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Año 2005, Volumen 21 nº 6 Redacción: CADIME Escuela Andaluza de Salud Pública. Cuesta del Observatorio, n.º 4 Aptdo. 2070. 18080 Granada. España. Tfno. 958 027 400, Fax 958 027 505 www.easp.es e-mail: cadime.easp@juntadeandalucia.es EN ESTE NÚMERO … 1 • Utilización de medicamentos Tratamiento antiagregante plaquetario en pacientes con riesgo de hemorragia digestiva El tratamiento antiagregante plaquetario puede representar un problema clínico en pacientes con riesgo de hemorragia digestiva 2 • Tribuna terapéutica El Boletín Terapéutico Andaluz (BTA) es una publicación bimestral, que de forma gratuita se destina a los sanitarios de Andalucía con el fin de informar y contribuir a promover el uso racional de los medicamentos. Este boletín es miembro de la Sociedad Internacional de Boletines Independientes de Medicamentos (I.S.D.B.). En la actualidad la recomendación más generalizada es la de no interrumpir el tratamiento con antiagregantes plaquetarios, siempre que se adopten medidas hemostáticas locales adecuadas. 1 Utilización de medicamentos Tratamiento antiagregante plaquetario en pacientes con riesgo de hemorragia digestiva RESUMEN ANDALUZ Boletín Terapéutico Depósito Legal: GR–356–1984. ISSN 0212–9450. Año XX, n.º 152 Noviembre-Diciembre 2005, Franqueo Concertado 18/30 ¿Debería interrumpirse el tratamiento con antiagregante plaquetario antes de una intervención dental? Actualmente, el ácido acetilsalicílico (AAS) a bajas dosis se considera como tratamiento antiagregante plaquetario (AGP) de elección para la prevención secundaria de las complicaciones tromboembólicas; mientras que el clopidogrel se suele considerar la alternativa adecuada para pacientes con antecedentes de hemorragia gástrica asociada al tratamiento con AAS, o que presentan intolerancia al mismo. Otros autores consideran que en este grupo de pacientes, el tratamiento AGP de elección debería asociar un inhibidor de la bomba de protones (IBP) al tratamiento con AAS, en lugar de sustituir AAS por el clopidogrel. Recientemente se ha publicado un ensayo clínico en el que AAS + esomeprazol se mostró superior –en cuanto a mostrar una menor incidencia de hemorragias recidivantes– que clopidogrel solo. Estos resultados parecen contundentes; si bien, sus importantes implicaciones económicas han generado una considerable polémica en relación a las posibles limitaciones de la metodología del estudio. En cualquier caso las evidencias disponibles apoyan la necesidad de que tanto AAS como clopidogrel sean utilizados con precaución en pacientes con historia previa de úlcera gástrica o hemorragia digestiva, junto a la conveniencia de asociar un IBP a cualquiera de los dos tratamientos. INTRODUCCIÓN Se dispone de un considerable número de evidencias que muestran la eficacia del tratamiento AGP y apoyan su utilización, como prevención secundaria de la enfermedad cardiovascular: accidente cerebrovascular, infarto de miocardio y arteriopatía periférica establecida (1). Actualmente, el AAS a bajas dosis (75-150 mg/día) se considera como tratamiento AGP de elección para la prevención secundaria de las complicaciones tromboembólicas (1-4). El clopidogrel es considerado por distintas guías clínicas y consensos de expertos como la alternativa adecuada para aquellos pacientes con antecedentes de hemorragia gástrica asociada al tratamiento con AAS, o que presentan intolerancia al mismo (2,5-8). No obstante, los tratamientos anteriores no están exentos de riesgos. En un reciente meta-análisis se ha puesto de manifiesto que el tratamiento con AAS a largo plazo aumentaría significativamente la incidencia de hemorragia digestiva, incluso cuando es empleada a bajas dosis (50-162,5 mg/día) (9); si bien, este riesgo es considerablemente menor cuando las dosis de AAS son inferiores a 100 mg/día (3). En cuanto al clopidogrel, se dispone de evidencias de una elevada incidencia de hemorragia digestiva asociada a su uso en pacientes con historia previa de ulcera péptica (10). OPCIONES DE TRATAMIENTO AGP Los antecedentes de úlcera o hemorragia digestiva constituyen el factor absoluto más significativo que condiciona la aparición de complicaciones gastrointestinales (dispepsia, ulceras y hemorragias) asociadas al tratamiento con AINES (11,12), pudiendo suponer el tratamiento AGP un problema clínico en este grupo de pacientes. Clopidogrel La recomendación de utilizar el clopidogrel como AGP en los pacientes con historia previa de complicaciones hemorrágicas gástricas se fundamenta en los resultados del estudio CAPRIE, en el que la incidencia de hemorragia digestiva asociada al tratamiento AGP observada, fue menor en el grupo tratado con clopidogrel (75 mg/día) que en el grupo tratado con AAS (325 mg/día) (1,9% frente a 2,7%) (13). No obstante, deben tenerse en cuenta que el potencial ulcerogénico de la dosis de AAS utilizadas en el estudio CAPRIE es tres veces superior al observado con las dosis de AAS que se utilizan como AGP (3). Además, la existencia de antecedentes de úlcera péptica constituyó un motivo de exclusión de los pacientes (13), siendo precisamente éstos para los que actualmente se propone el clopidogrel como alternativa al AAS (2,5-8). AAS + IBP Algunos autores consideran que en pacientes que presenten antecedentes de trastornos digestivos o úlcera gastrointestinal asociada al tratamiento con AAS, el tratamiento AGP de elección sería asociar un IBP al AAS, en lugar de sustituir el AAS por clopidogrel (14). Actualmente está establecido el efecto gastroprotector de los IBP (12), disponiéndose de un meta-análisis de 21 estudios en los que se evalúa la eficacia de omeprazol o pantoprazol en la prevención de hemorragias digestivas recidivantes de distintos orígenes (15). En cuanto a los síntomas gastrointestinales asociados a los tratamientos con AINES, se dispone de dos estudios aleatorizados, multicéntricos, en los que esomeprazol (20 y 40 mg/día) se mostró más eficaz que placebo (16). Sin embargo, no se dispone de estudios comparativos de entre distintos IBP en la prevención de gastrolesividad por AINES, por lo que la mayoría de los autores consideran que todos presentan igual eficacia en esta indicación (12). Con respecto a la eficacia de los IBP en la prevención de hemorragias digestivas recidivantes asociadas específicamente al tratamiento con AAS a dosis bajas, se dispone de un ensayo clínico realizado en 123 pacientes tratados con AAS (a dosis <325 mg/día). En dicho estudio, tras la erradicación del Helicobacter pylori, y a los 12 meses de seguimiento, la incidencia de complicaciones hemorrágicas recidivantes fue significativamente menor en el grupo tratado con AAS + ansoprazol, que la observada en el tratado con AAS + placebo (17). Evidencias comparativas entre las dos opciones miento: clopidogrel 75 mg/d + placebo, frente a AAS 80 mg/d + esomeprazol 20 mg/dos veces al día. A los 12 meses, la incidencia de hemorragias recidivantes observada en el grupo tratado con clopidogrel fue del 7,9% frente al 0,7% en el grupo tratado con AAS + esomeprazol (18). Estos resultados parecen contundentes, por lo que algunas publicaciones recientes consideran que esta opción puede ser preferible al tratamiento con clopidogrel (19-21). No obstante, y como era de esperar dadas las importantes implicaciones económicas de esta propuesta, se ha generado una considerable polémica en relación a la metodología empleada, y las posibles limitaciones de sus resultados. Así, se ha cuestionado la no inclusión de un tercer grupo de pacientes tratados con clopidogrel + IBP, lo que hubiese permitido comparar también esta asociación (22). Por otra parte, la ausencia de tratamiento gastroprotector en el grupo de pacientes tratados con clopidogrel ha sido considerada como una actitud poco ética por parte de algunos autores (23,24). Igualmente, también se ha señalado que al otro grupo de pacientes se administraron 40 mg/d de esomeprazol, que es el doble de la dosis habitualmente utilizada (20 mg/d) (25). Una tercera opción: clopidogrel + IBP Esta opción de tratamiento ha sido evaluada en un único estudio en el que se comparaba la eficacia y seguridad de la administración conjunta de clopidogrel (75 mg/d) + omeprazol (20 mg/d) frente a AAS (80-160 mg/d) + omeprazol (20 mg/d). El ensayo –a simple ciego y con una escasa duración– fue realizado en 129 pacientes que presentaban dispepsia o hemorragia gastrointestinal asociada al tratamiento con AAS en un rango de dosis de 80-160 mg/d. Después de 8 semanas de iniciar tratamiento con omeprazol (20 mg/d) estos pacientes fueron aleatorizados en dos grupos: a uno de ellos se adicionó clopidogrel (75 mg/d) y al otro AAS (80-160 mg/d). No se observaron diferencias significativas en la incidencia de dispepsia ni de hemorragia digestiva entre los dos grupos (26). CONCLUSIÓN – Según las evidencias disponibles el clopidogrel no parece una alternativa segura en pacientes con historia previa de úlcera gástrica o hemorragia digestiva, apoyando la necesidad de que tanto AAS como clopidogrel sean utilizados con precaución en este tipo de pacientes, y la conveniencia de adicionar un IBP a cualquiera de los tratamientos AGP. – Las evidencias disponibles parecen insuficientes para establecer la mayor seguridad de una opción de tratamiento, y por tanto más recomendable que las otras; no obstante, se dispone de una guía de utilización del clopidogrel –elaborada por The Fife Prescribing Group del National Health Service británico– en la que se recomienda la adición de un IBP al tratamiento con AAS preferentemente a la utilización de clopidogrel. BIBLIOGRAFÍA Hasta la fecha no se disponía de evidencias comparativas entre estas dos opciones de tratamiento. Recientemente se ha publicado un ensayo clínico realizado en 320 pacientes con úlcera hemorrágica digestiva asociada al tratamiento con AAS. En este estudio, y tras la cicatrización de la úlcera, los pacientes se asignaron a dos grupos de trata- 22 Bol Ter ANDAL 2005; 21 (6) 1- Antithrombotic Trialists' Collaboration. Collaborative meta-analysis of randomised trials of antiplatelet therapy for prevention of death, myocardial infarction, and stroke in high risk patients. BMJ 2002; 324(7329): 71-86. 2- Patrono C et al. Documento de Consenso de Expertos sobre el uso de agentes antiplaquetarios. Rev Esp Cardiol 2004; 57(10): 963-80. 3- Serebruany V L et al. Analysis of risk of bleeding complications after different doses of aspirin in 192,036 patients enrolled in 31 randomized controlled trials. Am J Cardiol 2005; 95(10): 121822. 4- Patrono C et al. 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Aliment Pharmacol Ther 2004; 19(3): 359-65. 2 Tribuna Terapéutica RESUMEN ¿Debería interrumpirse el tratamiento con antiagregante plaquetario antes de una intervención dental? Los antiagregantes plaquetarios (AGP) constituyen, junto a los anticoagulantes orales, la terapia de elección en el tratamiento y la prevención de procesos trombóticos arteriales: coronarios, cerebrovasculares o periféricos. La prueba utilizada habitualmente para el seguimiento de pacientes tratados con antiagregantes plaquetarios es la determinación del tiempo de hemorragia, que suele estar incrementado en estos pacientes. Sin embargo, en un estudio realizado en pacientes tratados con AGP, se observó igual incidencia de sangrado excesivo en el grupo pacientes que interrumpieron el tratamiento antiagregante antes de la intervención dental, que la observada en el grupo que continuó con el tratamiento. Por otra parte, no se han producido comunicaciones de casos de sangrado excesivo en pacientes bajo tratamiento antiagregante y sometidos a cirugía bucodental. Sin embargo, si se dispone de algunas comunicaciones de acontecimientos tromboembólicos, algunos de ellos fatales, asociados a la interrupción del tratamiento con ácido acetilsalicílico (AAS). En virtud de estas evidencias, la recomendación más generalizada es la de no interrumpir el tratamiento, ni modificar las dosis de AGP antes de una intervención dental siempre que se adopten medidas hemostáticas locales adecuadas. Por su efecto sobre la hemostasia tanto anticogulantes orales como AGP pueden constituir un factor de riesgo de sangrado excesivo en caso de intervención quirúrgica, incluso en procesos de cirugía menor, entre los que se encuentran las intervenciones dentales (1). La problemática de los pacientes tratados con anticoagulantes orales que van a someterse a una intervención dental fue tratada anteriormente en esta publicación, por lo que el presente artículo se centra exclusivamente en el paciente tratado con AGP que debe someterse a cirugía dental: extracciones, cirugía gingival y alveolar, ya que procedimientos dentales no quirúrgicos, como empastes y limpiezas, no parecen presentar un riesgo significativo (2). Se denominan AGP a un grupo de medicamentos que, por distintos mecanismos -y a diferentes niveles- evitan la activación plaquetaria, impidiendo o minimizando el fenómeno trombótico. Estos medicamentos han mostrado su eficacia en procesos trombóticos arteriales -coronarios, cerebrovasculares o periféricosmediados por plaquetas, constituyendo actualmente, junto a los agentes trombolíticos y los anticoagulantes, uno de los pilares en el tratamiento y la prevención de este tipo de enfermedades (1,3). La función plaquetaria se evalúa mediante distintas pruebas, siendo la más ampliamente utilizada la determinación el tiempo de sangría o hemorragia (TH), que oscila entre 2 y 10 minutos cuando la función plaquetaria es normal (4). Los AGP producen un aumento en el TH, sin embargo, solo en un 25 % de los pacientes tratados con AAS el TH excede los valores normales (>10 minutos) (5). Por otra parte, no se ha establecido la relación entre el incremento del TH y el riesgo de hemorragia durante un proceso quirúrgico (4), o extracción dentaria (6,7). No obstante, tampoco otras pruebas, entre ellas la denominada Ivy’s test (punción en el antebrazo) (8,9,10), tampoco parecen adecuadas para estimar el riesgo de hemorragia asociado con los tratamientos AGP. Por tanto, a la vista de lo anterior, hasta la fecha, no se dispone de ninguna determinación analítica que pueda considerarse ideal para el seguimiento de estos pacientes (4,10,11). RIESGO DE SANGRADO La cirugía dental ocasiona traumatismos que implica a pequeños vasos sanguíneos óseos y gingivales. No obstante, la incidencia de sangrado persistente observada en individuos sanos sin tratamiento medicamentoso es pequeña, oscilando entre el 0.6 %, y el 2.3 % según el tipo de intervención (1). En los pacientes tratados con AGP puede verse incrementado el TH; sin embargo, y a pesar de la gran frecuencia de actos quirúrgicos bucodentales, en la literatura biomédica no se han localizado comunicaciones de casos de hemorragia, tras extracción dental en pacientes tratados con AAS a dosis bajas (1,12) ni con otros AGP como: clopidogrel (1,8,10), dipiridamol (1,7), flurbiprofeno, ticlopidina (1,4,8,12). Por el contrario, se ha descrito algún caso de hemorragia en pacientes tratados con AAS asociado a dipiridamol (8). Se dispone de un pequeño estudio realizado en 39 pacientes tratados con AAS a dosis bajas (100 mg/día), en el que no se observaron diferencias significativas en el número de episodios hemorrágicos durante el periodo perioperatorio en los 20 pacientes que se interrumpió el tratamiento 7 días antes de la intervención dental, frente a otro grupo de 19 pacientes que continuó con el tratamiento (13). También se han realizado estudios comparativos con AAS a dosis analgésicas (≈2 g/d), uno frente a placebo (14) y dos frente a paracetamol (≈2 g/d) (6,15), en pacientes sometidos a cirugía bucodental. No obstante estos estudios son bastante antiguos e incluyen un escaso número de pacientes, por lo que aportan una débil evidencia. Desgraciadamente no se dispone de estudios con AGP distintos de AAS (1). RIESGO DE INTERRUMPIR EL TRATAMIENTO AGP Se han producido varias comunicaciones de acontecimientos tromboembólicos (16-20), algunos con consecuencias fatales (20), asociados a la interrupción del tratamiento con AAS u otros AGP. Por otra parte se dispone de algunos estudios retrospectivos (16-18), en los que se observó un aumento en la incidencia de este tipo de eventos Bol Ter ANDAL 2005; 21 (6) 23 tras la interrupción del tratamiento antiagregante. ALGUNAS CONSIDERACIONES Hasta la fecha, en nuestro medio, ha sido práctica habitual la suspensión del tratamiento con AAS, desde al menos cinco días antes de una intervención dental (4). Sin embargo, no existen evidencias que apoyen esta práctica (21); que por otra parte, puede suponer un riesgo para el desarrollo de procesos tromboembólicos (4). En la actualidad y a la vista de las evidencias disponibles, la recomendación más generalizada parece ser la de no interrumpir el tratamiento, ni modificar las dosis de AGP, antes de una intervención dental (1,3,4,7,8,10,1113,17,22). No obstante, deberán adoptarse las medidas hemostáticas locales necesarias, como la aplicación de apósitos reabsorbibles de oxicelulosa o esponjas de fibrina (4,8,12,22). En nuestro medio, suele ampliarse a los pacientes tratados con AGP, la misma recomendación que recoge la bibliografía internacional para los pacientes tratados con anticoagulantes orales, en el sentido de utilizar -en su caso- la irrigación intraoperatoria y/o los enjuagues postoperatorios con ácido tranexámico o con ácido aminocaproico, (2,23,25). En cualquier caso, durante la intervención deberán adoptarse algunas precauciones especiales; así, se recomienda su realización en las primeras horas del día, y en los primeros días de la semana, con el fin de aumentar el tiempo de observación de posibles hemorragias. Además, al anestésico local administrado debería asociarse un agente vasoconstrictor (7,22). Se recomienda la realización de estas intervenciones en el medio hospitalario cuando el aquellos pacientes que presenten algún tipo de coagulopatías, u otro tipo de problemas médicos que pueden afectar la coagulación, alteraciones hepática o renal, alcoholismo, tratamiento con citotóxicos (4,8,22). En este sentido, algunos autores recomiendan derivar al hospital también a los pacientes tratados con AAS asociado a clopidogrel (7). No obstante, algunos autores recomiendan la suspensión del tratamiento de 7 a 10 días antes de una intervención en pacientes tratados con AAS asociado a dipiridamol (8), así como en los que reciben tratamiento con clopidogrel, ticlopidina, o abciximab (24). Según otros autores, el tratamiento con AAS debe suspenderse tres días antes de la intervención en aquellos pacientes cuyo TH sea superior a 20 minutos (10,22). CONCLUSIONES – La respuesta a la cuestión de si se debería interrumpir de forma sistemática el tratamiento AGP, en todos los pacientes sometidos a intervenciones dentales con riesgo de sangrado, es negativa. Aunque es posible un aumento del sangrado postoperatorio en los tratados con AAS, éste puede ser controlado eficazmente mediante la aplicación de medidas hemostáticas locales adecuadas (compresión, suturas, etc.). – De acuerdo con las evidencias disponibles parece que el riesgo de sangrado persistente, en pacientes tratados con AAS es débil, independientemente de las dosis utilizadas. En cualquier caso dicho riesgo no parece superar los riesgos de la interrupción del tratamiento con AAS. – En relación al resto de los AGPs, y teniendo en el importante número de intervenciones dentales que se realizan, no se dispone de ninguna evidencia clínica sólida, ni comunicaciones de casos, que apoye la existencia de un riesgo de sangrado particularmente elevado. BIBLIOGRAFÍA 1- Antiagrégants plaquettaires et extraction dentaire. Une evaluation indigente et peu de risques de saignement en practique. 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Durán Quintana, Javier Galiana Martínez, Rafael Gálvez Mateos, Fernando Gamboa Antiñolo, Pablo García López, Gonzalo García Molina, M.ª Isabel Lucena González, Miguel Marqués de Torres, M.ª Dolores Murillo Fernández, Julio Romero González, José Sánchez Morcillo, Javier Sepúlveda García de la Torre, Juan Tormo Molina, Concepción Verdú Camarasa. DISEÑO GRAFICO: Pablo Gallego. Córdoba. FOTOCOMPOSICION: Portada, S.L. Granada. IMPRESION: Copartgraf, S.Coop And. Granada.