Download Enfermedad arterial de miembros inferiores en la diabetes mellitus
Document related concepts
no text concepts found
Transcript
CAPÍTULO 4 Avances Cardiol 2014;34(Supl 2):S42-S51 Enfermedad arterial de miembros inferiores en la diabetes mellitus tipo 2 Lower extremities arterial disease in type 2 diabetes mellitus Introducción La enfermedad arterial de miembros inferiores (EAMI) es una condición caracterizada por oclusión aterosclerótica de las arterias periféricas, constituye un factor de riesgo mayor para la amputación no traumática de las extremidades, y adicionalmente es parte de la enfermedad cardio y cerebrovascular. Tabla 4.1. Clasificación de las diversas formas de diabetes mellitus (1,2) Por su parte, la diabetes mellitus tipo 2 (DM2), condición clínica que corresponde a una pandemia mundial, está constituida por un grupo de enfermedades metabólicas, de curso crónico, caracterizada por hiperglucemia como consecuencia de un defecto de la secreción y/o función de la insulina, en cuya historia natural generalmente ocurren complicaciones agudas y crónicas. Es además, uno de los principales factores de riesgo para llegar a la EAMI. Esta enfermedad es multifactorial, y por ello se ha clasificado con base en ciertas características fisiopatológicas (1,2) (Tabla 4.1). La Asociación Americana de Diabetes (ADA) y la Asociación Latinoamericana de diabetes (ALAD) coinciden en los criterios diagnósticos de la enfermedad, los cuales se esquematizan en la Tabla 4.2 (1,2). En general, se estima que la EAMI en los diabéticos tiene procesos fisiopatológicos que la diferencian de la enfermedad arterial asociada a otros factores de riesgo y a la presentación clínica clásica del tipo claudicación intermitente, lo que conlleva a que la tipología clínica y el tratamiento tengan características adicionales. Entre las complicaciones crónicas de la DM2 S42 Clasificación Fisiopatología Diabetes tipo 1 Destrucción total o parcial de las células beta con déficit total o parcial de insulina. Diabetes tipo 2 Resistencia a la insulina con déficit parcial o total. Diabetes gestacional Insulino resistencia con disfunción de las células beta asociado a los cambios hormonales. Otros tipos de diabetes Defectos genéticos de la células β, enfermedades del páncreas exocrino, inducida por drogas u otras formas raras. Tabla 4.2. Criterios diagnósticos de diabetes (1,2) CategoríasGlucemia Sobrecarga CasualHbA1c en ayunas oral de % (mg/dL)glucosa 75 g a las 2 h Diabetes >126 Prediabetes Normal >200 >200>6,5 100-125 140-199 5,7 a 6,4 < 100 2 h < 140 5,5 se encuentran las micro y las macrovasculares. En las primeras se incluye la retinopatía, nefropatía, neuropatía y el pie diabético. En las macrovasculares se agrupan la enfermedad coronaria, enfermedad Vol. 34, Supl 3, 2014 CAPÍTULO 4. EAMI EN LA DIABETES MELLITUS TIPO 2 cerebrovascular y la enfermedad arterial periférica. En realidad es una diferencia que facilita el abordaje clínico, pues toda la economía está comprometida tanto desde el punto de vista micro como macrovascular; ejemplo de ello, es el pie diabético que no puede ser evaluado solamente por la condición macrovascular (arterias femorales, tibiales, poplíteas o pedias), sin considerar en conjunto el daño de la microvasculatura que redunda en más isquemia, y de no tomarlo en cuenta, las decisiones terapéuticas resultan en un fracaso del tratamiento (3). En los pacientes diabéticos hay una especial afectación de los vasos tibiales casi invariablemente. Los síntomas por lo general son tardíos o confusos como resultado de la neuropatía periférica concomitante, y es probable que estos pacientes sean inicialmente asintomáticos o solo experimenten síntomas sutiles referidos como “fatiga”, aun en presencia de lesión macrovascular importante, al contrario de los pacientes sin diabetes con EAMI en similar magnitud, que tendrían síntomas claros de la isquemia. Adicionalmente, estos síntomas tardíos pueden expresarse inicialmente con dolor en reposo gracias a la isquemia grave o inclusive gangrena seca por isquemia pura. Esta condición predispone a pérdida de tejido y constituir una puerta de entrada, a través de la cual se posibilita el comienzo de infecciones secundarias de muy difícil tratamiento y pronóstico sombrío. Por ello, es necesaria una evaluación temprana del paciente diabético en el área vascular de miembros inferiores que permita la identificación de la enfermedad con lo que se logra, además, la estimación indirecta del riesgo coronario y de enfermedad cerebrovascular (4). Fisiopatología de la EAMI en la diabetes Diversos eventos proaterogénicos inician la inflamación vascular a través de la alteración de varios componentes celulares de los vasos periféricos los cuales se unen a estructuras específicas y producen cambios en las células y a factores hemostáticos resumidos de la siguiente forma: Avances Cardiol 1.Inflamación. Los cambios inflamatorios constituyen un factor de riesgo y un marcador para enfermedad aterotrombótica incluyendo a la EAMI. El aumento de la proteína C reactiva (PCR) se asocia estrechamente a la isquemia periférica y en síndromes con alteración de la tolerancia glucosada y claramente en la diabetes ya establecida. La PCR se une a receptores de células endoteliales promoviendo apoptosis y se localiza junto a la LDL colesterol oxidada en las placas ateromatosas. La PCR estimula la producción del factor tisular (FT), que se caracteriza por ser altamente procoagulante. Además, se relaciona con el aumento de moléculas de adhesión de leucocitos, sustancias quimiotácticas y de la inhibición de la sintasa de óxido nítrico endotelial (eONs), lo cual lleva a la franca alteración del tono vascular (menos vasodilatación). Por otro lado, la PCR puede aumentar la producción del factor inhibidor del plasminogeno tipo 1(PAI 1) con disminución de la fibrinólisis (5,6). 2. Disfunción endotelial. En la diabetes comúnmente hay una disfunción endotelial instalada. El óxido nítrico (ON) es un potente vasodilatador y limita la inflamación a través de la interacción de los leucocitos con la pared endotelial. Además, inhibe la migración de las células del músculo liso vascular (CMLV) y limita la proliferación y activación de las plaquetas con la consecuente disminución de la trombosis. Al reducirse la producción de ON, se estimula una cascada de eventos que promueve la aterosclerosis (7). Como factores que afectan la biodisponibilidad del ON, se han señalado a la hiperglucemia, la insulinorresistencia (IR) y la mayor presencia plasmática de ácidos grasos libres (AGL). Al bloquearse la producción de ON, se refuerza la producción de radicales libres lo cual dificulta aún más la vasodilatación. El estrés oxidativo típico de la hiperglucemia se hace más evidente como consecuencia de la alteración del transporte de glucosa en el endotelio. En pacientes con IR, existe una marcada alteración de la homeostasis del ON. Por otro lado, en la IR hay aumento de la liberación S43 ENFOQUE MULTIDISCIPLINARIO DE LA ENFERMEDAD ARTERIAL DE MIEMBROS INFERIORES de AGL con activación de sistemas enzimáticos proaterogénicos como la quinasa proteica C (PKC), con inhibición de la quinasa del fosfatidil inositol (PI3) la cual es una agonista de la eONs así como mayor producción de radicales libres (ROS). La activación de la PKC conlleva también a incremento en la síntesis y liberación de endotelina 1, factor beta transformador del crecimiento (TGF beta), así como de la oxidasa del NADPH, PAI-1 y del factor nuclear kappa B (NFkB), elementos todos vasoconstrictores e inflamatorios. Por otro lado hay mayor producción de productos derivados del ácido araquidónico y prostaglandina E2, promotores de la agregación plaquetaria e igualmente, vasoconstrictores. Recientemente se ha demostrado un aumento compensatorio de la producción de prostanoides (prostaglandinas) vasodilatadores que intentan atenuar hasta cierto punto estos eventos (9). La disfunción endotelial aunada a la activación de los receptores de los productos avanzados de la glicosilación (RAGE por sus siglas en inglés) lleva a una mayor inflamación local de la pared vascular, en parte mediada por la elevada producción de los factores de transcripción, el NFkB y el activador proteico 1. Estos factores junto a la menor producción de ON, conducen a un aumento de la quimiotaxis leucocitaria, con mayor adhesión, transmigración y transformación en células espumosas integrantes clásicas de la placa ateromatosa. Estos cambios se acentúan por el mayor estrés oxidativo característico de las alteraciones metabólicas del diabético (10). 3.Células musculares lisas y diabetes. La hiperglucemia estimula la actividad de estas células por una vía similar a la alteración de las células endoteliales con reducción de la enzima quinasa PI3, aumento local del estrés oxidativo y mayor regulación positiva (upregulation) de PKC, RAGE y NFkB lo cual provocará mayores cambios ateroscleróticos. Estos efectos pueden aumentar la apoptosis de las CMLV y la producción del procoagulante FT mientras que se reduce la síntesis de novo de compuestos S44 estabilizantes de la placa ateromatosa como el colágeno, lo cual conduce a ruptura de la misma con isquemia aguda miocárdica o en la circulación periférica sobre todo de miembros inferiores (11). 4. Diabetes, plaquetas y coagulación. La hiperglucemia sostenida conlleva un incremento en la captación de glucosa por las plaquetas con mayor estrés oxidativo y más agregación plaquetaria. Estas plaquetas tienen una elevada expresión de receptores de glicoproteínas Ib y IIb/IIIa los cuales aumentan la trombosis por mayor adhesión y agregación. En la diabetes hay mayor coagulabilidad por mayor producción del FT por parte de las células endoteliales y las CMLV así como aumento en la concentración del factor de coagulación VII, disminución de antitrombina, menor fibrinólisis e incremento del PAI-1. Por otro lado, hay mayor viscosidad plasmática y elevación del fibrinógeno, todos ellos factores protrombóticos y proaterogénicos (12). La característica dislipidemia del paciente diabético sobre todo la forma mixta con prevalencia de hipertrigliceridemia y bajos niveles de lipoproteína de alta densidad (HDL) conllevan a acentuar la tendencia proinflamatoria que se presenta en el endotelio del diabético, lo cual se acentúa más aún al acompañarse de hipertensión arterial no controlada; al final, el marcado estrés oxidativo que se genera, producirá mayor lesión isquémica en el área cerebrovascular y coronaria así como en la circulación de miembros inferiores. El resumen esquemático de los eventos que llevan a disfunción vascular, se muestra en la Figura 4.1. Epidemiologia En el estudio Framinghame se ha estimado que el 20 % de los pacientes sintomáticos y el 50 % de los pacientes con EAMI tenían diabetes; además, el 30 % acusaba claudicación intermitente y 20 % portaban formas severas de la enfermedad (14). La enfermedad vascular sistémica, incluyendo Vol. 34, Supl 3, 2014 CAPÍTULO 4. EAMI EN LA DIABETES MELLITUS TIPO 2 Aumento vía hexosaminas Figura 4.1. Representación esquemática de los factores potencialmente implicados en la disfunción endotelial de la diabetes (13) Modificado de Sánchez y col. (13). la de los miembros inferiores, debe considerarse como parte del espectro de la enfermedad coronaria y cerebrovascular así como un marcador indirecto de largo tiempo de la enfermedad y asociarse también a la nefropatía (15). Africanos y descendientes de hispanos tienen mayor prevalencia de EAMI y diabetes. La tasa de amputación en EE.UU. por causa no traumática en pacientes diabéticos es de 8 por cada 1 000 pacientes-año con una prevalencia de 8 %. En aquellos pacientes con isquemia severa de un miembro, el 30 % será amputado y 20 % fallecerá por cualquier causa en 6 meses (16). Manifestaciones clínicas El síntoma más común es el dolor, expresado como claudicación intermitente; sin embargo, Avances Cardiol algunos pacientes pueden ser asintomáticos. En los pacientes con neuropatía periférica instalada las lesiones son más distales y pueden no tener claudicación. Por otro lado, estos pacientes son más propensos a la isquemia secundaria por eventos trombóticos agudos, así como a la presencia de úlceras de etiología combinada neuroisquémicas acompañadas o no de infecciones. Todo esto conlleva a mayor riesgo de amputación. La discapacidad y los costos económicos se juntan con la disminución de la productividad personal. La expresión clínica de la EAMI en la diabetes se asocia más con el compromiso de las arterias femoropoplítea y tibial, a diferencia de otras entidades clínicas como la hipertensión arterial y S45 ENFOQUE MULTIDISCIPLINARIO DE LA ENFERMEDAD ARTERIAL DE MIEMBROS INFERIORES el tabaco donde el compromiso vascular es más proximal (arterias aortoilíacas y femorales). El impacto de esta enfermedad, reside en que alrededor de un 27 % de pacientes demuestra progresión de síntomas en unos 5 años con un 4 % que pierde un miembro y presentan en un 20 % un evento vascular no fatal, ya sea infarto del miocardio o ictus y con un 30 % de mortalidad (17). Factores de riesgo La diabetes en sí es un factor de riesgo para esta enfermedad, particularmente la tipo 2, acompañando a veces a la neuropatía periférica según el tiempo de duración de la enfermedad. A ella se le suman todos los factores de riesgo adicionales descritos en el Capítulo 3, siendo los más importantes el habito tabáquico, la edad, la hipertensión arterial y la hiperlipidemia (4,5,13). Entre los nuevos factores de riesgo destacan la elevación de la PCR, el fibrinógeno, la homocisteína, la apoproteína B (Apo B) y la lipoproteína A Lp(a). Diagnóstico El diagnóstico de la EAMI en el diabético es de importancia clínica por dos razones: la primera para identificar quién tiene un alto riesgo de desarrollar un infarto del miocardio o un ictus. La segunda para cuantificar y tratar la isquemia vascular la cual puede asociarse con discapacidad funcional y pérdida del miembro. La base inequívoca del diagnóstico temprano es la realización de una historia clínica completa orientada a detectar las complicaciones potenciales de la enfermedad. Este seguimiento está pautado por la Asociación Americana de Diabetes (ADA por sus siglas en inglés) en las guías que se actualizan anualmente de acceso libre vía Internet para fomentar y facilitar la atención adecuada del paciente y sus riesgos (18,19). Es de vital importancia, conocer los criterios de control de la diabetes que van más allá del simple control de la glucemia, solo de esta forma se garantiza la adecuada evaluación, la apropiada educación y la posibilidad de optimizar la calidad de vida. S46 Los datos requeridos para anamnesis y evaluación del examen físico se describieron en el Capítulo 3. Sin embargo, debe insistirse en la evaluación sistemática de los pulsos periféricos y la realización del índice tobillo brazo (ITB), para llegar a una conclusión adecuada, sin olvidar que la ausencia de síntomas no descarta la enfermedad y el uso de métodos auxiliares puede ser útil, debido a que el diagnóstico precoz a través del pulso o la presencia característica de claudicación intermitente son de baja sensibilidad, lo que pueden cambiar la estimación de la prevalencia. Para el ITB, en general, se describe una sensibilidad de 95 % y especificidad de casi el 100 % (20). Su uso ha permitido encontrar una frecuencia de 20 % de EAMI en diabéticos mayores de 40 años mientras que en mayores de 50 años la prevalencia puede llegar a un 29 % (21,22). Es obligado obtener una detallada historia y examen clínico en el paciente diabético en la búsqueda de factores de riesgo, síntomas de claudicación, dolor en reposo o disminución funcional de las extremidades. Deben excluirse otras causas de dolor en las piernas después del ejercicio incluyendo estenosis del canal medular. El paciente con EAMI puede presentarse con síntomas variados desde no tener molestias o con claudicación intermitente, dolor en reposo o ya con lesiones isquémicas que no cicatrizan y finalmente gangrena seca o húmeda. Además, con frecuencia no relata las molestias iniciales al caminar, por lo cual hay que insistir en el interrogatorio dirigido. La inspección visual de las piernas y pies así como la palpación de los pulsos periféricos debe realizarse disciplinadamente. Signos clásicos incluyen el rubor o la palidez al levantar el miembro, disminución o caída del pelo, uñas distróficas, frialdad, piel seca y fisurada. Los espacios interdigitales han de explorarse detenidamente en búsqueda de fisuras, ulceraciones e infecciones bacterianas o micóticas (23). La palpación de los pulsos periféricos tiene que ser cuidadosa y rutinaria en todos los pacientes diabéticos con la cuantificación clínica de los pulsos femorales, poplíteos, tibiales y pedios. Se ha Vol. 34, Supl 3, 2014 CAPÍTULO 4. EAMI EN LA DIABETES MELLITUS TIPO 2 reportado la ausencia del pulso pedio dorsal en un 8 % de individuos sanos y el pulso tibial posterior en un 2 % del mismo grupo, de manera que los falsos negativos se pueden presentar si el médico tiene escasa experiencia clínica. La ADA recomienda de rutina la búsqueda de EAMI en todo diabético mayor de 50 años. En el Capítulo 5 se describen otros procedimientos de exploración, pero debe hacerse énfasis en la necesidad individualizada de la medición segmentaria de las presiones y el volumen de los pulsos en los dedos, tobillo, muñeca, tercio inferior y superior de la piernas para localizar zonas estenóticas específicas de menor magnitud. Para pacientes con síntomas atípicos o un test de ITB y síntomas típicos de isquemia, se realiza una prueba de esfuerzo (Treadmill) el cual pueda ayudar con el diagnostico. Pacientes con claudicación muestran típicamente una caída mayor de 20 mmHg en la presión del tobillo después del ejercicio, esta evaluación también nos orienta en la eficacia del tratamiento y el pronóstico de la insuficiencia vascular (24). Los estudios con imágenes están formalmente indicados en este grupo de pacientes, siendo indispensable el uso de Doppler arterial para identificar la enfermedad asintomática o su progresión; además, es fundamental en el control del tratamiento de revascularización. Tanto el Doppler como la angiorresonancia magnética son técnicas no invasivas que no comprometen la función renal; mientras que los estudios que requieran el uso de contraste yodado deben evitarse en los pacientes diabéticos aun con función renal normal, dado que al tener enfermedad arterial, su tiempo de evolución es suficiente para inducir daño renal incipiente y asintomático. Tratamiento Los aspectos terapéuticos de este grupo de pacientes se inician con la educación, sumado a la necesidad de entender que su calidad de vida puede ser óptima si logra las adaptaciones necesarias para alcanzar las metas de control metabólico. En cuanto a la EAMI, el tratamiento se inicia con el control de Avances Cardiol la diabetes y ser individualizado, tomando en cuenta las medidas farmacológicas y no farmacológicas. La nutrición y el ejercicio habrán de indicarse en función de las posibilidades y necesidades de estos pacientes. Las medidas farmacológicas dirigidas a conseguir la euglucemia escapan de esta revisión, pero debe insistirse en que son parte del tratamiento de la EAMI, y que la hipertensión arterial, la cesación tabáquica, lograr el peso ideal y el control de la dislipidemia necesitan cumplirse para acercarse lo más posible a las metas de control metabólico (Tabla 4.3) (1,25,26). Tabla 4.3. Metas en el paciente con diabetes tipo 2 (1,25,26) Parámetro Valor normal Glucemia en ayunas 70-120 mg/dL Glucemia postprandial de 2 horas Hemoglobina glicosilada A1c < 140 mg/dL <7% Colesterol LDL <100 mg/dL Triglicéridos <150 mg/dL Colesterol HDL Microalbuminuria Presión arterial Índice masa corporal, peso/talla2 >40 mg/dL <30 mg <130/80 mmHg >19 <25 kg/m2 La hipertensión arterial y la dislipidemia requieren adecuado control a largo plazo y debe utilizarse los fármacos indicados en pacientes no diabéticos portadores de estas patologías como los inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina, los bloqueantes del receptor AT1 de angiotensina así como estatinas y fibratos a largo plazo (27-35). Particularmente, el ramipril ha sido relacionado con mejoría de los síntomas de EAMI por lo que su uso puede ser beneficioso en este grupo de pacientes (29,31,32). La terapia antiplaquetaria ha ofrecido una larga y beneficiosa experiencia en la prevención y tratamiento de la EAMI y muy especialmente en el diabético y el clopidogrel ha mostrado claros S47 ENFOQUE MULTIDISCIPLINARIO DE LA ENFERMEDAD ARTERIAL DE MIEMBROS INFERIORES efectos favorables (36,37). A pesar de que se conoce la importancia de los radicales libres en la génesis de las complicaciones de la diabetes, su administración como suplemento nutricional no ha reportado beneficios clínicos sustentables que justifiquen el uso rutinario de estos. Existen muchas razones para ello y las más importantes son la intervención tardía en la enfermedad, la ausencia de evidencia de cuál dosis, qué combinación o cuál formulación o producto es el más adecuado y diseños de investigación de baja calidad en la aplicación clínica que no permiten la necesaria extrapolación de los hallazgos a la población general. Debe recordarse que los productos naturales o coadyuvantes en la alimentación, son de venta libre y el uso y abuso por parte de los pacientes suele ser frecuente, lo que dificulta aún más la interpretación de los hallazgos. Ni las agencias de salud a nivel mundial ni las revisiones sistemáticas más recientes recomiendan el uso rutinario de estas opciones terapéuticas en general, y mucho más difícil es la conclusión en las poblaciones tan complejas como son no solo los diabéticos, sino aquellos que ya portan complicaciones tan severas como la enfermedad arterial periférica. La nutrición adecuada cumple con aportar todas estas sustancias y es por ello que el consejo nutricional a tiempo y efectivo es necesario en el tratamiento de esta enfermedad. Mientras exista la controversia clínico-fisiopatológica, el uso debe ser razonado e individualizado, buscando siempre la mejor y más reciente evidencia de forma crítica para decidir la opción óptima para el paciente. En caso de ser necesario atenuar la producción de radicales libres clásica del paciente diabético sería conveniente agregar los agentes antioxidantes como la vitamina C, vitamina E, el ácido lipoico, la coenzima Q y el resveratrol, utilizando la mayor dosis posible que sea tolerable y a largo plazo (1,38-45). Los ácidos grasos poliinsaturados (omega 3) en forma nutricional (dietética) o como suplementos orales, muy probablemente mejoren la producción de prostaglandinas vasodilatadoras y antitrombóticas y disminuya las vasoconstrictoras y protrombóticas (46). S48 En relación con el uso de los hipoglucemiantes orales, la metformina está considerada como de primera elección en el inicio de la terapia en la diabetes tipo 2, y debe destacarse que se han descrito efectos antiaterogénicos con su uso, no necesariamente relacionados con el control glucémico. El estudio UKPDS demostró que un buen control de la glucemia es un medio eficaz para reducir las complicaciones micro y macrovasculares; estas acciones antiaterogénicas están francamente relacionadas y no pueden separarse (47). Además, la metformina ha mostrado efectos cardioprotectores modificando favorablemente la función endotelial, la hemostasia, la inflamación vascular, el estrés oxidativo, la glicosilación proteica y los procesos celulares que subyacen en la aterogénesis. Igualmente se han demostrado efectos favorables en la circulación periférica con otros sensibilizadores de insulina como las glitazonas. Entre los hipoglucemiantes derivados de sulfonilurea, la glibenclamida se ha relacionado con una disminución del riesgo de complicaciones microvasculares (37,48-50). El tratamiento médico específico de la EAMI será analizado en extenso en el Capítulo 7 y entre las opciones se cuenta con el cilostazol cuyo efecto ha sido destacado en la mejoría clínica de estos pacientes (51-55). Es muy importante resaltar que el diabético también cuenta con la opción tanto endovascular como la quirúrgica dependiendo de los hallazgos y pronóstico de la enfermedad. Para ello se requiere un diagnóstico a tiempo lo que bien puede realizarse en cualquier nivel de atención, y es particularmente importante en los centro de atención primaría, donde deben implementarse las pautas básicas de pesquisa que incluyan la realización de la historia clínica completa, con énfasis en la evaluación de pulsos periféricos, el ITB, la indicación del Doppler arterial de MI, y con la información recabada, referir adecuadamente a un especialista del área para recibir la mejor opción terapéutica. Adicionalmente, el paciente con claudicación intermitente requiere terapia de rehabilitación supervisada e individualizada. Lo ideal es la realización de ejercicio tipo caminata tres veces por Vol. 34, Supl 3, 2014 CAPÍTULO 4. EAMI EN LA DIABETES MELLITUS TIPO 2 semana o por cualquier otra actividad física regular, lo cual también mejorará la disminuida función cardíaca del paciente. Es claro que no todos ellos pueden realizar esta actividad, de allí la insistencia en la individualización del ejercicio (56,57). Todos los pacientes diabéticos con EAMI necesitan recibir medidas educativas para prevenir la aparición del pie diabético, incluyendo el uso de calzado adecuado y la revisión clínica periódica de las extremidades inferiores. La frecuente y concomitante neuropatía diabética debe ser precozmente diagnosticada y tratada para disminuir las complicaciones; ya que al aliviar el dolor neuropático, educar sobre la importancia de los traumas menores e infecciones locales, que no son fácilmente percibidas por el paciente, se podrán prevenir mayores daños a los tejidos óseos, musculares y cutáneos y evitar la gangrena y/o amputación de miembros (58). El pronóstico final de la EAMI en el paciente diabético dependerá del control de los factores de riesgo (tabaco, hipertensión, dislipidemia) y del control metabólico, así como de los diversos factores culturales, sociales y la edad del paciente que influyen notoriamente en la evolución de la patología vascular. La atención quirúrgica especializada a tiempo ha logrado recuperar muchos miembros inferiores en condiciones de isquemia severa con evidente disminución de la tasa de amputación. Conclusiones La EAMI en el paciente diabético ocupa un lugar importante en el grupo de las complicaciones crónicas de esta enfermedad con marcada influencia en la calidad de vida y el pronóstico. Al igual que las complicaciones cardiovasculares, la EAMI en el diabético es el resultado del proceso aterogénico que reviste carácter de mayor agresividad en estos pacientes, pero es posible atenuar su avance mediante el adecuado control glucémico así como de los factores de riesgo adicionales como la hipertensión arterial, la dislipidemia, el tabaquismo y el sedentarismo. La educación del paciente es estrictamente necesaria para apoyarnos en el Avances Cardiol tratamiento integral incluyendo los medicamentos específicos y las medidas correctivas endovasculares y quirúrgicas. REFERENCIAS 1. American Diabetes Association. Standards of Medical Care in Diabetes 2014. Diabetes Care. 2014;37(Suppl 1):S14-S-80. 2. Guías ALAD sobre el Diagnóstico, Control y Tratamiento de la Diabetes Mellitus Tipo 2 con Medicina Basada en Evidencia Edición 2013. Revista ALAD. http://www. revistaalad.com/pdfs/Guias_ALAD_11_Nov_2013.pdf 3. Jörneskog G. Why critical limb ischemia criteria are not applicable to diabetic foot and What the consequences are. Scand J Surg. 2012;101:114–118. 4. ADA Consensus Statement: Peripheral arterial disease in people with diabetes. Diabetes Care. 2003;26:3334-3341. 5. Beckman JA , Creager MA, Libby P. Diabetes and atherosclerosis epidemiology, pathophysiology, and management. JAMA. 2002;287:2570-2581. 6. Ridker PM, Cushman M, Stampfer MJ, Tracy RP, Hennekens CH. Plasma concentration of C-reactive protein and risk of developing peripheral vascular disease. Circulation. 1998;97:425-428. 7. Veves A, Akbari CM, Primavera J, Donaghue VM, Zacharoulis D, Chrzan JS, et al. Endothelial dysfunction and the expression of endothelial nitric oxide synthetase in diabetic neuropathy, vascular disease and foot ulceration. Diabetes. 1998;47:457-463. 8. Steinberg HO, Baron AD. Vascular function, insulin resistance and fatty acids. Diabetologia. 2002;45:623-634. 9. Browne DL, Meeking DR, Allard S, et al. Vasodilator prostanoids compensate for attenuated nitric oxide mediated vasodilation in type 1 diabetes. Br J Diab Vasc Dis 2007;7:288-294. 10. Tsao PS, Wang B, Buitrago R, Shyy JY, Cooke JP. Nitric oxide regulates monocyte chemotactic protein-1. Circulation. 1997;96:934-940. 11. Geng YJ, Libby P. Progression of atheroma: a struggle between death and procreation. Arterioscler Throm Vasc Biol. 2002;22:1370-1380. 12. Schneider DL, Sobel BE. Diabetes and thrombosis. In: Johnstone MT, Veves A, Editores. Diabetes and cardiovascular disease. Totowa, NJ, Humana Press, 2001. 13. Sánchez CF, Peiró C, Rodríguez L. Los productos de Amadori como mediadores de disfunción endotelial en la diabetes mellitus. Endocrinol Nutr. 2004;51:497-505. S49 ENFOQUE MULTIDISCIPLINARIO DE LA ENFERMEDAD ARTERIAL DE MIEMBROS INFERIORES 14. Murabito JM1, D'Agostino RB, Silbershatz H, Wilson WF. Intermittent claudication. A risk profile from the Framingham Hearth Study. Circulation 1997;96:44-49. 15. Hiatt WR. Medical treatment of peripheral arterial disease and claudication. N Engl J Med. 2001;344:1608-1621. 16. Dormandy JA, Rutherford RB. Management of peripheral arterial disease(PAD): TASC Working Group: Trasatlantic Inter Consensus (TASC). J Vasc Surg. 2000;31:S1-S296. 17. Weitz JI, Byrne J, Clagett GP, Farkouh ME, Porter JM, Sackett DL, et al. Diagnosis and treatment of chronic arterial insufficiency of the lower extremities: a critical review. Circulation 1996;94:3026-3049. 18. Dolan NC, Liu K, Criqui MH, Greenland P, Guralnik JM, Chan C, et al. Peripheral artery disease, diabetes, and reduced lower extremity functioning. Diabetes Care. 2002;25:113-120. 19. McDaniel MD, Cronenwett JL. Basic data related to the natural history on intermittent claudication. Ann Vasc Surg. 1989;3:273-277. 20. Aboyans V, Criqui M, Abraham P, Allison M, Creager M, Diehm C, et al. Measurement and interpretation of the ankle-brachial index. A Scientific Statement from the American Heart Association. Circulation. 2012;126:28902909. 21. Gregg EW, Sorlie P, Paulose-Ram R, Gu Q, Eberhardt MS, Wolz M, et al. Prevalence of lower extremity disease in the US adult population 40 years of age with and without diabetes:1999-2000 national health and nutrition examination survey. Diabetes Care 2004;27:1591–1597. 22. Hirsch AT, Criqui MH, Treat-Jacobson D, Regensteiner JG, Creager MA, Olin JW, et al. Peripheral arterial disease detection, awareness, and treatment in primary care. JAMA. 2001;286:1317-1324. 23. American Diabetes Association: Preventive foot care in people with diabetes (Position Statement) Diabetes Care. 2003;26(Suppl 1):S78-S79. 24. Strandness DE Jr, Bell JW. Peripheral vascular disease :diagnosis and evaluation using a mercury strain gauge. Ann Surg. 1965;161(Suppl 4):1-35. 25. Lassila R, Lepantalo M. Cigarette smoking and the outcome after lower limb arterial surgery. Acta Chir Scand. 1988;154:635-640. 26. UK Prospective Diabetes Study(UKPDS) Group: Intensive blood glucose control with sulphonylureas or insulin compared with conventional treatment and risk of complications in patients with type 2 diabetes (UKPDS 33) Lancet. 1998;352:837-853. of follow-up in the Framingham Study. Circulation. 1987;75:V65-V73. 28. UK Prospective Diabetes Study (UKPDS) Group: Tight blood pressure control and risk of macrovascular and microvascular complications in type 2 diabetes (UKPDS 38). BMJ. 1998;317:703-713. 29. Yusuf S, Sleight P, Pogue J, Bosch J, Davies R, Dagenais G. Effects of an angiotensin converting-enzyme inhibitor, ramipril, on cardiovascular events in high risk patients. The Hearth Outcomes Prevention Evaluation Study Investigators. N Engl J Med. 2000;342:145-153. 30. Leng GC, Price JF, Jepson RG. Lipid-lowering for lower limb atherosclerosis (Cochrane Review). Cochrane Database Syst Rev 2:CD000123,2000. 31. Kurklinsky AK, Levy M. Effect of ramipril on walking times and quality of life among patients with peripheral artery disease and intermittent claudication: a randomized controlled trial. JAMA. 2013;309:453-460. 32. Ahimastos AA, Walker PJ, Askew C, Leicht A, Pappas E, Blombery P, et al. Effect of ramipril on walking times and quality of life among patients with peripheral artery disease and intermittent claudication: a randomized controlled trial. JAMA. 2013;309:453-460. 33. James PA, Oparil S, Carter BL, Cushman WC, DennisonHimmelfarb C, Handler J, et al. 2014 evidence-based guideline for the management of high blood pressure in adults: report from the panel members appointed to the Eighth Joint National Committee (JNC 8). JAMA. 2014;311:507-520. 34. Cholesterol Treatment Trialists’ (CTT) Collaborators. Efficacy of cholesterol-lowering therapy in 18 686 people with diabetes in 14 randomised trials of statins: a metaanalysis. Lancet. 2008; 371: 117–125. 35. Olafsdottir E, Aspelund T, Sigurdsson G, Thorsson B, Eiriksdottir G, Harris TB, et al. Effects of statin medication on mortality risk associated with type 2 diabetes in older persons: the population-based AGES-Reykjavik Study. BMJ Open. 2011;1(1):e000132. 36. Antiplatelet Trialist Collaboration Collaborative overview of randomized trials of antiplatelet therapy. I: prevention of death, myocardial infarction, and stroke by prolonged antiplatelet therapy in various categories of patients. Br Med J. 1994;308:81-106. 37. CAPRIE Steering Committee: A randomized, blinded, trial of clopidogrel versus aspirin in patients at risk of ischaemic events (CAPRIE). Lancet. 1996;348:13291339. 27. Stokes J 3rd, Kannel WB, Wolf PA, Cupples LA, D'Agostino RB. The relative importance of selected risk factors for various manifestations of cardiovascular disease among men and women from 35 to 64 years old: 30 years 38. Riethof M, Flavin PL, Lindvall B, Michels R, O'Connor P, Redmon P, et al. National Guideline Clearinghouse Agency for Healthcare Research and Quality. Diagnosis and management of type 2 diabetes mellitus in adults. Diagnosis and management of type 2 diabetes mellitus S50 Vol. 34, Supl 3, 2014 CAPÍTULO 4. EAMI EN LA DIABETES MELLITUS TIPO 2 in adults. Apr. 141 p. Consultado el 2 de junio 2014 en http://www.guideline.gov/content.aspx?id=36905 39. Sánchez M, Rodríguez AR, Martín D V, Sepúlveda P L, Sutil N R, Contreras F. Estrés y vitaminas antioxidantes en pacientes diabéticos Tipo 2. AVFT [revista en la Internet]. 2008 Jun [citado 2014 Jun 03] ; 27(1): 58-64. Disponible en: http://www.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_ arttext&pid=S0798-02642008000100010&lng=es. 40. Cuerda C, Luengo LM, Valero MA., Vidal A, Burgos R, Calvo FL, et al. Antioxidantes y diabetes mellitus: revisión de la evidencia. Nutr Hosp. 2011;26(1):68-78. 41. Weaver CM. How sound is the science behind the dietary recommendations for dairy? Am J Clin Nutr. 2014;99(5 Suppl):1217S-1222S. 42. Folchetti LD, Monfort-Pires M, de Barros CR, Martini LA, Ferreira SR. Association of fruits and vegetables consumption and related-vitamins with inflammatory and oxidative stress markers in prediabetic individuals. Diabetol Metab Synd. 2014;6(1):22. 43. Mazloom Z, Ekramzadeh M, Hejazi N. Efficacy of supplementary vitamins C and E on anxiety, depression and stress in type 2 diabetic patients: a randomized, single-blind, placebo-controlled trial. Pak J Biol Sci. 2013;16(22):1597-1600. 44. Kaur B, Henry J. Micronutrient status in type 2 diabetes: a review. Adv Food Nutr Res. 2014;71:55-100. 45. Neri S, Signorelli SS, Torrisi B, Pulvirenti D, Mauceri B, Abate G, et al. Effects of antioxidant supplementation on postprandial oxidative stress and endothelial dysfunction: a single-blind, 15-day clinical trial in patients with untreated type 2 diabetes, subjects with impaired glucose tolerance, and healthy controls. Clin Ther. 2005;27:1764-1773. 46. DeCaterina R. Omega 3 Fatty Acids in Cardiovascular Disease. N Engl J Med. 2011;364:2439-2450. 47. UK Prospective Diabetes Study Group. Effect of intensive blood glucose control with metformin on complications in overweight patients with type 2 diabetes (UKPDS 34). Lancet. 1998;352:854-865. 48. Stratton IM, Adler AI, Neil HA, Matthews DR, Manley SE, Cull CA, et al. Association of glycaemia with macrovascular and microvascular complications of type 2 diabetes (UKPDS 35): prospective observational study. BMJ. 2000;321:405-412. Avances Cardiol 49. Althouse AD1, Abbott JD, Sutton-Tyrrell K, Forker AD, Lombardero MS, Buitrón LV, et al. Favorable effects of insulin sensitizers pertinent to peripheral arterial disease in type 2 diabetes: Results from Bary 2D trial. Diabetes Care 2013;36:3269-3275. 50. Qaseem A, Humphrey L, Sweet D, Starkey M, Shekelle P. Oral Pharmacologic Treatment of Type 2 Diabetes Mellitus: A Clinical Practice Guideline From the American College of Physicians. Ann Intern Med. 2012;156:218231. 51. Regensteiner JG1, Ware JE Jr, McCarthy WJ, Zhang P, Forbes WP, Heckman J, et al. Effects of cilostazol on treadmill walking, community-based walking ability, and health-related quality of life in patients with intermittent claudication due to peripheral arterial disease: metanalysis of six randomized trial. J Am Geriatr Soc. 2002;50:19391946. 52. Dawson DL, Cutler BS, Hiatt WR, Hobson RW 2nd, Martin JD, Bortey EB, et al. A comparison of cilostazol and pentoxyfilline for treating intermittent claudication. Am J Med. 2000;109:523-530 53. Utsunomiya K. Treatment strategy for type 2 diabetes from the perspective of systemic vascular protection and insulin resistance. Vasc Health Risk Manag. 2012;8:429436. 54. Rhee SY, Kim YS, Chon S, Oh S, Woo JT, Kim SW, et al. Long-term effects of cilostazol on the prevention of macrovascular disease in patients with type 2 diabetes mellitus. Diabetes Res Clin Pract. 2011;91(1):e11-4. 55. Hennion DR, Siano KA Diagnosis and treatment of peripheral arterial disease. Am Fam Physician. 2013;88:306-310. 56. Larsen OA, Lassen NA. Effect of daily muscular exercise in patients with intermittent claudication. Lancet. 1966;2:1093-1096. 57. Leng GC, Fowler B, Ernst E. Exercise for intermittent claudication (Cochrane review).Cochrane Database Syst Rev 2:CD000990,2000. 58 Wukich DK1, Armstrong DG, Attinger CE, Boulton AJ, Burns PR, Frykberg RG, et al. Inpatient management of diabetic foot disorders. A clinical guide. Diabetes Care. 2013;36:2862-2871. S51