 498 pacientes europeos durante su primer episodio de esquizofrenia también ha indicado que algunos ASG están asociados a incrementos de peso superiores que otros56. Estos datos apoyan los resultados de un metaanálisis anterior que examinó el cambio de peso tras 10 semanas de tratamiento con dosis estándar de los fármacos antipsicóticos habituales, e indicó un aumento de peso medio de 4,45 kg con clozapina, 4,15 kg con olanzapina y 2,1 kg con risperidona2, frente a un aumento medio de 0,04 kg con ziprasidona y de menos de 1 kg con aripiprazol y amisulprida2,71,74,75,84,85,87,93. Cabe señalar que el metaanálisis de Allison et al2 también indicó un riesgo elevado y comparable de inducción del aumento de peso de algunos antipsicóticos de primera generación (APG o neurolépticos), como clorpromazina, y que en antiguos libros de texto de psicofarmacología ya se apuntaban las propiedades diabetogénicas de algunos neurolépticos. No obstante, se dispone de muchos más datos para los ASG. El aumento de peso inicial (> 7% del peso corporal en las primeras 6 semanas de tratamiento con olanzapina) parece ser un buen predictor de un ulterior aumento de peso significativo59. La probabilidad de que el peso corporal aumente un 7% varía entre los diversos ASG habituales24. Una reciente revisión de todos los antipsicóticos de segunda generación respecto a los cambios en el peso y otros cambios metabólicos no ha podido mostrar que haya relación con las dosis86. Una extensa revisión de los datos metabólicos relacionados con los ASG ha confirmado que el riesgo de aumento de peso clínicamente significativo es máximo con el tratamiento con clozapina y olanzapina, mientras que el aumento del peso medio es menor y el riesgo de incrementos más significativos es mínimo con ziprasidona y aripiprazol74. Clozapina y olanzapina también han indicado incrementar el riesgo de diabetes y dislipemia. Todavía no disponemos de resultados que muestren que las diferencias entre los distintos ASG en el aumento de peso y en el riesgo de diabetes y dislipemia estén relacionadas con efectos en los criterios de valoración más relevantes, como la mortalidad o la enfermedad cardiovascular no fatal. Cada vez parece más evidente que el riesgo de aumento de peso y efectos metabólicos es mayor entre los niños y adolescentes que toman medicación antipsicótica que entre los adultos que toman los mismos fármacos29,61. En los últimos años, grupos nacionales e internacionales han desarrollado directrices para el cribado y la monitorización4,8,23,25,34,39,67,94 que, aunque parecen ser coste-efectivas, todavía no se las ha introducido en la atención clínica sistemática de los pacientes16,17,19,64,73. Las directrices NICE, las más recientes para la esquizofrenia, incluyen la necesidad de un estrecho control de la salud física y la implicación de Enfermedad cardiovascular y diabetes en personas con enfermedad mental grave En las directrices europeas para la prevención de la ECV se recomienda el control sistemático de todos los factores de riesgo a los sujetos con ECV, diabetes tipo 2 o diabetes tipo 1 conocida, que presenten microalbuminuria o numerosos factores de riesgo individual47. Para otros sujetos, se recomienda controlar los factores de riesgo en función del riesgo total, evaluado mediante los esquemas de riesgo SCORE con los que el riesgo se calcula en función de la edad, el sexo, el tabaquismo, la presión arterial sistólica y el colesterol total47. Estos esquemas están orientados al control del riesgo de los varones mayores de 50 años y las mujeres mayores de 55 años de edad. Datos recientes indican que los pacientes con enfermedad mental grave normalmente son más jóvenes, presentan una presión arterial más elevada y una mayor probabilidad de ser fumadores que los sujetos de las poblaciones utilizadas para calcular los sistemas de puntuación del riesgo cardiovascular, como Framingham o SCORE, por lo que es necesario validar un sistema de puntuación de riesgo para esta población específica de pacientes mentales7,15,27,33,92. Para garantizar que los pacientes más jóvenes y con un riesgo cardiovascular elevado respecto a otros sujetos de la misma edad no se pierdan la oportunidad de tratamiento, las directrices europeas de prevención de la ECV incluyen un esquema de riesgo relativo en el que el riesgo global se basa en el hábito de fumar, la presión arterial sistólica y el colesterol total (fig. 1). En ausencia de un sistema de puntuación del riesgo para pacientes con enfermedad mental grave92 y dada la elevada mortalidad cardiovascular de las personas con enfermedad mental grave señalada anteriormente, para este grupo de pacientes recomendamos que la decisión de controlar los factores de riesgo cardiovascular esté basada en el riesgo relativo, como se muestra en la figura 1. En caso de que los factores de riesgo individuales sean marcadamente altos, podría ser necesario controlarlos individualmente. Debido a que la obesidad y las alteraciones metabólicas se observan a edades cada vez más tempranas y el riesgo es particularmente elevado entre los niños y adolescentes que toman medicación antipsicótica29,61, en este grupo de pacientes recomendamos una estrecha monitorización de los factores de riesgo, como el peso y las concentraciones lipídicas, con una intervención dietética, de estilo de vida y terapéutica adecuada y acorde con las guías pediátricas más recientes32. ¿Qué prueba practicar y cuándo? En la población general, la valoración del riesgo cardiovascular suele realizarse en centros de atención primaria. Sin embargo, los pacientes con problemas mentales graves a menudo tienen un acceso limitado a los servicios sanitarios generales. Recientemente, se ha demostrado que la práctica de un cribado anual de la ECV y los trastornos metabóli- Fumador 180 3 3 4 5 6 6 7 8 10 12 160 2 3 3 4 4 4 5 8 7 8 140 1 2 2 2 3 3 3 4 5 6 120 1 1 1 2 2 2 2 3 3 4 4 5 6 7 8 4 5 Colesterol (mmol/l) 6 7 8 150 200 250 300 © 2007 ESC Valoración del riesgo No fumador Presión arterial sistólica (mmHg) los médicos generalistas76. Algunas directrices recientes para la diabetes incluyen la esquizofrenia y el uso de antipsicóticos como factores de riesgo de diabetes1,18. 53 150 200 250 300 Colesterol (mg/dl) Figura 1 Tabla de riesgo relativo47. cos en pacientes con enfermedad mental grave puede ser coste-efectiva, lo que permite reducir los costes del tratamiento de las complicaciones de la diabetes47. A menudo, los psiquiatras son los profesionales mejor situados para coordinar la valoración y el control del riesgo cardiovascular, de forma ideal, como parte de un acuerdo para la atención conjunta con servicios sanitarios generales y especializados. Es particularmente importante poder establecer el riesgo cardiovascular basal durante la visita inicial, a fin de poder detectar cualquier cambio posterior durante el tratamiento. Así pues, la historia clínica y la exploración incluirán lo siguiente: — Antecedentes de ECV, diabetes o enfermedades relacionadas. — Antecedentes familiares de ECV prematura, diabetes o enfermedades relacionadas. — Tabaquismo. — Peso y talla para el cálculo del índice de masa corporal (IMC) y/o perímetro de la cintura. — Glucemia en ayunas. — Lípidos plasmáticos en ayunas: colesterol total, triglicéridos, colesterol de las lipoproteínas de baja densidad (cLDL) (calculado) y cHDL. — Presión arterial (promedio de 2 determinaciones), frecuencia cardíaca, auscultación cardíaca y pulmonar, pulsos pedios. — Electrocardiograma (ECG). En la tabla 2 se muestran los valores anormales de glucemia y lípidos plasmáticos en ayunas y de presión arterial. Se recomienda practicar las determinaciones durante la visita inicial/primera prescripción de medicación antipsicótica (fig. 2). La frecuencia de repetición de las pruebas dependerá de la historia clínica del paciente y los factores de riesgo basales. La glucemia de los pacientes con diabetes se controlará regularmente (aproximadamente cada 3 meses)3. En los pacientes con pruebas basales normales, se recomienda realizar las determinaciones 6 y 12 semanas después de iniciar el tratamiento y, posteriormente, al menos una vez al año. La frecuencia de los controles dependerá de los factores de riesgo y las alteraciones detectadas. 54 Tabla 2 Valores anormales de los principales factores de riesgo cardiovascular mensurables47,98 Valor anormal Glucemia basal Glucemia basal alterada: entre 6,1 y 7 mmol/l (110-125 mg/dl) Diabetes: aproximadamente, ≥ 7 mmol/l (126 mg/dl) Lípidos Colesterol total Sin diabetes: > 5 mmol/l (190 mg/dl) Con diabetes: > 4,5 mmol/l (175 mg/dl) cLDL Sin diabetes: > 3 mmol/l (115 mg/dl) Con diabetes: > 2,5 mmol/l (100 mg/dl) Presión arterial Sin diabetes: > 140/90 mmHg Con diabetes: > 130/80 mmHg cLDL: colesterol de las lipoproteínas de baja densidad. Control de los factores de riesgo cardiovascular Las intervenciones recomendadas para el control de los factores de riesgo cardiovascular se presentan en la figura 2. Tabaquismo Se animará a los fumadores a dejar de fumar todo tipo de tabaco. Aquellos que muestren predisposición para dejar de fumar podrán ser referidos a un servicio de tabaquismo que ofrezca consejo conductual, terapia de sustitución con nicotina y/o intervención farmacológica. La experiencia práctica indica que desaconsejar fumar a los pacientes y al personal sanitario de los servicios de psiquiatría es un primer paso útil para el cese o la reducción del hábito de fumar. Peso corporal Mantener un peso corporal adecuado es clave para reducir el riesgo cardiovascular y, si el paciente presenta sobrepeso en la valoración inicial o muestra signos tempranos de aumento de peso tras iniciar la medicación antipsicótica, se debe actuar con prontitud. Se aconsejará al paciente que pierda peso si presenta: — IMC > 25 kg/m2 (especialmente si es > 30). — Perímetro de la cintura > 88 cm en mujeres o > 102 cm en varones. El consejo sobre el estilo de vida puede incluir información sobre la importancia de comer sano y de practicar ejercicio de forma regular47. También se recomendará al paciente que realice una actividad física moderada durante 30 min la mayoría de los días de la semana, al menos una caminata enérgica. Se considerará la conveniencia de referir al paciente a un nutricionista/dietista /entrenador personal o de un programa de estilo de vida43,44. M. De Hert et al Diabetes y glucemia en ayunas La Organización Mundial de la Salud definió la diabetes como una glucemia en ayunas > 7 mmol/l (126 mg/dl)4,18,42,98. El diagnóstico se debe confirmar con una segunda determinación en ayunas realizada otro día. En el futuro, para el diagnóstico de la diabetes, se podría utilizar la hemoglobina glicosilada (HbA1c). En todos los tipos de diabetes, un control inadecuado de la glucemia producirá complicaciones de la diabetes. Estas complicaciones incluyen la neuropatía diabética, la retinopatía diabética, la nefropatía diabética y el incremento del riesgo de infección. El objetivo del control metabólico debería ser alcanzar unas concentraciones de HbA1c menores del 7% de la hemoglobina total. Es probable que los pacientes con diabetes tipo 2 requieran un control farmacológico adicional, para el que existen las directrices de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD) y las de la Asociación Americana de Diabetes (ADA)3,72. Los centros psiquiátricos deben cooperar con los centros diabetológicos en el establecimiento de una atención conjunta de los pacientes con enfermedad mental y diabetes. Si lo solicitan, las unidades de psiquiatría deberían disponer de una enfermera educadora de un centro diabetológico para los pacientes que requieran de terapia insulínica. Los pacientes con diagnóstico de diabetes deben acudir regularmente, y siempre que sea necesario, a la visita con el médico y/o la enfermera de diabetes, dependiendo del tratamiento que reciban. La glucemia en ayunas y la HbA1c se controlarán de forma regular (aproximadamente cada 3 a 6 meses). Se realizará una exploración anual que incluirá la determinación de los factores de riesgo cardiovascular, excreción urinaria de albúmina y creatinina sérica, una exploración ocular con examen del fondo de ojo y una exploración de los pies para la detección de signos tempranos de complicaciones3. Un especialista en diabetes iniciará y controlará la insulinoterapia. En los pacientes tratados con insulina, se prestará especial atención a la prevención de la hipoglucemia. La evitación de la hipoglucemia tiene mejores resultados si el entorno del paciente se implica en el proceso educativo sobre los riesgos y las consecuencias de una hipoglucemia. La educación de los pacientes tratados con insulina incluirá la monitorización de la glucemia y la adaptación de las dosis de insulina basada en los valores de glucemia. Los pacientes con una glucemia en ayunas anormal, de acuerdo a la definición de la OMS de glucemia en ayunas entre 6,1 mmol/l y 7 mmol/l (110-125 mg/dl), presentan un mayor riesgo de diabetes y de EC. Se recomienda realizar un control anual de la glucemia y del perfil de riesgo cardiovascular3,42,98. Si un paciente que padece una EMG presenta varios factores de riesgo cardiovascular se considerará la práctica de una estrecha monitorización. Lípidos plasmáticos en ayunas El control de la elevación de los lípidos plasmáticos en ayunas debe llevarse a cabo dentro de la valoración global del riesgo cardiovascular (fig. 1). Los objetivos de colesterol total y cLDL son < 5 mmol/l (190 mg/dl) y < 3 mmol/l (115 mg/dl), respectivamente. Enfermedad cardiovascular y diabetes en personas con enfermedad mental grave 55 Control del riesgo CV en sujetos con enfermedad mental grave ¿Qué hacer? Día 1: Todos los pacientes en la primera visita/inicio del tratamiento (tanto si recibían como si no recibían tratamiento previo) Paso 1: Historia, antecedentes patológicos antecedentes familiares, hábito tabáquico, ejercicio, hábitos alimentarios Paso 2: Explorar PA, peso, IMC Paso 3: Analítica: glucemia y lípidos en ayunas, colesterol total (CT), LDL, HDL y triglicéridos Paso 4: Consejo: dejar de fumar, elección de alimentos, actividad física Al menos un factor de riesgo En pacientes en tratamiento antipsicótico durante más de 12 meses y con todas las pruebas dentro del rango de la normalidad, repetir los pasos 2, 3 y 4 anualmente. Semana 6: En pacientes que no hayan recibido tratamiento previo, tener en consideración el perfil de riesgo cardiometabólico de los ASG disponibles al elegir el tratamiento. Repetir los pasos 2, 3 y 4 y controlar el tabaquismo. Prestar particular atención a los pacientes que hayan ganado mucho peso durante las primeras 6 semanas de tratamiento, es decir, > 7% del peso corporal. En tal caso revisar la elección del antipsicótico. Todas las pruebas dentro del rango de la normalidad Semana 12: Repetir los pasos 2, 3 y 4 y controlar el tabaquismo Uno o más resultados del paso 2 y/o 3 fuera del rango de la normalidad Uno o más resultados del paso 2 y/o 3 fuera del rango de la normalidad Todas las pruebas dentro del rango de la normalidad Elección del antipsicótico: si recibe tratamiento, revisar el ASG desde la perspectiva metabólica y psiquiátrica Puede ser necesario tratamiento farmacológico para reducir el riesgo CV. Si es posible, implicar al médico de atención primaria o al especialista correspondiente. • Peso: el IMC debe ser ≤ 25m2; perímetro de la cintura: varones < 102 cm, mujeres < 88 cm En pacientes no diabéticos, considerar: • Fármacos hipotensores para conseguir una PA ≤ 140/90 mmHg • Estatinas para conseguir: CT≤ 5 mmol/l (190 mg/dl); LDL ≤ 3 mmol/l (115 mg/dl); En pacientes diabéticos: referirlos al médico de atención primaria o al diabetólogo para conseguir: • HbA1c <7% • PA ≤ 130/80 mm Hg • Estatinas: CT≤ 4,5 mmol/l (175 mg/dl); LDL ≤ 2,5 mmol/l (100 mg/dl); Todas las pruebas dentro del rango de la normalidad Anualmente: Repetir los pasos 2, 3 y 4 y controlar el tabaquismo Acordar la frecuencia del seguimiento con el médico de atención primaria/ diabetólogo/especialista. Todas las pruebas dentro del rango de la normalidad, repetir anualmente Figura 2 Control del riesgo cardiovascular en sujetos con enfermedad mental grave. ASG: antipsicóticos de segunda generación; HbA1c: hemoglobina glicosilada; HDL: lipoproteínas de alta densidad; IMC: índice de masa corporal; LDL: lipoproteínas de baja densidad; PA: presión arterial. 56 Para pacientes con enfermedad cardiovascular o diabetes establecida los objetivos recomendados son más rigurosos, < 4,5 mmol/l (175 mg/dl) y < 2,5 mmol/l (100 mg/dl) (tabla 2). Se recomendará a los pacientes que coman carnes magras, pescado y productos lácteos descremados, y que reem placen la grasa saturada por grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas de origen vegetal y marino47. Es posible que los pacientes con una elevación leve de las concentraciones de colesterol puedan alcanzar el objetivo solamente con la dieta, mientras que otros probablemente requieran terapia hipolipemiante, normalmente estatinas. El tratamiento con estatinas ha demostrado ser efectivo para controlar la dislipemia de pacientes con enfermedad mental grave36,50. Los psiquiatras involucrados en el control lipídico continuado deben tener presente la necesidad de hacer un seguimiento de las pruebas de función hepática y de la creatinfosfoquinasa. Se ha probado que las estatinas son beneficiosas para los pacientes con riesgo elevado de enfermedad cardiovascular a pesar de presentar unos valores de lípidos plasmáticos normales. Por lo tanto, las estatinas podrían estar indicadas incluso en pacientes con cifras lipídicas normales. Presión arterial La elevación de la presión arterial de pacientes mentales graves se olvida a menudo. Los objetivos recomendados de presión arterial son < 140/90 mmHg. Los cambios en el estilo de vida, como dejar de fumar, reducir la ingesta de sal, perder peso y aumentar la práctica de ejercicio, pueden ser suficientes para reducir una hipertensión leve, aunque probablemente algunos pacientes requerirán tratamiento farmacológico. La última actualización de las directrices europeas remarca la importancia de elegir los fármacos antihipertensivos que mejor se adapten a las necesidades individuales del paciente47,66. Control de los efectos adversos de los ASG en los factores de riesgo cardiovascular En la elección de la medicación antipsicótica se debe tener en cuenta los efectos potenciales de los diferentes fármacos en los factores de riesgo cardiovascular, como el peso y los perfiles de glucosa y lípidos plasmáticos, especialmente en pacientes con sobrepeso y/o con otros factores de riesgo cardiovascular conocidos. La toma de decisiones clínicas siempre es compleja y debe incluir también aspectos de eficacia. Tomaremos como ejemplo un posible dilema que podría surgir con clozapina: en la mayor parte de las guías, clozapina está recomendada como el antipsicótico que obtiene mejores resultados en el tratamiento de pacientes con esquizofrenia refractaria. Sin embargo, es uno de los ASG con mayor riesgo de prodcir aumento de peso y de los factores de riesgo cardiovascular asociados. Resumen y conclusiones La EPA, con el respaldo de la EASD y la ESC, ha publicado esta declaración con el ánimo de mejorar la atención de los pacientes que sufren enfermedades mentales graves. Se pretende iniciar una cooperación y una atención conjunta entre los distintos profesionales sanitarios, así como mejo- M. De Hert et al rar la conciencia de los psiquiatras que atienden a enfermos mentales graves respecto a la detección sistemática y el tratamiento de esta mayor incidencia de factores de riesgo cardiovascular y diabetes. Asimismo, las asociaciones académicas implicadas en la declaración apuntan la necesidad de más estudios de investigación de los problemas cardiovasculares y el tratamiento de las personas con enfermedad mental grave. Agradecimientos Los autores quieren agradecer la contribución de todos los miembros y personal de la Asociación Psiquiátrica Europea (EPA), la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (ESAD) y la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) que han participado en la redacción de esta declaración de po sición. Conflicto de intereses El Prof. De Hert ha sido consultor, ha recibido fondos/ ayudas a la investigación y honorarios, y ha participado en juntas de ponentes/consultivas de Astra Zeneca, Lundbeck JA, Janssen-Cilag, Eli Lilly, Pfizer, Sanofi y Bristol-Myers Squibb. El Dr. Kahl ha recibido honorarios de Astra Zeneca, Eli Lilly, Janssen-Cilag, Bristol-Myers Squibb, Otsuka y Wyeth. El Prof. Moller ha recibido fondos o es asesor en las juntas de ponentes de Astra Zeneca, Bristol-Myers Squibb, Eisai, Eli Lilly, GlaxoSmithKline, Janssen Cilag, Lundbeck, Merck, Novartis, Organon, Pfizer, Sanofi-Aventis, Sepracor, Servier y Wyeth. El Prof. Wood ha recibido fondos educacionales no restringidos, ha participado en juntas consultivas y/o ha impartido conferencias para AstraZeneca, Bristol-Myers Squibb, Glaxo SmithKline, Merck Sharp & Dohme, Pfizer, Sanofi-Aventis, Schering Plough, Servier Laboratories y Sun Pharma, India. Bibliografía 1. American Association of Clinical Endocrinologists 2007. Medical Guidelines for Clinical Practice for the Management of Diabetes Mellitus. AACE Diabetes Mellitus Guidelines. Endocr Pract. 2007;13 Suppl 1:3-68. 2. Allison DB, Mentore JL, Heo M, Chandler LP, Cappelleri JC, Infante MC, et al. Antipsychotic-induced weight gain: a comprehensive research synthesis. Am J Psychiatry. 1999;156: 1686-96. 3. American Diabetes Association. Standards of medical care in diabetes - 2008. Diabetes Care. 2008;31 Suppl 1:S12-54. 4. American Diabetes Association. Consensus Development Conference on Antipsychotic Drugs and Obesity and Diabetes. Diabetes Care. 2004;27:596-601. 5. 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Enero-Marzo 2009 EDITORIAL Necesidad de proteger y fomentar la salud física en personas con enfermedad mental grave ORIGINALES Comparación de la eficacia de las formas farmacéuticas de liberación retardada (depot) y las orales de los antipsicóticos típicos y atípicos comercializados en España para pacientes diagnosticados de esquizofrenia Implicaciones clínicas de la edad de inicio del trastorno bipolar I: dos subgrupos con diferente pronóstico ψ Polimorfismos serotoninérgicos como predictores de la gravedad clínica del trastorno de pánico REVISIÓN Trastorno bipolar: ¿qué efecto tiene el cumplimiento terapéutico en el riesgo de conductas suicidas? www.elsevier.es/saludmental ARTÍCULO ESPECIAL Enfermedad cardiovascular y diabetes en personas con enfermedad mental grave AGENDA 2009 www.elsevier.es/saludmental AGENDA 2009 Enero Marzo VIII Simposium Internacional Barcelona, 20-21 de enero Información: Reunions i Ciència, SL Calàbria, 273-275, entlo. 1a. 08029 Barcelona Tel.: 934 108 646. Fax: 934 303 263 Correo electrónico: psiquiatria@reunionsciencia.es XVII Curso de Actualización en Psiquiatría Vitoria, 5-6 de marzo Información: Hospital Psiquiátrico de Álava. Vitoria-Gasteiz Tel.: 945 006 508/945 006 555 Fax: 945 006 516/945 006 587 Correo electrónico: ana.delolmopinilla@osakidetza.net 17th European Congress of Psychiatry (EPA) Lisboa (Portugal), 24-28 de enero http://www2.kenes.com/epa/Pages/home.aspx Información: Kenes International. 1-3, Rue de Chantepoulet. PO Box 1726. CH-1211 Geneva 1. Switzerland. Tel.: +41 22 908 0488. Fax: +41 22 732 2850. Correo electrónico: epa2009@kenes.com X Simposio sobre Trastornos Bipolares Avances diagnósticos y terapéuticos Barcelona, 30 de enero Información: Verum Médica Córcega, 705, pral. 3.a. 08026 Barcelona Tel.: 934 362 235/606 443 265. Fax: 934 509 977 Correo electrónico: info@verummedica.com Febrero IV Jornadas Asturgalaicas Socidrogalcohol Avilés, 6-7 de febrero Información: Socidrogalcohol Asturias-Secretaría Gaspar García Laviana, 1, 2.o Izda. 33210 Gijón Tel./Fax: 985 097 384 Correo electrónico: sda@telecable.es VIII Congreso Nacional de Prevención y Tratamiento del Tabaquismo Córdoba, 19-21 de febrero http://www.cordobacnpt.es/ Información: Viajes y Congresos, S.A. Sierpes, 9 bajo. 37002 Salamanca Tel.: 923 267 292. Fax: 923 269 208 Avances en Psiquiatría Madrid, 10-11 de febrero XVI Symposium Internacional sobre Actualizaciones y Controversias en Psiquiatría Barcelona, 26-27 de marzo Información: Geyseco Marina, 27 (Vila Olímpica). Barcelona Tel.: 932 212 242. Fax: 932 217 005 Correo electrónico: barcelona@geyseco.es XXXVI Congreso Nacional Socidrogalcohol Salamanca, 26-28 de marzo http://www.socidrogalcohol.org/ Información: Gama Congresos Recaredo, 31 bajo. 46001 Valencia Tel.: 96 315 57 88. Correo electrónico: inscripciones@gamacongresos.com International Congress on Schizophrenia Research San Diego, California (Estados Unidos) 28 de marzo-1 de abril http://www.schizophreniacongress.org/ Información: International Congress on Schizophrenia Research. 5323 Harry Hines Boulevard. Dallas, TX 75390-9127 Tel.: 214 645 2790. Correo electrónico: coordinator@schizophreniacongress.org Abril Congreso Internacional WPA (Treatments in Psychiatry: A New Update) Florencia (Italia), 1-4 de abril http://www.wpa2009florence.org/ Información: Newtours S.p.A. Via Augusto Righi, 8. 50019 Osmannoro, Sesto Fiorentino. Florence, Italy Tel.: +39 055 33611. Fax: +39 055 3033895 Correo electrónico: info@wpa2009florence.org 1888-9891/$ - see front matter © 2008 Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados 07 AGENDA (60-61).indd 60 23/3/09 16:27:28 Agenda 2009 61 Mayo IV Reunión de Medicina de la Adicción Barcelona, 7 de mayo http://www.medicina-adiccion.com/ Información: Marketinred Josep Tarradellas, 84-88, 4.o 2.a. 08029 Barcelona Tel.: 934 107 903 Correo electrónico: inscripciones@marketinred.com Curso Internacional de Psiquiatría Infantil: Prevención en Patología Mental infanto-juvenil Madrid, 7-8 de mayo Información: Agencia Laín Entralgo Fax: 913 089 460 162nd Anual meeting APA (American Psychiatric Association) San Francisco (Estados Unidos), 16-21 de mayo http://www.psych.org/ Información: American Psychiatric Association. 1000 Wilson Boulevard, Suite 1825, Arlington, Va. 22209-3901. Tel.: 703907-7300. Correo electrónico: apa@psych.org XI Jornada Nacional de Patología Dual Madrid, 29-30 de mayo http://www.patologiadual.es/XI_Jornadas/ Información: Tilesa OPC, S.L. Londres, 17. 28028 Madrid Tel.: 913 612 600. Fax: 913 559 208 Correo electrónico: jornadas@patologiadual.es Junio Debates en Psiquiatría Oviedo, 5-6 de junio http://www.uniovi.es Información: Viajes Halley, S.A. Cea Bermúdez, 61. Madrid 28003 Tel.: 914 550 028. Fax: 915 499 348 Correo electrónico: congresos@viajeshalley.es 24 Congreso Nacional de la Asociación Española de Neuropsiquiatría Cádiz, 3-6 de junio http://www.24congresoaen.com/ Información: Viajes El Corte Inglés, S.A. Área de Congresos Teniente Borges, 5. 41002 Sevilla Tel.: 902 930 167. Fax: 902 930 168 Correo electrónico: 24congresoAEN@viajeseci.es Post APA Madrid, 17 de junio; Barcelona, 18 de junio http://www.post-apa.com/ Información: Grupo Ars XXI de Comunicación Tel.: 932 721 750. Fax: 934 881 193 Correo electrónico: opc@ArsXXI.com 07 AGENDA (60-61).indd 61 71st Annual Meeting. The College on Problems of Drug Dependence (CPDD) Reno/Sparks, Nevada (Estados Unidos), 20-25 de junio http://www.cpdd.vcu.edu/ 9.o World Congress of Biological Psychiatry París, 28 de junio-2 de julio http://www.wfsbp-congress.org/ Septiembre 22.o ECNP Congress Estambul (Turquía), 12-16 de septiembre http://www.ecnp.eu/emc.asp Información: ICEO-International Congress & Event Organizers 6, Avenue E. Van Nieuwenhuyse. 1160 Brussels. Belgium Tel.: +32 2 777 0188. Fax: +32 2 779 5960 Correo electrónico: www.iceo.be 4.a Reunión Nacional sobre Trastornos del Movimiento (trastornos psicóticos y enfermedad de Parkinson) Oviedo, 18-19 de septiembre Octubre 16 Congreso Astur-Galaico de Psiquiatria Avilés (Asturias), 9-10 de octubre http://www.psiquiatriaasturiana.org/ Área de Psiquiatría, Facultad de Medicina, Universidad de Oviedo Julián Clavería, 6. 33006 Oviedo Correo electrónico: info@psiquiatriaasturiana.org XIII Congreso Nacional de Psiquiatría Madrid, 19-24 de octubre http://www.psiquimadrid2009.org/ Información: Viajes Halley, S.A. Departamento de Congresos Cea Bermúdez, 61. 28003 Madrid Tel.: 914 550 028. Fax: 915 499 348 Correo electrónico: congresos@viajeshalley.es Noviembre XVII Reunión de la Sociedad Española de Psicogeriatría Pamplona, 12-14 de noviembre http://www.sepg.es/congresos/2009/nov/reunion.php Información: Lubeck99 Santa Isabel, 14. 28224 Pozuelo de Alarcón (Madrid) Tel.: 913 521 526. Fax: 918 154 303 Correo electrónico: psicogeriatria@lubeck99.com 15th Biennial Winter Workshop in Psychoses Barcelona, 15-18 de noviembre http://www.wwpsych.org/ 23/3/09 16:27:31 Revista de Psiquiatría y Salud Mental INFORMACIÓN PARA LOS AUTORES NORMAS DE PUBLICACIÓN SECCIONES DE LA REVISTA R evista de Psiquiatría y Salud M ental (RPSM), órgano de expresión de la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP) y de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica (SEPB), es una publicación orientada al estudio de las enfermedades mentales, sus procesos patológicos y sus consecuencias psicosociales, y tiene como finalidad difundir los avances científicos en todos los campos relacionados con la enfermedad y la salud mental. Se publicarán trabajos inéditos sobre la psiquiatría y salud mental y su repercusión médica, social y de comportamiento. Por tal motivo, se da cabida en la Revista a trabajos procedentes del ámbito biológico, clínico y psicosocial. La Revista se adhiere a las normas del Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas (http://www.icmje.org), por lo que los manuscritos deben elaborarse siguiendo sus recomendaciones. Todas las contribuciones originales, además de las que considere el Comité Editorial, serán evaluadas antes de ser aceptadas por revisión externa y anónima por pares (peer review). El envío de un artículo a R evista de Psiquiatría y Salud M ental implica que es original y que no ha sido previamente publicado ni está siendo evaluado para su publicación en otra revista. No se aceptará material previamente publicado. Los autores son responsables de obtener los oportunos permisos para reproducir parcialmente material (texto, tablas o figuras). Originales. Trabajos de investigación que aportan nuevos resultados en las áreas de interés de la Revista. Los manuscritos deberán estructurarse en los apartados: Introducción, Material y métodos, Resultados, Discusión y Bibliografía. La extensión recomendada es de 3.000-3.500 palabras (sin incluir resumen, tablas, figuras y bibliografía), que equivale a unas 12 páginas DIN A4 a doble espacio, con tipo de letra Arial de tamaño 12. Se incluirá un máximo de 6 tablas y figuras (esquemas, gráficos o imágenes). También se recomienda limitar el número de referencias bibliográficas (en lo posible, a un máximo de 40 citas). Los originales deberán acompañarse de un resumen de un máximo de 250 palabras estructurado en los apartados: Introducción, Material y métodos, Resultados y Conclusiones. Para la publicación de ensayos clínicos controlados se recomienda seguir los criterios CONSORT, disponibles en: http://www.consort-state-ment.org Autoría. En la lista de autores deben figurar únicamente aquellas personas que cumplan cada uno de los siguientes requisitos: Revisiones. Puestas al día de un problema de relevancia biológica, clínica o psicosocial mediante la aportación de la necesaria bibliografía para este cometido. Si bien los trabajos de revisión serán preferiblemente encomendados por los Editores de la Revista, cabe la posibilidad de su espontánea aportación. La extensión recomendada es la misma que para los artículos originales. El resumen no estructurado de los trabajos de esta sección deberá ser lo más escueto posible (de unas 150 palabras), pero fluido en su lectura y concluyente del tema en cuestión. No obstante, con el fin de evitar esfuerzos innecesarios, conviene llegar a un acuerdo previamente sobre el tema y la extensión del manuscrito con los Editores. 1. Haber participado en la concepción y realización del trabajo que ha dado como resultado el artículo en cuestión. 2. Haber participado en la redacción del texto y en sus posibles revisiones. 3. Haber aprobado la versión que finalmente será publicada. Conflicto de intereses. Los autores deben describir cualquier relación financiera o personal que pudiera dar lugar a un conflicto de intereses en relación con el artículo publicado. Incluso si los autores consideran que no los hay, deberán indicarlo. Responsabilidades éticas. Cuando se describen experimentos que se han realizado en seres humanos se debe indicar si los procedimientos seguidos se conformaban con las normas éticas del comité de experimentación humana responsable (institucional o regional) y con la Asociación Médica Mundial y la Declaración de Helsinki (http://www. wma.net/s/ethicsunit/helsinki.htm). No se deben utilizar nombres, iniciales o números de hospital, sobre todo en las figuras. Cuando se describen experimentos en animales, se debe indicar si se han seguido las pautas de una institución o consejo de investigación internacional, o una ley nacional reguladora del cuidado y la utilización de animales de laboratorio. Consentimiento informado. Los autores deben mencionar en la sección de métodos que los procedimientos utilizados en los pacientes y controles se han realizado tras la obtención del consentimiento informado. Si se reproducen fotografías o datos de pacientes, los autores son responsables de la obtención del consentimiento por escrito, autorizando su publicación, reproducción y divulgación en soporte papel e Internet. ENVÍO DE MANUSCRITOS Los manuscritos deben remitirse a través de la siguiente dirección web: http://ees.elsevier.com/rpsm. Los autores pueden ponerse en contacto con la secretaría técnica de la Revista a través de correo electrónico: repsiquiatria@elsevier.com normes de publicacio.indd 2 Originales breves. Trabajos de investigación que por sus características especiales (series con número reducido de casos, estudios epidemiológicos descriptivos, trabajos con objetivos y resultados muy concretos) pueden publicarse de forma abreviada. Su extensión no superará las 1.500 palabras, más 2 figuras y/o tablas y un máximo de 15 referencias bibliográficas. Se aportará un resumen estructurado (máximo de 250 palabras). Cartas. La sección se divide en “Cartas científicas”, trabajos que contienen nuevos estudios que pueden exponerse de forma abreviada, y “Cartas al Editor”, donde los lectores pueden expresar su opinión argumentada, conforme o disconforme, de una publicación reciente, así como sobre un tema que consideren importante comentar por su actualidad. Con esta sección se pretende fomentar y estimular el coloquio y la discusión entre los profesionales lectores de la Revista. Las aportaciones deben ser precisas y convenientemente argumentadas, preferentemente con citas bibliográficas en un número no superior a 10. La extensión de la carta no sobrepasará las 750 palabras, y se dará preferencia para la publicación a las más concisas y de mayor brevedad y claridad. La Revista se reserva el derecho de acortar el texto de la carta, ya sea por haber sobrepasado la extensión establecida o por reiteraciones que afectan a la fluidez de su lectura. Editoriales. Esta sección es habitualmente por encargo. Sin embargo, el comité editorial puede considerar para publicación y someter al proceso de revisión trabajos no solicitados, para lo que conviene establecer un previo acuerdo. PREPARACIÓN DE LOS MANUSCRITOS Todos los manuscritos se adecuarán a las normas de publicación. El manuscrito se escribirá en castellano y/o inglés, y se presentará a doble espacio, con márgenes de 2,5 cm y páginas numeradas, de acuerdo con el siguiente orden: Primera página. Contiene el título del trabajo, nombre completo y uno o los dos apellidos de los autores, así como el centro de trabajo de cada 16/04/2009 10:07:53 Normas de publicación. / Revista de Psiquiatría y Salud Mental uno y la población en que se halla cada centro. También corresponde aquí escribir la dirección completa del autor al que se dirigirá la correspondencia, incluyendo teléfono, fax y correo electrónico. Esta página se adjuntará separada del resto del artículo en la web (http://ees.elsevier.com/rpsm). Resumen. Se elaborará según la sección a la que pertenece el trabajo (léase secciones de la revista). Al final de éste se escribirán no más de 5 palabras clave (utilizando los términos del Medical Subject Headings (MeSH) de Index Medicus). Se añadirá la versión en lengua inglesa del resumen, así como del título del trabajo y las palabras clave. Debido a su importancia para alcanzar la mayor difusión de las publicaciones, conviene que la versión inglesa del resumen presente la mayor claridad y calidad posible, por lo que se recomienda una revisión de estilo por parte de un nativo, preferentemente un profesional del campo del artículo. Texto. De estructura y extensión según la sección del trabajo. Las citas bibliográficas se señalarán numéricamente, en superíndice, en el orden de su aparición en el texto. Bibliografía. Las referencias bibliográficas se citan en secuencia numérica, en formato superíndice, de acuerdo con su orden de aparición en el texto. La bibliografía se remitirá como texto estándar, nunca como notas al pie. No se deben incluir citas difícilmente asequibles o verifica bles, como resúmenes de congresos o comunicaciones personales. Los autores son responsables de la exactitud y adecuada presentación de las referencias bibliográficas, que seguirán el estilo recomendado por el Comité Internacional de Editores de Revistas Biomédicas, que se puede consultar en: http://www.nlm.nih.gov/bsd/uniform_requirements.html Lista de todos los autores. Si el número de autores es superior a seis, se incluirán los seis primeros, añadiendo la partícula latina “et al”. Por ejemplo: 7. Galache Osuna JG, Moreno Ambroj C, Sánchez-Rubio Lezcano J, Calvo Cebollero I, Portolés Ocampo A, Aured Guayar C, et al. Evolución a corto y medio plazo del infarto agudo de miocardio transmural en mujeres ancianas. ¿Son tratadas correctamente? Rev Esp Geriatr Gerontol. 2007;42:142-8. Capítulo en libro. Autores, título del capítulo, editores, título del libro, ciudad, editorial, año y páginas. Por ejemplo: 32. Martínez-Murillo R, Rodrigo J. The localization of cholinergenic neurons and markers in the CNS. En: Stone TW, editor. CNS neurotransmitters and neuromodulators: Acetylcholine. Londres: CRC Press; 1995. p. 1-37. Libro. Autores, título del libro, ciudad, editorial y año. Por ejemplo: 5. Gálvez Vargas R, Delgado Rodríguez M, Guillén Solvas JF. Concepto, importancia y futuro de la infección hospitalaria. Granada: Universidad de Granada; 1993. Material electrónico. Artículo de revista en formato electrónico. Por ejemplo: 3. Morse SS. Factors in the emergence of infectious diseases. Emerg Infect Dis. [revista electrónica] 1995 Jan-Mar [accedido 05 Jun 1996]. Disponible en: www.cdc.gov/nci-dod/EID/eid.htm Agradecimientos. Podrán ser expresados a personas o entidades que hayan ayudado a la realización del trabajo. En su caso, de acuerdo con los criterios del Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas, se mencionarán las personas y el tipo de ayuda aportada, así como las entidades o instituciones que hayan financiado o suministrado materiales. En caso de proyectos de investigación financiados es suficiente mencionar el código de registro y la entidad, institución o fundación que lo apoya económicamente. Tablas. Se numerarán con números arábigos, de acuerdo con su orden de aparición en el texto. Cada tabla se escribirá en una hoja aparte, normes de publicacio.indd 3 al final del texto. Incluyen un título en la parte superior y en la parte inferior se describen las abreviaturas empleadas por orden alfabético. El contenido es autoexplicativo y l os datos que incluyen no figuran en el texto ni en las figuras. Figuras (gráficos, esquemas o imágenes). No se aceptarán las imágenes fotográficas o microscópicas de calidad insatisfactoria o de insuficiente valor demostrativo. Es recomendable utilizar los formatos jpg o tiff, de resolución no inferior a 300 puntos por pulgada (dpi). El tamaño ha de ser también de 9 × 12 cm. No se aceptará cualquier tipo de material iconográfico presentado en color. Las figuras se numerarán con números arábigos, de acuerdo con su orden de aparición en el texto. Las leyendas de las figuras se incluirán en hoja aparte al final del manuscrito, identificadas con números arábigos. Deben identificarse las abreviaturas empleadas por orden alfabético. Las fotografías de personas deben realizarse de manera que no sean identificables o se adjuntará el consentimiento de su uso por parte de la persona fotografiada. PROCESO EDITORIAL La recepción del manuscrito será inmediatamente confirmada por la Revista. Tras su valoración por parte de los Editores, el trabajo será evaluado por expertos independientes. El resultado final conducirá a la aceptación del manuscrito, a la devolución para introducir correcciones para la reelaboración del trabajo o al rechazo de su publicación en la Revista. Excepto en el primer caso, las otras decisiones serán comunicadas al autor convenientemente argumentadas. Antes de la publicación del artículo, el autor indicado para la correspondencia en la primera página del manuscrito recibirá una prueba de composición del artículo. El autor deberá responder en 48 horas dando su visto bueno para la impresión o indicando las correcciones necesarias, si fuera preciso. Las correcciones deben limitarse a los errores de imprenta, nunca serán adiciones o cambios del original. Acerca del manuscrito titulado _____________________________ _____________________________________________________ Remitido para su publicación a la revista arriba menciona da, sus autores, abajo firmantes, DECLARAN: — Que es un trabajo original. — Que no ha sido previamente publicado. — Que no ha sido remitido simultáneamente a otra publicación. — Que todos ellos han contribuido intelectualmente en su elaboración. — Que todos ellos han leído y aprobado el manuscrito remitido. — Que, en caso de ser publicado, transfieren todos los derechos de autor al editor, sin cuyo permiso expreso no podrá reproducirse ninguno de los materiales publicados en la Revista. — Que la editorial no comparte necesariamente las afirmaciones que los autores manifiestan en el artículo. A través de este documento ELSEVIER ESPAÑA, S.L. asume los derechos para editar, publicar, reproducir, distribuir copias, preparar trabajos derivados en papel, electrónicos o multimedia e incluir el artículo en índices nacionales e internacionales o bases de datos. Firma Nombre Fecha Firma Nombre Fecha Firma Nombre Fecha Firma Nombre Fecha Firma Nombre Fecha Firma Nombre Fecha 16/04/2009 10:07:53