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sumario 283 Eur Psychiatry Ed. Esp. (2002); 9: 283-290 ARTÍCULO ORIGINAL Predictores de la mejoría en la calidad de vida de individuos enfermos mentales a largo plazo que recibieron gestión de casos T. Björkman y L. Hansson Departamento de Neurociencia Clínica, División de Psiquiatría, Hospital Universitario, SE-221 85 Lund, Suecia Resumen - Se investigó a 113 clientes enfermos mentales a largo plazo que recibían gestión de casos con respecto a los predictores psicosociales y clínicos de los cambios en la calidad subjetiva de vida durante un seguimiento de 18 meses. Un funcionamiento psicosocial mejor y un número menor de síntomas psiquiátricos en la línea de base predecían una mejoría más grande en la calidad de vida. Se identificó una disminución mayor en la gravedad de los síntomas y una mejora más grande en la red social durante el seguimiento como los predictores más importantes de una mejoría mayor en la calidad subjetiva de vida. Los resultados del estudio indican que se debería poner énfasis en el tratamiento eficaz de los síntomas, una reducción de las necesidades de asistencia y el apoyo social para cumplir los propósitos de mejorar la calidad subjetiva de vida en los pacientes que reciben gestión de casos. gestión de casos / predictores de la evolución / calidad de vida / enfermo mental grave INTRODUCCIÓN La desinstitucionalización de los servicios psiquiátricos y la deriva de una visión sobre la evolución del tratamiento más enfocada en los síntomas a una visión más integral ha aumentado el interés en los problemas de la calidad de vida (CDV). Aunque la definición del concepto de calidad de vida no ha alcanzado un consenso, se comprende ahora de modo general que la calidad global de vida de un individuo está afectada por las características personales, el funcionamiento de rol, las condiciones objetivas de vida y la percepción subjetiva de las circunstancias vitales en dominios de la vida diferentes [18]. Los estudios con respecto a la calidad subjetiva de vida entre los pacientes comunitarios con enfermedad mental grave han mostrado una calidad subjetiva de vida mejor comparado con los pacientes en entornos hospitalarios. Los estudios de programas de desinstitucionalización han comunicado también de modo general mejorías en la calidad subjetiva de vida en cuanto los pacientes pasan de entornos de asistencia hospitalaria a entornos de asistencia comunitaria [2]. En estudios que han investigado los predictores de la calidad subjetiva de vida en las personas enfermas mentales graves, los resultados han mostrado fundamentalmente asociaciones débiles entre las características sociodemográficas y los indicadores objetivos de la calidad de vida, y los niveles subjetivos de satisfacción [4]. Las investigaciones transversales de la relación entre las manifestaciones psicopatológicas y la calidad de vida han encontrado una asociación entre las manifestaciones psicopatológicas y la calidad subjetiva de vida, especialmente con respecto al estado de ánimo deprimido y la ansiedad [3, 5, 7]. Los estudios han mostrado también que factores relacionados con la Björkman T, Hansson L. Predictors of improvement in quality of life of long-term mentally ill individuals receiving case management. Eur Psychiatry 2002; 17: 33-40. 284 T. Björkman, et al personalidad como la autoestima, la maestría y la sensación de autonomía podrían desempeñar un papel en la valoración individual de la calidad subjetiva de vida [9]. Hay pocos estudios que estudien específicamente las intervenciones dirigidas a mejorar la calidad de vida de los enfermos mentales graves. En un trabajo longitudinal de 4.331 clientes enfermos mentales sin hogar, Lam y Rosenheck [14] mostraron que una mejor calidad de vida en la línea de base se asociaba con menos síntomas depresivos y psicóticos graves, menor uso de alcohol y drogas y más apoyo social. En un seguimiento a los 12 meses, una mejor calidad de vida se asociaba con la disminución de los síntomas depresivos, la reducción del abuso de sustancias, un número menor de días sin domicilio, el aumento del apoyo social y los ingresos, una mejor situación laboral y un uso mayor de los servicios. Estos resultados apoyan que las intervenciones dirigidas a mejorar la calidad de vida deben tener en cuenta una amplia variedad de variables clínicas y sociales. Los estudios más bien poco numerosos que han investigado el impacto de la gestión de casos (case management) en la calidad de vida han comunicado un efecto moderado del tratamiento comunitario asertivo (TCA) o la gestión de casos intensiva (CICI) en la mejora de la calidad de vida [15]. En un estudio de Huxley y Warner [13] que comparó la calidad de vida en los pacientes que recibían modelos de mediación (brokerage) o difusión asertiva de la gestión de casos, se comunicó que las intervenciones de mediación se asociaban negativamente con la calidad de vida. Sin embargo, se encontró una asociación positiva con las actividades de control de la gestión de casos, incluida la comprobación de la salud de los pacientes, el alojamiento y la situación legal y el aseguramiento de que se recibían los servicios. En un estudio del grupo UK700 en Inglaterra [8], que incluía a 708 pacientes con enfermedad mental grave, se encontró en un análisis transversal que los predictores más fuertes de una mejor calidad subjetiva de vida eran tener un número menor de necesidades sociales y de funcionamiento básicas no satisfechas, y menos síntomas depresivos y psicóticos positivos. Los autores indican que los gestores de casos que tratan de mejorar la calidad de vida en estos pacientes deberían prestar atención al tratamiento efectivo de los síntomas y a una mayor participación del paciente en el proceso de planificación de la evaluación y el tratamiento. Sin embargo, la mayoría de los estudios que han investigado hasta ahora los predictores de la calidad de vida en las personas enfermas mentales a largo plazo han sido transversales. Así, hay todavía una falta de estudios longitudinales adecuados que investiguen los predictores en el tiempo de la calidad subjetiva de vida en este grupo de pacientes. PROPÓSITOS DEL ESTUDIO Los propósitos del presente estudio longitudinal eran dobles. El primer propósito era investigar las características psicosociales y clínicas iniciales que predicen cambios en la calidad de vida durante un seguimiento de 18 meses de los clientes en siete servicios de gestión de casos destinados a personas enfermas mentales a largo plazo. El segundo propósito era investigar de qué manera los cambios en las características psicosociales y clínicas predecían cambios en la calidad de vida durante el periodo de seguimiento. MÉTODOS Y SUJETOS Diseño Durante 1995 se establecieron en Suecia diez servicios de gestión de casos. Como parte de una evaluación de estos servicios, se evaluó la calidad de vida en siete de ellos, que se incluyeron en la presente parte del estudio. Las características generales de los clientes se registraron en la admisión y se evaluaron las necesidades de asistencia, el funcionamiento psicosocial, el nivel de los síntomas, la red social y la calidad de vida en la admisión y después de 18 meses. La participación en el estudio se basó en el consentimiento informado dado por los clientes antes de la incorporación al estudio. Medidas Las necesidades de asistencia se midieron utilizando la entrevista de Evaluación de las Necesidades de Camberwell (CAN) [21]. La CAN se ha traducido al sueco y evalúa las necesidades de asistencia en 22 áreas diferentes así como el apoyo y la ayuda ofrecidos en estas áreas. Se la ha sometido a prueba con respecto a la fiabilidad y validez con resultados satisfactorios [10, 20, 21]. La red social se investigó por medio de una escala de autoinforme, la versión abreviada del Inventario de Entrevista para la Interacción Social (ISSI) [12, 25]. El ISSI tiene 30 elementos divididos en cuatro subescalas. Se ha examinado la fiabilidad y validez de la escala y se ha encontrado que es satisfactoria [12, 25]. La calidad de vida se midió utilizando el Perfil de Calidad de Vida de Lancashire (LQOLP) [18]. El LQOLP es una entrevista de autoinforme estructurada para ser administrada por entrevistadores adiestrados. 285 Calidad de vida de individuos enfermos mentales Consta de 100 elementos que evalúan la calidad de vida y la satisfacción vital en nueve áreas: trabajo/educación, ocio/actividades, religión, economía, situación vital, situación legal y seguridad, relaciones familiares, relaciones sociales y salud. Incluye también una escala de bienestar global, una evaluación global del paciente de la calidad de vida (escala de Cantril), una evaluación del entrevistador de la calidad global de vida, una escala de equilibrio afectivo, una escala de autoestima y una de felicidad. La calidad objetiva de vida y las características personales se evalúan por medidas cualitativas o continuas, según el contenido del elemento. Las estimaciones de calidad subjetiva de vida se hacen en una escala de tipo Likert de siete puntos [11, 16, 19]. El funcionamiento psicosocial se evaluó según la escala de Strauss-Carpenter, que evalúa la situación durante el mes anterior al contacto índice en cuanto a los contactos sociales y los síntomas psiquiátricos, y con respecto al año anterior en cuanto al empleo y el uso de los servicios hospitalarios psiquiátricos. En cada subsección la escala va de 0 a 4, donde 4 representa el nivel más alto de funcionamiento [22, 23]. El funcionamiento global se evaluó según la Escala de Evaluación de la Actividad Global (GAF), Eje V en el DSM-III-R [1]. Los síntomas psiquiátricos se evaluaron según la Lista de Síntomas de Hopkins-90 (SCL-90) [6]. La SCL-90 es una escala de autoevaluación de 90 elementos que contiene síntomas relacionados con la enfermedad psiquiátrica. Los síntomas se evalúan en una escala de cinco puntos de 0 = nada en absoluto a 4 = en sumo grado. El instrumento consta de nueve subescalas: somatización, síntomas obsesivo-compulsivos, sensibilidad interpersonal, depresión, ansiedad, hostilidad, ansiedad fóbica, ideación paranoide y psicoticismo. Se pueden calcular puntuaciones de la suma de todos los elementos para cada subescala, así como una puntuación de conjunto. El psiquiatra que estaba a cargo del cliente hizo diagnósticos según el DSM-III-R [1]. La recogida de otros datos, no utilizados en la presente parte del estudio, se refería al uso de los servicios durante el período de 18 meses antes y después de la admisión en el servicio de gestión de casos, la satisfacción del cliente y los informes semanales del gestor del caso con respecto al tipo de intervención, el área vital de ésta, el número de contactos y el tiempo pasado con el cliente. Entornos El grupo diana para los servicios de gestión de caso eran las personas enfermas mentales a largo plazo. Los Tabla I. Características generales sociodemográficas y clínicas de los clientes (n = 134) Variable N % Edad (m, intervalo) Sexo Varón Mujer Estado civil Soltero Casado Divorciado Viudo Condiciones de vida Solo Con compañero Con los padres Otro Domicilio Propia casa Propio apartamento Segunda mano/huésped Vivienda protegida Institución Nivel educativo (n = 132) Escuela primaria Instituto de enseñanza media Universidad Trabajo Mercado abierto Trabajo protegido Desempleado Estudiante Ama de casa Pensión Diagnóstico (DSM-III, n = 104) Esquizofrenia Otra psicosis Ausencia de psicosis Duración de la enfermedad en años (m, DT) 41 (21-77) 67 67 50,0 50,0 93 12 28 1 69,4 9,0 20,9 0,7 109 10 7 8 81,3 7,5 5,2 6,0 11 108 3 6 6 8,2 80,6 2,2 4,5 4,5 49 57 26 37,1 43,2 19,7 8 13 10 6 1 96 6,0 9,7 7,5 4,5 0,7 71,6 61 6 37 58,6 5,8 35,6 16 ± 9 clientes se seleccionaron a partir de los servicios psiquiátricos locales y los servicios sociales. También era posible acceder a los servicios por autoderivación. De los siete servicios incluidos en este estudio, tres los llevaban los servicios sociales, uno los servicios psiquiátricos y tres, organizaciones independientes u organizaciones de usuarios o de familiares. Todos los servicios se localizaban en áreas urbanas y tres de ellos estaban situados en instituciones dirigidas por los servicios sanitarios locales o los servicios sociales. Los otros cuatro proporcionaban servicios en áreas de viviendas en la comunidad. 286 T. Björkman, et al A todos los servicios se podía acceder en horas de oficina los días de semana. También era posible contactar con el gestor de caso en horas fuera de oficina. Los servicios proporcionaban un enfoque integral con un fuerte énfasis en la difusión para crear relaciones de confianza con los clientes. Se hacía hincapié asimismo en las relaciones con los familiares de los clientes para movilizar la red social. Los gestores de casos intervenían además en las situaciones de crisis, servían como defensores, hacían derivaciones, enlazaban a clientes con otros recursos comunitarios establecidos y proporcionaban apoyo en la vida diaria. Alrededor del 70% del tiempo de trabajo los gestores de casos trabajaban fuera del despacho. Muy a menudo, visitaban a los clientes en su domicilio. De los 26 gestores de casos empleados en los siete servicios, 16 eran mujeres y 10, varones. Todos tenían experiencia de trabajo en servicios psiquiátricos o sociales y eran personal de enfermería psiquiátrica o trabajadores sociales expertos. Los gestores de casos trabajaban sobre todo individualmente con los clientes y el número de casos era 5-35 clientes. Algunos de los gestores de casos no trabajaban la jornada completa y la variación en el número de casos se podía explicar en parte por las diferencias en la duración de su jornada laboral. Según los criterios de clasificación de los servicios de gestión de casos propuestos por Mueser [15], dos de los servicios se podían clasificar como gestión de casos estándar, caracterizados por un nivel bajo de difusión, un nivel bajo de integración del tratamiento y una provisión baja de servicio directo. Un servicio se clasificó como modelo de gestión de casos intensivo, caracterizado por un nivel alto de integración del tratamiento, proporción personal/paciente baja y una frecuencia alta de contactos con el paciente. Los cuatro servicios restantes se podían clasificar como servicios de gestión de casos orientados a la rehabilitación, caracterizados por un nivel alto de participación del consumidor, un énfasis moderado en el adiestramiento de habilidades y un nivel bajo de integración del tratamiento. La media de contactos directos por semana con el cliente fue 1,0, con un intervalo de 0-23 contactos y los gestores de caso pasaban una media de 1,2 horas semanales con los clientes, con un intervalo de 0-22 horas. En la comparación entre los servicios no se encontraron diferencias significativas con respecto al número de contactos con los clientes y el tiempo pasado con ellos. La gestión de casos se proporcionaba en todas las ocasiones además de la asistencia estándar en el área de captación respectiva. La asistencia estándar no era uniforme a través de las áreas de captación, pero todos los servicios psiquiátricos eran sectorizados y ponían énfasis en la asistencia comunitaria. Con respecto a la intensidad de la asistencia psiquiátrica durante el período de seguimiento de 18 meses, se puede advertir que los clientes fueron hospitalizados 0,8 veces (DT = 1,6) como media, utilizando un promedio de 38,1 días de hospitalización (DT = 95,2), y tenían una media de 37,9 (DT = 44,1) visitas a los servicios ambulatorios psiquiátricos. Sujetos Se solicitó la participación de todos los clientes admitidos en los diez servicios de gestión de casos en 1995 y hasta el 30 de septiembre de 1996. En total, se admitió a 252 clientes en los servicios. Sesenta y nueve se negaron a participar y, así, se incluyó a 183 clientes (el 73%) en el estudio. Cuatro murieron durante el período de seguimiento y tres no pudieron ser localizados en el momento de realizarlo. De esta manera, el grupo de seguimiento final lo constituían 176 clientes (70%) en los diez servicios. Se siguió a todos los clientes con respecto a las necesidades de asistencia y el funcionamiento psicosocial. De los 176 que figuraban en la muestra total de seguimiento, participaron de hecho en él 153 (87%). La presente parte del estudio comprendía siete de los servicios en que se realizó un seguimiento extenso que incluía los síntomas psiquiátricos, la red social y la calidad de vida. Esta parte de la muestra de seguimiento constaba inicialmente de 134 clientes. De la muestra de seguimiento extensa de 134 clientes, participaron realmente en el seguimiento 113 (84%). Un análisis de los abandonos mostró significativamente más hombres entre ellos. Sin embargo, no hubo diferencias significativas entre los participantes en el seguimiento y los abandonos con respecto a la edad, el estado civil, la situación vital, la educación, el diagnóstico o el contacto presente con la psiquiatría en la admisión en el servicio de gestión de casos. Además, no había diferencias en la red social según el ISSI, en el nivel de los síntomas según la SCL-90, en las necesidades de asistencia según la CAN, en la calidad subjetiva global de vida según el LQOLP, en el funcionamiento psicosocial según Strauss-Carpenter o en el funcionamiento global según la GAF. Análisis estadístico Los programas estadísticos utilizados fueron el SPSS para Windows, versión 7.5 [17]. Se utilizó la prueba de la t de Student para analizar las diferencias entre los subgrupos de clientes. Se usó la prueba de correlación de Pearson para investigar las asociaciones entre los síntomas, la red social, el funcionamiento psi- Calidad de vida de individuos enfermos mentales 287 Tabla II. Análisis de regresión múltiple paso a paso investigando la relación entre las características clínicas y sociales iniciales y los cambios en la calidad de vida durante el período de seguimiento de 18 meses (n = 113). Variables independientes/dependientes Coeficiente beta Cambio, R2 Cambio, F Cambio, significación de F Dependiente: Situación de vida (n = 112) Autoestima 0,188 0,057 4,57 0,036 Funcionamiento psicosocial 0,379 0,141 9,15 0,000 Varianza explicada total: 19,8% Dependiente: Condiciones legales y de seguridad (n = 112) Funcionamiento psicosocial 0,278 0,078 6,30 0,014 Varianza explicada total: 7,8% Dependiente: Relaciones familiares (n = 111) Síntomas psiquiátricos 0,242 0,059 4,67 0,034 Varianza explicada total: 5,9% Dependiente: Relaciones sociales (n = 107) Funcionamiento psicosocial 0,272 0,074 5,98 0,017 Varianza explicada total: 8,4% Dependiente: Actividades de ocio Funcionamiento psicosocial 0,229 0,052 4,13 0,045 Varianza explicada total: 5,2% Dependiente: Religión (n = 107) Autoestima 0,439 0,193 17,21 0,000 Varianza explicada total: 19,3% cosocial, el funcionamiento global y las necesidades de asistencia en la admisión, y la calidad de vida en el seguimiento a los 18 meses. Para controlar la influencia de las medidas de línea de base en la evolución, se calcularon puntuaciones de cambio residual de calidad de vida y se utilizaron como medidas de cambio. Se realizaron varios análisis de regresión hacia adelante paso a paso para investigar la relación entre las medidas psicosociales y clínicas iniciales y las puntuaciones de cambio residual de diferentes medidas de la calidad de vida como variables dependientes. Las variables independientes en los análisis fueron el sexo, la edad, la autoestima inicial, el nivel de los síntomas, la red social, el funcionamiento psicosocial, el funcionamiento global y las necesidades de asistencia. Se utilizaron también análisis de regresión múltiples para investigar la relación entre los cambios en las medidas clínicas y psicosociales y los cambios en la calidad de vida durante el período de seguimiento. En estos análisis, se utilizó el sexo, la edad, la autoestima inicial y las puntuaciones de cambio residual de los síntomas, la red social, la necesidad de asistencia, el funcionamiento global y el funcionamiento psicosocial como variables independientes y las puntuaciones de cambio residual de calidad de vida como variables dependientes. Para controlar el sexo, la edad y la autoestima inicial se forzó la entrada de estas variables en un primer bloque en todas las regresiones múltiples hacia adelante paso a paso realizadas. RESULTADOS Las características generales sociales y clínicas de la muestra se presentan en la tabla I. Las proporciones de hombres y mujeres en la muestra eran iguales. Sólo un 8% de los clientes tenían un trabajo regular y alrededor del 70% recibía pensión por enfermedad o jubilación. La mayoría de los clientes eran solteros y vivían solos en apartamentos propios. En torno al 70% de los clientes tenía un diagnóstico de psicosis. Para examinar la relación entre las características clínicas y sociales de los clientes en la admisión y los cambios en la calidad de vida durante el período de seguimiento, se usaron modelos de regresión paso a paso. Se utilizaron las puntuaciones de línea de base con respecto al número de necesidades (CAN), el funcionamiento psicosocial (Strauss-Carpenter), el funcionamiento global (GAF), los síntomas (SCL-90), la red social (ISSI), el sexo, la edad y la autoestima (escala de Rosenberg) como variables independientes, y las puntuaciones de cambio residual de los diferentes aspectos de calidad de vida como variables dependientes (tabla II). Estos análisis mostraron que el funcionamiento psicosocial inicial (Strauss-Carpenter), los síntomas psiquiátricos (SCL-90) y la autoestima se relacionaban significativamente con los cambios en seis áreas vitales de la calidad subjetiva de vida. En todos los casos, se explicaba una cantidad bastante pequeña de la varianza en los cambios en la calidad de 288 T. Björkman, et al Tabla III. Análisis de regresión múltiple paso a paso investigando la relación entre los cambios en las características sociales y clínicas y los cambios en la calidad de vida durante el período de seguimiento de 18 meses (n = 113). Variables independientes/dependientes Coeficiente beta Cambio, R2 Cambio, F Cambio, significación de F Dependiente: Calidad total de vida Red social 0,364 0,211 17,42 0,000 Síntomas psiquiátricos 0,271 0,064 5,67 0,020 Varianza explicada total: 27,6% Dependiente: Bienestar global (n = 112) Red social 0,428 0,311 28,86 0,000 Síntomas psiquiátricos -0,365 0,116 23,49 0,000 Varianza explicada total: 42,7% Dependiente: Actividades de ocio Síntomas psiquiátricos -0,387 0,240 20,53 0,000 Necesidades de asistencia -0,241 0,048 12,91 0,000 Varianza explicada total: 28,8% Dependiente: Religión (n = 107) Autoestima 0,534 0,274 24,79 0,000 Varianza explicada total: 27,4% Dependiente: Situación de vida (n = 112) Autoestima 0,241 0,058 4,01 0,049 Varianza explicada total: 5,8% Dependiente: Condiciones legales y de seguridad (n = 112) Funcionamiento global 0,351 0,123 9,11 0,004 Varianza explicada total: 12,3% Dependiente: Relaciones familiares (n = 111) Red social 0,316 0,100 7,21 0,009 Varianza explicada total: 10,0% Dependiente: Relaciones sociales (n = 107) Red social 0,475 0,226 18,94 0,000 Varianza explicada total: 22,6% Dependiente: Salud (n = 112) Síntomas psiquiátricos -0,456 0,319 30,40 0,000 Necesidades de asistencia -0,254 0,053 18,91 0,000 Varianza explicada total: 37,1% vida, de 5-19%. Un nivel más bajo de síntomas psiquiátricos iniciales predecía un cambio positivo más grande de la calidad subjetiva de vida con respecto a las relaciones familiares. Una mejor autoestima inicial junto con un mejor funcionamiento psicosocial inicial predecían un cambio positivo más grande en la calidad subjetiva de vida con respecto a la situación vital, explicando el 19,8% de la varianza. En las áreas de la calidad subjetiva de vida de situación legal y de seguridad, actividades de ocio y relaciones sociales, un mejor funcionamiento psicosocial inicial sólo predecía un cambio positivo más grande en la calidad de vida. Así, un mejor funcionamiento psicosocial inicial era el predictor más fuerte de cambio positivo en la calidad subjetiva de vida. No se encontró relación entre el sexo, la edad, el número de necesidades (CAN), la red social (ISSI) y el funcionamiento global (GAF) del cliente en la admi- sión y los cambios en la calidad de vida durante el periodo de seguimiento. Tampoco se encontraron relaciones significativas con respecto a las medidas de calidad global de vida utilizadas. Para investigar la relación entre los cambios en las medidas psicosociales y clínicas y los cambios de la calidad de vida durante el periodo de seguimiento, se ejecutaron modelos de regresión múltiple paso a paso (tabla III). El sexo, la edad y la autoestima inicial del cliente y las puntuaciones de cambio residual de funcionamiento psicosocial (Strauss-Carpenter), funcionamiento global (GAF), número de necesidades (CAN), red social (ISSI) y síntomas psiquiátricos (SCL-90) se utilizaron como variables independientes. Las puntuaciones de cambio residual de diferentes aspectos de la calidad subjetiva de vida se utilizaron como variables dependientes. La varianza explicada en diferentes aspectos de la calidad de vida iba del 5% al 42%. Calidad de vida de individuos enfermos mentales Como se muestra en la tabla, una mejora más grande en la red social y una disminución mayor en los síntomas psiquiátricos predecían primariamente cambios positivos mayores en la calidad de vida. Una disminución más grande en el número de síntomas y una mejora más grande en la red social predecían un cambio positivo mayor en la calidad total de vida, explicando el 27,6% de la varianza, y un cambio positivo mayor en el bienestar global, explicando el 42,7% de la varianza. Una disminución mayor en el número de síntomas y en el número de necesidades de asistencia predecía un cambio positivo mayor en la calidad subjetiva de vida en los dominios de salud y actividades de ocio, lo que explica el 37,1% y el 28,8%, respectivamente, de la varianza. No se encontró relación entre el sexo, la edad y los cambios en el funcionamiento psicosocial del cliente y la calidad de vida durante el período de seguimiento. Tampoco se encontraron relaciones significativas con respecto a otros dominios vitales. DISCUSIÓN La calidad de vida se ha convertido en una medida potencialmente útil en la medición de la evolución del paciente y los resultados del programa en la psiquiatría comunitaria. A pesar de esto, hay bastante pocos estudios que investiguen el impacto de la gestión de casos en la calidad de vida de los pacientes. De la muestra original de 134 clientes, participaron en el seguimiento 113 (84%). Excepto por un número mayor de varones entre los abandonos, no se encontraron diferencias entre los abandonos y la muestra de seguimiento con respecto a las características psicosociales y clínicas. Por tanto, se puede concluir que los clientes en la muestra de seguimiento eran representativos de la muestra original. El funcionamiento psicosocial, los síntomas psiquiátricos y la autoestima en la línea de base fueron los factores más importantes que predijeron los cambios en la calidad de vida durante el período de seguimiento. Un mejor funcionamiento psicosocial inicial predecía cambios mayores en la calidad subjetiva de vida en cuatro áreas vitales y un nivel más bajo de síntomas psiquiátricos predecía un cambio positivo mayor en el área de las relaciones familiares. No se encontraron relaciones significativas entre las características iniciales del cliente y los cambios en la calidad total de vida o la calidad global de vida. Tampoco hubo relaciones significativas entre las variables sociodemográficas y los cambios en la calidad de vida. Estos hallazgos apoyan estudios anteriores que han encontrado asociaciones débiles entre las características sociodemográficas 289 y la calidad subjetiva de vida [4] y que las variables sociales y clínicas tienen una importancia vital en la predicción de los cambios en la calidad de vida [7, 24]. El análisis de las relaciones entre los cambios en las medidas psicosociales y clínicas y los cambios en la calidad en la vida durante el período de seguimiento mostró resultados similares. En seis aspectos, una mejora más grande en la red social y una disminución mayor en el número de síntomas psiquiátricos predecían cambios positivos mayores en la calidad de vida. Una disminución mayor en el número de síntomas y una mejora más grande en la red social predecían un cambio positivo mayor en la calidad total de vida, explicando el 27,6% de la varianza, y un cambio positivo mayor en el bienestar global, que explica el 42,7% de la varianza. Estos hallazgos están de acuerdo con los resultados presentados por Lam y Rosenheck [14], que encontraron que el apoyo social y los síntomas psiquiátricos eran las variables más importantes que influían en la calidad subjetiva de vida. El diseño del estudio no proporcionaba una condición de control y, por tanto, no son posibles conclusiones en cuanto a la eficacia o la efectividad de la gestión de casos. Sin embargo, aunque estudios anteriores que utilizaron diseños transversales han comunicado una relación entre las variables clínicas y psicosociales y la calidad de vida [14, 24], la fuerza del presente estudio es que estas asociaciones se encontraron en una perspectiva longitudinal, haciendo pensar en una relación causal, lo que merece investigarse en futuros estudios. AGRADECIMIENTOS La Junta Nacional Sueca de Salud y Bienestar y la Fundación Vårdal han financiado el estudio. BIBLIOGRAFÍA 1 American Psychiatric Association. 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